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 UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y EDUCACIÓN ESCUELA DE PSICOLOGÍA “DIAGNÓSTICO Y PRONÓSTICO, A TRAVÉS DE UNA INTERVE NCIÓN PSICODRAMÁTI CA EN UN CASO DE DUELO” (TESIS PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADO EN PSICOLOGÍA) ALUMNAS : MARÍA JOSÉ AGLIATI DARRAIDOU. VERÓNICA BRAVO ÁLVAREZ . MARÍA EUGENIA VARAS GÓMEZ. PROFESOR PATROCINANTE : GLORIA REYES CONTRERAS. ASESOR METODOLOGÍCO : MARÍA ISABEL TOLEDO JOFRÉ. SANTIAGO – CHILE 2004

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  • UNIVERSIDAD DIEGO PORTALES

    FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y EDUCACIN

    ESCUELA DE PSICOLOGA

    DIAGNSTICO Y PRONSTICO, A TRAVS DE UNA INTERVENCIN PSICODRAMTICA EN UN CASO DE DUELO

    (TESIS PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADO EN PSICOLOGA)

    ALUMNAS : MARA JOS AGLIATI DARRAIDOU. VERNICA BRAVO LVAREZ. MARA EUGENIA VARAS GMEZ.

    PROFESOR PATROCINANTE : GLORIA REYES CONTRERAS.

    ASESOR METODOLOGCO : MARA ISABEL TOLEDO JOFR.

    SANTIAGO CHILE 2004

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    UNIVESIDAD DIEGO PORTALES FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y EDUCACIN

    ESCUELA DE PSICOLOGA

    RESUMEN

    DIAGNSTICO Y PRONSTICO, A TRAVS, DE UNA INTERVENCIN PSICODRAMTICA EN UN CASO DE DUELO

    Alumnas: Mara Jos Agliati Darraidou. Vernica Bravo lvarez. Mara Eugenia Varas Gmez.

    La presente investigacin, tiene como propsito, dar cuenta, a travs del psicodrama, del diagnstico y pronstico del duelo. Con este fin, se construy un marco terico, sustentado en la teora psicodramtica y en la de duelo, propuesta por J. Bowlby. A partir, de estos elementos tericos, se dise una intervencin psicodramtica, basada en un caso nico de duelo. Para analizar los datos recabados, durante la intervencin, se escogi la etnografa interpretativa, enfoque metodolgico, que se inserta dentro de una perspectiva cualitativa. La informacin que se obtuvo, a travs, del anlisis se plasm en un texto etnogrfico. Por medio de ste, se dio cuenta del diagnstico y pronstico del caso. El diagnstico, estableci la presencia de un duelo patolgico del paciente, producto de una dificultad en el vnculo temprano. El pronstico, permiti sealar los recursos del paciente e indicar la necesidad de que asista a una terapia psicodramtica de tipo extendida. En conclusin, el psicodrama, oper proporcionando elementos tericos y tcnicos tiles, para realizar un diagnstico y pronstico del duelo.

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    INDICE PGINAS

    I.- INTRODUCCIN 5 II.- CONSTRUCCIN DEL PROBLEMA 8

    OBJETIVOS 12

    III.- MARCO TERICO 13

    1.-PSICODRAMA 13

    1.1- Antecedentes generales. 13

    1.2.- Concepcin de sujeto. 14 a) Espontaneidad y creatividad 14 b) Vnculo 15 c) Roles 18

    1.3.- Principios de la intervencin 25 a) Conceptos fundamentales 25

    - Locus 25 - Matriz 25 - Status nascendi 26

    b) Modelo psicoteraputico 26 c) Mtodo psicodramtico 32

    - Etapas 33 - Componentes 35 - Tcnicas 36

    1.4.-Psicoterapia psicodramtica individual 41 - Caractersticas del tratamiento en psicoterapia 44 psicodramtica bipersonal

    2.-DUELO 46

    2.1.-Antecedentes generales. 46

    2.2-Fases del duelo. 47 a) Fase de embotamiento 47 b) Fase de anhelo y bsqueda de la persona perdida 47 c) Fase de desorganizacin y desesperanza 49 d) Fase de reorganizacin 49

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    2.3.-Variedades de duelo patolgico. 50 a) Duelo crnico 50 b) Ausencia prolongada de afliccin consciente 51 c) Euforia 53

    2.4.-Factores que afectan el curso del duelo. 54

    2.5.- Experiencias infantiles de las personas propensas al duelo 57 patolgico. a) Experiencias que predisponen a un vnculo afectivo ansioso 57 y ambivalente b) Experiencias que predisponen a una persona a hacerse cargo 58 de otra en forma compulsiva c) Experiencias que predisponen a afirmar independencia con 60 respecto a los lazos afectivos

    2.6.- Predisposiciones cognitivas que influyen en las respuestas 60 ante una prdida.

    3.- PSICODRAMA Y DUELO: INTEGRACIN Y APLICACIONES 64

    3.1.- Concepcin de sujeto. 64 a) Espontaneidad y creatividad 64 b) Vnculo 65 c) Roles 66 3.2.- Principios de la intervencin. 69 a) Conceptos fundamentales 69 b) Modelo psicoteraputico 70 c) Mtodo psicodramtico y duelo 72

    IV.- MARCO METODOLGICO 77

    1.- Elementos tericos. 77

    2.- Enfoque terico metodolgico. 78 2.1.- Etnografa interpretativa 78 2.2.- Entrevista etnogrfica 79

    3.- Procedimientos. 80 3.1.- Seleccin del caso 82 3.2.- Produccin de la informacin 82

    4.- Anlisis de datos y construccin del texto etnogrfico. 84

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    V.- RELATO ETNOGRFICO 87

    Las huellas de la ausencia 87

    VI.- EN RELACIN AL DIAGNSTICO Y PRONSTICO 136

    1.- Diagnstico 136

    2.- Pronstico 139

    VII.-SOBRE LA FORMA EN QUE OPERA EL PSICODRAMA 141 EN EL DUELO

    VIII.- REFLEXIONES ACERCA DEL PROCESO 146

    IX.- REFERENCIA BIBLIOGRFICA 148

    X.- ANEXOS 151

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    I. INTRODUCCIN

    El ser humano, a lo largo de su existencia, experimenta duelos producto de separaciones y prdidas de distinta ndole. Sin embargo, una de las prdidas que provoca mayor impacto psicolgico, es la muerte de un ser querido.

    Ante esta situacin, es necesario, que sentimientos tales como; el temor, la

    incertidumbre y el dolor, sean expresados a su debido tiempo por el sujeto, de manera que pueda comprender y aceptar la prdida.

    No obstante, la expresin de estas emociones, propias del duelo, podra verse obstaculizada por el medio social, l que, al estar inserto en una cultura hedonista,

    impide conectarse y expresar el dolor, que implica una prdida, ocasionando dificultades en el curso normal del duelo.

    Es en este contexto, donde la psicoterapia, desempea un papel importante, ya que, entrega el apoyo necesario para la expresin de las emociones, restringidas por el entorno, facilitando, de esta manera, la elaboracin del duelo por parte del sujeto.

    Una modalidad de psicoterapia, es el psicodrama, que constituye un enfoque

    psicoteraputico, l cual cuenta con tcnicas y recursos dramticos, que permiten acceder e indagar en la dinmica interna del sujeto, buscando, alternativas para la resolucin de sus conflictos.

    Este modelo psicoteraputico, al integrar los aspectos cognitivos, afectivos y

    corporales, ayudara a desbloquear las emociones y cogniciones, asociadas al duelo, que permanecen estancadas.

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    El psicodrama proporciona, adems, herramientas para realizar un diagnstico, centrado en la particularidad del sujeto y los procesos asociados a su conflicto, y un pronstico, basado en sus recursos.

    En relacin a lo anterior, surge la pregunta de esta investigacin, que es: cmo opera el psicodrama en el diagnstico y pronstico del duelo?

    Para sustentar esta pregunta, se construy un marco terico, el cual se basa en la teora psicodramtica y en la de duelo, propuesta por J. Bowlby.

    El primer captulo del marco terico, describe en profundidad, los conceptos centrales, que permiten dar cuenta de la teora psicodramtica, a partir, de la que surge el

    modelo psicoteraputico.

    Los temas que se abordan en este captulo, estn organizados en tres apartados. El primero de ellos, se refiere a la concepcin de sujeto en psicodrama, considerando los conceptos de; espontaneidad y creatividad, vnculo y rol.

    En el segundo apartado se profundiza en los principios de la intervencin. Para esto, se desarrollan los conceptos fundamentales del psicodrama; locus, matriz y status

    nascendi. Adems, se explica el modelo psicoteraputico y el mtodo psicodramtico, con sus etapas, componentes y tcnicas.

    Por ltimo, el tercer apartado, describe la psicoterapia psicodramtica individual, haciendo nfasis en las caractersticas de este tipo de tratamiento.

    El segundo captulo, otorga elementos tericos sistematizados, referentes al

    duelo, los que se organizan en cuatro apartados. Estos, se relacionan, por una parte con; la concepcin del duelo, las fases que atraviesa un sujeto cuando experimenta una prdida y las variedades de duelo patolgico, que pueden presentarse.

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    Por otra parte, se da cuenta, de aquellos factores que afectan el curso normal de un duelo, de las experiencias infantiles y predisposiciones cognitivas que influyen en la

    respuesta ante una prdida.

    Con el fin, de establecer los elementos convergentes, entre el psicodrama y la teora de duelo de Bowlby, se realiza una integracin en el tercer captulo del marco terico.

    El captulo referente al marco metodolgico, alude a los elementos tericos propios de la perspectiva cualitativa, refirindose de forma particular, a la etnografa

    interpretativa, utilizada en esta investigacin.

    Dentro del marco metodolgico, se detallan, adems, los procedimientos, que permiten llevar a cabo la intervencin, diseada para dar respuesta a la pregunta de investigacin. Estos, se relacionan con la seleccin del caso de duelo y la produccin de informacin.

    Posteriormente, se analizan los datos recabados durante la intervencin, con el fin de plasmarlos en un texto etnogrfico, que revela las significaciones construidas y las interpretaciones que se hacen a partir de stas.

