DOCE LECCIONES SOBRE LA HISTORIA - ANTOINE PROST

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DOCE LECCIONES SOBRE LA HISTORIA ANTOINE PROST LAS PREGUNTAS DEL HISTORIADOR

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¿Cuál es la importancia de las preguntas históricas?Sin hechos no hay historia, como no la hay sin preguntas. En el trabajo del historiador, subyace un concepto del orden, que reúne e integra el acaecer del hombre. Se trataría entonces, de reunir las piezas de información recolectadas en el trabajo previo de análisis, intuyendo de una manera difusa cual es la síntesis.

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DOCE LECCIONES SOBRE LA HISTORIA

ANTOINE PROST

LAS PREGUNTAS DEL HISTORIADOR

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Reseña Biográfica de Antoine Prost

Antoine Prost, historiador Francés, nació en 1933 en Lons-le-Saunier (Jura) Francia.

Cursó estudios para una formación clásica Khâgne (en el argot escolar es el sobrenombre que se le dio en el siglo XIX, a las clases preparatorias para los alumnos que deseaban entrar a las escuelas militares) en el Lycée du Parc en Lyon, y después en la Escuela Normal Superior. Obtuvo el título de Doctor de Estado en 1975, defendiendo su tesis; “Los ex combatientes y la sociedad francesa”.

Se desempeñó como profesor de secundaria en el Lycée en Orléans, antes de ser asistente, profesor asistente en la Sorbona, y finalmente Profesor en Orléans. Cabe destacar que en Francia para ser conferencista universitario hay que ser profesor de secundaria previamente.

Antoine Prost, es un historiador de la sociedad francesa del siglo XX y su especialidad es el estudio de los grupos sociales, de las instituciones y sus mentalidades. Especialista en materias de Educación, ha colaborado en numerosas ocasiones en la definición de las políticas de educación a partir de 1964.

Ha dirigido el Centro de Investigaciones sobre la historia de los movimientos sociales y del sindicalismo, hasta llegar a convertirse en el “Centro de la Historia Social del siglo XX”, es presidente de la asociación “El Movimiento Social” que edita la revista del mismo nombre, y de la “Asociación de amigos del Maitron”. Vive en Orléans y es miembro del Consejo de Administración de la Universidad de Orléans.

SíntesisSin hechos no hay historia, y no hay hechos sin preguntas, pues no existen hechos históricos por naturaleza, y desde el punto de vista epistemológico, la pregunta es la que funda el objeto histórico. Una historia vale, lo que valen sus interrogantes1.La pregunta del historiador no es ingenua, sin huellas hacerse preguntas es inoficioso, las preguntas se hacen sobre una idea de las fuentes y documentos que le permitan resolverla. Cuando el historiador hace una pregunta, ya tiene en la mente una idea preliminar de cómo responderla – escribe R.G. Colingwood-, sus interrogantes incorporan ideas sobre los documentos y los procedimientos de investigación posibles.Antes de que las interroguemos, las huellas del pasado no se perciben como huellas posibles, y la pregunta ocupa un papel fundamental en la construcción del objeto histórico.

1 1.-Antoine Prost. Doce lecciones sobre la historia. Frónesis cátedra Unversitat de Valencia. España. 2001. Pag. 90

