OPINIÓN BITÁCORA DE LA COTIDIANIDAD De músico, poeta y ... · de la autoestima que debe...

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10A EL NUEVO SIGLO / MIÉRCOLES 3 DE MAYO DE 2017 Cuerpo sano en mente sana” se ha predicado a partir de su texto ori- ginal: “Mens sana in corpore sano”. Es un pensamiento atribuido a Platón, sin que haya prueba de que así sea; otros lo adjudican a Juvenal. Pero esto no es trascendente, lo interesante es deducir su veracidad. No importa que se diga que en cuerpo sano, mente igual. El maestro Rodrigo Córdoba, en sim- posio patrocinado por los laboratorios Abbott, hizo una interesante exposición acerca del generalizado Trastorno Bipolar, explicación que, casualmente, coincidió con el escándalo público que provocó la muerte de la menor Mailin Listh Villamizar, en la Villa del Rosario, a causa de su ahorcamiento. Un suicidio que se sostiene, por los medios de comunicación, fue motivado por la práctica de un juego virtual, “La ballena azul”, que estimula emociones tenebrosas. De la charla del doctor Córdoba hay que destacar una observación impor- tante de estrecha relación con el caso comentado. La política oficial de salud pública, en cuanto tiene que ver con la prevención de trastornos mentales, es negativa; amén de un complejo social que hace inviable el control de los síntomas que denuncian esas falencias de conducta. Ciertamente es corriente que quienes padecen desequilibrios mentales oculten su deficiencia, pues, o no tienen crítica personal o suele causarles vergüenza el admitir esa dolencia y, por lo mismo, no acuden al médico especialista. Estadísticas de la dolencia generada por los trastornos mentales (depresión, obsesión, pánico…) muestran que el descuido médico, generado por el re- traimiento o timidez de la personalidad, conduce a que con el paso del tiempo las crisis se agraven y causen trage- dias -feminicidios- que, si se hubiesen tomado medidas oportunamente, segu- ramente se habrían evitado. Hay manifestaciones de ansiedad, simples, que son suficientes para de- ducir el desorden mental. La anorexia, por ejemplo, disimulada con el cuidado de la vanidad, es un síntoma de pérdida de la autoestima que debe observarse con cuidado; consultar al psiquiatra no debe generar pena, pena debe dar el no cuidar de la salud mental. Y es precisa- mente esa actitud la que da lugar para que el estamento oficial no despliegue tareas y campañas para corregir esas situaciones que cada día tienden a ser más generalizadas. En el caso de los adolescentes que practican el juego de “La ballena azul” no se debe descartar que la atracción a esa “recreación” sea motivada por un sistema emocional debilitado que pro- voca depresiones que aguijonean con- ductas conflictivas, en no pocas veces, producto, posiblemente de impactos hogareños en la relación afectiva de y con los padres, según el principio del determinismo psíquico. El aforismo popular enseña que “de músico, poeta y loco todos tenemos un poco”. Conclusión alusiva a la inspira- ción espontánea e irracional del ser. No obstante, hay comportamientos humanos que conviene observar y ana- lizar preventivamente, pues suelen ser avisos que se debe consultar al psiquia- tra, para precaver una alteración de la salud mental y una tragedia o un delito. CRISIS EN VENEZUELA La OEA no tiene la culpa Q ue la Organización de Estados Americanos (OEA) celebre, por decisión de la mayoría de los países del hemisferio, la reunión de cancille- res para analizar la situación de Venezuela, está implícito en su Carta, corresponde a su misión de preservar la paz, a la relación fundamental entre democracia y pluralismo, con respeto por el principio de No Intervención, absteniéndose de actuar en contra del mismo. En una situación interna conflictiva, desespe- rado ante el curso de los acontecimientos y el avance del proceso militarista, con grave crisis económica, desabastecimiento de productos de primera necesidad, represión de manifestacio- nes de la oposición que dejan varias víctimas, inclusive de miembros de la Guardia Nacional, en medio de las divergencias profundas entre las ramas del poder, el presidente Nicolás Maduro ha decidido enfrentarse a la OEA, anunciar el retiro de Venezuela del organismo, que no puede hacerse de inmediato y tomaría casi dos años, bajo la premisa de que el ente es responsable de los males que afligen al pueblo venezolano, para distraer la atención internacional al des- caecimiento de su gobierno, al fracaso de la denominada “República Bolivariana.” La OEA no es responsable de la crisis, por el contrario dispone de elementos para colaborar a superarla. El tema de la democracia y los derechos humanos se refiere a la totalidad del hemisferio. Desde hace tiempo los ministros de Relaciones Exteriores en reunión celebrada en Santiago de Chile precisaron que “el principio del imperio de la ley debe ser asegurado mediante la