EL ESPAÑOL ACTUAL

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1 TEMA 1 EL ESPAÑOL ACTUAL (Pilar de Vega) ÍNDICE 1.0. INTRODUCCIÓN.................................................................................................................... 2 1.1. EL ESPAÑOL ESTÁNDAR. NORMA Y USO ...................................................................... 4 1.1.1. Las variedades de la lengua ............................................................................................... 4 1.1.2. La norma y el uso .............................................................................................................. 7 1.1.3. El español estándar ............................................................................................................ 9 1.1.4. Las Academias de la lengua. La Real Academia Española ............................................. 10 1.2. EL ESPAÑOL COLOQUIAL. SITUACIÓN Y USO............................................................ 12 1.3. RECURSOS Y MÉTODOS DE TRABAJO .......................................................................... 12 1.3.1. La página web de la RAE ................................................................................................ 15 BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................................... 24 MATERIALES PARA LA PREPARACIÓN DEL TEMA SECO, Manuel (1981): «La lengua, los niveles y la norma» , conferencia en Problemas de la lengua española, Fundación Juan March, Madrid. BRIZ, Antonio (1996): El español coloquial: situación y uso, 4.ª ed., 2004, Madrid, Arco Libros, S. L. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: página web: http://www.rae.es REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2001): Diccionario de la lengua española (DRAE ), 22.ª ed., Madrid, Espasa Calpe. (Dispone de CD-ROM y, con menos prestaciones, está también en línea). REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2005): Diccionario panhispánico de dudas (DPD ), Madrid, Santillana. (Disponible en línea). Tema en el curso virtual.

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TEMA 1

EL ESPAÑOL ACTUAL

(Pilar de Vega)

ÍNDICE

1.0. INTRODUCCIÓN.................................................................................................................... 2

1.1. EL ESPAÑOL ESTÁNDAR. NORMA Y USO ...................................................................... 4

1.1.1. Las variedades de la lengua............................................................................................... 4

1.1.2. La norma y el uso .............................................................................................................. 7

1.1.3. El español estándar ............................................................................................................ 9

1.1.4. Las Academias de la lengua. La Real Academia Española............................................. 10

1.2. EL ESPAÑOL COLOQUIAL. SITUACIÓN Y USO............................................................ 12

1.3. RECURSOS Y MÉTODOS DE TRABAJO .......................................................................... 12

1.3.1. La página web de la RAE................................................................................................ 15

BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................................... 24

MATERIALES PARA LA PREPARACIÓN DEL TEMA

SECO, Manuel (1981): «La lengua, los niveles y la norma», conferencia en Problemas de la lengua

española, Fundación Juan March, Madrid.

BRIZ, Antonio (1996): El español coloquial: situación y uso, 4.ª ed., 2004, Madrid, Arco Libros,

S. L.

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: página web: http://www.rae.es

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2001): Diccionario de la lengua española (DRAE), 22.ª ed.,

Madrid, Espasa Calpe. (Dispone de CD-ROM y, con menos prestaciones, está también en

línea).

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2005): Diccionario panhispánico de dudas (DPD), Madrid,

Santillana. (Disponible en línea).

Tema en el curso virtual.

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1.0. INTRODUCCIÓN

Este primer tema se compone de tres apartados. En los dos primeros nos vamos a ocupar de

varios conceptos que resultan esenciales para comprender la situación del español actual: el español

estándar, la norma y el uso y el español coloquial. En el tercero, veremos unas instrucciones orientativas

sobre el manejo de los recursos que la Real Academia Española (RAE) pone a disposición del usuario en

la red y que serán fundamentales para la preparación de una parte de la asignatura.

La preparación del tema requiere el uso de materiales de muy diversa índole, con la intención de

que el alumno se vaya acostumbrando a la consulta diversificada, propia de los estudios universitarios, en

lugar de aferrarse a un único manual de estudio. Sin embargo, teniendo en cuenta las dificultades que a

menudo tiene el alumno de la UNED, hemos procurado que todos ellos resulten accesibles (y asequibles)

con el mínimo esfuerzo.

En el § 1.1, El español estándar. Norma y uso, nos basaremos en primer lugar en el estudio de la

conferencia de Manuel Seco «La lengua, los niveles y la norma». Partiremos de nociones básicas, como

son las de lengua española, comunidad lingüística y, más concretamente, comunidad lingüística

hispánica, que nos conducirá a la doble denominación de nuestra lengua como castellano o español. Tras

un breve repaso a la dicotomía que establece Saussure entre lengua y habla, recordaremos los tipos de

variedades que presenta el español y revisaremos los conceptos de niveles de lengua en los que se

basan las variedades geográficas y socioculturales y niveles de habla, fundamento de las variedades

diafásicas o funcionales. Veremos la postura de la RAE expuesta en el Diccionario panhispánico de

dudas (DPD). Como complemento, el alumno interesado puede profundizar en los conceptos de norma

lingüística y lengua estándar con la lectura optativa del artículo «Lengua estándar, norma y normas en la

difusión actual de la lengua española», de Violeta Demonte1.

En el § 1.2, El español coloquial. Situación y uso, nos centraremos en el estudio del libro de

Antonio Briz del mismo título, obra muy breve, clara y sugerente, que plantea algunas cuestiones teóricas

y metodológicas que muchas veces resultan confusas, como qué son los registros de una lengua y cómo se

manifiestan, cómo se caracteriza el registro coloquial, cuáles son las situaciones de comunicación en las

que se emplea con mayor frecuencia, cuáles son sus características fundamentales y constantes, de qué

modo se plasma en los distintos niveles de análisis lingüístico (fónico, morfosintáctico y léxico-

semántico), etc.

En esta obra, Briz (pp. 25-31) coincide con Seco (1973: 361) en señalar que el error que ha

conducido a tantas vacilaciones sobre la definición de la lengua coloquial ha sido identificarla con la

lengua popular informal, sin tener en cuenta que también la lengua media o estándar tiene una vertiente

coloquial y que, así como el término popular hace referencia a un nivel de la lengua, coloquial alude a un

1 Reproducimos el artículo en un archivo aparte, en el que se han corregido varias erratas, pero también se puede encontrar en http://www.ortegaygasset.edu/contenidos.asp?id_d=394.

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nivel del habla. Briz defiende la postura de Seco de que el llamado español coloquial es un registro,

perteneciente, por lo tanto, a un nivel de habla, que no depende de la clase social del hablante, ni de su

formación cultural, sino que corresponde a un uso de la lengua establecido en función de las

circunstancias en que se desarrolla la comunicación (la situación de comunicación).

Esta teoría puede esquematizarse en el siguiente cuadro:

En la segunda parte de este apartado veremos algunas nociones sobre la historia y el

funcionamiento de la Real Academia Española, institución que, junto con las otras Academias situadas en

América y en Filipinas, se encarga de mantener viva la norma y preservar la lengua española de una

temida disgregación que conduciría a la dispersión de la comunidad hispanohablante.

Por fin, en 1.3, Recursos y métodos de trabajo, empezaremos a familiarizarnos con la página

web de la Real Academia Española, que va a ser fundamental para el desarrollo de una parte de

este curso. Así, a partir de unas orientaciones prácticas, veremos cómo acceder a materiales que

nos van a resultar de gran utilidad, no solo en la preparación de esta asignatura, sino también a lo

largo de todos los estudios de Grado y para el trabajo profesional en el futuro. Aprenderemos,

pues, a manejar con soltura los materiales que la RAE nos ofrece en línea, como, por ejemplo:

El Diccionario de la lengua española (DRAE), con las actualizaciones provisionales

correspondientes a la edición siguiente (la 23.ª).

El Diccionario panhispánico de dudas (DPD).

Las respuestas de la RAE a las dudas que con más frecuencia le plantean los usuarios.

El CREA (Corpus de Referencia del Español Actual), banco de datos léxicos que compila textos

españoles e hispanoamericanos desde 1975 hasta la actualidad.

El CORDE (Corpus Diacrónico del Español), banco de datos léxicos que recoge textos anteriores

a 1975.

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El Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española, que permite consultar el Diccionario de

autoridades y las 21 primeras ediciones del DRAE.

1.1. EL ESPAÑOL ESTÁNDAR. NORMA Y USO

1.1.1. Las variedades de la lengua

La lengua que conocemos como castellano o español presenta, como la mayoría de las lenguas,

una gran riqueza de variedades en función de diferentes aspectos.

En primer lugar, conviene diferenciar la perspectiva diacrónica también llamada cronológica o

temporal y la sincrónica, que no tiene en cuenta el factor tiempo.

Desde un punto de vista diacrónico, el español ofrece una serie de variedades históricas que se

han desarrollado a través del tiempo y se han ido manifestando durante las distintas etapas de su

evolución. Podemos diferenciar el español arcaico de los siglos X a XII; el español medieval, en los

siglos XIII a XV; el español clásico, también denominado del Siglo de Oro, en los siglos XVI y XVII; el

español moderno, en los siglos XVIII y XIX; y el español actual o contemporáneo, desde el siglo XX

hasta la actualidad.

Las disciplinas que se ocupan de estudiar la lengua en su vertiente diacrónica son la Historia de la

lengua y la Gramática histórica.

Desde un punto de vista sincrónico, se pueden diferenciar tres tipos de variedades fundamentales:

las diatópicas, las diastráticas y las diafásicas.

Variedades diatópicas o geográficas son las que se utilizan en los distintos lugares que

pertenecen a la comunidad lingüística hispanohablante y que constituyen los dialectos.

En el territorio español se hablan los llamados dialectos históricos (el asturleonés y el

navarroaragonés) y las variedades que derivan del propio español: el extremeño, el andaluz, el canario y

el murciano. Cada uno de ellos mantiene sus peculiaridades fonéticas y prosódicas; es decir, su acento, así

como sus diferencias morfosintácticas y léxicas. Pero también hay que tener en cuenta las variedades que

presenta el español en las zonas bilingües, en las que se produce una influencia mutua entre las dos

lenguas que se encuentran en contacto. Por lo tanto, tendremos que hablar de las peculiaridades del

español de los catalanes, de los gallegos y de los vascos.

El español de América, contra lo que se podría suponer por la enorme extensión que ocupan los

19 países que integran la comunidad hispanohablante, presenta más uniformidad que el español de

España.

El español es lengua oficial en los siguientes países: México, Guatemala, El Salvador, Honduras,

Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia,

Venezuela, Puerto Rico, República Dominicana y Cuba.

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Además, gracias al crecimiento que experimenta la población hispana, cada vez tiene más

importancia en algunas zonas de Estados Unidos, como Florida, Nuevo México, California y la ciudad de

Nueva York.

El español se mantiene vivo en Guinea Ecuatorial y en el Sahara Occidental, y todavía se

conserva en parte en Filipinas, aunque como lengua minoritaria y en decadencia.

Se habla también español en comunidades de Grecia y Turquía (especialmente, en Estambul),

donde aún se encuentran algunos núcleos de población que siguen conservando el sefardí o judeoespañol

que hablaban sus antepasados cuando fueron expulsados del territorio español por los Reyes Católicos, a

finales del siglo XV.

Como consecuencia de esta diversidad geográfica, las variedades del español son numerosas y se

producen entre ellas notables diferencias, a pesar de las cuales se mantiene una unidad idiomática común.

Las disciplinas que se ocupan de las variedades diatópicas o geográficas son la Dialectología y la

Geografía Lingüística.

Variedades diastráticas o socioculturales son las que se producen en función del nivel cultural

del hablante, pero también en función del sexo y de la edad, aunque a veces una escasa formación se ve

compensada por una sensibilidad especial hacia la lengua y se traduce sobre todo en hablantes

hispanoamericanos en una cuidada expresión idiomática.

Estas variedades, que, como las diatópicas, se producen en el plano de la lengua, dan lugar a los

denominados sociolectos, que se pueden clasificar en culto, medio o estándar y popular.

Como afirma Seco, relacionadas con estas variedades existen las llamadas extralenguas, que

utilizan los mismos niveles fónico y gramatical que aquella y se diferencian por el léxico. Entre otras,

podemos citar las lenguas especiales, características de las diferentes ramas del saber (como el lenguaje

técnico); las jergas propias de cada profesión (la que emplean los médicos cuando hablan en el hospital;

la que utilizan los pilotos mientras vuelan...); y también la jerga de los delincuentes (o del hampa), cuyo

carácter críptico favorece el cambio continuo, imprescindible desde el momento en que sus intercambios

resultan comprensibles para toda la comunidad; los argots propios de determinados grupos sociales, como

el juvenil, el gitano o caló, etc.

Del estudio de estas variedades y de los sociolectos resultantes se ocupa la Sociolingüística.

Variedades diafásicas o funcionales son las que se producen según las características de la

situación de comunicación y se manifiestan, por lo tanto, en un nivel del habla, no de la lengua. Es decir,

son los registros que elige el hablante el modo de expresarse que utiliza en función de distintos

factores situacionales, como el canal (oral o escrito), la relación que mantiene con su interlocutor

(familiar, impersonal, jerárquica…), el tema sobre el que se trate (corriente, especializado, científico…),

etc. Este conjunto de circunstancias da lugar a diferentes modalidades o registros, que se pueden reducir a

dos: formal e informal, pero que, por corresponder a niveles de habla, como hemos dicho antes, son en

realidad muy variados y numerosos, puesto que comprenden muchos matices.

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Las variedades diastráticas y diafásicas mantienen una estrecha relación entre sí, ya que al

hablante con un nivel cultural elevado le resulta mucho más fácil elegir el registro adecuado a cada

situación que a quien tiene un nivel de educación bajo, que se limita generalmente a utilizar un lenguaje

popular.

Pero el estatus cultural del hablante incide también en la manifestación de las diferencias de tipo

diatópico, por lo que, cuanto más alto sea el nivel cultural o diastrático, menores serán los rasgos

correspondientes a las diferencias geográficas, hasta el punto de que las diferencias lingüísticas entre

hispanohablantes de semejante nivel cultural, procedentes de localizaciones geográficas de América y

España, serán probablemente mucho menores que las que presenten dos hablantes de la misma zona pero

pertenecientes a estratos socioculturales muy diferentes.

Desde un punto de vista metodológico, podemos resumir las perspectivas de estudio que ofrecen

las variedades del español en el esquema que ofrecemos a continuación, teniendo en cuenta que cada

etapa histórica admite el análisis de sus propios dialectos, diferencias socioculturales e incluso normas

lingüísticas2.

2 Un ejemplo muy interesante es la pugna que se establece a mediados del s. XVI entre la norma de Toledo, que había prevalecido en el castellano medieval desde tiempos de Alfonso X (s. XIII), y la que, procedente de Castilla la Vieja, se impone en la corte de Felipe II, en Madrid, se extiende desde allí a Valencia y a Sevilla y, de esta ciudad, a Canarias y América. Se introducen así en la norma del castellano importantes cambios fonéticos que ocasionan, por ejemplo, la desaparición de las sibilantes sonoras típicas del castellano medieval.

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1.1.2. La norma y el uso

En 1962, el lingüista rumano Eugenio Coseriu publicó su estudio «Sistema, norma y habla», en el

que analizaba la dicotomía que establecía Ferdinand de Saussure entre lengua y habla y la consideraba

demasiado imprecisa e insuficiente, porque pasa demasiado abruptamente del sistema abstracto que es la

lengua a las realizaciones concretas e individuales del habla. Por eso, introduce un nivel intermedio, al

que llama norma, que es lo general, lo constante y más usual más normal en la comunidad

lingüística.

Pero también se denomina norma al conjunto de reglas que determinan lo que se debe elegir entre

las múltiples posibilidades de uso que ofrece una lengua, porque representan lo correcto, lo no

contaminado por las peculiaridades que ofrecen las distintas variedades de la lengua.

Cada lengua es un código organizado como un sistema, y contiene todas las posibilidades de

modelos y estructuras que el hablante tiene a su disposición para utilizarlas en los enunciados individuales

y concretos que constituyen el habla, pero la norma impone unas reglas de acuerdo al uso “tradicional” y

es necesario observarlas si se pretende lograr un uso correcto. Así, el sistema permitiría decir *andó,

*cabimos o *contraí, por ejemplo, siguiendo el modelo de otros verbos de las mismas conjugaciones,

pero la norma impone anduvo, cupimos y contraje, como usos correctos que son excepciones a la regla.

La norma es un concepto abstracto que corresponde al modelo ideal de corrección impuesto por la

tradición y por una parcela de la sociedad en un momento determinado, pero depende siempre del uso y

es, por lo tanto, inestable, puesto que está sujeta a los cambios que va experimentando la lengua siempre

que sean aceptados por la comunidad como habituales.

La norma establece sus reglas en los niveles fónico, ortográfico, morfosintáctico y léxico-

semántico. Al hablar, todos nos desviamos de la norma en mayor o menor medida, pero esta debe

respetarse especialmente en la lengua escrita, que debe ajustarse a la denominada lengua estándar.

Conviene recordar que la comunidad hispanohablante es muy extensa y muy diversa, por lo que

la norma debe ser relativamente abierta para acoger todas las variedades, sin dejar por ello de preservar la

unidad de la lengua. El problema de la unidad se agudiza en el nivel léxico-semántico, que es con

diferencia el que presenta mayor diversidad.

La RAE se manifiesta al respecto en la presentación del Diccionario panhispánico de dudas, Qué

es el Diccionario panhispánico de dudas:

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La norma de hoy

Como toda institución humana, la lengua experimenta cambios en el

transcurso de su evolución histórica, de manera que ese conjunto de

preferencias lingüísticas convertidas en modelos de buen uso que

constituyen la norma no es igual en todas las épocas: modos de expresión

normales en el español medieval y clásico —e incluso en el de épocas más

próximas, como los siglos XVIII o XIX—, documentados en escritores de

calidad y prestigio indiscutibles, han desaparecido del español actual o han

quedado fuera del uso general culto; y, viceversa, usos condenados en el

pasado por los preceptistas del momento forman parte hoy, con toda

naturalidad, del conjunto de hábitos expresivos de los hablantes cultos

contemporáneos. […]

La norma culta

El español no es idéntico en todos los lugares en que se habla. En

cada país, e incluso en cada zona geográfica y culturalmente delimitada

dentro de cada país, las preferencias lingüísticas de sus habitantes son

distintas, en algún aspecto, de las preferencias de los hablantes de otras

zonas y países. Además, las divergencias en el uso no se deben únicamente

a razones geográficas. También dependen en gran medida del modo de

expresión (oral o escrito), de la situación comunicativa (formal o informal) y

del nivel sociocultural de los hablantes.

Por su carácter de lengua supranacional, hablada en más de veinte

países, el español constituye, en realidad, un conjunto de normas diversas,

que comparten, no obstante, una amplia base común: la que se manifiesta

en la expresión culta de nivel formal, extraordinariamente homogénea en

todo el ámbito hispánico, con variaciones mínimas entre las diferentes

zonas, casi siempre de tipo fónico y léxico. Es por ello la expresión culta

formal la que constituye el español estándar: la lengua que todos

empleamos, o aspiramos a emplear, cuando sentimos la necesidad de

expresarnos con corrección; la lengua que se enseña en las escuelas; la que,

con mayor o menor acierto, utilizamos al hablar en público o emplean los

medios de comunicación; la lengua de los ensayos y de los libros científicos

y técnicos. Es, en definitiva, la que configura la norma, el código compartido

que hace posible que hispanohablantes de muy distintas procedencias se

entiendan sin dificultad y se reconozcan miembros de una misma comunidad

lingüística.

Es importante diferenciar la corrección de la propiedad lingüística.

La propiedad al hablar procede de una adecuación interna entre el pensamiento o la idea que se

pretende comunicar y la palabra, frase u oración con la que se expresa. En consecuencia, la impropiedad

consiste en no respetar una ley que pertenece al sistema de la lengua.

La corrección, en cambio, supone una adecuación externa de la expresión que emitimos a lo que

la norma acepta como válido. Por ejemplo, existe impropiedad en la utilización de inicuo por inocuo, que,

siendo palabras correctas en nuestra lengua, tienen significados muy diferentes; no hay

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impropiedad, en cambio, en la oración *Nos informan que llegaremos antes de una hora, porque la idea

que se quiere comunicar es perfectamente comprensible, aunque, desde el punto de vista normativo, es

incorrecto el uso de informar sin la preposición de que rige este verbo. También serían incorrectos, pero

no impropios, los ejemplos que hemos visto más arriba de *andó, *cabimos y *contraí.

A lo largo del tiempo, la norma ha ido cambiando y ajustándose al uso que imponen los

hablantes; especialmente, los hablantes con cierto prestigio sociocultural.

El peligro estriba en que la incorrección conduzca a la impropiedad3. Eso es algo muy frecuente,

por ejemplo, en oraciones de sentido negativo o con dos negaciones, donde un uso no normativo da lugar

a la expresión contraria del pensamiento que se desea transmitir. En *Juan ha desmentido que no se va a

casar con Marta, probablemente el hablante que conoce el contexto comprenda que Juan no tiene

ninguna intención de casarse con Marta, aunque la oración está expresando la idea contraria. También se

puede producir impropiedad con un simple cambio del orden normativo de las palabras, como ocurre, por

ejemplo, en *La forense no considera que aún exista riesgo vital, en lugar de La forense considera que

aún no existe riesgo vital4.

La persistencia en la impropiedad lingüística conduce, no solo a la disgregación lingüística entre

los hablantes, sino, lo que es más grave, a la ruptura de la comunicación causada por la dificultad de

comprensión.

1.1.3. El español estándar

En general, es frecuente la utilización indistinta de los términos norma y lengua estándar, aunque

el primero sugiere, en mayor medida que el segundo, la sujeción a leyes y organismos reguladores. La

lengua que se ajusta a la norma constituye la lengua estándar. Por lo tanto, se llama español estándar a la

lengua española desprovista de las peculiaridades que le aportan las variaciones dialectales y

socioculturales; es decir, a la lengua común que cualquier hispanohablante reconoce como “su lengua”,

con la que comprende a cualquier miembro de su misma comunidad lingüística y se hace comprender por

él, por muy lejano que le resulte geográfica o socialmente. Lo que denominamos español estándar se

acerca más, por lo tanto, a una abstracción ideal que a la realidad concreta de cada hablante.

El español estándar tiende a igualar a “estandarizar” las múltiples variedades que presenta la

lengua mediante la utilización de una forma común a todas ellas que no tiene por qué ser una lengua muy

culta, pero que a menudo es considerada así, especialmente por los estratos socioculturales de nivel

popular. Esta unificación se produce en todos los niveles lingüísticos, desde el fónico, con una

pronunciación desprovista de localismos, y el ortográfico, que regula la escritura, hasta el

morfosintáctico, con la eliminación de peculiaridades específicas, y el léxico-semántico, que es el más

difícil de controlar para el hablante y, por eso mismo, el factor más proclive a marcar las diferencias,

tanto geográficas como socioculturales, y el más peligroso por lo que supone de elemento disgregador. De

3 Sobre estos aspectos resulta muy ilustrativo el artículo de Javier Marías «Que no me entero».4 Los ejemplos están tomados de distintas cadenas de televisión.

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hecho, el léxico es el aspecto que con más fuerza marca las diferencias entre el español de España (o

europeo) y el de América, especialmente si nos adentramos en el campo de los eufemismos y las palabras

tabú.

Como se puede deducir de lo dicho, el español estándar es el que se enseña en la escuela como

prototipo de “lengua española”, el que se utiliza en la escritura y en cualquier situación que requiera un

nivel formal de comunicación, y especialmente de intercomunicación con hablantes de una variedad del

español diferente de la nuestra. Está por encima de cualquier tipo de variedad, puesto que se trata de una

abstracción de lengua ideal, formada por los elementos que son comunes a todos los hablantes de la

comunidad y desprovista de particularismos que puedan dificultar la comunicación.

Aunque las tendencias “políticamente correctas” se resisten a admitir el establecimiento de

cualquier tipo de norma por lo que de coercitivo pueda conllevar, es imprescindible la existencia de un

organismo oficial y prestigioso que vele por la integridad de la lengua. Para llevar a cabo esta tarea se

crearon las Academias de la lengua.

1.1.4. Las Academias de la lengua. La Real Academia Española

La preocupación por salvaguardar la pureza de la lengua viene de

antiguo y no es, por supuesto, privativa del español.

Emblema de la

Accademia della Crusca

Ya en 1583, un grupo de escritores florentinos, bajo el auspicio de los

Medici, fundó la Accademia della Crusca, para burlarse de la pedantería de los

integrantes de la Accademia florentina. Irónicamente, se autodenominaron la

brigata dei crusconi (la crusca es la cascarilla o salvado del trigo, que debe

separarse de la flor de la harina) y emprendieron una labor de “limpieza” de la

lengua con la preparación de un Vocabulario de la lengua italiana que

iniciaron seleccionando el léxico contenido en la Divina Comedia de Dante, el

Decamerón de Boccaccio y el Cancionero de Petrarca, con el fin primordial de

mostrar y conservar la belleza de la lengua florentina del s. XIV , y que

publicaron en 16125. Toda su simbología gira en torno a la harina y el trigo. Su

emblema es el frullone, especie de cedazo que se utilizaba para efectuar esa

operación de criba; y su lema, el verso de Petrarca «Il più bel fior ne coglie»

(«Escoge la flor más bella»). Paradójicamente, la primera de las Academias de

la lengua fundadas en Europa no se ocupa en la actualidad de la regularización

de la lengua italiana.

Emblema de

L´Académie française

En Francia, el cardenal Richelieu fundó la Académie française en

16356, durante el reinado de Luis XIII, con la finalidad de regular y

perfeccionar la lengua francesa, pero, a diferencia de la italiana, no pretende la

5 Para más información, ver http://www.accademiadellacrusca.it/.6 Para más información, ver http://www.academie-francaise.fr/.

10

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conservación de la lengua antigua, demasiado alejada de la del s. XVII. La Academia francesa es la

primera y más antigua de las cinco que integran el Instituto de Francia y se compone de cuarenta

miembros, denominados los Inmortales7, que ocupan sendos sillones numerados. En 1694 publicó la

primera edición de su Diccionario. Su emblema es un crisol con la corona real, rodeado por una corona

de hojas de laurel y su lema, À l’immortalité.

En España, la Real Academia Española es también la más antigua

de las que coordina el Instituto de España. Fue fundada, a imagen de la

francesa, en 1713, por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco,

marqués de Villena. Felipe V aprobó su constitución el 3 de octubre de

17148.

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Con el lema Limpia, fija y da esplendor, rodeando la imagen de un

crisol sobre el fuego, se propuso fijar la lengua en el estado de máximo

esplendor que había alcanzado durante el Siglo de Oro.

Es evidente que no se trata de cerrar las puertas a cualquier

innovación que no se encontrara ya en la lengua del Siglo de Oro y que la

institución se ha ido adaptando a los nuevos tiempos.

Emblema de la Real Academia Española

Como señala el artículo primero de sus Estatutos, la Real Academia

«[...] tiene como misión principal velar por que los cambios que experimente la Lengua Española

en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que

mantiene en todo el ámbito hispánico. Debe cuidar igualmente de que esta evolución conserve el genio

propio de la lengua, tal como ha ido consolidándose con el correr de los siglos, así como de establecer y

difundir los criterios de propiedad y corrección, y de contribuir a su esplendor. Para alcanzar dichos fines,

estudiará e impulsará los estudios sobre la historia y sobre el presente del español, divulgará los escritos

literarios, especialmente clásicos, y no literarios, que juzgue importantes para el conocimiento de tales

cuestiones, y procurará mantener vivo el recuerdo de quienes, en España o en América, han cultivado con

gloria nuestra lengua. Como miembro de la Asociación de Academias de la Lengua Española, mantendrá

especial relación con las Academias Correspondientes y Asociadas.».

La RAE está integrada por cuarenta y seis académicos de número, que ocupan sillones

identificados con letras mayúsculas y minúsculas, y que son los encargados de fijar la norma lingüística

del español. Para cumplir este cometido, la Real Academia publica periódicamente gramáticas,

diccionarios y ortografías con carácter normativo.

El trabajo de la RAE se distribuye entre una serie de Comisiones que se ocupan de aspectos

concretos, como, por ejemplo, el Diccionario usual, el Diccionario histórico, la Gramática, la Información

7 El apelativo procede del lema «À l’immortalité», que figura en el sello que Richelieu donó a la Academia y también en su emblema. 8 Se puede consultar la historia de la Real Academia Española en su página web (http://www.rae.es/rae.html), y también en: ZAMORA VICENTE, Alonso (1999): Historia de la Real Academia Española, Madrid, Espasa Calpe.

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lingüística, etc., etc. Estas Comisiones presentan sus propuestas al Pleno organismo formado por todos

los académicos que se reúne los jueves por la tarde, donde se discuten los temas generales y se decide

sobre la conveniencia, o no, de aprobar esas propuestas presentadas por las Comisiones.

En 1951 se creó en México la Asociación de Academias de la Lengua Española con el fin de

trabajar unidas para salvaguardar la unidad e integridad de la lengua común a todas ellas.

Las veintidós Academias que integran esta Asociación son, por orden de antigüedad, las

siguientes:

Real Academia Española, Academia Colombiana de la Lengua, Academia Ecuatoriana de la

Lengua, Academia Mexicana de la Lengua, Academia Salvadoreña de la Lengua, Academia Venezolana

de la Lengua, Academia Chilena de la Lengua, Academia Peruana de la Lengua, Academia Guatemalteca

de la Lengua, Academia Costarricense de la Lengua, Academia Filipina de la Lengua Española,

Academia Panameña de la Lengua, Academia Cubana de la Lengua, Academia Paraguaya de la Lengua

Española, Academia Dominicana de la Lengua, Academia Boliviana de la Lengua, Academia

Nicaragüense de la Lengua, Academia Argentina de Letras, Academia Nacional de Letras del Uruguay,

Academia Hondureña de la Lengua, Academia Puertorriqueña de la Lengua Española y Academia

Norteamericana de la Lengua Española.

En su artículo sobre la Nueva gramática de la lengua española de la Real Academia, dice Emilio

Lledó que, «precisamente por la responsabilidad que implica esa “humana” tarea, el cuidado del lenguaje

es tan necesario y vital como el de la naturaleza que nos rodea, como el del aire o el del agua, como el de

aquellos otros seres que nos acompañan en la vida».

1.2. EL ESPAÑOL COLOQUIAL. SITUACIÓN Y USO

Para preparar este apartado, debemos leer: BRIZ, Antonio (1996): El español coloquial: situación

y uso, 4.ª ed., 2004, Madrid, Arco Libros, S. L.

1.3. RECURSOS Y MÉTODOS DE TRABAJO

En los temas 2 y 3 se van a plantear una serie de cuestiones de tipo normativo que afectan a los

niveles morfosintáctico y léxico-semántico de la lengua española, respectivamente. Se trata de aspectos

lingüísticos que con frecuencia suscitan dudas en los hablantes y que un profesional necesita, no solo

conocer, sino también ser capaz de explicar, justificar y razonar. Para lograr este objetivo, vamos a

presentar aquí unas directrices que sirvan como instrumento de trabajo y que permitan resolver esas dudas

y, además, mantenerse al día en estas cuestiones, ya que la lengua se encuentra en permanente evolución,

especialmente por lo que respecta al léxico, y muchas veces, lo que hoy no se considera correcto (o mejor,

normativo) puede serlo mañana y viceversa.

Para evitar confusiones en nuestros juicios sobre aspectos de tipo lingüístico, cuando consultamos

una obra sobre cuestiones normativas, conviene tener en cuenta su fecha de edición y estar al tanto del

momento en que se han aceptado las últimas normas de la RAE, pues, de lo contrario, corremos el riesgo

de dar por buena una respuesta ya anticuada. Por ejemplo, es todavía frecuente encontrar en muchos

Page 13: EL ESPAÑOL ACTUAL

libros de texto que las formas gaseoducto y radioactividad son incorrectas frente a las admitidas por la

RAE gasoducto y radiactividad, respectivamente. Sin embargo, esas dos formas fueron admitidas como

variantes léxicas de estas en la edición vigésima segunda del DRAE, de 2001.

No solo las últimas incorporaciones al Diccionario pueden llevarnos a engaño: probablemente, la

mayoría de los hablantes —y, seguramente, también muchos profesores de Lengua Española—

considerarán almóndiga un vulgarismo de albóndiga, y chavola una imperdonable falta ortográfica frente

a chabola. Pero, antes de emitir un juicio de valor demasiado drástico sobre quien emplea esas formas,

quizá convenga saber que almóndiga se registra ya en 1726 en el Diccionario de Autoridades de la RAE,

y aún pervive en el DRAE de 2001, como variante de albóndiga y, para asombro de la mayoría de

nosotros, chavola entró en el Diccionario Usual de la Academia, como variante de chabola, en 1956 y

está documentado su uso en escritores tan prestigiosos como Ramón J. Sender (en 1930), Juan Antonio

Zunzunegui (en 1940), Arturo Barea (en 1951) y José María Gironella (en 1961)9. Es verdad que, a pesar

de todo, el hablante culto percibe como incorrectas las formas almóndiga y chavola, y, de hecho, la

primera ha sido enmendada de cara a la publicación de la 23.ª edición del DRAE, con la inclusión de una

etiqueta que la caracteriza como desusada (y la advertencia de que su uso actual es vulgar).

Para facilitar la búsqueda de palabras en un diccionario, recordemos que, con la inclusión de dos

o más variantes del mismo vocablo, se establece también un orden de preferencia, de manera que la que

es portadora de la definición es siempre la favorita, mientras que la que solo remite a aquella (con letra

negrita) se considera simplemente “aceptada”. En el caso de chavola se indica, además, que se trata de

una forma poco usada:

.

Artículo enmendado. Avance de la vigésima tercera edición:

.

9 Esta información ha sido extraída del banco de datos CORDE, de la RAE, de la forma en que se detallará más adelante.

13

Page 14: EL ESPAÑOL ACTUAL

14

Cuando la disposición de las variantes no rompe el orden alfabético, ambas se sitúan en el mismo

lema de un solo artículo lexicográfico, separadas por la conjunción disyuntiva o, y se coloca en primer

lugar la que se considera preferida. Por ejemplo:

1.

En estos casos, pues, los artículos del DRAE están indicando que élite (con pronunciación

esdrújula) es la forma preferente frente a elite (llana), pese a que esta última responde más fielmente a su

etimología y había sido, de hecho, la preferida por la Academia hasta la publicación de la 22.ª edición del

Diccionario10, y que gallegoportugués (escrita sin guion intermedio) es la forma preferida con respecto a

gallego-portugués (escrita con guion).

Hasta ahora nos estamos refiriendo a la norma establecida por la RAE, que es la única

Corporación facultada para dictarla. La Academia hace pública la norma por ella propugnada en sus

diccionarios. De manera explícita en el Diccionario panhispánico de dudas y, de forma implícita, en el

Diccionario de la lengua española (el DRAE), que nos informa sobre lo que se considera vulgar, o

coloquial, o propio de una determinada zona geográfica.

Sin embargo, hay otro tipo de diccionarios, denominados de uso, que, como su nombre indica,

registran todas las palabras y expresiones que se usan en el período cronológico que abarca. En este grupo

se sitúan el Diccionario de uso del español (DUE), de María Moliner, y el más moderno Diccionario del

español actual (DEA), de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos11.

No debe sorprendernos que la mayoría de los diccionarios se rija por las normas de la RAE y siga

las directrices del DRAE, pero tampoco debe extrañarnos que un diccionario de uso sea en cierto modo

independiente y tome sus propias iniciativas. Así, por ejemplo, el DEA no registra ni almóndiga ni

chavola, pero, en cambio, otorga carta de naturaleza a la palabra cámping, mientras que el DRAE solo ha

llegado, mucho tiempo después de que estuviera consolidada en nuestra lengua, a introducirla en su

vigésima segunda edición, pero con un estatus que podríamos denominar sin papeles; es decir, sin

concederle el derecho de ser escrita en la letra redonda propia de las palabras consideradas

10 La explicación de las razones que han conducido a este cambio de postura de la RAE se expone en el Diccionario panhispánico de dudas, s. v. élite o elite: «Ambas acentuaciones son válidas. La voz francesa élite, que significa ‘minoría selecta o rectora’ y se pronuncia en francés [elít], se adaptó al español en la forma llana elite [elíte]; pero la grafía francesa élite, que circuló como extranjerismo durante un tiempo, dio lugar a que muchas personas pronunciasen esta voz francesa interpretando la tilde a la manera española, es decir, como palabra esdrújula. Aunque esta pronunciación es antietimológica, es hoy la más extendida incluso entre personas cultas; por ello, la grafía élitey la pronunciación esdrújula correspondiente se consideran también correctas». 11 Por supuesto, los tipos de diccionarios que existen no se limitan a los dos que señalamos aquí, pero no es este el lugar para ocuparnos de ese tema y solo tratamos de presentar los instrumentos básicos de trabajo para este curso.

Page 15: EL ESPAÑOL ACTUAL

verdaderamente españolas, sino manteniéndola en cursiva, sin la tilde que le correspondería si se

castellanizara, y señalando expresamente su naturaleza extranjera:

1.3.1. La página web de la RAE

En este curso vamos a aprender a manejar los instrumentos básicos que necesitamos para adquirir

una formación lingüística y para mantenerla permanentemente actualizada. Para lograr ese objetivo

disponemos de una serie de recursos fiables, sencillos y cómodos de utilizar, que son los que nos ofrece la

RAE en su página web, por lo que aprender a navegar con soltura por ella es el primer requisito que

debemos cumplir. Esa página nos ofrece enormes posibilidades para el estudio de nuestra lengua, pero

también presta una ayuda inestimable para iniciarse en el campo de la investigación lingüística. Por eso es

fundamental conocer las herramientas que pone a nuestra disposición.

Desde la página de inicio (http://www.rae.es), ya podemos acceder a las ventanas de consulta

rápida de dos diccionarios, la última edición del DRAE, y el DPD.

DRAE DEA

~

15

Page 16: EL ESPAÑOL ACTUAL

En esta primera página se nos abren, además, tres caminos de entrada:

Real Academia Española

Asociación de Academias de la Lengua Española

Fundación pro Real Academia Española

Una vez dentro de la Real Academia Española, que es la entrada que nos interesa para nuestro

trabajo, tendremos acceso a las siguientes ventanas12:

Durante este curso vamos a movernos continuamente entre las cuatro primeras, sin descartar la

quinta para consultas de tipo muy específico.

12 Además de estas ventanas, se encuentran otras con noticias relacionadas con la lengua española, así como una sección denominada La palabra del día, en la que cada día se ofrece el significado de una palabra del Diccionario.

16

Page 17: EL ESPAÑOL ACTUAL

17

Diccionario de la lengua española

A través de la primera ventana se abre el acceso al DRAE y, aunque es recomendable utilizar el

CD-ROM, que ofrece muchas más opciones, la consulta electrónica que se ofrece aquí tiene una ventaja

añadida a la de los otros soportes, porque, además de mostrarnos el texto publicado en la última edición,

ofrece las modificaciones ya aprobadas para la vigésima tercera, aún sin publicar.

Al entrar en la definición de una palabra que ha sido modificada, aparece un rótulo rojo en la

parte superior derecha con la indicación “Artículo enmendado”, donde podemos comprobar los cambios

que se han introducido. Es lo que ocurre, por ejemplo, en almóndiga, como hemos visto antes, y también

en CD-ROM:

Diccionario panhispánico de dudas

Desde la segunda ventana accedemos al DPD, instrumento de consulta fundamental para resolver

la mayoría de las dudas sobre la lengua española que se nos puedan plantear en los niveles de análisis

fónico, morfológico, sintáctico y léxico-semántico.

Este diccionario contiene dos tipos de artículos: los que se refieren a palabras concretas que

pueden suscitar algún tipo de duda y los denominados temáticos, en los que se tratan cuestiones

lingüísticas generales muy variadas, que constituyen por sí mismos un excelente manual de estudio.

Encontramos, por ejemplo, artículos sobre aspectos ortográficos (p. ej., TILDE), fónicos (p. ej., YEÍSMO),

morfosintácticos (p. ej., CONCORDANCIA) y léxico-semánticos (p. ej., COLORES).

La obra incluye, además del diccionario propiamente dicho, cinco apéndices, algunos de los

cuales resultan especialmente interesantes para el estudiante, como, por ejemplo, el 1 (Modelos de

conjugación verbal), el 2 (Lista de abreviaturas) o el 5 (Lista de países y capitales, con sus gentilicios).

Aporta también un glosario de términos lingüísticos en el que se definen y aclaran los conceptos

gramaticales que se utilizan en el diccionario13.

Consultas lingüísticas

Especialmente interesante resulta la cuarta ventana, pues desde ella tenemos acceso, por ejemplo,

a la Ortografía de la lengua española de la RAE en formato pdf.

13 En este, como en cualquier diccionario, es muy recomendable la lectura de las Advertencias para el uso del diccionario, que facilitan notablemente su empleo.

Page 18: EL ESPAÑOL ACTUAL

Además, se accede desde aquí a las secciones Español al día y Banco de datos, así como al Nuevo

tesoro lexicográfico de la lengua española.

A través de la ventana Español al día, se ingresa en el apartado de Consultas lingüísticas, cuya

parte más interesante para nosotros es la sección Preguntas más frecuentes, en la que se responden las

cuestiones que los usuarios plantean a esta Corporación, de manera fácilmente comprensible para

cualquier hablante. Por ejemplo, sobre el uso de la conjunción disyuntiva o y de su variante u, explica lo

siguiente:

Cambio de la o disyuntiva en u

La conjunción disyuntiva o toma la forma u ante palabras que empiezan por el

sonido vocálico /o/ (o- u ho- en la escritura): unos u otros, minutos u horas, ordenar u

organizar.

Cuando la conjunción disyuntiva o va seguida de una expresión numérica que

empieza por la cifra 8 como 8, 80, 81, 800, etc., también debe adoptar la forma u, tanto en

la lectura como en la escritura, porque las palabras que representan estas expresiones

(ocho, ochenta, ochenta y uno, ochocientos...) empiezan por el sonido /o/: 700 u 800.

Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española

Tanto desde aquí como desde la quinta ventana, tenemos acceso al NTLLE, repertorio

imprescindible para solucionar consultas de tipo histórico, que comprende las ediciones facsímiles de los

distintos diccionarios académicos (usual el DRAE , manual, histórico de 1933-36), publicados hasta

la actualidad. A la relación de todos ellos se accede a través de la opción Lista de diccionarios.

Para realizar las búsquedas, se entra a través de Acceso a la aplicación de consulta del NTLLE, y

se pulsa después en Realización de consultas, que abre la siguiente ventana:

Aunque no nos vamos a entretener demasiado en las posibilidades que ofrece esta herramienta,

que cada uno puede investigar individualmente, vamos a ver un ejemplo de consulta con la búsqueda de

la palabra feminismo, neologismo relativamente reciente en nuestra lengua. El resultado aporta 18

Page 19: EL ESPAÑOL ACTUAL

13 testimonios del lema en los diccionarios académicos a partir de 1914, como se puede ver en la tabla:

Pulsando en el lema de una u otra casilla, se obtiene la reproducción facsímil del artículo

lexicográfico en el diccionario correspondiente.

Veamos, sin entrar en análisis comparativos y como simple muestra de la utilidad de esta

herramienta, la primera de 1914 y la última de 1992 de las definiciones de feminismo que ofrece

el Diccionario de la RAE:

DRAE 1914

DRAE 1992

19

Page 20: EL ESPAÑOL ACTUAL

Banco de datos

Mediante la cuarta ventana (como también desde la tercera) nos introducimos en el Banco de

datos de la RAE. Este banco de datos está constituido, como ya se ha dicho, por dos grandes corpus:

el Corpus Diacrónico del Español (CORDE), que contiene casi 250 millones de formas

registradas en textos fechados desde los primeros tiempos de nuestra lengua hasta 1974, y

el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA, escrito y oral), que contiene más de 154

millones de formas correspondientes a la parte escrita y algo más de ocho millones en la parte oral en

textos datados entre 1975 y 2004. El 50% de los textos del CREA corresponde a las zonas lingüísticas en

que se clasifica el español de América: caribeña, mexicana, central, andina, chilena y rioplatense14.

La utilización de ambos es muy similar, por lo que vamos a centrarnos en el modo de consulta

que ofrece el CREA.

Nos limitamos aquí a las indicaciones indispensables, ya que en el tema 2 veremos con más

detalle un ejemplo de consulta.

Accedemos a la ventana principal desde Consulta al banco de datos, donde seleccionamos el que

nos interesa (en nuestro caso, el CREA). Una vez en esta ventana, escribiremos la palabra o grupo de

palabras que buscamos en el campo Consulta, pero teniendo en cuenta que el corpus no está

lematizado, es decir, que extrae por separado cada forma flexiva (canto, cantes, cantarían…; niño, niña,

niños, niñas), cada variante ortográfica (ion, ión; elite, élite…), mayúsculas y minúsculas (Península,

península).

Buscamos, por ejemplo, la palabra élite (esdrújula, con tilde), sin especificar ningún criterio de

selección:

14 Para más detalles sobre la composición del CORDE y el CREA, V.http://www.rae.es/rae/gestores/gespub000019.nsf/voTodosporId/DBC9D1B343D484B0C1257164003C8BFE?OpenDocument.

20

Page 21: EL ESPAÑOL ACTUAL

Obtenemos como resultado total 900 casos de élite registrados en 538 documentos:

Haciendo clic en Ver estadística, obtendremos los números totales y los porcentajes de la

presencia de la palabra por países, años y temas, aunque conviene recordar que el 50% de los textos que

contiene el corpus pertenecen al español de España, mientras que el total de los países hispanoamericanos

se reparten el otro 50:

Desde Recuperar, encontramos las Concordancias, que son las apariciones de la palabra con un

contexto y los datos sobre el texto: autor, título, año, género, etc.

21

Page 22: EL ESPAÑOL ACTUAL

22

Desde el enlace Ver párrafos15, obtendremos todas las apariciones de una manera más manejable

para nuestro trabajo, en párrafos numerados y con un contexto muy amplio. De hecho, lo más probable es

que tengamos suficiente con un contexto mucho más restringido que el que aquí se nos muestra.

Como ejemplo, veamos cómo se presenta el primer párrafo de élite:

Párrafo n.º 1

Entonces inició su via crucis. Destacado en el infierno de Segunda y con 33 partidos en el regreso del Atlético de Madrid a Primera, la llegada del técnico Gregorio Manzano defenestró al pelado centrocampista. "No lo cambio por Zidane", había dicho a principio de la campaña anterior Jesús Gil sobre uno de sus futbolistas más queridos.

Capitán general en el Málaga, donde ascendió de Segunda B a Primera, su talento había pasado desapercibido en el Ourense de la temporada 1996-97. Vaz, que llevó a los rojillos al liderato de Segunda, apenas confió en él y en diciembre hizo las maletas hacia el histórico club andaluz. "Mi sueño es ganar el dinero suficiente como para que mis padres no tengan que trabajar más", dijo al llegar a la élite . Pero la estrella de Movilla declinó. El Mallorca, como contraprestación por Ibagaza, y ahora el Espanyol y el Zaragoza reclaman sus servicios. Para todos, Movilla concede una única respuesta: "Me he dado mi palabra a mí mismo e intento ir por la vida de frente y sin engañar a nadie para conseguir lo que quiero, que es jugar en el Atlético".

15 También es posible acceder a esta opción desde el menú desplegable de “Obtención de ejemplos”, seleccionando “Párrafos”:

Page 23: EL ESPAÑOL ACTUAL

23

AÑO: 2004

AUTOR: PRENSA

TÍTULO: La Voz de Galicia, 15/01/2004 : PERFIL - José María Movilla Cubero

PAÍS: ESPAÑA

TEMA: 05.Deportes

PUBLICACIÓN: La Voz de Galicia, S.A. (La Coruña), 2004

Para completar nuestra investigación sobre el uso de la palabra élite en el CREA, tendremos que

repetir la operación con la variante elite (sin tilde). Encontraremos entonces 752 casos en 448 documentos

y, al revisar las estadísticas, comprobaremos que el 63.05% se registran en textos de España. Además, el

40.29% de los casos se encuentran en textos sobre el tema Política, economía, comercio y finanzas, un

porcentaje notablemente mayor que el que arrojaba la presencia de élite, que era de un 26.44%.

Por supuesto, si queremos profundizar más en la alternancia de estas formas y observar su uso

antes de 1975, tendríamos que recurrir al CORDE, donde seguiríamos los mismos pasos que hemos dado

en el CREA.

En los temas 2 (La norma en el nivel morfosintáctico. Prácticas dirigidas) y 3 (La norma en el

nivel léxico-semántico. Prácticas dirigidas) tendremos ocasión de practicar la consulta del CREA y del

CORDE para resolver las cuestiones prácticas que en ellos se plantean.

Page 24: EL ESPAÑOL ACTUAL

24

BIBLIOGRAFÍA

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ZAMORA VICENTE, Alonso (1999): Historia de la Real Academia Española, Madrid, Espasa Calpe.

Page 25: EL ESPAÑOL ACTUAL

25

El País dominical

«Que no me entero»

JAVIER MARÍAS

08/11/2009

Leo este periódico a diario, desde su fundación. Además he escrito en él desde 1978,

esporádicamente durante muchos años, mensualmente durante unos pocos, semanalmente desde hace casi

siete, en este dominical. Es normal que lo que no me gusta de El País me preocupe, no tiene nada de

particular. Les sucede a los que son sólo lectores, como demuestran sus Cartas al Director y sus quejas a

la Defensora. En los últimos tiempos encuentro cada vez más motivos de preocupación: de tendencia, de

estilo, de contenido, de foco o atención. Me fijo en los nombres de quienes firman las noticias, los

comentarios, los reportajes, las críticas, las columnas y artículos de opinión. Conozco los de los

corresponsales, nacionales e internacionales. Éstos han sido con frecuencia excelentes, y algunos lo

siguen siendo. No voy a hablar, sin embargo, de las tendencias ni de los estilos ni de los contenidos ni de

los focos o atenciones. Con todo, aún es mucho más lo que me agrada que lo que me desagrada. Y todo

ello es subjetivo. Me voy a limitar a señalar un aspecto, el más preocupante de todos y el que más urgiría

corregir.

Nunca me había sucedido lo que me sucede a menudo últimamente: leo una información

intentando enterarme de lo que ocurre en un lugar determinado, o de cómo está la situación de tal

conflicto, o de cuáles van a ser los problemas del libro cuando se generalicen el e-book y similares, o de

qué va a pasar con la fosa de García Lorca, y no lo consigo. En el mejor de los casos, me quedo como

estaba, y en el peor, han aumentado mi ignorancia y mi confusión. Como he perdido muchas cosas, pero

aún no mi capacidad intelectiva (o no enteramente), sólo me queda concluir que con frecuencia no se

entiende nada de lo que los nuevos redactores (cada vez hay más nombres nuevos que no se asientan, no

sé si son becarios que vienen y se van) intentan explicar. A veces se tiene la impresión de que fingen

explicar algo que ellos no han comprendido previamente, lo cual hace su tarea imposible, claro está. En el

caso de algunos corresponsales extranjeros, uno detecta con facilidad que se han limitado a mal copiar -es

decir, a traducir mal- lo que los diarios o televisiones de cada país han dicho, y nada es más

incomprensible que una traducción hecha por alguien que conoce mal la lengua de origen y

deficientemente la propia. El resultado habitual es que el lector con ciertos conocimientos se ve obligado

a llevar a cabo sobre la marcha una "traducción" de la información, esto es, a "deducir" lo que los

redactores habrán entendido o habrán querido decir en realidad. Un juego de adivinación, que va contra

las reglas más elementales del periodismo. Lo peor es que, como esto no se da sólo en El País, sino

también en todos los demás diarios y sobre todo en las radios y televisiones -con la fuerza divulgadora de

estas últimas, y lo de TVE es atroz-, nos encontramos con que también quienes no son corresponsales en

el extranjero, y por tanto no tendrían en principio de dónde traducir, adoptan las meteduras de pata, las

sintaxis ininteligibles y los innumerables falsos amigos que sus colegas propagan. Es llamativa la

resistencia mínima que se opone hoy al continuo destrozo de la lengua. (Ojo, mi preocupación no se debe

Page 26: EL ESPAÑOL ACTUAL

26

a ningún purismo, sino al creciente peligro de que no nos entendamos más que "retraduciéndonos" los

unos a los otros, si cada cual trufa el español con los disparates que se le antojan.)

Sirva como ejemplo modesto la proliferación de falsos amigos, y eso que hay diccionarios para

prevenirnos contra ellos. Obviamente, hay redactores de este diario (y por supuesto de otros) que ni los

tienen ni los consultan, porque aún no se han enterado de que en inglés "extravagant" nunca significa

"extravagante", sino "derrochador" o "despilfarrador"; de que "fastidious" es "puntilloso" o "meticuloso";

de que "dramatic", en bastantes contextos, no es "dramático", sino "espectacular"; de que "bizarre" no

equivale a nuestro "bizarro", sino, como en francés, a "extraño" o incluso "estrafalario"; de que "to abuse"

es "insultar" o "maltratar" muchas más veces que "abusar"; de que "anxiety" no significa "ansiedad", sino

"angustia" (hace poco un crítico de Babelia se congratulaba de que por fin se hubiera traducido

"fielmente" el título de una obra que contiene esa palabra, cuando precisamente ahora se ha traducido

mal); de que "a stranger" no es "un extraño", sino "un desconocido" o el viejo "forastero" de las películas

del Oeste; de que "miserable" quiere decir "desdichado"; de que "to remove" no es "remover", sino

"quitar" o "sacar"; de que "ingenuity" e "intoxication" no son lo que parecen, sino "ingenio" y

"embriaguez", y así decenas de casos más, que no se dan sólo en el inglés. La mayoría son cosas que los

estudiantes de cualquier lengua aprenden en el primer curso. Gente que lleva años o meses viviendo en un

país, y que escribe para la prensa, las desconoce y las traduce mal una y mil veces, hasta contagiárselas a

quienes jamás han puesto un pie en el país en cuestión. Regalen esos diccionarios a quienes los necesiten

en la redacción, por favor. Desearía volver a leer un periódico en el que no tuviera que retraducir a mi

lengua las noticias que en él se me dan, y en el que me enterara un poco más.

Page 27: EL ESPAÑOL ACTUAL

1

TEMA 2

LA NORMA EN EL NIVEL MORFOSINTÁCTICO. PRÁCTICAS DIRIGIDAS

(Pilar de Vega)

ÍNDICE

2.0. INTRODUCCIÓN................................................................................................................................. 3

2.1. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE EL ARTÍCULO Y OTROS DETERMINANTES.............. 4

2.1.1. Presentación ............................................................................................................................. 4

2.1.2. Cuestiones ................................................................................................................................ 4

2.1.3. Respuestas................................................................................................................................ 4

2.1.4. La norma académica. Materiales de consulta........................................................................... 5

2.1.5. Práctica..................................................................................................................................... 8

2.2. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE EL GÉNERO. LA FORMACIÓN DEL FEMENINO...... 12

2.2.1. Presentación ........................................................................................................................... 12

2.2.2. Cuestiones .............................................................................................................................. 12

2.2.3. Respuestas.............................................................................................................................. 12

2.2.4. La norma académica. Materiales de consulta......................................................................... 14

2.2.5. Práctica................................................................................................................................... 18

2.3. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE EL NÚMERO. LA FORMACIÓN DEL PLURAL ......... 19

2.3.1. Presentación ........................................................................................................................... 19

2.3.2. Cuestiones .............................................................................................................................. 19

2.3.3. Respuestas.............................................................................................................................. 20

2.3.4. La norma académica. Materiales de consulta......................................................................... 21

2.3.5. Práctica................................................................................................................................... 24

2.4. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE LA CONCORDANCIA.................................................... 25

2.4.1. Presentación ........................................................................................................................... 25

2.4.2. Cuestiones .............................................................................................................................. 25

2.4.3. Respuestas.............................................................................................................................. 26

2.4.4. La norma académica. Materiales de consulta......................................................................... 28

2.4.5. Práctica................................................................................................................................... 37

2.5. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE LA NEGACIÓN............................................................... 37

2.5.1. Presentación ........................................................................................................................... 37

2.5.2. Cuestiones .............................................................................................................................. 37

2.5.3. Respuestas.............................................................................................................................. 37

2.5.4. La norma académica. Materiales de consulta......................................................................... 39

2.5.5. Práctica................................................................................................................................... 40

Page 28: EL ESPAÑOL ACTUAL

2

2.6. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE EL VERBO........................................................................41

2.6.1. Presentación ........................................................................................................................... 41

2.6.2. Cuestiones .............................................................................................................................. 41

2.6.3. Respuestas.............................................................................................................................. 41

2.6.4. La norma académica. Materiales de consulta......................................................................... 46

2.6.5. Práctica................................................................................................................................... 53

2.7. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE LOS POSESIVOS Y RELATIVOS ................................. 54

2.7.1. Presentación ........................................................................................................................... 54

2.7.2. Cuestiones .............................................................................................................................. 54

2.7.3. Respuestas.............................................................................................................................. 54

2.7.4. La norma académica. Materiales de consulta......................................................................... 56

2.7.5. Práctica................................................................................................................................... 60

2.8. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE LA PREPOSICIÓN Y LA CONJUNCIÓN ..................... 60

2.8.1. Presentación ........................................................................................................................... 60

2.8.2. Cuestiones .............................................................................................................................. 60

2.8.3. Respuestas.............................................................................................................................. 61

2.8.4. La norma académica. Materiales de consulta......................................................................... 63

2.8.5. Práctica................................................................................................................................... 72

BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................................................ 76

EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN DEL TEMA 2 ................................................................... 77

RESPUESTAS A LOS EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN DEL TEMA 2 ............................. 78

MATERIALES PARA LA PREPARACIÓN DEL TEMA 2

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: página web: http://www.rae.es. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2001): Diccionario de la lengua española (DRAE), 22.ª ed., Madrid,

Espasa Calpe. (Dispone de CD–ROM y, con menos prestaciones, está también en línea). REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2005): Diccionario panhispánico de dudas (DPD), Madrid,

Santillana. (Disponible en línea). REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Corpus del español actual (CREA): http://corpus.rae.es/creanet.html. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Corpus diacrónico del español (CORDE):

http://corpus.rae.es/creanet.html. Tema en el curso virtual.

Page 29: EL ESPAÑOL ACTUAL

3

2.0. INTRODUCCIÓN

En este tema nos centraremos en el nivel morfosintáctico y revisaremos algunas de las

vacilaciones que se producen con mayor frecuencia en este plano. Para ello realizaremos una serie de

ejercicios prácticos cuyo punto de partida será la observación de varios ejemplos constituidos por

oraciones tanto normativas como no normativas. Se plantearán sobre ellas algunas cuestiones que se

tratan de resolver utilizando fundamentalmente los recursos y los métodos expuestos en el § 1.3.

En la parte teórica, se responderá en primer lugar, de un modo breve y conciso, a las preguntas

que se plantean, pero, a continuación, esas respuestas se explicarán y razonarán de acuerdo a la norma

académica, utilizando los materiales de consulta que nos proporciona la RAE y que se mostrarán a

continuación. Para terminar el ejercicio, se planteará una breve actividad práctica con el propósito de que

el alumno se vaya acostumbrando al manejo de los materiales de consulta que proponemos.

No se trata de revisar exhaustivamente todas las desviaciones de la norma que se producen en el

nivel morfosintáctico de la lengua, sino de acostumbrarse a utilizar los instrumentos imprescindibles para

solucionar de manera razonada cualquier duda que se presente. Por lo tanto, tampoco se espera que el

alumno memorice los materiales de consulta en su totalidad, pero sí que sepa solucionar dudas similares a

las que se plantean en cada ejercicio, tanto con las respuestas breves como con su explicación y

razonamiento.

Como ejemplo metodológico, veremos en primer lugar un ejercicio práctico sobre el uso del

artículo y otros determinantes que realizaremos de manera especialmente detallada para empezar a

practicar la consulta de los materiales que la RAE ofrece en su página web, sobre todo, el Diccionario

panhispánico de dudas (DPD), el Diccionario de la lengua española (DRAE) y los bancos de datos

CREA y CORDE.

Page 30: EL ESPAÑOL ACTUAL

4

2.1. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE EL ARTÍCULO Y OTROS

DETERMINANTES

2.1.1. Presentación

Observe las siguientes oraciones:

a) En verano solían ir al monte para observar el vuelo del águila real.

b) Nunca digas de este agua no beberé.

c) Ya no quedaba ni una aula libre donde acomodar a los alumnos.

d) No era muy religioso, pero sí le rezaba de vez en cuando a alguna alma del purgatorio.

e) El torero se arrodilló frente a la afilada asta doblegada.

2.1.2. Cuestiones

1. Indique cuáles responden a la norma y cuáles no.

2. Explique y razone sus respuestas.

3. Aporte, como justificación de sus razonamientos, la opinión de la RAE.

4. Contraste el uso en España y en Hispanoamérica de expresiones de este tipo utilizando el CREA.

2.1.3. Respuestas

Las oraciones a, c, d y e son correctas desde el punto de vista normativo.

Es incorrecta la oración b, puesto que los adjetivos demostrativos deben usarse con la forma femenina.

La oración correcta es, por lo tanto, Nunca digas de esta agua no beberé.

En la oración propuesta en c, Ya no quedaba ni una aula libre donde acomodar a los alumnos, se

admite tanto el uso de la forma apocopada, un aula, como el de la plena, una aula.

EXPLICACIÓN Y RAZONAMIENTO

En general, ante sustantivos femeninos que empiezan por /a/ tónica (con las grafías a, ha), el

artículo determinado singular debe ser el y no la (el agua, el águila). Esta norma afecta esencialmente al

artículo determinado y al indefinido, que toma la forma un (un agua, un aula), aunque no es incorrecto

utilizar la forma una (una agua, una aula).

No se aplica esta norma cuando el artículo no precede inmediatamente al sustantivo (la turbia

agua, la afilada asta).

No siguen esta regla los adjetivos demostrativos, por lo que deben usarse siempre con la forma

femenina (esta agua, esa alga, alguna alma, toda arma). Los indefinidos una, alguna y ninguna pueden

adoptar las formas apocopadas un, algún, ningún (un agua, algún águila, ningún aula), pero también se

admiten las formas plenas una, alguna, ninguna (una agua, alguna águila, ninguna aula).

Page 31: EL ESPAÑOL ACTUAL

5

No afecta esta norma ni a los adjetivos que empiezan por /a/ tónica (la hábil artesana, la alta

torre), ni a las palabras derivadas de sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica, pero que la han

perdido en la nueva forma (esta agüita, la aguilita).

Tampoco debe caerse en el error de utilizar la forma el ante sustantivos femeninos compuestos cuyo

primer elemento, como palabra independiente, comienza por /a/ tónica, pero que ha pasado a /a/ átona en el

compuesto, como ocurre, por ejemplo, en la aguamarina, palabra llana, cuya sílaba tónica es –ri–.

Para justificar nuestra respuesta, acudiremos a las páginas de la RAE y, puesto que este es uno de

los temas que se tratan en la sección Preguntas más frecuentes, empezaremos por consultar la explicación

que allí se ofrece.

2.1.4. La norma académica. Materiales de consulta

El artículo ante sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica (El agua, esta agua, mucha agua)

(RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES)

El sustantivo agua es de género femenino, pero tiene la particularidad de comenzar por /a/ tónica

(la vocal tónica de una palabra es aquella en la que recae el acento de intensidad: [água]). Por razones de fonética histórica, este tipo de palabras seleccionan en singular la forma el del artículo, en lugar de la forma femenina normal la. Esta regla solo opera cuando el artículo antecede inmediatamente al sustantivo, de ahí que digamos el agua, el área, el hacha; pero si entre el artículo y el sustantivo se interpone otra palabra, la regla queda sin efecto, de ahí que digamos la misma agua, la extensa área, la afilada hacha. Puesto que estas palabras son femeninas, los adjetivos deben concordar siempre en femenino: el agua clara, el área extensa, el hacha afilada (y no 1el agua claro, el área extenso, el hacha afilado).

Por su parte, el indefinido una toma generalmente la forma un cuando antecede inmediatamente a sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica: un área, un hacha, un águila (si bien no es incorrecto, aunque sí poco frecuente, utilizar la forma plena una: una área, una hacha, una águila). Asimismo, los indefinidos alguna y ninguna pueden adoptar en estos casos las formas apocopadas (algún alma, ningún alma) o mantener las formas plenas (alguna alma, ninguna alma).

Al tratarse de sustantivos femeninos, con los demostrativos este, ese, aquel o con cualquier otro adjetivo determinativo, como todo, mucho, poco, otro, etc., deben usarse las formas femeninas correspondientes: esta hacha, aquella misma arma, toda el agua, mucha hambre, etc. (y no este hacha,

aquel mismo arma, todo el agua, mucho hambre, etc.). [Más información en el Diccionario panhispánico de dudas, s. v. 2 el, 2].

1 El DPD emplea el signo para marcar los usos incorrectos. 2 La abreviatura s. v., empleada sobre todo en textos filológicos, corresponde al latín sub voce, ‘bajo la palabra’, e indica que el concepto al que se alude está situado, dentro de un determinado repertorio léxico, en el artículo cuyo lema se especifica (el, en el caso comentado).

Page 32: EL ESPAÑOL ACTUAL

Puesto que se nos indica al final del artículo que encontraremos más información sobre este

asunto en el artículo el del DPD, a él nos dirigimos y encontramos lo siguiente:

El artículo ante sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica (DPD, s. v. el)

2. Uso [del artículo] ante sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica

2.1. El artículo femenino la toma obligatoriamente la forma el cuando se antepone a sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica (gráficamente a– o ha–), con muy pocas excepciones ( 2.3); así, decimos el águila, el aula o el hacha (y no la águila, la aula o la hacha). [...] El uso de la forma el ante nombres femeninos solo se da cuando el artículo precede inmediatamente al sustantivo, y no cuando entre ambos se interpone otro elemento: el agua fría, pero la mejor agua; el hacha del leñador, pero la afilada hacha. En la lengua actual, este fenómeno solo se produce ante sustantivos, y no ante adjetivos; así, aunque en la lengua medieval y clásica eran normales secuencias como el alta hierba o el alta cumbre, hoy diríamos la alta hierba o la alta cumbre: «Preocupa la actitud de la alta burocracia» (Tiempos [Bol.] 11.12.96). Incluso si se elide el sustantivo, sigue usándose ante el adjetivo la forma la: «La Europa húmeda [...] no tiene necesidad de irrigación, mientras que la árida, como España, está obligada a hacer obras» (Tortolero Agua [Méx. 2000]). Ante sustantivos que comienzan por /a/ átona se usa hoy, únicamente, la forma la: la amapola, la habitación. Ha de evitarse, por tanto, el error frecuente de utilizar la forma el del artículo ante los derivados de sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica, cuando esa forma derivada ya no lleva el acento en la /a/ inicial; así, debe decirse, por ejemplo, la agüita, y no el agüita. Este mismo error debe evitarse en el caso de sustantivos femeninos compuestos que comienzan por /a/ átona, pero cuyo primer elemento, como palabra independiente, comienza por /a/ tónica; así, por ejemplo, debe decirse la aguamarina, y no el aguamarina ( aguamarina).

Seguimos todas las pistas y, como se anuncia que podemos encontrar algo sobre las pocas

excepciones que hay a esta regla en el epígrafe 2.3 de este mismo artículo, acudimos a él:

Excepciones a la regla (DPD, s. v. el)

[...] 2.3. Hay algunas excepciones al uso de la forma el del artículo ante sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica. A este respecto ha de tenerse en cuenta lo siguiente:

a) Se usa la y no el ante los nombres de las letras a, hache y alfa: «La p con la a, pa» (País [Esp.] 1.6.85); «La hache es muda» (Miguel Perversión [Esp. 1994]); Apretando estas tres teclas se obtiene la alfa con iota suscrita; ante los nombres propios de mujer, cuando llevan artículo ( 4): «Era la Ana de los días gloriosos» (Aguilera Caricia [Méx. 1983]); y ante las siglas, cuando el núcleo de la denominación no abreviada (normalmente, la palabra representada por la primera letra de la sigla) es un sustantivo femenino que no comienza por /a/ tónica: «La APA [= Asociación de Padres de Alumnos] ha tomado esta decisión» (Mundo [Esp.] 1.3.94), ya que asociación es un sustantivo femenino cuya /a/ inicial es átona.

b) En el caso de los sustantivos que comienzan por /a/ tónica y designan seres sexuados, si tienen una única forma, válida para ambos géneros, se mantiene el uso de la forma la del artículo cuando el

6

Page 33: EL ESPAÑOL ACTUAL

referente es femenino, ya que este es el único modo de señalar su sexo: la árabe, la ácrata. Si se trata, en cambio, de sustantivos de dos terminaciones, una para cada género, la tradición nos ha legado el uso de la forma el del artículo ante el nombre femenino, como en el caso de ama o aya: «Ya vienen hacia ustedes el ama de llaves y dos mozos» (Montaño Andanzas [Méx. 1995]); «La señora paseaba con el aya y el doncel don Domènec, en las plácidas tardes de otoño» (Faner Flor [Esp. 1986]). Sin embargo, en los sustantivos que, teniendo asimismo dos terminaciones, han comenzado a usarse solo recientemente en femenino, los hablantes, de forma espontánea, tienden a usar la forma la del artículo, pues se carece, en estos casos, de tradición heredada; es el caso de la palabra árbitra ( árbitro), con la que los hablantes usan, espontáneamente, la forma la y no el: «Pilar Guerra Lorenzo, la árbitra de 16 años que el pasado sábado fue agredida salvajemente en Valladolid, [...] medita no volver a dirigir ningún partido» (País [Esp.] 4.2.99). Es muy probable que la razón de que los hablantes digan, espontáneamente, la árbitra (y no el árbitra) sea que, perdida ya toda conciencia de que la forma el ante nombres femeninos procede, por evolución, de un femenino ela, en el sistema actual, la forma el se asocia exclusivamente con el género masculino y la con el femenino; quizá por ello, en los nuevos usos, cuando el sustantivo se refiere a seres sexuados, tiende a rechazarse la aplicación de la antigua norma.

c) Cuando el artículo acompaña a topónimos femeninos que comienzan por /a/ tónica ( 5), el uso es fluctuante. Con los nombres de continente se emplea la forma el: «Existen [...] diferencias grandes entre el África, el Asia y la América Latina» (Tiempo [Col.] 4.9.97); «Los pueblos del África subsahariana no habían desarrollado movimientos nacionalistas» (Tusell Geografía [Esp. 1995]); en el caso de las ciudades o los países, en cambio, se emplea con preferencia la forma la, que incluso forma parte del nombre propio en el caso de La Haya: «El Tribunal de La Haya rechazó la apelación libia» (Expreso [Perú] 15.4.92); «En la Ámsterdam lluviosa de ayer, este no era el único asunto» (Mundo [Esp.] 12.9.95); «Lo expulsaron de la Austria católica» (Paso Palinuro [Méx. 1977]).

Otras palabras que siguen la misma regla que agua son: abra, acta, ágata, ágora, águila, ala,

alba, alga, álgebra, alma, ama, anca, ancla, áncora, ánfora, ánima, ansia, arca, área, aria, arma, asa,

ascua, asma, asna, aspa, asta, aula, aura, ave, aya, habla, hacha, hada, hampa, haya, haz (‘cara de una

tela o de una hoja’).

Un caso especial de palabra que comienza por /a/ tónica es el de arte, que el DRAE señala como

de género ambiguo, y sobre la cual dice el DPD:

arte

(DPD, s. v.)

[...] Este sustantivo, que era femenino en latín, puede usarse en ambos géneros, teniendo en cuenta que, en el español actual, cuando va en singular, lo normal es usarlo en masculino: «El cine es el séptimo arte» (Abc [Esp.] 5.1.96); «Velázquez establece un principio del arte moderno» (Fuentes Esto [Méx. 2002]); «Sigue bloqueando la prohibición de las volantas, que son un arte de pesca [...] esquilmador y antiecológico» (Mundo [Esp.] 30.5.96); y, cuando va en plural, lo normal es usarlo en femenino: «Aprendió con provecho las artes marciales» (Otero Temporada [Cuba 1983]); «Es necesaria una reordenación de las artes de pesca» (País [Esp.] 11.7.80); «Te has acostumbrado a conseguir algunas cosas con muy malas artes» (Carrión Danubio [Esp. 1995]). No obstante, con el sentido preciso de ‘conjunto de normas y principios para hacer bien algo’, es normalmente femenino, incluso en singular, y así se habla de arte amatoria, arte cisoria, arte métrica o arte poética. En el español actual, si se usa en femenino singular, debe llevar la forma el del artículo, por ser palabra que comienza por /a/ tónica ( el, 2.1): el arte poética, no la arte poética.

7

Page 34: EL ESPAÑOL ACTUAL

Podemos ampliar algo más este aspecto consultando el artículo temático sobre GÉNERO:

(DPD, artículo temático GÉNERO2)

1 [...]c) Sustantivos ambiguos en cuanto al género. Son los que, designando normalmente seres inanimados,

admiten su uso en uno u otro género, sin que ello implique cambios de significado: el/la armazón, el/la dracma, el/la mar, el/la vodka. Normalmente la elección de uno u otro género va asociada a diferencias de registro o de nivel de lengua, o tiene que ver con preferencias dialectales, sectoriales o personales. No deben confundirse los sustantivos ambiguos en cuanto al género con los casos en que el empleo de una misma palabra en masculino o en femenino implica cambios de significado: el cólera (‘enfermedad’) o la cólera (‘ira’); el editorial (‘artículo de fondo no firmado’) o la editorial (‘casa editora’). De entre los sustantivos ambiguos, tan solo ánade y cobaya designan seres animados.

2.1.5. Práctica

Siguiendo las indicaciones sobre la consulta de los bancos de datos de la RAE que hemos visto en

el § 1.3, podemos continuar nuestro trabajo para comprobar cómo se refleja la situación en los textos.

En una investigación exhaustiva, deberíamos empezar por observar el uso del artículo

determinado ante /a/ tónica (el/la agua), seguir con el del indefinido (un/una agua), el de los

demostrativos (este, ese, aquel/esta, esa, aquella agua), etc. Tendríamos que insistir después en la

búsqueda de casos similares, como esta/este águila, esa/ese aula, aquel/aquella hada, etc., hasta que

consideremos que hemos obtenido unos datos fiables que nos permiten deducir resultados objetivos.

Como lo que intentamos aquí es empezar a familiarizarnos con el método de trabajo, nos

limitaremos a buscar, a modo de ejemplo, el error que con más frecuencia se repite sobre esta regla: el

sintagma este agua, que confrontaremos luego con la forma normativa esta agua.

Las posibilidades de consulta que se nos ofrecen son muchas, como ya sabemos, pero vamos a

empezar por una búsqueda sencilla en el CREA.

Entramos en el banco de datos desde la página de la RAE (http://rae.es), o directamente, mediante

el enlace http://corpus.rae.es/creanet.html y aparece la pantalla siguiente:

En la ventana Consulta, tecleamos la palabra o grupo de palabras sobre el que buscamos

información, este agua. En Criterios de selección, podemos utilizar el Geográfico y marcaremos España.

8

Page 35: EL ESPAÑOL ACTUAL

Mantenemos Todos los medios y todos los temas y pulsamos la tecla Buscar, que abre la siguiente

pantalla:

Vemos, pues, que hemos encontrado un total de 35 casos distribuidos en 27 documentos.

Hacemos clic ahora en el campo Recuperar y obtendremos los casos de este agua numerados, con un

pequeño contexto, y las indicaciones de año de publicación, autor y título de la obra, país, tema y

publicación en que se registra.

Si en la línea inferior seleccionamos Ver párrafos, obtendremos todas las apariciones del

sintagma de forma más manejable para nuestro trabajo. Por ejemplo, en el párrafo 18, probablemente, nos

bastaría con el contexto “[...] La sal ya no se disuelve en este agua en que no habita ningún pez y en que

tampoco puede vivir ningún molusco”:

Párrafo nº 18.

Página 183 una zona de conventos y ermitas de todas las confesiones. Por supuesto, en un recodo del río reinan

Página 184 los vendedores de refrescos. Curas, monjas, obispos y hasta arzobispos, o simples fieles cristianos, se entregan a la tarea fetichista de cortar arbustos, flores o plantas del punto sagrado y llenar botellas con agua santa del Jordán.

El mar Muerto, 390 metros por debajo del nivel del mar, la más profunda depresión de la tierra, es, en realidad, un lago. Nos bañamos para sentir el placer de flotar. Se dice que un suicida se lanzó al mar Muerto con el propósito de pasar a mejor vida. No había leído a M. Y. Bengavriel, quien advirtió: "Un suicida que quisiera ahogarse no podría llevar a cabo su propósito en el mar Muerto, porque el agua, que se compone en un 25 por ciento de cloruro magnésico, cloruro cálcico y el cloruro sódico, no permitiría que un cuerpo se hundiera. La sal ya no se disuelve en este agua en que no habita ningún pez y en que tampoco puede vivir ningún molusco."

Sobre el agua viscosa, fétida, tumbados panza arriba, leemos un diario y Willy toma las fotografías que han hecho todos los turistas que han pasado por el lugar. Me imagino Sodoma y Gomorra, que se hundieron entre las olas del mar salado, después de una lluvia terrorífica (¿atómica?), pero salgo

9

Page 36: EL ESPAÑOL ACTUAL

enseguida a tierra firme por temor a verme convertido en una estatua de sal, como la mujer de Lot. Se impone una ducha de agua dulce. Los dueños de los hoteles que bordean el mar conocen muy bien esta necesidad urgente que apremia al viajero, porque la ducha costaba ya por entonces 200 pesetas. Es un baño purificador. El cuerpo absorbe la sal y el bañador parece encolado y el pelo semejante a estopa. Pero ni una hora al baño maría lograría liberarnos de esta capa de sal que es el tributo a la estupidez turística. – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –

AÑO: 1995 AUTOR: Leguineche, Manuel TÍTULO: El camino más corto. Una trepidante vuelta al mundo en automóvil PAÍS: ESPAÑA TEMA: 05.Turismo PUBLICACIÓN: Plaza y Janés (Barcelona), 1996

Recordemos que el banco de datos diferencia las distintas formas flexivas de una palabra,

discrimina masculino y femenino, y singular y plural, mayúsculas y minúsculas, formas con acento y sin

él, etc. Por lo tanto, si queremos obtener datos fiables, debemos afinar la búsqueda al máximo.

Pero, siguiendo con nuestra práctica, vamos a pedirle al CREA que nos muestre los casos de este

agua, no solo en España, sino también en todos los países de habla hispana.

El resultado es bastante sorprendente, pues, como vemos en la pantalla, solo se ha incrementado

el número de casos en dos.

10

Page 37: EL ESPAÑOL ACTUAL

Si accedemos a Ver estadística, observaremos que esos dos casos proceden de Argentina y

Venezuela:

Hacemos clic ahora en Recuperar y obtendremos las concordancias, que podremos ver en forma

de párrafos si lo solicitamos.

Como podemos comprobar, el uso no normativo de esta forma es abrumadoramente mayor en

España que en los demás países hispanohablantes, con un 94.59% frente a un 5.41%.

Para confrontar estos resultados con el uso de la forma normativa del sintagma, tendremos que

repetir los mismos pasos para buscar esta agua.

Los datos que encontramos señalan 26 casos de esta agua, en 22 documentos, en España, frente a

73 casos, en 59 documentos, en el conjunto de países hispanohablantes. De ellos, el 36.11% responde al

uso en España, lo que supone que el porcentaje de uso normativo en el resto es del 63%.

En conclusión, los datos que arroja esta pequeña muestra sobre el uso del pronombre

demostrativo ante /a/ tónica se resumen en el siguiente cuadro:

Forma normativa (esta agua)

Forma no normativa(este agua)

España 36.11% 94.59%

Resto de países 63.89% 5.41%

A pesar de que los datos son elocuentes y de que probablemente responden a la realidad , es

evidente que no se puede extraer ninguna conclusión objetiva de una muestra tan insignificante y que solo

hemos abierto el camino hacia un método de trabajo en el que la investigación personal desempeña un

papel destacado y muy gratificante.

11

Page 38: EL ESPAÑOL ACTUAL

12

2.2. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE EL GÉNERO. LA FORMACIÓN DEL

FEMENINO

2.2.1. Presentación

Observe las siguientes oraciones:

a) Vive rodeado de gatos y gatas, pero todos se esconden cuando le visitan sus amigos y amigas.

b) Espero que vengáis tod@s a la fiesta de esta noche.

c) Tiene tres hijas: la mayor es jueza; la segunda, médica y la pequeña, música.

d) Las dependientas entran a las 10, pero la jefa está en el comercio desde las 9.

e) Compré un paquete de azúcar moreno, aunque yo prefiero el azúcar blanquilla.

2.2.2. Cuestiones

1. Indique cuáles responden a la norma y cuáles no.

2. Explique y razone sus respuestas.

3. Aporte, como justificación de sus razonamientos, la opinión de la RAE.

4. Contraste los porcentajes de uso de jefa y jueza en España y en el resto de países hispanohablantes

utilizando los bancos de datos CREA y CORDE.

2.2.3. Respuestas

a) Se produce un desdoblamiento del sustantivo en sus dos formas de género, masculina y

femenina, que es innecesario y entorpece el estilo. La oración correcta desde el punto de vista normativo

es: Vive rodeado de gatos, pero todos se esconden cuando le visitan sus amigos.

b) El símbolo de la arroba no es un signo lingüístico ni corresponde a ninguna letra de nuestro

alfabeto, por lo que su uso es aquí incorrecto. La oración debe ser: Espero que vengáis todos a la fiesta de

esta noche.

c) La oración se considera correcta desde el punto de vista normativo, puesto que el uso ha

generalizado la forma jueza, aunque es preferible o, al menos, más tradicional el mantenimiento de

la forma invariable juez: Tiene tres hijas: la mayor es juez; la segunda, médica y la pequeña, música.

d) La oración es correcta. Los femeninos dependienta y jefa se han generalizado en los últimos

años, por lo que la RAE admite su uso junto a las formas invariables, más ortodoxas pero definitivamente

anticuadas, (la) dependiente y (la) jefe.

e) La oración es correcta. Azúcar es un sustantivo ambiguo, por lo que admite la concordancia

tanto con la forma femenina como con la masculina.

Page 39: EL ESPAÑOL ACTUAL

13

EXPLICACIÓN Y RAZONAMIENTO

a) En la expresión de sustantivos referidos a seres animados, la forma de género masculino se

utiliza para designar tanto el sexo masculino como la clase, integrada por seres de los dos sexos, a no ser

que la distinción en la mención a ambos sea relevante en el contexto (A esa edad, las niñas son más

maduras que los niños). Esta simplificación se basa en el principio de economía del lenguaje, que tiene su

fundamento en la aplicación de la ley del mínimo esfuerzo. Es decir, se trata de que el menor número

posible de significantes designe el mayor número de significados. El lenguaje humano obedece, pues, a

un principio según el cual el número de fonemas es inferior al de morfemas (léxicos y gramaticales), y

este es a su vez inferior al de semas (rasgos de significado). Por otro lado, ya en 1963, el lingüista ruso

Roman Jakobson acuñó la expresión término marcado (o extensivo) frente a término no marcado (o

intensivo) para designar a los dos elementos de una oposición lingüística binaria que pueden neutralizarse.

En estos casos de neutralización, se utiliza el término no marcado, que coincide con la expresión de

género masculino, mientras que la expresión de género femenino, que se utiliza cuando queda

neutralizado el contraste significativo, es el término marcado.

b) Precisamente por lo farragosa que resulta la repetición de los dos elementos de cada oposición

de género, se ha extendido el uso del símbolo de la arroba (@) para expresar el término no marcado que

corresponde a la forma de masculino. Se produce así una confusión que afecta a las relaciones

paradigmáticas de la lengua tanto como a las sintagmáticas, al introducir un elemento que no cumple los

requisitos para conmutarse ni combinarse en igualdad de condiciones con los demás grafemas.

c) En los nombres de profesiones, lo normativo es que los que terminan en –o para el masculino

formen el femenino sustituyendo esta vocal por una –a, como ocurre en médica y música. La regla se

aplica incluso en nombres cuyo femenino puede resultar todavía extraño por lo poco habitual, como es el

caso de música y cartera, por ejemplo.

La mayoría de los nombres (y de los adjetivos) que terminan en –z como los que acaban en

–l , son comunes para los dos géneros, pero durante los últimos años algunos se han popularizado con la

terminación en –a para el femenino, como ocurre con jueza.

d) Los nombres (y los adjetivos) terminados en –e son comunes para los dos géneros, aunque

algunos, como jefe, han desarrollado una forma de femenino en –a (jefa) que ha ido ganando terreno hasta

prácticamente desbancar a la forma común.

e) Azúcar es un sustantivo ambiguo, por lo que puede concordar con determinantes y adjetivos en

forma masculina y femenina indistintamente. En general, la opción por uno u otro género suele conllevar

una serie de connotaciones derivadas del nivel de lengua o del registro en que se utilice, como ocurre, por

ejemplo, con el mar/la mar. Sin embargo, en el caso de azúcar es frecuente la alternancia incluso en un

mismo hablante. Además, este sustantivo admite el artículo en masculino y el adjetivo en femenino dentro

del mismo sintagma, como ocurre con los nombres que empiezan por /a/ tónica. Compré un paquete de

Page 40: EL ESPAÑOL ACTUAL

14

azúcar moreno, aunque yo prefiero el azúcar blanquilla es, por lo tanto, una oración perfectamente

adecuada a la norma.

2.2.4. La norma académica. Materiales de consulta

Para ampliar estas respuestas, veremos las explicaciones que sobre estos temas ofrece la RAE.

Empezamos por recoger las respuestas a las preguntas más frecuentes sobre El masculino como género no

marcado, que completaremos con la lectura que ofrece el DPD en su artículo temático sobre el género.

Sobre la Formación del femenino en profesiones y cargos consultaremos el artículo músico –ca del DPD

y también el mismo artículo temático sobre el género, en el que encontramos asimismo la información

necesaria sobre el femenino de los sustantivos terminados en –z y en –e y sobre el de los nombres

ambiguos, que ampliaremos con el artículo azúcar del mismo diccionario.

El masculino como género no marcado (Los ciudadanos y las ciudadanas, los niños y las niñas)

(RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES)

Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto.

La mención explícita del femenino se justifica solo cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto: El desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad. La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos.

El uso genérico del masculino se basa en su condición de término no marcado en la oposición masculino/femenino. Por ello, es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto. Así, los alumnos es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones.

[Más información sobre esta cuestión y otras relacionadas con el género gramatical, en el Diccionario panhispánico de dudas, s. v. GÉNERO2].

El masculino como género no marcado (Los ciudadanos y las ciudadanas) (DPD, artículo temático GÉNERO2)

2. USO DEL MASCULINO EN REFERENCIA A SERES DE AMBOS SEXOS

2.1. En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es el único animal racional; El gato es un buen animal de compañía. Consecuentemente, los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean en

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plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales; En mi barrio hay muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las mujeres prehistóricas ni las gatas). Así, con la expresión los alumnos podemos referirnos a un colectivo formado exclusivamente por alumnos varones, pero también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas. A pesar de ello, en los últimos tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección lingüística, se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos la alusión a ambos sexos: «Decidió luchar ella, y ayudar a sus compañeros y compañeras» (Excélsior [Méx.] 5.9.96). Se olvida que en la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino, posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo —y debió— decirse, simplemente, ayudar a sus compañeros. Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto, es necesaria la presencia explícita de ambos géneros: La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente; En las actividades deportivas deberán participar por igual alumnos y alumnas. Por otra parte, el afán por evitar esa supuesta discriminación lingüística, unido al deseo de mitigar la pesadez en la expresión provocada por tales repeticiones, ha suscitado la creación de soluciones artificiosas que contravienen las normas de la gramática: las y los ciudadanos. 2.2. Para evitar las engorrosas repeticiones a que da lugar la reciente e innecesaria costumbre de hacer

siempre explícita la alusión a los dos sexos (los niños y las niñas, los ciudadanos y ciudadanas, etc.; 2.1), ha comenzado a usarse en carteles y circulares el símbolo de la arroba (@) como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo, ya que este signo parece incluir en su trazo las vocales a y o: l@s niñ@s. Debe tenerse en cuenta que la arroba no es un signo lingüístico y, por ello, su uso en estos casos es inadmisible desde el punto de vista normativo; a esto se añade la imposibilidad de aplicar esta fórmula integradora en muchos casos sin dar lugar a graves inconsistencias, como ocurre en Día del niñ@, donde la contracción del solo es válida para el masculino niño.