    En base, a los resultados obtenidos, a travs de la intervencin, se realizan

    conclusiones, enfocadas al diagnstico y pronstico del caso de duelo y cmo opera el psicodrama en ste.

    Para finalizar, se reflexiona acerca del proceso de investigacin, y el aprendizaje que esto implic para las investigadoras.

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    II.- CONSTRUCCIN DEL PROBLEMA

    El origen de la palabra terapia proviene del griego therapheutikos, que significa asistente o aquel que cuida de otro. Por lo tanto, la psicoterapia implica cuidar o asistir al

    espritu, corazn o al ser de otra persona (Klenke, en Herranz, 1999).

    A lo largo de la historia de la psicologa, se han desarrollado diversos tipos de

    psicoterapia, las que en general se orientan a la resolucin de los conflictos psquicos. A pesar de la diversidad que presentan, existen ciertos elementos compartidos por todas

    ellas. Estos, se refieren a: la confianza que debe establecerse entre paciente y terapeuta, la entrega de herramientas al paciente, a travs, de un mtodo determinado para la resolucin de sus conflictos y la facilitacin de experiencias exitosas que incluyen el logro de insight, cambios en la conducta y la activacin emocional (Frank, en Herranz, 1999).

    Una de las formas de psicoterapia, es el psicodrama. Este modelo psicoteraputico describe una serie de pasos, tcnicas y recursos dramticos, que

    permiten explorar procesos psquicos y significaciones construidas por los sujetos (Bello, 1997).

    El psicodrama, se sustenta en la teora vincular, segn la cual, se concibe al sujeto como una unidad indivisible del entorno, donde se le otorga un especial nfasis a las relaciones interpersonales y a la estructuracin de la personalidad, a partir, del vnculo con un otro significativo. Es por eso que: el vnculo es siempre un vnculo

    social, aunque sea con una sola persona; a travs de la relacin con esa persona se repite una historia de vnculos determinados en un tiempo y espacio determinado (Bustos, 1991. pp. 65).

    A partir del vnculo surge el rol, que corresponde a la primera unidad ordenadora

    y estructurante del yo. Los roles se desarrollan como unidades de conducta, desde las ms simples hasta las ms complejas y siempre en relacin a otro u otros (Bustos, 1991).

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    El psicodrama cuenta con herramientas que, por medio, de la integracin de los aspectos cognitivos, afectivos y corporales, permiten desbloquear emociones e ideas

    asociadas a un conflicto, que al no emerger en la conciencia del sujeto impiden la resolucin de ste.

    Estas dificultades asociadas a la falta de expresin de las emociones, se presentan con mayor o menor intensidad en los sujetos. No obstante, una de las situaciones donde existe una mayor probabilidad de que esto ocurra, es en la muerte de un ser querido. En algunas ocasiones, la rabia, el temor a la soledad, la incertidumbre y la tristeza que se generan frente a la prdida, pueden ser considerados por parte del entorno como

    indignos, infantiles o absurdos, ocasionando un rechazo y crtica hacia el deudo (Bowlby. 1986).

    Sin embargo, a pesar de las posibles restricciones que imponga el medio social, es necesario que el deudo realice un proceso psicolgico que le permita decantar, reflexionar y aceptar que esa persona significativa no volver y que fue parte importante

    de su historia. Este proceso de elaboracin psicolgica, se denomina duelo. Incluye: todos los procesos psicolgicos conscientes e inconscientes que se ponen en marcha debido a la prdida de una persona amada cualquiera sea su resultado (Bowlby. 1993. pp. 67).

    Un proceso de duelo normal, se desarrolla en cuatro fases. stas son: fase de embotamiento de la sensibilidad, fase de anhelo y de bsqueda de la figura perdida, fase de desorganizacin y desesperanza y fase de mayor o menor grado de reorganizacin (Bowlby. 1993).

    Cada una de estas fases se caracteriza por un tipo particular de sentimientos y

    cogniciones, que deben ser expresados a su debido tiempo y con la debida intensidad. Cuando esto no ocurre, surgen procesos defensivos que desencadenan las siguientes variedades de duelo patolgico: duelo crnico, ausencia de afliccin consciente y

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    euforia. Todas ellas, en mayor o menor grado generan alteraciones en la salud fsica y mental del sujeto que sufre la prdida (Bowlby. 1993).

    Estas modalidades de duelo patolgico deterioran seriamente la capacidad del sujeto para entablar y mantener relaciones afectivas, ocasionndole serios problemas para reorganizar su vida despus de la prdida (Bowlby. 1993).

    Existen, otros factores, que pueden influir en el curso normal de un duelo, los cuales interactan entre s. Al respecto, se puede afirmar que las experiencias vinculares tempranas constituyen el factor ms poderoso en cuanto a la determinacin del proceso

    de duelo, ya que, a partir de stas, el sujeto desarrolla ciertos patrones afectivos y predisposiciones cognitivas, que pueden ayudar o no a enfrentar una prdida (Bowlby. 1993). Por lo tanto, la manera cmo un individuo enfrenta la prdida, depende en gran medida de su historia vincular.

    En este sentido, las experiencias vinculares adversas sumadas a la actitud individualista de la sociedad actual, que privilegia el hedonismo por sobre la expresin de las emociones displacenteras, dificultan el proceso normal de un duelo (Biedermann en Flores. 1997).

    Ante esto, el psicodrama proporciona, por medio, de la dramatizacin, una posibilidad de expresar las satisfacciones, frustraciones y conflictos no resueltos con la

    persona muerta, lo cual facilita una mayor elaboracin del duelo. Adems, permite la reorganizacin de aquellos roles que se pueden haber alterado frente a la experiencia de la prdida.

    Esto se realiza, a travs, del vnculo terapeuta paciente, que posibilita

    desestancar las emociones e ideas inherentes al proceso de duelo, facilitando la co construccin ideoafectiva y la resignificacin de la prdida.

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    A partir de lo anterior es relevante preguntarse: Cmo opera el psicodrama en el diagnstico y pronstico del duelo?

    Entendindose, el diagnstico en psicodrama, como una focalizacin en la conflictiva vincular del sujeto, enfatizando la manera singular en que ste la significa, ms que en una definicin que lo rotule o estigmatice.

    Finalmente, el pronstico se centra en la capacidad del sujeto para reconocer sus reas conflictivas, sus motivaciones y recursos para la resolucin de stas.

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    OBJETIVOS

    Objetivo general:

    - Dar cuenta, a travs del psicodrama, del diagnstico y pronstico del duelo.

    Objetivos especficos:

    - Describir aspectos cognitivos, afectivos y corporales.

    - Describir el proceso vincular.

    - Describir el proceso rlico.

    - Dar cuenta del estado del paciente en funcin de la matriz y locus.

    - Establecer el pronstico del paciente.

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    III.- MARCO TERICO

    1.-PSICODRAMA

    1.1-Antecedentes generales

    El psicodrama, como enfoque teraputico, hace su aparicin en el campo de la psicoterapia, despus del psicoanlisis y de la psicoterapia de grupo. Como todos los

    fenmenos sociales, su aparicin no es casual y corresponde a una determinada evolucin ocurrida en el seno de la estructura social. Surge como una manifestacin ms de una serie de cambios similares, en los que el comn denominador es el compromiso y la participacin vincular activa. De observador se pasa a observador participante, y finalmente a protagonista, todo ello en colaboracin con los otros, compartiendo responsabilidades y vicisitudes (Rojas Bermdez. 1997).

    El fundador de esta corriente, paradigma y modelo psicoteraputico fue J.L.

    Moreno, quien formula una teora que se sustenta en el teatro, la psicologa y la

    sociologa. Tiene influencia psicoanaltica referente a la creacin de matrices y modelos

    relacionales y al desarrollo de grupos teraputicos, centrados en dinmicas vinculares.

    Desde el punto de vista tcnico, constituye: un procedimiento de accin e interaccin. Su ncleo es la dramatizacin. Hace intervenir al cuerpo en sus variadas expresiones e interacciones con otros cuerpos. Lo esencial, es la representacin del mundo interno (Reyes. 2000. pp.19). Adems, le otorga especial importancia a la integracin de los aspectos corporales, afectivos, cognitivos y sociales en el hombre.

    Otro aspecto importante dentro de los orgenes del psicodrama, es la filosofa del momento, a travs, de la cual, ste se refleja como mtodo.

    La filosofa del momento considera que: todo instante vivido es el entrecruzamiento entre nuestra historia y la accin presente, que son inseparables

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    (Bello. 1997. pp. 27). Este cruce, entre la verticalidad individual y la horizontalidad grupal es el momento, entendido como la abertura por la que el hombre pasar en su

    camino. Pero, el instante no es una parte de la historia, sino que, la historia es una parte del instante.

    Es por esta razn, que en el psicodrama teraputico, slo existe el tiempo presente. Cualquier historia pasada, o prevista para el futuro, slo sirve desde el plano de la intervencin si se trabaja en el ahora, no en el entonces. El pasado y el futuro slo tienen sentido si se actualizan en el momento presente. Es importante no confundir historia biogrfica con pasado. En la medida que la historia vital del paciente se

    actualiza en el espacio dramtico, es presente.

    1.2.- Concepcin de sujeto

    A continuacin, se describirn los tres aspectos fundamentales en la concepcin del sujeto en psicodrama.

    a) Espontaneidad y creatividad

    La espontaneidad es el ncleo dinmico de toda la teora psicodramtica, ya que, considera al ser humano como un ser espontneo y capaz de crear continuamente su

    destino. En un sentido psicolgico desarrolla en el hombre en estado de perpetua originalidad y adecuacin personal, vital e existencial la realidad que le toc vivir. Si en su dimensin filosfica es la explicacin de la constante creatividad del mundo, en la

    individual propone una concepcin del hombre como genio en potencia (Bustos. 1992. pp. 35) y, como posible creador, director, y transformador de su existencia.

    La espontaneidad es el surgimiento de energas inconscientes, que asumen formas de expresin del s mismo, las cuales, se adecuan al entorno social. Adems, est directamente asociada a la creatividad, ya que, ambas implican la capacidad para

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    adaptarse al entorno y actuar frente a ste como ante una situacin primera y nica (Reyes. 2000).

