El Mestizo Septiembre 2013

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Editorial

Ad-portas al cumplimiento de los 40 años del Golpe Militar, somos tes-tigos de cómo la temática sobre la Dictadura continúa vigente, con una im-

portancia particular para nuestra disciplina. Este movido 2013, año de elec-ciones presidenciales y de numerosas manifestaciones por parte de los más diversos actores, no ha hecho sino reflejar la importancia, y la influencia que si-gue ejerciendo en nuestro presente, lo acontecido el 11 de Septiembre de 1973.

Los numerosos alzamientos ciudadanos que se han venido sucediendo los úl-timos años son sintomáticos de un malestar y una frustración crecientes en parte importante de la sociedad chilena, con el modelo de crecimiento eco-nómico, con la desigualdad en la distribución de la riqueza, con la situación precaria de la salud y la educación. Los sectores dirigentes, asociados políti-camente con la Concertación y con la Alianza, no han sabido dar una respues-ta efectiva a los cuestionamientos al que ha sido sometido el ‘modelo chileno’.

40 años es una cifra significativa para apreciar, desde una distancia histórica relativa-mente más larga, las consecuencias de onda larga que no sólo el Golpe mismo, sino que todo el periodo de la Dictadura, han ejercido sobre la trayectoria histórica de nuestro país. Una de las tesis dominantes actualmente es que el modelo neoliberal, impuesto en dictadura, fue profundizado e institucionalmente legitimado durante los 23 años siguientes. Parafraseando a Alan Knight, Chile sería una democracia con candado, hecho que se manifestaría de las más diversas formas (véase columna de J. T. Labarca).

Así, son innumerables las continuidades identificadas entre el periodo post’73, y nuestro presente. Ante ello, cabe preguntarnos: ¿cuál es nuestro rol como futu-ros historiadores, profesores de historia, y encargados de patrimonio? Lejos de dar una respuesta concluyente, la invitación es a ahondar aún más en las discusiones, a buscar respuestas que puedan explicarnos mejor la relación entre nuestro pa-sado y nuestro presente, y a rescatar el rol de la memoria colectiva y evitar que el paso del tiempo la dañe severamente. Es nuestro deber no sólo resguardar el pasado de nuestra sociedad, sino que también construirlo, y de una manera que siempre apunte a la generación de un país que sepa apreciar las verdaderas raíces de su identidad, y finalmente, a la generación de una sociedad mejor para todos.

Calendario actividades CEHi

me

mo

ria

“Estamos en el centro de este asun-

to”, dice Ricardo Brodsky, director del M

useo de la Mem

oria y los Dere-

chos Hum

anos, aludiendo tanto a la m

isión del museo com

o a la gran can-tidad de actividades conm

emorativas

organizadas en ese espacio con mo-

tivo de los 40 años del golpe militar.

Según Brodsky, las actividades pro-yectadas nacen de una reflexión sobre cuál debía de ser el aporte específico de este m

useo a la agenda nacional de conm

emoraciones. “En m

edio de este fenóm

eno nuevo de una aparición de una im

portante agenda de actividades convocadas desde la academ

ia, la cul-tura y una sociedad civil cada vez m

ás efervescente, optam

os por una mirada

más reflexiva y crítica del significado

que tuvo ese día, y de su influencia en

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"Censura y clausura de medios de prensa"”- josé tomás labarca

MUSEO DE LA MEMORIA Y SU PROPUESTA -revista pat

"jaime guzmán y diego portales "- cristián gazmuri

el mestizo40 años del

Golpe

la concepción

del C

hile ac-

tual, con

especial atención

de la

mem

oria traum

ática”, explica.

El museo program

ó una serie de ex-posiciones, sem

inarios, ciclos de cine, concursos, obras de teatro y hasta un program

a de televisión. De este

modo, según Brodsky, “el M

useo de la M

emoria ha querido m

ostrar los hechos que ocurrieron después del 11 de septiem

bre de 1973 y, de esta m

anera, señalar que, bajo cualquier contexto, el respeto a los derechos hum

anos es

fundamental

en toda

sociedad, independientemente de si

se es de derecha o de izquierda. Y, adem

ás, ofrecer una instancia para m

irar el golpe y la dictadura ptándo-nos por sus causas y por cuáles fue-ron nuestras fallas com

o sociedad”.

extracto de artículo de revista PAT invierno 2013

GOLPE VISUAL: QUÉ VER PARA ENTENDER UNA ÉPOCA

calendario: fechas y

actividades en septiembre

9 al 13 de septiembreSemana de la Memoria

lunes 9/9: “memoria en el cuerpo”18.00 - 22.00 hrs. campus oriente

martes 10/9: “memoria y elaboración”13.00 - 14.30 hrs. auditorio de historia. sj.

