Encuentro de estudios bolivianos

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IV ENCUENTRO DE ESTUDIOS BOLIVIANOS Simposio: Mitos, rituales e identidad religiosa indígena Ponencia: Calendario ritual/litúrgico aymara: muestra de una identidad conserva a Hans van den Berg 1. Introducción Los que tienen un conocimiento superficial de la cultura religiosa del pue- blo aymara, pueden tener la impresión que el cristianismo ha sido integrado fuertemente en este pueblo. Prácticamente todas las comunidades aymaras tienen su pequeña capilla, dentro de la cual se dejan observar crucifijos e imágenes de santos. Los momentos cruciales de la vida humana son acompañados por los ri- tos del cristianismo (bautizo, matrimonio, misas de alma). Anualmente se cele- bra la fiesta del santo patrono de la comunidad y las fiestas importantes del ciclo litúrgico y del ciclo santoral. Ministros cristianos autóctonos (catequis tas y evangelizadores) se dedican a la concientización cristiana de los comuna- nos. El aymara tiene una identidad cristiana: se confiesa católico o protestan te (en una iglesia o en una de las numerosas sectas). ¿Significa esto, que ha perdido su identidad religiosa autóctona? Queremos plantear esta cuestión en ba se a un análisis del calendario ritual/litúrgico que está en vigencia desde ha- ce siglos en el mundo aymara (y andino en general). d'Harcourt (1959:24) abordó esta cuestión de la siguiente manera: "Los aymaras, desde hace tiempo, han per- dido su propio calendario, para adoptar el de la religión que les ha sido im- puesta. Se contentan con colocar en una fiesta católica lo que subsiste en cuan to a manifestaciones que solían practicar antiguamente". ¡Identidad ancestral disfrazada en una nueva identidad! 2. Calendario ritual ancestral El calendario ritual original de los aymaras se confeccionó en directa rela- ción con el ciclo productivo y, a su vez, con el ciclo climatológico del alti- plano. Limitándonos a la agricultura, presentaremos brevemente estos ciclos. 2.1. El ciclo climatológico Dada la gran altura de la meseta andina, la situación climatológica de la miss ma es comprensiblemente muy peculiar: ella, de un lado, hace posible el desar- rollo de actividades agrícolas, pero, de otro lado, limita también estas activi dades. Sólo un número bastante limitado de productos agrícolas pueden ser culti vados y muchas veces la labor agraria no puede dar el resultado que se desea. A pesar de que se puede distinguir en el altiplano, para usar una expresión

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IV ENCUENTRO DE ESTUDIOS BOLIVIANOS

Simposio: Mitos, rituales e identidad religiosa indígena

Ponencia: Calendario ritual/litúrgico aymara: muestra de una identidad conservaa

Hans van den Berg

1. Introducción

Los que tienen un conocimiento superficial de la cultura religiosa del pue-

blo aymara, pueden tener la impresión que el cristianismo ha sido integrado

fuertemente en este pueblo. Prácticamente todas las comunidades aymaras tienen

su pequeña capilla, dentro de la cual se dejan observar crucifijos e imágenes

de santos. Los momentos cruciales de la vida humana son acompañados por los ri-

tos del cristianismo (bautizo, matrimonio, misas de alma). Anualmente se cele-

bra la fiesta del santo patrono de la comunidad y las fiestas importantes del

ciclo litúrgico y del ciclo santoral. Ministros cristianos autóctonos (catequis

tas y evangelizadores) se dedican a la concientización cristiana de los comuna-

nos. El aymara tiene una identidad cristiana: se confiesa católico o protestan

te (en una iglesia o en una de las numerosas sectas). ¿Significa esto, que ha

perdido su identidad religiosa autóctona? Queremos plantear esta cuestión en ba

se a un análisis del calendario ritual/litúrgico que está en vigencia desde ha-

ce siglos en el mundo aymara (y andino en general). d'Harcourt (1959:24) abordó

esta cuestión de la siguiente manera: "Los aymaras, desde hace tiempo, han per-

dido su propio calendario, para adoptar el de la religión que les ha sido im-

puesta. Se contentan con colocar en una fiesta católica lo que subsiste en cuan

to a manifestaciones que solían practicar antiguamente". ¡Identidad ancestral

disfrazada en una nueva identidad!

2. Calendario ritual ancestral

El calendario ritual original de los aymaras se confeccionó en directa rela-

ción con el ciclo productivo y, a su vez, con el ciclo climatológico del alti-

plano. Limitándonos a la agricultura, presentaremos brevemente estos ciclos.

2.1. El ciclo climatológico

Dada la gran altura de la meseta andina, la situación climatológica de la miss

ma es comprensiblemente muy peculiar: ella, de un lado, hace posible el desar-

rollo de actividades agrícolas, pero, de otro lado, limita también estas activi

dades. Sólo un número bastante limitado de productos agrícolas pueden ser culti

vados y muchas veces la labor agraria no puede dar el resultado que se desea.

