Bilbao, septiembre 2004 - Bilboko Gotzaitegia · comenzar en mejores condiciones. ... Durante los...

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Bilbao, septiembre 2004

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INDICE

PRESENTACIÓN............................................................................ pág. 3

I. INTRODUCCIÓN........................................................................pág. 4

1.- DEFINICIÓN DE LA PASTORAL DE PREADOLESCENCIA .... pág. 4

2.- DESCRIPCIÓN DE PLATAFORMAS ...................................... pág. 5

3.- ALGUNAS OPCIONES PREVIAS...........................................pág. 6

4.- CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DEL

PREADOLESCENTE ..............................................................pág. 7

5.- CARACTERIZACIÓN PSICORELIGIOSA DEL

PREADOLESCENTE .............................................................. pág. 9

II. OBJETIVOS PARA LA ETAPA DE PREADOLESCENCIA...........pág. 11

III. METODOLOGÍA ....................................................................pág. 14

1.- PREVIOS ......................................................................pág. 14

2.- LA METODOLOGIA DE LA REVISION DE VIDA............pág. 15

IV. ANEXOS.................................................................................pág. 18

1.- RECURSOS METODOLOGICOS .....................................pág. 18

2.- EL AGENTE DE PASTORAL DE PREADOLESCENCIA.....pág. 23

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PRESENTACIÓN

Tienes en tus manos las “Orientaciones Diocesanas de Pastoral de

Preadolescencia”, aprobadas como material de trabajo por el Obispo junto con su Consejo Episcopal al final del curso pasado. Además, se consideró que su ubicación organizativa más adecuada era la del Secretariado Diocesano de Juventud.

Desde hace algunos años nuestra diócesis viene haciendo un esfuerzo en la puesta en marcha de Orientaciones y proyectos diocesanos que ayuden a configurar los itinerarios de la educación en la fe (de niños/as, jóvenes y adultos) que sirvan como referente pastoral abierto, dinámico y plural a las unidades pastorales, sectores, parroquias y movimientos en la tarea de elaboración de sus procesos de educación en la fe, en las distintas franjas de edad.

La intuición que recoge esta iniciativa es ambiciosa y difícil: articular y configurar procesos de educación en la fe, de iniciación cristiana en los diferentes momentos de la vida, que sean coherentes unos con otros, que caminen hacia un objetivo común, intentando evitar los posibles “saltos” que se produzcan en una etapa con respecto a otra.

Con este documento que tienes entre manos se trata de colaborar en la

superación de una doble deficiencia: por un lado, la ausencia de proyecto u orientaciones diocesanas definidas para la etapa de preadolescencia, así como, por otro, la falta de un sujeto pastoral identificado, responsable de la misma, pues existen diversas ofertas que trabajan en esas edades desde proyectos reconocidos, pero no existe ese referente global compartido para toda la etapa. La necesidad de ir configurando unas orientaciones que ayudaran a cubrir este vacío venía siendo demandado, desde hace ya tiempo, desde muchos ámbitos pastorales.

La estructuración de este material de trabajo es sencilla: una presentación, una introducción como marco general de esta etapa, una formulación de objetivos generales y específicos, una metodología concreta, las plataformas desde las que llevar a cabo la tarea y finalmente un apartado de anexos que describen el perfil de los educadores/ acompañantes, la relación con padres y madres...

Ni que decir tiene que este texto no podrá nunca cumplir sus objetivos si no está acompañado por la existencia de iniciativas pastorales concretas que lo encarnen, con sus legítimas y enriquecedoras especificidades en los diversos territorios y plataformas evangelizadoras de la diócesis.

En el contexto de una diócesis que quiere hacer de la vivencia y transmisión de

la fe un eje prioritario de actuación para los próximos años, la aparición de estos materiales pueden ser una modesta pero valiosa aportación en la evangelización de los preadolescentes de Bizkaia, desde el convencimiento y la vivencia de que el Espíritu del Señor alienta nuestros esfuerzos y tareas.

Mesa diocesana de Pastoral de Preadolescencia Secretariado diocesano de Juventud

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I. INTRODUCCIÓN

1.- Definición de la Pastoral de Preadolescencia

Podemos llamar Pastoral de Preadolescencia al conjunto de iniciativas eclesiales tendentes a desarrollar el proceso evangelizador en todas sus dimensiones y que tiene a los preadolescentes (entre los diez y los catorce años) como sujeto a los que dirigirse.

La Pastoral de Preadolescencia, como no podría ser de otra manera,

comparte con el sujeto al que va dirigida unos rasgos muy peculiares, que precisa y paradójicamente pueden caracterizarse bajo el signo de la indefinición. Ya no es una pastoral infantil, pero tampoco lo es todavía de adolescentes y jóvenes. No se identifica con ninguna de las dos, pero comporta rasgos de ambas.

Mientras que la pastoral infantil está marcada por la iniciación a los

sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía y la de adolescencia-juventud por el de la Confirmación, la pastoral de preadolescencia carece de vinculación sacramental específica, con las ventajas e inconvenientes, posibilidades y limitaciones que eso supone.

La Pastoral de Preadolescencia no comienza de cero ni termina en sí misma.

El acercamiento a la fe ya se ha realizado de forma mayoritaria en la pastoral de infancia y sin embargo hay todavía mucho camino por recorrer y aprovechar para preparar el terreno a una Iniciación Cristiana de jóvenes que se puede comenzar en mejores condiciones.

Precisamente por todo esto, la Pastoral de Preadolescencia tiene un

marcado carácter de transitoriedad, de “puente” que intenta garantizar la continuidad entre las otras dos etapas que gozan de consistencia propia (infancia y adolescencia-juventud). En ella parece que todo vale, con tal de conseguir un objetivo a la vez tan difícil y poco ambicioso como que los chavales sigan sin descolgarse.

Por último, subrayando esta falta de entidad propia, la Pastoral de

Preadolescencia implica a muchos ámbitos y agentes diversos (familias, centros educativos, comunidades cristianas, grupo natural de chavales, etc.), pero de manera muy difusa, sin protagonismos principales, pues todos ellos inciden en este periodo de edad tan influenciable.

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2.- Descripción de Plataformas

En la acción pastoral que se desarrolla en la Diócesis de Bilbao con Preadolescentes, hay varias entidades e iniciativas dedicadas a ello, pero no hay un único sujeto identificado y reconocido como responsable de la misma, a la vez que no existen por el momento unas Orientaciones Diocesanas para estas edades. Ambas ausencias suponen ya de partida una deficiencia significativa que la dinámica de trabajo del presente documento pretende subsanar cuanto antes.

