Estudio Del Libro de Josue

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Autor y fecha Aunque el autor no es nombrado, el candidato más probable es Josué, quien era el testigo ocular clave de los acontecimientos registrados (18:9; 24:26). Un asistente a quien Josué preparo pudo haber terminado el libro al incluir comentarios tales como los que tienen que ver con la muerte de Josué (24:29-33). Algunos han sugerido que esta sección fue escrita por el sumo sacerdote Eleazar, o su hijo, Finees. Rahab aún estaba viva en el tiempo cuando Josué 6:25 fue escrito. El libro fue terminado antes del reinado de David (15:63; cp. 2 S 5:5-9). El período más probable en el que se escribió es 1405-1385 a.C. Josué nació en esclavitud egipcia, fue adiestrado por Moisés, y por la decisión de Dios se levantó a su posición clave como guía de Israel en Canaán. Características distintas de su vida incluyen: 1. Servicio (Ex 17:10; 24:13; 33:11; Nm 11:28) 2. Servicio como soldado (Ex 17:9-13) 3. Exploración (Nm 13: 14) 4. Súplica por parte de Moisés (Nm 27:15-17) 5. La soberanía de Dios (Nm 27:18) 6. La presencia del Espíritu (Nm 27:18; Dt 34:9) 7. Separación por parte de Moisés (Nm 27:18-23); Dt 31:7, 8, 13-15) 8. Carencia de egoísmo de manera total al Señor (Nm 32:12) 9. Contexto Histórico de Josué 10. Cuando Moisés pasó el liderazgo a Josué antes de morir (Dt 34), Israel estaba al final de su travesía en un período de cuarenta años por el desierto 1405 a.C. Josué estaba llegando a los noventa años de edad cuando se convirtió en el líder de Israel. Él murió a la edad de ciento diez años (24:29), habiendo guiado a Israel a sacar a la mayoría de los cananeos y habiendo dividido la tierra entre las doce tribus. Estando en las llanuras de Moab, al E del río Jordán y la Tierra Prometida (Gn 12:7; 15:18-21), los israelitas esperaban la dirección de Dios para conquistar la Tierra Prometida. Ellos enfrentaron a pueblos en el lado occidental del Jordán que se habían sumergido tanto en iniquidad que Dios haría que la tierra, por decirlo así, vomitara a estos habitantes (Lv 18:24, 25). Él le daría a Israel la tierra por conquista, primordialmente para cumplir el pacto que Él le había dado a Abraham y a sus descendientes, pero también para juzgar justamente a los habitantes pecaminosos (Gn 15:16). La

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Autor y fecha

    Aunque el autor no es nombrado, el candidato más probable es Josué, quien era el testigo ocular clave de los acontecimientos registrados (18:9; 24:26). Un asistente a quien Josué preparo pudo haber terminado el libro al incluir comentarios tales como los que tienen que ver con la muerte de Josué (24:29-33). Algunos han sugerido que esta sección fue escrita por el sumo sacerdote Eleazar, o su hijo, Finees. Rahab aún estaba viva en el tiempo cuando Josué 6:25 fue escrito. El libro fue terminado antes del reinado de David (15:63; cp. 2 S 5:5-9). El período más probable en el que se escribió es 1405-1385 a.C.

    Josué nació en esclavitud egipcia, fue adiestrado por Moisés, y por la decisión de Dios se levantó a su posición clave como guía de Israel en Canaán. Características distintas de su vida incluyen: 

1.  Servicio (Ex 17:10; 24:13; 33:11; Nm 11:28)2. Servicio como soldado (Ex 17:9-13)3. Exploración (Nm 13: 14)4. Súplica por parte de Moisés (Nm 27:15-17)5. La soberanía de Dios (Nm 27:18)6. La presencia del Espíritu (Nm 27:18; Dt 34:9)7. Separación por parte de Moisés (Nm 27:18-23); Dt 31:7, 8, 13-15)8. Carencia de egoísmo de manera total al Señor (Nm 32:12)      

9. Contexto   Histórico   de Josué  10.      Cuando Moisés pasó el liderazgo a Josué antes de morir (Dt 34), Israel

estaba al final de su travesía en un período de cuarenta años por el desierto 1405 a.C. Josué estaba llegando a los noventa años de edad cuando se convirtió en el líder de Israel. Él murió a la edad de ciento diez años  (24:29), habiendo guiado a Israel a sacar a la mayoría de los cananeos y habiendo dividido la tierra entre las doce tribus. Estando en las llanuras de Moab, al E del río Jordán y la Tierra Prometida (Gn 12:7; 15:18-21), los israelitas esperaban la dirección de Dios para conquistar la Tierra Prometida. Ellos enfrentaron a pueblos en el lado occidental del Jordán que se habían sumergido tanto en iniquidad que Dios haría que la tierra, por decirlo así, vomitara a estos habitantes (Lv 18:24, 25). Él le daría a Israel la tierra por conquista, primordialmente para cumplir el pacto que Él le había dado a Abraham y a sus descendientes, pero también para juzgar  justamente a los habitantes pecaminosos (Gn 15:16). La posesión por mucho tiempo atrás de diferentes partes de la tierra por parte de varios pueblos se remontaba aún antes de la época de Abraham (Gn 10:15-19; 12:6; 13:7). Sus habitantes habían continuado en un declive moral en la adoración de muchos dioses hasta el tiempo de Josué.     

11. MÉTODO CRÍTICO

12. 1) ¿QUIÉN ESCRIBIÓ EL LIBRO? Josué13.14. 2) ¿CUÁNDO FUE ESCRITO? 1250 o 1400 a.C.15.16. 3) ¿A QUIÉN FUE ESCRITO? A sacerdotes, Israel, Extranjeros y a Nosotros17.18. 4) ¿DE DÓNDE FUE ESCRITO? Testigo ocular en los lugares nombrados.

19. V ista Panorámica de Josué 20.

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21. El libro de Josué ocupa un lugar estratégico. La primera división del Antiguo Testamento se compone de Génesis a Deuteronomio, y es conocida como la ley. El libro de Josué es el primer libro de la segunda división, conocida como los libros históricos (Josué a Ester). Este libro es nombrado así debido al hombre que llegó a ser el líder de Israel después de la muerte de Moisés. La tradición antigua y la evidencia interna del libro mismo indican también que Josué lo escribió. El nombre en hebreo para “Josué” (equivalente al nombre en griego “Jesús”) significa “El SEÑOR salva” o “Salvación del SEÑOR.”