    La espontaneidad se encuentra en una zona intermedia, entre la influencia gentica y la ambiental, y si bien es influida por ambas, escapa a su control, ya que, de ella dependen las nuevas respuestas, las imprevisibles. Estas respuestas, son el resultado, de nuevas combinaciones generadas por el factor espontaneidad en el organismo y que se manifiesta en forma de creatividad (Rojas- Bermdez. 1987).

    En la cultura actual, es una tendencia habitual sustituir cada vez ms la

    espontaneidad por las respuestas fijas y reglamentadas, que no dan lugar para las reacciones nuevas e inesperadas. Esto, se debe al desconocimiento del factor

    espontaneidad y a su confusin con el descontrol. La coartacin de la espontaneidad es una de las principales causas de la disconformidad del individuo consigo mismo y con la sociedad.

    b) Vnculo

    El vnculo, debe ser entendido, ntimamente ligado al concepto de espontaneidad y creatividad. La relacin entre estos conceptos radica en que: en la actualizacin del

    ser est siempre presente un vnculo con un otro, que va permitiendo la estructuracin y diferenciacin de un yo adecuado a las normas sociales, pero con caractersticas

    particulares que cada persona crea en cada momento (Reyes. 2000. pp. 1).

    Con respecto a los tipos de vnculos, el ms importante de mencionar, es el

    vnculo primario, que se entiende como la representacin del intercambio de recprocas depositaciones de afecto y mundos internos que surgen entre el beb y su madre, a partir,

    del cual se configura una modalidad vincular. La relacin de objeto es la estructura interna del vnculo. El vnculo incluye una conducta positiva o negativa, que se fija y por lo tanto, tiende a repetirse (Reyes. 2001).

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    De acuerdo a lo anterior, se desprende la importancia de la configuracin vincular temprana, en la determinacin de las modalidades vinculares posteriores. Sin

    embargo, el concepto de espontaneidad y creatividad, le otorga la posibilidad al hombre de liberarse de esas matrices y modalidades vinculares, y no necesaria o exclusivamente, a travs, de una psicoterapia tradicional. Es por esta razn, que el psicodrama centra su atencin en los recursos potenciales del ser humano y no slo en lo patolgico.

    Dos conceptos relevantes dentro de la teora vincular son: tele y transferencia (Reyes. 2000). Tele se denomina a la relacin espontnea, creativa y libre de transferencias. El factor tele es esencial en las relaciones interpersonales. Consiste en el

    sentimiento y conocimiento real de las otras personas y constituye el aspecto ms importante en las elecciones recprocas de toda ndole.

    Por otra parte, transferencia es depositar en el otro, a travs, del vnculo, objetos internos introyectados en relaciones interpersonales anteriores, fundamentalmente de carcter primario. Es la responsable de las elecciones desacertadas que se producen al no estar en contacto con el otro real, sino consigo mismo, confundiendo al otro con figuras del mundo interno.

    Un sujeto transfiere cuando matriza de forma ms o menos rgida y repetitiva un modelo vincular generado en una relacin en la que, tal vez, fue adaptativo, a otras relaciones que no necesariamente requieren de ese modelo vincular. De esta manera, el

    sujeto pierde creatividad y espontaneidad en el vnculo.

    Es importante sealar que el concepto de transferencia no slo se aplica a la

    situacin psicoteraputica, sino que, a diversos mbitos de la vida.

    Finalmente, el trabajo de la transferencia en la situacin psicoteraputica, permite llegar a la percepcin emptica recproca o tele, en la que el terapeuta est tan

    involucrado como el paciente.

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    En base a lo anterior, se desprende el criterio de salud, en psicodrama; cuanto mayor sea la capacidad tlica de una persona, mayor ser su salud mental, y de manera

    inversa, menor ser su salud cuanto mayor sea la transferencia (Reyes. 2000).

    Una caracterstica inherente a los vnculos es su complementariedad. sta, se refiere a que toda manera de vincularse con otro tiene un necesario oponente. Este oponente funciona en dadas o polaridades, independiente del nmero de sujetos que estn involucrados en esta polaridad (Reyes. 2000).

    La complementariedad vincular, es un proceso dinmico que se activa y modifica

    sobre la base de recprocas estimulaciones de las dos partes de la dada. Esto, implica que cada complementariedad es particular y depende de las personas, del momento y del

    espacio en que se est dando. Sin embargo, el grado de responsabilidad de los distintos participantes puede ser variable.

    La complementariedad puede ser sana o patolgica (Reyes. 2000). Es ms patolgica en la medida en que est ms sometida a la actualizacin de vnculos generados en la matriz de identidad, es decir, se proyecta en el otro objetos internos introyectados de otra relacin, que a la vez, estimulan el rol y el libreto complementario del otro.

    Otro elemento, que indica el nivel de patologa de la complementariedad, es el

    grado de libertad para salirse o no de sta. De este modo, mientras ms rgida sea la complementareidad, ms patolgica.

    Por lo tanto, si la complementareidad es espontnea, creativa y adecuada a los requerimientos vinculares y situacionales del entorno, entonces es sana, adaptativa e

    incluso constructiva.

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    Finalmente, un aspecto que define el grado de patologa vincular, es la egosintona o la egodistona de sta. Mientras ms egosintnica sea, no slo es ms

    patolgica, sino que, ms resistente al cambio.

    c) Roles

    La teora de las relaciones interpersonales, se basa en el concepto de rol. ste, es entendido como la primera unidad ordenadora y estructurante (Bustos. 1991).

    Los roles se desarrollan como unidades de conducta, desde las ms simples hasta

    las ms complejas y siempre en relacin con otro u otros. Primero es el grupo, el grupo implica interaccin y toda interaccin se ejerce a travs de un rol. Hay tantos roles como acciones posibles (Moreno en Bustos. 1991. pp. 77). Por lo tanto, los roles son previos al recin nacido. El yo emerge de los roles que ste aprende a desarrollar. A su vez, los roles tienen una dinmica ligada con el desarrollo.

    Existen tres categoras de roles; psicosomticos, sociales y psicodramticos (Bello. 1997). Los roles psicosomticos se relacionan con el cuerpo y su desarrollo. Corresponden a las funciones inherentes al rol de hijo, a travs del cual, se va desarrollando el yo. Se caracterizan por ser tomados (role taking), ya que, la contraparte del rol (la madre por ejemplo) los impone de cierta forma.

    A partir de estos roles, surgen los sociales y los psicodramticos. Los primeros, responderan a generalizaciones convencionales de acuerdo a las determinantes culturales y sociales. Adems, tienen la posibilidad de ser creados (role creating) dentro de un estilo personal, relacionado con la propia historia.

    Por otra parte, los roles psicodramticos, son aquellos relacionados con el ejercicio de rol de manera espontnea, nica y creativa. Se caracterizan por ser jugados o desempeados (role playing), lo cual implica una mayor plasticidad.

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    Cuando se producen alteraciones en el desarrollo, pueden producirse tambin alteraciones en esta dinmica, y los roles psicodramticos pueden ser tomados sin

    plasticidad, porque no se han ofrecido alternativas, o los roles sociales pueden ser desempeados de manera rgida o automtica, sin creatividad (Bello. 1997).

    Como los roles se desarrollan siempre en relacin con otro u otros, cada rol tiene su complementario. Cuando un rol se ha patologizado, el rol complementario es patolgico.

    En los estadios ms primitivos del desarrollo, los roles no son complementarios,

    sino suplementarios. En la etapa que surgen los roles psicosomticos, la madre o quien desempea el rol materno, lo hace siempre en suplementariedad, porque tiene que hacer

    por el beb lo que l no puede hacer por s mismo.

    Tambin, en situaciones patolgicas, los roles psicodramticos y sociales pueden quedarse en situacin de suplementariedad.

    Con relacin a lo anterior, se puede afirmar que si la experiencia del ser humano se transmite e impregna a todos los roles, entonces observando los roles en interaccin debe ser posible acceder a la dinmica interna (Bustos. 2001).

    Los roles funcionan en agrupamientos, ramilletes o clusters. Estos conjuntos dinmicos, corresponden en sus dos aspectos bsicos, a dos categoras; en la primera, se encontraran los roles predominantemente pasivos e incorporativos, los cuales, se identifican con aspectos femeninos. En la segunda, los roles activos, penetrantes y

    masculinos. De estos dos aspectos, depende el deseable equilibrio entre vulnerabilidad y fuerza, pasividad y actividad, dependencia y autonoma.

    De acuerdo a lo planteado, experiencias vinculares negativas muy tempranas pueden inhibir este armnico desarrollo, dando lugar a comportamientos pasivo- dependientes, o a sus versiones reactivas, donde se enfatiza la autonoma y la actividad.

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    A partir de lo anterior, se deben considerar tres clusters centrales: El cluster materno, en el que convergen roles de funcin pasiva- dependiente e incorporativos. El

    cluster paterno, que corresponde a la actividad, afirmacin y autonoma y finalmente, el cluster tres, correspondiente a las funciones de compartir y competir (Bustos. 2001).

    En el cluster materno, el beb nace incompleto para el desempeo autnomo, ya que, ni biolgica ni psicolgicamente puede valerse por s mismo. En esta etapa, el beb se encuentra especialmente sensible a la angustia de las personas que lo rodean, incorporndola como propia. De este modo, la seguridad o inseguridad con que la madre sostiene al nio, va determinando una anticipacin de ternura, placidez, angustia o

    tensin con que se cumplen los cuidados. La palabra clave de este perodo es la dependencia y el rol complementario, el de la madre.

    En este sentido, aprender a depender es esencial para el desempeo de la vida adulta. Saber recibir, aceptar ser cuidado, convivir saludablemente con los momentos de vulnerabilidad, depende de las experiencias vividas en esta etapa. En este perodo, adems, surge la capacidad de sentir y aceptar ternura, la cual es esencial para la construccin de relaciones de intimidad (Bustos. 2001).

    El reemplazo de la ternura materna por la eficiencia del cuidado deja huellas indelebles, como por ejemplo, una tendencia a operativizar las relaciones afectivas. Sin embargo, si la ternura no es seguida de los lmites, de las normas y de la autonoma se

    pueden generar, posteriormente relaciones de mxima dependencia, o de negacin total de sta.