Las diversas plataformas eclesiales que actúan pastoralmente con

Preadolescentes son las siguientes:

• Catequesis: El proceso interdiocesano actual de Catequesis de Infancia abarca, como el anterior, el periodo de los 6 a los 12 años de los niños (1º a 6º). Podemos afirmar que está presente prácticamente en todas las parroquias de la Diócesis1. Durante los tres-cuatro primeros años (depende de zonas: celebración de Eucaristía en 3º o en 4º) es amplísima la participación de los niños en la Catequesis. Parece que a ello contribuye no sólo el interés de las familias, sino también la gran presión social que aún existe en nuestro pueblo hasta la celebración de la Penitencia y de la Eucaristía, cuando se da un descenso muy notable. Así, entre los 10-12 años (5º-6º de E. Primaria) decae considerablemente la motivación en gran parte de las familias, que ya no perciben ninguna presión social, y solamente acuden a la catequesis los niños/as cuyas familias tienen mayor sensibilidad religiosa y muestran signos de pertenencia e implicación eclesial2. Después de este proceso de Catequesis de Infancia, no existe en nuestra diócesis una propuesta específica de Catequesis que aborde las edades de los 12 a los 15 años. Es una laguna importante, aunque hay parroquias que trabajan la catequesis de chavales de estas edades con materiales propios o de otras diócesis.

• Educación: evidentemente, tanto la Enseñanza Religiosa Escolar como la

oferta educativa de los Centros Religiosos (de titularidad Diocesana o no), de gran implantación e importancia en Bizkaia, trabajan específicamente con la Preadolescencia. A través de la Enseñanza Religiosa Escolar se accede curiosamente a muchos preadolescentes que carecen de otros enganches con el acontecimiento cristiano (parroquia, educación familiar...), pero el formato académico presenta unas

1 El proceso comprende: 1º El despertar religioso (“Despierta”). 2º El anuncio explícito de Jesucristo (“Ven y lo verás”). 3º Presentación de la Iglesia y de los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía (“Seguid conmigo”). El Sacramento del Bautismo constituye la culminación del 2º año con la adhesión a Jesucristo. 4º Propuesta para vivir y celebrar con alegría nuestra vida cristiana como seguidores de Jesús (“Venid a Celebrar”). 5º El seguimiento de Jesús. La vida moral del cristiano. 6º Esta es nuestra fe. Síntesis de fe para el niño de 12 años. 2 En concreto, según la encuesta realizada en mayo de 2001, de las 223 respuestas recibidas de las parroquias en 120 siguen teniendo catequesis parroquial en la que participa el 28% de los niños que habían celebrado la 1ª Comunión. Por otra parte, parece que esta catequesis de poscomunión e s más gratificante para los catequistas, al contar con chavales más sensibles a la dimensión religiosa, que no acuden condicionados por la “meta” de la celebración de un sacramento.

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limitaciones pastorales evidentes precisamente si no se ve complementado por estas otras instancias. La oferta de los Centros Religiosos es variable, ya que en algunos casos la acción pastoral constituye una opción prioritaria y estructurada y en otros se sitúa de forma más global y difusa dentro del carácter evangelizador del centro. Esta oferta se ve muy condicionada por las exigencias académicas y otras urgencias, así como por las limitaciones que impone un mercado muy competitivo en el que la actividad propiamente pastoral no se destaca suficientemente o carece de conexiones territoriales suficientes.

• EEB y Tiempo Libre Parroquial: EEB es una plataforma pastoral

significativamente presente en el territorio diocesano (una treintena larga de grupos, con dos millares de chavales) que, desde una clave de proceso educativo continuado, acoge la etapa de Preadolescentes. Junto a estos, hay una numerosa presencia de grupos de Tiempo Libre Parroquial, que trabajan con estas edades y que tienen una opción de fe explicita aunque carecen de la fortaleza organizativa del movimiento eskaut de Bizkaia. Tanto unos como otros, tienen en su marcado carácter misionero su mejor baza y su mayor limitación: su oferta llega en muchos casos a quienes no tiene otra referencia eclesial, pero eso mismo dificulta una más intensa explicitación de la fe.

• Junior: es el Movimiento general de niños de la Acción Católica, sólida

aunque insuficientemente presente en el entramado diocesano que trabaja con Preadolescentes (un solo centro). Su proyecto es cada vez más una referencia especialmente significativa en algunas parroquias de la diócesis, pero su organización (con dimensión supradiocesana) y su carácter de AC son dificultades para la integración en el mismo.

Junto con todas estas iniciativas y plataformas estables existe en nuestra

Diócesis un gran número de proyectos parroquiales, locales, de vida muy provisional, que pretenden en muchos casos responder a la Preadolescencia tomando los elementos más positivos de las plataformas apuntadas.

3.- Algunas Opciones Previas

El trabajo que se inicia con la presentación de este documento parte de unas intuiciones y opciones previas que conviene explicitar adecuadamente:

• Identificación de responsables: es necesario establecer un ámbito concreto, a nivel diocesano, que asuma la responsabilidad de la pastoral de Preadolescentes y que integre a quienes de hecho en estos momentos están trabajando en esas edades (Catequesis, Educación, EEB, Junior...).

• Formulación de unas Orientaciones Diocesanas: para subsanar otra de las deficiencia presentadas con anterioridad, es imprescindible formular unas líneas generales de Pastoral de Preadolescencia a nivel diocesano, suficientemente genéricas para que todos los que actualmente trabajan en esta etapa se sientan identificados en ellas pero también suficientemente concretas y claras como para que no cualquier tipo de actuación sea de hecho reconocido como adecuado.

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• Mayor articulación: la actual Pastoral de Preadolescencia tiene un marcado carácter de “puente”, que no hace sino subrayar especialmente una pretensión necesaria en toda acción pastoral, el garantizar continuidades con procesos anteriores (en este caso de infancia) y posteriores (de juventud); en concreto, debe haber un esfuerzo especial por posibilitar que la Iniciación Cristiana ya comenzada anteriormente se complete adecuada y satisfactoriamente.

• Fortalecimiento y mejora de las estructuras existentes: Consideramos que las plataformas previamente enunciadas son necesarias para una adecuada pastoral de Preadolescentes en la Diócesis y por ello optamos por un proceso progresivo y constante de mejora y adecuación de las mismas, y no por su eliminación o sustitución por otras.

• Oferta suficiente: en continuidad con lo dicho en la formulación anterior, consideramos que la oferta de plataformas de pastoral de Preadolescencia en nuestra Diócesis es suficiente y, en la realidad presente, no vemos necesidad de establecer o poner en marcha nuevas iniciativas organizadas.

• Progresiva articulación de las experiencias “por libre”: por último, la propia experiencia de estos años y las opciones diocesanas en otros ámbitos, nos mueven a hacer un esfuerzo especial porque las iniciativas locales, particulares, vayan asentándose progresivamente dentro de alguna de las plataformas estables actualmente existentes, bien como centros de pleno derecho o como iniciativas vinculadas.

4.- Características Psicológicas del Preadolescente

La “Pre” de preadolescente lo dice todo. Se está en camino, pero

tardaremos en llegar unos años. Desaparece la tranquilidad infantil; se da cuenta de que no es un niño,una niña, pero tampoco es un joven (las chicas se adelantaran un poco en este proceso).

Aparecen los intereses intelectuales: razona, discute, critica. Se entusiasma

con la conquista de la verdad. Desaparece la tranquilidad y el equilibrio propios de la infancia.

Se agudiza el sentido de la valoración. Critica duramente incluso a sus

padres: no comprende que haya cosas que no se pueden decir. Los valores adquiridos se tambalean, y se acentúa el espíritu crítico.