22. Josué nació en la esclavitud egipcia. Después de salir de esa tierra durante el éxodo, llegó a ser el asistente de Moisés (1:1; Ex 24:13) y presenció los hechos poderosos de Dios en el desierto. Josué fue uno de los doce espías enviados a explorar la tierra de Canaán (Nm 13:8, 16) y junto con Caleb dio un informe que desafió al pueblo a seguir adelante en fe (Nm 14:6–9). Siendo general del ejército de Israel, los dirigió en la conquista de la tierra (4:14; 6:27).

23. En este libro se registra que después de la muerte de Moisés, Josué repartió los territorios a las tribus de Israel. Puesto que el éxodo de Egipto ocurrió alrededor del año 1446 a.C. y la conquista de Canaán comenzaría en el 1406 a.C. y continuaría por unos seis años (14:7, 10), la conquista debe fecharse entre 1406–1400 a.C. Es probable que Josué haya vivido diez años más por lo menos (24:29), lo que hace que la fecha de la escritura del libro sea entre 1406–1390 a.C.

24. En el libro de Josué, Dios demostró su fidelidad al cumplir la promesa de darle una tierra a Abraham y a sus descendientes (Gn 12:7; 15:18–21; 17:8). Lo único que ellos tendrían que hacer era entrar a poseerla, lo cual Israel hizo bajo el liderato de Josué. En forma similar, el cristiano ha sido bendecido con toda bendición espiritual en Cristo (Ef 1:3), pero esas bendiciones deben ser apropiadas personalmente (Ef 6:11, 13, 17).25. Hernández, E. A., & Lockman Foundation (La Habra, C. (2003). Biblia de estudio : LBLA. (Jos). La Habra, CA: Editorial Funacion, Casa Editoral para La

Fundacion Biblica Lockman.26. R eferencias Proféticas

27.

28. La historia de Rahab la ramera y su gran fe en el Dios de los israelitas, le da un lugar junto a aquellos honrados por su fe en Hebreos 11:31. La suya es una historia de la gracia de Dios hacia los pecadores y la salvación por gracia solamente. Pero aún más importante, es el hecho de que por la gracia de Dios, ella llegó a formar parte de la línea Mesiánica (Mateo 1:15).

Uno de los rituales ceremoniales de Josué 5, encuentra su perfecto cumplimiento en el Nuevo Testamento. Los versos 1-9 describen el mandamiento de Dios de que aquellos que nacieron en el desierto fueran circuncidados cuando entraran a la Tierra Prometida. Al hacerlo, Dios “quitó el oprobio de Egipto” de ellos, significando que Él los limpiaba de los pecados de su vida anterior. Colosenses 2:10-12 describe a los creyentes como siendo circuncidados en sus corazones por Cristo Mismo, por quien hemos quitado la naturaleza de pecado de nuestras vidas anteriores sin Cristo.

Dios estableció ciudades de refugio para que aquellos que hubieran matado accidentalmente a alguien, pudieran vivir ahí sin temor a la retribución. Cristo es nuestro refugio a quien “hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros” (Hebreos 6:18).

El Libro de Josué contiene un predominante tema teológico del reposo. Los israelitas, después de vagar por el desierto 40 años, finalmente entraron al

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reposo que Dios había preparado para ellos en la tierra de Canaán. El escritor de Hebreos utiliza este incidente como una advertencia para que nosotros no permitamos que la incredulidad nos impida entrar en el reposo de Dios en Cristo (Hebreos 3:7-12).

29. JOSUE: GUIA DE LA VICTORIA30. por Ray C. Stedman

31. El libro de Josué (cuyo nombre significa "Dios es salvación) está lleno de lecciones prácticas, de conceptos que son un desafío y que nos ayudan a entender los principios de una vida guiada por el Espíritu. La clave del libro lo encontramos en el Nuevo Testamento: "Estas cosas....están escritas para nuestra instrucción, para nosotros sobre quienes ha llegado el fin de las edades. (1ª Cor. 10:11) Lo que pasó el pueblo de Israel en sus experiencias históricas se convierte en los ejemplos o metáforas que podemos aplicar a las batallas espirituales en este peregrinaje espiritual en que nos encontramos. Estas experiencias tienen una aplicación exacta y apropiada para nosotros.

32. Josué es uno de los dos libros del Antiguo Testamento que todo cristiano debería dominar a fondo. (El otro es el libro de Daniel.) Estos mensajes han sido principalmente diseñados para ayudar a los cristianos a soportar el primer impacto total de la batalla del mundo, la carne y el demonio. Si siente usted la fuerza de los poderes que se oponen, si el tremendo y sutil engaño de los principados y potestades en contra de los cuales estamos han caído sobre usted, de manera que siente que vive en conflicto (Efes. 6:12) estos libros serán especialmente importantes para usted.

33. El hecho de que Josué siga al libro de Deuteronomio forma parte, sin duda, de la sabiduría y el cuidado de Dios. Deuteronomio nos prepara para Josué presentándonos la importante segunda ley espiritual "la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Rom. 8:2), que nos guiará a la experiencia que encontramos en Josué como el libro de la victoria.

34. El libro de Josué se divide en tres importantes secciones. Los capítulos del uno al cuatro tienen que ver con el momento en que el pueblo entra en la tierra y todo lo que eso representa. Si en este momento está usted luchando con el problema de cómo conseguir una vida de victoria en Cristo, cómo salir del desierto de la duda, de ese vagar inquieto y de la mera subsistencia para obtener toda la bendición de una experiencia guiada por el Espíritu, entonces esta es la sección que debería interesarle, aquella en la que se nos habla del momento en que Israel llega a la tierra, del desierto a Canaan. Los capítulos cinco al veintiuno abarcan la conquista de Israel de la tierra por medio de una serie de batallas y conflictos con los que se encontraron al llegar a la tierra prometida. Los capítulos veintidós a veinticuatro, incluyendo muchos pasajes de labios del propio Josué, exponen los riesgos y peligros en la tierra contra los cuales nos debemos de proteger a fin de permanecer en una situación de victoria, que representa la tierra. La tierra de Canaan es una imagen, como ya hemos mencionado, de la vida llena del Espíritu, la vida que Dios deseaba que todo cristiano pudiese vivir y en esto no hay excepciones. La vida llena del Espíritu no es solo para ciertos cristianos muy avanzados, sino que ha sido provista por Dios para cada uno de los que forman parte de su puedo. Comenzando por el capítulo uno nos encontramos con una imagen muy descriptiva de esa vida:

35. "Mi siervo Moisés ha muerto. Ahora levántate, pasa el Jordán tú con todo este pueblo, a la tierra que yo doy a los hijos de Israel...!" (1:2)

36. La tierra se le da al pueblo de Israel, de la misma manera que la vida en Cristo está a su alcance sin que tenga usted que hacer el más mínimo esfuerzo. En el versículo tres, se dará usted cuenta de que a pesar de que la tierra les había sido dada, seguía siendo necesario que tomasen posesión de ella. El título de

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propiedad es un don de Dios, pero la posesión es el resultado de nuestro caminar en obediencia.

