Introducción al Análisis Transaccional (A · Introducción al Análisis Transaccional (A.T.)...

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Universitat Autónoma de Barcelona E. Postgrau Programa de Peritatge Grafopsicològic Introducción al Análisis Transaccional (A.T.) Francisco Viñals – Mª Luz Puente (extracto 1ª parte del Capítulo II de Psicodiagnóstico por la Escritura, Grafoanálisis Transaccional, Ed. Herder, 1999) El Análisis Transaccional (A.T.) es un sistema psicoanalítico avanzado (integrador con la psicología humanista y el conductismo), creado por el Dr. Eric Beme (1910-1970). Este psiquiatra-psicoanalista norteamericano, influido por el Dr. ildes Penfield, consiguió elaborar esta teoría que puede considerarse la actualmente más pedagógica para comprender la psicología profunda. El Dr. Beme definió el AT como «un sistema unificado de psiquiatría individual y social», pero por su facilidad en la utilización práctica se viene aplicando no sólo a la psicoterapia, sino a otras áreas como la educativa, la de las organizaciones y las de la salud en general. Mediante el A.T. se descubre en las personas tres sistemas psíquicos diferenciados, que constituyen como tres estados del Yo (Análisis estructural): Exteropsiquis (Padre, abreviado P) Neopsiquis (Adulto, abreviado A) Arqueopsiquis (Niño, abreviado N) UAB: Universidad Autónoma de Barcelona – E. Postgrado El Sistema Niño La Arqueopsiquis (Sistema Niño o Sistema N) en primer lugar es donde se encuentra grabada la predisposición genética de la persona, su sistema biológico de tendencias, instintos y fundamentos de su temperamento, lo más primitivo que hemos heredado de los padres, familia y humanidad, lo cual no tenemos tampoco que clasificarlo como bueno o malo pues en este sistema coexisten el amor y el odio. Por otra parte, el Sistema Niño es el que recoge del exterior todo lo que representa emociones y las archiva con la subjetividad característica del sentimiento, e imprime la

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Universitat Autónoma de Barcelona E. Postgrau

Programa de Peritatge Grafopsicològic

Introducción al Análisis Transaccional (A.T.)

Francisco Viñals – Mª Luz Puente

(extracto 1ª parte del Capítulo II de Psicodiagnóstico por la Escritura, Grafoanálisis Transaccional, Ed.

Herder, 1999)

El Análisis Transaccional (A.T.) es un sistema psicoanalítico avanzado (integrador con la

psicología humanista y el conductismo), creado por el Dr. Eric Beme (1910-1970). Este

psiquiatra-psicoanalista norteamericano, influido por el Dr. ildes Penfield, consiguió

elaborar esta teoría que puede considerarse la actualmente más pedagógica para

comprender la psicología profunda. El Dr. Beme definió el AT como «un sistema unificado

de psiquiatría individual y social», pero por su facilidad en la utilización práctica se viene

aplicando no sólo a la psicoterapia, sino a otras áreas como la educativa, la de las

organizaciones y las de la salud en general.

Mediante el A.T. se descubre en las personas tres sistemas psíquicos diferenciados, que

constituyen como tres estados del Yo (Análisis estructural):

Exteropsiquis (Padre, abreviado P)

Neopsiquis (Adulto, abreviado A)

Arqueopsiquis (Niño, abreviado N)

UAB: Universidad Autónoma de Barcelona – E. Postgrado

El Sistema Niño

La Arqueopsiquis (Sistema Niño o Sistema N) en primer lugar es donde se encuentra

grabada la predisposición genética de la persona, su sistema biológico de tendencias,

instintos y fundamentos de su temperamento, lo más primitivo que hemos heredado de

los padres, familia y humanidad, lo cual no tenemos tampoco que clasificarlo como bueno

o malo pues en este sistema coexisten el amor y el odio.

