La Prensa Clandestina en Las Organizaciones Insurgentes

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    Naveg@mrica. Revista electrnica de la Asociacin Espaola de Americanistas. 2012, n. 9.

    Recibido: 25-08-2012Aceptado: 04-10-2012

    Cmo citar este artculo: CORTINA ORERO, Eudald. Comunicacin y proceso revolucionario en ElSalvador. La prensa clandestina en la configuracin y desarrollo de las organizaciones insurgentes(1970-1980). Naveg@mrica. Revista electrnica de la Asociacin Espaola de Americanistas [enlnea]. 2012, n. 9. Disponible en . [Consulta: Fecha de consulta].ISSN 1989-211X.

    EXPERIENCIAS INVESTIGADORAS

    COMUNICACIN Y PROCESO REVOLUCIONARIO EN EL SALVADOR. LAPRENSA CLANDESTINA EN LA CONFIGURACIN Y DESARROLLO DE LAS

    ORGANIZACIONES INSURGENTES (1970-1980)1.

    Eudald Cortina OreroUniversidad de Santiago de Compostela

    [email protected]

    Resumen: Desde comienzos de la dcada de 1970 diferentes organizaciones poltico-militares,como las Fuerzas Populares de Liberacin (FPL) y el Ejrcito Revolucionario del Pueblo

    (ERP), se iran conformando en El Salvador, fruto tanto de divergencias en el seno del PartidoComunista (PCS) como de la radicalizacin de amplias franjas de la juventud salvadorea.Este trabajo aborda el rol desarrollado en este proceso por la prensa clandestina como unaherramienta de consolidacin orgnica y homogeneizacin de la militancia de estasorganizaciones emergentes. Publicaciones que no slo marcaran pautas de accin sino queiran configurando un nuevo universo militante que girar en torno a la lucha armada, con suspropios smbolos y cdigos, y mediante el que las organizaciones insurgentes buscarn, enprimer lugar, diferenciarse y, posteriormente, convertirse en alternativa respecto a losproyectos polticos de la izquierda legal o electoral.

    Palabras clave:Guerrilla, El Salvador, comunicacin, prensa clandestina, proceso revolucionario,movimientos sociales.

    Title: COMMUNICATION AND REVOLUTIONARY PROCESS IN EL SALVADOR.CLANDESTINE PRESS IN THE CONFIGURATION AND DEVELOPMENT OF INSURGENTSORGANIZATIONS (1970-1980).

    Abstract: Since the early 1970's various political-military organizations such as the PopularLiberation Forces (FPL) and the People's Revolutionary Army (ERP) would be forming in ElSalvador, the result of differences within the Communist Party (PCS) and the radicalization oflarge segments of Salvadoran youth. This paper addresses the role developed in this processby the underground press as a tool for organizational consolidation and homogenization of themilitancy of these emerging organizations. Publications that would mark not only actionguidelines but would set up a new militant universe that will focus on armed struggle, with itsown symbols and codes. This would allow the insurgent organizations to seek, first,differentiate and later become an alternative political project in opposition to the legal orelectoral left.

    1La presente comunicacin se inserta en el desarrollo la tesis doctoral sobre Prensa clandestina ymovimiento guerrillero en Amrica Latina, que el autor avanza en el marco del proyecto deinvestigacin INCITE09-210-098PR, financiado por la Direccin Xeral de Investigacin e Innovacinde la Xunta de Galicia.

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    Eudald CORTINA ORERO. Comunicacin y proceso revolucionario en El Salvador. La prensaclandestina en la configuracin y desarrollo de las organizaciones insurgentes (1970-1980).

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    Keywords: Guerrilla, El Salvador, communication, clandestine press, revolutionary process,social movements.

    1.Introduccin

    Sin lugar a dudas, la prensa clandestina en El Salvador desarroll funcionespropiamente periodsticas como la de informar de hechos silenciados por mediosoficiales y de denuncia de las violaciones a los derechos humanos por las fuerzasgubernamentales. Por supuesto, tambin ejerci una importante laborpropagandstica para los grupos que iniciaban su actividad clandestina.Consideramos, sin embargo, que para las organizaciones poltico-militares que sedesarrollaran en este pas durante los primeros aos de la dcada de 1970, laprensa clandestina jug un papel fundamentalmente hacia lo interno, en laconformacin y afirmacin de identidades colectivas y como herramienta para lacreacin de nuevos marcos interpretativos.

    En este sentido, la prensa clandestina actu para estos grupos emergentescomo una herramienta de consolidacin orgnica y homogeneizacin de lamilitancia, configurando un universo militante que tendr su eje en torno a la luchaarmada. Estos rganos clandestinos ejercern tambin un papel clave comoorientadores para la accin colectiva, como soporte para el debate con otrosmovimientos y como un instrumento para el crecimiento de la organizacin, no slocomo herramienta para el reclutamiento, sino como un medio para la insercin deestas organizaciones en nuevos mbitos sociales y la apertura de trabajo polticohacia nuevos actores sociales.

    A lo largo de este artculo, profundizaremos en estos aspectos, centrndonos enlos procesos identitarios y homogeneizadores al interior de las organizacionespoltico-militares salvadoreas y en el uso de la prensa clandestina comoherramienta para la construccin y desarrollo orgnico de stas. Para ello,utilizaremos como marco interpretativo los aportes de tericos de los movimientossociales y de historiadores de la comunicacin, que han abordado el fenmeno de laprensa clandestina en diferentes latitudes. Metodolgicamente, partiremos de unanlisis de contenido de las publicaciones centrales de las Fuerzas Populares deLiberacin Farabundo Mart (FPL) El Rebelde y Estrella Roja- y del EjrcitoRevolucionario del Pueblo (ERP) El Combatiente, Por la Causa Proletaria y PrensaComunista, que abarca, en lo posible, desde el surgimiento de estas publicaciones,a finales de 1971, hasta el cierre de esta dcada, cuando estas organizacionesdesarrollen esfuerzos unitarios, que finalmente tendrn su reflejo en la constitucindel Frente Farabundo Mart para la Liberacin Nacional (FMLN).

    El grueso de las fuentes documentales utilizadas en este trabajo procede delCentro de Informacin, Documentacin y Apoyo a la Investigacin (CIDAI) de laUniversidad Centroamericana Jos Simen Caas (UCA), aunque tambin se hanincorporado fuentes procedentes de los archivos salvadoreos Fundabril, el Museode la Palabra y la Imagen (MUPI), y del International Institute of Social History (IISH),con sede en Amsterdam.

    Por otro lado, nos apoyaremos en fuentes orales, producto de entrevistas adirigentes y responsables de las estructuras de comunicacin de las organizaciones

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    insurgentes, desarrolladas durante una estancia de investigacin en El Salvador,entre octubre y noviembre de 2011. Utilizaremos tambin entrevistas realizadas porotros investigadores y, especialmente, los diferentes trabajos memorialsticosdesarrollados por exmilitantes de las estructuras clandestinas objeto de estudio, FPLy ERP.

    2. Comunicacin y proceso revolucionario en El Salvador

    Las organizaciones poltico-militares que insurgieron en El Salvador a comienzosde la dcada de 1970 desarrollaron diversas estrategias comunicativas y pusieronen marcha diferentes medios informativos con los que buscaron dar conocer suspropuestas polticas y publicitar y enmarcar sus acciones armadas. As, tras unperiodo de clandestinidad estricta, que abarc desde la conformacin de estasorganizaciones hasta la reivindicacin de sus primeras acciones armadas, tanto elERP como las FPL comenzarn a desplegar estrategias con las que dar visibilidad asus organizaciones y a sus objetivos. Dentro de esta actividad, podemos enmarcar

    la toma de radios, los secuestros de contenido poltico, el desarrollo de diferentesacciones de propaganda armada y, conforme avance el conflicto, las incursionesguerrilleras y la toma de poblaciones.

    Paralelamente a estos esfuerzos propagandsticos, las organizacionesguerrilleras pondrn en marcha diferentes herramientas comunicativas durante eldesarrollo del conflicto prensa clandestina, radios guerrilleras2, agenciasinformativas en el exterior3, producciones audiovisuales y hasta algunos inicialescoqueteos con la comunicacin digital, en la etapa final de la guerra-. Cada uno deestos medios adquirir un mayor o menor peso en la estrategia comunicativa de lasorganizaciones, atendiendo a la coyuntura y la agudizacin del conflicto. As,mientras que en buena parte de la dcada de 1970 la prensa clandestina serprcticamente el nico medio informativo tanto de las organizaciones poltico-militares como de los movimientos sociales, sta, sin llegar a extinguirse, perderpresencia en favor de otros medios durante la siguiente dcada.

