Paramos de Quisapincha Cesa_ps_0051

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Sistematización de la experiencia de manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha

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Sistematización de la experiencia de manejo de los recursos naturales de los páramos de

Quisapincha

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Sistematización de la experiencia de manejo de los recursos naturales de los páramos de

Teresa Mosquera (Ed.)

Quisapincha

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Índice

4Agradecimiento

5Presentación

7Introducción

¿Por qué es importante sistematizar esta experiencia? / 11

Eje de la sistematización / 13

14 Marco general de comprensión de los páramos

Los páramos, un ecosistema tropical de altura / 16

Los páramos son una construcción social / 19

22Ubicación y breve contexto histórico y social de las comunidades de Quisapincha

Breve reseña histórica del pueblo de Quisapincha, de su territorio y de la ocupación de los páramos / 24

Algunas características del entorno social y natural de la parroquia / 27

Situación de los páramos (línea de base) al momento de arrancar con la experiencia / 38

44Caracterización cronológica de la experiencia

Estudio de prospección para ampliar la cobertura de trabajo institucional en la provincia. Período 1991-1996 / 46

Ejecución de la primera fase del proyecto “Desarrollo de las organizaciones campesinas de la parroquia Quisapincha”. 1996 – 1998 / 48

Ejecución de la segunda fase del proyecto (enero1999 – junio de 2001) / 50

Diseño y ejecución del plan de manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha. Período 2002 - 2008 / 52

56Las estrategias implementadas para desarrollar una gestión social de los páramos

72Las lecciones aprendidas

78 Aportes de esta experiencia al conocimiento sobre el tema

83 Bibliografía

88 Créditos

Título: Sistematización de la experiencia de manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha.

© 2010. Central Ecuatoriana de Servicios Agrícolas, CESA.

ISBN:

Nota: Se autoriza la reproducción total o parcial de los textos, con el reconocimiento de los créditos intelectuales e institucionales.

Se deberá citar así: Teresa Mosquera (Ed). Sistematización de la experiencia de manejo de recursos naturales de los páramos de Quisapincha. Serie Sistematizaciones. CESA. Quito, Ecuador. 2010.

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4 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 5IntroducciónPresentación

Agradecimiento Presentación

L a construcción de un proyecto importante siempre es más que un esfuerzo individual. Éste ha sido un proyecto colectivo y

por ello, expresamos un agradecimiento especial a todos quienes aportaron para la realización de este trabajo, por sus conocimientos, esfuerzos, compromiso y generosidad:

A las Comunidades de la zona alta de Quisapincha: Calguasig Chico, Calguasig Grande, Illagua Chico, Illagua Chaupi-loma, Illagua Grande, Nueva Tondolique.

Comunidades de la zona media: El Gal-pón, Putugleo, Ambayata, Pucará Chico, Pucará Grande, Cachilvana Grande, Cachilvana Chico, Pugantza, Santa Elena.

Comunidades de la zona baja: Santa Rosapamba, Condezán y Quindialó-Chumalica.

Al Comité Editorial: Fausto Jordán y Fran-cisco Román.

Al equipo de técnicos de CESA, Área Tungurahua: Bolívar Rendón y Amado Martínez.

A la editora del documento, Teresa Mos-quera y a los consultores: Alfredo Cruz y Rosa Jordán.

Al comité de revisión y edición de CESA Quito: Francisco Román, Teresa Mos-quera y Soledad Leiva.

A la cooperación nacional, en las institu-ciones del Honorable Consejo Provincial de Tungurahua y la Fundación Cuesta Holguín, Ambato.

A la cooperación internacional, en las ins-tituciones de Intermon – Oxfam, España y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, COSUDE.

P ara la Central Ecuatoriana de Servicios Agrícolas (CESA) es de enorme satisfacción presentar a la colectividad este documento,

mediante el cual pretendemos recoger las experiencias de un importante trabajo que se viene realizando desde 1996, con las comunidades de la parroquia Quisapin-cha, en Tungurahua, en cuanto al manejo de sus páramos.

A lo largo de estos años, en el desarrollo de este proceso altamente participativo, las comunidades han puesto su visión y sus intereses sobre estos espacios de gestión comunal, espacios de enorme importancia para la sociedad por su con-dición estratégica en la reproducción del ciclo hidrológico del agua, en el almace-namiento y regulación de su escorrentía y por la construcción de relaciones sociales equitativas en el acceso y uso del agua, de ‘los de arriba y los de abajo.’

Hemos visto, así mismo, diversas concep-ciones, estrategias, metodologías y otras vivencias y experiencias sobre este recurso

y a la vez hemos sentido, tanto compromi-sos como omisiones, de parte de las auto-ridades locales y nacionales sobre el tema.

Resulta, entonces, por demás sugerente que podamos entregar este pequeño aporte que tiene el único propósito de contribuir a la reflexión de las institucio-nes públicas y privadas, de sus autorida-des y profesionales, de las organizaciones populares y sus líderes y de otros actores sobre el manejo del recurso páramo, el cual ha sufrido y está sufriendo fuertes presiones por las actividades antrópicas, como consecuencia de la crisis estructural que caracteriza a la realidad agraria del país y de la ausencia de políticas adecua-das sobre este ecosistema estratégico.

Nuestro compromiso permanente en la lucha por el cuidado de los recursos natu-rales y, en especial, del agua y de ecosiste-mas frágiles de altura, como el páramo.

Francisco Román V. Director Ejecutivo

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El mundo al revés nos enseña a

padecer la realidad en lugar de

cambiarla, a olvidar el pasado

en lugar de escucharlo y a acep-

tar el futuro en lugar de imagi-

narlo: así practica el crimen, y

así lo recomienda.

Eduardo GalEano

Introducción

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8 9Introducción

L a decisión institucional de siste-matizar esta experiencia persigue aprender de la experiencia vivida para mejorar nuestra propia

práctica, compartir estos aprendizajes con otros sectores interesados en este tema y, de alguna manera, contribuir a enriquecer una visión integral del páramo y una compren-sión más profunda del aprovechamiento sostenible de sus recursos.

La motivación principal que nos condujo a impulsar este proceso tiene que ver con nuestro quehacer institucional, profunda-mente vinculado a la gestión social y técnica de los recursos naturales y, dentro de estos, del agua, de los suelos y de otros recursos productivos, mirados desde una perspectiva integral.

Como se conoce, la Central Ecuatoriana de Servicios Agrícolas, CESA, fundada en 1967, tiene una trayectoria de trabajo en el ámbito rural del país, que supera ya los 42 años y se ha orientado a mejorar y poten-ciar las condiciones de vida y de produc-ción del campesinado, especialmente, del de la sierra.

En este marco, se ha trabajado en aspectos vinculados al acceso del campesinado a la tierra, al riego, así como en otros aspectos relacionados con la producción y comer-cialización campesinas: asistencia técnica, capacitación, investigación, organización, créditos, mercados, etc.

Las actividades agropecuarias que lleva adelante el campesinado, por su comple-jidad, no pueden ser vistas de una manera lineal, por lo que CESA, priorizando el fortalecimiento organizativo como posi-bilidad real de llevar adelante esta misión de acompañamiento al sector, ha buscado incidir para que realice un manejo soste-nible, equitativo y eficiente de los recursos naturales, que constituyen su base mate-rial de producción y de reproducción como sector social.

La gestión de los recursos naturales, sin embargo, no puede hacerse al margen del entorno natural y social en que estos se encuentran, lo cual nos remite a adoptar un enfoque o perspectiva ecosistémica de trabajo.

Introducción

La adopción de este enfoque es resultado del propio proceso interno de aprendizaje de CESA, especialmente, a partir del trabajo relacionado con la gestión del agua y den-tro de ésta, de gestión del riego.

Así, se ha constatado que descubrir o identificar una fuente para realizar la cap-tación de sus aguas, acompañar el proceso de solicitud de la concesión de aprove-chamiento de un determinado caudal, elaborar el proyecto, facilitar procesos de solución de conflictos, conseguir los recursos para levantar la infraestructura necesaria, apoyar a que la organización de usuarios lleve adelante la administra-ción, operación y mantenimiento ‘AOM’ de sus sistemas, lograr un reparto justo

y equitativo, promover que se aproveche eficientemente el riego, entre otras, no es suficiente. Todo esto puede realizarse con poca o mucha dificultad, sin embargo, el reto es ¿cómo asegurar que el agua llegue permanentemente a tales sistemas?

En nuestro quehacer institucional, a través de los años, hemos sido testigos y consta-tado que la simple disminución de cauda-les o, más grave aún, la desaparición de los mismos, la han sufrido muchos sistemas de aprovechamiento del agua, a lo largo y ancho del país, con lo que se han desper-diciado recursos económicos, inmensos esfuerzos humanos y, sobre todo, han pro-vocado zozobra en muchos campesinos y pobladores rurales, urbanos y suburbanos.

El páramo es zona de recolección y almacena-miento del recurso agua

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10 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 11Introducción

capacidad de recuperación del ecosistema y de regeneración de sus componentes bió-ticos, alterados por factores externos (agri-cultura, ganadería, quemas incontroladas, caza, construcción de infraestructura, etc.), teniendo presente que estos ecosistemas están en constante cambio. A este proceso se le conoce también como resiliencia ecosistémica.

Para ello ha sido necesario pensar y desa-rrollar iniciativas participativas de orde-namiento territorial, de aprovechamiento racional, equitativo y eficiente de los recur-sos que se encuentran en estos ecosistemas, pero, considerando el hecho de que éstos

al efecto producido por el factor externo, y en esa medida tender al equilibrio (siempre en constante cambio)”.

¿Por qué es importante sistematizar esta experiencia?

Uno de los Ejes de Valor Agregado de CESA es la gestión de los Recursos Naturales, que se fundamenta en el enfoque ecosistémico y que nos conmina a una gestión integral de estos espacios de vida social y natural (comunidades, tierra, agua, flora, fauna, etc.) como parte de un territorio mayor determi-nado. La comprensión de este espacio exige un análisis de las múltiples interrelaciones existentes en este espacio y su entorno, entre la naturaleza y la sociedad, siempre mirado desde una perspectiva histórica.

Institucionalmente, en las diferentes zonas de trabajo, CESA procura que las pobla-ciones y organizaciones vinculadas a los diferentes proyectos asuman, responsa-blemente, una línea de aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y que observen sus territorios desde diferentes dimensiones: económica, social, cultural, ambiental o ecosistémica.

Así, en el trabajo con las comunidades de altura, CESA trata de que éstas aprovechen sustentablemente los recursos de los pára-mos, es decir, que ese aprovechamiento se lo realice sin perder de vista que es necesa-rio considerar, “la capacidad de respuesta que los ecosistemas pueden tener frente a determinados cambios producidos por factores o agentes externos”1, es decir la

1. Chamochumbi, Walter. 2005. Amplía su definición señalando que la resiliencia “se refiere a los complejos procesos físicos y ciclos biogeoquímicos regenerativos que los componentes bióticos y abióticos de un ecosistema operan –en un tiempo determinado– como respuesta para recuperar su estado anterior

En CESA, desde hace muchos años, no puede siquiera pensarse un proyecto de abastecimiento de agua para consumo humano o riego, que no considere lo expuesto anteriormente. Muchas experien-cias de trabajo institucional están precisa-mente orientadas a una gestión integral de los sistemas de abastecimiento de agua, en el que de manera insoslayable está consi-derado el manejo y cuidado de las fuentes, que proveen de agua a estos y del entorno en que éstas se encuentran. Una buena parte de las fuentes que abastecen a estos sistemas están en el rango altitudinal que corresponde al ecosistema páramo.

Ahora queremos poner a consideración de ustedes una de las experiencias de gestión participativa de los recursos naturales de los páramos de la Parroquia Quisapincha, propuesta surgida en el marco de ejecución del proyecto “Desarrollo de las Organiza-ciones Campesinas de la Parroquia Quisa-pincha”, ejecutado entre los años 1996 y 2001 y del Plan de manejo de los recursos naturales de sus páramos, formulado en el año 2002.

De esta experiencia rescatamos, especial-mente, la participación de 18 comunidades de la parroquia, su organización zonal, la Corporación de Organizaciones Campesi-nas e Indígenas de Quisapincha, COCIQ, así como el involucramiento de otras orga-nizaciones y varias entidades públicas y privadas con presencia en la zona.

Cuando CESA habla de asegurar que el agua llegue a los sistemas de aprovecha-miento, su mirada se ha dirigido constan-temente a las fuentes que los aprovisionan y al hacerlo, conjuntamente con las pobla-ciones involucradas, se logró redescubrir al páramo y las funciones que realiza que, entre otras, son:

j almacenamiento y regulación de la esco-rrentía del agua, de las que depende la vida y actividades productivas de una buena parte de la población del país

j cabeza de las cuencas hidrográficas

j albergue de mucha biodiversidad y belleza paisajística

j captura de carbono y otras funciones ecológicas

j proveedor de recursos productivos y ser parte del territorio que posibilita la reproducción social de muchos secto-res campesinos e indígenas de nuestra serranía.

Los páramos proveen agua para riego y consumo humano a una gran población de Tungurahua

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12 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 13Introducción

La pregunta clave que cruza esta sistema-tización es, por tanto: ¿Qué cambios ha provocado la implementación de acciones en torno al aprovechamiento sostenible de los páramos de Quisapincha (a partir de 1996, cuando CESA inicia su acompa-ñamiento institucional al campesinado de Quisapincha), en las organizaciones de base y la organización zonal de la parro-quia, en la calidad de vida de las familias vinculadas directa e indirectamente a los páramos, en el entorno natural y en las decisiones relacionadas a la gestión de los páramos más allá de la parroquia, por parte de las organizaciones provinciales de indígenas y campesinos, los gobiernos locales, otras entidades del sector público y entidades de desarrollo?

Es necesario rescatar, además, que un ele-mento clave que permitió articular esta acción colectiva fue la necesidad de garanti-zar que los páramos sigan cumpliendo sus funciones naturales, especialmente, aqué-llas vinculadas con el agua a fin de garan-tizar su aprovechamiento sostenible para los distintos usos, pero, particularmente, para consumo humano y riego, de los que dependen decenas de miles de ecuatorianos y ecuatorianas.

Eje de la sistematización

Como se dijo en párrafos anteriores, el proceso vivido en torno a la gestión de los páramos surgió de una experiencia más amplia de trabajo institucional en la parro-quia de Quisapincha, que incorporaba acciones en torno al fortalecimiento de las capacidades locales para la gestión del desarrollo, de los sistemas de producción y comercialización, de la gestión del riego y de la gestión de los recursos naturales.

En esta oportunidad, consideramos impor-tante recuperar la experiencia en torno al componente de gestión de los recursos naturales, específicamente en los páramos de Quisapincha. Esta sistematización, entonces, permitirá conocer el proceso vivido y descubrir las implicaciones que tuvo la ejecución de las acciones que se hicieron inicialmente en el marco del Pro-yecto y, posteriormente, durante el desarro-llo del plan de manejo de páramos en las comunidades altas de Quisapincha.

Estos son aprovechados para consumo humano y riego, por una gran porción de la población tanto de la parroquia Qui-sapincha como de otras aledañas, como Ambatillo, Pinllo, Augusto N. Martínez, Constantino Fernández, Mulalillo y Ficoa Alto, sirviendo a una población aproxi-mada de 80.000 habitantes de la provincia de Tungurahua.

j Los caudales que exceden estos usos son utilizados por la represa de Agoyán en el cantón Baños, para la generación hidroeléctrica.

j Estos páramos, más allá del agua, pro-porcionan otros medios de vida para más de 1.800 familias de las comuni-dades de Quisapincha, por lo que la propuesta de gestión de los mismos ha servido como elemento cohesionador de las comunidades y permitido el for-talecimiento organizativo, tanto a nivel comunitario de base como a nivel zonal y parroquial.

j Estos páramos albergan una gran bio-diversidad (muchos recursos de flora, fauna, minerales) y desempeñan impor-tantes funciones ambientales: almace-namiento de agua, regulación de esco-rrentía, captura de carbono, entre otras.

j Una buena parte de la superficie de bos-que nativo se encuentra muy saludable y sus condiciones primarias aún se man-tienen, lo que añade a este conjunto de características, un aspecto paisajístico importante considerando, sobre todo, que Tungurahua es la provincia más poblada por kilómetro cuadrado del país.

constituyen medios de vida para las comu-nidades y poblaciones del entorno.2

Mirando los páramos de Quisapincha, se considera que tienen una gran importancia ecológica, económica y social:

j Caudales por alrededor de 3.000 l/s pro-vienen de fuentes que se originan en los páramos de Quisapincha.

2. La producción agropecuaria en los páramos, independiente-mente de la conveniencia o no de hacerlo, se constituyó en una fuente de empleo y, por tanto, de ingresos adicionales para las familias que viven en el páramo, en muchas zonas de la región interandina del Ecuador. Se estima que la reducción del uso del páramo para estos fines habría provocado impactos, tanto en la generación de empleo como de ingresos, incrementándose los procesos migratorios en las comunidades de la zona.

La ciudad de Ambato se beneficia de los cauda-les provenientes de los páramos de Quisapincha El proceso

vivido en torno a la gestión de los páramos surgió de una experiencia más amplia de trabajo institucional en la parroquia de Quisapincha, que incorporaba acciones en torno al fortalecimiento de las capacidades locales para la gestión del desarrollo.

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Marco general de comprensión de los páramos

Es cierto que no sabemos lo

que tenemos hasta que lo

perdemos,

Pero también es cierto,

Que no sabemos lo que nos

hemos estado perdiendo hasta

que lo encontramos.

