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·e. Alejandro Taleda / Daniel González Dueñas Un experimento en clave autobiográfica Entrevista a Salvador Elizondo ALEJANDRO TOLEDO: ¿El primer proyecto en la escritura fue Farabeuf? SAL VADO R ELIZO DO: Venía escri- biendo desde mucho tiempo atrás, desde los diez años de edad; en ese tiempo comencé mis diarios. La mayo- ría de los materiales de mis libros proce- den de esos cuadernos en los que anoto cuestiones de carácter personal y cosas que se me ocurren. Farabeuf no fue el primer libro que publiqué; fue, sí, el primero considerado por el público y la crítica como un producto de orden pro- fesional. En 1960 publiqué un libro de poemas, y más tarde un estudio crítico sobre la obra cinematográfica de Lu- chino Visconti. AT: A la vez en los inicios de esa década dirigió la película Apocalipsis 1900. SE: Mi relación con el cine data de mi primera infancia. Mi padre era produc- tor cinematográfico; prácticamente viví esos años en un estudio de cine. Fui tes- tigo ocular de los orígenes de la época de oro del cine mexicano. Vi ese es- plendor así, de cerca, de primera mano. Pero me temo que el cine ha dejado to- talmente de interesarme. Tampoco puedo revivir las emociones que me produjo porque ha pasado mucho tiempo desde que me ocupaba del fenó- meno cinematográfico y mi vida ha cambiado. Intenté hacer cine, fracasé, y con los conocimientos que había adqui- rido asumí de modo exclusivo la litera- tura. Porque mi interés por el cine se deri- vaba ya de mi fracaso como pintor. De actividades estrictamente visuales llegué a la escritura. Pasé de la pintura al cine, ..•. y habiendo fracasado en ambas (aunque aprendí muchas cosas que me interesa- ban) llegué a la literatura. Apocalipsis 1900 es una película hecha con tomas de grabados científicos de finales del si- glo XIX, un juego de montaje para narrar muy vagamente una historia. Ciertas voces en off hacían alusiones lite- rarias en francés; esto debido a que pen- samos enviarla al Festival de Cine Expe- rimental de Avignon. Estas voces tenían como fondo música del París de fines.de siglo, canciones de IVette Gilbert y una sonata de César Franck. En las primeras imágenes aparecen algunos personajes de Proust. Fue un acontecimiento cultu- ral entre un grupo de amigos, nada más. Salvador Elizondo 37 DANIEL GONZÁLEZ DUEÑAS: Quizá de algún modo la pintura y el cine pu- dieron desembocar en Farabeuf, porque el· aspecto visual es importante en la novela. En cuanto al cine, usted habla en su autobiografía del principio de montaje de Eisenstein. SE: Sí, todo está dirigido a Farabeuf; pintura, cine, todo confluye en la no- vela. Siempre me interesó Eisenstein; armé incluso un libro con los dibujos que acompañaron a la filmación de ¡Que viva México! en 1928. Antes de 'escribir Farabeufyo me había interesado en sus teorías del montaje; mucho tiempo las estuve estudiando hasta queme di cuen- ta de que su principio del montaje lo tomó del sistema mediante el cual fun- ciona la escritura china. Ésta procede por el sistema de montaje; los ideogra- mas no pueden representar ideas abstractas. En chino no puede decir "alma"; este idioma debe recurrir al sistema de montaje que consiste en el choque, en la slntesis de dos imágenes concretas que se conjugan y producen en el espectador una tercera imagen. Durante dos años estudié el idioma chino en El Colegio de 'México, pero no me interesaba más que la escritura, sa- ber cómo funcionan esos ideogramas. En China el sonido es lo de menos, cada quien habla con el sonido que quiere; no hay lengua china, unos y otros no se entienden hablando, deben escribirse los caracteres en la, palma de la mano para entender. La escritura es univer- sal, en ella no hay más que imagen. No de un modo estricto sino en la manera en que un impulso literario me lo permitía, en Farabeuf intenté aplicar ese principio de la escritura china. El 00

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Alejandro Taleda / Daniel González Dueñas

Un experimento en claveautobiográfica

Entrevista a Salvador Elizondo

ALEJANDRO TOLEDO: ¿El primerproyecto en la escritura fue Farabeuf?