Por otra parte, el Sistema Niño es el que recoge del exterior todo lo que representa

emociones y las archiva con la subjetividad característica del sentimiento, e imprime la

carga emocional que considere oportuna; o sea que además de ser «central eléctrica» de

los instintos, del temperamento, recogedor de emociones y archivo de los mismos,

dispone de un «transformador» potencial de la energía.

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El Sistema Padre

A través de la Exteropsiquis (Sistema Padre o Sistema P), se recoge la información del

exterior. Los seis primeros años de vida son decisivos para adoptar una actitud vital

positiva o negativa; en este sistema reunimos los datos que nos informan sobre quiénes

somos, qué status tenemos, en qué familia nos situamos, país, religión, etc. Aquí

establecemos todas nuestras referencias recogidas a través de nuestros padres, la familia,

la escuela, el barrio, amigos, organizaciones, instituciones y demás referencias. Es a través

de este sistema que podemos llegar a incorporar en nuestra personalidad unos permisos

para poder llegar a ser triunfadores o bien llegar a condenamos con un «guión» de tipo

destructivo. Por ejemplo, el niño que ha recogido e interpretado excesivos mensajes de:

«no vales nada», «eres una por- quería», «siempre molestas», «déjanos tranquilos»,

«antes de tenerte a ti sí que estábamos bien y vivíamos felices», etc.; este tipo de

«maldiciones» pueden provocar una tendencia inconsciente al comportamiento y

actitudes intrapunitivas y en grado elevado, incluso autodestructivas.

El Sistema Padre debe también considerarse como el Sistema de Conciencia o propio de la

«voz de la conciencia»; es el que nos da las pautas o esquemas morales, es el que nos

recuerda lo que hemos grabado como «bueno» o «malo». Claro está que todos

necesitamos tener unos modelos, algo en que basamos a priori, aunque sea para criticarlo

luego o perfeccionarlo o incluso cambiarlo si descubrimos que aquellas grabaciones

estaban equivocadas, pero al igual que el modelo caligráfico para aprender a escribir

también necesitamos el modelo Padre para tener una primera seguridad en las ideas, es el

vínculo que nos une a la sociedad en el comportamiento exterior, pero puede ocurrir que

a una persona de pequeña se le dieran órdenes contradictorias, constantes castigos

injustificados y decidiera anular el Sistema Padre, entonces tendríamos a un psicópata;

otra forma de crearlo seria que al pequeño se le dejara hacer todo, sin que notara la

diferencias entre lo que está bien y lo que está mal; también procedería a la exclusión del

Sistema Padre confundiendo los valores.

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El Sistema Adulto

El Sistema Neopsíquico (Sistema Adulto o Sistema A) es el ordenador, recoge los

sentimientos y la información y aplica soluciones; en una persona sana mentalmente,

tiende a ser el «director de orquesta». El Adulto valora las emociones del Niño y las

grabaciones del Padre y actúa en consecuencia; ahora bien, si observáramos el sistema

Adulto por sí mismo, sin relacionarlo con los otros sistemas psíquicos, nos encontraríamos

con un sistema mental y frío, cuya característica básica es la inteligencia, su misión no es

la de sentir, sino la de calcular y relacionar datos, “proceder al análisis y a la síntesis, a las

premisas ya los postulados. Si el Adulto es débil se dejará abordar y dirigir por los otros

sistemas psíquicos de una forma neurótica, pudiendo llegar en sus extremos a la psicosis.

Sistema Adulto contaminado por Sistema Padre:

Si el Adulto es contaminado por el Padre entonces aparecen los «prejuicios», la persona

utiliza el potencial de organizar ideas, unir- las, vincularlas y sintetizarlas, pero única y

exclusivamente para demostrar de forma justificada una idea preconcebida cargada de

imposición y desvalorización respecto a otra u otras personas, grupos, entidades, etc.; p.

ej.: La autojustificación de los nazis cuando alegan que los judíos son malos ya que

mediante la usura se apoderan injustamente de lo que no es suyo hasta hacer peligrar la

sociedad, la cultura y la propia identidad de una población; para ello exponen casos

significativos de la usura y falta de solidaridad e integridad de los judíos y con ello

provocan la ira y la justificación del ataque a los mismos –sin piedad- ya que se cambian

los papeles, los malos son los judíos.