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En la medida que el historiador se vaya planteando nuevos interrogantes, abrirá espacios a nuevos planos de la realidad que le sea accesible a través de las fuentes y de las huellas. Esta renovación del cuestionario, es el motor de la evolución de la disciplina. Sin embargo, en cada período histórico hay preguntas que desaparecen y otras ocupan su lugar, y las preguntas más legítimas para los historiadores, son aquellas que permiten la evolución de la disciplina.Hay muchas maneras de hacer “avanzar” la historia; la más simple, colmar las lagunas de nuestro conocimiento, un vació autentico, se refiere a aquellas preguntas para las que los historiadores aún no tienen respuestas. Como a menudo, las interrogantes se renuevan, algunas lagunas desaparecen sin haber sido llenadas. Es por eso, que nunca terminamos de escribir la historia, y cada época debe escribir la historia de nuevo. En este contexto, la legitimidad del trabajo del historiador, no se extrae directamente de los documentos, pues a los ojos de los historiadores, una pregunta es plenamente legítima si se incluye dentro de un conjunto de otras, paralelas o complementarias, que se combinan a su vez con sus posibles respuestas. Así, una cuestión histórica es aquella que se inscribe dentro de lo que llamamos una teoría.El abanico de preguntas que se consideran legítimas es cambiante, pues las posiciones de poder dentro de la corporación, permite a quién las detenta decidir cuáles son las cuestiones pertinentes, y generan conflictos entre distintas escuelas.Las preguntas que hacen los historiadores no surgen en el seno de la profesión, sino dentro de una sociedad y a partir de personas concretas. Desde el punto de vista científico, no todas las producciones históricas son igualmente admisibles; unas cumplen una función de entretenimiento, otras responden a un término vago como la “demanda social”.Toda pregunta histórica está planteada “hic et nunc” (ahora y siempre), por un hombre que pertenece a una sociedad. De este modo, cada época impone su perspectiva a la escritura de la historia, reflejando la estrecha relación que existe entre la pregunta del historiador y el hombre que la plantea.No podemos dejar de lado, el peso de los compromisos a la hora de definir los intereses y vínculos de los historiadores y la historia que se escribe; los historiadores del catolicismo y del protestantismo, son a menudo seguidores convencidos, o los historiadores del comunismo y su vínculo con dicha ideología. Es una de las posibles formas de vincularse en las preguntas que se plantea como historiador.En cualquier oficio, interviene la personalidad de quién lo desempeña, el historiador establece una relación íntima con sus objeto, a través del cual afirma su identidad. Al escribir la historia el historiador se crea a sí mismo. Si bien todo historiador, se halla comprometido con la historia que escribe, eso no significa que haya que concebir su discurso como opinión subjetiva.

¿Cuál es la importancia de las preguntas históricas?

Sin hechos no hay historia, como no la hay sin preguntas. En el trabajo del historiador, subyace un concepto del orden, que reúne e integra el acaecer del hombre. Se trataría entonces, de reunir las piezas de información

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recolectadas en el trabajo previo de análisis, intuyendo de una manera difusa cual es la síntesis. Como si fuera un gran rompecabezas, a menudo se encontrará con piezas que no corresponden al juego, entonces; ¿cómo identificar las correctas? No precisamente, encajando las piezas sobrantes a pie forzado o desechándolas sin antes contrastarlas con la visión general que se tenga del armado final.En este punto es bueno recordar un antiguo adagio que dice; “la esencia de una jarra, está en el espacio que encierra”.Por lo tanto, volviendo al trabajo del historiador, el armado y síntesis final para que tenga sentido, por las condiciones que dan unidad a los fragmentos, son las hipótesis y preguntas del historiador.Cuando fallan las preguntas el resultado y el conocimiento que se obtiene no es verdadero.

¿Qué está en juego en la profesión de historiador?

Hay numerosos personajes públicos, fundamentalmente de la política, que en determinados momentos asumen el papel de historiadores “part-time”. Observando los temas que son de su interés, sorprende constatar el peso de sus compromisos o en algunos casos su total indiferencia.Si bien todo historiador, incluso aquellos que se perciben como más científicos, están personalmente comprometidos con la historia que escriben, y es precisamente la razón por la cual debe aclarar sus implicaciones, para alcanzar una mejor racionalidad. Esto evitará concebir su discurso histórico como una simple opinión subjetiva. Ahora bien, centrar la atención en el sujeto-historiador no debe ocultar los objetos de la historia. En este contexto, las preguntas del historiador deben comenzar desde lo subjetivo a lo objetivo. Este análisis de la cuestión, acerca de la seriedad de la profesión y su matrimonio con la objetividad, debe tomar en cuenta, que el punto de vista objetivo a ultranza no existe, al menos en la historia, y es dudoso en las otras ciencias sociales. Por eso más que exigir la excelencia en objetividad, es más realista pedir imparcialidad y verdad.

