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Hacia un lenguaje etnognlfico MICHAEL Act\1l (lJniversidad de Mary/tit/d) La etnografll'l esl.a en el corazon de las antropologfas que tralan COilI"K pueblos vivientes. Dedr que es diflcil hablar sobre muchas de las cosa,., 'II.., 8uceden en Ja investigaci6n etnografica es, sin duda, un I.ruismo. Es taHlbii:1I untruismo 131hecho de que esta resuIte una dificultad; y es una dificultw(, "11 parte, porgue ellenguaje usual para hablar de la investigacion social corn" 1111 proceso generico es poco adecuado para la etnografla. Como su peor COIIKn cuencia, esta falta de adecuacion ocasiono en el pasado una sensacion d,~ ('111 barazo en la confrontacion de los antrop610gos con quienes se designahall II KI mismos "cientificos verdaderos". En el presente, a medida que la etnograffll K(' uliliza cada vez mas fuera de los contextos academicos antropologicos I.l"l I< licio nales, las consecuencias son otras. Ahora tenemos autodenominados "('1I ll"g'" 1 fos" produciendo basura superficial, 0 etnografos competentes, mucho,., d,· I"" cuales son incompetentes para dar cuenta de su comprension de los 01.1'0,.,. Este artIculo constituye un intento de avanzar hacia una forma gel"'l'IIl .I,. hablar acerca de la etnografia. Se inspira en gran medida en la ohm de .I.." Ii 16sofos habitual mente llamados "interpretativos" 0 "hermeneutico,.,": AI In" ( Schutz y Hans-Georg Cadamer. En cierta medida, resulta imperdollllbl,' I'K'" i bir otro ensayo de ciencia social bas ado en su obra. DespmSs de todo, (;mlill kel (1967) construyo buena parte de su etnometodologfa sohre III olml .I" Schutz, y Habermas esta desarrollando su teoria social utilizlllldo ('II pml" II Cadamer (McCmthy, 1978). Tambien La interpretaci()n d(~ Las mIll/1m d" Cecrl7. (1973) y Frame AnaLysis de Coffman (1974) conslil.llyell pcrHp,'c1ivIIM bien cscritas sobre el estudio de la vida social, y lernalicmllelll(, KOIl('OIlHiKIo'Ii It'" con algunos de esos eseritos fiJosoficos. Pero, sea por 10que fuere, ninguno de dlos soluciolla d dileHlIId" III1'1110 Io\l'Ilffll. Qllil"iI.'l eI pl'Oblema radique en mi 1ecl.UJ'Il, per<>lm~gw.,llII'fll tmum IIIK 1111>1 IfUl" piezlIH e intenlar ulla combinaei6n direrenle. Si la cOHlbilllU'i('1Idilj"Il'. pil11lHO qll(~<~H por Ires rll1:ones:rni inlcrCHpOl' 11lI1l vision p;lohnldn (IIiIlVI· •.• liv,w·j(," nlll0fo\rlificH. Will n~llIcion(',,1...,1'1 III ('on IIIprlid i<'I1d 1I0Wlifi('II Y 1111 f, ~'(1"(' 1111/1110

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Hacia un lenguaje etnognlfico

MICHAEL Act\1l

(lJniversidad de Mary/tit/d)

La etnografll'l esl.a en el corazon de las antropologfas que tralan COilI"Kpueblos vivientes. Dedr que es diflcil hablar sobre muchas de las cosa,., 'II..,8uceden en Ja investigaci6n etnografica es, sin duda, un I.ruismo. Es taHlbii:1Iun truismo 131hecho de que esta resuIte una dificultad; y es una dificultw(, "11parte, porgue ellenguaje usual para hablar de la investigacion social corn" 1111proceso generico es poco adecuado para la etnografla. Como su peor COIIKncuencia, esta falta de adecuacion ocasiono en el pasado una sensacion d,~ ('111

barazo en la confrontacion de los antrop610gos con quienes se designahall II KImismos "cientificos verdaderos". En el presente, a medida que la etnograffll K('uliliza cada vez mas fuera de los contextos academicos antropologicos I.l"lI< licionales, las consecuencias son otras. Ahora tenemos autodenominados "('1I ll"g'" 1fos" produciendo basura superficial, 0 etnografos competentes, mucho,., d,· I""cuales son incompetentes para dar cuenta de su comprension de los 01.1'0,.,.

Este artIculo constituye un intento de avanzar hacia una forma gel"'l'IIl .I,.hablar acerca de la etnografia. Se inspira en gran medida en la ohm de .I.." Ii16sofos habitual mente llamados "interpretativos" 0 "hermeneutico,.,": A I In" (Schutz y Hans-Georg Cadamer. En cierta medida, resulta imperdollllbl,' I'K'" ibir otro ensayo de ciencia social bas ado en su obra. DespmSs de todo, (;mlillkel (1967) construyo buena parte de su etnometodologfa sohre III olml .I"Schutz, y Habermas esta desarrollando su teoria social utilizlllldo ('II pml" IICadamer (McCmthy, 1978). Tambien La interpretaci()n d(~ Las mIll/1m d"Cecrl7. (1973) y Frame AnaLysis de Coffman (1974) conslil.llyell pcrHp,'c1ivIIMbien cscritas sobre el estudio de la vida social, y lernalicmllelll(, KOIl('OIlHiKIo'IiIt'" con algunos de esos eseritos fiJosoficos.

Pero, sea por 10que fuere, ninguno de dlos soluciolla d dileHlII d" III1'1110Io\l'Ilffll.Qllil"iI.'leI pl'Oblema radique en mi 1ecl.UJ'Il, per<>lm~gw.,llII'flltmum IIIK 1111>1IfUl" piezlIH e intenlar ulla combinaei6n direrenle. Si la cOHlbilllU'i('1Idilj"Il'.pil11lHOqll(~<~Hpor Ires rll1:ones:rni inlcrCHpOl' 11lI1lvision p;lohnldn (IIiIlVI·•.•liv,w·j(,"nlll0fo\rlificH.Will n~llIcion(',,1...,1'1 III ('on III prlid i<'I1d 1I0Wlifi('IIY 1111f, ~'(1"(' 1111/1110

en el desarrollo de un lenguaje etnograJico general.' Aunque pienso que los au-tores mencionados arriba -y otros mas- comparten algunas de esas preocu-paciones, pienso que ninguno las comparte todas. Es posible que el punto devista delineado en este artIculo no funcione, pero los errores pueden estimularalternativas. Necesitamos desesperadamente un lenguaje para hablar en generalsobre nuestro trabajo.

La etnografla posee una variedad de caractensticas especiales; una deellas, a menudo considerada un estorbo, es que dos estudios de grupos simila-res pueden diferir entre s1. Esto necesariamente se sigue de los ambiciosos ob-jetivos de la investigaci6n etnografica; pero en la literatura antropol6gica,encontramos desparramadas razones mas interesantes. Por ejemplo, el trabajocomparativo con los Human Relations Area Files revel6 cierto numero de pro-blemas interesantes, entre ell os Ia dificultad de comparar reportes etnograficosdiferentes que supuestamente versaban sobre "Ia misma cosa". Las descrip-ciones de la crianza de los ninos, por ejemplo, pueden variar en funci6n delentrenamiento profesional del etn6grafo: los freudianos, los te6ricos del apren-dizaje y los especialistas en parentesco difieren en las cIases de cosas alasque prestan atenci6n. Como resultado, sus reportes parciales han sido diflcilesde comparar. EI problema se toma mas agudo si consideramos cuestiones per-sonales y profesionales. Devereux (1967), por ejemplo, ha escrito sobre losefectos de la historia personal en la investigaci6n social. EI tItulo de su libro,De la ansiedad al metodo en las ciencias del comportamiento, resume su argu-mentaci6n.

Otro ejemplo de la influencia de los etn6grafos sobre su investigaci6n seencuentra en la discusi6n de re-estudios. Aunque Lewis y Redfield constitu-yen el caso cIasico, ha habido muchos otros que muestran la forma en que dosetn6grafos producen descripeiones de grupos similares que difieren en impor-tantes respectos (vease Naroll, 1970 para una revisi6n). EI problema se vuelvemas interesante cuando los dos etn6grafos son de diferentes culturas ..Hay porallI unos pocos casos tempranos, tales como el artICulo de Li An Che sobre loszufii (1973). Pero con el incremento del numero de etn6grafos del Tercer Mun-do, veremos mas y mas crHicas de la etnografla euroamericana en el futuro(vease por ejemplo, la discusi6n de Owusu 1978 sobre la etnografla africana).De hecho, las recientes ediciones de Current Anthropology reflt;dan el creci-miento de esto que se ha llamado "antropologla indIgena". En estas discusio-nes aprendemos QIe las etnograflas pueden diferir debido a los diferentesmedios culturales de los etn6grafos, y que a veces difieren en formas que arro-jan luz sobre los supuestos occidentales impllcitos subyacentes a la disciplina.

