Diálogo No. 1 ¿Cómo vamos?

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diálogo No.1 Cuarta Época Guatemala, 15 de diciembre 2013 ¿Cómo vamos? “Guatemala, el pasado que no pasa”, Edelberto Torres-Rivas – “Por qué no salimos de pobres”, Marcel Arévalo -“Las mujeres: entre avances y retrocesos”, Ana Silvia Monzón – “La ilusión de la sostenibilidad ambiental para el 2015”, Sergio Dionisio – “El panorama de la salud frente al desarrollo”, José Miranda – “El derecho a la educación: Un reto para las autoridades educativas”, Aimée Rodríguez

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Publicación bimensual de FLACSO-Guatemala

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Guatemala, 15 de diciembre 2013

¿Cómo vamos?

“Guatemala, el pasado que no pasa”, Edelberto Torres-Rivas – “Por qué no salimos de pobres”, Marcel Arévalo -“Las mujeres: entre avances y retrocesos”, Ana Silvia Monzón – “La ilusión de la sostenibilidad ambiental para el 2015”, Sergio Dionisio – “El panorama de la salud frente al desarrollo”, José Miranda – “El derecho a la educación: Un reto para las autoridades educativas”, Aimée Rodríguez

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El temperamento chapín multi-plica su capacidad de quejas y de cierto disfrute al compro-bar todos los días las muchas

y extremas disfuncionalidades de su vida personal y de su medio social. Para salir adelante, alguien nos mal aconsejó tener la paciencia de Job que soportó todos los males que Lu-cifer pudo imaginar. El estoicismo y la imperturbabilidad del santo bíblico vencieron por su capacidad de so-portar sin queja; los guatemalte-cos no debemos esperar.

Guatemala, el pasado que no pasaEdElbErto torrEs-rivas

[email protected]

Retomando el diálogo

Ahora estamos anclados en un período que unos deprecian como estancamiento y otros como incierta estabilidad, porque la dinámica del crecimiento para obtener desarrollo requiere, por lo menos, un promedio de 6% anual durante el transcurso de una generación (15 años). Dicho por-centaje es el doble de la tasa actual de crecimiento poblacional. Como viene sucediendo en otras partes, la fuerza del modelo neoliberal de-termina que la economía controle la vida política, que equivale a señalar por qué hoy día se desacredita el juego político, y no hay programas, solo ideologías débiles, semejantes

entre sí. También estamos

paralizados en la vida política, sin la dinámica suficien-

te en los escenarios de la legalidad democrática; hemos convertido las elecciones en una competencia en-tre fuerzas de una derecha desideo-logizada, que no alcanza a modular de forma sostenida a los partidos po-líticos.

El desencanto con la democracia electoral es solo un dato de muchos déficit de un inmenso cuaderno de quejas. Nuestro régimen democrá-tico no nació en cuna liberal. No, la ruta, fue una transición política pac-tada por iniciativa de generales con-trainsurgentes con la vieja genera-ción de empresarios anticomunistas que no soportan el salario mínimo, ni el impuesto sobre la renta. Los mi-litares convocaron a la democracia electoral y fueron garantes del sufra-gio limpio. Esta transición inter pa-res, no fue un ultraje al destino, sino un desvarío que de todas maneras situó a la sociedad guatemalteca en el camino democrático. De hecho, por esa ruta seguimos.

Con la Constitución postconflicto (1985) se establecieron instituciones democráticas, normas y compromi-sos de participación ciudadana, no-vedades que en el seno de la larga matriz autoritaria de 150 años de vigencia, ya era una ganancia neta para la sociedad. Fue una apertura que viabilizó un cambio de calidad en la sociedad civil potencialmente

Estimada lectora, estimado lector: diálogo está de vuel-ta. Con este ejemplar, la Fa-cultad Latinoamericana de

Ciencias Sociales (FLACSO)–Sede Académica Guatemala se enorgulle-ce de iniciar la cuarta época de esta publicación que, como en el pasado, se propone difundir, entre un público amplio, conocimientos sobre la reali-dad social y constituir un espacio de debate y reflexión en torno a temas centrales para Guatemala y la región centroamericana. Fiel a su origen, el diálogo se ofrece también como un canal de divulgación de las investiga-ciones y el quehacer académico de FLACSO.