Eduardo GalEano (citado por Molano: 2003)3

3. MOLANO B., Joaquín. 2003. El páramo: producción social del espacio. Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Historia, Centro de Estudios Socioculturales e Internacionales – CESO. Primera edición. Bogotá. Colombia

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17Marco general de comprensión de los páramos

Se trata de un ecosistema de altura, inmerso en un espacio geosocial mayor conocido como alta montaña ecuatorial, donde coexisten con otros ecosistemas, también de altura. En América, la alta mon-taña ecuatorial, además de los páramos, contiene las cúspides de los nevados o de las altas montañas (donde ya no crece nin-guna vegetación) y de los volcanes de gran altura ubicados en cadenas montañosas (en nuestra región, en la Cordillera de los Andes).

Bajo las cúspides de los nevados está una franja llamada perigla-ciar, que aparece por el retroceso nival donde, en Ecuador, apre-ciamos un piso casi desértico al que conocemos como arenales hacia donde, lentamente, van ascendiendo las especies más resistentes de los páramos4.

Además, en estas zonas se depo-sitan los restos volcánicos, resul-tado de las erupciones ocurridas de los volcanes existentes en la Cordillera de los Andes o de cenizas volcánicas arrastradas por los vientos ecuatoriales, que han contribuido a una estructu-ración particular de los suelos. En el paisaje de alta montaña no son raras las lagunas formadas en los cráteres de los volcanes y

4. Este espacio se caracteriza porque nieva con frecuencia y ocurren los deshielos, provocando desescamación y fractura-miento de las rocas y procesos de erosión eólica, lo que lleva a la sedimentación de materiales en las lagunas formadas en los períodos glaciares.

la naturaleza y de aquéllas que se establece-rán a futuro.

No mirarlo desde esta perspectiva alimenta las visiones ‘naturalistas’ (ambientalistas, conservacionistas) ahora dominantes, que pretenden que este espacio sea intocado y conservado a ultranza.

Coincidentemente con la globalización, estas visiones han sido impulsadas desde foros y entidades internacionales, cuando precisamente, a través de postulados y políticas supranacionales, se ha despojado o tratado de despojar a los Estados de su capacidad de garantizar la soberanía sobre sus territorios, queriendo ahora, muy con-venientemente, mirar estos ecosistemas, como de propiedad global.

Los páramos, geográficamente se han conformado únicamente en las regiones ecuatoriales, específicamente, en la franja ecuatorial del planeta (que va de 0º a 10º de latitud tanto hacia el norte como hacia el sur, conformando una franja de 20º, a la que se puede denominar franja ecua-torial). A nivel del continente americano, se conformaron en las altas montañas de los países andinos de Ecuador, Colombia, Venezuela y al norte del Perú. También hay páramos en Costa Rica y Panamá (América Central), que se encuentran en el límite de esta franja ecuatorial. A nivel mundial, existen en otras latitudes del planeta, como es el caso de las zonas de altura en los territorios ecuatoriales de África, y Oceanía (Hofstede, R. y otros (Eds.). 2003.).

Los páramos, un ecosistema tropical de altura

E n la región andina, el paisaje ha cambiado a través de la historia. Buena parte de estos cambios se explican a partir de las formas

de aprovechamiento o de explotación de los recursos naturales y ecosistemas que la conforman. En los últimos milenios, ade-más de los cambios geofísicos provocados por fenómenos naturales, podríamos hablar de que este paisaje ha cambiado por los modos de producción ejercitados en nuestras sociedades en cada fase de su desarrollo y, últimamente, por los mode-los económicos aplicados en los distintos países o formaciones económico-sociales, desde la incorporación de sus economías al mercado capitalista mundial.

Para entrar en materia, diríamos que, a estos cambios que han operado en los páramos, corresponden también formas de mirarlo (visión) y formas de compren-derlo y explicarlo (teoría).

Actualmente existen diversas visiones del páramo, cada una desde la perspectiva de

los especialistas que lo han estudiado: biólogos, ecólogos y ambientalistas, sociólogos y antropólogos, geólogos y economistas, ingenieros y abogados, etc., pero creemos que todavía hace falta inte-grar todas esas visiones lineales, en una visión que nos acerque a una compren-sión integral de lo que son los páramos.

No obstante de que esa comprensión inte-gral de los páramos está en un proceso de construcción, creemos necesario anotar que, como todo aspecto de la vida natural y social en el que el planeta y la humani-dad han estado, están y estarán inmersos, no podemos comprender los páramos si no los miramos desde una perspectiva histórica.

El ecosistema páramo es fruto de las trans-formaciones geológicas del planeta que han ocurrido a lo largo de los tiempos, pero a la vez, de la presencia milenaria de poblaciones y de sus estructuras sociales, por lo tanto, es un territorio construido histórica y socialmente y que sólo puede explicarse a partir del conocimiento y aná-lisis de las relaciones pasadas y presentes, que se han establecido entre la sociedad y

Marco general

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18 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 19Marco general de comprensión de los páramos

alimentadas por los deshielos de los neva-dos. Junto a estos, también existe el bosque andino y/o relictos de vegetación arbustiva, que en otros tiempos debieron ser parte de verdaderas selvas andinas5. En este paisaje montañoso e irregular, también encontra-mos pequeñas mesetas y valles de altura.

Esta diversidad de paisajes (ecosistemas), brevemente mencionados, forman una

5. Según Molano, las selvas andinas, (que corresponderían a lo que en Ecuador conocemos como bosque andino) es un ecosis-

posición latitudinal, así como a la presen-cia de las cordilleras andinas y al paso de corrientes oceánicas frías y cálidas cerca de sus costas.

El Proyecto Páramo, con base en interpre-tación de imágenes satelitales de 1998 y considerando solamente los páramos que todavía mantienen su cobertura vegetal típica, generó el dato de que los páramos en el Ecuador actualmente cubren cerca de 12.600 km2, lo que equivale a casi el 5% del territorio nacional. Se estimó de modo preliminar, que pueden ser 500.000 perso-nas las que usan los páramos de manera directa. Indirectamente, la mayoría de la población ecuatoriana (varios millones de personas) depende de este ecosistema, de manera especial, aunque no exclusiva, por

Los páramos son una construcción social

E l páramo es parte del patrimonio natural y social del Ecuador y com-

ponente de la diversidad de ecosistemas que se extienden a lo largo y ancho de su territorio. Según Cañadas, en el Ecuador existen 25 de los 35 ecosistemas (o zonas de vida) posibles, (Aguilar et al., 2000).

En los páramos podemos encontrar una parte importante de la extraordinaria diver-sidad ecológica de un país relativamente pequeño como el Ecuador, pero con una variedad ambiental y biológica mayor a la de países con extensiones muy superiores (Mittermeier et al., 1997). Esta diversidad ecológica, se debe fundamentalmente a su

unidad articulada e interdependiente: la alta montaña andina ecuatorial donde se alberga una gran biodiversidad es fuente de recursos naturales, se desempeñan impor-tantes funciones ambientales y guarda una historia de relaciones, mutuamente deter-minantes, de la naturaleza con los pueblos asentados en estos territorios.

Terán (2009: 56) plantea que “además de exhibir alta biodiversidad y endemismo, los páramos andinos inciden en los ciclos hídricos de los ecosistemas del neotrópico andino. Desde estos humedales de altura, se generan los flujos hídricos que transpor-tan las sustancias orgánicas y minerales para los ciclos de nutrientes que acaecen aguas abajo”. También se generan las principales arterias fluviales que irrigan a la costa, la sierra y la Amazonía. Por ello, en toda la región andina, “Selva, agua y páramo forman lazos inquebrantables” (Vélez, 2004: 2)”.

tema de altura que es alimentado principalmente por la humedad de la neblina, que se condensa en esta zona. El agua recogida a través de este mecanismo constituye un aporte muy importante de caudales a los cursos de agua. Estos

bosques, caracterizados por la presencia de especies arbóreas y arbustivas, están poblados además por mus-

gos, líquenes, orquídeas, helechos y otras especies epífitas, que en algunos casos llegan a cubrir totalmente los troncos de los árboles. Estos

bosques o bosquetes se levantan entre cotas que van de 3300 a 3700 msnm. El techo de la vegetación asciende a una

altura promedio de 20 metros. Las comunidades indí-genas están ligadas al páramo desde tiempos ancestrales

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20 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 21Marco general de comprensión de los páramos

inicial ya no respondía a la racionalidad de la producción lechera.

Otro hecho que abonó a un nuevo momento de ocupación de los páramos y zonas de altura constituyó el proceso de Reforma Agraria y Colonización, que inició el año 1964 y concluyó con la expedición de la Ley de Desarrollo Agrario, en 1994. El resultado fue la expansión de la frontera agrícola, alcanzando en el año 2000 alre-dedor de ocho millones de hectáreas de superficie agrícola en el país. Los sujetos de este proceso fueron las comunas, asociacio-nes y cooperativas de campesinos a quienes se adjudicaron las tierras, en un primer momento, aquéllas de propiedad estatal y de la iglesia y, posteriormente tierras del Estado y del sector privado.

En términos generales, el resultado del pro-ceso fue una modificación de la estructura agraria del país, pero sin haber eliminado el problema de concentración de la tierra en pocas manos, por un lado y, del mini-fundio, por otro. Las mejores tierras fueron conservadas por los mismos hacendados, ahora transformados en empresarios agrí-colas y las tierras marginales (de pendiente, susceptibles de erosión, etc.) quedaron para los campesinos.

Como se señaló antes, la Reforma Agra-ria operó a través de la conformación de cooperativas, asociaciones y comunas. Sin embargo, debido a las presiones de las familias campesinas, se procedió a la repartición de las tierras bajas entre sus asociados, no obstante, hasta la expe-dición de la Ley de Desarrollo Agrario

páramos andinos y de sus suelos, sumado a ello estaban las quemas incontroladas del pasto natural, para que su rebrote permita alimentar estas especies. Se introdujeron también, en zonas de altura, los cultivos de trigo y cebada, que dejaron los suelos expuestos a la erosión. Además, se aban-donaron las terrazas y otras prácticas de conservación de suelos impulsadas por las poblaciones originarias. “La alta montaña se convirtió en fuente de poder político y en una expansión territorial de los sectores sociales poderosos…” Molano, B. (2003)

Más adelante, con la República (1830), nuestro país se integró al mercado capita-lista mundial, como país agroexportador primario, con la producción y exportación de cacao, café y tagua, todos, productos de la costa. Ello significó que la integración del litoral al mercado capitalista mundial ocurriera bastante más temprano que la integración de la sierra, por tanto, a que se establecieran progresivamente relaciones capitalistas de producción (relaciones sala-riales), a diferencia de lo que ocurrió en la sierra y la Amazonía donde perduraron por mucho más tiempo relaciones precapitalis-tas de producción (especialmente, el huasi-pungo) Cfr. Carrasco, C. (2002)

Para 1930, en un claro proceso de moder-nización del agro, gracias a la creciente demanda de determinados productos serranos desde la costa, entre otros acon-tecimientos, las haciendas serranas intro-dujeron nuevas tecnologías y se consolidó la producción lechera, provocando nueva-mente el desplazamiento de los huasipun-gos a zonas de altura, porque su ubicación

y tubérculos ubicada por sobre los 3000 msnm, es decir, en pleno páramo, lo que ratifica la visión de control microvertical de pisos altitudinales que tenían estos pue-blos. Con la conquista incaica, Landázuri (1995), (Citado por Crissman, 2003:16) notaba que el pueblo de los Pastos de la sierra norte producían maíz como cultivo para el tributo a los Incas, mientras que subsistían con papas.

Durante la Colonia, sobre estos sistemas se impuso el sistema latifundista y de hacienda que duró por más de 350 años y que se basó en el despojo de tierras a los pueblos indígenas, así como en la utilización de mano de obra forzada (mitas, obrajes, enco-miendas, inicialmente y luego, huasipungos, concertaje, etc.), empujando el ascenso de las comunidades indígenas hacia zonas de páramos. No obstante, estas zonas no sólo fueron ocu-padas por poblaciones indíge-

nas, sino que los latifundistas introdujeron el pastoreo de bovinos, ovinos, equinos y caprinos en zonas de altura, desplazando a los camélidos (llamas, especialmente) que hasta esa época pastoreaban en estos espa-cios (Crissmas, 2003: 17).

Esta situación produjo cambios en el entorno natural, pues, tanto el pisoteo como los hábitos alimentarios de estas especies (comían tallos y raíces de las espe-cies características de estas zonas), deter-minaron el inicio de un proceso de empo-brecimiento de la vegetación natural de los

su importancia en el abastecimiento de agua (para consumo humano y para riego) e hidroelectricidad (Galo Medina y Patricio Mena, 1999).

Históricamente, la alta montaña y dentro de ésta, los páramos, han sido espacios humanizados, es decir, espacios que han contribuido al desarrollo de los pueblos y comunidades desde hace miles de años y, en ese proceso, también han sido modi-ficados. De estos espacios, se extrajeron recursos para la alimentación, la construcción de viviendas y vestido así como para la elabo-ración de instrumentos de caza. Se construyeron redes de cami-nos que permitieron la circula-ción de personas, de informa-ción y de bienes de intercambio, tambos para el descanso de ejércitos y chasquis.

Aquí también las poblaciones originarias encontraron sus formas de explicarse el mundo y su vida, se fueron estableciendo sitios sagrados, ideas y prácticas religiosas, así como, se desarrollaron conocimientos muy importantes de astronomía, de los fenóme-nos y funciones naturales del entorno y de cómo aprovecharlos y/o explotarlos para lograr su reproducción biológica, social y cultural (Molano, 2003).

Se conoce que, siglos antes de la conquista española, ya existían estrategias agrícolas en zonas de páramo. Se tenía una agricul-tura en base al maíz y frijoles debajo del páramo y una zona de producción de raíces

Las mejores tierras fueron conservadas por los mismos hacendados, ahora transformados en empresarios agrícolas y las tierras marginales (de pendiente, susceptibles de erosión, etc.) quedaron para los campesinos.

La cada vez más cre-ciente población de las comunidades y reque-rimiento de productos agrícolas en los centros poblados hacen que las comunidades exploten sus recursos naturales

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22 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha

(1994), aún se conservaba como propiedad comunal o colectiva las tierras de páramo que fueron utilizadas también colecti-vamente para el pastoreo compartido de bovinos y ovinos, especialmente.

Con la Ley de Desarrollo Agrario, que se enmarca en las políticas de ajuste estructu-ral (o neoliberales), se abrió la posibilidad de parcelar y distribuir individualmente las tierras de propiedad colectiva, incluso aqué-llas ubicadas en los páramos, donde implíci-tamente se ha impulsado una dinamización del mercado de tierras, como un mecanismo de reconcentración de las mismas.

Ahora, no es raro mirar este proceso de reconcentración de tierras a nivel general, por un lado y, por otro, encontrarse en varias zonas de la serranía, con páramos donde ya están marcados los linderos y se están explotando individualmente en activi-dades agropecuarias, multiplicando con ello la fragilidad de estos ecosistemas, dificul-tando el desarrollo de procesos de gestión colectiva y poniendo en riesgo su aprove-chamiento sustentable.

Estos elementos históricos señalados arriba, aspiramos, puedan proporcionar algunas luces para comprender la problemática actual que atraviesan los páramos del país, cuya expresión de mayor peso es la amenaza que esto representa para que los páramos, además de zonas de vida de muchas comu-nidades, continúen desempeñando funcio-nes ambientales claves, especialmente las de almacenamiento y regulación de escorrentía del agua, de las que dependemos millones de ecuatorianos y ecuatorianas.

Ubicación y breve contexto histórico y social de las

Comunidades de Quisapincha

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25Las comunidades de Quisapincha

“Sólo la zona de Quisapincha está relativamente libre de haciendas. Esto es algo confirmado por los documen-tos de la rebelión de 1780, cuando el “pacificador” de Pasa y Quisapincha, Solano de Salas, indica que la razón profunda de la rebelión en la zona era que, “poseyendo las más Pingues y dilatadas tierras de esta jurisdicción y estando remontados independientes de los españoles con este motivo los de genio más rústico, bárbaro y atrevido” (citado por Moreno 1985:248). En sínte-sis, Quisapincha y Pasa estaban alejados del dominio de la hacienda…”

Ospina et al., 2009: 22

Con la República, dentro de la división político-administrativa del cantón Ambato, hace ya más de un siglo, las comunidades de Quisapincha y San Bartolomé de Pinllo formaban parte de una sola parroquia. Los páramos de la zona, aunque no tenían un reconocimiento legal, eran considerados de propiedad de la parroquia.

En el año de 1875, se dio la separación polí-tica de las parroquias de Quisapincha y San Bartolomé de Pinllo y, como consecuencia de ello, surgió la reclamación de las tierras altas por parte de San Bartolomé de Pinllo. Sin embargo, en 1882, luego de un proceso de disputas por las tierras altas, Quisapin-cha logró tener la adjudicación de los pára-mos comunales, prohibiendo el uso a per-sonas que no habitaban en esa jurisdicción.

En 1883, se realizó la posesión efectiva teniendo como base los límites que consta-ban en el documento correspondiente, que

así que los Quisapinchas, que habitaban en las fértiles tierras de lo que hoy es Ambato, emprendieron su huida desesperada hacia la Cordillera Occidental de los Andes, su actual lugar de residencia.

En la revisión bibliográfica sobre algu-nos elementos históricos de esta zona, en algunos textos se menciona el espíritu aguerrido de los Quisapinchas, quienes se resistieron a la conquista de su territorio en varias ocasiones. Hay una frase interesante en un relato de la historia de la ciudad de Ambato, a propósito del terremoto ocu-rrido en 1698, que destruyó totalmente la primera ciudad de Ambato edificada en la época colonial.

“Los sobrevivientes se trasladaron río arriba para fundar el nuevo Ambato, en el sitio donde actualmente florece la ciu-dad, luego de vencer la resistencia de los quisapinchas, que no quisieron ceder «ni por clemencia, ni por dinero”.

sOciedad de ambateñOs residentes en ambatO, s.a.r.a. s/a (Web: http://WWW.ambatO.gOv.ec/)

Más adelante, en 1780, los Quisapinchas protagonizaron uno de los levantamientos más aguerridos en contra de las medidas de la administración colonial de incrementar los tributos, para ampliar las rentas para la Corona Española.