    La autoestima est en gran parte condicionada por esta etapa. La mirada materna, representando la mirada del entorno del beb, ser la mirada con la que observe sus

    acciones. La ternura y receptividad anticipan una relacin amorosa consigo mismo.

    Las experiencias negativas en este cluster pueden entorpecer mucho el desarrollo posterior. El estado de abandono y desamparo, pueden generar una incapacidad en el ser

  • 21

    humano, de pasar al siguiente estadio del desarrollo con elementos suficientes para la sobrevivencia emocional. La falta de cuidados amorosos debilita el desarrollo psquico y

    fsico del beb, llevndolo a la muerte en los casos ms graves o a la psicosis, en otros.

    En esta etapa, surgen emociones bsicas, tales como la culpa y vergenza. La culpa consiste en una seal de alarma frente a la presencia de un lmite, ya que, indica la barrera que marca lo permitido, ayudando a discriminar entre lo bueno y lo malo.

    La vergenza emerge cuando aparecen los verdaderos sentimientos de una persona. El parentesco con la culpa, se establece en la presencia de un ideal del yo, que

    recorta y permite algunos sentimientos y rechaza otros. De esta forma, fracaso,

    humillacin, desprecio por s mismo, son experiencias que acompaan a la vergenza

    (Bustos. 2001).

    La sobreproteccin materna, suele ser la matriz de este sentimiento. Una madre temerosa que cuida ms de lo que ensea a cuidarse, provoca una marcada vulnerabilidad. Si a esto, se suma una actitud paterna dura y crtica, da origen, probablemente a un cuadro en el cual la vergenza encuentra su matriz.

    En la medida, que se van internalizando sentimientos y ansiedades con sus

    correspondientes repertorios de respuestas, se va construyendo la capacidad o incapacidad de atravesar por momentos de tristeza o frustracin. La madre interna,

    cumple la funcin de permitir elaborar y superar adecuadamente esos momentos.

    En este proceso, surge la agresin (Bustos. 2001). En su origen primordial, la agresin, tambin constituye un todo indiferenciado, que se puede definir como la capacidad de reaccin frente a los estmulos. Se puede decir, que la agresin es siempre,

    en principio un rechazo. La angustia se establece all como un rechazo que advierte el peligro. La agresin es, entonces, una defensa necesaria y significa una reaccin adaptativa frente a los ataques del medio. Sin embargo, sta no es la nica fuente. La respuesta adaptativa, puede tambin responder a estmulos internos, como la envidia o

  • 22

    los celos. Si la frustracin es sostenida en las primeras etapas del desarrollo, se incorpora como parte constitutiva del yo. La tensin busca su descarga como manera de

    reestablecer el equilibrio interno. La armona entre impulso y norma es una lucha central para el ser humano. La presencia de impulsos agresivos sin filtro, constituye la psicopata, en tanto que, su total represin conforma la depresin, siendo estos los polos opuestos del manejo de la agresin.

    El segundo perodo, que corresponde al cluster dos, tiene relacin con el perodo en que el beb va madurando, tanto psquica como biolgicamente. Se sienta, siente la fuerza de sus piernas, sus manos alcanzan los objetos inanimados de los que aprende a diferenciarse. El verbo poder empieza a manifestarse, al mismo tiempo que aparece un nuevo personaje que se diferencia de la madre: el padre.

    El rol del beb, pasa de la funcin de ser alimentado, nutrido y cuidado (rol de hijo- madre), como eje central y nico, para sumar a ella, la de ir conquistando gradualmente la autonoma, necesitando un yo auxiliar, que le ensee a pararse sobre sus propios pies. El rol complementario es ahora hijo-padre.

    Junto con la accin, aparecen las normas que orientan y conducen al movimiento. Toda norma representa un lmite a la accin y una capacidad de direccionalidad.

    Aparece en el beb la nocin rudimentaria de lo aprobado y lo desaprobado. Las normas aprendidas en ese momento tienen la fuerza de mito irrefutable, ya que, el beb carece

    de un aparato psquico desarrollado que contenga la capacidad crtica de filtrar los mensajes (Bustos. 2001).

    El pasaje del cluster uno al dos, es gradual y progresivo. Esta transicin es esencial para la maduracin del beb. Si la primera etapa del desarrollo se ha vivido sin

    grandes angustias y si se ha respetado el desarrollo sin retardarlo ni acelerarlo, el pasaje del estado de dependencia mxima, a la gradual conquista de la autonoma ser natural y vivido con espontaneidad. Cuando el proceso natural est obstaculizado, la angustia va entorpeciendo el desarrollo del beb. Esta etapa de transicin, coincide con el comienzo

  • 23

    de la discriminacin progresiva entre objetos y personas, fantasa y realidad, yo y no-yo. Si en el cluster uno, la persona aprende a aceptar sus necesidades, el pasaje hacia el cluster dos se realiza, a travs, de aprender la capacidad de reconocerlas, nominarlas y administrarlas.

    En el cluster dos surgen los celos, que se entienden como: la inquietud mental, producida por sospecha o recelo de rivalidad en el amor u otra aspiracin (Bustos. 2001. pp. 34).

    El manejo de la agresin en este perodo, se caracteriza por el control, el dominio y la tendencia a establecer vnculos de sometimiento.

    Tanto el cluster uno como el dos, dan origen a funciones que se transforman en la vida adulta, en parte constitutiva de otros roles. Recibir (cluster uno) y dar (cluster dos), son funciones primordiales para el ser humano. El cluster uno representa la capacidad para decir s, mientras que el cluster dos, la capacidad para decir no (Bustos. 2001).

    Si la capacidad creadora de generar hechos e ideas, est relacionada con las experiencias maternas, la capacidad de canalizarlas, darles forma, es funcin del cluster dos. La norma que ha sido vivida como fuente de seguridad, ha de generar una adhesin.

    La capacidad de ordenar pensamientos y acciones, de dar forma a contenidos, es tambin producto de este periodo de aprendizaje. El padre o su figura sustitutiva, representa el orden y el lmite, por lo tanto, siempre hay un grado de agresin incluido en la relacin con quien dice no. Esta figura fuerte que limita la omnipotencia, tiene la particularidad de dirigir la accin, lo cual es vivido como una ampliacin del mundo, o como una

    mutilacin. La norma en s misma debe diferenciarse del agente que la transmite. La posibilidad de identificacin con la ley nace en este contexto.

    Siguiendo la secuencia evolutiva, en el tercer perodo, correspondiente al cluster tres, el beb ya ha aprendido a caminar, a buscar lo que quiere con el amparo de su madre y padre. En este momento, aparecen otras personas significativas como los

  • 24

    hermanos, amigos, primos, u otros nios. Esto ltimo, da origen a la simetra, la cual genera la mayora de los roles que se desempean en la edad adulta.

    La construccin de nosotros, es la caracterstica del cluster tres. Ya existe un rudimento de sta en el cluster uno y dos, pero en ambos casos la asimetra de la relacin asegura que uno de los roles, madre y/o padre es el que pone las reglas. En realidad, las impone y es bueno que as sea, ya que, el beb no tiene como reformularlas, pero ahora la lucha se establece y se ensea a pactar, ceder y avanzar (Bustos. 2001).

    Los vnculos que devienen de la simetra contienen a su vez, tres diferentes

    dinmicas: compartir, competir y rivalizar.

    Compartir requiere de un deseo de aportar aquello que cada uno tiene para el bien comn. Moreno lo resalta, convirtindolo en la tercera etapa de la sesin de psicodrama. Lo llama sharing.

    Otra dinmica presente en el cluster tres es la rivalidad. sta, se manifiesta impidiendo y colocando obstculos en el progreso del adversario, ante el temor de perder (Bustos. 2001).

    La rivalidad suele tomar la forma de pelea, enfrentamiento y discusin. De este modo, las manifestaciones agresivas en la etapa cluster tres, son muy peligrosas, ya que,

    no cuentan con uno de los trminos de la relacin que asuma, por lo menos, tericamente, la responsabilidad, como ocurre en los otros dos modelos. Por lo tanto, la negociacin es esencial en el cluster tres. Los pactos y los acuerdos, nacen de una

    relacin simtrica en la que se est dispuesto a ceder.

  • 25

    1.3.- Principios de la intervencin

    Con respecto a los principios de la intervencin, estos se dividen en tres mbitos centrales:

    a) Conceptos fundamentales

    En la filosofa del momento, todo hecho se encuentra enmarcado en tres parmetros fundamentales: locus, matriz y status nascendi.

    Locus: Es el lugar donde ocurren los hechos. Es el escenario, en el cual todo nace, nada existe sin esta condicin. Es una situacin especfica o una cadena de

    situaciones que generan un sentimiento y una modalidad de relacin. Se reconstituye sobre la base de tiempo, espacio, objetos, personajes y un conjunto de sensaciones que permiten trascender el relato plano, y revivir la experiencia, tal cual la persona la significa ( Reyes. 2000. pp.1).

    Para comprender la serie de circunstancias que estimularon la estructuracin de una conducta defensiva, es fundamental conocer la red vincular que posibilit la aparicin de esa conducta o modalidad de relacin. Sin embargo, es importante

    considerar, que el locus sirve como orientador diagnstico pero no se puede operar sobre l, ya que, no se encuentra dentro del campo teraputico.

    Matriz: Corresponde a un modelo de relacin, que se estructura rgidamente, y surge como mecanismo de defensa a una situacin, frente a la cual, el individuo no

    puede manejar el entorno ni sus emociones. La matriz constituye el nico aspecto que puede ser cambiado, por lo tanto, es hacia sta donde van dirigidas las intervenciones

    teraputicas (Bustos. 1992).

    De este modo, una de las operaciones fundamentales, consiste en la bsqueda de las conductas empobrecedoras, las que en algn momento, funcionaron como conductas

  • 26

    adaptativas adecuadas, proporcionales al estmulo. La defensa, por lo tanto, es activa, y no pasivamente elegida dentro de un repertorio de posibles salidas ante la situacin

    conflictiva. Es por esta razn, que para investigar la matriz de una conducta defensiva cobra ms relevancia preguntar para qu lo hace, en vez de preguntar por qu.

    Status nascendi: Es el proceso de desarrollo de algo, que tiene un punto de partida y que no es si no que va siendo. En ste, se enmarca el locus (Bello. 1997).