independencia de poderes y la fiscalización de los actos de gobierno por órganos jurisdiccionales del Estado; que los gobiernos de las Repúblicas Americanas deben surgir de elecciones libres: que deben mantener un régimen de libertad individual y de justicia social fundado en el respeto por los derechos fundamentales de la persona humana: que el uso sistemático de la proscripción política es contrario al orden de- mocrático americano; que la libertad de prensa, información y expresión es condición esencial a la existencia de un régimen democrático”. El presidente Maduro al desconfiar de la OEA y verla como enemiga, agrava el problema, propicia la división en un organismo concebido para la solidaridad y la paz, se opone a los postulados con los cuales el Libertador Simón Bolívar justificó la celebración del Congreso de Panamá en 1826, para unir y no desunir. Colombia no puede recha- zar la convocatoria de la reunión de cancilleres y manteniendo relaciones con el gobierno del vecino país tiene la obligación de advertir que el caos venezolano no es por culpa de la OEA, que urge un acuerdo de los sectores en conflicto. OPINIÓN T odos los colombianos soñamos con ver hecho realidad el proyecto de sustituir los cultivos ilícitos y cono- cemos los grandes esfuerzos de dife- rentes gobiernos para lograrlo. Luego no es una empresa nueva ni mucho menos. Hoy pensaríamos que tenemos basta experiencia sobre el asunto, sin embargo no hemos logrado hacer un laboratorio serio, por lo menos de largo aliento, que permita avizorar la luz al final del túnel. Analizando el tema entendemos que no solo conquistando la buena voluntad y compromiso de parte lograremos un cambio radical en este campo. Urge contar con recursos económicos suficientes para motivar y sostener el tránsito de los cultivos ilícitos a cultivos de plantas lícitas, tarea titánica pues es- tos colombianos se han acostumbrado manejar un negocio que si no es fácil, por lo menos les soluciona el día a día para ellos y sus familias, contando al cosechar con una comercialización en el mismo lote de producción, sin tener que recorrer grandes distancias con el producto y mucho menos esperar sema- nas enteras para recibir el provecho de la negociación. Por otro lado, no deben enfrentar una serie de requisitos insal- vables contemplados en la ley, difíciles de entender y salidos de la lógica cam- pesina, lo que obliga recurrir a inter- mediarios, muchas veces deshonestos o aprovechadores de la situación. Algunos se preguntan cómo vivían estas familias y núcleos sociales antes de la bonanza cocalera, obteniendo por respuesta que los hoy agricultores de la coca nacieron en medio del auge y no conocen ni les interesa otro tipo de alternativas, por- que se han acostumbrado a lo lucrativo del negocio. Los defensores del cultivo invocan el uso ancestral del producto, utilizado como medicina o alternativa para miti- gar el hambre y cansancio, sosteniendo que son cosas diferentes la coca en hoja o planta, frente a la cocaína como estupefaciente. Convertido este en problema nacional de salud, junto a sus derivados, la réplica es lógica y salta a la vista: en Colombia las mayorías no son indígenas ni dependientes de este producto como práctica ancestral. En cambio sí debemos encarar serios conflictos de diferente índole frente a la cocaína, químico extraído de la hoja de coca. Pero retomemos la sustitución, que es el eje de esta nota, para puntualizar que los cultivos se instalaron en dife- rentes departamentos y apartadas re- giones, diversificando por ello criterios, estrategias e intereses, con escenarios cambiantes y organizaciones mutantes, obligando a tácticas gubernamentales diferentes en cada región. Esto difi- culta aún más la puesta en marcha de un programa nacional de sustitución de cultivos. Como este concepto no es nuevo, seguramente el Gobierno estará pensando unificar el proyecto en una sola gerencia, con disímiles enfoques de acuerdo a cada sector, donde se facilite la gestión económica para el agricultor, protegiendo su familia. “Debemos encarar serios conflictos de diferente índole frente a la cocaína” Gral (r.) Ernesto Gilibert “Consultar al psiquiatra no debe generar pena” Fernando Navas Talero “La democracia y los derechos humanos se refieren a la totalidad del hemisferio” Jaime Pinzón López BITÁCORA DE LA COTIDIANIDAD De músico, poeta y loco… CAMBIO DE MODELO El sueño de sustituir cultivos

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10A EL NUEVO SIGLO / MIÉRCOLES 3 DE MayO DE 201710A EL NUEVO SIGLO / MIÉRCOLES 3 DE MAYO DE 2017

“Cuerpo sano en mente sana” se ha predicado a partir de su texto ori-

ginal: “Mens sana in corpore sano”. Es un pensamiento atribuido a Platón, sin que haya prueba de que así sea; otros lo adjudican a Juvenal. Pero esto no es trascendente, lo interesante es deducir su veracidad. No importa que se diga que en cuerpo sano, mente igual.