Sistema Adulto contaminado por Sistema Niño:

Cuando es el Niño el que contamina al Adulto entonces la persona abusa de la

imaginación en la fantasía, llegando a las falsas ilusiones; quiere de tal forma alcanzar esta

fantasía que construye razonamientos o conexiones aparentemente lógicas (propias del

Adulto), pero al servicio de aquella idea emotiva que inconscientemente busca el placer

de aquella fantasía que ambiciona o también con una predisposición negativa, al

sufrimiento de aquella imagen, de aquel drama o tragedia que sin quererlo está forjando.

Ejemplos del Adulto contaminado por el Niño: El cuento de La Lechera es un claro ejemplo

ya que parece «razonable» que por la venta de la leche pueda comprar los huevos,

consiga las gallinas, luego el ganado y hasta la granja entera, pero... desgraciadamente

para la pobre lechera, la realidad es otra distinta y distraída con su imaginación tropieza y

se le rompe el cántaro de leche y con él todas sus ilusiones. En la vida real, al igual que en

los cuentos infantiles, a veces en vez de enfrentarse a la realidad, la persona confía

demasiado en la magia y al conectar la idea de que, por ejemplo, al llevar determinada

prenda aquel día ganó aquel premio o por el contrario le salió todo mal y le ha pasado dos

o tres veces, ahora piensa que tal prenda le trae suerte o, por el contrario, desgracia.

El Adulto Integrado como armonización de los estados del Yo:

Si el Adulto es fuerte en una personalidad sana donde exista una predisposición muy

positiva puede alcanzar el estado que se denomina Adulto Integrado (integración

armónica de los tres estados del Yo). Así como el Adulto es un sistema organizativo,

inteligente pero desvinculado de sentimientos ya que trabaja científicamente mediante el

análisis y la síntesis de datos, el Adulto Integrado está incorporado a los otros dos

Sistemas Psíquicos Padre y Niño pero sin conflictos, esto es, consiguiendo una

personalidad motivada por el Niño, aconsejada por el Padre y dirigida por el Adulto que,

salvando las distancias, en este caso (Adulto Integrado) resultaría homóloga a la idea de la

Santísima Trinidad (Jesucristo, en relación con el Niño; Dios Padre en relación con el

Padre; y Espíritu Santo, en relación con el Adulto), tres personas en una y un solo Dios

verdadero, tres estados del Yo o tres Sistemas Psíquicos y una sola personalidad armónica.

Como puede observarse, el A.T. no sólo es una teoría psicológica, sino que trasciende a

otros campos de las ciencias humanas, incluida la religión ya que forma parte de la

filosofía.

UAB: Universidad Autónoma de Barcelona – E. Postgrado

Exteriorización de los estados del Yo en A.T.

Cada uno de los Sistemas Psíquicos facilita distintas formas de exteriorización (pasamos

del Análisis estructural al Transaccional), si bien hay que tener en cuenta que siempre

existe una interrelación de los sistemas y que el que interviene más externamente por

estar más cerca de lo físico es el Sistema Niño (ya hemos hablado antes de que supone la

central eléctrica y es donde radica la predisposición tempera- mental genética); por ello, al

igual que recogemos la información (que grabaremos en el Sistema Padre) a través de los

sentidos y que éstos están de alguna manera influidos por el Niño, podríamos también

decir que todas las manifestaciones de la personalidad en cierta manera proceden

también del Niño, lo que ocurre es que están canalizadas, censuradas o simplemente

pasan por el «colador» del Padre y/o del Adulto consiguiendo que la pulsión inicial se

convierta en una de cómo presión característica de uno u otro sistema y precisamente por

el tipo de manifestación podemos llegar a clasificarlas como: Padre, Padre Crítico, Padre

Nutritivo, Adulto, Pequeño Profesor, Niño Adaptado, Niño Adaptado Sumiso, Niño

Adaptado Rebelde y Niño Libre (constituyen nueve tipos que aplicados a la caracterología

superarían al «Eneagrama» que tan de moda se ha puesto en los EE UU). Todo el mundo

tiene expresiones de cada uno de los estados del Yo, a veces depende de las

circunstancias, del interlocutor, de las situaciones en que nos encontremos, pero, aunque

en determinados momentos nos salgan manifestaciones de uno u otro estado, existe una

predominante de personalidad que es la que más nos interesa para el tema.