Un ejemplo particularmente sorprendente de las diferencias culturalesen etnografla se manifest6 en el Congreso Internacional de Ciencias Anlropol6-gicas y EtnogrMicas de Nueva Delhi: los anlrop610g08 europeol y norlnnmol'i-

canos fueron criticados por los miembros indios de la audiencia por dividir Illl'!conductas en "sagradas" y "seculares". Para comprender la vida de un alcl(~l1

. . d I" I' .,,, dindia -afirmaban- uno se hene que dar cuenta e que a re IglOn es .0-

minante en la mayor parte de las situaciones de la vida cotidiana. Si "nuestl'll"cultura no nos llevara a enfatizar esa distinci6n -aseguraban, anadiendo IIIldenuesto a la injuria- comprendenamos mejor nuestros problemas en Inln (t-Iencuentro tema lugar en diciembre de 1978).

Existen otras razones, aparte de las diferencias entre los etn6grafos, (1'1(\

nos ayudan a comprender por que pueden diferir dos estudios. Por ejempIo, dgrupo descrito puede cambiar. En mi propio trabajo, conducido originalmenll'en un centro de tratamiento de adictos a la herolna a fines de la decada (It11960, describl algunos de los conocimientos necesarios para compren~ler IIIsubeultura de los adictos a la herolna (1973). Cuando comence a trabaJar t~1lNueva York a mediados de la decada de 1970, me sorprendieron los carnbioHque tuvieron lugar cuando la disponibilidad de la herolna decIin6 dramaliclI-mente y se increment61a metadona (1977). Las actividades de los adictos 11 IIIherolna result6 alterada en respuesta a cambios de 10 que podna llamarso IIIecologla qulmica de las calles. En este caso, la descripei6n cambi6 en }l1ll'1t1debido a que el grupo habla cambiado en respuesta alas alteraciones do I4U

entomo social. Existen otros ejemplos de tales diferencias en los casos en qlloun etn6grafo revisita un grupo despues de un penodo de tiempo (Mead, 1965;Foster y otros, 1978). . .

Las etnograflas pueden diferir, ademas, en raz6n de la audiencIa a qlloapunta un reporte etnografico. En mi propio trabajo, la presentaci6n del ~nil'llll()trozo de material etnografico toma una forma diferente, segUn yo 10escnbll pll-ra los cHnicos, para los que elaboran poHticas referidas a la droga, para 10MMO-

ci610gos investigadores 0 para los antrop6logos cognitivos. La anlro}lolo~rllcomo campo esta comenzando a percibir que este es un problema que 811111'<'11 tI

toda la disciplina.En la antropologla academica profesional, los etn6grafos escriben n 1llt1-

nudo para una audiencia limitada, consistente en estudiosos parecidos 11 (1lhll',Con un entrenamiento y un entomo social similares, existe una superpoMiei6nen las tradiciones del etn6grafo y de la audiencia. Estas colapsan en el inlol'im'del mismo grupo cultural y profesional. En contraste, cuando un etn6grnfo ll'lt-baja en un mundo en el que la audiencia que se pretende consiste en no-olIl6-grafos, el grupo de lectores agrega nuevas limitaciones a la forma quo 111

investigad6n puede asumir. ,Estas nuevas audiencias constituyen una cuesti6n sumamenle pol6rnlOl1,

que se manifiesta a medida que la antropologfa tradicionalmente acacMrniCltlpugna con su nueva identidad en ambientes no antropol6gic08, lanto flCtltMml·C08 como no acad6micos. Cuando la audiencia de uno incluye --dignmol-peiquialrall de una olcuela medica, bur6cralas del gobiemo 0 rniernbro. do 111

oomunidad, .urgon nuovos problemas. S610 IC neoesila hojear 101nCanel'o. I"·oiontc. de Jlu,'f&anOr,anuatiof& y de Praoticin, AnthropololY pnl'l\ 'lon.lnlnl' IAoonoienoill tift tI.t. cAmbio y 101l)C\n.Ilmionlo. quo h" inlph-Ado, Lit unutUfln·

cia" sicmpl'c consLituy6 una inL1ucmcia,PCl'OmienLJ'/U1consi!lLi6 I'll 1'1Rl'upo alcual pertenecfa el etn6grafo no se la consider6 un problema. 1':1 OIl1'lIcmLt'odela etnografla con cambiantes escenarios de trabajo nos ha forzaclo II Imllll' ox-pllcitamente el problema de los llmites impuestos pOl' otras tradicionc8 en laconfecci6n de etnograflas. En slntesis, etnograflas de grupos similares, 0 sobretemas similares, difieren entre S1.A cierto nivel, esto ocurrira debido alas di-ferencias en el publico al que se apunta, en el medio en que se desenvuelve eletnografo 0 en los grupos descritos. Tan profundo y recurrente es este "proble-

" ., " 1" E t I b t'ma que uno se pregunta SI no sera norma . n 0 ras pa a ras, nues ra epIS-temologla debena esperar y dar cuenta de las diferencias entre las etnograflas,en lugar de definirlas como una anomalla.

Una segunda caractenstica del trabajo etnografico eS su naturale~a emer-gente. Es un Item del folclore que los antrop6logos son (in)famosos en lasagencias de financiamiento pol' proponer el estudio A y volvel' con el estudioB. Barrett (1976) describe la forma en que recorrio cuatro modelos economicosa medida que avanzaba su trabajo de campo, y en que el cuarto modelo difenasignificativamente del primero. Como otro ejemplo, Glaser y Strauss (1967)muestran expllcitamente la importancia de la emergencia y la revision de cate-gonas en el trabajo etnografico. La centralidad de la emergencia choca con lostradicionales modelos lineales de la investigaci6n social que comienzan conlas hip6tesis, siguen con la recolecci6n de datos y finalizan con el analisis.

Otra caractenstica es el enfasis en la comprensi6n de situaciones quehan ocurrido, y no en la predicci6n del valor de una variable a partir del cono-cimiento de otras. Ademas, esa comprensi6n se manifiesta de diferentes mane-ras, aunque toeIas ell as involucran mostrar una conexi6n entre algo que se hizoo se dijo y un patr6n mas amplio. La comprensi6n puede tener que vel' conciertas intenciones del actor, con convenciones de la vida del grupo, 0 con am-bas en diversas combinaciones; despues volveremos sobre esto.

La filosofla hermeneutic a pone toeIas estas cuestiones bajo un solo para-guas. Ella afirma que la gente existe necesariamente dentro de una tradici6n,en terminos de la cual se ve a Sl misma, a su mundo; a su pasado y a su futuro.Un individuo nunca puede situarse pol' completo aparte y examinar su tradi-ci6n como si fuese un objeto, porque fuera de ella no hay nada en terminos de10 cual pueda tener lugar la comprensi6n. La comprensi6n, en otras palabras,." " (G d 197<=) "d' . , ,." (P 1bene una pre-estructura a arneI', ;) 0 una ImenSlOn taclta 0 an-

yi,1966).Estar enredado en una tradicion no significa que no se pueda poneI' un

fragmento de ella en la conciencia y examinarla reflexivamente. La reflexi6nconsciente se suscita cuando surge un problema, cuando algo anda mal. Elflujo rutinario de tradicionalidad que gula la vida cotidiana resulta perturbadoy la conciencia se concentra en el. En slntesis, los problemas en la compren-si6n tienen lugar cuando se rompen las expectativas, cuando la tradici6n es in-capaz de otorgar sentido a un suceso.

Gadamer prosigue discutiendo la forma en que se resuelven los proble-mas en la comprensi6n, forma que refleja la importancia central de las com-

IlI'I'llidOIlMIll1"1111"1'1(1'1111'111,I'rollio I"'"."mlnl'rillolll (lOlliliA",dl'llIlIl' III1I1l1l1l'lIlt1ltne1f~c~.II'111'0('1'';0.PClI'111101'11.poelc'1lI01lfHIIIII'II:t.I1I'('Oil1'11'1'0"11'111/1d" III1'"III(·j(\1I1'11-I 1 I I "I I"'" I " ('I "( I ('f' , I1'1'I' C'OW'C'JlOC" 1'/1(1/'1011Y" (I 1111111(I' II" ( I t1I'I'W'III"('II WI !'f'I'0rlf'1III'IIIO~I'I\"i('oH.Yo ufil'lllo lJllt' ('1'110 1'II/'IIjllt11l1yhinn, y cotlli('IIZ0 tlli 1\1'~11I1II'"11\cic'in('on dOHhiHlorillfl.

La primera historia se origina en una vieja anecdota que he utilizudo I'llotl'OS,escritos. Hace algunos aiIOs, mientras trabajaba en una aldea dol 11\11'dnla India, me estaba preparando para ir de visita al mediodla a otra aldoll, eli.-tante unas pocas mill as. Cuando el cocinero me preparaba la comidll, 001006

un pequeno trozo de carb6n sobre ella antes de envolverla en tela. Eso triO MO/'-

prendio. Sencillamente no podIa entender el sentido de ese acto. MilM lIudn.aprendI que yo iba a viajar a una hora del dIa en la que los espfritus S/l 11111111-ban particularmente activos; y dado que la comida atrae a los espfritu8, hahhmcoloclldo carbOn sobre ella para que actuara de repelente.