37. "Yo os he dado, como lo había prometido a Moisés, todo lugar que pise la planta de vuestro pie." (1:3)

38. La idea es que podemos tener todo cuanto tomemos. Puede usted tener todo lo que quiera de la vida espiritual, nunca se le dará más. Dios no le dará a usted nunca más de lo que usted esté decidido a tomar. De modo que si no está usted satisfecho con el grado de su experiencia real de victoria, es debido sencillamente a que no ha querido usted más porque puede usted disfrutar de todo cuanto quiera. "Yo os he dado...todo lugar que pise la planta de vuestro pie.

39. A continuación se describe la tierra como abundante y de gran extensión, una vida en la que encontrará usted todo lo que necesite, en todos los aspectos de su vida. "Una tierra en la que fluye leche y miel. (Exo. 3:8)

40. "Vuestro territorio será desde el desierto y el Líbano hasta el gran río, el río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el mar Grande, donde se pone el sol." (1:4)

41. Pero nos encontramos con una tierra en la que se plantea al mismo tiempo el conflicto y la victoria:

42. "Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. Como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé." (1:5)

43. Una de las primeras cosas que aprendemos al encontrarnos en la situación en la que vivimos en el Espíritu es que, a pesar de que nos encontramos con conflictos, cada conflicto puede convertirse en una victoria y no tenemos necesidad de vivir derrotados. Es una frontera, por así decirlo, y no hay nada más emocionante que la vida en la frontera. Esta vida es especialmente como vivir en la frontera obteniendo la victoria en Cristo.

44. El secreto de vivir en la tierra incluye tanto una promesa como una presencia, un corazón obediente y un espíritu de poder. Dios dijo:

45. "Esfuérzate y sé valiente, porque tú harás que este pueblo tome posesión de la tierra que juré a sus padres que les daría. Solamente esfuérzate y sé muy valiente...

46. Va a requerir valor porque no se puede ir de un lado a otro, sin ningún propósito, entre la multitud. Es preciso que camine usted contra corriente.

47. "para cuidar de cumplir toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito en todo lo que emprendas. Nunca se aparte de tu boca este libro de la Ley; más bien, medita en él de día y de noche, para que guardes y cumplas todo lo que está escrito en él. Así tendrás éxito y todo te saldrá bien. (1:6-8)

48. ¡He ahí la grandeza del libro de Josué! ¡Ahí tenemos la promesa! La palabra escrita debe de ser nuestra continua meditación, que nos ha sido mandada, y debemos de estudiarla a fin de "conocer la verdad y la verdad os hará libres. (Juan 8:32)

49. "¿No te he mandado que te esfuerces y seas valiente? No temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas. (1:9) Y contamos con la presencia del Espíritu Santo que nos acompaña porque un corazón obediente da como resultado un espíritu de poder. Así es la vida en la tierra."

50. En el capítulo dos nos encontramos con la asombrosa e intrigante historia de Rahab y los espías que fueron enviados por el pueblo de Israel. Cuando estos espías llegaron a la casa de Rahab, ella les escondió debajo de unos manojos de lino que tenía ordenados sobre la azotea secándose. Mientras los hombres

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de la ciudad les estaban buscando, ellos se enteraron de un secreto sorprendente de labios de Rahab:

51. "Sé que Jehová os ha dado esta tierra, porque el miedo a vosotros ha caído sobre nosotros. Todos los habitantes de esta tierra se han desmoralizado a causa de vosotros. Porque hemos oído que Jehová hizo que las aguas del Mar Rojo se secaran delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos al otro lado del Jordán: a Sejón y a Og, a los cuales habéis destruido por completo. Al oír esto, nuestro corazón desfalleció. No ha quedado más aliento en ninguno a causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra." (2:9-11)

52. ¿Cuánto tiempo antes de que entrasen los espías en esta ciudad habían tenido lugar estos acontecimientos? Cuarenta años. En otras palabras, durante cuarenta años los habitantes de Jericó habían sido un enemigo derrotado y sus corazones habían estado desfallecidos, quedando derrotados mucho antes de que los ejércitos ni siquiera se les acercasen. Israel podría haber entrado en cualquier momento y se pudo haber apoderado de la tierra. ¿Cuánto tiempo lleva usted esperando para entrar y librarse de un enemigo derrotado en su vida?

53. A continuación leemos acerca de los espías:54. "Caminando ellos, llegaron a la región montañosa y estuvieron allí tres

días, hasta que los que los perseguían regresaron. Quienes los perseguían los buscaron por todo el camino, pero no los hallaron. Después los dos hombres se volvieron, descendieron de la región montañosa y cruzaron el Jordán. Fueron a Josué hijo de Nun y le contaron todas las cosas que les habían acontecido. Ellos dijeron a Josué:

55. --¡Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos! Todos los habitantes de esta tierra tiemblan ante nosotros." (2:22-24)

56. Después de tres días regresaron contando esta historia. Fíjese en los primeros versículos del capítulo tres. En el tercer día "muy de mañana se prepararon para entrar en la tierra. Aquí tenemos un recordatorio de que la resurrección tuvo lugar el tercer día, por la mañana muy temprano. Y fue mediante el poder de la resurrección que entraron y se apoderaron de la tierra de Canaan, siendo esto una imagen de Cristo obrando por medio de nosotros y a través de nosotros para concedernos la victoria sobre todas las derrotas, los impedimentos y todo lo que obstaculiza nuestra vida.

57. Sin embargo, entre los israelitas y la tierra, seguía fluyendo aún el Río Jordán. El relato de cómo cruzaron el Jordán es bastante parecido al de la ocasión en que cruzaron el Mar Rojo. En muchos sentidos ambos son una imagen de la misma cosa: la muerte. Cualquier hombre que se aventure a atravesar el Mar Rojo sin que se hubiesen separado sus aguas hubiera perecido, de manera que el hecho de atravesar las aguas es una imagen de la muerte.

58. Ahora bien, como es posible que ya sepa usted, el cruzar el Mar Rojo es una imagen de la muerte de Cristo a nuestro favor, al separarnos del mundo con todas sus actitudes, sus costumbres y opiniones. En otras palabras, cuando usted se hizo cristiano, cambió usted sus ideas y su sentido de los valores. Su bautismo fue una expresión del hecho de que estaba usted pasando de una vida a otra y de que había cambiado totalmente su actitud. Ese fue el Mar Rojo, la muerte de Jesús a su favor.