En la época de las haciendas, la situación de concentración latifundista de la tierra en la provincia de Tungurahua era más o menos similar a la de otras provincias del país, no obstante, tempranamente se advertía que:

Breve reseña histórica del pueblo de Quisapincha, de su territorio y de la ocupación de los páramos

A ntes de la conquista de los españoles, las tierras que conformaban la provincia de Tungurahua estuvieron habi-

tadas por los Hambatus, que constituían un pueblo independiente y altivo dividido en cuatro tribus: Quisapinchas, Yzambas, Guachis y Píllaros (Gobierno Provincial de Tungurahua: www.tungurahua.gov.ec).

Quisapincha constituye el asentamiento más antiguo de Ambato y es importante resaltar que sus habitantes fueron dueños de las tierras, donde hoy se levanta la ciu-dad de Ambato.

Ya en el período colonial, según la Cédula Real del 28 de agosto de 1563, Ambato era parte de la Real Audiencia de Quito, en calidad de Asiento, teniendo como primera autoridad un Teniente de Gobernador. Más tarde, cuando el Asiento de Riobamba

fue elevado a la categoría de Villa indepen-diente de Quito, Ambato y Mocha fueron adscritas a ella, estableciéndose la división política de la siguiente forma: a la Tenen-cia de Ambato pertenecían Quisapincha, Izamba, Santa Rosa y Píllaro, mientras que a la de Mocha se adscribían Tisaleo, Quero, Pelileo y Patate.

Al igual que en el resto de las comunidades andinas, los Quisapinchas en la época de la Colonia fueron sometidos a la enco-mienda, institución a través de la que la Corona Española entregaba a los españoles (encomenderos) un grupo de indígenas para ‘protegerlos’ y catequizarlos. Estos los utilizaban como mano de obra en sus pro-pias tierras, sobreexplotando su capacidad humana de trabajo. Esta institución se con-virtió en algo tan cruel que minó la pobla-ción indígena. Fue abolida en el siglo XVII.

Esta actitud de barbarie de los colonizado-res obligó a las ‘huidas forzosas’ de los indí-genas, para no verse obligados a trabajar en calidad de esclavos por el resto de su vida y heredar a sus descendientes igual suerte. Es

Ubicación y breve contexto histórico y social de las comunidades de Quisapincha

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26 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 27Las comunidades de Quisapincha

en los páramos de su propiedad, se pasan a terrenos de otras comunidades, ante lo cual, las comunidades afectadas exigen reparación de los daños causados.

A través de negociaciones definieron como mecanismo para enfrentar estos desacuer-dos, el pago de un monto por animal, que fue fijado en 1,50 USD/UBA/año. Sin embargo, según informaciones proporcio-nadas por las propias comunidades, aun-que está establecido este mecanismo, no se ha logrado aplicarlo en la práctica.

Además, se han enfrentado problemas y contradicciones relacionados con las con-diciones bajo las cuales se concedieron las escrituras, donde las comunidades bene-ficiarias debían demostrar el aprovecha-miento agropecuario de estos territorios.

Algunas características del entorno social y natural de la parroquia

La parroquia de Quisapincha se encuen-tra ubicada, geográficamente, al noroc-

cidente de la provincia de Tungurahua, entre las coordenadas 78º 46’ 00” y 78º 43’ 30” de longitud oeste y de 01º 10’ 00” a 01º 13’ 57” de latitud sur. Tiene como límites al norte y oeste con la provincia del Cotopaxi y la parroquia de Ambatillo; al sur, las parroquias de Pasa, San Fernando y el Río Alajua; al este la ciudad de Ambato.

Según la división política administrativa del cantón Ambato, la parroquia está localizada a 20 km al oeste de la ciudad de Ambato (capital del cantón y de la provincia).

CESA empezó el proceso de linderación de los páramos que corresponden a cada comunidad. En este proceso se advirtie-ron algunos problemas, especialmente en aquellos sitios donde los linderos no tenían divisores naturales. A falta de ello, se construyeron zanjas que marcaron los linderos. Actualmente, no todas las comunidades los han establecido, por desacuerdos relacionados con el límite de páramo que corresponde a cada comunidad.

Aún se pueden apreciar algunos conflictos intercomunitarios con la vecina parroquia de Pasa, relacionados con la gestión de los páramos. Existen conflictos cuando los animales de una comunidad que pastorean

legalizadas, sin considerar las aptitudes naturales del ecosistema páramo u otros ecosistemas.

sin embargo, no fue legalizada, pues, por varias décadas el dominio de estas tierras fue sólo de hecho.

Fue con la expedición de la Ley de Reforma Agraria y Colonización en 1964, que las comunidades lograron el reconocimiento legal de la propiedad sobre esos páramos, pero, el proceso de adjudicación definitiva de los páramos demoró y en el caso de la mayoría de comunidades se concretó recién el año de 1993, donde se extendieron las escrituras públicas de propiedad del páramo a cada comunidad, otorgadas por el Instituto Ecuatoriano de Reforma Agra-ria y Colonización, IERAC (más adelante sustituido por el INDA). Estas escrituras fueron debidamente inscritas en el registro de la propiedad en la ciudad de Ambato.

Es importante anotar que ese mismo año, 1993, a través del Ministerio de Bienestar Social se aprobaron los estatutos y fue reconocida como organización de segundo grado la Corporación de Organizaciones Campesinas e Indígenas de Quisapincha –COCIQ– con 16 comunidades filiales y dos asociaciones jurídicas. Estas organi-zaciones de base se fueron conformando amparadas en la Ley de Comunas (1937), desde los años 50, para enfrentar las múlti-ples dificultades relacionadas con el acceso a servicios básicos.

Luego de la legalización de las respectivas escrituras6, con el acompañamiento de

6 Es importante anotar que para la legalización de las escri-turas, desde el IERAC se impusieron condiciones de aprove-chamiento agropecuario (planes de explotación) de las tierras

CUAdro 1: Comunidades por zona con distribución de la población por jefes de familia

ZONA COMUNIDAD JEFES DE FAMILIA

ZONA ALTA

Calguasig Chico 90

Calguasig Grande 165

Illagua Chico 180

Illagua Chaupiloma 38

Illagua Grande 75

Nueva Tondolique 96

ZONA MEDIA

El Galpón 140

Putugleo 86

Ambayata 80

Pucará Chico 44

Pucará Grande 150

Cachilvana Grande 80

Cachilvana Chico 50

Pugantza 185

Santa Elena 41

ZONA BAJA

Santa Rosapamba 150

Condezán 122

Quindialó-Chumalica 104

TOTAL 1876

FUENTE: Diagnóstico COCIQ-PRODEPINE. 2001

‘Rodeo’ de animales, que consiste en bajar todo tipo de ganado del páramo, sea éste de la misma comunidad o de comunidades vecinas para cobrar un impuesto

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28 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 29Las comunidades de Quisapincha

Carreteras

Existe una vía pavimentada que va desde la ciudad de Ambato hasta la cabecera parroquial de Quisapincha y se extienden carreteras de segundo y tercer orden, desde el centro poblado hasta cada comunidad. Además, existe una carretera que comu-nica a la parroquia Quisapincha con la parroquia Cusubamba en la provincia de Cotopaxi, aunque está en mal estado. Ésta recorre a través de los páramos de 5 comu-nidades de la zona media, con una exten-sión aproximada de 12 km, también dispo-nen de una vía empedrada que comunica con la vecina parroquia de Pasa.

En la zona alta, cada comunidad tiene su propia vía de acceso al páramo, las cuales en su totalidad suman 29,1 km de longitud y han sido construidas por medio de min-gas comunitarias.

Sistemas de aprovisionamiento de agua para consumo humano y riego

Gracias a la presencia de un caudal que bor-dea los 3.000 l/s, proveniente de diversas fuentes ubicadas en los páramos, actual-mente funcionan 15 sistemas de riego y 13 sistemas de agua potable, que benefician a cerca de 4.500 familias dentro y fuera de la parroquia Quisapincha.

En cuanto a riego existen 8 sistemas que abastecen a las comunidades de Quisapin-cha, cuya longitud asciende a los 42 km.

Existen 16 centros educativos en las comu-nidades, de los cuales 3 son hispanos y 13 bilingües. El analfabetismo afecta al 47% de la población de las comunidades de la zona alta, al 21% en las comunidades de la zona media y a un porcentaje menor en la zona baja. La relación del índice de analfabetismo entre hombres y mujeres es bastante significativa: el 20% corresponde a hombres y el 80% a mujeres.

La comunidad más cercana a la cabecera parro-quial está a 1 km y, la más lejana, a 18 km.

Conforme al cuadro anterior, en la parro-quia se pueden apreciar tres zonas altitudi-nales: baja, media y alta, donde se asientan las diferentes comunidades, con un total de 1.876 familias.

Población y acceso a servicios básicos

La población de la parroquia asciende aproximadamente a 14.157 habitantes, de la cual, el 50,30% de la población es mas-culina y el 49,65% femenina. Del total de la población el 68% está en el área rural y el 32% en el área urbana. Según datos del SIISE, el 71,4 % de la población es indígena, el 25,8% mestiza, el 2,7% blanca y el 0,1%, afroecuatoriana.

La pobreza afecta a alrededor del 70% de la población y el acceso a servicios básicos es muy deficitario. El 87,7% de la población tiene acceso a agua entubada; el 77,8% dis-pone de algún sistema de eliminación de excretas (letrinas, huecos sanitarios o pozos sépticos), el 89,7% de la población dispone de luz y apenas el 2% de familias disponen de teléfono.

Únicamente en la comunidad de Illagua Chico, en los últimos años se ha imple-mentado un puesto de salud con el apoyo de la Fundación Cuesta Holguín, mientras que las 17 comunidades restantes deben acudir al Subcentro de salud ubicado en el centro parroquial.

Conformación de la familia típica de la parte alta de la parroquia Quisapincha

Recorrido de los canales de riego por los pára-mos comunales

Reunión de trabajo entre el equipo médico, promotores de salud y representante de la Fun-dación Cuesta Holguín, en el dispensario médico de Illagua Chico

La mayoría de la carrete-ras de Quisapincha fue-ron construidas a mano por medio de mingas

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30 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 31Las comunidades de Quisapincha

CUAdro 2: Propiedad de las tierras de las Comunidades de Quisapincha

COMUNIDAD CAMPESINA Nº DE FAMILIAS

Nº DE LOTES

ÁREA DE

CULTIvOS

PÁRAMOS ÁREA

COMUNAL (HA)

TOTAL (HA)

CALGUASIG CHICO 91 587 62,00 696,00 758,0

CALGUASIG GRANDE 177 834 155,30 710,00 865,3

ILLAGUA CHICO 50 312 56,50 980,00 1.036,5

ILLAGUA GRANDE 65 310 62.00 1.080,00 1.142,0

ILLAGUA CHAUPILOMA 51 205 43,80 200,00 243,8

NUEVA TONDOLIQUE 90 712 67,50 1.050,00 1.117,5

EL GALPÓN 156 326 73.10 379,30 452,4

AMBAYATA 83 116 31,60 143,70 157,3

PUTUGLEO 90 269 91,70 164,30 256,0

PUCARA CHICO 46 75 16,90 108,70 125,6

PUCARA GRANDE 105 367 109,30 318,40 427,7

CACHILVANA CHICO 43 123 56,70 87,16 143,86

CACHILBANA GRANDE 67 186 98,60 114,20 212,8

PUGANTZA 143 448 204,50 347,00 551,5

CONDEZAN 111 593 119,70 222,50 342,2

QUINDIALO-CHUMALICA 120 296 127,20 210,20 337.4

SANTA ROSAPAMBA 90 241 92,30 301,60 393.9

TOTAL 1.578 6.000 1.468,70 7.113,06 8.563,76

Fuente: Diagnóstico COCIQ–PRODEPINE. 2001

Tenencia de la tierra

Esta parroquia rural y predominantemente indígena, como muchas otras de la Sierra ecuatoriana, tiene un severo problema de acceso a la tierra. El cuadro Nº 2 es bastante ilustrativo sobre la tenencia de la tierra en cada comunidad, cuyo promedio no llega a 1 ha por familia, a lo que se suma el hecho de que esa pequeña superficie está reta-ceada, es decir, integrada por alrededor de 4 lotes promedio por familia.

También se añaden problemas de pérdida de fertilidad de los suelos y de erosión, por la sobreexplotación de estos suelos o por el uso creciente de agroquímicos y/o por su ubicación en zonas de pendiente. Además, comparados estos datos con los que se pre-senta en el cuadro No.1 relacionados con el número de familias que habitan en la zona, se desprende que hay alrededor de 300 familias de la zona que carecen de tierras.

De lo anotado, se desprenden una serie de problemas sociales y económicos que afec-tan la vida de la inmensa mayoría de fami-lias de la zona.

Por la imposibilidad de garantizar la sub-sistencia de las familias con la producción de las parcelas, inclusive considerando aquélla que reciben como fruto de la pro-ducción colectiva, que realizan las comu-nidades en las zonas bajas de sus páramos, la población ha tenido que diversificar sus fuentes de ingresos.

Desde hace unos 15 años, se masificó la actividad artesanal en la que están impli-cadas alrededor del 60% de las familias (confección del cuero, otros textiles y arte-sanías en cabuya y lana). Por otra parte, se profundizaron los procesos migratorios, que en determinadas épocas involucran al 70% de jefes de familia. El destino de los/as migrantes son la costa y las grandes ciudades. En los grupos que migran, en su mayoría se encuentran jóvenes y niños, tanto hombres como mujeres, que van a desempeñarse en varias actividades como vendedores ambulantes, estibadores, lus-trabotas y como mendigos.

MAPA 1:

Localización de las comunidades de Quisapincha

La tenencia de la tierra en las comunidades de Quisapincha se reduce a pequeñas parcelas

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32 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 33Las comunidades de Quisapincha

Los páramos de Quisapincha

Como se había mencionado, estos páramos están ubicados en la cordillera Occidental de los Andes. Sus 7.113,06 ha de superficie se extienden desde los 3.500 hasta las 4.200 msnm.

Se trata de páramos comunales (propiedad colectiva) a los que tienen acceso, aunque en diferentes proporciones, las 17 comuni-dades de Quisapincha, conforme al cuadro 3. La distribución de tierras, al momento de la adjudicación, se realizó en función del número de familias de cada comunidad.

Esta zona presenta el típico paisaje de mon-taña de la serranía ecuatoriana y alberga una biodiversidad muy significativa.

2001) para realizar agricultura, también de manera comunitaria.

Sin que este señalamiento pierda peso, es importante anotar que esta práctica tuvo su origen en varias disposiciones constan-tes en la primera Ley de Reforma Agraria8, donde para asegurar la tenencia de las tie-rras adjudicadas, las cooperativas y asocia-ciones agrícolas debían llevar adelante un plan de explotación elaborado por el Minis-terio de Agricultura y Ganadería (MAG, ahora MAGAP) y aprobado por el ex-IERAC. Dichos planes difieren significativa-mente de las disposiciones realizadas por el Ministerio del Ambiente, con relación a las altitudes de siembra (cultivos), las cuales llegan en algunas comunidades (Pugantza, Calguasig Chico) a los 3.600 msnm, activi-dad que la realizan respaldadas en los men-cionados planes de explotación.

8. Giuseppina Da Ros, en su texto: El cooperativismo en el Ecuador: antecedentes históricos, situación actual y perspec-tivas”, (2004), señala que con la Ley de Reforma Agraria se “patrocinó la conformación de cooperativas de campesinos como forma de integración de los minifundios (art. 52) y de superación de las formas precarias de tenencia de la tierra. Para evitar abusos y distorsiones en el proceso de adjudicación de las tierras, se otorgó al organismo encargado de su ejecución (el Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización, IERAC) la facultad de calificar, previamente a la inscripción y concesión de la personería jurídica, el estatus de cada asociado, los programas de desarrollo cooperativo que se proponía rea-lizar la organización y los recursos disponibles para el efecto. Además, se trasladó el control y fiscalización de las cooperativas agrícolas al Departamento de Desarrollo Campesino del Minis-terio de Agricultura, con la finalidad de centralizar y coordinar mejor las actividades de desarrollo rural con el IERAC”.

En las comunidades de la zona media y baja, el 60% de jefes de familia salen a trabajar diariamente en la construcción, como jornaleros o estibadores en fábricas. También existe migración de los/las jefes de familia fuera del país, especialmente a Estados Unidos, España, Italia y Venezuela, en busca de recursos para manutención de la familia.

Considerando esa fuerte presión por la tie-rra es importante rescatar que los páramos comunitarios, a pesar de la tendencia a su distribución individual,7 aún se conserven como propiedad colectiva, lo que ha facili-tado desarrollar iniciativas para su gestión. La extensión del conjunto de páramos de la parroquia, frente al número total de familias daría un promedio de 4,5 ha/fami-lia, sin embargo, como ya se ha anotado anteriormente, la vocación de las tierras de páramo no es agrícola, pues, desarro-llar esta actividad implica muchos riesgos tanto para la actividad agrícola, como para mantener las características ecológicas de los páramos.

Con seguridad, el muy limitado acceso a tierras que tienen las familias obligó a que la mayoría de comunidades destinen una pequeña parte de sus tierras de páramo (498,5 ha que equivalen a una superficie del 7,1% de páramos, dato obtenido el año

7. Con la expedición de la Ley de Desarrollo Agrario (1994), cumpliendo ciertos criterios, se abrió la posibilidad de la distri-bución individual de la tierra bajo propiedad colectiva, incluida la tierra en zonas de páramo. En muchos páramos de la Sierra ecuatoriana, ahora, se puede apreciar la instalación de linde-ros individuales en los mismos, lo cual hace más tentadora su explotación.

Paisaje del cerro Casahuala

CUAdro 3: Tenencia actual de los páramos por las comunidades indígenas de Quisapincha

COMUNIDADES SUPERFICIE DE PÁRAMO (HA.)