A pesar de que se puede distinguir en el altiplano, para usar una expresión

2.

de Winterhalder y Thomas, un "finísimo mosaico" de microclimas (cit. Gallegos,

1980:135), podemos dar una descripción del ciclo climatológico anual general,

que es característico para esta región en su totalidad.

El primer periodo del año solar, que en el hemisferio sur empieza a finales

de junio, se caracteriza generalmente por cierta inestabilidad climatológica.

Durante las primeras semanas reina todavía el frío con vehemencia, las heladas

son frecuentes o constantes, lo que posibilita la elaboración del chuñu, y los

campesinos cuentan también con posibles nevadas. A mediados de agosto empieza a

calmar el frío y a finales del mismo mes pueden presentarse lluvias ligeras que

son aprovechadas para realizar la segunda roturación. Todavía a comienzos de

septiembre pueden haber tales precipitaciones.

Luego se estabiliza el clima y comienza un período seco que dura generalmente

hasta fines de noviembre o comienzos de diciembre. Es la época de mayor calor

en :el altiplano, la misma que es seguida por una época de lluvias. La temporada

lluviosa es de poca duración en el altiplano: unos noventa a cien días. Además,

en especial en las regiones lacustres (Titicaca y Poopó), las lluvias tienen

también sus ciclos: "En la Meseta del Collao, el lago Titicaca, es casi un mar

mediterráneo. Tiene un régimen de aguas cíclicas, pues cada doce años, poco más

o menos, aumenta o disminuye la intensidad de las lluvias, y paralelo a esta si

tuación, los ríos llevan gran cantidad de agua o viceversa, provocando que el

nivel del agua suba o baje" (Gallegos, 1980:135). Durante esta época, en espe-

ciál en el curso del mes de enero, pero todavía a comienzos de febrero, hay que

contar con posibles heladas que pueden ser muy perjudiciales para las plantas

qué están en crecimiento.

Desde fines de marzo y durante el mes de abril hay un período de transición

que se caracteriza por frecuentes granizadas, las mismas que marcan el final de

la,época de lluvias y anuncian la llegada del período de frío que comienza nor-

malmente en el mes de mayo y dura, como hemos visto, hasta mediados de agosto.

2.2. El ciclo productivo

El ciclo productivo comienza en el altiplano con la primera roturación que se

realiza generalmente a finales de febrero o a comienzos de marzo. El momento

ex4cto para comenzar con esta actividad es determinado principalmente por el ca

rácter que ha tenido la época de lluvias que termina. De todos modos, indispen-

sable para la roturación es que el suelo, que se ha vuelto duro a lo largo de

los años de descanso, esté bien remojado. La primera labranza concluye normal-

mente a comienzos de abril, siendo marzo el mes en que se realiza este trabajo

más intensamente.

Después de esta primera labranza se deja nuevamente descansar la tierra por

3.

un tiempo. Recién al final del invierno o al comienzo de la primavera se reali-

za la segunda etapa de la preparación del suelo. Aprovechando, de una nevada o

una lluvia que suavizan la tierra, las mujeres campesinas van a las chacras que

han sido roturadas medio año antes para golpear y machacar los terrones. Des-

pués del desterronamiento se realiza una segunda labranza. A continuación de es

ta segunda labranza se realiza a menudo todavía una tercera. Algunas veces, se-

gún las circunstancias climatológicas y en relación con éstas la situación del

terreno, concretamente en el caso de una época seca larga, o cuando la tierra

es sumamente dura, se efectúa todavía una cuarta roturación.

Cuando qsf la tierra está suficientemente roturada, el campesino va a dedicar

se al rastrillo. Según la necesidad, a veces, se realiza después del rastrillo

todavía un secundo desterronamiento. Lo realizan las mujeres con herramientas

adecuadas, pero también se lo suele hacer por medio de ovejas que se hacen dar

vueltas sobre la tierra roturada y rastrillada.

Otra de las actividades preparatorias para la siembra es la preparación delabono, la que, en forma remota , se realiza durante el año entero, siendo reco-

gida regularmente la taquia, el guano, de las llamas y de las ovejas y guardadoen bolsas grandes . La preparación inmediata se realiza desde mediados de agosto.Al iniciar la propia siembra se traslada el abono a las chacras.

La época de la siembra abarca un período largo del año, a saber desde finalesde julio (en algunas zonas del altiplano) hasta comienzos de enero. En cuanto a

la siembra de la papa, el momento en que se realiza, depende de las variedadesde este tubérculo.

Para el período entre la siembra y la cosecha se nombra a una persona que tie

ne como responsabilidad supervigilar los sembrados, para que los animales no

los destruyan o para evitar que haya robos. Esta persona , llamada kamana, tam-

bién tiene que observar los fenómenos metereológicos (lluvia, granizada, hela-da).