59. Pero el Jordán es una imagen de su muerte en Cristo, cuando usted acaba con su existencia adámica, cuando todo cuanto es usted acaba en Adán, cuando deja de confiar en sí mismo, cuando deja de querer dejarse guiar por su propio

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plan, de tomar sus propias decisiones y de fijar sus propias metas, descubre usted que no puede usted tener la vida de Cristo siguiendo el plan que usted se ha trazado. Si quiere usted aferrarse a su programa, solamente podrá tener usted su propia vida adámica y caída, pero si quiere usted la vida de Jesús, tendrá usted que aceptar al mismo tiempo su plan, que es uno de victoria. Al aceptar el principio que esta decisión representa cruza usted o bien el Mar Rojo o el Río Jordán. Pero el cruzar el Jordán es lo que hace usted al renunciar a su propio programa, cuando se decide y dice: "Está bien, si esto es lo que quieres para mi, Señor, así será. Eso es lo que pasó en el caso de Israel, al entrar en la tierra.

60. Usted cruza el Jordán de la misma manera que cruzó el Mar Rojo:61. "Y Jehová dijo a Josué: --Desde este día comenzaré a engrandecerte

ante los ojos de todo Israel, para que sepan que como estuve con Moisés, así estaré contigo." (3:7)

62. Por medio de la fe, eso es todo. Mediante la obediencia y por la fe. Dios le está diciendo a Josué: "De la misma manera que guié a Moisés para que Israel pudiese cruzar el Mar Rojo, te guiaré a ti para que Israel pueda ahora atravesar el Jordán. ¡Del mismo modo! Experimenta usted la vida de Cristo por cada momento de vida de la misma manera que hizo usted suya la muerte de Cristo por sus pecados. La fe que le sacó a usted de Egipto es la misma que le lleva a la tierra. Como escribió Pablo: "Por lo tanto, de la manera que recibisteis a Cristo Jesús, el Señor, así andad en él. (Col. 2:6)

63. ¿Era más difícil para Israel cruzar el Río Jordán de lo que lo fue cruzar el Mar Rojo? No, sencillamente pasaron, las aguas se retiraron hacia los lados y atravesaron por el centro. Lo mismo, sin problemas y, como ve, no hay nada de diferente en lo que se refiere a entrar en la tierra. Es sencillamente creer que Dios está en usted y que lo que ha dicho acerca de usted es verdad, que él ha roto los lazos que le unían a usted a su antigua vida (usted estuvo de acuerdo en ello) y le ha dado una nueva base que funcionará. Usted debe creerlo y salir sobre esa base, diciendo: "gracias Señor por estar en mi para hacer a través de mi todo lo que es preciso que haga y así es como entra usted en la tierra.

64. En el capítulo cuatro leemos acerca de dos conmemorativos que fueron establecidos por Israel. Uno de ellos eran doce piedras, colocadas a la orilla del río de manera que fuese un constante recordatorio para ellos del principio de la fe, a la que habían retornado después de años de haber estado vagando por el desierto. Estoy convencido de que este recordatorio es representativo de la Santa Cena del Señor, que es un continuo recordatorio del principio de vida por el que nos regimos.

65. El otro era una serie de doce rocas colocadas en el centro del río, que debían de ser colocadas donde estuvieron los sacerdotes mientras pasó todo el pueblo de Israel para llegar al otro lado. Las piedras habían sido colocadas antes de que las aguas regresasen a su lugar. Esta es una imagen de cómo Jesucristo ha permanecido en el lugar de la muerte lo suficiente como para que cada uno de los aspectos de nuestra vida dejen de estar controlados por el yo para estarlo por Cristo.

66. En el capítulo cinco nos encontramos con la segunda sección de la conquista de la tierra. ¡Qué relato tan impresionante! Al pensar los israelitas en entrar y apoderarse de la tierra, contemplaron la gran ciudad de Jericó con sus enormes murallas. Si bien Jericó era el primer obstáculo visible en su camino, no fue lo primero con lo que se tuvo que enfrentar Israel. Primero había algo que tenían que hacer y estaba relacionado con sus propias vidas. Dios no empieza nunca su conquista con el problema exterior. Descubrirá usted que empieza con usted, que es el primer problema.

67. Había tres cosas que era preciso que hiciese el pueblo de Israel antes de poder destruir al enemigo que estaba en la tierra. En primer lugar, tenían que

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ser circuncidados porque toda la generación que había sido circuncidada en Egipto había muerto en el desierto y toda una generación se había criado sin haber sido circuncidada, de modo que al entrar en la tierra, lo primero fue circuncidarles. Como sabemos, por lo que nos dice el Nuevo Testamento, la circuncisión es una imagen de un corazón entregado, es decir, un corazón que ha dejado de confiar en la carne, que se ha separado, es un corazón circuncidado. (Rom. 2:29)

68. La segunda cosa que necesitaban hacer era celebrar la Pascua por primera vez desde que habían dejado atrás el desierto. La Pascua es un recordatorio de la noche en que el Señor y el ángel de la muerte pasaron sobre las casas de los israelitas en Egipto, porque estaban protegidos por la sangre del cordero. Además es una imagen del corazón agradecido, que recuerda el día de su liberación cuando Cristo se convirtió en el sacrificio de la Pascua por nosotros.

69. Después de la celebración de la Pascua les fue dado un nuevo alimento. El maná que les había sustentado en el desierto dejó de aparecer el día en que entraron en la tierra y comenzaron a alimentarse de comida satisfactoria, como es el maíz de la tierra. Por lo que he podido descubrir, lo que más se parece en la actualidad al maná es el corn flake. ¿Cómo le gustaría a usted tener que alimentarse de cornflake todos los días a la hora del desayuno, de la comida y de la cena durante cuarenta años? Ellos estaban muy hartos del cornflake cuando llegaron a la tierra de Canaan. Y de hecho, la intención original no fue que lo estuviesen comiendo durante cuarenta años. Se habían tenido que alimentar de algo que les sustentaba y les daba energía, pero que nunca les dejaba satisfechos, pero cuando llegaron a la tierra, encontraron lo que satisface.

70. La conquista empezó por fin, Josué tuvo que planear la estrategia necesaria para apoderarse de la ciudad de Jericó. Imagino que debió de sentirse muy perplejo y confuso. ¿Cómo se las iba a arreglar para apoderarse de aquella enorme ciudad amurallada con ese "ejército de personas que no habían sido nunca entrenadas para la batalla? Al contemplar la ciudad bajo la luz de la luna, vio a un hombre con su espada desenvainada y le preguntó: "¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos? El le respondió: --No, yo soy el jefe del Ejército de Jehová, que ha venido ahora. (Jos. 5:14) Es decir, "no he venido para ponerme de parte de nadie, pero sí he venido para hacerme con el control. No es tu labor el planear la estrategia de la batalla, esa es mi tarea. He puesto la ciudad de Jericó en tus manos. Entonces este hombre le presentó a Josué el plan de batalla más asombroso que jamás se ha trazado. Lo que tenía que hacer era conseguir sencillamente que el pueblo marchase alrededor de la ciudad una vez al día durante seis día y en el séptimo, siete veces y luego tenían que tocar prolongadamente los cuernos de carnero y las murallas se derrumbarían. Eso era todo.