Calguasig Chico 696

Calguasig Grande 710

Illagua Chico 980

Illagua Grande 1080

Illagua Chaupiloma 200

Nueva Tondolique 1050

El Galpón 379,30

Ambayata 143,70

Putugleo 164,30

Pucará Chico 108,70

Pucará Grande 318,40

Cachilvana Chico 87,16

Cachilvana Grande 114,20

Pugantza 347

Condezán 222,50

Quindialo-Chumalica 210,20

Santa Rosapamba 301,60

Suman: 7113,06

FUENTE: Diagnóstico COCIQ-PRODEPINE, 2001

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34 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 35Las comunidades de Quisapincha

de los páramos del Chimborazo y Carihuai-razo, en el sector de San Vicente de Tilulún, dando origen al río Ambato.

Por el extremo noroeste, se forma la quebrada de Quillalli, cuyos afluentes provienen de las quebradas de Churihuay-co, Puzorrumi, Colisache, Cushquirumi Tungihuaico, Paccha y Quilopuso, que finalmente desembocan en el río Ambato; debiendo indicarse que esta quebrada sólo en períodos de lluvia posee flujos hídricos. Estos páramos tienen gran importancia en la provisión de agua, que asciende a un aproximado de 3.000 lt/seg. Estos caudales son utilizados especialmente para:

j Riego: 632 lt/seg que abastecen a usua-rios de las parroquias de Ambatillo, Pinllo, Augusto Martínez, Constantino Fernández, Mulalillo y Ficoa Alto y 280 l/s para riego de las comunidades de la parroquia. El total de usuarios asciende a 13.200.

j Agua potable: 32.96 lt/seg para 3.043 usuarios en la parroquia y alrededor de 80 lts/seg para usuarios de la ciudad de Ambato. Con estos caudales se abastece a 36.750 usuarios de la zona norocci-dental de Ambato.

j Una buena parte de caudales también es aprovechada para la generación hidroeléctrica por parte de la empresa Hidroagoyán.

Sobre la zona de páramo sobresalen las elevaciones del Saguotoa y Casahuala, que dan origen a grandes vertientes y que con-tribuyen a la formación de una zona muy húmeda de páramos (superpáramo). La mayor superficie del páramo está ocupada por una zona de pendientes de fuertes a moderadas, que conforme baja a altitudes menores, van disminuyendo y dando lugar a altiplanicies y llanu-ras que conforman las zonas de subpáramo. Más abajo se encuentran las llanuras bajas que presentan un relieve bastante regular, lo que ha permitido el desa-rrollo de la agricultura intensiva.

En cuanto a las condi-ciones climáticas, la tem-peratura en este páramo oscila entre los 3 y 6°C, sin embargo, ésta varía durante el día (de 10 a 12ºC) y durante la noche (de 8 a 0ºC), dependiendo además, de las diferentes épocas del año.

En la zona del subpáramo, el promedio de la temperatura oscila entre los 6 a 12ºC. En esta zona ocurren cambios importantes de temperatura, lo que la hace vulnerable a las heladas, volviendo sumamente riesgosa cualquier actividad agrícola que se desarro-lle en esta zona. Al fenómeno de las heladas contribuyen los vientos fríos, que se produ-cen especialmente en las horas de la madru-gada y en los meses de verano, cuando la temperatura baja a 0ºC o a temperaturas bajo 0.

Hidrografía

Las corrientes fluviales y drenaje tempora-les que se originan en estos páramos cons-tituyen la cuenca alta del río Pastaza, sub-cuenca del río Ambato, ubicada al noroeste de la ciudad del mismo nombre.

El flujo principal constituye el río Alajua, que se origina en los páramos del Casahuala, con el nombre de río Casahuala; en el trayecto recibe las aguas de riachuelos y quebradas que descienden de los páramos del sector. Entre los prin-cipales riachuelos tenemos: el Pumagua, Illagua Chico, Chontarrumi y las que-bradas de Unabana, Chorrera de Illagua, Curiquingue; estos flujos hídricos se unen en la quebrada de Yacuyuyo y forman el río Alajua, finalmente se juntan con las aguas provenientes del río Colorado provenientes

El río Casahuala uno de los cuatro afluentes del río Alajua, que a su vez alimenta al río Ambato

Formaciones vegetales

En los páramos de Quisapincha, se pueden identificar varias formaciones vegetales naturales e introducidas: Destacamos la zona de pajonales que es la predominante, ocupando más de la mitad de la superficie. En esta zona, se pueden encontrar pastos naturales constituidos por paja (Stipa ichu) asociada a otras herbáceas, como la pata de conejo (Geranium sp.), sigsi (Cortaderia sp.), picso, cuchicaca, venado cacho (Halenia weddliana), churo yuyo, lirios de páramos, etc., especies que generalmente se encuen-tran en las partes más húmedas. Esta zona es utilizada para el pastoreo de ovinos, bovinos, equinos.

Igualmente es importante destacar que existe una importante superficie (alrede-dor del 26%) de bosque nativo y chaparros, que se localizan sobre los 3.600 msnm, en las estribaciones de la loma, muy cerca de los caminos de agua. Crecen sobre suelos profundos con mucha humedad. Esta zona constituye un complejo formado por árbo-les como: yagual (Polylepis sericea), piquil (Ginoxys acostae), chachacomo (Escallonia myrtilloides), illinshi negro (Brachyotium sedifolium), cancha lulun, idibo, yuracfanga (Diplostephium rupestre).

Las zonas de chaparros (arbustos) están ocupando gran cantidad de la superficie, especialmente en el sector medio y bajo del páramo y en especial en las cercanías de los ríos Unabana, Casahuala y otros. Las especies arbustivas predominantes son: ata (Loricaria ferruginosa), mortiño (Vacinium mortinia), iguilán (Monnina

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37Las comunidades de Quisapincha

CUAdro 4: Zonas de uso de los páramos en las comunidades altas de la parroquia (2001)

NO. COMUNIDADES BOSQUE NATIvO

(HAS)

ZONAS DE PASTOREO

(HAS)

FUENTES HíDRICAS

(HAS)

ZONAS DE CULTIvO

(HAS) 2001

1 Calguasig Chico 124,2 455,8 145,04 45

2 Calguasig Grande 275 395 82,32 15

3 Illagua Chico 224 676 109,76 10

4 Illagua Chaupiloma 20,5 166,5 35,00 8

5 Illagua Grande 112.5 912.5 400,00 25

6 Nueva Tondolique 368 646 254,80 31

Suman: 1124,2 3251,8 1026,92 134

Elaborado por CESA – COCIQ – 2001. Testimonio directivos y líderes (Junio 2008)

Uso actual de los páramos de Quisapincha

Como se puede apreciar gráficamente en el Mapa 2, casi todas las comunidades tienen en sus páramos zonas de bosque nativo, zonas de fuentes hídricas, zonas de pasto-reo extensivo, zonas de pastoreo intensivo, zonas de cultivo y pastos mejorados.

Una superficie de 5436,92 ha, es decir, el 75% de la superficie del páramo de la zona es de propiedad de las comunidades de la zona alta de la parroquia. Esta super-ficie está ocupada por distintos usos, como se aprecia en el Cuadro 4. Esto explica que se haya producido una especial vincula-ción y compromiso de estas comunidades de altura con las propuestas de gestión de páramos.

obtusifolia), cubillin (Senecio vaccinoides), cuchicaca.

La presencia de estas especies arbó-reas y arbustivas dentro del páramo constituye una ven-taja para iniciativas de reforestación, pues permite la recolección de material genético, con lo que se reducen los costos de producción de las plántulas.

En el marco de esta biodiversidad florística también viven una buena cantidad de espe-cies animales silvestres, especialmente aves, pequeños reptiles y anfibios, así como algu-nos mamíferos, peces (truchas) e insectos.

En cuanto a las formaciones vegetales introducidas, se puede anotar que está bajo explotación agrícola comunitaria alrede-dor de un 7,1% de la superficie paramera (alrededor de 500 ha), ubicada en la zona baja; inducido por programas forestales hay una extensión de 272 ha de plantación de bosque exótico. Adicionalmente, se han reforestado alrededor de 225 ha con espe-cies nativas.

Bosques nativos de yagual (Polylepis sp.), predominantes de los páramos de Quisapincha

MAPA 2: Uso de los páramos de Quisapincha al año 2002

Fuentes hídricas

Bosques nativos

Zona de pastoreo extensivo

Zona de extrema pendiente

Zona de pastoreo intensivo

Zona de cultivo y pasto

mejorado

Fuente: CESA-COCIQ (Plan de Manejo de los páramos de Quisapin-cha. 2002)

Aspiramos a que esta vista panorámica de los páramos permitan un acercamiento al conocimiento de sus características más importantes y a identificar los cambios que se operaron en el desarrollo de esta expe-riencia de gestión.

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38 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 39Las comunidades de Quisapincha

Al inicio del proyecto, las quemas eran parte de las prácticas de apro-vechamiento del pasto natural

j Invasión y destrucción de pajonales y bosques nativos por necesidad energé-tica de poblaciones aledañas al páramo, especialmente de la provincia de Cotopaxi.

El efecto más visible de esta problemática constituyó el descenso de la producción hídrica. A continuación, se hace una sínte-sis de cada uno de estos problemas detecta-dos en torno a los páramos de la zona.

Ampliación de la frontera agrícola

Como se relataba en párrafos anteriores, el territorio de Quisapincha ha tenido varios hitos históricos que han contri-buido a una progresiva ocupación de los páramos en actividades agropecuarias. En el caso particular de los páramos de Qui-sapincha fueron adjudicados en 1882, tras un largo proceso de reclamación posterior a la separación política de las parroquias de Quisapincha y Pinllo, en 1875. Sin embargo, la posesión efectiva se produjo en 1883, cuando los páramos pasaron a ser propiedad colectiva de todas las comu-nidades de la parroquia, y bajo este carác-ter los páramos fueron aprovechados por décadas, especialmente para el pastoreo de ganado.

La Reforma Agraria abrió la posibilidad de que tales páramos puedan subdividirse entre las comunidades de la parroquia, sin perder su condición de propiedad comuni-taria (colectiva), lo cual se efectivizó en el año 1993, con el aval del IERAC, quien les concedió las escrituras comunales.

desecamiento de pantanos y deterioro de los recursos naturales, en general.

Las causas de estos problemas se atribuían a la falta de conciencia de los pobladores de las comunidades campesinas, a la falta de incentivos para la conservación y la falta de educación ambiental de los jóvenes en las comunidades.

Sin embargo, al caracterizar la situación actual de los páramos, no se puede soslayar que hay una histórica causa estructural: concentración de la tierra en pocas manos por un lado y, un agudo proceso de mini-fundización de la inmensa mayoría de cam-pesinos, especialmente indígenas, por otro. Esta problemática, que no ha sido resuelta, ha llevado a que sectores campesinos ocu-pen los páramos en actividades agrícolas, cuya vocación natural no es, precisamente, la agricultura.

En síntesis, la problemática central que afectaba a los páramos de Quisapincha al momento de iniciar actividades orientadas a la gestión sustentable de los páramos está referida a:

j Ampliación de la frontera agrícola

j Alteración severa del hábitat de flora y fauna parameras

j Sobrepastoreo y quema incontrolada de pajonales con consecuencias en la degradación del recurso suelo

j Disminución de la productividad de las partes bajas de los páramos

Las plantaciones forestales con especies exóticas realizadas años atrás –inducidas por programas de reforestación, con fines comerciales (especies maderables para distintos usos)–, ya habían provocado la disminución de caudales en las zonas de plantación.

Por otro lado, se evidenciaba también el dete-rioro paulatino de las fuentes de agua, panta-nos y zonas de vertientes, debido al excesivo pastoreo y/o a las quemas descontroladas, especialmente en el tiempo de sequía.

A esto se sumaba el hecho de que, sin con-tar con estudios de impactos ambientales previos, se construyeron obras de infraes-tructura en zonas de páramo: canales de riego, carreteras, reservorios de agua para riego y para consumo humano. Muchas de estas obras se hicieron en sectores frágiles, donde existían riesgos reales y potenciales de derrumbes de taludes, tanto bajo como sobre dichas obras, provocando tapona-miento de cursos subterráneos de agua,

Situación de los páramos (línea de base) al momento de arrancar con la experiencia

“poco a poco nos vamos yendo más arriba y dejando los suelos más gastados y sin cobertura vegetal”

campesinO de la zOna alta de Quisapincha. 2002

CESA realizó el diagnóstico de los recursos naturales de esta zona desde

1998. En éste se recogió información que mostraba un acelerado deterioro de áreas importantes como: fuentes de agua, bos-ques nativos, zonas de pastoreo (por la introducción de ganado vacuno en gran número, sobrepasando la capacidad de carga de los pastos naturales, lo que inci-día en la lenta recuperación del pasto y la aparición de procesos erosivos y de com-pactación de los suelos).

Para los páramos de Quisapincha, se deter-minó al inicio de la experiencia, que la capacidad de carga animal era de 0,35 UBA/ha/año, (unidad bovina adulta) no obs-tante estos páramos soportaban un prome-dio de 0,52 UBA/ha/año.

Adicionalmente, se mencionaba que el aprovechamiento de los bosques nativos para leña y madera con diferentes usos había descendido por la incorporación de las cocinas a gas en las comunidades, lo que favorecía la conservación y una lenta regeneración del bosque nativo.

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40 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 41Las comunidades de Quisapincha

Deforestación y consecuencias en la capacidad de almacenamiento del agua

Debido a la ampliación de la frontera agrí-cola, los pobladores cercanos a los páramos talaban los árboles y arbustos existentes para la obtención de leña y madera, pro-vocando la muerte de sus raíces, impor-tantes en la función de infiltración lenta y continua del agua lluvia, que se iba almacenando en los diferentes horizontes del suelo, para luego ir escurriendo regu-larmente a vertientes y riachuelos durante todo el tiempo.

ocupación de los suelos descubiertos en tierras para labores agropecuarias. Tanto con los cultivos como con las crianzas de ganado, se generaron alteraciones a la cali-dad de los suelos afectando sensiblemente las condiciones ecológicas de los páramos: pérdida de cobertura vegetal, disminu-ción de la capacidad de almacenamiento de agua, erosión hídrica y eólica, en con-secuencia, entre otras alteraciones, estas prácticas han llevado a una pérdida consi-derable de plantas nativas como el yagual, cancha lulun, yurac fanga, etc.

De igual manera, con la quema de los pajonales para obtener rebrotes tiernos de pastos naturales para la alimentación del ganado, se afectó la vida de la microfauna y muchos animales característicos de este ecosistema, como conejos de monte, vena-dos, lobos, lagartijas, etc., perdieron su hábitat natural.

Alteración de la biodiversidad existente en el páramo

Aunque habíamos señalado de que las poblaciones han venido aprovechando los recursos del páramo desde hace miles de años, en las últimas décadas, en estos pára-mos, se ha producido un aprovechamiento descontrolado de los mismos.

La tala indiscriminada del bosque nativo para el aprovechamiento de la madera en la construcción de viviendas o para la ela-boración de carbón y leña, permitieron la

A partir de este hecho, los pobladores se organizaron en grupos de interés y a través de mingas y otros trabajos comunitarios iniciaron actividades en las tierras comuna-les, introduciéndose, en las partes bajas del páramo, cultivos como papas, ocas, habas, mellocos. Paralelamente, se introdujo mayor cantidad de ganado hacia las zonas más altas del páramo. Estas actividades estuvieron orientadas a incrementar los ingresos familiares, sin embargo, ocasiona-ban la pérdida de la biodiversidad nativa del área.

Áreas agrícolas que anteriormente estaban cubiertas por pajonales

Deforestación de bos-ques nativos para con-sumo de leña y madera para construcción

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42 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 43Las comunidades de Quisapincha

los madereros que están tras la tala de bos-ques nativos; amplían la zona de pastoreo a la que, sin camino, era difícil de llegar; facilitan el acceso de cazadores de animales silvestres y deportistas de montaña (moto-ciclistas), cuyas actividades amenazan la integridad de estos ecosistemas.

tanto arriba como debajo de la obra de que se trate o de la fuente desprovista de vege-tación protectora. Las consecuencias son: taponamiento de los diferentes conductos naturales superficiales o semisuperficiales de agua, lo que ocasiona una disminución o pérdida del agua que fluye a los ojos de agua en la parte baja.

En referencia a la construcción de cami-nos, además de lo ya expuesto, se advierten otros impactos y riesgos como: deterioro de la fauna y flora alrededor del camino y daño en el paisaje. Además, los caminos facilitan la accesibilidad al páramo para

Además, esta zona está expuesta a heladas que provocan pérdidas irreparables en los cultivos. El resultado es una muy baja pro-ductividad agrícola, lo que no se compa-dece con los esfuerzos humanos y económi-cos desplegados, a lo que se suma el hecho de dejar los suelos expuestos a la erosión.

En síntesis, el mayor impacto de esta forma de aprovechamiento fue la pérdida de la capacidad de almacenamiento de agua y de regulación de su escorrentía, con la consi-guiente disminución de caudales habilita-dos para su aprovechamiento en distintos usos.

Impactos de la infraestructura levantada en zonas de páramo

La construcción de canales abiertos para riego y de caminos de acceso al páramo, sin considerar la protección biofísica de estas obras, han provocado también problemas de remoción en masa, dadas las característi-cas de los páramos.

Esta problemática ha ocurrido en las estri-baciones de las lomas, especialmente en las partes cercanas en los riachuelos, en los alrededores de los canales abiertos de riego a lo largo de páramo, así como alrededor de las carreteras o caminos construidos para acceder al páramo.

Por la característica propia de los suelos de páramo, su gran capacidad de infiltración de agua que, sumada a los efectos de la gravedad, provocan constantes derrumbes o deslaves (movimiento en masa del suelo),

La tala indiscriminada del bosque nativo, además de la pérdida de la humedad que los bosques son capaces de capturar y alma-cenar, ha ocasionado la pérdida de especies nativas como el yagual, cancha lulun, yurac fanga, etc.

