Boletín Alfonso Caso, núm. 11

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1ra. Época. Mayo - Agosto 2010. No. 11 11 ÍNDICE • Editorial • Artículo Fondo Documental Eduardo Noguera • Efemérides Robert H. Barlow, Daniel Rubín de la Borbolla, Arturo Monzón, Cristina Ál- varez, José Luis Lorenzo, Roberto Mo- reno de los Arcos. • Noticias IV Encuentro de Archivos del Distrito Federal. • Ex Libris Eduardo Noguera EDITORIAL Eduardo Noguera. Arqueólogo caballero. Conocí al maestro Noguera, personalmente, cuando ingresé al Instituto de Investigaciones Antropológicas en 1974, donde compartimos el cubículo. Para mí fue un honor no solo co- nocerlo, sino ser su alumna de doctorado en su seminario de cerámica Mesoamericana. Don Eduardo era un caballero, la conviven- cia diaria, su amabilidad, su educación en el trato hacia los demás, su elegancia en el vestir y en el hacer. Pertenecía a una generación de arqueólogos que había viajado, vivido y traba- jado intensamente, retirado ya del INAH, conti- nuaba escribiendo y dando clases. Gracias a él visitamos en numerosas ocasiones, sitios ar- queológicos, entre ellos Cantona, donde quiso brincar un muro y nosotros sus alumnos, pensamos que no lo lograría, tenía 76 años, saltó y nos dio un ejemplo de fuerza y entereza. Sin temor a equivocarme, creo que el Maestro Noguera visitó toda Mesoamérica, y de todos los sitios que recorrió y excavó supo de su cerámica y de sus materiales, publicando informes, descripciones, siempre a tiempo y certeros. El maestro Eduardo Noguera era Mesoamericanista, exper- to en cerámica, cualquier tepalcate significaba tiempo y espa- cio, e inmediatamente lo ubicaba y lo describía, no necesitaba analizarlo con técnicas sofisticadas, sólo observándolo conocía su procedencia y temporalidad. Su disciplina, su ética y su modestia lo hicieron un hom- bre excepcional, que no necesitó de reconocimientos, día a día llegaba a su cubículo puntualmente, escribía, leía y siempre estaba dispuesto a contestar cualquier duda y pregunta que pre- sentaran sus colegas y alumnos. Desde su primera excavación en 1920 en el montículo de San Pedro de los Pinos hasta sus últimos escritos en 1977, el es- tilo del maestro Noguera fue siempre el mismo. Descripción del sitio, cómo llegar a él, descripción de la excavación, de los ha- llazgos y análisis de los materiales, ubicándolos en relación con otros sitios de Mesoamérica siempre en contextos más amplios. En una ocasión tuve la suerte de poder hacerle un obsequio en la rifa de Navidad; le regalé una bufanda, el maestro con lágrimas en los ojos me lo agradeció, su sensibilidad y humanidad me hicieron ver al ser humano ya no al maestro, un ser humano lleno de sabiduría, tranquilo consigo mismo, conocedor de su trabajo pero que continuaba activo, curioso y anhelante de saber más de nuestro pasado. El maestro Noguera trabajó hasta el último día de su vida, entregado, disciplinado y siendo un caballero. MARI CARMEN SERRA PUCHE Instituto de Investigaciones Antropológicas Arq. Eduardo Noguera Auza

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1ra. Época. Mayo - Agosto 2010. No. 11

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Índice

• Editorial• Artículo

Fondo Documental Eduardo Noguera

• EfeméridesRobert H. Barlow, Daniel Rubín de la Borbolla, Arturo Monzón, Cristina Ál-varez, José Luis Lorenzo, Roberto Mo-reno de los Arcos.

• NoticiasIV Encuentro de Archivos del Distrito Federal.

• Ex LibrisEduardo Noguera

editorial

Eduardo Noguera. Arqueólogo caballero.

Conocí al maestro Noguera, personalmente, cuando ingresé al Instituto de Investigaciones Antropológicas en 1974, donde compartimos el cubículo. Para mí fue un honor no solo co-nocerlo, sino ser su alumna de doctorado en su seminario de cerámica Mesoamericana.

Don Eduardo era un caballero, la conviven-cia diaria, su amabilidad, su educación en el trato hacia los demás, su elegancia en el vestir y en el hacer. Pertenecía a una generación de arqueólogos que había viajado, vivido y traba-jado intensamente, retirado ya del inah, conti-nuaba escribiendo y dando clases.

Gracias a él visitamos en numerosas ocasiones, sitios ar-queológicos, entre ellos Cantona, donde quiso brincar un muro y nosotros sus alumnos, pensamos que no lo lograría, tenía 76 años, saltó y nos dio un ejemplo de fuerza y entereza.