Lo verdadero es lo que él descubre; no se queda conforme con lo que le

dicen los adultos, hasta que él o ella lo haya comprendido. Tiene necesidad de seguridad: discute no por buscar la verdad, sino por probar la seguridad del adulto y su capacidad. Busca razones, criterios.

El preadolescente, chico o chica, imagina toda clase de aventuras y

acciones, y mantiene en la intimidad esas fantasías, dada su introversión. Tiene que afrontar una fuerte crisis de identidad, y esa incapacidad de lograr la propia identidad le origina inseguridad y ansiedad.

Se cree único; piensa que lo que le sucede es totalmente nuevo y que nadie

más lo ha experimentado. Es una edad de transición, de ruptura con el pasado

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y de tensión hacia el porvenir: está más inclinado hacia el futuro que hacia el presente.

Según las nuevas tendencias de la Psicología Evolutiva, esta edad (12-14

años) está ya mucho más cerca de la adolescencia que lo que nunca haya estado. Según muchos psicólogos, la infancia adulta está terminando a los 9-10 años , para dar paso a la preadolescencia. Los nuevos medios de comunicación (televisión sobre todo, pero también el ordenador, sin olvidar el teléfono móvil) están dando paso a un preadolescente con cierta capacidad de autonomía, con un exceso de información no controlada, con un poder adquisitivo no desdeñable, y en muchos casos con un estilo propio que se impone en los gustos, en el vestir, y hasta en el lugar que ocupa en la propia familia.

Pese a todo, este preadolescente, que aparentemente tiene muchas más

ocasiones que en otras épocas para tomar decisiones, sigue necesitando de referencias que la ayuden a buscar su propio espacio y su seguridad. Sus continuos cambios físicos, psicológicos y afectivos le crean un ambiente de inseguridad que le empujará a buscar explicaciones que le hagan sentirse que controla la situación.

Su capacidad limitada de formulación será un obstáculo para expresar

preguntas, dudas, experiencias, e incluso sentimientos. Esta dificultad de comunicación hacia los otros, le hace encerrarse en sí mismo, o a lo sumo abrirse a "su mejor amigo". El grupo todavía no está configurado, y entrar a formar parte de él será un "nuevo nacimiento" que requerirá ayuda.

El entorno del chico o la chica preadolescente le ofrece todas las

posibilidades de enriquecimiento para crecer, pero a él, a ella, se le presentan como mundos extraños que no le aceptan o no le respetan: el mundo de los adultos, la disciplina de los estudios, los hermanos y hermanas mayores si los tiene, los monitores y monitoras de Tiempo Libre, los profesores... Esa facilidad de acceso a la información de la que hablábamos tiene mensajes para el mundo infantil, para los y las jóvenes, o para cualquiera de las situaciones de los adultos, pero parece que ignora expresamente el mundo de los "pre". Copiar a los "mayores" parece la solución, pero con un toque personal que les distinga de los demás.

La capacidad de crítica surge autónoma, sin necesidad del "latiguillo" de

"pues mi padre dice...", de ahí la necesidad de encauzarla y educarla trabajando la escucha, el respeto mutuo, la sinceridad, el trabajo en equipo. "Pongo mi opinión junto a la de los y las demás para construir mejor".

Al ocuparse de sí mismos y no saber resolver sus problemas, tanto más se

retraen y se hacen difíciles al trato. En las chicas, es la época más propensa a la tristeza. Por eso hay que tratarle con una actitud de simpatía: ser comprensivo con ellas y ellos.

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• Relación del educador con los y las preadolescentes.

Vistas estas características se pueden dar unas pautas de comportamiento del educador con los preadolescentes:

√ Exigir poco, pero exigir; hay que ser con ellos delicados y fuertes a la vez.

√ No hay que ser irónicos con ellos, pues tenderán a cerrarse: hay que saber esperar. Es una edad ingrata: se encuentra a disgusto, desgraciado, incomprendido. Detesta todo y a todos. Es inestable, irritable. Por eso es preciso ayudarle, no sobrecargarlo; comprenderlo, no condenarlo.

√ Hay que crear un clima de confianza sin el cual no se puede construir nada sólido. Hay que ayudarles a descubrir que los valores morales no dependen de los que los trasmiten, sino de la apreciación personal y motivada de la conciencia.

5.- Caracterización Psicorreligiosa del Preadolescente A continuación, y sin pretender ser exhaustivos, haremos una breve caracterización psicorreligiosa de los preadolescentes, formulando en cursiva, una línea de trabajo correlativa en nuestra acción pastoral con ellos.

Los preadolescentes necesitan abrirse a los demás, creando grupo y posibilitando la formulación de sus preguntas, inquietudes, y sentimientos.

Descubrir a Jesús como modelo de relación con Dios y con los demás, y amigo cercano para sus ganas de cambiar.

El grupo les sirve para expresarse libremente, llamar la atención

(discusiones, chistes, comentarios fuera de lugar), demostrar sus cualidades y que les sea reconocidas...

Despertar la conciencia crítica ante el ambiente que le rodea, desde el ejemplo de Jesús.

Crecer es cambiar, pero eso no significa renuncia sino enriquecerse.

Descubrir a los demás, a la familia, a Jesús como acompañantes del camino es esencial para sentirse protagonista de su crecer.

Tener amigos es necesario para no sentirse solo. La amistad es una

responsabilidad y un riesgo, pero mantenerla es abrir una puerta para enriquecerse y madurar.

Hacer experiencias positivas en su vida y en el grupo desde el proyecto de Jesús.

Al romper con la dependencia infantil, su religiosidad depende del ambiente

en que se viva su propio cambio, su interés por descubrir, preguntar, conocer: falta de interés, aceptación pasiva, o experiencia personal.

Reiniciarse en los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía.

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Jesús es aceptado por sus valores, por su ejemplo, pero no llega a sentirse

la necesidad de aplicar esos valores a la propia vida. Se es muy exigente con los demás, pero muy tolerante consigo mismo.

Revisar la propia vida desde los valores de Jesús, presentes en tantos creyentes, pasados y actuales.

Les gusta actuar y ser protagonistas en la liturgia y en las oraciones, pero

más como resto de la infancia y por la atracción del escenario que por opción comprometida. Pero poco a poco se apartan de esta práctica por falta de interiorización, y ajena a su vida diaria. No se trata de rechazo, sino de falta de interés. Si la celebración es impuesta, el rechazo es patente.

Aprender a expresar los propios sentimientos y vivencias a través de ritos y signos.

Les gusta colaborar y trabajar en campañas y pequeños gestos, pero siempre

que sean compromisos puntuales, y a condición de sentirse protagonistas y llamar la atención. A veces necesitan una pequeña motivación.

Reconocer y aceptar a Jesús como modelo de persona creyente, que nos muestra el verdadero rostro de Dios y de persona humana. Descubrirle en las personas.