La cuarte época de este suplemen-to conserva la calidad y pertinencia, características en las épocas ante-

riores, al tiempo que presenta un diseño más atractivo y ágil. Con sus secciones de análisis de coyuntura, contribuciones cortas, novedades editoriales, reseñas, FLACSO en la academia y agenda académica, diá-logo se propone ofrecer un panora-ma de una variedad de temas y ac-tividades relativas a la investigación social en Guatemala.

Este número inaugural está dedi-cado al tema del desarrollo. Lo en-cabeza la reflexión de Edelberto Torres-Rivas sobre la compleja rela-ción entre desarrollo y política. Por su parte, las contribuciones sobre educación, pobreza, medio ambien-te, género y salud, que aquí se re-únen, toman como punto de partida los objetivos del milenio, sin limitarse a ellos, y presentan un amplio pano-

rama de los logros alcanzados en estas materias, así como los impor-tantes desafíos que aún enfrenta la consecución de estas metas.

Esperamos que la lectura de las páginas que siguen le resulte esti-mulante. Para todas y todos quienes hemos colaborado en la producción de este número ha sido un verdadero placer retomar el diálogo.

Beatriz ZepedaDirectora

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fortalecida por la participación de las comunidades indígenas.

El Estado civil, electoral y legítimo de 1986 solo marcó, empero, el inicio de un recorrido desconocido y difícil que ya lleva 27 años. ¿Estamos en la madurez joven de un Estado capaz de dirigir con la legitimidad suficien-te la modernización en la época de la globalización? Para entender bien los escenarios actuales hay que em-pezar el análisis desde la política, los políticos, y los ámbitos de la domi-nación. La opción epistemológica es ésta: el diagnóstico y la curación de-ben plantearse desde los dominios de la política y del Estado.

Hoy día (2013) el Estado guatemal-teco aparece con graves falencias que lo señalan como un Estado dé-bil, una economía de mercado que revela la persistencia preindustrial de un modelo que reproduce po-

brezas y desigualdades. El Estado está colonizado desde hace tiempo

por una burguesía rentista que no acumula capital, sino lo atesora

y no invierte. Y lo peor, con dificultades para resolver el viejo problema campesino de la falta de tierra, junto al nuevo, el problema nacio-nal que plantea la población indígena. El fortalecimiento

de la economía y la demo-cracia requiere, primero que nada¸ asegurar el fin de la dis-

criminación étnica y de las exclusiones raciales.

Pero el desafío mayor es la pobreza de múl-

tiples rostros, que afecta a casi 70%

de los guatemaltecos. Radican aquí las mayores limitaciones del Estado democrático y de las fuerzas sociales que lo vienen dirigiendo. El fracaso evidente del combate a la pobreza genera una responsabilidad histórica magnificada desde 1986, en que ha habido siete gobiernos de derecha, incapaces de aprovechar el clima nacional e internacional, para redu-cir, como en otros países de América Latina los altos niveles de miseria. No es el Estado débil, sino los inte-reses de clase, fuertes, los que dan cuenta del balance de la pobreza persistente.

Se habla de un Estado débil como la negación de un Estado fuerte. De las diversas significaciones que de-finen esa díada, es débil un Estado que pierde autoridad para satisfacer las funciones de orden, integración,

promoción, seguridad y justicia. ¿Por qué no se ha fortalecido el eficaz cumplimiento de estas tareas habien-do un poder democrático? La primera respuesta es que el Estado no pudo fortalecerse por la persistencia de las prácticas contrainsurgentes y por la negativa de los militares a compartir el poder hasta 1996, cuando se firma la paz.

