TRESENSAYOS APASIONADOS DE LEON PACHECO de Filosofía UCR/Vol. VIII... · pictórico, León Pacheco...

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TRES ENSAYOS APASIONADOS DE LEON PACHECO y UN COMENTARIO Publicamos hoy un artículo de Luis Alberto Cabrales, aparecido en LA PREN- SA, de Managua, que nos fue enviado por el profesor León Pacheco. Constituye una acerba crítica a "Tres ensayos apasionados", el apasionado libro de don León que tanto éxito logró en todos los círculos intelectuales de la América Latina donde pudo hacerse llegar. Junto con este texto de Cabrales, el Prof. Pacheco nos envió su res- puesta, que publicaremos dentro de pocos días (1). "Tres Ensayos Apasionados" -Vallejo, Unamuno, Camus- por León Pacheco. Editorial Costa Rica. 214 páginas. . Hace pocos días cayó en mis manos este libro: los ensayos son sobre Vallejo, Unamuno y Camus. Me parece que el autor es de gran edad. Tengo la idea de que estuvo en París, al mismo tiempo de quien esto escribe y parece confirmármelo el que se haya ocupado en libro de Gonzalo Zaldumbide y Ventura García Calderón, quienes por ese tiempo eran en París las grandes autoridades literarias latinoameri- canas. Aunque para mí no. Yo sólo me relacionaba, de vez en cuando, con ciertos franceses, reaccionarios para mayor seña: Maurras, León Daudet, Jacques BainvilIe, y otros, y la política era mi más grande atractivo. El libro está escrito con la facilidad del hombre del oficio, facilidad que a veces le hace daño al deslizársele grandes errores y hasta disparates, voluntarios o no. El prologuista, de nombre muy decidor, Samuel Rovinski, dice: "Este libro confirma mi impresión de que León Pacheco es el mejor ensayista costarricense y uno de los más importantes de Latinoarnérica". En el Sermón de la Muerte, Pacheco insiste en ver "la confrontación a que inevitablemente tenía que llegar su nihilismo". Nada más sin base: Vallejo creyó en Dios, en la otra vida, y dos días antes de morir, sobresaltado, le dijo a su mujer: escribe. Y dictó: "Cualquiera que sea la causa que tenga- que defender ante Dios, más allá de la muerte, tengo un defensor: Dios". Palabras últimas y terminantes. Pero vayamos a Unamuno. Dilucida sobre El Sentimiento trágico de la Vida y la Agonía del Cristianismo. Nada nuevo nos dice que ya no lo hayan dicho con más propiedad y precisión muchos otros, pues la bibliografía de esas dos obras es más que abundante. Hay temas que se gastan pronto yesos dos magníficos libros señeros ya han sido suficientemente comentados para poder añadir algo más. Desde luego no se trata de Cervantes ni de Shakespeare. La poesía de ValIejo está generalmente bien comprendida y su interpretación incluso me dio nuevos hallazgos que no había encontrado en su lectura. (1) La República (San José, 17 de abril de 1970).

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TRES ENSAYOS APASIONADOS DE LEON PACHECOy UN COMENTARIO

Publicamos hoy un artículo de Luis Alberto Cabrales, aparecido en LA PREN-SA, de Managua, que nos fue enviado por el profesor León Pacheco. Constituyeuna acerba crítica a "Tres ensayos apasionados", el apasionado libro de don León quetanto éxito logró en todos los círculos intelectuales de la América Latina donde pudohacerse llegar. Junto con este texto de Cabrales, el Prof. Pacheco nos envió su res-puesta, que publicaremos dentro de pocos días (1).

"Tres Ensayos Apasionados" -Vallejo, Unamuno, Camus- por León Pacheco.Editorial Costa Rica. 214 páginas. .

Hace pocos días cayó en mis manos este libro: los ensayos son sobre Vallejo,Unamuno y Camus. Me parece que el autor es de gran edad. Tengo la idea de queestuvo en París, al mismo tiempo de quien esto escribe y parece confirmármelo elque se haya ocupado en libro de Gonzalo Zaldumbide y Ventura García Calderón,quienes por ese tiempo eran en París las grandes autoridades literarias latinoameri-canas. Aunque para mí no. Yo sólo me relacionaba, de vez en cuando, con ciertosfranceses, reaccionarios para mayor seña: Maurras, León Daudet, Jacques BainvilIe,y otros, y la política era mi más grande atractivo.

El libro está escrito con la facilidad del hombre del oficio, facilidad que aveces le hace daño al deslizársele grandes errores y hasta disparates, voluntarios o no.El prologuista, de nombre muy decidor, Samuel Rovinski, dice: "Este libro confirmami impresión de que León Pacheco es el mejor ensayista costarricense y uno de los másimportantes de Latinoarnérica".