71. De igual manera que había tres cosas que tenían que hacer antes de prepararse para la batalla, en esta sección encontramos tres obstáculos principales que tenían que vencer antes de apoderarse de la tierra. Esto es una imagen de tres clases de problemas con los que nos enfrentamos al caminar en la vida cristiana. El primero de ellos es Jericó, con murallas de unos 100 metros de grosor y 20 metros de altura, una inmensa fortaleza, un desafío externo, un obstáculo aparentemente insuperable. Todo ello representa los problemas, que con más frecuencia empiezan al principio de nuestra experiencia al andar en el Espíritu, cuando nos enfrentamos con algo que durante años nos ha dejado desconcertados y se ha burlado de nosotros. Tal vez sea una costumbre o vicio que hemos tenido durante mucho tiempo y que nunca hemos podido vencer. Posiblemente sea alguna circunstancia que vivimos, que es una constante amenaza para nuestra vida espiritual y nada de

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lo que hagamos parece cambiarla. Puede que sea alguna situación en la que nos encontramos, alguien con quien tenemos que trabajar o algún problema que a nosotros nos parece insuperable.

72. Hay algo realmente sorprendente acerca de esta clase de problema. Cuando seguimos la estrategia esbozada aquí, sencillamente caminar alrededor de ellos, exhibiendo el arca de Dios (la presencia de Dios) mientras gritamos y tocamos las trompetas como señal de triunfo, las murallas se derrumban. Cuando hay un cambio total de actitud hacia un problema de esta naturaleza, el problema desaparece. El problema no es el obstáculo invisible, sino la actitud que tenemos sobre él y tan pronto como cambia nuestra actitud, el problema desaparece.

73. Pero Dios hizo que Israel marchase durante siete días enteros. ¿Por qué durante tanto tiempo? Porque ese fue el tiempo que les llevó cambiar de actitud con respecto a Jericó. Durante todo el tiempo habían estado pensando: "¡qué lugar tan grande. ¿Cómo podremos conseguir apoderarnos de él? Es una fortaleza insuperable. Día tras día, mientras marchaban alrededor de aquella ciudad, tuvieron tiempo de pensar que Dios estaba entre ellos, en el poder que había manifestado y en lo que él podía hacer. La actitud de ellos fue cambiando gradualmente, de modo que al séptimo día gritaron triunfantes y las murallas se derrumbaron. El momento en que obedecieron no resultó nada difícil.

74. El segundo obstáculo con el que se encontraron en su camino fue la pequeña ciudad de Hai. Pero primero tenemos la historia del pecado cometido por Acán, que codiciaba algo que estaba prohibido. Se apoderó de ello y lo escondió y cuando fueron en contra de Hai, Israel fue completamente derrotada. Josué cayó sobre su rostro ante el Señor y dijo: "¡Ay, Señor Jehová! ¿Por qué hicistes...esto? (Josué 7:7) Dios le respondió: "Josué, deja de inclinarte y no me vengas ahora con oraciones. Hay pecado en el campamento, ve y descúbrelo. Finalmente, después de haber buscado en todas las filas de Israel, llegaron hasta Acán y su familia y éste confesó.

75. Por lo tanto, Hai es una preciosa imagen para nosotros de esos problemas interiores que surgen por causa de nuestras propias lujurias y ante aquello que Dios dice que no podemos y no debemos tener. Representamos el papel de hipócritas y luego descubrimos que somos presa de cada fuerza malvada que aparece en nuestro camino y no tenemos el poder para soportarlo. Experimentamos el fracaso y la derrota igual que le sucedió a Israel, pero el momento en que confesaron el pecado, fueron hasta Hai y dejó de ser un problema. Fue una batalla, pero no un problema. Por medio de ello, obtuvieron la victoria sobre el problema de la carne.

76. Las dos batallas de Gabaón y Bet-jorón comprenden la tercera imagen de los ataques especiales de Satanás sobre el creyente. Gabaón es la historia de un engaño. Los gabaonitas se pusieron vestiduras viejas, cogieron pan seco y mohoso y odres de vino viejo y cabalgaron sobre asnos costales viejos para encontrarse con Josué. (Jos. 9:3ff). Cuando Josué se los encontró les preguntó "¿de dónde sois? "Bueno le contestaron, "somos de un país lejano. Hemos oído hablar acerca de las grandes proezas de Israel y hemos venido para hacer un tratado con vosotros. Josué dijo: "Cómo sé que sois lo que afirmáis ser? a lo que le contestaron: "Bueno, mira. Aquí están nuestras provisiones. Sacamos este pan fresco del horno cuando salimos y mira lo seco y mohoso que está. Y nuestras vestiduras, lo raídas y andrajosas que están. Hemos venido de tal lejos que nuestros asnos están agotados. Josué les creyó e hizo un pacto con ellos. ¡Cuando hubieron firmado el tratado, Israel se dirigió hacia la cima de la colina y allá abajo estaba Gabaón! Se habían visto atrapados y engañados por el ángel de la luz, habían sido presa de una decepción satánica que parecía ser correcta, buena y digna de confianza, pero no lo era. Tuvieron

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que actuar conforme a su tratado y no hacerles nada a los gabaonitas y como resultado, los gabaonitas se convirtieron en su aguijón en el costado durante el resto de la historia de Israel. Esa es la historia de Gabaón, el ángel de luz.

77. A continuación tenemos el relato de Bet-jorón, cuando todos los reyes de los cananitas se unieron y cayeron como una tremenda liga de naciones en contra de Josué. Fue una gran batalla y a pesar de que sobrepasaban grandemente en número a Israel, Dios concedió la victoria de una manera asombrosa, haciendo que el sol se detuviese en su curso, haciendo de ese modo que el día de la batalla durase hasta que consiguiesen la victoria, el largo día de Josué.