El servil acatamiento de las fór-mulas neoliberales (Consenso de Washington) impidió que se fortale-ciera el Estado. Esa segunda razón se completó cuando entre 1996-2000 el gobierno de Álvaro Arzú privatizó funciones educativas, de salud, de políticas rurales y se deshizo de ac-tivos económicos productivos. Hoy día, existen nuevos escenarios de la crisis estatal: el Estado ha perdido el control monopólico de la violencia legítima y la seguridad privatizada protege a los ricos, pero no evita que mueran mensualmente un promedio de treinta personas pobres. En 27 años han fracasado cinco proyectos de reforma fiscal y el país mantiene alrededor del 9% de la carga tribu-taria. Se trata de un Estado endeu-dado por falta de autoridad, que no puede aplicar políticas sociales que favorezcan a los pobres. Un Estado democrático es fuerte cuando man-tiene relaciones de cooperación e in-dependencia entre los tres poderes y asegura que los mismos funcionen eficazmente. El poder legislativo ex-hibe cada vez más el derrumbe del sistema de partidos políticos y de la moral pública amenazada por la fá-bula del diputado y su sobre de ma-nila para poder votar.

Los ejemplos cotidianos de la pér-dida de autoridad pública generaliza-da han convertido hoy día al Estado democrático guatemalteco, en un Estado débil. Los ejemplos que con-tiene este diálogo en aspectos que interesan a toda la sociedad, hablan suficientemente: gritan una verdad que nos hacen pensar que vivimos en una sociedad con un pasado que no pasa.

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Las mujeres: entre avances y retrocesos

ana silvia Monzó[email protected]

en alimentos per cápita al año (pobreza no extrema) y 13.33% con Q 4,380.00 (pobreza extrema). En 12 de los 22 departamentos

más de 60% de la población vive en condiciones de pobreza.

Cuando se observan los índices de población joven, étnica, rural, subem-pleada (la población subocupada ur-bana es de 49.5% y rural de 55.4% en un país donde la informalidad ha crecido de 65% a 83% de la PEA en-tre 1998 y 2010. (INE), así como de población femenina en jefaturas de hogar y en niñez, se corrobora que estos segmentos pertenecen mayo-ritariamente a la población pobre del país.

En contraste, hay una porción redu-cida de población que obtiene la ma-yor parte del PIB y que concentra la riqueza producida. Según datos so-bre desigualdad “Guatemala está entre los países más desiguales” de América Latina y el Caribe, que a su vez es la región más desigual del mundo (Informe Regional sobre Desarrollo Humano 2010). Aunque la desigualdad es histórica y consus-tancial al modelo de desarrollo exclu-

El producto interno bruto (PIB) de Guatemala es el más alto de Centroamérica: en 2012 alcanzó 50,8 millardos de

dólares, lo que equivale al 35% del PIB centroamericano. El PIB per cá-pita es de 3,368.49 dólares anuales (Banco Mundial). El país ocupa los primeros lugares latinoamericanos en producción de caña de azúcar, de café gourmet, en tasa de aeronaves por habitante y es el segundo ma-yor receptor de remesas después de México (4,782 millones de dólares en 2012. Banco Interamericano de De-sarrollo). Sin embargo, al contrastar estas cifras globales y generales con otros indicadores, se va dibujando un país con dos geografías.

A partir de la definición restrictiva de las líneas de pobreza, la ENCOVI 2011, estimó que 40.38% de la po-blación vive con Q 9,030.93 de gasto

En las últimas tres décadas, las mujeres en Guatemala han transitado por diversos procesos que van desde una

mejora relativa en algunos indicado-res de su situación, hasta el empeo-ramiento de su condición por la ex-clusión económica y los altos niveles de violencia que cotidianamente les afectan.

Es un panorama de luces y som-bras, ya que por ejemplo, ha au-mentado el acceso de las mujeres a la educación: para el 2010, alcanzó un 0.93 (relación niñas/niños) en la primaria, la paridad en el nivel diver-sificado y un poco más de la mitad a nivel universitario; sin embargo, al incorporar las perspectivas étnica y rural, se evidencia que las jóvenes

indígenas y rurales están en desven-taja.

El relativo avance en los niveles de escolaridad no está transformando la situación de las mujeres en el ám-bito económico; si bien ellas se han incorporado, cada vez más, al em-pleo remunerado, sea por un ejerci-cio de autonomía, por paliar las crisis que afectan los ingresos familiares,

¿Por qué no salimos de pobres?