    Si se observa un sntoma, aunque se localice su locus y su matriz, pueden haber existido en el status nascendi, una serie de perturbaciones que reforzaron su patologa,

    impidiendo su elaboracin espontnea.

    En conclusin, cada ser o cada acto se origina en un entorno concreto (matriz), ocurre en un lugar concreto (locus) y tiene un desarrollo temporal (status nascendi).

    b) Modelo psicoteraputico

    Existen, aspectos que distinguen a este modelo psicoteraputico de otros enfoques. Uno de ellos, es que la perspectiva que orienta la intervencin psicodramtica le da tanto un espacio a los conflictos y dificultades, como a las posibilidades de

    desarrollo y recursos activos para la resolucin (Reyes. 2000).

    Otro aspecto, es que el nfasis psicoteraputico, est puesto en el proceso ms que en los contenidos, lo cual, implica la posibilidad de entender los conflictos sin adherirse a la parte narrativa de stos.

    Con respecto al diagnstico y la salud mental, es relevante destacar que, a los

    conceptos de personalidad, carcter o temperamento se les resta importancia, por considerarlos abstracciones que no sirven para comprender al hombre en conflicto. De este modo, se enfatiza la singularidad en el diagnstico: si nos importa saber que una persona tiene una fobia o una depresin, ms nos importa lo que significa la vida de esa

  • 27

    persona, como es su sistema de valores, qu le ensearon, qu es bueno, qu es malo, qu espera de s mismo (Bustos. 1990. pp. 34). Por lo tanto, si se examina un sntoma sin tener en cuenta la singularidad, se est utilizando el diagnstico defensivamente, para alejarse del paciente y no como una va de acceso a lo ms profundo.

    En relacin a lo anterior, se propone partir del estudio del rol como el lugar o canal, por el que se cristaliza la relacin entre dos personas, es decir, la unidad de conducta. Entonces, si se considera al hombre en conflicto, en vez del hombre enfermo, se puede iniciar el estudio del conflicto a partir del desempeo de roles. Esto, implica comprender no slo los condicionamientos individuales, sino que tambin, los sociales.

    Es por esta razn que: desde una posicin psicodramtica, el mito de enfermar

    es relacional y se considera la consecuencia adaptativa en un vnculo disfuncional. (Herranz. 1999. pp. 24).

    De este modo, lo que se pretende es conseguir que el sujeto se cure de una forma insatisfactoria de relacionarse, desde la construccin de un nuevo modo de vincularse.

    Esta forma de entender el cambio en psicoterapia, recoge los presupuestos constructivistas, que consideran al sujeto como una construccin, que se ha ido realizando desprendindose de relaciones con el otro. En estas construcciones, lo importante no es la verdad de las mismas, sino que permiten, a la persona que las crea,

    vivir de manera coherente.

    Las ideas de enfermedad y curacin en psicodrama, se pueden resumir de la

    siguiente forma (Herranz. 1999):

    1. La psicoterapia psicodramtica, no slo se centra en los sntomas, sino en los conflictos subyacentes.

  • 28

    2. Los conflictos se mueven en una lnea continua, que participa de elementos conscientes e inconscientes. Por lo cual, aunque la voluntad y el deseo de curarse

    es siempre un elemento de ayuda para el tratamiento, por s mismos no van a resolver los conflictos.

    3. Los sntomas son la automatizacin de un intento fallido de adaptacin, que suponen el triunfo del miedo para evitar un temor mayor. El miedo se manifiesta, a travs, de formas mltiples como: conductas fbicas, paranoides, obsesivas y esquizoides. Finalmente, no son ms que un modo de relacionarse con los dems y consigo mismo.

    4. La curacin viene de la mano de la reconstruccin de un nuevo modo de estar del

    paciente en el mundo, de la gnesis de nuevos roles, o el desarrollo de los roles inhibidos, en un espacio ficticio, en un tiempo ficticio, con personajes ficticios.

    5. Adems de la accin, lo que caracteriza la psicoterapia psicodramtica, es la relacin de encuentro paciente-terapeuta. El principio fundamental de todas las formas de psicoterapia es el encuentro. el encuentro es la base real del proceso teraputico (Moreno en Herranz. 1999. pp. 30).

    Es en el concepto de encuentro, donde se basa el modelo psicoteraputico. En este sentido, es posible sealar, que cualquier tipo de psicoterapia, ya sea grupal o individual,

    debe realizarse desde el yo-tu, en la cual, tanto terapeuta como paciente interactan, emiten y reciben estmulos y en ambos se producen cambios.

    Por lo tanto, cualquier abstraccin que niega u objetiviza al otro es una falacia. En este marco, el vnculo teraputico yo-l, planteado por otros modelos, al negar la

    posibilidad de participacin del terapeuta en forma activa en el vnculo, niega la posibilidad de sanar, a travs, del mismo vnculo. Adems, el terapeuta se encontrara ms dispuesto a no mirarse a s mismo en el momento de la terapia, como sujeto que construye la realidad vincular con su paciente y por lo tanto a proyectar sus propios

  • 29

    objetos en el otro, tambin es propenso a no conectarse con el otro, sino que, con el modelo terico de diagnstico, a travs del cual, lo est rotulando, relacionndose de

    esta manera con el sntoma o enfermedad y no con la persona (Reyes. 2000. pp. 1).

    En este sentido, el proceso psicoteraputico, es la interaccin de dos personas capaces de percibirse adecuadamente, as como tambin de interferir, mediante transferencias, esas percepciones correctas. El terapeuta, a travs, de un adecuado conocimiento de s mismo, ser quien pueda utilizar estos hechos a favor del proceso teraputico. Sus propias transferencias al ser reconocidas como tales, podrn ser explicitadas si se considera oportuno; lo cual contribuye al reconocimiento de las

    distorsiones transferenciales como hechos corrientes en las relaciones interpersonales (Bustos. 1990).

    En la relacin teraputica, se encuadran mltiples dimensiones. stas incluyen: el espacio, el tiempo, las reas involucradas, las referencias al individuo, al grupo, a la sociedad, la utilizacin de la accin o la palabra y el proceso longitudinal y transversal en que se da esta relacin (Bustos. 1990).

    Con respecto al espacio, cuando la relacin teraputica queda fijada, ya sea en el adentro o en el afuera del espacio teraputico, corresponde a una defensa por parte

    del paciente o del terapeuta. La cristalizacin en uno u otro plano, se manifiesta por una incmoda sensacin de falta de compromiso y de ambigedad. En el caso de la

    tendencia hacia adentro, la relacin teraputica se convierte en el equivalente a una defensa psictica, ya que, el paciente se vuelca dentro de s con el propsito de negar el mundo y el paso del tiempo. Si el terapeuta se adhiere a esta defensa, toda la relacin

    teraputica se configura en un enquistamiento defensivo. En el caso contrario, cuando la relacin teraputica se vuelca hacia afuera, se configura una defensa psicoptica, que

    trata de alejar dificultades existentes en el interior del espacio teraputico.

  • 30

    De esta forma, tanto el afuera como el adentro, pueden ser en un momento, la resistencia y en otro, lo resistido. En general, toda referencia a uno de los dos niveles

    espaciales de la relacin, debe contener al otro en forma secundaria.

    En relacin al tiempo, se plantea que: todos los tiempos posibles deben sucederse en la relacin teraputica, la sobreenfatizacin del pasado, presente o futuro entraa una actitud defensiva del binomio teraputico (Bustos. 1990. pp. 70). Lo anterior implica, que si bien es cierto, que la intervencin teraputica slo puede darse en el presente, la no referencia al pasado, o futuro implica descontextualizar a la persona al no comprender que se encuentra inmerso dentro de un proceso histrico que excede lo

    individual.

    En cuanto, a las reas presentes en la relacin teraputica, cabe destacar, que todo mensaje verbal, tanto del paciente como del terapeuta, contiene una referencia predominante hacia un rea especfica, ya sea la de pensar, sentir o actuar. Esto, ocurre tambin con las dramatizaciones. Sin embargo, la referencia a una de las tres reas no debe excluir a las otras dos.

    De este modo, as como se produce una dinmica espacio - temporal que puede enquistarse en uno de los aspectos mencionados, tambin se puede caer en la

    sobreenfatizacin de un rea. Las referencias a un rea, de forma continuada, implican una actitud defensiva y es el terapeuta quien debe sealarlo, a travs, de su intervencin

    teraputica, ya sea verbal o dramtica.

    Otra de las referencias en cuanto a la dinmica teraputica es al individuo, al grupo

    y a la sociedad. El individuo se refiere a s mismo, cuando habla de s, de sus fantasas y de sus proyectos. Al grupo, cuando habla sobre sus relaciones interpersonales, personas

    reales con las que se contacta en forma inmediata, especialmente su grupo familiar y de convivencia y a la sociedad, cuando se refiere al grupo social ms abstracto, como valores vitales, contenidos polticos e ideolgicos, su ubicacin en el mundo etc...

  • 31

    Cabe destacar, que la relacin teraputica se debe dar dinmica y alternativamente en las dimensiones sealadas, ya que, cualquier parcializacin implica una deformacin

    que perjudica el proceso psicoteraputico.

    Dentro de la dinmica teraputica existen dos posibilidades, que son la accin (drama) y la palabra. No obstante, Moreno se negaba a considerar el psicodrama como circunscrito a la accin: es un error creer que el psicodrama es una cura de accin en oposicin a la cura de la palabra en psicoanlisis...no es la actividad en s la que produce el resultado (Moreno en Bustos. 1990. pp. 72). Lo anterior, implica que ambos caminos teraputicos son complementarios. Al verbalizar un conflicto, se toma distancia de l, ya

    que, hablar supone una forma de interactuar con el conflicto, no encontrndose sumergido y confundido por ste. Al actuar un conflicto se concretiza la toma de

    distancia que comenz con la palabra. De esta manera, se puede interactuar con algo con lo que poco antes se estaba confundido.

    La resistencia se puede dar en cualquiera de los dos planos, tanto en el verbal como en el dramtico. Generalmente, despus de una dramatizacin, se hace necesario, elaborar verbalmente lo ocurrido, en este caso la palabra es complementaria a la accin. Cuando el nivel expresivo verbal es adecuado, llevarlo a la accin puede constituir un hacer para no hablar, ya que en este caso, el compromiso real est en la palabra y la

    accin har las veces de una resistencia (Bustos. 1990).