Recientemente me hallaba dictando clase en la Universidad de PUMl'lo

Rico y utilice ese ejemplo, como a menudo 10hago, para ilustrar el proco!'lodtlltrabajo de campo. AI final de la clase, el profesor y dos de los estudiantClHrnndijeron que les resultaba sorprendente que yo me sorprendiera tanto. TIIIIpronto oyeron la historia -me dijeron- presupusieron que tenfa algo quo VN

con los espfritus. Recorde entonces 10 que habfa lefdo sobre los espiriti.~ta" ylas santerias, los sanadores espirituales que se encuentran en algunos W'IlPWIde Puerto Rico y en otros lugares. Aparentemente, su tradici6n los preplII'lIhl1mejor para entender coherentemente el uso indio del carbOn.

La segunda historia proviene de un trabajo que estoy realizando con .J(~I'I'yHobbs sobre el amilisis de una historia de vida de un adicto a la herofnll (AWlI'y Hobbs, 1982a, b). En una entrevista, Jack (como 10 lIamaremos) dcs(willf1una situaci6n que tiene lugar en la estaci6n Penn de Nueva York. El sc hullusentado en la estacion para escapar del frIOdel inviemo cuando aparecc un jn-v~n "gato" que Ie pide que vigile su equipaje mient,ras hace un "john" . .J1;(~k

, dice que el no pretendfa robarse el equipaje, pero que otro tipo de la calle, lJllClestaba sentado pol' ahf cerca, insisti6 en abrir las valijas y repartir su conloni-do. Jack se rehus6, tom6 las valijas y abandon6 la estaci6n.

Cuando oyentes"honestos" escuchan esta historia, no tienen habilunl-mente problemas para comprenderla. Pero cuando explico que 10que tieno dnsorprendente la historia es que Jack dudara, las expectativas que guiaron 1111

comprensi6n se desmoronan. POI'las reglas de la calle, cualquiera que sea IIItI

tonto para separase de su propiedad es un "lisiado", un "tonto". Automation-mente se desprende que sacarle su propiedad es jugal' limpio. Al senalar MIlIi

dudas y al reportar que el robO el equipaje solo porque fue forzado a hacorlo,Jack se inclina en direcci6n al mundo honesto del que participa el auclilol'io,

mientras reportn un hecho que t'l8 normativo en el muncIo cIe la cnllC'llJllt! oon.·tituye el escenario de la historia.

Estos dos ejemplos se presentan para mostrar la importaneia de las dife-rentes tracliciones que conforman un encuentro etnognlfico. Una etnograffa esantes que nada una funci6n del etn6grafo, quien Ileva a su trabajo la traclici6nen la que participa, ineluyendo el entrenamiento recibido en su socializaci6nprofesional. Las elases de sucesos que se presentan como problemas son enparte funci6n de 10sensibilizadores y coherentes que ellos sean, dada esa tra-clici6n. EI carbOn gener6 inmediatamente problemas para mi comprensi6n deun suceso normal en la aldea; aparentemente, un etn6grafo de Puerto Rico ha-brfa experimentado menos clificultades.

Las etnograffas tambien son, por supuesto, una funci6n del grupo en elcual eshl trabajando el etn6grafo. Si el cocinero de la aldea no hubiera puestoun trozo de carbOn en el envoltorio, yo 10 habrfa Ilevado todo el camino sinpensar en eso. Si los adictos a la herofna entre losque trabaje no hubieran ha-blado de gente "zurrada" y "quemada", yo no hubiese planteado las preguntasni realizado las observaciones que sugirieron la interpretaci6n "deshonesta"del breve relato que discutimos mas arriba.

Las etnograffas tambien dependen de la naturaleza de la aucliencia. Eletn6grafo intenta producir un reporte para alguien, para mostrarle c6mo es quela vida de algun pequeno grupo tiene cierto sentido. En la meclida en que laaucliencia participa de la misma traclici6n que el etn6grafo, este s610 necesitahacer explfcitas sus propias perspectivas personales. Sin embargo, en el ejem-plo de la aldea inclia, aparentemente yo sobreexplique el incidente para la au-diencia de Puerto Rico. En contraste, en la historia del roho del equipaje, setiene que demostrar alas audiencias honestas que es posible una comprensi6ncliferente de las cosas. Estas se dan cuenta enseguida que la historia tiene sen-tido dentro de su propia tradici6n; deben aprender que tiene un sentido adicio-nal, un sentido que originalmente no advirtieron.

En poeas palabras, las etnograffas son una funci6n de las diferentes tra-diciones del etn6grafo, los grupos y las aucliencias previstas. La etnograffa es,en su nueleo, un proceso de "mecliaci6n de marcos de signficado" (Giddens,1976). Su naturaleza dependera de la naturaleza de las tradiciones que se pon-gan en contacto durante el trabajo de campo. Esta argumentacion nos aconsejadejar de preocupamos por un acceso a un mundo objetivo indepencliente de laMrsona; no porque este sea un objetivo diffcil, sino porque es ilusorio y nosdesvfa de algunos aspectos importantes del trabajo etnografico. Por otra parte,esa argumentacion incomoda a quienes Hirsch (1976) llama "ateos cogniti-vos". Un reporte etnografico no es s610una resena personal especffica del mo-mento, sin bases en otras tradiciones aparte de la del etnografo. Hay un grupohumano alIa afuera que vivfa en el mundo antes de que apareciera ~l etnografoy que continuara haciendolo despues que el etnografo se vaya. La etnograffa,en sfntesis, es tambien funcion del grupo estucliado.

El etnografo, la aucliencia prevista y el grupo representan tradiciones quelimitan -pero que no determinan- los reportes etnograficos que puedan sur-

~Ir. li~n),'1 pal"br"l dn I" vlfl.!n 0llOltolt'ln, I" l'llrIOMI'''lY" no ('II tli "1Ilh.ll'lUv,," tit'()I~jC'ltivl1".I~:IInlC'lllll'C'lllllivl1,nJ('l(lIntlclo l'Inlm dn. Itllltulolll11h'I1V~1Ildn IIn l"I'I'I'II'n,

En el encuentro entre tradiciones diferenLes, In clnogmffll H(~('OIIt'<'I11I1Ien Ins diferencias que aparecen. Las expectativas no resullan HIliiHf(~dIllH;1I1p,1l

no ticnc coherencia; los propios "supuestos de coherencia pcrfcdll" -~PIII'Ilusar la Frase de Gadamer- son violados. Por conveniencia, 1I1lTrllll'lmiOHt/I/;(I:

bras'" alas diferencias que percibe el etn6grafo. El termino es de Ilcidq,~j.\t'I'.pero la idea general aparece ilustrada en toda una variedad de disCURiolll'1'>I/III-

tropol6gicas. Sperber (1974), por ejemplo, escribe que las accioncs soii/lilldttlllpor su interes simbOlico son precisamente las que se apartan sensiblclDt1111"d"10que el etn6grafo espera.

Rosenblatt documento varias instancias de este interes por las qui"llI'IllIll"Si se miran las descripciones de las experiencias de campo de los anl.l'op6Io-gos, resulta muy comun que la reaccion inicial ineluya comparaciorw/'I ('onmanifestaciones de sorpresa 0 atencion ante 10 inesperado" (1981: 199). nn.senblatt tambien senala que Naroll y Naroll (1%3) mencionan la "aLnlld6nhacia 10 exotico", aunque la caracterizan negativamente, como si fuol'll IIlI"sesgo". Menciona luego varios documentos etnograficos que apoyan cslc PIIII-to (Nakane, 1975; Uchendu, 1970, Pandey, 1975; Gould, 1975; Mo!ll'illjl;,1980). Escribe ademas que algunos antrop610gos "aconsejan servirse do It!sorpresa, de 10 inesperado y de la sensaci6n de una cliferencia como indiduMpara definir 10 que hay que estudiar" (1981:200), y cita a LeVine (1970),Mead (1970) y Richards (1939) en apoyo de esa idea.

Estos ejemplos de la literatura y las anecdotas de mi trabajo de campoilustran el rol central de la quiebra para poner de manifiesto problemas Plll'IIIIIatenci6n etnografica. Una quiebra senala una disyuncion entre los mundos; dproblema para la etnograffa es el de proporcionar una explicaci6n que la eIimI-ne. La naturaleza especffica de la quiebra -para repetir un argumento anltl-rior- sera funci6n de las tradiciones del etnografo, del grupo y clo III

aucliencia. Cambia alguna de las tres y el contenido de la quiebra cambilll'ltcon ella. La etnograffa "definitiva" no existe.

Una vez que ocurre una quiebra, algo deho hacerse al respecto. Por con-venieneia, llamaremos proceso de resoluci6n al proceso de trasladarse descle III

quiebra hasta la comprensi6n. Este proceso es emergente, y al igual que Inquiebra que 10impulsa, se halla limitado por las tradiciones en las que OCUJ'I'O.

* EI lel1uiuo utiIizado pol' Agar es breakdawn, el cnal podrfa traducil'se tambien como "ol\().que", "cafda" 0 "crisis", con mejol'es efectos selll8nticos y contextuales que el que helllos esoost.do; no obSlallte, conservalllos "quiebl'a" pol' ser esle el vocablo escogido pol' los tl'aduclol'<l1heideggeriallos. [f.]

Parafrasollndo a Gndmmlr, uno fonnuln ini.cinlrntlJlLoun ",igllifi(,"do ptll'tI 1••quiebra, pero luego 10 desarrolla y 10 rcfina en inLcracci6n con 111 "('ol'ln mi.-ma". Gadamer enfatiza la naturaleza emergente de este proceso, y III impol'lnn-cia de la apertura frente al fen6meno y la sensibilidad para 10 que tenga denuevo.