    Diversos factores incidirn en este proceso.En primer lugar, la propia dinmicadel conflicto obligar a las organizaciones a centrar sus recursos humanos ytcnicos en funcin de la guerra, generando infraestructuras y logstica para losfrentes de guerra y derivando los esfuerzos propagandsticos al mbito internacional,en bsqueda del reconocimiento como fuerza beligerante y buscando canalizar la

    solidaridad internacional. Intervendran, tambin, diversos factores de contenidoorganizativo. El sostenimiento en la clandestinidad de un aparato de propaganda -incluyendo equipos humanos, talleres de impresin y redes de distribucin-,absorba grandes recursos econmicos y humanos cuando, como venimossealando, los esfuerzos de estas organizaciones se reorientaban al impulso militardel conflicto. La prensa clandestina vena mostrando, adems, signos de

    2 Cada una de las organizaciones integradas en el FMLN intentaron poner en funcionamientoemisoras clandestinas. Algunas tuvieron muy corta vida, como Radio Unidad, del PartidoRevolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC), y Radio Guazapa, de la ResistenciaNacional. Otras lograran emitir hasta el final del conflicto, caso de Radio Farabundo Mart, de lasFPL, y de Radio Venceremos, impulsada por el ERP y a la postre emisora oficial del FMLN.3

    Salpress, controlada por las FPL, fue la agencia que alcanz un mayor desarrollo. La RN impulsaraotra agencia informativa, curiosamente con el mismo nombre, posteriormente rebautizada con lassiglasAPI. El Partido Comunista de El Salvador (PCS) hara lo propio fundando Notisal.

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    agotamiento y cierta ineficacia especialmente entre la poblacin no organizada- enun contexto de aguda represin gubernamental, donde la sola tenencia de unperidico clandestino poda significar el asesinato para su portador, o suencarcelamiento en el mejor de los casos. El desarrollo de los frentes de guerra y laprogresiva ruralizacin del conflicto limitaran an ms la utilidad de la prensa

    clandestina como instrumento organizador y adoctrinador, ante los elevados ndicesde analfabetismo en este mbito social. En este contexto y pese a suscondicionamientos tcnicos iniciales, una herramienta como la radio4, en especial laemisora Radio Venceremos, pasar a convertirse en el eje central de la polticacomunicativa del FMLN y en un factor estratgico en el desarrollo de la guerra, tantopor su eficiencia e inmediatez, como por su capacidad de vincular en forma msdirecta a las lites revolucionarias la comandancia del FMLN- con una amplitud depblicos organizados y no organizados.

    Por ltimo, aunque este aspecto parece tener menor impacto que los anterioresen la evolucin de la prensa clandestina, la conformacin de un frente poltico ymilitar (FMLN) y su correlato en proyectos comunicativos si no unitarios al menoscompartidos, relativizar la necesidad de sostener rganos partidarios que, si biencon mucha menor incidencia que en la dcada de 1970, continuarn existiendohasta el final del conflicto.

    3. El surgimiento de la prensa clandestina

    Tanto el ERP como las FPL se darn a conocer a la opinin pblica salvadoreacon sendas acciones armadas, tras una etapa inicial de trabajo poltico hacia lointerno y de una actividad militar preparatoria. El ERP, que vena estructurndose

    desde inicios de 1970 producto de la convergencia de al menos tres ncleos deactivistas procedentes del movimiento estudiantil5, vera la luz pblica con unarecuperacin de armas el 2 de marzo de 19726. Las FPL, fundadas el 1 de abril de1970 con militantes procedentes del Partido Comunista de El Salvador (PCS), sedaran a conocer meses despus, mediante un ataque explosivo, en agosto de 1972,contra la embajada argentina en San Salvador, en represalia por la masacre deTrelew.

    Desde finales de 1971, antes incluso de su puesta en escena, el ERP comenza editar El Combatiente, como una publicacin terica e ideolgica, inicialmente conun perfil exclusivo e interno7, que en sus primeros nmeros incidi en la

    construccin del aparato armado y en la actividad militar como eje central en la

    4 La primera experiencia de radio clandestina vinculada a las organizaciones revolucionariassalvadoreas es Radio Revolucionaria del Pueblo, del ERP, que emiti en 1980 en San Salvador. Enese mismo periodo una estructura de las FPL intentara poner en marcha en Costa Rica una emisora,como lo haba hecho Radio Sandino durante la insurreccin sandinista. Con esta experiencia y partede la infraestructura de este proyecto inconcluso, el FMLN pondra en funcionamiento en NicaraguaRadio Liberacin, cuya finalidad era acompaar informativamente la ofensiva de enero de 1981.5 MARTN LVAREZ, Alberto. Procesos de radicalizacin: el caso del Ejrcito Revolucionario delPueblo (ERP) en El Salvador. Indito.6 Comunicado N 1 del Ejrcito Revolucionario del Pueblo. En: Prensa Comunista Publicaciones

    Especiales(Octubre de 1977), p. 1.7Entrevista a Eduardo Sancho Fermn Cienfuegos, dirigente del ERP y de la RN. San Salvador, 31de octubre de 2011.

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    estrategia y desarrollo del ERP8. Sigui publicndose, primero como rganodivulgativo del ERP y despus como revista poltica-ideolgica del Partido de laRevolucin Salvadorea (PRS)9, al menos hasta finales de 1980. En este camino, lapublicacin perdera progresivamente su carcter fundamentalmente doctrinario yterico y ampliara su pblico potencial, para convertirse en un soporte que

    proyectara las acciones armadas del ERP y las lneas de accin coyunturalespropuestas por la organizacin.

    Un ao despus de que comenzara a publicarse El Combatiente, el ERPimpulsara la edicin del peridico Por la causa proletaria, cuyo primer nmeroaparecera en octubre de 197210. La creacin de esta cabecera respondi a unproceso de fuerte cuestionamiento interno sobre las limitaciones del desarrolloestrictamente militar y a la desconexin con el movimiento de masas, que en esemomento perciba parte de la direccin del ERP. Fruto de este cuestionamiento ycon el objetivo de revertir estas tendencias y lograr insertarse en el movimientoobrero, esta organizacin impulsara la lnea poltica denominada Resistencia

    Nacional. Por la causa proletariasurgira adscrito a esta lnea de trabajo y destinadotericamente a las bases de la organizacin y al movimiento obrero. EduardoSancho, sin embargo, matiza este aspecto y seala que no se trataba de unperidico masivo, sino enfocado a los dirigentes sindicales, para que stos aplicaranla lnea poltica en sus federaciones.

    Cuando ms tarde se produzca la ruptura en el ERP y diversas estructuras ygrupos de militantes conformen la organizacin Resistencia Nacional (RN), Por lacausa proletariapasar a convertirse en el rgano partidario de la RN:

    Reeditamos Por la Causa Proletaria, pero queda en forma ms interna. Aqu yaocupa el papel de El Combatiente, que era interno, digamos del ncleo lite. Yaqu queda as porque ya ellos (el movimiento social)tienen sus redes sectoriales.Entonces ah est jugando (otro papel), es el rgano central, el que da las grandeslneas11.

    El proceso de ruptura tendra tambin su impacto en las publicaciones del sectorque mantendra las siglas del ERP. As, en mayo de 1975, aparecera el primernmero de Prensa Comunista, que tomara el relevo de El Combatiente comopublicacin doctrinaria del PRS-ERP. En un contexto de reciente crisis internaderivada del asesinato de Roque Dalton y la separacin de la Resistencia Nacional,el objetivo fundamental de Prensa Comunistasera dotar a la organizacin de una

    coherencia ideolgica en un contexto de lucha fraticida, donde los hasta esemomento compaeros pasaban a ser combatidos:

    El Partido de la Revolucin Salvadorea (PRS) en formacin se enfrenta a unperiodo crtico de la lucha de clases en el pas en donde es necesario implantaruna correcta conduccin poltica que disputa a las tendencias desviadas lahegemona en el movimiento popular, como garanta de que esta situacin searesuelta a favor de la revolucin, se plantea como una de sus tareas centrales la

    8Por la causa proletaria, N 25 (Marzo-abril de 1976), p. 7.9Partido de la Revolucin Salvadorea (PRS) ser la denominacin con la que el ERP dotar a su

    estructura poltica tras la separacin de la Resistencia Nacional.10Nota de la redaccin. En: Por la causa proletaria, N 14 (Diciembre de 1974), pp. 1-2.11Entrevista a Eduardo Sancho. San Salvador, 31 de octubre de 2011.

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    lucha ideolgica contra el revisionismo de derecha y el reformismo burgus.Nuestro peridico central PRENSA COMUNISTA es el instrumento bsico de estalucha. (Prensa Comunista N 1, p. 3).

    Contemporneo a Por la causa proletariaes el surgimiento de El Rebelde, que

    se convertira en el rgano central de las FPL hasta su desaparicin. El Rebeldevera la luz dos meses despus en octubre de 1972- de que las FPL hicieranpblica su existencia12, con una tirada de un centenar de ejemplares, que se iraincrementando durante la dcada hasta alcanzar un tiraje mximo cercano a los20.000 ejemplares mensuales13. Ser el peridico clandestino con mayor regularidadde publicacin de los cinco medios analizados y el que mayor proyeccin alcanzara,llegando a publicarse una edicin internacional del mismo, en 1978, e iniciando unasegunda etapa, en octubre de 1983, de incierto recorrido14.