Además de todo lo anterior, conviene tener en cuenta también los siguientes

aspectos:

Al ser una etapa de paso entre dos sacramentos (eucaristía y confirmación) y estar libres de la presión que la recepción de un sacramento supone, en el desarrollo de esta etapa los chavales y chavalas acudirán con mayor libertad, sin la presión social o familiar de la Primera Comunión anterior. Esta ausencia de conflictividad, que no suele darse en otros momentos del proceso, nos permitirá afrontar con seriedad el acompañamiento del, ya de por sí conflictivo, preadolescente.

La formación de un grupo abierto y con confianza entre sí, la apertura a

actividades nuevas como puede ser la convivencia, el campamento, e incluso la trasmisión de valores mediante el juego –en las sesiones ordinarias realizadas en una sala- es un camino que antes o después hemos de recorrer para poder llegar a plantear con profundidad un conocimiento de Jesús y de su Mensaje. Este momento de la preadolescencia es bueno para lograrlo, a la vez que allanamos el camino de la Convocatoria y la Iniciación Cristiana.

Por otro lado, el chaval necesita sentir que está en un momento de cambio,

y cambio a mejor. Tal vez podría ello hacerse visible en una pequeña celebración “de paso” al llegar de la catequesis, e incluso otra al pasar a la Convocatoria. A esta edad son sensibles a los gestos que les hace sentirse “mayores” e “importantes”.

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II. OBJETIVOS PARA LA ETAPA DE PREADOLESCENCIA

FINALIDAD DEL PROYECTO Lograr una persona abierta a su realidad (interesada, crítica, activa...) en la que desarrolla su crecimiento personal teniendo a Jesucristo como referencia desde una comunidad concreta, a través de su grupo de iguales.

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1. Aprender a conocerse y aceptarse en los cambios (físicos, emocionales,...) que comienzan a producirse en él/ella.

2. Descubrir en el grupo la importancia de la relación con las demás personas y con el entorno.

3. Experimentar a Jesús como amigo personal y del grupo.

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1. Ir afirmando su personalidad desde los cambios (físicos, emocionales,...) que se están produciendo.

2. Construir su ser personal y social en relación con los demás y con el entorno.

3. Ir construyendo una nueva imagen de Dios acorde a su crecimiento vital.

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OBJETIVOS GENERALES ETAPA 1ª (10-12 AÑOS)

1. Aprender a conocerse y aceptarse en los cambios (físicos, emocionales,...) que

comienzan a producirse en él/ella. 2. Descubrir en el grupo la importancia de la relación con las demás personas y con el

entorno. 3. Experimentar a Jesús como amigo personal y del grupo.

POSIBLES ACCIONES DIMENSIÓN PERSONAL Y RELACIONAL

- Asumir los cambios físicos que se inician y su realidad emocional.

- Aprender a ser críticos desde los valores evangélicos. - Desarrollar un espíritu participativo y alegre. - Compartir lo que se tiene. - Aceptar a las demás personas desde la diferencia. - Desarrollar el sentimiento de pertenencia al grupo. - Aceptar las normas de convivencia establecidas en el grupo. - Responsabilizarse en pequeños compromisos en la vida del

grupo.

Establecer cargos, pequeñas responsabilidades importantes para la marcha del grupo Celebraciones de cumpleaños Dinámicas de cooperación

DIMENSIÓN VIVENCIAL

- Descubrir en Jesús a un amigo de todos - Vivir en el grupo los valores de la confianza, el respeto y la

colaboración. - Reforzar como valores evangélicos la tolerancia y la justicia.

Dinámicas de cooperación.

DIMENSIÓN SOCIAL

- Descubrir lúdicamente el entorno cercano (barrio/pueblo). - Asumir pequeños compromisos personales en su entorno.

Juego de ciudad.

DIMENSIÓN ORACIONAL-CELEBRATIVA

- Participar activamente en las celebraciones infantiles de la comunidad.

- Iniciarse en la oración y celebración al estilo de Jesús partiendo de las experiencias grupales.

Carta a Jesús Preparación previa de partes de la celebración

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DIMENSIÓN FORMATIVO-CATEQUETICA

- Conocer las características de la persona de Jesús desde la experiencia de sus seguidores

Juego-aventura de descubrimiento durante el curso con diferentes personajes que serán personas que conocieron a Jesús.

Teatro, video, dispositivas...

Uso de materiales: • Vivir los hechos

de los apóstoles hoy (Albert Hari-Charles Singer) ed. Verbo Divino

• La Hª de la Bíblia - El libro más maravilloso del mundo - ed. San Pablo ( 6 libros muy delgados, como TBOs)

• Y los libros de Cortés sobre el N.T.

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3 VVAA, El caso JC. Un acercamiento original a la figura de Jesús. Ed. CCS. Madrid 1999. Presentación de la figura de Jesús a través de un caso de investigación; una propuesta de juego que va tocando diferentes aspectos sobre el tiempo, el entorno, la persona de Jesús, las circunstancias de su muerte,...

OBJETIVOS GENERALES ETAPA 2ª (12-14 AÑOS)

1. Ir afirmando su personalidad desde los cambios (físicos, emocionales,...) que se están produciendo.

2. Construir su ser personal y social en relación con los demás y con el entorno. 3. Superar esquemas infantiles y rehacer la imagen de Dios.

POSIBLES ACCIONES

DIMENSIÓN PERSONAL Y RELACIONAL

- Descubrir el valor y el sentido de la amistad. - Ser capaz de expresar la opinión. - Compartir lo que se es y lo que se tiene. - Descubrir el valor y el sentido del compromiso

adquirido. - Profundizar en el sentido crítico. - Valorar lo que se recibe del grupo a partir de la

escucha, el respeto, el diálogo y la sinceridad. - Vivir el compromiso como grupo. - Establecer y respetar las normas y responsabilidades

en el grupo. - Descubrir otras realidades de preadolescentes.

Tomar contacto con otras realidades de preadolescentes Proponer compromisos grupales Role-playing sobre temas de interés Salidas, encuentros y acciones conjuntas con otros grupos de preadolescentes Revisiones.

DIMENSIÓN VIVENCIAL

- Experimentar a Jesús como amigo-referencia cercano, incondicional y modelo de relación con Dios y con los demás.

- Sentir el grupo como grupo cristiano. - Descubrir en Jesús nuevas propuestas (alternativas)

de valores y actitudes con especial referencia al perdón, la solidaridad, la confianza y la verdad

Lectura Creyente de la Realidad Revisión de Vida (amistad, estudios, ocio, familia,...)

DIMENSIÓN SOCIAL

- Conocer los problemas, necesidades y desigualdades socioeconómicas de su entorno cercano.

- Asumir responsabilidades personales en su entorno cercano.

- Sentirse arraigado en el barrio/pueblo.

Descubrimientos del entorno, foto rallies, exposición y debate. Participación en las fiestas del barrio/pueblo.

DIMENSIÓN ORACIONAL-CELEBRATIVA

- Iniciar a la oración personal desde los acontecimientos propios, del entorno y del grupo.

- Descubrir en la celebración de la comunidad un momento de encuentro con otros y de participación propia.

- Iniciarse en la oración como diálogo con el Padre partiendo de las experiencias de grupo.