martes 10/9: velatón. horario y lugar x confirmar

jueves 12/9: “memoria y legado”. 13.00-16.00 hrs. auditorio de historia. sJ.

viernes 13/9: “memoria y futuro”. 13.00-14.30 hrs. auditorio de college. sJ.

viernes 13/10: festival “violeta parra en tu voz”. desde las 18.00 hrs. lugar x confirmar. sJ.

lunes 16/9: fonda historia, georgrafía y ciencia política desde las 18.00 hrs. pasto humanidades. sJ.

lunes 9/9: “a 40 años del golpe: proyectos en disputa”. organiza cehi. 16.30 hrs. auditorio de historia. sJ.

lunes 9/9: intervención artística + foro. organiza “la revuelta”. 13.00 hrs. lugar x confirmar. sj

miércoles 11/9: intervención artísticaorganiza “la revuelta” 13.00 hrs. lugar x confirmar. sj

septiembre 2013

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josé tomás labarca - estudiante licenciatura en historia

El 11 de Septiembre de 1973 la Junta Militar chilena emitió di-

ferentes bandos con el objetivo de “restablecer la convivencia nacional y normas éticas”. El bando No. 15, titulado “censura y clausura de me-dios de prensa”, dispuso que solamente se autorizaría “la emisión de los siguientes dia-rios: ‘El Mercurio’ y ‘La Tercera de la Hora’”.

Años más tarde, ambos conglomerados comunicacionales, El Mercurio y Copesa, recibieron un “salvataje” del Estado cuan-do se vieron amenazados por el riesgo de quiebra, al calor de la crisis económica de 1982. Según Gustavo González, Ex Direc-tor de la Escuela de Periodismo de la Uni-versidad de Chile, no sólo las cifras y lo ge-nerosos de los créditos expendidos por el Estado fueron extraños, sino que el dinero nunca fue devuelto. Así, El Mercurio siguió su curso histórico gracias a su alianza con la dictadura, y Copesa pasó a ser propiedad de grupos económicos cercanos a la UDI.

Por otra parte, y aunque sea sorpren-dente, en la actualidad la prensa escrita nacional está compuesta prácticamente de manera única por los diarios que son de propiedad de El Mercurio y Copesa. Eugenio Tironi, como primer secreta-rio de Comunicación y Cultura luego de la vuelta a la democracia, afirmó que “la mejor política de comunicación es no te-ner política”. Así, las políticas de Estado

de la transición no han conseguido más que consolidar la posición he-

gemónica que la dictadura con-cediera a los Edwards y Copesa.

El sistema de medios de comuni-cación en Chile se mantiene como una más de las aristas de nuestro

espacio público que está al alero de las re-glas del mercado, lo que atenta de manera importante la pluralidad que un sistema democrático requiere. La estrategia de la “no política” produjo una concentración de medios tal, que en palabras de María Olivia Mönckeberg “el diálogo ciudada-no está castrado y sólo se escuchan las voces de los ‘elegidos’ por quienes con-trolan los medios. Sus dueños o sus re-presentantes deciden cuándo y cómo pueden participar los demás, en la opor-tunidad que ellos estimen pertinente”.

En definitiva, lo que está en juego cuando hablamos de comunicación es la calidad y profundidad de la democracia que es-tamos cultivando como país. Al ser nula la diversidad de actores que participan del proceso comunicativo y de represen-tación nacional en la actualidad, lo que existe es una opinión pública cooptada por ciertos sectores ideológicos, econó-micos, raciales y culturales, lo que no permite la construcción de una opinión pública realmente representativa de las especificidades que caracterizan a nues-tra sociedad y que permita su contra-posición y debate. Este es, como tantos otros, uno de los legados de la dictadura que debemos dejar atrás lo antes posible.

Sin duda Jaime Guzmán admiraba a Diego Portales.

No sólo era un gran político de su mismo sector social; Portales había sido un genio que no sólo salvó a la aristo-cracia durante el período semi anárquico que fue desde la renuncia de O’Higgins hasta el advenimiento de Joaquín Prie-to, sino que salvó a Chile de caer como nación, después, ante la confederación Perú-Boliviana. Además era el héroe ve-nerado por los historiadores que estima-ba: Edwards, Encina; Eyzaguirre y Vial.

¿Creía Guzmán que estaba cumpliendo el mismo papel que Diego Portales tuvo durante el Gobierno de Joaquín Prieto? ¿Son figuras susceptibles de compara-ción? Sobre ambos se ha tejido un mito. Más sobre Portales sin duda.

Es cierto que las circunstancias no eran las mismas. En el Chile de 1970-89 el 90% de los chilenos, ya no estaban “bajo el peso de la noche” y no necesitaban de un guía autoritario que los condujera con mano férrea hasta que hubieran adqui-rido una cultura cívica suficiente y así evitar el caudillismo y el desorden.