MarcEl aré[email protected]

yente imperante, su persistencia y agudización se constituye en uno de los principales valladares al desarro-llo humano y al bienestar de la mayo-ría de la población guatemalteca.

En el Informe Nacional de De-sarrollo Humano Guatemala 2005 se marca la involución de la equidad entre 1989 y 2004, cuando se apunta que el estrato más alto, si bien creció en números absolutos (de 368 mil a 380 mil) decreció porcentualmente (1.1%) respecto del total de la pobla-ción del país, en tanto el estrato más bajo creció absoluta (de 8 millones 623 mil a 11 millones 888 mil) y por-centualmente (5%).

La reducción de la pobreza extre-ma para 2015 (según las metas del milenio: de 18% a 9%) se muestra inalcanzable ante el panorama de inequidades económicas y sociales. Las pobrezas se revisten con altas tasas de desnutrición crónica infantil, una persistente impunidad y una de-mocracia deteriorada por el mercan-tilismo electoral y ante redes de co-rrupción y criminalidad que debilitan su institucionalidad.

o por ser jefas de hogar, las condi-ciones para su inserción laboral son precarias; persiste la brecha salarial por género y no están cubiertas por la seguridad social, ya que un gran porcentaje (69%) trabaja en la infor-malidad.

Como contrapunto, hay iniciativas importantes como lo demuestra el número de emprendimientos y

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sErgio dionisio [email protected]

Las señales alarmantes de deterioro ambien-tal, los altos índices de pobreza y desnutrición

y la conflictividad social ge-nerada por la marginación de la mayoría de la pobla-ción en el acceso, aprove-chamiento, usos y beneficios de la explotación de bienes naturales, las desigualdades étnicas y de género consti-tuyen el contexto en el que se pretende cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, relacionados con la soste-nibilidad del medio ambiente para el 2015.

Las dos últimas entregas del Perfil Ambiental (IARNA-URL, 2009, 2012) evidencian que la explotación de los recursos naturales y el ambiente, co-rresponde a un modelo económico extractivista impuesto por las élites económicas, que si bien ha permitido un relativo crecimiento, favoreciendo a algunos sectores, no ha logrado contrarrestar los altos índices de po-breza, desnutrición, precariedad so-cial y contaminación ambiental.

En Guatemala se extrae un pro-medio de nueve toneladas de bienes naturales por hectárea por año, cifra que casi triplica la media mundial de 3.6 (ref). Esto se traduce en una de-forestación creciente a un ritmo de 132 mil hectáreas por año, sobreu-

tilización de los suelos, clave para la seguridad alimentaria, deterioro de las zonas marino costeras, ex-tracción descontrolada de bienes del subsuelo, y generación de desechos sólidos, líquidos industriales y do-mésticos que contaminan el agua y el suelo, así como en un aumento en las emisiones que provocan el efec-to invernadero, situaciones, todas, que incrementan los riesgos de de-sastres y agudizan la vulnerabilidad social frente a éstos.

Al revisar los avances en el cumpli-miento de los Objetivos del Milenio, tales como la formulación de políti-cas públicas y legislación en materia medioambiental y el incremento en el acceso al agua, es evidente que persiste una gestión estatal coyun-tural de los problemas ambientales, caracterizada por la negociación de marcos regulatorios blandos y una

La ilusión de la sostenibilidad ambiental para el 2015

deliberada incapacidad para hacerlos cumplir, lo que permite mantener los privilegios de un re-ducido grupo económico y, a la vez, genera con-flictividad social.

Esta situación exige el fortalecimiento de la institucionalidad pública vinculada con la gestión ambiental mediante la asignación de recursos suficientes y el desarro-llo de políticas efectivas para atender la histórica desigualdad en el acce-

so a los recursos naturales. Cabe preguntarse si en este contexto la sostenibilidad ambiental es una mera ilusión, pues, ¿acaso es viable alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio en el marco del actual modelo económico?