Pata poder comprender cada una de estas clasificaciones a modo de tipologías hay que

tener en cuenta la Actitud Vital; me explicaré, el Niño busca el «estar bien»; pero se

adapta según su guión a las circunstancias, incluso al catastrofismo, y su forma de estar

bien podrá parecer a veces muy contradictoria.

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El Padre (como manifestación tipológica del A.T.):

Padre, abreviado P (recordemos que no hablamos de estructuras, sino de

manifestaciones; no es el sistema Padre, sino la primera de sus expresiones). Ya hemos

dicho que el Niño de cualquier persona busca «estar bien» pero puede ocurrir que las

grabaciones que ha recogido desde pequeño en el Sistema Padre ayudadas por su

predisposición temperamental genética, hagan que haya adoptado una postura interior de

frialdad o desconfianza de lo emotivo en pro de su propia fortaleza y consecución de las

ideas y conducta. Dicha autosuficiencia por la fuerza de la voluntad le da su propio

premio, su «sentirse bien», aunque siempre con un implícito reproche a los demás j por

ser débiles y dejarse llevar por las emociones (su Niño está bien j (se siente bien) y son los

demás los que están mal (se sienten mal).

Esta expresión transaccional de Padre se observa en la regularidad, la constancia o

prosecución de las ideas y forma de ser, la valoración de un orden establecido, la

puntualidad y la tradición.

UAB: Universidad Autónoma de Barcelona – E. Postgrado

El Padre Crítico (como manifestación tipológica del A.T.):

Padre Crítico, abreviado PC. Cuando ya no es sólo la suficiencia del Padre, el «estar bien»

en relación con los demás que «están mal», sino que para sentirse bien necesita que los

demás se sientan mal. La rigidez interior que le ha hecho asumir el tipo de grabaciones en

el Sistema Padre le concede sólo una salida para que disfrute el Niño, canalizar toda la

autorrepresión con agresividad a los que supuestamente no han logrado esta

autosuperación, los inferiores; por ello, el premio o «sentirse bien» del Niño en esta

exteriorización de Padre Crítico está en «yo estoy bien, tú estás mal», es decir, se siente

bien cuando su posición respecto a los demás es superior y la de los demás es inferior, los

demás están mal respecto a él.

Tal como se ha dicho antes, las exteriorizaciones pueden ser circunstanciales o

caracterológicas; esto es, cada uno de nosotros puede expresarse en un momento dado

como Padre Crítico, pero no tener una predominante de Padre Crítico; por ejemplo, un

niño va a meter los dedos en el enchufe y mi Padre Crítico le grita de manera impositiva,

incluso atemorizándole; ahora bien, cuando no se trata de una expresión aislada o

circunstancial, o incluso necesaria, sino que se adopta por sistema, manifestándose el

individuo de forma impositiva respecto a los demás, especialmente provocando una

simbiosis de dominio respecto a los que considera inferiores, entonces sí, estamos ya

hablando del Padre Crítico como carácter o como predominante de la personalidad. En

ciertas actividades peligrosas este tipo de carácter puede resultar a veces bastante

efectivo ya que la supervivencia puede depender de la disciplina. Por otra parte, también

es fácil que personas que por razón de su profesión, al tener que estar dando órdenes a

los demás, desarrollen un mayor grado de Padre Crítico.