    La relacin teraputica se da en dos ejes: el longitudinal, que contempla la relacin con la historia, la cual, se va desarrollando, a partir, de las secuencias de las sesiones; y el transversal, o proceso que se da dentro de cada sesin considerada unitariamente. Es

    relevante sealar que, si bien es cierto, que cada sesin debe ser considerada de manera unitaria, tambin es importante comprender, que el significado de lo que ocurre en esa

    sesin, se relaciona con las precedentes.

    Con respecto a los criterios para finalizar una terapia, uno de los factores que se considera como fundamental en una persona, es su capacidad dinmica de relacin con

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    el mundo dentro de los variados niveles de vinculacin posible. Para establecer el grado de madurez con el cual cuenta esa persona se debe observar, adems de lo mencionado,

    tres factores: roles, identidad y nivel de exigencia individual (Bustos. 1990).

    En relacin a los roles, es importante considerar, que uno de los modos en que una persona se defiende de los conflictos, es limitando el nmero de roles con que se relaciona, y construyendo su precaria seguridad, a travs, de un rol cuyo desempeo conoce mejor, lo que le produce menor ansiedad. Estos roles, generalmente son del tipo profesional, en los que hay pautas aprendidas para su desempeo adecuado, y cuyo desarrollo comienza en un momento de la vida en el que existe un cierto grado de

    autonoma. Para considerar que una persona ha completado satisfactoriamente un proceso teraputico debe poder ejercer varios roles. Adems, deber tener una identidad madura, saber quin es, qu puede esperar de s mismo, sus lmites y sus capacidades. Esto depende de las exigencias individuales, ya que, una persona puede tener un nivel de exigencia mayor que otros.

    Bajo el encuadre psicodramtico, el trmino de la terapia, debe partir ms de una necesidad del paciente, que de una propuesta del terapeuta, ya que, se intenta poner en manos del paciente, los elementos necesarios para que el mismo sea su agente teraputico principal, lo cual, incluye el proceso de finalizacin de la terapia.

    c) Mtodo psicodramtico

    Es importante entender, que el mtodo psicodramtico, se encuentra sustentado dentro de un paradigma. En este contexto, se debe subrayar que ste adquiere forma en

    etapas, componentes y tcnicas especficas, las cuales sern descritas a continuacin. Sin embargo, lo esencial del mtodo es la epistemologa ms que la forma. En este sentido,

    en trminos prcticos, es posible desarrollar una sesin de psicodrama de acuerdo al modo clsico, pero tambin puede realizarse una entrevista, o una sesin verbal y tener en ella una visin psicodramtica.

  • 33

    - Etapas

    El trabajo psicodramtico se realiza en tres momentos claves, que son: caldeamiento, dramatizacin y sharing.

    1- Caldeamiento: Consiste en un conjunto de procedimientos que intervienen en la preparacin de una persona, con el objeto de que se encuentre en condiciones ptimas para la accin. Esta dinmica posibilita el surgimiento de las vivencias y los conflictos individuales (Cukier. 2003).

    En esta preparacin, se consideran ciertos pasos para lograr que la

    persona y el terapeuta se conecten con la vivencia del momento en que se encuentran, es as, como generalmente el caldeamiento se clasifica en

    inespecfico y especfico.

    El caldeamiento inespecfico tiene como intencin que el paciente se situ en s mismo calmando sus resistencias para poder entrar en lo nuevo que toda sesin trae consigo. Este puede ser verbal o en movimiento.

    En el verbal, el paciente llega y despus de los saludos de costumbre, se sienta y comienza a decir lo que le pasa. Esa primera verbalizacin, ya es un

    caldeamiento, tanto para el paciente como para el terapeuta, que de a poco va concentrando su atencin en los contenidos relatados.

    Por otro lado, el caldeamiento inespecfico en movimiento, consiste en realizar una serie de ejercicios relacionados con sentir el propio cuerpo, como por ejemplo, el reconocimiento de tensiones o dolores.

    Con respecto al caldeamiento especfico, se utiliza en un momento donde el terapeuta ha decidido el recurso tcnico que ocupar. Entonces, del caldeamiento inespecfico se pasa al caldeamiento especfico, con objetivos y

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    consignas ms precisas, induciendo la preparacin del paciente para la dramatizacin.

    2- Dramatizacin: Es la realizacin de la accin que involucra al protagonista y a los roles complementarios, y que tiene como propsito, que la persona pueda vivenciar y tomar conciencia del conflicto, intentando integrar en la experiencia aspectos ideativos, afectivos y corporales. Adems, este momento, constituye un dispositivo teraputico, a travs, del cual se desplegara la fantasa interna (Cukier. 2003).

    Dentro de la dramatizacin se encuentran a su vez, cuatro etapas (Reyes. 2000):

    2.1.- Escenificacin: Consiste en construir y delimitar el espacio escnico, con los espacios tridimensionales, los objetos y las relaciones. Esto, facilita que el protagonista traiga la escena a la memoria, lo ms

    vvidamente posible, incluyendo los recuerdos de las diferentes sensaciones, olores, iluminacin, hora del da, etc.

    2.2.- Catarsis de integracin: Constituye la carga afectiva asociada, que generalmente, se desbloquea durante la accin. Es relevante, que la

    catarsis se produzca en el momento oportuno, porque si sta ocurre antes que el yo del paciente est en condiciones de procesar la experiencia,

    puede ser nociva, ya que, contribuye a acelerar y a magnificar las resistencias a la dramatizacin y al desbloqueo de experiencias asociadas a la matriz y a la relacin disfuncional.

    2.3.- Insight dramtico: Es el proceso de darse cuenta de manera integral

    y en forma espontnea, que trasciende lo intelectual, sin que medie un proceso de induccin verbal por parte del terapeuta. Esto, implica tomar conciencia del locus, de la matriz y de la relacin dinmica que existe entre ambos.

  • 35

    2.4.- Rematrizacin: A partir del proceso anterior, la resignificacin vivencial e intelectual, facilita la apertura de nuevas posibilidades de

    relacin ms espontneas y creativas.

    Es importante tambin, la representacin concreta de las experiencias, de manera de facilitar el proceso mediante el cual, el sujeto comienza desde la resignificacin, a descubrir nuevas formas de relacin con el entorno ms conectadas con la realidad que con sus fantasas.

    3- Sharing: Es el momento en el cual, el protagonista comparte el material

    elaborado durante la dramatizacin, a travs, de comentarios y anlisis. En general, el sharing permite la verbalizacin, que posibilita una resignificacin cognitiva del

    aprendizaje.

    - Componentes

    Los componentes presentes en el trabajo psicodramtico son (Reyes, 2000):

    1- Escena: Constituye la unidad dinmica de accin. Est formada por; tiempo, espacio, roles en interaccin y conflicto. Tiene el valor de la metfora que

    pretende espejar un hecho, pero amplindolo, descristalizndolo y abriendo un espacio de mltiples significaciones.

    2- Director: Es el terapeuta y la persona que conduce la escena. sta, debe ser guiada de manera que se reproduzca de acuerdo a la actualizacin espontnea

    de la fantasa del paciente. El director, adems, debe encargarse que se produzca la integracin de los tres aspectos de la experiencia.

    3- Protagonista: Es el paciente y en l recae la produccin dramtica, luego que ha liberado su espontaneidad, permitiendo que aparezca el texto, en el cual se basa la dramatizacin.

  • 36

    4- Yo auxiliar: Es una persona adiestrada, que desempea un rol de co - terapeuta colaborando con el director en la ejecucin de sus funciones y de diversas tcnicas.

    - Tcnicas

    En la dramatizacin y en sus distintos momentos se utilizan una serie de tcnicas bsicas, que a partir de cmo el paciente va conformando su drama, se emplean para facilitar una mayor observacin, vivencia y toma de conciencia del conflicto, por parte de la persona. Estas tcnicas, se pueden clasificar como intervenciones

    verbales, recursos psicodramticos y tcnicas no verbales (Cukier. 2003):

    1- Intervenciones verbales: Este tipo de intervenciones pueden ser; coloquiales, sealamientos e

    interpretaciones (Bustos. 1990).

    1.1.- Intervenciones coloquiales: Se denomina con este nombre, a toda intervencin dialogal, informacin que se proporciona, preguntas y confirmaciones. Cuando el dilogo es fluido y sentido, y apunta a reflexiones profundas, se convierte en la forma de comunicacin ms

    corriente en psicoterapia psicodramtica. Este tipo de intervenciones, pueden ser hechas en la accin o en lo verbal. En la accin, la conversacin

    con los personajes que aparecen es un elemento muy importante del proceso dramtico. En la parte verbal, constituyen las intervenciones a menor distancia, las que colocan al terapeuta a mayor proximidad afectiva.

    1.2.- Sealamientos: A diferencia de las intervenciones coloquiales, el

    sealamiento implica tomar una pequea distancia. Se trata de llamar la atencin sobre conductas, un lapsus, una actitud que despierta dudas o enfatizar interrogativamente una frase. Este tipo de intervenciones pueden ser hechas por el yo auxiliar o el terapeuta.

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    1.3.- Interpretaciones: Es la ms compleja de las intervenciones teraputicas verbales. Trata de acceder a niveles a los que el paciente no

    puede llegar por s mismo. Las interpretaciones deben hacerse slo por el director y no por el yo auxiliar, ya que, es necesario que exista un ordenamiento en la lnea a seguir. Lo contrario, puede crear una situacin catica para el paciente. De esta manera, toda interpretacin debe ser ante todo ofrecida como una hiptesis, una posibilidad que tanto terapeuta como paciente, podrn verificar, examinar y si es necesario descartar (Fiorini en Bustos. 1990).

    1.4.- Interpretacin desde el rol: Debe ser realizada espontneamente por el yo auxiliar o por indicacin del director.

    1.5.- Intervencin directa del director: El director puede intervenir en la dramatizacin, ya sea, interpretando o haciendo una entrevista al protagonista al asumir los distintos roles. Puede salir, entrar, dialogar con los personajes o interpretar en cualquier momento.