Las actividades que se realizan entre la siembra y la cosecha consisten prin-

cipalmente en el aporque y la desyerba que comienzan generalmente a fines de di

ciembre o un poco más antes. La frecuencia con la que los campesinos tienen que

aporcar y desyerbar depende de la calidad de la tierra y de las lluvias..

Tal como en el caso de la siembra, también la cosecha abarca un período largo

del año, a saber desde febrero hasta julio. El comienzo de la cosecha está de-

terminada por las lluvias, las condiciones atmosféricos, la calidad de la tier-

ra, y el mismo producto. En cuanto a la cosecha de papas, ésta depende también

de las variedades. Inmediatamente después de cada cosecha de papas se efectúa

la selección: es decir, se determina cuáles de las papas cosechadas serán para

la alimentación, para la venta y para la preparación de ch'uñu, y cuáles serán

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usadas como semilla para la próxima siembra. 4.

La última actividad del ciclo productivo es la preparación de ch'uñu, que se

efectúa en los meses de junio y julio, aprovechando de las heladas caracterís-

ticas para estos meses.

2.3. El ciclo ritual

A fines de febrero o comienzos de marzo los campesinos del altiplano ejecutan

unos ritos sencillos en relación con la marcación de los límites de las nuevas

chacras y con la primera roturación.

En algunas zonas, en el curso del mes de julio se celebra una especie de fíes

ta por motivo de la limpieza de acequias, la cual inaugura la época de las siem

bras.

El mes de agosto es considerado generalmente como el mes crucial del año, ya

que marca el paso del invierno a la primavera. Es el mes en que todos están

atentos a las señales que da la naturaleza, para sacar pronósticos con respecto

al momento más apropiado para empezar la siembra y para poder ya predecir el re

sultado de la cosecha del próximo año. Todos presentan ofrendas a la Pachamama,

a los achachilas y a los espíritus de los productos para conseguir su benevolen

cia y la bendición sobre los cultivos.

La segunda roturación puede ser acompañada igualmente por unos ritos sencil-

los.

Los ritos de la siembra son de mayor importancia. De un lado se presentan

ofrendas grandes, a veces todavía el sacrificio de una llama; de otro lado, tam

bién en esta ocasión, tratan de pronosticar los resultados, positivos o negati-

vos, de la labor agrícola.

Inmediatamente después de la primera siembra los comunarios nombran a una per

sana que, durante el período de crecimiento de los cultivos, tendrá la responsa

bilidad de supervigilar las chacras. Esta persona, ayudado por comunarios jóve-

nes, construye un pequeño montículo en el centro de las chacras. Allá presenta-

rá regularmente ofrendas a los espíritus para que protejan a las plantas y man-

tengan alejadas de las chacras las granizadas y heladas que pueden destruir las

tiernas plantas.

El mes de octubre tradicionalmente está relacionado con los difuntos. Muy pro

bablemente ésto se deba a que es uno de los meses más secos del año: asociación

entre sequía y los huesos de los muertos. A los difuntos se les pide también co

laborar en la protección de las plantas en crecimiento. Ellos disfrutarán des-

pués de los buenos resultados de los esfuerzos mancomunados de los vivientes y

de los espíritus para obtener una buena cosecha, porque en la fiesta de los di-

funtos recibirán abundante comida (= su parte de la cosecha).

A fines de noviembre se presenta nuevamente un momento crucial del año agrí-

cola: ansiosamente se esperan entonces las lluvias necesarias para fructificar

5.

lo sembrado. Los campesinos ejecutan ritos para obtener buenas lluvias, mientras

que, al mismo tiempo, realizan ritos destinados a tener en su favor al espíritu

de los granizos.

En algunas zonas, en esta época, los jóvenes celebran todavía la 'fiesta' de

la qhachwa, danzas nocturnas semisecretas que tienen relación con la fecundidad

humana.

En el curso del mes de diciembre en muchas comunidades se conserva la costum-

bre de mantener algunos días de ayuno. En la madrugada los comunarios se reunen

en ayunas, piden perdón por sus pecados, rezan y cantan pidiendo que no haya he-

lada ni granizada y que haya buena cosecha. Durante estos días puede haber una

wilancha, la ofrenda de un feto en el centro de las chacras y el ofrecimiento

de una muxsa misa (ofrenda dulce).

Durante el mes de enero pueden intensificarse los ritos para conjurar las he-

ladas que suelen producirse en este mes. Al mismo tiempo, a veces, los campesi-

nos presentan sencillas ofrendas a los espíritus de los productos por motivo

del aporque.