    Como reflejan sus cifras de tirada, El Rebelde pretenda, pese a suscaractersticas de clandestinidad, alcanzar cierta masividad, plantendose como

    objetivo inicial elevar la conciencia revolucionaria de las masas avanzadas delpueblo15. El peridico asumira durante la dcada diferentes funciones, entre lasque se destacaban para las propias FPL las de orientador poltico, propagandstico,agitador y organizador para incorporar al pueblo a la guerra prolongada yrevolucionaria16. El Rebeldedesarrollara esta labor con el apoyo de toda una redde prensa sectorial, aspecto que tratamos ms adelante.

    La prensa poltica clandestina que comenzara a proliferar en El Salvador acomienzos de la dcada de 1970 tena sus antecedentes en las publicaciones decarcter clandestino y semiclandestino editadas por el Partido Comunista de ElSalvador (PCS). Algunas de las nuevas publicaciones buscaran establecer unacontinuidad con las anteriores recuperando estas cabeceras histricas. Es el casode la revista terica de las FPL, Estrella Roja17, que recoga el nombre del peridicomarxista dirigido por Alfonso Luna y Mario Zapata en el contexto de la insurreccinobrero-campesina de 193218. La eleccin de esta cabecera no puede desligarse,como resulta evidente, de la procedencia comunista de los primeros dirigentes de lasFPL, pero tambin cabe enmarcarla en la disputa ideolgica que las FPL sostendrncon el PCS y como una reivindicacin del pasado combativo de los comunistassalvadoreos, al que las FPL pretendan dar continuidad.

    Con una publicacin extremadamente irregular durante la dcada de 1970 slo

    apareceran cinco nmeros, aunque se reeditaran en forma peridica-, Estrella Rojatena un carcter marcadamente interno y entre sus contenidos, adems del aspectodoctrinario, qued reflejada la vida interna del partido reuniones de direccin,

    12El Rebelde cumple su primer ao. En: El Rebelde, N 11 (Octubre de 1973), pp. 1-2.13 HARNECKER, Marta. Con la mirada en alto. Historia de las Fuerzas Populares de LiberacinFarabundo Mart a travs de entrevistas con sus dirigentes. Donostia: Gakoa, 1991, p. 56.14El Rebelde en las batallas decisivas. En: El Rebelde(2 etapa), N 1 (Octubre de 1983), pp. 1-2.15El Rebelde cumple su primer ao. Op. cit.16El Rebelde inicia el quinto ao de su trabajo revolucionario. En: El Rebelde, N 49 (Noviembre de1976), p. 12.17Bajo esta misma denominacin, editaban un boletn la Juventud Comunista de El Salvador (JCS) y

    el Frente Unitario de Accin Revolucionaria Docente (FUARD), organizacin integrada en la UninDemocrtica Nacionalista (UDN), estructura electoral del PCS.18Presentacin. En: Estrella Roja, N 1 (Diciembre de 1973), pp. 2-3.

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    congresos, etc.-. Aunque fue concebido como una herramienta para la formacin demiembros y colaboradores de las FPL, su circulacin se limitara en la prctica acuadros de direccin y cuadros medios. De hecho, a diferencia de El Rebelde,dependiente de las estructuras de propaganda, la edicin de Estrella Rojarecaeraprincipalmente en la Comisin Nacional de Educacin19.

    4. Funciones de la prensa clandestina

    Pedro Ibarra20, que retoma el anlisis funcional de la prensa clandestinaelaborado por Llus Bassets y Enric Bastardes21, seala una serie de funcionesgenerales que desempea este tipo de comunicacin. Entre ellas, destaca sufuncin informativa en tres niveles: informativa directa, contra la falta de informacinen la prensa legal; informativa esclarecedora, rompiendo el cerco de la verdadoficial; e informativa amplificadora, hacindose eco de conflictos sociales y polticosausentes en los medios convencionales. A esta funcin estrictamente periodstica,Ibarra aade como caracterstica general de la prensa clandestina su vocacin

    doctrinal. Tarea que no se limitar a la difusin de marcos tericos generales yobjetivos y programas polticos, sino que tendr su continuidad mediante el debatecon otros grupos y en una dimensin interna: la propia organizacin como problemapoltico.

    Junto a estos aspectos informativos y doctrinales existira, para este autor, otrasdos funciones centrales en el desarrollo de la prensa clandestina: una funcinagitativo-solidaria que, para nosotros, refleja la vocacin movilizadora presente encualquier prensa poltica-; y una funcin organizativo-militante, que refiere al rol quela prensa clandestina ejerci como instrumento de cohesin del grupo, su papel enla formacin y dinmica de la propia militancia, y su dimensin organizativa alldonde las estructuras partidarias no podan llegar en mbitos geogrficos donde laorganizacin no tena presencia o esta era poco estable en el tiempo-.

    Durante la dcada que va desde la aparicin de los peridicos clandestinos enEl Salvador hasta la creacin de los primeros organismos unitarios de lasorganizaciones poltico-militares salvadoreas (1970-1980), la prensa clandestinacumplir una serie de funciones tanto hacia el interior de las organizaciones como enrelacin a lo externo, desde la poblacin no organizada hasta el mismo oponentepoltico y militar. Ciertamente cada una de estas publicaciones incidir de formadiferente atendiendo a sus caractersticas, el pblico o colectivo al que se dirige y al

    papel que las propias organizaciones les confirieron en cada momento.Partiendo de la categorizacin sobre la funcionalidad de la prensa clandestina

    planteada por Pedro Ibarra, hemos realizado un anlisis de contenido de laspublicaciones centrales de las FPL y el ERP en este periodo, con el objetivo dedefinir cules de estas categoras adquirieron mayor peso en sus pginas (Ver

    19 Entrevista a Jos lvarez, responsable del Equipo Nacional de Propaganda de las FPL. SanSalvador, 8 de noviembre de 2011.20 IBARRA, Pedro. La prensa clandestina en Euskadi bajo el franquismo. En: GARITAONANDIA,Carmelo (ed.). La prensa de los siglos XIX y XX. Metodologa, ideologa e informacin. Aspectoseconmicos y tecnolgicos. Bilbao: Servicio Editorial Universidad del Pas Vasco, 1986, pp. 689-692.21

    BASSETS, Llus y BASTARDES, Enric. La prensa clandestina en Catalua: una reflexinmetodolgica. En: VIDAL BENEYTO, Jos (recopilador).Alternativas populares a las comunicacionesde masas.Madrid: CIS, 1979, pp. 155-175.

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    Anexo 1). Este anlisis nos permitir, seguidamente, profundizar en la forma en quelas organizaciones poltico-militares salvadoreas utilizaron los recursos que laprensa clandestina puso a su alcance, facilitndonos reconocer los diferentesmodelos comunicativos impulsados por cada estructura y sus implicaciones en eldesarrollo organizativo de ambos partidos.

    Una primera lectura de este anlisis de contenido permite identificar la prcticaausencia de informacin -entendida en un sentido estricto como informacinperiodstica-, categora que queda limitada a notas breves de mbito nacional einternacional y a algunos artculos de corta extensin relacionados a conflictossociales. Este hueco informativo es cubierto, en las publicaciones clandestinasanalizadas, por artculos y anlisis coyunturales, no ausentes de informacin, peroen los que se hace evidente una vocacin principalmente doctrinal. Esta priorizacinde los contenidos tericos en las publicaciones de la izquierda revolucionaria ha sidoexplicada por algunos historiadores de la comunicacin en un doble sentido. Por unlado, como un esfuerzo por abrirse espacios polticos ya ocupados, lo que obligaraa las organizaciones emergentes a redoblar sus esfuerzos de convencimientoideolgico a travs del bombardeo doctrinal22. Por otro lado, seala Ibarra, lasorganizaciones de la izquierda radical otorgan mayor importancia a la formacin desus militantes que los partidos tradicionales. Esta motivacin adquiere mayor peso sicabe en el caso de los grupos clandestinos y de las organizaciones poltico-militares,caso que nos ocupa, en los que la detencin o la muerte de sus dirigentes es unaposibilidad real y habitual, en cuyo caso las actividades que estos desarrollandeberan pasar a ser realizadas por otros militantes.

    En contraposicin a una escasa representacin de contenidos informativos,

    encontramos, como indicamos, una presencia muy destacada de contenidos denaturaleza doctrinal, pero tambin identitarios, categora esta ltima que ha sidoagrupada bajo el enunciado cultura partidaria en los grficos anteriores. Estacircunstancia, que no resultara sorprendente en el caso de los rganos tericos Estrella Roja, para las FPL, y Prensa Comunista, para el ERP-, por su carcteresencialmente interno de los mismos, se encuentra tambin presente en losperidicos de distribucin menos restringida. Este hecho nos permite advertir que sibien la prensa clandestina no rehuy las tareas informativas propias de este tipo decomunicacin -presente como hemos sealado en los anlisis de coyuntura-, suutilizacin por las organizaciones revolucionarias se orient fundamentalmente a laproyeccin de posiciones y objetivos polticos y a la consolidacin de procesos de

    construccin identitaria. Procesos de radicalizacin y conversin ideolgica, que sevenan avanzando, al menos, desde finales de la dcada de 1960, en funcin deredes sociales previas al surgimiento de las organizaciones armadas, y queencontraran en la prensa clandestina una herramienta de movilizacin adecuada siempre en relacin con otros factores (organizacin poltica, redes sociales,contexto represivo, etc.)- en el marco de un ciclo expansivo de la protesta y decreciente movilizacin social.