    2- Recursos psicodramticos: Dentro de los recursos psicodramticos, se pueden describir los siguientes

    (Bustos. 1990):

    2.1.- Doble: Se utiliza cuando es necesario, que el paciente reflexione sobre aspectos de su vida ayudado por un yo auxiliar que hace las veces de otro yo. En general, el yo auxiliar imita movimientos y repite lo que

    dice el protagonista, planteando interrogantes sobre el tema tratado.

    2.2.- Espejo: Consiste en que el terapeuta, se coloque fsicamente en la posicin que en determinado momento asume el paciente, como si fuese una fotografa. El objetivo es permitir que el paciente, mirndose a s mismo desde fuera de la escena, reconozca los aspectos presentes en ella

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    y pueda emitir una reaccin frente a estos aspectos, con el propsito de favorecer el aumento de la observacin del yo.

    2.3.- Inversin de roles: Consiste en pedirle al paciente que tome el lugar del otro, o sea, que represente el rol de alguien sobre quien se est hablando. El terapeuta lo auxilia, mediante la tcnica de la entrevista, para que vaya componiendo este personaje y se sintonice poco a poco con sus percepciones, emociones y opiniones.

    La inversin de roles, permite, adems, de vivenciar el rol del

    otro: descubrir aspectos del propio rol que quedan en evidencia por la distancia. Por otro lado, se recomienda un cambio de roles, cuando se

    desea investigar con ms profundidad una relacin que sea importante para el paciente (Cukier. 2003. pp. 45).

    2.4.- Soliloquio: Consiste en pedirle al paciente que piense en voz alta. Es apropiado utilizarlo cuando el paciente se presenta inquieto o da muestras de estar actuando conductas socialmente esperadas o estereotipadas.

    3- Tcnicas no verbales:

    3.1.- Maximizacin: Cuando en una dramatizacin, se encuentra que se llega a situaciones estereotipadas con racionalizaciones que no hacen sino entorpecer el proceso dramtico, se trata de encontrar el punto por donde

    la verdad se filtra. La resistencia o bloqueo nunca es total, siempre hay algn signo expresivo, como un gesto, un movimiento o cualquier aspecto

    de la comunicacin, por donde se puede acceder a lo verdadero. Maximizar estos aspectos, permite explorar los elementos expresivos de la comunicacin (Bustos. 1990 y Cukier. 2003).

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    3.2.- Concretizacin: Es la tcnica ms importante para acelerar una catarsis de integracin. Consiste en corporizar la relacin, materializar el

    vnculo conflictivo, el que debe ser detectado por el director.

    La concretizacin, puede ser tambin, punto de partida de una dramatizacin, cuando se trata de molestias fsicas o ansiedad sin causa aparente. En estos casos, materializar el conflicto permite concentrar la

    atencin en el aspecto por el que ste se expresa, investigando luego sus races de la misma manera con que se procede con un sntoma (Cukier. 2003).

    Otra tcnica a la que es importante referirse, debido a que es

    aplicada en la presente investigacin, es el tomo social, el cual se describe a continuacin:

    4.- tomo social:

    El tomo social, es la configuracin social de las relaciones interpersonales que se desarrollan a partir del nacimiento. En sus orgenes comprende a la madre y al hijo. Con el pasar del tiempo, se va ampliando a todas las personas que entran en el crculo del nio y que le son agradables o desagradables y para las cuales, recprocamente, l es agradable o desagradable.

    Las personas que no le causan impresin alguna, ni positiva ni negativa quedan fuera del tomo social como simples conocidos. Es por eso, que el tomo social tiene una tele - estructura caracterstica y una constelacin en permanente

    cambio (Winkler. 1999).

    Como mtodo psicoteraputico, el tomo social se divide en actual y futuro. El primero consiste en: un mapeo de la red interaccional, de los vnculos, de las satisfacciones y frustraciones en las relaciones, de la gratificacin afectiva, de los conflictos no resueltos (Winkler. 1999. pp. 250). En el segundo, se

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    construye un mapeo de la situacin deseable, en base, a los vnculos en conflicto, detectados, a travs, del tomo social actual.

    El trabajar con el tomo social actual y futuro, permite diagnosticar en tiempo breve las necesidades y demandas asumidas por el paciente, ya que, ste ha podido seguir gradualmente la evolucin de sus vnculos con su realidad global. Adems, se puede detectar ms focalizadamente las zonas vinculares tanto con personas, como con actividades en las que se est insatisfecho. Tambin, le entrega al paciente, la posibilidad de experimentar una escena futura de cambio posible, asociada a los pasos que debe realizar para conseguirlo

    (Winkler. 1999).

    En sntesis, el tomo social posibilita establecer un diagnstico que se focaliza en las temticas ms conflictivas del paciente.

    Esta tcnica, permite tambin, establecer un pronstico centrado en la capacidad del paciente para percibir sus reas conflictivas. Adems, se considera la motivacin y el compromiso real de trabajo que ste tiene, para realizar un proceso teraputico de mediano o largo plazo, lo cual posibilita un contrato teraputico realista.

    Metodolgicamente, se lleva a cabo, invitando al paciente a que elija de los cojines disponibles, uno que lo represente y que lo coloque dentro del espacio dramtico, en el lugar que la persona cree que ocupa en su espacio vital. La mayora de las personas colocan el cojn en el centro del espacio dramtico, pero existe la posibilidad de que alguna persona lo coloque en el costado, como si estuviera en el rincn de su espacio vital. La eleccin del cojn va depender de la identificacin del paciente con alguno de ellos, ya sea, por color, tamao, forma, etc...

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    Posterior a esto, se le indica que vaya poniendo cojines que, representen personas, situaciones o ideas significativas y los vaya nombrando. Luego, el

    paciente deber establecer la distancia entre el cojn que lo representa y los dems.

    Una vez configurado el tomo social actual, se le pregunta al paciente con quin est dispuesto a tener un dilogo breve. Aqu, se pueden utilizar dos tipos de modalidades. La primera consiste en que el protagonista, con los ojos cerrados, le va diciendo a cada uno, una frase que refleje sus sentimientos actuales. En la segunda, el paciente puede cambiar de posicin con cada uno de

    los dems y se dice cosas a s mismo desde los otros.

    Est sesin se cierra dando lugar a que el paciente exprese como se siente despus de lo acontecido.

    Con respecto al tomo social futuro, el paciente debe modificar el mapa presentado anteriormente, utilizando el espacio y los cojines. Esto, se concretiza, a travs, de las acciones que el paciente est dispuesto a hacer. Posteriormente, se realiza una elaboracin verbal por parte del paciente.

    1.4.- Psicoterapia psicodramtica individual

    Es aquella situacin teraputica que comprende un paciente y un terapeuta, aunque puede incluirse a un yo auxiliar. La atmsfera, en estos casos, debe ser la que

    permite sentir a la persona que, en el contexto teraputico encontrar la posibilidad de ver sus conflictos desde una perspectiva diferente, sin sentirse presionado. El otro de

    la relacin teraputica estar dispuesto a escuchar y a aceptar (Cukier. 2003).

    El mximo exponente de este tipo de psicoterapia es Dalmiro Bustos (en Herranz, 1999), quien considera que esta situacin reproduce el vnculo madre-hijo, y

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    por lo tanto, es el vnculo ms protector, pero tambin el ms temido. Considera este modo de psicoterapia como el ms adecuado para iniciar terapia, porque permite

    investigar las primeras relaciones afectivas en un contexto protector, donde el paciente es el nico foco de atencin del terapeuta.

    Herranz (1999), quien se adhiere a la postura de este autor, seala que el psicodrama bipersonal, parte de una disposicin dirigida a rematrizar las carencias bsicas de los sujetos en sus relaciones primarias.

    En este momento, la funcin del terapeuta, corresponde al cluster uno,

    proporcionando contencin y comprensin al paciente que se encuentra herido, dolido profundamente o elaborando situaciones en las que se encuentra vulnerable (Bustos. 2001).

    No obstante, en la medida que el rol terapeuta-paciente se va diferenciando, y se va produciendo un encuentro, aparecen el cluster dos y el tres. El primero, corresponde a la funcin paterna, en donde las intervenciones teraputicas estn centradas en el apoyo, estimulacin y empuje en los momentos en los que el paciente siente necesidad de afirmacin, para luchar por sus metas y convicciones.

    Por otra parte, en el cluster tres, el rol del terapeuta, se basa en la capacidad de ste para poner a disposicin del paciente sus propias experiencias, en un intercambio

    experiencial adulto. Sin embargo, no siempre es adecuado relatar estas experiencias, ya que, para algunos pacientes es importante conservar las depositaciones mticas y esto debe ser comprendido.

    Adems, la transferencia est siempre presente y hechos compartidos en

    situaciones transferenciales, pueden ser distorsionados, generando tensiones innecesarias. Pero, fuera del hecho del relato en s de experiencias compartidas, est la actitud comprensiva de adulto a adulto, que genera una cualidad de relacin fuertemente reparatoria.

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    Por lo tanto, en ciertos momentos, es importante poder explicitar las experiencias, recordando siempre que an cuando se comparta fraternalmente, la terapia

    est formulada dentro de un vnculo bilateral, pero claramente asimtrico (Bustos. 2001).

    La relacin paciente - terapeuta, es el elemento fundamental de cambio en el tratamiento de, tal modo, que el manejo de los procesos tlicos y transferenciales son imprescindibles para que se produzcan cambios en el paciente.

    De esta manera, se considera la relacin teraputica como la consecuencia de una

    mutua influencia de conocimientos, conductas y sentimientos que se van a compartir a lo largo del tiempo, donde tanto paciente como terapeuta, tienen mltiples relaciones e

    historias de relaciones que se encuentran presentes en el momento de la sesin (Herranz. 1999).

    Lo anterior, se relaciona con los conceptos de cura o sanacin, ya que, el objetivo principal, es que el paciente, sea capaz de encontrar una conducta que le sirva para resolver una relacin interna, a partir, de la relacin con el terapeuta. Esta afirmacin, parte de un principio: Un rol que queda fijado a su complementario pasa a configurar un rol complementario interno patolgico (Bustos en Herranz. 1999. pp. 116). Estos roles del paciente, fijados a figuras internas, son con los que consigui adaptarse a esa situacin.