Una forma interesante de caracterizar el proceso es tomando prestada lanoci6n de Hirsch (1976) de "esquema corregible". Una quiebra: es una faltade concordancia entre el encuentro de uno con una tradici6n y las expectativascontenidas en los esquemas mediante los cualcs uno organiza la propia expe-riencia. Uno modifica entonces los esquemas, 0 construye otros nuevos, e in-tenta otra vez. Basado en ese nuevo intento se realizan modificacionesadiciol1ales, y el proceso continua iterativamente hasta que la quiebra no esmas un problema. (N6tese el paralelismo con las cIiscusiones reunicIas en Gla-ser y Strauss, 1967 y con la noci6n cIe Cicourel de "razonamiento abductivo";vease Corsaro, 1981, para un resumen.)

Gadamer decIica buena parte cIe su Verdad y metodo al proceso de reso-luci6n. Senala que la resoluci6n modifica la tradicion en la cual se origina.Una tradici6n tiene un lfmite, el confln de sus plmtos de vista, llamado "hori-zonte". La resoluci6n tiene lugar cuando el horizonte de las diferentes tradicio-nes resulta "funcIicIo", es cIecir, cuancIo este horizonte se modifica y seextiende de modo que la quiebra desaparece como problema. Esto "siempreinvolucra ellogro de una universalidad mas elevada, que supera no s610 nues-tra universalidad particular, sino tambien la del otro" (Gadamer, 1975: 272).

La resoluci6n aparece ilustracIa informal mente en la resefia personal deRabinow sobre su trabajo de campo en Marruecos (1977). Rabinow nos lleva atraves de diversos encuentros que producen quiebras y luego nos muestra c6-mo se elabora la resoluci6n. Plantea tambien el problema de los cambios de latradici6n de los informantes como resultado de las quiebras que estos encuen-tran trabajando con el etn6grafo. lCual es el efecto sobre un informante clavede muchas horas de preguntas que traen a la conciencia cuestiones sobre lasque posiblemente no se reflexiono nunc a antes? lCwiles el efecto de observara un etn6grafo extranjero en la vecindad, de ver un estilo diferente de actuaren el mundo? De hecho, algunas veces se afirma en la literatura que el infor-mante (Blanchard, 1977) 0 la comunidad es dramaticamente diferente en elmomento en que el etn6grafo la abandona. Por el momento, sin embargo, limitarela discusi6n y seguire observando las cosas a traves de los ojos del etn6grafo.

Gadamer prosigue au descripci6n de la resoluci6n senalando que la fu-si6n de horizontes es conceptual y se expresa en ellenguaje. Este punto se re-laciona con su visi6n general dellenguaje y la tradici6n como co-constitutivos.EI lenguaje es el almacen de la tradicion, el senalador hacia 10que haya en elmundo que sea un objeto, el recurso para crear especulativamente nuevosmundos. Como tal, la fusi6n de hOl'izontes es "la hazana propia del lenguaje"(1975: 340).

Ademas, el proceso de resoluci6n puede ser visto como una "dialecticanegativa". Gadamer sintetiza como sigue la naturaleza "esencialmente negati-

VII" dtl In tlx)lC'lrlC'lIlLIltll"S1 'tlUtltr\o. "xPflrltlrwln do UIIohjl"ln, CliOIIMUlflN' quI'!no hC'lniOI VilLo In (Hl.n (101'I'l'\(lhuncmlfl Y lJIICl nhol,tI In OOIl()(IOtrlOI 1111'.101'"

(1975: 317). Unn <]lIlflllI'It, NlhIIW('\., ('II unn flXI)("Il'itltldn IIngnlivn ClII n.ln .1'11111_

do. NOM mUIlJ!jII'U<Jill' nlgo 110 1'1.oomo f'lIlX11'lihmnofil.LII I'ClIIOluojO/l(1Mdinlf\('l i(lnporqut1 1'11'1IIn osfuerzo PIIl'Ill'fll!lolverqu6 08 unn COAIl y qll6 no ('I'I. Dfl (11!l1MMill"fum'zo dl'lriva un sentido de 10que pudiern ser. I!.:I pl'Oceso contin(1fI Itw~(Jhmlltlque In quiebm se resuelve.

Ahora, si combinamos la naturaleza lingiif8tica de In fU8i6n d(~ 101>1 hori·zontes y la dialectic a negativn de la resoluci6n, comprenderernoB pOl' quA CUedarner cnracteriza el proceso de resoluci6n como "una 16gicn de pmWHlln Yrespuesta". Con la excepci6n de la obra de Collingwood (1978), Bofinln, 1'(11'0

ha sido hecho en tomo de este tipo de 16gica, aunque el ofrece los diAlogol!l,"0.craticos como un ejemplo de esa 16gica en acci6n.

Basandose en este ejemplo, Gadamer camcteriza una buena pregunln (10_

mo la que pone algo al descubierto, pero tambien establece presupuoMlo. niltel'minos de los cuales "se puede ver 10que aUn permanece abierto" (1975: 327).Una buena pregunta nunca es puramente ret6rica, ni esta al servicio de jUl'tgolinterpersonales egocentricos, ni es respetuosa de la opini6n vulgar. MAl aun,no hay un metodo para aprender a preguntar buenas preguntas de mancrn mo-canicn. En vez de eso, las preguntas se originan en la naturaleza de In quiobrAcorrelativa al encuentro de mundos diferentes, inspirando una secuencia d.preguntas y respuestas que emergen dialecticamente hasta que la quiebrn Ieresuelve ..

Puede encontrarse una version antropol6gica de esta concepci6n en Inlobras de Charles Frake, recientemente compiladas (1981). Los articulo. mltltempranos muestran I'lldesarrollo de la importancia etnografica de las pregun-tas y respuestas encadenadas. Los articulos mas tardios critican a quiene. venen las argumentaciones iniciales un metodo desencamado; estos articulo. re-situan la argumentaci6n en I'llcontexto etnografico global en I'llque ocurren 1,,1preguntas y las respuestas.

Para resumir esta discusi6n de la resoluci6n, comenzamos con una quie-bra, con unaruptura. Esta viola nuestms expectativas y trae a la conciencia 10que I'llfen6meno no es. Luego sigue un proceso dialectico de preguntas y rea-puestas por medio del cual modificamos nuestra trad~ci6n y creamos nUellLrllversion de 10 que el fen6meno es, dado nuestro punto de partida. Para Gndn-mer, una vez que la resoluci6n esta completa, 10s detalles de esle proceso "do-saparecen". Con esto quiere decir que una vez que una quiebra se resuel vo,abandona nuestra atenci6n consciente. Para la etnografia tendremos que nILo-rar su argumentaci6n. Mas que abandonar el proceso una vez que hemos com-pren.dido, tenemos que documentarlo sobre una base selectiva para que puedllservlmos.

Es interesante el hecho de que Moerman (1969) identificara esta CUOM-

ti6n hace alglin tiempo. El afirmaba que a medida que progresa el trabajo c\tlcampo, el etn6grafo se vuelve menos reflexivo sobre los encuentros, mien!r'l.que 10s informantes se vuelven menos informativos porque presuponen quo I'll

el.n6grafo8abe mas. Hecicnlcmcnlc fui lCSligode 08111 rnirnnllPlilllltld(",Cltumt!uuna realizadora cinematogrlifica present6 su obra en In Sociedlld AlllI'OJlol6MloIIde Washington. Ella reporto que el etnografo, que habla perrrumoeido en 01campo durante un cierto tiempo, se entusiasmo por la presencia del equipo defilmacion, pues sus preguntas y observaciones recuperaron algunas de laspreocupaciones fundamentales que 131 tenIa cuando comenzo el trabajo decampo, y que con el correr del tiempo se fueron olvidando. Traducido a nues-tra discusion, vemos que en ambos casos los etnografos hablan resuelto conexito las quiebras iniciales y habfan perdido luego conciencia de ellas. Lo quees, de hecho, comprension con exito desde el punto de vista de Gadamer, esun problema para la etnografla.

Hasta aquf, la quiebra es el punto de partida y la resolucion es el procesoque inicia. Volvamos a Gadamer para tener alguna idea de cmil es el punto fi-nal de la eohereneia. De la discusion de Gadamer, aprendemos que una reso-lucion coherente: a) mostrara por que es mejor que cualquier otra resolucionque pueda imaginarse; b) vinculara una solucion particular con el conoci-miento mas amplio que constituye una tradicion; c) clarificara e iluminara,suscitando una reaccion "aja" en los miembros de las diferentes tradicionesque constituyen el encuentro etnografico, y d) expandira los horizontes de mo-do que queden conectados. En una seccion posterior, veremos algunas dificul-tades impllcitas en las sugerencias de Gadamer.