Los lugares deforestados pasan a ser intervenidos con sistemas de producción agropecuaria. Se introducen para pasto-reo ovinos, bovinos y equinos, ganados que generan impactos de compactación de suelos por pisoteo, desaparición de especies como mora silvestre, mortiño, llantén, sunfillo, motilón, trencilla debido a los hábitos alimentarios de estos anima-les, así como la demanda de más forrajes naturales, que son obtenidos a partir de los rebrotes tiernos del pasto natural, que crece luego de quemas que se realizan de manera incontrolada.

Los suelos desprovistos de su cobertura vegetal (por tala, corte o quema) y com-pactados por el sobrepastoreo o fragiliza-dos por las prácticas agrícolas, quedaron expuestos a la erosión, especialmente hídrica, es decir a un proceso de pérdida (lavado) de su capa superficial (que es la más fértil porque contiene una mayor pro-porción de nutrientes y materia orgánica).

Las zonas bajas de páramo, luego de la tala y/o quema de la vegetación, eran utiliza-das para realizar cultivos de papas, habas y otros productos. El exceso de humedad típico de estas zonas y la utilización de semillas de mala calidad provocaron la pro-liferación de plagas, que buscaron enfren-tarlas a través de la utilización de químicos.

La construcción de nue-vas vías sin el debido análisis ambiental, muchas veces, va en con-tra de los recursos natu-rales de los páramos

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Para analizar esta experiencia se pueden ubicar

cuatro momentos:

p Estudio de prospección para ampliar cobertura

del trabajo institucional en la provincia. Período

1991-1996

p Ejecución de la primera fase del Proyecto “Desa-

rrollo de las Organizaciones Campesinas de la

Parroquia Quisapincha” 1996 - 1998

p Ejecución de la segunda fase del proyecto

“Desarrollo de las Organizaciones Campesinas de

la Parroquia Quisapincha” 1999 - 2001

p Diseño y ejecución del Plan de Manejo 2002

hasta la fecha (2009)

Caracterización cronológica de la experiencia

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47Caracterización cronológica de la experiencia

La educación ambien-tal fue y es un pilar importante en la conse-cución de los objetivos planteados

Recorridos por los pára-mos con la participación activa de los dirigentes comunales de la parro-quia Quisapincha

forestación. En forestación, se hicieron pequeñas plantaciones de pino, eucalipto y especies nativas en las comunidades de las zonas media y alta; se establecieron sistemas silvopastoriles demostrativos y se construyeron dos viveros. Ninguna de estas acciones estuvo orientada a la gestión de los páramos, no obstante, se incorporó la perspectiva de la forestación como una alternativa practicable en áreas degradadas de páramo.

Durante este primer momento y con el apoyo de los directores de los Centros Edu-cativos de Quisapincha, en cuyos progra-mas de estudio no se consideraban temas ecológicos, CESA logró la aplicación del folleto escolar ‘Mi cuaderno Forestal’, de su autoría. Este material fue complementado con observaciones realizadas por profeso-res rurales en encuentros y talleres y vali-dado en el terreno. El objetivo de este mate-rial fue sensibilizar a entidades públicas y privadas locales de educación, para que empujen procesos de educación ambiental de la población escolar. Esta acción conti-núa hasta la fecha.

En este mismo período, el INEFAN y el MAG promovieron la introducción de camélidos en las comunidades de Putug-leo, Ambayata, Calguasig Grande, Illagua Grande, Illagua Chico y Pucará. Un rédito

exigencia de una alta mano de obra por la profundidad de los suelos. La población no siente aún la necesidad de construirlas, aunque la pendiente es alta. Actualmente, la manera como protegen los suelos es mediante el establecimiento de pastizales en terrenos laderosos. La dificultad más grande encontrada para su implementación es el minifundio extremo que registra hasta terrenos de un metro de ancho.

aprovechamiento colectivo de cada una, las comunidades: El Galpón, Calguasíg, Pucará, Ambayata, Quindialo, Puganza y Condesan demandan el acompañamiento de CESA en Quisapincha, para realizar el manejo de las tierras adjudicadas.

Es importante anotar que entre 1989 y 1998, en las comunidades de Puganza, Cachilvana Grande, Cachilvana Chico de Quisapincha se desarrolló el Proyecto CARE-PROMUSTA, con actividades de manejo y conservación de suelos a través de la implementación de terrazas en las partes media y alta de Quisapincha10 y

10 La implementación de terrazas tuvo poco éxito, debido a la

Estudio de prospección para ampliar la cobertura de trabajo institucional en la Provincia. Período 1991-1996

C on el objetivo de ampliar su cobertura de trabajo en la provincia de Tungurahua9, en 1991 CESA realizó el estudio

de prospección, “Diagnóstico de las parro-quias Pasa, Quisapincha y San Fernando” (todas ellas pertenecientes al Cantón Ambato), que analizó los ámbitos físico, socio-económico, institucional, organiza-tivo, de infraestructura y servicios de estas parroquias.

Este estudio intentó una aproximación a la situación no sólo de los páramos de la parroquia, sino también a todo el territorio de estas comunidades. El objetivo del estu-dio fue promover el manejo adecuado de estos espacios, para que contribuyan a ele-var la calidad de vida de la población, tanto

11. CESA había tenido presencia en la Provincia trabajando toda la década anterior en el área de Pilahuín.

a nivel individual como familiar y comu-nitario, sin descuidar la salud del entorno natural, ni los intereses de otros sectores relacionados con el aprovechamiento de los recursos naturales.

En este documento se detallaron los pro-blemas relacionados con los recursos natu-rales y se señalaron pistas para enfrentar-los, considerando, sobre todo, la necesidad de incidir en el mejoramiento de la econo-mía de las familias campesinas.

El año 1993, cuando los páramos comuna-les son otorgados legalmente por el IERAC a las comunidades de la parroquia para el

Caracterización cronológica de la experiencia

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48 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 49Caracterización cronológica de la experiencia

j Se capacitó a varios/as comuneros/as para el manejo de bosques naturales y artificiales.

j Se logró la sensibilización de la pobla-ción de la zona a través de reuniones en 17 comunidades.

j Se realizó un diagnóstico de los pára-mos, a partir del cual se pudo elaborar una propuesta para el Manejo Social del Páramo.

j Se lograron establecer relaciones en la perspectiva del manejo de los páramos con el INEFAN, el Proyecto de manejo y uso del suelo y agua CARE-PRO-MUSTA y El Programa Face-Forestación PROFAFOR.

En el componente de manejo integral de los recursos naturales, se trabajó tanto a nivel de las parcelas campesinas como de los páramos de propiedad colectiva de cada comunidad. En reforestación, se incorpo-raron técnicas de conservación de suelos, prácticas agrosilvopastoriles y manejo de bosques exóticos y nativos. Este trabajo en terreno permitió un progresivo redescubri-miento del páramo, de la riqueza de recur-sos naturales y biodiversidad que alberga, de las funciones naturales que cumple, de los problemas derivados de un inadecuado aprovechamiento, entre otros.

Los resultados concretos en este compo-nente fueron:

j Se plantaron 90.000 plantas en sistemas agroforestales y se protegieron 5 km de caminos de comunidades ubicadas en la parte alta, media y baja.

Ejecución de la primera fase del Proyecto “Desarrollo de las Organizaciones Campesinas de la Parroquia Quisapincha”. 1996 – 1998

En este período arrancó un trabajo de acompañamiento permanente de

CESA a las comunidades de Quisapincha, en el marco del desarrollo del proyecto mencionado. Este proyecto fue financiado por INTERMON-OXFAM y su ejecución estuvo bajo la responsabilidad de CESA.

El objetivo del proyecto fue mejorar la situación socioeconómica de las familias de Quisapincha, para lo cual, desde una visión integral, se planteó actuar en los compo-nentes de Gestión de Sistemas de Riego, Gestión de Sistemas de Producción Agro-pecuarios, Manejo de Recursos Naturales y Gestión Comunitaria.

de esta intervención podría constituir el haber incorporado como una alternativa de aprovechamiento de los páramos, la rein-troducción de los camélidos andinos, en la perspectiva de sustituirlos por los ovinos, bovinos y equinos, cuyo pastoreo acarreaba impactos negativos para este ecosistema.

Parte importante para la optimización del agua fue la construcción de reservorios para evitar el riego nocturno

Con el cumplimiento de estas metas en el componente de recursos naturales y las logradas en los otros componentes, se finalizó satisfactoriamente la ejecución de esta primera fase del Proyecto, sin embargo, a fin de consolidar estos logros se vio la necesidad de diseñar participativamente una segunda fase del proyecto.

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50 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 51Caracterización cronológica de la experiencia

de la Comisión de Recursos Naturales de la COCIQ, entre otros resultados.

Además de los talleres, se produjo material educativo audiovisual, se realizaron recorri-dos para observación y análisis de la situa-ción de los páramos, se empezaron a dis-cutir y acordar normas para la protección, uso y aprovechamiento sustentable de este ecosistema. Adicionalmente, se realizaron intercambios de experiencias con organiza-ciones de otras zonas del país.

Para CESA, no obstante los logros señala-dos, el resultado de mayor peso lo consti-tuyó el haber incorporado en la conciencia de las comunidades de Quisapincha, como un componente clave de su desarrollo, el manejo de sus páramos y reconocer que lo que se hace arriba tiene implicaciones para las actividades que se realizan en la parte media y baja. Así, se logró sensibilizar a la población en torno al aprovechamiento adecuado de los páramos: la no quema de los páramos, la disminución sustancial de la carga animal, la disminución de la tala de bosques y de la vegetación nativa.

Por otra parte, se consolidaron metodolo-gías y estrategias de trabajo compartidas con otras instituciones presentes en la zona, en la perspectiva de juntar esfuerzos para afirmar una gestión sustentable de los páramos.

Sin embargo, apenas se habían dado los primeros pasos para lograr una gestión adecuada de los páramos y de los recursos naturales que se encuentran en estos. El Informe de Monitoreo - Seguimiento -

j Capacitación a las comunidades, juntas de agua, grupos de interés y la COCIQ, orientada a la protección de las fuentes de agua, de los suelos, de los cultivos, de la infraestructura de riego, caminos, etc.

j Sensibilización de varios sectores de la población a través de la difusión de la propuesta de manejo de páramos.

j Desarrollar prácticas de ordenamiento del pastoreo y protección de fuentes de agua.

j Discusión y acuerdos para la protección y manejo de los páramos, así como para la definición de acuerdos y normativas para la protección, uso, aprovecha-miento de los páramos.

j Manejo y protección de los bosques nativos

j Potenciación de la coordinación inter-institucional para la formulación del plan de manejo integral de los páramos y los recursos naturales de la parroquia

j Identificar alternativas de uso sustenta-ble de los páramos.

Como resultados logrados a través del desarrollo de estas actividades se pueden resaltar: la implementación de planta-ciones forestales en al menos 300 ha en macizo y en sistemas agroforestales, el manejo de 100 ha de bosques artificiales y nativos; la capacitación para el manejo de recursos naturales y de páramos a orga-nizaciones comunitarias y de usuarios de agua, grupos de interés; la conformación

j Debido a la baja productividad en las zonas bajas, los campesinos decidieron hacer agricultura en las tierras comu-nales de los páramos, provocando un ascenso de la frontera agrícola.

j El área dedicada a los cultivos estaba desprovista de árboles que la protejan

j Los bosques nativos se continuaban talando indiscriminadamente y no tenían un manejo adecuado

j Había una sobrecarga animal pasto-reando en el páramo.

j Se realizaban excesivas quemas de pajonal.

Se constató que todo ello había conducido a una disminución y/o desaparición de fuentes de agua. Las acciones previstas para superar estas problemáticas en el marco de ejecución de esta segunda fase fueron:

j Aprovisiona-miento de plan-tas forestales a los viveros de la zona para la repoblación forestal de los páramos.

j Plantaciones forestales con especies nativas y establecimiento de sistemas agro-silvopastoriles

Ejecución de la Segunda Fase del Proyecto (enero 1999 – junio 2001)

E sta segunda fase tuvo la misma finali-dad que la primera, haciendo énfasis

en la necesidad de potenciar la gestión de recursos locales con criterios de sostenibi-lidad, equidad y eficiencia.

Para esta fase, se plantearon 4 objetivos específicos, derivados de los componentes que se ejecutaron en la primera fase:

j Mejorar el funcionamiento técnico y la gestión de los sistemas de riego

j Mejorar la productividad y sostenibili-dad de los sistemas de producción

j Recuperar y manejar los recursos natu-rales de manera sostenible y concertada

j Elevar la capacidad de gestión de las organizaciones comunitarias.

Todos estos objetivos estaban interrelacio-nados y articulados al cumplimiento de la finalidad ya señalada.

Durante el desarrollo de la primera fase, sin embargo, no pudieron ser enfrentados varios problemas de aprovechamiento racional de los páramos y las consecuen-cias derivadas de ello. De ahí que, cuando arrancó la segunda fase, se identificaron varios de esos problemas relacionados con el manejo de los páramos:

A partir del plan de manejo se debe socia-lizar, acordar y decidir sobre la creación de normativas de uso, aprovechamiento y con-servación del páramo (Calguasig Grande)

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52 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 53Caracterización cronológica de la experiencia

Efectivamente, en el período precedente y bajo este marco participativo se venía tra-bajando en torno a la problemática de los páramos, no obstante, se consideró nece-sario fortalecer el nivel de participación y compromiso, tanto a nivel comunitario como de otros sectores sociales e institucio-nales con presencia en la zona, para orga-nizar y planificar la gestión de los páramos con un horizonte de largo alcance, en el que el agua se constituyó en el eje articula-dor de esfuerzos.

El año 2002 se formuló y aprobó el Plan de Manejo de los Recursos Naturales de los Páramos de Quisapincha, en el que se incorporaron los aprendizajes realizados en el proceso precedente, por parte de los propios comuneros y de los técnicos institucionales.

El objetivo general del Plan fue “realizar un proceso de concienciación, ordenación y aprovechamiento de los páramos comu-nales, bajo lineamientos de sostenibilidad, gracias a la concertación y negociación de uso entre todos los usuarios” (CESA-OXFAM-COCIQ, 2002.)

El objetivo específico del plan de manejo de páramos definido fue “aprovechar, conservar y proteger los páramos de Qui-sapincha con la participación de todos los beneficiarios de esta importante área, con miras a mantener la producción de agua y la conservación de la biodiversidad, lo cual asegurará la supervivencia de ésta y futuras generaciones del noroccidente de Tungu-rahua” (Ibíd. pág. 50).

E l Plan de Manejo de los Recursos Naturales de los Páramos de Quisa-

pincha fue resultado de un proceso vivido en la zona a partir de las diferentes accio-nes cogestionadas entre las organizaciones comunitarias, de usuarios, la organización zonal, el Honorable Consejo Provincial de Tungurahua, HCPT; la Fundación Cuesta Holguín, FCH y CESA, especialmente, aquéllas consideradas en el Proyecto de “Desarrollo de las Organizaciones Campe-sinas de la Parroquia de Quisapincha”.

Diseño y ejecución del Plan de Manejo de los Recursos Naturales de los páramos de Quisapincha. Período 2002 - 2008

“el páramo era de todos y como nadie era dueño, nadie se preocupaba de cuidarlo”

dirigente de una cOmunidad de la zOna alta de Quisapincha

Evaluación del Proyecto Quisapincha, Fase 2, realizado en enero 2001, consideraba que a pesar de los cambios logrados en el manejo de páramos por acción del proyecto, a fines del año 2000:

“…el 90% de los campesinos de la zona media y alta y el 10% de los campesinos de la zona baja realizan actividades pro-ductivas en las tierras de páramo, princi-palmente relacionadas con la actividad pecuaria. A este espacio lo consideran de pastoreo y para el aprovisionamiento de leña. El pastoreo….se lo realiza en forma extensiva dejando que los anima-les se ubiquen y alimenten donde ellos crean conveniente.” 11…….y añaden “ el tipo de pastoreo es itinerante, es decir los animales son devueltos a la parcela, lo cual indicaría que por deposición de desechos orgánicos se estaría mejorando la fertilidad de los suelos de las UPA’s, sin embargo en los espacios de páramo natural, el sobrepastoreo contribuye indirectamente a agotar las reservas de nutrientes del suelo y la devolución de nitrógeno, fósforo y potasio por los dese-chos orgánicos de los animales, no es suficiente para el mantenimiento de los suelos y peor en suelos de pendiente, que fácilmente se erosionan por sobrepasto-reo y en áreas descubiertas de vegetación, se aumenta la pérdida de nutrientes por lixiviación o lavado”12

11. CESA-COCIQ-INTERMON, Enero 2001.

12. Íbid, pág. 28

Establecimiento de zonas de pas-toreo intensivo como parte del ordenamiento del pastoreo

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54 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 55Caracterización cronológica de la experiencia

Protección física de fuentes de agua (Calguasig Chico)

j Contar con un marco legal establecido, discutido y aceptado por las comunida-des y los demás usuarios.

j Fomentar la implementación de alterna-tivas ecoproductivas, aprovechando el potencial ecológico, agrícola, artesanal y cultural de la zona.

j Contribuir en la protección de la flora, fauna nativa y fuentes de agua a través de forestación y obras de protección.

j Concienciar a la población local y urbana sobre la importancia de los páramos y el medio ambiente.

j Fortalecer las organizaciones locales y sus capacidades técnico-administra-tivas para el manejo de los recursos naturales.