Oración habitual de grupo celebraciones propias de grupo y de nivel Preparación de partes de la celebración de la comunidad

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DIMENSIÓN FORMATIVO-CATEQUETICA

- Conocer la persona de Jesús desde la experiencia de su relación con el Padre.

Uso del material “El caso JC”3 Cine-forum

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III. METODOLOGIA 1.- Previos

Antes de comentar cuál es la metodología apropiada para esta etapa, parece importante explicar y decidir cuál es la pedagogía adecuada a la realidad del preadolescente y que será la transversal de todo el proceso educativo que realicemos con estos chavales.

Por ello, la apuesta en este proyecto de preadolescencia deber ser por la

PEDAGOGIA DE LA VIDA Y DE LA ACCION.

PEDAGOGIA DE LA VIDA Y DE LA ACCION

Cuando hablamos de pedagogía de la vida y de la acción, ¿qué queremos decir y por qué?

Pedagogía implica educar, conducir, ayudar a descubrir y a decidir, formar

criterios, ser más independientes, razonar por qué hacemos o dejamos de hacer las cosas. A través de instrumentos, de herramientas... educamos en unas cosas o en otras, ponemos acentos, marcamos la importancia de unos valores...

Es importante, pues, el tipo de pedagogía, el método que escojamos para

nuestros procesos porque en esto nos jugamos el ir modelando personas con una fe encarnada en la vida, seguidores de Jesús, que contrastan los pasos que van dando con los de Él.

Por todo esto, porque queremos ser seguidores y seguidoras de Jesús,

queremos obrar como Él, contribuyendo al proyecto de Dios en las circunstancias que ahora nos tocan, pensamos que debemos partir de nuestra vida para volver a ella, transformándola, haciéndola más del gusto de Dios, poniéndonos en acción, pero no de la primera manera que se nos ocurra, sino como Jesús: viviendo atentamente esa vida, esa realidad, analizándola (VER), desentrañando (en grupo) qué está acorde y qué no con el Plan de Dios ( en el barrio, en los estudios, en la cuadrilla, en la familia.....)(JUZGAR), pensando lo poquito que está en nuestras manos transformar, cambiar y cómo lo vamos a hacer, con qué medios y cuándo vamos a retomarlo para revisarlo y ver cómo se puede seguir (ACTUAR), celebrando siempre los pequeños pasos que damos... (CELEBRAR). Sabiendo que no podemos cambiar el mundo, pero sí acercarnos algo a la utopía, a la medida de nuestras fuerzas...

Así, tras ver el origen desde donde hablamos de la pedagogía de la vida y

de la acción, tratamos de definir en qué consiste: Sería “partir de la vida, para volver a ella, transformándola”. El punto de partida de nuestra acción ha de ser siempre la vida concreta de

cada uno: una vida ante la que nos paramos para analizarla en su profundidad y juzgarla, para luego volver a ella transformándola.

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La acción, para serlo, ha de transformar la realidad, si no es así, es una simple actividad. Y transformándonos en puntos de llegada concretos y palpables, que pretenden ser concreciones sencillas del Plan de Dios.

Una acción que es evangelizadora porque transmite valores del Reino y

genera en quien la hace actitudes solidarias, de servicio, fe y esperanza. La acción debe tener estas características: § Proporcionada a las personas que la realizan, a su nivel de

conciencia y compromiso. § Educativa y liberadora, de manera que la transformación que

provoca humaniza y hace crecer a las personas implicadas. § Participativa, abierta a otros chicos y chicas, de la que es sujeto y

protagonista. § Continuada, progresiva enmarcada en un proceso personal de

cada chaval y de cada grupo. No ha de ser una actividad aislada, sino que partiendo de la historia de ese chico, chica o grupo abra perspectivas hacia otras situaciones.

§ Planificada y revisada por quienes participan en ella. § Atractiva: que engancha con sus centros de interés y que incultura

la educación en la fe. § Celebrada comunitariamente. § Integral, que abarque todas las dimensiones de la persona.

Del desarrollo de esta pedagogía de la Vida y de la Acción se desprende el

tipo de metodología/ método por el que apostamos en esta etapa y que a continuación vamos a explicitar. 2.- La Metodología de la Revisión de Vida

La metodología de la revisión debe iluminar todas las actividades; las cuales circulan constantemente de la acción a la reflexión y de ésta a la acción. Una vez realizada la acción, ésta es objeto de evaluación y celebración. Así pues, la revisión de vida está presidida por la circularidad entre la acción, la reflexión, la evaluación y la celebración. A) VER O DESCUBRIR

Partiendo de sus intereses, de la realidad que viven, de lo que les afecta, de lo que expresan a través de juegos, con actividades o comportamientos especiales. Nos paramos a ver qué pasa a nuestro alrededor, qué hay detrás de cada cosa, de cada acontecimiento, lo que afecta a la vida de las personas.

Será el primer paso para que los chavales y chavalas se sitúen críticamente

ante la realidad que les rodea.

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Este Ver puede ser un hecho o situación que observemos, o expresen qué les preocupa, les inquieta... Este momento debe ser especialmente dinámico, activo, participativo.

B) JUZGAR o REFLEXIONAR

La reflexión va íntimamente unida al descubrimiento. Reflexionar es pararnos a ver los sentimientos que produce en cada uno de nosotros y en los demás. Supone tomar una postura ante lo que vemos, personal y de grupo, pero será una toma de postura nacida del intercambio de opiniones, teniendo como referencia los valores evangélicos.

Supone un encuentro con Jesús; esto hará que la acción tenga luego un

contenido y un sentido cristiano y evangelizador. Nos ha de ayudar a que surja nuestra inquietud.

El modo de reflexionar de las chavalas y chavales es, a veces, muy sencillo

y simple; lo importante es que se haga, aunque utilizando medios y técnicas adecuados a su edad. No obstante, no nos podemos quedar en un simple captar los problemas o situaciones que afectan a los preadolescentes; es necesario tomar conciencia de ello.

Hay que tener en cuenta que las chavalas y los chavales “emiten juicios”

muy rápidamente y la mayoría de las veces influidos por los valores del medio que les rodea. Pero el chaval es “sensible” a otros valores “mejores y más humanos”... Aquí es donde debemos ayudarle a descubrir los valores de Jesús, es el momento de encontrar unas referencias en el Evangelio.

C) ACTUAR o TRANSFORMAR

Desde lo que han descubierto y a la luz del Evangelio, los preadolescentes son capaces, personalmente y en equipo, de darse cuenta de lo que pueden hacer para transformar la realidad.

La acción transformadora debe ir encaminada a:

§ Un cambio personal de los miembros del grupo. § Un cambio personal de otros chavales y chavalas. § Un cambio estructural de la sociedad.

Por tanto, la acción transformadora será todo aquello que el equipo de

chavales y chavalas vive y hace, de cara a la transformación del ambiente que vive.

Toda acción, para que sea educativa, debe ser revisada, bien una vez

realizada, bien a lo largo de la misma acción.

D) CELEBRAR

Puesto que evangelizar está en el trasfondo de todo el proceso, de toda nuestra tarea, desde el descubrir hasta el momento celebrativo ha de estar Jesús con nosotros.