Formación del femenino en profesiones y cargos (DPD, s. v. músico –ca)

músico –ca. ‘Persona que se dedica a la música’. El femenino es música ( GÉNERO2, 3a): «La presencia de los jóvenes músicos y músicas de la Orquesta de Cámara Tupay» (Tiempos [Bol.] 11.12.96). No debe emplearse el masculino para referirse a una mujer: la músico.

Formación del femenino en profesiones y cargos

(DPD, artículo temático GÉNERO2)

3. FORMACIÓN DEL FEMENINO EN PROFESIONES, CARGOS, TÍTULOS O ACTIVIDADES HUMANAS. Aunque en el modo de marcar el género femenino en los sustantivos que designan profesiones, cargos, títulos o actividades influyen tanto cuestiones puramente formales —la etimología, la terminación del masculino, etc.— como condicionamientos de tipo histórico y sociocultural, en especial el hecho de que se trate o no de profesiones o cargos desempeñados tradicionalmente por mujeres, se pueden establecer las siguientes normas, atendiendo únicamente a criterios morfológicos:

a) Aquellos cuya forma masculina acaba en –o forman normalmente el femenino sustituyendo esta vocal por una –a: bombero/bombera, médico/médica, ministro/ministra, ginecólogo/ginecóloga. Hay excepciones, como piloto, modelo o testigo, que funcionan como comunes: el/la piloto, el/la modelo, el/la testigo (no debe considerarse una excepción el sustantivo reo, cuyo femenino etimológico y aún vigente en el uso es rea, aunque funcione asimismo como común: la reo). También funcionan normalmente como comunes los que proceden de acortamientos: el/la fisio, el/la otorrino. En algún

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caso, el femenino presenta la terminación culta –isa (del lat. –issa), por provenir directamente del femenino latino formado con este sufijo: diácono/diaconisa; y excepcionalmente hay voces que tienen dos femeninos, uno en –a y otro con la terminación –esa (variante castellana de –isa): diablo, fem. diabla o diablesa; vampiro, fem. vampira o vampiresa.

b) Los que acaban en –a funcionan en su inmensa mayoría como comunes: el/la atleta, el/la cineasta, el/la guía, el/la logopeda, el/la terapeuta, el/la pediatra. En algunos casos, por razones etimológicas, el femenino presenta la terminación culta –isa: profetisa, papisa. En el caso de poeta, existen ambas posibilidades: la poeta/poetisa. También tiene dos femeninos la voz guarda, aunque con matices significativos diversos ( guarda): la guarda/guardesa. Son asimismo comunes en cuanto al género los sustantivos formados con el sufijo –ista: el/la ascensorista, el/la electricista, el/la taxista. Es excepcional el caso de modista, que a partir del masculino normal el modista ha generado el masculino regresivo modisto.

c) Los que acaban en –e tienden a funcionar como comunes, en consonancia con los adjetivos con esta misma terminación, que suelen tener una única forma (afable, alegre, pobre, inmune, etc.): el/la amanuense, el/la cicerone, el/la conserje, el/la orfebre, el/la pinche. Algunos tienen formas femeninas específicas a través de los sufijos –esa, –isa o –ina: alcalde/alcaldesa, conde/condesa, duque/duquesa, héroe/heroína, sacerdote/sacerdotisa (aunque sacerdote también se usa como común: la sacerdote). En unos pocos casos se han generado femeninos en –a, como en jefe/jefa, sastre/sastra, cacique/cacica.

Dentro de este grupo están también los sustantivos terminados en –ante o –ente, procedentes en gran parte de participios de presente latinos, y que funcionan en su gran mayoría como comunes, en consonancia con la forma única de los adjetivos con estas mismas terminaciones (complaciente, inteligente, pedante, etc.): el/la agente, el/la conferenciante, el/la dibujante, el/la estudiante. No obstante, en algunos casos se han generalizado en el uso femeninos en –a, como clienta, dependienta o presidenta. A veces se usan ambas formas, con matices significativos diversos: la gobernante (‘mujer que dirige un país’) o la gobernanta (en una casa, un hotel o una institución, ‘mujer que tiene a su cargo el personal de servicio’).

d) Los pocos que terminan en –i o en –u funcionan también como comunes: el/la maniquí, el/la saltimbanqui, el/la gurú.

e) En cuanto a los terminados en –y, el femenino de rey es reina, mientras que los que toman modernamente esta terminación funcionan como comunes: el/la yóquey.

f) Los que acaban en –or forman el femenino añadiendo una –a: compositor/compositora, escritor/escritora, profesor/profesora, gobernador/gobernadora. En algunos casos, el femenino presenta la terminación culta –triz (del lat. –trix, –tricis), por provenir directamente de femeninos latinos formados con este sufijo: actor/actriz, emperador/emperatriz.

g) Los que acaban en –ar o –er, así como los pocos que acaban en –ir o –ur, funcionan hoy normalmente como comunes, aunque en algunos casos existen también femeninos en –esa o en –a: el/la auxiliar, el/la militar, el/la escolar (pero el juglar/la juglaresa), el/la líder (raro lideresa), el/la chofer o el/la chófer (raro choferesa), el/la ujier, el/la sumiller, el/la bachiller (raro hoy bachillera), el/la mercader (raro hoy mercadera), el/la faquir, el/la augur.

h) Los agudos acabados en –n y en –s forman normalmente el femenino añadiendo una –a: guardián/guardiana, bailarín/bailarina, anfitrión/anfitriona, guardés/guardesa, marqués/marquesa, dios/ diosa. Se exceptúan barón e histrión, cuyos femeninos se forman a través de los sufijos –esa e –isa, respectivamente: baronesa, histrionisa. También se apartan de esta regla la palabra rehén, que funciona como epiceno masculino (el rehén) o como común (el/la rehén), y la voz edecán, que es común en cuanto al género (el/la edecán; edecán). Por su parte, las palabras llanas con esta terminación funcionan como comunes: el/la barman.

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i) Los que acaban en –l o –z tienden a funcionar como comunes: el/la cónsul, el/la corresponsal, el/la timonel, el/la capataz, el/la juez, el/la portavoz, en consonancia con los adjetivos terminados en estas mismas consonantes, que tienen, salvo poquísimas excepciones, una única forma, válida tanto para el masculino como para el femenino: dócil, brutal, soez, feliz (no existen las formas femeninas *dócila, *brutala, *soeza, *feliza). No obstante, algunos de estos sustantivos han desarrollado con cierto éxito un femenino en –a, como es el caso de juez/jueza, aprendiz/aprendiza, concejal/concejala o bedel/bedela.

j) Los terminados en consonantes distintas de las señaladas en los párrafos anteriores funcionan como comunes: el/la chef, el/la médium, el/la pívot. Se exceptúa la voz abad, cuyo femenino es abadesa. Es especial el caso de huésped, pues aunque hoy se prefiere su uso como común (el/la huésped), su femenino tradicional es huéspeda.

k) Independientemente de su terminación, funcionan como comunes los nombres que designan grados de la escala militar: el/la cabo, el/la brigada, el/la teniente, el/la brigadier, el/la capitán, el/la coronel, el/la alférez; los sustantivos que designan por el instrumento al músico que lo toca: el/la batería, el/la corneta, el/la contrabajo; y los sustantivos compuestos que designan persona: el/la mandamás, el/la sobrecargo, un/una cazatalentos, un/una sabelotodo, un/una correveidile.

l) Cuando el nombre de una profesión o cargo está formado por un sustantivo y un adjetivo, ambos elementos deben ir en masculino o femenino dependiendo del sexo del referente; por tanto, debe decirse la primera ministra, una intérprete jurada, una detective privada, etc., y no la primera ministro, una intérprete jurado, una detective privado, etc.: «Me llamo Patricia Delamo y soy detective privada» (Beccaria Luna [Esp. 2001]).

Sustantivos comunes en cuanto al género. Sustantivos epicenos. Sustantivos ambiguos. (DPD, artículo temático GÉNERO2)

GÉNERO2. 1. Los sustantivos en español pueden ser masculinos o femeninos. Cuando el sustantivo designa seres animados, lo más habitual es que exista una forma específica para cada uno de los dos géneros gramaticales, en correspondencia con la distinción biológica de sexos, bien por el uso de desinencias o sufijos distintivos de género añadidos a una misma raíz, como ocurre en gato/gata, profesor/profesora, nene/nena, conde/condesa, zar/zarina; bien por el uso de palabras de distinta raíz según el sexo del referente (heteronimia), como ocurre en hombre/mujer, caballo/yegua, yerno/nuera; no obstante, son muchos los casos en que existe una forma única, válida para referirse a seres de uno u otro sexo: es el caso de los llamados «sustantivos comunes en cuanto al género» ( a) y de los llamados «sustantivos epicenos» ( b). Si el referente del sustantivo es inanimado, lo normal es que sea solo masculino (cuadro, césped, día) o solo femenino (mesa, pared, libido), aunque existe un grupo de sustantivos que poseen ambos géneros, los denominados tradicionalmente «sustantivos ambiguos en cuanto al género» ( c). a) Sustantivos comunes en cuanto al género. Son los que, designando seres animados, tienen una sola

forma, la misma para los dos géneros gramaticales. En cada enunciado concreto, el género del sustantivo, que se corresponde con el sexo del referente, lo señalan los determinantes y adjetivos con variación genérica: el/la pianista; ese/esa psiquiatra; un buen/una buena profesional. Los sustantivos comunes se comportan, en este sentido, de forma análoga a los adjetivos de una sola terminación, como feliz, dócil, confortable, etc., que se aplican, sin cambiar de forma, a sustantivos tanto masculinos como femeninos: un padre/una madre feliz, un perro/una perra dócil, un sillón/una silla confortable. b) Sustantivos epicenos. Son los que, designando seres animados, tienen una forma única, a la que

corresponde un solo género gramatical, para referirse, indistintamente, a individuos de uno u otro sexo. En este caso, el género gramatical es independiente del sexo del referente. Hay epicenos masculinos

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(personaje, vástago, tiburón, lince) y epicenos femeninos (persona, víctima, hormiga, perdiz). La concordancia debe establecerse siempre en función del género gramatical del sustantivo epiceno, y no en función del sexo del referente; así, debe decirse La víctima, un hombre joven, fue trasladada al hospital más cercano, y no La víctima, un hombre joven, fue trasladado al hospital más cercano. En el caso de los epicenos de animal, se añade la especificación macho o hembra cuando se desea hacer explícito el sexo del referente: «La orca macho permanece cerca de la rompiente [...], zarandeada por las aguas de color verdoso» (Bojorge Aventura [Arg. 1992]). c) Sustantivos ambiguos en cuanto al género. Son los que, designando normalmente seres inanimados,

admiten su uso en uno u otro género, sin que ello implique cambios de significado: el/la armazón, el/la dracma, el/la mar, el/la vodka. Normalmente la elección de uno u otro género va asociada a diferencias de registro o de nivel de lengua, o tiene que ver con preferencias dialectales, sectoriales o personales. No deben confundirse los sustantivos ambiguos en cuanto al género con los casos en que el empleo de una misma palabra en masculino o en femenino implica cambios de significado: el cólera (‘enfermedad’) o la cólera (‘ira’); el editorial (‘artículo de fondo no firmado’) o la editorial (‘casa editora’). De entre los sustantivos ambiguos, tan solo ánade y cobaya designan seres animados. 5. Sobre el género de abreviaturas, acortamientos, siglas y acrónimos, ABREVIATURA, 4;

ACORTAMIENTO, 2; SIGLA, 4; ACRÓNIMO, 4.

Formación del femenino de nombres ambiguos (DPD, s. v. azúcar)

azúcar. 1. ‘Sustancia cristalizada usada para endulzar’. Es válido su uso en ambos géneros, aunque, si va sin especificativo, es mayoritario su empleo en masculino: «Mientras revolvíamos el azúcar, Alfonso tomó la palabra» (Ibargüengoitia Crímenes [Méx. 1979]); «Se trató sin éxito de facilitar la inmigración de colonos [...] para fomentar el cultivo de la azúcar» (Silvestrini/LSánchez Puerto Rico [P. Rico 1987]). Cuando lleva un adjetivo especificativo, este puede ir asimismo en cualquiera de los dos géneros, aunque suele predominar el femenino: «Les preparaban una exquisita compota acaramelada con azúcar prieta» (Sarduy Pájaros [Cuba 1993]); «Puedes aromatizar la nata con azúcar avainillado» (Arguiñano Recetas [Esp. 1996]). En plural, lleve o no especificativo, es claramente mayoritario el masculino: «Ponga el agua a calentar e incorpore ambos azúcares» (Domingo Sabor [Esp. 1992]). También es predominantemente masculino con el sentido de ‘hidrato de carbono simple’, tanto en singular como en plural.

2. Este sustantivo tiene, además, la particularidad de admitir su uso con la forma el del artículo y un adjetivo en forma femenina, a pesar de no comenzar por /a/ tónica: «Se ponen en una ensaladera las yemas y el azúcar molida» (Ortega Recetas [Esp. 1972]). Se trata de un resto del antiguo uso de la forma el del artículo ante sustantivos femeninos que comenzaban por vocal, tanto átona como tónica, algo que era normal en el español medieval ( el, 2.1).

2.2.5. Práctica

La búsqueda de estas palabras en los bancos de datos de la RAE muestra los siguientes

resultados:

La forma jefa presenta en el CREA 253 ejemplos en España (39.40%) y 444 (60.60%) en los

demás territorios hispanohablantes. El CORDE muestra 13 casos en España (65%) y 7 en el resto de

países (35%), con una primera aparición en 1847.

De la forma jueza el CREA ofrece 182 casos en España (un 22.38%) frente a 677 en el resto de

países (77.72%), mientras que en el CORDE solamente aparecen 6 casos, todos ellos en España y,

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curiosamente, uno data de 1852 y procede de una novela de Fernán Caballero (Cecilia Böhl de Faber) y

los otros cinco, de 1886, se encuentran en Los pazos de Ulloa, de Emilia Pardo Bazán. Por lo que se

puede deducir de los contextos que se ofrecen, todas las apariciones de la palabra designan a la esposa del

juez y no a una mujer con esa profesión, aunque lo que aquí nos interesa es la inclinación hacia la

formación del femenino en –a a partir de un sustantivo terminado en –z.

La pobreza de la muestra no permite extraer ninguna conclusión mínimamente objetiva, pero sí

admite, al menos, algún comentario.

Las formas jefa y jueza, que han roto la norma al formar el femenino en –a a partir de dos

sustantivos en –e y en –z, respectivamente, son poco frecuentes, sobre todo la segunda, que tiene menos

tradición que la anterior. Curiosamente, las dos empiezan a usarse antes en España que en los demás

países hispanohablantes, pero son actualmente mucho más empleadas en estos que en el territorio

español.

2.3. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE EL NÚMERO. LA FORMACIÓN DEL

PLURAL

2.3.1. Presentación

Observe las siguientes oraciones:

a) Han mandado apartar los jacarandás de los sofases para que no se manchen de azul.

b) En la cena se podía elegir entre varios menús con platos hindús y marroquíes.

c) Antes de acostarse dejan preparados los jerséis, los pantalones y hasta las gafas que se van a poner el

día siguiente.

d) Defendían los valores de sus respectivos clubes mientras dudaban entre unos bistecs o dos kebabs de

cordero.

e) Tiene debilidad por los objetos de doble uso, desde los sofás cama hasta los coches cama de los trenes.

2.3.2. Cuestiones

1. Indique si los plurales de sustantivos y adjetivos que aparecen subrayados en las oraciones responden o

no a la norma.

2. Explique y razone sus respuestas.

3. Aporte, como justificación de sus razonamientos, la opinión de la RAE.

4. Consulte en el CORDE y en el CREA las formas de plural hindús/hindúes y marroquís/marroquíes;

gafa/gafas y palabras clave/palabras claves. Comente los resultados que se deducen de las estadísticas

correspondientes.

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2.3.3. Respuestas

a) El plural de jacarandá es jacarandás; el de sofá debe ser sofás, no sofases.

b) El plural de menú es menús. Los de hindú y marroquí pueden ser tanto hindús y marroquís,

respectivamente, como hindúes y marroquíes, aunque se prefiere esta última forma con la terminación –es.

c) Aunque la norma general es que las palabras terminadas en –y hacen el plural en –yes, como

rey/reyes, el plural de jersey es jerséis. Pantalones y gafas son palabras invariables en cuanto al número

(unos pantalones y unas gafas pueden referirse tanto al singular como al plural), aunque también se

admiten pantalón y gafa para el singular.

d) El plural de bistec es bistecs y el de kebab, kebabs, pues se forman añadiendo el morfema –s al

singular, pero club es una excepción a la regla y están admitidos los dos plurales, con terminación –s,

clubs, y –es, clubes.

e) Sofá cama y coche cama son construcciones nominales que pueden escribirse con guion o sin

él y en las que el segundo miembro modifica al primero. Sus plurales son sofás cama y coches cama,

respectivamente, sin modificación del segundo término.

EXPLICACIÓN Y RAZONAMIENTO

a) Los sustantivos y adjetivos terminados en –a o en –o tónicas forman el plural añadiendo el

morfema –s al singular. Hay tres tipos de excepciones a esta regla, que forman el plural en –es:

! los sustantivos faralá y albalá, cuyos plurales son faralaes y albalaes, respectivamente,

! el adverbio no en función sustantiva (noes). En estos casos, el morfema de plural es –es.

! el pronombre yo cuando funciona como sustantivo, que admite ambas formas: yos, yoes.

b) Los sustantivos y adjetivos terminados en –i o en –u tónicas suelen admitir dos formas de

plural, una añadiendo el morfema –s y otra con –es, pero en la lengua culta se prefiere la terminada en

–es, es decir, bisturíes (o bisturís), alhelíes (o alhelís), tabúes (o tabús).

! Los gentilicios forman el plural preferentemente en –es, aunque la RAE admite también la

terminación en –s. Por lo tanto, serán: marroquíes (o marroquís), hindúes (o hindús).

! Muchas palabras procedentes de otras lenguas, o que pertenecen al habla coloquial y popular,

forman el plural añadiendo el morfema –s, como es el caso de menú, de origen francés, igual que

champú (champús) y vermú (vermús), aunque en este último caso también están admitidas las

variantes vermut (vermuts).

c) Los sustantivos y adjetivos terminados en vocal más –y forman el plural con –es, como

rey/reyes, ley/leyes, buey bueyes. Pero algunos más modernos, y generalmente procedentes de otras

lenguas, convierten la –y en –i y añaden el morfema –s, como ocurre en el caso de jersey/jerséis o

gay/gais. En ese caso, la –y del singular mantiene en plural su carácter vocálico y, por lo tanto, debe

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pasar a escribirse i ( i, 5b): gay, pl. gais;; espray, pl. espráis; yóquey, pl. yoqueis.

! Hay algunos sustantivos que designan objetos dobles, integrados por dos partes simétricas y que

pueden utilizarse tanto en singular como en plural, como ocurre con pantalones, gafas o pinzas, por

ejemplo, aunque es más frecuente el uso en plural.

! En algunos de estos sustantivos que pueden usarse indistintamente en singular y plural, el

singular está desprovisto de connotaciones, mientras que el plural aporta un valor expresivo y se usa

más en locuciones, como el de bigote o nariz: ¡Tiene narices!, Hace un frío de bigotes.

d) Los sustantivos y adjetivos terminados en –b, –c, –f, –g, –m, –p, –t, –v (“consonantes distintas

de –ch, –d, –j, –l, –n, –r, –s, –x, –z”, dice la RAE) forman el plural en –s: esnob/esnobs, bistec/bistecs,

chef/chefs, tuareg/tuaregs, boom/booms, chip/chips, accésit/accésits, leitmotiv/leitmotivs.

! Se exceptúa la palabra club, que admite dos plurales, clubs y clubes. Y también el latinismo

álbum, cuyo plural es álbumes.

e) En las unidades léxicas formadas por dos sustantivos (con guion o sin él entre ambos), si el

segundo funciona como modificador del primero, solo este lleva marca de plural: coches cama, horas

punta, bombas lapa, faldas pantalón, ciudades dormitorio, pisos piloto, hombres rana, niños prodigio,

noticias bomba, sofás cama, mujeres objeto, coches bomba, casas cuartel.

! Si el segundo sustantivo puede funcionar como atributo del primero en oraciones copulativas,

conservando el mismo valor, tiende a tomar también la marca de plural. Por ejemplo, estados

miembro/estados miembros (= Los estados son miembros), palabras clave/palabras claves.

2.3.4. La norma académica. Materiales de consulta

(DPD, artículo temático PLURAL)

PLURAL. 1. REGLAS DE FORMACIÓN DEL PLURAL. En español hay dos marcas para formar el plural de los sustantivos y adjetivos: –s y –es. Existe asimismo la posibilidad, aunque no es lo normal, de que permanezcan invariables. La elección de una de estas opciones debe ajustarse a las siguientes reglas:

a) Sustantivos y adjetivos terminados en vocal átona o en –e tónica. Forman el plural con –s: casas, estudiantes, taxis, planos, tribus, comités. Son vulgares los plurales terminados en –ses, como cafeses, en lugar de cafés, o pieses, en lugar de pies.

b) Sustantivos y adjetivos terminados en –a o en –o tónicas. Aunque durante algún tiempo vacilaron entre el plural en –s y el plural en –es, en la actualidad forman el plural únicamente con –s: papás, sofás, bajás, burós, rococós, dominós. Son excepción a esta regla los sustantivos faralá y albalá, y el adverbio no en función sustantiva, que forman el plural con –es: faralaes, albalaes, noes. También es excepción el pronombre yo cuando funciona como sustantivo, pues admite ambos plurales: yoes y yos. Son vulgares los plurales terminados en –ses, como sofases.

c) Sustantivos y adjetivos terminados en –i o en –u tónicas. Admiten generalmente dos formas de plural, una con –es y otra con –s, aunque en la lengua culta suele preferirse la primera: bisturíes o bisturís, carmesíes o carmesís, tisúes o tisús, tabúes o tabús. En los gentilicios, aunque no se consideran incorrectos los plurales en –s, se utilizan casi exclusivamente en la lengua culta los plurales en –es: israelíes, marroquíes, hindúes, bantúes. Por otra parte, hay voces, generalmente las procedentes

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de otras lenguas o las que pertenecen a registros coloquiales o populares, que solo forman el plural con –s: gachís, pirulís, popurrís, champús, menús, tutús, vermús. El plural del adverbio sí, cuando funciona como sustantivo, es síes, a diferencia de lo que ocurre con la nota musical si, cuyo plural es sis ( l). Son vulgares los plurales terminados en –ses, como gachises.

d) Sustantivos y adjetivos terminados en –y precedida de vocal. Forman tradicionalmente su plural con –es: rey, pl. reyes; ley, pl. leyes; buey, pl. bueyes; ay, pl. ayes; convoy, pl. convoyes; bocoy, pl. bocoyes. Sin embargo, los sustantivos y adjetivos con esta misma configuración que se han incorporado al uso más recientemente —en su mayoría palabras tomadas de otras lenguas— hacen su plural en –s. En ese caso, la y del singular mantiene en plural su carácter vocálico y, por lo tanto, debe pasar a escribirse i ( i, 5b): gay, pl. gais; jersey, pl. jerséis; espray, pl. espráis; yóquey, pl. yoqueis. Pertenecen a la etapa de transición entre ambas normas y admiten, por ello, ambos plurales las palabras coy, pl. coyes o cois; estay, pl. estayes o estáis; noray, pl. norayes o noráis; guirigay, pl. guirigayes o guirigáis, con preferencia hoy por las formas con –s. Son vulgares los plurales terminados en –ses, como jerseises.

e) Voces extranjeras terminadas en –y precedida de consonante. Deben adaptarse gráficamente al español sustituyendo la –y por –i: dandi (del ingl. dandy); panti (del ingl. panty); ferri (del ingl. ferry). Su plural se forma, como el de las palabras españolas con esta terminación ( a), añadiendo una –s: dandis, pantis, ferris. No son admisibles, por tanto, los plurales que conservan la –y del singular etimológico: dandys, pantys, ferrys.

f) Sustantivos y adjetivos terminados en –s o en –x. Si son monosílabos o polisílabos agudos, forman el plural añadiendo –es: tos, pl. toses; vals, pl. valses, fax, pl. faxes; compás, pl. compases; francés, pl. franceses. En el resto de los casos, permanecen invariables: crisis, pl. crisis; tórax, pl. tórax; fórceps, pl. fórceps. Es excepción a esta regla la palabra dux, que, aun siendo monosílaba, es invariable en plural: los dux. También permanecen invariables los polisílabos agudos cuando se trata de voces compuestas cuyo segundo elemento es ya un plural: ciempiés, pl. ciempiés (no ciempieses); buscapiés, pl. buscapiés (no buscapieses), pasapurés, pl. pasapurés (no pasapureses).

g) Sustantivos y adjetivos terminados en –l, –r, –n, –d, –z, –j. Si no van precedidas de otra consonante ( j), forman el plural con –es: dócil, pl. dóciles; color, pl. colores; pan, pl. panes; césped, pl. céspedes; cáliz, pl. cálices; reloj, pl. relojes. Los extranjerismos que terminen en estas consonantes deben seguir esta misma regla: píxel, pl. píxeles; máster, pl. másteres; pin, pl. pines; interfaz, pl. interfaces; sij, pl. sijes. Son excepción las palabras esdrújulas, que permanecen invariables en plural: polisíndeton, pl. (los) polisíndeton; trávelin, pl. (los) trávelin; cáterin, pl. (los) cáterin. Excepcionalmente, el plural de hipérbaton es hipérbatos.

h) Sustantivos y adjetivos terminados en consonantes distintas de –l, –r, –n, –d, –z, –j, –s, –x, –ch. Se trate de onomatopeyas o de voces procedentes de otras lenguas, hacen el plural en –s: crac, pl. cracs; zigzag, pl. zigzags; esnob, pl. esnobs; chip, pl. chips; mamut, pl. mamuts; cómic, pl. cómics. Se exceptúa de esta regla la palabra club, que admite dos plurales, clubs y clubes ( club). También son excepciones el arabismo imam ( imán), cuyo plural asentado es imames, y el latinismo álbum ( álbum), cuyo plural asentado es álbumes.

i) Sustantivos y adjetivos terminados en –ch. Procedentes todos ellos de otras lenguas, o bien se mantienen invariables en plural: (los) crómlech, (los) zarévich, (los) pech, o bien hacen el plural en –es: sándwich, pl. sándwiches; maquech, pl. maqueches.

j) Sustantivos y adjetivos terminados en grupo consonántico. Procedentes todos ellos de otras lenguas, forman el plural con –s (salvo aquellos que terminan ya en –s, que siguen la regla general; f): gong, pl. gongs; iceberg, pl. icebergs; récord, pl. récords. Se exceptúan de esta norma las voces compost, karst, test, trust y kibutz, que permanecen invariables en plural, pues la adición de una –s en estos casos daría lugar a una secuencia de difícil articulación en español. También son excepción los

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anglicismos lord y milord, cuyo plural asentado en español es lores y milores, respectivamente.

k) Plural de los latinismos. Aunque tradicionalmente se venía recomendando mantener invariables en plural ciertos latinismos terminados en consonante, muchos de ellos se han acomodado ya, en el uso mayoritario, a las reglas de formación del plural que rigen para el resto de las palabras y que han sido expuestas en los párrafos anteriores. Así pues, y como norma general, los latinismos hacen el plural en –s, en –es o quedan invariables dependiendo de sus características formales, al igual que ocurre con el resto de los préstamos de otras lenguas: ratio, pl. ratios; plus, pl. pluses; lapsus, pl. lapsus; nomenclátor, pl. nomenclátores; déficit, pl. déficits; hábitat, pl. hábitats; vademécum, pl. vademécums; ítem, pl. ítems. Únicamente se apartan hoy de esta tendencia mayoritaria los latinismos terminados en –r procedentes de formas verbales, como cónfer, confíteor, exequátur e imprimátur, cuyo plural sigue siendo invariable. También constituye una excepción la palabra álbum ( h). En general, se aconseja usar con preferencia, cuando existan, las variantes hispanizadas de los latinismos y, consecuentemente, también su plural; así se usará armonio (pl. armonios) mejor que armónium; currículo (pl. currículos) mejor que currículum; podio (pl. podios) mejor que pódium. No deben usarse en español los plurales latinos en –a propios de los sustantivos neutros, tales como córpora, currícula, etc., que sí son normales en otras lenguas como el inglés. Las locuciones latinas, a diferencia de los latinismos simples, permanecen siempre invariables en plural: los statu quo, los currículum vítae, los mea culpa.

l) Plural de las notas musicales. Aunque a menudo se usan como invariables, su plural se forma añadiendo –s, salvo en el caso de sol, que forma el plural con –es: dos, res, mis, fas, soles, las, sis.

m) Plural de los nombres de las letras. a1, b, c, d, etc.

n) Plural de los acortamientos. ACORTAMIENTO, 2.

ñ) Plural de las abreviaturas. ABREVIATURA, 5.

o) Plural de las siglas. SIGLA, 3.

p) Plural de los símbolos. SÍMBOLO, 2c.

2. OTRAS CUESTIONES RELATIVAS AL PLURAL.

2.1. Cambio de la vocal tónica. La vocal tónica es la misma en el singular y en el plural, salvo en las palabras espécimen, régimen y carácter, en las que el acento cambia de lugar en el plural: especímenes, regímenes y caracteres [karaktéres].

2.2. Nombres de tribus o etnias. No hay ninguna razón lingüística para que los nombres de tribus o etnias permanezcan invariables en plural; así pues, estas palabras formarán su plural de acuerdo con sus características formales y según las reglas generales ( 1): los mandingas, los masáis, los mapuches, los hutus, los tutsis, los yanomamis, los bantúes, los guaraníes, los iroqueses, los patagones, los tuaregs.

2.3. Nombres de color. COLORES, 2.

2.4. Unidades léxicas formadas por dos sustantivos. En las construcciones nominales formadas por dos sustantivos, de los que el segundo actúa como modificador del primero, solo el primer sustantivo lleva marca de plural: horas punta, bombas lapa, faldas pantalón, ciudades dormitorio, pisos piloto, coches cama, hombres rana, niños prodigio, noticias bomba, sofás cama, mujeres objeto, coches bomba, casas cuartel. Igual ocurre en los compuestos ocasionales de este tipo, que se escriben con guion ( GUION o

GUIÓN

2

, 1.1.2a): «Los dos nuevos edificios eran “viviendas–puente” [...]. Servían para alojar durante dos años —el tiempo que tardaba la Administración en hacer casas nuevas— a las familias que perdían sus pisos por grietas» (País@ [Esp.] 7.3.00). Pero si el segundo sustantivo puede funcionar, con el mismo valor, como atributo del primero en oraciones copulativas, tiende a tomar también la marca de plural: Estados miembros, países satélites, empresas líderes, palabras claves (pues puede decirse Estos estados son miembros de la UE; Esos países fueron satélites de la Unión Soviética; Esas empresas son líderes en su sector; Estas palabras son claves para entender el asunto).

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2.5. Sustantivos que se usan en singular o en plural para designar un solo objeto. Hay sustantivos que, por designar objetos constituidos por partes simétricas, se usan normalmente en plural para referirse a uno solo de dichos objetos. Es el caso de palabras como gafas, pantalones, bragas, leotardos, tenazas, alicates, tijeras, etc.: Me encantan los pantalones que llevaste a la fiesta; Le rompió las gafas de un puñetazo; Necesito unas tenazas para sacar el clavo. En estos casos resulta igualmente válido, aunque suele ser menos frecuente, el empleo de la forma de singular: Me he manchado el pantalón; Esa gafa te favorece; Tráeme la tenaza que está sobre la mesa. Hay otros casos, como el de bigote o nariz, en que se usa normalmente el singular, reservándose el plural para usos expresivos: Me he afeitado el bigote; Me duele la nariz; pero Se atusaba los bigotes con parsimonia; Tiene unas narices enormes. En las expresiones fijas suele predominar el uso en plural: Estoy hasta las narices; La cosa tiene narices; Hace un frío de narices.

2.6. Adjetivos formados por prefijo + sustantivo. Los adjetivos formados por la adición de un prefijo a un sustantivo son invariables en plural: faros antiniebla (no faros antinieblas), máscaras antigás (no

máscaras antigases), sistemas multifrecuencia (no sistemas multifrecuencias). Algunos de estos adjetivos tienen como base un sustantivo plural, de ahí que presenten una –s final tanto en singular como en plural: policía antidisturbios, policías antidisturbios. Otros tienen dos formas admitidas, una con –s y otra sin –s, válidas tanto para el singular como para el plural: mina o minas antipersona, mina o minas antipersonas. […]

2.3.5. Práctica

Resultados

Los resultados de la búsqueda en los bancos de datos de la RAE se reflejan en el siguiente cuadro:

CORDE CREA

hindús 5(1) 6

hindúes 74 316

marroquís 2 12

marroquíes 136 816

gafa 1 16

gafas 891 2159

palabras clave 5 95

palabras claves 5 35

Comentarios

Conviene tener en cuenta las siguientes observaciones:

De hindús están registrados 5 casos, pero todos corresponden al mismo documento, La Edad de

Oro, de José Martí, por lo que, en realidad, la presencia resulta prácticamente irrelevante.

Marroquís aparece ya en un texto del siglo XVI, aunque una sola vez.

Gafa aparece 52 veces en el CORDE, pero se trata del adjetivo gafo, gafa, que significa `torpe´.

Solo en dos casos responde al significado que buscamos y uno de ellos parece ser una errata, pues el

determinante que precede a la palabra está en plural, por lo que solamente podemos considerar un texto

de Unamuno con sentido metafórico.

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La búsqueda de palabras clave/palabras claves con guion y sin él (palabras–clave/palabras–

claves) ofrece los mismos datos, porque el buscador no discrimina la presencia o ausencia del guion.

Como se puede observar a partir de los resultados obtenidos, la preferencia por los plurales

hindúes y marroquíes sobre hindús y marroquís es abrumadora, tanto en el CORDE como en el CREA, y

es notable también el incremento de apariciones documentadas en el segundo con respecto al primero.

Del mismo modo, es prácticamente irrelevante la presencia del sustantivo gafa en ambos corpus,

pero tendríamos que analizar cada uno de los textos que registran la forma gafas para determinar cuántos

lo utilizan en la designación del singular.

En cuanto a la variante palabras clave/palabras claves, la escasa presencia de ambas en el

CORDE demuestra su reciente incorporación a nuestra lengua. Es significativo, además, que ninguna de

las apariciones de palabras clave es anterior a 1965, y, del mismo modo, palabras claves se registra a

partir de 1961, con la excepción de un texto de Ramón Gómez de la Serna de 1948. La presencia de

ambas aumenta considerablemente en el CREA, con ventaja para palabras clave, que es la forma más

cercana a la norma general.

2.4. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE LA CONCORDANCIA

2.4.1. Presentación

Observe las siguientes oraciones:

a) Han dibujado un caballo, una torre, un perro y una niña que aparecen rodeados y rodeadas de árboles

y perdidos y perdidas en el bosque.

b) Miraban atónitos a una familia numerosísima que corrían hacia la sala de butacas a empujones y

codazos.

c) No creas, la gente que viene aquí no son estudiantes; la gente que llena estas salas son aficionados a

la lectura.

d) Yo soy el que reparto el trabajo. Mientras no se demuestre lo contrario, aquí el que manda soy yo.

e) El eslogan era: “Ponle freno a los accidentes de tráfico”.

2.4.2. Cuestiones

1. De los segmentos subrayados, indique qué formas responden a la norma y cuáles no.

2. Explique y razone sus respuestas.

3. Aporte, como justificación de sus razonamientos, la opinión de la RAE.

4. Busque el segmento esta gente son en el CREA, reproduzca las concordancias que encuentre y comente

la expresión en cada uno de los textos.

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2.4.3. Respuestas

a) Han dibujado un caballo, una torre, un perro y una niña que aparecen rodeados y rodeadas de

árboles y perdidos y perdidas en el bosque. La serie de sustantivos coordinados, de género masculino y

femenino, que designan seres diferentes, es "a través del relativo que" el sujeto del verbo aparecen, con

el que concuerdan en plural. También en plural concuerdan con los adjetivos a ellos referidos, rodeados y

perdidos, y en masculino, por ser el género no marcado. Por lo tanto, la oración correcta es: Han dibujado

un caballo, una torre, un perro y una niña que aparecen rodeados de árboles y perdidos en el bosque.

b) La oración Miraban atónitos a una familia numerosísima que corrían hacia la sala de butacas

a empujones y codazos contiene un error, puesto que familia es un nombre colectivo que debe concordar

en singular con el verbo del que es sujeto. Por eso, la oración normativa es: Miraban atónitos a una

familia numerosísima que corría hacia la sala de butacas a empujones y codazos.

c) En No creas, la gente que viene aquí no son estudiantes; la gente que llena estas salas son

aficionados a la lectura, tenemos un nombre colectivo, gente, que funciona como sujeto en dos oraciones

copulativas con ser. Como en el primer caso el atributo es un sustantivo, la concordancia debe hacerse en

plural. En cambio, en la segunda oración el atributo es un adjetivo, por lo que la concordancia debe ser en

singular. La oración correcta es: No creas, la gente que viene aquí no son estudiantes; la gente que llena

estas salas es aficionada a la lectura.

d) Yo soy el que reparto el trabajo. Mientras no se demuestre lo contrario, aquí el que manda soy

yo.

En este tipo de construcciones, cuando la oración de relativo va detrás del verbo ser, lo más

frecuente en la lengua culta es que el verbo vaya en 3.ª persona: Yo soy el que reparte, concordando el

verbo de la oración de relativo con su sujeto gramatical (el que), pero también se puede establecer la

concordancia con el sujeto del verbo ser: Yo soy el que reparto.

Cuando la oración de relativo precede al verbo ser es más habitual la concordancia del verbo de la

oración de relativo con su sujeto gramatical: El que manda soy yo, aunque también se puede concordar

con el sujeto del verbo ser: El que mando soy yo.

e) En la oración El eslogan era: “Ponle freno a los accidentes de tráfico”, se comete una

incorrección por la falta de concordancia entre el complemento indirecto (a los accidentes de tráfico) y el

pronombre átono que lo duplica (le). La oración correcta es: El eslogan era: “Ponles freno a los

accidentes de tráfico”.

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EXPLICACIÓN Y RAZONAMIENTO

a) Han dibujado un caballo, una torre, un perro y una niña que aparecen rodeados y rodeadas

de árboles y perdidos y perdidas en el bosque.

Cuando en la oración aparecen varios sustantivos o pronombres en singular, coordinados y

referidos a seres diferentes, forman un bloque que concuerda en plural con los adjetivos o pronombres, o

con el verbo del que son sujeto. En este caso, un caballo, una torre, un perro y una niña son el

complemento directo de la oración principal, cuyo verbo es han dibujado, pero constituyen el sujeto de

la proposición de relativo (que aparecen…), con cuyo verbo establecen la concordancia en plural, igual

que con los adjetivos rodeados y perdidos.

En cuanto a la mezcla de seres de género femenino y masculino en la oración, debemos recordar

que, cuando se presentan coordinados varios sustantivos o pronombres con distinto género gramatical, la

concordancia se establece en masculino, por ser este el género no marcado.

La oración correcta es, pues: Han dibujado un caballo, una torre, un perro y una niña que

aparecen rodeados de árboles y perdidos en el bosque.

b) Miraban atónitos a una familia numerosísima que corrían hacia la sala de butacas a

empujones y codazos.

Familia es un nombre colectivo; es decir, que designa a un conjunto de seres u objetos de la

misma clase, como gente, rebaño, cristalería, vajilla, etc. Cuando un nombre colectivo funciona como

sujeto de la oración, el verbo debe ir en singular igual que los pronombres o adjetivos que se refieran a

él , a pesar de que designe a una pluralidad de seres u objetos. Por lo tanto, la oración correcta es:

Miraban atónitos a una familia numerosísima que corría hacia la sala de butacas a empujones y

codazos.

c) No creas; la gente que viene aquí no son estudiantes; la gente que llena estas salas son

aficionados a la lectura.

Gente es también un nombre colectivo que designa a un conjunto de personas. Cuando un

nombre colectivo es sujeto de una oración copulativa con ser cuyo atributo es otro sustantivo, tanto el

verbo como el atributo deben ir en plural. Es decir, es correcta la oración:

la gente que viene aquí no son estudiantes, cuyo atributo, estudiantes, es un sustantivo. sujeto: SN V cop atrib: SN

Sin embargo, cuando el atributo es un adjetivo, la concordancia debe hacerse en singular, por lo

que es incorrecta la oración:

la gente que llena estas salas son aficionados a la lectura, sujeto: SN V cop atrib: SAdj

donde el atributo, aficionados a la lectura, es un sintagma adjetivo. La oración correcta es, por lo tanto:

No creas, la gente que viene aquí no son estudiantes; la gente que llena estas salas es aficionada a la

lectura.

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d) Yo soy el que reparto el trabajo. Mientras no se demuestre lo contrario, aquí el que manda

soy yo.

Tenemos aquí dos oraciones copulativas enfáticas cuyo atributo es una oración de relativo sin antecedente expreso: Yo soy el que (o quien) reparto…, y el que (o quien) manda soy yo.

suj V cop atrib atrib V cop suj

En el primer caso, la oración de relativo va pospuesta al verbo ser. Si el sujeto del verbo ser es

un pronombre de 1.ª (yo) o de 2.ª persona del singular (tú), el verbo de la oración de relativo puede ir en

3.ª persona del singular, concordando con su sujeto gramatical (Yo soy el que reparte), que es lo más

corriente en el habla culta. Pero también puede ir el verbo en 1.ª o 2.ª persona del singular, concordando

con el sujeto del verbo ser (Yo soy el que reparto), que es más frecuente en el habla coloquial.

En el segundo caso, la oración de relativo antecede al verbo ser y entonces no es muy frecuente

que el verbo aparezca en 1.ª o 2.ª persona. Por lo tanto, es más habitual El que manda soy yo que El que

mando soy yo.

Cuando el sujeto de ser es un pronombre de 1.ª o 2.ª persona del plural (nosotros, vosotros), el

verbo de la oración de relativo no va nunca en tercera persona, sino que concuerda siempre con el

pronombre personal: Nosotros somos los que repartimos; los que mandamos somos nosotros.

e) El eslogan era: “Ponle freno a los accidentes de tráfico”.

Normalmente, el complemento indirecto se duplica con la presencia del pronombre átono, sobre

todo, en la lengua oral, y algunos verbos, como gustar, encantar y sus sinónimos, lo exigen. Así, no es

correcta la oración *A mi compañero encanta el cine, que pide la presencia del complemento átono le: A

mi compañero le encanta el cine. Este complemento átono debe concordar con el complemento tónico: A

mis compañeros les encanta el cine. Sin embargo, es muy frecuente en Hispanoamérica y cada vez está

más extendido en el español europeo mantener el pronombre átono en singular aunque el complemento

tónico exprese una idea plural, cuando aquel antecede a este: Le pidió a sus padres que lo acompañasen

al colegio. Y esta es la incorrección que se comete en la oración propuesta, Ponle freno a los accidentes

de tráfico, cuya opción correcta es: Ponles freno a los accidentes de tráfico.

2.4.4. La norma académica. Materiales de consulta

CONCORDANCIA (DPD, artículo temático)

CONCORDANCIA. 1. Es la coincidencia obligada de determinados accidentes gramaticales (género, número y persona) entre distintos elementos variables de la oración. Se pueden distinguir dos tipos de concordancia:

a) Concordancia nominal (coincidencia de género y número). Es la que establece el sustantivo con el artículo o los adjetivos que lo acompañan: lA blancA palomA; esOS librOS viejOS; el pronombre con su antecedente o su consecuente: A tus hijAS lAS vi ayer; LeS di tu teléfono a loS chicoS; o el sujeto con el atributo, con el predicativo o con el participio del verbo de la pasiva perifrástica: Mi hijO es UN santO;

ELLA se encontraba cansadA; EsAS casAS fueron construidAS a principios de siglo.

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b) Concordancia verbal (coincidencia de número y persona). Es la que se establece entre el verbo y su sujeto: ESOS cantAN muy bien.

2. REGLAS GENERALES

a) La coordinación de dos o más sustantivos o pronombres en singular, siempre que cada uno de ellos se refiera a un ente distinto, forma un grupo que concuerda en plural con el adjetivo o el pronombre, o con el verbo del que son sujeto: «Rehogar la cebolla Y la zanahoria PICADAS durante quince minutos» (Pozuelo/PzPérez Técnicas [Esp. 2001]); «El oxígeno, el hidrógeno y el carbono LOS proporciona el medio» (LpzTorres Horticultura [Méx. 1994]); «La sal y el agua SON gratis» (Martínez Evita [Arg. 1995]).

b) La coordinación de dos o más sustantivos o pronombres de diferente género gramatical forma un grupo que concuerda en masculino con el adjetivo o con el pronombre: «Se fríen las rajitas junto con la cebolla y el ajo PICADOS» (Ramos Platillos [Méx. 1976]); «Ahora la casa y el jardín eran OTROS» (Mendoza Verdad [Esp. 1975]).

c) Si entre dos o más elementos coordinados figura un pronombre de segunda persona (y ninguno de primera), la concordancia con el verbo y con los demás pronombres se establece en segunda persona del plural o, en las zonas del mundo hispánico donde no se usa el pronombre vosotros, sino ustedes, en tercera persona del plural: «La niña y tú COBRARÉIS lo que es VUESTRO» (Leguina Nombre [Esp. 1992]); «Murphy y tú SON unos testigos peligrosísimos» (VLlosa Fiesta [Perú 2000]); si hay un pronombre de primera persona, la concordancia se establece en primera persona del plural: «¿Te acuerdas de aquel día en que BAILAMOS Chema, tú y yo?» (Diosdado Trescientos [Esp. 1991]).

3. CASOS ESPECIALES EN LA CONCORDANCIA NOMINAL

3.1. Determinante único para varios sustantivos. Cuando se coordinan dos o más nombres concretos cuyos referentes son entidades distintas, lo normal y recomendable es que cada uno de ellos vaya precedido de su propio determinante: «Consiguieron que LA madre y LA hija se repusieran de las contusiones» (Allende Casa [Chile 1982]); «Este permiso podrá ser disfrutado indistintamente por LA madre o EL padre» (Estatuto [Esp. 1985]); «Se hizo uso ilegal de MI capital y MIS acciones bursátiles» (Proceso [Méx.] 9.2.97); y no «EL diestro y toro se funden en una sola figura» (Clarín [Arg.] 17.3.97); «Dejé MI cartera y llaves en la silla de la entrada» (Época [Chile] 1.7.96). Pero existe la posibilidad de que dos o más sustantivos coordinados lleven un solo determinante, el cual debe concordar en género y número con el sustantivo más cercano; esta posibilidad se da cuando los sustantivos coordinados se refieren a la misma cosa o persona: «La manera de preparar LA mamadera o biberón» (VV. AA. Mamar [Arg. 1983]); «Según LA esposa y representante de Mingote, Isabel Vigiola» (País [Esp.] 1.2.89); cuando llevan un adjetivo antepuesto que califica a todos ellos: «Construyó también un horno criollo para cocer su propio pan y pizza a la piedra» (Chavarría Rojo [Ur. 2002]); y cuando los sustantivos se conciben como una unidad y se refieren a partes de un mismo conjunto o a aspectos parciales de un todo: «En mérito a VUESTRO empeño y dedicación» (Ventosilla Mariscal [Perú 1985]); «LAS ventanas y balcones estaban herméticamente cerrados» (Mendoza Verdad [Esp. 1975]); «Esta medida [...] debería ir acompañada de mejoras en LA seguridad y control de los barcos» (FVigo [Esp.] 15.6.01).

3.2. Adjetivo pospuesto a varios sustantivos. Cuando un adjetivo califica a dos o más sustantivos coordinados y va pospuesto a ellos, lo más recomendable es que el adjetivo vaya en plural y en masculino, si los sustantivos son de distinto género: «Tiene el pelo y la barba ENMARAÑADOS» (Matos Noche [Cuba 2002]); «Apareció [...] vestida con traje y mantilla BLANCOS» (Hernández Secreter [Esp. 1995]). Si concordase solo con el último de los sustantivos, se generarían casos de ambigüedad, pues podría interpretarse que el adjetivo únicamente se refiere al más cercano: vestida con traje y mantilla BLANCA (¿el traje y la mantilla son blancos, o solo es blanca la mantilla?). No obstante, cuando los sustantivos coordinados se conciben como una unidad, de la que cada uno de ellos designa un aspecto

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parcial, el adjetivo puede concordar en género y número con el más próximo: «La gente de origen y habla FRANCESA predomina en la provincia de Quebec» (Tiempo [Col.] 1.7.98).

3.3. Adjetivo antepuesto a varios sustantivos. Cuando un adjetivo califica a varios sustantivos coordinados y va antepuesto a ellos, lo normal es que concuerde solo con el más próximo, tanto en género como en número: «Distribuía [...] esteroides anabolizantes [...] a deportistas sin la PRECEPTIVA autorización y control médicos» (Vanguardia [Esp.] 1.6.94); «La INDISPENSABLE vigilancia y control nocturnos brillan por su ausencia» (NProvincia [Arg.] 5.3.97). No es correcto, en la mayoría de los casos, poner en plural el adjetivo antepuesto si se coordinan sustantivos en singular: «Gudú será [...] el gran destructor de SUS PROPIOS reino y dinastía» (Abc [Esp.] 29.11.96); debió decirse SU PROPIO reino y dinastía. Solo en algunos casos, si los sustantivos coordinados son nombres propios de persona o cosa, o nombres apelativos de persona, el adjetivo antepuesto va en plural: «Allí estaba [...] Ernestina con su marido, Luis de la Rosa, más los dos hijos de estos, los SIMPÁTICOS Paco y Toni» (Vanguardia [Esp.] 30.6.95); «Lepprince me hizo pasar [...] a saludar a SUS FUTURAS esposa y suegra» (Mendoza Verdad [Esp. 1975]).

3.4. Adjetivo pospuesto a sustantivos unidos por la conjunción o. Cuando un adjetivo califica a dos o más sustantivos unidos por la conjunción o y va pospuesto a ellos, deben distinguirse dos casos:

a) Cuando la conjunción o es propiamente disyuntiva, esto es, denota exclusión, alternativa o contraposición entre los referentes designados por los sustantivos que une, lo más recomendable es que el adjetivo vaya en plural y en masculino, si los sustantivos son de distinto género, para dejar claro que el adjetivo califica a todos ellos: «Hay veces en que un tobillo o una muñeca ROTOS no muestran alteración exterior» (Almeida Niño [Arg. 1975]); «Cada vez que mueren un hombre o una mujer VIEJOS [...], toda una biblioteca muere con ellos» (Fuentes Espejo [Méx. 1992]); «Hubo un silencio, el silencio o la pausa NECESARIOS para que quien ha insultado pueda retroceder y congraciarse sin retirar el insulto» (Marías Corazón [Esp. 1992]). Solo en contextos en que no haya duda de que el adjetivo se refiere a todos los sustantivos coordinados es admisible, aunque menos recomendable, que el adjetivo concuerde solo con el más próximo: «El baño o la ducha DIARIA son altamente beneficiosos para quien los practica» (VV. AA. Tercera edad [Esp. 1986]); «El padre o la madre FUMADORA se ha de esconder en el lavabo para sustraerse a la mirada inquisidora de sus propios hijos» (Vanguardia [Esp.] 1.6.94).

b) Cuando la conjunción o denota identidad o equivalencia, es decir, une sustantivos que se refieren a una misma realidad, el adjetivo ha de aparecer en singular y en masculino, si los sustantivos son de diferente género. Lo normal, en estos casos, es que el segundo sustantivo vaya sin determinante: «El aerógrafo o pistola USADO debe ser adecuado al compresor» (FdzChiti Cerámica [Arg. 1982]); «Doña Elisa entró acompañada de un trompo o peonza TRAVIESO y JUGUETÓN que era Ana» (Luján Espejos [Esp. 1991]).

3.5. Varios adjetivos coordinados en singular que modifican a un sustantivo plural. Cuando se hace referencia a varios entes de la misma clase mediante un único sustantivo en plural, asignando a cada uno de ellos una característica diferente, los adjetivos coordinados, normalmente pospuestos, van en singular, pues cada uno de ellos afecta a uno solo de dichos entes: «A su nacimiento concurrieron [...] por igual las RAZAS BLANCA y NEGRA» (HdzNorman Novela [P. Rico 1977]). Cuando los adjetivos van antepuestos, resulta forzado referirlos a un sustantivo plural: el Antiguo y Nuevo Testamentos, a medio (o, en América, a mediano) y largo plazos; en estos casos se recomienda poner el sustantivo en singular y, si lleva determinante, repetirlo ante cada adjetivo: el Antiguo y el Nuevo Testamento; a medio (o a mediano) y largo plazo. Si lo que se coordinan son ordinales, 3.6.

3.6. Varios ordinales coordinados que modifican a un mismo sustantivo. Cuando varios numerales ordinales modifican, coordinados, a un mismo sustantivo, designan forzosamente una pluralidad de seres, pues cada ordinal señala un elemento distinto dentro de una serie. Si los ordinales van pospuestos, lo normal es que el sustantivo vaya en plural: «El ascensor llegó abarrotado desde los

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SÓTANOS primero y segundo» (Marsillach Ático [Esp. 1995]); si los ordinales van antepuestos, el sustantivo puede ir en singular o en plural, con cierta preferencia en el uso por el singular: «Adiviné la escena desde el ascensor, entre el cuarto y sexto PISO» (Onetti Viento [Ur. 1979]); «Se había empeñado en invitar allí a toda la tertulia [...] para leerles el primero y segundo ACTOS de un drama» (PzReverte Maestro [Esp. 1988]). Para la concordancia entre sujeto y verbo en estos casos, 4.6.

3.7. Cardinal en función de ordinal. Cuando un numeral cardinal con flexión de género se pospone, con valor de ordinal, a un sustantivo femenino, puede aparecer en masculino, concordando con el sustantivo elidido número, o en femenino, concordando directamente con el sustantivo al que se refiere: página doscientos o página doscientas ( CARDINALES, 8).

3.8. Construcciones partitivas. Las construcciones partitivas están formadas por un primer elemento, que ha de ser un cuantificador, y un segundo elemento, introducido por la preposición de, que es, bien un sustantivo precedido de determinante, bien un pronombre; el primer elemento designa la parte, mientras que el segundo designa el todo: una de las participantes, la mitad del público, muchos de nosotros, etc. Si ambos elementos tienen flexión de género, debe haber concordancia forzosa entre ellos: «Rusa educada en Estados Unidos, Meir [...] fue UNA de LAS FIRMANTES de la declaración de independencia de Israel» (GmnzBarlett Deuda [Esp. 2002]); «Lidia Ariza [...] dijo que se considera UNA de LAS MEJORES ACTRICES de este país» (Dedom [R. Dom.] 14.1.97); por tanto, cuando se utilizan cuantificadores con flexión de género (uno –na, muchos –chas, varios –rias, etc.), no es correcto usar el femenino en la designación de la parte y el masculino en la designación del todo, aunque con ello se pretenda señalar que la parte aludida pertenece a un colectivo mixto: «Se escucharon las proposiciones de Míriam Orellana, [...] UNA de LOS ACADÉMICOS invitados» (Hoy [Chile] 7-13.12.83);

«Usted es UNA de LOS ALUMNOS más brillantes de que goza la Facultad» (Bain Dolor [Col. 1993]); debió decirse, respectivamente, una de las académicas invitadas, una de las alumnas más brillantes.

3.9. Sustantivos epicenos. La concordancia debe establecerse siempre en función del género gramatical del sustantivo, y no en función del sexo del referente ( GÉNERO2, 1b).

3.10. alteza, majestad, señoría, excelencia, etc. Con estos tratamientos de respeto, los determinantes y adjetivos adyacentes van en femenino, de acuerdo con el género gramatical de estos sustantivos e independientemente del sexo del referente: «Nos dirigimos efusivamente a VUESTRA excelencia para manifestarle nuestra gratitud» (Alape Paz [Col. 1985]); «Su GRACIOSA Majestad BRITÁNICA Jorge VI le pedía a sir Winston Churchill que formara un nuevo gabinete» (Val Hendaya [Esp. 1981]). Sin embargo, el adjetivo en función de atributo o de predicativo, al igual que otros elementos no adyacentes, como los pronombres, aparece en el género que corresponde al sexo del referente: «Sus señorías estaban ENFRASCADOS en el Parlamento en una ardua discusión» (Cacho Asalto [Esp. 1988]).

3.11. de tipo o de carácter + adjetivo. Estas construcciones se posponen a un sustantivo para asignarle, de manera indirecta, una determinada característica. El adjetivo que expresa dicha característica ha de ir en masculino singular, pues debe concordar con las palabras tipo o carácter: «Con tal de no tener mayores discusiones de tipo ECONÓMICO» (Esquivel Deseo [Méx. 2001]); «Es una pintura de carácter SIMBÓLICO» (Leguineche Tierra [Esp. 2000]); no es correcto hacer concordar el adjetivo con el sustantivo que precede a toda la construcción: «La situación puede obedecer a una razón de tipo ESTRATÉGICA» (NProvincia [Arg.] 13.4.97); «Los estudios de impacto ambiental [...] han permitido acciones de carácter CORRECTIVAS» (Universal [Ven.] 17.4.88).

3.12. lo + adjetivo + que. El adjetivo de esta estructura enfática debe concordar en género y número con el sustantivo al que se refiere: «Esto demuestra lo ESPABILADAS que son las MOZAS de la comarca» (Beltrán Pueblos [Esp. 2000]). Es incorrecto inmovilizar dicho adjetivo en masculino singular: «Hago esta sugerencia por lo PERJUDICIAL que son las pérdidas de clase» (Época [Chile] 22.7.96); debió decirse lo perjudiciales que son.

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3.13. (el) uno con (el) otro, (la) una a (la) otra, etc. Los indefinidos uno y otro, opcionalmente precedidos de artículo y separados entre sí por una preposición (a, con, de, en, etc.), aparecen como refuerzo en las construcciones recíprocas: hablan mal el uno del otro, se apoyan unas a otras, confían los unos en los otros, etc. Si la reciprocidad se establece entre seres de distinto sexo, lo normal y recomendable es que ambos indefinidos vayan en masculino: «Acababan de celebrar las bodas de oro matrimoniales, y no sabían vivir ni un instante EL UNO sin EL OTRO» (GaMárquez Amor [Col. 1985]); «Se besan, se abrazan, intentan fundirse EL UNO con EL OTRO, [...] él le aprieta las nalgas, ella tira de sus brazos» (Sierra Regreso [Esp. 1995]); no obstante, aparecen ejemplos ocasionales, incluso entre escritores de prestigio, en que cada indefinido va en un género distinto: «Desde un principio se hicieron mucha gracia el uno a la otra» (Marsé Rabos [Esp. 2000]).

4. CASOS ESPECIALES EN LA CONCORDANCIA VERBAL

4.1. Sujeto de varios elementos en singular unidos por una conjunción copulativa. Debe tenerse en cuenta lo siguiente:

a) Si los elementos coordinados se refieren a entidades distintas, el verbo va en plural: «Su voz y su gesto HAN HECHO nido en mi corazón» (Matos Noche [Cuba 2002]); «En el patio CRECÍAN un magnolio y una azalea» (Mendoza Ciudad [Esp. 1986]); pero si dichos elementos se conciben como una unidad, de la que cada uno de ellos designa un aspecto parcial, el verbo puede ir también en singular: «El desorden y la algarabía ES total» (Leñero Mudanza [Méx. 1979]); en ese caso es frecuente que solo lleve determinante el primero de los elementos coordinados: «La dirección y realización CORRIÓ [...] a cargo de Manolo Bermúdez» (Díaz Radio [Esp. 1992]). El verbo suele ir asimismo en singular cuando el sujeto va pospuesto y los elementos coordinados son sustantivos abstractos o no contables, especialmente si aparecen sin determinación: «Me GUSTA el mambo y el merengue» (GaRamis Días [P. Rico 1986]); «Solo me QUEDA ánimo y tiempo para responderle lo que sigue» (Proceso [Méx.] 20.10.96).

b) Si los elementos coordinados se refieren a una misma cosa o persona, el verbo irá necesariamente en singular: «La actriz y cantante ESTÁ bastante molesta» (Universal [Ven.] 17.4.88).

c) Si los elementos coordinados son gramaticalmente neutros, como infinitivos, oraciones sustantivas o pronombres neutros, el verbo va en singular: «No creo que sumar y restar SEA lo suyo» (Sierra Regreso [Esp. 1995]); «Le GUSTA que la quieran y que la apoyen» (Tiempo [Esp.] 3.12.90); «Ni aquello ni esto HUBIERA SIDO posible» (Abc [Esp.] 25.1.85); pero si los elementos neutros coordinados se conciben o presentan en el enunciado como realidades diferenciadas, contrastadas o enfrentadas, el verbo irá en plural: «Informar y opinar son los dos fines específicos y diferenciales del periodismo» (MtzAlbertos Noticia [Esp. 1978]).

4.2. Sujeto de un elemento en singular unido a otro por junto con, además de, así como. Cuando a un elemento en singular le sigue otro, asociado a él mediante los nexos además de, junto con, así como, y todo el conjunto se antepone al verbo, este puede aparecer en singular, entendiendo que solo el primer elemento es, estrictamente, el sujeto oracional: «Fermín, junto con la madre, la ARRASTRA hacia afuera» (Gambaro Malasangre [Arg. 1982]); «El saxo, así como otros instrumentos de viento y numerosos objetos culturales de forma alargada, ES tenido por símbolo fálico» (Quezada Mensaje [Chile 1992]); o en plural, entendiendo que esos nexos funcionan a modo de conjunción copulativa y dan lugar, por tanto, a un sujeto plural: «Ese sacerdote, junto con otros nueve, CRUZARON la puerta e INICIARON la marcha» (Velasco Regina [Méx. 1987]); «La velocidad de salida de la Tierra así como la de llegada a Marte SON también demasiado elevadas» (RzGopegui Hombres [Esp. 1996]); en el caso de que el elemento que no lleva el nexo sea el que aparece inmediatamente antes del verbo, este solo podrá ir en singular: «Junto con Roca, Mitre DOMINÓ la escena nacional del fin del siglo» (Giardinelli Oficio [Arg. 1991] 276). Si todo el conjunto se pospone al verbo, o un elemento aparece delante y otro detrás, el verbo va asimismo en singular: «En mi habitación ahora DORMÍA mi hija Angélica, junto con su compañero» (Bolaño Detectives [Chile 1998] 378); «HACE falta una gran perspicacia así como un

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innegable don de la oportunidad» (GaSánchez Alpe d’Huez [Esp. 1994]); «Además de dos monjitas, ASISTÍA el capellán del colegio» (Araya Luna [Chile 1982]).

4.3. Sujeto de un elemento en singular unido a otro por la preposición con. Si un elemento en singular va inmediatamente seguido de un complemento de compañía precedido de con, lo normal en la lengua general actual es que el verbo vaya en singular, entendiendo el complemento preposicional como un simple circunstancial: «Don Floro con sus hombres PREPARA una mesa» (Candelaria Guadalupe [Col. 1975]). No obstante, puede admitirse la concordancia en plural con el verbo, entendiendo que la preposición funciona a modo de conjunción copulativa: «LLEGARON al puerto el padre con el hijo» (Gutiérrez Copa [Chile 1968]); «El doctor con su esposa LLEGABAN tarde» (Lezama Oppiano [Cuba 1977]); de esta concordancia existen ya ejemplos en el español medieval y clásico, y hoy se da con cierta frecuencia en algunas zonas de América. La posibilidad de poner el verbo en plural en estos casos ha dado lugar a una construcción especial, extendida en varios países de América y, en España, en zonas de influencia del catalán, que consiste en poner el verbo en primera persona del plural cuando el sujeto es un «yo» elidido que lleva asociado un complemento precedido de con, presente en la oración: «Dile a la Rubia que CON PABLO ESTUVIMOS haciendo el elogio más subido que puede hacerse por dos poetas de una dama ausente» (Asturias Carta [Guat. 1950]); «Vos sabés, Tita, que CON

ANA MARÍA FUIMOS una pareja que nos quisimos mucho» (Pavlovsky Potestad [Arg. 1985]). En ambos ejemplos el contexto permite determinar con claridad que en la acción están implicados solo dos individuos, el yo que habla y la persona que se menciona en el complemento preposicional; así, las construcciones resaltadas en los ejemplos equivalen, respectivamente, a yo y Pablo estuvimos, yo y Ana María fuimos; pero en muchos otros casos la construcción resultará ambigua, pues en el español general se interpreta que el sujeto del verbo en primera persona del plural es un «nosotros» (quien habla y alguien más), al que se sumaría la persona mencionada en el complemento preposicional; por ello, aun siendo normal en el habla culta de algunas áreas del mundo hispánico, se recomienda evitar esta construcción en aquellos casos en que el hablante perciba el riesgo de no ser correctamente interpretado.

4.4. Sujeto de dos elementos en singular unidos por tanto... como. El verbo debe ir en plural: «Tanto mi hermano como su novia IBAN pendientes de la carretera» (VqzMontalbán Soledad [Esp. 1977]).

4.5. Sujeto de varios elementos en singular unidos por una conjunción disyuntiva. Debe tenerse en cuenta lo siguiente:

a) Cuando la conjunción o es propiamente disyuntiva y une, por tanto, elementos referidos a entes distintos, el verbo puede ir en singular o en plural. Si la disyunción se presenta como excluyente, obligando a seleccionar como sujeto uno solo de los elementos coordinados, el verbo va en singular: «Una misma opinión es diferentemente valorada si la EXPRESA un hombre o una mujer» (Orúe/Gutiérrez Fútbol [Esp. 2001]). Si la disyunción expresa indiferencia, presentando, simplemente, distintos sujetos posibles, el verbo puede ir indistintamente en singular o en plural: «Solo un idiota o un ciego PODRÍA confundirla con su melliza» (Andahazi Piadosas [Arg. 1999]); «Seguramente mi madre o mi abuela HABÍAN IDO a casa de algún vecino, porque la puerta de casa estaba ligeramente entornada» (Llongueras Llongueras [Esp. 2001]). Si los sustantivos van seguidos de un adjetivo en plural ( 3.4a), el verbo irá forzosamente en plural: «El oído o el ojo humanos no PERCIBEN tal distorsión» (Neri Satélites [Méx. 1991]). Si la conjunción o une los dos últimos elementos de una enumeración no exhaustiva, el sujeto representa la suma de todos los elementos de la enumeración y el verbo va, por tanto, en plural: «Julio Espinosa, Ana Fernández, Gonzalo González o Pedro Hernández SON algunos de los que conforman la lista de autores» (Canarias 7 [Esp.] 17.5.99).

b) Cuando la conjunción o denota identidad o equivalencia, el verbo debe ir en singular, ya que los elementos coordinados se refieren a la misma cosa: «El quejigo o roble enciniego no FORMA grandes masas» (VV. AA. Bosques [Esp. 1998]).

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4.6. Sujeto de un solo sustantivo al que van referidos varios adjetivos ordinales. Aunque el sustantivo esté en singular ( 3.6), el verbo irá en plural: «La primera y segunda división CONSERVARÁN su representación actual» (Nación [C. Rica] 11.4.97).

4.7. Sujeto de nombre colectivo. Los sustantivos colectivos son aquellos que, en singular, designan un conjunto de seres pertenecientes a una misma clase (gente, clero, familia, rebaño, hayedo, cubertería, etc.); los colectivos denotan por sí mismos la clase de seres a la que pertenece el conjunto (la gente se compone de personas, el clero de clérigos, la familia de parientes, etc.). Cuando uno de estos sustantivos funciona como sujeto, el verbo debe ir en singular, así como los pronombres o adjetivos a él referidos: «El rebaño se ALEJA definitivamente» (Bojorge Aventura [Arg. 1992]); «Esa misma gente PREFIERE que LA embauquen a sentirse DEFRAUDADA» (Esquivel Deseo [Méx. 2001]); a veces, sobre todo cuando sujeto y verbo están alejados por la existencia de elementos interpuestos o incisos, el verbo va indebidamente en plural, al realizarse la concordancia de acuerdo con el sentido plural del nombre colectivo, y no con su condición gramatical de sustantivo singular: «Esa gente nos ESTÁN masacrando» (RdgzJuliá Peloteros [P. Rico 1997]); «La gente que componía todas esas regiones de Santander del Sur, sur de Bolívar y parte de Antioquia FUERON muy afectadas por la violencia oficial» (Calvo Colombia [Col. 1987]); debió decirse nos ESTÁ masacrando y FUE muy afectada, respectivamente. La concordancia en plural sí es admisible cuando se pasa de una oración a otra, pues en ese caso al segundo verbo le corresponde, en realidad, un sujeto plural tácito: «La gente se acercaba y en cuanto VEÍAN la escena CHILLABAN» (Llongueras Llongueras [Esp. 2001]); «Preguntábamos a la gente cómo se IMAGINABAN que era Manuel Rodríguez» (Ruffinelli Guzmán [Ur. 2001]), esto es, cómo se imaginaban [ellos] que era... En las oraciones copulativas con ser cuyo atributo no es un adjetivo, sino un sustantivo, tanto el verbo como el atributo van en plural: «Esta gente SON asesinos» (Universal [Ven.] 7.4.97); pero si el atributo es un adjetivo, es incorrecta la concordancia en plural: «La gente aquí SON desordenados» (Santiago Sueño [P. Rico 1996]); debió decirse La gente aquí ES desordenada. Cuando en el colectivo está incluida la persona que habla o a quien se habla, es normal en el habla coloquial poner el verbo en primera o segunda persona del plural: «La gente de teatro nos CONFORMAMOS con poco y nada» (Clarín [Arg.] 12.2.97); «A los pocos días, toda la familia NAVEGÁBAMOS por el Atlántico» (Olmos Marina [Esp. 1995]); «La gente mayor siempre HABLÁIS de la vida» (Gala Ulises [Esp. 1975]).

4.8. Sujeto de cuantificador + de + sustantivo en plural. Los sustantivos cuantificadores son aquellos que, siendo singulares, designan una pluralidad de seres de cualquier clase; la clase se especifica mediante un complemento con de cuyo núcleo es, normalmente, un sustantivo en plural: la mitad de los animales, la mayoría de los profesores, una minoría de los presentes, el resto de los libros, el diez por ciento de los votantes, un grupo de alumnos, un montón de cosas, infinidad de amigos, multitud de problemas, etc. La mayor parte de estos cuantificadores admiten la concordancia con el verbo tanto en singular como en plural, dependiendo de si se juzga como núcleo del sujeto el cuantificador singular o el sustantivo en plural que especifica su referencia, siendo mayoritaria, en general, la concordancia en plural: «Hacia 1940 la mayoría de estos poetas HABÍA ESCRITO lo mejor de su obra» (Paz Sombras [Méx. 1983]); «La mayoría de los visitantes HABÍAN SALIDO» (Marías Corazón [Esp. 1992]); «Una veintena de personas OCUPABA la sala» (Chavarría Rojo [Ur. 2002]); «Una veintena de curiosos OBSERVABAN de lejos a un piquete» (PzReverte Maestro [Esp. 1988]); sin embargo, cuando el verbo lleva un atributo o un complemento predicativo, solo es normal la concordancia en plural: «La mayoría de estos asesinos SON muy inteligentes» (Mendoza Satanás [Col. 2002]); «La inmensa mayoría de las casas PERMANECÍAN vacías» (Savater Caronte [Esp. 1981]). Los sustantivos cuantificadores que se usan sin determinante (infinidad, cantidad, multitud) establecen la concordancia obligatoriamente en plural, pues, en realidad, forman con la preposición de una locución que determina al sustantivo plural, que es el verdadero núcleo del sujeto: «Infinidad de católicos DESATENDIERON semejante orden pontificia» (Vidal Ocultismo [Esp. 1995]); «Cantidad de organizaciones se DEDICAN a [...] ayudar a personas que han sido víctimas de abuso sexual» (NHerald [EE. UU.] 21.10.97).

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4.9. Sujeto de nombre común en plural con verbo en primera o segunda persona del plural. Cuando el sujeto es un sustantivo plural y se desea señalar que en su referencia está incluida la persona que habla o a quien se habla, el verbo se pondrá, respectivamente, en primera o en segunda persona del plural: «Los cubanos TOMAMOS café por la mañana» (Matos Noche [Cuba 2002]); «¡Vaya, todos los chicos SOIS iguales!» (Llongueras Llongueras [Esp. 2001]).

4.10. Concordancia verbal en oraciones copulativas. ser, 2.1.1.

4.11. uno de los que + verbo. La presencia de dos elementos en esta construcción, uno singular (uno) y otro plural (los que), hace que se vacile entre poner el verbo en singular o en plural: «Uno de los que LOGRÓ llegar a la orilla [...] hubo de lanzarse de nuevo al agua» (País [Esp.] 11.10.80); «Uno de los que VOTARON en contra fue el ex ministro sin cartera» (País [Esp.] 2.2.84). La concordancia gramaticalmente más correcta es la que lleva el verbo en plural, pues el sujeto es, en estos casos, el relativo plural los/las que; pero se admite también la concordancia en singular. Si esta construcción forma parte del atributo de una oración copulativa y el sujeto del verbo ser es un pronombre de primera o de segunda persona del singular (yo, tú/vos), el verbo de la oración de relativo debe ir en tercera persona, preferentemente del plural, aunque también se admita el singular: «Yo era uno de los que PUGNABAN para que la Basílica se constituyera en diócesis autónoma» (Proceso [Méx.] 3.11.96); «Yo fui uno de los que BESÓ su mano» (Serrano Dios [Col. 2000]); no es correcto poner el verbo en primera o segunda persona del singular: «Vos eras uno de los que ESTABAS con la gente que huyó» (Semana [Col.] 1-8.10.96).

4.12. yo soy de los que, tú eres o vos sos de los que + verbo. Se trata de una construcción partitiva en la que se ha elidido el indefinido uno (soy [uno] de los que, eres/sos [uno] de los que), por lo que la concordancia se atiene a los mismos criterios expresados en el párrafo anterior ( 4.11); así, el verbo de la oración de relativo deberá ir, preferentemente, en tercera persona del plural, en concordancia estricta con su sujeto gramatical, que es el relativo plural los/las que: «Soy de los que PIENSAN que solo la vida intensamente vivida merece la pena» (Rojo Matar [Esp. 2002]); menos recomendable, aunque admisible, es poner el verbo en tercera persona del singular, concordando con el indefinido elidido uno: «Yo soy de los que CREE que a la historia no la para nadie» (Herrera Casa [Ven. 1985]); pero debe evitarse la concordancia en primera o segunda persona del singular: «Soy de los que PIENSO que este es un proceso que se tiene que hacer bien» (Vanguardia [Esp.] 18.8.94).

4.13. yo soy el que (o quien), tú eres o vos sos el que (o quien) + verbo. Se trata de oraciones copulativas enfáticas cuyo atributo es una oración de relativo sin antecedente expreso. Si el sujeto del verbo ser es un pronombre de primera o de segunda persona del singular (yo, tú/vos), el verbo de la oración de relativo puede ir, bien en tercera persona del singular, en concordancia estricta con su sujeto gramatical (el/la que o quien), opción mayoritaria en el habla culta: «Yo soy el que MANDA acá» (Soriano León [Arg. 1986]); bien en primera o segunda persona del singular, concordando con el sujeto del verbo ser, opción habitual en el habla coloquial y que expresa mayor implicación afectiva por parte del hablante: «Por primera vez en mi vida yo soy la que TENGO el control» (Santiago Sueño [P. Rico 1996]). Si se invierte el orden y la oración de relativo antecede al verbo ser, es menos frecuente que el verbo aparezca en primera o segunda persona; así, es más normal decir El que manda soy yo que El que mando soy yo. Cuando el sujeto de ser es un pronombre de primera o segunda persona del plural (nosotros, vosotros), el verbo de la oración de relativo no va nunca en tercera persona, sino que la concordancia se establece siempre con el pronombre personal: «Nosotros somos los que MANDAMOS» (Chase Pavo [C. Rica 1996]).

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EL COMPLEMENTO INDIRECTO DUPLICADO POR EL PRONOMBRE ÁTONO (DPD, artículo temático PRONOMBRES PERSONALES ÁTONOS)

(5.2) a) En el caso del complemento indirecto, la coaparición del pronombre átono es normalmente opcional y suele ser lo más frecuente, especialmente en la lengua oral: No (LES) da importancia A LOS

PROBLEMAS; (LES) he contado nuestro secreto A UNOS AMIGOS; (LE) han denegado la beca A JUAN; (LE) he dicho la verdad A MI MADRE. E incluso hay verbos, como gustar, encantar y sinónimos, que exigen la presencia del pronombre átono junto con el complemento tónico: ¿LE gustan A TU HERMANA los bombones? (y no *¿Gustan a tu hermana los bombones?). En general, suele ser necesaria la duplicación en los verbos cuyo complemento indirecto designa, no al destinatario de la acción, sino al que la experimenta, como ocurre con los llamados verbos de «afección» (psíquica o física), como molestar, divertir, interesar, cansar, etc., y con muchos otros, como parecer, resultar, convenir, etc.: LE molestó A

TU PADRE que no vinieras; LE ha cansado A LA ABUELA el paseo; LE pareció bien AL JEFE nuestro plan; No LE conviene AL NIÑO comer tantos dulces. No obstante, cuando la función de complemento indirecto es desempeñada por los cuantificadores universales todo, nadie o similares, la presencia del pronombre átono no resulta siempre necesaria: Su decisión no (LE) gustó A TODO EL MUNDO; Sus palabras no (LE) molestaron A NADIE; (LES) cansó A TODOS con su discurso.

gente

(DPD, s. v.)

gente. 1. En el español general, este sustantivo femenino se emplea como nombre colectivo no contable y significa ‘personas’: «La gente acudía a su bar» (Obligado Salsa [Arg. 2002]); «En torno a nosotros había un grupo de gente joven que reía y voceaba» (Salisachs Gangrena [Esp. 1975]). Como otros nombres colectivos, admite un plural expresivo, usado casi exclusivamente en la lengua literaria: «Fue ella quien me introdujo en las cosas, en las comidas, en las gentes de aquí» (Benedetti Primavera [Ur. 1982]). La divergencia entre su referente (plural) y su número gramatical (singular) puede dar lugar a errores de concordancia ( CONCORDANCIA, 4.7).

2. En el español de ciertas zonas de América, especialmente en México y varios países centroamericanos, se usa también con el sentido de ‘persona o individuo’, es decir, como sustantivo contable y no colectivo: «Luis era una gente muy caballerosa» (Prensa [Nic.] 3.2.97); con este sentido, su uso en plural es obligado cuando se desea aludir a más de una persona: «Alrededor de la tina, en la que podían caber cinco gentes, había muchas plantas» (Mastretta Vida [Méx. 1990]). En España solo es normal el uso de gente con referente singular en la expresión buena (o mala) gente, que también se documenta en el español americano: «Yo soy muy buena gente» (Gala Invitados [Esp. 2002]); «Tato, por su parte, no era mala gente» (ÁlvzGil Naufragios [Cuba 2002]).

3. En el español coloquial de muchos países de América se emplea también, como adjetivo o como sustantivo, con el sentido de ‘[persona] honesta, amable y servicial’ y ‘[persona] distinguida o de buena posición’: «Sería conveniente que llamara al doctor Pereyda [...]; él es muy gente y seguramente no le cobrará» (Olivera Enfermera [Méx. 1991]); «Ese es para mí menos que nada, aunque estos caballeros hablen de él como si fuera gente» (Piglia Respiración [Arg. 1980]).

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2.4.5. Práctica

Los resultados de la búsqueda de esta gente son en el CREA ofrecen únicamente 4 textos en 4

documentos diferentes:

1. No faltaba sino que nos cambiaran eso también, esta gente son capaces de todo.

2. Pistola Gorda tiene razón, lo único que necesita esta gente son los curanderos; con ellos están felices.

3. Pero esta gente son todos unos hijos de puta.

4. muy bien –dije. –No tienes por qué disimular con esta gente, son mis amigos, entienden.

Recordemos que cuando un nombre colectivo, como gente, aparece seguido del verbo ser, como

sujeto de una oración atributiva, la concordancia debe establecerse en plural únicamente cuando el

atributo es un sustantivo. Este es el caso de los textos 3, 4 y 5 (esta gente son los curanderos; esta gente

son todos unos hijos de puta; No tienes por qué disimular con esta gente, son mis amigos). Sin embargo,

el texto 1 presenta la concordancia en plural con un atributo adjetivo (esta gente son capaces de todo).

2.5. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE LA NEGACIÓN

2.5.1. Presentación

Observe las siguientes oraciones:

a) No vino ninguno de sus compañeros.

b) Más vale que no empieces hasta que no te aclare lo que tienes que hacer.

c) Vamos a tratar de evitar que no salgan burbujitas.

d) A falta de no poder gastar un céntimo, pasaremos la tarde viendo la tele.

e) El Madrid adolece de juego.

2.5.2. Cuestiones

1. Indique cuáles responden a la norma y cuáles no.

2. Explique y razone sus respuestas.

3. Aporte, como justificación de sus razonamientos, la opinión de la RAE.

4. Busque la forma adolece en el CREA y reproduzca algún texto en el que el verbo se utilice de forma

impropia.

2.5.3. Respuestas

a) No vino ninguno de sus compañeros es una oración completamente correcta desde el punto de

vista normativo, en la cual una doble negación expresa sentido negativo, no afirmativo (como se podría

esperar, siguiendo una norma peculiar del funcionamiento de la negación).

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b) Más vale que no empieces hasta que no te aclare lo que tienes que hacer es también una

oración correcta, con dos negaciones que no se neutralizan, y con un adverbio no desprovisto de

significado (…hasta que no te aclare).

c) Vamos a tratar de evitar que no salgan burbujitas es una oración anómala, pues el sentido

negativo del verbo evitar es incompatible con el adverbio no si se quiere expresar una idea afirmativa,

como es el caso. La oración correcta es: Vamos a tratar de evitar que salgan burbujitas.

d) A falta de no poder gastar un céntimo, pasaremos la tarde viendo la tele es una oración

incorrecta, puesto que el sentido negativo de a falta de interfiere con el adverbio de negación no y juntos

dan lugar a una afirmación. La oración debe ser: A falta de poder gastar un céntimo, pasaremos la tarde

viendo la tele.

e) El Madrid adolece de juego es incorrecta, ya que el verbo adolecer significa ‘tener algún

defecto’, no ‘carecer’.

EXPLICACIÓN Y RAZONAMIENTO

a) En español hay una serie de palabras con sentido negativo que, cuando en la oración se sitúan

detrás del verbo, exigen otro elemento negativo delante de él. Con ello no solo no se anula la negación,

sino que se refuerza. Entre estas palabras están, por ejemplo, los adverbios nunca, jamás, tampoco; los

indefinidos nadie, nada, ninguno; locuciones del tipo de en la vida, en todos los días de mi vida; y los

grupos que contienen la palabra ni. Por ejemplo: No vino ninguno de sus compañeros, Tampoco ella dijo

nada, No ha visto nada igual en la vida, No vino ni su padre.

b) En Más vale que no empieces hasta que no te aclare lo que tienes que hacer, tenemos un

ejemplo de la llamada negación expletiva, que se construye con el adverbio no y no aporta ningún

significado, sino que simplemente añade énfasis y tiene un matiz expresivo. Por ejemplo: Mejor que

sobre que no que falte; Hasta que no se cure del todo, no debe levantarse de la cama.

c) Es muy frecuente el uso incorrecto de verbos denominados inductores negativos, como evitar,

desmentir, dudar, temer, lamentar, etc., con una subordinada sustantiva de complemento directo cuyo

verbo va precedido por el adverbio no, con lo que las dos negaciones se neutralizan de modo que el

significado de la oración es precisamente el contrario del que se desea expresar. Según el DRAE, evitar

significa ‘apartar, excusar, huir’, por lo que la oración correcta será: Vamos a tratar de evitar que salgan

burbujitas. Otros ejemplos son: ¿No puede impedir que no salga de casa con esta nevada? (en lugar de

¿No puede impedir que salga de casa con esta nevada?), Juan ha desmentido que no se va a casar con

Isabel (por Juan ha desmentido que se vaya a casar con Isabel).

d) A falta de es, según el DRAE, una locución prepositiva que significa ‘careciendo de o faltando

algo’, por lo que en la oración A falta de no poder gastar un céntimo, pasaremos la tarde viendo la tele

la confluencia de dos sentidos negativos da lugar a una afirmación. La oración deberá ser, pues, A falta

de poder gastar un céntimo, pasaremos la tarde viendo la tele.

Page 65: EL ESPAÑOL ACTUAL

39

e) Es impropio usar el verbo adolecer con el significado de ‘carecer’. La oración, tal como está

formulada, no tiene ningún sentido, ya que, como señala el DPD, adolecer es un verbo intransitivo que

debe llevar un complemento introducido por de, que expresa el defecto o el mal del que se adolece. Por

lo tanto, se podría decir, en todo caso, que El Madrid adolece de un juego desorganizado (o lento, o

caótico, etc.).

2.5.4. La norma académica. Materiales de consulta

En el caso de la negación no disponemos de un artículo temático del DPD, por lo que tenemos

que limitarnos a la respuesta de la RAE en la sección Preguntas más frecuentes y a las definiciones de las

palabras que nos interesan en el DRAE y el DPD. Para una mayor profundización en la materia, se puede

consultar también una gramática, especialmente la Nueva gramática de la lengua española de la RAE

(págs. 3631–3715).

Veamos a continuación la reproducción de los datos de la RAE en los que hemos basado nuestras

respuestas.

Doble negación: no vino nadie, no hice nada, no tengo ninguna (RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES)

En español existe un esquema particular de negación, que permite combinar el adverbio no con la presencia de otros elementos que tienen también sentido negativo.

Los adverbios nunca, jamás, tampoco, los indefinidos nadie, nada, ninguno, la locución en la/mi/tu/su vida y los grupos que contienen la palabra ni aparecen siempre en oraciones de sentido negativo. Si estos elementos van antepuestos al verbo, este no va acompañado del adverbio de negación no: Nunca voy al teatro; Él tampoco está de acuerdo; Jamás lo haré; Nadie lo sabe; Nada de lo que dice tiene sentido; Ninguno de ellos es actor; En su vida lo conseguirá; Ni su padre lo perdonaría. Pero si van pospuestos al verbo, este debe ir necesariamente precedido del adverbio no: No voy nunca al teatro; Él no está de acuerdo tampoco; No lo haré jamás; No lo sabe nadie; No tiene sentido nada de lo que dice; No es actor ninguno de ellos; No lo conseguirá en su vida; No lo perdonaría ni su padre. La concurrencia de esas dos «negaciones» no anula el sentido negativo del enunciado, sino que lo refuerza.

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DPD, s. v. adolecer

adolecer. 1. Verbo irregular: se conjuga como agradecer ( APÉNDICE 1, n.º 18).