Cuando el Padre Crítico es excesivo puede provocar incluso determinados «Juegos

psicológicos» como el de «Te he atrapado hijo de..., que consiste en dejar preparada una

trampa como podría ser la tentación de un dinero a la ‘vista, el coche abierto, dar

facilidades en apariencia, para luego atrapar al sujeto que ha caído en la tentación (la

trampa) y castigarle, demostrando que «yo estoy bien, tú estás mal».

Son expresiones propias del Padre Critico el utilizar términos como: «debes», «no

debes», «cállate», «haz el favor de», «te lo tengo dicho», «estoy harto de repetirte mil

veces que», «quien mal anda mal acaba», «las mujeres son», «los hombres son», «los

negros son».

UAB: Universidad Autónoma de Barcelona – E. Postgrado

El Padre Nutritivo (como manifestación tipológica del A.T.) :

Padre Nutritivo, abreviado PN. En contraposición al Padre Crítico y de la raíz del Padre

«<yo estoy bien, tú estás mal»), tenemos otra faceta impregnada de paternalismo (en el

sentido maternal; predominio de «ánima» -Jung- sobre el «animus» -Jung- del PC); se

genera de una autoconsideración de persona protectora de los demás, ya sea porque su

temperamento era fuerte pero suave, porque se trataba de la hermana mayor, porque

descubrió que los débiles siempre se amparaban en él, porque le llenaba el

reconocimiento de los más pequeños, etc. En todo caso la persona adopta como en todas

las modalidades de padre el «yo estoy bien, tú estás mal», pero en este caso sería:

«Pobrecito, yo estoy bien y te ayudaré porque tú estás mal».

Esta posición simbiótica de ayuda al débil puede ser muy loable y favorecer incluso

vocaciones de tipo religioso, de asistencia social, en el campo de la medicina, de la ayuda

a los marginados, los pobres, el tercer mundo, pero si la tendencia es excesiva y no está

armonizada con los otros estados del Yo, y especialmente controlada o dirigida por el

Adulto, puede ocurrir que la persona provoque precisamente esta simbiosis de forma

artificial; esto es, provoque débiles o inútiles para ayudarles y reafirmar una vez más que

«yo estoy bien, tú estás mal» «necesitas mi ayuda para sobrevivir»); sin ser consciente, el

Padre Nutritivo excesivo puede no dejar que otra persona haga las cosas por sí misma,

que descubra sus capacidades, que pueda incluso aprender de sus errores, que se

equivoque para rectificar; por el contrario, le da todas las facilidades, todo ya hecho, para

que no se enfrente a las dificultades de la vida, pero en el fondo le está dando unos

mensajes subliminales de «eres pequeño», «eres débil», «no vas a poder con esto», «es

demasiado para ti», y, por último «siempre me necesitarás», «sólo puedes tener la

seguridad que yo te dé».

Tal como hemos visto, las expresiones del Padre Nutritivo son siempre aparentemente

protectoras: «No te preocupes». «Te echaré una mano». «Puedes contar con mi ayuda».

UAB: Universidad Autónoma de Barcelona – E. Postgrado

El Adulto (como manifestación tipológica del A.T.):

Adulto, abreviado A. Cuando la persona se fía más de su inteligencia que de sus

grabaciones y emociones. No se apoya en la autosuficiencia por prejuicios o grabaciones

asumidas ni por dar rienda suelta a los sentimientos, sino por su capacidad mental, ello

puede llevarle a la ambición fría y calculadora, pero a priori parte de una igualdad en la

consideración social, no se considera ni más fuerte ni más débil que los demás, es como si

pensara que todos parten de la línea de salida en las mismas condiciones, no hay

superiores ni inferiores, por ello no está preconcebido el ganador, el que llegará antes a la

meta y en este sentido su actitud vital se sitúa en horizontal: «Yo estoy bien, tú estás

bien», no en vertical «yo bien, tú mal» o «yo mal, tú bien»); sí, aquí se parte de cero, sin

ventajas para nadie, sin nada preconcebido; ahora bien, esta igualdad en la salida significa