SALVADO R ELIZO DO: Venía escri­biendo desde mucho tiempo atrás,desde los diez años de edad; en esetiempo comencé mis diarios. La mayo­ría de los materiales de mis libros proce­den de esos cuadernos en los que anotocuestiones de carácter personal y cosasque se me ocurren. Farabeuf no fueel primer libro que publiqué; fue, sí, elprimero considerado por el público y lacrítica como un producto de orden pro­fesional. En 1960 publiqué un libro depoemas, y más tarde un estudio críticosobre la obra cinematográfica de Lu­chino Visconti.

AT: A la vez en los inicios de esa décadadirigió la película Apocalipsis 1900.

SE: Mi relación con el cine data de miprimera infancia. Mi padre era produc­tor cinematográfico; prácticamente vivíesos años en un estudio de cine. Fui tes­tigo ocular de los orígenes de la épocade oro del cine mexicano. Vi ese es­plendor así, de cerca, de primera mano.Pero me temo que el cine ha dejado to­talmente de interesarme. Tampocopuedo revivir las emociones que meprodujo porque ha pasado muchotiempo desde que me ocupaba del fenó­meno cinematográfico y mi vida hacambiado. Intenté hacer cine, fracasé, ycon los conocimientos que había adqui­rido asumí de modo exclusivo la litera­tura.

Porque mi interés por el cine se deri­vaba ya de mi fracaso como pintor. Deactividades estrictamente visuales lleguéa la escritura. Pasé de la pintura al cine,

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y habiendo fracasado en ambas (aunqueaprendí muchas cosas que me interesa­ban) llegué a la literatura. Apocalipsis1900 es una película hecha con tomasde grabados científicos de finales del si­glo XIX, un juego de montaje para

narrar muy vagamente una historia.Ciertas voces en off hacían alusiones lite­rarias en francés; esto debido a que pen­samos enviarla al Festival de Cine Expe­rimental de Avignon. Estas voces teníancomo fondo música del París de fines.desiglo, canciones de IVette Gilbert y unasonata de César Franck. En las primerasimágenes aparecen algunos personajesde Proust. Fue un acontecimiento cultu­ral entre un grupo de amigos, nadamás.

Salvador Elizondo

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DANIEL GONZÁLEZ DUEÑAS: Quizáde algún modo la pintura y el cine pu­dieron desembocar en Farabeuf, porqueel· aspecto visual es importante en lanovela. En cuanto al cine, usted hablaen su autobiografía del principio demontaje de Eisenstein.

SE: Sí, todo está dirigido a Farabeuf;pintura, cine, todo confluye en la no­vela. Siempre me interesó Eisenstein;armé incluso un libro con los dibujosque acompañaron a la filmación de ¡Queviva México! en 1928. Antes de 'escribirFarabeufyo me había interesado en susteorías del montaje; mucho tiempo lasestuve estudiando hasta queme di cuen­ta de que su principio del montaje lotomó del sistema mediante el cual fun­ciona la escritura china. Ésta procedepor el sistema de montaje; los ideogra­mas jeroglífi~os no pueden representarideas abstractas. En chino no ~ puededecir "alma"; este idioma debe recurriral sistema de montaje que consiste en elchoque, en la slntesis de dos imágenesconcretas que se conjugan y producenen el espectador una tercera imagen.Durante dos años estudié el idiomachino en El Colegio de 'México, pero nome interesaba más que la escritura, sa­

ber cómo funcionan esos ideogramas.En China el sonido es lo de menos, cadaquien habla con el sonido que quiere;no hay lengua china, unos y otros no seentienden hablando, deben escribirselos caracteres en la, palma de la manopara entender. La escritura sí es univer­sal, en ella no hay más que imagen.

No de un modo estricto sino en lamanera en que un impulso literario melo permitía, en Farabeuf intenté aplicarese principio de la escritura china. El

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primero eñ darse cuenta de ese funcio­namiento del lenguaje fue Mallarmé;para el gran poeta francés el espacio, eluniverso de la escritura, es la página enblanco. Mallarmé incluso divide enáreas negras y blancas, y considera queel blanco es tan importante (porquees el silencio) como el negro de la letra.Ocurre lo mismo en la música: el silen­cio vale tanto como una nota.