78. Esta es la imagen de lo que sucede cuando el demonio viene como león rugiente en el momento de producirse una catástrofe sobrecogedora que parece destrozarnos, conmocionar nuestra fe y nos hace exclamar: "Dios mío, ¿qué es lo que me está pasando? Y parece que se nos hunde el mundo bajo los pies por causa de algo espantoso, que nos hace titubear, pero Josué se mantuvo incólume en su fe, dependiendo de Dios para que realizase un milagro y Dios lo hizo. Se nos dice que "el justo no será removido jamás. (Prov. 10:30) Por eso es por lo que Pablo nos dice en Efesios que cuando el enemigo se presenta de este modo, debemos de mantener la calma, eso es todo, dependiendo de las promesas de Dios y el enemigo será derrotado. (Efes. 6:13)

79. El resto de esta sección (los capítulos 11 a 21) no es más que una operación de limpieza. Después de la batalla de Bet-jorón la tierra fue prácticamente de Israel, aunque se produjeron victorias individuales. Las victorias obtenidas por Caleb, por Otoniel y por los josefitas y el establecimiento de las ciudades de refugio contienen todo ello maravillosas lecciones acerca de la audacia de la fe, sobre cómo apropiarnos de lo que Dios ha prometido y usarlo en nuestra vida individual.

80. En la última lección nos enteramos de los peligros que nos acosan, cómo permanecer en la tierra y ciertos riesgos determinados, que tienen tres facetas. En primer lugar, tenemos el relato de los motivos malinterpretados, que fueron adscritos a los rubenitas, a los gaditas y a media tribu de Manases. Construyeron un altar en el lado equivocado del Jordán, produciendo la indignación entre las otras tribus de Israel. Para ellos, aquello era idolatría y desobediencia a los mandamientos de Dios. De modo que se reunieron y fueron a hacerles la guerra a sus propios hermanos. Cuando llegaron, los rubenitas, los gaditas y media tribu de Manases se sintieron muy molestos. Clamaron diciendo: "Ante Dios os decimos que esto no es una rebelión, permitidnos que os lo expliquemos. (22:23) Luego explicaron que temían que algún día, en el futuro, los israelitas en la tierra pudiesen decir a las tribus que se hallaban fuera de la tierra: "¿Qué tenéis que ver vosotros con Jehová Dios de Israel? Dios ha establecido la frontera aquí en el Río Jordán, vosotros no nos pertenecéis. Estáis fuera de nuestra nación. De modo que dijeron: "No hemos edificado un altar para adorar o para ofrecer sacrificios, sino sencillamente para recordarnos que pertenecemos al pueblo que se encuentra al otro lado del Jordán. (vs. 28) Es una maravillosa imagen que nos muestra el peligro de hacer críticas inapropiadas o de atribuir a otros motivos equivocados. Si hay algo que puede alejarnos de la victoria, es vernos involucrados en una controversia por motivos que no hemos entendido bien.

81. El segundo peligro es una obediencia incompleta. A pesar de que la tierra había sido entregada al pueblo de Israel, no la poseyeron por completo, sino que dejaron una parte de ella sin conquistar. Como les había advertido Josué al pueblo, al aproximarse el fin de su vida, la parte del pueblo que no habían conquistado y a los que se les había permitido permanecer con vida habría de convertirse en un constante problema para ellos durante el resto de su historia. (23:12, 13)

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82. Por fin Josué se presentó ante el pueblo con un importante mensaje, desafiándoles a que caminasen ante el Señor su Dios diciendo: "escogéos hoy a quién sirváis. (24:15) Está diciendo: "creéis que podéis seguir manteniendo una postura neutral entre seguir al demonio y seguir al Señor, pero no lo podéis hacer. Es exactamente lo que dijo Jesús: "no se puede servir a dos señores. (Mat. 6:24) Es preciso servir o a Dios o a Satanás, no se puede servir a los dos y no es posible adoptar una postura intermedia. Esta es la respuesta de Israel:

83. "Entonces el pueblo respondió diciendo: --¡Lejos esté de nosotros el abandonar a Jehová para servir a otros dioses! Porque Jehová, nuestro Dios, es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud. Delante de nuestros ojos él ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado en todo el camino por donde hemos andado y en todos los pueblos por los cuales hemos pasado. Jehová ha arrojado de delante de nosotros a todos los pueblos, y a los amorreos que habitaban en el país. Nosotros también serviremos a Jehová, porque él es nuestro Dios."

84. ¡Qué palabras tan valientes!85. "Entonces Josué le dijo al pueblo: "No podéis servir a Jehová." (v. 19)86. No podéis hacerlo. El gran peligro en todo lo relacionado con la fe cristiana es

la falsa confianza. Puede usted decir: "Pues yo puedo hacer lo que Dios quiere. Cuento con lo que se requiere porque, después de todo, conozco las Escrituras. Me he criado en la iglesia apropiada y, sin duda, puedo andar en fidelidad y honestidad delante de Dios. No me habléis de apostasia, de derrota, de que me haya enfriado espiritualmente, puedo servir al Señor. Josué dijo, sin embargo: "no podéis servir a Dios.

87. La gran lección de la vida espiritual es que no tiene usted la fortaleza en sí mismo como para mantenerse firme, por mucho tiempo que lleve caminando ante Dios. No puede usted tener ni un momento de fortaleza para arreglárselas solo porque su fortaleza se basa en la debilidad y en su sentido de dependencia. Su sentido de su constante necesidad de la fortaleza de Dios es la única cosa que le puede hacer que se mantenga usted firme. Josué, que era un anciano muy sabio, dijo:

88. "No podéis servir a Jehová, porque él es un Dios santo y un Dios celoso. El no soportará vuestras rebeliones ni vuestros pecados. Si vosotros dejáis a Jehová y servís a dioses extraños, él se volverá y os castigará y os exterminará después de haberos hecho bien." (24:19, 20)

89. "Entonces el pueblo dijo a Josué: --¡No, sino que a Jehová serviremos!"

90. No sabes de qué estás hablando, Josué, vamos a servir al Señor. Por eso es por lo que el próximo libro, el de los Jueces, el libro acerca de la derrota.

91. Oración92. Padre celestial, qué maravillas del conocimiento y de la sabiduría se

encuentran en este extraordinario libro que nos has dado y qué increíblemente pobres somos nosotros por no conocerlo y por descuidarlo. No le prestamos atención y vamos de derrota en derrota, amargamente desilusionados, con frecuencia sin ser apenas conscientes de cuál es el motivo porque lamentablemente no permitimos que el Espíritu nos enseñe. Enséñanos ahora a abrir el libro y a pedir al bendito Espíritu Santo mismo que lo haga real para nosotros, a fin de que lo entendamos, de que captemos lo que dice y de que andemos en su fortaleza, porque te lo pedimos en el nombre de Cristo, amen.

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¿Quién escribió El libro de Josué?