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    IBARRA, Pedro. La prensa clandestina en Euskadi bajo el franquismo. En: GARITAONANDIA,Carmelo (ed.). La prensa de los siglos XIX y XX. Metodologa, ideologa e informacin. Aspectoseconmicos y tecnolgicos. Bilbao: Servicio Editorial Universidad del Pas Vasco, 1986, p. 694.

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    5. Organizador colectivo

    Gabriel Santullano, en sus conclusiones generales sobre la funcionalidad de laprensa clandestina, apunta acertadamente que toda la produccin de informacin,opinin, contenido doctrinario, educativo, los elementos de cohesin presentes en

    las publicaciones clandestinas, tenan un objetivo ltimo: conducan finalmente a laaccin. El peridico se converta en gua, en grito de combate23. La prensaclandestina asuma, en este sentido, un carcter agitativo y de orientador para laaccin, pero fundamentalmente, adquira la funcin de organizador colectivo.

    Las publicaciones clandestinas fueron, en muchos casos, el primer contacto delos futuros militantes de la guerrilla con las organizaciones a las que se acabaranintegrando. Fue el caso de Jos lvarez, posteriormente responsable del Equipo dePropaganda de las FPL, quien antes de ser invitado a sumarse a esta organizacinhaba conocido y discutido los contenidos de El Rebelde y participado en sudistribucin24. Tambin futuros dirigentes de esta organizacin, como Salvador

    Snchez Cern Leonel Gonzlez, recogen en sus memorias la utilizacin de laprensa clandestina como herramienta para el reclutamiento:

    En ese tiempo () las FPL nos plante al grupo que nos venamos reuniendo enQuezaltepeque con Daro el ingreso en sus filas. Nos entregaron materiales queexplicaban qu eran las FPL, cules eran sus objetivos, sus principios ideolgicos,cul era la visin de un pas diferente, las operaciones que haban realizado; alcomenzar a leer toda esa propaganda decidimos tener reuniones con la personade contacto, esa fue mi entrada a la organizacin. Al mismo tiempo en ANDES sedio un reclutamiento importante y fue a travs de Mlida Anaya Montes () Yo ledije que un grupo de maestros nos reunamos con una persona de Coln y que atravs de l habamos entendido qu eran las FPL. Ella respondi: Si ustedquiere le voy a poner en contacto directo y yo le contest afirmativamente y mecomenz a pasar el peridico El Rebelde que era el rgano de las FPL25.

    La prensa clandestina no slo fue una herramienta bsica en la captacin yreclutamiento de simpatizantes, cumpliendo una funcin proselitista, sino que en lamayora de casos las primeras actividades de estos nuevos componentes estabanvinculadas precisamente con el reparto y distribucin de propaganda. El mismoSnchez Cern recuerda como una de sus primeras tareas como militante losoperativos de reparto de El Rebelde en Quezaltepeque, cuando todava no eramiembro de clula y participaba en un grupo de apoyo a las FPL26. Tambin en elERP las actividades de propaganda seran utilizadas como una forma de foguear alcombatiente. Juan Ramn Medrano Comandante Balta, relata en sus memorias suprimera accin de propaganda armada en 1972, consistente en una pinta ydistribucin de volantes: no habamos tenido ningn tipo de entrenamiento militarprevio, pues esa era una de las primeras actividades de prueba para nosotros, yaque recin nos haban reclutado para la guerrilla27.

    23SANTULLANO, Gabriel. La prensa clandestina en Asturias. Oviedo: Fundacin Juan Muiz Zapico KRK Ediciones, 2005, p. 109.24Entrevista a Jos lvarez. San Salvador, 8 de noviembre de 2011.25SNCHEZ CERN, Salvador. Con sueos se escribe la vida. Autobiografa de un revolucionariosalvadoreo. Mxico: Ocean Sur, 2008, p. 109.26

    Ibdem, p. 110.27MEDRANO GUZMN, Juan Ramn. Memorias de un guerrillero. Comandante Balta. El Salvador:New Graphics, 2008, pp. 51, 101-102.

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    Pero la importancia de la prensa clandestina no slo recay en su calidad deherramienta para el reclutamiento. Alrededor de su produccin, distribucin y lecturase aglutinara y cohesionara la militancia orgnica. La lectura de la prensa partidaria

    despus lo sera la escucha de radio en los frentes de guerra- era una tareaobligatoria en la mayora de estructuras clandestinas y su elaboracin y distribucin

    implicaba a la organizacin en su conjunto. Un ejemplo de ello, lo aporta EduardoSancho en relacin a la elaboracin de Por la causa proletaria:

    Por la causa se comienza a editar en mimegrafos manuales picbamos enestncil. Nosotros ramos quienes lo trabajbamos, lo producamos y despus sereproduca. El sistema organizativo se llamaba el tres-tres. Suponete que stetraa su peridico y vea a tres abajo, que no se conocan entre s. Cada uno deellos volva a preproducir Por la causa, y se iba multiplicando la red, este es eltres-tres28.

    Las publicaciones clandestinas cumplieron tambin un efecto moralizador: en

    zonas donde no exista una presencia continuada de las organizacionesclandestinas o su estructura era dbil, la prensa mantena viva la esperanza delmilitante, trasladando adems las orientaciones y lneas de accin para la coyuntura.Si el peridico llegaba es que la organizacin exista y se mantena activa. El mismorazonamiento, pero con intereses opuestos, seguan las fuerzas de seguridad, comocomprobaban los presos polticos:

    Esta fue la primera vez, despus de varios meses, que tenamos noticias de lapropaganda y operatividad militar del Partido, pues de alguna forma siempre loscuerpos represivos tenan en sus manos tanto Rebeldes como algunas otraspublicaciones. Pensaban en la Guardia que el hecho de que no cayerapropaganda del Partido (PRS-ERP) era una muestra de lo acorralado que seencontraba29.

    Herramienta para el reclutamiento y elemento de cohesin del grupo, sonalgunas de las funciones que hacia lo interno cumpli la prensa clandestina. Sinembargo, las publicaciones clandestinas incidieron en forma destacada en eldesarrollo y crecimiento orgnico de las organizaciones poltico-militares, en laapertura de trabajo poltico en sectores sociales no organizados, y consolidando losmodelos organizativos con que los grupos insurgentes se dotaron para sumovilizacin. Nos detendremos, finalmente, a analizar estos procesos, apuntandolas diferencias que, en este sentido observamos entre un modelo de prensa

    centralizado como la de las FPL y un modelo caracterizado por una mayorautonoma en el caso del ERP.

    El surgimiento de Por la Causa Proletaria, como sealamos con anterioridad,estuvo ligado a fuertes cuestionamientos internos en el seno del ERP, pero suobjetivo final no fue otro que dar respuesta al gran desarrollo que venaexperimentando el movimiento social en El Salvador. Este fenmeno no afectaraslo a la prensa del ERP, sino que por el contrario estara en el origen de la prensasectorial que las FPL comenzaran a desarrollar desde 1972, para atender asectores especficos, a travs de cabeceras como El Campesino Rebelde y

    28

    Entrevista a Eduardo Sancho. San Salvador, 31 de octubre de 2011.29 MARTNEZ, Ana Guadalupe. Las crceles clandestinas de El Salvador. Libertad por el secuestrode un oligarca. Sin datos de edicin, 1978, p. 295.

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    Juventud Rebelde. Si bien el crecimiento del movimiento social fue una de lasrazones del impulso de la prensa clandestina por parte de ambas organizaciones, laforma de dar respuesta a esta situacin ser bien diferente en cada caso,proyectando las estructuras organizativas predominantes en cada organizacin enlos modelos comunicativos recin iniciados.

    El ERP, en el marco de la lnea poltica de Resistencia Nacional, comenzara aeditar, adems de Por la Causa Proletaria, diferentes rganos de propaganda, entreellos Despertar Campesino, Bandera Roja, El Artillero, Trinchera Juvenil yPensamiento Proletario

    30. Lejos de mantener una unidad editorial, cada una de estascabeceras adhera a los diversos grupos o federaciones que en ese entoncesconvivan en el seno del ERP y, en consecuencia, defendan los planteamientosmayoritarios en cada uno de los sectores. Su elaboracin, impresin y distribucinse realizaba atendiendo a estos criterios sectorizados y federativos, al punto que unavez fragmentada la organizacin, la RN hara responsable a esta multiplicidad demedios de fomentar la dispersin ideolgica en el ERP, confundiendo a la militancia

    y a las masas que tenan acceso a estas publicaciones31.

    Marco Hernndez, miembro de una de las estructuras originarias del ERP yresponsable de la edicin de El Combatiente, apunta que la existencia de rganos ypublicaciones diferenciadas segn el sector, puede rastrearse desde el mismoorigen de la organizacin: el primer peridico que surgi era El Combatiente, porqueserva para dar los partes militares () Eso dependa del sector o de la federacinque se haba desprendido de la disidencia comunista. Los otros sectores tenan suspropios rganos de divulgacin () Bandera Roja, El Artillero, DespertarCampesino, eso responda a otras federaciones32.