El montaje me interesaba desde laépoca en que era pintor. Hice por ejem­plo un cuadro que representaba el fororomano, pero sintetizado geométrica­mente: no aparecían más que algunosfragmentos de ese lugar pero daban laimpresión, la idea de la totalidad delforo. En Farabeuftraté de hacer lo mis­mo, es decir, son ~odas imágenes dialéc­ticas que chocan unas con otras. Por eso

. se habla tanto de un espejo:' las situado­

nes que se dan de un lado se reflejaninvertidas. ·También por eso las referen­cias de izquierda y derecha: ellasti~nden a producir un espaciamientogeométrico.

La novela es lo que dice el subtítulo:"La crónica de un instante". Nó la cró­nica que dura un instante sino lacrónica de un instante. La descripciónde una guerra puede durar más de loque ella tardó en ocurrir.

DGD: Pero la suma de materiales queC0flt1Jone'l esa narración implicaría unalectura que podría incluso durar años.Ela es la nactitud de FarabeUf: los ele·.entol de la crónica son escuetos, ycutmdo se re/Jiten es Para señalar otrolignificado. El tamllién la idea del ideo­grmaa chino, del poema que es tantoi""'len COfItO sonido. PoeSÚJ visual, /Jin.tura, que despierta un sonido que al.i.nNo tiempo despierta otra imagen.

SE: El poema' chino es enteramente vi·sual, sí, pero la prosa no podía yohacerla enteramente visual. Es puro len­guaje.

AT: Sin ne1Hargo, ha habido numerososintentos de llevar la novela al cine, o altuJIOI el referente prímordial de la lec·CUra·e. ciflellUltográfico.

SE: Si, pero es imposible la adaptación.Una vez cedi los derechos a un produc·

...

.

. tor de apellido Barranco, hace más de

veinte años. Llegó a presentarme unscript enorme y absurdo; empezaba conún poema de Octavio Paz e incluía ído­los prehispánicos, etcétera. Yo pensaría,en cambio, en· las películas de los auto­res del nouveau roman, el Resnais de Elaño pasado en Marienbad, por ejemplo.Esta corriente me influyó mucho. Sobretodo en cuanto a su descubrimiento deluso del tiempo en el cine.

Farabeuf está construida con base enimágenes contrapuestas, como en elfamoso experimento de Lev Vladimiro­vich Koulechov: el director ruso tomaun tramó de una película· anterior en

que aparecía el rostro inmóvil y absolu­tamente inexpresivo de Mosjoukine, elcélebre actor de los años veinte, mi­rando un punto fuera de cuadro, A estaescena le intercala otras imágenes, quepor tanto Mosjóukine parece estar mi­rando: una vela,' un plato de sopa y unamujer desnuda. El mismo rostro parecíatener expresiones muy diferentes deacuerdo a la imagen con la que se con­traponía.

DGD: Hay otra versión de este experi­mento, según la cual se trataba deun féretro, un plato de sopa y un niñojugando.

SE: Ah, sí, un féretro. Al menos en micaso, como lo recuerdo, la mujer des­nuda siempre aparecía.

El error

AT: A partir de estas experiencias visua·les o plásticas, ¿cómo avanzó su escri·tura7

SE: Por los caminos que hemos trazadoal hablar de FarabeuJ. Esta novela es­taba ya en Mortiz esperando su turnode publicación, cuando entregué a laeditorial Era mi libro de cuentos Nardao el verano. Al parecer, no les interesómucho; se trataba entonces de una edi­torial de republicanos españoles, que noestaban muy c.ontentos con esos relatos:les deben haber chocado por frívolos o

amorales.Farabeuf salió de atrás como los caba­

llos en el hipódromo. Porque entoncesno se hablaba más que de Gaz.apo, era

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casi seguro que Gustavo Sáinz obtuviera

el premio "Xavier Villaurrutia". Todose conjugaba en torno a la onda yGazapo. Cuando Farabeuf ganó el Vi­lIaurrutia, inmediatamente me hablaronlos editores de Era para decirme que yaiban a publicar Narda o el verano. Saliómuy pronto.