también que el Adulto toma en consideración a los otros en la misma consideración que a

sí mismo, esto es, igual de dispuestos a manejar la inteligencia por sí, igual de preparados

que él al desapasionado manejo de datos y a la búsqueda de la autosatisfacción en la

inteligencia, a llegar a la meta de lo propuesto sin interferencias sentimentales ni por el

bloqueo de prejuicios. Por ello, al Adulto, el partir de esta premisa de igual a igual le

permite trabajar con efectividad, escoger acertadamente, tomar iniciativas, no dejarse

influir de forma subjetiva y no perder el tiempo en «juegos psicológicos» de tipo

destructivo; si gana es porque es más inteligente que los demás, pero su inteligencia no

debe jamás bajar la guardia pues por el principio de igualdad en cualquier momento otra

inteligencia puede superarle.

Este tipo de personalidad pudo originarse gracias a que recogió una serie de permisos

que le permitieron «pensar», valorar los conceptos, reflexionar y autocriticarse en un

sentido constructivo, para crecer, poner en duda las propias grabaciones para dar opción

a otras posibilidades, dar lugar a otras verdades, ser consciente de los propios

pensamientos y de los pensamientos de los demás, respetarse a sí mismo y valorar a los

demás, otorgándose tanta importancia a sí mismo como a los otros. El Adulto es el más

apto para acercarse en cada cuestión a la realidad y entenderla, ya que procura

desvincular la idea de la carga emocional y verla como algo sobre lo que puede intervenir

y mediante lo que puede enriquecer su personalidad.

Las expresiones del Adulto no llevan una carga de dominio, ni de infravaloración, ni son

emotivas, son indicaciones asépticas, premisas y postulados, análisis y conclusiones,

conexiones lógicas, inducciones y deducciones, adoptando frases y palabras como: «Es

lógico que», «puede resultar conveniente», «analicemos primero el contenido y luego

hablaremos», «examinaremos la cuestión», «le facilitaré una respuesta después de

conocer debidamente el caso».

UAB: Universidad Autónoma de Barcelona – E. Postgrado

El Pequeño Profesor (como manifestación tipológica del A.T.) :

Pequeño Profesor, abreviado «pp». Cuando no existe la autosuficiencia del Padre, ni el

autocontrol Adulto, pero la persona ha aprendido a desarrollar la inteligencia en la

búsqueda de su propia satisfacción de Niño, es cuando puede aparecer la actitud vital de

«yo estoy mal, pero busco la forma de estar bien», que en realidad es «yo estoy bien

cuando yo estoy mal, pero busco la forma de estar bien» (todos los estados del Yo

tienden a que su Niño se sienta bien, pero cada uno lo consigue a su modo, incluso

estando mal). El Pequeño Profesor es un «niño listo» que aspira sobre todo a resguardar y

a la vez disfrutar de su sensibilidad, supone la astucia, la habilidad, creatividad,

manipulación, y lo desarrolla la persona en la infancia a fin de protegerse de las directrices

de los mayores, a fin de conseguir una cierta independencia dando la apariencia de

cumplir y de ser un niño bueno. Esta postura, como todas las demás expresiones de los

estados del Yo, está latente en cada uno de nosotros; ahora bien, puede convertirse

también en el carácter predominante y entonces estaríamos ante una personalidad que

siempre se autoprotege, que busca el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo, que se

camufla fácilmente, que es hábil para manipular a los demás, que esconde sus

sentimientos por temor a que descubran su pequeño Yo vulnerable, pero que le gusta

saberlo todo sobre los demás; tiene la curiosidad de un detective, la astucia de un –

ladrón, la hipocresía de un diplomático y la creatividad de un artista, y, en el fondo, es un

romántico por su sensibilidad y por su receptividad, que enseguida le altera

(impresionabilidad a flor de piel).

Las expresiones del «pp» son de tipo manipulador o bien evasivo como: «bueno sí, pero

ya veremos...», «me parece bien, aunque no depende de mí...».