Febrero, a menudo, es llamado el 'mes loco' por razón de las precipitaciones

pluviales intensas de este mes. Las ofrendas que se presentan a la pachamama y a

los achachilas tienen por objetivo alimentar a las plantas en crecimiento. Me-

diante estas ofrendas se quiere llamar también a los espíritus de los productos

para que sigan favoreciendo los cultivos. Se sabe celebrar también a los prime-

ros frutos de las chacras, llevando a sus casas una planta para festejarla. La

alegría por el comienzo de la nueva producción se manifiesta en juegos y danzas.

En algunas zonas todavía se ejecutan en esta época las llamadas 'batallas ritua-

les': la sangre derramada por los combatientes es considerado como el mejor 'abo

no' que puede recibir la tierra.

Al final de la época de lluvias el peligro de la caída de granizadas es ma-

yor y es por eso que otra vez más se ejecutan ritos para apaciguar al espíritu

del granizo.

A comienzos de mayo a menudo se ejecuta un rito para despedir al espíritu del

granizo, mientras que, al mismo tiempo, se celebra la fiesta de media cosecha.

El final de la cosecha es celebrado entre mediados de mayo y mediados de ju-

nio. Es una fiesta de agradecimiento que se caracteriza por manifestaciones de

alegría mediante libaciones sobre los productos cosechados y mediante danzas an-

tiguas. En lagunas zonas se realizan todavía wilanchas.

En relación con la preparación del ch'uñu se realiza, a veces, una competencia

ritual. Y cuando el ch'uñu ya está preparado hay libaciones sobre este producto

tan vital para el campesino.

Al final del ciclo puede haber todavía una presentación de ofrendas en rela-

6.

ción con el almacenamiento de los productos, las mismas que tienen por objetivo

asegurar la buena conservación de éstos.

El mes de julio es también el mes en que más celebraciones de matrimonio se

realizan, lo que se deja entender, ya que es después de las cosechas cuando el

campesino tiene mayores posibilidades de costear una fiesta. Es en esta época

del año también que a menudo se construyen las nuevas viviendas.

3, Calendario autóctono y calendario cristiano

Uno de los aspectos de la evangelización del mundo aymara fue la presentación

e imposición del calendario festivo cristiano: "los conquistadores españoles es

tablecieron su calendario cristiano-católico entre los aymaras del tiempo de la

Colonia" (Soria, 1955:131). tos aymaras aceptaron aparentemente este calendario.

Los autores que han escrito sobre este acontecimiento, lo interpretan de las siguientes maneras: " los aymaras se asociaron al culto festivo de los españoles"(Soria , 1955: 132); "adoptaron el (calendario ) de la religión que se les impu-

so" (Harcourt, 1959:24), Lewellen se expresa aún más enfáticamente, cuando dice:

"La organización de los días festivos, introducida después de la conquista, fue

virtualmente el único aspecto del cristianismo que llegó a ser impregnado pro-

fundamente en la cultura aymara" (1977:117-118). Sin embargo, esta asociación o

adopción no se realizó a ojos ciegos, dejando sin más lo propio e integrándose

totalmente en lo ajeno; no fue una simple aculturación, acompañada por una pér-

dia de identidad. Más bien, esta asociación fue posible, porque los aymaras "

hallaron en las festividades más importantes de los extranjeros, coincidencias

excelentes con las conmemoraciones de su propio calendario" (Soria, 1955: 131).

Ya en 1870 observaba Forbes que la semejanza entre las fiestas religiosas ayma-

ras y las cristianas "facilitaba grandemente la introducción de la forma católi

corromana de la liturgia cristiana entre los aymaras" (1870:232). De hecho, se

presentó el caso de que "el ciclo festivo anual se hallaba en corresponencia

con el agrícola" (Mariscotti, 1978:117). Gracias a estas coincidencias y a esta

correspondencia, los aymaras podían "acomodar sus fiestas nativas a las fiestas

castellanas" (Jordá, 1980:175) o incorporarlas a ellas (ver: Mariscotti, 1978:117). El resultado fue una "combinación de lo prehispánico y el catolicismo es-

pañol del siglo XVI" (Hickman, 1975:84), pero de tal forma que lo autóctono man

tenía prácticamente toda su vigencia , sirviendo lo cristiano más como un camu-flaje que como una nueva identidad.

Además, al adoptar el calendario cristiano , los aymaras no lo integraron ensu cultura en su totalidad ( salvo para sus nombres, que escogen según el santodel día ), más bien hicieron una selección . Comparando los calendarios litúrgi-

cos aymaras que han confeccionado diferentes autores en base a su estudio de la

N

7.