DGD: Este libro también le reservó unaexperiencia cinematográfica desagrada­ble, la adaptación de Juan Guerrero en1968 en la que Amedée Chabot inter­preta a Narda y los amigos son HéctorBonilla y Enrique Álvarez Félix.

SE: Le dije a Juan Guerrero: "Esta pe­lícula no se puede hacer: los personajesno existen". Él insistía: "¡Pero cómo novan a existir!" "No existen, En el cine

todo se tiene que ver, pero esa condi­ción no la tiene la literatura. Los per­sonajes no pueden ser visto en cine, noexisten más que como palabras escri·tas." Pero Juan Guerrero estaba obsti­nado; me compró los derechos delrelato, recuerdo. en quince mil pesos,que era lo que se pagaba entonces. Aúncuando firmamos el contrato le dije:"Te aconsejo que no la hagas". "Sí, ten­go una enorme fe en esta película."

Naturalmente la película fue un fra­

caso.Como reflejo de Farabeuj, Narda o

el verano tuvo también bastante éxito.Era yo el escritor de moda en esos años.Pero entonces ocurrió una cosa grave.Estaba envanecido; era yo un escritortruculento y desagradable. La gente mede,cía (lo que era una muy buena pautapara mí en lo personal): "Leí tu libro;hasta las cinco de la mañana pude porfin lanzarlo al suelo, deshacerme de él,aventarlo lejos". Y yo me decía: "Sí, lolanzó al suelo pero estuvo leyéndolohasta las cinco de la mañana, Algo debetener el libro". Leían de ese modo pormorbosidad. Era yo el escritor trucu­lento por excelencia.

AT: ¿Usted pensó en agredir al lector'

SE: No, yo no había pensado para nadaen el público, Ahí es precisamentecuando ocurrió esta cosa grave para mí,cuando me puse a pensar: "Ahora yame debo al público, tengo que estar

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1<:/ txtranjtro. de Visconti

pendiente de él". Entonces cometí unerror funesto. A un editor español, Ra­

fael Giménez Siles, se le ocurrió unaidea estrafalaria: encargó a los jóvenesescritores de esa época redactar auto­biografías. ¿Quién rechaza una propues­ta así? Fue un gran error, cuandomenos en mi caso, porque me dije: "Yosoy el truculento yeso es lo que el pú­blico quiere. Ahora, para seguirteniendo éxito, les voy a dar truculen­cia". Tuve un éxito arrollador.

De los escritores convocados yo era elde más edad, y tenia treinta y tresaños... Cualquier cosa que me había pa­sado la amplifiqué a proporcionesirracionales. Esa autobiografía tienemuchas omisiones y exageraciones; laverdad está oculta en eso que quería lagente.

No he vuelto a publicar ese libroporque tendría que hácerle múltiplesenmiendas. No inventé ni conté menti­ras; simplemente omití algunos aspectosy lo que está narrado se cuenta contremendismo. Era el punto de vista delautor de "éxito".

AT: La autobiografía también funcionócomo una suerte de apéndice de fara­heuf¡ de algún modo explicaba ciertasactitudes literarias.

...

· ..

SE: Las explicacioñes de Farabeuflas es­toy formulando y todavía no las acabo

de crear a estas alturas. Cada vez queme preguntan invento una. La que másuso es la del montaje, pero tengo tam­bién una generada por la filosofía deBataille (que se me ha atribuido muchosin ser cierto); de otro modo tambiénhablo de lo histórico, geográfico, pictó~

rico, fotográfico, etcétera.La explicación con la que me quedaría

finalmente es la del montaje, el intentode aplicar el principio de montaje a lacomposición literaria. Creo que esto sa­tisfaría la mayor parte de las preguntasque se podrían hacer acerca de en quéconsiste el método Farabeuf, pero yopuedo agregar muchas interpretacionesmás.

DGD: ¿Qué papel cumple entonces laautobiografía en su proyecto literario?

SE: En mi opinión comporta muchas de­ficiencias, y por ellas no me he vuelto aocupar de ese libro ni quisiera que sepublicara nuevamente hasta que no lohaya rehecho por completo, ya guar­dando las debidas proporciones de loque debe ser un libro de memorias. Si aestas alturas publico este libro, la genteva a pensar que estoy completamenteloco..