El maestro Rodrigo Córdoba, en sim-posio patrocinado por los laboratorios Abbott, hizo una interesante exposición acerca del generalizado Trastorno Bipolar, explicación que, casualmente, coincidió con el escándalo público que provocó la muerte de la menor Mailin Listh Villamizar, en la Villa del Rosario, a causa de su ahorcamiento. Un suicidio que se sostiene, por los medios de comunicación, fue motivado por la práctica de un juego virtual, “La ballena azul”, que estimula emociones tenebrosas.

De la charla del doctor Córdoba hay que destacar una observación impor-tante de estrecha relación con el caso comentado. La política oficial de salud pública, en cuanto tiene que ver con la prevención de trastornos mentales, es negativa; amén de un complejo social que hace inviable el control de los

síntomas que denuncian esas falencias de conducta. Ciertamente es corriente que quienes padecen desequilibrios mentales oculten su deficiencia, pues, o no tienen crítica personal o suele causarles vergüenza el admitir esa dolencia y, por lo mismo, no acuden al médico especialista.

Estadísticas de la dolencia generada por los trastornos mentales (depresión, obsesión, pánico…) muestran que el descuido médico, generado por el re-traimiento o timidez de la personalidad, conduce a que con el paso del tiempo las crisis se agraven y causen trage-dias -feminicidios- que, si se hubiesen tomado medidas oportunamente, segu-ramente se habrían evitado.

Hay manifestaciones de ansiedad, simples, que son suficientes para de-ducir el desorden mental. La anorexia, por ejemplo, disimulada con el cuidado

de la vanidad, es un síntoma de pérdida de la autoestima que debe observarse con cuidado; consultar al psiquiatra no debe generar pena, pena debe dar el no cuidar de la salud mental. Y es precisa-mente esa actitud la que da lugar para que el estamento oficial no despliegue tareas y campañas para corregir esas situaciones que cada día tienden a ser más generalizadas.

En el caso de los adolescentes que practican el juego de “La ballena azul” no se debe descartar que la atracción a esa “recreación” sea motivada por un sistema emocional debilitado que pro-voca depresiones que aguijonean con-ductas conflictivas, en no pocas veces, producto, posiblemente de impactos hogareños en la relación afectiva de y con los padres, según el principio del determinismo psíquico.

El aforismo popular enseña que “de músico, poeta y loco todos tenemos un poco”. Conclusión alusiva a la inspira-ción espontánea e irracional del ser. No obstante, hay comportamientos humanos que conviene observar y ana-lizar preventivamente, pues suelen ser avisos que se debe consultar al psiquia-tra, para precaver una alteración de la salud mental y una tragedia o un delito.

CRISIS EN VENEZUELA

La OEA no tiene la culpaQue la Organización de Estados Americanos

(OEA) celebre, por decisión de la mayoría de los países del hemisferio, la reunión de cancille-res para analizar la situación de Venezuela, está implícito en su Carta, corresponde a su misión de preservar la paz, a la relación fundamental entre democracia y pluralismo, con respeto por el principio de No Intervención, absteniéndose de actuar en contra del mismo.

En una situación interna conflictiva, desespe-rado ante el curso de los acontecimientos y el avance del proceso militarista, con grave crisis económica, desabastecimiento de productos de primera necesidad, represión de manifestacio-nes de la oposición que dejan varias víctimas, inclusive de miembros de la Guardia Nacional, en medio de las divergencias profundas entre las ramas del poder, el presidente Nicolás Maduro ha decidido enfrentarse a la OEA, anunciar el retiro de Venezuela del organismo, que no puede hacerse de inmediato y tomaría casi dos años, bajo la premisa de que el ente es responsable de los males que afligen al pueblo venezolano, para distraer la atención internacional al des-caecimiento de su gobierno, al fracaso de la denominada “República Bolivariana.”