Referencia bibliográfica

IARNA-URL (Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente de la Universidad Rafael Landívar). (2012). Perfil l Ambiental de Guatemala 2010-2012. Vulnerabilidad local y creciente construcción de riesgo. Guatemala: Au-tor.

cooperativas lideradas por mujeres, ya que ellas, según el INACOP, cons-tituyen el 42.4% del total de perso-nas registradas en cooperativas.

Por otro lado, es un avance que, para las elecciones 2011, el padrón electoral registrara 51% de mujeres. Sin embargo, el porcentaje de can-didatas fue de sólo 15.4% y el de mujeres elegidas al Congreso no re-basó el 12%, evidencia de la escasa representación de las mujeres en es-pacios de toma de decisión política.

En el contexto normativo e institu-cional, la perspectiva es contradicto-

ria: las mujeres han logrado, a partir de una movilización y organización sin precedentes, que se marcó en los años noventa, su reconocimiento como ciudadanas, leyes que garan-tizan sus derechos, políticas públi-cas e instituciones específicas. Sin embargo, en la actual coyuntura, la respuesta estatal a sus demandas se ha debilitado, como lo muestra el bajo perfil de tres de las entidades públicas a favor de las mujeres: la Defensoría de la Mujer Indígena, la Secretaría Presidencial de la Mujer, y la Coordinadora Nacional para la

Prevención de la Violencia Intrafami-liar y contra las mujeres.

Y es en este último aspecto en el que se marca un mayor retroceso: el creciente número de muertes violen-tas de mujeres, jóvenes y niñas, de casos de abuso sexual, violaciones y trata de personas; una muestra de la persistente misoginia que impide a las mujeres ejercer plenamente sus derechos.

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El panorama de la salud frente al desarrollo

José [email protected]

La consecución de los Objetivos 4, 5, y 6 de Desarrollo del Mile-nio se vislumbra difícil, debido a la persistencia de causas es-

tructurales históricas, al paradigma hegemónico neoliberal que sustenta las políticas públicas, y a los límites de las capacidades institucionales. De ahí que la mortalidad materno-infantil siga teniendo un rostro rural, indígena, de bajos ingresos y nivel educativo, y de atención no institucio-nal, pese a los avances de cobertura de la atención primaria prenatal –de alrededor del 42% hasta un 62%– realizados por el Ministerio de Salud.

La reducción de la mortalidad ma-terna a 55 por 100 mil nacidos vivos será difícil de lograr no solo por las razones antes mencionadas, sino también por el incumplimiento de de-rechos, políticas públicas restrictivas e insuficiente diálogo social. A ello se agrega la pervivencia del maltra-

to institucional hacia la usuaria y la comadrona, especialmente en regiones con predominancia indígena (Alta Verapaz, Quiché, área Ixil y Huehuetenango), y el conflicto irresuelto entre el per-sonal de salud y las comadro-nas.

En lo relacionado con el VIH/VIH Avanzado, la enfermedad es predominantemente masculina (ín-dice de masculinidad de 1.64). La magnitud y gravedad de la situación es un desafío, dada la insuficiencia de las acciones de prevención (la educación sanitaria y los controles epidemiológicos) y los alcances de las medidas curativas (acceso limi-tado a antiretrovirales y antibióticos contra enfermedades oportunistas). El número de casos de VIH y VIH Avanzado en adolescentes entre diez y catorce años es menor al 1%, se incre menta a partir de los quince años de edad (5.77%), permanece alto en personas entre los 20 y 39 años (entre 12.73% y 16.90%) y lue-go decrece sustancialmente a partir de los sesenta años de edad (4.43%). La gravedad de la transmisión entre quince y veinticuatro años de edad (18.55%) es su manifestación siete u ocho años más tarde. Los departa-mentos con mayores porcentajes de casos se ubican a lo largo del corre-dor Atlántico-Pacífico (Izabal, Zaca-

pa, Guatemala, Escuintla, Suchitepéquez, Retalhu-leu y San Marcos), una ruta de flujo migratorio, narcoactividad, turismo, zonas de puertos, comer-cio y comercio sexual.