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DGD: ¿Por qué le parece indebido modi­ficar los hechos o amplificarlos si lamemoria lo hace, o bien si la literaturaes eso mismo? Y al trabajar la auto­biografía, actualizándola, ¿no se lequitaria la fuerza que tiene, el espíritude la época?

SE: Sí, seguramente, pero ese es elriesgo que toman todos los escritores.Siento ahora que los incidentes que apa­recen en ese libro están sobredramatiza­dos, y no es para tanto.

AT: En cuanto a sus ideas literarias dela época de Faraheuf y Narda..., ¿ustedguardaría también una distanciacritica como la que tiene con la autobio­grafía?

SE: Sí, la guardo, y siempre la he tenidoen la medida en que nunca me he atre­vido a formular un libro definitivo.Creo que todas las tentativas que he he­cho son experimentales, ningunade ellas es definitiva. Creo que el mo­mento en que llegue a escribir un libroque no tenga el carácter de búsqueda,es que ya. habré logrado obtener el do­minio dé la escritura que pretendo. Poreso todos mis libros, desde Farabeufhasta Elsinore, constituyen la prosecu­ción de esa búsqueda, una búsquedaque no es siempre la misma. Al princi­pio buscaba la transmisión más directaposible de la imagen mental a la hoja depapel, es decir, sin que lo que media en­tre la mente y la mano intervenga. Enese camino llegué a un texto que mu­chos han calificado como suicida, que es"El grafógrafo".

La consecuencia lógica de la escriturade ese texto es que yo no hubieraescrito absolutamente nada más. "Elgrafógrafo" ya no es visible, no sepuede fotografiar, representar, vamos,no se puede ni escribir. Cuando lo ter­miné me dije: "Ahora sí estoy metidoen un lío grave". Bueno, todo lo graveque pueden ser los líos literarios.

AT: Pero sí representó una especie devacío.

SE: Sí, después de ese libro'ya no pare­cía haber nada para mí. Yo no teníasalida después de El grafógrafo, más que

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a través de la lectura. La salida me ladio un texto que me había causado unaespecie de desilusión de carácter espiri­tual muy honda en otra época; me topéde nuevo con él y me señaló que aún ha­bía mucho que hacer: fue el FinnegansWaAe de James Joyce. Entonces me dicuenta de que El grafógrafo no era másque el comienzo.

El público soy yo

AT: lPodriamos hablar de una primeraetapa de su escritura, que iria de Fara­beuf a El grafógrafo?

SE: No creo; preferiría que se hablarade una sola etapa que llega hasta Elsi­nore, porque encuentro en todos mislibros una solución de continuidad.

DGD: Pero de 1972 a 81, en que apa­

rece la obra de teatro Miscast, hay éasiuna década de silencio.

SE: Sí, tal vez cronológicamente puedasentirse eso. También influyen las cosasde la vida. Así, yo había vivido siempreen la casa paterna. Naturalmente, cuan­do me casé salí de ella. Hace quince odieciséis años murieron mis padres yvine de nuevo a esta casa. Desde enton­ces escribí menos y pensé más. Ya teníaesa estabilidad necesaria para lo que meinteresa. Disponía de este corredor enque paso la mayor parte del tiempo.

Ese"}>eriodo de silencio principiacuando abandono mi casa en el ParqueMéxico y vengo a esta casa en que habi­taron mis padres. Conjunté entonces mibiblioteca y me puse a leer. Tambiénme di tiempo para releer los libros fun­damentales.

DGD: lEn algún momento llegó a apa­recer una cierta angustia de que ese

periodo de silencio se prolongara indefi­nidamente' En Camera .lucida se diceque "la facultad de escribir recobradaes el resultado de una lenta cura prose­guida a .lo largo de vario; años demortecina esterilidad".

SE: Eso nunca 10 he sentido porque,como decía antes, no es cuestión paramí de estar escribiendo una novela. Pro­piamente dicho, nunca he escrito una

.

oc

Muerte en Venecia, de Visconti

novela; el género no es lo que más meinteresa y nunca me predetermina. No

'me siento angustiado porque escribo,escribo muchísimo en mis cuadernos;un día lleno diez páginas, ofras vecesuna sola. Son tanto anotaciones perso­nales como narraciones, esquemas.Aquella fue simplemente una etapa deno publicar, no de no escribir. Ademásno es forzoso publicar cuando no hayun material que lo exija. Muchos librosse van formando solos.