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La experiencia creyente del chaval ha de ir creciendo y haciéndose más

explícita en la medida en que éste tome opciones personales concretas, tenga experiencias de comunicación y celebración con Dios…

Nuestra labor está en posibilitar medios para que esa religiosidad del chaval

sea potenciada y expresada. Es importante impulsar y desarrollar su creatividad para no hacer celebraciones “adultas”.

Celebrar no es el punto final del proceso, puede parecerlo, pero no se ha de

reducir a ello, y puede darse en otros momentos del mismo. En definitiva, celebrar es descubrir la presencia de Dios, sus pasos, sus

huellas… en todo el proceso; reconocerlo en las personas, en la acción y en las actitudes. También es alabar, dar gracias a Dios por su apoyo y expresar confianza en Él.

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IV. ANEXOS 1. Recursos Metodológicos

Si los preadolescentes tienen unas características concretas, parece lógico

que la metodología que se utilice para trabajar con ellos, debe estar también adaptada a esa edad.

• Por de pronto, y como hemos comentado con anterioridad, debemos caer en la cuenta de que el preadolescente está a caballo entre la infancia y la adolescencia, lo que significa que tiene una libertad limitada, y continúa muy presente la vigilancia y el interés de los padres y madres por todas sus actividades. Por tanto, las reuniones explicativas con las familias deben ser varias a lo largo del curso, tanto al inicio del mismo, como ante cualquier actividad extraordinaria que –sobretodo- requiera salir de los locales habituales o que precisen de desplazamientos. La puntual información a los padres facilitará su apoyo en las actividades y un mejor conocimiento personal del chaval.

• Para trabajar con los y las preadolescentes, se requiere una formación

adecuada del monitorado que vaya a acompañar los grupos. Además, es necesario el acompañamiento de otros monitores y monitoras con experiencia, así como materiales formativos apropiados y específicos a la tarea que van a realizar.

• La movilidad es una característica de estas edades. Su ser inquieto

aconseja actividades lúdicas y dinámicas que exijan movimiento, conviene variar el espacio en el que se desarrollan las actividades. Los juegos de pistas, salidas por la ciudad con motivos varios –visitas a lugares, exposiciones, cine en grupo, etc-, convivencias, acampadas de verano e invierno... serán –o deberán ser-, en sí mismas, herramientas formativas, educativas.

A continuación proponemos una serie de recursos metodológicos que son

fundamentales en el desarrollo de crecimiento humano y maduración en la fe y que es bueno que se vayan intercalando a lo largo del recorrido: ⇒ TÉCNICAS Y JUEGO:

a) TÉCNICAS DE GRUPO

Entendidas estas como un instrumento que nos puede llevar a buen fin nuestra tarea educativa.

Ø Las técnicas tienen un objetivo claro, son un medio para conseguir algo. Lo primero que hemos de tener en cuenta cuando se plantea una técnica son los objetivos (¿qué queremos conseguir?),y no perderlos de vista en ningún momento.

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Ø Es muy importante a la hora de realizar una técnica tener en cuenta una serie de criterios para que estas salgan correctamente además del conocimiento claro del objetivo que se pretende: Conocer perfectamente la técnica, todo el proceso de principio a fin, los fundamentos teóricos, estructura, dinámica, posibilidades y riesgos de la técnica, los condicionantes del grupo (tamaño del grupo, edades de los chavales, ambiente , momento de la evolución del grupo, el espacio, redes de relaciones, relación con el monitorado, método general de trabajo...), conocernos nosotros como monitores/as en el manejo de esa técnica, ...

Ø Lo más importante no es saber el mayor número de técnicas, sino

saberlas utilizar y saberlas adecuar al momento y las características del grupo. Es muy habitual caer en el “fusile” de técnicas y utilizarlas sin seguir ningún criterio con lo cual quemamos oportunidades de hacer un verdadero trabajo educativo con la ayuda de este recurso.

§ ALGUNOS TIPOS DE TÉCNICAS: ü De presentación: Son técnicas destinadas a permitir a los participantes

en una sesión, conocerse entre sí. Se trata de lograr un grado más en la presentación, llegando poco a poco a un conocimiento más profundo y vital. Antes de empezar la técnica hay que asegurarse de que se ha entendido bien las consignas de partida. Estas técnicas facilitan crear un ambiente positivo en el grupo, especialmente cuando los participantes no se conocen.

ü De confianza: Construir la confianza dentro del grupo es importante, tanto para fomentar las actitudes de solidaridad y la propia dimensión de grupo, como para prepararse para un trabajo en común, por ejemplo, para una acción que pueda suponer riesgos, o un trabajo que suponga un esfuerzo creativo. Antes de empezar a trabajar con estas técnicas, el grupo tiene que conocerse. Podremos ir introduciendo diversas acciones que exijan grados crecientes de confianza, siempre teniendo en cuenta en que momento se encuentra el grupo.

ü De cooperación: Son técnicas en las que la colaboración entre

participantes es un elemento esencial. Supone un paso más en el proceso de superar las relaciones competitivas. El grupo puede descubrir no solamente las ventajas y posibilidades del trabajo en común en cuanto a los resultados, sino como experiencia vital, desarrollando la capacidad de compartir.

ü De comunicación: Son técnicas que buscan estimular la comunicación

entre los participantes e intentan romper la unidireccionalidad de la comunicación verbal en el grupo en la que normalmente se establecen unos papeles muy determinados. Estas técnicas pretenden favorecer la escucha activa en la comunicación verbal y por otra parte, estimular la comunicación no verbal ( expresión gestual, contacto físico, mirada.....), para favorecer nuevas posibilidades de comunicación. La técnica va a ofrecer para ello, un nuevo espacio con nuevos canales de expresión de sentimientos hacia el otro y la relación en el grupo. Además, rompen los

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estereotipos de comunicación, favoreciendo unas relaciones más cercanas y abiertas.

ü Evaluación: las técnicas de evaluación son propicias para ir tomando conciencia de la situación y el proceso que el grupo va siguiendo. La evaluación se puede hacer sobre diferentes aspectos y dimensiones: relaciones establecidas, situación de cada participante en el grupo, proceso seguido, objetivos, formas de participación, clima grupal.

b) JUEGO

El juego es importante en el proceso educativo de los preadolescentes, entre otras razones por las siguientes:

Ø Los chavales respetan las reglas del juego mucho más escrupulosamente que otras reglas ( por ejemplo las de casa o la familia). El que en el juego infringe una regla no podrá contar con la comprensión que encuentra en los compañeros cuando molesta en clase.

Ø El chaval despliega en el juego energías físicas e intelectuales. Es la

función del educador aprovechar la energía liberada en el juego para favorecer la educación en valores y en proyectos de vida. Las ganas de hablar y moverse propias del chaval son una buena oportunidad para conocer la situación de los chavales.

Ø El juego posibilita que el chaval se encuentre más a sus anchas: que

se mueva con libertad y se comunique abiertamente. El juego tiene mucho más en cuenta las necesidades emocionales del chaval que cualquier otro instrumento pedagógico.