UAB: Universidad Autónoma de Barcelona – E. Postgrado

El Niño Adaptado (como manifestación tipológica del A.T.) :

Niño Adaptado, abreviado NA. Cuando las grabaciones recogidas en el Sistema Padre han

sido demasiado imperativas para el propio Niño en el sentido de no darle opciones donde

pueda autoafirmarse o sentirse libre, únicamente el semáforo está verde para sentirse

bien cuando está mal y son los demás los que están bien «yo estoy bien cuando yo estoy

mal y tú estás bien»). Esta presión que lleva constantemente en las grabaciones del Padre

hace que el Niño Adaptado se sienta muy vulnerable, todo le impresiona y todo le afecta,

pero no puede escabullirse como el Pequeño Profesor, se siente atrapado; su inseguridad

hace que se introvierta y que tienda a encerrarse en sí mismo en la búsqueda de la

autoprotección, enseguida se siente culpable de cualquier cosa por acción o por omisión,

pero esto hace que también desconfíe de los demás, ya que por su culpa se siente mal,

por ello busca la soledad. También el tipo de profesiones que prefieren son de tipo

solitario, pero sin tener que demostrar una gran iniciativa ni responsabilidad, les gusta por

ejemplo el trabajo de ayudante de laboratorio, de biblioteca, de museo, entre otros.

El NA se muestra como dubitativo en sus expresiones: «sí, no sé, lo que le parezca mejor»,

«ahora no estoy seguro, ¿a usted qué le parece?» «Quisiera hacer esto, pero no sé si

podré lograrlo? «Me voy a esforzar mucho, aunque no sé si lo lograré, no estoy muy

seguro, es que es muy difícil, no creo que lo consiga».

UAB: Universidad Autónoma de Barcelona – E. Postgrado

El Niño Adaptado Sumiso (como manifestación tipológica del A.T.) :

Niño Adaptado Sumiso, abreviado NAS. El Niño Adaptado adopta esta submodalidad

cuando por el tipo de grabaciones y predisposición temperamental asume de tal manera

su «estar mal» que lo adopta como posición vital y recurso para sacarle partido en

beneficio propio; la postura resultante sería: «Puesto que yo estoy mal, tú que estás bien

tienes la obligación de ayudarme». El NAS causará precisamente una apariencia de dócil y

sumiso, de complaciente a la voluntad de los demás, de suave e incluso cariñoso como si

de una pobre niña se tratara, pero, como se reconoce desvalido, hará pagar también esta

sumisión con la exigencia de que los demás le solventen la papeleta; es fácil que cuando el

NAS adopta ya una postura caracterológica e incluso es excesivo se sirva de «juegos

psicológicos» como «Pata de palo»; en este tipo de juego el jugador se hace la víctima

porque es como un lisiado y se aprovecha de su condición dando lástima a los demás.

Las expresiones del NAS son también de una aparente minusvalía: «Enseguida se lo

traigo, pero no me regañe, soy muy sensible». «No he podido terminarlo, pero le juro que

lo tendrá mañana, es que me ha ocurrido una desgracia, no ha pasado nada, pero podía

haber sido muy grave». «¿Me comprende usted? «Sí señor, quien paga manda». «Sí, tiene

usted razón, donde hay patrón no manda marinero». «Perdone el atrevimiento, ¿podría

darme permiso para...?». «Le ruego...». «Le suplico...». «Ayúdeme por caridad». «Tenga

compasión de mí». «Haré lo que sea pero por favor concédame...».

