Examen de dibujo Artístico

Opción A Pasos procedimentales para la elaboración de un dibujo de mímesis a partir de un modelo dado utilizado como soporte y herramientas papel de dibujo, lápices de grafito, y materiales auxiliares que se consideren oportunos (goma, difumino, etc.)

Nuestro primer paso consistirá en el encaje de las formas predominantes de la composición efectuándolas de manera lo más esquemática posible, determinando posibles ejes de simetría y cuidando que la relación de medidas entre ellas sea proporcional a las del modelo aún siendo este de formato inferior al que nosotros adoptemos.

Después procederemos, una vez comprobada varias veces dicha relación de medidas antes mencionada, con ayuda de la goma si se considera conveniente, a ir suavizando trazos y, con ayuda del lápiz, a dotarlos de mayor intencionalidad, haciendo si es necesarios todos los ajustes que veamos convenientes.

Una vez conseguido esto, procederemos a dar la primera grisalla, siendo esta muy suave dejando si se ve conveniente las zonas de máxima luminosidad en blanco, aunque pueden ser cubiertas también, teniendo en cuenta que con el uso de la goma a la manera de un “lápiz blanco” podremos recuperarlas dándole incluso un mayor realce a dichas zonas iluminadas por el contraste.

A partir de este punto y teniendo el andamiaje de la composición seguro, nuestro trabajo consistirá gradualmente y de manera comparativa y constante con todas las zonas de la composición en ir creando las gradaciones de grises necesarias para crear un efecto lumínico y volumétrico convincente, es importante primero localizar, ya sea mentalmente o físicamente, los extremos de dicha gama de grises, es decir, localizar en la composición tanto la o las zonas de máxima luminosidad (blanco), así como las zonas de máxima oscuridad (gris oscuro o incluso negro), para así ubicar mejor los grados intermedios.

Así nuestro proceso de construcción o elaboración del claoscuro consistirá en ir desplazándonos a diversas zonas de la composición para ir definiendo dichas zonas, siempre sin olvidarnos de comparar dicha zona que estamos trabajando con el total de composición y con el modelo para así asegurarnos de que la relación entre el detalle y el aspecto general de la composición guarda cierto equilibrio y no se aleja de manera excesiva del modelo que nos sirve de referencia.

Dicho proceso guarda un cierto carácter de “dos pasos hacia delante – uno hacia atrás” debido a que es un proceso de tanteo constante, de revisión constante de lo que hemos ya conseguido y su comparación con el modelo, y de conquista de posiciones de los grises por medio del lápiz de grafito, el difumino o los dedos si lo creeemos necesario, y de recuperación de zonas de luz con la ayuda de la goma, dicha “pugna” entre luz y sombra da al trabajo que estamos realizando un plús de vida y expresividad que depende de nosotros otorgarle y del que el modelo, en la mayoría de los casos, carece.