Ø El juego es además, un estimulo eficaz para la socialización y el

desarrollo de la personalidad porque facilita la integración de conocimientos, capacidades y habilidades.

c) OTROS RECURSOS MÁS CONCRETOS

• Los audiovisuales, y toda la posibilidad que actualmente ofrece esa palabra, deben ser objeto frecuente de utilización: diapositivas, videos, músicas, comics, carteles comentados, etc... Aquellos en los que intervengan los propios chavales deben ser objeto de revisión de actitudes, comportamientos, calidad técnica, etc. por los propios chavales que intervengan y el grupo que lo contemple.

• La narración sigue teniendo un carácter cautivador para esta edad.

Historias, cuentos bien contados y “creando ambiente”, siguen posibilitando trasmitir mensajes, conclusiones. En fin, una narración contada por el monitor, o por los propios chavales, requiere de un posterior comentario del grupo.

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• El carácter celebrativo es imprescindible, tanto a nivel religioso como “civil”. Los cumpleaños con el grupo, pero de una forma organizada para que no absorban todas las sesiones, es algo que se debe realizar, lo mismo que los finales de curso, o antes de cada periodo vacacional. Lo mismo sucede con las celebraciones religiosas y litúrgicas. En ocasiones podrán ser realizadas dentro del propio grupo, pero otras será necesario dejarse ver como grupo dentro de la comunidad parroquial más amplia.

• Conocimiento de la realidad

Salidas. Presencia en el entorno:

Ø Al barrio, al entorno cercano, visitas a centros-asociaciones-lugares que estén en relación con lo que se esté tratando en el grupo, para profundizar en ellos y acercarse afectivamente a dichas problemáticas sociales.

Ø Al monte, a la playa, a espacios de ocio...para potenciar la

relación de grupo, la amistad, el aspecto lúdico, la gratuidad...

• La Campaña

¿Qué es la campaña?

Es un proceso continuado y colectivo de acción-reflexión-celebración ante algún problema o situación, para que el conjunto de los chavales de nuestro ambiente (centro de estudio, el barrio, el pueblo o la ciudad,...) se sensibilice y tome mayor conciencia ante él, y un sector del mismo llegue a implicarse en acciones colectivas encaminadas a afrontar y dar respuesta a esas situaciones deshumanizadoras.

Pasos o etapas de la campaña -Sensibilización: tiene como objetivo fundamental presentar la campaña hacia el interior del grupo y hacia el exterior, sensibilización sobre el interés del punto de partida elegido. -Análisis (VER): Analizar la problemática elegida, descubrir cómo viven los chavales, ver como se posicionan las instituciones y los agentes sociales, desentrañar las causas y las consecuencias de lo constatado, e implicar a otros en todo este proceso de análisis. -Concienciación (JUZGAR): tiene como objetivo leer en creyente la realidad analizada, juzgar a la luz del Evangelio y de los valores del Reino de Dios, y animar en los chavales la valoración de lo que viven y la critica de lo deshumanizador que hay en ello. -Intervención en la realidad social (ACTUAR): en esta etapa se pretende generar procesos de acción entre los chavales, y de dirigir a las instituciones las reivindicaciones.

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• Convivencias

De día, de fin de semana, de 3-4 días en vacaciones. En toda convivencia sería conveniente que estuvieran presentes ciertos elementos como: Ø Que sea un espacio para estar juntos, hacer grupo, conocernos

mejor, pasarlo bien.

Ø Potenciar mucho el aspecto lúdico, lo creativo.. como vía para el desarrollo de actitudes y valores.

Ø Que haya momentos apropiados para la expresión religiosa.

Ø Que sea ocasión para que los chavales participen en la preparación de las diferentes actividades, (como por ejemplo viajes, limpieza...) no de contenido.

Ø Que cada fin de semana o convivencia tenga un centro de interés experiencial ( la naturaleza, la amistad en grupo,...) y que se celebre a la luz del Evangelio.

• Actividad de verano: El campamento

El verano y las actividades que en él se pueden proponer, son un tiempo especial, más pausado, donde se prima la convivencia, la relación, la educación en valores y actitudes, la gratuidad...

Realizar actividades en verano tiene sentido si se hacen en continuidad

con los objetivos marcados para el curso y si se desarrollan dentro de la programación establecida.

No puede ser algo improvisado, sino que debe estar programado desde

el inicio de curso y preparado con tiempo. El campamento es un ambiente peculiar que exige planteamientos

originales y distintos. Estas son algunas de las características del campamento:

Ø Es una situación extraordinaria. Ø Lejos de la familia. Ø En un ambiente natural. Ø Donde se prima la vida en grupo. Ø Donde se realizan actividades extraordinarias: Veladas y juegos

nocturnos... Ø Donde se celebra la fe. • Encuentros oracionales de grupo

Ø Posibilitar momentos y espacios para orar desde la contemplación de

los elementos de la naturaleza: los animales, las plantas, el mar, el fuego..., sobre todo en las convivencias, salidas, actividad de verano...

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Ø Posibilitar momentos para dar gracias, pedir perdón, hacer peticiones... aprovechando momentos importantes de la vida del grupo (final de un bloque de trabajo...)

Ø Orar a través del canto (al comienzo de las reuniones, en las

convivencias, en los encuentros...) Ø Utilización de textos no bíblicos que les puedan ser sugerentes y

evocadores, que les remitan a sus experiencias en el grupo, en casa, en sus ambientes y que les ayuden a reflexionar.

Ø Utilizar textos del Evangelio en las celebraciones y oraciones de grupo. Ø Trabajar bien el JUZGAR desde los valores evangélicos y el CELEBRAR a

través de celebraciones de la Palabra, a las que se lleve el trabajo realizado, las cosas descubiertas, los pequeños compromisos...

• Celebramos en comunidad Ø Posibilitar momentos celebrativos con otros chavales de su nivel y más

mayores (inicio o final de curso, Navidad, Semana Santa, Pentecostés...).

2.- El Agente de Pastoral de Preadolescencia (APP)

El APP (monitor o catequista), es un seguidor de Jesucristo al servicio de la Iglesia, cuya labor se orienta a acompañar el proceso de crecimiento humano y cristiano de los preadolescentes. Para esta tarea ha sido enviado por su comunidad eclesial, y en comunión con ella, desarrolla su labor bajo la acción del Espíritu.

Para comprender mejor de quién hablamos, proponemos unos “rasgos”

que nos ayuden a identificarlo desde las dimensiones de su persona:

• Humana: capaz de relacionarse con los demás, equilibrado, que vive con coherencia y es consciente de su “ser referencia” para otros, asumiendo esta responsabilidad. Con una experiencia de vida y de fe unitaria; atento a la realidad de su entorno, barrio, pueblo..., y conocedor del desarrollo evolutivo que experimentan los chavales a esta edad. Con disponibilidad y dinamismo a fin de responder a los retos que su labor conlleva.