    En sntesis, este modelo comunicativo, caracterizado por la autonoma y ladisparidad de planteamientos, reflejaba la propia estructura federativa con la quehaba surgido el ERP y con la que, todava en ese momento, segua funcionandoesta organizacin. Haba autonoma porque -el del ERP- no era en ideas y debateun centralismo como en las FPL () Los leninistas vean que era dispersin.Nosotros, no. Nosotros creamos que cada sector iba a interpretar su inters gremial,sus reivindicaciones33, explica Eduardo Sancho, para quien esta autonoma facilit,posteriormente, el rpido crecimiento de la prensa clandestina vinculada al Frente deAccin Popular Unificada (FAPU).

    Si la prensa clandestina vinculada al ERP puede definirse por ese carcterfederativo y, en cierto modo, autnomo, el modelo comunicativo de las FPL es, porel contrario, centralizado y se encuentra profundamente vinculado a la organizaciny la estructura con la que este partido se fue dotando en los primeros aos de ladcada de 1970. Salvador Cayetano Carpio Marcial, mximo dirigente de las FPL,explica en su Cuaderno N 3 el desarrollo organizativo experimentado en el periodo1973-1974, a raz de la creacin de diferentes Comisiones Nacionales (Masas,

    30Nota de la redaccin. En: Por la causa proletaria, N 14 (Diciembre de 1974), pp. 1-2.31Por la causa proletaria, N 25, p. 13.32

    Entrevista a Marco Hernndez, militante del ERP y responsable de la edicin de El Combatiente. ElSalvador, 26 de octubre de 2011.33Entrevista a Eduardo Sancho. San Salvador, 31 de octubre de 2011.

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    Militar, Relaciones, Organizacin, Propaganda, Educacin, Finanzas), que apoyaranel trabajo poltico del Comit Central:

    A partir de las subcomisiones, para la direccin orgnica se forman buenacantidad de Equipos Nacionales. Desde aqu, tena que llevarse la lnea, por s

    misma y por sus propios hombres, organismos y redes hasta el ltimo rincn delpas: para el campesino, para el maestro, para los estudiantes. Un esquemagremialista de direccin del partido y organizacin interna para dirigir losmovimientos de masas34.

    Bajo este mismo esquema organizativo, las FPL edificaran un modelocomunicativo, con una publicacin central, El Rebelde, que se apoyara en la edicinde numerosas cabeceras sectoriales, dirigidas a grupos sociales especficos, peroque, a diferencia de la prensa federativa del ERP, compartan una misma lneaeditorial. As, junto a El Campesino Rebelde35 y Juventud Rebelde, este ltimodirigido a los estudiantes universitarios, las FPL comenzaran a editar durante esta

    dcada cabeceras como Prensa Obrera, para el movimiento obrero; El Guerrillero,para los estudiantes de secundaria; Magisterio Rebelde, en un esfuerzo por atraer alcombativo gremio docente; Guerra Popular, para la organizacin en los tugurios;Soldado Rebelde, publicacin dirigida al trabajo poltico en las Fuerzas Armadas; y,finalmente, la publicacin dedicada a la mujer, Compaera.

    Esta centralidad del modelo comunicativo tendra su reflejo no slo en loscontenidos de las publicaciones, sino en la propia redaccin, edicin y distribucinde los mismos. Jos lvarez, a cuyo cargo estaba el principal taller de propagandade las FPL, asegura que la totalidad de las publicaciones tanto El Rebelde, comolas publicaciones sectoriales-, al menos hasta 1976, se compaginaban e impriman

    en un mismo lugar, desde donde eran distribuidas al resto del pas. Respecto a laredaccin de estos materiales, aunque exista un equipo de prensa encargado derecopilar las noticias, esta corresponda a la Comisin Poltica y ninguna edicinpoda publicarse sin haber sido supervisado por esta. Al respecto, recuerda:

    En una ocasin, no llegaba material. Siempre vena la informacin de la ComisinPoltica, del Comit Central, y en esa ocasin, no. Bueno dije yo, no vamos a dejarde publicarlo, entonces me puse a escribir en base a toda la informacin quetenamos y ya terminado, editado todo El Rebelde, me dicen: no, vos no estsautorizado. Pero la verdad es que tenamos capacidad para hacerlo, no slotcnica, sino poltica e ideolgica, pero no te lo permitan () Quien tenamos ms

    de la mano o casi siempre con nosotros era Salvador Cayetano. El siempreestaba all. Prcticamente viva en el local de nosotros, aunque tuviera otros tres ocuatro locales ms, pero el siempre estaba pendiente, desde el punto o la coma,hasta el contenido36.

    34CAYETANO CARPIO, Salvador. Nuestras montaas son las masas. Viena: Edition Der Keil, 1999,pp. 101-103.35

    El peridico dirigido al sector campesino se publicara, posteriormente, con el nombre de CampoRebelde.36Entrevista a Jos lvarez. San Salvador, 8 de noviembre de 2011.

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    6. Ideologa y nuevos marcos interpretativos

    Desde una perspectiva eminentemente funcional, podemos afirmar que laprensa clandestina permiti a las organizaciones insurgentes, especialmente en suetapa inicial, dotarse de una herramienta propagandstica con la que visibilizar su

    propia existencia. En esta lnea, las publicaciones funcionaron como un soportepublicitario para las acciones armadas realizadas por estos grupos. Pero fueron msall, permitiendo enmarcar toda esta actividad militar, dotndola de un contenidopoltico y explicitando sus motivaciones y objetivos no slo entre sus propiosmilitantes, sino hacia la sociedad salvadorea en su conjunto.

    La prensa clandestina asuma, de esta manera, una funcin doctrinaria en unadoble direccin. En primer lugar, como soporte de nuevos marcos interpretativos, enel sentido que le otorgan Snow y Benford, es decir, como elaboracin de undiagnstico que incluye la identificacin de un problema y la atribucin deculpabilidad o causalidad37. Y en segundo lugar, como una herramienta para hacer

    comprensibles y asumibles estos nuevos marcos tanto entre su militancia, comoentre amplios sectores de la sociedad. O lo que es lo mismo, dotando a estos gruposcon las creencias necesarias para el cuestionamiento de determinadas situaciones ypara su movilizacin:

    El Rebelde tena una proyeccin ms popular, ms pblica. Pero tambin setrataban temas como la concepcin, el porqu de la estrategia de guerra popularprolongada, en qu nos basbamos. Algunos artculos iban ah. Lo nico es queen un lenguaje popular, que permitiera que la gente lo entendiera fcilmente.Porque tu agarras un documento sobre marxismo puta, tens que pensarlobien38.

    Como seala Benjamn Tejerina, los movimientos sociales representan unaalternativa a una forma determinada de definir e interpretar la realidad. Su sentidoes precisamente el cuestionamiento de los discursos mantenidos desde el poder,siendo una de sus caractersticas la capacidad de generar significados y discursosalternativos. La creacin de estos discursos por parte de los movimientos sociales segenera, fundamentalmente, a travs de las redes sociales, donde los sujetosdebaten, cambian impresiones, analizan la realidad, contrastan sus puntos de vistaen el seno del grupo, configurando un discurso propio y compartido sobre lasituacin social en la que se desenvuelven, sus problemas, responsables y posiblessoluciones39. Como bien ha demostrado Alberto Martn lvarez para el caso

    salvadoreo, las redes sociales en las que se desenvolvan los primeros militantesde las organizaciones guerrilleras reforzaron un sistema de creencias adquirido enuna socializacin poltica temprana, donde los valores de justicia social y solidaridadocupaban un lugar primordial. La pertenencia a estas redes permiti a estos gruposdesarrollar sus opiniones polticas, al entrar en contacto con sistemas de creenciasms estructurados como el marxismo, fomentando su participacin en movimientos

    37SNOW, David A. y BENFORD, Robert D. Master frames and cycles of protest. En: MORRIS, Aldony McCLURG MUELLER, Carol. Frontiers in Social Movements Theory. New Haven: Yale UniversityPress, 1992, pp. 138-141.38Entrevista a Jos lvarez. San Salvador, 8 de noviembre de 2011.39

    SABUCEDO, Jos Manuel [et al]. Los movimientos sociales y la creacin de un sentido comnalternativo. En: IBARRA, Pedro y TEJERINA, Benjamn. Los movimientos sociales. Madrid: Trotta,1998, pp. 170-173.

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    sociales de protesta e iniciando procesos de radicalizacin, fruto de los altos nivelesde represin a los que fueron sometidos40.