Este Plan constituyó la base para empren-der acciones conjuntas con instituciones como la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Ambato, EMAPA y la FCH, primero; luego, con un importante involucramiento de la Dirección Provincial Intercultural Bilingüe de Tungu-rahua-DIPEIBT, del Instituto de Ecología y Desarrollo de las Comunidades Andinas, IEDECA, del Servicio Alemán de Coopera-ción Social - Técnica, DED y, finalmente, del HCPT, proceso que posibilitó dar un salto de calidad y cantidad: de una incidencia a nivel local, a una incidencia de cobertura provin-cial.

de la infraestructura construida, caminos y canales de riego, a través de la protección biológica de 29,1 km de vías carrozables construidas en el páramo, con la plantación de 29.100 especies arbóreas, arbustivas y herbá-ceas15, a fin de mantener los taludes estables, tanto de las carreteras como de los caminos. De igual manera, se pro-cedería para la protección biológica y física de 42,5 km de canales de riego16.

j Capacitación y concienciación tanto de la población del páramo como la de los centros poblados, para lo cual se planteó trabajar con toda la población de la parroquia Qui-sapincha, especialmente con la niñez y juventud de las comunidades, a través de talleres y foros orientados a alcanzar acuerdos duraderos sobre el manejo racional de los recursos naturales. Se planificaron hacer 44 giras de obser-vación, 240 cursos de capacitación o reuniones y 143 eventos en centros educativos.20

Entre los principales resultados esperados con la ejecución del Plan de Manejo que se plantearon fueron:

15. Ibid, pág. 70. Cuadro 21

16. Ibid, pág. 71. Cuadro 22

17. Ibid, pág. 74. Cuadro 23

cimiento de leña y madera para diversos usos, con especies forestales nativas. Para ello, se implementarían viveros comunales y familiares que propor-cionen las plantas necesarias. Adicio-nalmente, se consideró la necesidad de plantar especies forestales exóticas en las zonas de amortiguamiento, como estrategia para bajar la presión sobre el bosque nativo.

j Protección de suelos y agroforestería, a través de la implementación de pas-tos mejorados para prote-ger el suelo de la escorrentía superficial, la instalación de sistemas agrosilvopastoriles en las tierras comunales (ya divididas por comunidad para su aprovechamiento colectivo), con la planta-ción de especies nativas en una superficie de 138 ha y especies exóticas en 169 ha.

j Protección biológica

El plan consistía básicamente en acciones de zonificación y reordenamiento terri-torial, protección de fuentes, acciones de reforestación, protección biofísica de la infraestructura, capacitación, elaboración participativa de normas de uso, entre otras, todas ellas, en el marco de un proceso ampliamente participativo y reglamentado.

Las principales acciones planteadas fueron:

j Establecimiento de zonas de pas-toreo en alrededor de 4.590 ha, iden-tificando los espacios adecuados para hacerlo e instalando cuarteles o corrales para la rotación del ganado vacuno, ovino y caballar. Esta acción incluyó la determinación del número de cabezas de ganado susceptibles de pastorearse, de acuerdo a la capacidad de carga de cada sector. Además, se debía contar con los implementos necesarios para realizar los cercos necesarios.

j Protección de 1.612,1 ha de fuentes hídricas ubicadas en 17 comunida-des de Quisapincha13, a través de la reubicación de los animales que pasto-reaban en esas zonas y la implementa-ción de cercos vivos, con la plantación de árboles nativos en los alrededores de las fuentes de agua.

j Incrementar las zonas forestadas que se estimaron en 508,16 ha de bosques nativos y 132 ha. de bos-ques plantados14, para el autoabaste-

13 . Ibid, pág. 64. Cuadro 19

14. Ibid, pág. 46

Establecimiento de plantaciones con espe-cies nativas, como forma de ampliar la cobertura arbórea en sitios adecuados del páramo

Importante es el involu-cramiento de gobiernos locales en el manejo de páramos (recorrido de concejales de Ambato en los páramos de Quisapincha)

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Las estrategias implementadas para desarrollar una gestión social de los páramos

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59Las estrategias implementadas para desarrollar una gestión social de los páramos

del páramo, en base a un proceso de ordena-miento de su uso: delimitar zonas de pasto-reo y bajar la cantidad de ganado en base a la capacidad de carga animal; limitar las acti-vidades agrícolas a determinados espacios, desarrollar acciones de protección de fuentes de agua, vía la construcción de cercas vivas (especies nativas) y de cerramiento con pos-tes y alambre de púas; eliminar prácticas de tala de bosques nativos e iniciar un manejo técnico, tanto del bosque nativo como de las plantaciones de especies exóticas que se encuentran en las zonas de páramo.

Aquí, también, se consideró importante sensibilizar a la población de las zonas urbanas sobre el valor ecológico y social del páramo, para evitar determinado tipo de presiones sobre este ecosistema y, sobre todo, para un aprovechamiento racional del agua que proviene de fuentes origina-das en el páramo.

las funciones naturales que desempeña. Esto permitió que las familias y sus orga-nizaciones se reconozcan como parte inte-grante del mismo y se motiven para actuar.

La participación a este nivel entrañó una aceptación consciente de un determinado lineamiento de actuación que, por un lado, contribuía a la protección de una parte de su territorio (base material de producción y reproducción social y del que además, dependen otros sectores sociales), pero de otro, dados los problemas socioeconó-micos de las familias de la zona, afectaba, en lo inmediato, sus opciones de sobre-vivencia, al limitar las posibilidades de aprovechamiento del ecosistema en activi-dades agropecuarias y en otras formas de aprovechamiento.

Esa línea de actuación, en los hechos, sig-nificó la reglamentación colectiva del uso

C omo ya se habrá podido adver-tir, para el desarrollo de esta experiencia se han utilizado varias estrategias, entre las que

fue concebida como clave, la participación en el proceso, de las familias campesinas e indígenas, de las organizaciones comu-nitarias de base, de la organización zonal (COCIQ), de las organizaciones de usua-rios de agua, entre otras.

En el propio plan, se concibió la posibili-dad de su ejecución, sólo y si se garantizaba la participación consciente de las organiza-ciones de la parroquia: cabildos, COCIQ, Junta parroquial, Juntas de Riego y de Agua Potable y de las instituciones de apoyo, tanto públicas como privadas con trabajo y presencia en la Parroquia.

Cuando hablamos de participación no nos limitamos a que los implicados en el pro-ceso estén informados, puedan ser escucha-dos, puedan hacer peticiones o presentar propuestas. Podríamos decir que este es un nivel de participación. Sin embargo, la participación es un ‘concepto’ complejo

y dinámico, lo concebimos como un pro-ceso en que se van formando capacidades reales, para que los involucrados puedan tomar decisiones cada vez más conscientes en torno a una situación problemática que les rodea y se comprometan a ser parte de su transformación. Es el propio proceso el que permite que se vaya profundizando esa participación, es decir, para que tales involucrados asuman un rol de sujetos de transformación.

En nuestro caso, para que las familias cam-pesinas e indígenas de la zona y sus organi-zaciones tomen la decisión de actuar sobre una situación problemática, localizada en su territorio, fue necesario que participaran en acciones de motivación, sensibilización, capacitación, demostración, entre otras.

Con el acompañamiento institucional (que previamente había realizado un diagnós-tico de la situación de los páramos), se rea-lizaron sendos recorridos por el ecosistema, iniciándose con ello un proceso de redescu-brimiento colectivo del ecosistema páramo, de los recursos naturales que alberga y de

Las estrategias implementadas

El fortalecimiento socio organizativo de las comunidades fue una herramienta principal para la planificación (taller en Baños)

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60 61Las estrategias implementadas para desarrollar una gestión social de los páramos

El involucramiento del Consejo Provincial de Tungurahua fue deter-minante para la soste-nibilidad de las acciones de manejo de páramos ➤

Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha

coordinación interinstitucional. Fue muy importante coordinar acciones con entida-des del Estado, como la Junta Parroquial de Quisapincha, con la EMAPA, con el HCPT y la DIPEIBT, en diversos momentos y aspectos del proceso. También se arti-cularon al proceso y empujaron acciones conjuntas otras organizaciones no guber-namentales como CESA, la FCH, IEDECA y entidades de cooperación internacional, como el DED.

Desde la perspectiva institucional, jamás se dejó de lado, como consideración básica, el hecho de que los páramos son parte de un territorio de vida de las comunidades o, la base material de producción y de reproduc-ción social de las poblaciones del entorno. En ese sentido, además de todo el ordena-miento territorial o zonificación (zona de fuentes hídricas, zonas de pastoreo, zonas de reforestación, zonas de regeneración de la vegetación nativa, etc.), en el proceso se fueron ubicando alternativas para el apro-vechamiento sustentable del páramo.

Como ya se anotó en páginas anteriores, CESA con el apoyo de los directores de los centros educativos de Quisapincha, aplicó el folleto escolar “Mi cuaderno Forestal”, el mismo que hasta la fecha continúa aplicán-dose en la parroquia.

A nivel más amplio, CESA fue invitada a formar parte de un colectivo interinstitu-cional integrado por varias entidades públi-cas y privadas con presencia en la zona:

DIPEIBT, el Proyecto de Manejo de Cuen-cas Hidrográficas, PROMACH, IEDECA, DED, FCH, entre otras. Este colectivo trabajó en función de elaborar un nuevo currículo en educación ambiental para las comunidades indígenas de la provincia. Para el año 2006, se logró institucionalizar este currículo de Educación Ambiental en la DIPEIBT.

La necesidad de juntar recursos, capacida-des y voluntades para empezar un proceso de largo aliento, sólo ha sido posible aten-derla a partir de empujar una estrategia de

y socios, la promoción y difusión de servi-cios, etc., lo que permitía el acceso a crédito para la producción agropecuaria, para acti-vidades artesanales e incluso, para educa-ción. La potenciación de la producción en zonas aptas para actividades agropecuarias, se ha probado como una estrategia válida, que permite bajar la presión para estas acti-vidades en zonas de altura (páramos), que se caracterizan por su extrema fragilidad.

La Educación ambiental es otra de las estrategias privilegiadas en este proceso, desarrollada incluso antes de arrancar for-malmente con el proyecto “Desarrollo de las Organizaciones Campesinas de la Parro-quia Quisapincha”. En la trayectoria ins-titucional de CESA, especialmente aquélla relacionada con la gestión de los recursos naturales, se constató que en los programas formales de educación no se consideraban temas ecológicos y si se lo hacía, quedaba sólo en el papel, soslayando su desarrollo en la práctica. Esto motivó la elaboración de un material de trabajo de los maestros rurales con los estudiantes, denominado “Mi cuaderno Forestal”.

Llegar a estos niveles de participación también tuvo que ver con el fortaleci-miento organizativo en la zona, empujado durante el proceso de cogestión del pro-yecto a través de acciones como: discusión en asambleas y reuniones, procesos de capacitación en varias temáticas, intercam-bio de experiencias, acciones colectivas en campo, asistencia técnica y acompaña-miento institucional, al que se vincularon las organizaciones de usuarios de agua, las organizaciones comunitarias de base, la organización zonal (COCIQ) y grupos de interés.

Otra estrategia de trabajo asumida por CESA, en el marco de ejecución del pro-yecto, fue desarrollar acciones orientadas a mejorar las condiciones de producción y productividad en la zona baja, para evitar la presión de actividades agropecuarias en zonas de páramo. Para ello, se emprendie-ron acciones en el mejoramiento físico de los sistemas de riego y su gestión técnica y social; la diversificación, intensificación y manejo técnico de la producción tanto de nuevos cultivos como de crianza de anima-les menores, manejo de pastos y forrajes para ganado mayor, capacitación para la comercialización, creación de microempre-sas, creación de infraestructura productiva (invernaderos, centros de pie de cría de ovinos, silos de almacenamiento de semi-llas), manejo de poscosecha en hortalizas, entre otras.

Fue muy importante el apoyo para la crea-ción y consolidación de la Cooperativa de Ahorro y Crédito “Quisapincha” a través de su legalización, la capacitación a directivos

Mejoramiento de la infraestructura de riego para dinamizar la pro-ducción en la parte baja de los páramos (acequia La Comunaria)

Una de las bases para el éxito del proyecto fue el involucramiento de los centros educativos a través de la educación ambiental.

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62 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 63Las estrategias implementadas para desarrollar una gestión social de los páramos

en 0,35 UBA/ha/año, bajando la presencia de ganado en la zona de 0,56 UBA/ha/año (a inicios de la expe-riencia) a 0,18 UBA/ha/año, actualmente.

Es importante ano-tar que para lograr los cambios y hacer-los sostenibles fue necesario un proceso altamente partici-pativo en todos y cada uno de sus momen-tos: en el diagnóstico, en las propuestas e iniciativas de gestión, en las acciones impulsadas, en las evaluaciones. Además, se consideró clave el fortalecimiento de la organización comunal y de la organización de Segundo Grado (COCIQ).

De igual manera, se tuvo el cuidado para que todas las acciones tuvieran una dimen-sión social y cultural. Para lograrlo se hicie-ron esfuerzos en comprender las lógicas de aprovechamiento y manejo de los recur-sos naturales, que tenían las comunida-des a fin de rescatar y redimensionar las técnicas locales de manejo. CESA se propuso, desde el inicio, dar mayor protagonismo a los usuarios campesinos en la planificación y ejecución del manejo

En términos generales, una constatación muy importante que institucionalmente se ha realizado es que: “los campesinos indí-genas que viven en el páramo, toda su vida han estado allí y son los más conocedores de la realidad”18.

Actualmente existe conciencia en los diri-gentes y en la mayoría de los comuneros, respecto a la importancia que tiene el páramo en la vida diaria de cada una de las personas. Sobre todo, les preocupa el futuro de sus hijos y nietos si es que hoy no se hacen cambios importantes en las for-mas de aprovechamiento del páramo.

La situación de pobreza que viven las comunidades de Quisapincha hace que los recursos del páramo sean imprescindibles para su sobrevivencia y su aprovecha-miento futuro es posible, si se lo hace en las zonas aptas para tal aprovechamiento, es decir, sin afectar, de manera irreversible, la integridad del páramo y de sus funciones naturales.

Los cambios visibles están relacionados con la mejora de pastizales en la zona baja del páramo, la regeneración de los pastos naturales; además, se están prote-giendo las zonas de vertientes de agua con plantas nativas. Existe ya un reglamento construido colectivamente; se respeta la zonificación de espacios para el ganado y la carga animal ha bajado entre un 70 a 80%, cuya capacidad de carga fue determinada

18. Conclusión a la que llega Bolívar Rendón, Coordinador del Área CESA Tungurahua, en una entrevista sobre la experiencia relacionada con el manejo de los páramos de la zona.

Los principales logros

Al cabo de 6 años de ejecución del Plan y, alrededor de 13 años de trabajo conjunto de CESA con las comunidades en los páramos de la parroquia, es importante reconocer los logros alcanzados y las difi-cultades que debieron enfrentarse durante el proceso.

Hay criterios cada vez más interiorizados entre las comunidades que reconocen que el páramo es su patrimonio, que no hay que quemar el pajonal ni el bosque, que no hay que deforestar ni sobrepastorear, hay que aprovechar la reconstitución de las bonda-des ecológicas del páramo para iniciativas productivas, por ejemplo, ecoturismo.

En este mismo sentido, se puede consi-derar la reintroducción en el páramo de alpacas para su pastoreo, impulsadas hace varios años por el ex INEFAN y el MAG, en la perspectiva de bajar la carga de ganado mayor. Se conoce que estas especies pobla-ron hace siglos las zonas altas y páramos de los Andes y sus características físicas y alimentarias no generan impactos como compactación de suelos o la pérdida de cobertura vegetal.

Además, pueden constituir una buena fuente de ingresos por la posibilidad de aprovechamiento de su fibra, que es bastante apetecida para la confección de prendas de vestir y su carne que, se conoce, es muy adecuada para el consumo de las personas. Sin embargo, desde la perspectiva económica existe limitación para masificar su producción, por el costo de estas espe-cies.

La sostenibilidad de los recursos naturales comienza con el conven-cimiento de que estos son parte del desarrollo espiritual, cultural, social y económico de las comunidades que viven en el páramo

Mejoramiento de los pastos en la zona baja y ordenamiento del ganado (cerramientos)

La planificación de activi-dades elaborada por las comunidades permite a las instituciones acompañar de forma segura y responsable

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64 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 65Las estrategias implementadas para desarrollar una gestión social de los páramos

Con relación a los bosques y su aprovecha-miento, de una fuerte extracción de madera para utilizarla como leña19 o como material de construcción para viviendas, corrales para animales, cercamiento de áreas de páramo, que ocurría antes de las iniciativas de manejo, provocando la pérdida irrepa-rable de bosques milenarios de las partes altas de los páramos, con la ejecución del Plan, aunque se sigue aprovechando la madera de los bosques nativos, tal aprove-chamiento es marginal, al punto que no se genera un desequilibrio entre el incremento medio anual del bosque y la explotación.

Además, existen nuevos bosques de espe-cies exóticas como el eucalipto y pino cerca de las viviendas que suplen la demanda de madera para los fines antes mencionados y,

19. Es importante anotar que, con la introducción de las cocinas de gas en las comunidades, el consumo de madera para leña bajó sustancialmente.

estiaje, el agua es menos turbia y, en algunos secto-res, inclusive ha mejorado el cau-dal de agua”.

Actualmente, de estos páramos escurren caudales por aproxi-madamente 3.000 l/s, de cuyo consumo dependen alrededor de 80.000 usuarios de Quisapincha, Ambatillo, Augusto Martínez, Pinllo Alto, Constantino Fernández, Mulalillo, Ficoa Alto y la ciudad de Ambato, especialmente para consumo humano y riego.

En cuanto a la calidad de los suelos para realizar cultivos de altura se detectó que, antes el nivel de fertilidad era mejor porque sólo se usaba abono orgánico y yuntas, pero no había manejo de suelos, por lo tanto estos suelos intervenidos estaban expuestos a erosión.

Para la protección de los suelos contra la erosión, se introdujeron los sistemas agro-forestales, con lo que se ha bajado el nivel de erosión que existía antes, no obstante, los agricultores poco a poco fueron incor-porando el uso de químicos en sus cultivos, lo que han provocado el empobrecimiento de los suelos. En razón de lo anotado, se puede afirmar que al momento existe una crisis de fertilidad de los suelos de la zona de cultivos en los páramos.