cultura aymara, se puede presentar el

agosto 5 Nieves15 Asunción23 Santa Rosa24 San Bartolomé

sept. 8 Natividad14 Exaltación21 San Mateo24 Mercedes

octubre 7 Rosario - San Marcos14 San Calíxto18 San Lucas

noviembre 1 Todos Santos2 Difuntos

11 San Martín23 San Clemente30 San Andrés

diciembre 4 Santa Bárbara8 Inmac. Concepción25 Navidad

enero 1 Año Nuevo6 Reyes

20 San Sebastián24 N.S. de La Paz

siguiente calendario general:

febr srg 2 Candelaria

marzo 8 S . Juan de Dios-19 San José25 Encarnación

abril

mayo 3 Santa Cruz15 San Isidro

junio 13 S. Antonio24 San Juan29 San Pedro

julio 16 Carmen25 Santiago

comadrescompadrescarnavalcenizaTentaciónCuaresma

RamosSemana SantaPascua

AsenciónPentecostésCorpus

Al observar este calendario , que, por supuesto , podría ser más detallado, po-demos preguntarnos , cuáles han sido los 'criterios' de selección . Ya hemos seña

lado que el ciclo festivo anual se halla en correspondencia con el ciclo agríco

la. Por eso, parece obvio buscar los criterios de selección en todo ló que está

relacionado con la agricultura . Ahora bien , retomando el esquema de la primeraparte de esta ponencia , podemos señalar que la selección está relacionada con

los tres ciclos que allá hemos presentado: el ciclo climatológico , el ciclo productivo y el ciclo ritual.

3.1. Ciclo climatológico

Los aymaras tienen una larga experiencia con los diferentes fenómenos metereo

lógicos y han elaborado toda una ciencia natural en relación con la observaciónde estos fenómenos . Por eso, saben cómo el clima del año debe ser para poder

desarrollar normalmente sus actividades agrícolas y para poder esperar una bue

na cosecha . Hay momentos claves en el curso del año que son, en cuanto a sus ca

racterísticas climatológicas , determinantes para la agricultura . Estos momentos

caen dentro de los diferentes meses que se conocía en el calendario anual origi

nal y se los tenía de alguna manera fijados, pero , parece, que la intrgducción

del calendario santoral ha servido para fijar más claramente estos momentos. En

segundo lugar , la manera en que se desarrolla el ciclo climatológico es determi

8.

nante para la fijación del momento en que se pueden realizar las actividades

agrícolas . También a este nivel días de santos y más concretamente las situación

climatológica en tales días juegan un papel importante . En tercer lugar, la si-

tuación climatológica de determinados momentos del año siempre ha servido para

pronosticar el resultado que va a tener la actividad agrícola . Nuevamente, se

han tomado días de determinados santos para realizar este tipo de pronósticos.

3.1.1. fijación de fenómenos climatológicos dentro del ciclo anual

Al comienzo del nuevo ciclo agrícola , es decir en la primera quincena de agos-

to, suele nevar en el altiplano: se esperan las nevadas, en especial en "los días

anteriores o posteriores a la celebración de Nuestra Señora de las Nieves " ( Loza,1972:71 ), pero también alrededor de la fiesta de la Virgen de Asunta . En la se-

gunda mitad del mismo mes debe retroceder definitivamente el frío y ya no se es-

peran nevadas , sino más bien las primeras lluvias, las lluvias de San Bartolomé

y de Santa Rosa de Lima ( ver: Loza, 1971 : 71). Después , durante la época de la

siembra, el altiplano entra en un período bastante seco , que debe terminar a mástardar a finales de noviembre . Este final de la estación seca está fijado en la

fiesta de San Andrés , 30 de noviembre . Durante los meses enero , febrero y marzo,

es decir durante la propia época de lluvias , con cierta frecuencia puede bajarla temperatura y pueden presentarse granizadas y heladas, temidas por el hombre

del altiplano , porque pueden dañar consederablemente las tiernas plantas que es-

tán desarrollándose . En especial , las heladas de ciertos días son temidas: "du-

rante el año son temidas las heladas de Reyes, de San Sebastián, de jueves de

compadres y de miércoles de ceniza " ( Gallegos , 1980:138 ). Rigoberto Paredes ano-

tó ya a comienzos de siglo: " Las heladas del 24 de enero y 2 de febrero son las

temibles para el agricultor porque hacen estragos en sus sementeras " (ed. 1976:

120). Lo mismo observó Mauricio Maman¡: "La helada de enero es la más temida.

Tiene una directa vinculación con las festividades de Nuestra Señora de La Paz,

de Comadres y Compadres " ( ms.:28).

Al final de la época de la cosecha se esperan nuevamente heladas y también en

este caso se las fija en fiestas cristianas : " Los aymaras viejos aseguran que

las dos peores heladas del año, aquellas en que se prepara el mejor chuño, son

la del Pentecostés , "que hace gemir de frío a las vicuñas ", y la de San Juan,

que hace estallar las piedras " ( Vellard, 1981:169).