    Estas redes tuvieron su dimensin orgnica en la creacin de crculos deestudio de marxismo, estructuras generadas a iniciativa del PCS en los aos 60 y

    que posteriormente reprodujeron las organizaciones poltico-militares, entre finalesde esta dcada e inicios de los aos 70, en la Universidad de El Salvador (UES) y enla enseanza secundaria. Si bien estos crculos permanecieron con mayor o menoractividad a lo largo de la dcada, actuando como herramientas de socializacinpoltica para los nuevos militantes de la guerrilla, diversos factores relativizan suincidencia desde 1972. Desde un mbito externo a las organizaciones insurgentes,la UES sufri la intervencin militar de sus instalaciones el 19 de julio de 1972,situacin que se prolongara hasta finales de 197341, dificultando la actividad deestos crculos de estudio e instalando altos niveles de represin sobre la poblacinuniversitaria. En el mbito interno, las organizaciones guerrilleras, si bien venanactuando ya en forma clandestina, experimentaron un proceso decompartimentacin an mayor, a raz de sus primeras acciones pblicas el ERP enmarzo de 1972 y las FPL en agosto de ese mismo ao-. En este contexto deaumento de la represin y de progresiva clandestinizacin de las organizacionesinsurgentes, la estrategia de reclutamiento y formacin de simpatizantespredominante hasta ese momento, en base a las redes personales y a los crculosde estudio, necesit diversificarse.

    Consideramos que en esta diversificacin de las estrategias de reclutamiento yconsolidacin orgnica la prensa clandestina jug un papel destacado. No debepasarse por alto el hecho de que el grueso de la prensa clandestina aparezca en

    este periodo (1972-1973). Y es que en las nuevas condiciones en las que sedesarrollaban las organizaciones insurgentes, la prensa clandestina se mostr,primero, como una herramienta adecuada para el debate terico interno y para ladiscusin e intercambio con otras organizaciones. En segundo lugar, actu como unvehculo de transmisin eficaz para la homogeneizacin y consolidacin del discursode estas organizaciones, en un contexto de mayor compartimentacin. Finalmente, yconsideramos que este su mayor aporte en el periodo, la prensa clandestina actucomo un instrumento central en la extensin de estos discursos ms all de lasestructuras partidarias, de las relaciones personales y de los mbitos sociales en losque se haban conformado estas organizaciones fundamentalmente el movimientoestudiantil-, en un momento en que estos grupos buscaban crecer orgnicamente e

    incidir polticamente sobre el movimiento social en su conjunto y, en formaespecfica, en el movimiento obrero.

    Si centramos el anlisis de contenido en la temtica de carcter doctrinal de losperidicos clandestinos, observamos que este discurre sobre tres ejesfundamentales: el anlisis de la sociedad salvadorea, las desigualdades y opresinque definen la necesidad de un cambio, aspecto que fundamenta la actuacin de las

    40MARTN LVAREZ, Alberto. Ideologa y redes sociales en el surgimiento de violencia poltica: elFrente Farabundo Mart para la Liberacin Nacional. En: Actas del XIV Encuentro deLatinoamericanistas Espaoles. Congreso Internacional 1810-2010: 200 aos de Iberoamrica.

    Santiago de Compostela: USC, 2010, p. 1635.41 FLORES MACAL, Mario. Historia de la Universidad de El Salvador. En: Anuario de EstudiosCentroamericanos de la Universidad de Costa Rica. 1976, vol. 2, pp.134-135.

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    organizaciones guerrilleras; una caracterizacin del enemigo: contra quin secombate; y finalmente, una problematizacin sobre las formas de lucha, que discurresobre la anttesis entre lucha electoral y lucha armada. Aunque est presente en elconjunto de la produccin editorial, especialmente en el caso de las FPL, existe uncuarto eje que adquiere especial relevancia hacia el final de la dcada de 1970 y se

    refiere al carcter regional del conflicto: la centroamericanizacin de la guerrarevolucionaria.

    Es interesante sealar que los ejes centrales que abordan las publicacionesclandestinas coinciden plenamente con los tres aspectos en los que, segnGamson42, debe incidir el discurso de los movimientos sociales: injusticia, identidad yeficacia. El primero, como ya hemos sealado, fundamenta la propia existencia delas organizaciones de oposicin. El segundo busca generar un sentido depertenencia, un nosotros y, en consecuencia, un ellos, el enemigo. El terceropersigue que los integrantes del movimiento asuman que sus acciones pueden sereficaces para conseguir los objetivos propuestos. En el caso que nos ocupa, este

    ltimo rasgo aparece tremendamente definido y parte de la evidencia, para lasorganizaciones insurgentes, de la ineficacia de la participacin electoral y de larepresin sobre el movimiento popular, para determinar la va armada como nicaposible para el xito revolucionario.

    7. Prensa clandestina e identidades colectivas

    Hemos explicado, siguiendo a Ibarra, cmo las organizaciones de la izquierdaradical, en un esfuerzo por conquistar polticamente espacios ya ocupados,refuerzan la carga doctrinal en sus posiciones y propuestas de intervencin.Pizzorno aborda este fenmeno enmarcndolo en un proceso de construccinidentitaria. Para este autor, mientras los grupos antiguos encuentran representacinpara la defensa de sus intereses, los grupos emergentes pugnan por serreconocidos como representantes de nuevos intereses, utilizando para ello unprocedimiento que define como de formacin de identidades colectivas. En esteproceso, seala Pizzorno, es frecuente que estos grupos polaricen sus posiciones,adopten opciones de coherencia ideolgica y definan objetivos no realistas. Estasacciones, que no se explicaran desde la perspectiva de maximizacin de losbeneficios personales, encuentran su lgica y adquieren significado desde el puntode vista de la consolidacin de una identidad general43.

    Siguiendo la propuesta de Melucci, entendemos que las identidades colectivassuponen la existencia de aspectos cognitivos en relacin a una definicin de losmedios de accin, sus objetivos y el mbito de la accin colectiva; implican lapresencia de una red de relaciones en las que los militantes discuten, se influenciany toman decisiones; y, finalmente, precisan de un grado de implicacin emocional,permitiendo la identificacin de un nosotros44. Nos interesa entonces profundizar

    42GAMSON, William A. The Social Psychology of Collective Action. En: MORRIS, Aldon y McCLURGMUELLER, Carol. Frontiers in Social Movements Theory. New Haven: Yale University Press, 1992.Citado en:SABUCEDO, Jos Manuel [et al]. Los movimientos sociales y la creacin de un sentidocomn alternativo. En: IBARRA, Pedro y TEJERINA, Benjamn. Los movimientos sociales. Madrid:Trotta, 1998, p. 173.43

    PIZZORNO, Alessandro. Identidad e inters. Zona Abierta. 1994, n. 69, p. 141.44 MELUCCI, Alberto. Nomads of the Present: Social Movements and Individual Needs inContemporary Society (1989) y The Process of Collective Identity (1995). Citados en: TEJERINA,

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    en qu forma la prensa clandestina incidi en la conformacin de estas identidadescolectivas si, como afirma Melucci, stas responden a una construccin social porparte de individuos o grupos que forman parte de un movimiento social. Para ello,nos detendremos en los elementos, tanto ideolgicos como de carcter simblico,presentes en las publicaciones clandestinas y empleados en pos de la cohesin

    interna del grupo, de la homogeneizacin de su militancia y, en ltima instancia,buscando la consolidacin de identidades colectivas.

    Las publicaciones clandestinas van a configurar esta identidad sobre la base detres ejes centrales: la lucha armada, la cultura partidaria y la figura del mrtir. Cadauno de estos ejes reforzar un sentido final. La lucha armada se estructurar comoun elemento diferenciador respecto a otras corrientes de la izquierda salvadorea,en especial el Partido Comunista. La construccin de una cultura partidaria no harotra cosa si no reforzar los elementos con los que se identifican los propiosintegrantes de cada organizacin, buscando homogeneizar a su militancia. Porltimo, la figura del mrtir, permitir asumir los esfuerzos y sacrificios ya realizados,proyectndolos hacia un futuro que se pretende mejor. Seguidamente, nosdetendremos en cada uno de estos aspectos.

    Como hemos sealado, un elemento fundamental en la construccin identitariaes el relativo a la lucha armada. Buena parte de los esfuerzos de las publicacionesclandestinas se centran precisamente en legitimar esta forma de accin poltica y alos actores que la impulsan. Este tipo de contenidos se enmarcan en una lgica deoposicin en la que implcitamente se establece una relacin entre militancia yaccin armada. En este sentido, el militante revolucionario es representadoprincipalmente mediante la figura del guerrillero, del activista clandestino, y las

    acciones armadas son presentadas como la forma ms elevada de lucha en estaestrategia de oposicin. La lucha armada no slo es legitimada, sino que se buscamostrar su eficacia, mediante la inclusin de partes de guerra y artculos sobreoperativos militares. Estos contenidos tienen, como afirma Prez Silva45, una dobleintencionalidad. Para los ya convencidos, elevar la moral y reforzar la confianza en elcamino emprendido. Y para los todava indecisos, mostrar a un enemigo vulnerable,constantemente golpeado por las organizaciones revolucionarias.