Sin temor a equivocarme, creo que el Maestro Noguera visitó toda Mesoamérica, y de todos los sitios que recorrió y excavó supo de su cerámica y de sus materiales, publicando informes, descripciones, siempre a tiempo y certeros.

El maestro Eduardo Noguera era Mesoamericanista, exper-to en cerámica, cualquier tepalcate significaba tiempo y espa-cio, e inmediatamente lo ubicaba y lo describía, no necesitaba analizarlo con técnicas sofisticadas, sólo observándolo conocía su procedencia y temporalidad.

Su disciplina, su ética y su modestia lo hicieron un hom-bre excepcional, que no necesitó de reconocimientos, día a día llegaba a su cubículo puntualmente, escribía, leía y siempre estaba dispuesto a contestar cualquier duda y pregunta que pre-sentaran sus colegas y alumnos.

Desde su primera excavación en 1920 en el montículo de San Pedro de los Pinos hasta sus últimos escritos en 1977, el es-

tilo del maestro Noguera fue siempre el mismo. Descripción del sitio, cómo llegar a él, descripción de la excavación, de los ha-llazgos y análisis de los materiales, ubicándolos en relación con otros sitios de Mesoamérica siempre en contextos más amplios.

En una ocasión tuve la suerte de poder hacerle un obsequio en la rifa de Navidad; le regalé una bufanda, el maestro con lágrimas en los ojos me lo agradeció, su sensibilidad y humanidad me hicieron ver al ser humano ya no al maestro, un ser humano lleno de sabiduría, tranquilo consigo mismo, conocedor de su trabajo pero que continuaba activo, curioso y anhelante de saber más de nuestro pasado. El maestro Noguera trabajó hasta el último día de su vida, entregado, disciplinado y siendo un caballero.

MARI CARMEN SERRA PUCHEInstituto de Investigaciones Antropológicas

Arq. Eduardo Noguera Auza

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artÍcUlo“Fondo docUMental edUardo noGUera”

En octubre del presente año se cum-ple un aniversario más de la funda-ción del Instituto de Investigaciones Antropológicas, el número 37. Por tal motivo, nos pareció pertinente recordar a uno de sus fundadores, el Arq. Eduardo Noguera. A continua-ción proporcionamos una semblanza de este importante arqueólogo mexi-

cano y aprovechamos la oportunidad para comunicarles que ya pueden ac-

ceder a la información contenida en su acervo por medio de un Inventario de sus documentos textuales.

Eduardo Noguera Auza nació en la ciudad de México el primer día de marzo de 1896. Sus estudios iniciales y parte del bachillerato los cursó en el Instituto Científico de México, institución jesuita, (ubicado en la actual Casa de los Mascarones). En 1911 viajó a Bélgica con el fin de concluir sus estudios de bachillerato y cursar los superiores. Planes que se ven truncados por la repentina muerte de su padre y el estallido de la Primera Guerra Mundial, motivos que lo obligan a regresar a México.

Seis años después, en 1917, el joven Eduardo dejó nuevamente nuestro país, pero ahora partió con destino a Esta-dos Unidos, donde obtuvo la beca He-menway para estudiar en la Universidad de Harvard diversos cursos sobre ar-queología y etnología hasta 1921 en que regresó a México. Permaneció en suelo mexicano hasta fines de ese año cuando

viajó a Francia con la idea de tomar cursos de prehistoria y an-tropología en L’Ecole d’Antropologie, el College de France y en los Museos de Louvre y Saint Germain. Además de planear la visita a los principales museos de Bélgica, Inglaterra y del sur de Ale-mania.

A su regreso a nuestro país, en 1924, se incorporó al Departamento de Monumentos Arqueológicos, mismo que

después se convertiría en el Mu-seo Nacional de Antropología, en donde sería nombrado Jefe de Arqueólogos, puesto que ocupa-ría de 1925 a 1941. Para la dé-cada de 1946 a 1956, ocuparía el cargo de Director del Museo Nacional de Antropología y de Monumentos Prehispánicos.

En cuanto a su vida personal, contrajo nupcias con Margarita Torres en 1926, quien se-ría su inseparable compañera durante muchos años, hasta su lamentable fallecimiento en 1974. Irremediable pérdida de la cual Don Eduardo nunca se recuperó. De esta unión le quedó una hija, Luisa Margarita.

A finales de la década de los 30’s y principios de los 40’s, Noguera llevó a cabo una intensa labor de difusión de diferentes sitios arqueo-lógicos, además de numerosas ciu-dades de nuestro país, que recorrió recogiendo datos sobre su historia, tradiciones, arquitectura y demás atracciones turísticas, información que se vio reflejada en un nutrido número de artículos de divulgación publicados tanto en la Revista Mapa,

como en Esta Semana en México, en la Revista Nacional de Turismo, así como en el Excélsior y El Universal Ilustrado, entre otros.