Reemplacemos el peso de la noche por las ideólogías revolucionarias, entre las que incluyo a la Democracia Cristiana y su “re-volución en libertad”, que tanto ofrecían a los sectores desposeídos y que se había

impuesto en elecciones democráticas

abiertas y limpias en 1964. Para que decir el marxismo de la Unidad Popular, que lo había hecho en 1970.

De allí la necesidad de la “demo-cracia protegida”; no contra los anti

demócratas -como lo Comunistas- sino que también contra los ciudadanos vo-tantes en general que querían cambios estructurales. No llegó a plantear el voto censitario, como lo hicieron otros miem-bros, menos hábiles de la derecha de en-tonces, pero quizá le hubiera gustado.

Alberto Edwards, quien comprendió, como historiador, mejor que nadie, el pensamiento de Portales, dice: “La técnica constitucional le importaba poco: lo esen-cial, en su concepto, era arreglar lo que lla-maba el resorte principal de la máquina, esto es, el gobierno impersonal, obedeci-do y respetado, superior a los partidos y prestigios personales. Cuando esa noción de estado, que en Portales fue hereditaria y no aprendida, se hubo arraigado en la conciencia nacional, el país continuó obe-deciendo con el alma y de hecho ni a Prie-to, ni a Bulnes, ni a Montt, sino a una enti-dad abstracta que no moría El Gobierno”.

Ese mismo autoritarismo es lo que hu-biera querido Guzmán, de asentarse su planificación para la futura institucio-nalidad chilena. Ese era posiblemente su deseo verdadero. Algo quizá soñado pero ocultado forzosamente, como dolorosa concesión a la modernidad política y35

El diario de Agustín de ignacio agüero

la ciudad de los fotógrafos de sebastián moreno

Durante la dictadura de Pinochet, en la calle, al ritmo de las protestas, un grupo de fotógrafos se formó y creó un lenguaje político. Para ellos, foto-grafiar fue una práctica de libertad, un intento de supervivencia, una alter-nativa para poder seguir viviendo. Ellos representan el inhóspito pasado de Chile y la metamorfosis de la sociedad chilena. Esta película habla de ellos.

Censura y clausura de medios de prensa

g lpe visualjaime guzmán y diego portales

cristián gazmuri - profesor historia uca la idea de la soberanía popular y el

contractualismo, ya socializado mun-dialmente y sin vuelta atrás: una autori-dad personal a lo Franco o Manuel Montt (más que Prieto) o el mismo Pinochet. Pero no estábamos en el año 1939 espa-ñol, ni en el Chile de 1833 y el concepto sobre el deber ser del “gobierno” que te-nían los chilenos, siguiendo la tendencia planetaria hacia 1980, con excepción del mundo comunista que pronto desapare-cería, era muy otro. La peligrosa moder-nidad política, con su idea de la sobera-nía popular, elecciones, separación de los poderes, derechos individuales, derechos humanos intocables, se había impuesto. Y su sueño, lo comprendía claramente, no era posible. Pero se había de llegar lo más cerca de él que fuese dable.

En otras palabras, posiblemente la dictadura de Pinochet (y de Guzmán) siguió la receta de Portales, durante sus primeros años y con éxito. Pero el “alma nacional”, a que aludió Alberto Edwards, como lo propio del “ser” de Chile, ge-nialmente captado por Portales en su momento, ya había incorporado muchos elementos de la cultura democrática y esa idea de gobierno autoritario sacra-lizado ya no era parte de su conciencia colectiva nacional. Y una vez que se hubiera demostrado su inadecuación, el verdadero sentimiento democrático de la nación chilena, adquirido paso a paso, desde mediados del siglo XIX hasta 1970, afloró con fuerza inatajable nuevamente después de 1983 (y las protestas) hasta conducir al resultado del plebiscito de 1988.

La película registra la investigación de un grupo de seis estudiantes de Periodismo de la Universidad de Chile ,que realiza su tesis de titulación indagando el papel de “El Mercurio” en casos de violación a los Derechos Humanos. “El Diario de Agustín” es el primer film que toca tanto el poder del principal periódico de Chile como su dueño, Agustín Edwards, dejando abierta la interrogante sobre cómo este diario puede seguir influyendo en la vida nacional a partir de su impunidad.

la batalla de chile de patricio guzmán

Considerado por muchos como el mejor documental chileno de todos los tiempos, esta triología nos muestra a un pueblo que lucha sin armas, y que no posee más que la organización como herramienta de sobrevivencia. Desde los primeros días de Salvador Allende en el poder y el esfuerzo de la derecha por asfixiar las reformas económicas y sociales del gobierno, hasta el golpe de es-tado de 1973, esta película es un imprescindible al momento de comprender el escenario donde se desarrollaría la dictadura más cruenta de nuestra historia.