Hoy es admitido honestamente que El libro que lleva el nombre de Josué no fué escrito por Josué, por diversas razones:1) Todo el libro de Josué está escrito en tercera persona, lo que evidencia que fué otro autor quien está contando la historia y no el propio Josué.     Josue 1:1 “Yavé habló con Josué, hijo de Nun y le dijo:….” .2) En el libro de Josué se detalla su muerte y donde fué sepultado, lo que revela la presencia de otro autor. Josué 24:29 ” Después de estas cosas murió Josué, hijo de Nun…..Y le sepultaron en su heredad……”4) Finalmente está el relato del detalle del entierro de los huesos de José, traidos de Egipto y de la muerte de Eleazar hechos ocurridos posteriormente a la muerte de Josué.En definitiva, el Libro de Josué no fué escrito por Josué sino por un autor del que desconocemos su nombre.Autor: Indeterminado, probablemente JosuéFecha en que fue escrito Josué: Siglo XIV a.C. (1400-1301 a.C.)Tema Principal: La conquista y la División de la tierra de Canaán.Pensamiento Clave: Como receptor experimentado Éxito en las Luchas de la Vida, 1:8-9.

Trasfondo:El libro de Josué es una continuación de la historia del Pentateuco. Registra el cruce del río Jordán por Israel para entrar en Canaán después de la muerte de Moisés, como también la conquista y el establecimiento en Canaán de las doce tribus bajo el liderazgo de Josué. La fecha bíblica de la invasión de Canaán por Israel es cerca de 1405 a.C. El libro cubre los 25 a 30 años siguientes de la historia de Israel.Apropiadamente, se da al libro el nombre de su personaje principal que predomina de principio a fin como el líder escogido por Dios. La historia personal de Josué lo preparó bien como líder para la conquista. La tradición judía (el Talmud) atribuye a Josué la paternidad literaria del libro. La evidencia interna indica claramente que el autor fue testigo ocular de la conquista. Las partes del libro añadidas después de la muerte de Josué (Ejemplo 15:13-17 comparar con Jueces 1:9-13; 24:29-33), fueron quizás escritas por uno de los "ancianos que sobrevivieron a Josué" (24:31). Josué murió cerca del 1375 a.C. a la edad de 110 años (24:29).

JOSUÉDicTB 

SUMARIO: I. El hombre. II. El libro. III. Análisis del libro: 1. Preparación de la conquista: capítulos 1-2; 2. Penetración al otro lado del Jordán: capítulos 3-5; 3. La conquista de Jericó y de Ay: 6,1-8,27; 4. Desde el altar sobre el monte Ebal hasta la conquista de toda la tierra: 8,30-12,24; 5. Distribución de la tierra: capítulos 13-21; 6. Últimas disposiciones de Josué: capítulos 22-24. IV. Aspecto religioso del libro de Josué. 

I. EL HOMBRE. Josué (en he-breo, Yehósua`: Yhwh es salvación) es el gran personaje bíblico con el que está ligada la conquista hebrea de la tierra de Canaán y del que toma su nombre este

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libro (=Jos) que la narra. Parece ser que Josué, hijo de Nun, de la tribu de Efraín, antes de ser elegido por Moisés como su sucesor, se llamaba Hósea` (= liberación) (Núm 13,8.16; Dt 32,44), nombre que luego hizo teóforo probablemente el mismo Moisés. Josué se distinguió en la lucha contra Amalec (Ex 17,9-14); acompañó a Moisés al monte de la revelación (Ex 23,13; 32,17); dirigió junto con Caleb la misión de exploración de la tierra de Canaán (Núm 14,6.38); tuvo un papel decisivo en la superación del desánimo que cundió entre el pueblo después de aquella exploración, y, finalmente, fue elegido por Dios como representante y luego sucesor de Moisés, por el cual fue investido en su nueva tarea mediante un rito especial y solemne (Núm 27,15-23). Recibió más tarde la seguridad de que entraría en la tierra prometida (Dt 1,38), mientras que se vio excluida de ella toda la generación de la peregrinación por el desierto, con excepción de Caleb. Finalmente, fue testigo de los últimos instantes de la vida de Moisés, sucediéndole plenamente en la dirección del pueblo por las estepas de Moab, frente a Jericó: "Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos. A él obedecieron los israelitas, como lo había ordenado Moisés" (Dt 34,9). Así pues, su misión había sido largamente preparada por Dios al lado del gran legislador, cuyo espíritu había heredado.

La prudencia, la voluntad, el tesón fueron las dotes naturales que más brillaron en la vida de Josué. Su nuevo oficio es presentado en la Biblia con acentos exquisitamente religiosos: "Moisés, mi siervo, ha muerto; ahora comienzas a actuar tú. Pasa el Jordán... Yo estaré contigo como estuve con Moisés; no te dejaré ni te abandonaré. Sé fuerte y ten ánimo, porque tú deberás dar a este pueblo la posesión de la tierra que a sus padres juré dar" (Jos 1,2-6). Josué murió a la edad de ciento diez años (como José), tras la epopeya de la conquista y de la división de la tierra prometida, y fue sepultado en Timná Séraj, en las colinas de Efraín, en el territorio que le habían asignado los hijos de Israel (Jos 24,29-30). La versión griega de los LXX añade aquí una observación curiosa: "Junto a él, en la tumba donde lo sepultaron, depositaron los cuchillos de sílex con que había circuncidado a los israelitas en Guilgal...; todavía están allí". Un testimonio de la admiración que en la época posterior al destierro la tradición judía demostraba todavía por la persona y la obra de Josué es el largo pasaje que le dedica el Sirácida: "Josué, hijo de Nun, fue guerrero valiente, sucesor de Moisés en la misión profética; él fue —según su nombre— grande para la salvación de los elegidos de Dios, para tomar venganza de sus enemigos y dar posesión a Israel de su heredad. ¡Qué magnífico era al elevar sus manos y al blandir su espada contra las ciudades!... ¿No se detuvo el sol al extender su mano, y un solo día fue como dos? Invocó al altísimo y poderoso al presionarle por todas partes sus enemigos, y el Señor, que es grande, lo escuchó, haciendo llover piedras de granizo de gran potencia..." (Si 46,1-5).

Hasta aquí las noticias biográficas sacadas de la Biblia, pero de las cuales sólo es posible verificar el ambiente general, e incluso

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esto parcialmente, sin que se pueda esperar otra cosa. Todas las noticias encuentran un encuadramiento histórico general plausible, si se piensa —según la sentencia hoy más común— que el establecimiento en Palestina tuvo lugar por los años 1250-1225.

II. EL LIBRO. Desde el punto de vista literario, hasta hace pocos años (por el 1945) los críticos preferían ver en Jos el libro sexto de un ideal "Hexateuco": señalaban en él las mismas fuentes literarias del / Pentateuco (es decir, las fuentes yahvista, elohísta, sacerdotal, deuteronomista), movidos sobre todo por la idea de que Jos representaba el cumplimiento de la promesa tan destacada en los cinco libros anteriores. Además, parecía impensable que el Pentateuco terminase con la conquista de las regiones de Trasjordania, sin decir una sola palabra de la conquista, mucho más importante y significativa, de Cisjordania.