    La representacin del revolucionario como militante armado, de la quehablbamos anteriormente, tiene su reflejo grfico en las cabeceras de prensa. Sinos centramos en la prensa sectorial de las FPL, observaremos al campesino

    trabajando el campo y alzando un fusil46

    , la mujer dndole el pecho a su hijomientras carga un arma al hombro47, el estudiante secundario, sosteniendo un fusil yleyendo un libro48, al igual que los universitarios49. La misma caracterizacin se

    Benjamn. Los movimientos sociales y la accin colectiva. De la produccin simblica al cambio devalores. En: IBARRA, Pedro y TEJERINA, Benjamn. Los movimientos sociales. Madrid: Trotta, 1998,pP. 130-132.45PREZ SILVA, Claudio. Violencia y poltica en las publicaciones clandestinas bajo Pinochet. Lapalabra armada en el Frente Patritico Manuel Rodrguez. Chile, 1983-1987. Revista de HistoriaSocial y de las Mentalidades. 2008, n. XII, vol. 2, p. 83.46Campo Rebelde, N 1. Peridico revolucionario clandestino dedicado a los trabajadores del campo.Enero de 1978.47

    Compaera, N 1. Revista de las FPL dedicada a la mujer. Mayo de 1979.48Incorpormonos a las FPL. En: Guerrillero(Peridico revolucionario dedicado a los estudiantes desecundaria), N 3 (1979), p. 16.

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    repite con el maestro, que armado gua a una fila de alumnos50 y les muestra elfuturo socialista51 y, por supuesto, el obrero, que avanza sobre la represin,recogiendo las armas de los cados en la lucha52.

    Esta forma de representacin persigue mostrar al combatiente como la forma

    ms elevada de militancia, estableciendo con ello una diferenciacin fundamentalcon aquellas organizaciones que no asumen la lucha armada, y generando ademsuna mstica respecto al activista clandestino y a la misma clandestinidad. Mstica quesobrepasa el terreno estricto de la militancia para adentrarse en normas decomportamiento tico y moral, en la forma de relacionarse con el resto de lasociedad y en los modos de expresin cultural y artstica. En el fondo, como apuntaDella Porta, esta construccin de una identidad militante, junto a la socializacinideolgica y la interaccin en las redes del movimiento, permiten sostener elcompromiso del activista53, en una situacin en la que el militante clandestino rompelos lazos con aquellos que antes formaban parte de su mundo.

    El segundo elemento que distinguimos en la construccin identitaria es aquelque remite a la homogeneizacin del militante. Hemos sealado con anterioridadcomo uno de los rasgos principales de la prensa clandestina es la gran presencia decontenidos doctrinales. Sin duda, como apunta Santullano, las publicacionesclandestinas sirvieron para transmitir un criterio de cohesin doctrinal para losmilitantes del grupo54. Consideramos, sin embargo, que otros aspectos con mayorcarga identitaria que doctrinaria incidieron igualmente en esta homogeneizacin delos militantes de las organizaciones guerrilleras. Nos detendremos especficamenteen la conformacin de una cultura partidaria.

    Esta cultura tendr su representacin en las publicaciones clandestinas a travsde contenidos que remiten a la vida interna de las organizaciones, como lacelebracin de congresos55 y reuniones partidarias56, la publicacin de losdocumentos y resoluciones acordadas en estos57, la creacin de organismos58 ynuevas estructuras partidarias59, los acuerdos alcanzados con otros grupos60 e

    49 Juventud Rebelde, N 7. Peridico revolucionario de las FPL dedicado a los estudiantesuniversitarios. Junio de 1975.50Magisterio Rebelde, Ao 4, N 4. Peridico revolucionario dedicado al maestro. Junio de 1978.51Magisterio Rebelde, N 7. Peridico revolucionario dedicado al maestro. Junio de 1979.52El futuro pertenece a la clase obrera Impulsemos el camino combativo hacia el maana!. En

    Prensa Obrera(Peridico revolucionario de las FPL dedicado a la clase obrera), Ao 4, N 8 (1979),p. 9.53 PORTA, Donatella della. Las motivaciones individuales en las organizaciones polticasclandestinas. En: IBARRA, Pedro y Benjamn Tejerina. Los movimientos sociales. Madrid: Trotta,1998, pp. 222-223.54SANTULLANO, Gabriel. La prensa clandestina en Asturias. Oviedo: Fundacin Juan Muiz Zapico KRK Ediciones, 2005, p. 109.55 Balance del primer congreso del PRS. En: Publicaciones Especiales de Prensa Comunista(Octubre de 1977), pp. 3-55.56Celebracin exitosa del V Consejo Revolucionario de las FPL. En: El Rebelde, N 80 (Junio de1979), pp. 17-23.57Informe del Comando Central al Primer Consejo Revolucionario de las FPL. En: Estrella Roja, N4 (Febrero de 1979), pp. 1-39.58

    Vivan los comits militares. En: El Combatiente, N 9 (Circaabril de 1976), p. 1.59 Comunicado: Inician su accin los Comandos Armados Campesinos. En: El Rebelde, N 12(Octubre de 1973), p. 5.

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    informes sobre las actividades realizadas por la organizacin61. Otro segmento decontenidos, en este plano interno, se orientar a la publicacin de sancionesdisciplinarias, expulsiones o, por el contrario, informarn sobre la incorporacin denuevos militantes62. Por otro lado, al comienzo de la dcada de 1980, laspublicaciones comenzarn a abordar la vida de los militantes en los frentes de

    guerra, con un soporte fundamentalmente fotogrfico63.

    Un segundo grupo de contenidos remite a las influencias ideolgicas de lasorganizaciones. En primer lugar, mediante la exaltacin grfica y textual- de figurasdel movimiento revolucionario internacional, desde los clsicos del marxismo-leninismo (Marx, Engels, Lenin, Mao64), iconos de la izquierda revolucionarialatinoamericana del periodo, como Ernesto Guevara65, y personajes con fuerte cargaemotiva para la izquierda salvadorea, caso de Farabundo Mart66. En segundolugar, a travs de la conmemoracin de hechos histricos de larga tradicin en laizquierda celebracin del Primero de Mayo, triunfo de la revolucin rusa-, yespecialmente de hitos histricos en los que enmarca su desarrollo la izquierdarevolucionaria salvadorea: la insurreccin de 1932, el asalto al Moncada, el triunfode la revolucin cubana, la masacre de estudiantes el 30 de julio de 1975. Debemosprecisar que si bien el grueso de las publicaciones comparte este tipo de contenido,mientras su aparicin es una constante en el caso de El Rebelde, su inclusin es,por el contrario, residual enEl Combatiente.

    En relacin con lo anterior, cabe destacar la presencia de contenidos queconmemoran fechas clave en el desarrollo de las organizaciones revolucionarias:surgimiento, acciones fundacionales, primeros militantes cados. Informaciones quese vinculan a una reelaboracin constante de la historia de las organizaciones67.

    Historia que es reescrita atendiendo a las diferentes coyunturas, que hace balancedesde un plano generalmente autojustificativo, y que trata de superar crisis internasque pudieran poner en entredicho la continuidad organizativa. Esta reelaboracinhistrica debe entenderse como una proyeccin de futuro, que busca socializar losaciertos y errores cometidos por las organizaciones, haciendo partcipes incluso aaquellos que no tuvieron relacin con los hechos narrados. En sntesis, se buscagenerar un sentido de pertenencia y que el militante asuma que si bien en el pasadose produjeron errores, estos fueron producto de los que ya no estn o, simplemente,fueron superados. Y, en definitiva, que superados estos baches, se sigue en elcamino correcto.

    60PRS comunica sobre relaciones internacionales. En: El Combatiente, N 9 (Circaabril de 1976), p.7.61 Informe revolucionario: Combatientes revolucionarios internacionalistas caen luchando por laliberacin de Nicaragua y Centroamrica. En: El Rebelde, N 81 (Julio de 1979) pp. 7, 10-12.62Ex ministro de Educacin se incorpora a las FPL. En: El Rebelde, N 84-85 (Enero de 1989), pp.8-9.63Frente Oriental Francisco Snchez. En: El Combatiente(Noviembre de 1980), pp. 20-21.64Algunos ejemplos en El Rebelde, N 12 (1973), 19 (1974), 43 (1976), 70 (1978).65Algunos ejemplos en El Rebelde, N 12 (1973), 48 (1976), 60 (1977), 72 (1978).66Algunos ejemplos en El Rebelde, N 27 (1975) y 66 (1978).67

    Algunos ejemplos de esta reelaboracin histrica: 1971-1977, 6 aos del PRS-ERP. En:Publicaciones Especiales de Prensa Comunista (Octubre de 1977), pp. 1-7; 9 aos de guerraprolongada del pueblo. En: El Rebelde, N 78 (Abril de 1979), pp. 1-16.

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    Un ltimo elemento central en esta construccin identitaria, e ntimamente ligadoal punto anterior, es la utilizacin de la figura del mrtir. La representacin de loscados remite a un pasado de sacrificio, vinculando esos esfuerzos pasados, esasangre derramada, con un futuro mejor por el que se sigue combatiendo. El mrtirencarna, en esencia, la pureza, el ejemplo a seguir y ese es el tratamiento que le

    dan las publicaciones clandestinas, un tratamiento cuasi hagiogrfico. Al mrtir se lededican poemas y canciones68, se recuerda su vida69, su pensamiento70, perofundamentalmente se le proyecta hacia la actualidad, hacindolo partcipe del propiodesarrollo y accionar de la organizacin, por ejemplo, bautizando con sus nombresoperativos y campaas militares71.