En el Sermón de la Muerte, Pacheco insiste en ver "la confrontación a queinevitablemente tenía que llegar su nihilismo". Nada más sin base: Vallejo creyóen Dios, en la otra vida, y dos días antes de morir, sobresaltado, le dijo a su mujer:escribe. Y dictó:

"Cualquiera que sea la causa que tenga- que defender ante Dios, más allá dela muerte, tengo un defensor: Dios".

Palabras últimas y terminantes.

Pero vayamos a Unamuno. Dilucida sobre El Sentimiento trágico de la Viday la Agonía del Cristianismo. Nada nuevo nos dice que ya no lo hayan dicho conmás propiedad y precisión muchos otros, pues la bibliografía de esas dos obras esmás que abundante. Hay temas que se gastan pronto yesos dos magníficos librosseñeros ya han sido suficientemente comentados para poder añadir algo más.

Desde luego no se trata de Cervantes ni de Shakespeare.

La poesía de ValIejo está generalmente bien comprendida y su interpretaciónincluso me dio nuevos hallazgos que no había encontrado en su lectura.

(1) La República (San José, 17 de abril de 1970).

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Pero su afán de querer convertir al gran peruano en un ateo falsifica el meollo,el profundo corazón de esa escueta y tiernísima poesía. Dice: "Lo importante es queasistimos en esta poesía a un mundo épico sin Dios".

Para mí, que he escrito un ensayo titulado; "César Vallejo, un "marxista"transido de Dios", la tesis llega a lo absurdo. El autor cierra los ojos a tantos poemasy expresiones deístas que no deja uno de ser tentado de pensar en una impostura oen una fanática ceguera, o será más bien una imperdonable ligereza como aquellacuando afirma, tan irresponsablemente: "Cuán lejos están nuestros indios enmudecidosen su profundidad humana de los griegos parlanchines y sofistas",

Ese trato dado a los progenitores más próceres de nuestra cultura es unabárbara impertinencia. Además, vaya a saber usted si el llamado silencio indio es porencontrarse en su "profundidad humana", o en su profunda ignorancia. Es puerilafirmar algo de quienes permanecen enmudecidos, excepto de que están mudos. Yesto nada dice más allá de lo que simplemente dice.

También absurda es su afirmación: "nadie gozó más intensamente de la vidaque César Vallejo". Debió haber escrito: "nadie sufrió más intensamente la vida".

Es conocida su suerte miserable, su incompetencia práctica, su soledad, la faltade "solidaridad" para con él de sus mismos camaradas. Su muerte, casi sin asistenciamédica, tal cual la describe su abnegada mujer francesa.

¿Gozó de la vida aquel pobre hombre que escribió estos patéticos versos?

César Vallejo ha muerto, le pegabantodos sin que él les haga nada,"le daban duro con un' palo y durotambién con una soga: son testigoslos días [ueues y los huesos bémeros,la soledad, la lluvia, los caminos.

Unos terribles versos sobre su existencia infinitamente pisoteada por el destinoy por quienes debieron ser sus prójimos, nos dicen su infinito sufrimiento vital.Cualesquiera puede ser al través de ellos la descripción patética de su existencia enla ciudad tentacular, Dolor, dolor, dolor. Nada de gozo:

Un pedazo de pan, tampoco habrá para mí?Ya no más he de ser lo que siempre he de ser:pero dadmeuna piedra en que sentarme,pero dadmepor favor, un pedazo de pan en que sentarme,pero dadmeen españolalgo, en fin, de comer, de beber, de vivir, de reposarse,y después me iré ...

Lo nuevo son algunas expresiones verdaderamente inauditas.

Citemos algo:

De un hombre que varias veces se declaró luterano, afirma: "El catolicismoespañol tan hondamente arraigado en Unamuno".

"Unamuno no tuvo que plantearse estos problemas de las herejías porque sucatolicismo es firme".

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Otras veces estampa afirmaciones incomprensibles: "A la España católicase la está sustituyendo por una España de esencia calvinista".

" ... el pueblo (español) fanático de esencia escéptica".

"la regeneración" de España la está realizando esa potencia (EE.UU.) con labendición del Opus Dei, una excrecencia del jesuitismo ... "

Cuando más bien es sabido que el Opus tiene una no disimulada rivalidad conla Compañía. Además, ¿cuál es esa "regeneración"" que está recibiendo España?¿Puede regenerar una nación que está necesitando regeneración.

Podría establecerse un concurso para averiguar qué quiso decir al decir: "Es-paña se hizo hispánica pero no española".

Otro sí: desde que se escribieron los Evangelios hasta hoy no se pudo decirde! sacrificio de El Calvario lo que dice nuestro comentado: "No se sabe con claridadsi "es el Hijo el que muere o si es más bien el Padre".