3.1.2. fijación de actividades en base al clima

La aparición de fenómenos metereológicos, en especial de la lluvia, es deter-

minante para la fijación de las actividades agrícolas . Si las lluvias se adelan-

tan, hay que adelantar la siembra ; si llegan en el momento en que normalmente se

las espera , se puede sembrar a tiempo ; si llegan más tarde, hay que postergar la

9.

siembra. Para poder determinar si las lluvias llegan adelantadas, a tiempo o

atrazadas, el aymara se ha acostumbrado observar la situación climatológica en

las fiestas de ciertos santos. En primer lugar se fija en lo que pasa durante

la fiesta de los Reyes (6 de enero). Víctor Ochoa, un aymara peruano, anotá.lo

siguiente al respecto: "Si el día de la víspera resulta buen día, con lluvia,

sin helada ni granizo, significa que la época de la chacra del año venidero se-

rá buena y que los frutos serán seguros cuando se adelanta la siembra. Cuando

el tiempo es favorable y cae la lluvia en el día de la fiesta, quiere decir que

el año de la chacra no será adelantado ni retrasado; por eso conviene sembrarr

no muy antes ni después de la época. Pero si hace buen clima el día siguiente

del día de la fiesta, es una buena señal para que el cultivo de los productos

sea atrasado" (1976:3). Las mismas observaciones se hacen en la fiesta de San

José (19 de marzo). A finales de junio, el momento de la llegada de los vientos

es determinante para fijar la fecha de la siembra. Aquí juega un papel importan

te la fiesta de San Pedro: "Un indicador de primordial importancia para los

agricultores es el día de San Pedro... Si la época de los vientos llegara antes

de esta fecha, el agricultor interpretaría como una señal de adelantamiento de

sus fechas de siembra. Los vientos del día 29 indican que la siembra normal pro

gramada es la apropiada, y si los vientos se retrasasen hasta el mes de julio,

es señal de que las siembras deben también ser retrasadas" (Hatch, 1983:64).

3.1.3. Pronósticos

Durante el mes de agosto, en especial en los primeros días o en la primera

quincena, el campesino trata de pronosticar cómo será el nuevo año agrícola, ha

ciendo toda una serie de observaciones, de las cuales saca sus conclusiones.

Una de estas observaciones se refiere ál momento de la caída de nevadas en rela

ción con la fiesta de Asunción: "Mientras las nevadas sean más precoces, mejo-

res serán los cultivos: antes del 15 de agosto, buenas cosechas; poco después

del 15 de agosto, cosecha mediana; nieve tardía, cosechas pobres" (Vellard,1981:170,).

Ya hemos indicado que la época seca del año debe terminara finales de noviem

bre. Las lluvias que por entonces empiezan a caer garantizan una buena cosecha.

Por eso, se pronostica el futuro de los sembrados en base a los fenómenos mete-

reológicos de la fiesta de San Andrés. La Barre (1948:174) ya observó: "Si el

día de San Andrés es nubloso o lluvioso, el año será bueno; si claro y frío, ma-

lo". Y Hatch dice: "La presencia de precipitación pluvial el día de San Andrés,

29 de noviembre (¡sic!), predice no solamente una buena cosecha, sino que en

realidad es considerado como prerequisito para un exitoso año agrícola" (1983;65).

glgllOiECA ^iN01OGICACOCNABAM ° g^LIVI-

10.

Precipitaciones pluviales en la fiesta de San Juan de Dios presagian un año

de abundantes lluvias (ver: Hatch, 1933:64). Un buen indicador es también la

fiesta de San José: "El 19 de marzo, día de San José, es observado por los ay-

maras. Si este día amanece nublado o cae lluvia, será un año lluvioso; por el

contrario, si el día amanece despejado, sin nubes, pronostica un año seco" (Gal

legos, 1980:138). Otro día importante en el mes de marzo es Encarnación: "Si no

llueve el día de la Encarnación, el año será muy seco" (VEllard, 1981:170).

Finalmente, se predice también el año en base a observaciones que se hacen en

la fiesta de San Juan: "Muy temprano en la mañana observan si las piedras están

humedecidas con rocío, porque esto significa un buen año, y lo contrario un mal

año. En la víspera de la fiesta los aymaras hacen fogatas ... Si el día siguien

te el humo queda cerca a la tierra, el año será bueno, pero si se dispersa en

el aire, el año será malo" (La Barre, 1948:17/4).