En cuanto a la reduc-ción de la mortalidad en menores de cinco años a 37x mil nacidos vivos para el año 2015, el Es-tado guatemalteco au-gura alcanzarla. Sin em-bargo, es imprescindible superar limitaciones his-tóricas y de lenta progre-sividad vinculadas a las condiciones y modos de vida de la población: la alimentación y sus con-dicionantes, la calidad de los cuidados institu-cionales, las condicio-nes familiares de habi-

tabilidad, y la salubridad del entorno. El cumplimiento de los compromi-

sos nacionales con los ODM para 2015 exige políticas públicas que eliminen la diferenciación de la ex-clusión social –en términos de edad, sexo, identificación étnica, estado ci-vil y lugar de residencia–, y mejoren la cohesión social.

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El derecho a la educación: Un reto para las autoridades educativas

aiMéE rodrí[email protected]

En la última década, en Gua-temala han existido avances innegables en materia edu-cativa, tales como ampliación

en la cobertura universal a nivel pri-mario, mayor acceso de las niñas, formación de docentes en servicio, entre otras. Sin embargo, aún persis-ten grandes retos para garantizar el derecho a la educación, el cual debe abordarse no solo desde la cobertura educativa, sino también desde la per-tinencia cultural de los aprendizajes y la calidad educativa.

La cobertura en el nivel primario en el año 2012 fue de 89.1%, cifra alta que, no obstante, representa una disminución de 9.2%, con respecto al año 2009. En preprimaria fue de 44.9% y en los ciclos básico y diver-sificado de 43.2 y 24.2 % respectiva-mente (Mineduc, 2012).

Por su parte, la perti-nencia cultural se mantie-ne como uno de los más grandes retos del sistema educativo nacional, para garantizar la asistencia, permanencia y aprendi-zaje de los estudiantes. En el 2011, en el nivel medio, del total de estu-diantes del ciclo básico, 24.96% fueron indígenas y 75.03% ladinos. En el ciclo diversificado las cifras fueron 15.98% y 84.01% respectivamente (Mineduc, 2011), porcen-tajes bajos para un país con un 40% de población indígena (INE, 2002).

Al analizar los aprendi-zajes que se adquieren en la escuela, se eviden-cia que los retos para al-canzar la realización del

derecho a la educación son significativos, pues si bien el sistema educativo está reci-biendo a los niños/as y jóve-nes en sus aulas, el nivel de aprendizaje es bajo, como lo demuestran las cifras de es-tudiantes reprobados en las evaluaciones en primaria y di-versificado. Según Digeduca para el año 2010, en primaria, solamente el 30.1% de los estudiantes aprobó lectura y

el 45.6% matemática; mientras que en el ciclo diversificado, solamente 24.5% aprobó lectura y un 7.3% ma-temática (Digeduca, 2012).

El bajo desempeño de los estudian-tes en las pruebas estandarizadas que aplica el Mineduc, no se debe vincular solo a la capacidad de los estudiantes, sino al resultado de la sinergia entre su pobre capital cul-tural (Bourdieu, 2005) y las deficien-cias del sistema educativo nacional, aspecto que refleja las desigualda-des sociales del país, pues son los estudiantes con menores recursos económicos, con padres que no han tenido la oportunidad de estudiar, mayoritariamente indígenas, quienes presentan un desempeño más pobre, sin que el sistema de educación pú-blica haya podido intervenir para co-rregir estos patrones y con ello mejo-rar las perspectivas de la población más vulnerable.

Entre los grandes retos destaca el mejoramiento de los aprendizajes, lo que implica un compromiso con la entrega y elaboración de materiales educativos correpondientes a la rea-lidad sociocultural, el mejoramiento de la infraestructura escolar, el re-fuerzo del papel de directoras, direc-tores y autoridades departamentales, así como el mejoramiento de la for-mación inicial docente y en servicio, además de las capacitaciones en el currículo nacional base, el monitoreo y acompañamiento de las prácticas pedagógicas en el aula y la estimula-ción en la utilización de metodologías innovadoras.

Referencia bibliográfica

Bourdieu, Pierre (2005). Capital cultural, escuela y espacio social. Buenos Aires, Argentina: Siglo Veintiuno Editores.