Como se había mencionado, al inicio del proyecto hubo escasez de agua por los veranos prolongados, lo que motivó la participación en procesos de capacitación y en el desarrollo de acciones para mantener y recuperar los caudales de agua. Además, con la protección de las vertientes a través de reforestación con especies nativas y la reglamentación del uso, se buscó enfrentar los problemas de contaminación. En esta misma perspectiva, el Plan de Manejo de Paramos incluyó la construcción de cerra-mientos en las vertientes, la forestación a su alrededor a cambio de la posible cons-trucción de sangraderas (zanjas de escurri-miento de aguas de los pantanos), que es una actividad común en otros páramos y el revestimiento de los canales para evitar las pérdidas por infiltración.

Al respecto, en entrevistas realizadas el año 2008, los campesinos de Quisapincha manifestaron que:

“ antes de la ejecución del Plan había contaminación del agua, por la presen-cia del ganado en las vertientes, destruc-ción de canales y acequias y, en tiempo de estiaje, el caudal de agua bajaba a niveles preocupantes, que inclusive no había para regar, por falta de una buena cobertura vegetal que retenga el agua”.

Mientras que:

“con la ejecución del Plan hay poca contaminación en las vertientes, tene-mos acequias y canales mejorados, las vertientes están protegidas y los cauda-les de agua son estables en tiempo de

de los recursos naturales. Por otra parte, buscó la integralidad de las acciones consi-derando a todos los sectores involucrados con los páramos, desde una perspectiva de cuencas, considerando que estos espacios constituyen las cabeceras naturales de las mismas.

Junto a todos estos cambios, aquel relacio-nado con la necesidad de, al menos man-tener la cantidad y calidad del agua pro-veniente de los páramos es, quizá, el más valorado por todos los pobladores, no sólo de las comunidades de la parroquia, sino de la población usuaria de otras parroquias y de la ciudad de Ambato.

Todas las acciones que se hagan en el páramo y sus zonas de amortigua-miento tienen el fin de mantener los caudales de agua, para el benefi-cio de las comunidades y zonas aledañas

Los caudales de agua provenientes de los páramos de Quisa-pincha son constantes durante todo el año

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66 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 67Las estrategias implementadas para desarrollar una gestión social de los páramos

porcinos y de las prácticas de sanidad animal.

j Las prácticas innovadoras imple-mentadas por los campesinos fueron principalmente en la zona alta, crédito para mejorar pastos para el engorde de ganado; la ampliación de la producción de cebolla colorada en la zona media y en la parte media y baja, renovación de alfalfa para la alimentación del ganado de leche y los cuyes.

j Los rendimientos de las principales acti-vidades agropecuarias se incrementaron en relación a la línea base, en todos los rubros agrícolas, a excepción de los fru-tales, a pesar de las lluvias excesivas y de la ceniza del volcán Tungurahua y, en la producción lechera se incrementaron los rendimientos, gracias a las prácti-cas de manejo, alimentación y sanidad animal mejoradas, difundidas por los promotores veterinarios locales, a más del crédito para compra de ganado mejorado entregado por la Cooperativa de ahorro y crédito, COCIQ.

j Se lograron disminuir las pérdidas de las cosechas de papa, entre un 20 y 30% mediante selección y almacenamiento de semillas en silos verdeadores, lo que permitió contar con una producción local de semillas; y en hortalizas, se difundieron las prácticas de lavado, clasificación y selección.

j En 13 comunidades, se implementaron igual número de microempresas como 1 quesería, 7 centros de pie de cría,

fortalecer los sistemas de comercialización campesina, a través de asistencia técnica, capacitación, investigación, acceso de servi-cios productivos (riego, créditos, etc.) a las zonas campesinas, en la formación de orga-nizaciones económicas campesinas para la comercialización, entre otras acciones.

Se trabajó para financiamiento de la activi-dad agropecuaria, con fondos de impulso a actividades direccionadas a nichos de mercado, como una variedad de papa (FRI-PAPA); se apoyó a los/las campesinos/as para su capacitación en riego parcelario, así como en cultivos índices; se reforzó la capacitación a promotores pecuarios y brindó asistencia técnica pecuaria y agrí-cola, con nuevas tecnologías a los produc-tores campesinos de Quisapincha. Al res-pecto, los principales logros fueron:

j Incremento de 360% de los campesinos que incorporaron nuevas prácticas agrícolas y pecuarias, sin embargo sólo el 22 % de familias de las comunidades incorporaron nuevas tecnologías, lo que se atribuía a la alta emigración de una parte y a la expectativa de las familias no participantes sobre el éxito o no de estas nuevas prácticas,

j Diversificación de la producción campe-sina familiar con nuevas variedades de papa, hortalizas, mora, cebolla blanca y cebolla colorada.

j Se impulsó la producción de especies menores en forma individual, la pro-ducción tecnificada de cuyes, el mejo-ramiento de la alimentación de los

la cría de cuyes y alpacas, como alternati-vas productivas rentables en la zona de los páramos, que contribuye con sus desechos orgánicos a la recuperación de la fertilidad de los suelos de estas zonas altas.

Con relación a la fauna, los escasos anima-les silvestres eran cazados por la población para aprovechar su carne y para venderlos en las ferias de Ambato. Con la ejecución de estas acciones de reordenamiento terri-torial, se ha contribuido a la repoblación de la fauna nativa, siendo evidente el incre-mento de venados y conejos, al punto que se van constituyendo en una amenaza para determinados cultivos realizados en la zona baja del páramo, particularmente de pastos mejorados y habas.

Como se ha planteado en párrafos anterio-res, la ejecución del proyecto “Desarrollo de las Organizaciones Campesinas de la Parroquia Quisapincha” a través de sus distintos componentes estuvo orientada al mejoramiento de las economías cam-pesinas de la zona, para lo cual, se trabajó en la potenciación e intensificación de los sistemas de producción agropecuarios y en

gracias a la mayor conciencia de la pobla-ción acerca de los daños provocados por la tala de bosques, se puede apreciar una clara recuperación de las especies arbóreas nati-vas que estaban en peligro de desaparecer.

Con respecto al pastoreo de ganado, antes había una sobrecarga animal, que sobrepasaba la capacidad de recepción del páramo. Ahora, con la zonificación de áreas de pastoreo, ha disminuido el número de cabezas de ganado en zonas de páramo, especialmente en zonas de pan-tano (receptoras de humedad). Inclusive, en algunas comunidades no se permite tener ganado individual, sino únicamente ganado comunal, lo que ha reducido sus-tancialmente el riesgo de sobrepastoreo en importantes zonas del páramo.

Adicionalmente, como una actividad conexa a la señalada, se implementó un centro pie de cría de ovinos en Calguasig Grande para lograr el mejoramiento gené-tico de la población ovina de la zona, lo que permite tener un mayor rendimiento con un menor número de animales, de mejor calidad. Además, se ha incorporado

La explotación de las plantaciones de árboles exóticos, al igual que el uso del gas han dismi-nuido la presión hacia los bosques nativos, cuya explotación es marginal y además se aprovecha los arboles caídos y ramas secas

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68 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 69Las estrategias implementadas para desarrollar una gestión social de los páramos

Efectivamente, se han formado nuevos cua-dros político-organizativos con capacidad de incidencia más allá de los límites de la parroquia. Existen líderes de la COCIQ que han interiorizado la necesidad de pro-teger los recursos naturales y ecosistemas para aprovechamiento de ésta y las futuras generaciones y han sido electos como altos dirigentes del Movimiento Indígena de Tungurahua (MIT).

Además, no nos cabe duda de que la COCIQ y su participación en el MIT, MITA y AIET han incidido para, en el marco de coordinación de las tres organizacio-nes indígenas de la provincia, promover y lograr la creación, en el año 2008, del Fondo para el Manejo de Páramos21, a nivel provincial que se encuentra en pleno desarrollo.

Institucionalmente, se considera que, como en todo proyecto, el proceso de acompaña-miento a la población de las comunidades de Quisapincha y sus organizaciones ha sido un proceso muy valioso, donde se han logrado importantes aprendizajes que sin duda, serán incorporados en otras zonas y proyectos a los que CESA está vinculada, especialmente, en lo relativo a la gestión social de los páramos.

21. Fruto de la iniciativa de los movimientos indígenas de Tun-gurahua y las organizaciones campesinas, se firmó un convenio para la constitución de este fondo, con el aporte del Consejo Provincial, el Movimiento de los Pueblos Kichwas y Campesinos, la Asociación de Indígenas Evangélicos, el Movimiento de Tun-gurahua, EMAPA, Hidroagoyán e Hidropastaza. El objetivo del Fondo es financiar acciones de manejo, conservación, protec-ción y aprovechamiento sostenible de los páramos de la provin-cia, sin comprometer el derecho al desarrollo de las comunida-des indígenas y campesinas que habitan en esas zonas.

Finalmente es muy importante anotar que al calor de este proceso, se produjeron cam-bios no sólo en el paisaje, tal y como se han descrito en párrafos anteriores (evidencia de lo cual puede ser el que se haya ganado un concurso de manejo de páramos a nivel de la pro-vincia), sino que se

han forjado y fortalecido capacidades en las organizaciones de base y en la COCIQ.

Ejemplo de ello podría ser el hecho de que lograron que los usuarios de agua de con-sumo humano de la parroquia Ambatillo, que se abastecen de fuentes de estos pára-mos, se sentaran con las organizaciones de Quisapincha para negociar un mecanismo de participación en acciones de protección de las vertientes, que finalmente se decidió, sería a partir de una contribución perpetua para tal actividad, por parte de los usuarios del sistema de agua.

Aunque tal mecanismo pueda estar sujeto a discusión, podría considerarse como una manifestación de un proceso de empode-ramiento de las organizaciones de Qui-sapincha, el que ha sido puesto a prueba en negociaciones con EMAPA, el Consejo Provincial y otras instancias institucionales y organizativas, en varias acciones impulsa-das en torno a la gestión de los páramos.

Estos promotores han venido trabajando con la COCIQ en las diferentes acciones desarrolladas y han logrado ganarse legi-timidad entre las comunidades, dispo-niendo de esta manera, de una importante base social capacitada en favor de sus organizaciones.

Por otra parte, la interiorización de este proceso en la conciencia de cientos de hom-bres y mujeres, niños y niñas, jóvenes, ado-lescentes y adultos mayores que se vincula-ron a la gestión de los páramos, habilita a la población de la zona y sus organizacio-nes, para la formulación e implementación de alternativas de aprovechamiento susten-table de los páramos, en el futuro mediato e inmediato.

CPC, de cuyes, 1 cuyera-conejera, 2 CPC de ovinos y 2 invernaderos, que si bien proveían de fuentes de trabajo e ingre-sos adicionales a las familias producto-ras o a los socios, se manejaban aún sin una visión empresarial, sino mediante el mecanismo de asignación de car-gos, tradicional de las comunidades campesino-indígenas, que no aseguraba el buen manejo ni la sostenibilidad de estas iniciativas.

j Además, se instalaron 9 botiquines vete-rinarios; y,

j Se impulsó la asistencia técnica y capa-citación de los campesinos de Quisa-pincha en varios temas: socio-organi-zativos, manejo de recursos naturales, de pastizales, sanidad y manejo animal, comercialización de animales y de lana, manejo de cultivos bajo invernadero y comercialización de estos productos.20

A manera de síntesis constatamos que, con este proceso, las comunidades y sus orga-nizaciones lograron un verdadero redescu-brimiento del páramo y su importancia (lo que debido a los múltiples problemas de sobrevivencia de las familias campesinas había sido dejado de lado).

Además, se logró potenciar ese conoci-miento facilitando procesos de formación de promotores/as para la gestión de los recursos naturales a través de los progra-mas CAMAREN en: manejo de páramos, manejo de suelos, agroforestería, riego.

20. CESA-COCIQ-INTERMON, 2001:21- 23

Parte fundamental en el mejoramiento de los ingresos económicos en la zona baja fue impulsar proyectos productivos con especies menores El compartir expe-

riencias de manejo de páramos con otras poblaciones indígenas enriquece la autoes-tima de la población de Quisapincha

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70 Manejo de los recursos naturales de los páramos de Quisapincha 71Las estrategias implementadas para desarrollar una gestión social de los páramos

un factor de riesgo, para la sostenibilidad de acciones como las que se vienen desarro-llando en torno a la gestión de los páramos de Quisapincha.

El fenómeno de la migración constituye, por ahora, un escape a la situación de pobreza que afecta a buena parte del cam-pesinado del país y, en nuestro caso, al cam-pesinado de Quisapincha. En la zona, la profundización del minifundio hace que la agricultura cada vez genere menos empleo, lo que ha venido incrementando la migra-ción. Muchos jóvenes buscan dedicarse a otros oficios: albañiles, cargadores, betu-neros, taxistas en Guayaquil, jornaleros, cigarrilleras, vendedoras de comida, sastres, entre otros. Una minoría tiene acceso a la educación y, con ello, la expectativa de mejorar su situación.

Sin embargo, mantienen a contracorriente su condición de comuneros y campesinos, pues, regresan a sus parcelas a realizar sus trabajos agrícolas y mantienen a toda costa su cultura de producción y su derecho a la tierra. No obstante, como tampoco hay mayores oportunidades de empleo en otras partes del país, la población campesina de Quisapincha al igual que la de casi todo el territorio ecuatoriano, también ha optado por la migración internacional. Se estima que entre un 15 a 20% de la población adulta de las comunidades de Quisapincha ha migrado fuera del país, población que ha quedado endeudada, sujeta a la incerti-dumbre y a ser la primera y directa víctima de la crisis financiera internacional por la que atraviesa el planeta.

Según manifestaron los campesinos de Qui-sapincha, “ahora hay más población y los padres tienen que repartir sus terrenos entre más hijos, entonces a cada hijo le toca una parcela más pequeña, de la que se obtiene menores cantidades de productos para la alimentación familiar”. Esta situación limita fuertemente la generación de ingre-sos agrícolas y, por consiguiente, también limita la generación de empleo agrícola.

Efecto de lo anterior, se observa un dete-rioro de la calidad de su alimentación, pues antes producían la mayoría de los alimen-tos que consumían, en tanto que ahora, optan por vender sus productos agropecua-rios para atender sus necesidades básicas, incluida la compra de alimentos en la ciu-dad, de inferior calidad a la que consumían en tiempos pasados.

Como se indicaba en una parte anterior de este documento, esta falta de acceso a los recursos naturales tiene su origen en una histórica problemática estructural de acceso a los recursos naturales, especialmente a la tierra, que nunca fue resuelta. A pesar de que las familias han diversificado sus fuentes de ingresos, para lograr su sobre-vivencia (artesanía, servicios, migración), tienen mucho arraigo al trabajo agrícola y se entiende que más tarde o más temprano, si no se desarrollan políticas redistributi-vas serias en el país, la presión por la tierra constituirá una fuente de presión sobre este recurso, inclusive, aquel localizado en eco-sistemas frágiles como el páramo.

No obstante los importantes logros obteni-dos en el proceso, esta situación puede ser

de la parte alta de Quisapincha señalan que ahora tienen menos animales en los pára-mos y no tienen para venderlos cuando se presentaban necesidades, como antes. Con-sideran que “tal vez un 5% de las familias tienen ahora de 3 a 4 vacas en los páramos”.

Efectivamente, el ganado vacuno que pas-toreaba en los páramos constituía una reserva de las familias campesinas para vender cuando tenían necesidades eco-nómicas, dicha reserva se ha disminuido notablemente.

Un elemento a tomar en cuenta, que afecta progresiva y significativamente el acceso o disponibilidad (ya bastante limitada y escasa) de recursos naturales, especialmente de la tierra, por parte del campesinado, es el crecimiento poblacional y adicionalmente, la tradición familiar de heredar este bien, distribuyéndolo entre los hijos.

Las dificultades

“…..como hay más población, hay que producir más y entonces algunos com-pañeros suben a las tierras de los pára-

mos para utilizarlas para la producción agrícola”

campesinO de las cOmunidades altas de Quisapincha

Las acciones ejecutadas en el marco del Plan de Manejo, relacionadas con las dis-tintas formas de aprovechamiento que venían realizando las comunidades en este ecosistema, considerando la situación de pobreza que las rodea, ha significado la reducción de algunos medios de subsisten-cia de las familias campesinas.

Uno de ellos ha sido la disminución sus-tancial de la carga animal que pastoreaba en el páramo. Al respecto, los comuneros

Uno de los problemas o dificultades que se vienen es el acceso a la tierra de una población cada vez más creciente.

Si no se desarrollan políticas redistributivas serias en el país, la presión por la tierra constituirá una fuente de presión sobre este recurso, inclusive, aquel localizado en ecosistemas frágiles como el páramo.

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Las lecciones aprendidas

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Considerando esta situación, fueron años de trabajo conjunto entre las comunidades de la zona y la institución para sensibilizar a las otras comunidades usuarias, a las ins-tancias públicas locales y a otras entidades de desarrollo con presencia en la zona para que se involucren en este empeño.

Un aprendizaje muy importante es que las poblaciones que viven en los páramos y sus alrededores conocen este ecosistema, sus recursos y las funciones naturales que desempeñan. Lo que se promovió con las acciones del proyecto es que a través de recorridos, observaciones de campo y otras actividades, las comunidades colectiva-mente redescubran esta parte de su terri-torio, lo revaloricen y se reconozcan como uno de sus componentes vitales, en la pers-pectiva de garantizar su protección, aún a costa de sacrificar el acceso a determinados medios de vida que éste les proporciona para su subsistencia.