3.2. Ciclo productivo

Ya hemos observado que el desarrollo del ciclo productivo depende del desar-

rollo del ciclo climatológico y que, por eso, la fijación de las fechas para em

pezar las diferentes actividades agrícolas, en especial de la siembra, es deter

minada por el clima. Sin embargo, los aymaras han ido fijando estas actividades

también por medio de las fiestas cristianas. Por supuesto, no hay uniformidad a

este nivel y hay muchas diferencias regionales y hasta locales. Sín embargo, po

demos presentar algunos datos que nos enseñan que las fiestas de los santos mar

can momentos del ciclo productivo. El aymara Ochoa dice, en términos generales,

lo siguiente al respecto: "Cabe recalcar que cada una de las variedades de los

productos se siembra en días considerados buenos y si no en los días de fiesta

reconocidos como el día de algún santo que tiene que ver con alguna variedad de

los productos" (1976:5). Así, indica Buechler concretamente, que en la zona de

Compi "el ciclo agrícola empieza después de Carmen con la siembra de habas y

continúa con la siembra de quinua y oca alrededor de Santa Rosa " (1980:40). Ya

hemos dicho, que la siembra de las papas abarca un período relativamente largo,

y que las distintas variedades de este tubérculo son sembradas en diferentes mo

mentos. Registramos las siguientes indicaciones con respecto a la siembra de pa

pas en relación con fiestas de santos. Ochoa dice: "La siembra de la papa se

realiza generalmente en las fiestas de San Mateo, San Calixto y San Clemente"

(1976:5). Un aymara de Ancoraimes me dijo, cuando le presenté el texto de Ochoa:

"La papa hay que sembrar entre el papa Calixto y el papa Clemente". Los infor-

mantes de Vellard indicaron que "hay que comenzar las siembras el 24 de setiem-

bre, día de Nuestra Señora de la Merced y terminarlas el día del Rosario, el 7

de octubre" (1981:171). Según Loza, "la siembra de las papas amargas se efectúa

entre el 7 y 18 de octubre, y el aymara dice entre San Marcos y San'Lucas

(1972:71), mientras que la siembra de las papas dulces se realiza entre San

Martín y San Andrés (ver: Loza, 1972:72). Mauricio Maman¡ indica que "la 1fes i`-

vidad de San Andrés señala el fin definitivo de la actividad de la siembra"(ms.: 26)

También la actividad de la cosecha está marcada por los días de los santos''.-,En muchas zonas se 'inaugura la cosecha de papa en la fiesta de la Candelaria. Así dicen, p.ej., Carter -Mamani en su obra sobre Irpa Chico: "Sélo después

de la ceremonia de la Candelaria les dio permiso Serapio (= el kamana)`á losMauca y a sus vecinos para que comenzaran a sacar , papas..." (1982:103). Pareceque antes " la cosecha en sí estaba prohibida hasta después del miércoles dé'ce-niza" ( Carter-Mamani , 1982:104). Buechler dice que en la región de Compi- "lá cosecha empieza justamente después de Pascua hasta más o menos el díá'°2Je la Santa

Cruz" (Buechler, 1980:40). En'otras zonas la cosecha puede durar hasta Pentecos'tés o Corpus.

3.3. Ciclo ritual

La incorporación de celebraciones relacionadas con el ciclo ritual ::( agr cola)en el ciclo litúrgico cristiano ha llamado más la atención de los investigado---res que las incorporaciones que hemos indicado arriba. Esta incorporación fue,

posible, según ya indicó Forbes en 1870 , "porque los Indios sentían que no ha:-

bía mucha revolución en el orden de las cosas, mientras podían guardar todavía—.,sus "fiestas ", que, aunque en algo alteradas como hoy en día, más eran cambia-das por nombre que en realidad , y que probablemente mantengan todavía mucho del:carácter que tenían antes de la conquista española " ( 1870:233 ). Es más , varíasfiestas cristianas han sido 'reinterpretadas ' hacia aquella que los aymarascelebran tradicionalmente en más o menos las mismas fechas.

Las fiestas marianas del mes de agosto han sido relacionadas con los ritos

que los aymaras ejecutan en esta época crucial del año , para alimentar a lapachamama, a los achachilas y a los espíritus locales y para conseguir - su benevolencia y su favor para el nuevo ciclo agrícola . Mariscotti observa que "el pro-ceso histórico , que fue conscientemente desencadenado por los conquistadores;'no condujo , como éstos lo esperaran , a la substitución del culto de La-Madre-Tierra por el de María , sino a la fusión de ambos" (1978:53 ), y esto hasta talpunto que los peregrinos conciben p.ej. a., la Virgen de Copacabana, a la cual se

venera el 5 de agosto, "'como una personificación de la tierra , le atribuyen po -deres ambivalentes y la veneran , en primer lugar, como protectora de los sembrados " (Mar^iscotti 1978:54).

Aunque Almonte observó en 1813 que los aymaras "para los tiempos de su - sembrío

12.

se rigen por las fiestas de la Iglesia" (1813:59), los ritos antiguos de la

siembra-,'que son de los más importantes que se realizan durante el año agrcíco-

la, no han sido incorporados en ninguna fiesta cristiana especifica.

En cuanto a los ritos de los difuntos, en su origen claramente vinculados con

la agricultura, la coincidencia de la fecha de estos ritos con la fecha de la

conmemoración cristiana de los difuntos ha sido soprendente. La Iglesia ya en

el siglo XVI ha tratado de purificar la conmemoración del 2 de noviembre de ele

mentas autóctonos, sin embargo, hasta el día de hoy el contenido original de es

ta fiest:a sigue presente.