UAB: Universidad Autónoma de Barcelona – E. Postgrado

El Niño Adaptado Rebelde (como manifestación tipológica del A.T.) :

Niño Adaptado Rebelde, abreviado NAR. Así como el NA podía adoptar la posición de

blandura y sumisión, como si la predominante fuera de «ánima» (Jung), puede también

adoptar una postura más varonil en el sentido jungniano y guardar un orgullo interno que

le hace cargarse de resentimiento, vivir permanentemente resentido, ya no supone el

aprovecharse del «estar mal», sino de «vengarse» por ello. Su posición vital será, pues:

«yo me siento bien cuando te fastidio» (porque «yo estoy mal, tú estás bien»). «No

aceptaré que me ayudes y te frustrarás». «Me rebelaré a tus imposiciones». «No

conseguirás someterme». Lo malo de estas posturas del NA es que siempre existe una

simbiosis, por lo cual el sujeto o bien se muestra sumiso o bien rebelde, pero no es

autónomo, siempre necesita o un Padre Nutritivo que le ampare o un Padre Crítico para

fastidiarle...

El NAR en el mejor de los casos será una persona que se manifestará o comportará de

forma contraria a lo habitual o a la norma, la moda o lo que pudiera considerarse «lo

mandado», lo clásico, lo socialmente correcto; por ello es fácil que enseguida tenga

adeptos; por ejemplo en el campo sindical, en las reivindicaciones, en la denuncia social,

en la literatura crítica, en la filosofía y en determinadas facetas del arte y de la ciencia. En

el peor de los casos se apartará tanto de la necesaria adaptación o integración social que

puede degenerar a cualquier tipo de conducta antisocial.

Son expresiones del NAR: «No me da la gana», «fastídiate», «pero qué se ha creído que

somos máquinas o qué», «reivindico mi derecho a...». «No pienso colaborar hasta que no

me concedan lo que he pedido». «¿Por qué tengo que hacerla así, sólo porque se ha

hecho hasta ahora?, los equivocados sois vosotros, lo haré a mi manera».

UAB: Universidad Autónoma de Barcelona – E. Postgrado

El Niño Libre (como manifestación tipológica del A.T.):

Niño Libre, abreviado NL. La persona que no tiene grabaciones en el Sistema Padre que le

limiten la actuación del Niño, o bien ha decidido hacer caso omiso de las mismas por

resultar demasiado contradictorias (casos de psicopatía), desarrolla su «Niño sin

prohibiciones», da rienda suelta a la búsqueda del placer instintivo, nutritivo, de

movimiento, de decisión, ha adoptado la posición vital de «yo estoy bien, al margen de

cómo estén los demás»; ciertamente, no le importan los demás, es espontáneo y natural,

pero caprichoso y egoísta, sus sentimientos son los propios de un niño, sus gustos y

tendencias también tienen algo de infantil ya que la vida es un juego para él, nada va en

serio, todo es aventura; su filosofía es el hedonismo, hay que disfrutar siempre, y si

consigue este disfrute puede incluso ser generoso, ya que le gusta que los demás le

secunden y el ambiente sea propicio, pero cuando se siente mal no puede soportar que

los demás sean felices o estén contentos, todo el mundo tiene que estar también triste.

El NL puede ser aquella persona que nos sorprende por su aparente felicidad, porque no

le da importancia a nada, todo va en broma, es muy divertido y siempre dispuesto a la

juerga, le gusta el ambiente festivo, tomarse la vida como un juego, no hay nada escrito,

todo puede cambiarse, todo es reparable; por ello es también caprichoso, no puede

tomarse en serio su palabra, hoy dice una cosa y mañana posiblemente lo contrario, todo

depende de las circunstancias, de su estado de humor y de las necesidades que tenga en

el momento; ahora bien, su egoísmo tiende a mirar siempre por su interés inmediato, no

tiene paciencia, lo que quiere lo quiere ya, inmediatamente, y si no es así se pone de muy

mal humor –le coge la pataleta-. No es ordenado ni previsor, ni puntual, es anárquico y a

la vez artista, acostumbrado a desarrollar un gran atractivo personal, sabe venderse bien,

se mueve por el aquí y ahora, no se preocupa ni del pasado ni del futuro.

Son expresiones del NL: «¡Venga, vamos a divertimos! ¡Yupiiiii, esto es divertidísimo!

¡Estoy alucinando, es fantástico! ¡Es sensacional,

* * *