2. En su acepción más habitual, ‘tener algún defecto o sufrir de algún mal’, es intransitivo y lleva un complemento introducido por de, que expresa el defecto o el mal: «El tono que empleaba Pura en todos sus comentarios [...] adolecía DE insolencia» (MtnGaite Fragmentos [Esp. 1976]); «Los hijos adolecíamos DE taras neuróticas» (Chávez Batallador [Méx. 1986]).

3. Es impropio usar este verbo con el significado de ‘carecer’: «Adolecen de un entrenamiento adecuado» (Tiempo [Col.] 21.1.97). Aunque no son incorrectas oraciones como Adolecía de falta de coherencia, debe advertirse que la expresión resulta más clara y directa si se sustituye por Adolecía de incoherencia o Carecía de coherencia.

2.5.5. Práctica

La forma verbal adolece aparece un total de 217 veces en el CREA, de las que 119 corresponden a

España, que abarca el 56.66% de los casos, y 98 al resto de países hispanohablantes, lo que supone un

43.34%.

Son relativamente numerosos los casos en los que el verbo está usado de forma impropia, con el

significado de ‘carecer’ que hemos visto antes y no con el de ‘tener o padecer algún defecto’ ni con los

otros que registra el DRAE.

Sirvan de muestra los siguientes ejemplos, ambos procedentes de textos españoles:

En la empresa española se adolece de una cada vez más necesaria dosis de profesionalidad.

La escena jazzística tinerfeña adolece de ediciones discográficas.

El uso correcto del verbo sería, por ejemplo:

En la empresa española se adolece de falta de profesionalidad.

La escena jazzística tinerfeña adolece de ausencia de ediciones discográficas.

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41

2.6. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE EL VERBO

2.6.1. Presentación

Observe las siguientes oraciones:

a) Lavaros inmediatamente. No quiero veos con esas pintas.

b) A ver si nos aclaramos, ¿cuántos libros dijistes ayer que habían en esta estantería?

c) No preveyeron que los carteles de Se venden pisos iban a llenar tan pronto las fachadas.

d) Les pidieron que no hablarían de eso delante de ella, porque su amiga estaría preparando un libro

sobre el tema.

e) La emisora informó que el equipo entrenaba en su estadio a las 5 de la tarde.

f) Al despedirse, le deseó que tenga suerte, saliendo inmediatamente de la habitación sin esperar

respuesta.

g) Y, por último, aclarar que la fórmula no satisfació a nadie y que solo sirvió para que más de uno

maldijera al responsable de esas medidas.

2.6.2. Cuestiones

1. Indique qué formas verbales subrayadas responden a la norma y cuáles no.

2. Explique y razone sus respuestas.

3. Aporte, como justificación de sus razonamientos, la opinión de la RAE.

4. Busque en el CREA y en el CORDE la forma errónea preveer y distinga los textos en que aparecen por

confusión de los que registran la forma para criticarla.

2.6.3. Respuestas

a) En Lavaros inmediatamente. No quiero veos con esas pintas, se observan dos usos anómalos

de formas verbales: el infinitivo lavaros en lugar del imperativo lavaos y el verbo de la oración

subordinada veos con la forma del imperativo en lugar de la del infinitivo, veros, que es lo normativo.

Lo correcto es, pues, Lavaos inmediatamente. No quiero veros con esas pintas.

b) En A ver si nos aclaramos, ¿cuántos libros dijistes ayer que habían en esta estantería?, es

correcta la primera forma verbal a ver, que no debe confundirse con su homófono, el auxiliar haber. En

cambio, son incorrectas desde el punto de vista normativo las otras dos, dijistes y habían. La 2.ª persona

del plural del perfecto simple de decir es dijiste. Es también anómalo el empleo del verbo impersonal

haber en plural, concordando con el complemento directo de la oración, que se confunde con el sujeto.

c) En la oración No preveyeron que los carteles de Se venden pisos iban a llenar tan pronto las

fachadas, encontramos un uso desviado de la norma en preveyeron, en lugar de previeron (de pre– y ver),

y un uso normativo de la fórmula de pasiva refleja Se venden pisos, en la que se produce la concordancia

entre sujeto y verbo.

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d) En la oración Les pidieron que no hablarían de eso delante de ella, porque su amiga estaría

preparando un libro sobre el tema, se producen dos usos incorrectos del condicional. El primero

(hablarían) consiste en el empleo del condicional en lugar del imperfecto de subjuntivo. El segundo

(estaría preparando) es un uso del condicional en lugar del presente de indicativo (está preparando),

típicamente periodístico. La oración correcta es, por lo tanto, Les pidieron que no hablaran (o hablasen)

de eso delante de ella, porque [se dice que]su amiga está preparando un libro sobre el tema.

e) En La emisora informó que el equipo entrenaba en su estadio a las 5 de la tarde, el verbo

informar se puede construir con las preposiciones de o sobre (informar de o sobre algo), pero también se

admite la expresión informar que tal como aparece en el ejemplo. También el verbo entrenar, cuando se

refiere a personas, puede construirse como pronominal o no. Por lo tanto, la oración se puede admitir de

las dos formas siguientes:

La emisora informó de que el equipo se entrenaba en su estadio a las 5 de la tarde.

La emisora informó que el equipo entrenaba en su estadio a las 5 de la tarde.

f) Al despedirse, le deseó que tenga suerte, saliendo inmediatamente de la habitación sin esperar

respuesta.

Son incorrectos los usos del subjuntivo y del gerundio. En Al despedirse, le deseó que tenga

suerte, el subjuntivo debe conjugarse en pasado (tuviera o tuviese), igual que el indicativo. Si este

estuviera en presente, también debería estarlo el subjuntivo. Por lo que respecta al gerundio que aparece

en la oración, es incorrecto por tratarse del denominado gerundio de posterioridad.

La oración correcta es Al despedirse, le deseó que tuviera suerte, y salió inmediatamente de la

habitación sin esperar respuesta.

g) Y, por último, aclarar que la fórmula no satisfació a nadie y que solo sirvió para que más de

uno maldijera al responsable de esas medidas. En la oración hay dos formas verbales incorrectas y una

correcta. El infinitivo aclarar necesita un verbo principal en el que apoyarse, puesto que es una forma no

personal del verbo. Satisfacer es un verbo irregular que se conjuga como hacer, por lo que el pretérito

perfecto simple es satisfizo (como hizo). Es correcta, en cambio, la forma maldijera, ya que maldecir es

un verbo irregular derivado de decir, que se conjuga como él, con algunas excepciones (como el futuro de

indicativo y el condicional simple). La oración correcta es, pues, Y, por último, tengo que aclarar que la

fórmula no satisfizo a nadie y que solo sirvió para que más de uno maldijera al responsable de esas

medidas.

EXPLICACIÓN Y RAZONAMIENTO

a) En la oración Lavaros inmediatamente. No me gusta veos con esas pintas, se producen dos

usos anómalos relacionados con el infinitivo.

Es muy frecuente, incluso en la lengua culta, el uso del infinitivo en lugar del imperativo de

segunda persona del plural. Los ejemplos son numerosos, tanto en la lengua hablada como en la escrita:

¡Callaros de una vez!, Sentaros, por favor.

Por el intento de evitar esta anomalía, se está extendiendo cada vez más la ultracorrección

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consistente en emplear el imperativo en lugar del infinitivo en su uso normativo de verbo de una oración

subordinada. Así ocurre en este caso, No quiero veos con esas pintas, en el que el verbo de la oración

subordinada de sujeto (veos con esas pintas) ha tomado la forma del imperativo en lugar de la correcta

del infinitivo, veros.

Conviene recordar que sí es normativo el uso del infinitivo con valor exhortativo que se

encuentra a menudo en recomendaciones o avisos de distinto tipo, como: Cerrar la puerta al salir, No

tirar objetos por la ventanilla, etc.

b) En A ver si nos aclaramos, ¿cuántos libros dijistes ayer que habían en esta estantería?,

encontramos un uso anómalo de las tres formas verbales que aparecen subrayadas.

Las formas verbales a ver y haber se pronuncian de la misma forma, pero deben distinguirse

ortográficamente en la escritura.

A ver es una secuencia constituida por la preposición a y el infinitivo ver: Vamos a ver cómo

arreglamos esto, A ver qué va a ser esto.

Haber es un verbo auxiliar que, seguido de un participio, se emplea para formar los infinitivos

compuestos de la conjugación: Haberlo dicho, Haber estado en casa.

En *dijistes se produce una hipercaracterización con –s de la 2.ª persona del singular del

pretérito perfecto simple. Es decir, se hace extensible al singular la terminación –s que caracteriza a la 2.ª

persona del plural del perfecto simple en las tres conjugaciones: dijisteis, cantasteis, perdisteis. La forma

correcta es, pues, dijiste.

Cuando el verbo haber funciona como impersonal, como en este caso, debe usarse solamente en

3.ª persona del singular, que en el pretérito imperfecto de indicativo adopta la forma había: Había

muchos libros en esta estantería. La confusión estriba en que se tiende a considerar como sujeto el

sintagma nominal que acompaña al verbo (muchos libros) y se concuerda con él el número del verbo.

Pero, puesto que los verbos impersonales carecen de sujeto, ese sintagma es el complemento directo, que

no tiene por qué mantener la concordancia con el verbo.

c) En la oración No preveyeron que los carteles de Se venden pisos iban a llenar tan pronto las

fachadas, se produce un uso anómalo del verbo irregular prever, derivado de ver con la anteposición del

prefijo pre– (pre–ver, ‘ver con anticipación’) y que se conjuga de la misma manera que aquel. La

confusión radica en un cruce con el verbo proveer, ‘suministrar’, cuyo pretérito perfecto simple, en la 3.ª

persona del plural, es proveyeron. La forma correcta es, por lo tanto, en este caso previeron.

Por lo que respecta a Se venden pisos, se trata de una oración de pasiva refleja en la que la forma

se precede a un verbo transitivo en tercera persona del plural, concordante con el elemento nominal que

aparece junto al verbo y que es su sujeto gramatical (pisos). Sin embargo, la construcción impersonal Se

vende pisos es también correcta, aunque cada vez se emplea menos.

d) La oración Les pidieron que no hablarían de eso delante de ella, porque su amiga estaría

preparando un libro sobre el tema, presenta dos usos anómalos del condicional.

El primero (hablarían) consiste en el empleo del condicional en lugar del imperfecto de

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subjuntivo (hablaran o hablasen). Se produce sobre todo en oraciones condicionales potenciales, como

Si vendrías el sábado, podríamos ir al cine. Se trata de un uso marcado diatópicamente, pues es

característico de algunas zonas del norte de España, especialmente del País Vasco, Cantabria, La Rioja y

Navarra.

El segundo uso anómalo del condicional que se observa en la oración (estaría preparando) es el

denominado condicional de rumor, galicismo característico del lenguaje periodístico, aunque cada vez

está más extendido en la lengua coloquial. Con él se presenta una acción futura como rumor no

confirmado.

e) En La emisora informó que el equipo entrenaba en su estadio a las 5 de la tarde, se puede

observar el uso de dos verbos que presentan fluctuaciones en la actualidad.

El verbo informar figura en el DRAE como transitivo (y pronominal, informarse) con el sentido

de su primera acepción, ‘Enterar, dar noticia de algo’, pero es cada vez más frecuente su empleo

omitiendo la preposición de (o sobre) que debe regir (dar noticia de algo) y así se oyen a menudo

mensajes como Informamos que el vuelo ha sufrido un retraso… El uso como transitivo indica que el

destinatario de la información funciona como complemento directo, mientras que el mensaje sobre el que

se informa constituye el complemento de régimen preposicional que rige este verbo. Es decir, tomando el

ejemplo propuesto, el análisis tradicional de la oración sería el siguiente:

La emisora informó (al público) (de) que el equipo entrenaría en su estadio a las 5 de la tarde, sujeto verbo CD CRP Sin embargo, al imponerse el uso sin preposición (Informar que), el DPD ya admite que se

puede construir de dos formas, Informar [a alguien] DE algo, que es la que hasta hace poco tiempo exigía

la norma, y la impuesta por el uso Informar [algo] a alguien, y aclara que esta segunda es especialmente

frecuente en América. Esta segunda estructura da lugar a un análisis diferente, puesto que ahora el

mensaje sobre el que se informa, sin preposición, pasa a desempeñar la función de complemento directo,

mientras que el receptor de ese mensaje será el complemento indirecto:

La emisora informó (al público) que el equipo entrenaría en su estadio a las 5 de la tarde, sujeto verbo CI CD Algo similar ha ocurrido en el caso del verbo entrenar, que el DRAE marca en su 1.ª acepción

como transitivo y con uso pronominal cuando se aplica a personas (entrenarse), con el sentido de

‘preparar, adiestrar’. Sin embargo, en los últimos años parece haberse perdido el uso pronominal en la

referencia a personas, que es el que sigue prefiriendo la RAE, por lo que el DPD admite también la

construcción intransitiva no pronominal que vemos en el ejemplo propuesto.

En definitiva, los verbos informar y entrenar han originado un cambio (o mejor, una ampliación)

en la norma académica basado en un uso distinto al tradicional. Por lo tanto, la oración propuesta podría

construirse de las dos formas que señalamos a continuación, aunque normativamente es preferible la

primera:

La emisora informó de que el equipo se entrenaba en su estadio a las 5 de la tarde.

La emisora informó que el equipo entrenaba en su estadio a las 5 de la tarde.

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f) En la oración Al despedirse, le deseó que tenga suerte, saliendo inmediatamente de la

habitación sin esperar respuesta, se observan dos usos verbales anómalos, uno del subjuntivo y otro del

gerundio.

Cuando se produce la alternancia de indicativo y subjuntivo, hay que tener en cuenta que el

tiempo en que se conjugue el indicativo condiciona el del subjuntivo. Por lo tanto, si el indicativo es

presente, también el subjuntivo debe serlo: Le desea que tenga; pero si el indicativo se conjuga en

pasado, en el mismo tiempo debe conjugarse el subjuntivo: Le deseó que tuviera (o tuviese). La forma de

subjuntivo presente es tenga (cante, tema) y la de pretérito es doble: tuviera, tuviese (cantara, cantase;

temiera, temiese).

Es incorrecto el uso del llamado gerundio de posterioridad, que expresa una acción cuyo

desarrollo es posterior a la acción que designa el verbo principal. En esta oración, el verbo principal es

deseó y la acción de desear (que tuviera suerte) es previa a la acción de salir de la habitación. Este uso

anómalo es muy frecuente en el lenguaje periodístico, en ejemplos como La policía disolvió la reyerta,

deteniendo pocas horas después a dos de los sospechosos; El coche se salió de la calzada, resultando

ilesos sus dos ocupantes. La oración correcta es, pues, Al despedirse, le deseó que tuviera suerte, y salió

inmediatamente de la habitación sin esperar respuesta.

g) En Y por último, aclarar que la fórmula no satisfació a nadie y que solo sirvió para que más

de uno maldijera al responsable de esas medidas, el uso del infinitivo aclarar que se observa en la

oración se denomina infinitivo periodístico y consiste en utilizarlo sin el apoyo de un verbo conjugado

que funcione como verbo principal. El uso correcto es, por lo tanto, Y por último, tengo que aclarar

que… (o debo aclarar, o voy a aclarar, o me gustaría aclarar, etc.).

Satisfacer es un verbo irregular, que se conjuga como hacer (excepto en el imperativo singular,

que admite dos formas satisfaz y satisface). Es muy frecuente, pero incorrecto, conjugar este verbo como

si fuera regular, usando formas como satisfací, satisfaciera, satisfaceré, satisfacería, etc., en lugar de las

correctas satisfice, satisficiera, satisfaré, satisfaría, etc.

Maldecir es también un verbo irregular y se conjuga como decir, salvo en el futuro simple o

futuro de indicativo y en el condicional simple, cuyas formas son regulares: maldeciré, maldecirás,

maldecirá, etc. y maldeciría, maldecirías, maldeciría, etc.; y en la segunda persona del imperativo, que

es maldice (tú). Maldijera es, por lo tanto, un forma correcta.

La oración correcta es: Y por último, tengo que aclarar que la fórmula no satisfizo a nadie y que

solo sirvió para que más de uno maldijera al responsable de esas medidas.

Page 72: EL ESPAÑOL ACTUAL

2.6.4. La norma académica. Materiales de consulta

Infinitivo por imperativo (RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES)

Cuando se da una orden a una segunda persona (del singular o del plural), deben usarse las formas propias del imperativo, si la oración es afirmativa, o las formas correspondientes del subjuntivo, si la oración es negativa, va introducida por la conjunción que o se dirige a un interlocutor al que se trata de usted.

SINGULAR Tómate toda la sopa y deja de protestar. No te enfades y ponnos otro café. Que te calles. Hágame caso. PLURAL ¡Venid aquí ahora mismo, granujas! Poneos el pijama y dormíos cuanto antes. No lleguéis tarde. Que os estéis quietos. Cierren la puerta y siéntense, por favor. No se considera correcto, en el habla esmerada, el uso del infinitivo en lugar del imperativo para

dirigir una orden a una segunda persona del plural, como se hace a menudo en el habla coloquial: ¡Venir aquí ahora mismo, granujas! Poneros el pijama y dormiros cuanto antes.

Solo es válido el empleo del infinitivo con valor de imperativo dirigido a una segunda persona del singular o del plural cuando aparece precedido de la preposición a, uso propio de la lengua oral coloquial: ¡Tú, a callar!; Niños, a dormir.

No debe confundirse el empleo desaconsejable del infinitivo en lugar del imperativo de segunda persona del plural con la aparición del infinitivo con valor exhortativo en indicaciones, advertencias, recomendaciones o avisos dirigidos a un interlocutor colectivo e indeterminado, habituales en las instrucciones de uso de los aparatos, las etiquetas de los productos o los carteles que dan indicaciones, hacen recomendaciones de tipo cívico o prohíben determinadas acciones en lugares públicos: Consumir a temperatura ambiente; Depositar la basura en las papeleras; No fumar; Lavar a mano. Se trata, en estos casos, de estructuras impersonales en las que no se da una orden directa, sino que se pone de manifiesto una recomendación, una obligación o una prohibición de carácter general, en las que hay que sobrentender fórmulas del tipo Se debe consumir... / Es preciso consumirlo... / Hay que consumirlo... / Se recomienda consumirlo...; Debe depositarse la basura en las papeleras / Hay que depositar la basura a las papeleras; No se puede fumar / No se permite fumar; Debe lavarse a mano / Se recomienda lavarlo a mano.

a ver / haber

(RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES)

Aunque a ver y haber se pronuncian de la misma forma, deben distinguirse adecuadamente en la escritura.

a) a ver

Se trata de la secuencia constituida por la preposición a y el infinitivo verbal ver: Vete a ver qué nota te han puesto.

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Los llevaron a ver los monumentos de la ciudad. Como expresión fija, presenta distintos valores y usos: En tono interrogativo, se emplea para solicitar al interlocutor que nos deje ver o comprobar algo:

—Mira lo que he comprado. —¿A ver? Expresa, en general, expectación o interés por saber algo, y va normalmente seguida de una

interrogativa indirecta: A ver cuándo nos dan los resultados. Se utiliza para llamar la atención del interlocutor antes de preguntarle, pedirle u ordenarle algo: A

ver, ¿has hecho lo que te dije? A ver, trae el cuaderno. Equivale a claro o naturalmente, como aceptación de algo que se considera inevitable: —Pero ¿al final os vais? —¡A ver! Si no lo hacemos, perdemos el dinero de la reserva. Delante de una oración introducida por la conjunción si, expresa, bien expectación, curiosidad o

interés, a veces en forma de reto; bien temor o sospecha; bien deseo o mandato: ¡A ver si adivinas lo que estoy pensando! A ver si te caes.

A ver si eres más organizado de ahora en adelante. En muchos de estos casos la secuencia a ver puede reemplazarse por veamos, lo que pone de

manifiesto su relación con el verbo ver y no con el verbo haber: A ver con quién aparece mañana en la fiesta [= Veamos con quién aparece mañana en la fiesta]. A ver si te atreves a decírselo a la cara [= Veamos si te atreves a decírselo a la cara]. b) haber

Puede ser un verbo o un sustantivo: Como verbo, haber se usa como auxiliar, seguido de un participio, para formar los infinitivos

compuestos de la conjugación: Haber venido antes. Tiene que haber sucedido algo. Sigo sin haber entendido lo que ha pasado. También se emplea como infinitivo del verbo impersonal que denota la presencia o existencia de

lo designado por el sustantivo que lo acompaña: Parece haber un chico esperándote en la puerta. Tiene que haber muchas cosas en el frigorífico. Como sustantivo, haber es masculino y significa, en general, ‘conjunto de bienes o caudales de

una persona’: Su haber era más bien escaso.

ORACIONES IMPERSONALES Había muchas personas, ha habido quejas, hubo problemas

(RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES)

Cuando el verbo haber se emplea para denotar la mera presencia o existencia de personas o cosas, funciona como impersonal y, por lo tanto, se usa solamente en tercera persona del singular (que en el presente de indicativo adopta la forma especial hay: Hay muchos niños en el parque). En estos casos, el elemento nominal que acompaña al verbo no es el sujeto (los verbos impersonales carecen de sujeto), sino el complemento directo. En consecuencia, es erróneo poner el verbo en plural cuando el elemento nominal se refiere a varias personas o cosas, ya que la concordancia del verbo la determina el sujeto, nunca el complemento directo. Así, oraciones como Habían muchas personas en la sala, Han habido algunas quejas o Hubieron problemas para entrar al concierto son incorrectas; debe decirse Había muchas personas en la sala, Ha habido algunas quejas, Hubo problemas para entrar al concierto.

[Más información en el Diccionario panhispánico de dudas, s. v. haber, 4].

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Page 74: EL ESPAÑOL ACTUAL

Es recomendable la lectura del artículo completo del DPD sobre el uso del verbo haber, aunque

aquí se reproduce solo un extracto.

DPD, s. v. haber

[...] 4. VERBO IMPERSONAL. Además de su empleo como auxiliar, el otro uso fundamental de haber es denotar la presencia o existencia de lo designado por el sustantivo que lo acompaña y que va normalmente pospuesto al verbo: Hay alguien esperándote; Había un taxi en la puerta; Mañana no habrá función; Hubo un serio problema. Como se ve en el primer ejemplo, en este uso, la tercera persona del singular del presente de indicativo adopta la forma especial hay. Esta construcción es heredera de la existente en latín tardío «habere (siempre en tercera persona del singular) + nombre singular o plural en acusativo». Así pues, etimológicamente, esta construcción carece de sujeto; es, por tanto, impersonal y, en consecuencia, el sustantivo pospuesto desempeña la función de complemento directo. Prueba de su condición de complemento directo es que puede ser sustituido por los pronombres de acusativo lo(s), la(s): Hubo un problema > LO hubo; No habrá función > No LA habrá. Puesto que el sustantivo que aparece en estas construcciones es el complemento directo, el hecho de que dicho sustantivo sea plural no supone que el verbo haya de ir también en plural, ya que la concordancia con el verbo la determina el sujeto, no el complemento directo. Por consiguiente, en estos casos, lo más apropiado es que el verbo permanezca en singular, y así sucede en el uso culto mayoritario, especialmente en la lengua escrita, tanto en España como en América: «Había muchos libros en aquella casa» (Ocampo Cornelia [Arg. 1988]); «Había unos muchachos correteando» (VLlosa Tía [Perú 1977]); «Hubo varios heridos graves» (Valladares Esperanza [Cuba 1985]); «Habrá muchos muertos» (Chao Altos [Méx. 1991]). La misma inmovilidad en singular del verbo conjugado debe producirse en el caso de que haber forme parte de una perífrasis con poder, soler, deber, ir a, etc.: «En torno de una estrella como el Sol puede haber varios planetas» (Claro Sombra [Chile 1995]); «En esta causa va a haber muchos puntos oscuros» (MtzMediero Bragas [Esp. 1982]). No obstante, la excepcionalidad que supone la existencia de un verbo impersonal transitivo, sumado al influjo de otros verbos que comparten con haber su significado «existencial», como estar, existir, ocurrir, todos ellos verbos personales con sujeto, explica que muchos hablantes interpreten erróneamente el sustantivo que aparece pospuesto al verbo haber como su sujeto y, consecuentemente, pongan el verbo en tercera persona del plural cuando dicho sustantivo es plural: «Hubieron muchos factores que se opusieron a la realización del proyecto» (Expreso [Perú] 22.4.90); «Entre ellos habían dos niñas embarazadas» (Caretas [Perú] 1.8.96); incluso se ha llegado al extremo de generar una forma de plural hayn para el presente de indicativo, con el fin de establecer la oposición singular/plural también en este tiempo: «En el centro también hayn cafés» (Medina Cosas [Méx. 1990]). Paralelamente, se comete también el error de pluralizar el verbo conjugado cuando haber forma parte de una perífrasis: «Dice el ministro que van a haber reuniones con diferentes cancilleres» (Universal [Ven.] 6.11.96). Aunque es uso muy extendido en el habla informal de muchos países de América y se da también en España, especialmente entre hablantes catalanes, se debe seguir utilizando este verbo como impersonal en la lengua culta formal, de acuerdo con el uso mayoritario entre los escritores de prestigio.

4.1. habemos. Precisamente por su carácter impersonal, solo puede conjugarse en tercera persona del singular, de modo que si se desea expresar la presencia de primeras o segundas personas, no debe utilizarse, en la lengua culta, el verbo haber, aunque a veces se haga así en la lengua popular, recurriendo, para la primera persona del presente de indicativo, a la forma habemos: «En México tenemos escasez de líderes naturales. Los pocos que habemos somos combatidos por múltiples intereses» (Proceso [Méx.] 19.1.97); ¿Cuántos habíais en la fiesta?; debió haberse dicho los pocos que somos o ¿Cuántos estabais/erais en la fiesta? [...]

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6. haber / a ver. No debe confundirse el infinitivo haber con la expresión homófona a ver, constituida por la preposición a y el infinitivo ver. A ver es una expresión fija que presenta distintos valores y usos ( ver(se), 5), en muchos de los cuales puede reemplazarse por veamos, lo que pone de manifiesto su relación con el verbo ver y no con haber: A ver con quién aparece mañana en la fiesta [= Veamos con quién aparece mañana en la fiesta]; A ver si te atreves a decírselo a la cara [= Veamos si te atreves a decírselo a la cara].

ORACIONES IMPERSONALES / PASIVAS REFLEJAS Se venden casas, Se buscan actores / Se busca a los culpables (RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES)

La palabra se sirve para formar dos tipos de oraciones, que no deben confundirse aunque tengan en común el hecho de no mencionar quién realiza la acción verbal:

a) ORACIONES DE PASIVA REFLEJA. En estas oraciones, la forma se precede a un verbo en tercera persona del singular o del plural, según sea singular o plural el elemento nominal que aparece junto al verbo y que es su sujeto gramatical. Por tratarse de una forma de pasiva, esta construcción solo se da con verbos transitivos: Se vende casa de campo / Se venden casas de campo. Normalmente el sujeto de estas oraciones denota cosa, pero puede denotar también persona indeterminada: Se buscan actores para la película.

b) ORACIONES IMPERSONALES. Se llaman así por carecer de sujeto gramatical y en ellas la forma se precede siempre a un verbo en tercera persona del singular. Esta construcción puede darse con verbos intransitivos (Se trabaja mejor en equipo), con verbos copulativos (Se está mejor solo que mal acompañado) o con verbos transitivos cuando llevan un complemento directo de persona precedido de la preposición a (Se busca a los culpables del crimen).

La confusión entre las oraciones de pasiva refleja (con el verbo en tercera persona del singular o del plural, concertando con el sujeto paciente) y las oraciones impersonales (carentes de sujeto y con el verbo inmovilizado en tercera persona del singular) únicamente puede darse con verbos transitivos, pues son los únicos que pueden generar ambos tipos de oraciones: Se buscan casas con jardín (pasiva refleja) / Se busca a los culpables (impersonal).

En caso de duda sobre cuándo utilizar una u otra construcción pueden resultar útiles las indicaciones siguientes:

Si el elemento nominal sobre el que recae la acción verbal expresa cosa, debe emplearse la construcción de pasiva refleja; por tanto, el verbo ha de ir en plural si dicho elemento nominal es plural:

Se hacen fotocopias. Se produjeron irregularidades. Se reanudarán los trabajos de rehabilitación. Si el elemento nominal expresa persona y no va precedido de la preposición a, se emplea también

la construcción de pasiva refleja: Se buscan actores para la película. Se contratarán nuevos trabajadores para el proyecto. Se necesitan especialistas en informática. Si el elemento nominal expresa persona y va precedido de la preposición a, debe emplearse la

construcción impersonal; por tanto, el verbo irá en singular aunque el elemento nominal sea plural: Entre los gitanos se respeta mucho a los ancianos. Se entrevistó a los candidatos para el puesto. Se busca a quienes presenciaron lo ocurrido.

[Más información en el Diccionario panhispánico de dudas, s. v. se, 2].

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ORACIONES IMPERSONALES / PASIVAS REFLEJAS SE INDICADOR DE ORACIONES IMPERSONALES O DE PASIVA REFLEJA

(DPD, s. v. se)

2.1. La palabra se sirve hoy para formar dos tipos de oraciones: impersonales y de pasiva refleja.

a) En las ORACIONES IMPERSONALES, llamadas así por carecer de sujeto gramatical, la forma se precede siempre a un verbo en tercera persona del singular. Esta construcción puede darse con verbos intransitivos (Se trabaja mejor en equipo), con verbos copulativos (Se es más feliz sin responsabilidades), con verbos transitivos que llevan complemento directo de persona precedido de la preposición a (Entre los gitanos se respeta mucho A los ancianos) e incluso con verbos en voz pasiva (Cuando se es juzgado injustamente, es necesario defenderse). No debe ponerse el verbo en plural cuando la oración impersonal lleva un complemento directo plural, pues la concordancia de número solo se da entre el verbo y el sujeto, y no entre el verbo y el complemento directo; así, hoy no sería correcta una oración como Se vieron a muchos famosos en la fiesta, en lugar de Se vio a muchos famosos en la fiesta. Tampoco es correcto hacer concordar el verbo de la oración impersonal con otro tipo de complementos preposicionales: Ayer se llegaron a los 50 ºC en Calcuta (en lugar de se llegó a los 50 ºC); En la reunión se hablaron de temas importantes (en lugar de se habló de temas importantes).

Acerca del uso, en estas oraciones, de la forma de dativo le(s) para el complemento directo de tercera persona (A Juan SE LE vio contento en la fiesta; A los ganadores de este año SE LES considera los mejores en su campo), LEÍSMO, 4f.

b) En las ORACIONES DE PASIVA REFLEJA la forma se precede a un verbo en forma activa en tercera persona (singular o plural), junto al que aparece un elemento nominal, normalmente pospuesto, que funciona como su sujeto gramatical. Este elemento nominal suele denotar cosas o acciones, o personas indeterminadas: Se hacen fotocopias; Se supone que ibas a venir; Se necesitan secretarias bilingües. Si el sujeto lleva determinante o es un pronombre, puede ir antepuesto: Las fotocopias se hacen en máquinas especiales; Al final, todo se sabe. Por tratarse de una forma de pasiva, solo se da con verbos transitivos, y el verbo irá en singular o en plural según sea singular o plural el elemento nominal que actúe de sujeto: «En los comercios especializados se vende la pasta de sésamo» (Bonfiglioli Arte [Arg. 1990]); «En ese kiosco [...] no se venden revistas políticas» (Puig Beso [Arg. 1976]).

Las oraciones de pasiva refleja tienen el mismo sentido que las oraciones de pasiva perifrástica (las construidas con «ser + participio»): En la reunión se discutieron todos los temas pendientes = En la reunión fueron discutidos todos los temas pendientes. Pero mientras la pasiva perifrástica admite con naturalidad un complemento agente (que se corresponde con el sujeto de la acción en la construcción activa), la pasiva refleja no suele llevarlo; así, lo normal es decir Los apartamentos se vendieron en poco tiempo, pero Los apartamentos fueron vendidos en poco tiempo por agentes inmobiliarios. El uso de la pasiva refleja con complemento agente solo se da, esporádicamente, en el lenguaje jurídico–administrativo: «Los recursos se presentaron por el sector crítico y aún no ha habido respuesta» (Abc [Esp.] 29.1.85); pero incluso en estos casos resulta más natural el empleo de la pasiva perifrástica: Los recursos fueron presentados por el sector crítico.

2.2. SE VENDEN CASAS o SE VENDE CASAS. Aunque tienen en común el omitir el agente de la acción, conviene no confundir las oraciones impersonales (carentes de sujeto y con el verbo inmovilizado en tercera persona del singular) y las oraciones de pasiva refleja (con el verbo en tercera persona del singular o del plural, concertando con el sujeto paciente). La confusión puede darse únicamente con verbos transitivos, pues son los únicos que pueden generar ambos tipos de oraciones: Se busca a los culpables (impersonal) / Se buscan casas con jardín (pasiva refleja).

En el castellano antiguo solo existían las oraciones de pasiva refleja, que no planteaban ningún problema cuando el sujeto denotaba cosa: «Se cantan cosas torpes e malas» (Cuéllar Catecismo [Esp.

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1325]); pero cuando el sujeto denotaba persona se producían casos de ambigüedad entre los significados reflexivo, recíproco y de pasiva refleja; así, una oración como Se tratan bien los pobres podía tener una interpretación reflexiva (a sí mismos), recíproca (entre sí) o de pasiva refleja (por alguien que no se menciona). Para evitar la ambigüedad se fue extendiendo la práctica de anteponer al sustantivo de persona la preposición a, cuando la oración debía interpretarse como pasiva refleja: «Que se respeten A los prelados de la Iglesia» (Palafox Carta [Esp. 1652]). Finalmente se inmovilizó el verbo en singular, dando lugar a la estructura impersonal con se del español actual: «A pesar del régimen excepcional con que se trataba a los reclusos extranjeros» (Chavarría Rojo [Ur. 2002]). Así pues, las oraciones impersonales nacen solo referidas a persona.

Hoy, según la norma culta mayoritaria, reflejada en escritores de prestigio de todo el ámbito hispánico, se utiliza la construcción impersonal ( 2.1a) cuando el verbo transitivo lleva un complemento directo de persona determinado —y, por tanto, necesariamente precedido de la preposición a—: «Allí estaba la campana con que se llamaba A los trabajadores» (Araya Luna [Chile 1982]); «Dio las instrucciones para que [...] se buscara A las adoratrices de la Vela Perpetua» (Sánchez Héroe [Col. 1988]); y se usa la construcción de pasiva refleja ( 2.1b) cuando el verbo transitivo lleva, en la versión activa de la oración, un complemento directo de cosa, o bien un complemento directo de persona no determinado —no precedido, por tanto, de la preposición a ( a2, 1.3b)—; esos complementos directos de la versión activa son los sujetos de la pasiva refleja: «Se exponen tesis y se buscan argumentos que tengan fuerza persuasiva» (Marafioti Significantes [Arg. 1988]); «Se buscan jóvenes idealistas» (Tiempo [Col.] 16.5.92).

De acuerdo con esta distribución de uso, la construcción impersonal no es normal ni aconsejable cuando el complemento directo denota cosa; no obstante, en algunas zonas de América, especialmente en los países del Cono Sur, se están extendiendo las construcciones impersonales con complemento directo de cosa, aunque su aparición es aún escasa en la lengua escrita: «Es frecuente que se venda materias primas de baja calidad» (FdzChiti Hornos [Arg. 1992]); en estos casos, la norma culta mayoritaria sigue prefiriendo la construcción de pasiva refleja: «A esa hora solo se vendían cosas de comer» (GaMárquez Crónica [Col. 1981]); «Se vendían papas fritas, caramelos y salchichas en cada esquina» (Allende Eva [Chile 1987]).

prever, previó

(DPD, s. v.)

prever. ‘Ver [algo] con anticipación’, ‘conjeturar [algo futuro]’ y ‘disponer [lo necesario] para futuras contingencias’. Verbo irregular: se conjuga como ver ( APÉNDICE 1, n.º 61): «Piensan que quien está por morir prevé lo futuro» (Borges Libro [Arg. 1975]). Es incorrecta la grafía preveer, debida al cruce con proveer (‘suministrar’; proveer(se)), cuyo modelo es leer; por tanto, son incorrectas formas como

prevee, preveyó, preveyendo, etc., en lugar de prevé, previó, previendo, etc.: «Un hombre que prevee su muerte con 10 años de anticipación y no cumple, no es serio» (Nacional [Ven.] 12.1.97).

informar(se)

(DPD, s. v.)

informar(se). 1. Con el sentido de ‘hacer saber algo a alguien’, puede construirse de dos modos:

a) Informar [a alguien] DE algo. La información se expresa mediante un complemento con de o sobre: Informó DE su marcha a sus superiores; Informé al comité SOBRE la marcha del proyecto. Si el complemento, en lugar de un sustantivo, es una oración subordinada encabezada por la conjunción que, es correcto el empleo conjunto de la preposición y la conjunción: Informó a sus superiores DE QUE se

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marchaba. El complemento de persona es, en esta construcción, el complemento directo, pues funciona como sujeto de la pasiva: Sus superiores fueron informados de su marcha; por ello, cuando este complemento es un pronombre átono de tercera persona, deben usarse las formas lo(s), la(s): «Teresa [...] LO informaba despacio y con detalle del motivo de su visita» (PzReverte Reina [Esp. 2002]). Este es el régimen habitual en la lengua culta de España y se da también entre hablantes cultos de América.

b) Informar [algo] a alguien. La información se expresa mediante un complemento directo y va, por tanto, sin preposición. Este es el régimen habitual en la mayor parte de América: Informó la novedad a sus superiores; Informó al jefe que llegaría con retraso. En este caso, el complemento de persona es indirecto y, por ello, si se trata de un pronombre átono de tercera persona, debe usarse la forma le(s) (o se, si antecede a otro pronombre átono; se, 1a): «LE informaron que estaba detenido» (VLlosa Fiesta [Perú 2000]); «Sintió mucha pena cuando Tita SE lo informó» (Esquivel Agua [Méx. 1989]).

2. Como pronominal (informarse), significa ‘hacer las gestiones necesarias para obtener una información’ y lleva siempre un complemento con de o sobre: «Me informé DE quién eras» (ASantos Vis [Esp. 1992]); «¿Lo que quiere saber es con qué grado de interés me informé SOBRE usted?» (Contreras Nadador [Chile 1995]).

entrenar(se)

(DPD, s. v.)

entrenar(se). Como transitivo, ‘preparar [a personas o animales] en una práctica, especialmente deportiva’: «El equipo ha hecho hoy uno de los mejores partidos desde que yo lo entreno» (Vanguardia [Esp.] 19.5.94); y, como intransitivo, ‘ejercitarse para practicar una actividad, especialmente un deporte’. Con este sentido se recomienda su uso en forma pronominal: «La selección nacional se entrena en La Paz [...] bajo las órdenes del técnico español Antonio López» (Tiempos [Bol.] 23.1.97); no obstante, se admite también la construcción intransitiva no pronominal, que se va imponiendo en el uso actual: «Actualmente entreno entre cuatro y seis horas diarias» (Cambio 16 [Esp.] 4.6.90).

satisfacer, satisfizo

(DPD, s. v.)

satisfacer . 1. ‘Calmar o hacer desaparecer [algo, especialmente un deseo, una necesidad o una duda]’ y ‘dar gusto a alguien’. Verbo irregular: como compuesto del antiguo verbo facer, se conjuga como hacer ( APÉNDICE 1, n.º 36). La única diferencia con hacer es que en el imperativo singular no voseante, además de satisfaz, es válida la forma satisface. Es incorrecto, aunque no infrecuente, incluso en la lengua escrita, conjugar este verbo como si fuera regular, usando formas como satisfací, satisfaciera,

satisfaceré, satisfacería, etc., en lugar de satisfice, satisficiera, satisfaré, satisfaría, etc.

2. Con el segundo sentido indicado, es un verbo de «afección psíquica»; por ello, dependiendo de distintos factores ( LEÍSMO, 4a), el complemento de persona puede interpretarse como directo o como indirecto: «A Mojarrita no LO satisfizo demasiado la aclaración» (CBonald Noche [Esp. 1981]); «Quería revisar una vez más el documento; no LE satisfizo y quiso hacer unas enmiendas» (Otero Temporada [Cuba 1983]).

maldecir, maldecido

(DPD, s. v.)

maldecir. 1. ‘Proferir maldiciones’. Verbo irregular: se conjuga como decir ( APÉNDICE 1, n.º 28), salvo en el futuro simple o futuro de indicativo y en el condicional simple o pospretérito, cuyas formas

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son regulares: maldeciré, maldecirás, maldecirá, etc. y maldeciría, maldecirías, maldeciría, etc.; y en la segunda persona del imperativo no voseante, que es maldice (tú).

2. Normalmente funciona como transitivo: «Maldijo ese momento de debilidad» (Rovinski Herencia [C. Rica 1993]); «El cura se abalanzó iracundo contra los profanadores y los maldijo» (MtnCampo Carreteras [Méx. 1976]); pero también puede usarse como intransitivo, a veces acompañado de un complemento introducido por de: «Claudia no paraba de maldecir» (Gamboa Páginas [Col. 1998]); «Maldecía DE la Armada y DE sus cuadros» (Delibes Madera [Esp. 1987]).

3. Su participio es maldecido, única forma que debe usarse en la formación de los tiempos compuestos y de la pasiva perifrástica: «Alguien te ha maldecido» (Nieva Zorra [Esp. 1988]); «Los violadores son maldecidos y castigados» (Proceso [Méx.] 27.10.96). La forma maldito, que procede del participio latino maledictus, solo se usa hoy como adjetivo y como sustantivo: «¡Sí, ese lugar maldito sigue allí...!» (Cano Abismo [Col. 1991]); «A lo mejor el siquiatra es un maldito» (María Fábrica [Méx. 1980]); también en la fórmula desiderativa maldito sea... y en la locución interjectiva maldita sea, con la que se expresa enojo: «¡Maldito, maldito sea quien da curso al pensamiento» (Herrera Casa [Ven. 1985]); «¡Pues lo vas a aprender, maldita sea! ¡Voy a darte una lección!» (GaMay Alesio [Esp. 1987]).

4. El adjetivo, también usado como sustantivo, que corresponde a maldecir es maldiciente (‘[persona] que maldice o profiere maldiciones’): «La autoridad se llevó casi en volandas a la maldiciente ciega y sus alaridos demenciales fueron eco lejano» (GmzOjea Cantiga [Esp. 1982]). En contraste con lo que ha ocurrido en el caso del verbo decir, a cuya familia pertenecen las formas dicente y diciente ( decir, 6), ambas válidas, no se ha generalizado en el uso la variante maldicente que, por tanto, debe ser evitada. No debe confundirse maldiciente con maledicente (‘que acostumbra a hablar mal de los demás’; maledicente).

2.6.5. Práctica

Aunque pueda resultar extraño por lo burdo de la incorrección, el CREA registra 38 casos de la

forma preveer, y 54 aparecen en el CORDE. Sin embargo, varios de los ejemplos que se observan en el

CREA corresponden a una obra en la que se critica este mal uso del verbo prever. Por ejemplo: “Tengo

visto muchas veces en los exámenes de los alumnos el curioso verbo **preveer, que nunca ha existido en

castellano.” (Amando de Miguel, La perversión del lenguaje).

Como ejemplo, reproducimos los siguientes textos del CREA, todos procedentes de artículos de

prensa:

“Además, era esencial que se debería preveer una transferencia de los diseños tipo […]”.

“Tenemos un plan para preveer y solucionar cualquier problema […]”.

“Sobre todo, tenemos que analizar, preveer y actuar”.

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2.7. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE LOS POSESIVOS Y RELATIVOS

2.7.1. Presentación

Observe las siguientes oraciones:

a) No te pongas detrás mía, que no te veo.

b) He trabajado tanto durante este curso que ya no doy más de sí.

c) Vivió varios años con su hermana menor, que adoraba a pesar de las diferencias de carácter que

había entre ellos.

d) ¿Te acuerdas de aquel compañero tuyo que su hermana es vecina de Juan?

e) Con los amigos que estuvimos ayer he hecho ya varios viajes. Es por eso que te animo a que vengas.

2.7.2. Cuestiones

1. Indique, de los segmentos subrayados, qué formas responden a la norma y cuáles no.

2. Explique y razone sus respuestas.

3. Aporte, como justificación de sus razonamientos, la opinión de la RAE.

4. Busque las construcciones fue entonces que y detrás mío en el CREA y en el CORDE y comente los

resultados que obtenga.

2.7.3. Respuestas

a) La oración No te pongas detrás mía, que no te veo es incorrecta, porque se ha confundido un

complemento de posesión (mía) con un sintagma preposicional con de, con valor de complemento

adverbial. La oración debe ser: No te pongas detrás de mí, que no te veo.

b) En He trabajado tanto durante este curso que ya no doy más de sí, hay un uso incorrecto del

pronombre de 3.ª persona sí, que se usa en lugar del de 1.ª persona, que es el que corresponde. La oración

correcta es: He trabajado tanto durante este curso que ya no doy más de mí.

c) En Vivió varios años con su hermana menor, que adoraba a pesar de las diferencias de

carácter que había entre ellos, el pronombre relativo introduce una oración explicativa, por lo que debe ir

precedido por el artículo. Además, su antecedente es el complemento directo su hermana menor, que

impone la anteposición de la preposición a al relativo. Debe ser, pues:

Vivió varios años con su hermana menor, a la que adoraba a pesar de las diferencias de carácter

que había entre ellos.

d) ¿Te acuerdas de aquel compañero tuyo que su hermana es vecina de Juan? muestra el uso,

muy frecuente en la lengua hablada (y que algunos demominan quesuismo), del pronombre relativo que

seguido del adjetivo posesivo su en lugar del adjetivo relativo posesivo cuyo. La oración correcta es: ¿Te

acuerdas de aquel compañero tuyo cuya hermana es vecina de Juan?

e) En Con los amigos que estuvimos ayer he hecho ya varios viajes. Es por eso que te animo a

que vengas, se observan dos casos de uso del pronombre relativo que sin artículo y sin la preposición que

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precede a su antecedente. El segundo ejemplo constituye una construcción de que galicado (denominado

así porque procede del francés y constituye, por lo tanto, un galicismo). La oración correcta es: Con los

amigos con los que estuvimos ayer he hecho ya varios viajes. Es por eso por lo que te animo a que

vengas (o bien Por eso es por lo que te animo a que vengas).

EXPLICACIÓN Y RAZONAMIENTO

a) No te pongas detrás mía, que no te veo.

Es muy frecuente el error consistente en confundir el sintagma preposicional con valor adverbial

(detrás de mí, cerca de ti, encima de Víctor…) con el complemento de posesión, que se construye

también con la preposición de (El hermano de Víctor). En el primer caso, el adverbio (detrás, cerca,

encima…) es el núcleo del que depende el complemento preposicional (de Víctor), mientras que en el

segundo el complemento de posesión tiene como núcleo un nombre (hermano). La manera de saber si la

expresión con posesivo es correcta o no es fijarse en el núcleo: si se trata de un sustantivo, es correcta;

pero si se trata de un adverbio, no lo es. Por ejemplo, en La camisa de Miguel, como camisa es un

sustantivo, admite que lo modifique un posesivo, su camisa, la camisa suya. Pero el adverbio no admite

esta modificación, por lo que encima de Víctor no puede ser sustituida por su encima. Por lo tanto, la

oración correcta es: No te pongas detrás de mí, que no te veo.

b) En He trabajado tanto durante este curso que ya no doy más de sí, se utiliza la 3.ª persona de

la forma reflexiva sí, en lugar de la correspondiente a la 1.ª persona, mí. La RAE no recomienda este uso,

aunque está muy extendido, incluso en la lengua literaria (Volví en sí). En cambio, no se suele encontrar

este tipo de locuciones en plural (Volvimos en nosotros).

c) En Vivió varios años con su hermana menor, que adoraba a pesar de las diferencias de

carácter que había entre ellos, el pronombre relativo que debe ir precedido del artículo, puesto que

introduce una oración explicativa, y de la preposición a, puesto que el antecedente del pronombre es un

complemento directo de persona. La oración debe ser: Vivió varios años con su hermana menor, a la que

adoraba a pesar de las diferencias de carácter que había entre ellos. El relativo la que puede sustituirse

por la cual o por quien.

d) ¿Te acuerdas de aquel compañero tuyo que su hermana es vecina de Juan?

Es muy frecuente el uso del pronombre relativo que seguido del adjetivo posesivo su para evitar

el empleo del adjetivo relativo posesivo cuyo, que se percibe como excesivamente literario. Con el

mismo fin, abunda también el uso del relativo con un verbo de posesión (aquel compañero que tiene una

hermana que es vecina de Juan), o construcciones del tipo de aquel compañero del que es hermana una

vecina de Juan. Pero la oración correcta, especialmente en la lengua escrita, es: ¿Te acuerdas de aquel

compañero tuyo cuya hermana es vecina de Juan?

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e) En la oración Con los amigos que estuvimos ayer he hecho ya varios viajes. Es por eso que te

animo a que vengas, se producen dos usos erróneos del pronombre relativo que. En ambos se debería

haber repetido la preposición que precede a los antecedentes respectivos (con, por), además del artículo.

La construcción del segundo ejemplo, con el relativo y el verbo ser (Es por eso que te animo a

que vengas), a la que denominamos que galicado, se produce cuando el antecedente va precedido por

una preposición que debe preceder también al relativo, pero que se suele suprimir en el lenguaje

coloquial: Es por esto que, en vez de Es por esto por lo que.

Es muy frecuente también cuando el antecedente del relativo es un adverbio de lugar, tiempo o

modo: Fue aquí que…, Fue entonces que…, Fue así que…

La oración correcta es: Con los amigos con los que estuvimos ayer he hecho ya varios viajes. Es

por eso por lo que te animo a que vengas (o bien Por eso es por lo que te animo a que vengas).

2.7.4. La norma académica. Materiales de consulta

Detrás de mí, encima de mí, al lado mío

(RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES)

En la lengua culta debe evitarse el uso de adverbios como cerca, detrás, delante, debajo, dentro, encima, enfrente con adjetivos posesivos; así pues, no debe decirse detrás mío, encima suya, etc., sino detrás de mí, encima de él, etc.

El origen de este error está en equiparar el complemento preposicional introducido por la preposición de (detrás de María) con los complementos de posesión, de estructura formalmente idéntica (la casa de María). Sin embargo, se trata de construcciones diferentes: en la primera (detrás de María), el núcleo del que depende el complemento preposicional es un adverbio (detrás), mientras que en la segunda (la casa de María) es un sustantivo (casa). Puesto que los adjetivos posesivos son modificadores del sustantivo, solo si el complemento encabezado por de depende de un sustantivo puede sustituirse sin problemas por un posesivo:

la casa de María = su casa o la casa suya. Sin embargo, los adverbios no son susceptibles de ser modificados por un posesivo, de forma que

no admiten la transformación descrita: detrás de María no equivale a *su detrás, por lo que no es admisible decir detrás suya ni

detrás suyo. En consecuencia, para discernir si es o no correcta una expresión con posesivo, debemos fijarnos

en la categoría de la palabra núcleo: si es un sustantivo, será correcta (puede decirse al lado mío, pues lado es un sustantivo); pero no será correcta si se trata de un adverbio (no puede decirse cerca mío, pues cerca es un adverbio).

Para no equivocarse, resulta útil saber que si se puede usar el posesivo átono antepuesto, la construcción con el posesivo tónico pospuesto será también válida:

Estoy al lado de María > Estoy a su lado > Estoy al lado suyo (CORRECTO)

Giraban alrededor de ti > Giraban a tu alrededor > Giraban alrededor tuyo (CORRECTO) pero Estoy detrás de María > *Estoy en su detrás > Estoy detrás suyo/suya (INCORRECTO).

Vive cerca de ti > *Vive en tu cerca > Vive cerca tuyo/tuya (INCORRECTO). Por último, es importante señalar que el posesivo pospuesto debe concordar en género con el

sustantivo al que modifica; así pues, debe decirse al lado suyo (y no al lado suya), puesto que el sustantivo lado es masculino.

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sí (DPD, s. v.) volver en sí

3.2. Para el uso, con sentido reflexivo, de las otras formas tónicas de tercera persona (él, ella, etc.), PRONOMBRES PERSONALES TÓNICOS, 3.

3.3. No es recomendable el uso de la forma reflexiva sí para referirse a una primera o una segunda persona, tanto del singular como del plural: «No sé qué decir, cómo expresarme, son sentimientos muy fuertes. Todavía no volví en sí» (Voz@ [Arg.] 31.5.05); Podías haberme dicho que no dabas más de sí;

«Solo la mona y yo nos hallábamos fuera de sí» (Vicent Balada [Esp. 1987]); debió decirse volví en mí, no dabas más de ti, nos hallábamos fuera de nosotros. No obstante, ha de tenerse en cuenta que el uso de estas locuciones no se da con normalidad en las personas de plural.

que

(DPD, s. v.)

que. Palabra átona, que debe escribirse sin tilde a diferencia del pronombre, adjetivo o adverbio interrogativo o exclamativo qué ( qué). Puede ser pronombre relativo ( 1) o conjunción ( 2).

1. PRONOMBRE RELATIVO

Encabeza oraciones subordinadas con antecedente explícito o implícito, y puede referirse tanto a personas como a cosas. Cuando va precedido de artículo forma el relativo compuesto el que, que varía en género y número de acuerdo con la palabra a la que se refiere: el que, la que, lo que, los que, las que.

1.1. Con antecedente implícito, se construye obligatoriamente con artículo y puede ir o no precedido de preposición, dependiendo de la función que, dentro de la oración principal, desempeñe la subordinada de relativo: «EL QUE más ama puede más» (Martínez Evita [Arg. 1995]); «PARA LOS QUE defendían a los pumas [...], aquello fue inenarrable» (Azuela Casa [Méx. 1983]).

1.2. Con antecedente explícito, encabeza oraciones adjetivas explicativas o especificativas y, dependiendo de la función que el relativo desempeñe en la oración subordinada, llevará o no preposición.

1.2.1. Cuando no lleva preposición, se construye siempre sin artículo, tanto en oraciones explicativas como especificativas: «Yo, QUE estaba en quinto de primaria, fui a contarles a mis cuates [...] que los granaderos habían tumbado la puerta de mi escuela» (Derbez Usos [Méx. 1988]); «Las noticias QUE vinieron fueron peores» (UPietri Oficio [Ven. 1976]). Solo si la oración es explicativa y tiene valor apositivo, el relativo sin preposición va precedido de artículo: «Este es mi primo Pedro. Bueno, Pichichi, EL QUE trabaja en el ministerio» (MtzBallesteros Pisito [Esp. 1990]). Por influjo del inglés, se usa a veces incorrectamente un gerundio en lugar del relativo seguido del verbo en forma personal: «Un taxista bonaerense sorprendió a todos al devolver una billetera conteniendo 20 000 pesos» (DAméricas [EE. UU.] 7.2.97); debió decirse QUE contenía.

1.2.2. Cuando el relativo con antecedente explícito lleva preposición, la posibilidad de construirse con el artículo depende, por un lado, de si la oración es explicativa o especificativa y, por otro, de cuál sea la preposición:

1.2.2.1. En oraciones explicativas, que se construye obligatoriamente con artículo: «Su primer novio formal, AL QUE amó con la pasión casi demente de que era capaz a los dieciocho años, escapó a su compromiso una semana antes de la fecha prevista para la boda» (GaMárquez Amor [Col. 1985]); «En otro salón, EN EL QUE ardía una chimenea, cotorreaban señoras de complicados peinados» (Mendoza Verdad [Esp. 1975]). En estos casos, el relativo el que puede sustituirse por el cual ( cual, 2.1) o, si el antecedente es de persona, también por quien ( quien, 1).

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1.2.2.2. En oraciones especificativas, que puede llevar artículo con todas las preposiciones y en todas las funciones, y ha de llevarlo necesariamente cuando el antecedente es de persona: «Nunca engañaría a un hombre AL QUE amo» (Ocampo Cornelia [Arg. 1988]); «Por fin se fue y, naturalmente, lo hizo con una señorita CON LA QUE estaba liado desde hacía ya tiempo» (RGodoy Mujer [Esp. 1990]). También aquí el que es sustituible por el cual o por quien. Si el antecedente no es de persona, el relativo con preposición puede construirse opcionalmente sin artículo en los siguientes casos:

a) Con las preposiciones a, con, de, en y por: «La huelga general A QUE se refiere la sentencia se produjo el 16 de mayo de 1977» (País [Esp.] 6.6.80); «Para compensar la facilidad CON QUE abrió la envoltura de seda» (Adoum Ciudad [Ec. 1995]); «Te la daré [la carta] a cambio de la suma DE QUE hablamos» (Aguilera Caricia [Méx. 1983]); «La verdadera razón POR QUE quieres quedarte es Miguel» (Allende Casa [Chile 1982]). En todos estos casos es igualmente posible el uso del relativo con artículo e, incluso, suele ser lo más habitual, especialmente en el caso de por, ya que la secuencia por que puede tener también otro valor ( porque, 2b).

b) Cuando la oración de relativo es afirmativa: «Consideró resuelto el asunto DE QUE se ocupaban [...] ciertos organismos internacionales» (Hoy [Chile] 7-13.12.83), igual de válido que el asunto DEL QUE se ocupaban. Si la subordinada es negativa, es obligado el uso del artículo ante el relativo: «El erotismo es un tema DEL QUE no se ha hablado demasiado» (Tiempo [Esp.] 3.9.90); y no *un tema DE QUE no se ha hablado.

c) No se admite la supresión del artículo en las oraciones enfáticas de relativo: Con esa piedra fue CON

LA QUE golpearon al árbitro, y no *Con esa piedra fue CON QUE golpearon... Para la supresión de la preposición en estas construcciones, 1.5.

1.3. En la lengua oral y, en general, en registros poco cuidados, aparece indebidamente en ocasiones un pronombre personal átono dentro de una oración de relativo, con el mismo referente y cumpliendo la misma función que el pronombre relativo: Tenía un perro enfermo al QUE había que cuidarLO mucho, en lugar de Tenía un perro enfermo al que había que cuidar mucho; «Es una cosa QUE LA puedo compartir» (Clarín [Arg.] 20.6.01), en lugar de Es una cosa que puedo compartir. A veces, el uso del pronombre átono lleva incluso a suprimir la preposición exigida por la función que cumple el relativo:

El hermano de tu amiga, que LO conocí ayer, es muy simpático, en lugar de AL QUE conocí ayer; «Existe [...] algo QUE LE llaman tecnología» (Proceso [Méx.] 8.9.96), en lugar de A LO QUE llaman

tecnología. La ausencia de preposición ante el relativo se suple, en el caso de los complementos circunstanciales o de régimen, introduciendo en la oración de relativo un pronombre personal tónico precedido de la preposición que debería llevar el relativo: Voy a salir con el chico QUE te hablé ayer DE ÉL, en lugar de Voy a salir con el chico DEL QUE te hablé ayer. Es un fenómeno similar al de la sustitución del relativo cuyo por el relativo que seguido de un posesivo ( cuyo, 4): «Existen productos como el DDT y el Paraquat [...], QUE SU uso ha sido prohibido» (Siglo [Pan.] 10.4.97), en lugar de CUYO uso ha sido prohibido.

1.4. La preposición que antecede al relativo solo puede suprimirse cuando este realiza funciones de complemento circunstancial de tiempo, y siempre que su antecedente no necesite la preposición para desempeñar el mismo papel: Estalló la guerra el año QUE se jubiló o EN QUE se jubiló (pues puede decirse Estalló la guerra ese año o EN ese año); pero no sería correcta una oración como El momento QUE estalló la bomba se produjo una gran confusión, sino que debe ser El momento EN QUE estalló la bomba..., pues no puede decirse La bomba estalló ese momento, sino EN ese momento. Si el complemento no es de tiempo, no se admite la supresión de la preposición: La casa QUE viví de niño ya no existe; debe decirse La casa EN QUE viví de niño.

1.5. Cuando el antecedente lleva preposición, en el habla coloquial se tiende a suprimir la mención de esa misma preposición delante del relativo: EN la ciudad QUE vivo hay mucha contaminación; DEL tema QUE hablamos ayer no me quedó clara una cosa; en el habla esmerada debe repetirse la preposición: EN la ciudad EN (LA) QUE vivo...; DEL tema DE(L) QUE hablamos... En el español de

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América y, en España, entre hablantes catalanes, esta supresión es frecuente en las oraciones enfáticas de relativo con el verbo ser, igual que ocurre en francés, razón por la cual algunos tratadistas han denominado «que galicado» a este fenómeno: «Fue POR eso QUE recurrí a una gran amiga de ella» (País [Col.] 19.5.97); «CON este convencimiento fue QUE [...] se generó un nuevo concepto de construcción industrial» (Hoy [Chile] 7-13.7.97). La construcción considerada más correcta exige, en estos casos, repetir la preposición ante el relativo, y que este lleve artículo: Fue POR eso POR LO QUE..., CON este convencimiento fue CON EL QUE... Esta construcción galicada es bastante frecuente cuando el antecedente del relativo es un adverbio de lugar, de tiempo o de modo: «Es ALLÍ QUE organizan y entrenan a estos grupos contrarrevolucionarios» (NHerald [EE. UU.] 28.7.97); «Fue ENTONCES QUE noté, por el ardor, que tenía mordeduras en el dedo medio de la mano derecha» (Valladares Esperanza [Cuba 1985]); «Fue ASÍ QUE el almuerzo dominical terminó centrándose en el “caldu maní”, sopa de refinada sustancia» (Tiempos [Bol.] 9.3.97). En todos estos casos es preferible emplear el adverbio relativo correspondiente: Es ALLÍ DONDE..., Fue ENTONCES CUANDO..., Fue ASÍ COMO... Similares a este tipo de construcciones son las interrogativas perifrásticas con ser encabezadas por un adverbio interrogativo, habituales en América y, en España, entre hablantes catalanes, en las cuales que funciona a modo de conjunción: «¿DÓNDE fue QUE lo vio?» (Marsé Embrujo [Esp. 1993]); «¿CUÁNDO fue QUE usted estudió a Marx?» (Soriano León [Arg. 1986]); «¿CÓMO fue QUE comenzó esta historia?» (Universal [Ven.] 8.9.96). Es preferible, en estos casos, el uso de interrogativas no perifrásticas: ¿Dónde lo vio?; ¿Cuándo estudió usted a Marx?; ¿Cómo comenzó esta historia?

1.6. El relativo que se emplea a veces con valor cuantitativo–ponderativo, equivalente a cuánto: «¿Sabes las veces que me lo has leído?» (Signes Darwin [Esp. 1980]); «No sabés lo que me costó meterlos en el baño» (Andrade Dios [Arg. 1993]). Cuando la ponderación se refiere a un adjetivo o a un adverbio, estos se intercalan entre el artículo neutro lo y el relativo que: «¡Sé LO débil QUE es!» (Wolff Kindergarten [Chile 1977]); «Es increíble LO bien QUE se está aquí, LO a gusto QUE se siente el cuerpo» (RGodoy Mujer [Esp. 1990]).

1.7. Es incorrecto el uso del relativo que seguido del posesivo su o del artículo, con el valor posesivo que corresponde a cuyo ( cuyo, 4).

1.8. dar que + infinitivo (dar que pensar, dar que hablar, etc.). Locución verbal que indica que lo expresado por el sujeto provoca la acción denotada por el infinitivo: «Eso siempre da que hablar» (Figuero UCD [Esp. 1981]); «La versión del ministro da que pensar» (Caretas [Perú] 3.4.97). Aunque el que se pronuncie a veces tónico, se trata del pronombre relativo y, por tanto, debe escribirse sin tilde.

[...]

cuyo

(DPD, s. v.)

cuyo –ya. 1. Adjetivo relativo posesivo, que, por ser átono, debe escribirse sin tilde, a diferencia del interrogativo cúyo ( cúyo). Se construye siempre con un antecedente explícito, que expresa el poseedor, y se antepone al sustantivo que denota lo poseído, con el que debe concordar en género y número: «Se asomó a una ventana a través de cuyos cristales se podía ver la televisión» (Marsillach Ático [Esp. 1995]); «Espero que esa fidelidad alcance no solo a mis descendientes, sino a todos aquellos en cuyas manos pudiera caer» (Larreta Volavérunt [Ur. 1980]). Cuando precede a varios sustantivos coordinados, solo concuerda con el primero ( CONCORDANCIA, 3.1): «Había acudido a él [...], cuya juventud y talante le iban a permitir mangonearlo a su antojo» (Regás Azul [Esp. 1994]); y no cuyos juventud y talante.

2. El relativo cuyo puede expresar el mismo tipo de nociones semánticas que el posesivo, las cuales no se limitan a la idea de posesión o pertenencia; así, es válido el empleo de cuyo en todos aquellos casos

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en que podría usarse un posesivo en sustitución de un complemento nominal con de: las consecuencias del terremoto / sus consecuencias / el terremoto cuyas consecuencias; la aprobación del plan / su aprobación / el plan cuya aprobación; el fin de las negociaciones / su fin / las negociaciones cuyo fin; por causa de la crisis / por su causa / la crisis por cuya causa, etc.

3. Aunque lo más frecuente es que cuyo se refiera a un poseedor expresado en tercera persona, nada impide que su antecedente sea una primera o una segunda persona (yo, tú, nosotros o vosotros); se trata, no obstante, de usos muy esporádicos, limitados a textos poéticos o muy literarios: «¿Por ventura nosotros, para cuyo uso todas estas cosas fueron criadas [...], cerraremos las orejas a sus mandamientos?» (Granada Guía [Esp. 1567]); «Me extraña que tú también hayas perdido la razón, tú, entre cuyos antepasados se encuentran los primeros habitantes de esta región» (Aridjis Comedia [Méx. 1989]). [...]

2.7.5. Práctica

Los resultados de buscar las construcciones erróneas fue entonces que y detrás mío en el CREA

en el CORDE son los siguientes:

Fue entonces que aparece en 39 ocasiones (y 25 textos) en el CREA y en 12 (8 textos) en el

CORDE.

Detrás mío se encuentra en 27 ejemplos del CREA, aunque uno de ellos lo usa de forma

metalingüística, como crítica; y en 9 del CORDE, 2 de los cuales son también críticos.

2.8. CUESTIONES NORMATIVAS SOBRE LA PREPOSICIÓN Y LA CONJUNCIÓN

2.8.1. Presentación

Observe las siguientes oraciones:

a) Nos alegraría mucho de que vinierais a vernos, pero nos alegraríamos aún más de que os quedarais

todo el fin de semana.

b) Avisa a los chicos de que la película empieza a las 5, pero adviérteles que tienen que merendar antes.

c) ¿Te diste cuenta que ni nos miró después que le indicamos la dirección?

d) Su padre dice que qué importancia tiene si él prefiere que la chica estudie que que se ponga a

trabajar.

e) No comprendía por qué no le explicaba el porqué de su enfado, porque la única forma de aclararlo

era hablándolo.

2.8.2. Cuestiones

1. De los segmentos subrayados, indique qué formas responden a la norma y cuáles no.

2. Explique y razone sus respuestas.

3. Aporte, como justificación de sus razonamientos, la opinión de la RAE.

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4. Busque los verbos que se indican a continuación en el DRAE y en el DPD. Reproduzca las definiciones

y extraiga de ellas el régimen preposicional de cada uno. Ejemplifique cada caso: necesitar, cuidar, besar,

soñar, amenazar.

2.8.3. Respuestas

a) En la oración Nos alegraría mucho de que vinierais a vernos, pero nos alegraríamos aún más

de que os quedarais todo el fin de semana, el verbo alegrar aparece en primer lugar en una construcción

no pronominal, por lo que no debe llevar preposición. Se produce aquí, por lo tanto, un ejemplo de

dequeísmo. En cambio, en el segundo caso el mismo verbo está en construcción pronominal, por lo que sí

debe llevarla. La oración correcta es, pues: Nos alegraría mucho que vinierais a vernos, pero nos

alegraríamos aún más de que os quedarais todo el fin de semana.

b) La oración Avisa a los chicos de que la película empieza a las 5, pero adviérteles que tienen

que merendar antes es totalmente correcta desde el punto de vista normativo, pues los verbos avisar y

advertir pueden construirse tanto con la preposición de como sin ella.

c) En ¿Te diste cuenta que ni nos miró después que le indicamos la dirección?, se produce un

ejemplo de queísmo, puesto que se elide la preposición de que rige la locución darse cuenta. En cambio,

está bien construida la forma después que, que se admite tanto con la preposición de como sin ella. La

oración debe ser, por lo tanto: ¿Te diste cuenta de que ni nos miró después (de) que le indicamos la

dirección?

d) Su padre dice que qué importancia tiene si él prefiere que la chica estudie que que se ponga a

trabajar. La oración es normativamente correcta, aunque estilísticamente sea poco afortunada. Las dos

reduplicaciones de la conjunción que son correctas en estos casos.

e) La oración No comprendía por qué no le explicaba el porqué de su enfado, porque la única

forma de aclararlo era hablándolo es también totalmente correcta. De las tres secuencias constituidas por

la preposición por y la conjunción que, la primera es interrogativa, por lo que el qué debe escribirse con

tilde; la segunda, porqué, es un sustantivo que se escribe con tilde por ser una palabra aguda terminada en

vocal; y la tercera, porque, es una conjunción con valor causal (‘puesto que’).

EXPLICACIÓN Y RAZONAMIENTO

a) Nos alegraría mucho de que vinierais a vernos, pero nos alegraríamos aún más de que os

quedarais todo el fin de semana

Ni el sujeto, ni el complemento directo, ni (generalmente) el atributo pueden ir precedidos por

una preposición de. Por lo tanto, tampoco pueden hacerlo las oraciones subordinadas sustantivas de

sujeto, ni las de complemento directo, ni las que funcionan como atributo en una oración copulativa. En

Nos alegraría mucho de que vinierais a vernos, la oración subordinada que vinierais a vernos es el

sujeto de la oración principal, por lo que es incorrecta la anteposición de la preposición de. En el mismo

caso están Pienso que la situación se va a arreglar muy pronto (CD), Su sueño es que la acompañes a

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París (Atrib.).

Este empleo inadecuado de la preposición de constituye un fenómeno muy extendido que se

conoce como dequeísmo. Se produce cuando se introduce esta preposición en locuciones conjuntivas que

no la llevan (como A no ser que, A medida que, Una vez que), o ante un complemento preposicional en

lugar de la que rige el verbo de que se trate (Empeñarse en [no de]).

El verbo alegrar pertenece, sin embargo, a un grupo de verbos (olvidar, preocupar, etc.) que,

cuando son pronominales, van acompañados por un complemento de régimen preposicional con de,

como Alegrarse de algo. En la oración propuesta, el verbo alegrar está en forma no pronominal primero

y en forma pronominal después, por lo que lo correcto es: Nos alegraría mucho que vinierais a vernos,

pero nos alegraríamos aún más de que os quedarais todo el fin de semana3.

b) En Avisa a los chicos de que la película empieza a las 5, pero adviérteles que tienen que

merendar antes, las dos formas subrayadas son correctas, puesto que los verbos avisar y advertir (como

cuidar, dudar e informar), se pueden construir con la preposición de y sin ella: avisar [algo] a alguien y

avisar de algo [a alguien], advertir [algo] a alguien y advertir de algo [a alguien].

c) ¿Te diste cuenta que ni nos miró después que le indicamos la dirección?

El caso contrario al dequeísmo es la ultracorrección denominada queísmo; es decir, la supresión

de la preposición de cuando es necesaria su presencia. Es el fenómeno que se produce en el uso de la

locución darse cuenta, que rige la preposición de, por lo que es incorrecta la forma ¿Te diste cuenta

que…?, en lugar de ¿Te diste cuenta de que…?

Por lo que respecta a la segunda forma subrayada, después que le indicamos…, es

completamente correcta y procede del latín postquam, pero la RAE acepta también la forma después de

que, aunque cuando empezó a usarse se consideró “dequeísta”.

d) La oración Su padre dice que qué importancia tiene si él prefiere que la chica estudie que que

se ponga a trabajar es totalmente correcta.

La primera duplicación de la conjunción que es correcta, porque, cuando del verbo decir (con el

sentido de ‘preguntar’) depende una interrogativa indirecta introducida por un pronombre o un adverbio

interrogativo, la presencia de que es obligatoria. Se evita así la confusión con los usos en que decir

significa ‘comunicar’ (Le he dicho que si quería venir), y no ‘preguntar’.

También la segunda duplicación de que es correcta, porque, cuando el segundo término de una

comparación propia es una oración subordinada introducida a su vez por la conjunción que (que se

ponga a trabajar), deben conservarse el que comparativo y el que introductor de la subordinada. Sin

embargo, para evitar la cacofonía, se suele introducir entre ambas conjunciones un no expletivo: si él

prefiere que la chica estudie que no que se ponga a trabajar.

3 La confusión en el uso de las preposiciones es un error cada vez más frecuente, incluso entre hablantes cultos. Para la consulta sobre el régimen preposicional de los verbos, resulta muy útil el Diccionario del español actual (DEA), de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos.

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e) No comprendía por qué no le explicaba el porqué de su enfado, porque la única forma de

aclararlo era hablándolo. Es una oración correcta desde el punto de vista normativo.

La primera forma, por qué, es una secuencia constituida por la preposición por y el interrogativo

(o exclamativo) qué, palabra tónica que se escribe con tilde para distinguirla del relativo y de la

conjunción que. En este caso, introduce una oración interrogativa indirecta (por qué no le explicaba…).

La segunda forma, porqué, es un sustantivo que equivale a causa, motivo, y que se escribe con

tilde por ser una palabra aguda terminada en vocal.

La tercera forma, porque, es una conjunción que puede tener dos valores: causal y final. Como

causal, que es como aparece en la oración propuesta, con el sentido de ‘puesto que’, debe escribirse en

una sola palabra. Cuando tiene valor final, con el significado de ‘para que’, se admite la grafía en una y

en dos palabras (Vine porque no te encontraras aquí sola. Vine por que no te encontraras aquí sola).

2.8.4. La norma académica. Materiales de consulta

DEQUEÍSMO (DPD, artículo temático)

Es el uso indebido de la preposición de delante de la conjunción que cuando la preposición no viene exigida por ninguna palabra del enunciado.

1. Se incurre en dequeísmo en los siguientes casos:

a) Cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada sustantiva de sujeto. El sujeto de una oración nunca va precedido de preposición y, por tanto, son incorrectas oraciones como Me alegra DE QUE seáis felices (correcto: Me alegra QUE seáis felices); Es seguro DE QUE nos quiere (correcto: Es seguro QUE nos quiere); Le preocupa DE QUE aún no hayas llegado (correcto: Le preocupa QUE aún no hayas llegado); Es posible DE QUE nieve mañana (correcto: Es posible QUE nieve mañana). Algunos de estos verbos, cuando se usan en forma pronominal (alegrarse, preocuparse, etc.), sí exigen un complemento precedido de la preposición de. En ese caso, el uso conjunto de la preposición y la conjunción es obligatorio: Me alegro DE QUE seáis felices, y no Me alegro QUE seáis felices; Me preocupo DE QUE no os falte nada, y no Me preocupo QUE no os falte nada ( QUEÍSMO, 1a).

b) Cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada sustantiva de complemento directo. Esto ocurre, sobre todo, con verbos de «pensamiento» (pensar, opinar, creer, considerar, etc.), de «habla» (decir, comunicar, exponer, etc.), de «temor» (temer, etc.) y de «percepción» (ver, oír, etc.). El complemento directo nunca va precedido de la preposición de y, por tanto, son incorrectas oraciones como Pienso DE QUE conseguiremos ganar el campeonato (correcto: Pienso QUE conseguiremos ganar el campeonato); Me dijeron DE QUE se iban a cambiar de casa (correcto: Me dijeron QUE se iban a cambiar de casa); Temo DE QUE no llegues a tiempo (correcto: Temo QUE no llegues a tiempo);

He oído DE QUE te casas (correcto: He oído QUE te casas).

c) Cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada que ejerce funciones de atributo en oraciones copulativas con el verbo ser. Este complemento, por lo general, no va precedido de preposición y, por tanto, son incorrectas oraciones como Mi intención es DE QUE participemos todos (correcto: Mi intención es QUE participemos todos).

d) Cuando se inserta la preposición de en locuciones conjuntivas que no la llevan: a no ser DE QUE (correcto: a no ser QUE), a medida DE QUE (correcto: a medida QUE), una vez DE QUE (correcto: una vez QUE).

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e) Cuando se usa la preposición de en lugar de la que realmente exige el verbo: Insistieron DE QUE fuéramos con ellos (correcto: Insistieron EN QUE fuéramos con ellos); Me fijé DE QUE llevaba corbata (correcto: Me fijé EN QUE llevaba corbata).

2. Los verbos advertir, avisar, cuidar, dudar e informar, en sus acepciones más comunes, pueden construirse de dos formas: advertir [algo] a alguien y advertir DE algo [a alguien]; avisar [algo] a alguien y avisar DE algo [a alguien]; cuidar [algo o a alguien] y cuidar DE algo o alguien; dudar [algo] y dudar DE algo; informar [algo] a alguien (en América) e informar DE algo [a alguien] (en España). Por tanto, con estos verbos, la presencia de la preposición de delante de la conjunción que no es obligatoria ( advertir, avisar, cuidar(se), dudar, informar(se)).

3. Un procedimiento que puede servir en muchos de estos casos para determinar si debe emplearse la secuencia de «preposición + que», o simplemente que, es el de transformar el enunciado dudoso en interrogativo. Si la pregunta debe ir encabezada por la preposición, esta ha de mantenerse en la modalidad enunciativa. Si la pregunta no lleva preposición, tampoco ha de usarse esta en la modalidad enunciativa: ¿DE qué se preocupa? (Se preocupa DE que...); ¿Qué le preocupa? (Le preocupa que...); ¿DE qué está seguro? (Está seguro DE que...); ¿Qué opina? (Opina que...); ¿EN qué insistió el instructor? (Insistió EN que...); ¿Qué dudó o DE qué dudó el testigo? (Dudó que... o dudó DE que...); ¿Qué informó [Am.] o DE qué informó [Esp.] el comité? (Informó que... [Am.] o informó DE que... [Esp.]).

4. antes (de) que, después (de) que, con tal (de) que. antes, 3; después, 2 y tal, 2.

antes

(DPD, s. v.)

antes. [...] 3. antes que o antes de que. Con significado temporal, ambas construcciones son válidas. En un principio, precediendo a la oración que expresa el acontecimiento que se toma como referencia, se usó solo la locución conjuntiva antes que (en latín, ante quam, antequam): «Antes que ellas se levanten, pasemos delante dellas» (MtzToledo Corbacho [Esp. 1438]). Cuando el término de referencia temporal es un sustantivo, un pronombre o un infinitivo, antes debe ir seguido de la preposición de: «Antes D’estos quinze días [...] / Aquellos atamores a vos los pondrán delant» (Cid [Esp. c1140]); «Antes DE llegar se detuvieron en una posada a tomar un trago» (UPietri Oficio [Ven. 1976]). Del cruce de antes que y antes de, surgió antes de que, variante de la locución conjuntiva que algunos gramáticos censuraron en un principio por dequeísta ( DEQUEÍSMO), pero que hoy se acepta como válida. Así, es igualmente correcto decir Llegará antes que anochezca y Llegará antes de que anochezca. Cuando la locución expresa preferencia, solo es válida la forma antes que: «Antes que verlo detrás de una reja [...], prefiero verlo muerto» (Asenjo Días [Esp. 1982]); con este último sentido, es posible la intercalación de elementos entre antes y que: Antes muerto que vencido.

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después

(DPD, s. v.)

después. [...] 2. después que o después de que. Con significado temporal, ambas construcciones son válidas. En un principio, precediendo a la oración que expresa el acontecimiento que se toma como referencia, se usó solo la locución conjuntiva después que (en latín, post quam, postquam): «E después que esto ovo fecho, dixo que se quería tornar para su tierra» (Sendebar [Esp. 1253]). Cuando el término de referencia temporal no es una oración con verbo en forma personal, sino un sustantivo, un pronombre o un infinitivo, ha de usarse el adverbio después seguido de la preposición de: «Estábamos todos sentados en el corredor tomando el sol después de comer» (González Dios [Méx. 1999]). Del cruce de después que y después de surgió después de que, variante de la locución conjuntiva que algunos gramáticos censuraron en un principio por dequeísta ( DEQUEÍSMO), pero que hoy se considera válida. Así, es igualmente correcto decir Después que te fuiste, llamó tu hermano y Después de que te fuiste, llamó tu hermano. [...]

tal

(DPD, s. v.)

tal. [...] 2. con tal (de) que. Esta locución de valor condicional puede usarse con la preposición de o sin ella: «Le tiene sin cuidado la materia de la que está hecha con tal QUE se cotice con un mismo valor» (Benet Saúl [Esp. 1980]); «Lo que quieras, con tal DE QUE saques y entregues esos cartones» (María Fábrica [Méx. 1980]). Ambas son igualmente válidas, pero en el uso culto se prefiere la construcción con de.

queísmo

(DPD, artículo temático)

Es la supresión indebida de una preposición (generalmente de) delante de la conjunción que, cuando la preposición viene exigida por alguna palabra del enunciado.

1. No debe suprimirse la preposición en los casos siguientes:

a) Con verbos pronominales que se construyen con un complemento de régimen: acordarse DE algo, alegrarse DE algo, arrepentirse DE algo, fijarse EN algo, olvidarse DE algo, preocuparse DE o POR algo, etc.: Me alegro DE QUE hayáis venido (no Me alegro QUE hayáis venido); Me olvidé DE QUE tenía que llamarte (no Me olvidé QUE tenía que llamarte); Te preocupaste DE o POR QUE no pasáramos calamidades (no Te preocupaste QUE no pasáramos calamidades); Se acordaba DE QUE en esa casa había vivido un amigo suyo (no Se acordaba QUE en esa casa había vivido un amigo suyo); Me fijé EN

QUE tenía manchas en la cara (no Me fijé QUE tenía manchas en la cara); No me acordé DE QUE era tu cumpleaños (no No me acordé QUE era tu cumpleaños). Algunos de estos verbos, cuando se usan en forma no pronominal, se construyen sin preposición, pues, en ese caso, la oración subordinada ejerce de sujeto o de complemento directo: Me alegró QUE vinieras (no Me alegró DE QUE vinieras); Olvidé QUE

tenía que ir al dentista (no Olvidé DE QUE tenía que ir al dentista) ( DEQUEÍSMO, 1a y b).

b) Con verbos no pronominales que se construyen con un complemento de régimen: convencer DE algo, insistir EN algo, tratar DE algo (en el sentido de ‘procurarlo, intentarlo’), etc.: Lo convencí DE QUE escribiera el artículo (no Lo convencí QUE escribiera el artículo); Insistió EN QUE nos quedáramos a cenar (no Insistió QUE nos quedáramos a cenar); Trato DE QUE estéis a gusto (no Trato QUE estéis a gusto).

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c) Con sustantivos que llevan complementos preposicionales: Iré con la condición DE QUE vayáis a recogerme (no Iré con la condición QUE vayáis a recogerme); Tengo ganas DE QUE llueva (no Tengo ganas QUE llueva); Ardo en deseos DE QUE vengas a verme (no Ardo en deseos QUE vengas a verme).

d) Con adjetivos que llevan complementos preposicionales: Estamos seguros DE QUE acertaremos (no Estamos seguros QUE acertaremos); Estoy convencido DE QUE llegarás lejos (no Estoy convencido

QUE llegarás lejos).

e) En locuciones como a pesar DE QUE (no a pesar QUE), a fin DE QUE (no a fin QUE), a condición DE QUE (no a condición QUE), en caso DE QUE (no en caso QUE), etc.

f) En la construcción hasta el punto DE QUE (no hasta el punto QUE).

g) En las locuciones verbales caber, o haber, duda DE algo, caer en la cuenta DE algo, darse cuenta DE algo: No cabe duda DE QUE es un gran escritor (no No cabe duda QUE es un gran escritor); Pronto cayó en la cuenta DE QUE estaba solo (no Pronto cayó en la cuenta QUE estaba solo); Nos dimos cuenta DE QUE era tarde (no Nos dimos cuenta QUE era tarde). No deben confundirse las locuciones caer en la cuenta, darse cuenta, que exigen de, con tener en cuenta, que no exige la preposición: No tiene en cuenta QUE nos esforzamos (no No tiene en cuenta DE QUE nos esforzamos).

2. Los verbos advertir, avisar, cuidar, dudar e informar en sus acepciones más comunes, pueden construirse de dos formas: advertir [algo] a alguien y advertir DE algo [a alguien]; avisar [algo] a alguien y avisar DE algo [a alguien]; cuidar [algo o a alguien] y cuidar DE algo o alguien; dudar [algo] y dudar DE algo; informar [algo] a alguien (en América) e informar DE algo [a alguien] (en España). Por tanto, con estos verbos, la presencia de la preposición de delante de la conjunción que no es obligatoria

( advertir, avisar, cuidar(se), dudar, informar(se)).

3. Para determinar en cada caso si debe emplearse la secuencia de «preposición + que» o simplemente

que, DEQUEÍSMO, 3.

4. Para las expresiones formadas por el verbo dar seguido de algunos sustantivos abstractos que

designan sentimiento, como vergüenza, miedo, pena, rabia, etc., dar(se), 5.

5. antes (de) que, después (de) que, con tal (de) que. antes, después, tal.

que

(DPD, s. v.)

[…] 2. CONJUNCIÓN

2.1. Introduce oraciones subordinadas sustantivas en función de sujeto: «No le gusta QUE su mujer trabaje» (Hoy [Chile] 11-17.7.84); de complemento directo: «¡Yo no quiero QUE te vayas!» (Santiago Sueño [P. Rico 1996]); y de término de preposición, en secuencias que funcionan como complemento de un sustantivo o de un adjetivo, o como complemento de régimen de un verbo: «Despertó su temor el hecho de QUE la tía Julia fuera boliviana» (VLlosa Tía [Perú 1977]); «Estoy segura de QUE lo lograrás» (O’Donnell Vincent [Arg. 1982]); «Gregorio insistió en QUE no necesitaba absolutamente nada» (Padilla Jardín [Cuba 1981]).

2.1.1. Cuando la oración sustantiva funciona como sujeto, puede ir opcionalmente precedida del artículo el: «EL QUE hubiera una escena de amor pudo ser mera casualidad» (GlzLeón Viejo [Ven. 1995]); «QUE el asesino hubiera usado un cuchillo era muy significativo» (Rojo Matar [Esp. 2002]).

2.1.2. Cuando la oración subordinada funciona como complemento directo de un verbo de «ruego» o «temor», se suprime a veces la conjunción que: «Le rogué me permitiera acompañarla hasta la

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entrada» (Cano Abismo [Col. 1991]); «Ya me temo no termine nunca [esta guerra]» (Umbral Leyenda [Esp. 1991]); sucede también, aunque más raramente, con verbos de «opinión»: «El comunicado [...] eriza el cabello y supongo habrá espantado al ministro Belloch» (Mundo [Esp.] 21.12.94). En todos estos casos, aunque no se censura la supresión de la conjunción, se considera preferible mantenerla: Le rogué QUE me permitiera, me temo QUE no termine, supongo QUE habrá espantado.

2.1.3. Es rechazable la supresión de la preposición delante de la conjunción que cuando aquella viene exigida por la función que la subordinada sustantiva ejerce dentro de la principal; así pues, es incorrecto decir estoy seguro que..., en lugar de estoy seguro DE que; me acordé que..., en lugar de me acordé DE que..., etc. ( QUEÍSMO).

2.1.4. Aún más censurable resulta la anteposición de la preposición de a la conjunción que cuando la subordinada sustantiva ejerce una función que no admite preposición; por tanto, no se debe decir

pienso DE que..., sino pienso que...; es posible DE que..., sino es posible que..., etc. ( DEQUEÍSMO).