En su discusion de la "aplicacion", Gadamer describe un aspecto adicio-nal de una resolucion de exito. No es suficiente que se resuelva una sola quie-bra. La coherencia que resulta debe aplicarse a situaciones posteriores,Hablando de los textos, dice que "si se han comprendido adecuadamente, esdecir, de acuerdo con las afirmaciones que hacen, se los comprendera en todomomento, en cada situacion particular, de una manera nueva y diferente"(1975: 275). Para usar una frase de Winch, la comprension debe avanzar "co-mo una cosa comun y corriente", en el sentido de que la coherencia reciente-mente adquirida se aplique a situaciones no encontradas con anterioridad.Esta es una nocion critica que orientara la elaboracion del proceso de resolu-cion que luego veremos.

Por el momento, entonces, tenemos una forma de hablar sobre un proce-so clave de la etnografla. En el encuentro de diferentes tradiciones ocurre unaquiebra. La resolucion comienza con la apertura hacia nuevas posibilidades, yconduce a un proceso dialectico de preguntas y respuestas, hasta que la natu-raleza lingufstico-conceptual de las tradiciones queda ligada. Lo que original-mente era algo que se apartaba de las expectativas se ve ahora como algocoherente. La etnografla es el proceso de ir de la quiebra a la coherencia me-diante la resolucion. .

En el trabajo de campo real, por supuesto, uno no se mueve simplementede una quiebra a otra. Por el momento, sin embargo, podemos tomar cada unade las nociones -quiebra, resolucion y coherencia- y discutirla mas en de-talle. Comenzaremos por el final, con la coherencia. Hacemos esto porque esmejor tener primero cierta idea del objetivo del proceso, y porque eso nos per-

Purn da~ carn?clura II Ia idcElde coherencill pal'll la elnogl'llCfll,dnllt'llIflIlvoIv.orn~shaCl.ael fIl6sofo ~e la tradici6n interprelativll a quicn mliHilllnn'ltllhflIa ClCnClElsocial. La sintesis que realizo Alfred Schulz de Ia ohrn do WnhN Yde la de Husserl sera nuestro punto de partida. En ciel1as ar<:lIIs,fiIoHofoH1I11~~

CO~lcmporaneos--como Gadamer-- encontrarlan serios errorcs on IIIpr!'",,"lacIon que hace Schutz, especialmente en las ralces posilivistaR de fill lIo('i(~1Iclecomprensio? Pero para 10 que nos interesa, espero demostrar que /ill viflitillde la coherencla en la comprension de la vida social puede ser ulil.

.. En sfntesis, la version schutziana de la coherencia reza como RiglW:"I':.suflClente... que yo pueda reducir el acto del otro a su motivo tfpico, inclllyt'"-do su referencia a situaciones Hpicas, fines Hpicos, medios tfpiCOH,nll',"(1970: 180). Detras de este resumen, no es necesario decirlo, hay unOHmUlti-

tos argumentos elaborados. Luego veremos algunos de ellos para comcnzl\I' /Ielaborar una version etnognlfica de la coherencia.

Una persona que vive en un mundo dotado de significado tiene on IInt d d ". 'I " ' ,momen 0 a 0, un mteres a a mano . Para nuestros propOsitos, este inltlr6f!1/I

la mano se llamara una meta, de la que la persona puede ser conscienle 0 no,La meta del momento no es una entidad aislada: mas bien es parte de un ai,dM-ma mayor de metas en el mundo de la persona. Algunas metas conducen ElIItltlintencion de realizar en el mundo un estado de cosas que se habla proyecllldo.E~tas metas son de particular.interes para la etnografla,dado que la acci6n po-bhca~ente expresada de los mformantes es la fuente de las quiebras y las I'M.soluclOnes.

Antes de discutir la concepcion schutziana de la coherencia debo cRho-zar su analisis de las diferentes perspectivas temporales de la accion. La "IICi-cion" es la "experiencia vivida" del actor en el momento de su hacer Un"acto", por otro lado; es una accion contemplada reflexivamente. Uno 's610~uede conocer sus propias acciones como actos, dado que contemplarlas os 811-

Iuse fuera de ellas. Si se imagina una accion como 10 que se deberfa haccl' 011

el futuro, eso es un "acto proyectado". Consideremos primero como se rClIliZlle~~aproyeccion. N~e.stro.actor, meta en ~ano, co~struye un esquema de IIIflC-c~onb~sado en anhclpaclOnes yexpectattvas del repertorio de conocimicnlo"dlsporuble en su mundo. EI conocimiento se organiza alrededor de la mela l,nt' . d d d "I . " 'er~~os e s~ gra 0 e re evanCla . Llamaremos a esta atencion hacia eI eo.nocmuento onent~da por metas, una cuestion defoeo (Grosz, 1978). Una mdll,entonces, pone diferentes partes del conocimiento mas 0 menos en foco,Sc~utz seii.al~ que la ~ntenci.ond~ real~zar una meta (el motivo "para") focllii.zara conoclrme~~o de mmedlato .sl.la sltuacion es familiar. Si no 10 es, los p\'()_

blernas no farmhares pueden eXIgtra nuestro actor que salte un nivel y quo 10

l'e8uelva nnl08 de proyoellll' t111ovElmenlo,Sdllliz l.nmbi6n IIIClI'\/lI/Iqlln l'lll~oll()(ll·miento clcbo ser "10 suficienlemenle" clmo y consistcnl.e c1E1c111III HlClln,PC"lI'O

que con un interes 0 foco decreciente este requerimiento se relaja,EI repertorio de conocimiento de nuestro actor e~t~ organizaclo pri~naria-

mente en "tipificaciones", aunque en lugar de este uhhzaremos el termmo demarcos [frames], Los marcos se desarrollan, de acuerdo con Schutz, cuando laexperiencia de un objeto se transfiere a otro objeto similar (1970: 117). Para

" d""utilizar el termino moderno los frames son estructuras e conOClmlento ge-. . "I ' " " 'bl" "11" dneralizadas que henen ugares vaClOS y van a es que se enan con e-

talles e~l particulares instancias de su uso (ib£d.: .130). Muchos de ellos seencuentran eficientemente codificados en ellenguaJe. De hecho, Schutz carac-teriza allenguaje como la "casa del tesoro" de los marcos, que contiene unatradicion que trasciende a la situaci6n biografica de cada actor. Tambien sena-la que esos marcos pueden cambiar con la experiencia; la realizaci6n concretade un proyecto "los agrandara y reestructurara" (ibtd.: 142). .,

Ahora tenemos nociones como para hablar acerca de la comprenSlOn des-de el punto de vista de un observador. El observador imagina los motivos "pa-ra" de un actor, que podrfan llegar a ser observables en un acto, y proyectaluego su propia "realizaci6n fantasiosa de tal acci6n como un esquema sobrela base del cual interpretar las experiencias vividas del otro" (ibtd.: 177). Para

. 1 d" ., "b d (.un observador, la coherenCla se ogra cuan 0 una expreslOn 0 servaa eJe-cutada con 0 sin intencion comunicativa) se ve como si formara parte de un"proyecto" mayor, 0 de 10que ahora comenzaremos a llamar un plan. La cohe-rencia, pues, se logra mediante la consideraci6n de un acto en terminos de surelaci6n con las metas y de los marcos que se ponen en foco, 0 de ambos, en lamedida en que se interrelacionan en un plan. Y.es!o es simplemente un ~esu-men expresado en nuestra terminologfa, que comClde con la de Schutz Cltadaal comienzo de esta secci6n.

Schutz senala que su analisis de la comprensi6n por parte del obser-vador es diferente de y mas simple que la comprension en la que un ser hu-

" . . 1 'd d" " 1 ., t" tromana se armomza en Slmu tanel a en una re aClOn-noso ros con 0(ibtd.). Para dar cuenta de la comprension en esta situacion mas diflcil,Schutz ofrece algunos conceptos adicionales. Aun aquI, sin embargo, elanalisis de la "experiencia vivida" compartida llevara al analista a la con-templaci6n de un acto, y nuevamente el analista comprende~a el acto entermino de los pIanos de interacciones de los que el acto conshtuye una ex-presion. .

De Schutz obtenemos un sentido mas elaborado de Ia coherencla en lacomprensi6n de la vida social. Ella involucra el examen reflexivo de la acci6ncomo acto, ya sea de una acci6n observada a Ia distancia 0 compartida comouna experiencia vivida con los informantes. El acto se percibe como algo cohe-rente si encaja en un plan del cual podamos imaginarnos que ese acto formaparte; en este contexto, plan es un termino amplio que se refiere a Ia organiza-cion de metas y marcos. La coherencia etnografica, en slntesis, ocurre cuandoIa quiebra inicial se resuelve mediante un cambio en el conocimiento propio

111'\ III1M.It'1t \.I'ltlilldc1n, "" IfIlHlI'lI'1t 'III" In fllliMIlI'I1 ClflIniMIIZIt It YNI!II1 nlltrlll lit "11'III'C'lIIi6n d.., t11~1Il1l1 pm'll" II" 1111plltll.

TOllmJlos Elhora cicl'ln idcn de la cohercncia clnogrlificn, 01 1'111110Ii11111dol procoso do rcsoluci6n. Si regresamos al principio, enconl.rarnoi'\1I11l'VIIIlWIl1<1IIInoci6n de quiebra. Anticipando discusiones ulteriorcs sohm III('olllpl"jidnd del trabajo de campo real, me gustarfa hacer una pal1.ici6n do cOIl('t'pln••.ERInparlici6n no pretende clasificar las experiencias de la quiehl'll eOIl pn."j"i6n. Mas bien, se la introduce para comprender mejor la naluralezlI oll""""'IlI"del trabajo etnografico.