    Una persona atrapada en su patologa, es una persona que va a repetir sus roles de una manera innecesaria y desadaptativa en cada relacin que inicie. Por lo tanto, la

    relacin teraputica es la relacin desde la que se curan relaciones y se rematriza.

    Con respecto, a la funcin del terapeuta, se debe decir que ste no participa nunca en una dramatizacin, ya que, para conseguir la catarsis, no es necesario que se vea inmerso en el desempeo de roles. Adems, las descargas emocionales de los

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    pacientes no se ven disminuidas porque el terapeuta se abstenga de asumir roles en las escenas (Herranz. 1999).

    Por otra parte, la participacin directa del terapeuta supone una confusin en la relacin terapeuta-paciente y la distancia teraputica es imprescindible para que no se caiga en la confusin de roles.

    Por lo tanto, en las dramatizaciones donde el paciente es el nico protagonista, la funcin del terapeuta consiste en permanecer junto al paciente en su rol, ejerciendo una funcin analtica, que es el mejor rol que el terapeuta puede desempear para el desarrollo de la dramatizacin. El paciente, por su parte, va a trabajar con sus personajes internos, desempeando todos los roles.

    La transmisin de informacin al paciente, se encuentra asociada a la accin. La accin es imprescindible para que el paciente vaya alcanzando el conocimiento sobre s mismo. El terapeuta no adopta la postura de instructor o educador, slo crea las condiciones para que el protagonista haga sus descubrimientos y reorganice sus propias confusiones.

    Para esto, es importante facilitar la activacin emocional. Es necesario, que las

    emociones aparezcan en el tratamiento, ya que, es la nica va de integracin con la conducta y con la cognicin. Adems, la alianza teraputica, se construye desde lo

    afectivo, es un lazo desde los sentimientos, de tal modo que lo conductual y lo cognitivo se subordinan a lo emocional (Herranz. 1999).

    - Caractersticas del tratamiento en psicoterapia psicodramtica bipersonal:

    Cada tratamiento debe adaptarse a las necesidades de los pacientes, lo cual, implica que aceptando el carcter particular que adquiere cada proceso teraputico, se puede organizar el tratamiento atendiendo a los patrones que guan las demandas de los pacientes (Herranz. 1999).

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    Existen dos modalidades para desarrollar psicoterapia psicodramtica; la primera es la terapia de apoyo, breve en el tiempo y dirigida a la sintomatologa. En esta

    modalidad, los contenidos psicodramticos estn menos centrados en la transferencia, dado que, la relacin teraputica no constituye un elemento de anlisis y estudio. En este sentido, el encuentro teraputico se focaliza en temticas actuales, emergentes conflictivos o en contenidos histricos no resueltos.

    La segunda modalidad teraputica, a diferencia de la anterior, se extiende en el tiempo y est fundamentalmente sustentada en la transferencia producida en el vnculo terapeuta paciente, en donde el terapeuta pasa a ocupar los lugares desabastecidos por

    el paciente. En sta, se trabaja generalmente en la estructura y funcionamiento de la personalidad y los trastornos ms inespecficos.

    Desde esta modalidad, se facilita que el paciente exprese sus sentimientos hacia el terapeuta, la propia naturaleza regresiva de los sentimientos que se van trasladando y depositando en el terapeuta, desencadena la confusin entre el aqu y el ahora, en la relacin transferencial y el all y el entonces, de la biografa del paciente con sus figuras paternas (Herranz. 1999).

    Es aqu, donde se coloca la percepcin distorsionada de la relacin con el

    terapeuta, en una relacin cada vez menos contaminada de la biografa del paciente. Esto, se traduce en el uso de la relacin con el terapeuta como referencia constante para

    entender los contenidos y las relaciones que est trabajando.

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    2.-DUELO

    2.1. Antecedentes generales

    La concepcin de duelo de esta investigacin se desarrolla en el marco de la

    teora del apego, propuesta por el psiquiatra ingls John Bowlby (1995). De acuerdo a sta, el apego es entendido como: cualquier forma de conducta que tiene como

    resultado el logro o la conservacin de la proximidad con otro individuo, claramente identificado al que se le considera mejor capacitado para enfrentarse al mundo (Bowlby. 1993. pp. 40).

    Durante el transcurso del desarrollo sano, la conducta de apego lleva al establecimiento de vnculos afectivos o apegos. Si bien, esta conducta es fcil de observar durante la primera infancia, las formas de comportamientos y los vnculos derivados de ella se encontraran presentes y activos durante toda la vida, generando

    intensas emociones mientras estas relaciones de apego se forman, se mantienen, se desorganizan y se renuevan.

    De este modo, la teora del apego se basa principalmente en: la tendencia de los seres humanos para establecer vnculos afectivos con otras personas y explicar las mltiples formas de padecimiento emocional y de trastornos de la personalidad, incluyendo la ansiedad, la clera, la depresin y el desapego emocional, a que dan origen la separacin y la prdida sufrida (Bowlby. 1993. pp. 60).

    En relacin, a lo anterior, una persona que se ve enfrentada a situaciones de

    separacin y prdida, experimentar una serie de respuestas psicolgicas, que desencadenarn en un proceso de duelo, el cual se entiende como: una reaccin

    habitual ante una prdida una vez que sta ha ocurrido (Bowlby. 1993. pp. 45).

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    2.2.- Fases del duelo

    La forma en que las personas reaccionan ante una prdida significativa muestra

    que, en el curso de semanas y meses, sus respuestas pasan por una sucesin de fases, caracterizadas cada una de ellas por un tipo de emociones, cogniciones y conductas especficas. Si bien, los lmites entre estas fases no son ntidos y cualquier individuo puede oscilar durante un tiempo entre dos de ellas, es posible distinguir una secuencia general (Bowlby. 1993); fase de embotamiento de la sensibilidad, fase de anhelo y de bsqueda de la figura perdida, fase de desorganizacin y desesperanza y fase de mayor o menor grado de reorganizacin.

    a) Fase de embotamiento de la sensibilidad:

    La reaccin inmediata frente a la muerte de un ser querido, vara, en un alto grado de una persona a otra y tambin de un momento a otro, no obstante, durante esta fase, la mayora de las personas se sienten incapaces de aceptar la prdida. De este modo, durante un tiempo, que puede durar desde algunas horas hasta una semana, la persona puede seguir con su vida normal de forma casi automtica, pero es probable que, en ocasiones, experimente tensin y temor, incluso algunas personas han descrito ataques de pnico y otras, fuertes estallidos de enojo (Bowlby. 1993).

    b) Fase de anhelo y de bsqueda de la persona perdida:

    Al cabo de algunas horas o pocos das despus de la prdida, se produce un cambio y la persona comienza a percatarse de la realidad de la prdida, lo cual, le

    produce una sensacin de intenso anhelo, espasmos de congoja y accesos de llanto. Sin embargo, casi al mismo tiempo, puede mostrar una gran inquietud, insomnio y

    tener pensamientos obsesivos con respecto a la persona muerta, los cuales a menudo se combinan con la sensacin de su presencia concreta, y una acentuada tendencia a interpretar seales y sonidos como que esa persona ha vuelto.

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    Durante esta fase, es comn que la persona alterne entre dos estados de nimo: por un lado, encontramos la creencia que la muerte es real, con el dolor y el anhelo

    desesperanzado que ello implica; por el otro, la incredulidad, acompaada por la esperanza de que todo ha de arreglarse y por la imperiosa necesidad de buscar a la persona perdida y de recuperarla (Bowlby. 1993. pp.105).

    A pesar de que la necesidad de buscar y recuperar, a menudo es intensa, en las personas cuyo duelo sigue un curso sano, disminuira con el paso del tiempo. Por lo tanto, es posible que muchos de los rasgos caractersticos de las formas patolgicas de duelo, puedan entenderse como el resultado de la persistencia activa de este

    impulso de bsqueda que tendera a expresarse en una variedad de formas encubiertas y deformadas.

    Otra emocin comn, que se presenta en esta segunda fase de duelo, es la rabia. sta, se puede explicar dentro del contexto de la bsqueda, entendindose como: un elemento constitutivo inteligible del esfuerzo imperioso, aunque intil por reestablecer el vnculo que se ha roto. En tanto la rabia persiste, la prdida no se acepta como permanente y se conserva la esperanza (Bowlby. 1993. pp.109).

    Por lo tanto, los sbitos estallidos de rabia son bastante comunes poco despus de

    una prdida, sobre todo, las que son repentinas y/o experimentadas como injustamente tempranas y no implicaban un pronstico adverso.

    Puesto que, la bsqueda resulta infructuosa, tambin hay momentos en que la persona trata de librarse de todo lo que le recuerde al muerto, oscilando entonces

    entre atesorar recuerdos y librarse de ellos, entre alegrarse por la oportunidad de hablar sobre el muerto y temer tales ocasiones, entre volver a los lugares donde han

    estado juntos y evitarlos. La necesidad de conciliar estos aspectos, al parecer, incompatibles constituye una tarea bsica, que una persona debe realizar en las dos ltimas fases del duelo (Bowlby. 1993).

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    c) Fase de desorganizacin y desesperanza

    Para que el duelo tenga un resultado favorable, es necesario que el deudo pueda tolerar el anhelo, la bsqueda ms o menos consciente, el anlisis de cmo y porqu se produjo la prdida y la rabia contra todo aquel que pueda haber sido responsable, incluyendo al muerto. De esta manera, la persona va reconociendo y aceptando en forma gradual que la prdida es permanente y que debe dar nueva forma a su vida. Slo as, parece ser posible que la persona comprenda que sus patrones de conducta previos son inadecuados y por lo tanto, deben ser cambiados. Es por esta razn, que en ocasiones, resulte casi inevitable que la persona que ha sufrido una prdida, caiga

    en algunos momentos en depresin y apata. (Bowlby. 1993).

    d) Fase de mayor o menor grado de reorganizacin

    Si el proceso de duelo sigue un curso normal, la fase anterior pronto comienza a alternar con otra durante la cual, el individuo empieza a examinar la nueva situacin en que se encuentra y a considerar las posibles maneras de enfrentarla, lo que implica una nueva definicin de s mismo y de su situacin. Esta redefinicin es decisiva, ya que, significa renunciar definitivamente a toda esperanza de recuperar a la persona perdida y restablecer la situacin previa, no obstante, ha