Camera lucida, por ejemplo, nació dela necesidad de escribir en la revistaVuelta; me habían pedido que tuvierauna columna y me dije: "Vaya escribirun libro". Los diferentes ensayos queentregué fueron los capítulos de Cameralucida.

AT: Esto implicaba un volumen de ensa­

yos; de algún modo usted había abando­

nado la ficción.

SE: No, porque esos ensayos son "nove­lados" o "cuentificados"; tienen uncomponente real y otro imaginario. Meexplico: ¿qué es lo que me hubiera gus­tado .ser? Tenor de ópera o torero.Entonces me' de'tengo en la óperaCarmen para pintarme simultáneamentecomo tenor y torero; lo escribo así enuno de los ensayos de Camera lucida.

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~ay .otro texto en ese libro en que medibUJO en la Legión Extranjera. Esto esen ese libro lo experimental. Se trataba

de no tocar la realidad inmediata porningún motivo.

No hay realidad en ninguno de misescritos. Ella no cuenta, no existe, no in­teresa; hablo de la realidad "real",anecdótica. La única realidad es el papely la escritura. En Camera lucida tambiénme dije: "Eso ya no se puede, esta cosade la invención tiene que tener un lí­mite porque ya estoy cayendo en cons­trucciones demasiado rebuscadas. Vayaexperimentar narrando una cosa real,algo verdadero". Y para mí lo únicoreal es lo que se relaciona conmigo, por­que lo demás es dudoso, no existeverdaderamente.

Entonces tomé un incidente de lainfancia, de cuando estudiaba en elColegio Alemán, en el relato "EinEldenleben". Es la primera vez quehablo de suceso realmente ocurridos;como les dije, la aULObiografía no es"verdad" en e te mido.

AT: ¿Seria entonces un nuevo comienzo,una nueva entrada en la ficción?

SE: Sí, pero in abandonar carácterexperimental que iempre h bu cadoen la escritura. Después le Cameralucida publiqué Elsinore, que tambiénimplica un proyecto l' alista; pero yo nopodía emprender este proyecto sindeterminado experimentos a los queestaba obligado. Y no sólo experimen­tos con el lenguaje sino bordando suce­sos reales y que e tán do umentados.Era algo que nunca había hecho. Tuve .que vulgarizar mi lengua para pintarbraceros mexicanos, tuve que describirCIUdades. Ademá de el' reale , los per­sonajes tienen un carácter simbólico;por eso me interesaron. Lo que ahí na­rro es cierto. Todo pasó. A estas alturastengo la obligación de pensar técnica­mente, pensar qué le puede gustar más

al público.

DGD: ¿Sigue, entonces, pensando en el

público?

SE: Sí, pero en un público ideal. Quizáno en un 'Ipúblico" sino en un lectorideal, que se parece mucho a mí. Posi-

.e .

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blemente sea yo mismo. EscribQ lo queme gustaría leer. Claro que el escritormuy raras veces consigue satisfacerse a

sí mismo, sorprenderse.Sí, ese lector soy yo. El lector ideal de

mis obras es casi idéntico a mí. A él sí lotengo muy en cuenta. Porque el otro, ellector externo, no es parejo, no sé cómosea. También sucede otra cosa: he lle­

gado a la conclusión, un poco deplora­ble para mí, de que ya no hay campopara los experimentos. Nos falta un

gran trecho para llegar a Joyce. Eso loveo como la entelequia de la literatura.Ahí está Finnegans Wake y no se puedeolvidar, es imposible escribir como si no

existiera Joyce.

DGD: Usted es ahora muy critico con laautobiografia; ¿lo es también con todaesa época que el libro refleja, los añossesenta?

SE: o. Lo que pasa es que también mefalta la perspectiva histórica. Los se­senta fueron mi década, de eso no hayduda. Pero yo no sabía muy bien dóndeestaba, en México uno nunca sabe pordónde anda. Es curioso: El hipogeosecreto salió en 1968 y nadie se diocuenta, porque la gente estaba inmersaen cosas en las que no participé. Yo noestaba en México; el libro salió en me­dio de esa revolución y nadie se diocuenta.