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Treinta dos investigadores(as),

cinco tomos y treinta y un trabajos integran la

Colección “Guatemala: Historia reciente, 1954-

1996”, en la que se presenta una visión amplia

y variada de lo sucedido en el país durante la

segunda parte del siglo XX.

Colección completa Q 600.00

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Publicación bimestral de FLACSO-GuatemalaDirectora: Dra. Beatriz ZepedaConsejo editorial: MSc. Marcel Arévalo • Lic. Hugo Leonel de León • Dra. Ana Silvia Monzón • MSc.Luis Raúl SalvadóPBX (502) 2414 7444 - flacsoguate.edu.gt - http:www.flacso.edu.gtFotografías: Luis Alejandro de León- Simona Yagenova - Shutterstock - Se autoriza su reproducción total o parcial siempre y cuando se cite la fuente

Situación de la población migrante y perspectivas de las políticas de atención en su origen, destino y repatriación

La discapacidad es tan antigua como las formas de opresión a las que se han visto sujetos diversos grupos humanos. Al revisar la historia de la atención a las condiciones de incapacidad, lo que se comprueba es una constante histórica

de discriminación y exclusión social.

Q 210.00

Esta obra estudia los usos y significados que Iximche’, la

prehispánica ciudad de los kaqchikeles, cobró en la construcción

del nacionalismo guatemalteco. Su activación patrimonial como testigo material de la Guatemala indígena-

colonial, vierte un sentido preterista a las formas simbólicas fundacionales que le han dado forma en el pasado

como en el presente.

Q 170.00Encuentro regional reali-

zado en la sede de FLAC-SO-Guatemala el 10 de di-ciembre de 2013. El acto de apertura estuvo a cargo de Beatriz Zepeda, directora de FLACSO y de Tonatiuh Guillén, presidente de El Co-legio de la Frontera Norte, COLEF, México, institucio-

nes organizadoras de esta actividad. Participaron como ponentes Tania Camila Rosa, directora general de Derechos Humanos de la Cancillería de El Salvador; Rita Claverie, viceministra de Relaciones Exteriores Vicente Roca, Interventor de la Dirección General de Mi-gración de Guatemala; Ivonne Bonilla Medina, directora general de asuntos consulares y políticas migratorias de Relaciones Exteriores de Honduras; Carlos Tirado, Embajador de México en Guatemala y Eduardo Rojo Oropeza, director de Relaciones Internacionales e Interinstitucionales, de la Unidad de Política Migratoria de la Secre-taría de Gobernación de México. También expusieron Elisabel Enrí-quez, secretaria ejecutiva de MENAMIG; Úrsula Roldán y Ruth Pie-drasanta de la Universidad Rafael Landívar; Marie-Laure Coubès, de El COLEF; Anneliza Tobar y Vicente Quino de FLACSO.

Los ponentes coincidieron en resaltar el rezago en la atención a los migrantes como un grave problema del desarrollo y el grave déficit en la capacidad de reinserción sustentable de la creciente cantidad de migrantes deportados, no obstante el valioso influjo de divisas por concepto de remesas que este sector genera y que cons-tituye un alto porcentaje del PIB en estos cuatro países.

Graduación 2013El pasado viernes 29 de noviembre se llevó a cabo en el Audi-

torio René Poitevin de FLACSO la ceremo-nia de graduación de las y los estudiantes de los posgrados de esta Facultad. Con el acompañamiento mu-sical del grupo coral Capilla del Valle de la Asunción, se entrega-ron diplomas y reco-nocimientos a once graduadas y gradua-dos de la Especializa-ción en Derechos Hu-manos e Investigación Archivística, dos de la Maestría en Desarrollo Rural Sostenible y doce de la Maestría en Ciencias Sociales; así como a seis doctores en ciencias sociales, graduados en el marco del Programa Centroamericano de Posgrado.

FLACSO felicita a sus graduadas y graduados por este importan-te logro y les desea mucho éxito en su futuro profesional.

FLACSO EN LA ACADEMIA AGENDA ACADÉMICA©

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