La primera distinci6n separa las quiebras ocasionales de las 1JobUlla,itI.V,Cuando fui a trabajar al sur de la India, no tenIa idea de que una quidll'll qllt'ostaba por manifestarse explicarfa el sentido de un trozo de carbOn en Illi 1I0J","de comida. Cuando sobrevino, me sorprendio como algo carente de sOlllido, yse presento como algo que habIa que explicar. Fue ocasional. Por 011'111'"1'10,cuando escuche que losjunkies usaban los terminos "golpeado" y "querrllulo",supe como antrop610go cognitivo que uno de mis trabajos claves era expliotll,su significado. La concentracion sobre los terminos, la atenci6n conRcicmlflque les dirigl y el tipo de explicaci6n que emprendl, eran voluntarios.

Las quiebras voluntarias son las que uno crea; las ocasionales son IIIqllosobrevienen en el curso del trabajo etnografico. La diferencia consiste primtl-riamente en si las quiebras son 0 no propuestas por el etn6grafo. Como yll 10hemos sefialado, ninguna de las dos es independiente del trabajo etnogrlifio(Jconcreto. Pero la distincion, pienso, vale la pena. Entre otras cosas, da cllollinde la experiencia etnografica habitual de comenzar con algunas quiebl'llA vo-luntarias y retornar con otras quiebras ocasionales que demuestran ser mlilolill-teresantes.

Las quiebras voluntarias son dignas de distinguirse por otras dos 1'111.0-nes. En primer lugar, incluyen muchos de los metodos tradicionales de III ill.vestigaci6n social; un lenguaje etnografico debe incluirlas, permitiendo III

mismo tiempo otras posibilidades. En segundo lugar, las quiebras volunimi/lillpermiten una instancia que alienta el cuestionamiento de la propia coml'/'(lll-si6n de las situaciones como principio general. Esa instancia es pm1iclllm-mente importante cuando se trabaja en la propia cultura.

Se puede hacer una segunda distinci6n entre quiebras nucleares y tim'i.vativas. Las quiebras nucleares son las que constituyen el foco del trahnjo ydel eventual reporte del etn6grafo. Las quiebras derivativas son las que SOilmenos importantes para el etn6grafo. Se las puede considerar menos imporlllll-tes simplemente debido a lImites de tiempo, 0 porque son aSI evaluadas en IIItradicion del etnografo, 0 porque solo so resuelven incidental mente en la resolll-cion de Ins qrnebras nucleares. Esta distinci6n captura una sensacion de niveI'I'"en Ins quiebras: algunns quiebrns constituyen problemas de alto mvel para d 1'1-

116gl'lll'o;oll',vIquiObl'lllllquo IIIolll'lwimWII1110IIblll'dHlImJII111111\0,"iIIh\r~.,PIIJ'lIojmnplificHI' O!lllldii'llilldOIl, ponuftHlIltIl1WW'Oi'llll'H llti" e1mlfl.lmll-

plos. EI encuenll'O con el carl>6n fue derivllLivo y OCII8ioflili.Yo IUOOlll'Ollll'llblltrabajando en el sur de la India como un esLuclianLeno gradulldo quo bw,wlIllIIaprender c6mo hacer etnograffa. La quiebra nuclear que yo habfa puesLo en 1'0-co era la relaci6n entre los grupos sociales y el liderazgo en la resoluci6n deconflictos. Esto a su vez, era mas ocasional que voluntario, aunque retrospeeti-vamente yo habfa llegado a ello en respuesta al interes en cuestiones similarespol' parte de la "audiencia" de mi facultad que habfa trabajado en esa area.

En el ejemplo junkie, la intenci6n de aprender sobre "quemado" y "gol-peado" .era voluntaria y nuclear. Mi entrenamiento como antrop610go cognitivoenfatizaba una cuidadosa atenci6n a los lexemas como vIa de entrada primariaala cognici6n. El proceso de elaborar el significado de esos terminos era deri-vativo, pero al mismo tiempo voluntario y ocasional. Era voluntario porque yodealguna manera me forzaba quiebras en mi comprensi6n sugerida pol' los an-trop610gos cognitivos; pero tambien era ocasional porque el uso de los termi-nos pol' parte mfa 0 de los otros y la observaci6n de situaciones identificadaspol' esos terminos, creaba problemas adicionales cle comprensi6n.

Sin duda, se pueden establecer otras distinciones, pero pOl' ahora estasalcanzan. Cuando se las considera como parte de la etnograffa no todas lasquiebras son 10mismo. En un extremo, un etn6grafo puede forzar una quiebray perder mucho tiempo resolviendola: esa quiebra es voluntaria y nuclear. Enel otro, sobrevienen quiebras inesperadas, las que reciben menos atenci6n:son quiebras ocasionales y derivativas. Sin embargo, una de las virtudes espe-ciales de la etnograffa es que una quiebra que originalmente era voluntariadesaparezca 0 se vuelva derivativa, mientras que algo que sobrevino secunda-riamente como una quiebra ocasional se mueva hasta el centro y se transformeen nuclear.

Ahora que tenemos una idea mejor acerca del punto inicial yel punto fi-nal del proceso de construcci6n del sentido etnognlfico, podemos comenzar aenriquecer la noci6n de resoluci6n. Para hacerlo, necesitamos una forma gene-ral de hablar acerca del conocimiento en la tradici6n del etn6grafo, en termi-nos de la cual se comprenden 0 no los encuentros con la vida del grupo.Cuando hablamos inicialmente de Schutz, utilizamos las nociones de metas,marcos y planes. Ahora utilizaremos el termino esquema [schema] para haceralusi6n a los tres. (Todos estos terminos merecen una elaboraci6n mas cuida-dosa en ellos mismos. Eso esta mas alla del alcance de este artfculo, aunqueluego ofreceremos alguna justificaci6n para su uso.)

Necesitamos ahora un termino para los fen6menos encontrados pOl' losetn6grafos en su trabajo. Utilizaremos el termino generico de strip, tal como 10introdujera Coffman (1974) y 10usara Frake (1981). POl'el momento, no sere-

mml flXI,,""Il'\. tJlI 1'11111110It III IIAlurAI •• 1l "" leI. ,'trip" l)1Il'\,." IICmfl'lllllllll.1111,dd1) IlllodtJ "'fll'1II1tWill1II0"lnl,l't'llHltltKJIII"(ICHIIOIIl1idlld pOI'In 1II11111'tlll'znIll' "'IIOt\l',wltll'i:r.Hd611(," 01 11'"~unJ"dl'llnflJl'llInlll.n, Purldo 14m ImllbiAlI111111('III1'c'villlIII illlill'llllil c~olldlJ('idllpili' of 111110Ml'l1lil,° 1111111IIIImvil'llllIlIal'l(11011I'ut'lIIl'11dl101111('Xp"l'illlonlo dOHllITolllldoI'll 11111'11blljodo (~ll/llPO.Tmubil~1Ipl/('do 1'll'I'1111dOl'll11101110do Hlg(1IIlipo. lIn strip, I~IIHflllclRis,ORcIllIlqlli('r 1'('1161111'110d"lilllillldo('01111'11d ClIlIl108eLn6gJ'llfospOlIgllna pl'Ueha su eornprenRioll del grupo,

1.11reRoluei6n, pOl' 10 tanIo, consisLe en la aplicHeion dc, ('''qlll'lIl1l>1/I

,'trips. (;ulUldo los strips se entienden como los esquernas dispollibll·l'l. II" lillyproblema, aunque un etn6grafo puede intentar "provoear" uno. (;111111(I" 1111/1purLede un strip no encaja 0 produce un conflicto, ocurre una quidll"ll y I'll'rt'quiere una resoluci6n. Dejando pol' ahora en suspenso la mllltipliclIci(i1l dr' I".strips, consideremos la variedad de formas que puede asumir el prOC(ISO.In I'C'"soluei6n.

EI primer proceso de resoluci6n se resume en la Figura 1. Algun e8qu~.ma, rotulado "ESa" en la figura, se aplica a algun strip, rotulaclo "SP", La lIpli.caci6n produce una quiebra, rotulada "C1", porque alguna expeetativa de ESnno resulta satisfecha. Esto conduce a nuestro etn6grafo a modificar de ulgmltlforma el esquema, 10 que lleva al nuevo esquema "ESb". Este esquemn M~

aplica a su vez al strip, pero ocurre otra quiebra, "C2". Se hac en modificacio.nes al esquema, 10 que conduce a "ESe". El proceso itera mediante repelidullmodificaciones al esquema y aplicaciones al strip hasta que no ocurre ningunllquiebra. En la figura esta situaci6n se indi~a "-C", la cuailleva al etn6grafo tI

"ESd" h .aceptar como un esquema co erente con el stnp SP.La resoluci6n de un solo strip se encuentra en el nucleo del trabajo el.no-

grafico. Tambien es importante, empero, apliear esquemas a diferentes strip",aSI como resolverlos en su aplicaci6n a uno solo. Esta "resoluci6n de multiplollstrips" se ilustra en la Figura 2. POl' razones de continuidad con la Figurn J,comenzamos nuestro trabajo en la Figura 2 con el esquema ESd que elabon'irn-mos finalmente en la resoluei6n anterior. Mas aun, consicleraremos que In I"fl-soluci6n de nuestra nueva figura comienza con un segundo strip para ESdrotulada "SP2". '

Ahora bien, la Figura 2 comienza con la simple aplicaci6n de ES2 a 51'2,Esta aplicaci6n produce una quiebra, de modo que al igual que en la Figul'll 1la fleeha del diagrama se mueve haeia arriba. Pero n6tese que la flecha esla

t I d "RSS" d "C" "RSS" 'I b'ro u a a con en vez e con una, es so 0 una a revlatura pHI'lI

In resoluci6n ya descdta en In Figura 1, In rOlloluci6n do un 1010 ,drip. lie con·centrado la Figura 1 en la Figura 2. Por medio de esto quiero tnollrnr quocuando ocurre una quiebra en la aplicaci6n del esquema a un nuevo "trip, seutiliza el proceso de resoluci6n de un <mico strip hasta que In quiebra se re-suelve.