Fue a partir de septiembre de 1957, después de cumplir más de treinta años como investigador del Instituto Nacional de Antropolo-gía e Historia (inah), cuando ini-ció su jubilación. Sin embargo, no descuidó sus actividades docentes ya que continuó impartiendo cáte-dra en la Escuela Nacional de An-tropología e Historia (Enah) así como en el Mexico City College (actual Universidad de las Améri-cas) y participando como sinodal en diversos exámenes profesionales.

El profesor Noguera había iniciado sus actividades ma-gisteriales en 1938, impartiendo cursos de arqueología, de cerámica prehispánica, de estratigrafía, de arqueología de Norte y Sud América, tanto en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México

París, c. 1923

Programa de cursos de la École D’Anthropologie et

Institut International D’Anthropologie,

1922-1923.

Exploraciones en Acámbaro. (Fondo Antonio

Pompa y Pompa)

Cd. Obregón, Sonora.Mayo, 1958.

Arq. Eduardo Noguera

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(unam), en el Instituto Politécnico Nacional (ipn), y a partir de 1940 en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (inah), así como en el Mexico City College donde impartió cursos durante el período comprendido de 1950 a 1961.

Este último año reinició sus actividades como investiga-dor institucional, pero ahora en la unam, en el Instituto de Investigaciones Históricas, en el cual dos años después se crearía la Sección de Antropología, antecedente del Institu-to de Investigaciones Antropológicas, siendo así uno de los pioneros de este importante centro académico, mismo que lo arroparía hasta el final de sus días.

El profesor Eduardo Noguera perteneció a diferentes sociedades científicas, entre ellas la Sociedad Mexicana de Geografía e Historia, la Société de Américanistes de Paris, la Anthropological Society, la Society for American Ar-chaeology, así como a la Sociedad Mexicana de Antropo-logía de la cual fungió además como Secretario y en que la fue nombrado miembro vitalicio en 1977.

Entre los eventos académicos a los cuales asistió están los Congresos Internacionales de Americanistas realizados tanto en Nueva York (1928) como en México (1938) y en Cambridge, Inglaterra (1952); el Congreso de la Sociedad Arqueológica Americana realizada en Norman, Oklahoma (1953), así como el Congreso de la American Archaeologi-cal Society realizado en Alburquerque y Santa Fe en Nuevo México (1946).

El arqueólogo Noguera es el precursor en México del estudio científico de la ce-rámica arqueológica, tema que le apasionó durante toda su vida académica y sobre el cual publicó copiosas investigaciones, sien-do la primera de ellas Algunas característi-cas de la cerámica de México, publicado en

París en el Journal de la Société des Américanistes en fecha tan temprana como 1930.

Realizó numerosas exploraciones, principalmente en el centro del país, entre ellas: el montículo de San Pedro de los Pinos, Tlatelolco, el Ce-rro de la Estrella, Tenayuca, Texcoco, Culhuacán, Zapoti-tlán, Teotihuacán, Xochimil-co, Xochicalco, Tulancingo, Cholula. Además de incluir regiones más alejadas del centro como El Opeño en Mi-choacán, Monte Albán y Mit-la en Oaxaca, Casas Grandes en Chihuahua, y la zona maya, entre muchas otras.

El arqueólogo Eduardo Noguera produjo más de 500 obras científicas y de divulgación −libros, artículos y rese-ñas. Entre ellas podemos mencionar los siguientes títulos: Los Altares de Tizatlán (1927); Extensiones cronológico-culturales y geográficas de las cerámicas de México (1932);

Exploración del montículo de San Pe-dro de los Pinos (1945); Exploraciones en Xochicalco (1945); La cerámica arqueológica de Cholula (1954); La estratigrafía de Tizatlán, en coautoría con Román Piña Chan (1954); Talla Prehispánica en Madera (1958); La cerámica arqueológica de Mesoaméri-

ca (1965); La cerámica funeraria y ritual de Mesoaméri-ca (1967); Excavaciones en sitios posclásicos del Valle de México (1969), Arqueología de Mesoamérica (1975); Exca-vaciones en el Estado de Puebla, Distrito de Tepeaca, Ama-lucan, Río Atoyac, Tehuacán (1977), entre muchos otros.

Después de una larga y fructífera existencia, don Eduar-do Noguera Auza falleció el 18 de febrero de 1977 en la ciudad de México, pocos días antes de cumplir los 81 años de edad.

Acervo documental

El acervo fotográfico del profesor Noguera se encuentra debidamente estabilizado y almacenado, aunque parcial-mente identificado y en espera de ser catalogado.