2.1.5. Cuando, con el verbo decir y similares, entre la conjunción y la oración que esta introduce se intercala una oración condicional, en la lengua coloquial tiende a repetirse el que tras el inciso: «Me dijo QUE, si no quería ir por las buenas, QUE acudiera a las autoridades» (NHerald [EE. UU.] 2.3.97).

2.1.6. Delante de las oraciones interrogativas indirectas dependientes del verbo preguntar, es habitual en la lengua coloquial la presencia de un que, innecesario pero admisible, ante la conjunción si o el pronombre o adverbio interrogativo que introducen la subordinada: «Nos pregunta QUE si nos gusta la exposición» (Hidalgo Azucena [Esp. 1988]); «Larrocha pregunta QUE qué significa eso» (País [Esp.] 2.6.87); «El oficial le preguntó QUE dónde estaba el sospechoso» (Flores Siguamonta [Guat. 1993]), de igual sentido que pregunta si nos gusta la exposición, pregunta qué significa eso, preguntó dónde estaba el sospechoso. Cuando se utiliza decir con el sentido de ‘preguntar’, es igualmente superfluo el uso de que cuando la interrogativa va introducida por la conjunción si: «Un día me dijo QUE si quería ir a la Liga del Cauca» (Tiempo [Col.] 11.11.96), de igual sentido que me dijo si quería ir... Pero cuando la interrogativa dependiente de decir va introducida por un pronombre o un adverbio interrogativo, la presencia de que es obligatoria, para evitar la confusión con los usos en que decir significa ‘comunicar’, y no ‘preguntar’: «Un señor llamó diciendo [= preguntando] QUE qué pasaba con su ordenador» (Mundo [Esp.] 16.2.97); «¡He dicho [= preguntado] QUE dónde está!» (Mendizábal Cuponazo [Esp. 1992]); si en estos dos ejemplos se suprimiese la conjunción que, se interpretarían en un sentido diferente: Un señor llamó diciendo [= comunicando] qué pasaba con su ordenador; He dicho [= comunicado] dónde está.

2.2. Introduce el segundo término de una comparación propia, es decir, aquella en la que se comparan dos entidades diferentes en relación con una determinada noción o magnitud. La conjunción que va siempre precedida, inmediatamente o no, de un adjetivo o adverbio de sentido comparativo (mejor, peor, mayor, menor, igual, más, menos, antes, después, etc.) o de un sustantivo multiplicativo o fraccionario (doble, triple, mitad, etc.): Tu automóvil es MEJOR QUE el mío; Su hermano pequeño es MÁS alto QUE él; Mi maleta llegó DESPUÉS QUE yo; Ahora gano el DOBLE QUE hace un año. En cambio, se emplea la preposición de, y no la conjunción que, para introducir oraciones de relativo sin antecedente expreso que denotan, no una entidad distinta, sino grado o cantidad en relación con la magnitud que se compara: «Le pagaré el DOBLE DE LO QUE marque el taxímetro» (Ribera Sangre [Esp. 1988]); «El Viejo sabe del testigo MÁS DE LO QUE aparenta» (Pozo Noche [Esp. 1995]); «Me despierto varias horas ANTES DE LO

QUE solía» (Téllez Trastornos [Méx. 1995]). Obsérvese, a este respecto, la diferencia entre estos dos enunciados: Eso importa MÁS QUE lo que tú dices [=A importa más que B], frente a Eso importa MÁS DE lo que tú dices [=A importa más de lo que tú dices que importa].

2.2.1. El complemento de los adjetivos inferior, superior, posterior y anterior no va introducido por la conjunción que, sino por la preposición a: «Mi capacidad de resistencia ante el pasado es inferior A la tuya» (Moix Arpista [Esp. 2002]), y no QUE la tuya.

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2.2.2. Cuando el segundo término de una comparación propia es una oración subordinada introducida a su vez por la conjunción que, es gramaticalmente impecable la emisión conjunta del que comparativo y el que introductor de la subordinada: «Parece más positivo que él exista QUE QUE no exista» (Cabrera Cine [Esp. 1999]). No obstante, para evitar la cacofonía, es habitual introducir entre ambas conjunciones un no expletivo ( no, 3a): «Mejor es eso QUE NO QUE a uno lo ignoren» (Landero Juegos [Esp. 1989]). No debe sustituirse en estos casos el que comparativo por la preposición a: «Es mejor que te llamen guapo A QUE te tachen de feo» (Tiempo [Esp.] 28.5.90); este error se explica por el influjo de construcciones similares con preferir o ser preferible, cuyos complementos sí llevan la preposición a ( preferir y preferible): Prefiero que vengas A QUE te quedes; Es preferible que te llamen guapo A QUE te tachen de feo. Lo que no debe hacerse en ningún caso es eliminar, sin más, el que conjuntivo: Es mejor que salgas que te quedes en casa.

También la conjunción comparativa que puede ir seguida del relativo que: Tengo más cosas que alabarte QUE QUE criticarte; Hay más que perder QUE QUE ganar. Tampoco es recomendable aquí suprimir uno de los dos que: Tengo más cosas que alabarte QUE criticarte; Hay más que perder QUE ganar. En casos como estos se aconseja evitar la cacofonía haciendo explícito el antecedente cosas y repitiéndolo en el segundo término de comparación: Tengo más COSAS que alabarte QUE COSAS QUE criticarte; Hay más COSAS que perder QUE COSAS QUE ganar.

2.2.3. Para el uso de que en construcciones de sentido comparativo con preferir y ser preferible, preferir y preferible.

2.2.4. Para el uso de que como introductor del segundo término de comparación en estructuras comparativas con igual, igual.

2.2.5. También se usa la conjunción que en estructuras contrastivas del tipo yo que tú...; tú, al contrario que él...; o él, al revés que su hija...: «Yo QUE usted lo pensaría» (Lynch Dedos [Arg. 1977]); «Yo pienso, al contrario QUE mi admirado Manuel Hidalgo, que las guerras son muy peligrosas» (Mundo [Esp.] 12.5.99). No debe usarse en su lugar la preposición de, uso achacable en muchos casos al influjo de otras lenguas, como el catalán, donde se emplea en estas construcciones la preposición: «Yo DE Leguina no dimitiría» (País [Esp.] 1.4.85); «Porque Yeltsin, al contrario DE Gorbachov, reniega del marxismo–leninismo» (Universal [Ven.] 21.4.93); debió decirse Yo QUE Leguina y Yeltsin, al contrario QUE Gorbachov.

Pero si con al contrario y al revés el segundo término es un grupo nominal que encierra una oración de relativo, debe usarse de y no que: Yo, al contrario DE lo que tú piensas, creo que es mejor así (y no Yo, al contrario QUE lo que tú piensas...); Eso se hará al revés DE como se dijo en un principio (y no Eso se hará al revés QUE como se dijo...).

2.3. Introduce oraciones subordinadas consecutivas, normalmente en correlación con tan(to) o tal: «Es TANTO lo que se ha popularizado este canario QUE hoy existen grandes criaderos» (Wundt Cría [Arg. 1990]); «Fue algo TAN sencillo QUE nunca le prestaste atención» (Salazar Selva [Col. 1991]); «El hecho adquirió TALES proporciones QUE [...] Jerusalén sufrió una conmoción» (Benítez Caballo 1 [Esp. 1984]).

2.4. En determinadas expresiones coloquiales de valor ponderativo, se elide, por sobrentendido, el primer segmento de la consecutiva: «El ministro está QUE trina» (Leguina Nombre [Esp. 1992]); «Pero si toreas QUE da gusto» (MtzMediero Lola [Esp. 1988]). Se sobrentiende tan enfadado, en el primer caso, y tan bien, en el segundo.

2.5. Introduce oraciones subordinadas causales explicativas, con sentido equivalente a porque: «Me voy, QUE tengo que vigilar a Rigoberto» (Quintero Esperando [Cuba 1996]). Normalmente van pospuestas y la coma que precede a la oración introducida por que es obligatoria.

2.6. Introduce oraciones subordinadas finales, con sentido equivalente a para que: «¡Quítate ese pelucón, QUE te veamos el pelo de costurera!» (MtnRecuerda Arrecogías [Esp. 1980]); «¡Ven que te

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vea!» (Pombo Metro [Esp. 1990]).

2.7. Cuando se combina con una negación, adquiere sentido adversativo. Si precede a la negación, equivale a y: «Esa [bota] sí es de él, QUE no mía» (Boullosa Duerme [Méx. 1994]). Si sigue a una oración negativa, equivale a sino: «Pepe, que eso tuyo no es color, QUE es barro de la Atalaya» (Guerra Cuentos [Esp. 1941-61]).

2.8. Repetida o no, equivale a la conjunción o en expresiones de sentido concesivo: QUE venga, QUE no venga [= venga o no venga, ‘aunque no venga’], yo sí pienso ir a la fiesta; «Pero quieras QUE no [= quieras o no, ‘aunque no quieras’], tiene sus días contados esta mentalidad» (Ocampo Testimonios [Arg. 1977]).

2.9. Introduce oraciones independientes que expresan diversos matices, entre los que cabe destacar los siguientes:

a) Advertencia: «¿Qué haces ahí arriba? ¡QUE te vas a caer!» (Galán/Garcimartín Posada [Esp. 1990]).

b) Queja o lamentación: ¡QUE me pase esto a mí, a mis años!

c) Deseo: «¡QUE te vaya bien, Doroteo!» (Scorza Tumba [Perú 1988]).

d) Asombro, generalmente en oraciones interrogativas: «¿QUE no quiere gas? ¿Pues qué quiere?» (Morales Verdad [EE. UU. 1979]).

e) Resumen de lo oído o de lo enunciado con anterioridad: «O sea, QUE eres feliz» (Pozo Novia [Esp. 1995]); «Vamos, QUE no existe educación musical» (Vanguardia [Esp.] 28.2.95).

f) Hipótesis, generalmente en oraciones interrogativas, con sentido equivalente a si: ¿QUE no llegamos a tiempo? [= si no llegamos a tiempo] Pues nos volvemos.

g) Precedido de la preposición a, manifiesta convencimiento sobre lo que se expresa a continuación: «¿A QUE es preciosa?» (VqzFigueroa Taberna [Esp. 1994]); «A QUE te fusilan encima, idiota» (MtzMediero Lola [Esp. 1988]); también se usa para incitar o retar al interlocutor a realizar una acción: «¡A QUE no me alcanzas, Scaramouche!» (Paso Palinuro [Méx. 1977]).

2.10. Se usa como refuerzo detrás de adverbios de afirmación como sí, claro, naturalmente, seguro, seguramente, etc.: «Claro QUE tiene razón» (Morales Verdad [EE. UU. 1979]); «Naturalmente QUE te conmoví» (Ocampo Cornelia [Arg. 1988]); «Seguro QUE también te ha engañado» (Parra Tristán [Chile 1994]). Con sí y seguramente, su presencia es opcional: «Sí (QUE) funciona. Mirá» (Fresán H.ª argentina [Arg. 1991]); «Seguramente (QUE) este sabe algo» (Alegre Sala [Esp. 1982]); pero cuando sí se usa irónicamente expresando negación, o forma parte de expresiones de carácter ponderativo, es obligada la presencia de que: «¡Pues sí QUE estamos buenos!» (GaBadell Funeral [Esp. 1975]); «Déjeme ayudarle con estos mamotretos... ¡Caramba, pues sí QUE pesa el nuevo mundo!» (Savater Sinapia [Esp. 1983]).

2.11. Es opcional su empleo detrás de ojalá: «Ojalá (QUE) esto termine pronto» (Montero Trenza [Cuba 1987]), aunque la lengua culta suele preferir la omisión de que.

2.12. También es opcional su presencia tras las locuciones adverbiales temporales en esto, en eso: «En esto (QUE) salió la enfermera a reñirnos un poco [...] y se perdió la evocación» (País [Esp.] 10.9.77); «En eso (QUE) el mexicano se embroca un sarape [...] y, disfrazado de foldorista, grita» (Mojarro Yo [Méx. 1985]).

En todos los casos señalados en que es opcional su empleo, su presencia es más propia del habla coloquial que del habla culta.

2.13. Forma parte de numerosas locuciones conjuntivas: al punto que, a no ser que, antes (de) que ( antes, 3), así que, comoquiera que ( comoquiera, 2), con tal (de) que ( tal, 2), dado que ( dar(se), 4), de manera o modo que ( manera, 4 y modo, 4), después (de) que ( después, 2), dondequiera que

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( dondequiera, 1), en tanto que ( tanto, 7), mientras que ( mientras, 3), por más que ( más, 1.18), puesto que, ya que, etc.

2.14. Con los verbos haber y tener, y seguida de infinitivo, forma perífrasis verbales que expresan necesidad u obligación: «¡Hay QUE seguir adelante!» (Moncada Otoño [Esp. 1993]); «Tenemos QUE encontrarlo» (López Vine [Méx. 1975]).

2.15. Entre formas verbales idénticas de tercera persona del singular del presente de indicativo, forma parte de estructuras de valor reiterativo, en las que el segundo verbo aparece opcionalmente precedido de te: «Esa pobre sigue llora QUE llora» (Merino Choz [Esp. 1987]); «Ella continuó llora QUE TE llora» (Vergés Cenizas [R. Dom. 1980]); «Todo el año trabajando, dale QUE dale» (Hoy [Chile] 13-19.1.97).

2.16. Es uso popular, que debe evitarse en el habla culta, la presencia superflua de que en oraciones ponderativas encabezadas por qué, cuánto o menudo: ¡Qué simpático QUE es tu amigo!; ¡Qué bien QUE canta este pájaro!; ¡Cuánto trabajo QUE tengo esta semana!; Menuda cara QUE tienes.

2.17. de que. a) En el habla popular se emplea como locución conjuntiva con el sentido de ‘en cuanto, tan pronto como’: «De que el Picaza venga a la mili, ni se vuelve a acordar de ella» (Delibes Hoja [Esp. 1986]). Es uso que hoy rechaza la norma culta.

b) Sobre el uso correcto o incorrecto de la preposición de ante la conjunción que, DEQUEÍSMO y QUEÍSMO.

2.18. ni que decir tiene. Significa ‘no hace falta decir(lo)’ y funciona como locución adverbial equivalente a por supuesto: «La oposición, ni que decir tiene, censuró unánimemente a los interpelados» (Tiempos [Bol.] 2.2.97); «Ni que decir tiene que este trabajo excelente les prestará un servicio inestimable» (Vanguardia [Esp.] 2.6.95). En esta locución, que es conjunción átona que no debe tildarse.

2.19. no... más que. Seguido de una expresión cuantitativa, esta construcción significa ‘solamente’: «No tiene más que 28 años» (Tiempo [Col.] 1.12.91). No debe confundirse con no... más de, que expresa límite máximo, no cantidad exacta: «En esa época Buenos Aires no tenía más de 25 cuadras» (Zaefferer Navegación [Arg. 1987]).

Porqué / porque / por qué / por que

(RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS MÁS FRECUENTES)

a) porqué

Es un sustantivo masculino que equivale a causa, motivo, razón, y se escribe con tilde por ser palabra aguda terminada en vocal. Puesto que se trata de un sustantivo, se usa normalmente precedido de artículo u otro determinante:

No comprendo el porqué de tu actitud [= la razón de tu actitud].

Todo tiene su porqué [= su causa o su motivo].

Como otros sustantivos, tiene plural:

Hay que averiguar los porqués de este cambio de actitud.

b) por qué

Se trata de la secuencia formada por la preposición por y el interrogativo o exclamativo qué (palabra tónica que se escribe con tilde diacrítica para distinguirla del relativo y de la conjunción que). Introduce oraciones interrogativas y exclamativas directas e indirectas:

¿Por qué no viniste ayer a la fiesta?

No comprendo por qué te pones así.

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¡Por qué calles más bonitas pasamos!

Obsérvese que, a diferencia del sustantivo porqué, la secuencia por qué no puede sustituirse por términos como razón, causa o motivo.

c) porque

Se trata de una conjunción átona, razón por la que se escribe sin tilde. Puede usarse con dos valores:

Como conjunción causal, para introducir oraciones subordinadas que expresan causa, caso en que puede sustituirse por locuciones de valor asimismo causal como puesto que o ya que:

No fui a la fiesta porque no tenía ganas [= ya que no tenía ganas].

La ocupación no es total, porque quedan todavía plazas libres [= puesto que quedan todavía plazas libres].

También se emplea como encabezamiento de las respuestas a las preguntas introducidas por la secuencia por qué:

—¿Por qué no viniste? —Porque no tenía ganas.

Cuando tiene sentido causal, es incorrecta su escritura en dos palabras.

Como conjunción final, seguida de un verbo en subjuntivo, con sentido equivalente a para que:

Hice cuanto pude porque no terminara así [= para que no terminara así].

En este caso, se admite también la grafía en dos palabras (pero se prefiere la escritura en una sola):

Hice cuanto pude por que no terminara así.

d) por que

Puede tratarse de una de las siguientes secuencias:

La preposición por + el pronombre relativo que. En este caso es más corriente usar el relativo con artículo antepuesto (el que, la que, etc.):

Este es el motivo por (el) que te llamé.

Los premios por (los) que competían no resultaban muy atractivos.

No sabemos la verdadera razón por (la) que dijo eso.

La preposición por + la conjunción subordinante que. Esta secuencia aparece en el caso de verbos, sustantivos o adjetivos que rigen un complemento introducido por la preposición por y llevan además una oración subordinada introducida por la conjunción que:

Al final optaron por que no se presentase.

Están ansiosos por que empecemos a trabajar en el proyecto.

Nos confesó su preocupación por que los niños pudieran enfermar.

[Véase el Diccionario panhispánico de dudas, s. v. porque y porqué].

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2.8.5. Práctica

En primer lugar, organizamos los materiales con los que vamos a trabajar en orden alfabético para

facilitar la consulta y revisión de los términos. Todos los verbos propuestos (amenazar, besar, cuidar,

necesitar, soñar) están definidos en el DRAE, como es lógico, y también están registrados en el DPD4.

Las definiciones que aporta cada uno de estos dos diccionarios son las siguientes:

Amenazar

DRAE

DPD

amenazar. 1. Cuando significa ‘anunciar o hacer ver a alguien que se le va a provocar un daño’, presenta dos construcciones posibles, ambas transitivas:

a) El complemento directo es la persona amenazada y el daño se expresa mediante un complemento precedido de con o, si es un sustantivo, también de: «Su esposa LO amenazó CON abandonarlo» (Tiempo [Col.] 4.9.97); «La mujer [...] contó que LA amenazaron DE muerte» (Clarín [Arg.] 9.4.97).

b) El complemento directo indica el daño, mientras que la persona amenazada se expresa mediante un complemento indirecto, aunque este se omite a menudo por consabido: «A él se LE amenazó QUE si no colaboraba [...] lo consignarían como responsable» (Prensa [Guat.] 13.5.97); «Las guerrillas amenazaron represalias» (Universal [Ven.] 15.10.96). Es construcción menos frecuente que la anterior, pero igualmente válida.

2. Cuando significa, dicho de cosa, ‘dar muestras de ir a sufrir un daño’, puede funcionar como transitivo: «El conflicto amenazaba eternizarse» (HdzPadilla Política [Méx. 1988]); o como intransitivo, con un complemento precedido de con: «Estructuras que se creían muy sólidas [...] amenazan CON el derrumbe» (Ayerra Lucha [Esp. 1984]). Cuando significa ‘poner en riesgo [algo o a alguien]’, es transitivo: «La abdicación estadounidense produciría un terremoto político que amenazaría intereses vitales» (Clarín [Arg.] 3.2.97).

3. Con el sentido de ‘augurar o presagiar [algo negativo]’, es transitivo: «Está oscureciendo, el cielo amenaza tormenta» (Ribera Sangre [Esp. 1988]). El mal también puede presentarse como sujeto, en construcción intransitiva, con el sentido de ‘ser probable o inminente’: «Cuando amenaza lluvia, cojeo con dolor» (Montero Capitán [Cuba 2002]).

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4 Como hemos indicado antes, el diccionario que mejor refleja el régimen preposicional y, por lo tanto, el que se recomienda para solventar las dudas sobre estas cuestiones, es el Diccionario del español actual.

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Besar

DRAE

DPD

besar. ‘Tocar con los labios’. Es transitivo; cuando el complemento directo es de persona, puede llevar, además, un complemento introducido por en, que expresa la parte concreta que se besa: «LA besé exigiéndole que no se moviese» (Martini Fantasma [Arg. 1986]); «La retuve y LA besé EN la mejilla» (VLlosa Tía [Perú 1977]). Si la parte besada funciona como complemento directo, el complemento de persona pasa a ser indirecto: «Se acercó a la pianista [...] y LE besó la cabeza» (Chase Pavo [C. Rica 1996]).

Cuidar

DRAE

DPD

cuidar(se). 1. Cuando se usa con el sentido de ‘estar a cargo de alguien o algo para que no sufra perjuicio’, puede construirse de dos formas:

a) Como transitivo (cuidar [algo o a alguien]); el complemento verbal es directo: Cuida la granja de sus abuelos; Cuida a sus hermanos pequeños.

b) Como intransitivo (cuidar DE algo o alguien); se construye con un complemento introducido por la preposición de: Cuida DE sus hermanos pequeños; Cuida DE la granja de sus abuelos.

2. Cuando el complemento es un infinitivo o una oración subordinada introducida por que, significa ‘procurar que se lleve a cabo la acción expresada por el verbo subordinado’. En ambos casos el complemento debe ir precedido de la preposición de: «Hacían sus adquisiciones y cambalaches con calma, cuidando DE sacar el máximo rendimiento a la propina de papá Telmo» (Delibes Madera [Esp. 1987]); «Cuando salía, [...] cuidando DE que no lo viera ni su cochero, le daba la plata para los gastos» (GaMárquez Amor [Col. 1985]).

3. Como pronominal (cuidarse), significa ‘mirar por la propia salud’ y ‘precaverse o protegerse de alguien o algo que puede causar daño’; en este último caso se construye siempre con un complemento precedido de la preposición de: Cuídate DE ese tipo, que no es de fiar.

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Necesitar

DRAE

DPD

necesitar. ‘Tener necesidad de alguien o algo’. Se construye normalmente con complemento directo: «Vamos a necesitar tres coches» (Mastretta Vida [Méx. 1990]); aunque también es correcta la construcción intransitiva, con un complemento introducido por de: «Don Raimondo necesitaba DE la soledad para concentrarse» (Mujica Escarabajo [Arg. 1982]). Cuando lo necesitado se expresa mediante un infinitivo o una oración subordinada, solo es posible la construcción transitiva: «Necesitaba pensar en otros para olvidarse de sí mismo» (Souza Mentira [Perú 1998]); «Necesito QUE me respondas ahora» (Contreras Nadador [Chile 1995]).

Soñar

DRAE

DPD

soñar. 1. ‘Representarse en la fantasía imágenes o sucesos mientras se duerme’, ‘imaginar que son reales cosas que no lo son’ y ‘desear persistentemente algo’. Verbo irregular: se conjuga como contar ( APÉNDICE 1, n.º 26).

2. Suele funcionar como intransitivo y construirse con un complemento introducido por con: «Aída sueña CON hoteles vacíos, en una ciudad que no conoce» (PRossi Solitario [Ur. 1988]); «Claudio Z. sueña CON aprender a pilotar un avión» (Alfaya Traidor [Esp. 1991]); cuando el complemento es un infinitivo, también puede ir introducido por en: «Alguna vez soñó EN ir a la capital» (UPietri Oficio [Ven. 1976]). Es igualmente correcto su uso como transitivo, construcción habitual en la lengua general cuando el complemento es una oración subordinada introducida por la conjunción que: «Soñó QUE subía por las escaleras de un acueducto» (GaVega Años [Cuba 1978]), y que también se emplea con frecuencia en la lengua literaria, con complementos nominales o pronominales: «Lucía soñó un futuro color de rosa para Eusebio» (Maqua Invierno [Esp. 1992]); «El otro me soñó» (Borges Libro [Arg. 1975]).

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Cuadro resumen de conclusiones

VERBOS RÉGIMEN PREPOSICIONAL

amenazar con: Lo amenazaron con contárselo a sus padres.

de: Las amenazaron de muerte si acudían a la policía.

besar con: Los besaba con mucha ternura.

en: Besó a la señora en la mano.

cuidar de: Siempre cuida con mimo de sus hermanos.

Cuídate de ese tipo de gente.

necesitar de: Ahora más que nunca necesitan de sus padres.

soñar con: Los dos sueñan con pasar una temporada en la Toscana.

en: Nunca soñó en llegar tan lejos.

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BIBLIOGRAFÍA

ALARCOS LLORACH, Emilio (1994): Gramática de la lengua española, Madrid, Real Academia Española y Espasa Calpe.

CASADO, Manuel (1986): El castellano actual: usos y normas, Pamplona, Ediciones Universidad de

Navarra, S. A. (EUNSA); 9.ª ed. actualizada, 2008. CHACÓN BERRUGA, Teudiselo (2006): Ortografía normativa del español, 2 vols. Madrid, UNED; 4.ª

ed. renovada y revisada, 2.ª reimpr., 2008. DUBOIS, Jean y otros (1973): Dictionnaire de Linguistique, Paris, Larousse. Versión española de Inés

Ortega y Antonio Domínguez; dirección y adaptación de Alicia Yllera (1979): Diccionario de lingüística, Madrid, Alianza Diccionarios.

GÓMEZ TORREGO, Leonardo (1996): Ejercicios de Gramática Normativa I, Cuadernos de Lengua

Española, Madrid, Arco/Libros, S. L., 3.ª ed., 2002. GÓMEZ TORREGO, Leonardo (1996): Ejercicios de Gramática Normativa II, Cuadernos de Lengua

Española, Madrid, Arco/Libros, S. L., 3.ª ed., 2003. GÓMEZ TORREGO, Leonardo (2006): Hablar y escribir correctamente. Gramática normativa del

español actual I. Acentuación, Puntuación, Ortografía, Pronunciación, Léxico, Estilo, Madrid, Arco/Libros, S. L., 2.ª ed., 2007.

GÓMEZ TORREGO, Leonardo (2006): Hablar y escribir correctamente. Gramática normativa del

español actual II. Morfología y sintaxis, Madrid, Arco/Libros, S. L., 2.ª ed., 2007. LÁZARO CARRETER, Fernando (1997): El dardo en la palabra, Madrid, Círculo de lectores. LÁZARO CARRETER, Fernando (2005): El nuevo dardo en la palabra, Madrid, Alianza. MONTOLÍO, Estrella (coord.) (2000): Manual práctico de escritura académica [Vols. I, II y III],

Barcelona, Ariel. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2009): Nueva gramática de la lengua española, Madrid, Espasa

Calpe. SECO, Manuel (1981): Problemas de la lengua española, conferencias, Madrid, Fundación Juan March,

(http://www.march.es/conferencias/anteriores/index.asp?busqueda_simple=Manuel+Seco&activad

or_busqueda=Buscar).

Page 103: EL ESPAÑOL ACTUAL

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EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN DEL TEMA 2

1) Comente las anomalías que pueden afectar a las palabras subrayadas desde el punto de vista normativo:

! Es un chico bastante más aficionado al álgebra que al arte poética.

2) Explique la función que desempeñan en la oración los pronombres subrayados y los problemas

normativos que presentan:

! Laura la puso el abrigo y la llevó de la mano hacia la puerta, donde les esperaba Pablo con el coche.

Al pasar ante la casa de los vecinos, la niña les saludó con la mano.

3) Indique a qué nos referimos con la expresión término no marcado en relación al género y apoye su

argumentación en el siguiente ejemplo:

! Quiero agradecer a mis nuevos compañeros y compañeras la amabilidad con la que me han recibido.

4) Comente las características que presenta la palabra subrayada:

! Con mucho cuidado, recortaba papelitos diminutos con una tijera de punta roma.

5) Explique la relación de concordancia que hay entre los segmentos subrayados:

! Se despidió de todos, pero le pidió a sus amigos que lo acompañaran un rato más.

6) ¿En qué consiste la desviación de la norma que presenta la siguiente oración?:

! Antonio desmintió que no tiene intención de cambiar de club la próxima temporada.

7) Explique el uso incorrecto del verbo haber que se produce en la siguiente oración:

! A raíz de esta normativa han habido muchos problemas en todas las secciones.

8) ¿En qué consiste el uso anómalo del posesivo suyo?:

! Subieron al autobús y se sentaron justo delante suyo.

9) Comente la construcción subrayada en la oración siguiente:

! No le gustan nada las multitudes. Es por esto que prefiere ir a la sesión de las cuatro.

10) Comente y razone el uso normativo de los segmentos subrayados:

! ¿Por qué no te preguntas el porqué de su actitud?, ¿porque temes averiguar la verdad?

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RESPUESTAS A LOS EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN DEL TEMA 2

1) Comente las anomalías que pueden afectar a las palabras subrayadas desde el punto de vista normativo:

Es un chico bastante más aficionado al álgebra que al arte poética.

Álgebra pertenece al grupo de sustantivos femeninos que empiezan por /a/ tónica, que deben ir

precedidos por el artículo determinado singular con la forma el y no la. También afecta esta norma al

indefinido, que toma la forma un (un álgebra), aunque se admite también la forma una (una álgebra).

Arte es un sustantivo ambiguo, por lo que admite tanto el género masculino como el femenino,

aunque, cuando se usa en singular, suele utilizarse el masculino (el séptimo arte) y cuando se usa en

plural, el femenino (las bellas artes).

2) Explique la función que desempeñan en la oración los pronombres subrayados, y los problemas

normativos que presentan:

! Laura la puso el abrigo y la llevó de la mano hacia la puerta, donde les esperaba Pablo con el coche.

Al pasar ante la casa de los vecinos, la niña les saludó con la mano.

En Laura la puso el abrigo y la llevó de la mano hacia la puerta, donde les esperaba Pablo con

el coche, el primer pronombre (la) ejerce la función de complemento indirecto, mientras que el segundo y

el tercero (la, les) funciona como complemento directo.

En Al pasar ante la casa de los vecinos, la niña les saludó con la mano, el pronombre ejerce la

función de complemento directo.

Cuando el pronombre desempeña la función de complemento directo, deben usarse las formas lo,

los para el masculino (singular y plural, respectivamente) y la, las para el femenino (singular y plural,

respectivamente). Se admite la forma le en función de complemento directo de persona singular (Lo llevó

en el coche/Le llevó en el coche), pero no en plural (*Los llevó en el coche).

Cuando el pronombre desempeña la función de complemento indirecto, deben usarse las formas

le, les (singular y plural, respectivamente), cualquiera que sea el género de la palabra a la que se refiera.

La oración correcta es, por lo tanto:

! Laura le puso el abrigo y la llevó de la mano hacia la puerta, donde las esperaba Pablo con el

coche. Al pasar ante la casa de los vecinos, la niña los saludó con la mano.

3) Indique a qué nos referimos con la expresión término no marcado en relación al género y apoye su

argumentación en el siguiente ejemplo:

! Quiero agradecer a mis nuevos compañeros y compañeras la amabilidad con la que me han recibido.

El lingüista Roman Jakobson acuñó la expresión término marcado frente a término no marcado

para designar a los dos elementos que pueden neutralizarse en una oposición lingüística binaria. En

relación al género gramatical, el término no marcado coincide con la expresión de género masculino,

mientras que la expresión de género femenino, que se utiliza cuando queda neutralizado el contraste

significativo, es el término marcado. Eso significa que el masculino designa el conjunto formado por

Page 105: EL ESPAÑOL ACTUAL

79

entidades pertenecientes a ambos géneros (y a ambos sexos), y el femenino designa únicamente la forma

de género (y de sexo) femenino.

Esta simplificación se basa en el denominado principio de economía del lenguaje, que se rige por

la aplicación de la ley del mínimo esfuerzo. Es decir, se trata de que, con el menor número posible de

significantes, se designe el mayor número de significados.

4) Comente las características que presenta la palabra subrayada:

! Con mucho cuidado, recortaba papelitos diminutos con una tijera de punta roma.

La palabra tijera pertenece al grupo de sustantivos que designan objetos dobles, formados por dos

partes simétricas. Estos sustantivos admiten el uso tanto en singular (tijera) como en plural (tijeras). A

este grupo pertenecen también, por ejemplo, tenaza/tenazas, pantalón/pantalones, gafa/gafas o

pinza/pinzas, cuyo uso es más frecuente en plural, pero se admite también en singular.

En el caso de tijera, tanto el DPD como el DRAE utilizan exclusivamente el singular como lema

de sus respectivos artículos lexicográficos, a pesar de que el DRAE puntualiza que se usa más en plural.

5) Explique la relación de concordancia que hay entre los segmentos subrayados:

! Se despidió de todos, pero le pidió a sus amigos que lo acompañaran un rato más.

Especialmente en la lengua hablada, el complemento indirecto se suele duplicar con el pronombre

átono, y algunos verbos, como gustar, encantar y sus sinónimos, lo exigen. Así, no es correcta la oración

*A nosotros apasiona el senderismo, que pide la presencia del complemento átono nos: A nosotros nos

apasiona el senderismo. Este complemento átono debe concordar con el complemento tónico: A mí me

apasiona el senderismo. Sin embargo, es muy frecuente en Hispanoamérica, y cada vez está más

extendido en el español europeo, mantener el pronombre átono en singular, aunque el complemento

tónico exprese una idea plural, cuando aquel antecede a este, como sucede en la oración propuesta (le

pidió a sus amigos), en vez de la construcción correcta:

! Se despidió de todos, pero les pidió a sus amigos que lo acompañaran un rato más.

6) ¿En qué consiste la desviación de la norma que presenta la siguiente oración?:

! Antonio desmintió que no tiene intención de cambiar de club la próxima temporada.

Es muy frecuente el uso incorrecto de verbos denominados inductores negativos, como evitar,

desmentir, dudar, temer, lamentar, etc., con una subordinada sustantiva de complemento directo cuyo

verbo va precedido por el adverbio negativo no. El resultado es que las dos negaciones se neutralizan y el

significado de la oración es precisamente el contrario del que se desea expresar. La oración correcta es,

pues:

! Antonio desmintió que tenga intención de cambiar de club la próxima temporada.

7) Explique el uso incorrecto del verbo haber que se produce en la siguiente oración:

! A raíz de esta normativa han habido muchos problemas en todas las secciones.

Cuando el verbo haber funciona como impersonal, como en este caso, debe usarse solamente en

3.ª persona del singular, ha habido muchos problemas.

Page 106: EL ESPAÑOL ACTUAL

80

La confusión estriba en que, inconscientemente, se tiende a considerar como sujeto el sintagma

nominal que acompaña al verbo (muchos problemas) y se concuerda con él el número del verbo. Pero,

puesto que los verbos impersonales carecen de sujeto, ese sintagma funciona como complemento directo,

que no tiene por qué mantener la concordancia con el verbo. La oración correcta desde el punto de vista

normativo es:

! A raíz de esta normativa ha habido muchos problemas en todas las secciones.

8) ¿En qué consiste el uso anómalo del posesivo suyo en la siguiente oración?:

! Subieron al autobús y se sentaron justo delante suyo.

Es muy frecuente el error consistente en confundir el sintagma preposicional con valor adverbial

(delante de mí, cerca de ti, encima de Ángel…) con el complemento de posesión, que se construye

también con la preposición de (La hermana de Ángel). En el primer caso, el adverbio (delante, detrás,

cerca, encima…) es el núcleo del que depende el complemento preposicional (de mí, de ti, de Ángel),

mientras que en el segundo, el complemento de posesión tiene como núcleo un nombre (hermana).

La manera de saber si la expresión con posesivo es correcta o no es fijarse en el núcleo: si se trata

de un sustantivo, es correcta; pero si se trata de un adverbio, no lo es. Por ejemplo, en La casa de Rosa,

como casa es un sustantivo, admite que lo modifique un posesivo, su casa, la casa suya. Pero el adverbio

no admite esta modificación, por lo que encima de Ángel no puede ser sustituida por su encima. En

consecuencia, la oración correcta es:

! Subieron al autobús y se sentaron justo delante de él (o de ella).

9) Comente la construcción subrayada en la oración siguiente:

! No le gustan nada las multitudes. Es por esto que prefiere ir a la sesión de las cuatro.

Este tipo de construcción con el verbo ser y un relativo se denomina que galicado, porque

constituye un galicismo.

Se produce cuando el antecedente (esto) va precedido por una preposición (por) que debe

preceder también al relativo, pero que se suele suprimir en el lenguaje coloquial, de lo que resulta la

construcción errónea Es por esto que, en vez de Es por esto por lo que (o Por esto es por lo que).

10) Comente y razone el uso normativo de los segmentos subrayados:

! ¿Por qué no te preguntas el porqué de su actitud?, ¿porque temes averiguar la verdad?

Por qué es una secuencia constituida por la preposición por y el interrogativo qué. Las dos

palabras deben escribirse separadas y con tilde en el interrogativo para distinguirlo del relativo y de la

conjunción que.

Porqué es un sustantivo que equivale a causa, motivo, razón, y que se escribe con tilde por ser

una palabra aguda terminada en vocal.

Porque es una conjunción con valor causal que debe escribirse en una sola palabra.

Page 107: EL ESPAÑOL ACTUAL

TEMA 3

LA NORMA EN EL NIVEL LÉXICO-SEMÁNTICO. PRÁCTICAS DIRIGIDAS

(Rafael Rodríguez Marín)

ÍNDICE

3.1. EL LÉXICO Y LA NORMA ..................................................................................................... 4

3.2. IMPROPIEDADES LÉXICAS.................................................................................................. 6

3.2.1. Por paronimia................................................................................................................... 6 I. PRESENTACIÓN ..................................................................................................... 6 II. PRÁCTICA .............................................................................................................. 7 III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA ...................................................................... 9 IV. AUTOCOMPROBACIÓN..................................................................................... 9

3.2.2. Por proximidad semántica.............................................................................................. 11 I. PRESENTACIÓN ................................................................................................... 11 II. PRÁCTICA ............................................................................................................ 12 III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA .................................................................... 12 IV. AUTOCOMPROBACIÓN................................................................................... 13

3.2.3. Por etimología popular................................................................................................... 14 I. PRESENTACIÓN ................................................................................................... 14 II. PRÁCTICA ............................................................................................................ 14 III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA .................................................................... 15 IV. AUTOCOMPROBACIÓN................................................................................... 15

3.3. VULGARISMOS Y COLOQUIALISMOS............................................................................ 16

I. PRESENTACIÓN ................................................................................................... 16 II. PRÁCTICA ............................................................................................................ 16 III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA .................................................................... 17 IV. AUTOCOMPROBACIÓN................................................................................... 18

3.4. ERRORES EN LA FRASEOLOGÍA Y EN EL LENGUAJE PROVERBIAL .................. 19

I. PRESENTACIÓN ................................................................................................... 19 II. PRÁCTICA ............................................................................................................ 20 III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA .................................................................... 20 IV. AUTOCOMPROBACIÓN................................................................................... 21

3.5. REDUNDANCIAS.................................................................................................................... 22

I. PRESENTACIÓN ................................................................................................... 22 II. PRÁCTICA ............................................................................................................ 22 III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA .................................................................... 23 IV. AUTOCOMPROBACIÓN................................................................................... 23

Page 108: EL ESPAÑOL ACTUAL

3.6. NEOLOGISMOS, PRÉSTAMOS Y LATINISMOS............................................................. 24

3.6.1. Neologismos de significado ........................................................................................... 24 I. PRESENTACIÓN ................................................................................................... 24 II. PRÁCTICA ............................................................................................................ 25 III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA .................................................................... 26 IV. AUTOCOMPROBACIÓN................................................................................... 26

3.6.2. Préstamos ....................................................................................................................... 28 I. PRESENTACIÓN ................................................................................................... 28 II. PRÁCTICA ............................................................................................................ 30 III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA .................................................................... 31 III. AUTOCOMPROBACIÓN ................................................................................... 44

3.6.3. Latinismos...................................................................................................................... 45 I. PRESENTACIÓN ................................................................................................... 45 II. PRÁCTICA ............................................................................................................ 45 III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA .................................................................... 46 III. AUTOCOMPROBACIÓN ................................................................................... 54

3.7. TOPONIMIA ............................................................................................................................ 55

I. PRESENTACIÓN ................................................................................................... 55 II. PRÁCTICA ............................................................................................................ 56 III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA .................................................................... 57 IV. AUTOCOMPROBACIÓN................................................................................... 90

3.8. ABUSOS LÉXICOS ................................................................................................................. 91

I. PRESENTACIÓN ................................................................................................... 91 II. PRÁCTICA ............................................................................................................ 93

3.8.1. Tópicos y clichés............................................................................................................ 93 3.8.2. Abuso de la fraseología.................................................................................................. 95 3.8.3. Abuso de la adjetivación ................................................................................................ 96 3.8.4. Otros abusos relacionados con el prurito de originalidad .............................................. 97

2

Page 109: EL ESPAÑOL ACTUAL

MATERIALES PARA LA PREPARACIÓN DEL TEMA 3

! REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2001): Diccionario de la lengua española (DRAE), 22.ª ed., Madrid, Espasa Calpe. (Dispone de CD-ROM y, con menos prestaciones, se encuentra también en línea).

! REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2005): Diccionario panhispánico de dudas (DPD), Madrid, Santillana. (Disponible en línea).

! REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2006): Diccionario esencial de la lengua española, Madrid, Espasa Calpe.

! REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Corpus del español actual (CREA): http://corpus.rae.es/creanet.html.

! SECO, Manuel (1981): «El léxico de hoy», conferencia en Problemas de la lengua española, Fundación Juan March, Madrid.

! Tema en el curso virtual.

3

Page 110: EL ESPAÑOL ACTUAL

3.1. EL LÉXICO Y LA NORMA

Es particularmente difícil encontrar el equilibrio deseable cuando se trata de fijar la

norma de corrección idiomática en el nivel léxico-semántico.

Una persona deseosa de ajustarse al buen hablar no dirá, por supuesto, “me han birlado

la cartera”, especialmente si se encuentra ante un auditorio escogido. Y evitará "excepto,

quizá, entre personas de su confianza" hablar de “la condena unánime de todos los partidos

políticos” (porque si es unánime es de todos).

Pero, probablemente, tendrá dudas acerca de la corrección de un mensaje como “el

resultado del partido continúa inalterable”. Y, casi con seguridad, no dudará de su buen hablar

si dice que una decisión se tomó “a nivel de toda la empresa”, ignorando que muchos estudiosos

de nuestra lengua, así como el DPD académico, rechazan esta construcción en contextos como

el aludido.

Un grave reto para la integridad del español (y de otras muchas lenguas) es la continua

llegada de extranjerismos. Aunque (frente a la creencia general, incluso de no pocos filólogos)

la Real Academia Española no fuera fundada, en el siglo XVIII, para luchar contra la entrada de

voces procedentes del francés, la corporación intenta en nuestros días imponer alguna cordura a

la difícil aclimatación de los miles de extranjerismos (anglicismos, sobre todo) que pugnan por

instalarse en el español.

Todos esos problemas se ven incrementados por el continuo trasiego de unidades que

caracteriza al léxico y a la semántica del español en cualquier momento, ya sea en forma de

nuevas palabras que vienen a formarse (por composición, derivación, adaptación de

extranjerismos...), o por los significados que se añaden a otras que existían desde siglos atrás; o

por el fenómeno contrario, menos visible quizá pero igualmente importante: la desaparición

continua de palabras y significados de nuestra nómina léxica.

El buen uso lingüístico no es la simple ausencia de errores, ni se llega a él, en exclusiva,

estando permanentemente actualizado en cuanto a los cambios más importantes que se dan en

la norma de corrección de nuestro idioma. En el plano léxico-semántico, la expresión oral y

escrita correcta exige, además, huir de determinados abusos (frecuentes, sobre todo, en los

medios de comunicación), que empobrecen los mensajes, a veces en un vano intento de

enriquecerlos.

De todos estos aspectos trataremos en los apartados que siguen, siempre con la

orientación práctica exigible en un curso como este. Al organizar el capítulo se ha procurado

distribuir los contenidos en grupos homogéneos: impropiedades léxicas, errores en la

4

Page 111: EL ESPAÑOL ACTUAL

fraseología y en el lenguaje proverbial, redundancias, etc. Debe advertirse que los casos

tratados no son, ni mucho menos, todos los que se dan en el español (de España) actual. Solo

pretenden ser los más frecuentes o, a veces, los más interesantes desde el punto de vista de la

norma de corrección idiomática.

Como en el capítulo anterior, a las exposiciones y baterías de ejercicios sobre los que se

basa el estudio y la práctica de la norma en el nivel léxico-semántico se añaden referencias a las

fuentes en las que los estudiantes pueden encontrar más datos sobre la doctrina a la que se alude.

Entre otras:

! El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), en su 22.ª ed., de 2001 (actualizado en su versión en línea).

! El Diccionario panhispánico de dudas (DPD), de la Real Academia Española (2005).

! El Diccionario esencial de la Real Academia Española (2006).

! Otros repertorios y estudios mencionados en la Bibliografía, como el de Fernando Lázaro Carreter o el de Leonardo Gómez Torrego, por ejemplo.

5

Page 112: EL ESPAÑOL ACTUAL

3.2. IMPROPIEDADES LÉXICAS

3.2.1. Por paronimia1

I. PRESENTACIÓN

La preceptiva tradicional dice que dos o más vocablos son parónimos cuando mantienen

entre sí relación o semejanza, por su etimología o solamente por su forma o sonido: pavonar

(‘dar pavón al hierro o al acero’ "el cual queda pavonado") y pavonear (‘presumir’); discorde

(‘que no está conforme’) y desacorde (‘que no es igual’), etc.

Esta relación de semejanza explica una gran cantidad de errores, algunos presentes, de

manera sistemática, en los mensajes periodísticos. Por ejemplo:

“El ministro, muy asequible, y que ha explicado su proyecto por pasiva y por activa en

los últimos meses, se ve ahora prisionero de esas explicaciones”. (El Faro de Vigo, 15 de junio

de 2001).

En donde se ha producido una confusión entre asequible, cuyo significado aparece así

en el DRAE:

asequible. [...] adj. Que puede conseguirse o alcanzarse.

(Lo que da derecho a hablar de precios asequibles o de objetivos asequibles. Pero no de

*personas asequibles).

Y accesible, que, según el DRAE, tiene tres significados:

accesible. [...] adj. Que tiene acceso. || 2. De fácil acceso o trato. || 3. De fácil comprensión,

inteligible.

(En consecuencia, podremos hablar de una localidad accesible por carretera

"acepción 1", un ministro accesible” "aquí sí, acepción 2" o un concepto accesible

"acepción 3").

En el DPD, s.v. accesible, se explica así la confusión:

accesible. Adjetivo que se aplica a la persona o cosa a la que se puede acceder o llegar sin

dificultad: «Quería recurrir a Catalina, con la esperanza de que resultara más accesible que su hermano» (Rovinski Herencia [C. Rica 1993]); «Todos los niños podíamos tocar su tronco, arrebatarle las frutas accesibles» (Balza Mujer [Ven. 1986]). Referido a persona, significa también ‘que es de trato fácil o afable’: «Es un hombre normal, accesible, con el que una puede

1 El tratamiento de los errores debidos a la homografía (acerbo/acervo, hojear/ojear, etc.) corresponde al nivel fónico-ortográfico de la lengua.

6

Page 113: EL ESPAÑOL ACTUAL

sentirse a gusto» (Serrano Vida [Chile 1995]); referido a una idea o un escrito, ‘comprensible o inteligible’: «Estaba escrito a mano con una letra enmarañada, pero accesible» (Aguilar Error[Méx. 1995]). No es sinónimo de asequible, aunque ambas sean voces semánticamente próximas y se confundan frecuentemente en el uso. Mientras que accesible pertenece a la familia léxica derivada del verbo latino accedere (‘llegar, acceder’), asequible procede de un derivado del verbo latino assequi (‘conseguir, adquirir’); de ahí que para referirse a objetos que, por su precio moderado, pueden ser adquiridos sin dificultad, o con el sentido de ‘[precio] moderado’, se use con preferencia asequible, y no accesible.

También se refieren a esta confusión por paronimia, entre los autores a los que venimos

aludiendo, Fernando Lázaro Carreter (El dardo en la palabra, pp. 48-50) y Leonardo Gómez

Torrego (Hablar y escribir correctamente. Gramática normativa del español actual I).

II. PRÁCTICA

#! A continuación aparece una serie (no exhaustiva) de usos léxicos indebidos ocasionados por

paronimia. La mayor parte de ellos procede de textos periodísticos, aunque a veces se ha

adaptado el escrito original:

1) En el periódico de ayer pudo verse, una vez más, el abstencionismo de los políticos en la cámara legislativa. Apenas si había media docena de ellos en la sesión de la mañana.

2) El nuevo modelo de la marca adolece de sistema ABS.

3) El aire se colaba por la apertura de la ventana.

4) ¿Cuántas camisetas del equipo hay que vender para amortiguar lo que cobrará el nuevo delantero tan solo en primas?

5) El cargo de director es ahora mucho más apetitoso.

6) Se trata de una edificación propia de los antiguos babilónicos.

7) Los exámenes son bienales; se convocan en junio y en septiembre.

8) El TAC demuestra que el tumor cancerígeno ha desaparecido.

9) La carga llegará en un barco carbonífero.

10) La comunidad de propietarios decidió instalar una cédula fotoeléctrica en la puerta del garaje.

11) El nuevo ministro, al incorporarse a su cargo, cesó a todo el equipo anterior.

12) Hubo varios lesionados en el partido de hockey sobre hielo. Fue un espectáculo realmente cruento.

13) Desde hace un mes, detenta el cargo de director gerente.

14) Si continúa la crisis económica, va a ser difícil enjuagar el déficit.

15) La comida india suele llevar muchas especies.

7

Page 114: EL ESPAÑOL ACTUAL

16) Al final le tocará espiar sus faltas.

17) Tras una semana de agonía, espiró de madrugada.

18) Si no llega pronto la ayuda europea, al final tendremos una catástrofe humanitaria en la región.

19) Al salir de casa, tuvo una incidencia con un vecino.

20) Le han infringido tres derrotas en las elecciones,

21) Dicen que la vacuna es inicua y muy efectiva.

22) Al final del concierto, el público irrumpió en aplausos.

23) La civilización islamista se extendió por todo el norte de África.

24) Debe introducir los datos en un lapsus de tres minutos.

25) La organización partidista de la política nacional es inevitable.

26) No deberían dan pábilo a ese rumor.

27) ¿Las adolescentes podrán abortar sin conocimiento paternal?

28) Le ocasionó gravísimos prejuicios con sus maniobras dilatorias.

29) El puerto no está abierto a la flota petrolífera.

30) El coche no está previsto de sistema ABS.

31) Le han propiciado una espantosa paliza.

32) El terremoto sesgó la vida de cientos de niños.

33) El árbitro señalizó la falta inmediatamente.

34) Está prevista una evaluación trimensual, en diciembre, marzo y junio.

Siguiendo el modelo de asequible/accesible, la práctica consiste en:

#! Buscar en el DRAE (y en el DPD, cuando figure) la palabra subrayada.

#! Averiguar por qué está mal empleada en cada contexto.

#! Sustituirla por la palabra que se ajusta a ese contexto.

#! Buscar en el DRAE (y, en su caso, en el DPD) esa palabra (en la acepción que le

corresponde, si tiene más de una).

8

Page 115: EL ESPAÑOL ACTUAL

III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA

#! Proponga, basándose en fuentes bibliográficas solventes, tres definiciones de paronimia.

#! Busque en el CREA las palabras subrayadas y las que las sustituyen. Reproduzca, al menos,

un ejemplo de cada una de ellas en su empleo correcto y, cuando lo localice, en su uso

incorrecto. Para evitar un acopio excesivo de datos, puede limitar la búsqueda a textos

periodísticos posteriores al año 2000.

IV. AUTOCOMPROBACIÓN

Solución a los casos planteados2:

1) En el periódico de ayer pudo verse, una vez más, el abstencionismo de los políticos en la cámara legislativa. Apenas si había media docena de ellos en la sesión de la mañana.

(Uso correcto: el absentismo de los políticos).

2) El nuevo modelo de la marca adolece de sistema ABS.

(Uso correcto: carece de sistema ABS).

3) El aire se colaba por la apertura de la ventana.

(Uso correcto: por la abertura).

4) ¿Cuántas camisetas del equipo hay que vender para amortiguar lo que cobrará el nuevo delantero tan solo en primas?

(Uso correcto: para amortizar lo que cobrará el nuevo delantero).

5) El cargo de director es ahora mucho más apetitoso.

(Uso correcto: más apetecible).

6) Se trata de una edificación propia de los antiguos babilónicos.

(Uso correcto: antiguos babilonios).

7) Los exámenes son bienales; se convocan en junio y en septiembre.

(Uso correcto: Los exámenes son bianuales).

8) El TAC demuestra que el tumor cancerígeno ha desaparecido.

(Uso correcto: el tumor canceroso).

9) La carga llegará en un barco carbonífero.

(Uso correcto: un barco carbonero).

10) La comunidad de propietarios decidió instalar una cédula fotoeléctrica en la puerta del garaje.

(Uso correcto: una célula fotoeléctrica).

2 Solo a la actividad 3.ª, de las cuatro antes propuestas.

9

Page 116: EL ESPAÑOL ACTUAL

11) El nuevo ministro, al incorporarse a su cargo, cesó a todo el equipo anterior.

(Uso correcto: destituyó a todo el equipo anterior).

12) Hubo varios lesionados en el partido de hockey sobre hielo. Fue un espectáculo realmente cruento.

(Uso correcto: realmente cruel).

13) Desde hace un mes, detenta el cargo de director gerente.

(Uso correcto: ostenta el cargo).

14) Si continúa la crisis económica, va a ser difícil enjuagar el déficit.

(Uso correcto: enjugar el déficit).

15) La comida india suele llevar muchas especies.

(Uso correcto: muchas especias).

16) Al final le tocará espiar sus faltas.

(Uso correcto: expiar sus faltas).

17) Tras una semana de agonía, espiró de madrugada.

(Uso correcto: expiró de madrugada).

18) Si no llega pronto la ayuda europea, al final tendremos una catástrofe humanitaria en la región.

(Uso correcto: catástrofe humana).

19) Al salir de casa, tuvo una incidencia con un vecino.

(Uso correcto: un incidente).

20) Le han infringido tres derrotas en las elecciones,

(Uso correcto: Le han infligido).

21) Dicen que la vacuna es inicua y muy efectiva.

(Uso correcto: es inocua).

22) Al final del concierto, el público irrumpió en aplausos.

(Uso correcto: prorrumpió en aplausos).

23) La civilización islamista se extendió por todo el norte de África.

(Uso correcto: La civilización islámica).

24) Debe introducir los datos en un lapsus de tres minutos.

(Uso correcto: un lapso de tres minutos).

25) La epidemia puede causar gran mortalidad.

(Uso correcto: gran mortandad).

26) No deberían dan pábilo a ese rumor.

(Uso correcto: dar pábulo).

27) ¿Las adolescentes podrán abortar sin conocimiento paternal?

(Uso correcto: conocimiento paterno).

10

Page 117: EL ESPAÑOL ACTUAL

28) Le ocasionó gravísimos prejuicios con sus maniobras dilatorias.

(Uso correcto: gravísimos perjuicios).

29) El puerto no está abierto a la flota petrolífera.

(Uso correcto: la flota petrolera).

30) El coche no está previsto de sistema ABS.

(Uso correcto: no está provisto).

31) Le han propiciado una espantosa paliza.

(Uso correcto: Le han propinado).

32) El terremoto sesgó la vida de cientos de niños.

(Uso correcto: segó la vida).

33) El árbitro señalizó la falta inmediatamente.

(Uso correcto: señaló la falta).

34) Está prevista una evaluación trimensual, en diciembre, marzo y junio.

(Uso correcto: evaluación trimestral).

3.2.2. Por proximidad semántica

I. PRESENTACIÓN

La confusión entre dos o más vocablos que tienen entre sí relación o semejanza se da no

solo entre los que se acercan en su forma o en su etimología, como hemos comprobado al tratar

los errores debidos a la paronimia. Afecta también al significado de las palabras. Si oímos decir

a alguien que él siempre mantendrá hacia otra persona una fidelidad leonina (Onda Cero, 1 de

marzo de 2009), deduciremos que está confundiendo, debido a su cercanía semántica (se trata de

dos adjetivos relativos a otros tantos animales), dos construcciones habituales del español, que

por otra parte no tienen nada que ver entre sí: fidelidad perruna (‘mantenida hasta las últimas

consecuencias’) y condiciones leoninas (‘muy ventajosas para una de las partes’).

Las confusiones de este tipo alcanzan al terreno, amplio y metodológicamente

resbaladizo, de las relaciones significativas entre las palabras, y en particular al de la sinonimia.

La discusión acerca de la naturaleza y propiedades de esta relación semántica es antigua. Hay

quienes han negado su existencia y quienes la han circunscrito solo a algunos campos muy

concretos del significado contextual. Pero lo cierto es que la igualación entre palabras o

locuciones diferentes, pero semánticamente cercanas, es fuente continua de errores, como a

continuación se verá en los casos prácticos planteados.

11

Page 118: EL ESPAÑOL ACTUAL

II. PRÁCTICA

Lea atentamente las oraciones siguientes:

1) Si le preguntan si cree en Dios, les diría que no existe, porque es agnóstico.

2) La empresa no reaccionó bien cuando se enfrentó al dilema de tener que aumentar el sueldo a toda la plantilla.

3) Se llama María Dolores, pero todo el mundo se dirige a ella por su diminutivo, Lola.

4) El sargento se detuvo en el dintel de la puerta principal.

5) Cuando todos dormían, se escuchó una explosión en el patio.

6) La Asociación de Academias de la Lengua Española está formada por la Real Academia Española y veintiuna Academias iberoamericanas.

7) Tras el incidente ocurrido en el kilómetro 44, el conductor del camión tuvo que ser evacuado en helicóptero.

8) La aviación israelita ha atacado objetivos no identificados en la franja de Gaza.

9) Nuestros monarcas cenarán hoy con el presidente de Finlandia.

10) En el accidente de tren resultó herido un musulmán hasta ahora no identificado.

11) Hoy es su onomástica. Cumple veinte años.

12) Tras los quince minutos reglamentarios, el partido se reinició pasadas las nueve.

Las palabras subrayadas están mal utilizadas. En todos los casos desplazan a otras cuyo

significado, cercano al de las señaladas, se ajusta mucho mejor al contexto concreto en que

aparecen. La práctica consiste en:

#! Buscar en el DRAE (y en el DPD, cuando figure) la palabra subrayada.

#! Averiguar por qué está mal empleada en cada contexto.

#! Intentar sustituirla por la palabra que se ajusta a ese contexto.

#! Buscar en el DRAE (y, en su caso, en el DPD) esa palabra (en la acepción que le

corresponde, si tiene más de una).

III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA

#! Proponga, basándose en fuentes bibliográficas solventes, tres definiciones completas y

ejemplificadas de sinonimia. Si es posible, reproduzca alguna que contenga una

argumentación sobre el concepto y su aplicación.

12

Page 119: EL ESPAÑOL ACTUAL

#! Una vez terminada la práctica anterior, busque en el banco de datos actual de la Real

Academia el CREA las palabras subrayadas y las que las sustituyen. Reproduzca, al

menos, un ejemplo de cada una de ellas (24 en total) en su empleo correcto y, cuando lo

localice, en su uso incorrecto. Para evitar un acopio excesivo de datos, puede limitar la

búsqueda a textos periodísticos posteriores al año 2000.

IV. AUTOCOMPROBACIÓN

Solución a los casos planteados3:

1) Si le preguntan si cree en Dios, les diría que no existe, porque es agnóstico.

(Uso correcto: es ateo).

2) La empresa no reaccionó bien cuando se enfrentó al dilema de tener que aumentar el sueldo a toda la plantilla.

(Uso correcto: al problema).

3) Se llama María Dolores, pero todo el mundo se dirige a ella por su diminutivo, Lola.

(Uso correcto: su hipocorístico; su nombre familiar).

4) El sargento se detuvo en el dintel de la puerta principal.

(Uso correcto: en el umbral).

5) Cuando todos dormían, se escuchó una explosión en el patio.

(Uso correcto: se oyó).

6) La Asociación de Academias de la Lengua Española está formada por la Real Academia Española y veintiuna Academias iberoamericanas.

(Uso correcto: Academias hispanoamericanas).

7) Tras el incidente ocurrido en el kilómetro 44, el conductor del camión tuvo que ser evacuado en helicóptero.

(Uso correcto: accidente).

8) La aviación israelita ha atacado objetivos no identificados en la franja de Gaza.

(Uso correcto: La aviación israelí).

9) Nuestros monarcas cenarán hoy con el presidente de Finlandia.

(Uso correcto: Nuestros reyes).

10) En el accidente de tren resultó herido un musulmán hasta ahora no identificado.

(Uso correcto: un árabe).

11) Hoy es su onomástica. Cumple veinte años.

(Uso correcto: su cumpleaños).

12) Tras los quince minutos reglamentarios, el partido se reinició pasadas las nueve.

(Uso correcto: el partido se reanudó).

3 Solo a la actividad 3.ª, de las cuatro antes propuestas.

13

Page 120: EL ESPAÑOL ACTUAL

3.2.3. Por etimología popular

I. PRESENTACIÓN

Los hablantes de nuestra lengua, desde las primeras manifestaciones de esta, han

mantenido una tenaz pugna entre dos tendencias opuestas: el apego respetuoso a la tradición y la

tendencia innovadora que propicia el cambio lingüístico. Esta pugna se refleja con gran fuerza,

por ejemplo, en la tensión establecida históricamente entre la costumbre ortográfica que prefiere

respetar en todo momento el origen etimológico de las grafías y la que pretende modificarlas,

acercándolas a la pronunciación real.

En el plano léxico, una consecuencia de esta misma tensión es el fenómeno conocido

como etimología popular, consistente en la interpretación espontánea que se da vulgarmente a

una palabra, relacionándola con otra de distinto origen. Es el fenómeno que, por ejemplo, se dio

históricamente en la palabra cerrojo. Su origen es el latín VERUCULUM (‘barra pequeña’), forma

que debería haber dado un resultado parecido a *verrojo. Pero el sentido de ‘artilugio utilizado

para cerrar’ que le corresponde a la palabra hizo que el genio popular la modificara hasta dar

lugar a cerrojo, mucho más elocuente, pero etimológicamente falsa.

II. PRÁCTICA

Lea atentamente las oraciones siguientes:

1) Con sus andares lentos y pesados, parece un animal antidiluviano.

2) Lo que de verdad le encanta es arrellenarse en el sofá.

3) No tuvo ningún cuidado al empalmar los cables y ocasionó un cortacircuito.

4) Me destornillo de risa.

5) Durante el parto, tuvo problemas con el cordón dominical.

6) El sonido se convierte en voz al pasar por las cuerdas bucales.

7) Es muy alérgica al esparatrapo.

8) Homosexuales y lesbianas se manifestarán en la plaza.

9) Las mondarinas son mucho más fáciles de comer que las naranjas.

10) Al oír aquello, se puso hecha un obelisco.

11) En menos de dos minutos, todos se pusieron en pelotas.

12) El bote sinfónico de la cocina está atascado.

13) El sinfonier que tienen en el dormitorio es horroroso.

14

Page 121: EL ESPAÑOL ACTUAL

Las palabras subrayadas son deformaciones causadas por la acción de la etimología

popular. La práctica consiste en:

#! Sustituir el término mal empleado por el que se ajusta a ese contexto.

#! Ayudándose del DRAE, del DPD y de otros repertorios que nos den pistas, explicar en qué

consiste la confusión y proponer una explicación para su origen.

III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA

#! Proponga una definición de etimología popular.

#! Busque en el banco de datos actual de la Real Academia el CREA las palabras

subrayadas y las que las sustituyen en la autocomprobación que aparece después.

Reproduzca, al menos, un ejemplo de cada una de ellas en su empleo correcto y, cuando lo

localice, en su uso incorrecto.

#! Proponga otros ejemplos de etimología popular.

IV. AUTOCOMPROBACIÓN

Solución a los casos planteados4:

1) Con sus andares lentos y pesados, parece un animal antidiluviano.

(Uso correcto: un animal antediluviano).

2) Lo que de verdad le encanta es arrellenarse en el sofá.

(Uso correcto: arrellanarse).

3) No tuvo ningún cuidado al empalmar los cables y ocasionó un cortacircuito.

(Uso correcto: un cortocircuito).

4) Durante el parto, tuvo problemas con el cordón dominical.

(Uso correcto: el cordón umbilical).

5) Me detornillo de risa.

(Uso correcto: Me desternillo de risa).

6) El sonido se convierte en voz al pasar por las cuerdas bucales.

(Uso correcto: las cuerdas vocales).

7) Es muy alérgica al esparatrapo.

(Uso correcto: al esparadrapo).

8) Homosexuales y lesbianas se manifestarán en la plaza.

(Uso correcto: Gais y lesbianas).

9) Las mondarinas son mucho más fáciles de comer que las naranjas.

4 Solo a la actividad 1.ª, de las dos antes propuestas.

15

Page 122: EL ESPAÑOL ACTUAL

(Uso correcto: Las mandarinas).

10) Al oír aquello, se puso hecha un obelisco.

(Uso correcto: un basilisco).

11) En menos de dos minutos, todos se pusieron en pelotas.

Uso correcto: en pelota).

12) El bote sinfónico de la cocina está atascado.

(Uso correcto: El bote sifónico).

13) El sinfonier que tienen en el dormitorio es horroroso.

(Uso correcto: El chifonier).

3.3. VULGARISMOS Y COLOQUIALISMOS

I. PRESENTACIÓN

El Diccionario de la Academia califica el uso de la palabra trepa, ‘persona que progresa

rápidamente y sin escrúpulos’, como vulgar. Pero no son pocos los que están dispuestos a

emplear tal vocablo en textos escritos, fundamentalmente periodísticos. Por su parte, el término

doctor, en su significado de ‘médico’, es considerado por el mismo diccionario como coloquial.

Y, sin embargo, su extensión en el uso ha sido tal que, para muchos hablantes, el empleo de

doctor corresponde a un registro más cuidadoso que el de médico. Al contrario, el DRAE parece

preferir el empleo de sobaco al de axila, cuando los hablantes, desde hace tiempo, han recluido

al primero en el registro coloquial, o incluso en el nivel vulgar.

Estos ejemplos demuestran que, en la lengua real, el trasiego entre niveles de uso y

registros de habla es continuo. Lo que ayer era coloquial corresponde hoy al registro formal, y

lo que en su tiempo fue de uso común entra ahora dentro del lenguaje vulgar.

Sin embargo, tales diferencias de nivel y registro existen, como hemos visto en el tema

1 de este curso. Y es necesario que las tengamos en cuenta. El registro coloquial, rico y

expresivo casi siempre, así como el uso vulgar, están vedados en las situaciones que exigen

emplear el registro formal (y, al contrario, el registro formal queda muchas veces fuera de lugar

en situaciones en que se impone el uso coloquial).

II. PRÁCTICA

#! A continuación aparecen varios ejemplos de usos que los hablantes de español (no siempre

el DRAE) han llegado a considerar como coloquiales o vulgares. Todos ellos proceden,

originalmente, de contextos "generalmente periodísticos" para los que se requeriría un

uso formal o estándar:

16

Page 123: EL ESPAÑOL ACTUAL

1) En el autocar no cogían más de 30 pasajeros.

2) La cornisa cayó a la calle y saltaron los cachos en todas direcciones.

3) Al final, acabó por producirle graves heridas con un atornillador.

4) El avión de Air France no consiguió cruzar el charco y se hundió en el Atlántico.

5) La película solo es del gusto de los abuelos; la gente más joven la encuentra excesivamente afectada.

6) Es lamentable que el autor de la novela, gran escritor, se haya vuelto un plasta.

7) Al ser detenido por la Guardia Civil, el atracador se puso farruco.

8) James Stewart era un hombre larguirucho, pero de firme apostura.

9) La reacción de los vecinos ante los hechos fue de órdago.

10) El uso de los auriculares puede acabar por dejar teniente a quien los usa.

11) El Ayuntamiento reclamó la tasa de basuras, y los vecinos, muy a pesar suyo, tuvieron que

apoquinar.

12) La detención de los narcotraficantes se debió, probablemente, a un chivatazo.

13) En los alrededores de la Puerta del Sol abundan los aficionados a arrebatar el parné a

turistas y paseantes.

14) La brigada antigang de la Policía detiene, a veces, a simples chorizos.

La práctica que debe llevar a cabo consiste en:

#! Localizar los coloquialismos y vulgarismos de las distintas oraciones.

#! Buscar esos usos en el DRAE (y en el DPD, cuando figuren en él), para comprobar si llevan

alguna marca que los caracterice como coloquiales o vulgares.

#! Sustituirlos por los correspondientes usos del nivel estándar en el registro formal.

III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA

#! Busque en el banco de datos actual de la Real Academia "el CREA" otros usos erróneos.

Para evitar un acopio excesivo de datos, puede limitar la búsqueda a textos periodísticos

posteriores al año 2000.

#! Busque, en el mismo banco de datos o en otras fuentes (periódicos, revistas, programas de

radio o televisión...), usos coloquiales o vulgares, distintos a los anteriores, que no se

ajusten al contexto en que aparecen.

17

Page 124: EL ESPAÑOL ACTUAL

IV. AUTOCOMPROBACIÓN

Solución a los casos planteados5:

1) En el autocar no cogían más de 30 pasajeros.

(Uso correcto: no cabían).

2) La cornisa cayó a la calle y saltaron los cachos en todas direcciones.

(Uso correcto: saltaron los pedazos).

3) Al final, acabó por producirle graves heridas con un atornillador.

(Uso correcto: con un destornillador).

4) El avión de Air France no consiguió cruzar el charco y se hundió en el Atlántico.

(Uso correcto: no consiguió atravesar el océano).

5) La película solo es del gusto de los abuelos; la gente más joven la encuentra excesivamente afectada.

(Uso correcto: del gusto de las personas mayores).

6) Es lamentable que el autor de la novela, gran escritor, sea tan plasta.

(Uso correcto: sea tan pesado).

7) Al ser detenido por la Guardia Civil, el atracador se puso farruco.

(Uso correcto: se puso insolente).

8) James Stewart era un hombre larguirucho, pero de firme apostura.

(Uso correcto: era un hombre alto y delgado).

9) La reacción de los vecinos ante los hechos fue de órdago.

(Uso correcto: fue extraordinaria).

10) El uso de los auriculares puede acabar por dejar teniente a quien los usa.

(Uso correcto: puede acabar por dejar sordo).

11) El Ayuntamiento reclamó la tasa de basuras, y los vecinos, muy a pesar suyo, tuvieron que apoquinar.

(Uso correcto: tuvieron que pagar).

12) La detención de los narcotraficantes se debió, probablemente, a un chivatazo.

(Uso correcto: se debió a una delación).

13) En los alrededores de la Puerta del Sol abundan los aficionados a arrebatar el parné a turistas y paseantes.

(Uso correcto: a arrebatar el dinero).

14) La brigada antigang de la Policía detiene, a veces, a simples chorizos.

(Uso correcto: a simples rateros).

5 Solo a las actividades 1.ª y 3.ª, de las tres antes propuestas.

18

Page 125: EL ESPAÑOL ACTUAL

3.4. ERRORES EN LA FRASEOLOGÍA Y EN EL LENGUAJE PROVERBIAL

I. PRESENTACIÓN

“Yo no puedo creer sino que todos los deste linaje de los Panzas "dice don Quijote (II,

cap. L) refiriéndose a la familia de Sancho" nacieron cada uno con un costal de refranes en el

cuerpo: ninguno dellos he visto que no los derrame a todas horas y en todas las pláticas que

tienen”. Y, pocos capítulos más adelante, Cervantes, siempre por boca de su protagonista, le

afea a Sancho su costumbre: “No más refranes, Sancho, por un solo Dios; habla a lo llano, a lo

liso, a lo no intrincado, como muchas veces te he dicho; y verás cómo te vale un pan por ciento”

(II, cap. LXXI).

El uso de proverbios y refranes, tan característico de la lengua clásica achacada a los

rústicos, no ha desaparecido de la lengua popular. Es más, se ha extendido peligrosamente a

otros niveles de la lengua, alcanzando con frecuencia al uso estándar. Pero en el camino se ha

empobrecido. Sancho abusaba de los refranes, y con frecuencia los deformaba en sus famosas

prevaricaciones lingüísticas. La lengua actual (popular y común) recurre con frecuencia a los

usos proverbiales, pero carece de la riqueza de medios que demostraba Sancho. Pocos

hispanohablantes conocen más allá de unas docenas de refranes, y algunos de ellos incompletos.

¿Quién, por ejemplo, sabe en nuestros días que la segunda parte del refrán que empieza por

Quien a buen árbol se arrima es buena sombra le cobija? ¿Y que el refrán que comienza con

De casta le viene al galgo tiene una segunda parte: el ser rabilargo?

Pero, sobre todo, el hablante de nuestros días usa y abusa de las frases hechas y de toda

suerte de locuciones, como veremos en el apartado 8.2 de este capítulo. Y, a la manera de

Sancho, prevarica frecuentemente en su uso. Raro es quien, en nuestros días, no dice que tal

proyecto hace aguas, cuando pretende decir que presenta síntomas de ir a fracasar. Y no sabe

que la frase original, procedente, como tantas otras (irse a pique, ir viento en popa...), de la

jerga marinera, es hacer agua, ser invadido por ella un navío a través de una abertura y, por

tanto, comenzar a correr el peligro de naufragar. Aunque, forzada por el uso, la Academia haya

acabado por aceptar la igualación entre hacer agua y hacer aguas (cf. DRAE, 22.ª ed., s.v. agua,

y DPD, íd.), también nos explica que esta última construcción tiene, como significado original,

el de ‘hacer aguas menores’, es decir, ‘orinar’. A poco que reflexionemos sobre ello y no

queramos crear un feo equívoco, volveremos al uso tradicional6.

6 La RAE, consciente del caso, ha vuelto a suprimir la igualación entre hacer agua y hacer aguas para su próxima edición del DRAE (v. la versión en línea de este repertorio, s.v. agua).

19

Page 126: EL ESPAÑOL ACTUAL

II. PRÁCTICA

- Lea atentamente las oraciones siguientes (procedentes, en su origen, de casos reales):

1) Al oír aquello, se le pusieron los pelos de gallina.

2) Vinieron los dos pequeños, Eugenio y Rosa, que siempre habían sido sus ojitos derechos.

3) El partido, al ser derrotado en Galicia, pierde un buque insignia.

4) A mis espaldas pueden ver la catedral de León.

5) Mi sobrina quiere aceptar el trabajo en esa empresa, y no se da cuenta de que está en la boca de un lobo.

6) En esa academia nadie da una puntada sin que el director lo sepa.

7) Después de tres meses de crisis, las bolsas europeas siguen sin levantar la cabeza.

8) Al final, dieron con el traste a sus aspiraciones.

9) Murió en loor de santidad.

10) La noticia del desmantelamiento de un poblado chabolista corrió como la pólvora.

11) Ayer se produjo un atraco a punta de hacha en Madrid.

Las secuencias subrayadas son frases y locuciones mal empleadas. La práctica consiste en: #! Sustituir la secuencia mal empleada por la que se ajusta a cada contexto.

#! Ayudándose del DRAE, del DPD y, en su caso, de otras fuentes de información, explicar en

qué consiste el error y, cuando sea oportuno, explicar de dónde deriva.

III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA

#! Defina, ayudándose de la bibliografía que tenga a su alcance, refrán, frase proverbial, frase

hecha, locución nominal (o sustantiva), locución pronominal, locución verbal, locución

adverbial, locución adjetiva, locución prepositiva, locución conjuntiva y locución

interjectiva. Proponga varios ejemplos para cada término.

#! Busque en el banco de datos actual de la Real Academia el CREA las secuencias

subrayadas y las que las sustituyen en la autocomprobación que aparece después.

Reproduzca, al menos, un ejemplo de cada una de ellas en su empleo correcto y, cuando lo

localice, en su uso incorrecto.

#! Proponga otros ejemplos de refranes, frases o locuciones mal empleados.

20

Page 127: EL ESPAÑOL ACTUAL

IV. AUTOCOMPROBACIÓN

Solución a los casos planteados7:

1) Al oír aquello, se le pusieron los pelos de gallina.

(Uso correcto: se le pusieron los pelos de punta [o, en otros contextos, se le puso la carne de gallina]).

2) Vinieron los dos pequeños, Eugenio y Rosa, que siempre habían sido sus ojitos derechos.

(Uso correcto: sus preferidos [ojito derecho solo puede ser uno]).

3) El partido, al ser derrotado en Galicia, pierde un buque insignia.

(Uso correcto: su buque insignia [que solo puede ser uno]).

4) A mis espaldas pueden ver la catedral de León.

(Uso correcto: A mi espalda [a espaldas de alguien tiene otro significado]).

5) Mi sobrina quiere aceptar el trabajo en esa empresa, y no se da cuenta de que está en la boca de un lobo.

(Uso correcto: se mete en la boca del lobo).

6) En esa academia nadie da una puntada sin que el director lo sepa.

(Uso correcto: nadie hace nada sin que el director lo sepa [no dar puntada sin hilo tiene otro significado]).

7) Después de tres meses de crisis, las bolsas europeas siguen sin levantar la cabeza.

(Uso correcto: sin levantar cabeza [levantar la cabeza tiene otro significado]).

8) Al final, dieron con el traste a sus aspiraciones.

(Uso correcto: dieron al traste).

9) Murió en loor de santidad.

(Uso correcto: en olor de santidad).

10) La noticia del desmantelamiento de un poblado chabolista corrió como la pólvora.

(Uso correcto: como un reguero de pólvora).

11) Ayer se produjo un atraco a punta de hacha en Madrid.

(Uso correcto: un atraco en el que se utilizó un hacha).

7 Solo a la actividad 1.ª y, en parte, a la 2.ª.

21

Page 128: EL ESPAÑOL ACTUAL

3.5. REDUNDANCIAS

I. PRESENTACIÓN

Es frecuente que, para delimitar a grandes rasgos el significado de una palabra,

podamos hacerlo sirviéndonos únicamente de un sinónimo. Así, la palabra trozo equivale, en

casi todos los contextos, a la palabra pedazo; del mismo modo que comenzar equivale a

empezar. Pero, en otras muchas ocasiones, la definición de un término debe incluir

forzosamente la suma de varios rasgos semánticos: subir equivale a ‘ir hacia arriba’, de igual

manera que entrar equivale a ‘ir de fuera adentro’. Por eso, no podemos decir subir arriba ni

entrar adentro. Las palabras que acompañan a los verbos mencionados van incluidas en el

significado de estos. Se trata de redundancias, en las que el uso cae más veces de las que

creemos.

II. PRÁCTICA

#! A continuación aparece una serie de redundancias, originalmente tomadas de textos periodísticos:

1) Se produjo un tenso tira y afloja entre los vecinos.

2) La bolsa llegó ayer al récord histórico de 18 000 puntos.

3) Durante el juicio se autoinculpó de haberla calumniado.

4) Lo he dicho una vez, pero vuelvo a repetirlo: no cederé ante las amenazas.

5) Las tropas gubernamentales aniquilaron totalmente a los rebeldes.

6) Debemos denunciar toda injerencia en problemas ajenos.

7) El protagonista principal de la obra es la ciudad de Oviedo.

8) Se valorará positivamente el manejo de bibliografía en inglés.

9) Por desgracia, su embarazo terminó en aborto prematuro.

10) El atentado recibió la condena unánime de todos los partidos políticos.

11) Por más que le digo que es fácil, no quiere bajar abajo.

12) Los testimonios de sus amigos fueron para ella una bofetada en la cara.

13) En estos días se venden más juguetes infantiles que durante el resto del año.

13) Para su familia, el secuestro ha sido un vía crucis de sufrimiento.

22

Page 129: EL ESPAÑOL ACTUAL

La práctica consiste en:

#! Localizar la redundancia presente en cada oración.

#! Explicar, con la ayuda de los medios lexicográficos que necesite, en qué consiste tal

redundancia, y suprimirla.

III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA

#! Proponga otros ejemplos de redundancia.

#! La redundancia puede tener una función literaria. En ese caso, la preceptiva tradicional

habla de pleonasmo. Defina este término y proponga ejemplos de pleonasmo a partir de

textos literarios.

IV. AUTOCOMPROBACIÓN

Solución a los casos planteados8:

1) Se produjo un tenso tira y afloja entre los vecinos.

(Uso correcto: un tira y afloja).

2) La bolsa llegó ayer al récord histórico de 18 000 puntos.

(Uso correcto: llegó al récord de 18 000 puntos).

3) Durante el juicio se autoinculpó de haberla calumniado.

(Uso correcto: se inculpó).

4) Lo he dicho una vez, y vuelvo a repetirlo: no cederé ante las amenazas.

(Uso correcto: y lo repito).

5) Las tropas gubernamentales aniquilaron totalmente a los rebeldes.

(Uso correcto: aniquilaron a los rebeldes).

6) Debemos denunciar toda injerencia en problemas ajenos.

(Uso correcto: toda intervención en problemas ajenos).

7) El protagonista principal de la obra es la ciudad de Oviedo.

(Uso correcto: El protagonista de la obra).

8) Se valorará positivamente el manejo de bibliografía en inglés.

(Uso correcto: Se valorará el manejo de bibliografía).

9) Por desgracia, su embarazo terminó en aborto prematuro.

(Uso correcto: su embarazo terminó en aborto).

10) El atentado recibió la condena unánime de todos los partidos políticos.

(Uso correcto: la condena de todos los partidos políticos).

8 Solo a la actividad 1.ª, de las dos antes propuestas.

23

Page 130: EL ESPAÑOL ACTUAL

11) Por más que le digo que es fácil, no quiere bajar abajo.

(Uso correcto: no quiere bajar).

12) Los testimonios de sus amigos fueron para ella una bofetada en la cara.

(Uso correcto: fueron para ella una bofetada).

13) En estos días se venden más juguetes infantiles que durante el resto del año.

(Uso correcto: más juguetes que durante el resto del año).

14) Para su familia, el secuestro ha sido un vía crucis de sufrimiento.

(Uso correcto: ha sido un vía crucis).

3.6. NEOLOGISMOS, PRÉSTAMOS Y LATINISMOS

La innovación léxica sigue distintos caminos. A partir de los recursos que le da su

propio código, la lengua crea continuamente neologismos, bien sea añadiendo nuevos

significados a palabras ya existentes (neologismos de significado), bien sea creando palabras

nuevas (neologismos de forma) mediante procesos de composición, derivación, etc.

Pero es frecuente que, para satisfacer las nuevas necesidades expresivas, el sistema de la

lengua recurra a la adopción de palabras procedentes de otros códigos ajenos al suyo. Hablamos,

en tal caso, de préstamos.Estas innovaciones léxicas pueden fijarse en el sistema de dos

maneras: adaptándose a las reglas fónicas y morfológicas de la lengua que las admite, y en este

caso hablamos de préstamos por adaptación, o bien manteniendo intacta su forma original,

aunque esta sea ajena a las convenciones fónicas y morfológicas de nuestra lengua. En ese caso

hablamos de préstamos por adopción o, simplemente, de extranjerismos (también llamados

extranjerismos crudos o xenismos). Ejemplos de préstamos por adaptación son, en español, jefe

(formado a partir del francés chef) o tranvía (a partir del inglés tramway). Extranjerismos

crudos son, en el español contemporáneo, show (inglés) o boutique (francés).

Por otra parte, el español "como otros idiomas" recurre frecuentemente a la lengua de

la que procede, el latín, para construir locuciones y frases. No se trata, en rigor, de

extranjerismos, aunque su forma muchas veces no se ajuste a las reglas fónicas y morfológicas

de nuestra lengua.

3.6.1. Neologismos de significado

I. PRESENTACIÓN

Ya sean ocasionados por descuido en el uso o por influjo de otras lenguas, los

neologismos de significado suelen ser caballo de batalla de los puristas. En el apartado de las

impropiedades léxicas (§ 2 de este tema) hemos visto algunos ejemplos. Pero hay otros muchos

24

Page 131: EL ESPAÑOL ACTUAL

casos en que antiguas impropiedades han acabado por asentarse en la lengua y, a veces, han

acabado por encontrar asiento en las páginas del Diccionario académico.

II. PRÁCTICA

#! Los elementos subrayados de las oraciones que aparecen a continuación son neologismos de

significado. Algunos han sido admitidos por la Real Academia en las últimas ediciones de

su Diccionario o han sido aceptados por el DPD, pese a que ciertos autores siguen

rechazando su uso, por ser contrario (dicen ellos) al genio del idioma. Otros aún esperan el

beneplácito académico:

1) Se especula con la posibilidad de nuevos fichajes para el equipo.

2) El reparto completo viene en el panfleto que reparten a la entrada del teatro.

3) Habrá intervalos nubosos preferentemente en la zona de la Sierra.

4) Los guerrilleros hicieron su santuario de aquel valle inhóspito.

5) Todavía no sabe con qué traje se va a ataviar para ir al concierto.

6) El triunfo sin paliativos de los partidos de la oposición sorprendió al Gobierno.

7) Archibaldo jugará hoy en detrimento de Rogelio.

8) El caballo, alazán como la noche más oscura, rechazaba la montura.

9) En el juicio se revisaron todas las evidencias presentadas por la defensa.

10) Si quieres, te comento el orden en que van a intervenir los jugadores.

11) En su caso no pudieron aplicar la legislación sobre violencia de género.

12) Tras cuatro años de mandato, el presidente electo de los Estados Unidos va a presentarse

de nuevo.

13) Mañana entrará un frente húmedo por el noroeste y precipitará por la mañana en Galicia y

Asturias.

14) Los países pobres se enrocaron en su defensa de las nuevas normas sobre cambio

climático.

15) La interpretación de la orquesta sinfónica fue rutinaria.

16) Tras nueve meses de singladura, el cantante volvió a actuar en su tierra.

25

Page 132: EL ESPAÑOL ACTUAL

17) Tras ser nombrado diputado en Estrasburgo, se desentendió de los problemas domésticos.

18) Además de los grandes asuntos económicos, debemos prestar atención a los problemas puntuales.

19) El ministro tuvo que cesar a su director general.

20) Al comienzo del segundo tiempo, el resultado del partido sigue inalterable.

21) La decisión se tomó a nivel de toda la empresa.

La práctica consiste en:

#! Buscar en el DRAE (y en el DPD, cuando figure) la palabra subrayada.

#! Comprobar si, de acuerdo con los repertorios académicos, está bien o mal empleada en cada

contexto.

#! En los casos en que el uso sea incorrecto, explicar por qué es así y proponer un uso

adecuado que se ajuste al contexto.

III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA

#! Busque en el CREA las palabras subrayadas y las que las sustituyen cuando su uso es

incorrecto. Reproduzca, al menos, un ejemplo de cada una de ellas en su empleo correcto y,

cuando lo localice, en su uso incorrecto. Para evitar un acopio excesivo de datos, puede

limitar la búsqueda a textos periodísticos posteriores al año 2000.

IV. AUTOCOMPROBACIÓN

Solución a los casos planteados9:

1) Se especula con la posibilidad de nuevos fichajes para el equipo.

(Uso correcto: Se baraja la posibilidad).

2) El reparto completo viene en el panfleto que reparten a al entrada del teatro.

(Uso correcto: en el folleto).

3) Habrá intervalos nubosos preferentemente en la zona de la Sierra.

(Es un uso correcto. Pese a que suele recomendarse la construcción preferiblemente en la Sierra, el DRAE define ambos adverbios como “Con preferencia”, es decir, con ventaja o mayoría de una cosa sobre otra, lo que se ajusta bien al contexto elegido).

4) Los guerrilleros hicieron su santuario de aquel valle inhóspito.

(Uso correcto: hicieron su refugio. La construcción, sin embargo, incluye una modificación metafórica cercana a la que ya ha hecho ampliar el significado de sanctasanctórum hasta su acepción actual, recogida en el DRAE, de “Lugar muy reservado y misterioso”).