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ESg~

SPn~

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Una vez que esto se lleva a cabo, tenemos un nuevo esquema, "ESe" enla Figura 2; este se aplica a su vez a un nuevo strip SP3, y el proceso continuaiterativamente como en la Figura 1. Sin embargo, aqui hay una diferencia en laforma en que el proceso termina. Vease que el esquema ESg no produce quie-bra cuando se aplica a SP6. EI proceso no se detiene al11;en I~gar de eso, apli-camos ESg a varios strips mas, hasta que estamos "seguros" de que noocurrinln mas quiebras. lComo podemos saber cuando estamos seguros?lCuando "n" es suficientemente grande? La idea general es que nos detene-mos cuando los encuentros con strips adicionales no imponen mas quiebras.Pero esto es inadecuado por dos razones: Una, las quiebras pueden ocurrirmas tarde en el trabajo de campo, contra esquemas que se pensaban que erancoherentes. Dos, esta afirmacion senala sedos problemas metodol6gicos en elmuestreo de strips en etnografia.

Hay aun otro nivel de resolucion mas que debemos presentar aquf, pueses centralal enfasis etnografico en el holismo (Phillips, 1976). La version delholismo qut1 utilizamos aquf involucra simplemente. que las interpretacionesestan hechas de esquemas interconectados, mas que de esquemas separadosentre sf. A medida que modificamos esquemas en resoluciones de strips Unicoso mUltiples, una de las preocupaciones etnograficas esenciales es la de pre-guntarse si esas modificaciones estan pautadas de alguna forma interesante atraves de los esquemas. Una descripci6n detallada de como procede esta inter-conexion esta mas alIa del objetivo de este artfculo. Pero por ahora podemosesbozar el proceso como otra forma de resoluci6n.

Sieber (1973) senala que este enfasis ho11sticoHeva con el el peligro dela "falacia ho11stica". Esto qui ere decir una tendencia a sobreenfatizar la con-sistencia y la integraci6n a expensas del confIicto y la faIta de armorua. Es poresta razon que se toma critica una mirada mas cuidadosa a 10que llamaremos"resoluci6n del esquema". En nuestro sesgo holfstico debemos implementaralgunas limitaciones que nos ayuden a tenerlo bajo control.

[1) ModllloAr It.2) IlfttlOlVl'r I~SIl II ~:Sy, 0 ftrnhtlllI

SPI!<:

[I) lle-lIpli(~IlI'1ISI'I2) Apliellrll SP'2 ... SPII

EI proceso de resoluci6n del esquema se iluslra en In Figlll'll .3. 1':,,111 "0mienza a izquiercla con dos esquemas, ESx y ESy. Nuestra concepci61l 1I01("liea nos lleva a preguntarnos si existen interconexiones entre ambnA. 1.lls 1'01'1111'"en que se pueden interconectar esquemas son numerosas. Por ahol'll, SlIpOII.dremos que tenemos cierta intuicion de que los dos esquemas estan I'd III'j01l1l"dos porque uno de eUos representa un evento cuyo resuhaclo t'" 1111prerrequis~to para el evento representado en el segundo esquema. (Esln e" IIIIItrelaci6n qUe yo utilice en mis primeros trabajos etnograficos con acliclos II IIIh ' P . I I od d" . " h' I .erOlna.. or eJemp 0, e pr ucto e consegmr 0 comprar erOlna el'll 0 lVin-

t I h ' , , " ".men e a erOlna, que a su vez era un prerreqmslto para escaparse 0 myC'o-tarIa.)

En la figura 3 yo muestro que puede existir una relacion (como cl vfr\C1u-10producto-prerrequisito) entre ESx ESy. Represento esta relaci6n con cI sfrn-bolo "R", de modo que obtengo ESx R ESy. Ahora, igual que 011 Imlresoluciones anteriores, aplicamos los esquemas relacionados a un strip y nOli-rre una quiebra. En contraste con los primeros dos procesos de resoluci61l, ,.111embargo, existen unos cuantos remedios posibles.

Podemos Uegar a la conclusi6n, desde ya, de que hemos sido pilIlidos t'll

una falacia holista. Supongamos que aUn no deseamos aceptar eso. Pero, eoltlU

se muestra en la figura 3, podemos intentar todavfa varias modificaciorwH )Illo

sibles. Primero, podemos poner bajo sospecha la relaci6n. Tal vez el pl'Odllclo.prerrequisitp no era correcto, y los dos esquemas estan en realidad reIaciorlu.dos de otra manera. En segundo lugar, podemos sospechar que eI inl.cnl,oderesolver los esquemas ha suscitado nuevos problemas en uno de ellos 0 en IIrn.bos que no aparecfan cuando se aplicaban individualmente a los strips. Si tSIIl'1fuera el caso, podriamosutilizar resoluciones singulares 0 multiples sobrc unode ellos 0 sobre ambos antes de intentar nuevamente la resoluci6n del esquo-ma. Despues que se hacen las modificaciones usando esas estrategias, la nul'!-va forma de ESx y R ESy padria re-aplicarse al mismo strip 0 a otros nueVOll,como se muestra en la figura. La resolucion procederfa iterativamente, tal co-mo 10hiciera en las formas mas simples ya discutidas.

La nocion de resoluci6n de esquema es crftica para la antropologfa. Erlantropologfa cultural siempre ha habido un enfasis en el desarrollo de esqul'1-mas del mas alto orden que muestran las reIaciones entre varios otros esque-mas de orden inferior. Esta tendencia hacia los niveles mas altos represenlll

nuestros conLinuos esfuerzos pOl' formulm una l'opl'cscnlnc:i6n IIl'lioull\dn donuestro sentido del problema del grupo que son tan clifunclidos, Lntlfurulttrmm-tales, que aparecen en numerosas situaciones a traves de muchas rclndonessociales. Estos esquemas de alto nivel han recibido diversos nombres en an-tropologIa, pero el que yo prefiero es la noci6n de "temas", de Opler (1959).

N6tese que nada en esta discusi6n sostiene que la resoluci6n determinanecesariamente un esquema unico, ni que esas modificaciones de esquema seoriginan en una sola fuente, sea la teoda, las afirmaciones de los informantes,las observaciones 0 las intuiciones. Al mismo tiempo, la resoluci6n requiereque los esquemas --cualquiera que sea su fuente y su forma eventual- estenanclados en los strips que abstraemos para el estudio a partir de la vida delgrupo. Es su compromiso con los strips 10que confiere a la etnografla su sabor"emic" y es en la posibilidad de aplicar esquemas a traves de un amplio es-pectro de strips donde se origina el desarrollo de estrategias de validaci6n.

Esta discusi6n de la resoluci6n intenta preservar las caracterlsticas masimportantes del proceso delineado pOl'Gadamer, mientras se comienza a rela-cionarlo, simultaneamente, con las realidades del trabajo etnogrMico. La mez-cla peculiar de una tradici6n filosOfica a menudo considerada "anticientffica"con el usa cuasi formal de algunos conceptos para articularla sorprendera aciertos lectores como un disparate epistemol6gico del peor tipo. Puede ser. Pe-1'0 yo elaborare esa mezcla con una discusi6n de 10que ella significa entre lasexperiencias que conforman la etnografla y de las que estoy tratando de darcuenta. En el camino, veremos que la discusi6n tambien sugiere otras manerasdiferentes de pensar acerca de aquello que queremos llevar a cabo.

Primero que nada, hay que decir que la descripcion que ofrecimos aquIes demasiado simple. Hemos quedado con la sensacion de que la etnografla sehalla constrei'iida pOl'tres tradiciones -audiencia, grupo y etnografo- juntocon un esquema en sfntesis del proceso de quiebra-resolucion-coherencia quela constituye. El trabajo de campo es claramente mas complicado que eso: en-tre otras cosas, pOl'el numero de strips con que se trata, el numero de esque-mas bajo consideracion y los muchos niveles en que procede la resolucion. Nohay duda de que esta es en parte la razon de que el trabajo de campo, como es-fuerzo intelectual, pueda llegar a ser agotador. Aparte de ello, ademas de esaiteraci6n simultanea del proceso, este puede ser exasperantemente recursivo.Ocurre una quiebra y comienza una resoluci6n, la que a su turno produce unaquiebra derivativa, de modo que el proceso queda en suspenso mientras estal'esoluci6n comienza, pero aparece una nueva derivaci6n que deja en suspenso10anterior, y aSI sucesivamente. Si me disculpan el retruecano, es facil perder-se entre los arboles.