En cuanto a su importante acervo textual ya está Inventaria-do. Lo integran 714 expedientes, mismos que están adecuadamente almacenados en 15 cajas para ar-chivo histórico. Está formado por documentos generados durante el período de 1918 a 1979, siendo la documentación de tipo personal escasa y entre la cual contamos con correspondencia, algunos do-cumentos médicos (análisis, radiografías), así como docu-mentación oficial.

En lo que se refiere a la documentación académica, ésta abarca la mayoría del acervo. En él se localizan algunos de los proyectos de investigación desarrollados por Noguera como las Secuencias culturales en el Valle de México; la Correlación de datos arqueológicos con hechos históricos, del proyecto Puebla-Tlaxcala, entre otros. Así como los in-formes de las exploraciones realizadas en Xochimilco, Tu-lancingo, Cerro de la Estrella, Xochicalco y otros.

Noguera con un grupo de arqueólogos mormones en

Teotihuacan, Noviembre, 1955.

Los Tanques, Sonora.Mayo, 1958.

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NOTICIAS

El Archivo Histórico del Distrito Federal “Carlos de Sigüenza y Góngora” y el Archivo Históri-co de banamEx invitan al IV En-cuentro de Archivos del Distrito Federal “Las ciudades iberoame-ricanas a través de sus archivos” que se realizará los días 25, 26 y 27 de agosto de 2010 en el Audi-torio Plaza Banamex.

EFEMÉRIDESNació Robert Hayward Barlow en Leavenworth, Kansas, E.U., el 18 de mayo de 1918.El antropólogo Daniel Fernando Rubín de la Borbolla Cedillo nació en Puebla el 4 de junio de 1907.Arturo Monzón, etnólogo, nació en Aguascalientes el 10 de junio de 1917.El 6 de julio de 1990 falleció la linguista Cristina Álvarez en la ciudad de México.El arqueólogo José Luis Lorenzo falleció el 23 de julio de 1996.El historiador Roberto Moreno de los Arcos falleció el 1° de agosto de 1996.

También cuenta con planos de las exploraciones arqueo-lógicas realizadas en diversos monumentos de diferentes si-tios arqueológicos como la pirámide de Cholula, El Templo de las Inscripciones (Palenque). Además de contar con los planos del Museo de Tenayuca; el Guión para la Sala de Arqueología del Norte de México del Museo Nacional de Antropología y las Guías de distintos sitios arqueológicos.

Asimismo se encuentra la documentación administrativa de las exploraciones realizadas en El Opeño, Michoacán, co-mo recibos, listas de raya, comprobaciones de gastos, etc.

De su actividad docente dan fe los programas de los cursos impartidos por el profesor Noguera tanto en la Enah como en el Mexico City College. Los trabajos de sus alum-nos así como los exámenes aplicados en las materias que impartió.

Además se encuentran los apun-tes y dibujos de distintos tipos de ce-rámica como la teotihuacana; la de Cholula; la de “El Tepalcate” Chimal-huacán; la azteca; la maya; la Capacha en Colima; la de Usulután (El Salva-dor). Así como diversas ilustraciones para algunas de sus publicaciones.

Cuenta también con correspondencia académica, así como con la documentación administrativa de su membre-sía en diversas instituciones científicas como la Sociedad Mexicana de Antropología (sma).

Eduardo Noguera, Pablo Martínez del Río, Isabel Kelly y Juan Comas. México, 1957. (Fondo Juan Comas)

DIRECTORIOCarlos sErrano sánChEz

Directorluis barba pingarrón

Secretario AcadémicoaliCia CErvantEs Cruz

Coordinadora de la BibliotecaaliCia a. rEyEs sánChEz y José luis dE la rosa r.

Recopilación de información y elaboración de artículosDiseño • César Augusto Fernández Amaro

Corrección de estilo • Adriana IncháusteguiApoyo gráfico • Silvia Abdalá Romero

Apoyo editorial • Martha González Serrano

EX LIBRIS

Serpiente emplumada del Templo principal

de Xochicalco.

Contiene los mecanuscritos e impresos de algunas de sus reseñas y artículos entre los que están: Las ruinas de La Quemada (1926); Al-tares de Tizatlán, Tlaxcala (1927); Informe sobre los Relieves de Santa Cruz Acalpixcan (1928); Informe sobre las ruinas de Monte Albán, Mitla y Quiotepec (1928); El metal entre los pueblos del México Antiguo (1937); ¡Jarros, cazuelas, botellones! (1937); El Carnaval de Huejotzingo (1940) y El día de muertos (1941), entre otros.

Este importante acervo documen-tal ya se encuentra disponible para su consulta en el Área de los Fondos Docu-mentales “Alfonso Caso”.