Nos proporciona sí dos novedades sobre Unamuno: "Penosamente su mensajese malogró porqlle no se puso al frente de su pueblo con las armas en la mano ...Hoy Unamuno sería el gran profeta de España y no simplemente su gran regañón.

y aunque no había nadie querido probar la normalidad de don Miguel, estenuestro comentado don León lo trata de probar con palabras del mismo don Miguel:"El mismo confiesa que siempre fue normal y que sus mismas funciones sexualeslas ejerció sin pasión en su condición de padre de familia".

Si esto es cierto que lo dijo con cuánta razón no se llevó nunca bien conDarío, quien sublimó lo sexual en castellano como en ninguna otra lengua, con estebellísimo verso: "Y en el sexo ardía una flor". Rubén no fue semental.

Por aquí, por allá, por donde menos se podía pensar, aparece, sin porquécierta inquina contra España. Así cuando repetidas veces le niega condiciones para lafilosofía y su progreso. He aquí unas muestras: "Pertenecía (Unamuno) a un paíscuya historia se hallaba anclada en plena filosofía medieval" .

"Pero no es éste un ambiente (e! de España) para que se aclimate una filosofía".

'Es muy posible que esta actitud de Unamuno se deba a la orfandad ideológicasecular de España".

Podríamos citar más. Refutémosle. Mejor que lo refuten otros de gran renom-bre. A la cabeza Rubén Darío, que fue un gran lector y asimilador. En el prólogode Canto Errante dice, refiriéndose a flamantes filosofías importadas: 'Sepamos quemuchas de esas cosas flamantes importadas yacen, entre polillas, .en ancianos infoliosespañoles" .

El gran filósofo Vives es el maestro de Kant;: Bacon, Descartes. Así lo dice elcélebre profe~or alemán Dr. Schauman, y au~' .prueba, columna frente a columna, queKant lo plagió. .:: " "' " .'

Leibniz y Hegel se declararon discípulos de~ gran Lulio,

Probado está, desde Menéndez y Pelayo que la quinta parte del Discurso delMétodo de Descartes está tomando casi literalmente de la "Antoniana Margarita" deGómez Pereira. "

Y para terminar citemos a la Enciclopedia Británica, en su respectiva sección:"Ni Descartes, ni Francis Bacon son los primeros en descubrir e! método sicológico;Vives lo precedió en más de un siglo".

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y terminemos con Unamuno, y pasemos a Camus.

Camus -magnífico escritor- es novelista a quien, a toda costa, quieren con-vertir en filósofo. Yo hace muchos años no leo novelas; las hojeo por aquí y porallá, y cuando encuentro una magnífica descripción me detengo en ella con deleite.Este deleite me lo ha dado Camus en sus descripciones fulgurantes, cálidas, azulesdel Mediterráneo, sobre todo el africano. -La luz me conforta, me presta calor.Para el friolento que hay en mí la luz, la vívida, es un refugio-o

Recuerdo siempre un frígido invierno -pleno enero- en Nueva York. Lacasa en que me hospedaba estaba casi al lado de la Hispanic Society, y en ella unosgrandes óleos (creo que de Solana) todos deslumbrantes de vibrante y blanca luz.Iba a verlos con frecuencia porque ante ellos me sentía confortado. Sus colores dabancalidez al ambiente y el alma sobre todo, se encendía. Fuera caía copiosamente lanieve. iQué importaba! Ahí estaban los grandes óleos mediterráneos, aún más con-fortables y entonadores que el mecánico "chaufage central". Ahora al gran Camuspictórico, León Pacheco me lo presenta como un deslucido, absurdo, frío escritor defrases que pugnan por llegar a ser filosóficas. iQué lástima tener que haberlas leído.Son firmaciones sin asidero ni lógica, ni intuitivo, ni siquiera instintivo. He aquíalgunas:

'El absurdo es el pecado sin Dios". "Si Dios no existiera habría que inven-tado para justificar los pecados".

"El hombre ha inventado a Dios para no matarse".

"Era un hombre moderno, fornicaba y leía periódicos" (¿fornicar moderno?Que lo digan Adán y Eva).

"Existen palabras que no he podido comprender bien: por ejemplo; pecado".

"Si hay pecado contra la vida no es tanto desesperar como esperar otra vida".

"Justamente porque Dios no existe hay que vivir en la función de una moral".

Hay allí flagrantes contradicciones, afirmaciones por que sí, y a todo esto,y absurdos peores, Pacheco, que niega filosofía a ESpaña, considera hallazgos filosóficos.

Y 'es precisamente por eso que andan considerando filósofos a tantos y tantosnovelistas, por 10 que no leo novelas. Ni debiera leer a sus comentaristas. Me COD-

fieso arrepentido de haber leído a León Pacheco.

LUIS ALBERTO CABRALES