¿Cuál es el poder social del historiador?

Como decía Marc Bloch; “No hay pues, más que una ciencia de los hombres en el tiempo (la historia), y esa ciencia tiene la necesidad de unir el estudio de los vivos y los muertos”2.Y como dice John Updike; “el historiador sigue siendo el especialista de la tribu, que tiene el encargo de contarle a los demás lo que todo grupo necesita saber: ¿Quiénes somos? ¿Cuáles fueron nuestros orígenes? ¿Quiénes fueron nuestros antepasados? ¿Cómo llegamos a este punto o a esta encrucijada de la historia?”3.

2 Marc Bloch - Apología para la historia o el oficio de historiador. México 2001. Pag 73

3 John Updike. El escritor como conferenciante. “La Jornada Semanal”. Mexico. 19 de febrero de 1989.

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Esta función primordial explica el atractivo tan grande que tiene el relato histórico. Atrae a la gente común porque el relato histórico los transporta a los lugares de los orígenes, y tiene la seducción del viaje.En la actual crisis que está afectando el mercado laboral para los historiadores, y en medio de la preocupación por la contracción del mercado laboral, esta parece ser una noticia bastante optimista. The Wall Street Journa l ha difundido un estudio de “Career.cost” (“The 10 best jobs of 2010“), según el cual los historiadores ocupan la quinta profesión con mejores remuneraciones del 2009 en Estados Unidos. De acuerdo a la información disponible, la profesión está por debajo de los responsables de compañías de seguros, ingenieros de software, analistas de sistemas, biólogos. Pero, a nivel de ciencias sociales, está por encima de los filósofos, sociólogos, antropólogos y arqueólogos. Este “ranking” ha considerado factores como ambiente laboral, demanda, ingresos, esfuerzo físico requerido, entre otros. Además, incluye los valores que permitieron establecer este posicionamiento y la lista de instituciones que solicitan historiadores.Y si puede parecer sorprendente que un trabajo como el de historiador pueda tener un “ranking” tan favorable, en realidad la carrera tiene muchas más aplicaciones que van más allá del salón de clases. Además del ambiente académico, existe una gran demanda por historiadores en la industria de defensa y los organismos gubernamentales como el Departamento de Estado.

GLOSARIO:

Legitimidad: La legitimidad, es un término utilizado en la Teoría del Derecho, en la Ciencia Política y en Filosofía que define la cualidad de ser conforme a un mandato legal, a la justicia, a la razón o a cualquier otro mandato cierto. El proceso mediante el cual una persona obtiene legitimidad se denomina legitimación.

En Ciencia Política es el concepto con el que se enjuicia la capacidad de un poder para obtener obediencia sin necesidad de recurrir a la coacción que supone la amenaza de la fuerza, de tal forma que un Estado es legítimo si existe un consenso entre los miembros de la comunidad política para aceptar la autoridad vigente. En este sentido el término tiene sus orígenes en el derecho privado sucesorio y aparece vinculado a la política en relación con la restauración monárquica tras la Revolución francesa. Esta apelación inicial a criterios tradicionales como justificación ética del ejercicio personal del poder es aceptada por Max Weber como uno de los tres tipos de legitimidad junto con la legitimación carismática (los subordinados aceptan el poder basándose en la santidad, heroísmo o ejemplaridad de quien lo ejerce) y la legitimación racional (los subordinados aceptan el poder de acuerdo con motivaciones objetivas e impersonales); convirtiéndola prácticamente en sinónimo.

Remitirse a la historia para encontrar la legitimización del poder en su autoridad, presenta dos divisiones, según nos remitamos a la historia del pasado o del futuro. La remisión a la historia pasada es la base de las teorías tradicionalistas, como la de la prescripción histórica que justifica el poder de los reyes. La remisión a la historia futura en cambio, constituye uno de los criterios para la legitimación del poder que va a constituirse. Se trata del nuevo ordenamiento que el revolucionario pretende imponer destruyendo el viejo esquema, puede justificarse si se presenta como una etapa del devenir histórico, una etapa necesaria, inevitable y más avanzada que la anterior.

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