Los ,ritos en relación con la obtención de buenas lluvias, en muchas partes,

han sido relacionados con la fiesta de San Andrés . Con frecuencia se ejecutan

estos ritos en su fiesta , sin que se pueda señalar una directa vinculación en-

tre este apóstol y la lluvia , a no ser que , come p.ej. ha insinuado Monast, los

indígenas hayan reinterpretado este discípulo de Cristo convirtiéndolo en una

especie de espíritu maligno que es capaz de impedir la llegada de las lluvias.

Los ayunos y los ritos que se realizan en el mes de diciembre para favorecer

y apaciguar a los espíritus del granizo y del frío, a veces, han sido relaciona

dos con la fiesta de Navidad , pero, en general, esta fiesta ha tenido un impac-

to menor en el mundo aymara.

Laafiesta de la Candelaria, el 2 de febrero, ha llegado a ser la fiesta de la

papa„gueva . Los aymaras escarban algunas plantas para ver cómo están desarrol-

lándgsTe . Presentan ofrendas a la pachamama y a los espíritus de los productos.

Como e.n.el caso de los ritos de agosto , se ve una clara identificación entre la

Virger,;y la pachamama . Allen observa al respecto : "Huelga decir que en esta

fiesta del año no aparece ninguna manifestación de devoción mariana... Hay una to

tal confusión entre Madre de Dios , fuente de bienes para los cristianos y Madre

Tierra o Pachamama , fuente de bienes para los aymaras , a la que se reverencia

anualmente en los campos de un modo dominante y tradicional" (1972:18-19).

La misma celebración de la precosecha se realiza también en el Carnaval, que

coincide con una antigua fiesta de juegos ( anata ) que manifiesta la alegría por

las plantas que siguen desarrollándose en las chacras.

Finalmente , los ritos de agradecimiento por motivo de la cosecha han sido re-

lacionados con, principalmente , tres fiestas cristianas . A comienzos de mayo se

realizan ritos por motivo de la primera cosecha y se los ha relacionado con la

fiesta de la "Cruz de Mayo ". Es interesante citar aquí a Forbes que, aparente-

mente no conociendo bien el calendario litúrgico católico, insinuó en 1870 que

la Iglesia había introducida esta fiesta para agradar a los indios: "Al lado de

las fiestas usuales, comunes a la religión romanocatólica , algunas., que son ob-

servadas por los indios bajo auspicios de los sacerdotes , parecen haber sido

.13.

introducidas en el calendario después de la conquista española, sin duda a fin

de asegurarse de la benevolencia de los indios y de facilitar su adopción del

cristianismo, permitiéndoles a celebrar fiestas religiosas que correspondían-a

sus antiguas fiestas. Parece que este es el caso con la "Fiesta de la Cruz"(1870:234).

El final de la cosecha se celebra ya sea en relación con la fiesta de Pente-

costés ya sea con la fiesta de Corpus. Pentecostés se llama comúnmente "EspíriL

tu Domingo" o simplemente "Espíritu" y el campesino aymara piensa más en los es

píritus de los productos, para darles gracias por la nueva cosecha, que en el

Espíritu de Cristo. La fiesta de Corpus ya ha sido relacionada con la cosecha

en el primer siglo de la época colonial. Bertonio observa en su diccionario ay-

mara de 1612, hablando del mes de junio: "mes en que hazen fiesta por su coser

cha, y es aqu6 por Corpus Xhristi" (1612, 1:314).

4. Conclusión

La identidad de un pueblo no es algo estático , más bien algo que se evolucio-

na, gracias a las experiencias vitales que tiene. En el desarrollo de. la identl

tad hay principalmente dos movimientos: la afirmación o negación de ciertos de.

terminantes de la identidad y la integración de nuevos determinantes, que impli

ca una reorientación de la misma . En el caso de los aymaras vemos, en base al

análisis que hemos hecho, una afirmación de su relación peculiar con la natura-

leza, que es determinante para su productividad y para su vida ritual. Esta

afirmación no sufre prácticamente nada cuando se integra el cristianismo como

nuevo determinante de la identidad. Es más, hasta cierto punto se hace más fuer

te esta afirmación, a saber: por la reinterpretación de lo cristiano en dire--

ci6n de lo autóctono. Al respecto ha dicho Lewellen.muy acertadamente: "Es difí

cil encontrar algún aspecto del cristianismo que sobrevivió intacto su transfe-

rencia de-la cultura europea a la cultura aymara. Los Indios han adaptado todo

a sus propias necesidades y su propia mentalidad y cosmovición" (1977:118).

Queda la cuestión, si, desde un punto de vista cristiano esta identidad af ir-

mada y reorientada puede ser reconocida y valorada como cristiana!

14.

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