• Espiritualidad: seguidor de Jesús, compartiendo su experiencia

cristiana con otros desde su pertenencia a un grupo o comunidad de referencia donde se favorece la unitariedad de su personalidad creyente. Desde éste revisa, contrasta y discierne su vida y su vocación a la luz del evangelio. Alimenta su fe y su esperanza con la oración personal y comunitaria, celebrando y compartiendo la vida sacramental en su comunidad eclesial. Vive el acompañamiento

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personal como un medio necesario para su propio crecimiento humano y cristiano, a la vez que lo ofrece a aquellos a quienes él anima.

• Eclesialidad: como enviado por su comunidad a la tarea que

desarrolla, ha de estar vinculado a ella afectiva y efectivamente, es decir, se siente parte activa y corresponsable de la marcha de su comunidad, asumiendo la pastoral de conjunto. Vinculado a la Iglesia local de forma adulta y militante.

• Pastoral: tiene conciencia de equipo y así desarrolla su misión coordinándose con otros animadores y haciéndose corresponsable de la labor de los demás. Conocedor de las etapas previa y posterior de la que proviene el preadolescente (infancia) y a la que se destina su labor (adolescencia-juventud). Favorecerá el protagonismo de los chavales en su propio proceso de maduración haciendo que sean también ellos protagonistas de su crecimiento personal.

• Formativa: consciente de la necesidad de capacitarse intelectualmente para mejor atender las necesidades de los chavales, se preparará adecuadamente para la tarea que desempeñe, enviado por el equipo de APP y como un servicio a la comunidad cristiana. La formación será desde una teología encarnada en la realidad y una pedagógica que favorezca el desarrollo personal de los chavales.

El Acompañante del APP

Normalmente cuando hablamos de APP nos referimos a jóvenes que han

acabado su proceso catecumenal y desde su opción cristiana orientan su compromiso en el servicio eclesial durante unos años.

Estos jóvenes, aun habiendo realizado una primera opción en el

seguimiento de Cristo, todavía están en proceso (hablamos de edades entre los 20 y 25 años). Ellos también necesitan de un acompañamiento personal que les posibilite el ir madurando en sus opciones, discerniendo su propia vocación y orientando su compromiso más estable.

Para ello es necesario contar con un Acompañante, quien sin sustituir la

labor del grupo de referencia (espacio privilegiado para la maduración integral del joven), anime y contraste la experiencia que vive en la misión, y aliente su compromiso con talante evangélico.

El acompañante deberá ser reconocido como tal por el Equipo de APP y

enviado para esta labor por la comunidad en estrecha sintonía con el Consiliario o el responsable de la Comunidad. El Consiliario

El papel propio del Consiliario es el de acompañar personalmente al sujeto

eclesial dinamizador de la pastoral, animando su experiencia cristiana,

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favoreciendo su compromiso pastoral o secular y sirviendo de vínculo de unión con la comunidad eclesial, entre otras.

El presbítero que preside la Comunidad cristiana no tiene que ser

necesariamente el Consiliario de un Equipo de APP, pero sí es conveniente ya que como garante de la comunión eclesial y responsable pastoral que es, puede favorecer la unidad entre la vida y la acción de los APP. 4 Otros agentes educativos

Otra persona que de hecho trabaja en este mundo de la preadolescencia es

el educador (de calle, profesores de religión, Cáritas...) Puede costarnos más definir su persona y trabajo, pero es clara hacia quiénes orienta su labor educativa.

Dado que el perfil humano y formativo vendrán dados por quienes les

envían, sí podemos subrayar aspectos necesarios para un mejor desarrollo de esta tarea.

- La coordinación: Es razonable pensar en la necesaria colaboración

entre los diferentes agentes que trabajan con preadolescentes y que de alguna manera tienen como objetivo final la experiencia de fe adulta del chaval.

Esta coordinación deberá ser habitual y estrecha en el territorio donde todos coincidan (parroquias, colegios, espacios de educación...) Creemos que el Sector pastoral es el que mejor integra estas realidades y que en él deberán colaborar los responsables de cada unidad de acción.

- Los objetivos: Aunque cada unidad tenga los propios, puede hacerse

necesario marcarse algunos comunes que favorezcan la integración de proyectos y optimicen resultados. No hay ninguna duda de que la acción unitaria y coordinada puede ofrecer mejores logros si es además impulsada por todos.

- Los medios: Cada objetivo conllevará un itinerario propio, pero tal

vez requiera de medios que no están al alcance de todos por igual. Ofrecer espacios comunes con generosidad nos ayuda a conocer mejor la realidad de todos y a normalizar una relación que necesariamente requiere la colaboración.

- La responsabilidad: Tal vez sea difícil marcar una figura que ostente

la responsabilidad última. Lo mejor es que en función de los objetivos y proyectos sea nombrado un coordinador responsable que anime la tarea y se encargue de impulsar la labor de todos.

4 Para poder distinguir con mayor claridad la diferencia y la relación entre la figura del acompañante y la del consiliario, y en el ámbito de los últimos documentos a nivel diocesano, remitimos al documento de la Mesa diocesana de Tiempo Libre, El acompañamiento a los grupos de EEB y de Tiempo Libre parroquial, MDTL, Bilbao, 2003.

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Las madres/padres

Las madres y los padres son los principales responsables de la educación integral de sus hijos e hijas. Además, la mayoría de los profesionales de la psicología religiosa, admiten la influencia de la familia (padres y madres) en la dirección que toma la religiosidad de los hijos e hijas.

Tradicionalmente ha sido, y en algunos casos hoy en día sigue siendo, el lugar donde se recibe la semilla de la fe. Ya es una realidad la de niños y niñas que no están siendo socializados en ambiente religioso en sus casas.

Ante esta realidad, y dada su importancia para el camino de la fe de los

hijos e hijas, se hace necesario contar con la familia para un proceso de educación en la fe en la preadolescencia. Las presencias y apoyos pueden hacerse efectivos de distintas formas:

• Al inicio del proceso: En la convocatoria de la primera etapa (10-12 años) es importante la presencia de los padres y madres: para comunicarles cómo es el proceso a llevar con sus hijos e hijas, destacar su protagonismo e importancia en éste camino, solicitar a alguno de ellos una colaboración más estrecha...

• A lo largo de todo el proceso: Aún habiendo normalmente respuestas débiles a las convocatorias a padres y madres se hace imprescindible seguir animando y contando con ellos a lo largo del proceso: pueden ayudar a orientar, a dar criterios de cómo van percibiendo sus hijos e hijas lo que reciben en el proceso educativo...

• Participación en momentos especiales: a lo largo del proceso hay momentos especialmente significativos (celebraciones en tiempos litúrgicos, evaluaciones , fiestas, cumpleaños...). Son momentos para vivir especialmente con los padres y madres como manera de ir descubriendo y compartiendo con ellos y ellas el camino que van recorriendo.

Este trabajo con padres y madres es además, ocasión para que, en algunos

casos y en las circunstancias adecuadas, ellos mismos puedan ser sujetos a evangelizar.

Por último constatar la amplia potencialidad de esta tarea con padres y

madres, la necesidad de invertir recursos en ella, el establecimiento de unos objetivos que guíen y definan el trabajo con ellos y ellas, unos espacios y tiempos, etc.