AT: En casi todos sus libros de cuentoshay referencias a las novelas de aventu­ras, como en el relato "En la playa",acerca de un hombre a quien persigue supropia muerte.

SE: Es una aplicación del principio demontaje cinematográfico, en el sentidode campo y contracampo. Pero todoslos personajes son reales. Uno de ellosestá inspirado en Sydney Greenstreet.Siempre tomo como referencia en laconstrucción de mis personajes a acto- 'res de la pantalla. En varios cuentosmíos "aparece" Peter Lorre. En Miscastestán los típicos actores ingleses: RonaldColman, Grere Garson, Peter Law­ford.;. Esta obra de teatro está inspiradaante todo en dos películas: Rosa de abo­lengo y La noche del pasado.

Uno de mis libros más preciados es el

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La ingenua, de Visconti

anuario de la Academia de Hollywoodde 1942. Es un catálogo fotográfico quecontiene los rostros de todos los actoresque en ese momento eran miembros delsindicato. Este volumen es una inspira­ción constante para mí. Conozco a to­dos los actores de cuadro hollywooden­ses hasta de nombre, y puedo señalarlosen las películas: No sólo a ellos sino tam­bién a los del cine m'exicano; son losúnicos que me interesan, los actores dereparto, de cuadro, los "caracterÍsti­cos". He ahí la descripción de todas lascaras posibles.

DGD: ¿Es la idea del rostro como ima­gen fundamental?

SE: Sí, una imagen a partir de la cualnace todo. Es prácticamente imposibleimaginar un rostro y describirlo con to­dos sus detalles. Esto en cuanto a mistentativas realistas (o lo que llamomis experimentos realistas), pero porejemplo el doctor Farabeuf no tiene

'rostro. Al respecto me han sucedido co­sas muy curiosas; ya escrita' la novelaencontré una descripción, física delFarabeuf real. Ahí se decía, por citar unsolo detalle significativo, que este hom­bre usaba zapatos ortopédicos, algo queyo había descrito en la novela sin cono­cer detalles dé' su persona.

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AT: Usted distingue las tentativas expe­rimentales de las obras definitivas,ubicándolas como una progresión. ¿Enqué punto de ese camino se encuentra?

SE: Siento que me estoy acercando mása lo definitivo. Me gustaría escribir un

libro largo, en el mismo tono de Elsi­nOTe, pero el sustento anecdótico no seme ocurre, es decir, no puedo inventar

ese tipo de experimentos. Entonces hepensado que podría conseguir un relatoun poco más largo, narrando experien­cias reales que tuve durante mi estanciaen Europa. Eso me permitiría ampliar elregistro de la lengua; emplear, porejemplo, italiano, francés, inglés y espa­ñol, además de jergas relacionadas conestos idiomas. Me refiero a un usoarmónico de las lenguas, como en Elsi­nOTe: lo que en este libro aparece eninglés, se entiende por el contexto. Ysi, el- lector no habla esa lengua no ,im­

porta, la acción prosigue. Se, trata dedar el ambiente, como en música cier­tos instrumentos nos sugieren impresio­nes visuales: al oír las notas del cornoinglés imaginamos el bosque.

AT: ¿Otro de los proyectos a futuro esvolver a la poesía?

SE: Ese es un proyecto permanente,pero en cierto modo lateral. En la poe­sía yo quisiera conseguir lo mismo queen la prosa: ampliar el vocabulario.En español ya se ha agotado el vocabu­lario poético. Hay que buscarle salidas,posiblemente en la introducción de

. modificaciones expresivas, no a nivelde los sonidos sino de la sintaxis: es loque buscó Mallarmé. PrácticamenteGóngora consiguió todos los efectos quese pueden lograr en español. Tal vezretorciendo la sintaxis, como él lo hizo,podamos a estas alturas acceder a efec­tos más amplios.

DGD: Desarrollar la escritura a esenivel, abrir los ámbitos de la sintaxis,

,¿es abrir los ámbitos de la conciencia?

SE: No, no es abrir l~s ámbitos de lasintaxis, es torturarlos. Torturarlos y,al contrario, cerrarlos, particularizar­los, para que cada poema sea exclusivo,único. O

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