Por afiadidura, el proceso aquI esbozado no es un reemplazo para la com-prensi6n sensitiva de otra gente que sobreviene mediante un Intimo contacto

(JIlI'A1\ (lAI'Adurllnlo 1111 11l1'1«1It_rrodo d. t!cunpo. 0" htlClho,nile!!\)I'oonll()\1I'C'I.u-tlfltlOt'llilnIJOrnpl'OUlillO.I':. 1111lIupllrl.lo (ll"vo dC'llIl'nh"'JoquI'! mlmllr",. mt'lJor ypOl' mAl timflllf) ClOnOZl't11t1nllII III llMl'ItlIO",mA" )ll'ofuudll l'nllllhtll'Alit OOftlJlI'ntl-lIi6t1.Ln rnnyol'{ndtl 10'" ~11H~~l'fIflJlI,Itll1luido yo mil!lrtlo,f,,,,IAtin tWlltwdo(lOll('lIllM"'1I)lIWHlo.EI proccso, pOl'otI'll 11111'10, Oil un rtImco int.elflclulII qlm ",II'v~('011111modo de Ol'ganizal' eaa COnt)ll't1tl",i6na los efeclos de unn di!lcUHi611"iMIf'tll/t"liclI; y los resultados, a su vez, realimentaran 01 cont.aclo hUlIlIIllOd~1 ('lUll61 tnismo surge. Sin el contacto, la discusi6n general serfa supel'fi/'inl; "itlun lenguaje general, el contacto humano seguira siendo una eX)lOl'iOIWilllo-cal y pri vada.

En jerga etnografica, nos referimos a este compromiso con 01 IUl'IlIinoclave de "observaci6n participante". Mi sensaci6n acerca de ese t.erwin/) filii

que no constituye ni un metodo ni una clase de datos; en lugar de eso, ClilIII1111.

tuaci6n que hace que nuestro trabajo sea posihle a fin de cuentas. El conllwlna largo plazo correlativo a la observaci6n participante nos da esa SenHll/'itJnelusiva de la vida del grupo. Este "sentimiento", junto con algunas idellH ('I'('ln-

tivas de nuestra parte, es una de las fuentes de inspiraci6n para la modil'ioll-ci6n de esquemas en el proceso de resoluci6n. La observaci6n parLieiplllllt'llambien nos capacita para tomar contaeto con los miembros del grupo qllo Nfl-

ran una fuente de 10 que ha sido llamado "strips". A traves de la obSerVIlc.d6nparticipante, tenemos acceso al flujo de la vida del que seran abslmfdoi'l 1o"strips para su estudio reflexivo. Finalmente, es mediante el desarrollo del I'IlP-port en la observaci6n participante que aumentamos las chances de qllc Imlox-presiones de la vida del grupo se manifiesten sin ser modificadas porIa vii'li611de un extranjero temporario.

En sIntesis, sin observaci6n participante no tendrIamos los strips 0 11111

huenas ideas para la modificaci6n de los esquemas en la resoluci6n. EI 1011-guaje aquI desarrollado no pretende reemplazar a la ohservaci6n parliciptlllin.Mas bien, pretende servirnos cuando volvemos del momento de la quichl'l\ yplanteamos preguntas sohre el nuevo conocimiento que necesitamos com,ll'uil'para comprender 10 que inicialmente es una pieza enigmatic a de la vida delnuestros informantes.

Dado que el proceso tiene que ver con puentes entre tradiciones, algulIlIlIotras cuestiones etnograficas toman tambien una forma diferente. La "realidadpsicoI6gica", por ejemplo, no es una preocupaci6n necesaria para el eln6gmfosegUn esta argumentaci6n. Aunque uno esta empefiado en comprender las ex-presiones de la vida del grupo, no se afirma que la forma de esta comprenlili6ntenga q~e ver con los procesos psicol6gicos internos que tuvieron lugar en 01momento en que esas expresiones fueron ejecutadas. Mas aun, no hay neccllli-dad de afirmar que esas significaciones hayan sido verdaderamente articuln-das por un informante, aunque las etnograflas hahitualmente repolilnnselectivamente en el relato de las situaciones por el informante. Como ullirnopunto relacionado con este, elproceso no 10 compromete a uno ni con un mo-delo del actor como constructor creativo de un mundo social, ni como encarnfl-ci6n pasiva de una acci6n convencional. En vez de eso, permile que 01

d u6grafo coltlprull(la 101'1 IIdoHeOUHlUlllllIW-IapdalH 10 a iIII",••.i"IIf'Il, " ,.,IIIVI'II·ciones 0 IIuna rnezcla de las dos.

Tambien es evidente que ya no afirmarnos que describirnoH "lIua clIlllI-ra". Mas bien tratamos de tender puentes entre tradiciones distintas. UUIIe1no-graHa se convierte en una colecci6n conectada de puentes relativos alastradiciones que participan en el encuentro. La "cultura del pueblo X" ya no esun objeto a ser descrito en su integridad. Mas bien es una de las tres tradicio-nes cuyo encuentro produce las quiebras, cuya resoluci6n constituye el proble-ma etnografico (vease Becker, 1982, sobre la "pontificaci6n").

Vista a esta luz, la etnografla comparte una preocupaci6n con muchosotros campos (mas ostensiblemente, algunos de los que ahora se han mezclado

1 ".. "") I 1 bl d 1 "en a ClenCla cognlhva , en 0 que respecta a os pro emas e a repre-sentaci6n del conocimiento". En 10que tiene de mas relevante para la~tnogra-fla, esta preocupaci6n se centra en el desarrollo de un lenguaje de patrones yprop6sitos que apunta a una forma mas sistematica de modelar los puentes en-tre las tradiciones. De hecho, los cambios que realizamos en las terminologfas.de Gadamer y Schutz fueron hechos para mostrar esa relaci6n. Pero hay querepetir que este usa de los conceptos difiere en gran medida de su uso en laciencia cognitiva (yen antropologIa), porque son recursos para dar forma anuestra comprensi6n de las expresiones, y no modelos de los procesos menta-les que las producen.

Es evidente que las cuestionesterminol6gicas y los problemas metodo16gi-cos son abundantes. Por ejemplo, aquf la discusi6n se ha centrado en las quiebrasque surgen en el trabajo etnografico. Pero la etnograffa es tambien el proceso decomprender las diferencias hurnanas en terminos de similitudes humanas. Cuan-do se resuelven los esquemas, las similitudes entre las tradiciones son el contextoen el cual ocurre la resoluci6n. Comootro ejemplo, hemos dicho poco sabre el me-todo, aunque se reconocen algunas cuestiones metodol6gicas en la discusi6n. Nohay aquf espacio para desarrollar estas y otras cuestiones. Sin embargo, pol' ahora,pienso que el esoozo de un "Ienguaje etnografico" define un marco de referenciadentro del cual ese desarrollo puede tener lugar.

En este artICulo, quise tomar algunas cuestiones etnograficas centrales(diferencias en los reportes, emergencia y comprensi6n) y sugerir un marcopara la etnografla menos disonante que los modelos tradicionales de investiga-ci6n social. Lo he hecho inspirandome en la filosofla interpretativa y elaboran-dola, pero de una forma que seg6n espero llevara a una formulaci6n masexplfcita, que eventual mente conducira a cierta claridad metodol6gica. Esteuso de una tradici6n filos6fica considerada a menudo como "anticientffica"para justificar el desarrollo de un "lenguaje etnografico" puede parecer capri-choso. Pero como escribi6 Gadamer en Verdad y metodo:

Y IIIHI" IIl1i" I,'j"" d,· 1111II,It"Wi611 'III<' ""1\"1" 'III<' ..I 11'111>111"1II"I"d"16I\i,-,, 'H'II III"1",lil,I,· "11 I,", """I1HI"" •. i"IWI"" .1,.1 ""p(l"illi (:,.,:-,,,,.'lIIi.,.\t·I/., •./,,~/lr·,,), '1'1111'1''''''' )".p •.•·"'wlido n'aviv,,1' I" vi"j" di"plIl"'III.I"d,,16~j •.a cnln' 1m, ci"lwia" .I •. III 11111111/11"1.11Y I"" eienciaH 11111111111"14.(ljlkilnwnle Hca lIt1a clw"li,~n de "p"Hi •. i/'1I "1111" I,,"111<'-10,1014 (ibid.: xvii).

La Iaenneneutica define un contexto para la clnograflll qlle H(' Ol'lIp" .1" I"Hignifieaci6n. Pero la aplicaci6n, la modificaci6n y una cspecific/ ••.i"11 11111.11

prceisa son problema nuestro. Espero que esta discusi6n coull'iblly" " ,'""InrclI.

Si hay algunaconsecuenciapractica en la presente investigaci6nciertamente na-da liene que vel'con un "compromiso"acientffico;en vez de eso lendra que vermas bien con la honestidad"cienlffica" de admitir el compromisoque de hechoopera en todacomprensi6n(1960: xvi).