9 Solo a la actividad 2.ª, de las tres antes propuestas.

26

Page 133: EL ESPAÑOL ACTUAL

5) Todavía no sabe con qué traje se va a ataviar para ir al concierto.

(Uso correcto: se va a vestir).

6) El triunfo sin paliativos de los partidos de la oposición sorprendió al Gobierno.

(Uso correcto: El triunfo rotundo).

7) Archibaldo jugará hoy en detrimento de Rogelio.

(Uso correcto: En lugar de Rogelio).

8) El caballo, alazán como la noche más oscura, rechazaba la montura.

(Uso correcto: negro como la noche más oscura).

9) En el juicio se revisaron todas las evidencias presentadas por la defensa.

(Es un uso correcto. Pese a que suele rechazarse por su origen inglés, equivalente a nuestra prueba, el DRAE lo ha registrado en su última edición).

10) Si quieres, te comento el orden en que van a intervenir los jugadores.

(Uso correcto: te digo).

11) En su caso no pudieron aplicar la legislación sobre violencia de género.

(Uso correcto: violencia contra las mujeres).

12) Tras cuatro años de mandato, el presidente electo de los Estados Unidos va a presentarse de nuevo.

(Uso correcto: el presidente de los Estados Unidos).

13) Mañana entrará un frente húmedo por el noroeste y precipitará por la mañana en Galicia y Asturias.

(Uso correcto: habrá precipitaciones por la mañana).

14) Los países pobres se enrocaron en su defensa de las nuevas normas sobre cambio climático.

(Uso correcto: se encastillaron).

15) La interpretación de la orquesta sinfónica fue rutinaria.

(Uso correcto: fue poco inspirada).

16) Tras nueve meses de singladura, el cantante volvió a actuar en su tierra.

(Uso correcto: nueve meses de gira).

17) Tras ser nombrado diputado en Estrasburgo, se desentendió de los problemas domésticos.

(Uso correcto: de los problemas internos).

18) Además de los grandes asuntos económicos, debemos prestar atención a los problemas puntuales.

(Es un uso correcto, respaldado por el DPD).

19) El ministro tuvo que cesar a su director general.

(Uso correcto: tuvo que destituir).

20) Al comienzo del segundo tiempo, el resultado del partido sigue inalterable.

27

Page 134: EL ESPAÑOL ACTUAL

(Es un uso correcto. Pese a que suele preferirse la construcción El resultado continúa inalterado, la Academia, desde 1984 (20.ª ed. del DRAE) define inalterable como “Que no se puede alterar; que no se altera” (en ediciones anteriores definía simplemente “Que no se puede alterar”). La segunda parte de la definición, añadida en 1984, recoge la posibilidad de decir El resultado continúa inalterable y dejar abierta la posibilidad, como sucede también con inalterado, de que el tal resultado se altere después).

21) La decisión se tomó a nivel de toda la empresa.

(Uso correcto: se tomó en el ámbito de toda la empresa).

3.6.2. Préstamos

I. PRESENTACIÓN

Hasta su 21.ª edición, de 1992, el Diccionario de la Real Academia Española se

limitaba a registrar préstamos adaptados en su forma a las normas fonológicas de nuestra

lengua. En el repertorio de Autoridades (1726-39) ya estaban presentes, por ejemplo, jefe

(entonces escrito xefe, del fr. chef) o bote (del ingl. bat). A finales del siglo XIX se habían

incorporado voces como buró (fr. bureau) o vagón (ingl. wagon). Y un siglo más tarde, en la

edición de 1984, figuraban ya secreter (fr. secrétaire), güisqui (ingl. whisky), etc. En la edición

antes mencionada de 1992 se abrió paso, tímidamente, una serie de préstamos no adaptados

(extranjerismos o xenismos), que, para solucionar los problemas originados por su particular

sustancia fónica, se veían acompañados (no siempre) de una nota explicativa que daba cuenta de

su pronunciación: boutique (“Se pronuncia aprox. /butík/”), blues (“Se pronuncia aprox. /blus/”,

por ejemplo.

En la última edición del DRAE (la 22.ª, de 2001), la Academia decidió dar cabida a varios

cientos de extranjerismos con su forma original. No incluyó notas de pronunciación, pero los

distinguió del resto de las entradas del repertorio representándolos en letra cursiva: flashback (“Voz

ingl.”, decía en su paréntesis etimológico), gourmet (“Voz fr.”), kitsch (“Voz alemana”), etc.

El DPD plantea el problema desde el punto de vista teórico (en su introducción) y

práctico (a lo largo del repertorio). El tratamiento que este diccionario les da a los

extranjerismos se basa en los principios siguientes:

TRATAMIENTO DE LOS EXTRANJERISMOS

Todos los idiomas se han enriquecido a lo largo de su historia con aportaciones léxicas

procedentes de lenguas diversas. Los extranjerismos no son, pues, rechazables en sí mismos.

Es importante, sin embargo, que su incorporación responda en lo posible a nuevas

necesidades expresivas y, sobre todo, que se haga de forma ordenada y unitaria,

acomodándolos al máximo a los rasgos gráficos y morfológicos propios del español.

28

Page 135: EL ESPAÑOL ACTUAL

Con el fin de recomendar soluciones que se ajusten a las pautas señaladas, este diccionario

comenta un grupo numeroso, aunque necesariamente limitado, de voces extranjeras

habitualmente empleadas por los hispanohablantes. Concretamente, los extranjerismos crudos

incluidos en la última edición del Diccionario académico (2001), así como los extranjerismos

adaptados que allí se registran cuando aún es frecuente encontrarlos escritos en textos

españoles con las grafías originarias. Además, se han añadido algunos extranjerismos no

recogidos por el Diccionario académico, pero que son hoy de uso frecuente en el español de

América o de España.

En su tratamiento se han aplicado los siguientes criterios generales:

1. Extranjerismos superfluos o innecesarios. Son aquellos para los que existen equivalentes

españoles con plena vitalidad. En el artículo se detallan esas alternativas y se censura el

empleo de la voz extranjera. Ejemplos: abstract (en español, resumen, extracto), back-up (en

español, copia de seguridad), consulting (en español, consultora o consultoría).

2. Extranjerismos necesarios o muy extendidos. Son aquellos para los que no existen, o no

es fácil encontrar, términos españoles equivalentes, o cuyo empleo está arraigado o muy

extendido. Se aplican dos criterios, según los casos:

2.1. Mantenimiento de la grafía y pronunciación originarias. Se trata de extranjerismos

asentados en el uso internacional en su forma original, como ballet, blues, jazz o software. En

este caso se advierte de su condición de extranjerismos crudos y de la obligación de escribirlos

con resalte tipográfico (cursiva o comillas) para señalar su carácter ajeno a la ortografía del

español, hecho que explica que su pronunciación no se corresponda con su forma escrita. No

obstante, en algunas ocasiones no se ha renunciado a sugerir fáciles adaptaciones o posibles

equivalencias, que se proponen en segundo término.

2.2. Adaptación de la pronunciación o de la grafía originarias. La mayor parte de las veces

se proponen adaptaciones cuyo objetivo prioritario es preservar el alto grado de cohesión entre

forma gráfica y pronunciación característico de la lengua española. La adaptación de estas

voces se ha hecho por dos vías:

a) Mantenimiento de la grafía original, pero con pronunciación a la española y acentuación

gráfica según las reglas del español. Así, para el galicismo quiche (pronunciado en francés

[kísh]) se propone el uso en español de esa misma grafía, pero con la pronunciación [kíche], de

la misma forma que para el anglicismo airbag (pronunciado en inglés [érbag]) se propone la

pronunciación [airbág], o para master, la grafía con tilde máster. Estas formas adaptadas a

través de la pronunciación y, en su caso, de la tilde se consideran ya incorporadas al léxico del

español y, por tanto, su lema aparece en el diccionario escrito en letra redonda, y no en

cursiva, como corresponde a los extranjerismos crudos. Esta misma razón explica que voces

de origen extranjero como set o box, que no plantean problemas de adecuación al español, se

registren en el diccionario con el lema en redonda.

b) Mantenimiento de la pronunciación original, pero adaptando la forma extranjera al sistema

gráfico del español. Así, para el anglicismo paddle se propone la adaptación pádel, y para el

galicismo choucroute, la grafía adaptada chucrut.

29

Page 136: EL ESPAÑOL ACTUAL

Aunque en muchas ocasiones se desaconseja, por innecesario, el empleo de grafías

extranjeras, estas nunca van precedidas del signo (marca de incorrección), puesto que no

son, en ningún caso, formas incorrectas, sino grafías propias de otras lenguas. No se trata,

pues, de restringir el derecho de quien escribe a usar voces extranjeras, si así lo desea,

siempre que las resalte tipográficamente mediante la cursiva o las comillas. Este diccionario se

limita a señalar si su uso se justifica o no en español —es decir, si se trata de extranjerismos

necesarios o superfluos— y a recomendar, según los casos, el uso de equivalencias o

adaptaciones.

II. PRÁCTICA

! En las oraciones siguientes aparecen, subrayados, extranjerismos empleados en nuestra lengua y recogidos en el DRAE, en el DPD o en ambos repertorios:

1) Muy a su pesar, se vieron envueltos en un turbio affaire.

2) En la boutique del pan que hay cerca de mi casa hacen unas baguettes formidables.

3) Gracias al correo electrónico, cada año se envían menos christmas impresos.

4) Tras el adagio inicial, se produce un crescendo que desemboca en un inspiradísimo allegro.

5) Tráigame, por favor, el dossier de los alumnos matriculados.

6) Se dedica full time a su nuevo puesto de trabajo.

7) La prensa se empeña en decir que todo lo relacionado con el cine tiene glamour.

8) El hall de la casa está mucho más frío que el living.

9) Aunque no se dé cuenta, el lifting la ha dejado mucho peor de lo que estaba.

10) En algunos concursos de méritos, todo es cuestión de marketing.

11) No soporto el ossobucco; prefiero la pizza.

12) Sanz fue dos veces campeón del mundo de rallies.

13) Después de tantos años, parece que ha vuelto con fuerza la moda del scooter.

14) En el restaurante La perdiz, de La Carolina, tienen especialidad en soufflé.

15) No les quedan en stock cámaras digitales.

16) El tsunami arrasó la costa de Sumatra.

La práctica consiste en:

! Buscar el extranjerismo en el DRAE y en el DPD. Determinar si la norma académica mantiene la forma original (y, por tanto, impone la escritura en letra cursiva) o si, por el contrario, propone una sustitución o adaptación (escrita en letra redonda).

! Comprobar cuál es el origen etimológico del extranjerismo.

! Construir otra oración con el extranjerismo, adoptado o adaptado.

30

Page 137: EL ESPAÑOL ACTUAL

III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA

Tras la aparición de la 22.ª edición del DRAE (2001) y del Diccionario panhispánico de

dudas (2005), el tratamiento académico de los extranjerismos ha experimentado, como

acabamos de ver, cambios de importancia.

En el apéndice 2 del Diccionario esencial de la lengua española, que apareció en

noviembre de 2006, la RAE recogió la aplicación de la doctrina teórica y práctica del DPD y la

aplicó a los extranjerismos registrados por el DRAE hasta ese momento10.

Por su valor práctico, creemos oportuno presentar ahora el repertorio completo incluido

en el mencionado apéndice, teniendo en cuenta lo siguiente:

Los extranjerismos no adaptados (ballet, pizza...), o aquellos cuyo equivalente o adaptación propuestos en el DPD aún no han arraigado en español (p. ej., buldócer, o rali, para referirse al anglicismo rally), aparecen en su forma original y definidos como cualquier entrada de diccionario.

Los extranjerismos sustituibles en español por equivalentes o adaptaciones ya fijadas y suficientemente documentadas en español, como living o paddle, aparecen seguidos por una remisión a tales sustitutos (cuarto de estar y pádel, respectivamente, en los casos mencionados), que se sitúan tras el lema, separados de este por una flecha (").

En todos los casos se especifica el origen etimológico del extranjerismo original.

Diccionario esencial de la Real Academia Española (2006)

Apéndice 2: Extranjerismos

"

"

10 Incluyendo las nuevas voces aparecidas en la página web de la RAE después de 2001. 11 El Diccionario esencial, como el DRAE, utiliza el paréntesis encabezado por doble barra para remitir a una de las acepciones de un artículo cuando este tiene varias.

31

Page 138: EL ESPAÑOL ACTUAL

"

"

"

"

12 Cuando no llevan paréntesis, las remisiones del Diccionario esencial se refieren al artículo completo. En este caso, se trata de: beis. ADJ. Dicho de un color: Castaño claro. U. t. c. s. m. MORF. pl. invar. Camisas beis. 13 superventas. ADJ. Dicho de un libro, de un disco, etc.: Que han alcanzado un extraordinario número de ejemplares vendidos. U. t. c. s. m. 14 sala. || # de fiestas. F. Local de diversión donde se sirven bebidas, dotado generalmente de una pista de baile y en el que, normalmente, se exhibe un espectáculo.

32

Page 139: EL ESPAÑOL ACTUAL

"

"16

.

. .

15 brandi. M. Se usa, por razones legales, como nombre para referirse comercialmente a los tipos de coñac elaborados fuera de Francia y a otros aguardientes. 16 bungaló. M. Casa pequeña de una sola planta que se suele construir en parajes destinados al descanso. MORF. pl. bungalós. 17 tarjeta. || ! de Navidad. F. La ilustrada de felicitación navideña.

33

Page 140: EL ESPAÑOL ACTUAL

18 derecho, cha. || derecho de autor. F. El que la ley reconoce al autor de una obra intelectual o artística para autorizar su reproducción y participar en los beneficios que esta genere. 19 culombio. M. FÍS. Unidad de cantidad de electricidad y carga eléctrica del Sistema Internacional, equivalente a la cantidad de electricidad transportada en un segundo por una corriente de un amperio. (Símb. C). 20 críquet. M. Juego de pelota que se practica con paletas de madera. 21 curio2. M. FÍS. Unidad de radiactividad, equivalente a 3,7 x 1010 becquerels, o desintegraciones por segundo. (Símb. Ci). 22 zarda. F. Danza húngara de movimiento muy vivo, generalmente de compás binario, a la que suele anteceder una introducción lenta y patética. 23 salto. || ! de cama. M. Bata ligera de mujer para el momento de levantarse de la cama. 24 pinchadiscos. COM. Persona encargada de seleccionar y poner discos en una discoteca o en determinados programas de radio o televisión.

34

Page 141: EL ESPAÑOL ACTUAL

25 dosier. M. Informe o expediente. 26 analepsis. F. Ret. Pasaje retrospectivo que rompe la secuencia cronológica de una obra literaria. 27 fuagrás. M. Paté de hígado, generalmente de ave o cerdo. MORF. pl. fuagrases. 28 aerobismo. M. Deporte consistente en correr al aire libre. 29 tiempo. || a ! completo. I. LOC. ADJ. 1. Dicho de un contrato de trabajo o de un empleo: Que ocupa toda la jornada laboral establecida. || II. LOC. ADV. 2. Durante toda la jornada laboral establecida.

35

Page 142: EL ESPAÑOL ACTUAL

30 hoja. || ! de afeitar. F. Lámina muy delgada de acero, con filo, que, colocada en un instrumento especial, sirve para afeitar. 31 ginebra2. F. Bebida alcohólica obtenida de semillas y aromatizada con las bayas del enebro. 32 vestíbulo. M. 1. Atrio o portal que está a la entrada de un edificio. || 2. En los grandes hoteles, sala de amplias dimensiones próxima a la entrada del edificio.|| 3. Espacio cubierto dentro de la casa, que comunica la entrada con los aposentos o con un patio. || 4. recibimiento (|| pieza que da entrada a cada uno de los cuartos habitados por una familia). 33 henrio. M. Fís. Unidad de inductancia del Sistema Internacional, equivalente a la inductancia de un circuito cerrado en el que se produce una fuerza electromotriz de un voltio cuando la corriente eléctrica varía uniformemente a razón de un amperio por segundo. (Símb. H). 34 hercio. M. Fís. Unidad de frecuencia del Sistema Internacional, que equivale a la frecuencia de un fenómeno cuyo período es un segundo. (Símb. Hz)

36

Page 143: EL ESPAÑOL ACTUAL

35 jipi. I. ADJ. 1. Se dice del movimiento contracultural juvenil surgido en los Estados Unidos de América en la década de 1960 y caracterizado por su pacifismo y su actitud inconformista hacia las estructuras sociales vigentes. || II. COM. 2. Partidario o simpatizante de este movimiento, o que adopta alguna de las actividades que le son propias. U. t. c. adj. 36 insumo. M. Econ. Conjunto de bienes empleados en la producción de otros bienes. 37 aerobismo. M. Deporte consistente en correr al aire libre. 38 julio2. M. Fís. Unidad de trabajo del Sistema Internacional, que equivale al trabajo producido por una fuerza de un newton cuyo punto de aplicación se desplaza un metro en la dirección de la fuerza (Símb. J). 39 kilohercio. M. Electr. Mil hercios (Símb. kHz).

37

Page 144: EL ESPAÑOL ACTUAL

40 cuarto, ta. || cuarto de estar. M. Pieza que comparten los habitantes de una vivienda para conversar, leer, ver la televisión, etc. 41 grupo. || ! de presión. M. Conjunto de personas que, en beneficio de sus propios intereses, influye en una organización, esfera o actividad social. 42 almuerzo. M. 1. Comida que se toma por la mañana. || 2. Comida del mediodía o primeras horas de la tarde. || 3. Acción de almorzar. El almuerzo duró dos horas. 43 licra. F. (Del inglés Lycra, marca reg.). Tejido sintético elástico, utilizado generalmente en la confección de prendas de vestir. 44 mercadotecnia. F. 1. Conjunto de principios y prácticas que buscan el aumento del comercio, especialmente de la demanda. || 2. Estudio de los procedimientos y recursos tendentes a este fin. 45 medio, dia. || medio de comunicación. M. Periódico, emisora de radio o televisión, etc., dedicados principalmente a la información pública. U. m. en pl. 46 megahercio. M. Electr. Unidad de frecuencia, en radio, televisión, etc., que equivale a un millón de hercios. (Símb. MHz).

38

Page 145: EL ESPAÑOL ACTUAL

47 osobuco. M. 1. Estofado de carne de vacuno, cortada del jarrete, con el hueso y su caña incluidos. || 2. Chile. Corte del hueso del jarrete vacuno, con su tuétano y la carne que lo rodea. 48 sobreventa. F. Venta anticipada por encima de las disponibilidades. 49 pádel. M. Juego de pelota entre cuatro paredes, en el que aquella se golpea con una pala de mango corto. 50 panti. M. Prenda femenina, a modo de leotardo de tejido fino y muy elástico. U. m. en pl. con el mismo significado que en sing. MORF. pl. pantis.51 pimpón. M. (Del ingl. Ping-pong, marca reg.). tenis de mesa.

39

Page 146: EL ESPAÑOL ACTUAL

52 rocanrol. M. 1. Género musical de ritmo muy marcado, derivado de la mezcla de diversos estilos del folclore estadounidense, y popularizado desde la década de 1950. U. t. c. adj. Música rocanrol. La era rocanrol. || 2. Baile que se ejecuta con esta música. 53 pintalabios. M. Cosmético usado para colorear los labios, que se presenta generalmente en forma de barra guardada en un estuche. 54 vespa. F. (Marca reg.). Motocicleta ligera o ciclomotor, con ruedas pequeñas, que tiene una plataforma para apoyar los pies y en su parte delantera una plancha protectora de las piernas. 55 autoservicio. M. 1. Sistema de venta empleado en algunos almacenes, en el que se disponen los artículos al alcance del comprador, el cual va tomando los que le interesan y los paga al salir del establecimiento. || 2. Sistema análogo que se emplea en algunos restaurantes, bares y cafeterías. || 3.

40

Page 147: EL ESPAÑOL ACTUAL

Establecimiento en el que se practica este sistema de venta o de servicio. Lo compramos en un autoservicio. Comimos en un autoservicio. 56 sexi. I. ADJ. 1. Que tiene atractivo físico y sexual. Es muy sexy. || 2. Que resalta el atractivo físico y sexual de alguien. Una blusa muy sexi. || II. M. 3. Atractivo físico y sexual. Tiene sexy. 57 pantalón. || ~ corto. M. pantalón confeccionado de modo que no llega a la rodilla. U. t. en pl. con el

mismo significado que en sing. Pantalones cortos. 58 espectáculo. M. 1. Función o diversión pública celebrada en un teatro, en un circo o en cualquier otro edificio o lugar en que se congrega la gente para presenciarla. || 2. Conjunto de actividades profesionales relacionadas con esta diversión. La gente, el mundo del espectáculo. || 3. Cosa que se ofrece a la vista o a la contemplación intelectual y es capaz de atraer la atención y mover el ánimo infundiéndole deleite, asombro, dolor u otros afectos más o menos vivos o nobles. || 4. Acción que causa escándalo o gran extrañeza. Dar un espectáculo. 59 voz. || en ~ baja. LOC. ADV. En secreto. 60 suflé. I. ADJ. 1. Dicho de un alimento: Preparado de manera que quede inflado. Patatas suflés. || II. M.2. Alimento preparado con claras de huevo a punto de nieve y cocido en el horno para que adquiera una consistencia esponjosa. Suflé de coliflor.

41

Page 148: EL ESPAÑOL ACTUAL

61 deporte. M. 1. Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas. || 2. Recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre. 62 espray. M. 1. aerosol (|| líquido). || 2. aerosol (|| recipiente). ¶ MORF. pl. espráis. 63 suajili. M. Lengua del grupo bantú hablada en el África oriental.

42

Page 149: EL ESPAÑOL ACTUAL

64 toples. M. 1. Desnudo femenino de cintura para arriba. || 2. Bar o local donde trabajan mujeres desnudas de cintura para arriba. 65 supermodelo. COM. Modelo de alta costura, especialmente el muy cotizado. 66 vedete. F. 1. Artista principal en un espectáculo de variedades. || 2. Persona que destaca o quiere hacerse notar en algún ámbito. Ese saltador es una vedete del atletismo. U. t. c. adj. 67 voyerista. COM. Persona que disfruta contemplando actitudes íntimas o eróticas de otras personas. U. t. c. adj. 68 vatio. M. Electr. Unidad de potencia eléctrica del Sistema Internacional, que equivale a un julio por segundo. (Símb. W). 69 güisqui. M. Licor alcohólico que se obtiene del grano de algunas plantas, destilando un compuesto amiláceo en estado de fermentación.

43

Page 150: EL ESPAÑOL ACTUAL

III. AUTOCOMPROBACIÓN

Solución a los casos planteados70:

1) Muy a su pesar, se vieron envueltos en un turbio affaire.

(Uso propuesto: un turbio caso).

2) En la boutique del pan que hay cerca de mi casa hacen unas baguettes formidables.

(Uso propuesto: En la boutique del pan71 que hay cerca de mi casa hacen unas baguettes formidables).

3) Gracias al correo electrónico, cada año se envían menos christmas impresos.

(Uso propuesto: menos tarjetas de Navidad).

4) Tras el adagio inicial, se produce un crescendo que desemboca en un inspiradísimo allegro.

(Uso propuesto: Tras el adagio inicial, se produce un crescendo que desemboca en un inspiradísimo allegro).

5) Tráigame, por favor, el dossier de los alumnos matriculados.

(Uso propuesto: el dosier).

6) Se dedica full time a su nuevo puesto de trabajo.

(Uso propuesto: Se dedica a tiempo completo).

7) La prensa se empeña en decir que todo lo relacionado con el cine tiene glamour.

(Uso propuesto: tiene glamour).

8) El hall de la casa está mucho más frío que el living.

(Uso propuesto: El vestíbulo de la casa está mucho más frío que el recibidor).

9) Aunque no se dé cuenta, el lifting la ha dejado mucho peor de lo que estaba.

(Uso propuesto: el estiramiento).

10) En algunos concursos de méritos, todo es cuestión de marketing.

(Uso propuesto: todo es cuestión de mercadotecnia).

70 Solo a la actividad 1.ª, de las tres antes propuestas. 71 Cuestión aparte es decidir si tal sintagma es pertinente, o sería mejor sustituirlo por la panadería.

44

Page 151: EL ESPAÑOL ACTUAL

11) No soporto el ossobucco; prefiero la pizza.

(Uso propuesto: No soporto el osobuco; prefiero la pizza).

12) Sanz fue dos veces campeón del mundo de rallies.

(Uso propuesto: de rallies).

13) Después de tantos años, parece que ha vuelto con fuerza la moda del scooter.

(Uso propuesto: la moda de la vespa).

14) En el restaurante La perdiz, de La Carolina, tienen especialidad en soufflé.

(Uso propuesto: especialidad en suflé).

15) No les quedan en stock cámaras digitales.

(Uso propuesto: No les quedan en existencias).

16) El tsunami arrasó la costa de Sumatra.

(Uso propuesto: El tsunami).

3.6.3. Latinismos

I. PRESENTACIÓN

El empleo de expresiones o términos latinos en nuestra lengua suele identificarse con

una elevada riqueza expresiva. Y, en efecto, así suele ser, excepto cuando el hablante comete un

error en el uso. En este momento, la pretendida riqueza se convierte en grave defecto.

Ya hemos dicho antes (cf. § 6) que los latinismos no son, en rigor, extranjerismos. Por

eso, la Real Academia recomienda escribirlos en letra redonda y, cuando la necesiten, con tilde.

Y así los recoge en sus diccionarios, como veremos después. Pero no es evidente que, pese a tal

tratamiento gráfico, consideremos sin más los latinismos como palabras españolas.

Consecuencia de esta vacilación es que muchos autores prefieren representarlos en letra cursiva

(o entre comillas) y sin tildes. La elección corresponde a quien escribe, con una sola condición:

que, una vez tomada una determinación sobre la escritura de los latinismos, se siga siempre, y

no se escriba, por ejemplo, currículum vitae (con tilde la primera palabra, pero no la segunda),

como tan a menudo se puede leer.

II. PRÁCTICA

"# En las frases siguientes aparecen expresiones latinas subrayadas:

$%# Ante la gravedad de la situación, prefirieron no modificar el status quo de los refugiados.

&%# Es un pedante. Siempre parece que está hablando ex cáthedra.

'%# A las doce en punto comenzará la misa de córpore insepulto.

45

Page 152: EL ESPAÑOL ACTUAL

(%# El papa impartirá el domingo su bendición urbi et orbe.

)%# Por más que lo intentamos, no conseguimos que viniera a cenar de motu propio.

*%# Los nuevos grados corresponden, mutatis mutandi, a las antiguas licenciaturas.

+%# Durante las últimas temporadas, Serrano ha sido el alma máter del equipo.

,%# No es necesario seguir los textos originales ad pedem litterae.

-%# El texto, a grosso modo, reproduce lo expuesto por el profesor en clase.

$.%#No hay quien entre en su habitación. Aquello es un tútum revolútum.

$$%#La vox pópuli dice que subirán los precios al aumentar el IVA.

La práctica consiste en:

"# Buscar en el DRAE, en el DPD, cuando figure, y en el Diccionario esencial (véase, a continuación, el epígrafe III de este mismo apartado) la expresión subrayada.

"# Comprobar si está bien o mal empleada en cada contexto, teniendo en cuenta también el empleo de la letra cursiva o redonda.

"# En los casos en que el uso sea incorrecto, explicar por qué es así y proponer un uso adecuado que se ajuste al contexto.

III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA

A diferencia del DRAE, que sigue albergando miles de palabras y acepciones caídas en

desuso (algunas /las más/ correctamente marcadas; otras, no), el Diccionario esencial de la

lengua española, de 2006, recoge, exclusivamente, el léxico empleado en la actualidad. Este

propósito nos permite, revisando este reciente repertorio académico, localizar los latinismos que

tienen uso en la lengua de nuestros días. Son los siguientes72.

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina). U. t. c. loc. adj.

(Locución latina).

(Locución latina).

72 Incluyendo las novedades aparecidas en la página web de la RAE después de 2001.

46

Page 153: EL ESPAÑOL ACTUAL

(Locución latina). I. La encuesta ha sido confeccionada ad hoc para las elecciones. II.

Una ley ad hoc prorrogará su vigencia.

(Locución latina). I. II.

(Locución latina).

(Locución latina). Tiene un nombramiento ad ínterim. U. t.

c. loc. adv. Ocupó el despacho ad ínterim.

(Locución latina). U. t. c. loc. adv.

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina). al pie de la letra.

(Locución latina). Los complementos retributivos ad

persónam se seguirán pagando. U. t. c. loc. adv. Le ha sido concedida ad persónam una distinción honorífica.

(Locución latina). 1552 es el año ad quem de esta obra.

(Locución latina).

(Locución latina). Presidió el acto como rector ad

tempus.

(Locución latina).

(Locución latina). adlátere73

.

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina). El protagonista de la obra es un álter ego del autor.

¶ . pl. invar. Los álter ego.

73 adlátere. COM. despect. Persona subordinada a otra, de quien parece inseparable.

47

Page 154: EL ESPAÑOL ACTUAL

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina).

U. t. c. loc. adj. Decisiones a posteriori.

(Locución latina).

U. t. c. loc. adj. Argumentos a priori.

(Locución latina).1552 es el año a quo de esta obra.

(Locución latina). de raíz || La desesperación niega a radice un

componente optimista de la vida.

(Locución latina). a contrario sensu.

(Locución latina).

(Locución latina). . pl. invar. Los casus belli.

(Locución latina).

(Locución latina). en público.

(Locución latina). I. de cuerpo

presente74

. || II. La mantuvieron durante sesenta horas córpore insepulto.

(Locución latina). MORF. pl.

invar. Sobresalientes cum laude. U. t. c. loc. adv. Se doctoró cum laude.

(Locución latina). MORF. Los currículum vítae.

(Locución latina). de hecho || U. t. c. loc.

adv.

(Locución latina).

(Locución latina). de iure.

(Locución latina). . pl. invar. Los delírium trémens.

74 presente. de ~ presente. LOC. ADJ. Dicho de un cadáver: Expuesto y preparado para ser llevado al enterramiento o al crematorio. U. t. c. loc. adv.

48

Page 155: EL ESPAÑOL ACTUAL

(Locución latina). ORTOGR. Escr. con may. inicial Rezaron el

De profundis. || 2.

(Locución latina).

¶ . pl. invar. Los deus ex máchina.

(Locución latina).

(Locución latina). . pl. invar. Los

díes írae.

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina). coloq.

(Voz latina). hist.

. pl. invar. Los exequátur.

(Locución latina). . exlibris75

.

(Locución latina).

. pl. invar. Los gloria Patri.

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina). Der.

. pl. invar. Los hábeas corpus.

(Locución latina). U. t. c. loc. adv. Fue nombrado honoris causa por la Universidad de Valladolid.

(Locución latina). horror al vacío76

. . pl. invar. Los hórror vacui.

(Locución latina). en blanco || Me quedé in

albis.

75 exlibris. M. Etiqueta o sello grabado que se estampa en el reverso de la tapa de los libros, en la cual consta el nombre del dueño o el de la biblioteca a que pertenece el libro. MORF. pl. invar. Los exlibris. 76 horror. || ~ al vacío. M. Tendencia a llenar todos los espacios, generalmente con motivos o elementos decorativos.

49

Page 156: EL ESPAÑOL ACTUAL

(Locución latina). U.

t. c. loc. adj. Matrimonio in artículo mortis.

(Locución latina). por extenso77

.

(Locución latina).

U. t. c. loc. adv. Ganamos in extremis. || 2. Estáin extremis.

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina). Cardenal in péctore.

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina). Der.

Juan y Pedro son deudores in sólidum.

(Locución latina).

(Locución latina). Fecundación in vitro. U. t. c. loc. adv. El experimento se hizo in vitro.

(Locución latina).

(Locución latina). . pl. invar. Los

lapsus cálami.

(Locución latina). . pl. invar. Los

lapsus línguae.

77 extenso, sa. || por extenso. LOC. ADV. Con todo detalle.

50

Page 157: EL ESPAÑOL ACTUAL

(Locución latina). . pl. invar. Los lígnum crucis.

(Locución latina).

(Locución latina). U. m. c. loc. sust. m. Entonará un mea culpa

público. . pl. invar. Los mea culpa.

(Locución latina). . pl. invar. Los modus operandi.

(Locución latina).

¶ . pl. invar. Los modus vivendi.

(Locución latina). Der.

(Locución latina). I.

II.

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina).

beneplácito78

. ¶ . pl. invar. Los níhil óbstat.

(Locución latina). . t. en sent. irón. . pl. invar. Los noli me tángere.

(Locución latina). . pl. invar. Los non plus ultra.

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina). . pl. invar. Los pange lingua.

(Locución latina). ¶ pl. invar. Son peccata minuta.

78 beneplácito. M. Aprobación, permiso.

51

Page 158: EL ESPAÑOL ACTUAL

(Locución latina). U. t. c. loc. adv.

(Locución latina). U. m. en leng. filosófico

(Locución latina).

(Locución latina). Gram. p. ej.

. pl. invar. Los pluralia tántum.

(Locución latina). más o menos

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina). U. t. c. loc. adv.

(Locución latina). posdata80

. pl. invar. Los post scríptum.

(Locución latina). a primera vista81

. U. m. en leng. jurídico y c. coloq.

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina). Der.

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina).

¶ . pl. invar. Los quid pro quo.

(Locución latina). coloq.

U. m. c. f.

(Locución latina).

(Locución latina). stricto sensu.

79 más. || ~ o menos. LOC. ADV. De manera aproximada. 80 posdata. F. Texto que se añade a una carta ya concluida y firmada. 81 vista. || a primera ~, o a simple ~. LOCS. ADVS. 1. De manera somera y de paso en el reconocimiento

de algo. 2. Se usan para significar la facilidad de aprender o de reconocer algo.

52

Page 159: EL ESPAÑOL ACTUAL

(Locución latina).

(Locución latina). inexcusable El pago previo es

condición sine qua non para obtener descuento.

(Locución latina). Gram. U. m. en pl. . pl. invar. Los singularia tántum.

(Locución latina).

. pl. invar. Los stábat máter.

(Locución latina).

pl. invar. Los statu quo.

(Locución latina).

(Locución latina). Der. U. t.

c. loc. adv.

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina). || hacer alguien ~ de algo. LOC. VERB. hacer tabla rasa

82.

(Locución latina).

pl. invar. Los tántum ergo.

(Locución latina). revoltijo || . pl. invar. Los

tótum revolútum.

(Locución latina). I.

II. U. t. c. loc. adj.

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina).

(Locución latina). por ejemplo.

(Locución latina). . viacrucis83

. . pl. invar. Los vía crucis.

82 tabla. hacer alguien ~ rasa de algo. LOC. VERB. Prescindir o desentenderse de ello, por lo común arbitrariamente. 83 viacrucis. M. 1. Camino señalado con diversas estaciones de cruces o altares, que se recorre rezando en cada una de ellas, en memoria de los pasos que dio Jesucristo caminando al Calvario. || 2. Conjunto de

53

Page 160: EL ESPAÑOL ACTUAL

(Locución latina). U. t. c.

loc. adj.

III. AUTOCOMPROBACIÓN

Solución a los casos planteados84:

!" Ante la gravedad de la situación, prefirieron no modificar el status quo de los refugiados.

(Uso correcto: el statu quo).

#!" Es un pedante. Siempre parece que está hablando ex cáthedra.

(Uso correcto: hablando ex cáthedra [o ex cathedra).

$!" A las doce en punto comenzará la misa de córpore insepulto.

(Uso correcto: la misa córpore insepulto).

%!" El papa impartirá el domingo su bendición urbi et orbe.

(Uso correcto: su bendición urbi et orbi).

!" Por más que lo intentamos, no conseguimos que viniera a cenar de motu propio.

(Uso correcto: que viniera a cenar motu proprio).

#!" Los nuevos grados corresponden, mutatis mutandi, a las antiguas licenciaturas.

(Uso correcto: mutatis mutandis).

$!" Durante las últimas temporadas, Serrano ha sido el alma máter del equipo.

(Uso correcto: el alma del equipo).

%!" No es necesario seguir los textos originales ad pedem litterae.

(Uso correcto: ad pédem lítterae [o ad pedem litterae]).

&!" El texto, a grosso modo, reproduce lo expuesto por el profesor en clase.

(Uso correcto: El texto, grosso modo).

'(!"No hay quien entre en su habitación. Aquello es un tútum revolútum.

(Uso correcto: es un tótum revolútum).

''!"La vox pópuli dice que subirán los precios al aumentar el IVA.

(Uso correcto: Es vox pópuli que subirán los precios).

catorce cruces o de catorce cuadros que representan los pasos del Calvario, y se colocan en las paredes de las iglesias. || 3. Ejercicio piadoso en que se rezan y conmemoran los pasos del Calvario. || 4. Libro en que se contiene este rezo. || 5. Trabajo, aflicción continuada que sufre una persona. ¶ MORF. pl. invar. Losviacrucis. 84 Solo a las actividades 2.ª y 3.ª (parcialmente), de las tres antes propuestas.

54

Page 161: EL ESPAÑOL ACTUAL

3.7. TOPONIMIA

I. PRESENTACIÓN

La toponimia, que se ocupa de los nombres propios referidos a lugares (poblaciones,

ríos, sistemas montañosos...), presenta dificultades cuando un mismo punto geográfico tiene

varias denominaciones en zonas plurilingües o, lo que aún es más frecuente, cuando ese mismo

lugar recibe un nombre distinto (al que suele llamarse exónimo) en una lengua hablada en un

territorio ajeno al suyo. Así, la capital de la provincia de Guipúzcoa tiene dos nombres oficiales:

San Sebastián, que se emplea al hablar español, y Donostia, el topónimo que se emplea al

utilizar el vasco. Al mismo tiempo, los franceses denominan a la misma ciudad con un

topónimo propio, Saint-Sébastien.

En España, el empleo oficial y periodístico de estos topónimos múltiples ha originado

situaciones que a veces escapan a la lógica. Por ejemplo, a partir del 3 de marzo de 1998,

momento en que el nombre oficial único de la provincia gallega, y de su capital, fue A Coruña,

toda la señalización oficial que se refiere a ella debe emplear este topónimo, incluidos los

carteles de las carreteras situadas fuera de Galicia. Este hecho (el uso oficial del topónimo

oficial) es discutido sin razón, porque las disposiciones legales obligan a todos. Pero tan

absurdo es oponerse a un uso aprobado por ley como pretender que tal uso se extienda a los

ámbitos no oficiales, modificando artificialmente los hábitos lingüísticos de los hablantes. Por

continuar con el mismo ejemplo anterior, en España, muchos periódicos, cadenas de radio,

televisión, etc., no radicados en Galicia utilizan la forma A Coruña, cuando lo lógico, en estos

casos, es emplear el topónimo tradicional español: La Coruña. Como es lógico que, para

referirse a London, Porto o Aachen, todos ellos topónimos oficiales en sus respectivas zonas

geográficas, esos mismos medios utilicen los nombres tradicionales en España: Londres, Oporto

y Aquisgrán, respectivamente.

Es verdad que muchos exónimos tradicionales han caído en desuso. Hubo tiempo en que

a Maastrich (Países Bajos) se le denominó Mastrique, y a Lille (Francia) se le llamó Lila. Pero,

tanto en estos como en otros muchos casos, es el respaldo popular, y no el oficial, el que

consagra y mantiene unos usos mientras olvida otros.

La Real Academia ha hecho, también en este caso, esfuerzos importantes durante los

últimos años. La Ortografía académica de 1999 fijó unos usos en sus apéndices núms. 2 y 3, y

el Diccionario panhispánico de dudas ha actualizado la doctrina sobre la materia en su apéndice

n.º 5. En el apartado final de este epígrafe reproducimos los correspondientes repertorios

académicos que tratan de ella.

55

Page 162: EL ESPAÑOL ACTUAL

II. PRÁCTICA

)" Entre los topónimos de la tabla siguiente, correspondientes a países, ciudades, ríos, etc., hay

algunos que están bien empleados en el uso general (no oficial) del español. Otros, sin embargo,

están mal utilizados o contienen errores:

1) Afganistán 29) Lizarra

2) Antwerpen 30) Lleida

3) Aquisgrán 31) Martinique

4) La Argentina 32) Méjico

5) Avignon 33) Milán

6) Baracaldo 34) München

7) Basel 35) New Jersey

8) Bayonne 36) New Orleans

9) Beijing 37) Nijmegen

10) Bhután 38) Nueva York

11) Brabant 39) Oporto

12) Carcassonne 40) Ourense

13) Chequia 41) Padua

14) Donau 42) Perú

15) Dresden 43) Philadelphia

16) Eivissa 44) Regensburg

17) Euskadi 45) Rhin

18) Firenze 46) El Salvador

19) Gent 47) Santa Fe de Bogotá

20) Getxo 48) Savoie

21) Ghana 49) Sydney

22) Hawaii 50) Támesis

23) Hondarribia 51) Tokyo

24) La India 52) Venice

25) Köln 53) Vilagarcia de Arousa

56

Page 163: EL ESPAÑOL ACTUAL

26) Kraków 54) Wales

27) Lausanne 55) Zimbabwe

28) Liège 56) Zúrich

La práctica consiste en:

)" Determinar, basándose en los repertorios académicos mencionados (v., a continuación,

apartado III), qué topónimos corresponden al uso general en español y cuáles no.

)" Tanto en uno como en otro caso, decir, si lo hay, el nombre correspondiente en la lengua

oficial del lugar. Consúltense, si es necesario, los artículos del DPD.

)" Si hay algún uso simplemente erróneo, advertirlo y proponer el nombre correcto.

III. AMPLIACIÓN DE LA PRÁCTICA

Diccionario panhispánico de dudas (2005)

Apéndice 5: Lista de países y capitales, con sus gentilicios

57

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Ortografía de la Real Academia Española (1999) Apéndice 3: Topónimos cuya versión tradicional en castellano difiere de la original

69

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Page 196: EL ESPAÑOL ACTUAL

IV. AUTOCOMPROBACIÓN

Solución a los casos planteados85:

1) Afganistán (Es uso correcto. También puede ser el Afganistán)

29) Lizarra (Uso correcto: Estella)

2) Antwerpen (Uso correcto: Amberes)

30) Lleida (Uso correcto: Lérida)

3) Aquisgrán (Es uso correcto)

31) Martinique (Uso correcto: Martinica)

4) La Argentina (Es uso correcto. También puede ser Argentina)

32) Méjico (Uso correcto: México –pronunc. Méjico-)

5) Avignon (Uso correcto: Aviñón)

33) Milán (Es uso correcto)

6) Baracaldo (Es uso correcto)

34) München (Uso correcto: Múnich)

7) Basel (Uso correcto: Basilea)

35) New Jersey (Uso correcto: Nueva Jersey)

8) Bayonne (Uso correcto: Bayona)

36) New Orleans (Uso correcto: Nueva Orleans)

9) Beijing (Uso correcto: Pekín)

37) Nijmegen (Uso correcto: Nimega)

10) Bhután (Uso correcto: Bután)

38) Nueva York (Es uso correcto)

11) Brabant (Uso correcto: Brabante)

39) Oporto (Es uso correcto)

85 Solo a las actividades 1.ª y 3.ª, de las tres antes propuestas.

90

Page 197: EL ESPAÑOL ACTUAL

12) Carcassonne (Uso correcto: Carcasona)

40) Ourense (Uso correcto: Orense)

13) Chequia (Uso correcto: República Checa)

41) Padua (Es uso correcto)

14) Donau (Uso correcto: Danubio)

42) Perú (Es uso correcto. También puede ser el Perú)

15) Dresden (Uso correcto: Dresde)

43) Philadelphia (Uso correcto: Filadelfia)

16) Eivissa (Uso correcto: Ibiza)

44) Regensburg (Uso correcto: Ratisbona)

17) Euskadi (Uso correcto: País Vasco)

45) Rhin (Uso correcto: Rin)

18) Firenze (Uso correcto: Florencia)

46) El Salvador (Es uso correcto. No puede escribirse sin artículo)

19) Gent (Uso correcto: Gante)

47) Santa Fe de Bogotá (Uso correcto: Santafé de Bogotá)

20) Getxo (Uso correcto: Gecho)

48) Savoie (Uso correcto: Saboya)

21) Ghana (Uso correcto)

49) Sydney (Uso correcto: Sidney)

22) Hawaii (Uso correcto: Hawai)

50) Támesis (Es uso correcto)

23) Hondarribia (Uso correcto: Fuenterrabía)

51) Tokyo (Uso correcto: Tokio)

24) La India (Es uso correcto. También puede ser India)

52) Venice (Uso correcto: Venecia)

25) Köln (Uso correcto: Colonia)

53) Vilagarcia de Arousa (Uso correcto: Villagarcía de Arosa)

26) Kraków (Uso correcto: Cracovia)

54) Wales (Uso correcto: Gales)

27) Lausanne (Uso correcto: Lausana)

55) Zimbabwe (Uso correcto: Zimbabue)

28) Liège (Uso correcto: Lieja)

56) Zúrich (Es uso correcto)

3.8. ABUSOS LÉXICOS

I. PRESENTACIÓN

Ya hemos adelantado (cf. § 1) que, en el plano léxico, la expresión correcta no solo

viene dada por la ausencia de errores. El buen uso exige, además, huir de los frecuentes abusos

que empobrecen los mensajes, a veces en un vano intento de enriquecerlos. Fernando Lázaro

Carreter (El dardo en la palabra, p. 726), decía, refiriéndose al empleo de recursos verbales

caracterizados por su falta de originalidad:

91

Page 198: EL ESPAÑOL ACTUAL

En modo alguno es disparatado hablar de «la pregunta del millón» o «la prueba del nueve».

Fueron buenos hallazgos en quien inventó ambas cosas. Pero cabe aplicarles aquella reflexión de no

recuerdo quién, según la cual el primero en comparar a una mujer con una flor fue un poeta, el segundo

un cursi y el tercero un imbécil.

Este extremo tan poco deseable es, por desgracia, característico de los medios de

comunicación, que con frecuencia caen en los tópicos fáciles de las merecidas vacaciones, la

necesidad imperiosa o los recuerdos imperecederos. Pero el caso no acaba ahí. Algunos

periodistas pretenden vendernos informaciones y opiniones, y se empeñan en la búsqueda de

una originalidad que, por falta de recursos o a causa de las prisas naturales de su profesión,

acaban por presentarnos un modelo de lo que no se debe decir o escribir. Javier Marías (El País

Semanal, 26 de octubre de 2009) ha descrito con acierto el fenómeno, identificándolo con una

suerte de sensacionalismo lingüístico:

De un tiempo a esta parte, los periódicos, radios y televisiones llamados “serios” sienten

verdadera pasión por escandalizarse, como si casi todos se hubieran contagiado de sensacionalismo, y,

en la medida en que puedo juzgarlo, tengo la impresión de que la fiebre no se limita a nuestras fronteras:

en Italia, Inglaterra y Francia, a cuya prensa me asomo de vez en cuando, también noto un regodeo

enorme ante las malas noticias. Hay además una tendencia a convertir las regulares en malas, lo

intrascendente en preocupante y lo preocupante en alarmante; a ver hechos graves y ofensas tremendas

en cualquier majadería; a dar importancia a lo que poca tiene y a magnificar las fruslerías.

[La prensa] se rasga las vestiduras y hace cruces ante cualquier menudencia. La cuestión es

vociferar histéricamente y mantener asustada a la gente. Es como si los periodistas necesitaran vivir

“momentos históricos” sin pausa y por eso repiten tanto esa cantinela que debería costarles el despido

a cuantos la emplean, hasta para las mayores sandeces: “Este es un momento histórico: por primera vez,

Raúl en el banquillo”.

Los ejemplos de tales abusos nos asaltan a partir del momento en que abrimos el

periódico o encendemos la radio o la televisión. En el § 4 de este capítulo denunciábamos los

errores cometidos al utilizar las construcciones fraseológicas. Ahora veremos algunos pocos;

hay muchos más ejemplos reales del abuso de tales construcciones, que pueden dar lugar a

usos risibles como el que, en tiempos de la Transición política española, se atribuía a un

relevante político: “Hemos llegado al borde del abismo, y es el momento de dar un paso al

frente”.

Hay manuales de estilo periodístico que recomiendan prescindir de los adjetivos para

lograr un escrito libre de subjetividad. Pero esa recomendación no parece encontrar muchos

adeptos entre los profesionales del ramo, aficionados a utilizar siempre una serie de adjetivos

(histórico, especial, mágico, emblemático, contundente, intenso…) que, en un principio,

92

Page 199: EL ESPAÑOL ACTUAL

debieron servir para producir un efecto estilístico llamativo, pero que, por efecto del abuso, se

han convertido en simples adornos carentes de expresividad. O en solemnes tonterías, como la

del articulista que, al parecer forzado a emplear adjetivos en su reportaje sobre los Reyes

Magos, afirma lo siguiente sobre ellos: “Asumido que fueran persas, el viaje, nos dice el

astrofísico Mark Kidger, supone una odisea de 1500 kilómetros por dos desiertos inhóspitos y

una cordillera montañosa” (El País Semanal, 4 de enero de 2009).

Esa carencia no es solo patrimonio de los adjetivos. Hay otros muchos casos que

demuestran el vano intento de sorprender al lector o al oyente. Lázaro Carreter denunció, en sus

dardos, muchos abusos de este tipo frecuentes en la época en que escribía sus crónicas. Algunos

de ellos se siguen empleando, pero han surgido otros muchos nuevos. En casi todos, el

periodista intenta sobrecoger al receptor recurriendo a extremos léxicos: la Bolsa o las

temperaturas no suben ni bajan, sino que se disparan o se desploman; la constatación de que

Obama ya peina canas no preocupa en su país, sino que lo colapsa; una página web no promete

visitas a la China imperial, sino a la China más imperial; el equipo español no se contenta con

pasar a la final, sino que se mete en ella; a la Isla de la Reunión no parece serle suficiente con

estar en el Océano Índico, sino que se encuentra en pleno Océano Índico…

Los ejemplos podrían multiplicarse con facilidad. Pero en las páginas que siguen nos

contentamos, para cerrar este capítulo, con poner en alerta el espíritu crítico de los estudiantes,

para que ellos desenmascaren estos burdos intentos manipuladores y, cuando les llegue el

momento de tomar la palabra o la pluma, sean capaces de decir las cosas con la fuerza expresiva

que da la naturalidad.

II. PRÁCTICA

Apartándonos de la costumbre fijada en los capítulos anteriores, en los párrafos que vienen

presentaremos citas exactas del periodismo escrito y aproximadas del

audiovisual. Todas ellas, muy recientes además, deben interpretarse como ejemplos del

abuso léxico y, por tanto, contraejemplos del buen uso:

3.8.1. Tópicos y clichés

1) “El tercer premio ha caído de forma muy repartida por la geografía española”. El País, 22 de diciembre de 2009.

“La Fundación Carriegos de León impartió durante el pasado año terapia ecuestre a más de 400 discapacitados físicos o psíquicos, procedentes de León y de otros puntos de la geografía española”. La Razón, 17 de enero de 2009.

2) “Durante su intervención, Camps citó el trasvase del Ebro, «que en estos momentos estaría ya funcionando» y que, en su opinión, «solventaría definitivamente la incertidumbre, la

93

Page 200: EL ESPAÑOL ACTUAL

congoja que muchas veces da que la meteorología no dé el agua que se necesita para seguir invirtiéndola en nuestra tierra»”. La Razón, 25 de marzo de 2009.

“[Los esquiadores] tienen en cuenta, entre otros aspectos, la calidad de la nieve y de los remontes, el pisado de las pistas, la variedad y dificultad del terreno, la meteorología y todos los servicios que ofrece cada estación de esquí”. El País, 12 de diciembre de 2009.

3) “La climatología adversa volvió a impedir ayer que más de 350 alumnos de Castellón acudieran a clase”. El País, 22 de diciembre de 2009.

“Hoy se ha producido un cambio brusco en la climatología de Madrid”. Tele Madrid, 30 de marzo de 2009.

4) “Estos días [el acompañante de la duquesa de Alba] ha roto su silencio para hablar con algunas personas y comentar entre lamentos lo incomprendido y solo que se siente”. Losdomingos de ABC, 1 de febrero de 2009.

“Roman Polanski ha roto su silencio para dar las gracias por las muestras de apoyo que ha recibido”. El País, 28 de diciembre de 2009.

5) “Nadal, después de ganar […], cruzó la pista para fundirse en un abrazo con su rival y amigo, el madrileño Verdasco”. ABC, 31 de enero de 2009.

“Robben recogió la entrega, amagó, dejó que los centrales y el portero pasaran de largo, y remató a placer. Ambos jugadores se fundieron en un abrazo. El País, 30 de agosto de 2009.

6) “La víctima ha quedado atrapada en el amasijo de hierros en que ha quedado convertido su vehículo, por lo que ha tenido que ser rescatada por los bomberos de la Comunidad de Madrid”. El País, 27 de noviembre de 2009.

“Uno de los ocupantes del vehículo salió disparado y al otro ha habido que sacarle del coche que ha quedado convertido en un amasijo de hierros”. El Mundo, 6 de diciembre de 2009.

7) “Lujo asiático en Valladolid. […] La nueva apuesta del empresario Adolfo Lorenzo quiere salirse de lo normal. Y para ello abre, desde el próximo jueves 27 de agosto, una discoteca de lujo en Valladolid”. ABC, 17 de agosto de 2009.

“[Rajoy] contrapuso la austeridad del ex presidente con el lujo asiático que el PP se empeña en atribuir a Touriño”. El País, 14 de febrero de 2009.

8) “Se les llena la boca a la mayor parte de los políticos, de los empresarios y de los medios de comunicación de la necesidad imperiosa de llevar a cabo otra reforma laboral como premisa imprescindible para hacer frente a la crisis económica”. El País, 5 de diciembre de 2009.

“En la cilindrada de 250 c.c. Álvaro Bautista empieza a tener la necesidad imperiosa de

remontar los quince puntos de desventaja que acumula frente al japonés Hiroshi Aoyama”.

El Mundo, 13 de agosto de 2009.

94

Page 201: EL ESPAÑOL ACTUAL

9) “El portavoz del BNG, Carlos Aymerich, se sumó ayer a las críticas a Hernández, y exigió a Feijoo su cese fulminante". El País, 6 de mayo de 2009.

“La consejera de Industria, Energía y Medio Ambiente, Paula Fernández, comunicó al hasta ahora director general de la Sociedad de la Información y las Telecomunicaciones, Rafael Ariza, su cese fulminante”. ABC, 12 de agosto de 2009.

10) “El príncipe Carlos ha intervenido para anular contratos ya firmados con arquitectos famosos, en su defensa numantina de la estética tradicional, de la armonía británica, frente a cualquier modernidad”. El País, 19 de diciembre de 2009.

“El Valencia tendrá que encomendarse a algo más que a sus delanteros en el partido de vuelta, si quiere remontar el resultado en contra. Más aún si tenemos en cuenta el posible entramado defensivo que puede montar Cúper para la defensa numantina del resultado de ida”. El Mundo, 9 de abril de 2009.

11) “Además de los encuentros, el canal que nació en agosto y cuenta ya con 700.000 abonados ofrecerá las mejores jugadas, la trastienda del torneo, las declaraciones de los protagonistas y un largo etcétera”. El País, 17 de diciembre de 2009.

“Un largo etcétera de nuevas ideas para cambiar el hogar, aunque sea en pequeños detalles, ya que aquí está todo a la venta”. La Razón, 5 de diciembre de 2008.

12) “El gran protagonista de las portadas de esta semana es, sin duda alguna, el mar. Cada vez son más nuestros famosos que se animan a disfrutar de la playa y del sol, aprovechando unas merecidas vacaciones tras un año lleno de proyectos y trabajo. ABC, 22 de julio de 2009.

“[Iniesta] está mal, como demuestran las pruebas está lesionado y se va a casa a descansar, a disfrutar de unas merecidas vacaciones pensando también en recuperarse”. El País, 5 de junio de 2009.

La práctica consiste en:

Sustituir las expresiones subrayadas por otras menos gastadas.

Documentar en los medios de comunicación otros abusos de este tipo.

3.8.2. Abuso de la fraseología

1) “El gobierno ha puesto toda la carne en el asador para darle la vuelta a la tortilla”. CadenaSER, enero de 2009.

2) “El gobierno israelí ha dado la callada por respuesta y ahora tendrá que mover ficha”. Cuatro TV, 29 de enero de 2009.

3) “A partir de mañana, las máquinas se pondrán manos a la obra en la Puerta del Sol”. OndaCero, 24 de marzo de 2009.

4) “El Real Madrid va a salir al ruedo en plena forma”. Onda Cero, 28 de marzo de 2009.

95

Page 202: EL ESPAÑOL ACTUAL

5) “Sarkozy ha puesto las cartas sobre la mesa para cantarle las cuarenta a Obama”. Cuatro TV, 1 de abril de 2009.

6) “Solo cuando tienes una experiencia parecida [un infarto cerebral] te das cuenta de que la vida no es de por vida”. El País Semanal, 20 de diciembre de 2009.

La práctica consiste en:

Localizar el abuso denunciado. Buscar el significado de las frases o locuciones en el diccionario.

Decir lo mismo que pretende el periodista sin recurrir a la fraseología.

Documentar en los medios de comunicación otros abusos de este tipo.

3.8.3. Abuso de la adjetivación

1) “Ante su primer clásico como azulgrana, el joven jugador asegura que lo vive de una manera especial, pues conocía de la intensidad emocional que genera este choque”. El País, 26 de diciembre de 2009.

“El Gordo de Navidad acabó otorgando un guiño muy especial en Canarias”. ABC, 23 de diciembre de 2009.

2) “Villa es el mejor delantero del mundo. […] Es letal dentro del área. Mágico en las decisiones. Rápido en la ejecución. Y comprometido con toda su alma. ABC, 21 de diciembre de 2009.

“Mercer era un hijo de la jazz age, ese momento mágico en que los blancos se enamoraron de la cultura afroamericana”. El País, 17 de diciembre de 2009.

3) “Necesitábamos tomar aire. No puedes grabar un disco, y otro, y otro, sin una mínima línea argumental, arguye Javier Ojeda, el emblemático cantante del sexteto, mientras apura una cerveza en los camerinos”. El País, 24 de diciembre de 2009.

“El complejo ferroviario es una obra «imprescindible» para continuar adelante con los trabajos de integración urbana del ferrocarril recuperando un centenar de hectáreas donde podrán construirse viviendas, paseos, edificios emblemáticos y zonas de ocio”. La Razón, 22 de noviembre de 2008.

4) “Nuestros socios […] se convierten en auténticos garantes de nuestra independencia”. OCUCompra Maestra, febrero 2009.

“La noticia de la retirada del candidato oficial danés cayó como un auténtico jarro de agua fría entre los políticos daneses”. La Vanguardia, 2 de diciembre de 2005.

5) “La interpretación contundente de Goyescas, de Granados, a cargo de Alicia de Larrocha”. RNE-Radio Clásica, 8 de diciembre de 2009.

“El resultado de la consulta, celebrada el pasado 18 de octubre, fue contundente: el 67% de los votantes rechazaron suprimir el paso a nivel”. El País, 22 de diciembre de 2009.

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Page 203: EL ESPAÑOL ACTUAL

6) “Si con 2001 acertó Clarke en su profecía de un salto espectacular para la humanidad, ¿veremos su equivalente en 2010?” El País, 24 de diciembre de 2009.

“El defensa portugués del Atlético de Madrid elogió al 'Kun' Agüero, del que destacó que es un futbolista espectacular y que tiene todo para ser un fenómeno”. El Mundo, 29 de octubre de 2008.

7) “El encuentro [del rey con la Mesa del Parlamento Vasco] transcurrió en un ambiente «cordial y distendido». Fue calificado de histórico por los asistentes”. ABC, 16 de junio de 2009.

Se llaman Charqueña y Caberú. Son dos linces de cuatro años que ayer, sin saberlo, hicieron historia. La pareja protagonizó la primera reintroducción de ejemplares de este felino para formar nuevas poblaciones. El País, 15 de diciembre de 2009.

8) “La operación salida ha dejado muchas complicaciones en las carreteras. Ha sido una mañana muy intensa”. Cuatro TV, 9 de abril de 2009.

“Un centenar de poemas de Juan Ramón Jiménez acaba de ver la luz gracias a un intenso trabajo de recopilación de las indicaciones que dejó el propio autor en diferentes documentos. Una obra intensa, cuya presentación ya dejó el propio poeta escrita en 1909. ABC, 15 de mayo de 2009.

9) Képler Laveran Lima Ferreira (Maceió, Brasil, 1983) está orgulloso de haber acabado con el mal endémico que afectó durante años al centro de la defensa del Madrid. El País, 15 de diciembre de 2009.

Marichalar había intentado retener el ducado. Fuentes de la familia han precisado que este extremo no es cierto y que don Jaime está orgulloso de llevar "sólo su apellido". El País, 26 de noviembre de 2009.

La práctica consiste en:

Decir lo mismo que pretende el periodista sin recurrir a la manida adjetivación de los ejemplos.

Documentar en los medios de comunicación otros abusos de este tipo.

3.8.4. Otros abusos relacionados con el prurito de originalidad

1) “El presidente de Estados Unidos ya peina canas. Algo tan mundano ha colapsado un país

que manifiesta su preocupación por el estrés que pudiera estar soportando Obama”. ABC, 6

de marzo de 2009.

2) “La deuda sanitaria se ha convertido en una enorme bola de nieve de miles de millones de euros que no para de crecer y que en su caída cuesta abajo amenaza con alcanzar y colapsar la capacidad financiera de las administraciones sanitarias”. El País, 29 de noviembre de 2009.

3) “El temporal de los últimos tres días ha dejado en Cádiz un balance de medio millar de incidencias y millonarios daños materiales”. El País, 27 de diciembre de 2009.

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Page 204: EL ESPAÑOL ACTUAL

“La operación salida ha dejado muchas complicaciones en las carreteras”. Cuatro TV, 9 de abril de 2009.

4) “A pesar de que no es cierto que en época de crisis se compre más, la adquisición de

participaciones se ha disparado. Los datos de consignación que indican la cantidad de

Lotería a la venta reflejan que con fecha 15 de octubre, la media por español era de 70,2 euros… “Eso de que en época de crisis se juega mucho más, no es cierto", ha subrayado, pero la venta de participaciones de Lotería de Navidad se ha disparado en estos últimos meses antes del sorteo por la crisis". El País, 14 de diciembre de 2009.

5) “En un año la industria [rumana] ha caído un 3,5%, la construcción se ha desplomado un 17,4% y el comercio ha retrocedido un 11,3%. El consumo también se ha desplomado hasta un 11,3%”. El País, 13 de diciembre de 2009.

6) “Disfrutaremos del placer que nos brindan sus aromas y sabores [de las frutas y verduras]”. OCU Compra Maestra, 334, febrero 2009

“Hoy, con el cambio de la hora, disfrutaremos de una hora menos”. Onda Cero, 29 de marzo de 2009.

7) “Cayetana, en sus momentos más difíciles. La duquesa de Alba se ha refugiado en Sevilla para hacer frente a sus días más duros. En Sevilla tiene a sus más íntimos. En Sevilla guarda algunos de sus más entrañables recuerdos”. D7. Los domingos de ABC, 1 de febrero de 2009.

“Siete años después de la caída de los talibanes, Afganistán vive su momento más crítico por la ofensiva lanzada por la insurgencia”. Pablo M. Díez. ABC, 5 de febrero de 2009.

“La página www.beyondspaceandtime.org […] propone tours por la China más imperial”. El País Semanal, 11 de enero de 2009.

8) “Un loco de las ecuaciones desentrañará los misterios mejor guardados de The Beatles”. ABC, 31 de enero de 2009.

El festival lo abre esta noche en la plaza de toros el británico James Hunter, un artista que recupera la esencia de la música negra de los años cincuenta y que se ganó el respeto de artistas como Van Morrison, que llegó a referirse a él como "una de las mejores voces y el secreto mejor guardado del soul británico". El País, 23 de julio de 2009.

9) “El equipo español de tenis se ha metido en cuartos de final de la Copa Davis”. Onda Cero, 9 de marzo de 2009.

La primera dama, Michelle Obama, es la presidenta honoraria. No sólo la glamurosa Parker se ha colado en la Casa Blanca. Con ella lo han hecho actores de la talla del oscarizadoForest Whitaker o el dos veces aspirante a la estatuilla Edward ...”, El País, 4 de noviembre de 2009.

10) “Su concesionario en pleno centro de Madrid”. Onda Cero, 30-I-2009. [por “en el centro de Madrid].

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Page 205: EL ESPAÑOL ACTUAL

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El jugador ha sufrido un pequeño accidente de circulación en la isla Reunión (Francia), situada al este de Madagascar, en pleno Océano Índico. El País, 26 de diciembre de 2009.

11) “En el calendario hemos querido mostrar las variedades de frutas y verduras”. OCUCompra Maestra, 334, febrero 2009.

Abdulmutallab ha declarado tener lazos con Al Qaeda y haber actuado bajo sus órdenes, aunque fuentes oficiales han querido matizar esa afirmación y han declarado que el hombre podría haber actuado por su cuenta. El País, 27 de diciembre de 2009.

12) “Una aplicación interactiva para saberlo todo acerca de estos productos [los alimentos funcionales]”. OCU Compra Maestra, 334, febrero 2009.

Ahora, con límites de capturas y más medidas disuasorias, la pesca fluvial es una modalidad solo al alcance de quien conoce todos los secretos del río. El País, 26 de diciembre de 2009.

13) La agencia ha abandonado el diseño gráfico para apostar por una nueva forma de ofertar pisos online. El País, 22 de diciembre de 2009.

“Endesa apuesta por la gestión inteligente del vehículo eléctrico”. La Razón, 26 de diciembre de 2009.

14) Su trabajo no es fácil, en el pasillo del centro comercial de Príncipe Pío salta literalmente a la espalda de todos los paseantes con un aparato masajeador. El País, 22 de diciembre de 2009.

Cada año, el empuje hacia el noroeste de la placa euroasiática es de unos 4 milímetros, una cífra más bien modesta. Aquel día, el fondo marino literalmente subió empujado por la energía liberada en el terremoto, desplazando a su vez una ingente cantidad de agua que alcanzó las costas entre treinta minutos y una hora después. El Mundo, 17 de diciembre de 2009.

15) “La operación salida ha dejado muchas complicaciones en las carreteras. Ha sido una mañana muy intensa”. Cuatro TV, 9 de abril de 2009.

“Zapatero cierra uno de los asuntos que más complicaciones le ha causado y neutraliza su posible utilización en la precampaña electoral catalana”. El País, 21 de diciembre de 2009.

16) “Berlusconi cierra su «annus horribilis» con el lanzamiento en Italia del Partido de la Paz”. ABC, 29 de diciembre de 2009.

“El «annus horribilis» de Tomás Gómez. El líder de los socialistas termina el año sin saber si será el candidato de su partido a la Comunidad”. ABC, 29 de diciembre de 2009 (el mismo día que el anterior).

La práctica consiste en:

Decir lo mismo que pretende el periodista sin recurrir a sus desgastados recursos léxicos.

Documentar en los medios de comunicación otros abusos de este tipo.

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Antonio Domínguez Rey 1

TEMA 4

EL NIVEL TEXTUAL

ÍNDICE

4.1. TIPOLOGÍA TEXTUAL. INTRODUCCIÓN......................................................................... 3

4.1.1. Texto oral y escrito .......................................................................................................... 44.1.2. Lector implícito................................................................................................................ 74.1.3. Tono y frase ..................................................................................................................... 74.1.4. Denotación y connotación................................................................................................ 84.1.5. Horizonte de integración textual .................................................................................... 104.1.6. Actividades de lectura comprensiva .............................................................................. 15

4.2. ENUNCIACIÓN ....................................................................................................................... 15

4.2.1. Paradigma textual........................................................................................................... 184.2.2. Actividades .................................................................................................................... 22

4.3. DESCRIPCIÓN ........................................................................................................................ 22

4.3.1. Actividades de lectura comprensiva y ejercicios ........................................................... 30

4.4. NARRACIÓN. EL DISCURSO............................................................................................... 32

4.4.1. Actividades .................................................................................................................... 44

4.5. ARGUMENTACIÓN. LA SINTAXIS ARGUMENTATIVA .............................................. 44

4.5.1. Tesis ............................................................................................................................... 454.5.2. Presentación ................................................................................................................... 454.5.3. Desarrollo argumentativo............................................................................................... 454.5.4. Conclusión ..................................................................................................................... 464.5.5. Sintaxis argumentativa................................................................................................... 47

4.6. PROCEDIMIENTOS DE COHESIÓN Y COHERENCIA.................................................. 52

4.6.1. Cohesión ........................................................................................................................ 544.6.1.1. Referencia ...................................................................................................... 574.6.1.2. Sustitución ..................................................................................................... 584.6.1.3. Elipsis............................................................................................................. 584.6.1.4. Entonación, puntuación, cohesión temporal .................................................. 58

4.6.2. Coherencia y factores de integración textual ................................................................. 584.6.3. Actividades .................................................................................................................... 66

4.7. MARCADORES DISCURSIVOS. LA YUXTAPOSICIÓN................................................. 67

4.7.1. La yuxtaposición............................................................................................................ 694.7.2. Actividades .................................................................................................................... 72

4.8. RESUMEN: ANÁLISIS TEXTUAL....................................................................................... 73

4.9. BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................................... 79

Antonio Domínguez Rey

Page 207: EL ESPAÑOL ACTUAL

Antonio Domínguez Rey 2

INSTRUCCIONES PARA LA PREPARACIÓN DEL TEMA 4

OBJETIVOS DE LAS ACTIVIDADES TEÓRICAS

Partimos de nociones concernientes a los conceptos de texto y discurso, que se usan de

modo indistinto, pero se asocian respectivamente a la escritura y al habla. Su desarrollo busca una

fundamentación lingüística, el espacio de emisión dialógica, la comunicación humana entre

interlocutores. El lenguaje resulta entonces vínculo de convivencia y entendimiento.

Estudiamos luego la tipología textual y, dentro de ella, los modos técnicos más

considerados. Esto requiere nociones de gramática discursiva apoyada en la constitución del signo

lingüístico, que se da por supuesta. Proponemos un modelo resumido de análisis textual aplicado a

los paradigmas textuales representativos: enunciación, descripción, narración y argumentación.

Al tratar la enunciación esbozamos este modelo y lo detallamos después a medida que avanza el

desarrollo de tipos textuales. En el correspondiente a la narración exponemos su esquema clásico,

el retórico de Aristóteles, aún vigente hoy con ciertos cambios.

Todo ello se realiza considerando además los procedimientos básicos de cohesión y

coherencia, así como los marcadores textuales.

ACTIVIDADES PRÁCTICAS

Cada paradigma textual aporta ejemplos comentados y extraídos de autores clásicos

(Homero) y modernos (novelistas, ensayistas, poetas). Ofrecemos, además, otros equivalentes con

fines de aplicación práctica: lectura reflexiva, preguntas concretas, actividades esquemáticas.

Como esto comporta cierto grado de interpretación sobre base objetiva de datos concretos y su

análisis, las exposiciones son siempre orientativas. Lo importante es la comprensión de nociones,

términos y técnicas de análisis que permitan afrontar cualquier texto posible. Las actividades (y,

en su caso, las preguntas de examen) se basan en la lectura reflexiva de lo expuesto.

Antonio Domínguez Rey

Page 208: EL ESPAÑOL ACTUAL

Antonio Domínguez Rey 3

4.1. TIPOLOGÍA TEXTUAL. INTRODUCCIÓN

La ciencia ordena los datos de la experiencia según caracteres genéricos, comunes, y

específicos, por lo que los agrupa y divide en clases y tipos, atendiendo, en el caso de los textos, a

expresiones generales y rasgos pertinentes que forman un paradigma. Por ejemplo, la zoología

divide el conjunto de los seres vivos en reinos; animal y vegetal. El primero se clasifica, a su vez,

en los tipos vertebrado e invertebrado. Por vertebrado entiende seres dotados con esqueleto y

columna vertebral. Considera además cinco clases: peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos.

Vemos, pues, cómo se va distribuyendo la clasificación zoológica dentro del concepto reino: tipos

y clases.

El lenguaje procede de igual modo y, en concreto, para clasificar los textos, se fija en su

naturaleza y representación posible siguiendo la función comunicativa y su prevalencia en los

componentes del signo. Si un texto parte del ámbito del emisor y su mundo interno, será subjetivo

y su composición tenderá entonces a la expresión descriptiva del estado de ánimo, observaciones

meditadas, reflejos psicológicos, etc. Si, por el contrario, atiende al receptor o Tú del lenguaje,

predominará la función apelativa y los valores dialógicos, es decir, la interactividad que el lenguaje

establece entre emisor y receptor. La forma del texto incorpora las funciones de su locución en

diálogo mutuo. Su forma es dramática, entendiendo aquí por drama el hecho de interlocución sobre

un suceso, acontecimiento o emoción, lo cual supone un escenario de actuaciones. Si se centra en el

referente u objeto enunciado, lo describe. Y si lo hace atendiendo a la acción cognoscitiva del

proceso enunciante concretado en un tema o información contenida en el mensaje, su punto de

emergencia es también el mundo objetivo de los sucesos, eventos, acontecimientos narrados.

El emisor informa, expone y narra. Cuando los interlocutores alegan diferentes puntos de

vista o razones sobre un tema o asunto, comentan y argumentan. Tenemos entonces un texto

argumentativo. Y cuando prevalece la forma misma de composición sobre otros valores también

detectables, actúa la función poética. Es lo propio de los textos creativos, pero no exclusivamente.

Descripción, exposición, narración, diálogo y argumentación son los tipos de paradigma

textual más comunes, según la función que prevalezca en el texto. Cada uno admite a su vez

subdivisiones según el ámbito, la situación, el soporte material, el tema tratado, etc. Un monólogo

pertenece al ámbito del sujeto hablante, aunque vaya incorporado en una obra dramática, como

sucede con los de Hamlet o Segismundo en obras respectivas de Shakespeare y Calderón de la

Barca. Una entrevista se funda en la relación dialógica del emisor con el receptor sobre diferentes

aspectos de un tema. Una exposición científica o una conferencia suelen desarrollar un tema desde

un enfoque informativo, para lo que exponen, narran un evento, y argumentan sobre sus

Antonio Domínguez Rey

Page 209: EL ESPAÑOL ACTUAL

Antonio Domínguez Rey 4

condiciones, presupuestos e hipótesis, consecuencias y conclusiones. El ámbito de desarrollo del

texto depende del marco y su situación, bien oral (locutiva), bien escrita. No es lo mismo una

intervención pública en un medio comunicativo como la radio o la televisión, que en la prensa o

ante un auditorio académico. El fin al cual se ajusta el texto determina también su forma. Un

mismo tema adopta formalidades diversas según el canal en el que se expone. El contenido es

idéntico, pero el modo de exponerlo difiere.

El diálogo se basa en la espontaneidad del habla, por lo que incluye valores deícticos

notables que refieren la situación de habla, especialmente la entonación, sus períodos locutivos

(tonos positivo, interrogativo, exclamativo) y los gestos a los que se alude en ella, el espacio-

tiempo, la proximidad o lejanía del entorno, la proxémica (gestos y actitudes que acompañan a la

locución), las alternancias de respiración, los factores de economía verbal (elipsis, presuposiciones,

implicaciones múltiples, sustituciones, anacolutos). La relación entre emisor y receptor evidencia el

eje intersubjetivo del lenguaje respecto del mensaje, el canal, y el contacto mantenido a través de

ella (la función denominada fática), por lo que hay en él un uso continuo de valores pronominales,

posesivos, demostrativos, de impersonalización (el uso de se), interpolación de los tiempos y

modos verbales… El diálogo plasma la actitud natural del lenguaje y vivifica su realidad en todos

los sentidos. Por ello, crea un tipo de texto que implica y resume todos los demás. Hay en él

enunciación, exposición, declaración, descripción, narración, argumentos muy vivos.

Aquí nos detendremos solo en los tipos más genéricos: la enunciación y la exposición, la

descripción, la narración, y la argumentación.

4.1.1. Texto oral y escrito

Por texto entendemos toda unidad de habla con sentido. Su extensión es indefinida. Puede

ser una sola palabra, una nota, un artículo o una obra entera. Quien grita ante una situación de

peligro: “¡Cuidado!”, “¡Fuego!”, “¡Al ladrón!”, emite un texto. Quien escribe el titular de un

periódico o una novela, igualmente.

La primera clasificación natural y tipológica es, por ello, la de textos orales y escritos, que

no solo obedece al canal de transmisión del mensaje, como suele afirmarse, sino, ante todo, a la

naturaleza misma del lenguaje. Su estado natural es, como decimos, el habla. La escritura la

representa, por lo que instaura un signo de signo. Aquí nos detendremos principalmente en los

escritos y algunas de sus relaciones orales, como la actividad de lectura. Esta división se apoya,

como decimos, en la diferencia natural y convencional de la voz y la letra, cuyas funciones difieren

notablemente en sus orígenes. Hoy día vivimos en una correspondencia de habla, el sonido verbal,

y su figura tanto escrita como la imagen que provoca en nuestra recepción, a lo cual denominamos

Antonio Domínguez Rey

Page 210: EL ESPAÑOL ACTUAL

Antonio Domínguez Rey 5

correspondencia fono-icónica, de sonido verbal y su representación gráfica. Incluso observamos la

voz a través de la escritura o su imagen, como si esta estuviera fonologizada. La adecuación de la

voz al grafo, o viceversa, el alfabeto, es uno de los grandes logros del desarrollo cultural y

científico de la humanidad. Sistemas de escritura ideográfica, como la egipcia, nos demuestran que

la representación gráfica de ideas no coincidía con la fonética. Un hablante puede comprender y

expresarse en su lengua sin entender, en cambio, su sistema de representación gráfica. La escritura

presupone oralidad, pero no a la inversa. La voz expresa naturalmente y el órgano que la

caracteriza es el acústico. La representación que sus articulaciones sonoras realizan de las ideas o

conceptos significados es libre o arbitraria, pero el arbitrio responde, sin embargo, a factores de la

realidad inmediata, externa o interna, del hablante. La forma elegida para expresar ideas,

sensaciones, emociones y objetos, resulta entonces, como mínimo, adecuada, y refleja una relación

durable, estable, de “regularidad sostenida”, aunque mudable, dice Ángel Amor Ruibal, entre el

sonido articulado y la significación o sentido expresado. Este valor formal constituye la base del

signo lingüístico y convierte a los tipos fónicos de cada lengua en símbolos fonéticos.

El símbolo se basa en una relación formal interna con lo simbolizado; en el caso del tipo

fónico, de la voz articulada (sonido humano regulado por los órganos fonadores) con el significado

que expresa y representa. Por tanto, las agrupaciones fónicas que clasificamos según sus rasgos

articulatorios y acústicos ya son primeras abstracciones de sonido correspondientes al mundo por él

simbolizado. El conjunto de rasgos fonéticos de un sonido del español, por ejemplo, materia

sensiblemente acústica de la voz, se agrupa y combina en virtud de una forma ya no sensible, sino

inteligible, que caracterizamos como valor semántico de la voz. Este valor permite establecer el

sistema lingüístico, cuyos niveles, fonético-fonológico, morfosintáctico y léxico-semántico,

responden al sentido de una lengua en concreto y del lenguaje en general.

La escritura supone, por su parte, una extensión del deseo comunicativo del hombre, y en

cuanto fonologizada (el alfabeto), es nos dice Wilhelm von Humboldt continuación del efecto

significante o signo del lenguaje. Alcanza allá donde la voz ya no llega, o la fija dotándola de

permanencia más constante, pues el sonido es volátil y el significado necesita permanencia para

verificarse más allá de una relación basada en la presencia fónica inmediata del espacio-tiempo de

habla, su aquí-ahora. El ojo coopera a la extensión y consistencia del sonido fónico. Decimos

“fónico” porque hay emisiones sonoras que no son realmente fonos, como la tos, el carraspeo,

chasquido, etc. Y, al actuar la vista, también convierte a la letra en símbolo y a la escritura en

sistema. Siendo en principio dos fenómenos diferentes, convergen en algún punto de la historia

mediante una relación a su vez simbólica: un símbolo, la letra, interpreta a otro, el sonido entonces

fonologizado.

Antonio Domínguez Rey

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Antonio Domínguez Rey 6

Desde tal consideración, observamos que el lenguaje se muestra en principio más abstracto

de lo que su apariencia sensible nos muestra. Los fenómenos acústico y óptico de voz y escritura,

respectivamente, entran en relación mutua. Se vuelven equivalentes y esto indica un proceso de

reductibilidad entre fono, es decir, una unidad, al menos, de emisión fónica, y grafema. Los signos

figurativos, las letras, representan fonemas (unidades fónicas ya sistematizadas lingüísticamente).

El instrumento óptico, la letra, se convierte en acústico, el fonema, y viceversa, dice Amor Rubial,

“el acústico en óptico (palabra hablada y palabra escrita), lo cual se realiza en el alfabetismo

actual”.

La reductibilidad señalada es un efecto semiótico del lenguaje, pues sonidos ya fónicos y

figuras ópticas establecen relaciones de equivalencia mutua que presuponen una transferencia de

valores sensibles y perceptivos y una relación simbólica de símbolos cuya forma interna no

obedece a causa lógica, sino a sinestesia (relación de sentidos entre sí) y metáfora: la voz ve y el

ojo escucha, como dijo el poeta Paul Claudel, expresión luego repetida en diferentes ámbitos de

cultura. He aquí otra manifestación del fundamento poético del lenguaje. Necesitamos recurrir a la

metáfora para explicar ciertos conceptos.

Amor Ruibal deduce las siguientes consecuencias de la reductibilidad fónico-icónica del

lenguaje:

Despréndese de lo dicho que a la unidad y universal equivalencia del pensamiento en todos los hombres corresponden tres clases diversas y no universales de instrumentos significativos: 1.º, instrumentos acústicos (la palabra); 2.º, instrumentos ópticos (la representación); 3.º, instrumentos de conversión de los instrumentos acústicos en instrumentos ópticos (lo cual se verifica por la escritura) y de reversión de ópticos á acústicos (lo cual se ejecuta por la lectura del pensamiento escrito).

Ángel Amor Ruibal: Los Problemas fundamentales de la filología comparada… (Madrid, Fernando Fé, 1904-1905), Segunda Parte, Consello da Cultura Galega, 2005, pp. 151-152

Resulta evidente, por tanto, que la tipología básica de textos responde a estos tipos de

instrumentos orales, la lectura, y figurativos, la escritura. Hoy nos resulta casi imposible diferenciar

las unidades implicadas en semejante proceso: fono-grafo-fono :: habla-escritura-lectura. Lo

hablado se simboliza en grafemas y estos se reinterpretan de nuevo en fonemas. Vivimos, por tanto,

una interpretación continua del lenguaje basada en los dos sentidos más teóricos del hombre, señala

Hegel: el acústico y el óptico.

Los textos orales y escritos contienen actualmente un valor fono-icónico, es decir, una

representación icónica de la voz o fonológica de la escritura en cuanto imagen. Este fenómeno

Antonio Domínguez Rey

Page 212: EL ESPAÑOL ACTUAL

Antonio Domínguez Rey 7

confiere un carácter específico a la escritura y lectura de hoy día, así como a la fonación de ciertos

textos orales, por ejemplo los radiofónicos, televisivos y digitalizados. A los sentidos ya citados se

une además el valor táctil, el tacto de los órganos fonadores al articular el sonido natural de la voz,

muy vigentes en los textos de propaganda y anuncios impresos, cinéticos y digitales, o el fenómeno

impreso denominado cómic. Es un efecto mediático de la comunicación actual de masas y de los

valores latentes, virtuales, connotados, del signo lingüístico. Por tanto, el lenguaje produce e

integra imágenes sensibles en el sistema que forma.

4.1.2. Lector implícito

Como la escritura presupone un acto de lectura (no podemos escribir si no sabemos leer),

partimos del hecho de que toda composición escrita, toda organización textual presupone un lector

implícito, es decir, el emisor o autor del texto lee lo que escribe, pues lo corrige, si fuera necesario,

a medida que lo compone. Y esto sucede también al hablar. Si notamos un error de dicción, un

cambio estructural, un giro que afecta a la enunciación sistemática del mensaje, lo corregimos

inmediatamente. El receptor puede ayudar a esta corrección preguntando sobre el significado de un

término o de una expresión, o diciendo simplemente que no entiende lo enunciado. Este factor de

autocorrección o de adecuación entre la forma expresiva y el contenido de un enunciado en el

marco de la comunicación es lectura interna del texto. El lenguaje se asiste a sí mismo a medida

que lo procesamos. Es un acto complejo que reúne múltiples relaciones entre polos diversos,

polirradiados. Por eso hablamos de polifonía textual, pues los interlocutores actúan como director y

público recíproco en un escenario común. Circula entre ellos un período de onda enunciativa que

los mantiene en contacto. Y si se produce una arritmia o ruptura no sistematizada en el contexto, lo

enunciado falla: no entendemos. En tal sentido, un texto resulta del coro de voces en él incluidas:

voz del emisor y receptor de los objetos (foco de consideración, perspectiva), del lenguaje mismo,

pues ya lo hemos recibido de otros que han hablado o han dicho antes que nosotros. Por eso es muy

importante saber escuchar la voz implícita del lenguaje, especialmente en textos creativos.

4.1.3. Tono y frase

Esta tonalidad previa de la voz ya la registra el nivel básico de la frase según el modo de

enunciación o registro suyo natural. Si nos centramos en el tono de emisión positiva al declarar

algo sin añadirle especial énfasis subjetivo, ni marca de alusión a quien escuche lo declarado,

tenemos una frase declarativa en función del mensaje expuesto. Si desconocemos aquello de que se

trata, interrogamos, y al hacerlo, requerimos la intervención de alguien ajeno, aunque seamos

nosotros mismos, por ejemplo, en una interrogación indirecta. Sabemos de qué se trata, pero

queremos exponerlo como si no fuera así, por si algunos de los receptores se encontraran en esta

situación de ignorancia expositiva, o simplemente para resaltar el enunciado del mensaje. Nos

Antonio Domínguez Rey

Page 213: EL ESPAÑOL ACTUAL

Antonio Domínguez Rey 8

encontramos ante una frase interrogativa. Cuando la alusión o emisión comprende directamente al

receptor, le preguntamos sin rodeos, o también imponemos nuestro criterio. Si esta imposición se

refiere a un acto de voluntad propia dirigido a obtener un resultado concluyente por parte del

receptor, imponemos lo dicho. Será una frase exclamativa.

A la declaración, interrogación, imposición (imperativo) y exclamación les corresponde un

tono gradual específico, que en español va del expositivo, un tanto neutro, al interrogativo, más

alto, y al exclamativo, el más extremo. La escritura refleja estos dos últimos con los signos

respectivos de interrogación (¿…?) y exclamación (¡…!). El declarativo no lleva otra marca que la

ausencia de estos dos. Tal diferencia de modos de entonación, que ya conocemos de etapas de

estudio anteriores, registra la postura locucional del hablante y receptora del oyente respecto del

enunciado. Supone un vínculo inicial de contacto, una función fática o de contacto con el mundo y

nuestra intervención en él al interactuar. Ya significa, por tanto, un modo de intelección o de

entendimiento antepredicativo, es decir, establece una base subyacente o previa a la predicación

propiamente dicha. Y al tiempo que articulamos, establecemos unidades o períodos de

comprensión, frases, proposiciones, oraciones.