Efectivamente, esta protección no sólo que ha sido reglamentada y normada, sino que está siendo aplicada y respetada. A pesar de ello, consideramos que no necesariamente resultará sostenible por tiempo indefinido, si es que no se cambian de manera pro-funda las condiciones del contexto material que les rodea, en este caso, especialmente aquéllas referidas al acceso campesino a tie-rras aptas para la producción agropecuaria, así como a los otros recursos productivos. De no hacerlo, las presiones por el apro-vechamiento agropecuario y otras formas de aprovechamiento poco sustentables del páramo no sólo se mantendrán, sino que se profundizarán.

acompañamiento, a fin de empujar accio-nes orientadas a mejorar sus condiciones de vida, fue aceptada, en la medida que era coherente con su visión y misión institucio-nal. La búsqueda de alternativas, encamina-das al mejoramiento de las condiciones de vida de estas comunidades, incluyó la ges-tión de los recursos naturales porque estos constituyen sus medios de producción y su base material de vida.

Sin embargo, desde el inicio se determinó que tales medios de producción eran extre-madamente deficitarios para satisfacer las necesidades de las familias campesinas e indígenas de la zona y que esta situación respondía al carácter de la estructura agra-ria del país, es decir, a la profunda desigual-dad en el acceso a los recursos productivos, superando con creces las posibilidades de enfrentarla, a través de las acciones plantea-das en el proyecto.

La posibilidad real de trabajo institucional estuvo orientada a lograr un aprovecha-miento racional y eficiente de los escasos recursos existentes de las comunidades involucradas, entre otras estrategias, poten-ciando las actividades agropecuarias en las zonas bajas y disminuyendo la presión sobre estas actividades en las zonas de páramo. Sin embargo, como se ha insistido en algunas oportunidades, de los páramos dependen no sólo las comunidades directa-mente implicadas en su gestión, sino tam-bién todas aquéllas ubicadas aguas abajo que, gracias a las funciones de almacena-miento de agua y regulación de escorrentía que cumplen estos ecosistemas, son usua-rias directas del líquido vital.

L os ecosistemas ecuatorianos, en general, con el modelo de ajuste estructural quedaron vacíos de una normativa y regulación de

su uso y aprovechamiento. En las últimas décadas, muchos bosques, manglares, sel-vas y páramos desaparecieron en el país, otros, sufren niveles de deterioro, casi irre-versibles, debido a la explotación inmiseri-corde de los recursos que albergan. Made-reros, camaroneros, mineros, petroleros, entre otros, se han enriquecido a costa de este crimen contra la naturaleza, que afecta sensiblemente la base material de todos los ecuatorianos y ecuatorianas.

La peculiaridad de la mayoría de las zonas de páramo del país es que estos espacios, generalmente, son parte del territorio de comunidades campesinas e indígenas, quizá las más empobrecidas del país, y dependen históricamente de algunos medios de subsistencia que les proporciona el páramo. Es la falta de acceso a recursos naturales, especialmente tierra y agua en zonas aptas para la producción agropecua-ria, lo que ha empujado a esta población a

un aprovechamiento agrícola y pecuario en zonas de páramo, generando impactos con-tra la integridad de estos ecosistemas frági-les y, a la vez, casi siempre, saldos negativos como resultado de las actividades agrope-cuarias realizadas en estas zonas por las familias campesinas, debido a los extremos riesgos climáticos y a las características de sus suelos.

Los páramos, sus recursos y funciones naturales deberían ser mirados, en la prác-tica, como un patrimonio natural y social del país, sobre todo, porque tarde o tem-prano, aguas arriba y aguas abajo, todos somos usuarios de estos. Por lo tanto, los problemas que existen en su entorno son problemas que atañen a toda la sociedad y al Estado, es decir, estos problemas y su gestión deben ser enfrentados desde una perspectiva de corresponsabilidad pública y social. Este es un asunto en el que aún hace falta un trabajo intenso y sostenido.

Concretamente, en la parroquia de Qui-sapincha, la demanda realizada por las comunidades de la zona a CESA para su

Las lecciones aprendidas

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Ventajosamente esta propuesta empata con la nueva Constitución que, al respecto, señala que: “Se declara de interés público la preservación del ambiente, la conserva-ción de los ecosistemas, la biodiversidad y la integridad del patrimonio genético del país, la prevención del daño ambiental y la recuperación de los espacios natura-les degradados” (Cap. Segundo, Sección segunda, Art. 14, segundo párrafo) y, más adelante, en el numeral 6 del artículo 56, Capítulo Cuarto que trata de los Derechos de las comunidades, pueblos y nacionalida-des “Participar en el uso, usufructo, admi-nistración y conservación de los recursos naturales que se encuentren en sus tierras”

Una constatación realizada en el proceso tiene que ver con el carácter convocante y movilizador que tiene el agua, al punto de constituirse en elemento de cohesión social y articulador de esfuerzos para el manejo de los páramos, tanto al interior de las propias comunidades como fuera de éstas, incluso a nivel provincial.

Al respecto, resulta interesante anotar que son las organizaciones de usuarios del agua (de consumo humano y riego) de las propias comunidades, las que dinamizaron con mayor entusiasmo las acciones relacio-nadas con la gestión de los páramos, a dife-rencia de lo ocurrido con algunas organiza-ciones comunitarias o cabildos que, al decir

En nuestro caso, las comunidades involu-cradas en la gestión del páramo tienen un vínculo mucho más estrecho con los pára-mos, que otras comunidades o sectores de usuarios de los recursos y funciones natu-rales que éstos desempeñan. Una vez que son conscientes de ello, ganan capacidad y poder de decisión. Este poder debería ejer-citarse empujando la formulación de polí-ticas públicas, que garanticen la protección de esos ecosistemas, en el que ellas mismas deberían ser consideradas como sujetos de esas políticas para la cogestión y no orien-tar esa capacidad o empoderamiento hacia el establecimiento de mecanismos de com-pensación, por parte de otras comunidades o usuarios, al margen de una regulación o normativa.

Estos mecanismos de compensación, al poco tiempo y en la práctica, se transfor-man en mecanismos de presión (o chan-taje) de unas comunidades sobre otras, aspecto que institucionalmente no pode-mos promover.

Al contrario, es clave el fortalecimiento de esas prácticas de reciprocidad que caracte-rizan a las poblaciones andinas, así como el compromiso de corresponsabilidad colectiva (pública, social y comunitaria), para enfrentar el reto de manejo social del páramo.

Analizando críticamente esta propuesta es importante rescatar algunos aspectos:

j Las funciones naturales de los ecosiste-mas no pueden ser miradas como ser-vicios ambientales sujetos a la compra-venta, porque son parte del entorno natural en el que se desarrolla toda la sociedad.

j El cuidado y control de los ecosistemas y sus funciones naturales debe consti-tuirse en una política del Estado, que incluya un marco normativo e institu-cional y los recursos necesarios para desarrollarla. Es bajo este marco, que es posible ejercitar la corresponsabilidad pública y social o comunitaria para su gestión.

j El control particular (privado o priva-tivo, sea individual o de grupo) de estas funciones o recursos vitales como el agua, por ejemplo, genera poder y con ello, posibilidades de un acceso inequi-tativo al estar condicionados a pago o a otro tipo de presiones, por parte de los individuos o grupos que ejercen este control, por lo tanto, atenta contra el ejercicio de derechos de toda la pobla-ción. De ahí que consideramos que el Estado es el único con capacidad de regulación y control de las mismas.

Como ya se ha anotado, para bajar la presión sobre los páramos, CESA consi-dera válida la estrategia de intensificar la producción agrícola en las zonas bajas y medias a través de la intensificación de los sistemas productivos y de su tecnificación, actividad que necesariamente debe com-plementarse impulsando una comerciali-zación asociativa, como posibilidad de un mejor y mayor acceso a los mercados.

Por otra parte, resulta paradójico que, una vez que hemos concluido en que toda la sociedad resulta ser usuaria del agua pro-veniente de fuentes ubicadas en los pára-mos, deleguemos la responsabilidad de su cuidado, básicamente a las comunidades que viven en su entorno, a pesar de las con-diciones de pobreza y en muchos casos de extrema pobreza que les rodea.

Los organismos financieros internaciona-les, –hasta hace poco, con mucha capacidad de incidencia en las políticas del país–, pro-movieron abiertamente como mecanismo para enfrentar esta paradoja, el llamado ‘pago por servicios ambientales’ y esta pro-puesta fue asumida como viable, incluso por entidades del Estado y no se diga, por instituciones de desarrollo. También varias comunidades, se vieron tentadas y atraídas por este mecanismo.

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de varios participantes en la experiencia, han demostrado actitudes poco compro-metidas con el proceso. Es en la dinámica de este tipo de procesos, que estas orga-nizaciones de usuarios van desarrollando mayores capacidades para la resolución de problemas y conflictos (que nunca faltan, cuando de agua se trata).

También el agua ha posibilitado que se vayan dando saltos organizativos hasta constituir organizaciones de mayor enver-gadura y con mayores posibilidades de incidencia, como ha ocurrido en otras lati-tudes del país. En el caso de Tungurahua, se constituyó el Parlamento del Agua, como un espacio con representatividad de todos los sectores, pensado como una instancia de corresponsabilidad pública, social y privada que empuja una gestión del agua participativa e incluyente.

Por otra parte, a pesar de los esfuerzos realizados, resultan aún muy limitados aquellos orientados a la sensibilización y progresiva vinculación al proceso de pro-tección de los páramos, por parte de las comunidades de las zonas bajas y más aún de los pobladores urbanos. Se considera que un buen mecanismo para interesar y vincular a estos sectores, sería difundir, precisamente, los logros de esta experiencia de gestión.

Aportesde esta experiencia al conocimiento sobre el tema

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Es muy importante que ese fortalecimiento organizativo implique prácticas democrá-ticas y transparentes de gestión. Pero así mismo, ese empoderamiento debe reflejarse en la capacidad de análisis crítico de todas las propuestas que les compete y afecta a las organizaciones y a las poblaciones que representa, incluso, el análisis crítico de aquellas propuestas foráneas que aparecen como muy atractivas inicialmente, pero que finalmente pueden afectar sus intereses y los de otras comunidades o sectores socia-les. En este caso, nos referimos a la pro-puesta de ‘pago por servicios ambientales’ o, al mecanismo que contempla exigencias a las comunidades usuarias del agua de compensaciones, a cambio del cuidado del páramo, sus recursos y funciones naturales.

Toda la población del país es usuaria de los recursos, pro-cesos y funciones naturales de los ecosistemas, de ahí que el control

En cuanto al conocimiento sobre las carac-terísticas del páramo, con el acompaña-miento institucional, fue necesario trabajar con las organizaciones para que lo redescu-bran, lo revaloricen como parte de su terri-torio de vida y se autoreconozcan como elemento constitutivo, lo que fortaleció su decisión de participar en el proceso. Ade-más, se pudo potenciar ese conocimiento a través de la capacitación especializada a la que accedieron varios líderes, dirigentes y comuneros.

Procesos como el emprendido son muy complejos y de larga duración. Son alre-dedor de 13 años de acompañamiento institucional y, frente a la magnitud del problema, se podría decir que apenas se ha comenzado. Aún es necesario trabajar con redoblados esfuerzos para que el Estado y el conjunto de la población del país, sean conscientes de la importancia de los páramos y se comprometan de una u otra manera a su protección.

El fortalecimiento de las organizaciones campesinas e indígenas de las zonas fue un objetivo fundamental, para que éstas asu-man con responsabilidad y compromiso el reto de gestión de los páramos. El proceso sirvió para lograrlo y empoderar a las orga-nizaciones y sus miembros, más allá de la gestión de los páramos y de los límites de la parroquia. Lograron incidir ante el Gobierno Provincial al involucrarlo en el proceso, pero aún más, empujar a través de la COCIQ y el MIT, la creación del Fondo para el Manejo de Páramos y lucha contra la pobreza, cuya cobertura es provincial.

E n el proceso desarrollado durante más de una década por las comunidades de la parroquia y sus distintas organizaciones,

con el acompañamiento de CESA, al que se vincularon en distintos momentos y por diferentes razones entidades públicas, universidades y otras ONG’s, se genera-ron conocimientos de distintos niveles y dimensiones.

Un conocimiento muy importante, que pudo ser afirmado institucionalmente y fue palpado por la población involucrada directamente, tiene que ver con el hecho de que los problemas históricos que afec-tan al ecosistema páramo, no son proble-mas que atañen únicamente a las pobla-ciones que viven en su entorno, implican a toda la sociedad y dentro de ella, al Estado. Por tanto, enfrentarlos amerita el despliegue de múltiples esfuerzos bajo una perspectiva de cogestión pública y social del páramo.

Los comuneros que viven en el páramo y aprovechan sus recursos son quienes más

conocen a este ecosistema: su paisaje, su diversidad de flora y fauna, sus recursos y las funciones naturales que desempeña. CESA comprendió que no es el descono-cimiento de los ecosistemas lo que los ha conducido a un aprovechamiento poco sustentable del mismo.

En este caso, fueron las condiciones materiales de existencia de la población campesina e indígena de la zona (pobreza y limitadísimo acceso a los recursos natu-rales y productivos), las que los llevaron a esta situación. En consecuencia, aunque se hayan realizado logros muy importantes para avanzar hacia una gestión colectiva del páramo y esos logros estén a la vista, considera imprescindible el cambio de esas condiciones materiales, es decir, un cambio de la estructura agraria del país, a través del diseño y puesta en marcha de una política de Estado, que garantice el acceso campesino a buenas tierras y en cantidad suficiente, así como a otros recursos pro-ductivos. Caso contrario, más tarde o más temprano, las presiones sobre este ecosis-tema resurgirán y se profundizarán.

Aportes de esta experiencia al conocimiento sobre el tema

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En la historia de nuestros pueblos, se han establecido relaciones de reciprocidad, de solidaridad y de complementariedad que se practican hasta ahora y que constituyen relaciones sociales de producción, pero al margen del mercado. Este tipo de rela-ciones constituyen elementos de nuestra identidad como poblaciones andinas, están presentes en la parroquia de Quisapincha y deben ser revalorizadas como una forma de convivencia social y de resistencia a una tendencia de mercantilización, empujada por intereses globalizadores.

de estas funciones no puede estar en manos de particulares, sean individuos, grupos o colectivos, porque las exigencias de quie-nes tienen ese control pudieran no tener fin y resultaría que muchos sectores de la población por falta de recursos económi-cos estarían imposibilitados de pagar por esas funciones, convertidas ahora en ‘ser-vicios’, y por tanto serían excluidos de sus beneficios.

Bajo esta lógica, tarde o temprano, esta medida se revertiría como un boomerang hacia comunidades que se beneficiaron inicialmente de la aplicación de este meca-nismo. El empoderamiento de las organiza-ciones debería canalizarse, más bien, a exi-gir que el Estado regule, norme y asigne los

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Comité Editorial: Fausto Jordán Francisco Román

Editora: Teresa Mosquera

Equipo CESA Área Tungurahua:

Bolívar RendónAmado Martínez

Aportes de Consultores: Alfredo CruzRosa Jordán

Revisión de textos y edición:

Francisco Román Teresa MosqueraSoledad Leiva

Diseño gráfico: Verónica Ávila Activa Diseño Editorial Telf: (02) 2285545

Fotografías: CESA Área Tungurahua

Entidades auspiciantesdel Proyecto:

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Entidades auspiciantes de la sistematización y publicación:

Intermon Oxfam, EspañaAgencia Suiza para el Desarrollo y Cooperación, COSUDE

DIRECCIONES:

CESA Quito Inglaterra No. 31-30 y Vancouver QuitoTeléfono: 2529896 – 2524830 [email protected]

CESA Área Tungurahua Molletambo 361 y Los Incas AmbatoTeléfono 03-2840613 [email protected]

Créditos

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La Central Ecuatoriana de Servicios Agrícolas -CESA- es una Fundación privada sin fines de lucro, que trabaja desde 1967, conjuntamente, con los sectores campesinos, gobier-nos locales y otras entidades para facilitar procesos de desarrollo rural y agrario.

La situación de inequidad, marginamiento y desatención hacia este sector social, motiva a propiciar condiciones para una efectiva participación de las organizaciones campe-sinas e indígenas en las decisiones del desarrollo local, regional y nacional, para ello impulsa, promueve, acompaña y fortalece las siguientes líneas estratégicas:

La gestión social de los recursos hídricos, especialmente del riego y el agua para con-sumo humano, considerando sus diferentes dimensiones: económica, social, política, organizativa, ambiental y cultural, a través del acompañamiento a las organizaciones campesinas y de usuarios del agua así como de la coordinación con los gobiernos loca-les y otras entidades estatales y de desarrollo vinculadas con la gestión del agua.

La gestión del territorio por parte de las organizaciones, campesinas e indígenas, para el aprovechamiento sustentable, equitativo y eficiente de los recursos naturales así como para la protección de los ecosistemas, especialmente de los páramos y bosques, consi-derando las importantes funciones ambientales que estos desempeñan, especialmente aquellas relacionadas con el almacenamiento y escorrentía del agua.

La gestión de sistemas de producción, transformación y comercialización campesinos, prioritariamente de carácter asociativo, dinamizándolos y potenciándolos en la perspec-tiva de posibilitar su reproducción social, económica y cultural en condiciones de digni-dad y desde ahí, contribuir al objetivo estratégico de alcanzar la soberanía alimentaria, con todas las implicaciones que éste acarrea.

Fortalecimiento de las capacidades locales para la gestión del desarrollo a través de procesos de educación, capacitación y formación profesional, impulsando el desarro-llo de iniciativas económicas: de producción, transformación, comercialización y de provisión de servicios rurales locales, especialmente de carácter asociativo, lo cual debe acompañarse de un proceso de fortalecimiento organizacional que permita una ade-cuada gestión de estas iniciativas y, a la vez, elevar las capacidades de las organizaciones campesinas y rurales para su incidencia en la formulación de políticas públicas, orienta-das a la solución de problemas estructurales y coyunturales del agro y del sector rural.

CESA mantiene su compromiso de acompañar a los sectores campesinos en los proce-sos de desarrollo rural y agrario del país.