    Si bien ambas organizaciones tambin lo hara la RN, al desprenderse delERP- utilizaran en sus publicaciones estos recursos a la hora de proyectar yconsolidar identidades colectivas entre sus militantes y simpatizantes, encontramosuna notable diferencia en el peso que los contenidos de carcter identitario tienen enlas publicaciones del ERP y de las FPL. Si esta disparidad ya es notable en el caso

    de las revistas tericas casi un 32% de los contenidos de Estrella Roja tienen unperfil identitario, frente al 25,5% de Prensa Comunista-, la diferencia es mucho mspronunciada en el caso de las publicaciones de mayor difusin. As, mientras ElRebeldededica el 19,4% de sus contenidos en generar y consolidar una identidadcomo grupo, el espacio otorgado en El Combatiente a los aspectos identitariosapenas alcanzar un 6,6%.

    Esta presencia tan dispar de los contenidos identitarios no puede desligarse deotros factores claves en la propia dinmica de las organizaciones. Las diversasculturas polticas en las que se socializaron los primeros militantes de la guerrilla, laestructura con la que se dotaron las organizaciones, o la diferente forma de manejarla siempre tensa relacin entre teora y accin, incidi en la forma de verse a smismos y de proyectarse hacia la sociedad:

    La guerrilla tiene dos troncos. Lo que va a ser FPL y lo que va a ser ERP. Este las FPL- ms lineal, ms homogneo () es la pureza ideolgica. Este el ERP-lleva la vida intelectual clsica de Amrica Latina, muchas ideas, muchaimaginacin, mucha creatividad. Aqu vas a ver poetas, escritores, intelectuales,estudiosos () Ellos, por definicin, son los representantes de la clase obrera yestos ERP- son los representantes de las capas medias, que se vuelcan aarticularse a dos clases: a obreros y campesinos72.

    Aunque no es el objetivo de este trabajo, consideramos oportuno cuestionarnos,al menos, en qu forma incidieron estos procesos identitarios que tuvieron lugardurante la dcada de 1970 en la evolucin de ambas organizaciones, y en qumedida este fenmeno guarda relacin con la dispersin experimentada por el ERPtras los acuerdos de paz y, por el contrario, en el mantenimiento de una identidadFPL en el seno del actual partido FMLN.

    68Juan Sebastin e Ignacio y rsula. En: El Rebelde, N 46 (Agosto de 1976), pp. 3-6.69Combatientes del ERP cados en 4 aos de lucha armada. En: El Combatiente, N 9 (Circa abrilde 1976), pp. 6-7.70El pensamiento de la herona Eva. En: El Rebelde, N 54 (Abril de 1977), p. 2.71

    Operacin hroes revolucionarios del 11 de octubre Eva-Francisco-Antonio. En: El Rebelde, N55 (Mayo de 1977), pp.1-2.72Entrevista a Eduardo Sancho. San Salvador, 31 de octubre de 2011.

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    8. Algunas conclusiones

    Del anlisis realizado sobre los principales rganos periodsticos de las FPL y elERP, podemos concluir que, si bien la prensa clandestina cumpli funciones talescomo la informacin, la denuncia y tareas de corte propagandstico, su principal

    aporte para las organizaciones poltico-militares salvadoreas durante la dcada de1970 se orient hacia un plano interno.

    Como soporte para la discusin en el seno del grupo, el debate con otrasorganizaciones y, especficamente, en la proyeccin de sus posiciones y objetivospolticos hacia la sociedad salvadorea en su conjunto. La prensa clandestinacumpli, en ese sentido, una funcin doctrinaria como soporte de nuevos marcosinterpretativos, dotando a su militancia y grupos afines con las creencias necesariaspara el cuestionamiento de determinadas situaciones y para su movilizacin.

    Tras una primera etapa en que la base del crecimiento y el desarrolloorganizativo de estos grupos se haba cimentado sobre la existencia de redessociales, conformadas con anterioridad al surgimiento de la guerrilla, y su actividaden la universidad, las organizaciones debieron afrontar una diversificacin de susestrategias de reclutamiento y consolidacin orgnica. En un contexto de mayorcompartimentacin, con la universidad intervenida, y elevados niveles represivos, laprensa se consolid como una herramienta adecuada para la homogeneizacininterna y para la apertura de trabajo poltico en nuevos sectores sociales.

    La prensa clandestina no fue slo soporte de nuevos marcos interpretativos sinoque incidi en la conformacin y consolidacin de identidades colectivas sobre la

    base de tres ejes centrales: la defensa de la lucha armada, la creacin de unacultura partidaria y la utilizacin de elementos de carcter simblico, como la figuradel mrtir.

    Las publicaciones clandestinas asumiran una funcin de organizador colectivo.Cumplieron una funcin proselitista, sirviendo como herramienta para elreclutamiento y para foguear a los futuros combatientes, cuyas primeras actividadesestaban vinculadas precisamente al mbito de la propaganda. Alrededor de suproduccin, distribucin y lectura se aglutinaba y cohesionaba la militancia y, enmuchos casos, implicaba un componente moralizador, all donde la organizacintena una presencia dbil o el militante se encontraba aislado.

    Por ltimo, hemos apreciado cmo los modelos comunicativos impulsados porlas FPL y el ERP estn ntimamente ligados a las estructuras organizativas con queestos grupos se dotaron para la movilizacin, consolidando dos modelosdiferenciados: un modelo federativo, caracterizado por cierta autonoma, en el casodel ERP, y un modelo centralizado, en su redaccin, produccin y distribucin, parael caso de las FPL.

    9. Bibliografa

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    10.Anexo 1

    Para la elaboracin de este trabajo se han analizado un total de 72publicaciones centrales de las organizaciones objeto de estudio -ERP y FPL-,

    quedando al margen de esta cifra las publicaciones sectoriales a las que se hacemencin en el artculo. Ciertamente, encontramos una limitacin importante a la hora

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    de contar con series completas, al tratarse de publicaciones clandestinas que seencuentran, en general, dispersas en diferentes centros documentales y archivos.Tan slo en el caso de Estrella Rojase ha podido contar con una serie absoluta parael periodo analizado (1971-1980), siendo el ms endeble el anlisis de Por la CausaProletaria, del que slo se han podido analizar tres ejemplares, entre 1973 y 1974

    obviamos del anlisis el estudio de ejemplares de PLCP publicados conposterioridad a diciembre de 1974, al pasar esta cabecera a convertirse en rganode la Resistencia Nacional, tras la ruptura con el ERP-. Para el resto depublicaciones, sin tratarse de series completas, estimamos que el anlisis essuficientemente slido, especialmente en el caso de los rganos de las FPL, porcuanto su aparicin fue mucho ms regular y sistemtica que en el caso del ERP y,en consecuencia, tambin son ms los ejemplares que pudieron conservarse y, ennuestro caso, ser analizados. Un hecho que no hace ms que reflejar la diferenterelevancia que cada organizacin otorg a la prensa clandestina en su estrategiapoltica.

    El objetivo del anlisis no es otro que sistematizar los contenidos de laspublicaciones, buscando sealar la jerarqua que cada publicacin otorg a cadauna de las categoras propuestas por Pedro Ibarra en su estudio sobre la prensaclandestina. Para ello, hemos optado por utilizar como unidad de anlisis noartculos o segmentos de artculos, sino el nmero de pginas espacio en relacina un artculo- en el que cada categora se muestra. Entendemos que si bien estaeleccin no deja de plantear ciertos problemas metodolgicos el resultado ser msfiable que si usramos como unidad de anlisis el artculo, por cuanto un artculopuede ocupar desde un cuarto de pgina o incluso menos- hasta decenas depginas, especialmente cuando estamos abordando prensa poltica. Por otro lado,esta eleccin nos permite incluir contenidos grficos fotografas, dibujos, etc.-, queirn ganando presencia a lo largo de la dcada de 1970 en estas publicaciones, yque quedaran ausentes si optramos por el artculo como unidad de anlisis.

    Por ltimo, aunque nos parece evidente que diferentes categoras pueden estarpresentes y generalmente hemos podidos constatar que as ocurre- en una mismaunidad de anlisis, hemos optado por priorizar aquellas categoras que presentanmayor jerarqua en cada unidad analizada.

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    PUBLICACIONES CLANDESTINAS DEL ERP

    Grfico 1:Elaboracin propia a partir de una serie incompleta entre abril de 1974 y noviembre de1980.

    Grfico 2:Elaboracin propia a partir de una serie incompleta entre octubre de 1973 y diciembre de1974.

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    Grfico 3:Elaboracin propia a partir de una serie incompleta entre mayo de 1975 y septiembre de1978.

    PUBLICACIONES CLANDESTINAS DE LAS FPL

    Grfico 4:Elaboracin propia a partir de una serie incompleta entre agosto de 1973 y febrero de1980.

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    Eudald CORTINA ORERO. Comunicacin y proceso revolucionario en El Salvador. La prensaclandestina en la configuracin y desarrollo de las organizaciones insurgentes (1970-1980).

    Grfico 5:Elaboracin propia a partir de una serie completa entre diciembre de 1973 y febrero de1979.