Vamos viendo que los polos del sistema comunicativo generan tonos específicos de

enunciado. Al emisor le corresponden el imperativo y exclamativo; al receptor, el interrogativo; al

mensaje, el declarativo o expositivo. Ahora bien, quien pregunta no solo se dirige a quien le

escucha. También se implica él en el tono de la pregunta y con un timbre e intensidad singulares,

por los que reconocemos incluso la personalidad del hablante. La interrogación co-relata el nos-

otros o primera persona plural del lenguaje, el ámbito común de encuentro, el vínculo que nos

enlaza unos a otros por pertenecer a una comunidad lingüística concreta. (Usamos el término

correlatar para referirnos a la relación establecida (co < cum) entre unidades de relato, relatadas

unas respecto de otras). A su vez, tanto la interrogación como la exclamación y el imperativo

exponen un estado de ánimo. Indican, en consecuencia, la actitud del hablante ante el oyente o la

situación de habla. Declaran, pero de un modo implícito.

4.1.4. Denotación y connotación

A este modo implícito de declaración lo denominamos aspecto connotado de lo dicho o

enunciado. La connotación está, de hecho, presente en todo acto locutivo. (La locución o habla

constituye un acto específico de entendimiento, y así lo entendemos, como locutivo). Es imposible

considerar una declaración o exposición neutra, pues el lenguaje implica un estilo, un orden de

composición, y este refleja una preferencia sobre otras en el modo de exponer y declarar un

enunciado. Un libro de matemáticas difiere según qué matemático lo escriba. Al hablar y escribir,

partimos de la presuposición de que el lenguaje declarativo informa denotando simplemente sin

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implicaciones connotadas. La denotación es el acto de enunciar, notar o anotar simplemente un

hecho, noticia o fenómeno, sin entrar en sus implicaciones expresivas o apelativas. Una

información denota. Un deseo connota, además de lo denotado en él. Si deseo, por ejemplo, asistir

a un concierto, lo denotado es este tema: asistir al concierto. Pero puedo decirlo con un tono

exclamativo, imperativo, incluso interrogativo:

¡Ojalá haya entradas para ir al concierto!

¡Cómprame las entradas para el concierto al precio que sea!

¿Qué te parece si vamos hoy al concierto del Auditorio?

Los textos expresivos, dialógicos y descriptivos se apoyan en la connotación. Los

declarativos (informe, exposición, narración, argumento) lo hacen en la denotación. Ahora bien, lo

normal es que se crucen unos y otros con cierta prudencia según el tipo de tema expuesto, descrito,

narrado o argumentado. Lo que normalmente entendemos por animación del texto (el ánimo que lo

asiste, su tono) se refiere a esta combinación de elementos denotados y connotados. Las figuras

retóricas y estilísticas se fundamentan en esta interrelación. La connotación recurre a valores

virtuales o en potencia del lenguaje (virtuemas). Por eso todo elemento, componente o término del

lenguaje implica un eje simple o complejo de relaciones en el que va incurso:

( ) X ( )

La relación implícita, virtual, o explícita del lenguaje correlata, al menos, dos términos o

aspectos suyos, entre los que se establece un fundamento de relación y un relato o perspectiva de

uno hacia otro según un proceso de asociación (nexo), atribución interna (núcleo), yuxtaposición y

dependencia (subordinación). La presencia de dos términos relacionados, insistimos, los correlata.

Originan un relato. Entendemos por relata las acciones comprendidas en su rotación mutua según

el tipo de proceso antes indicado, el relato ahí comprendido. Un nexo une A y B, pero establece

una relación más interna entre ellos si B es adjunto de A y este se convierte entonces en su núcleo.

Si cada uno mantiene su autonomía, pero colaboran en una misma unidad de sentido, se

yuxtaponen: A, B. Y al depender B de A por alguna razón gramatical, discursiva o lógica, entonces

A rige, determina o subordina a B. Diremos, pues, que B es el término, frase, oración, texto regido,

determinado o subordinado. Ahora bien, al depender un término de otro en una unidad de relato, el

regente adquiere también cierto grado de dependencia, pero en orden a un sentido integrador que

los comprende a todos:

Sentido

A B

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Así sucede, por ejemplo, con la oración respecto de los sintagmas que la componen, o con

el período respecto de las oraciones en él implicadas, o con el párrafo respecto de los períodos, etc.

El lenguaje fija estos paradigmas de proceso con marcas específicas, también denominadas

marcadores.

4.1.5. Horizonte de integración textual

Representamos el horizonte de integración textual correlatada con el símbolo gamma

mayúscula ( ) del alfabeto griego más el exponente de correlación: co. Es el tercer factor después

de alfa y beta hacia el último u omega, entre los cuales acontece todo tipo de organización textual,

al margen de su extensión. Gamma expresa la impresión del comienzo, de la posición inicial de

algo positivo en la mente del hablante. (Alfa, la emisión más simple del sonido vocal, la a del

español, por ejemplo; beta, primer elemento consonante del alfa-beto, indica la variación inicial del

aliento espirado al contacto con un órgano fonador). Estas emisiones, simple vocálica (a, e, i, o, u)

y su combinación formada por la consonante (sílabas ab, ba, be…), forman la primera unidad

posible de integración silábica o palabra. El sonido final del alfabeto, la “o” larga griega, omega

(!), concluye el proceso, lo clausura, pero no lo cierra, pues el final del texto remite a su génesis

completa, con lo que se inicia la relectura del sentido, la comprensión general. Entre alfa y omega,

principio y fin, se contiene el proceso o desarrollo del texto, que se reactiva siempre que lo leemos

nuevamente. Cualquier tipo suyo será una combinación adecuada de los símbolos del alfabeto o de

los términos que integran una lengua. Y como el primer efecto del sonido al comunicarse se graba

en la mente del interlocutor, el efecto gamma es también gramma, radical griego de la palabra

gramática. He aquí un remanente de escritura antigua aún vivo en el proceso gramatical.

Al horizonte de integración textual ( co) corresponde en la denominada gramática del

texto el marco de integración global, que comprende además la situación y el contexto. Como la

situación se determina en parámetros de espacio-tiempo y modo, la incluimos dentro del horizonte

textual integrativo, así lo denominamos, pues deja abierta la génesis del texto a nuevas

formulaciones, complementos e interpretaciones. Circunscribimos por ello el símbolo general de

integración o correlación ( co), según propusimos en otros estudios1, entre los puntos de inicio y

clausura, cuyo transcurso es impredecible desde una consideración genética (no sabemos en

principio dónde terminará el texto) y cuyo final tampoco resulta cuantificable, pues el remate no

siempre coincide con el cierre material del texto. Puede exigir una lectura entera o parcial de este, o

un comentario interpretativo que lo explique. Partimos del momento posicional determinable (X),

es decir, la primera posición que establece el emisor, la cual suele coincidir con el tema, pero no

1 Véase DOMÍNGUEZ REY, Antonio (2007), Ciencia, conocimiento y lenguaje: Ángel Amor Rubial (1869-1930), A Coruña-Madrid, Espiral Mayor-UNED; (2008), Palabra respirada: Hermenéutica de lectura,Madrid, UNED.

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necesariamente. Su posición instaura por lo menos un nexo o serie de elementos implicados cuya

cohesión forma un sintagma con un núcleo de tensión que se expande entre la intención

significante, contenida en el tema, y su cumplimiento intuitivo: ( ) …X… ( ). Los huecos los ocupa

o puede ocuparlos cualquier término del lenguaje. La tensión inicial creada por la enunciación del

tema o parte suya favorece el proceso al correlacionar (puntos seguidos del esquema) la

determinación sucesiva de elementos, datos, es decir, la extensión léxica o semántica, el correlato

entre lo indeterminado y determinado, lo general y concreto, el tipo y sus casos, el universal y las

categorías, según explicamos a continuación.

Si, por ejemplo, decimos árbol, puede tratarse de un pino, de un abeto, de un olmo, de un

ciprés, de un roble, etc. Al término genérico, o común, lo denominamos hiperónimo, y a los

englobados en él, hipónimos, los cuales guardan entre sí una relación de cohiponimia. Por tanto,

pino, abeto, olmo…, son hipónimos del hiperónimo árbol y cohipónimos entre sí. El lenguaje

funciona continuamente con este tipo de inclusiones, intersecciones, pertinencias, dominios, etc. A

un término más genérico se adjunta otro que lo especifica, complementa, determina, o que depende

del anterior por inclusión, recubrimiento, acotamiento, subordinación.

Como sabemos, el término posicional (X) desempeña una función (F) en el proceso, un eje

de relaciones (R) lógicas, gramaticales y reales u ontológicas (las que dicen algo real del ser

enunciado). Tal función es ahora interpretativa (i) en cuanto concreta o determina la extensión

significada por X: el árbol es un pino, no un roble. Y todo esto lo representamos por la relación del

acto nominal o nombre, sea sustantivo, adjetivo, verbo o adverbio, y los principios, reglas o normas

que los interrelacionan. Tendríamos, entonces:

co

F (x) i n/p

La i representa la interpretación surgida entre la intención manifestada por el

significado del término X y la intuición, incluso la imagen, si la hay, que le

corresponde, determina, completa, singulariza. La barra de separación

alternativa (/) refiere, por una parte, la tensión entre la generalidad e

indeterminación del comienzo y su tendencia a concretarse e individualizarse en

función del grado o evidencia significativa; por otra parte, la barra indica la

tensión existente entre el acto nominal (n) !dar, poner nombre a algo: enunciar

el tema, titularlo, por ejemplo!, su comentario procesivo (separación funcional

respecto de otras categorías, distribución suya en el sintagma) y los principios

(p) que lo explican , revelan y él mismo promueve. Con tal fórmula, susceptible

de matices, sintetizamos el núcleo del lenguaje. Funciona como un código

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atómico, así lo denominamos y exponemos en otros cursos. Contiene la potencia

múltiple de expansión enunciativa y su fusión textual. Un máximo y un mínimo

de integración y expansión nuclear (núcleos de sintagmas, especialmente el

Nominal y Verbal).

Cuando enunciamos u oímos la palabra casa, nos viene a la mente un objeto concreto del

mundo que nos rodea, el entorno, situación, medio vital. Comprendemos una serie de

características generales, como paredes, techo, puerta, ventanas, cobijo, habitación, etc., sus

hipónimos. No hemos pensado aún en una casa concreta, la propia o la del vecino, a no ser que tal

nombre venga distribuido entre otros adjuntos y con implicaciones mutuas. Partimos de

experiencias previas acumuladas en la percepción lingüística. Procedemos así hasta concretar el

objeto suficientemente para entendernos. La casa ya refiere algo más personalizado. Esta casa

concreta aún más, pues suponemos que estamos ante una casa determinada o a la que se ha aludido

en el decurso del habla. La casa del vecino ya nos sitúa ante el objeto intencionado, pues la

intuición imaginativa (la imagen que tenemos de ese objeto) completa la generalidad casa en orden

a la intención general de su significado. El lenguaje procede de tal modo. Hemos establecido una

relación lógica entre un nombre común, su concreto y particularidad (la casa antedicha es la del

vecino, y además bonita). El significado del conjunto o sintagma ha seguido ese proceso desde el

significado de cada una de las palabras asociadas en serie y distribuidas en torno a un núcleo, el

nominal sustantivo: presentador (la), núcleo (casa), modificador o adjunto determinativo (del

vecino), etc.

Esta distribución corresponde además a un principio de determinación objetiva. De

acuerdo, por tanto, con la fórmula propuesta, diremos que el término casa se determina con el

artículo la, que presenta e interpreta ante el interlocutor el género y número gramaticales, y el

subsintagma (sintagma dentro de otro) prepositivo del vecino, cuya interrelación (sentido: A B)

funciona como intuición o imagen concreta de la casa. Se han cumplido además los principios

gramaticales de concordancia y los textuales de coherencia, pero también otros ontológicos, como

que la casa es objeto perteneciente a un sujeto, (d)el vecino, como si dijéramos que el vecino tiene

una (la) casa, es su dueño, o que la casa es del vecino, ... pertenece al…, etc.

Entre casa y vecino, que se presentan en asociación ontológica (objetos percibidos por un

sujeto bajo una relación perceptiva), rige un principio de composición determinativa que equivale

a una oración atributiva o predicativa, según el verbo que sustituya al determinante de o lo rija.

Desde tales alternativas, cabe decir incluso que la preposición de implica una relación verbal entre

términos. El texto amalgama, es decir, superpone funciones que, en gramática, consideramos

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discretas, en atención al carácter discreto del signo lingüístico (una unidad sigue a otra

linealmente, pues no se articula al mismo tiempo que otra). La superposición de funciones

(amalgama) ya implica estructura textual, por ejemplo al considerar conjuntamente en un

sustantivo la función sujeto y su carácter agente, con lo que unimos una categoría (sustantivo), un

rasgo sintáctico (sujeto) y otro argumental (agente), todo ello en un solo Sintagma Nominal (SN).

Un nivel se superpone a otro en función del “arco” que recubre las relaciones internas del sentido:

A B

Asistimos, de tal modo, a la presentación cognitiva del sintagma, del nombre que lo

engendra. Unos nombres funcionan como correlatos o intuición correlativa de otros: pino añade a

árbol, o vecino a casa, la intuición concreta de un rasgo sensible o imaginado. Y en tal

consideración, comprobamos que no hay un tipo peculiar de texto, sino diversas regulaciones o

combinaciones expresivas del conocimiento ya operado en el lenguaje que adquirimos. Habrá texto

allí donde una o varias posiciones terminológicas o de palabra (recordemos: posición… X…)

determinen una función suya interpretativa de acuerdo con unos principios lógicos, gramaticales y

ontológicos (atribuciones reales de lo seres o cosas) que presuponen una situación espacio-tiempo

y un modo (entonativo, lógico afirmación, negación, duda, suspensión , gramatical:

declarativo, interrogativo, imperativo, exclamativo). Espacio, tiempo y modo son hipercategorías

existenciales del lenguaje. Toda palabra las contiene o presupone. Al hablar o escribir, ocupamos,

vivimos un espacio y tiempo según un modo de habla y escritura.

Según esto, los denominados sintagmas circunstanciales, que nosotros representamos

como SN4, según explicaremos, equivalentes de las denominadas oraciones circunstanciales de la

gramática, se distribuyen entre las tres hipercategorías. Podemos agrupar todos los referentes al

espacio en un paradigma; lo mismo respecto del tiempo y del modo, pero aquí distinguimos aún

entre modalidad lógica y gramatical, según lo anotado anteriormente. La situación, lo circunstante,

subyace entonces en todo enunciado, cualquiera que sea su tipo o elemento presente, siempre que

quepa inducir el eje de relaciones al que este pertenece. La elipsis, implicaciones y suposiciones

ahorran, por una parte, energía articulatoria colateral o superflua, pero, por otra, contribuyen

incluso a la intensidad significativa del texto. La relación existencial aquí-ahora, el mínimo

espacio-temporal de enunciado, es presupuesto de cualquiera de sus componentes.

Los sintagmas se agrupan, como es sabido, en la oración o proposición, cuyo principio

ontológico se centra en la relación:

sujeto (agente o paciente) – acción (estado) ! objeto (atributo)

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a la que corresponde el esquema:

Sn1sujeto + Verbo atributivo/predicativo + Sn2 (atributo / objeto directo) + Sn3 (objeto indirecto, destinatario)

Sn4 (circunstante)

Podemos sintetizarlo en la frase Juan compra libros a su hermano por (para) su

cumpleaños. El Sn4 amalgama, es decir, superpone o interconecta realmente las hipercategorías

espacio-tiempo-modo, por lo que abarca el conjunto nuclear de la proposición, figure o no, según

decíamos, en su formulación expresa. Tendremos, pues, este modelo de proposición básica:

co

Sn1 + Verbo + Sn2 + Sn3

Sn4

La expansión del verbo a cualquiera de los sintagmas (un verbo sustituye a cualquiera de

los Sn) convierte el tipo de proposición simple en compleja: las tradicionales oraciones

subordinadas. Son, en realidad, agrupaciones o series de proposiciones simples interrelacionadas

por marcadores específicos de coordinación, yuxtaposición y subordinación. Es lo específico del

modelo de texto argumentativo. La interrelación encadenada de frases en proposiciones ordena los

hechos, razones, implicaciones, suposiciones, en torno a un tema, evento o situación de hecho:

co

Tm: P1 + P2 + P3… Pn

Cada una o varias de estas series de proposiciones origina una secuencia. (En el caso de

haber una sola, la consideramos también secuencia porque constituye por sí sola discurso. Hay

otras delante o detrás). Por tanto, y como cada proposición (P) equivale, como mínimo, a dos

sintagmas, nominal (Sn) y verbal (Sv), en la agrupación de proposiciones tendremos en cuenta lo

mismo:

[P1 (Sn + Sv) – P2 (Sn + Sv) – P3 (Sn + Sv) – Pn (Sn + Sv)]

A su vez, los conectores o marcadores proposicionales y oracionales complejos, los

conjuntivos, sustituyen a los guiones e indican el tipo de relación, correlación o texto. En principio,

toda conexión entre proposiciones textuales correlata: pone en relación discursiva una unidad con

otra u otras. La unidad de partida correlaciona los relatos (enunciados discursivos) activando

alguna de sus relaciones nominales internas: sujeto, acción, objeto, circunstante, más sus

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determinantes, especificadores, adjuntos, complementos, etc., según las denominaciones de las

diferentes escuelas lingüísticas.

Nota bene. El cometido de esta parte de Comunicación Oral y Escrita se centra solo en la

identificación de estas unidades, sus marcadores, conectores y tipología textual. Aquí nos

limitamos a la comprensión de las nociones básicas y estructuras elementales. Las relaciones más

complejas entre unidades subordinadas se estudiarán en cursos superiores.

4.1.6. Actividades de lectura comprensiva

(Es aconsejable realizar, al menos, tres de ellas)

1. Señale otros ejemplos, y explíquelos, de denotación y connotación.

2. Lo mismo en cuanto a los conceptos de hiperónimo, hipónimo y cohipónimo.

3. Resuma y caracterice los tipos textuales según lo expuesto.

4. ¿Qué entendemos por hipercategorías del lenguaje y qué implican en una teoría lingüística?

5. ¿Cómo se correlacionan o correlatan los sintagmas en una proposición? Aporte un ejemplo

y explíquelo.

Como puede comprobarse, planteamos cuestiones que permiten aplicar los conocimientos

adquiridos. Es fundamental que el estudiante las afronte inicialmente por sí mismo, sin otra

ayuda que lo asimilado, a no ser en matices muy especiales. Este tipo de ejercicio contribuye a

una comprensión más dilatada del tema. Supone releer el texto. (Cuando releemos, empieza

realmente el estudio).

4.2. ENUNCIACIÓN

Entendemos por enunciación el acto de emitir un enunciado cuyo contenido es una noticia

o información expresada en la forma típica de proposición o uno de sus sintagmas fundamentales,

de acuerdo con el símbolo, ya explicado, de integración correlativa:

X (F) R-I ( co)

Sn1 + Verbo + Sn2 + Sn3

Sn4

Lo concretamente enunciado es su tema (Tm). Incluye la declaración y exposición simple y

directa de cualquier fenómeno (hecho, suceso, derivación suya: estado general de cosas) para su

entendimiento y comprensión objetiva. Ejemplo suyo es el titular de prensa, la noticia: enunciar lo

que se considera acontecimiento importante del día. Implica, por tanto, observación de la realidad

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inmediata, selección de lo noticiable y expresión suya en la composición de la página. Es decir, el

acto enunciativo comprende también aspectos del entorno perceptivo y expresivo que, sin embargo,

no aparecen en lo expresado como claramente subjetivos, sino que se consideran aquello común de

la naturaleza humana al observar y comunicar. Presuponen una idealización comunicativa,

entendiendo que todos entendemos y comunicamos del mismo modo. En tal acto cabe distinguir,

por tanto, la locución misma, el acto de enunciación con sus características personales, y lo en él

enunciado, su contenido objetivo, esencial, podríamos decir. Y aquí entra el signo lingüístico con

todas sus propiedades lingüísticas en el entorno comunicativo.

El fondo de la enunciación es el conjunto perceptivo de sujeto y objeto a través de una

acción cognitiva que relata otra referente:

percepción - expresión

sujeto - acción - objeto

referencia

Con la denominación sujeto-objeto indicamos un conjunto, porque ambos están inmersos

en el marco, o el denominado por otros autores macrotexto general del mundo, en el que establecen

una perspectiva de conocimiento caracterizada por el símbolo de integración correlativa ( co). En

la proposición les corresponden el Sn1 y Sn2 enmarcados en la situación general de espacio-tiempo

y modo: Sn4 La acción la expresa el verbo, pero no necesariamente, pues el sustantivo también la

contiene. El verbo indica la trabazón perceptiva y referencial en modo lingüístico, es decir, operada

ya una función de acto cognitivo que la gramática explicita en cierto modo. Correlaciona el

conjunto propositivo y se presupone siempre bajo alguno de sus aspectos, perceptivo o

referenciado. Puede no figurar en la expresión (verbo elíptico), pero si la acción referente está

contextualizada (solo cuando se emite neutra se abstrae el contexto por entender un aquí-ahora de

presente esencial o existencial), habrá siempre un verbo presupuesto. Ello quiere decir que la

relación sujeto-objeto, por ejemplo, está incursa en el esquema de comunicación ya conocido. Se

enmarca en el espacio-tiempo locutivo que media (mensaje) entre emisor (Emr) y receptor (Rtor).

En una frase como Juan construye puentes, Juan y puentes están correlacionados en unidad

perceptiva a través de la acción construir, lo cual se muestra gramaticalmente mediante la

concordancia entre sujeto, verbo y coherencia de rasgos sémicos del conjunto: [+humano, +activo,

+transitividad, +objeto receptor], etc. Pero la frase entera alude, además, al sujeto hablante que,

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percibiendo la unidad así formada, la enuncia y respecto del cual funciona como objetividad

concebida.

Prueba de esto son los deícticos pronominales, yo y tú, sus mostrativos mi, su (referido a la

segunda y tercera persona), mío, tuyo, suyo (también segunda o tercera persona: el tú pasa a él con

frecuencia en la enunciación), y las figuras a que dan lugar en el proceso enunciativo, como el

locutor y el destinatario, que estudia la crítica literaria, pero cuyo fundamento es lingüístico. Por

locutor se entiende la persona que funciona como fuente de la enunciación, así como destinatario

es la segunda persona, el tú interno de la enunciación, coincida o no con el receptor u oyente de lo

enunciado. Y lo mismo el locutor: puede ser el emisor o alguien en quien se ha delegado la

enunciación: Noticias procedentes de Singapur alertan sobre los efectos de la gripe aviar. El

locutor es “alguien” aquí desconocido que emitió las noticias recogidas por el Emr-locutor real del

enunciado que emite, por ejemplo, en prensa, radio o televisión. Sin embargo, una enunciación

intercalada en un relato puede referirse al esquema recurrente de comunicación solapando el

presupuesto en la emisión real producida. Y entonces Federico se dirigió a los presentes en el acto

con palabras comedidas: Federico está siendo el locutor que emite en lo relatado un Emr X y, a su

vez, los presentes son el destinatario que un Rtor entiende a medida que escucha o lee.

Puede decirse otro tanto de los deícticos concernientes a la situación, contexto y cotexto

(entorno inmediato del texto) de habla: el aquí-ahora en el presente de habla, el momento locutivo

del hablante. Normalmente, aquí refiere el lugar de la enunciación; ahora y el tiempo verbal

presente, el momento en que se habla. Designan el ámbito del objeto enunciado a la par que lo

componen y construyen. La enunciación se genera emplazada, situada. Acota un espacio-tiempo

del mundo viviente según un modo específico de entender y comunicar lo entendido.

Suelen citarse también los adverbios de enunciación, aquellos que afectan a constituyentes

de la proposición o al conjunto de su enunciación. Si decimos Eduardo viene muy rápido, el

adverbio refiere el modo de venir Eduardo. Atañe a la acción relatada. Si, en cambio, decimos

Finalmente, José se ha decidido, el adverbio comprende el conjunto del enunciado. Es adverbio de

frase, según lo denominan algunos gramáticos. Ahora bien, si el adverbio se refiere al acto locutivo

que emite el enunciado, no a este directamente, hablan estos mismos lingüistas, a la zaga de otros

teóricos del lenguaje, de adverbios de enunciación. En tal caso, el adverbio alude a un verbum

dicendi elíptico, de lengua, que sirve para anticipar o enmarcar un carácter del acto de enunciación.

Por ejemplo, en una frase como Confidencialmente, ayer vino Javier a pedirme un préstamo, el

adverbio indica el modo cauto y reservado de comunicar el Emr-locutor tal enunciado.

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Todos estos factores afectan a la enunciación activando las funciones del lenguaje: entorno

de habla, locutivo, referencia, enunciado y enunciación con sus valores expresivos, apelativos,

fáticos e incluso metalingüísticos, más otras funciones derivadas, pero que se reducen

sustancialmente a estos valores.

La enunciación requiere seleccionar atentamente los términos adecuados para exponer el

contenido del enunciado. Su exposición ha de ser adecuada, precisa, con un orden progresivo,

lineal, que permite analizarlo verticalmente de acuerdo con el tema y las ideas principales de que

consta. El clásico modelo de organización y distribución de la noticia informativa nos sirve de

ejemplo. Se expone o redacta siguiendo las cinco preguntas siguientes: quién, qué, cómo, dónde, en

qué circunstancias. Son preguntas ordenadas según el orden de interés más común sobre la noticia:

el sujeto o agente del suceso, motivo o tema del enunciado; este mismo; su modo de

acontecimiento; en qué lugar sucede; cuáles son las circunstancias que lo rodean o motivaron. El

orden puede variar ligeramente. Incluso se enuncian algunas partes dentro de un subtema o

subtítulo, que el Rtor compone mentalmente en unidad de enunciado. Este tipo de actuación

implica un nivel interrogativo constante en Emr y Rtor, al que se responde a medida que se

compone o lee. Hay como un monólogo interno. Y las preguntas mismas fuerzan a seleccionar la

respuesta o contenido de aquellas. El nivel dialogal también presupone este u otro paradigma:

conjunto de interrogantes, presuposiciones, anticipaciones, implicaciones, selección valorativa de

lo más adecuado, etc.

4.2.1. Paradigma textual

En teoría, el tono de la modalidad textual resulta de la expansión de un enunciado.

Incluimos aquí, por ello, un primer paradigma posible de composición y exposición de un texto,

que iremos completando. Decimos posible porque no existe un esquema unánime entre los autores

al respecto, aunque sí un entorno convergente de intención y secciones consideradas. El propósito

lingüístico consiste en presentar precisamente la convergencia de la comunicación verbal en su

dimensión sistemática, que centramos en el signo.

El organigrama de todo texto comprende, en esencia, el tema (contenido, intención, tono y

modalidad anunciada y prevista) su tratamiento y proceso dentro de un plan: principio, desarrollo

(las partes que lo componen, su correlación mutua en el conjunto de integración, valores

lingüísticos: análisis de niveles más representativos), principios que lo subtienden o potencian, una

posible recapitulación o resumen y la conclusión. La enunciación del tema ha de ser lo más breve

posible y acertada. Normalmente se emplean sustantivos o sintagmas, con preferencia nominales,

como al titular libros, capítulos, poemas, etc.

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El desarrollo temático es progresivo y atiende a las ideas principales del texto y subideas

(conceptos) o partes suyas. Suelen enumerarse de modo velado o explicito con determinados

marcadores: en primer lugar; dentro de esta parte; siguiendo con lo expuesto…; en segundo lugar,

insistiendo en esto…; por último (fin, finalmente), resumiendo; y para concluir…

Conviene distribuir estas ideas por secuencias y en orden de importancia e implicación, lo

cual indica un esquema mental apropiado. Por ejemplo: A, para la idea principal primera; B, para la

segunda; C, para la tercera. Es raro que en un enunciado haya más de una idea, pero en un relato sí,

y en una narración compleja, también. Las subdivisiones se marcan con letras minúsculas o

números: A, a, b, c; B, a, b, c; C, a, b, c; A, 1, 2, 3…, o de cualquier otro modo ordenado.

Dividir y distribuir las partes es relativamente sencillo, pues suelen acompañarlas signos de

puntuación precisos: punto para las ideas relacionadas con otra, es decir, que se agrupan en la

misma serie; punto y coma, para enunciar otras ideas seguidas o partes suyas; coma, para aspectos

concretos de cada idea o sub-idea (concepto), etc. Normalmente, el punto y aparte indica idea

nueva o sección suya importante.

A cada una de estas pausas corresponde en la serie y secuencia un tipo de proposiciones o

frases (proposiciones con tal forma o abreviadas por economía lingüística, pero que emiten una

unidad de sentido), simples o compuestas. Es necesario saber clasificar, primero, estas oraciones;

segundo, determinar qué relación guardan con otras de la misma o diferente serie; ver su

acoplamiento en la secuencia o período. La coincidencia, semejanzas y divergencias ayudan a

reconocer la progresión o su retardamiento. Los modos y tiempos verbales colaboran también a

ello, especialmente su correlación. Al proceder así, estamos analizando el contenido y su

composición expositiva. Observamos, además, el fondo perceptivo de la lengua en su organización

gramatical y, por supuesto, expresiva, es decir, textual.

El modo gramatical predominante, expositivo, es el indicativo, con ligeras interpolaciones

del condicional y del subjuntivo, especialmente referidos estos a la hipótesis y conjeturas. El

tiempo por excelencia es el presente y sus colaterales, el imperfecto, futuro (proyección temática)

y, dentro de los compuestos, el pretérito perfecto (próximo al presente).

La progresión textual recurre al engranaje del tema y su rema, cuya acción denominaremos

rematización. Existen diversos modelos para ello. Aquí exponemos solamente un resumen. Lo

importante ahora es recordar la división ya clásica expositiva, que sirve para delimitar el campo

propio de la exposición. Al tema sigue una presentación del mismo: su problemática, los términos

(conceptos, vocabulario) que lo representan. Viene luego el nudo, núcleo y dramatización en

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proceso (principio, desarrollo, fin) del problema propuesto, en el caso aquí estudiado, la

dramatización de ideas: sus implicaciones, correlaciones, oposiciones, si las hay, etc. Y

seguidamente, el desenlace. Existen también diversos modos de iniciar este desenlace, por ejemplo,

los preámbulos de la recapitulación, el resumen y la conclusión final.

Este orden expositivo engendra un ritmo de ideas y de oraciones dentro del período y entre

secuencias, pues suelen remitir unas a otras alternativamente o por giros. En textos cuyo estilo

forma parte de su organización gráfica u organigrama (función poética del lenguaje), esta

periodicidad crea un tempo musical. Ahora bien, la enunciación estricta evita estos fenómenos. Le

basta plantear el esquema organizativo.

Tendríamos, por tanto, un posible orden secuencial como el que sigue:

!" Tema (título, subtítulo, si procede).

!" Presentación: el aspecto, conveniencia, oportunidad e interés de su tratamiento.

Formulación de hipótesis. Lo dicho en el texto crea una expectativa fenomenológica, es decir, una

tensión de escucha y entendimiento cuyo fenómeno comprende retenciones en la memoria y

protenciones, es decir, anticipamientos: comparaciones, interrogantes, algunas de las propuestas

históricas sobre él mismo, pero, a la par, y si procede, evidencia de su inadecuación al momento

actual, o, por el contrario, necesidad de replantearlo o de aprovechar aspectos suyos.

!" Nudo.

* División en partes según ideas y sub-ideas (conceptos) expuestos o implicados:

A

a)

b)

c)…

B

a)

b)

c)…

………………………

* Esquemas oracionales (Proposiciones): Secuencia (períodos): P1 + P2 + P3… Pn.

P1 + P2 forman, por ejemplo, un período y ellas mismas, con P3, una secuencia: oración coordinada

copulativa más una subordinada de objeto, llámese completiva objetiva, o de cualquier otro modo,

etc. Recordemos que cada proposición (P) equivale, a su vez, a una asociación de sintagmas: P [Sn1

+ Sv + Sn2 + Sn3 + (Sn4)].

*Análisis de la oración u oraciones prototípicas y valoración respecto del conjunto.

Antonio Domínguez Rey

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Antonio Domínguez Rey 21

Rasgo peculiar del estilo, pero aceptado en la exposición enunciativa si su tema urge o

implica un problema especial, es el comienzo del texto in medias res, es decir, situando el tema en

el nudo, aunque luego se retome lo que se dejó atrás, la presentación, y la difuminemos al tratar la

distribución de partes.

Desenlace y conclusión.

Suele introducirse después la distribución de partes, pero no siempre, y una recapitulación,

especialmente si el texto se ha alargado. Sirve para activar la memoria próxima, cercana, de lo que

se va almacenando remotamente. Al recapitular ya resumimos. Y el resumen ya prepara el

desenlace y anticipa la conclusión, que, como su nombre indica, ha de ser breve y apropiada,

consecuente con lo expuesto. Puede reformularse en ella, o en el resumen, el tema a modo de

hipótesis, para concluir de modo determinativo, con propuesta firme. Si lo enunciado presenta

dificultades para esta determinación, cierra el texto la hipótesis, pero entonces se esbozan posibles

vías de acceso para una conclusión también posible o incluso otros temas paralelos. La conclusión

es el remate decisivo que orquesta el conjunto analizado con visión de síntesis. En los textos

verdaderamente creadores suele ofrecer una apertura de futuro para temas semejantes o nuevos, con

aportes de otra orientación metodológica.

El orden secuencial de un texto admite diversas figuras discursivas, que los novelistas

suelen acrecentar con nuevos modos. Pero todas las secuencias remiten en sus períodos a un tema

explícito o implícito, el cual comprende, como vemos, una unidad conceptiva y expresiva que

admite despliegue y expansión propositiva. Tan pronto como el verbo expande la proposición

básica en alguno de sus sintagmas, alcanzamos el nivel oracional complejo y, con él, el período y

las secuencias que forman la unidad del texto. Al sustituir un Sn por un Sv de la proposición básica,

se genera otra subordinada. Por ejemplo, si esto acontece en la posición de Sn1, tendremos una

oración subordinada equivalente a sujeto; si en posición de Sn2, otra de objeto, etc. (Al hablar aquí

de objeto, nos referimos a un verbo predicativo; si se trata de uno copulativo, se entiende que el Sn2

corresponde a un atributo). La noción de objeto es muy controvertida en Lingüística. Aquí nos

basta con su concepto tradicional, correlacionado con un sujeto y verbo predicativo.

Por oración se entiende, atendiendo al discurso, bien la proposición simple, bien la

compleja en sus diversos órdenes. (En el caso de la simple, proposición y oración coinciden

atendiendo al hecho de que hay más entorno oracional, precedente o siguiente. Según esto, la

enunciación o exposición origina en sus componentes, como la proposición, expansión textual,

cuyas figuras máximas son, según expusimos en otro lugar, la enunciación, la descripción, el relato

y la narración, y la argumentación).

Antonio Domínguez Rey

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Antonio Domínguez Rey 22

Existen subtipos intermedios de enunciaciones que interpolan un minirrelato expositivo y

explicativo partiendo de un tema concreto, como la noticia ya comentada, los informes,

instrucciones, recetas, reglamentos, etc. Suelen incluir en la parte expositiva un proceso analítico y

además, en el desarrollo, otro sintético de las ideas y conceptos concernidos, siguiendo, por otra

parte, las funciones del lenguaje activadas. Por ejemplo, en las recetas e instrucciones (discursos de

procedimiento) son frecuentes la función apelativa (exhortación: introduzca, mueva, gire…) e

incluso fática (mantenga en contacto; si ha procedido del modo indicado, relea la sección X) para

asegurar el entendimiento de lo anunciado y su buena recepción. Sin embargo, en las instrucciones

de electrodomésticos, máquinas diversas, esta orientación falla al traducir el texto original,

normalmente redactado en inglés, francés o alemán.

4.2.2. Actividades

ACTIVIDADES

1. Analícese el enunciado y desarrollo de un informe (libre elección) según lo estudiado en el

tema: base comunicativa dialógica, expositiva, técnica gramatical empleada, etc.

2. Redáctese ahora un informe también de libre elección y razónese luego por qué se ajusta a

lo expuesto en el tema.

3. Intercambiar esta actividad con algún compañero y registrar las anotaciones razonadas.

(Este tipo de ejercicio resulta muy didáctico).

4.3. DESCRIPCIÓN

Es el modo técnico tal vez más paradigmático y jerárquico, en el que desempeña papel

especial el léxico (vocabulario). La acción suele ser mínima o casi reducida a la función de los

sintagmas propositivos: sujeto-objeto (tema), verbo fundamentalmente atributivo, predicación

elemental, contextualización básica y sintaxis simple de oraciones independientes, coordinadas,

yuxtapuestas. En los relatos y narraciones se denomina precisamente pausa descriptiva la

introducción de esta modalidad en partes del proceso narrativo, que se nombra entonces diégesis

(Gérard Genette). La subordinación, si existe, será sustantiva y adjetiva, de tal modo que las

oraciones lógicas prefieren su valencia coordinada, especialmente la comparativa. El comparativo

entra en todas las modalidades y depende de la naturaleza del verbo que pertenezca a uno u otro

tipo. Decimos incluso que figura en la base de la subordinación, pues se compara implícita o

explícitamente una proposición con otra según un grado de trabazón analógica específico. Si hay

causa en la descripción, será atenuada; si existe concesión, se prefiere una adversativa, etc. La

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Antonio Domínguez Rey 23

sintaxis cede más bien ante los campos semánticos originados por el léxico, por lo que son

frecuentes los paradigmas y las isotopías. La enumeración y la redacción constituyen dos subtipos

suyos, mínimo y máximo, pero suelen clasificarse estos según la naturaleza del objeto y la acción

que motiva. Si se trata de un informe, hablamos de descripción técnica, expositiva. Y para ello,

habrá al menos un enunciado. Si se resaltan los factores sensibles y la percepción estética del

objeto o tema en cuestión, la descripción tiende al efecto literario. Entran en ella las denominadas

figuras literaria, cuya base es siempre un símil o imagen, es decir, la relación entre dos términos

según un fundamento de semejanza o analógico, bien simplemente asociados (A : B = adición por

coma, aposición), bien conectados por un verbo atributivo (A es, parece, está, existe en, como…

B), bien con estructura modal (A como B), bien con ausencia de uno de ellos, normalmente el que

sirve de fundamento, denominado a veces tenor (-B), en cuyo caso nos situamos en la metáfora,

sinécdoque, metonimia y otros modos de sensibilización y percepción estética. (En los textos

analizados hay varios ejemplos).

Cuando describimos un lugar, hablamos de topografía. Si lo descrito es un tiempo o

espacio de tiempo, a tal texto lo denominamos cronografía. Cuando hacemos lo mismo con el

semblante físico, natural, de un objeto (cosa, animal, individuo), llamamos a este texto

prosopografía. Si, por el contrario, la descripción se basa en el carácter ético, moral, psicológico,

social, de una persona, hablamos de etopeya. Y la conjunción de prosopografía y etopeya, de

rasgos físicos y carácter, combinados o por separado, origina el retrato textual, muy frecuente en

literatura. Si estos rasgos están acentuados de modo exagerado, contradictorio, e intención crítica,

jocosa, obtenemos una caricatura, como la del famoso poema de Francisco de Quevedo titulado “A

un hombre de una gran nariz”, donde el primer verso ya invierte el orden de presentación normal de

un rostro: “Érase un hombre a una nariz pegado, / érase una nariz superlativa…”. La perspectiva o

foco de percepción resalta el todo (hombre) por la parte (nariz), órgano que figura automáticamente

exagerado. Lo mismo al emplear un atributo gramatical, el superlativo (muy, lexema más sufijo

–ísima), el cual alude a un derivado implícito: érase una naricísima, equivalente a narizotas, etc.

Estas peculiaridades descriptivas son normales en los textos narrativos de uno u otro modo,

en gran o diminuta escala, mediante un simple rasgo gramatical, una inversión de estructura, una

analogía entre objetos, matices de carácter asociados a estos por el uso que de ellos se hace,

desplazamientos del foco perceptivo, suscitación de anomalías o aspectos similares. Veamos una

descripción sucinta de la novelista Carmen Laforet:

Paulina se imaginó a sí misma andando, pequeña como una hormiga, por entre los surcos de aquella llanura amarilla y parda. Su nariz recibiría mil aromas de hierbas secas y humildes… Conocía el cantueso, el tomillo, el romero de Castilla…

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Sabía que a esa hora, antes del sol, el cuerpo, tonificado por el aire puro y vivo, no sentiría cansancio aunque anduviese mucho… Muy lejos se veían montañas como sombras azules.

Carmen Laforet: La mujer nueva

La descripción clásica atiende a los rasgos del objeto, del sujeto temático y de la situación.

Busca la brevedad, a veces coincidente con la sentencia. Aquí desempeña una función especial el

adjetivo, bien cualificador de sensaciones o específico (amarilla y parda), determinante (de hierbas

secas), así como los sustantivos concretos (hormiga, surcos…). Si aparece uno de estos común, o

abstracto infrecuente , le sigue otro concreto en la interpretación (R-i) semántica que vuelve

viva la escena. De este modo, al pensamiento lo acompaña una imagen que lo sensibiliza. La

sensibilización de conceptos y emociones es típica de la descripción clásica y modernista.

Las isotopías contribuyen a este efecto integrador del conjunto de rasgos semánticos

establecidos en paralelo entre Paulina… andando… por entre los surcos y la pequeña… hormiga

moviéndose también por el campo, ambas, a su vez, entre hierbas secas y humildes. Los rasgos

léxico-semánticos de las dos series encabezadas por Paulina y la hormiga, entre elementos

comunes (surcos, llanura, hierbas; nominación de estas, la cual acompaña el paso imaginado al

caminar: cantueso, tomillo, romero), más la posición de los adjetivos en los sintagmas

correspondientes, crean dos isotopías en paralelo que se funden frente a la magnitud, a lo lejos, de

las montañas comparadas con sombras azules. El foco de la mirada asciende del suelo del campo

hacia la altura de las montañas.

Fijémonos en que la hormiga solo recibe un atributo en función de casi epíteto: pequeña.

Toas las hormigas son pequeñas, aunque unas más que otras. En virtud del paralelismo citado, la

“pequeñez” de la hormiga se proyecta en la recepción del lector al sentimiento que Paulina tiene de

sí misma en ese momento moviéndose por el campo. A su vez, el paso por los surcos y entre las

hierbas se traslada e incide asimismo sobre la hormiga. El texto no lo dice, pero nuestra recepción

lectora, retroproyectiva (va hacia adelante, atrás y de nuevo adelante, en línea, oblicua, quebrada:

distintos tipos de lectura), ensambla ambos movimientos en la imaginación. Y así se produce el

efecto descriptivo del texto.

La isotopía ensambla, por tanto, los semas (rasgos conceptuales o semánticos que

definen el contenido de los signos: surcos, hierbas, aromas…) que, perteneciendo a

distintas palabras del texto, coinciden o guardan equivalencia entre sí al asociarse en la

retención de la memoria. Estos rasgos suelen coincidir en estructuras cuyas posiciones

sintáctico-semánticas guardan algún tipo de equivalencia. La isotopía se basa en la

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redundancia (replicación y recursividad) de formas y elementos de su contenido en

cualquier nivel del lenguaje, fonético, morfosintáctico, léxico-semántico y discursivo.

Tiene carácter repetitivo y asegura la cohesión y coherencia del texto. Es también el

fundamento de los tropos lingüísticos, normalmente denominados figuras de estilo.

El epíteto y la aposición son, por otra parte, las figuras adjetiva y nominal más

sobresalientes de la descripción. Veamos ejemplos clásicos de Homero: Atenea, la de ojos de

lechuza, Néstor, de hablar más dulce que la miel, el larguividente Zeus, la Aurora, la de hermoso

trono, etc. La estructura es bimembre: nombre + adjetivo o aposición.

El adjetivo desempeña función especial en las descripciones según vaya pospuesto o

anteceda al sustantivo. La posposición puede ser directa, como en los adjetivos calificativos, o a

través de verbo atributivo (ser, estar, existir, parecer). Normalmente extrae una cualidad

perteneciente al sustantivo que califica o determina, pero también puede añadírsela. En mar bravío,

el adjetivo determina el estado del mar en un momento dado. No es su estado permanente. Pero en

mar inmenso, la inmensidad aludida le pertenece, pues ningún mar es menor, aunque exista uno así

denominado, el Mar Menor, por oposición a otros más inmensos, como los océanos. Ahora bien, si

decimos El inmenso mar, aunque se trata del mismo adjetivo, la anteposición resalta un atributo

interno a la naturaleza del mar. Lo vemos y sentimos a través del adjetivo sustantivado: la

inmensidad. Esta posición caracteriza al epíteto, un adjetivo calificativo que designa cualidad

propia del objeto y la resalta. Decir oveja mansa es tautológico, pues todas lo son; sin embargo, en

La mansa oveja, el epíteto, aunque tautológico, resalta el atributo natural del objeto, en este caso la

oveja. La anteposición de cualificaciones dota al adjetivo en cuestión de carácter específico y lo

denominamos epíteto, aunque no lo sea realmente. En El melancólico nogal debemos entender que

se trata de un árbol que desempeña una función especial en un relato y, siempre que aparece, se

asocia a sentimiento de melancolía, bien porque adolece de viveza, bien porque ampara situaciones

de igual índole. La anteposición adjetiva induce siempre naturaleza propia del objeto o en un

momento determinado. En El bochornoso espectáculo que dieron anoche…, se resalta el bochorno

que constituía al espectáculo esa noche.

Por ello, la descripción recurre a la sinestesia o transposición entre sentidos orgánicos de

sensaciones motivadas por un objeto. Las usamos incluso en descripciones científicas, como las de

la fonética al caracterizar los sonidos articulados. Un sonido oscuro, mate incluye sensaciones

visuales por el hecho de que no disponemos de calificaciones apropiadas a la hora de describirlos.

Imaginamos entonces el color sonoro, es decir, la impresión que causa en nosotros como si de un

matiz de color se tratara. La sinestesia funda diversos tipos de metáforas y relaciones significativas.

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El uso apropiado de sustantivos los dota de imagen. Normalmente, aunque designan seres

objetivos, concretos, su referencia es más el concepto que enuncian que la realidad referida. Por eso

conviene determinarlos por otro sustantivo o, como decíamos, mediante adjetivos, o nombres de

equivalencia adjetiva, como los determinativos (preposición de más sustantivo). La adjetivación de

sustantivos al posicionarlos en lugar propio de adjetivo dota al sustantivo de fuerza descriptiva: un

hombre león. La designación se vuelve descriptiva. La imagen queda asegurada. Fijémonos en esta

descripción de una carretilla fúnebre en un texto de Camilo José Cela:

La carretilla es de hierro, de una sola rueda. Estuvo en tiempos pintada de verde, de un verde del color brillante de la esmeralda, pero ahora está ya vieja, ya apagada y sin color. ¡Para lo que la usan!

Cruzado sobre la carretilla, saliendo por los lados, el ataúd parece, entre las sombras de la noche, un viejo tronco de encina derribado por el rayo. Dentro, un hombre muerto.

Camilo José Cela: Palabra en libertad

El verbo, semánticamente dinámico o estático, designa acción o estado. Las acciones de los

objetos y sujetos también los describen, aunque propiamente relatan. Corre, ve y dile que llego

volando: cinco verbos de siete palabras que tiene la frase. La voluntad de inmediatez está

asegurada. Si se trata de verbos nominales (con predicado nominal), la acción se reduce o no existe.

Si el caso es de verbos pasivos, depende de la circunstancia. Se prestan o no para descripciones

según el momento oportuno de su inclusión, por lo que requieren una técnica especial. Y consiste

esta en omitirlos sustituyéndolos por pausa, coma, punto y coma o punto, o en sustituirlos por

acción activa cuando resultan superfluos, innecesarios, o retardan la acción. En La casa es pequeña

y se abre al norte con puerta de dos hojas, elidimos el verbo atributivo y el pronombre impersonal

se, y nos queda: La casa, pequeña, abre al norte con puerta de dos hojas. Adquiere vida.

Compárese también La casa fue desvalijada enteramente con Desvalijaron la casa enteramente. La

segunda es más dinámica, pero la primera detalla parte del tiempo empleado: lo describe. Y si

quisiéramos resaltar el hecho por su resultado y sorpresa, diríamos: La casa, desvalijada

enteramente.

Descripción y narración no se excluyen. Pueden implicarse.

Sucede algo parecido con las comparaciones: dos planos de orden diverso pero

coincidentes en similar, por ejemplo la disposición y esplendor de los ejércitos en orden de batalla,

comparados con una bandada de aves:

De la suerte que las alígeras aves gansos, grullas o cisnes cuellilargos se posan en numerosas bandadas y chillando en la pradera de Asio, cerca de la corriente del Caístro, vuelan acá y allá ufanas de sus alas, y el campo resuena; de

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esta manera las numerosas huestes afluían de las naves y tiendas a la llanura escamandria y la tierra retumbaba horriblemente bajo los pies de los guerreros y de los caballos. Y los que en el florido prado del Escamandro llegaron a juntarse fueron innumerables; tantos cuantos son las hojas y flores que en la primavera nacen.

Homero: Ilíada

La escena presenta dos cuadros que, superpuestos, y en razón de paradigmas comunes de

adjetivos y sustantivos, más el enlace comparativo (de esta manera: A como B): numerosas /

numerosas, bandadas / huestes, pradera / llanura, y el campo resuena / y la tierra retumbaba, etc.

La coincidencia en las mismas posiciones sintácticas de adjetivos, sustantivos y frases, determina

una implicación o “montaje” sintáctico de isotopías (los mismos lugares sintáctico-léxico-

semánticos de un texto) por niveles gramaticales. El plano A presenta el B por alusión y los dos se

refuerzan dotando de viveza y de realismo a la escena bélica. Tanto el vuelo y aposentamiento de

las aves como la salida de los guerreros de sus tiendas y naves son acciones reales. Y el hecho

ficticio de comparar un ave con un guerrero (plumas de los yelmos, quillas de las lanzas…) parece

también real gracias a este efecto. Lo adjetiva: Los guerreros eran aves en sus movimientos.

De este modo, la escena se anima y llena de valores estáticos y dinámicos, contrapuestos, y

creando cuadros peculiares: retratos, prosopopeyas, topografías, prosopografías, etc.

Véase una topografía, la noche en campamento troyano, con ciertos tintes prosopográficos

derivados de la animación del cuadro que describe el reposo de los guerreros:

Así, tan alentados, permanecieron toda la noche en el campo, donde ardían muchos fuegos. Como en noche de calma aparecen las radiantes estrellas en torno de la refulgente luna, y se descubren los promontorios, cimas y valles, porque en el cielo se ha abierto la vasta región etérea, vense todos los astros y al pastor se le alegra el corazón; en tan gran número eran las hogueras que, encendidas por los teucros, quemaban ante Ilión, entre las naves y la corriente del Janto. Mil fuegos ardían en la llanura, y en cada uno se agrupaban cincuenta hombres a la luz de la ardiente llama. Y los caballos, comiendo cerca de los carros avena y blanca cebada, esperaban la llegada de la Aurora, la de hermoso trono.

Homero: Ilíada

La figura del caballo con su alimento temprano une el esplendor lumínico del cielo en la

noche y los reflejos de las hogueras en la llanura. Si nos fijamos en los verbos, el indefinido

(permanecieron) parece cerrar una secuencia, pero en realidad la abre. Ese tiempo, finito y alejado,

presenta una estampa. Se entra en ella, en el cuadro, por el imperfecto descriptivo, cuyo valor es de

presente en el pasado: asistimos a la situación de su estado, en reposo. El imperfecto describe

aquel presente del pasado y matices suyos de tiempo reciente, aún próximo (se ha abierto): la

inminencia anunciada y ya cumplida de los astros. Añádase a esta sensibilización de quietud en

continuo movimiento de fuego y visión velada de objetos (promontorios, cimas y valles), el

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gerundio de los caballos, comiendo cerca de los carros, la otra inminencia de la Aurora. La

combinación del imperfecto con el indefinido, pero en dos períodos diversos, al principio y en la

tercera parte, mediada la transición con el presente repetido de la segunda, crea un relieve animado

hasta la conjunción de la tierra con el cielo en el gesto y costumbre animal, con el gerundio:

Pretérito indefinido: permanecieron

Presente de apertura de la noche: aparecen, se descubren,… vense, se... alegra.

Imperfecto descriptivo: eran, quemaban, ardían, se agrupaban.

Gerundio transicional: comiendo.

El paralelo y contraste resulta evidente: 1, 4-4, 1, los unos distantes entre sí como el

pasado concluido y el, digamos, andante: la progresión del nuevo día en el gerundio. Vemos, pues,

que el cuadro de la escena estática consta de movimiento y transición como de la noche a la aurora

y ante los ojos complacidos del pastor, cuya figura forma paradigma con los caballos, en clara

alusión a un tópico literario: vida campestre frente a vida bélica, las dos bajo el claro de luna.

Pero resta aún algo importante: el adjetivo inicial, ponderado (tan alentados, referido a los

cincuenta hombres del final de la tercera parte). Se refiere al mismo sustantivo en posición

antecedente del texto no recogida en esta cita , pero marca el tempo, aliento o ánimo, con que

transcurre el movimiento de la escena. La descripción también comporta acción, hechos, pero en

ella resalta vivamente la percepción que la anima. En lo objetivo de la escena vibra, con el fuego,

la inminencia de la luz y de la espera, algo subjetivo.

Tal es el valor lingüístico de la descripción: crea un objeto vivo con los objetos del mundo

y trasluce un sentimiento en la función expresiva que, aparentemente, apenas contiene rasgos

connotados.

Este efecto objetivo-subjetivo es más notorio hoy día, por ejemplo en el modernismo.

Veamos una secuencia descriptiva de Ramón M.ª del Valle-Inclán concerniente al otoño, época

especialmente melancólica, pero también animada:

Recorrimos juntos el jardín. Las carreras estaban cubiertas de hojas secas y amarillentas, que el viento arrastraba delante de nosotros con un largo susurro. Los caracoles, inmóviles como viejos paralíticos, tomaban el sol sobre los bancos de piedra. Las flores empezaban a marchitarse en las versallescas canastillas recamadas de mirto, y exhalaban ese aroma indeciso que tiene la melancolía de los recuerdos. En el fondo del laberinto murmuraba la fuente rodeada de cipreses, y el arrullo del agua parecía difundir por el jardín un sueño pacífico de vejez, de recogimiento y de abandono.

Ramón M.ª del Valle-Inclán: Sonata de Otoño

Antonio Domínguez Rey

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He aquí una estructura igual a la del texto anterior sin el intersticio del presente replicado.

Del tiempo concluido se pasa al presente del pasado, el imperfecto. Ahora bien, el verbo recorrer

es transitivo y el prefijo re- lo diferencia del simple correr, cuya acción es imperfectiva. Incluye en

cada momento la acción realizada. Llega siempre a su destino en cualquier punto de la carrera,

aunque se supone un buen trecho. El prefijo marca la duración y a ello atiende el imperfecto: su

recorrido.

Fijémonos, por otro lado, en que asistimos en cada punto del texto a una parte selecta del

jardín, seguida, en algunos tramos, por otra asociada al primer objeto citado: carreras-viento

(hojas), caracoles, flores-aroma (recuerdos: melancolía, paralelismo inverso con el par léxico

precedente), laberinto (fuente-cipreses, agua-sueño), sueño (En el fondo); vejez (anquilosamiento

aludido por connotación), recogimiento (recuerdos), abandono (melancolía-abismo). El jardín

establece un campo léxico y otro conceptual en paralelo, dos a dos, bien mediante oraciones

coordinadas, bien mediante compuesta con subordinada adjetiva, hasta llegar al final con sentido

de recolección o agrupamiento oracional, también binario (dos oraciones coordinadas) , pero que

se expande con sintagmas no progresivos en la segunda de ellas: y el arrullo del agua… Decimos

sintagmas no progresivos atendiendo a la repetición del mismo esquema determinativo: de vejez,

de recogimiento, de abandono, este a su vez introducido por copulativa (y), lo cual refuerza el

movimiento acompasado binario (y… y), aunque lo unido sean estructuras diferentes: oración en el

primer caso y sintagmas en el segundo. Un valor de y se superpone (amalgama) a otro, generando

así ese efecto de estilo acompasado.

Llamamos sintagmas progresivos y no progresivos (Dámaso Alonso) a los que añaden,

respectivamente, nueva estructura y a los que, por el contrario, repiten una ya dada, como, por

ejemplo, en un sueño pacífico de vejez, de recogimiento y de abandono. Los determinativos, que

adjetivan, a su vez, a un adjetivo previo (“un sueño pacífico de vejez, de recogimiento y de

abandono”.), repiten la misma estructura no progresiva: Prep. + Sustantivo (Sn), con lo que estos,

los sustantivos, forman el paradigma, ya anunciado connotativamente en los cohipónimos de

jardín (hiperónimo). Al repetirse este hiperónimo al final, el plano de connotación refuerza lo

verdaderamente denotado: el otoño de la vida.

Observemos que la distribución de cada parte del jardín engendra una sintaxis o conexión

semántica específica. En la descripción se superponen los diferentes niveles lingüísticos, de tal

modo que unos inciden en otros reforzando el carácter intrínseco de la integración correlativa del

signo lingüístico (significante – significado), es decir, del texto. Apreciamos con claridad el factor

interpretativo [X (F) R-I ( co)] del conjunto.

Antonio Domínguez Rey

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Estos breves ejemplos nos permiten intuir el ejercicio de la redacción y del comentario de

textos. Hemos visto cómo se engrana el tema u objeto de la descripción. Al hacerlo, ya esbozamos

un comentario, que debemos ampliar con otras técnicas incluso más desarrolladas. Fuimos del

texto a su contenido estructurado con ligeros esbozos de composición lingüística. La redacción

surge entonces en el proceso, pues asistimos a su desarrollo en la mente de unos emisores cuya

locución los convierte, por su estilo, en autores representativos, entre otros, de este género textual.

Partiendo del mismo tema, y de igual estructura, se pueden hacer ejercicios similares. La redacción

permite ver en vivo su trama expositiva e interpretativa.

4.3.1. Actividades de lectura comprensiva y ejercicios

ACTIVIDADES DE LECTURA COMPRENSIVA

(Basta con la referencia de lo expuesto)

1. Esquematice el contenido del tema.

2. ¿En qué se fundamenta una figura literaria?

3. Defina el retrato y sus componentes descriptivos.

4. Resuma los valores descriptivos del sustantivo, adjetivo y verbo.

EJERCICIOS

(Escoja uno de los dos propuestos)

1) Indíquense valores descriptivos y narrativos en el texto, razonándolos. (Basta con aplicar lo

estudiado en el tema, pero cabe también ampliarlo).

La casa está animada. Viven en ella. La habitan un señor pálido, delgado, con una barba gris, una señora y una niña. Tiene el pelo flotante y de oro la niña. Las hierbas que salían de los arriates sobre los caminejos han sido cortadas. Sobre las mesas de las casas se ven redondos y esponjados ramos de rosas: rosas blancas, rosas bermejas, rosas amarillas. Cuando sopla el aire se ve en los balcones abiertos cómo unas blancas, nítidas cortinas salen hacia fuera formando como la vela abombada de un barco. Todo es sencillo y bello en la casa. Ahora en las paredes, desnudas antes, se ven unas anchas fotografías que representan catedrales, ciudades, bosques, jardines. Sobre la mesa de este hombre delgado y pálido destacan gruesas rimas de cuartillas y libros con cubiertas amarillas, rojas y azules. Este hombre todas las mañanas se encorva hacia la mesa y va llenando con su letra chiquita las cuartillas. Cuando pasa así dos o tres horas entran la dama y la niña. La niña pone suavemente su mano sobre la cabeza de este hombre; él se yergue un poco y entonces ve una dulce, ligeramente melancólica sonrisa en la cara de la señora.

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A la noche todos salen al jardín. Mirad qué diafanidad tiene el cielo. En el cielo diáfano se perfilan las dos copas agudas de los cipreses. Entre las dos copas fulge -verde y rojo- un lucero. Los rosales envían su fragancia suave a la noche. Prestad atentos el oído; a esta hora se va a escuchar el ronco rumor del paso del tren -allá lejos, muy lejos- por el puente de hierro. Luego brillará la lucecita roja del furgón y desaparecerá en la noche oscura y silenciosa.

Azorín: Una lucecita roja

2) Determínese el tipo o tipos de descripción, razonándolo, en el siguiente texto de Carmen

Laforet:

No sé cómo pude llegar a dormir aquella noche. En la habitación que me habían destinado se veía un gran piano con las teclas al descubierto. Numerosas cornucopias -algunas de gran valor- en las paredes. Un escritorio chino, cuadros, muebles abigarrados. Parecía la buhardilla de un palacio abandonado, y era, según supe, el salón de la casa. En el centro, como un túmulo funerario rodeado por dolientes seres -aquella doble fila de sillones destripados-, una cama turca, cubierta por una manta negra, donde yo debía dormir. Sobre el piano habían colocado una vela, porque la gran lámpara del techo no tenía bombillas. Angustias se despidió de mí haciendo en mi frente la señal de la cruz, y la abuela me abrazó con ternura. Sentí palpitar su corazón como un animalillo contra mi pecho.

Si te despiertas asustada, llámame, hija mía –dijo con su vocecilla temblona. Y luego, en un misterioso susurro a mi oído:

Yo nunca duermo, hijita, siempre estoy haciendo algo en la casa por las noches. Nunca, nunca duermo. Al fin se fueron, dejándome con la sombra de los muebles que la luz de la vela hinchaba llenando de palpitaciones y de profunda vida. El hedor que se advertía en toda la casa llegó en una ráfaga más fuerte. Era un olor a porquería de gato. Sentí que me ahoga y trepé en peligroso alpinismo sobre el respaldo de u sillón para abrir una puerta que aparecía entre cortinas de terciopelo y polvo. Pude lograr mi intento en la medida que los muebles lo permitían y vi que comunicaba con una de esas galerías abiertas que dan tanta luz a las casas barcelonesas. Tres estrellas temblaban en la suave negrura de arriba y al verlas tuve unas ganas súbitas de llorar, como si viera amigos antiguos, bruscamente recobrados.

Carmen Laforet: Nada

Antonio Domínguez Rey

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4.4. NARRACIÓN. El DISCURSO

Al exponer el primer género de texto, la enunciación, incluíamos un posible paradigma

textual basado fundamentalmente en el tema (asunto, intención, tono modal, locutivo), su

determinación contextual operativa (marco, macrotexto o símbolo de integración textual

correlativa), proceso (inicio, desarrollo, fin), división en partes (oraciones, secuencias, períodos

posibles ritmo textual ), principios desvelados de la organización sistemática, análisis del

prototipo oracional resultante, valoración respecto del conjunto, posible recapitulación con resumen

y desenlace acompañado de una conclusión. Cada una de estas secciones admite otras más

determinadas, por ejemplo al aplicar este paradigma al comentario de textos literarios, ricos en

valores significantes y expresivos. Aquí queremos circunscribir el mínimo textual de cualquier

género y tipo que se proponga, apoyados, como hemos dicho varias veces, en el fondo

comunicativo del lenguaje y su constitución sistemática como signo. Es lo propio de la Lingüística.

(En este resumen hemos añadido algunos aspectos nuevos que consideramos más oportunos para

adentrarnos en la forma y vivencia del texto).

Al derivar por intercalación de verbo los sintagmas de la proposición inicial, veíamos que

accedemos al complejo de oraciones, por lo menos dos proposiciones unidas (P1 + P2 + P3… + Pn)

en una oración coordinada o subordinada, y de aquí a las secuencias y períodos que constituyen el

texto, largo o corto en su extensión. La unidad elemental, decíamos, es el enunciado consistente en

la relación sujeto-objeto circunscrita en el ámbito normal de habla, el mundo de vida considerado

como percepción propia del hombre en un espacio y momento determinados. Tal relación

constituye o procede de una acción al menos perceptiva, la cual está orientada, como correlato

suyo, a algún suceso, acontecimiento, estado de hecho, real o imaginado. Los conceptos de

cohesión y coherencia, estudiados asimismo en este tema, se explican por el símbolo de integración

textual correlativa, cuyo fondo de realidad es el ritmo creado en el texto: las correspondencias,

concordancias, interpolaciones, etc., que hay entre los objetos, personas, acontecimientos, y entre

quien emite los enunciados y los recibe interpretándolos.

Hemos visto también, al estudiar los caracteres generales del texto, que las relaciones

dialógicas de la comunicación lingüística crean una profundidad polirradiada entre Emr-Rtor, lo

enunciado (mensaje), el acto de enunciación, su canal (oral, escrito: lectura), la relación de contacto

con la realidad y su representación cognitiva. Las líneas de interrelación entre estas líneas son

también complejas a pesar de su apariencia simple. Por ejemplo, la relación del entendimiento con

la palabra ya creada, o la originada en el momento del discurso, presupone un trasfondo ontológico

que atañe no solo a la lingüística, sino también a la hermenéutica y crítica literaria. Si tenemos en

Antonio Domínguez Rey

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cuenta además la referencia objetiva, el mundo de las cosas, la relación antedicha se complica por

el hecho de que no todos los receptores entienden lo mismo al comunicarlo. Determinar lo mismo

de un mensaje en orden a su comunicación presupone conformarlo de acuerdo con aquella relación

ideal / real que, recordemos, sitúa Amor Ruibal entre el entendimiento y la comprensión objetiva,

por tanto, también dentro del signo lingüístico. Ante este problema hacemos una precisión mental

presuponiendo que todos los hablantes de una misma comunidad lingüística entienden lo mismo y

de igual modo. Es la hipótesis de Noam Chomsky, Tzvetan Todorov, Umberto Eco y otros autores,

consistente en considerar un receptor típico que entienda, en condiciones normales, lo mismo que

emite el emisor. Esto indica, a su vez, que tal emisor ya ha tenido en cuenta al receptor como si

fuera otro yo de sí mismo, un alter ego. No saldríamos entonces del ámbito de un monólogo.

Entender lo contrario requiere un vínculo ontológico (la lógica que estudia las relaciones de los

seres) que nos une a la realidad desde sí misma y nos separa al mismo tiempo de ella: nos proyecta

fuera, nos extima, como decía Miguel de Unamuno. Tal proyección es aquí el texto. Y esta tesis ya

corresponde a varias ciencias humanas, no solo a la lingüística, si bien esta presenta el problema y

determina sus condiciones de entendimiento y enunciación expositiva, objetivo que también se

traza la hermenéutica o ciencia de la interpretación textual. Sin el factor interpretante (F (x) i n/p)

resulta imposible hablar de este problema con un mínimo de exigencia científica.

Nada extraño, entonces, que el hombre exponga y replique al hablar este proceso

situándolo ante sí mismo. Y lo hace con cierta complacencia, como reconociéndose en ello

hablando, contando o escribiendo lo que ve, observa, siente, le sucede a él o a otros. Fijémonos.

Hemos dicho a él o a otros. Hablamos del hombre en tercera persona singular o plural cuando

nosotros, los hablantes, somos ese hombre. Tal es el fondo del discurso narrativo: dar noticia de lo

que acontece viéndonos circunscritos en ello. Y este dar y viéndonos supone discurso. La narración

trata el curso de los acontecimientos, fenómenos de la vida: aquello que sucede, ocurre, deviene.

Pero no lo trata como simple noticia escueta de algo, sino como problema: lo situado enfrente de

uno para comprenderlo en todos sus aspectos y circunstancias. Es lo que entendemos por relato de

una historia. El relato comprende la exposición y desarrollo de un fenómeno según los aspectos

considerados en el paradigma textual que ya conocemos. En este sentido, relato y narración

coinciden al enunciar algo que contiene e implica tiempo en un espacio según un modo de

acontecimiento. Un cuento relata; una novela, también; un reportaje periodístico, igualmente. La

narración es un género textual que comprende diversos tipos de manifestación, como los citados.

Su paradigma es el ya anunciado al tratar la enunciación. Teóricamente, consiste en la expansión

lingüística de un enunciado según los factores que conforma este: un hecho, suceso, acontecimiento

situado en las hipercategorías de espacio, tiempo, modo, según las relaciones ahí implicadas, y

conforme a un orden o plan de sucesión y seguimiento (diégesis).

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Antonio Domínguez Rey 34

Gérard Genette (Nouveau discours du récit, 1983) establece un orden de dependencia

lógica en el relato (récit) verídico o fático y el ficticio. En el primero, a la historia (acontecimientos

denotados) le sigue la narración o enunciación de la cadena textual del relato, siendo este, a

continuación, el resultado o cadena sintáctico-semántica del acto narrativo. Dicho de otro modo, y

en términos ya usados en nuestra exposición, el tema (historia) comporta un acto narrativo

(narración) y este genera un cuerpo textual sintáctico y semántico (relato).

En el relato de ficción se considera, en cambio, que el acto narrativo no denota unos hechos

efectivos, comprobables, por lo que el relato funciona como saturación suya y entonces la historia

resulta también proyección de su textualidad (término que designa en abstracto el conjunto de

elementos y operaciones constitutivas del texto). El orden va aquí de la narración al relato y a la

historia.

Fue precisamente dentro de la retórica (Aristóteles, Cicerón, Quintiliano) donde se situó el

interés científico por la determinación sistemática de un modelo discursivo. De él derivan los

textuales que hoy conocemos. Conviene conocer el más notable de ellos, ideado por Aristóteles, del

que los demás son partes, apéndices o glosas.

El análisis del discurso comprende, según este filósofo, la invención, disposición,

elocuencia y acción. La invención concierne a la selección de la idea o tema adecuado según el

estado de causa (status causae: razón, motivo, circunstancia) de que se trate. Supone dotes agudas

de observación de la realidad y sus implicaciones sociales. La pregunta (quaestio) clave de la

invención es: ¿qué decir? Implica el tema en el pronombre interrogativo, pero también su tono

modal en el interrogante. Identificar el tema y sus motivaciones es muy importante, pues

conociendo estas, el interés suscitado, obtendremos la finalidad del discurso. La identificación del

tema requiere definirlo, enunciar sus términos precisos, exactos. Para ello existe una serie de

tipificaciones derivadas del conjunto de discursos históricos, que los griegos denominaron lugares

comunes y específicos (topoi, los tópicos de la poética actual), de donde extraían la argumentación

más adecuada para sostener la conjetura inicial que el tema sugería. Esto requiere seleccionar una

serie de pruebas para cada argumento escogido. No olvidemos que el discurso estaba orientado a lo

que hoy entendemos por judicatura, el hecho de emitir en público un juicio sobre una causa de

acuerdo con sus circunstancias. Solía distinguirse entre pruebas subjetivas (ethos, el

comportamiento ético y su resultado afectivo, moral, pathos) y objetivas.

Como la determinación de la objetividad de una causa requiere una evidencia mediada,

inducida de los hechos ya acontecidos, o de testimonios humanos, si se trata de asunto histórico, se

buscan los aspectos que contribuyen a lo objetivo, es decir, lo verosímil o más probable, con lo que

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se introduce un margen notable de interpretación. Por ello, la prueba más común de argumento es

el entimema, silogismo de solo dos premisas, antecedente y consiguiente, basadas en aspectos de

experiencia, y que dan por supuesto y comúnmente aceptable un vínculo de implicación causal.

Respira, luego vive, por ejemplo. Algunos teóricos, como Roland Barthes, reducen la literatura

entera al entimema. El vínculo sería una fiducia, es decir, un acto de fe social o confianza en lo que

se nos dice o cuenta, aquello que, emitido, no se cuestiona y se supone verosímil, creíble, según su

modo de presentación. Por eso las técnicas de persuasión resultaban decisivas en el mundo griego y

romano, heredadas hoy en el medio judicial y político. Se recurría para ello al ejemplo retórico, los

exempla, la fábula, parábola, que luego adquirieron incluso rango textual tipificado, autónomo.

Aquí se considera también el texto predictivo, que da por sucedido algo aún futuro desde el marco

espacio-tiempo de su contextualización, como sucede en la profecía. (Por contextualización

entendemos el conjunto de factores y operaciones que constituyen el contexto de un texto. A

medida que avanzamos en la exposición del tema, se impone el uso de conceptos y vocablos

abstractos que compendian y resumen lo tratado. Así procede la ciencia).

La disposición del discurso comprende su composición estructurada, dividida en partes: el

exordio, consistente en captar la voluntad (captatio benevolentiae) de los receptores, para lo cual

existían técnicas específicas para solicitar la atención del auditorio (función apelativa y fática del

lenguaje); la narración expositiva de los hechos, que ha de ser breve, clara, verosímil, y seguir unos

principios que los hagan creíbles. Esto supone enunciarlos como si fueran recortes de la vida

misma. El sentido de realidad se presupone o se fundamenta. Para ello se recurre a la ley de unidad

de acción diferenciada en el planteamiento del problema o conflicto (nudo) y su resolución

adecuada en el desarrollo. El tratamiento del conflicto suele exponerse en orden progresivo de

interés, para lo que se crea una expectativa, a veces sin cumplimiento posible, del caso, sobre la

que irrumpe, con sorpresa (peripecia) o como consecuencia de las premisas, la solución. El paso de

la expectativa así creada a su resolución origina un movimiento específico, un ritmo de desarrollo o

ley de movimiento discursivo, que busca aquella unidad entre la diferencia de argumentos. El

mantenimiento de la unidad a lo largo del texto es muy importante: sostener en todo momento el

objetivo y plan trazados. Por eso resulta decisiva la invención inicial del discurso.

Si la acción transcurre según el movimiento de la vida y consigue la unidad de esta, el

discurso resulta verosímil. La verosimilitud es otra de sus leyes básicas. Y todo ello exige una

selección afinada en cada paso del proceso, lo cual se refleja en el plan ideado. Aquí entra la

Historia como tipo específico de narración, pero también la fábula ya citada y los relatos en torno a

hechos históricos.

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Consta también en el capítulo de la disposición del discurso la confirmación de los

argumentos expuestos mediante la prueba aportada y la refutación de los esgrimidos por el

oponente (la figura del fiscal en los juicios actuales). Es el capítulo de la argumentación, hoy

estudiado como modalidad específica de texto. Observemos que era parte integrante del discurso en

tiempos de Aristóteles.

La disposición se cierra con una peroración, que incluye la recapitulación (recapitulatio)

de las pruebas enumeradas y una apelación final al auditorio (indignatio) para persuadirlo y

solicitar su anuencia con lo expuesto. La recapitulación verifica la cohesión coherencia del texto,

pues comprueba el encadenamiento secuencial de los períodos y del texto.

La elocución (elocutio) comprende el estilo del discurso, que solía dividirse en tres géneros

(genera dicendi) según el rango social o intelectual del tema o causa tratada: humilde, medio y

sublime. De aquí procede fundamentalmente la estilística actual y la consideración artística de la

gramática. Así se entendía esta antiguamente, como un arte, pues abarca la disposición de la

materia verbal, la selección de palabras, su corrección según niveles gramaticales, los efectos de

estilo y las denominadas figuras discursivas, los tropos, del lenguaje y del pensamiento, hoy día

reducidos respectivamente al significante y al contenido o significado del sistema lingüístico.

El estilo busca la claridad, la corrección citada, la adecuación con el género seleccionado y

el tema propuesto, así como la brillantez u ornamentación (figuras y tropos).

Nos hemos referido antes a los topoi o lugares comunes que la selección de argumentos

empleados requiere. Esto indica que el discurso no solo trata una historia, sino que contiene

además memoria histórica, el resultado de textos anteriores. La memoria resulta decisiva, ya que es

el depósito de los recuerdos, del tiempo transcurrido, y maestra de vida para el tiempo presente y

futuro. Se consideraba también un arte: qué y cómo recordar en situaciones precisas. Por ello, el

discurso establece un campo léxico del tema o causa expuesta, así como el campo conceptual

respectivo, para lo que se sirve de imágenes físicas y mentales con sus lugares correspondientes.

Hay lugares de experiencia y de la mente. Su combinación engendra símbolos, entre ellos, y el

principal, el del lenguaje, su signo. Ya hemos citado que la mente clásica asocia una idea o

concepto con una imagen sensible. De este modo, el orden del plan establecido correlata (pone en

relación como relatos) los lugares físicos de las cosas y acontecimientos con los mentales y el

orden de la realidad con el del discurso. Esta correlación ordenada incrementa la unidad del tema a

través de su desarrollo.

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Por último, la acción locutiva del discurso interconecta la articulación fónica con los gestos

que la acompañan, siguiendo la ponderación de los símbolos establecidos. El habla comporta una

valoración de lo hablado y del modo de decirlo. Es la elocuencia. No basta con enunciar el tema y

desarrollarlo según una sucesión ordenada de acontecimientos (una historia). A cada tema y

aspecto suyo le corresponde un tono (correlación de ethos y pathos, de sujeto y pasión, de idea y

sentimiento o sensación asociada); lo mismo a cada parte del desarrollo. La mímica desempeña

aquí una función crucial. El cuerpo humano transpira el discurso planeado. Sin esta implicación

completa de gesto fónico, imagen e idea, el discurso no adquiere brillo. Fono, icono y concepto:

palabra, imagen (el icono creado por la fonémica, voz y gesto integrados), entendimiento. He aquí

los tres vértices fundamentales del signo lingüístico.

A la mímica del gesto y al ritmo del habla corresponde en escritura el sistema de

puntuación, cuyos símbolos:

" expresan el tono (positivo sin marca específica respecto de los demás: su ausencia es

el término no marcado , interrogativo (¿…?), exclamativo (¡…!), suspensivo (…), a los que

corresponden tonemas específicos en el habla y lectura);

" indican las pausas (coma, punto y coma si se trata de aspecto integrado en una

distribución, enumeración, clasificación perteneciente a idea ya enunciada, aposiciones , incisos

las rayas, como hacemos ahora mismo , punto y aparte, para nuevas ideas);

" requieren grafía de letra mayúscula en comienzo absoluto de texto (al comenzarlo, al

cambiar de aspecto en una idea o al incluir sub-ideas (punto y seguido), o al introducir una nueva

(punto y aparte).

Resumimos: la narración se basa en un hecho, acontecimiento o historia entendida como

relato de estos fenómenos situados en un lugar, época precisa, aunque sea imaginaria, lo cual crea

un ambiente y escenario de la acción o acciones realizadas por unos personajes (protagonistas:

principal y secundarios). Es decir, el marco enunciativo se corresponde con el comunicativo del

signo lingüístico: un Emr-locutor y Rtor-destinatario, el mensaje o acción tematizada, convertida en

tema en cuanto referencia, el canal de emisión y su entorno circunstancial (situación y contexto).

Como el lenguaje es el pensamiento reflejado al hablar, ese reflejo se traduce también en él

repitiendo su propia estructura. El Emr del texto puede desdoblarse en locutor de un mensaje

interno al texto mismo, con su receptor propio, al que denominamos destinatario, el cual puede

coincidir con el Rtor general del texto o no. Es decir, la narración inventa un escenario de

acontecimientos aunque represente hechos de la realidad vivida. Hay siempre una distancia

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intermedia entre lo que se dice (enunciado temático con su propia estructura), el acto y modo de

decirlo.

El estilo directo o indirecto son, por ejemplo, modos de esta distancia narrativa respecto de

lo que se dice. El estilo directo nos coloca en el decir de lo dicho; el indirecto enuncia, en cambio,

un decir previo, así como el que completivo introduce algo ya mentado, antedicho o imaginado.

Ahí entra también la diferencia entre el orden sucesivo de los acontecimientos y el orden del

discurso, la distinción entre tiempo y espacio reales, narrados, y el tiempo y espacio propio de la

narración, coincidentes o no. Dice Virginia Woolf en Orlando (he aquí un ejemplo de estilo

directo): “Una hora puede corresponder a un segundo en el tiempo mental”.

Tales diferencias originan un escenario peculiar y distinciones en el modo mismo de

presentar los hechos, es decir, diversas técnicas de narración. Si atendemos a la referencia del

mundo objetivo narrado, la narración será verídica, más bien verosímil, o ficticia, totalmente

inventada, pero con estructura también verosímil según el modo de presentar los hechos. Aunque

estos sean irreales, el modo de presentarlos ha de cumplir las exigencias de cohesión y coherencia.

En ambos casos interviene la imaginación, pero de modo diferente, pues en el segundo, el ficticio,

se inventa la historia por más que partamos de hechos reales. Si atendemos, en cambio, a la

intervención del Emr desdoblado en locutor narrativo, o al Rtor considerado como destinatario, o

incluso a la realidad, su referencia representada en la mente, entonces toman valor las personas del

eje locutivo [(yo-tú /él (ello)], según la focalización o perspectiva de cada una de ellas. Habrá

narración en primera persona, un sujeto o alter ego del yo; en segunda, un tú sustituto, ficticio o

también alter ego del yo (el sujeto se desdobla considerándose su propio objeto e interlocutor, por

ejemplo en el denominado monólogo interior de la técnica novelista, como sucede en el Ulises de

James Joyce); y narración en tercera persona, en la que el narrador asiste a la escena de lo narrado

como espectador, testigo o apuntador, pero sin intervenir directamente en lo que acontece. Este

procedimiento dota de más realismo a lo inventado, pues nos introduce en la relación directa de los

fenómenos.

Veamos algunos ejemplos.

Texto 1

Escurrían por el cuello de Sebas regueros de sudor ensuciados de polvo, a esconderse en el vello de su pecho. Tenía los hombros bien redondeados, los antebrazos fuertes. Sus manos duras como herramientas se dejaban caer pedacitos de tortilla encima de los muslos. Santos, blanco y lampiño junto a él, alargaba su brazo a la tartera de Lucita:

¿Me permites?

Coge, por Dios.

¡Cómo te llamas al arrimo!

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Sí, la vais a dejar a la chica sin una empanada.

Para eso están. Traigo de sobra; tú cógela, Santos. El sol arriba se embebía en las copas de los árboles, trasluciendo el follaje multiverde. Guiñaba de ultrametálicos destellos en las rendijas de las hojas y hería diagonalmente el ámbito del soto, en saetas de polvo encendido, que tocaban el suelo y entrelucían en la sombra, como escamas de luz. Moteaba de redondos lunares, monedas de oro, las espaldas de Alici y de Mely, la camisa de Miguel, y andaba rebrillando por el centro del corro en los vidrios, los cubiertos de alpaca, el aluminio de las tarteras, la cacerola roja, la jarra de sangría, todo allí encima de blancas, cuadrazules servilletas, extendidas sobre el polvo.

Rafael Sánchez Ferlosio: El Jarama

La perspectiva del enfoque o voz narrativa, de tercera persona, coloca al narrador en

posición omnisciente. Lo sabe todo. Es él quien dirige la escena, quien conoce las motivaciones y

conduce los movimientos de Sabas, Santos y los otros personajes, todos ellos sin relieve específico,

como otras notas del paisaje, excepto el sol, que preside y domina la escena. Primero aparece el

sudor en el cuello de Sabas; luego, tras el diálogo, su causa, el sol brillante de un día de campo

junto al río Jarama. El diálogo irrumpe con presente histórico en el pasado que enfoca toda la

escena: ¿Me permites?, Coge, ¡Cómo te llamas…!, etc. El presente se incrusta en el pretérito, que lo

invade sin dejarse notar, anónimo, tal como acontece en la vida. Al describirlo de este modo,

mediante su acción, se nos revela como el objeto del sujeto creador que está siendo en este

momento el autor de la obra. Contribuyen al anonimato transeúnte del tiempo los dos verbos

pronominales de cada estrofa (Sus manos duras… se dejaban; El sol arriba se embebía…). El se

reflejo, impersonal, adquiere, no obstante, relieve y dota de valor intransitivo a la acción verbal,

aunque refleja los dos sujetos de cada verbo, Sus manos y El sol, respectivamente. Este valor

intransitivo (no transita la acción más allá de sí misma, de su propio círculo léxico; el sol incluso se

bebe a sí mismo desplegando su esplendor) en el discurso de dos verbos transitivos trasluce también

la acción intrascendente de los demás verbos. Es el suceder constante e inmutable de la acción

humana y del movimiento cósmico. Aunque los verbos transiten hacia sus objetos, estos reflejan al

sujeto como se impersonalizado. Son un caso de amalgama de funciones, pues miran hacia el origen

que los requiere en ese puesto, pero, una vez en él, afectan impersonal y anónimamente al verbo,

donde indican su transcurso siempre igual, intranscendente.

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Texto 2

Veinte años después

Veinte años después has vuelto a la ciudad que amas y, entre tantas confusas sensaciones, pretendes acercarte paseando hasta la puerta del amor perdido. ¿Perdido o soñado?

Como un furtivo vas pisando sombras en estrechas callejas. Temes quizá que alguien reconozca en este cuerpo cansado de ahora, en estos ojos cansados de ahora aquel claro fulgor de tus dieciséis años. Caminas y te esfuerzas en recordar perfumes de los patios,

en reavivar colores de los muros. Mas sigues avanzando y de todo

árboles, plantas, rejas, celosías ruidosamente van precipitándose las máscaras del sueño.

Tu voluntad te arrastra hacia el pasado, pero tus pies no hacen otra cosa que llevarte a través de las callejas de una ciudad que nunca contemplaste, que recorrer una ciudad soñada.

Sonámbulo, das vueltas, te extravías. Sabes perfectamente, que existe aquella puerta del pleno y puro amor adolescente, mas ya nunca podrás reconocerla, nunca más la abrirás para vivir cuanto entonces viviste.

Antonio Colinas: Jardín de Orfeo

El poema también contiene una acción cuyos personajes son, la mayor parte de las veces, el

mismo autor o vivencias suyas, como la relatada aquí: un recuerdo. La acción es, por tanto, lírica.

Relata la vuelta al pasado adolescente con motivo de la visita a una ciudad querida de entonces. Es

uno de los topoi o lugares comunes del recuerdo en la invención retórica. Debiéramos esperar, por

tanto, una sucesión de tiempos verbales en tiempo pasado; sin embargo, solo hay dos, uno de

pasado reciente (has vuelto) y otro en presente de subjuntivo, núcleo de oración completiva de

objeto (Temes quizá que alguien reconozca), con matiz de posibilidad. Los demás son presentes,

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modos impersonales de infinitivo y gerundio con sentido progresivo, a los que se une un futuro ya

imposible que nunca regresa, aquel que lo fue antes, cuando los años aún eran promesa: un futurible

del pasado.

El poeta entra en el pasado con pie presente, una presencia ya histórica. Para ello, desdobla

el yo en un tú reflejo cuya distancia pronominal se convierte en ámbito de conciencia. Transita por

ella con la ciudad envuelta ya en la bruma del tiempo: que llevarte a través de las callejas/ de una

ciudad que nunca contemplaste,/ que recorrer una ciudad soñada. Como en Gabriel Miró, el humo

del tiempo convierte en sueño la realidad vivida. He aquí un ejemplo de voz narrativa en segunda

persona.

Texto 3

Martín va desbocado, el pecho jadeante, las sienes con fuego, la lengua pegada al paladar, la garganta agarrotada, las piernas flácidas, el vientre como una caja de música con la cuerda rota, los oídos zumbadores, los ojos más miopes que nunca.

Martín trata de pensar, mientras corre. Las ideas se empujan, se golpean, se atropellan, se caen y se levantan dentro de su cabeza, que ahora es grande como un tren, que no se explica por qué no tropieza en las dos filas de casas de la calle.

Martín, en medio del frío, siente en sus carnes un calor sofocante, un calor que casi no le deja respirar, un calor húmedo e incluso quizás amable, un calor unido por mil hilitos invisibles a otros calores llenos de ternura, rebosantes de dulces recuerdos.

Mi madre, mi madre, son los vahos de eucaliptos, los vahos de eucaliptos, haz más vahos de eucaliptos, no seas así…

A Martín le duele la frente, le da unos latidos rigurosamente acompasados, secos, fatales.

¡Ay! Dos pasos.

¡Ay! Dos pasos.

¡Ay! Dos pasos. Martín se lleva las manos a la frente. Está sudando como un becerro, como un

gladiador en el circo, como un cerdo en la matanza.

¡Ay! Dos pasos más. Martín empieza a pensar muy de prisa. ¿De qué tengo yo miedo? ¡Je, je! ¿De qué tengo yo miedo? ¿De qué, de qué?