La OEA no es responsable de la crisis, por el contrario dispone de elementos para colaborar a superarla. El tema de la democracia y los derechos humanos se refiere a la totalidad del hemisferio. Desde hace tiempo los ministros de Relaciones Exteriores en reunión celebrada en Santiago de Chile precisaron que “el principio del imperio de la ley debe ser asegurado mediante la independencia de poderes y la fiscalización de los actos de gobierno por órganos jurisdiccionales del Estado; que los gobiernos de las Repúblicas Americanas deben surgir de elecciones libres: que deben mantener un régimen de libertad individual y de justicia social fundado en el respeto por los derechos fundamentales de la persona humana: que el uso sistemático de la proscripción política es contrario al orden de-mocrático americano; que la libertad de prensa, información y expresión es condición esencial a la existencia de un régimen democrático”.

El presidente Maduro al desconfiar de la OEA y verla como enemiga, agrava el problema, propicia la división en un organismo concebido para la solidaridad y la paz, se opone a los postulados con los cuales el Libertador Simón Bolívar justificó la celebración del Congreso de Panamá en 1826, para unir y no desunir. Colombia no puede recha-zar la convocatoria de la reunión de cancilleres y manteniendo relaciones con el gobierno del vecino país tiene la obligación de advertir que el caos venezolano no es por culpa de la OEA, que urge un acuerdo de los sectores en conflicto.

OPINIÓN

Todos los colombianos soñamos con ver hecho realidad el proyecto de

sustituir los cultivos ilícitos y cono-cemos los grandes esfuerzos de dife-rentes gobiernos para lograrlo. Luego no es una empresa nueva ni mucho menos. Hoy pensaríamos que tenemos basta experiencia sobre el asunto, sin embargo no hemos logrado hacer un laboratorio serio, por lo menos de largo aliento, que permita avizorar la luz al final del túnel.

Analizando el tema entendemos que no solo conquistando la buena voluntad y compromiso de parte lograremos un cambio radical en este campo. Urge contar con recursos económicos suficientes para motivar y sostener el tránsito de los cultivos ilícitos a cultivos de plantas lícitas, tarea titánica pues es-tos colombianos se han acostumbrado manejar un negocio que si no es fácil, por lo menos les soluciona el día a día para ellos y sus familias, contando al cosechar con una comercialización en el mismo lote de producción, sin tener que recorrer grandes distancias con el producto y mucho menos esperar sema-nas enteras para recibir el provecho de

la negociación. Por otro lado, no deben enfrentar una serie de requisitos insal-vables contemplados en la ley, difíciles de entender y salidos de la lógica cam-pesina, lo que obliga recurrir a inter-mediarios, muchas veces deshonestos o aprovechadores de la situación. Algunos se preguntan cómo vivían estas familias y núcleos sociales antes de la bonanza cocalera, obteniendo por respuesta que los hoy agricultores de la coca nacieron en medio del auge y no conocen ni les interesa otro tipo de alternativas, por-que se han acostumbrado a lo lucrativo del negocio.

Los defensores del cultivo invocan el uso ancestral del producto, utilizado como medicina o alternativa para miti-gar el hambre y cansancio, sosteniendo que son cosas diferentes la coca en

hoja o planta, frente a la cocaína como estupefaciente. Convertido este en problema nacional de salud, junto a sus derivados, la réplica es lógica y salta a la vista: en Colombia las mayorías no son indígenas ni dependientes de este producto como práctica ancestral. En cambio sí debemos encarar serios conflictos de diferente índole frente a la cocaína, químico extraído de la hoja de coca.

Pero retomemos la sustitución, que es el eje de esta nota, para puntualizar que los cultivos se instalaron en dife-rentes departamentos y apartadas re-giones, diversificando por ello criterios, estrategias e intereses, con escenarios cambiantes y organizaciones mutantes, obligando a tácticas gubernamentales diferentes en cada región. Esto difi-culta aún más la puesta en marcha de un programa nacional de sustitución de cultivos. Como este concepto no es nuevo, seguramente el Gobierno estará pensando unificar el proyecto en una sola gerencia, con disímiles enfoques de acuerdo a cada sector, donde se facilite la gestión económica para el agricultor, protegiendo su familia.

“Debemos encarar serios conflictos de

diferente índole frente a la cocaína”

Gral (r.) Ernesto Gilibert

“Consultar al psiquiatra no debe

generar pena”

Fernando Navas Talero

“La democracia y los derechos humanos se

refieren a la totalidad del hemisferio”

Jaime Pinzón López

BITÁCORA DE LA COTIDIANIDAD

De músico, poeta y loco…

CAMBIO DE MODELO

El sueño de sustituir cultivos