Tenía un diente de oro. ¡Je, je! ¿De qué puedo tener yo miedo? ¿De qué, de qué? A mí me haría bien un diente de oro. ¡Qué lúcido¡ ¡Je, je! ¡Yo no me meto en nada! ¡En nada! ¿Qué me pueden hacer a mí si yo no me meto en nada? ¡Je, je! ¡Qué tío! ¡Vaya un diente de oro! ¿Por qué tengo yo miedo? ¡No gana uno para sustos! ¡Je, je! De repente, ¡zas!, ¡un diente de oro! «¡Alto! ¡Los papeles!». Yo no tengo papeles. ¡Je, je! Tampoco tengo un diente de oro. ¡Je, je! En este país, a los escritores no nos conoce ni Dios. Paco, ¡ay, si Paco tuviera un diente de oro! ¡Je, je! «Sí, colabora, colabora, no

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sea bobo, ya darás cuenta, ya…» ¡Qué risa! ¡Je, je! ¡Esto es para volverse uno loco! ¡Este es un mundo de locos! ¡De locos de atar! ¡De locos peligrosos! ¡Je, je! A mi hermana le hacía falta un diente de oro. Si tuviera dinero, mañana le regalaba un diente de oro a mi hermana. ¡Je, je! Ni Isabel la católica, ni la Vicesecretaria, ni la permanencia espiritual de nadie. ¡Está claro! ¡Lo que yo quiero es comer! ¡Comer! ¿Es que hablo en latín? ¡Je, je! ¿O en chino? Oiga, póngame aquí un diente de oro. Todo el mundo lo entiende. ¡Je, je! Todo el mundo. ¡Comer! ¿Eh? ¡Comer! ¡Y quiero comprarme una cajetilla entera y no fumarme las colillas del bestia! ¿Eh? ¡Este mundo es una mierda! ¡Aquí todo Dios anda a lo suyo! ¿Eh? ¡todos! ¡Los que más gritan se callan cuando les dan mil pesetas al mes! O un diente de oro. ¡Je, je! ¡Y los que andamos por ahí tirados y mal comidos, a dar la cara y a pringar la marrana! ¡Muy bien! ¡Pero que muy bien! Lo que dan ganas es de mandar todo al cuerno, ¡qué coño!

Martín escupe con fuerza y se para, el cuerpo apoyado contra la gris pared de una casa. Nada ve claro y hay momentos en los que no sabe si está vivo o muerto.

Martín está rendido. Camilo José Cela: La Colmena

La diferencia entre el narrador de la historia y el locutor interno de ella, el personaje

Martín Marco, resulta evidente. La narración transcurre en tercera persona. Tenemos, pues, al

autor, Camilo José Cela; al narrador, que coincide, en este caso con aquel; y al locutor, el

personaje Martín Marco. El autor divide en párrafos cada secuencia dotada de una sola frase, por

lo que los tres primeros forman un solo período. El segundo consta de varias oraciones

yuxtapuestas (movimiento acelerado, a impulsos) y una coordinada copulativa (…se caen y se

levantan…) cuyas progresiones sintagmáticas recurren a dos subordinadas adjetivas (que ahora es

grande…, que no se explica…, la segunda también equivalente a una coordinada copulativa: que =

y, sustitución propia del lenguaje coloquial del texto) y a una interrogativa indirecta (por qué no

tropieza…). La repetición de la misma clase de oraciones no resulta, sin embargo, monótona, sino

que contribuye a la armonía del texto creando un paralelo sintáctico ya anunciado por la oración

temporal del comienzo de este párrafo (mientras, precedido de pausa, coma, para marcar los dos

tiempos o binas de un mismo ritmo). A la pausa bimembre le siguen la yuxtapuesta, la coordinada

y las dos adjetivas relativas. La interrogativa indirecta, incrustada en la última adjetiva con matices

copulativos añade progresión sintáctica al conjunto, al tiempo que varía tonalmente el uso de que

con la interrogación.

Este orden sintáctico contrasta con el de la primera estrofa, pero al mismo tiempo lo

incrementa. En la primera tenemos una frase simple con varios sintagmas no progresivos, en

cadena recurrente y con ligeros cambios como las dos comparaciones finales. Es una oración

intransitiva con predicativo (desbocado) y una serie de aposiciones suyas en sintagma nominal: Sn

+ Adjunto modificador directo (adjetivos) o indirecto (Sn4). Esta estructura se repite en la tercera

secuencia con variantes de la segunda (oración adjetiva) y un sintagma nominal objeto en posición

anafórica: un calor…, el cual se repite tres veces como el nombre Martín en la cabeza de cada

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párrafo. Todo ello contribuye a crear un ritmo. Se repite una secuencia; se origina un período; se

quiebra algún aspecto de la repetición, para avanzar, etc., etc. Así sucede también con la

alternancia de la exclamativa ¡Ay! y los sintagmas Dos pasos… Dos pasos más en posición de

frase autónoma, independiente, cuando en realidad es un Sn2 de un verbo supuesto, elíptico: *da.

El período formado por el monólogo de Martín conjunta todos los tonos del lenguaje: positivo,

interrogativo y exclamativo. Expone su pensamiento acelerado. Es un amago de monólogo interior,

el cual pretende describir el flujo mental de este protagonista bajo el impacto de un control de la

policía en una noche madrileña. Sin embargo, no hay ruptura propia del orden sintáctico, sino más

bien agolpamiento de frases en estilo coloquial y acordes con los golpes del pensamiento, que

también expresan la corriente de la conciencia (stream of consciousness) que pretende el

monólogo citado. Por eso se aíslan en el texto sinta0gmas como si fueran oraciones autónomas,

independientes: …en cuanto les dan mil pesetas al mes. O un diente de oro. Diente forma

paradigma de objeto directo (Sn2) con mil pesetas. De hecho, este monólogo está introducido

narrativamente: Martín empieza a pensar muy de prisa, proposición de discurso que equivale a un

estilo directo. Este monólogo introduce un discurso interior atropellado.

Veamos ahora una muestra de texto en el que coinciden el autor, el narrador y el

personaje, coincidencia típica del relato autobiográfico.

Texto 4

Borges y yo

Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y solo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.

No sé cuál de los dos escribe esta página. Jorge Luis Borges: El Hacedor

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El desdoblamiento del yo del autor con el tema del otro de sí mismo, el yo narrador y

personaje público Borges, frente a la vivencia personal, privada, que lo alimenta en el autor José

Luis Borges, cumple con la convergencia de las tres figuras y la narración en primera persona,

típica de la autobiografía verídica: autor, narrador y personaje. Advertimos, no obstante, un cierto

aire ficticio en tal trinidad narrativa. Efectivamente, anota Gérard Genette (Fiction et diction,

1991) que la identificación entre autor y narrador es propia del relato verídico, fático, mientras que

la no identificación caracteriza al ficticio. Asimismo, la diferencia entre autor y personaje también

define al relato ficticio, excepto al de autoficción. Borges juega con todas las combinaciones

posibles, incluida también la relación entre narrador y personaje.

4.4.1. Actividades

(Responda, por lo menos, a dos de ellas)

1. ¿En qué relaciones se basa la comunicación lingüística? Razone la contestación.

2. Explique algunos signos de puntuación en cualquiera de los textos.

3. Señale lugares concretos del texto donde coincidan o se diferencien el autor, el

narrador y el personaje.

4. ¿Existe alguna alusión al carácter anónimo de la autoría? ¿Cuál y por qué?

4.5. ARGUMENTACIÓN. LA SINTAXIS ARGUMENTATIVA

Conviene recordar la introducción a la tipología textual y el paradigma de análisis expuesto en otras secciones, dentro de la enunciación y la narración, donde exponemos el referido a Aristóteles.

La argumentación consiste en defender o impugnar con pruebas una tesis (noticia,

enunciado, punto de vista personal sobre una cuestión, aspecto científico !ensayo!, etc.). Implica

en cada una de sus unidades un enunciado referente a información expositiva, declarativa, hecho o

acontecimiento, estado de cosas. Tal enunciado requiere demostración o ha de demostrarse

mediante otros enunciados correlacionados con el primero sintáctica y conceptualmente. Al

primero lo denominamos tesis y a los otros argumentos.

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Antonio Domínguez Rey 45

4.5.1. Tesis

Es el equivalente del tema, pero en forma de proposición que ha de argumentarse con

juicios ordenados en razonamientos a modo de prueba de apoyo; argumentación lógica,

normalmente en forma dialéctica: tesis, antítesis, síntesis. Su formulación ha de ser directa, clara y

concisa, además de fundada.

4.5.2. Presentación

La fundamentación abarca un párrafo o dos como máximo. En ellos se plantea el problema

que afecta a la tesis. Expone el estado de la cuestión en el momento en que se trata: oportunidad de

su tratamiento, cómo se ha hecho hasta entonces, qué motivos lo avalan y, muy importante, cuáles

son las premisas de que se parte. Aquí se puede esbozar la orientación que el ponente (sostenedor

de tal tesis) propone o defiende.

A continuación se citan y explican algunos de los conceptos y vocablos más importantes

para el sostenimiento de la tesis. Y luego se rememoran los principales enfoques históricos en pro

y en contra de ella.

En este apartado predomina la coordinación argumentativa. Los nexos exponen la trama de

ideas implicadas, pero aún no razonan la inherencia de fundamentos lógicos entre antecedente y

consecuente, es decir la trabazón intelectual entre los conceptos implicados según la realidad que

designan (son frecuentes aquí las comparaciones), causa y efecto, condición y condicionado.

4.5.3. Desarrollo argumentativo

El ponente plantea los hechos, motivos o razones que justifican las premisas o preámbulos

antes citados. Y lo hace normalmente siguiendo el proceso dialéctico: a la tesis se le opone una

antítesis y se propone luego la síntesis, a la que seguirá finalmente la conclusión. Hay otros modos

de desarrollo, como el silogístico (nos referimos a él más abajo).

En realidad, de una u otra forma, la argumentación recurre a los métodos analíticos y

sintéticos siguiendo los modelos ya clásicos: la inducción (análisis de los datos y propuesta de una

ley que los interpreta), inferencia (deducción de un dato a partir de otro o de su concepto) y

formulación de hipótesis, deducción con apoyo en la proporcionalidad analógica de reglas de

ordenamiento, principios en los que se apoyan y, si fuera necesario, leyes que los fundamentan,

falsación de la prueba (comprobación de lo deducido volviendo al orden de los hechos de partida)

y también la abducción semiótica. Entendemos por abducción la regla que explica o interpreta la

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relación entre dos fenómenos (seres, sucesos, acciones, etc.) sin evidencia real de causa a efecto,

pero sin que exista otra más válida según el estado y orden de sucesión de los fenómenos. Si

tenemos, por ejemplo, una cesta de manzanas rojas y otra de amarillas, y no existe ninguna más en

el entorno, al ver dos de ellas en el suelo, una roja y otra amarilla, o las dos de un mismo color,

diremos que son de alguna de las cestas. No lo sabemos realmente, pero el estado de cosas así nos

induce a pensarlo (hay una inducción que implica inferencia), sin que encontremos causa real

efectiva. Pudiera haber sucedido que alguien perdiera manzanas de otras cestas al pasar por allí.

La exposición de este orden suele combinar los atributos comunes de los hechos

analizados (semejanza de objetos, acciones, proporciones) con los principios cuya hipótesis pueda

fundamentarlos. Se va, por tanto, de lo particular a lo común, de aquí a lo general y de aquí a la

formulación de la ley que ampara lo probado o sanciona lo imputado.

El desarrollo argumentativo suele acompañarse con citas, que aportan rango de autoridad

intelectual, y ejemplos, que contribuyen a la claridad de lo expuesto. La oportunidad del ejemplo

es muy importante, pues fija en la atención receptora lo ejemplificado. A veces, de un discurso

argumentativo solo nos quedan grabados los ejemplos.

Los argumentos siguen el orden de implicación causal e hipotética, por lo que predominan

en su exposición las oraciones subordinadas causativas: causales, concesivas, consecutivas y

condicionales.

4.5.4. Conclusión

La síntesis establecida se compara con los preámbulos a modo de recapitulación y

resumiendo las ideas principales aportadas. Pueden citarse previamente otras conclusiones, o

avanzar la propia y hacer la crítica de aquellas a la luz de esta.

Los conectores típicos de esta parte la anuncian al receptor: concluyendo, como (en)

conclusión, en definitiva, por último, etc.

La argumentación no siempre es puramente lógica, es decir, basada en buscar la

implicación del hecho o caso, de la tesis, respecto de la ley que lo sanciona o impugna, si se trata

de derecho, o que la confirma o rechaza, si es cuestión de ciencia. Tiene un componente enorme de

retórica discursiva fundada en técnicas de persuasión, por lo que el ponente atiende con sumo

cuidado a las posibles reacciones del público, por ejemplo ante un jurado, o en una conferencia

divulgativa, no tanto ante un equipo selecto de científicos. Y la persuasión se apoya en las

funciones apelativa (toque de atención o llamada al receptor) y fática (comprueba que el canal de

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transmisión funciona; en este caso, la trabazón argumentativa). A medida que la evidencia

referenciada se impone, la persuasión retórica sobra, pues la realidad habla por sí misma.

4.5.5. Sintaxis argumentativa

El ensayo es un modo específico de técnica argumentativa. Se centra en la tesis enunciada

de modo más directo y simple y aplica los recursos de la enunciación, en parte también los

descriptivos, para los objetos, hechos y acciones, y el argumentativo. Conviene, por tanto, repasar

los principales valores argumentativos de la conexión entre oraciones, la coordinación,

yuxtaposición y subordinación, que es doble aquí: de oraciones y de ideas (conceptos relacionados

entre sí fundamentalmente por implicación, suposición, inferencia, analogía, inducción, abducción

y deducción). Nos sirve, además, de repaso general de la sintaxis atendiendo a la percepción del

lenguaje. Es un modo de otorgarle fundamento lingüísticamente.

La coordinación sitúa los argumentos aducidos en una serie de igualdad. Son equivalentes

en consideración lógica y ninguno de ellos se muestra menos importante que el otro, aunque haya

diferencia de tiempos, cronológica, en su presentación. Suele dividirse en copulativa, adversativa y

matices con valor de subordinación que estudiaremos más adelante: consecutiva, causal,

disyuntiva, comparativa y transitiva.

Marcadores conectivos como y, pues, además (de) conjuntan una pareja de argumentos en

la coordinación copulativa: Luis viene contento y se muestra sobrado de razones.

Por el contrario, la coordinación disyuntiva separa y discrimina la pareja de argumentos

mediante la conjunción o y equivalentes suyos alternativos como bien … bien, sea … sea, tanto…

tanto…, etc. Genera una alternativa o incluso un dilema: Bien me quedo, bien salgo : (O) me quedo

o salgo.

La coordinación adversativa usa la conjunción pero oponiendo un argumento a otro. La

oposición se matiza a veces con tono retórico o atenuación lógica mediante otras conjunciones

como sin embargo, no obstante, o se refuerza con expresiones conjuntivas como al (por el )

contrario (por el contrario, contrariamente), inversamente, etc.

A un argumento puede seguirle otro como consecuencia suya. Se emplean entonces los

marcadores por tanto, en consecuencia, así pues, entonces, etc. Son propios de la coordinación con

matiz consecutivo, en la que el primer argumento precede al segundo, que es su consecuencia:

Julián se irrita con frecuencia; por tanto (en consecuencia), tiene pocos amigos.

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Fenómeno inverso del anterior lo constituye la coordinación con valor causal. Un

argumento es la causa de otro, pero el primero es lógicamente posterior al segundo. La conjunción

típica es porque, también abreviada en por, y sus equivalentes a causa de, en efecto, efectivamente:

Julián tiene pocos amigos porque se irrita con frecuencia.

Causa y consecuencia invierten entonces el orden cronológico de argumentos: causa >

efecto (consecutiva) :: efecto < causa (causal). Este orden lógico se mantiene aunque la expresión

se invierta: Porque se irrita con frecuencia, Julián tiene pocos amigos. El foco elegido (anteceder

el efecto a la causa) no anula la relación causal. ¿Cuál es, pues, la diferencia con la consecutiva?

En esta, el efecto, que sigue a la causa, no se deriva necesariamente de ella. La frase consecutiva

antes citada indica que el efecto sigue a la causa indicada, pero esta pudiera no producirlo. Julián

podría tener amigos aunque se irritara frecuentemente. Sin embargo, la causa indicada más abajo

produce realmente el hecho de tener pocos amigos.

La coordinación con valor comparativo establece, como su nombre indica, un paralelo

gradual de intensidad, disminución o igualdad entre dos argumentos. Hay entre ellos una causa a

veces no explícita, pero deducible de la presentación de los hechos o argumentos. Usa adverbios

correlativos como más… más, menos … menos, tanto … tanto, etc.: (Cuanto) más me inquieto,

más dudo.

Cuando a dos argumentos enlazados entre sí le sigue una consecuencia o conclusión

lógica, hablamos de coordinación transicional. Es lo propio de la figura lógica conocida como

silogismo. He aquí un ejemplo clásico: El hombre es mortal. Es así que (Ahora bien,) Sócrates es

hombre. Por tanto, Sócrates es mortal. La primera frase asertiva se considera la premisa mayor; la

segunda, la premisa menor; la tercera, la conclusión. El silogismo contiene cuatro términos, uno de

los cuales es medio y se repite en las dos primeras proposiciones, hombre, el cual induce la

inclusión lógica de uno de ellos en el otro restante. Sócrates pertenece como individuo al conjunto

hombre y, en consecuencia, participa de sus atributos.

La coordinación es típica de la declaración expositiva y del relato. Aunque contiene

prioridad de tiempo en la posición de uno de los argumentos, el lazo de implicación lógica resulta

tenue, por lo que no supone un esfuerzo mental acusado. Manifiesta una continuidad discursiva

acorde con el proceso de presentación de los hechos o enunciados y sus implicaciones. Su

correlato en la estructura del conocimiento es la representación categorial de dos juicios

implicados en una unidad relativa de sentido: unión conjuntiva, disyuntiva y comparativa,

oposición matizada, causa, consecuencia, conclusión.

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Cuando el verbo de una proposición afecta o sustituye a uno de los sintagmas nominales,

subjetivo, adjetivo, objetivo o circunstante, se produce una correlación subordinada. A este

fenómeno lo denominamos expansión. Si el verbo sustituye a un Sn1, tendremos una oración

equivalente a sujeto; si a un Sn2, atributiva, adjetiva o de objeto directo, según se trate de verbo

copulativo o predicativo; si a un Sn3, de objeto indirecto, aunque puede tener también otros

valores; y para el caso de Sn4, ya dijimos que comprende las oraciones espaciales, temporales,

modales y de implicación o equivalencia lógica: comparación, causa, consecuencia, fin, concesión

y condición. En teoría, todas ellas obedecen a un Sn4 de la otra oración llamada principal, es decir,

la otra correlatada.

La subordinación en función de sujeto y objeto suele denominarse también esencial,

porque afecta al núcleo de la acción propositiva, a su sujeto, objeto o atributo, en este segundo

caso según se trate de verbo atributivo o predicativo. Por eso no admiten enunciación

independiente, como sucede, en cambio, con las coordinadas. Su interrelación es imprescindible,

tanto que algunos gramáticos consideran reducibles a ellas todas las demás oraciones

subordinadas. Siempre habría un verbo de discurso implícito: Juan no viene porque está enfermo,

equivaldría a: Digo (pienso, conjeturo) que Juan no viene… Comprende los tradicionales verbos

de dicción, voluntad, entendimiento y sentimiento, a los que sigue bien la conjunción completiva

que, bien una forma de interrogación indirecta, como la conjunción si o pronombres o adverbios

interrogativos: qué, cómo, cuándo, etc.. Reflejan, por tanto, las facultades básicas del conocimiento

humano: entender, querer, sentir y decir. La conjunción que introduce en realidad una acción

previamente considerada, sea real, ficticia o hipotética. Al decir Quiero que Luisa llegue pronto,

ya he considerado mentalmente la llegada de Luisa. La subordinada correspondiente a un sintagma

nominal en función de objeto corresponde a un sustantivo o frase sustantivada: Quiero (deseo) la

llegada (venida) pronta de Luisa. El participio sustantivado refiere tiempo concluido y la acción

deseada aún no se produjo. La subjetividad del hablante anticipa tiempo no realizado.

Este tipo de oraciones predomina también en el relato y la narración. Son propias del

discurso, pues reflejan el ánimo y movimiento cognitivo del emisor, y las más usadas con las

oraciones independiente y el grupo anterior, el de las coordinadas.

Suele decirse que en el resto de las oraciones subordinadas, las equivalentes a

circunstantes (Sn4), expresan gramaticalmente algo secundario respecto de la principal, pero

indican también algo ineludible como argumento respecto del sentido general que la integra:

comparación, causa, consecuencia… Al tratarse de un horizonte de correlación integrativa, los

polos así correlatados se presuponen mutuamente. Uno remite a otro bajo algún tipo de modalidad

lógica o gramatical. Por otra parte, como implican el mundo existencial comprendido en el marco

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de espacio, tiempo y modo, su circunstancia figura de algún modo en la oración principal, aunque

no figure en ella. Siempre habrá una correlación aquí-ahora en este modo (tono, actitud) de habla.

La situación de habla la explicita por alguna razón alegada al subordinarla.

Todas ellas responden a causa lingüística, presencia de la relación que establece algún

correlato de espacio, tiempo y modo. La causa lingüística se corresponde con la lógica, pero no

necesariamente, pues muchas veces el nexo de implicación con el efecto no es real, sino

imaginado, psicológico, o solo gradual, e integra además el motivo, fundamento, la razón de algo.

La causa es evidente en las oraciones así denominadas, las causales, pero también en las finales. El

fin pretendido de algo es su causa, motivo o razón. Ya sabemos que el efecto antecede

normalmente en la oración subordinada a la causa propia y que sucede al revés en las consecutivas.

Son sus conjunciones porque, por, dado que, en razón de, por el hecho (razón) de que, etc.

En cuanto al resto de oraciones subordinadas, las comparativas las consideramos, como las

consecutivas, modales. En ellas se aprecia nítidamente el sentido correlativo y anafórico. La

conjunción que las expresa es realmente un adverbio de modo que indica alguna gradación

afectada o no por la conjunción que. Es cierto que la subordinada comparativa no puede enunciarse

independientemente, pero sí puede sustituirse por un matiz semántico de la oración principal

siempre que su verbo admita equivalencia sustantiva, adjetiva o adverbial: Piensa como siente

equivale a Piensa del (mismo) modo como [(con) que, con el cual] siente. No piensa un modo de

sentir, sino de la (igual) manera con (la) que siente. Son el presupuesto modal de las demás, pues

todas implican una comparación implícita o mirada refleja, adecuada o inadecuada (concesiva):

según sea el alcance o potencia de la causa (real, ficticia, hipotética), el motivo, el fundamento de

razón, así (de tal modo) será o no será el efecto. Hay, al menos, dos términos que entran en

correlación y un fundamento de implicación que determina y marca la diferencia con la estructura

comparativa.

En las consecutivas, la gradación del modo provoca un efecto correlativo a la causa,

motivo o razón: tan … que, de (tal) modo (manera) que, de (tal) suerte que, igual que, etc.

Incluyen una comparación con nexo causal implícito

La oración concesiva expone una causa que crea una expectativa no realizada luego o

simplemente errónea. Niega la causa que enuncia, por lo que introduce una contradicción con la

principal: Aunque se ha esforzado mucho, obtuvo un rendimiento escaso. El esfuerzo supone

normalmente un logro positivo, pero la realidad de la principal lo niega en este caso. Concedemos el

esfuerzo, pero negamos su efecto, con lo que la causa se anula o queda en suspenso. Y esto es lo que

expresa la conjunción aunque, o sus equivalentes conjuntivos: por más (mucho) que, hasta, etc.

Antonio Domínguez Rey

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Las condicionales implican asimismo una causa o motivo hipotético cuya consecuencia o

efecto refleja la oración principal de la que dependen. La conjunción típica es si y admite

equivalencias como suponiendo que, en el supuesto de (que). Son, como las concesivas, oraciones

que se correlacionan entre sí. Anticipan un tiempo futuro, real o imaginado, una expectativa

incierta (condicionales) o no cumplida (concesivas).

El modo de organización sintagmática de todas estas oraciones se refleja en la conjunción

cum (con) que las prefija: com-parativas, con-secutivas, con-cesivas, con-dicionales. El hecho de

que no encontremos siempre un sustituto sintagmático de circunstante (Sn4) no invalida su co-

implicación en la oración principal. Son los cuatro modos de causalidad lingüística. Podemos

representarlas como sigue:

Comparativa Consecutiva

C

Condicional Concesiva

En la subordinación, los juicios asociados en parejas cumplen respecto de la conjunción

una expansión sintagmática, según explicábamos anteriormente, o una modalidad de uno de los

verbos respecto del otro. Responden al raciocinio y por eso funcionan en el nivel argumentativo.

Si nos preguntamos ahora en qué se diferencian las unidades coordinadas de sentido

causal, adversativo (concesivo), comparativo, consecutivo, transitivo y condicional, con las

respectivas subordinadas, así como sus marcadores conjuntivos, observaremos que la diferencia

responde a la trabazón interna adquirida entre la principal y la subordinada. En las coordinadas es

más tenue e independiente en cierto modo. Tienen sentido por sí mismas y en conjunto. Por eso

alternan con las disyuntivas. En cambio, las subordinadas no admiten enunciado autónomo

respecto de la principal. Si decimos, sin más, Aunque llueva…, no sabemos cuál será la conclusión

precisa. Sí sabemos, en cambio, que ahí hay un horizonte de integración correlativa [X (F) R-i],

pues el esquema oracional ya funciona como imagen de lenguaje en nuestra mente. Tenemos un

polo de la correlación, pero falta el otro, del que solo conocemos su posición: P1… X… ( ). Esta

figura es propia de la suspensión locutiva (en lenguaje coloquial: Te voy a dar…), cuya elipsis

implica una intención de significado evaluada.

Antonio Domínguez Rey

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Antonio Domínguez Rey 52

4.6. PROCEDIMIENTOS DE COHESIÓN Y COHERENCIA

Los conceptos de cohesión y coherencia definen el entramado de correlación entre los

niveles formales de sintaxis y semántica, respectivamente. Funcionan paralelos e incluso están

interconectados en la constitución del texto. Hay una sintaxis semántica (correlación de rasgos en

una unidad lingüística) y una semántica de la sintaxis (valor significativo de las relaciones formales

y de sus iconos: paradigmas, sintagmas, estructuras, frames, templates, etc.).

Se estudian aquí los planos que organizan el texto partiendo de los índices de recurrencia y

progresión: el marco, la macroestructura, la anáfora, catáfora, correferencias (factores endógenos),

tipos de uniones, cadenas, polifonía semántica, densidad léxica, segmentación textual, período,

procesos interactivos, etc., que se estudian en cursos superiores. Hemos dicho alguna vez que el

lenguaje se apoya en la retroproyección de sus elementos, por lo que es, en tal sentido,

equivalencia de expresión del conocimiento. Al hablar o leer atendemos a lo ya dicho, como

mirando a ello con la inteligencia, y esta vuelta o giro, proyecta aún más los valores semánticos

almacenados en la memoria, que favorecen la comprensión de lo que siga en el habla. La

textualidad, resume Jean-Michel Adam, “puede ser definida como un equilibrio delicado entre una

continuidad-repetición, de una parte, y una progresión de información, de otra”. Avanzamos

recordando y repitiendo lo ya asimilado, es decir, trayendo a un presente de la memoria un pasado

que nos proyecta hacia nuevos conocimientos. Cada momento del recuerdo, digámoslo así, es una

retención intelectual cuya potencia avanza un horizonte posible de entendimiento, una progresión

de nuevas unidades, nuevas adquisiciones, nuevos conocimientos, nuevas palabras. Nos movemos

en un ámbito de novedad continua aunque usemos palabras ya usadas, esquemas repetidos,

oraciones comunes. Del grado de novedad depende precisamente la riqueza del estilo, la vivencia

del lenguaje como palabra nueva.

La retención nos proyecta hacia otras posibilidades de la palabra. Es, entonces, protención,

concepto básico, con el otro citado, del método fenomenológico, que nosotros aplicamos al estudio

del lenguaje. En este método, ideado por el filósofo Edmund Husserl, se originó gran parte de la

Lingüística, directa o indirectamente. Retención de fenómenos ya vividos y protección hacia su

significado en nuevos contextos crean un horizonte de expectativas, presuposiciones e

implicaciones, también llamadas implicaturas en pragmática. Así procedemos al hablar, escribir y

leer, es decir, con el fono, el grafo y el icono, los tres ejes elementales de la realidad semiótica. Con

el texto sucede lo mismo. Es una condensación dialéctica (es decir, dia-léxica) de tema y rema,

asunto y comentario, foco y perspectiva.

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Si vemos un accidente, podemos decir sin más: Ha habido un accidente. El tema queda

claro; el comentario, muy simple: ha habido, lo hubo. Tema y rema coinciden aquí con el

predicado entero, pues del sujeto solo queda el morfema gramatical de persona. El rema coincide

en tal caso con el verbo, un verbo, por otra parte, muy poco semantizado: enuncia el suceso, algo

ordinario en el acontecer de la vida, donde siempre hay algo. Se trata, en realidad, de una

objetivación del sujeto. Todo lo enunciado ya es objeto de conocimiento y la objetividad así

constituida ocupa también el índice subjetivo de la frase: tono de enunciación, estilo, clase de tipo

textual y argumentos empleados, etc. Es una posible interpretación desde tal supuesto

fenomenológico, tan válida como otras muchas, o tal vez más próxima a nuestro particular modo de

conocimiento.

Sin embargo, reservamos los nombres de tema y rema para el asunto del que se habla y lo

hablado de él, respectivamente, trátese de una oración o de varias, como suele ser el caso. Se

mueven las dos nociones dentro del contexto y del cotexto o entorno léxico-semántico de la

palabra, frase, lo que la rodea y converge sobre ella, o incluso cuanto de ella se deriva para su

comprensión total o de la unidad que la engloba. El cotexto puede ser mínimo si el contexto habla

por sí solo como una deixis plena. Tal sería el caso del accidente citado si alguien dijera: ¡Un

accidente! ¡Un accidente! Entenderíamos que fue grave. El rema es entonces puramente

entonativo, pura función expresiva con el tono máximo de nuestra lengua. En tal caso, la

perspectiva o foco de encuadre de lo sucedido ya no empieza por el verbo, sino que va

directamente al tema.

Como aquí estudiamos los fundamentos lingüísticos del lenguaje, conviene advertir algo

importante. Se suele introducir la anáfora en el estudio de la pragmática o después del tema y del

rema, o del foco y la perspectiva. También la empleamos en retórica como figura de repetición de

una unidad ya enunciada, generalmente en una misma o análoga posición de la frase o período. Son

usos suyos derivados precisamente del eje retroproyectivo antes mencionado, de la retención y

protección, que crea tensión de conocimiento y de escucha en el lenguaje. El hecho de que este se

base en la replicación y redundancia de sus unidades (un sintagma sigue a otro) presupone un

principio anafórico: lleva hacia arriba y hacia adelante, pero también refiriéndose hacia lo anterior,

como su etimología indica. El signo lingüístico es entonces alzamiento de voz y mirada desde el

fondo naciente del lenguaje: se dirige hacia fuera avanzando. Así nació antropológicamente,

alzando la boca del suelo hacia el aire y dirigiendo el sonido articulado horizontalmente y en ondas

sucesivas que ya no rebotan en tierra o a poca altura, como sucede con los sonidos de muchos

animales. Por eso decimos que la retroproyección determina los efectos de replicación de unidades

(cohesión) y su recursividad (coherencia). Al sucederse en la cadena expresiva, los sintagmas,

nominales o verbales, se replican y repiten su curso o el proceder de su discurso. A este fenómeno

Antonio Domínguez Rey

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de redundancia, semejante al de las ecuaciones matemáticas, lo denominamos recursividad. Las

estructuras del lenguaje son redundantes: Sn1 + Sv + Sn2…

Conviene conocer estas nociones que nunca se citan para entender realmente cuanto

acontece en el lenguaje. (En este curso basta con entenderlas).

El camino abierto por la anáfora como fondo del signo dispone también su dimensión

catafórica, paradigmática, que va de arriba hacia abajo disponiendo la progresión y cohesión de las

unidades implicadas, por ejemplo en escritura y lectura. Pues bien, anáfora y catáfora se apoyan

lingüísticamente, desde el fondo cognoscitivo del signo, en la base pronominal del lenguaje, que

afecta a su propia constitución. El (pro)nombre se fundamenta en la dimensión retroproyectiva del

conocimiento. Fue Apolonio Díscolo quien primero advirtió, en la Grecia del siglo II, dos clases de

pronombres, una que reenvía a partes del discurso, los anafóricos, y otra que señala objetos: los

deícticos. La noción de catáfora la introduce Karl Bühler lingüísticamente en la primera mitad del

siglo XX.

En la frase anteriormente citada podríamos haber empezado también por la circunstancia:

Esta tarde, sobre las cuatro, hubo un accidente en la calle Serrano. El foco ha variado porque ya

no estamos en la inmediatez del suceso, sino distantes de él. Ha pasado cierto tiempo. Lo

enunciamos narrándolo y, si el interlocutor nos pide más detalles, también lo describimos. El foco

“enfoca” lo sucedido según un interés, preferencia múltiple o el contexto. Si luego oímos la noticia

por radio o en televisión, observaremos que el locutor sigue un proceso esquemático ya convenido

en la redacción de estos medios: quién, qué, dónde, cómo, en qué circunstancias, etc., con

variaciones según el foco que quiera dársele a la entrada de la noticia, las primeras palabras que

oímos.

Resumiendo, decimos entonces que el lenguaje avanza proponiendo. La dimensión pro nos

sitúa en el pro-logos de todo decir, donde anticipamos un tema -thema, lo que se pone, dispone o

coloca para hablar luego de ello-, cuyo decir ya es el rema o dicho de algo por alguien. Aquí se

trata de ver cómo avanza, o se detiene, según el caso, la acción lingüística en un texto determinado;

también, cómo se determina: énfasis, foco, y cómo se pronominaliza. No indagamos razones más

profundas, muy controvertidas, y que atañen al fundamento de la gramática.

4.6.1. Cohesión

La cohesión, a la que nos hemos referido varias veces. Comprende los medios verbales,

gramaticales, que correlatan las relaciones entre sintagmas dentro de una frase o proposición, la

concordancia, por ejemplo, y entre frases (anáfora, catáfora, conectores oracionales y de discurso,

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sustituciones, paralelismos, recurrencias, paráfrasis, incluso “rodeos”). Al sustituir un sintagma por

otro, mantenemos la referencia de lo ya dicho, y el esquema de lo sustituido, en el horizonte textual

del discurso. Sabemos a qué nos referimos, pero al mismo tiempo añadimos matices al primer

denotado y, a veces, incluso atributos o predicados nuevos:

El acto académico parecía una ceremonia litúrgica. El preboste vestía galas más propias de un cónclave que de una inauguración de curso.

Este texto, de tono irónico, mantiene la tensión mediante atribuciones (una ceremonia…,

un cónclave) y sustituciones con vocablos en latencia léxica (preboste por Rector o Decano, no

citados en el texto, pero aludidos por saber el receptor Enciclopedia y contexto vital de la

situación concreta que a tales actos asisten las dignidades citadas). Si no lo sabe, debe informarse

sobre la constitución de una asamblea o convocatoria general académica, por ejemplo un día de

gala con motivo de la inauguración citada o del nombramiento de Doctor Honoris Causa otorgado a

un científico de relieve. La sustitución puede engendrar incluso imagen o metáfora. El paralelismo

entre acto e inauguración, de una parte, y ceremonia, preboste, galas y cónclave, de otra, provoca

una referencia entre frases (intrafrástica y extrafrástica, según los casos) que convierte las imágenes

introducidas en un tipo de alegoría irónica, miembro a miembro (las galas refieren los trajes

académicos de los días “de gala”, especiales). Un caso de atribución clara y, por tanto, de anáfora

asociativa, es la determinación del “acto académico” como “inauguración de curso”, como si

dijéramos:

El acto académico, que era la inauguración… El acto…, consistente en la inauguración…

Un sintagma añade información a otro mediante la elipsis de términos adjetivos. Estas

implicaciones son frecuentes en el lenguaje y ahorran materia lingüística, pues, de otro modo, la

composición de los textos resultaría sobrecargada y su información mermaría.

La sustitución comprende varias modalidades. Una es la pronominalización, ya citada, y tal

vez la más frecuente. También se considera tal el proceso de sinonimia y, como decíamos, las

denominadas figuras de lenguaje (símil, metáfora, metonimia). La relación entre hiperónimos e

hipónimos responde asimismo al fenómeno de sustitución. Se basa en la relación interpretativa (in/p) del símbolo de integración denominada por nosotros correlativa: un nombre remite a otro que

lo contiene como su género o lo integra en el conjunto de sus semas. Si decimos El pino es alto,

pero, como árbol, no es el de más valor, al mencionar árbol hemos introducido, según sabemos ya,

el hiperónimo que lo engloba al lado de otros tipos de árboles, como la encina, el eucalipto, el

castaño, etc. Todos estos tipos son árboles. Forman, con el resto de árboles, el conjunto hiponímico

del hiperónimo citado.

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Antonio Domínguez Rey 56

Ciertos factores de cohesión operan dentro de las frases, pero también pueden referirse a

elementos de otras, como los pronombres reflexivos, las catáforas y, en cierto modo, las

conjunciones subordinantes. En una frase como

Rita salió apresuradamente y, al pasar por el pasillo, se tropezó con Francisco

el pronombre se representa a Rita mediante el sujeto implícito de tropezó, que es ella, elidido para

no sobrecargar innecesariamente la expresión. El referente Rita subtiende en la segunda frase a ella

y a se, pronombre que ofrece además otros valores semánticos respecto de Rita, como el aspecto

involuntario de la acción. En otra frase con subordinada, por ejemplo:

Aunque estaba enfermo, Rafael salió lloviendo

la conjunción aunque, concesiva, encabeza la primera frase, pero si recurrimos a una sustitución

como:

Por más que estaba enfermo, Rafael salió lloviendoRafael salió lloviendo por más (mucho) que estaba (estuviera) enfermo

vemos que la conjunción se desdobla en un Sn4 que origina un segundo miembro sometido a

ponderación o evaluación del suceso, gramaticalmente comparativo. La comparación existe en el

texto de la primera de estas dos frases, sin duda, pero no aparece explícita. Hay un matiz notable en

el verbo de la subordinada, pues la forma estaba resulta un tanto incómoda en la combinación con

tiempo absoluto de la principal (salió). Si sustituimos en el primer caso estaba por iba, se soluciona

el problema.

Advertimos que la sustitución implica en realidad paráfrasis y este modo activa el

trasfondo verbal que subyace en cada forma del lenguaje, es decir, el eje de relaciones que favorece

la integración que denominamos correlativa. Cada forma es muestra del habla que potencia el

lenguaje. Por eso incluimos la abreviatura de correlación en el factor gamma del lenguaje con un

exponente: co. Indica la exposición subyacente a cada término o vocablo, susceptible de

multiplicarse por n posiciones en un contexto determinado: Xn. De ahí que incluyamos en el

símbolo de integración discursiva el exponente del nombre en su correlación secuencial, es decir,

en el centro de polaridades que lo posibilitan:

co

F (x) i n/p

La barra (/) es, recordemos, el corte, inciso, distancia implícita entre el nombre o término y

la proposición que lo contiene o refiere, tanto dentro de una frase como entre frases.

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Antonio Domínguez Rey 57

Todos estos factores de cohesión responden en realidad a la diseminación o esparcimiento

del significante por el texto según los valores semánticos del significado. Tal siembra de rasgos

solo es posible, no obstante, desde los vocablos que los contienen concentrados en unidades de

base imprescindibles. Por eso un mismo elemento adquiere valores diferenciados o se potencia

según esté en un nivel de frase o en uno de interrelación de frases. Las llamadas isotopías

(semejanza de lugares comunes en posiciones formalmente análogas según niveles del lenguaje),

son concentraciones de sentido por diseminación de significado, al cual intensifican

(connotaciones, correlaciones interpoladas del eje polirradial en torno a una posición de núcleo:

X

Cada punto de la estrella guarda algún tipo de relación con los otros dentro del núcleo X.

El conjunto de referencias interpolares es efecto del sentido que los preside y que

representamos, insistimos, por la letra griega Gamma, con mayúscula.

Entre los principales factores de cohesión, citamos, por tanto: la referencia, sustitución,

elipsis, los conectores, la entonación, puntuación, cohesión temporal.

Referencia y correferencia: deixis situacional. Indican lugar (aquí, allí, allá), tiempo: ahora,

entonces, después (Los marcadores son derivaciones de la deixis). También expresan la

intervención, situación, de los interlocutores: emisor-receptor. Por deícticos entendemos las

palabras que los expresan, se refieren a ellos, o a la situación, entorno, etc.: Y aquél dijo entonces…

Aquél señala, indica como pronombre a alguien antes citado, referido; entonces marca el tiempo o

momento de la intervención de aquél.

4.6.1.1. Referencia

Por referencia se entiende aquí los factores que indican algo, señalan en el texto

otras partes, elementos, o fuera de él, según los casos. Distinguimos dos tipos:

Exofórica: el contexto situacional, extralingüístico. (Depende del vínculo entre

interlocutores).

Endofórica: todo tipo de correferencia, anáfora y catáfora.

Correferencia: es predicación implícita para Jean-Michel Adam: “Rimbaud es el

genial autor de las Iluminaciones”. Se sustituye Rimbaud por “genial autor”: se predica

implícitamente, pues se repite y denomina, y esto es factor de coherencia. (La correferencia

demuestra el eje de integración correlativa).

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Antonio Domínguez Rey 58

Anáfora: para evitar reiteración innecesaria e incompleta en el texto. Es

redundancia que lo hace avanzar sintáctica y semánticamente. La anáfora asociativa impide

el encadenamiento demostrativo, dice Adam. Es decir, si no se ha introducido un término,

no puedes añadirle un demostrativo la 1ª vez que lo citas. Por ejemplo: Fuimos de paseo.

*Esta calle… El demostrativo Esta indica el referente basado en el contexto de enunciación

o habla. Cuando hablamos, una indicación o señal con el dedo o gesto de cabeza, o el

cotexto de lo ya dicho, pueden contribuir al entendimiento de la referencia calle.

Catáfora: relación anticipativa. Te diré esto (lo siguiente): si no vienes mañana,

retiro lo pactado. Los pronombres esto, (lo), sustituyen y anticipan la proposición

condicional entera.

4.6.1.2. Sustitución

La sustitución evita reiteración léxica. Es relación anafórica. Se da por:

! Sinonimia: centro escolar por escuela.

! Hiperonimia: dimensión significativa más amplia: vehículo respecto de coche, autobús

(sinécdoque: el todo por la parte). Planeta por Venus.

! Hiponimia: dimensión significativa menos extensa: castaño por árbol.

! Factor [PRO], referido a PRO-nombre en general: proformas: pronombres gramaticales;

pro-adverbios; comodines léxicos: sustitutos ocasionales de palabras más precisas: voy al cine esta

tarde; lo hago con frecuencia. El pronombre lo sustituye y refiere la acción de ir al cine.

4.6.1.3. Elipsis

La elipsis suprime elementos o estructuras ya aparecidos en el texto y el receptor

los da por supuestos. Luis y Fernando iban hablando entre sí sobre José. Cuando llegaron

al portal, se lo encontraron. El verbo llegaron elide la presencia de Luis y Fernando, que

podría representarse con el pronombre ellos. Los pronombres sí, se sustituyen, a su vez, a

Luis y Fernando, y lo a José. Son también deícticos suyos, pues los indican o los refieren

dentro del texto.

4.6.1.4. Entonación, puntuación, cohesión temporal

(Estos conceptos van incluidos en diversos apartados de la tipología de textos).

4.6.2. Coherencia y factores de integración textual

Si la cohesión identifica y se refiere a los elementos y categorías gramaticales

correlacionadas (concordancia) a medida que la proposición mínima se expansiona, es porque el

Antonio Domínguez Rey

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sentido que las engloba las fundamenta como constituyentes suyos. En esto se basa la coherencia o

sentido de integración correlativa. Emisor y receptor se vinculan en mancomunidad de sentido. La

coherencia relata la “sintaxis” del significado. Correlaciona semas, significados, estructuras. A un

esquema sintáctico como Sn1 + Vpr + Sn2 le corresponden varios ítems léxicos encajados,

diríamos, en sus muescas (slots), pero no cualquiera de ellos: Juan compra libros; Luis corrige

ejercicios; Joaquín y Ester miran juntos la televisión, etc. Las relaciones explícitas e implícitas de

los sintagmas atienden al resultado conjunto que forman, no a la autonomía de cada uno por

separado, ni del primero respecto del segundo sin pasar por el verbo, es decir, sin un orden previo.

No forman ese conjunto por suma de sus elementos aislados, sino que estos se integran en unidad

gramatical convocados por un sentido.

En consecuencia, no podemos sustituir cada sintagma por cualquier palabra, aunque sean

sustantivos en el caso de los nominales y verbos en el de los verbales. No cabe, por ejemplo, la

suma de *pino + agricultor + tala, aunque asociamos un sentido posible, previsible si ajustamos el

orden y los morfemas de los términos o palabras: El agricultor tala un pino.

La posibilidad de formar tales oraciones (aceptables frente a inaceptables en terminología

de gramática generativa, en paralelo con las denominaciones cohesivas de gramaticales o

agramaticales), coherentes o incoherentes, es, como decimos, asunto del sentido que integra a las

palabras en frases, proposiciones, oraciones y secuencias oracionales (párrafo, período, capítulo,

sección…, libro o discurso entero: texto).

El ejemplo antes citado nos indica que el análisis solo es válido desde el sentido a las

secuencias y encadenamientos suyos que componen el texto. No comenzamos a hablar formando

cadenas de secuencias oracionales y luego les aportamos palabras que las rellenen. Hablamos

primero y después analizamos lo hablado. El habla requiere creación de estructuras y estas, a su

vez, ya creadas, adecuación al sentido posible que las recicle o innove. La cohesión presupone

coherencia y esta implica composición adecuada e interpretación crítica. En un simple átomo de

habla actúa una potencia enorme de significado y sentido.

Veíamos antes que la simple asociación de las palabras *pino + agricultor + tala nos

evoca un posible sentido. Efectivamente, componen un área de significado, un campo léxico

asistido por otro conceptual. Los significados requieren un sentido que los fundamente. No bastan

tampoco por sí solos para formar un discurso coherente. Esto se comprueba muy bien cuando

hablamos un idioma que no dominamos del todo. Siempre nos falta un redondeamiento del sentido

aunque empleemos palabras adecuadas en cuanto al significado. Si digo ahora:

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Aquel pino que el agricultor taló era grande

el demostrativo aquel y el relativo que se refieren por razones diversas de cohesión (anáfora) a

pino. Pero no podríamos decir, sin embargo, aquel pino, si este no hubiera sido ya enunciado en

una oración o sintagma precedente. Puedo decir un pino, pero no aquel pino si antes no sabemos

del pino en cuestión, o si no anticipamos su existencia por efecto de catáfora, añadiéndole otra

expansión progresiva:

Aquel pino que el agricultor taló era grande. Lo había plantado muchos años atrás…

Es decir, rehacemos el contexto que faltaba y que elidimos recurriendo al estilo

caracterizado como in medias res (comienzo en medio del asunto, tema, suceso, problema, evento).

Los demostrativos hacen referencia al contexto enunciativo. Reclasifican e introducen un nuevo

punto de vista sobre la referencia del término afectado, o la designan directamente (J.-Cl. Adam,

Greg Kleiber), mientras que a los determinativos les basta, al menos en primera instancia, el

contexto de locución o habla. Un pino presupone que hay pino en algún lugar del universo, y si es

el del agricultor, refiere uno concreto. Ahora bien, su concretud ha pasado por la relación interna,

interpretante (i), establecida entre significado genérico, común, concreto, particular e

individualizado.

La coherencia indica la relación de co-relatos o correlatada ( co F (x) i n/p) entre el

nombre y la intuición concreta que lo acompaña, el nombre y su interpretación, el nombre y los

principios cognitivos y lingüísticos a que da lugar. El lenguaje ya ha incorporado esos relatos (toda

palabra lleva uno dentro) en su formación y adquisición; permanece abierto a nuevas integraciones.

(Por eso emplearemos a veces los términos correlatar y correlatado, del mismo modo que existen

el verbo correlacionar y el participio correlacionado. Se trata, en nuestro caso, de una correlación

de relatos implícitos y explícitos en las palabras). Los conceptos de competencia y performancia de

la gramática generativa se refieren a este aspecto textual. La coherencia comprende lo que se ha de

decir o enunciar con propiedad (pertinencia) lógica y compositiva: selección precisa del

vocabulario según la información que se quiere transmitir; orden sintáctico (sintagmático,

propositito y oracional); conocimiento asociativo y causativo de las conexiones nucleares y sus

estructuras de integración.

Todo esto presupone, a su vez, un equilibrio de ajuste entre un mínimo y máximo de

cantidad y calidad informativa partiendo de la intención, del saber enciclopédico de los

interlocutores (conocimientos adquiridos en la vida del lenguaje), del tipo de mensaje ideado, de la

situación de habla o locutiva y del co(n)texto general de integración lingüística. La pertinencia

excluye la información redundante (replicación y recursividad) innecesaria, no progresiva, y

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pondera los recursos de economía lingüística: presuposiciones, elipsis, latencia, implicaciones,

sobrentendidos, en general la subyacencia del lenguaje, sus implicaciones. Si no aportamos los

datos necesarios, tampoco entendemos. Claridad, precisión terminológica y adecuación estructural;

orden de encadenamiento progresivo; buen uso de la técnica de reclasificación, reformulación:

repetición-progresión, recapitulación-repetición (medios de cohesión, conectores) especialmente en

las transiciones entre secuencias y párrafos (conectores precisos y suficientes); rechazo de

digresiones; recurso a ejemplos pertinentes; atención al reclamo del estilo según el ritmo creado,

etc., son recomendaciones de calidad textual requerida por la coherencia.

Suele decirse además que la coherencia textual comprende el nivel cognitivo de los

conceptos y sus configuraciones, ajeno al lingüístico. Según esto, habría un nivel organizativo

meramente lógico, independiente del lenguaje, pero incurso en él de algún modo, pues del texto

hablamos. Esta teoría dual del lenguaje aún entiende que este cumple funciones secundarias

respecto del logos, como suponiendo que, primero, pensamos, y luego vertemos lo pensado en el

recipiente lenguaje. Por eso sería relativamente fácil aislar la coherencia de conceptos de su

expresión lingüística, el orden de esta sintaxis al margen del ordenamiento de aquellos, tal vez

en paralelo o como una incrustación suya en el reino del habla.

Tal concepción lingüística no es adecuada. Suele apoyarse en el hecho de que una

estructura mental puede recibir diversa expresión lingüística. El símbolo lógico S ! P (Si S,

entonces P) admite las proposiciones:

P1: Si Juan sale, Pedro se queda

P2: Saliendo Juan, Pedro se queda

P3: Puesto que (ya que) Juan sale, Pedro se queda, etc.

La condición lógica implica condición gramatical, pero también modalidad temporal y

causación explicativa. Asimismo, una estructura sintáctica como P1 condicional (Sn1 + Vpr,) ! P2

(Sn1 + Vpr) admite sustitución de los valores citados y se reduce al símbolo lógico inicial.

Esta variedad indica la riqueza conceptiva y expresiva de la lengua. En cada una de sus

realizaciones (variantes), la estructura lógica o sintáctica tiene, sin embargo, valor específico

propio. No es lo mismo el condicional que la modalidad condicional de tiempo (gerundio) o que la

causalidad explicativa. Cada proposición tiene su marca singular de concepción lingüística. En los

tres supuestos la conexión de realidad Juan sale y Pedro (se) queda está pensada con tales matices

y no otros. Es cierto que el análisis puede buscar convergencias lógicas y sintácticas y, en

consecuencia, entrever en la estructura sintáctica un reflejo lingüístico de la lógica. Pero aun

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procediendo así, al hacerlo tiene en cuenta la singularidad de cada una y prescinde después de las

variantes. Si nos situamos en la mente del hablante, dispone de esas tres posibilidades al emitir el

enunciado condicional (competencia lingüística), pero elige una sola y en función precisamente de

lo que quiere expresar. Esta última oración coordinada (y en función precisamente de lo que quiere

expresar) parece dar la razón a los teóricos de la reducción lógica del lenguaje: algo previamente

querido y luego expresado. El querer de la expresión concibe, sin embargo, el modo expresivo. He

aquí la diferencia, y muy importante, pues el modo es, como dijimos, hipercategoría del lenguaje.

La posibilidad de elegir varias expresiones respecto de un núcleo lógico o sintáctico indica

la riqueza conceptiva de la expresión, las formas que el pensamiento ha ideado concretándose, a

través de las cuales comprende luego los principios en él actuantes. Por tanto, la coherencia estudia

los conceptos y configuraciones suyas en el momento de su formación lingüística. Antes no

existían como tales. Nadie puede pensar fuera del marco de integración correlativa ya expuesto.

Puede rehacer lo pensado desde las imágenes lingüísticas creadas e incluso inventar otras.

En realidad, la coherencia explicita y desarrolla las relaciones de los posibles relatos: lo

relatado en el texto, deducible del conjunto léxico-semántico y conceptual que integra el tema y lo

rodea. Por ello, la coherencia mantiene el acoplamiento de las ideas y sub-ideas temáticas, lo que

denominamos tematización, y su carácter progresivo hacia la finalidad que el texto se propone

desde la intención del inicio. Ahora bien, no todos los textos proceden así, partiendo de una

intención que se ejecuta rematando en un fin. Resulta más o menos fácil determinar estos extremos

en un cuento, pero no, por ejemplo, en un poema. El creador poético comienza muchas veces su

texto, el poema, sin objetivo inicial concreto y sin saber nunca dónde terminará. Surge una palabra,

un verso, incluso un ritmo, y el creador busca entonces el entorno que los posibilita y le da

continuación hasta que esa emergencia termina, concluye.

Según esto, las posibilidades de los elementos pino, agricultor y tala, del ejemplo

anteriormente citado, no son muchas. Su órbita de integración ya viene bastante próxima:

El agricultor tala un pino

La tala del pino por el agricultor

El pino (que) tala el agricultor, etc.

Hemos establecido las unidades de relación o relatos que el eje polirradiado de esos

términos permite en castellano. Quedan excluidos otros como El pino tala al agricultor. Hay un

principio subyacente que no permite situar en el mismo eje de correlación a pino y tala mediante

una acción ejercida por el primero sobre el segundo, pues el pino no tiene aquí atributo agente en

su entidad, sino paciente o receptor: puede recibir la acción de un agente. Y sin embargo, decimos:

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El pino causó un accidente al caer en la carretera

Sabemos, con todo, que la acción producida no viene de su principio natural, sino, tal vez,

de (con) la fuerza del viento.

La coherencia decide entonces si una palabra concreta admite posición en un sintagma por

las relaciones que engendra con las demás, o si una oración es aceptable o inaceptable. De ahí que

algunos teóricos (Jean Claude Ascombre y Oswald Ducrot, L’Argumentation dans la langue, 1983)

hayan definido el sentido de un término o vocablo por la progresión o continuación discursiva que

posibilita. Toda palabra cuenta con esta posibilidad, pues es acto cumplido (dicho) de una energía

dicente. Esta potencia del lenguaje la reflejamos en la relación que posibilita el término X

dotándolo de una función en el texto: X(R)F del símbolo de integración textual ( co), transformado

luego en F (X) i, pues la relación ya ha determinado funciones de X según su rango de

interpretación textual.

La aceptabilidad es criterio notable de la coherencia y depende de la intención del texto.

Para que un acto de lengua sea aceptable ha de cumplir las exigencias cognoscitivas de la cohesión

y dar relevancia al lazo o vínculo que toda lengua supone entre los interlocutores por el hecho de

pertenecer a ese dominio lingüístico. Aún en casos de rechazo a contestar, de silencio ante

preguntas, o de mentiras, este vínculo se activa siempre que hablamos. La desconfianza entre los

interlocutores que engendra la arbitrariedad del signo lingüístico dio paso a rehacer los

presupuestos del vínculo y a desdoblar de la potencia inherente a la palabra su cumplimiento

pragmático. Al desvincular el lenguaje de la realidad que lo produce, se investigan entonces los

presupuestos que puedan volverlo fiable. Los denominados actos de lengua (locutivo, ilocutivo y

perlocutivo) o el principio de cooperación que señala Herbert Paul Grice, o la ley discursiva de

exhaustividad, de Oswald Ducrot, son deducciones de primera evidencia al considerar la energía

del lenguaje, el eje correlativo de comunicación que subyace en él y el sistema dialogal en que

consiste todo signo, sea lingüístico o no, pues se funda en la comunicación. El diálogo nombra la

intersubjetividad o relación mutua de los interlocutores al hablar o leer. Es el fundamento del signo

lingüístico: la relación yo-tú, explícita o implícita, sobre la base de algo él o ello (lo referido,

narrado, el evento, la situación indicada, etc.): yo (él, ello)-tú.

Brevemente, decimos que un acto es locutivo porque combina sonidos y une

sintácticamente las palabras. Es, en el fondo, la articulación del sonido ya semantizado, como dice

Aristóteles al caracterizar el lenguaje. Se entiende que el acto es ilocutivo cuando se cumple

públicamente en la palabra misma, por lo que comporta una transformación de relaciones ente los

hablantes. Si decimos: Te lo aseguro bajo palabra, queremos decir que el hablante compromete su

acción, promesa, en el acto mismo de palabra. El acto perlocutivo introduce fines colaterales a los

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del enunciado, por ejemplo al hacer una indicación a alguien con segunda intención, para obtener

un beneficio, una información, influir en el receptor, condicionarlo, etc. Esta modalidad del acto de

habla es muy frecuente, por ejemplo en publicidad. Compre futuro, dice un cartel al lado de un

automóvil de alta gama y nuevo en el mercado. La frase oculta el deseo de que el lector compre el

coche, evidentemente.

Las denominaciones de actos de habla y su división en locutivo, ilocutivo y perlocutivo las

han divulgado John Langshaw Austin, John Searle y Oswad Ducrot, principalmente. Nadie negará

que el acto de habla es locutivo. Se trata de una tautología, como si afirmáramos que el acto de

visión es visual. Si se añade además que el acto locutivo resulta también acto con entidad, fuerza de

realización o tono propio, es decir, ilocutivo (por ejemplo, la interrogación al preguntar a alguien:

¿Cómo te llamas? no puedo preguntar sin realizar la pregunta , o la promesa del acto

promisivo: Te prometo que lo llevaré lo lleve o no, el acto de promesa se cumple ); o si se

advierte que del acto de lenguaje se derivan consecuencias no previstas por el hablante (acto

perlocutivo), pues no puede predecir lo derivado de él en otro interlocutor, nada extraño en todo

ello, ya que el acto de habla la realiza nos fijemos o no en lo hablado e induce consecuencias de lo

dicho, previstas o no por el emisor. Tal acto introduce también relaciones nuevas entre los

interlocutores (John L. Austin) y confirma su cooperación mutua (H. P. Grice) en cuanto al

entendimiento de lo dicho.

Cabe decir incluso que el lenguaje habla por nosotros, pues tiene carácter plástico, por lo

que integra factores del medio, circunstancia, entorno, y se autocorrige, todo ello según las

necesidades de interlocución y entendimiento. Sus estructuras contienen relaciones que sobrepasan

la intención inmediata de los hablantes, pues otros anteriores ya las fijaron previamente. Hay un

componente sincrónico de la historia dentro del lenguaje. Por eso decimos que es retroproyectivo.

Avanza mirando atrás, o viceversa, oyendo su propio eco. E incluso calla potenciando su latencia,

lo que contiene acumulado en silencio. Hay actos lingüísticos sin palabras, sin enunciación

propiamente dicha, pero que hablan gracias a la situación en que acontecen. Por ejemplo, el

dramaturgo alemán Bertold Brecht escribió una obra titulada Acto sin palabras. Su tema es

precisamente el espacio, la situación en que se encuentran los actores, es decir, cualquier persona

en el espacio real de la vida. Hablan la situación, el contexto de los enunciados, pero sin palabras,

que son el actor principal de la vida. Las palabras se mueven en un espacio de vida que, aún mudas,

siguen hablando a quien contempla el marco de integración y su contexto: el espacio dramático y el

drama del lenguaje.

Tal es, creemos, en resumen, la propuesta de actos de habla, analizados por la

fenomenología (Edmund Husserl) y crítica literaria (Paul Valéry) antes de que se fijara en ellos la

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lingüística. Se basan todos en el vínculo subyacente que el lenguaje establece entre los

interlocutores. Sin tal vínculo, por más que un juez diga, al finalizar el juicio, “Declaro inocente al

incausado”, la sentencia carece de eficacia. Imaginemos situaciones de violencia judicial en guerras

civiles o dictaduras con juicios sumarísimos, en las que no todos los ciudadanos admiten el vínculo

impuesto de tal modo. En lingüística, nos referimos a la vinculación que el signo establece natural

y libremente de forma adecuada. La vinculación originaria dota al lenguaje de principio ético. La

cohesión y coherencia son atributos de la ética lingüística.

En cuanto a la exhaustividad o información necesaria para que los interlocutores se

comprendan (O. Ducrot), también se supone. Lo contrario indica intencionalidad solapada,

suspicaz, engañosa, ignorancia, o incluso enfermedad (casos de logomaquia). Todas estas

implicaciones (implicaturas conversacionales de H. P. Grice) son presupuestos subyacentes de la

constitución misma del lenguaje, del vínculo que engendra.

La separación de la pragmática de la lingüística (considerar que una frase se entiende si su

acto cumple la máxima de sinceridad se supone que los interlocutores se dicen la verdad que

entienden ), o la separación de la lengua del eje de comunicación que la engloba y al cual ella

misma contribuye (lo dicho no es necesariamente lo comunicado), olvida que el lenguaje ya es en

sí mismo pragma, nombre griego que significa ‘lo que se hace’, ‘el hecho’: se ha constituido en la

práctica de la vida. Por eso hemos de considerar con cierta prevención teórica propuestas como las

de los actos del lenguaje o de las máximas e implicaturas conversacionales, pues se trata en

realidad de glosas o apéndices derivados de la constitución lingüística. No le aportan nada que no

presupongan. Otro asunto es explicitar tales presupuestos para conocer su funcionamiento. Ningún

acto de promesa o juramento (Te prometo la vida, Te lo juro de por vida) promete o jura realmente

si a las palabras no las asiste el vínculo de confianza que genera el lenguaje. Cumplimos un acto de

promesa y juramento, sin duda, pero en el aire, puro flatus voci.

El valor lógico que hay en la efectividad del acto locutivo considerado en su propia entidad

nos lleva a especulaciones propias de la filosofía del lenguaje. Y su valor ético nos introduce en la

poética entendida como instancia propia, auténtica, dice el filósofo José Ortega y Gasset, o justa (la

justicia que el poeta Juan Ramón Jiménez le pide a la expresión verbal) del decir de la lengua, cuyo

alcance es muy complejo.

Tanto la cohesión como la coherencia explicitan el valor prefijo (co-) de la correlación

integradora del lenguaje.

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Antonio Domínguez Rey 66

En cuanto a la estructura de la información y su tematización remitimos al esquema de

progresión temática del parágrafo parámetros textuales, al paradigma textual de la tipología

textual y al modelo discursivo retórico de Aristóteles expuesto en el capítulo de la narración.

4.6.3. Actividades

Léase atentamente el siguiente texto y respóndanse al menos dos de las preguntas formuladas aplicando los conocimientos adquiridos en esta sección del tema.

1. ¿Cuál es el tema del texto? ¿Podría ser el título? ¿Por qué?

2. Esquematice el texto siguiendo el paradigma argumental. (Ayuda a ello el expuesto

en otras secciones, dentro de la enunciación y narración).

3. Señale además procedimientos de cohesión y factores de coherencia textual,

comentándolos. (Puede responderse a la par de la segunda cuestión).

4. Propuesta de un debate sobre un tema de libre elección con argumentos a favor y en

contra. (Puede realizarse individualmente o en grupo).

Una nación es una masa humana organizada, estructurada por una minoría de individuos selectos. Cualquiera que sea nuestro credo político nos es forzoso reconocer esta verdad, que se refiere a un estrato de la realidad histórica mucho más profundo que aquel donde se agitan los problemas políticos. La forma jurídica que adopte una sociedad nacional podrá ser todo lo democrática y aun comunista que quepa imaginar; no obstante, su constitución viva, transjurídica, consistirá siempre en la acción dinámica de una minoría sobre una masa. Se trata de una ineludible ley natural que representa en la biología de las sociedades un papel semejante al de la ley de las densidades en física. Cuando en un líquido se arrojan cuerpos sólidos de diferente densidad, acaban estos siempre por quedar situados a la altura que a su densidad corresponde. Del mismo modo, en toda agrupación humana se produce espontáneamente una articulación de sus miembros según la diferente densidad vital que poseen. Esto se advierte ya en la forma más simple de sociedad, en la conversación. Cuando seis hombres se reúnen para conversar, la masa indiferenciada de interlocutores que al principio son, queda poco después articulada en dos partes, una de las cuales dirige en la conversación a la otra, influye en ella, regala más que recibe. Cuando esto no acontece, es que la parte inferior del grupo se resiste anómalamente a ser dirigida, influida por la porción superior, y entonces la conversación se hace imposible. Así, cuando en una nación la masa se niega a ser masa -esto es, a seguir a la minoría directora-, la nación se deshace, la sociedad se desmembra y sobreviene el caos social, la invertebración histórica.

José Ortega y Gasset: España invertebrada

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Antonio Domínguez Rey 67

4.7. MARCADORES DISCURSIVOS. LA YUXTAPOSICIÓN

Téngase en cuenta la introducción, con ejemplos de marcadores, realizada en cada unidad de

tipología textual.

Además de los marcadores conjuntivos, coordinados o subordinados, que expresan la

correlación de los enunciados propositivos en una unidad de sentido, existen otros en el proceso del

discurso cuya función consiste en introducir un foco, perspectiva, distribución, gradación,

restricción, escorzo (co-lateralidad, co-existencia en el sentido de valores latentes, virtuales, el

“trasmundo”, que cita José Ortega y Gasset), su explicación, diferencia, recapitulación, entre

partes, secuencias, períodos, capítulos, incluso obras enteras. Se denominan marcadores de

discurso y suelen clasificarse según la función semántica antes indicada. Se delimita así su

diferencia con la función sintáctica que desempeñan los marcadores conjuntivos. Tal distinción

establece, por tanto, una diferencia entre el aspecto sintáctico de las proposiciones enlazadas en

oraciones y el semántico del discurso. Ahora bien, toda organización secuencial del lenguaje ya

discurre, es curso orientado del proceso que lo constituye. Por eso hemos de ver esta distinción

como reflejo más propedéutico u orientativo que realmente fundado. Si partimos de enunciados que

se enlazan en el primer caso, el sintáctico, y de conjuntos oracionales en el segundo, la orientación

del dis-curso la sigue dando el contenido que expresamos. Los marcadores son apéndices

sintácticamente exentos del sentido que los engloba, pero aspectos suyos de significado oracional.

En cuanto al foco, perspectiva o escorzo de lo enunciado, existen expresiones que

delimitan, acotan, implican un aspecto de la consideración perceptiva o razonada del discurso. Por

ejemplo, la introducción del tema suele hacerse señalando el objetivo, la proposición o pretensión

de lo tratado: nos proponemos, el (este) texto trata de, el objetivo esencial (principal) de… Hemos

establecido, de entrada, y dentro del horizonte de integración correlativa ( co), una relación

interpretativa entre el nombre del tema y la intuición que lo concreta, a cuya escenificación

asistimos escuchándolo o leyéndolo.

Así sucede también con la distribución de las ideas en orden conceptual o aspectos suyos

nuevos: ante todo, primeramente, en primer lugar…; luego, después, en segundo lugar…; a

continuación, en tercer lugar, seguidamente…; por último, finalmente, para concluir, como

colofón, en resumen, etc. Y para las focalizaciones suyas: con respecto (por lo que respecta) a, en

referencia a, acerca de, sobre, considerando (en) otro orden de aspectos (cosas), etc. De este

modo vamos distribuyendo escalonadamente los conceptos, ideas, juicios y raciocinios atendiendo

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Antonio Domínguez Rey 68

a la importancia e implicación entre ellos: idea o ideas principales del tema, subordinada o

subordinadas, otros temas colaterales.

La introducción de aspectos nuevos responde a figuras de inclusión o acotación conceptual,

aditiva, intensificadora, explicativa, de matiz, con lo que seguimos moviéndonos en perspectiva de

foco, contexto y cotexto, de tal modo que lo incluido, añadido o ponderado coincide con conectores

conjuntivos, equivalencias o expansiones suyas, coordinados, distributivos, diferenciadores: y,

también, (y) además (de esto, aquello), más aún, es más, hasta (ello, para esto, aquello), por otra

parte, por otro lado, hay que insistir (resaltar, tener en cuenta), etc. Para los distributivos,

diferenciadores y restrictivos: de (por) este lado…, por (este) otro; ahora bien, sin embargo, no

obstante; de todos modos (maneras), pero, mas, sino, con todo, aún así, hasta cierto punto, por el

contrario… Para los explicativos: esto es, es decir, o sea, (dicho) de otro modo, por ejemplo,

verbigracia… Observemos, por tanto, que la adición de aspectos puede ser integradora, pero

también explicativa, restrictiva y diferenciadora, lo cual incluye una idea de reformulación (uso de

ejemplos), distribución por contraste y oposición. Muchos de estos marcadores funcionan por igual

en contextos semánticos diversos al conjuntar parte con parte, aspecto con aspecto, período con

período, etc. Seguimos, pues, en un proceso de correlaciones paralelas, gradativas, implicadas,

diferenciadoras, opositivas. Forman paradigmas entre sí y equivalen a conjunciones o expresiones

conjuntivas coordinadas (adición), adversativas (restrictivas, correctoras), implicativas

(explicativas).

Todos estos marcadores son, en mayor o menor medida, interrelaciones sintáctico-

semánticas, aquel aspecto de sentido que induce a funcionar como enlaces de discurso a rasgos

semánticos que bien generan una forma nueva, bien adaptan alguna ya existente, bien la

amalgaman, es decir, la recubren con otras funciones. Son bien conectores ya conocidos

(coordinados, subordinados), sintagmas de proposición u oración, bien oraciones plenas: es más

(aditivo); esto es (explicativo); por lo que se refiere a (temático o aspectual); como ya se ha dicho

(modal explicativo); insisto, por si fuera poco (enfatizadores); quiero decir, mejor dicho,

rectificando (correctivo); resumiendo, concluimos entonces (resumen, conclusión), etc. Se trata de

oraciones interpoladas que van trayendo a memoria lo ya dicho, anticipan lo que vendrá o exponen

implicaciones que requieren tratamiento distributivo, opositivo. El lenguaje avanza retomando

parte de lo dicho y añadiendo algo nuevo. Es parte de lo que entendemos por tematización o

progresión temática.

Atendiendo al sistema comunicativo y del signo que lo representa en el lenguaje, los

marcadores de discurso pueden distribuirse como sigue:

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Antonio Domínguez Rey 69

!" Marcadores sistemáticos y estructurales, de horizonte, catafóricos: de tema. El tema

anuncia y resume lo que viene a continuación. Orden secuencial de ideas, temas o aspectos nuevos:

Trataremos en primer lugar…; vendrá luego; y terminaremos concluyendo que…

!" Marcadores de foco, aspectuales, anafóricos.

!" Marcadores apelativos: de advertencia.

!" Marcadores metadiscursivos e hipertextuales, anafóricos y catafóricos: enfatizadores o

ponderativos, de corrección, conclusivos.

Responden, por tanto, al factor (PRO)nominal que subyace en el desarrollo del discurso.

Van dando nombre a los nombres, es decir, introducen, matizan, distribuyen, acotan sentido.

4.7.1. La yuxtaposición

Un tipo especial de marca es la yuxtaposición, modo conectivo intermedio entre el

coordinado y subordinado. Su especificación consiste en que no tiene marcadores léxicos propios,

pero sí entonativos en el habla y de puntuación en la escritura, algo semejante a una partitura

musical y la interpretación melódica de su ejecución con instrumentos, o viceversa, si se trata del

compositor: vierte en signos gráficos la melodía que está concibiendo tonalmente.

Son medios de cohesión en sus respectivos géneros textuales, el oral y escrito. Una buena

escritura supone una entonación rica, modulada. La prisa de la convivencia actual provoca, sin

embargo, cierta inadecuación entre la entonación del discurso y sus pautas gráficas. El lector puede

agrupar tonalmente períodos más demarcados en la escritura, es decir, puede leer interpretando lo

escrito. Pero, en general, la puntuación refleja el período entonativo. Nos hemos referido a las

equivalencias básicas de locución y escritura al exponer la fase de elocución en el sistema

discursivo retórico de Aristóteles, en el apartado correspondiente a la narración.

La yuxtaposición asocia sintagmas u oraciones independientes, autónomos, con sentido

propio en sí mismos, y sin marcadores conjuntivos entre ellos. Esto indica que solo se yuxtaponen

oraciones del mismo nivel, equifuncionales. No obstante, el resultado de tal asociación induce

períodos que engloban secuencias oracionales y crean períodos con valor coordinado o

subordinado. Por ello, la yuxtaposición tiende también a marcar con la entonación un núcleo de

significación en torno al cual giran los demás sintagmas u oraciones.

La asociación independiente induce un estilo cortado, dinámico, de valor impresivo, pues

traduce el dinamismo psicológico o conceptual del emisor en el texto. Las oraciones o sintagmas

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suyos van separados por coma, punto y coma y, en los textos modernos, especialmente

periodísticos, hasta por punto, según el relieve que el autor conceda a la parte así aislada.

Noche cerrada. Imposible ver ni las sombras. Solo se oye el ruido del viento entre los árboles. De vez en cuando un crujido. Una rama que se desgaja… Un latido fuerte del corazón…

Tal pudiera ser el comienzo de un cuento. La puntuación origina una escena con valor

puntillístico, como en el arte así denominado: cada oración, un punto. Y tres puntos suspensivos

para sensibilizar el impacto que provoca la rama al desgajarse, como atentos a si se trata de algo

más, un peligro, por ejemplo. Si ponemos este mismo texto en forma coordinada:

Es noche cerrada y resulta imposible ver hasta los bultos. Solo se oye el ruido del viento entre los árboles y, de vez en cuando, un crujido, una rama que se desgaja…, y un latido fuerte del corazón…

El período entonativo ha cambiado. La coordinación engloba dos oraciones en cada

secuencia y hace depender directamente del verbo oír, en la segunda, los tres sintagmas de objeto

directo (Sn2), que antes se aíslan formando secuencia independiente. El primer caso es un ejemplo

de asíndeton (unidades enlazadas intencionalmente solo con pausa fónica descriptiva y coma,

punto y coma o punto); el segundo lo es de polisíndeton, el efecto contrario. Las conjunciones

marcan aquí la continuación del período.

Si cambiamos los puntos del primer modelo por puntos y coma, observaremos que el estilo

sigue siendo asindético, pero algo cambia:

Noche cerrada; imposible ver ni las sombras. Solo se oye el ruido del viento entre los árboles; de vez en cuando, un crujido; una rama que se desgaja…; un latido fuerte del corazón…

Las secuencias se animan un poco más respecto del primer modelo. No llegan a la pausa

de la coma, pero tampoco a la del punto. La segunda secuencia, de los tres Sn2, se precipita un

poco más. Este mismo efecto se acelera si recurrimos a comas en tales posiciones de objeto

directo:

Noche cerrada; imposible ver ni las sombras. Solo se oye el ruido del viento entre los árboles; de vez en cuando, un crujido, una rama que se desgaja…, un latido fuerte del corazón…

El asíndeton refuerza la incertidumbre y temor asociando el crujido de la rama con la

alteración del corazón. Quedan más próximos el suceso del ruido y el impacto emocional con

alteración del ritmo sanguíneo. Antes se introduce una pausa entre cada momento, como oyéndolos

separados; ahora, los Sn2 se retroproyectan hacia el núcleo verbal se oye, que los traba como

agolpados, sucesivos. Los tres ejemplos han incorporado un ritmo propio al período que forman.

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Comprobamos, pues, que la yuxtaposición permite modular el ritmo de la frase y del período

según los impulsos manifestados en el enunciado. El asíndeton provoca fenómenos diversos según la

naturaleza del léxico y su carga semántica, la cual intensifica. Como el verbo indica acción, progreso

remático, su período se acelera aún más en una sucesión verbal: Llegó, vio, venció no es lo mismo

que Llegó, vio y venció; menos aún en Llegó y vio y venció. En el primer caso, la victoria fue rápida;

en el segundo, la decisión también sucedió rauda, pero la victoria ya aparece como resultado

consecuente de la estrategia seguida; y en el tercero, las cosas no resultaron tan fáciles. Hubo

transiciones, cambios de táctica, resistencia imprevista, etc. Cabe todo un cúmulo de interpretaciones

entre la relación de nombres y los enlaces entonativos que los agrupan.

En el caso de los sustantivos, la designación prima sobre la descripción, aunque esta se

consolida también, pero con ritmo más sosegado. La descripción se demora:

La casa era sólida: techo bien entejado; frente recio con puerta y dos ventanas de madera sobria y pintura densa. El alero salía ligeramente y la abría al aire; las aguas, oblicuas, bajan reposadas. La chimenea aún humea en el recuerdo humo blanco de encina. Hay vida dentro. Respira el balcón aroma de azaleas y geranios rojos.

La yuxtaposición expresa en realidad todos los valores de la coordinación y subordinación:

aditivos, disyuntivos y opositivos, causales, consecutivos, condicionales, temporales. Sus

secuencias y períodos engranan asociaciones cuyos grupos de entonación forman también un ritmo

semántico. Aquí prevalece el valor de la articulación lineal y retroproyectiva del signo. La

estilística latina se refería a ello con este adagio: Post hoc, ergo propter hoc. Lo pospuesto tiende

al rema y lo antepuesto al tema. Sin embargo, ya hemos visto en los preámbulos de este desarrollo

que el tema se enuncia rematizado. Cuando lo enunciamos, ya se ha producido en nuestra mente un

conjunto de atribuciones y referencias que luego exponemos al desarrollarlo. Sintetiza un cúmulo

de sensaciones y cualidades previas que luego siguen como atributos, epítetos, predicados, etc.

(Tan pronto) llega, come, charla un poco, termina, dice adiós, y… ¡hasta la noche!

Podemos prescindir del introductor temporal y tendremos, no obstante, una enumeración

yuxtapuesta de tal valor. La sucesión de verbos implica posterioridad de un acto tras otro. Son

acciones continuadas. Sin embargo, la yuxtaposición pretende aunar la cadena de verbos en una

misma unidad simultánea, indicando el breve tiempo con que transcurre la escena. La repetición

del tiempo presente contribuye a ello a pesar de la posposición de un verbo respecto de otro.

Vino a verme cuando estaba enfermo; se lo agradeceré toda la vida. ¿Quieres paz? ¡Déjame tranquilo! Pregúntale a él. Fue él quien lo hizo

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En estos ejemplos, resultan evidentes los valores consecutivo del primero, condicional del

segundo y causal del tercero. Las dos oraciones de cada secuencia forman una unidad lógica

bimembre. Cada miembro se une al otro formando una trabazón que las engloba, y esto al margen

de la diferencia de tono, por ejemplo, en la segunda: interrogativo y exclamativo. Muestran

claramente la subsunción proposicional (una integra a otra psicológicamente) en la oración que las

conexiona al margen de su independencia enunciativa. Podemos introducir marcadores

oracionales: Si quieres paz, entonces déjame tranquilo; Pregúntale a él, pues fue él… La secuencia

lógica se superpone a la gramatical, pero el período adquiere un tono propio:

Oración

P1 (…) / P2 (…) [; / ¿… ? ¡…!]

Al enunciar o leer, el tonema de la primera proposición no será descendente del todo, sino

que marcará pausa suspensiva. Y si desciende en la primera proposición del primer caso, marcando

pausa como de pensamiento, ha de notarse en la transición que forma unidad de habla con la

segunda.

La yuxtaposición rehace, por tanto, en los niveles psicológico y lógico el trasfondo

perceptivo de la gramática y, con él, del texto.

4.7.2. Actividades

(Realícese una de las dos )

1. Indique marcadores discursivos y valores yuxtapuestos en el siguiente texto, razonándolos:

Mira hacia allá, a la redonda, sobre el otero, acodadas en el valle, las casas poco a poco alumbradas. Allí, allá, luces, luces, parpadeos, humo azul que sube aún visible en la noche incipiente. Comienza el ajuar del reposo, la calma después del trajín sudado de la faena. Suena ruido de platos. Se cruzan sombras movedizas tras los visillos. La noche entra por los tejados alentada.

2. Hágase lo mismo con este otro texto partiendo del tema planteado.

El primer canto del grillo, en el crepúsculo, es vacilante, bajo y áspero. Muda de tono, aprende de sí mismo y, poco a poco, va subiendo, poniéndose en su sitio, como si fuera buscando la armonía del lugar y la hora. De pronto, ya las estrellas en el cielo verde y transparente, cobra el canto un dulzor melodioso de cascabel libre. Las frescas brisas moradas van y vienen; se abren del todo las flores de la noche y vaga por el llano una esencia pura y divina, de confundidos prados azules, celestes y terrestres. Y el canto del grillo se exalta, llena todo el campo; es cual la voz de la sombra. No vacila ya ni se calla. Como surtiendo de sí propio, cada nota es gemela de la otra, en una hermandad de oscuros cristales.

Juan Ramón Jiménez: «El “canto” del grillo», Platero y yo

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Antonio Domínguez Rey 73

4.8. RESUMEN: ANÁLISIS TEXTUAL

Proponemos a continuación, como resumen, unas orientaciones sobre el esquema de análisis textual con sus principales partes.

1. El análisis textual comprende y desarrolla, en líneas generales, la capacidad y aptitud de

formulación temática, enfoque, análisis, argumentación, exposición tanto expresiva como

inicialmente científica, y actitud crítica o evaluación personalizada del texto.

2. Su enfoque se orienta a saber encuadrar el texto en el marco cognoscitivo o de integración

correlativa al que pertenece según áreas de conocimiento o el tema expuesto. A ello ayudan la

capacidad de síntesis y definición: saber resumir en función del tema enunciado el contenido de un

texto.

3. Contempla fundamentalmente la capacidad de división jerárquica, lógica, argumental,

expositiva, incluso esquemática, del texto. Al tratarse de una lengua, este apartado incluye

asimismo un conocimiento gramatical mínimo de fundamentación lingüística. La lengua dispone

los conocimientos por categorías gramaticales, temáticas y argumentativas: denominaciones,

atribuciones, explicaciones predicativas, subordinación lógico-gramatical, etc. Las ideas

seleccionan la gramática según el enfoque, su implicación mutua, carácter persuasivo o didáctico,

etc., que se quiera imprimir a lo expuesto. Si se trata, por ejemplo, de un texto periodístico, el

enfoque, escalonamiento de ideas y la expresión persuasiva, tendente a influir en el lector, tendrán

un carácter específico.

4. La argumentación atañe, por una parte, a la ya contenida en el texto y, por otra, a la personal del

alumno. La primera es fácilmente deducible y esquematizable si se sigue el orden expositivo de

ideas o del tema principal enunciado. Se trata, simplemente, de exponer la idea nuclear y sus

apoyos lógicos, que pueden seguir o incluso anteceder a la idea o tema en cuestión. Tales apoyos

son ideas secundarias que dependen de la anterior y fundamentan el contenido de lo en ella

afirmado o expuesto; por tanto, ideas principal y secundarias. El orden escalonado de estas ayuda a

comprender el texto y la implicación lógica, argumentativa, que lo estructura.

Para ello, un buen esquema inicial prepara la exposición posterior y demuestra que se ha

comprendido el texto a la perfección. Tal vez haya que modificarlo a medida que avanzamos, pues,

con el desarrollo de lo comprendido, observamos matices que, tal vez, se nos escaparon en una

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Antonio Domínguez Rey 74

lectura previa. No importa rehacer el esquema y presentarlo de nuevo, pues este proceso indica

también el desarrollo interno de comprensión.

5. La exposición abarca la segunda parte argumentativa: lo que el alumno expresa y cómo lo hace,

propone, divide, desarrolla. Aquí se observa, de nuevo, el enfoque de comprensión y transmisión de

lo comprendido: si el avance de lectura inteligente ha sido ordenado, por etapas implicadas, o a saltos,

entreverado, lo cual puede inducir a cierta confusión, etc. De hecho, cuando el análisis argumentativo

procedió de modo adecuado, la exposición resulta también ordenada, convincente, etc.

6. Por último, la evaluación crítica. El estudio universitario requiere disponer de un mínimo de

orientación crítica respecto de lo estudiado o incluido en lo expuesto. La crítica es simplemente la

manifestación de un juicio razonado sobre un tema, idea, teoría o propuesta, bien aislada, bien

contenida en un documento, libro de ensayo o tratado científico. Un buen juicio crítico supone

muchos conocimientos sobre lo tratado, pero también revela un grado de enfoque inteligente

adquirido a través del estudio. Quien sabe situar el marco de integración correlativa, encuadre o

contexto conceptual de la idea o tema, ya orienta la posición crítica antes de su desarrollo.

Asimismo, quien formula preguntas precisas sobre lo propuesto o manifestado ya entrevé la

respuesta o cariz de la posición crítica adoptada. Si se trata, por ejemplo, de una conducta humana,

la pregunta puede ir orientada a los efectos físicos, la importancia social del acto, o a sus requisitos

éticos. El carácter físico, social o ético del asunto orienta el modo y contenido de la postura crítica

que adoptamos ante tal conducta. Normalmente, los enfoques se implican y entonces actúa la

capacidad de jerarquización y exposición razonada: saber encuadrar, realzar, implicar, subordinar,

aludir, etc., las ideas principales, accesorias y recursos persuasivos.

En líneas generales, y siguiendo los modelos propuestos en la enunciación, descripción,

narración y argumentación, el esquema elemental expositivo y argumentativo sigue el orden

siguiente:

" Presentación o resumen temático: idea principal del texto y accesorias o de fundamento

suyo. Es importante la capacidad definitoria de lo propuesto: saber definir la cuestión

esencial o el núcleo del tema. Comprende este el título, si lo hay, subtítulo, si procede, y

tipología de texto, que puede ser también mixta. Normalmente, un texto interconecta

diferentes rasgos, lo cual contribuye a su valor estilístico. El resumen ha de ser breve y

atender a lo esencial del tema propuesto, su desarrollo, conveniencia, oportunidad e interés

de su tratamiento. Si se trata de un ensayo o texto argumentativo, habrá alguna hipótesis o

su desarrollo permite establecerla. El resumen conviene dejarlo abierto, pues, a medida que

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avance el análisis textual, se comprende mejor el texto y surgen nuevas ideas que pueden

replantear la síntesis inicialmente realizada.

Normalmente se procede siguiendo el orden clásico de las preguntas mentales

relacionadas con toda noticia e iniciadas por qué, cómo, cuándo, en qué circunstancias o

bajo qué aspectos, etc. (La importancia de este apartado versa sobre la capacidad de

síntesis y exposición del tema o temas expuestos. No sirve como respuesta, por tanto,

copiar parte del texto, aunque esta parte contenga su tema principal. Es el error más común

de este tipo de prueba. El alumno debe reelaborar el contenido por más que, para ello, use

términos o palabras, conceptos, dados en el texto).

" División en partes del texto, que comprende:

o Desarrollo del núcleo temático (susceptible, a su vez, de subpartes) de acuerdo con el

uso gramatical y argumentativo, lo cual admite un esquema de implicaciones. El nudo

comprende la trama del tema y su rematización.

o Exposición y análisis de las ideas acompañadas de los conceptos que integran y de sus

subdivisiones. Conviene enumerarlas de tal modo que se vea la composición de cada

una: idea principal A; secundarias a), b), c)… n); idea principal B; secundarias…; idea

principal C, secundarias… Relación correlacionada e implicativa de A, B, C, en orden

de concepción mental y en el gramatical: marcadores oracionales y discursivos.

(Esta parte se correlaciona con la primera e incluso puede encajarse en ella sin

anularla).

o Recopilación y conclusión (se ejercita de nuevo la capacidad de síntesis) y

confirmación del posible esquema esbozado.

o Evaluación crítica personalizada ante lo expuesto: comparación contrastada de ideas;

determinación de su objetividad o subjetividad (convencimiento, persuasión); falsación

de sus fundamentos (criterios de evidencia); aplicaciones al orden vigente del

desarrollo humano, social y científico según el estado actual de estas cuestiones, etc.

El desarrollo del núcleo puede hacerse siguiendo diversas técnicas que se suponen ya

adquiridas en el curso. Una conocida es la basada en la progresión textual del enunciado del tema o

subtema y su rema correspondiente, es decir, de su comentario expositivo y de la novedad que

aporta respecto de lo ya dicho. Normalmente, un texto o discurso procede enunciando una primera

cuestión o tema (T1), al que sigue su correspondiente rema (R1), y así sucesivamente. Pueden

darse subtemas, varios remas y hasta subremas, según se escalone la exposición.

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El esquema admite también exposiciones encadenadas entre temas y remas, con indicación

de los conectores gramaticales que contienen su correlato lógico, por ejemplo los relativos,

condicionales, causales, disyuntivos; los indicadores de tiempo, modo y espacio, etc. (Aquí se trata

de saber aplicarlos dando a entender que se domina la comprensión y expresión razonada del texto.

Para la terminología empleada se recomienda la usual de cada sistema educativo, aunque el alumno

puede proponer variantes, pero en este caso siempre razonadas).

Ejemplo de esquema:

T1 ........... R1

T2 ........... R2

T3........... Suele seguirse aquí el orden retórico de la exposición e incluso avance del tema, para lo

que nos sirve el resumen ya realizado basta con aludir a él , pero ahora en forma de núcleo, es

decir, la tensión lógica, conceptual, dramática del problema, conflicto, tesis, etc., expuestos.

Para el desarrollo resultan adecuadas las consideraciones gramaticales y expresivas, como

el seguimiento de los sustantivos, adjetivos y verbos, es decir, las agrupaciones de sintagmas

nominales y verbales con los complementos característicos de los predicados oracionales. Cabe

incluso encuadrar las principales ideas o rasgos temáticos en un corchete o matriz lingüística,

gramatical, morfológica o semántica, como, por ejemplo, y solo a título de tal, pues el alumno

puede esquematizar de modo propio:

Nombre: real, imaginario, hipotético...

T1 Atributo: real, imaginario, hipotético...

Nivel gramatical: predominio de sustantivos...

R1 Verbos: oraciones simples, compuestas...

Argumentación: conceptos, conexiones lógicas...

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La exposición de los esquemas oracionales recurrentes en cada período del texto ayuda

también a la correlación de ideas. Basta con indicar la composición sintagmática de las

proposiciones y sus conectores o marcadores, oracionales, de período, argumentativos:

P1 (SN1 + SV atributivo/predicativo + SN…)

P2 (ídem, según sus componentes)

P3 (ídem)…

El análisis de algunas oraciones, las más relevantes, permite determinar el prototipo o la

tendencia oracional de una parte o de todo el texto. Por ejemplo, la relación del tipo de sintagma

(sustantivo, adjetivo, prepositivo, adverbial) y su función (actantes: sujeto agente, paciente ,

objeto, circunstante) en una oración respecto de otra, nos indica si hay progresión léxica, temática,

foco de acción, fijación de contextos semánticos (isotopías), etc. La agrupación de proposiciones va

formando períodos, y estas secuencias. P1 + P2 pueden formar un período y, con P3, una secuencia:

oración coordinada copulativa más una subordinada de objeto, etc.

Ayuda a ello, por ejemplo, el seguimiento de los morfemas verbales como el modo y

tiempo, si puede ser también el aspecto temporal y de la acción. Una predilección o abundancia de

modo subjuntivo (conjuntivo) nos habla normalmente del carácter subjetivo o hipotético del texto,

así como de los argumentos lógicos: condición, suposición, causa, finalidad, consecuencia, etc. La

predominancia, en cambio, del modo indicativo suele ser más objetiva y expositiva. Sucede algo

semejante con el carácter predicativo de los verbos. Un texto descriptivo usa más los verbos

atributivos (ser, estar, parecer) que los propiamente predicativos. Aquí adquiere importancia el

tiempo y sus formas, simples o compuestas. Un texto argumentativo, en cambio, el cual tiende a la

hipótesis y enlace de juicios, intercala los modos indicativo, condicional y subjuntivo, etc.

Por ejemplo, si en la primera parte de un texto, cuya idea principal (A) emplea el modo

indicativo, y la secundaria si la hay sigue con él, pero le añade en la segunda parte otra idea

importante (B) que ya introduce matices hipotéticos, y recurre al condicional, lo normal es que al

comienzo expositivo le siga una hipótesis o una consideración que implica el parecer, juicio o

interés del lector en el texto. Es una técnica de artículo de fondo o de ensayo bastante común. Pero

el texto también puede iniciarse con la formulación de una hipótesis, en cuyo caso comenzará con

modo condicional o subjuntivo. Entonces, el autor del texto bien lo deja en suspenso, o con cierta

incertidumbre, y seguimos con la misma modalidad, bien se implica él y recurre al modo

indicativo, afirmando, negando, proponiendo enfoques, perspectivas, soluciones.

La ventaja de estos esquemas reside en que exponen de forma simple y fácilmente

comprobable para el mismo alumno el contenido gramatical y la argumentación del texto. Con ello

Antonio Domínguez Rey

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Antonio Domínguez Rey 78

mostramos capacidad suficiente de comprensión y exposición analítica y sintética, que es de lo que

se trata a la hora de evaluar la aptitud científica de la lengua.

En cuanto a la conclusión, que es otra prueba de síntesis expositiva, por cuanto en ella

recogemos el fruto del análisis, condensándolo. Cabe añadir, cuando conviene y hay capacidad para

ello, un comentario personalizado, bien cotejando otras fuentes paralelas, confirmativas de la tesis

o tema desarrollado, bien de reflexión propia. En este último caso, debe tenerse mucho cuidado con

lo que se dice, pues normalmente caemos en apreciaciones simples sin importancia alguna desde

una consideración científica o expresiva. Por eso conviene dejar bien clara la intención y nivel del

comentario.

Antonio Domínguez Rey

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4.9. BIBLIOGRAFÍA

(La bibliografía sobre este tema es abundante. Indicamos algunas obras de referencia básica por si algún alumno quiere documentarse con más amplitud).

1. Básica

BEAUGRANDE, Robert de; y Wolfgang U. DRESSLER (1979), Introducción a la lingüística del texto, Barcelona, Ariel.

BERNÁRDEZ, Enrique (1982), Introducción a la lingüística del texto, Madrid, Espasa-Calpe.

CASADO VELARDE, Manuel (1993), Introducción a la gramática del texto del español,Madrid, Arco/Libros.

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Page 286: EL ESPAÑOL ACTUAL

1

TEMA 5

LA PRESENTACIÓN ESCRITA DE TRABAJOS ACADÉMICOS

(Pilar de Vega)

ÍNDICE

5.0. INTRODUCCIÓN ...................................................................................................................... 2

5.1. ESTRUCTURA........................................................................................................................... 3

5.2. FORMATO ................................................................................................................................. 5

5.3. BIBLIOGRAFÍA......................................................................................................................... 6

5.3.1. Ordenación ........................................................................................................................... 7

5.3.2. Composición de la referencia bibliográfica ......................................................................... 8

5.4. CITAS ....................................................................................................................................... 11

5.4.1. El sistema latino ................................................................................................................. 12

5.4.2. El sistema anglosajón......................................................................................................... 13

5.5. CITA DE DOCUMENTOS ELECTRÓNICOS........................................................................ 14

BIBLIOGRAFÍA.............................................................................................................................. 14

EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN DEL TEMA 5 ......................................................... 15

SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN DEL TEMA 5................... 17

Page 287: EL ESPAÑOL ACTUAL

2

5.0. INTRODUCCIÓN

Del mismo modo que en la comunicación oral debemos adecuar nuestro discurso a unas

determinadas normas en función de la situación en la que nos encontremos y del interlocutor al que

nos dirijamos, también el lenguaje escrito debe ajustarse a ciertos parámetros, que no serán los

mismos para las instrucciones de uso de un electrodoméstico, la carta que escribimos a un amigo, la

redacción de un examen o la de un trabajo académico, desde el simple trabajo de curso hasta la

tesis doctoral, o el artículo que enviamos a una revista científica para su publicación.

La primera vez que nos enfrentamos con la elaboración de un trabajo nos surgen infinidad

de dudas de tipo formal, como qué debe figurar en la portada, qué tamaño de letra debemos

emplear, qué márgenes, etc., etc., y solemos solucionarlas observando la manera en que las

resuelven los libros que tenemos a mano. En este tema pretendemos ofrecer unas pautas

elementales que ayuden a solventar esas dudas y a conferir a los trabajos de libros que tengamos a

mano. En este tema pretendemos ofrecer unas pautas elementales que les ayuden a solventar esas

dudas y que confieran a sus trabajos de curso de cualquier asignatura un aspecto profesional que,

con el tiempo, irá sin duda perfeccionándose, a la vez que alcanzará un alto grado de

automatización. Es verdad que siempre surgirán dudas sobre algún aspecto concreto y que las

normas son a veces variadas y discordantes, pero lo principal es tener muy claros unos puntos de

partida fundamentales que podemos denominar:

1) Consideración al lector. Siempre que escribimos un trabajo de este tipo lo hacemos

para que alguien lo lea y, en la mayoría de los casos, lo evalúe y lo califique. Por eso es

fundamental tener siempre presente a nuestro interlocutor y facilitarle la lectura, la comprensión, la

búsqueda y la anotación de comentarios, correcciones, etc. Para ello emplearemos un tipo de letra

sencillo e inteligible, de un tamaño que resulte cómodo; estableceremos unos márgenes

estéticamente aceptables y que permitan la inclusión de una llamada o de un comentario;

incluiremos un índice claro que sea fiel reflejo del contenido del trabajo, en el que se señalará con

exactitud la página en que se encuentra cada capítulo y cada epígrafe; antepondremos una

introducción que aclare al destinatario del documento lo que puede esperar de las páginas

siguientes; le ofreceremos una serie de citas y notas fácilmente confrontables si el tema en ellas

tratado le interesa especialmente, así como unas referencias bibliográficas completas a las que

pueda acudir si lo desea, etc., etc.

2) Honestidad. En estrecha relación con el punto anterior se encuentra la exigencia de

honestidad profesional, en virtud de la cual debemos someternos a la obligación moral de dar

cuenta de los textos en los que nos hemos apoyado, tanto directa como indirectamente; así como de

aquellos a los que necesitamos aludir pero que no hemos consultado de primera mano por las

razones que sean , sino que conocemos a través de un texto intermediario. Evitaremos así, entre

otras cosas, perpetuar errores que van pasando de escrito en escrito sin que nadie los advierta y los

Page 288: EL ESPAÑOL ACTUAL

corrija y, en consecuencia, hacerle perder el tiempo al lector crédulo en su búsqueda de una cita

inexistente, o inexacta, o simplemente situada en una página distinta a la consignada.

3) Coherencia. Como veremos a lo largo del tema, hay varios sistemas de organizar un

trabajo académico, y además, dentro de un mismo sistema, muchas de las normas bibliográficas, o

de citas y notas, o de las abreviaturas usuales, por ejemplo, admiten variantes que nos permitirán

decantarnos por una u otra. De hecho, en los primeros trabajos que redactamos es frecuente la duda

y la fluctuación hasta que encontramos el sistema que nos resulta más cómodo. Pero lo importante

es que, empleemos el que empleemos, dentro de un mismo trabajo debemos observar una

coherencia total y evitar la mezcla de criterios. Para ello, es muy conveniente un último y atento

repaso de estos aspectos formales antes de entregar el trabajo.

Aquí nos vamos a ocupar exclusivamente de los aspectos formales básicos que se deben

observar en la redacción de un trabajo académico, sin entrar en cuestiones de planificación,

organización y redacción de los contenidos. Para todos estos temas, así como para los relacionados

con la elaboración de otros tipos de escritos, como apuntes, resúmenes, exámenes, memorias, tesis,

etc., es muy recomendable consultar el excelente documento que ofrece en línea la Unitat de

Suport a la Docència de la Facultat de Traducció i Interpretació de la Universidad Pompeu Fabra

(UPF) de Barcelona, que constituye una ayuda inestimable para cualquier estudiante e incluso para

cualquier profesional: http://parles.upf.edu/cr/casacd/index.html.

5.1. ESTRUCTURA

Las partes que no deben faltar en ningún trabajo son las siguientes:

Portada. En ella deben figurar el nombre de la universidad, el de la facultad y el del

departamento para el que se realiza el trabajo; en la parte central, el título y debajo, el nombre del

autor y el de la ciudad y el año en que se haya presentado el trabajo. Por ejemplo:

3

UNIVERSIDAD NACIONALDE EDUCACIÓN A DISTANCIA

FACULTAD DE FILOLOGÍA DEPARTAMENTO DE LENGUA

ESPAÑOLAY LINGÜÍSTICA GENERAL

LOS NEOLOGISMOS EN EL LENGUAJE

CIENTÍFICO Y TÉCNICO

BEATRIZ PEÑA SALVE

MADRID 2010

Page 289: EL ESPAÑOL ACTUAL

Título. El título debe repetirse en la primera página, antes del índice.

Índice. Se puede situar al principio o al final del trabajo, aunque es recomendable colocarlo

al principio, delante de la introducción. Debe reflejar con fidelidad total la estructura del trabajo y

contener, por lo tanto, los mismos capítulos, epígrafes y subdivisiones que este, con la misma

numeración y reproducidos con el mismo tipo de letra (redonda, negrita, cursiva…), aunque puede

ser de un tamaño inferior si parece conveniente. Al final de cada título se coloca una fila de puntos

(denominados conductores) y el número de la página en que se encuentra el inicio del capítulo o

epígrafe correspondiente. Por ejemplo:1

Introducción. La introducción debe ser un anuncio de lo que el lector va a encontrar en las

páginas siguientes. Por lo tanto, debe reflejar el objeto o tema sobre el que versa el trabajo, la

finalidad y los objetivos a los que se encamina, los recursos generales de los que nos vamos a servir

para llevarlo a cabo (estudios sobre el tema elegido, encuestas, entrevistas, experimentos, etc.), la

metodología que se va a emplear (forzosamente relacionada con los materiales utilizados para

realizar el trabajo), y los resultados a los que se pretende llegar. La introducción puede ir con

numeración o sin ella.

Cuerpo del trabajo. El estudio propiamente dicho debe estar estructurado en capítulos,

epígrafes y apartados. Dentro de él figurarán las citas bien insertadas en el texto o en nota a pie

de página , de las que nos ocuparemos más adelante.

Conclusiones. Las conclusiones deben retomar brevemente los objetivos que se exponían

en la Introducción, como recordatorio para el lector, y reflejar después de la manera más clara

posible cuáles han sido los resultados obtenidos mediante el estudio realizado.

1 El índice corresponde a la obra: GALÁN RODRÍGUEZ, Carmen, y Jesús MONTERO MELCHOR (2002): El discurso tecnocientífico: la caja de herramientas del lenguaje, Madrid, Arco/Libros, S. L.

4

Page 290: EL ESPAÑOL ACTUAL

5

Notas [si no van a pie de página]. Resulta mucho más cómoda la lectura si las notas se

insertan a pie de página, pero cabe la posibilidad de que la editorial o la entidad donde se vaya a

presentar el trabajo exijan que se sitúen al final.

Bibliografía. La presentación de la bibliografía merece una atención especial y a ella nos

dedicaremos más adelante.

Apéndices. Al final de la obra se pueden incluir apéndices de distintos tipos, como pueden

ser documentos de especial interés para el desarrollo del trabajo, ilustraciones, índice de autores

citados, índice temático, etc.

5.2. FORMATO

Todo trabajo debe presentarse paginado y con unos márgenes, espaciados y caracteres

estéticamente aceptables. Conviene configurar la página desde el principio y establecer los

parámetros que mantendremos durante toda la obra, así como el tipo de letra que se va a utilizar y

el tamaño de los caracteres. Además, es recomendable presentar las hojas escritas por una sola cara.

Márgenes y espaciado. Normalmente, se utilizan formatos de página que contengan entre

30 y 35 líneas de unas 65 ó 70 pulsaciones cada una. Los márgenes deben ser lo suficientemente

amplios como para permitir que el trabajo se encuaderne, e incluso que un eventual corrector

escriba anotaciones en ellos. Pero no conviene que un exceso de amplitud haga sospechar que se

intenta rellenar papel. Unas medidas aceptables son entre 2.5 y 3 cm para los márgenes superior e

inferior, la misma en el derecho y algo más (entre 3.5 y 4 cm) en el izquierdo para facilitar la

encuadernación.

El espaciado más frecuente es de 1.5, aunque en ocasiones se puede alternar con el sencillo,

por ejemplo, en la reproducción de citas extensas.

El texto debe presentarse justificado y estéticamente agradable, de forma que no provoque

rechazo a la lectura. Para ello, es aconsejable, por ejemplo, dejar un espaciado más amplio detrás

de los títulos de los epígrafes, e incluso después de cada párrafo cuando puedan resultar demasiado

extensos y densos.

Tipo de letra y tamaño de los caracteres. Es importante elegir un tipo de letra fácilmente

inteligible y evitar los complicados o demasiado “originales”. Los más frecuentes son Arial y

Times New Roman, pero en la elección pueden influir condicionamientos variados, según las

características de cada trabajo. Por ejemplo, en un estudio de tipo científico conviene elegir un tipo

que diferencie claramente los caracteres I (letra i mayúscula y número uno romano), i (letra i

minúscula), 1 (número uno), l (letra ele). También puede influir en la elección la no aparición de

signos diacríticos en la pantalla. Estos resultan visibles, por ejemplo, en Times New Roman

(LINGÜÍSTICA), pero la tilde de la I es prácticamente imperceptible en Calisto MT (LINGÜÍSTICA).

Page 291: EL ESPAÑOL ACTUAL

6

En cuanto al tamaño de los caracteres, depende, por supuesto, del tipo de letra empleado. Suele

optarse por un 11 ó 12 en Times New Roman y por un 10 u 11 en Arial. Como en todo, conviene

decantarse por lo que resulte más cómodo para el lector y que no distraiga la atención por

estridente ni llamativo. Debe tenerse en cuenta que dentro del trabajo habrá que manejar, al menos,

tres tamaños de letra distintos: uno más grande para los títulos (por ejemplo, un Times New Roman

12), otro para el texto normal (por ejemplo, un Times New Roman 11) y otro para las reproducción

de citas independientes dentro del texto (por ejemplo, un Times New Roman 10).

5.3. BIBLIOGRAFÍA

La bibliografía final suele ser, junto con el índice, la introducción y las conclusiones, lo

primero que revisa la persona que va a corregir o a calificar un trabajo, y de la impresión que le

merezcan dependerá en gran parte su juicio final, pues constituyen elementos primordiales para

reflejar la madurez, formación básica y minuciosidad del autor.

En la bibliografía se consignan, en orden alfabético por los apellidos de los autores, todas

las obras que se han consultado para la elaboración del trabajo, y muy especialmente las que se

citan dentro de él. Puede presentarse en forma de una sola lista, pero también puede fraccionarse en

secciones, como, por ejemplo, bibliografía citada (o de referencia) y bibliografía consultada (pero

no citada); o en función del tipo de obras de que se trate, como monografías, estudios, diccionarios

(o repertorios lexicográficos), obras literarias, catálogos bibliográficos, etc.

Sea como sea, lo importante es que responda a unos criterios establecidos desde el

principio y guarde una coherencia interna total.

Al menos en teoría, los criterios para elaborar referencias bibliográficas se rigen por la

Norma ISO 690:1987 (International Standarization Organization, Organización Internacional de

Normalización) o su equivalente, la Norma UNE 50-104-94 (Una Norma Española).2 Además de

una norma general, existen una serie de estilos exigibles en los trabajos que se entregan para su

publicación, según las áreas de que se trate. Por ejemplo, el estilo Harvard se emplea sobre todo en

Física, Ciencias Naturales y Ciencias Sociales; el Vancouver, en publicaciones de Biología y

Medicina; el APA corresponde a la Asociación Americana de Psicología; y el MLA, a la

Asociación Americana de Lenguaje Moderno.

Pero la realidad es que con frecuencia encontramos sistemas diferentes según los autores o

las editoriales, sobre todo por lo que respecta a algunos aspectos concretos, como la puntuación, la

posición de la fecha de edición de la obra; o el tratamiento de los nombres de pila de los autores,

entre otros. Hay, sin embargo, otros aspectos internacionalmente aceptados en cualquier sistema y

que son los que aquí nos interesan.

2 Puede verse la Norma ISO en http://biblioteca.ucv.cl/herramientas/citasbibliograficas/iso690/iso690.htm, y un extracto de la Norma UNE en http://www.enciga.org/ano2004/NORMA_UNE_50.htm.

Page 292: EL ESPAÑOL ACTUAL

7

Debemos tener en cuenta que el sistema adoptado para la presentación de la bibliografía

final del trabajo condiciona la elaboración de las citas en el interior del texto, por lo que tanto una

como otras deben ajustarse a uno de los dos modelos normalmente más utilizados, que se suelen

conocer como sistema latino y sistema anglosajón. Se elija el que se elija, es imprescindible

mantener la coherencia durante todo el trabajo.

Por lo que respecta a la bibliografía final, los dos sistemas son muy similares. La diferencia

fundamental entre ellos radica en la posición de la fecha de edición de la obra, pues mientras que

en el latino se sitúa al final, en el anglosajón sigue inmediatamente al nombre del autor, entre

paréntesis. Por ejemplo:

sistema latino POLO, José: Ortografía y ciencia del lenguaje, Madrid, Paraninfo, 1974.

sistema anglosajón POLO, José (1974): Ortografía y ciencia del lenguaje, Madrid, Paraninfo.

El sistema latino es más antiguo que el anglosajón y, aunque sigue siendo el preferido de

muchas publicaciones, resulta mucho menos ágil que el segundo en lo que a la manera de citar se

refiere, por lo que es cada vez más frecuente el empleo del anglosajón. A él vamos a referirnos a

partir de ahora.

Las normas que todos debemos conocer y manejar con soltura al elaborar la bibliografía

final de un trabajo son las siguientes:

5.3.1. Ordenación

La bibliografía debe reseñarse en orden alfabético, al final del trabajo, del siguiente modo:

APELLIDO(S) en mayúsculas, nombre (o inicial). Año de edición entre paréntesis. Título de la

obra. Lugar de publicación. Editorial.

Ordenación de varias obras de un mismo autor

Se pueden plantear los casos siguientes:

a) Que tengamos que reseñar varias obras de un mismo autor. En ese caso, las ordenaremos

cronológicamente, de más antigua a más moderna. A partir de la segunda, se pueden sustituir los

Page 293: EL ESPAÑOL ACTUAL

8

apellidos y el nombre por una raya seguida de un espacio.3 Sin embargo, esta opción es potestativa

y muchos autores prefieren repetir el nombre en cada obra.

b) Que el mismo autor aparezca, además, en primer lugar, como coautor de una obra

colectiva. En ese caso, esta se situará detrás de aquellas en las que figura como único responsable,

y aquí se volverá a sustituir la raya (en caso de que se haya utilizado) por los apellidos y el nombre.

c) Que dos o más obras del mismo autor tengan el mismo año de publicación. Se colocarán

en primer lugar los libros y después los artículos y, tras la indicación del año, una letra minúscula,

en redonda (a, b, c…) o cursiva (a, b, c…), para facilitar la manera de citar cada obra. Por ejemplo:

SECO, Manuel (1991a): «Diccionarios: la realidad y el deseo», en Saber Leer, n.º 47, Madrid,

Fundación Juan March, págs. 6-7.

(1991b): «Los diccionarios históricos», en Ignacio Ahumada (ed.), Diccionarios españoles:

contenido y aplicaciones. Lecciones del I seminario de Lexicografía Hispánica, 21 al 24 de enero

de 1991, Jaén 1992, págs. 93-107.

SECO, Manuel; Olimpia ANDRÉS y Gabino RAMOS (1999): Diccionario del español actual, 2 vol.,

Madrid, Aguilar.

5.3.2. Composición de la referencia bibliográfica

En toda referencia bibliográfica deben figurar los siguientes datos:

a) Apellidos y nombre del autor. Los apellidos deben consignarse en versalitas4 o en mayúsculas

e irán seguidos de coma y el nombre propio o su inicial. Aunque es muy frecuente que se indique

únicamente la inicial del nombre, es conveniente escribirlo completo, en parte para evitar posibles

ambigüedades, pero sobre todo para familiarizarse con los nombres completos de los autores.

!Si la persona que aparece como autor es el director, editor o coordinador de la obra,

se hará constar esta condición a continuación del nombre, con abreviatura y entre

paréntesis (dir., edit. o coord.):

ALVAR EZQUERRA, Manuel (dir.) (1987): Vox. Diccionario general ilustrado de la lengua española, Barcelona, Biblograf.

3 No hay que confundir la raya ( ) con el guion (-), puesto que son signos con diferentes funciones en la escritura. La raya se extrae en Word de “Insertar símbolo”. 4 La versalita es un tipo de letra con forma de mayúscula pero del tamaño de la MINÚSCULA.

Page 294: EL ESPAÑOL ACTUAL

!Si los autores no son más de tres, se consignarán todos ellos en el mismo orden en

que aparezcan en la obra, alfabetizando por el apellido solo el primero e indicando

de forma directa los demás, que se separarán por punto y coma:

MARTÍN ZORRAQUINO, M.ª Antonia; y Cristina DÍEZ PELEGRÍN (eds.) (2001): ¿Qué español enseñar? Norma y variación lingüísticas en la enseñanza del español a extranjeros, Zaragoza, ASELE, Universidad de Zaragoza.

!Si los autores son más de tres, se citará el primero que figure en la obra y se

añadirá et alii abreviado en et al. (o “y otros”), o bien se sustituirá el nombre del autor por la abreviación VV. AA. (Varios autores):

GÓMEZ MANZANO, Pilar, y otros (2000): Ejercicios de gramática y expresión (con

nociones teóricas), Madrid, Centro de Estudios Ramón Areces S. A., 2.ª ed., 2002.

!Si el autor que figura en la obra es una entidad, se hará constar, indicando después,

si parece oportuno, las siglas por las que se conoce.

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (RAE) (2001): Diccionario de la lengua española, 22.ª

ed., Madrid, Espasa Calpe.

b) Título de la obra

!Los títulos de los libros y de las revistas deben figurar en cursiva.

!Los títulos de los artículos o de los capítulos incluidos en un libro o revista deberán

ir entrecomillados. Tras el título de la colaboración o del capítulo, se escribirá la

preposición en y a continuación la reseña del libro o la revista que lo contiene, en

cursiva, según las normas señaladas antes:

VIGARA, Ana M.ª (1980): Morfosintaxis del español coloquial. Esbozo estilístico, 2.ª ed.,

2005, Madrid, Gredos.

SECO, Manuel (1973): «La lengua coloquial: “Entre visillos”, de Carmen Martín Gaite», en

VV. AA.: El comentario de textos, Madrid, Castalia, págs. 358-375.

REY, Alain: «Présentation», en REY, Alain (ed.) (1976): Néologie en marche, série B:

langues de spécialité 2, Quebec, Gobierno de Quebec.

9

Page 295: EL ESPAÑOL ACTUAL

10

!Si la obra que contiene ese artículo figura también en la bibliografía, bastará con

indicar el nombre del autor y el año de edición, además de las páginas exactas en

las que se encuentra:

CASADO VELARDE, Manuel (1996): «Notas sobre la historia de los marcadores textuales

de explicación es decir y osea», en Manuel Casado Velarde et al. (eds.) (1996), I, págs.

321-328.

CASADO VELARDE, Manuel et al. (eds.) (1996): Scripta philologica in memoriam Manuel

Taboada Cid, A Coruña, Servicio de Publicaciones Universidad de la Coruña [2 vols.].

c) Año de edición. Como hemos visto, el año de edición se sitúa, entre paréntesis, detrás del

nombre del autor y antes del título de la obra. Pero podemos encontrar algunos casos particulares:

!Si la obra que queremos citar está entregada al editor, pero todavía no ha sido

publicada, lo que se situará en el lugar del año, entre paréntesis, será la indicación

“(en prensa)”.

!En ocasiones, la edición que manejamos es de una fecha posterior a la de su

primera edición, cosa que se debe señalar, puesto que el momento en que el autor

emitió esas teorías a las que nos referimos es relevante. Además, si la publicación

procede en primera instancia de un país extranjero, conviene reseñar el título

original, la 1.ª edición de la traducción a nuestro idioma y la que hemos utilizado,

que es a la que corresponden las citas5:

SAUSSURE, Ferdinand de (1916): Cours de Linguistique Générale, Paris: Payot. Traducción

española, prólogo y notas de Amado Alonso: Curso de Lingüística General, Buenos Aires,

Losada, 1942 [cit. por 6.ª ed., 1967].

ECO, Umberto (1977): Come si fa una tesi di laurea. Le materie umanistiche, Milano,

Bompiani. Traducción española de Lucía Baranda y Alberto Clavería Ibáñez: Cómo se hace

una tesis: técnicas y procedimientos de estudio, investigación y escritura, Barcelona,

Gedisa, S. A., 1982 [cit. por 6.ª ed., 2001].

LARRA, Mariano José de (1836): «Carta de Fígaro a don Pedro Pascual de Oliver», en

Carlos Seco Serrano (ed.) (1964): Artículos, Barcelona, págs. 540-544.

5 Es aconsejable indicar siempre los nombres de los traductores, tanto por el interés que tiene el dato para el lector, como por respeto hacia ese trabajo, no siempre valorado como se merece.

Page 296: EL ESPAÑOL ACTUAL

11

5.4. CITAS

En cualquier trabajo necesitamos referirnos a textos ajenos, desde el mismo que es objeto

de nuestra investigación (si trabajamos sobre una obra literaria, lingüística, o del tipo que sea),

hasta los que se relacionan con él o con el tema de nuestra investigación en general , como

pueden ser las propias fuentes, primarias o secundarias, sobre las que trabajamos, o las obras

críticas que existen sobre el tema, especialmente si siguen nuestra línea, porque de este modo nos

apoyamos en su autoridad. Pero también puede resultar interesante especificar otro tipo de datos,

como, por ejemplo, autores o corrientes que defiendan opiniones diferentes a las nuestras.

No vamos a entrar aquí en la conveniencia de incluir muchas o pocas citas en nuestro

trabajo, porque eso es algo que depende de factores muy variados, como el tipo de estudio que se

realiza, o la finalidad del trabajo, por ejemplo, y será la práctica (de redactar, pero, sobre todo, de

leer obras similares) la que nos ayude a alcanzar la justa medida.

En general, la cita constituye una referencia a la obra de la que hemos extraído una idea, o

una información y debe proporcionar al lector todos los datos que le permitan localizar el texto. Por

ello, es imprescindible que en cada una de las citas queden muy claros el autor y la obra a los que

nos referimos, y nunca debe olvidarse la indicación precisa de la página o páginas a que se refiere6.

Las referencias pueden ser de distintos tipos y, a grandes rasgos, pueden remitir a alguna

parte del mismo trabajo, en cuyo caso se denominan de referencia interna, o bien a otra obra ajena

(de referencia externa).

Como hemos dicho antes, el sistema de citas está estrechamente relacionado con la manera

en que se presente la bibliografía final, por lo que nunca se deben mezclar sistemas distintos.

Las citas textuales. En los dos sistemas podemos encontrar citas textuales, que consisten

en la reproducción de un texto más o menos breve dentro del cuerpo del trabajo. Se pueden

presentar de distinta forma:

!" en nota a pie de página7, especialmente si no resultan imprescindibles para la comprensión

del texto;

!" intercaladas dentro del texto, si son breves, en cuyo caso deben figurar entre comillas;8

6 En las citas de un artículo de diccionario o de enciclopedia, no se consigna la página en la que aparece, sino, como ya sabemos, la abreviatura s. v., o s/v, seguida de la voz que nos interesa citar. La abreviatura s. v. significa ‘sub voce’ (‘bajo la palabra’). 7 La manera de incluir notas a pie de página en Word es a través de la barra de menú, Insertar + Nota a pie de página (o, en Vista, Referencias + Insertar nota al pie). 8 La Real Academia distingue en su Ortografía dos tipos de comillas dobles: las angulares, también llamadas latinas o españolas (« ») y las inglesas (“ ”). Y aclara que, aunque en general se usan indistintamente, suelen alternarse cuando hay que utilizar comillas dentro de un texto ya entrecomillado.

Page 297: EL ESPAÑOL ACTUAL

12

!" en un párrafo aparte, sin comillas, con un tipo de letra menor que el del cuerpo del trabajo,

y con un interlineado sencillo y un sangrado que diferencie claramente este texto del texto

principal.

5.4.1. El sistema latino

En el sistema latino las citas se añaden siempre en nota a pie de página (o al final del

capítulo, o del trabajo, si así lo exigen las normas particulares de la publicación) y van supeditadas

unas a otras, de forma que hay que diferenciar entre la primera cita y las siguientes.

La primera vez que se cita una obra deben consignarse sus datos a un autor debe

consignarse la obra aludida con el mismo sistema que hemos indicado en la bibliografía, es decir,

nombre y apellidos del autor (que aquí pueden presentarse sin invertir), título y páginas citadas. Si

se puede producir alguna ambigüedad, se añadirán los demás datos, como edición, año de

publicación, etc.

A partir de la primera cita, las siguientes que se refieran a la misma obra pueden

simplificarse considerablemente.

El sistema latino utiliza para estos casos una serie de convenciones bastante farragosas, que

indicamos aquí a título de información y, sobre todo, para facilitar su interpretación cuando las

encontremos en alguna obra.

!" Si solo se ha citado una obra del autor, podemos limitarnos en las siguientes a

emplear la abreviatura op. cit. (“obra citada”) en cursiva (por estar en latín), u ob.

cit., en redonda (por ser abreviatura del castellano), y la página o páginas a que se

refiera.

!" Si se han citado varias obras del mismo autor, basta con indicar el apellido del

autor y a continuación, en cursiva, el principio del título de la obra a la que se

alude, de forma que permita distinguirla de las demás, seguida de puntos

suspensivos, y la página correspondiente:

V. también Rey-Debove: Étude..., pág. 203.

!" Cuando una nota se refiere a la misma obra que la cita inmediatamente

anterior, se consignará con ibídem (“en el mismo lugar”), o ib., seguido de la

página correspondiente.

Page 298: EL ESPAÑOL ACTUAL

13

!" Cuando se citan dos o más veces seguidas distintas obras de un mismo autor, en

lugar de repetir nombre y apellidos, se incluye solo la abreviatura id. (o ídem, “el

mismo”).

!" Si nos vemos obligados a citar una obra sin cotejar el original cosa que debe

evitarse siempre que sea posible , indicaremos claramente de dónde procede

nuestro conocimiento de ella, para lo cual señalaremos con la preposición latina

apud (“según”) la obra a través de la cual citamos:

REY-DEBOVE, Josette (1971): Étude linguistique et sémiotique des dictionnaires français contemporains, The Hague-Paris, Mouton, pág. 199. Apud Manuel Seco (2003): «Problemas formales de la definición lexicográfica», en Estudios de lexicografía española, Madrid, Gredos, págs. 33-34.

5.4.2. El sistema anglosajón

En el sistema anglosajón se simplifica considerablemente la inclusión de las citas, ya que,

salvo contadas excepciones, se intercalan en el interior del texto. Así, las alusiones a un autor

dentro del texto irán seguidas por una referencia explícita entre paréntesis: apellido(s) en

mayúsculas o versalitas, nombre o inicial. Año de publicación: número de página(s):

(ALARCOS LLORACH, E., 1984: 105-109) o, de forma aún más sencilla, (Alarcos 1984: 56)

Para saber de qué obra de Alarcos se trata, el lector no tiene más que consultar la

bibliografía final y buscar la obra de este autor que figure como publicada en 1984. Si hay varias

obras del mismo autor y del mismo año, se distinguirán, como ya hemos visto, mediante letras

minúsculas: 1984a, 1984b, etc.

Cuando dentro del texto ya se nombra al autor en cuestión, en la referencia se evitará su

repetición, por lo que sólo se mencionará, entre paréntesis, el año de publicación y el número de la

página o páginas en que se encuentra el texto referido:

... siguiendo a Alarcos (1984: 30-31)

o también: (1984, pp. 30-31)

En este sistema solo se utiliza la nota a pie de página para la ampliación de conceptos o

para ofrecer datos complementarios sin interrumpir la lectura del texto.

Page 299: EL ESPAÑOL ACTUAL

14

Tanto en uno como en otro sistema, las notas se señalan en el texto mediante una llamada

con un número arábigo voladito o superíndice , colocado tras el signo de puntuación, si lo

hubiese; p. ej.: 5.

5.5. CITA DE DOCUMENTOS ELECTRÓNICOS

El sistema de cita de un documento electrónico, del tipo que sea (página web, base de

datos en CD-ROM o en línea, etc.), ha sido fijado por la NORMA ISO 690-2-1977, que se puede

consultar en Internet, en el enlace siguiente:

http://www.ugr.es/~pwlac/G00_Referencias_electronicas.html

Por ejemplo, para citar artículos y otras colaboraciones deben incluirse los siguientes datos:

! Responsabilidad principal (de la colaboración) ! Título (de la colaboración) ! Título de la revista ! Tipo de soporte ! Edición ! Número del fascículo ! Fecha de actualización/revisión ! Fecha de consulta (obligatorio para documentos en línea; opcional para los demás) ! Localización dentro del documento base ! Disponibilidad y acceso (obligatorio para documentos en línea; opcional para los

demás) ! Número normalizado

Ejemplo:

PRICE-WILKIN, John (1994): Using the World-Wide Web to Deliver Complex Electronic Documents: Implications for Libraries. The Public-Access Computer Systems Review [en línea], vol. 5, n.º 3 [citado 28/12/2007], pp. 5-21. Disponible en Internet: gopher://info.lib.uh.edu:70/00/articles/ e-journals/uhlibrary/pacsreview/v5/n3/pricewil.5n3. ISSN 1048-6542.

BIBLIOGRAFÍA

ECO, Umberto (1977): Come si fa una tesi di laurea. Le materie umanistiche, Milano, Bompiani.

Traducción al español de Lucía Baranda y Alberto Clavería Ibáñez: Cómo se hace una tesis:

tecnicas y procedimientos de estudio, investigación y escritura, 1982; 6.ª ed., 2001,

Barcelona, Gedisa, S. A.

MARTÍNEZ DE SOUSA, José (2004): Ortografía y ortotipografía del español actual, 2.ª ed.

corregida, 2008, Gijón, Trea, S. L.

Page 300: EL ESPAÑOL ACTUAL

15

EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN DEL TEMA 5

1) Explique cómo organizaría una bibliografía siguiendo el sistema anglosajón.

2) Busque en Internet, o en una librería, los datos que falten en la relación de obras que se

presenta a continuación, como nombres propios de los autores, fechas de edición, etc., y

añádalos a la cita bibliográfica en su lugar correspondiente.

3) Compruebe y, si fuese necesario, modifique las fechas y lugares de edición que

figuran en cada obra.

4) Teniendo en cuenta todos los datos anteriores, organice una bibliografía de manera

homogénea y coherente, con las siguientes obras:

Vigara Tauste, Ana M. 1992. Morfosintaxis del español coloquial: esbozo estilístico,Gredos, Madrid.

Ducrot, Oswald: Les échelles argumentatives, 1980, Minuit, París.

E. de Bustos. Pragmática del español. Negación, cuantificación y modo, 1986. UNED, Madrid

Alcina, J.-Blecua, J.M.. Gramática Española, Ariel, Barcelona. 1975.

Beinhauer, W. 1978; El Español Coloquial, prólogo de Dámaso Alonso; versión española de F. Huarte Morton, Gredos, Madrid.

Ducrot, O. 1980. Les mots du discours, Minuit, París.

Bosque, I., Las categorías gramaticales, Madrid, Ed. Síntesis. (1980).

Alarcos Llorach, E. Gramática de la lengua española, 1994, Espasa Calpe, Madrid.

Seco, M. Gramática esencial del español, Espasa Calpe, 1989.

RAFAEL CANO AGUILAR, 1988. "Coordinación y subordinación: como en castellano medieval", Actas del I Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española, Arco Libros.

Cano Aguilar, R. 1995. Sintaxis histórica de la comparación en español: la historia de "como", Universidad de Sevilla.

ALARCOS LLORACH, E. 1969. Gramática estructural, Madrid, Gredos.

Carbonero, P. 1978. "Criterios para una caracterización funcional de los adverbios", RSEL, 8/1.

Alvar, M.-Pottier, B., 1983. Morfología histórica del español, Gredos, Madrid.

Page 301: EL ESPAÑOL ACTUAL

16

Ducrot, O. y Todorov, T. 1987. Dictionnaire encyclopédique des sciences du langage,Seuil, París.

Ducrot, O., 1972. Dire et ne pas dire, Hermann, París.

Vigara Tauste, A.M. Aspectos del español hablado, SGEL, Madrid.

GILI GAYA. 1973. Curso superior de Sintaxis Española.

PORTO DAPENA, A. 1973. "Aportación al estudio del sistema de cuantificación en el adjetivo español", Thesaurus, XXVIII.

PORTO DAPENA, Á., 1993, El complemento circunstancial, Arco Libro, Madrid.

Real Academia Española. 1973. Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua Española,Espasa Calpe, Madrid.

M. SECO (2003): Estudios de lexicografía española, 2.ª edición aumentada, Gredos, Madrid.

DUCROT, O. 1984. Le dire et le dit, Minuit, París.

Alarcos Llorach, Emilio. Estudios de Gramática funcional del Español, 1970; Gredos, Madrid.

SECO, R. (1967), Manual de gramática española, Aguilar, Madrid.

Page 302: EL ESPAÑOL ACTUAL

17

SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN DEL TEMA 5

1) La bibliografía debe consignarse en orden alfabético por los apellidos de los autores y debe

incluir los siguientes datos:

!" apellido y nombre del autor (o autores, o coordinador, editor, etc.),

!" título de la obra, en cursiva si se trata de un libro o entrecomillado si es un artículo,

!" fecha de la 1.ª edición entre paréntesis,

!" lugar de edición,

!" nombre de la editorial,

!" datos sobre la edición más reciente,

!" traducción: si el título estaba en una lengua extranjera y existe traducción al español, se

especifica el nombre del traductor, el título en castellano, el lugar de edición, el editor y la

fecha de edición.

Cuando se trata de un artículo de una revista, tras el título entrecomillado del artículo, se indica el

nombre de la revista en cursiva, el volumen y el número del fascículo, el mes y el año.

2) y 3) Las respuestas se han incorporado a la relación bibliográfica.

4) Organización de la bibliografía:

ALARCOS LLORACH, Emilio (1969): Gramática estructural, Madrid, Gredos.

ALARCOS LLORACH, Emilio (1970): Estudios de Gramática funcional del español,Madrid, Gredos.

ALARCOS LLORACH, Emilio (1994): Gramática de la lengua española, Madrid, Espasa Calpe.

ALCINA FRANCH, Juan; y José Manuel BLECUA (1975): Gramática Española,Barcelona, Ariel.

ALVAR, Manuel; y Bernard POTTIER (1983): Morfología histórica del español, Madrid, Gredos.

BEINHAUER, Werner (1929): Spanische Umgangssprache. Versión española de Fernando Huarte Morton, El Español Coloquial (1964), prólogo de Dámaso Alonso; Madrid, Gredos; 3.ª ed. aumentada.

BOSQUE, Ignacio (1980): Las categorías gramaticales, Madrid, Síntesis.

BUSTOS, Eugenio de (1986): Pragmática del español. Negación, cuantificación y modo,Madrid, UNED.

Page 303: EL ESPAÑOL ACTUAL

18

CANO AGUILAR, Rafael (1988): «Coordinación y subordinación: como en castellano medieval», en Actas del I Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española, Arco Libros.

CANO AGUILAR, Rafael (1995): Sintaxis histórica de la comparación en español: la historia de "como", Universidad de Sevilla.

CARBONERO, Pedro (1978): «Criterios para una caracterización funcional de los adverbios», en Revista española de lingüística, año 8, fasc.1, págs. 169-198.

DUCROT, Oswald (1972): Dire et ne pas dire, París, Hermann.

DUCROT, Oswald (1980a): Les mots du discours, París, Minuit.

DUCROT, Oswald (1980b): Les échelles argumentatives, París, Minuit.

DUCROT, Oswald (1984): Le dire et le dit, París, Minuit.

DUCROT, Oswald ; y Tzvetan TODOROV (1987): Dictionnaire encyclopédique des sciences du langage, París, Seuil.

GILI GAYA, Samuel (1943): Curso superior de Sintaxis Española, México, Minerva. También en Barcelona, Biblograf, 1961; 16.ª ed., 2007.

PORTO DAPENA, Álvaro (1973): «Aportación al estudio del sistema de cuantificación en el adjetivo español», en Thesaurus, XXVIII.

PORTO DAPENA, Álvaro (1993): El complemento circunstancial, Madrid, Arco Libro.

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (1973): Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua Española, Madrid, Espasa Calpe.

SECO, Manuel (1972): Gramática esencial del español. Introducción al estudio de la lengua, Madrid, Aguilar. 2.ª edición revisada y aumentada, 1989, Madrid, Espasa Calpe.

SECO, Manuel (1987): Estudios de lexicografía española, Madrid, Paraninfo. 2.ª edición aumentada, 2003, Madrid, Gredos.

SECO, Rafael (1958): Manual de gramática española. Revisado y ampliado por Manuel Seco, Madrid, Aguilar, 11.ª ed., 1988.

VIGARA TAUSTE, Ana María (1980): Aspectos del español hablado, Madrid, SGEL.

VIGARA TAUSTE, Ana María (1992): Morfosintaxis del español coloquial: esbozo estilístico, Madrid, Gredos.

Page 304: EL ESPAÑOL ACTUAL

TEMA 6

COMPRENSIÓN DE TEXTOS ORALES Y ESCRITOS

(Pilar de Vega)

ÍNDICE

6.0. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................. 1

6.1. PLANTEAMIENTO DE LAS ACTIVIDADES PRÁCTICAS DE AUTOCOMPROBACIÓN SOBRE MATERIALES ORALES................................................... 3

6.1.1. ACTIVIDAD 1.«La lengua, los niveles y la norma»..................................................... 36.1.2. ACTIVIDAD 2. «Estabilidad y cambio en la estructura de la lengua» ......................... 36.1.3. ACTIVIDAD 3. «El léxico de hoy» .............................................................................. 46.1.4. ACTIVIDAD 4. «El español, entre la unidad y la dispersión»...................................... 4

6.2. RESPUESTAS A LAS ACTIVIDADES PRÁCTICAS DE AUTOCOMPROBACIÓN SOBRE MATERIALES ORALES................................................... 5

6.2.1. RESPUESTAS A LA ACTIVIDAD 1, «La lengua, los niveles y la norma»................ 56.2.2. RESPUESTAS A LA ACTIVIDAD 2, «Estabilidad y cambio en la estructura de la lengua» ................................................................................................................................. 96.2.3. RESPUESTAS A LA ACTIVIDAD 3, «El léxico de hoy»......................................... 116.2.4. RESPUESTAS A LA ACTIVIDAD 4, «El español, entre la unidad y la dispersión» ............................................................................................................................. 14

MATERIALES PARA PREPARAR EL TEMA 6

Conferencias de Manuel Seco. Ciclo Problemas de la lengua española, Madrid, Fundación Juan

March, 1981:

1. «La lengua, los niveles y la norma»

2. «Estabilidad y cambio en la estructura de la lengua»

3. «El léxico de hoy»

4. «El español, entre la unidad y la dispersión»

1

Page 305: EL ESPAÑOL ACTUAL

6.0. INTRODUCCIÓN

Este tema, de carácter transversal y de contenidos teóricos y prácticos, se centra en la

realización de cuatro actividades sobre materiales orales del ámbito académico, integrados por

un ciclo de conferencias pronunciadas por el académico y catedrático Manuel Seco en la

Fundación Juan March de Madrid, dentro del ciclo Problemas de la lengua española: 1, «La

lengua, los niveles y la norma»; 2, «Estabilidad y cambio en la estructura de la lengua»; 3, «El

léxico de hoy»; y 4, «El español, entre la unidad y la dispersión».

El objetivo que se persigue con este tema es doble. Por un lado, se trata de asimilar los

contenidos de las cuatro conferencias, totalmente adecuados al nivel y a la materia que se

imparte en este curso. Por otro, se intenta lograr una capacitación para comprender el discurso

oral de tipo académico y para reproducirlo por medio de la escritura.

Una tarea de estas características requiere ejercitar la capacidad de concentración y de

atención, pero también poner en práctica la actividad de “tomar apuntes”, poco frecuente en esta

Universidad, pero muy necesaria en muchos ámbitos de la vida cotidiana y profesional. Para

ello, es recomendable seguir los consejos que ofrece la página web del Centro de Redacción de

la UPF dedicada a los apuntes.

Respecto a la metodología que parece más adecuada para la preparación de este tema, se

aconseja escuchar atentamente cada conferencia la primera vez, leer las actividades de

autocomprobación propuestas para cada una y, en audiciones posteriores, tomar apuntes de las

cuestiones planteadas, procurando anotar lo fundamental y desarrollar la capacidad de síntesis.

Por último, es importante contestar a cada pregunta por escrito, esmerándose en

cumplimentarlas con una expresión adecuada y cuidadosa, tanto por lo que respecta a los

contenidos como por lo que atañe a la forma.

2

Page 306: EL ESPAÑOL ACTUAL

6.1. PLANTEAMIENTO DE LAS ACTIVIDADES PRÁCTICAS DE AUTOCOMPROBACIÓN SOBRE MATERIALES ORALES

6.1.1. ACTIVIDAD 1.«La lengua, los niveles y la norma»

(Conferencia de Manuel Seco dentro del ciclo Problemas de la lengua española, Madrid, Fundación Juan March, 27/01/1981).

Escuche atentamente, y las veces que sean necesarias, esta conferencia y responda a las cuestiones que se plantean a continuación:

1) Indique de forma ordenada los principales temas que se tratan en la conferencia

2) Explique y comente las palabras de Ferdinand de Saussure parafraseadas por Manuel Seco:

«La lengua es la parte social del lenguaje, exterior al individuo, que, por sí solo, no puede crearla ni modificarla. No existe más que en virtud de un contrato de los miembros de la comunidad.»

«El estudio del lenguaje comporta dos partes: la una, esencial, tiene por objeto la lengua, que es social en su esencia e independiente del individuo; la otra, secundaria, tiene por objeto la parte individual del lenguaje […]»

Apoye su argumentación en la lectura del capítulo IV de la Introducción al Curso de lingüística General («Lingüística de la lengua y lingüística del habla»), págs. 45-47.

3) Resuma las palabras de Manuel Seco sobre la correspondencia (o falta de correspondencia) entre nación y lengua.

4) Explique brevemente a qué se refiere Seco cuando afirma que, para cada hablante, la lengua se presenta determinada por dos coordenadas.

5) ¿En qué consiste la “nivelación lingüística” que propone Seco?

6.1.2. ACTIVIDAD 2. «Estabilidad y cambio en la estructura de la lengua»

(Conferencia de Manuel Seco dentro del ciclo Problemas de la lengua española, Madrid, Fundación Juan March, 29/01/1981).

Escuche atentamente, y las veces que sean necesarias, esta conferencia y responda a las cuestiones que se plantean a continuación:

1) Indique de forma ordenada los temas que se tratan en la conferencia

2) Explique qué quiere decir Manuel Seco cuando afirma que «El cambio lingüístico no es ruptura, sino evolución».

3) Resuma las palabras de Seco sobre la forma genérica de los nombres de mujer que ejerce una profesión que antes solo tenían los hombres, y comente qué formas de las que cita le resultan a usted extrañas aún y cuáles, en cambio, considera integradas a la lengua común.

3

Page 307: EL ESPAÑOL ACTUAL

4) ¿A qué se refiere Seco cuando habla de los tiempos prospectivos futuro y potencial y delinfinitivo optativo?

5) Exponga las palabras de Seco sobre las frecuentes confusiones en el uso de las preposiciones y aporte al menos cinco ejemplos que haya observado en la lengua hablada, indicando cuál es la forma correcta en cada caso.

6.1.3. ACTIVIDAD 3. «El léxico de hoy»

(Conferencia de Manuel Seco dentro del ciclo Problemas de la lengua española, Madrid, Fundación Juan March, 03/02/1981).

Escuche atentamente, y las veces que sean necesarias, esta conferencia y responda a las cuestiones que se plantean a continuación:

1) Indique de forma ordenada los temas que se tratan en la conferencia

2) ¿Qué entiende Manuel Seco por léxico a efectos prácticos? Explíquelo y aporte algún ejemplo razonado y desarrollado.

3) Al referirse al léxico multiplicado, recuerda Manuel Seco que la unidad léxica (palabra o locución) es un signo compuesto de significante y significado. Desarrolle estos conceptos apoyándose en las palabras del lingüista Ferdinand de Saussure, responsable de su acuñación, en el Curso de Lingüística General, PRIMERA PARTE. PRINCIPIOS GENERALES. CAPÍTULO I. NATURALEZA DEL SIGNO LINGÜÍSTICO, págs. 91-96.

4) Explique los conceptos de léxico heredado, léxico adquirido y léxico multiplicado.

5) Teniendo en cuenta que han transcurrido prácticamente tres décadas desde que Manuel Seco pronunció esta conferencia, aporte, al menos, cuatro palabras (o unidades léxicas) de formación (o, al menos, de popularización) posterior en cada uno de los siguientes apartados: derivación por sufijación, derivación por prefijación, derivación impropia, composición, siglas, préstamo diatópico, préstamo diastrático y lenguaje juvenil.

6.1.4. ACTIVIDAD 4. «El español, entre la unidad y la dispersión»

(Conferencia de Manuel Seco dentro del ciclo Problemas de la lengua española, Madrid, Fundación Juan March, 03/02/1981).

Escuche atentamente, y las veces que sean necesarias, esta conferencia y responda a las cuestiones que se plantean a continuación:

1) Elabore un índice detallado de los temas que se tratan en la conferencia.

2) Explique en qué consiste el eufemismo y los tipos que conozca. Aporte, al menos, cinco ejemplos de eufemismos de reciente creación en cada modalidad.

4

Page 308: EL ESPAÑOL ACTUAL

3) Al tratar el tema de los neologismos, se preguntaba Seco cuál sería el destino futuro de las palabras pinchadiscos y disc-jockey (o discjockey). Con la perspectiva que nos otorga el tiempo transcurrido y a la vista de los siguientes textos extraídos del Diario de Ibiza, comente el fenómeno que se ha producido. (No olvide la pronunciación ni el uso de la cursiva en la grafía). Puede basar también sus comentarios con los resultados que obtenga de la búsqueda de los términos en el CREA.

TEXTO 1. «En muchos casos la gente va a escuchar una música que ni les va ni les viene, pero van a ver a un dj porque es la imagen».

TEXTO 2. «Mientras siga habiendo discotecas que inviertan en dj’s fuertes, no hay ningún problema».

TEXTO 3. « ¿Los discjockeys y promotores están adquiriendo demasiado protagonismo […]?

Los dj’s y los promotores forman parte de la industria de Eivissa […] en cien días se congregan aquí los mejores dj’s y promotores del mundo».

4) Comente las palabras de Seco sobre la importancia de la enseñanza en general, y de la enseñanza de la lengua en particular.

6.2. RESPUESTAS A LAS ACTIVIDADES PRÁCTICAS DE AUTOCOMPROBACIÓN SOBRE MATERIALES ORALES

6.2.1. RESPUESTAS A LA ACTIVIDAD 1, «La lengua, los niveles y la norma»

1) Indique de forma ordenada los temas que se tratan en la conferencia.

La lengua, los niveles y la norma

1. Qué entendemos por lengua española1.1. Correspondencia nación-lengua 1.2. Criterios para establecer la noción de comunidad lingüística: geopolítico, estructural y sociológico 1.3. La comunidad lingüística hispánica 1.3.1. ¿Castellano o español?

2. La lengua como abstracción. La distinción saussureana entre lengua y habla3. Niveles de lengua (en función del sujeto hablante) 3.1. Variedades geográficas (coordenada horizontal) 3.2. Variedades socioculturales (coordenada vertical) 3.3. Las “extralenguas” 3.3.1. Lenguas especiales 3.3.2. Jergas 4. Niveles de habla (en función de la situación de comunicación) 4.1. Ejes de las relaciones sociales 4.1.1. Solidaridad (eje horizontal) 4.1.2. Poder (eje vertical) 4.2. Clases de niveles de habla 4.2.1. Formales

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Page 309: EL ESPAÑOL ACTUAL

4.2.2. Informales 5. La norma o lengua estándar

5.1. Criterios para establecer la norma (de autoridad, geográfico, literario, aristocrático, democrático, lógico, estético)

5.2. La nivelación lingüística. La misión del lingüista.

2) Explique y comente las palabras de Ferdinand de Saussure parafraseadas por Manuel Seco:

“La lengua es la parte social del lenguaje, exterior al individuo, que, por sí solo, no puede crearla ni modificarla. No existe más que en virtud de un contrato de los miembros de la comunidad.”

“El estudio del lenguaje comporta dos partes: la una, esencial, tiene por objeto la lengua, que es social en su esencia e independiente del individuo; la otra, secundaria, tiene por objeto la parte individual del lenguaje (…)”

Apoye su argumentación en la lectura del capítulo IV de la Introducción al Cursode lingüística General (“Lingüística de la lengua y lingüística del habla”), págs. 45-47.

Es importante que conozcan, al menos, estas páginas del libro de Saussure, que comprendan el significado de los dos párrafos que se reproducen y que diferencien con claridad los conceptos de lengua y habla.

El lenguaje es la capacidad de la especie humana para comunicarse por medio de un sistema de signos que constituye la lengua.

Saussure establece la oposición lengua/habla. Considera la lengua como un producto social, mientras que el habla es un producto individual del lenguaje. La lengua es una institución social en tanto que el individuo la recibe y la interioriza de forma pasiva y no puede ni crearla ni modificarla, puesto que consiste en un conjunto de impresiones depositado en la conciencia de todos los miembros de una comunidad hablante. Constituye un código común a todos los hablantes de una lengua Se trata de un sistema de signos cuyos elementos toman valor precisamente por las relaciones que los vinculan entre sí. Saussure ilustra esta idea con una comparación con el juego del ajedrez, en el que, si se sustituyen las piezas de madera por otras de marfil, el cambio que se produce no altera el sistema, pero la disminución o el incremento del número de piezas sí afectaría profundamente el juego. El valor de cada pieza depende de su posición en el tablero, del mismo modo que, en la lengua, cada elemento adquiere su valor por oposición a los demás.

El habla, al contrario que la lengua, es un acto creativo; la manera personal de utilizar ese código que es la lengua. Como opuesta al acto pasivo de recepción y asimilación que constituye la lengua, el habla es el dominio de la libertad creadora individual.

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Page 310: EL ESPAÑOL ACTUAL

3) Resuma las palabras de Manuel Seco sobre la correspondencia (o falta de correspondencia) entre nación y lengua.

Correspondencia nación-lengua Según Seco, la correspondencia nación-lengua no es rara, pero no siempre coincide. Tendemos a identificar las fronteras lingüísticas con las fronteras políticas. El francés es

la lengua de Francia, el italiano, el de Italia, pero ¿es el belga la lengua de Bélgica y el suizo la de Suiza? Este enfoque popular tiene más extensión de la que cabría esperar. En Francia encontramos libros que indican que son “traducidos del americano”. (Bernard Shaw decía que Inglaterra y EE. UU. están separados por la lengua común).

Coexistencia de dos o más lenguas en una comunidad

Se puede producir la coexistencia de dos o más lenguas en una misma comunidad, tanto en situación de igualdad como en otras de preponderancia de una de ellas.

La lengua española es la lengua oficial en toda España, aunque comparte la oficialidad en algunas comunidades autónomas.

La cuestión no es tan clara como parece. China, por ejemplo, tiene 6 sistemas lingüísticos diferentes, algunos de ellos totalmente incomprensibles entre sí. Pero se habla del “chino” en general. Sus hablantes se entienden gracias a la escritura ideográfica, que no guarda relación entre los caracteres y los fonemas, sino que relaciona el carácter con la realidad. Es lo mismo que ocurre en Europa con los números, que se representan mediante signos fónicos distintos en las diferentes lenguas (cinco, cinq, cinque, five), pero que, al representarse con el mismo grafema en todas ellas (5), permite la comprensión por parte de todos.

Algo parecido a la situación del chino es lo que ocurre con el árabe, que es diferente en las distintas naciones en las que se habla, pero en la escritura se utiliza el árabe clásico, que es comprendido por los habitantes de todas las comunidades árabes. Es el mismo caso que se producía en la Europa medieval con el latín, que era la lengua a la que recurrían los ilustrados para comunicarse.

4) Explique brevemente a qué se refiere Seco cuando afirma que, para cada hablante, la lengua se presenta determinada por dos coordenadas.

El concepto de lengua que manejan los lingüistas es más abstracto de lo que parece a simple vista. Para cada hablante, la lengua se presenta determinada por dos coordenadas: una horizontal (geográfica) y otra vertical (sociocultural).

Variedades geográficas: pueden estar determinadas por el bilingüismo. El catalán tiene peculiaridades gramaticales (han habido, fue por esto que, la mayoría de veces, le dijeron de que esperase). En el léxico, se observan calcos semánticos (pedir por preguntar, vengo por voy,locuciones como hacer faenas, préstamos como chafardear, empreñar, encante = subasta, baratillo, etc.).

Igual pasa con el gallego y sus peculiaridades fonéticas (caráter, no llovió por no ha llovido),léxicas (préstamos y calcos como sacarse la gorra por quitarse la gorra, la suba por la subida).

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Page 311: EL ESPAÑOL ACTUAL

La fonética andaluza, la canaria, extremeña, murciana, etc., ofrecen también rasgos muy acusados.

En el plano gramatical, son típicos de Castilla el leísmo (Castilla la Vieja: estos árboles no les he visto) y el laísmo.

Se producen variaciones de región en región, de comarca a comarca y de aldea en aldea.

Variedades socioculturales: estratos culturales: niveles culto y popular. Empleo de determinadas formas fonéticas, gramaticales y léxicas. No hay una rígida separación de los estratos. Borrosa caracterización. Pero es evidente su existencia para los propios hablantes:

El individuo de nivel alto evita los rasgos populares, mientras que el de nivel más popular evita hablar fino o cursi. Las interferencias son abundantes (Tacos en boca de hablantes pertenecientes a la clase educada).

La coordenada sociocultural está en estrecha relación con la geográfica. Cuanto más bajo es el nivel sociocultural, más acusados los particularismos locales que se encuentran en el habla; y viceversa, cuanto mayor es el nivel sociocultural, menos se aprecian las diferencias dialectales.

Además de la lengua común, existen las extralenguas:

Lenguas especiales: lenguaje técnico (ramas del saber). Quienes las usan se pueden considerar bilingües, puesto que las utilizan solo en su trabajo. Muchas ramas.

Jergas: oficios y profesiones, de los delincuentes y de los marginados. Este último se distingue por su carácter críptico (propósito de no ser comprendido por lo demás).

Todas estas variantes usan el mismo nivel fonológico y gramatical de la lengua común. Se distinguen por el léxico.

Las variedades están en función del sujeto hablante. Son estables para un mismo individuo; cada hablante usa una determinada variedad y la usa siempre. Es lo que los lingüistas denominan dialectos o niveles de uso, o mejor niveles de lengua.

5) ¿En qué consiste la “nivelación lingüística” que propone Seco?

Para Seco, es necesaria la existencia de una lengua unitaria para toda la comunidad lingüística, que esté desprovista de particularismos, lo que se denomina una lengua estándar, un medio de comunicación considerado óptimo.

Numerosos lingüistas se oponen a las normas y abogan por que “se deje en paz” a la lengua. Otros, como Rosemblat, defienden la postura contraria y afirman que no se puede “dejar a la lengua en paz”, sino que es necesaria una nivelación para garantizar la intercomunicación. Se imponen unos modos comunes de comunicación.

La nivelación lingüística es deseable, pero no se puede hacer hacia abajo. El nivel popular carece de unidad, precisión y caudal suficientes. Solo es apto para el medio en que se usa, para cubrir las necesidades primarias.

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La nivelación debe realizarse hacia arriba. El uso de los sectores más cultos debe marcar la pauta para lograr el enriquecimiento mental. Hay una estrecha relación lengua/pensamiento (los griegos unían en una sola expresión, logos, “decir y pensar”).

El lingüista, como especialista del idioma, tiene la misión de examinar y analizar el lenguaje constantemente, pero además tiene la responsabilidad de exponer su opinión de usuario públicamente para influir sobre el idioma común en un sentido de mayor unidad y mayor utilidad en todos los hablantes.

6.2.2. RESPUESTAS A LA ACTIVIDAD 2, «Estabilidad y cambio en la estructura de la lengua»

1) Indique de forma ordenada los temas que se tratan en la conferencia.

Estabilidad y cambio en la estructura de la lengua

1. Adquisiciones y pérdidas en la lengua patrimonial 2. La evolución de la lengua. El cambio lingüístico 3. El papel de los medios de comunicación 3.1. El periodismo hablado (radio y TV) 3.1.1. Aspectos fónicos en los informativos 3.2. El periodismo escrito (prensa) 4. Fenómenos en expansión en la lengua general 4.1. Aspectos fónicos.

4.1.1. Yeísmo 4.1.2. Desdoblamiento entre acento normal y acento enfático

4.2. Aspectos morfológicos. La estructura gramatical 4.2.1. Forma genérica de los nombres de mujer que ejerce una profesión antes propia solo de hombres 4.2.2. El verbo (verbos irregulares, verbos impersonales, construcciones con se,construcciones pasivas, tiempos que expresan acciones pasadas, tiempos prospectivos futuro y potencial, el infinitivo optativo)

4.2.3. La preposición 5. La tendencia de la lengua hacia la estabilidad

2) Explique qué quiere decir Manuel Seco cuando afirma que “El cambio lingüístico no es ruptura, sino evolución”.

El cambio lingüístico no es ruptura, sino evolución, porque cada promoción, al heredar de sus padres la lengua, introduce los retoques necesarios, la adapta a las nuevas circunstancias por ser el lenguaje un objeto utilitario y no ornamental. Pero esa adaptación solo debe producirse en lo que sea verdaderamente necesario. En el lenguaje conviven muebles de muy diversos estilos y procedencias. La mayor parte de la herencia lingüística se conserva y pasa de una a otra generación, pero siempre aporta su toque, mayor o menor. La gran responsabilidad que cada eslabón humano tiene con la lengua es legarla manteniéndola y enriqueciéndola según las necesidades de los tiempos sin deteriorarla en su unidad.

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3) Resuma las palabras de Seco sobre la forma genérica de los nombres de mujer que ejerce una profesión que antes solo tenían los hombres, y comente qué formas de las que cita le resultan a usted extrañas aún y cuáles, en cambio, considera integradas a la lengua común.

La igualación de sexos en el orden laboral ha dado lugar a fluctuaciones en la feminización de los nombres de la mujer que ejerce una determinada profesión. Hasta hace poco, se llamaba alcaldesa, capitana, jueza, embajadora, ministra, presidenta, coronela, etc. a la consorte del hombre que desempeñaba ese cargo. Al lado de estas, existen las formas que designan a las que lo ejercían ellas mismas: oficiala, aprendiza, ayudanta, dependienta, maestra, bordadora, médica (esta ya en Galdós, 1905). En una real orden del ministerio de instrucción pública de 1931 ya se resolvía que había que feminizar en la documentación las palabras que designaban los cargos desempeñados por mujeres terminándolas en –a:catedráticas, bibliotecarias, arquitectas, veterinarias, odontólogas, jefas de sección, rectoras, decanas, licenciadas, bachilleras, maestras, etc. Reconocía carácter oficial a un sistema que ya existía en castellano: sacerdotisa, priora, reina, gobernadora; incluso cacica. Marañón hablaba de ministras y diputadas; Cela hablaba de Gabriela Mistral como consulesa de Chile. La lista es enorme, incluso fareras y factoras de la RENFE. Existe una resistencia a usar la forma femenina y encontramos casos como: torera/mujer torero, mujeres médicos.

También se encuentran en el último decenio una fotógrafo, una antropólogo, unadirector, una crítico, una delegado, candidato, una alcalde…, algunas catedráticos, varias candidatos, numerosas catedráticos y algunas ministros. En una esquela de mujer se dice “catedrático numerario jubilado de Escuelas Normales”. Sin embargo, en un texto encontramos “Abogado además de escritora”. La palabra abogada se encuentra en la Salve (“sea, pues, señora, abogada nuestra”), pero hay resistencia a usarla por las mismas afectadas, que prefieren la forma masculina. No parece que tenga nada que ver con el feminismo. La explicación de estas rigideces y contradicciones está más bien en una mentalidad lingüística pobre. Es un problema que procede de la enseñanza de la lengua en el bachillerato. No sabemos para qué enseñamos gramática. Muchos rechazan una palabra nueva simplemente porque les suena mal y les suena mal simplemente porque es nueva. Con un instinto lingüístico más amplio y cultivado, serían más liberales ante lo nuevo sin perjuicio de aplicar la reflexión para discernir racionalmente lo que es conveniente y lo que no. El problema de estos nombres femeninos no se queda aquí. Quedan varios cabos sueltos.

4) ¿A qué se refiere Seco cuando habla de los tiempos prospectivos futuro y potencial y delinfinitivo optativo?

Seco señala que tiene especial trascendencia para la comunicación la tendencia hacia el uso de los tiempos prospectivos, futuro y potencial: se presentan los acontecimientos no como pasados, que también lo son, sino como venideros: En 1890 fue a Roma, donde contemplaría el Coliseo, o en presente histórico: donde contemplará…, en lugar de la forma más sencilla dondecontempló y donde contempla, respectivamente. El fenómeno se ha vulgarizado y hay críticos de arte y musicales, y comentaristas deportivos que todo lo narran en futuro, como profetas: loslocales se harían dueños de la situación…

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Entre las observaciones que se podrían hacer sobre el sistema verbal, se puede destacar el caso del infinitivo optativo empezó como novedad de los informadores orales. Uso de infinitivo en lugar de subjuntivo o futuro: Y ya en la información internacional, destacar… (en lugar de destaquemos o destacaremos). Añadir para terminar que el ministro… (en lugar de añadamos, añadiremos). El uso va penetrando en los periódicos. [Hoy ya es habitual incluso en el habla culta].

5) Exponga las palabras de Seco sobre las frecuentes confusiones en el uso de las preposiciones y aporte al menos cinco ejemplos que haya observado en la lengua hablada, indicando cuál es la forma correcta en cada caso.

Palabras de Seco:

«Se trata de un sistema esencial en el que se producen confusiones frecuentes. Baroja dudaba entre en zapatillas, con zapatillas, de zapatillas. Hoy ya no se duda, se tira por el camino de en medio. La confusión de uso se produce en el nivel popular y en el culto, en la lengua hablada y en la escrita. Limitándonos a la preposición a, encontramos que hacer mención de aparece como hacer mención a, decisión a realizarme, en los comparativos: mayor a la de años anteriores (en vez de la conjunción que)».

Ejemplos:

Ejercicios a realizar (en vez de por o que),

Pienso de que (“Dequeísmo” por Pienso que),

Informar que (“Queísmo” por ultracorrección, por Informar de que),

Corrieron detrás suya (por Corrieron detrás de ella Sustitución de preposición + pronombre personal por pronombre posesivo concordado con el personal.)

Contra más lee, más lo embarulla todo (Vulgarismo por Cuanto más lee…).

6.2.3. RESPUESTAS A LA ACTIVIDAD 3, «El léxico de hoy»

1) Indique de forma ordenada los temas que se tratan en la conferencia.

El léxico de hoy

1. La estructura de la lengua. 1.1. Piso fonológico (sistema abierto)

1.2. Piso gramatical o morfosintáctico (sistema abierto) 1.3. Piso léxico (sistema cerrado) 2. La estructura del léxico 2.1. Sectores que la determinan 2.1.1. Eje paradigmático (sustituciones o conmutaciones) 2.1.2. Eje sintagmático (combinaciones o capacidades de la palabra) 2.2. Sectores en que se puede distribuir el caudal léxico castellano

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2.2.1. El léxico heredado (Fondo común del idioma) 2.2.2. El léxico adquirido (Elementos incorporados al léxico primitivo)

2.2.3. El léxico multiplicado (Elementos nuevos formados sin recurrir a la importación: afijación, composición y cambio semántico)

2.3. Procedimientos de ampliación del léxico a partir del léxico heredado 2.3.1. Sufijación 2.3.1.1. Sufijos verbales (-ear, -izar, -ar…) 2.3.1.2. Sufijos adjetivos (-ante, -able, -al, -on, -ero, -ismo…) 2.3.2. Prefijación (des-, auto-, mini-…) 2.3.3. Composición

2.3.3.1. Yuxtaposición (de nombres separados, o unidos por guión: clérigo cerbatana, dama-duende)

2.3.3.2. Palabras telescopio (contracción de dos palabras: cantautor)2.3.3.3. Derivación impropia (adverbialización de adjetivos [hablarbajo], sustantivación de adjetivos [la final], paso de verbo transitivo a intransitivo o viceversa, o de intransitivo pronominal a no pronominal [entrenar])

2.3.4. Siglas 2.3.4.1. La sigla nombre común (lexicalización) 2.3.4.2. Derivación de las siglas (pecero) 2.3.5. Préstamos

2.3.5.1. El préstamo diatópico (Procedente de una lengua ajena) 2.3.5.1.1. Formal (repetición de la forma extranjera) 2.3.5.1.2. El préstamo semántico o calco (Se agrega un contenido nuevo, procedente de otra lengua, a una forma ya existente)

2.3.5.2. El préstamo diastrático (Procedente de algún sector de la misma lengua, como el lenguaje científico)

2.3.6. El lenguaje juvenil

2) ¿Qué entiende Manuel Seco por léxico a efectos prácticos? Explíquelo y aporte algún ejemplo razonado y desarrollado.

A efectos prácticos, entendemos por léxico todo lo que es objeto de un diccionario común, en primer lugar, todo lo que en él constituye entrada, es decir, las unidades gráficas que se llaman palabras, en segundo lugar, las combinaciones estables, las locuciones que se registran en cada entrada y, por último, el contenido semántico de palabras y locuciones, en el que radica la razón de ser de los diccionarios. No nos interesan ahora las discusiones sobre la validez de la palabra palabra. Usaremos como sinónimos vocablo y término, según el uso común, aunque su valor en lingüística no sea el mismo.

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3) Al referirse al léxico multiplicado, recuerda Manuel Seco que la unidad léxica (palabra o locución) es un signo compuesto de significante y significado. Desarrolle estos conceptos apoyándose en las palabras del lingüista Ferdinand de Saussure, responsable de su acuñación, en el Curso de Lingüística General, PRIMERA PARTE. PRINCIPIOS GENERALES. CAPÍTULO I. NATURALEZA DEL SIGNO LINGÜÍSTICO, págs. 91-96.

El signo lingüístico, según Saussure, es una entidad psíquica de dos caras, formada por la unión de dos elementos psíquicos asociados: significante y significado. El significante es una imagen acústica, no un nombre; y el significado es un concepto, no una cosa (ni un referente).

Saussure aclara que la imagen acústica no es el sonido físico, sino la huella psíquica de ese sonido en nuestra mente. El signo lingüístico es, por lo tanto, una combinación indisociable de esos dos elementos psíquicos que tiene las siguientes características:

a) arbitrariedad del signo: la unión entre significante y significado es arbitraria. La idea de «mesa» no mantiene ningún vínculo con la serie de sonidos que constituyen su significante (/m/-/e/-/s/-/a/), por lo que una misma idea puede estar representada por significantes diferentes en las distintas lenguas. Es importante tener en cuenta que hablamos de la unión entre significante y significado, no entre palabra y cosa, ni entre signo y referente.

b) carácter lineal del significante: el significante se desarrolla en la cadena del tiempo, por lo que los signos se suceden unos a otros formando la cadena hablada, tanto si nos referimos al aspecto auditivo como al gráfico.

c) inmutabilidad del signo: el signo lo impone la comunidad lingüística, por lo que no puede alterarse por decisión individual. La lengua supone una herencia que se admite como convención tradicionalmente instaurada y que debe ser inmutable para que sirva a su cometido de instrumento de comunicación.

d) mutabilidad del signo: aunque esta característica parezca contradictoria con la anterior, no lo es, puesto que se refiere a la posibilidad de la lengua de alterarse con el tiempo, en función de factores exteriores a la lengua Los cambios pueden ser fonéticos, morfológicos, sintácticos o léxicos.

4) Explique los conceptos de léxico heredado, léxico adquirido y léxico multiplicado.

Tres son los grandes sectores en que podemos distribuir el caudal léxico castellano: el heredado, el multiplicado y el adquirido.

El léxico heredado es el fondo amplio de palabras que formaban parte del latín de Hispania cuando la península era provincia romana y también cuando más tarde era una monarquía visigoda, acervo de palabras que sufrió, con el paso de los siglos no pocos cambios en sus formas y contenidos y muchas incorporaciones.

El léxico adquirido es el conjunto de elementos que se fue incorporado a aquel léxico primitivo. Primero como simples huéspedes, luego como miembros de la familia, procedentes de otras lenguas, ya vecinas, como el gallego-portugués, el catalán o el vascuence y, sobre todo, el gran invasor árabe, o ya de otras lenguas con las que se tuvo contacto comercial o militar. Entran en este interesante apartado los occitanismos, galicismos, italianismos, anglicismos, indigenismos de América, y gitanismos; más latinismos y helenismos, así como combinaciones

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de uno y otros que se introdujeron en la lengua culta de las ramas del saber a partir del Renacimiento.

El léxico multiplicado es el que ha surgido de la industria interior, echando mano de procedimientos mediante los cuales, a partir de los elementos ya existentes en la lengua, se puede producir un número indefinido de elementos nuevos sin tener que recurrir a la importación. Los dos procedimientos más fecundos son la composición y, sobre todo, la afijación.

5) Teniendo en cuenta que han transcurrido prácticamente tres décadas desde que Manuel Seco pronunció esta conferencia, aporte, al menos, cuatro palabras (o unidades léxicas) de formación (o, al menos, de popularización) posterior en cada uno de los siguientes apartados: derivación por sufijación, derivación por prefijación, derivación impropia, composición, siglas, préstamo diatópico, préstamo diastrático y lenguaje juvenil.

Derivación por sufijación: surfero/surfista, bocadillería, tortillería, mileurista,descodificador, disquetera, alunizaje…

Derivación por prefijación: megaguai, hipercariñoso, superborde (connotación negativa); unión de varios: supermegahiper…; deconstrucción/desconstrucción,decodificador/descodificador, cibercafé…

Derivación impropia: [niño] abusado, móvil (paso de adjetivo a sustantivo)

Composición: falda-lápiz, sandalia joya, toalla pareo, yonki-bus [palabra telescopio]

Siglas: AVE, SIDA (>sida), DVD, CD- Rom, dj, ADN, ARN, TDT…

Préstamo diatópico: sunami, gay, surf, estileto, light, chat…

Préstamo diastrático: clonación, supernova (del lenguaje científico)

Lenguaje juvenil: rollo, enrollado, enrollarse; flipar, alucinar, abrirse, pillar (`coger’), talego (`cárcel’), pimiento (`taxi libre’), loro (`radio´), MP-3, iPod…

6.2.4. RESPUESTAS A LA ACTIVIDAD 4, «El español, entre la unidad y la dispersión»

1) Indique de forma ordenada los temas que se tratan en la conferencia.

El español, entre la unidad y la dispersión

La dispersión

1. Factores que actúan sobre la lengua desmontando la unidad entre expresión y contenido. (Corriente disgregadora desde el interior de la lengua: el uso individual del idioma) 1.1. La pobreza léxica del lenguaje juvenil 1.2. La turbiedad de la expresión

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1.3. El falseamiento semántico 1.3.1. El eufemismo

1.3.1.1. El eufemismo disimulador (verbo morir)1.3.1.2. El eufemismo magnificador (empleada de hogar)

1.4. La complicación artificial de la terminología en la lengua común 1.5. El cliché lingüístico 1.6. El anquilosamiento de la expresión 2. Factores que actúan sobre la lengua partiendo a la comunidad hispanohablante en unidades menores (Corriente disgregadora desde el exterior: la vertiente social del lenguaje) 2.1. Los neologismos (diferencias entre los distintos países hispanohablantes) 2.2. La terminología científica y técnica 2.2.1. Retroceso de las lenguas clásicas y avance del inglés 2.2.2. Intento de adaptación del extranjerismo 2.3. Diversidades locales de la lengua común (diferencias entre el español de América y el español de España, pero también entre los distintos países hispanohablantes) 2.4. La situación del español de España frente a las lenguas “regionales”. La unidad 1. Necesidad de contrarrestar los factores de dispersión

1.1. Desde el punto de vista individual (porque la lengua es nuestra conexión más perfecta con la realidad objetiva, el instrumento para almacenar y ordenar en nuestra mente el universo que nos rodea) 1.2. Desde el punto de vista social (porque la lengua es el vehículo de la cultura, además, es, por esencia, instrumento de solidaridad. Quien lucha por la lengua lucha por la paz)

2. La lengua estándar como base del principio de unidad lingüística 2.1. La norma y la supernorma (ideal supranacional de lengua postulado por la lengua escrita)2.2. La importancia de la enseñanza de la lengua

2) Explique en qué consiste el eufemismo y los tipos que conozca. Aporte, al menos, cinco ejemplos de eufemismos de reciente creación en cada modalidad.

Frente a un plano de la expresión relativamente estable, el plano del contenido presenta una elasticidad controlada por el consenso de la comunidad hablante, pero depende de algo tan incontrolable como la intimidad de la mente individual.

El resultado de esta realidad es que la evolución semántica es mucho más rápida que la formal del léxico. Uno de los principales caminos del cambio semántico es el eufemismo. El eufemismo social surge de un temor al interlocutor. Se esquiva así la mención directa de las realidades que pueden herir la sensibilidad del oyente. Hay que mencionarlas, pero no nombrarlas, para lo cual se falsifican palabras. Un ejemplo está en la ocultación del verbo morir.Decimos cuando sus padres falten, Si te pasara algo… Hemos atribuido a estas palabras un sentido que no es el suyo. Hemos falsificado estas palabras. Es un eufemismo disimulador de realidades negativas.

Hay un 2.º eufemismo, el magnificador de realidades no negativas: ingeniero técnicopor perito. Ambos tipos se producen en los lenguajes de la administración, de la propaganda política y de la publicidad, que son lenguajes vectoriales, son mensajes dirigidos a un

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interlocutor pasivo, sin respuesta, sobre el que se trata de influir, y los tres manejan los medios de comunicación de masas.

Durante el régimen de Franco, el eufemismo adquirió un gran desarrollo. No se prohibía, se desaconsejaba, la huelga era anormalidad laboral, el jefe de estado no moriría,sino que se cumplirían las previsiones sucesorias.

También ahora hay muchos eufemismos: empleada de hogar, profesor de enseñanza general básica en lugar de maestro; insuficiente, evaluación, entrevistas de recuperación… Y seguimos creándolos: tasa por recogida de residuos sólidos urbanos (recogida de basuras), técnicos mecánicos en señales marítimas (fareros). Mafalda llamaba a los niños: seres humanos en vías de desarrollo.

Los dos caracteres externos del eufemismo administrativo, político, publicitario, su condición vectorial y la utilización de los medios de difusión lo convierten en un motor poderoso del cambio lingüístico con consecuencias peligrosas sobre la actividad mental de los individuos.

3) Al tratar el tema de los neologismos, se preguntaba Seco cuál sería el destino futuro de las palabras pinchadiscos y disc-jockey (o discjockey). Con la perspectiva que nos otorga el tiempo transcurrido y a la vista de los siguientes textos extraídos del Diario de Ibiza,comente el fenómeno que se ha producido. (No olvide la pronunciación ni el uso de la cursiva en la grafía). Puede basar también sus comentarios con los resultados que obtenga de la búsqueda de los términos en el CREA.

TEXTO 1. “En muchos casos la gente va a escuchar una música que ni les va ni les viene, pero van a ver a un dj porque es la imagen”.

TEXTO 2. “Mientras siga habiendo discotecas que inviertan en dj’s fuertes, no hay ningún problema”.

TEXTO 3. “ ¿Los discjockeys y promotores están adquiriendo demasiado protagonismo

[…]? Los dj’s y los promotores forman parte de la industria de Eivissa […] en cien días se congregan aquí los mejores dj’s y promotores del mundo”.

Los resultados de la consulta en CREA son los siguientes:

dj/dj’s 29 casos en 20 documentos

disc-jockey 64 casos en 40 documentos

discjockey 13 casos en 9 documentos

pinchadiscos 31 casos en 20 documentos

Es este un caso muy curioso, puesto que, aunque en el CREA aparece con mayor frecuencia disc-jockey, cada vez cobra más fuerza la forma dj, que se pronuncia deletreándola en inglés, con lo que resulta críptica para las personas ajenas al mundo de la música y,

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especialmente, de las discotecas. Además, se forma el plural con apóstrofe. Por otro lado, en la escritura hay fluctuación entre la cursiva propia de palabras extranjeras y la redonda que correspondería a la forma castellanizada.

4) Comente las palabras de Seco sobre la importancia de la enseñanza en general, y de la enseñanza de la lengua en particular.

La enseñanza, y concretamente la enseñanza de la lengua, debe concebirse como un largo proceso encaminado a desarrollar la facultad lingüística del individuo en todos sus aspectos. Debe desterrarse todo tecnicismo gramatical que no tenga una utilidad en la enseñanza del idioma. Hay demasiados profesores que, en vez de proponerse formar hablantes, se proponen formar lingüistas. Se ha conseguido con ello que tengamos lingüistas que no conocen su lengua, así como alumnos que sean incapaces de escribir una carta, pero capaces de informarnos sistemáticamente sobre la vida privada de la cuñada de Chomsky. Una buena enseñanza de la lengua es clave para todas las demás enseñanzas. El alumno que no ha aprendido a descifrar el lenguaje oral no puede descifrar el lenguaje del libro de Geografía. Es necesario que comprendan todos los profesores que la enseñanza de la lengua atañe a todos los profesores, cuyo uso y aprecio del idioma es para los alumnos tan decisivo en cuanto ejemplo como los del profesor de Lengua. Esto lo saben bien quienes no se conforman con la enseñanza del catalán o del vascuence, sino que pretenden la enseñanza en catalán y en vascuence. No podemos ser tan ingenuos que creamos que la lengua se adquiere solo en la escuela. Es crucial la importancia de los medios de comunicación. Pero ¿quién educa a los dirigentes? El Estado no da a la educación los recursos que corresponden a un país europeo. No vale el argumento de las arcas vacías. La sociedad exige que la Academia actúe y publique. La atención a la lengua es de importancia vital para su existencia como comunidad.