Pero en 1945 apareció un estudio de M. Noth que llamó la atención de todos los autores y los puso ante una perspectiva muy distinta: todos los que acostumbramos llamar "libros históricos" de la Biblia, y que en el canon hebreo son llamados más bien los "profetas anteriores", son elementos individuales de una gran obra de recopilación, que en su redacción definitiva podemos considerar (desde el punto de vista literario) como una "obra historiográfica deuteronomista"; esta obra comienza en el libro de Jos y sigue hasta el segundo libro de los Reyes. La obra del deuteronomista es un trabajo de ordenación y de conservación de materiales diversos, a veces paralelos, a veces contradictorios, dispuestos según un plan dotado de una índole orgánica sustancial aceptable.

Es inútil preguntarse si la obra que nos ocupa se debe a una sola persona; se trata del trabajo de una escuela, que actuó durante el período del destierro e inmediatamente después. Ésta es, por tanto, la ubicación cronológica de Jos.

Desde el punto de vista de la autenticidad histórica, la cuestión consiste ante todo en ver si las diversas narraciones corresponden o no a la tradición que tenía delante de sí el deuteronomista; en este sentido (de enorme interés para todos los autores) cada vez se acepta con mayor convicción que el deuteronomista no hizo opciones arbitrarias ni introdujo distorsiones de ningún tipo. Por otra parte, se trata de un material que un historiador tiene que manejar con atención y con mucho respeto, incluso en el aspecto histórico, evitando racionalizar a toda costa todo lo que el editor no quiso especificar ulteriormente o bien escribió inspirándose en su fe. Desde que se han perfeccionado los medios de la investigación exegética, tenemos la posibilidad de insertar la narración de la conquista en el cuadro topográfico, geográfico y político de la historia general, y esto es ya algo positivo. Sin embargo, no podemos llegar a determinar con precisión el tiempo, la sucesión y la fecha de cada uno de los sucesos.

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Hay una cierta generalización seguida por los redactores; aunque no da motivo para negar cada uno de los sucesos, nos avisa de hasta qué punto el marco de conjunto es inadecuado para expresar la cualidad específica de cada suceso. Esto se verifica cuando el colorido épico sirve de base a un formulario enfático y a unas cifras exageradas; cuando se acentúa preferentemente lo maravilloso, de forma que resulta a veces laborioso comprender cómo se desarrollaron concretamente los hechos. Cuando leemos desde el principio las palabras: "Vuestro territorio abarcará desde el desierto y el Líbano hasta el gran río, el Éufrates, y por el oeste, hasta el mar Mediterráneo" (Jos 1,4), no se puede menos de recordar las palabras de san Jerónimo: "Haec tibi promissa, non tradita" ("Estas cosas se te prometieron, pero no se te dieron": PL 22,1105). Al final de la vida de Josué se dice: "La tierra que queda por conquistar es mucha" (Jos 13,1); por tanto, es importante corregir la impresión que se deriva de una primera lectura del libro y que fue la causa del escepticismo tan difundido en los pasados años, pero que ahora finalmente ha vuelto a entrar en unos límites racionales.

III. ANÁLISIS DEL LIBRO. 1. PREPARACIÓN DE LA CONQUISTA: CAPÍTULOS 1-2. Preparativos inmediatos para la penetración en el país de Canaán: Josué, investido de la autoridad de jefe, recibe órdenes de Dios y comunica al pueblo la decisión de atravesar el Jordán; da las disposiciones debidas para la marcha, y el pueblo le presta juramento de absoluta fidelidad; decide enviar espías a la ciudad de Jericó, donde se encuentran con la prostituta Rajab y trazan con ella planes para el futuro.

2. PENETRACIÓN AL OTRO LADO DEL JORDÁN: CAPÍTULOS 3-5. Resulta singular el rito de aproximación al río: abren paso los sacerdotes llevando el arca; apenas tocan el agua sus pies, el río se detiene; los sacerdotes se paran en mitad del Jordán hasta que pasa todo el pueblo; cuando, finalmente, los sacerdotes ponen también el pie en la tierra de Canaán, el río reanuda su curso normal. Entretanto, Josué había ordenado que doce hombres, uno por cada tribu, tomasen cada uno una piedra para erigir luego un monumento en el lugar de la primera reunión: Guilgal; parece ser que se erigieron otras doce piedras como monumento en medio del cauce del río, en el lugar donde se habían detenido los sacerdotes con el arca. Toda esta narración representa la famosa cruz interpretum de nuestro libro, ya que son muchas las cosas que no se comprenden.

Hay una cosa cierta: el redactor quiso elevar la entrada en la / tierra por encima incluso del maravilloso éxodo de Egipto, sacando de las tradiciones cualquier dato que creyó interesante para su objetivo.

Grandiosa epopeya, a la que faltan todavía dos actos para que sea completa: la circuncisión de todo el pueblo (testimonio de la realización de la promesa a Abrahán: Gén 17,25-27) y la celebración solemnísima de la pascua, dado que el período en que los israelitas llegaron a la tierra prometida (el día décimo del

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mes de Nisán, marzo-abril) correspondía a la fecha de la pascua. Así pues, primero la circuncisión y luego la pascua (5,2-11), que celebraron por primera vez con los frutos de la tierra prometida. Estos sucesos extraordinarios —que escapan también a un examen literario serio— deben juzgarse más con la medida de la fe y de la reflexión religiosa posterior que con el ojo severo del historiador, aunque sería demasiado simplista e injusto eliminarlos como no históricos. Otro suceso que se olvida con frecuencia, pero profundamente arraigado en el ánimo y en la historia hebrea, está íntimamente relacionado con estos días de la llegada a la tierra prometida y que preceden al comienzo de la conquista: la aparición del "jefe del ejército del Señor" (5,13-15).

3. LA CONQUISTA DE JERICÓ Y DE AY: 6,1-8,27. Comienza la conquista de la tierra prometida, pero el procedimiento narrativo sigue siendo el que hemos visto hasta ahora, es decir, la relación de unas guerras muy originales. La caída de Jericó se narra con gran abundancia de detalles. La exploración de los espías había servido de preparación; ahora se narra la táctica de ataque y destrucción.

Una procesión compuesta de siete sacerdotes con siete trompetas; otros sacerdotes llevan el arca de la alianza, y el ejército de Israel tiene la orden de dar cada día seis vueltas en silencio en torno a las murallas de la ciudad. El séptimo día las vueltas son siete. En un momento determinado (al sonido de un cuerno de carnero) la procesión se detiene y todo el pueblo se pone a dar gritos fuertes; las murallas de Jericó se derrumban por sí solas; se concede sólo un momento para cumplir la promesa hecha por los espías a la prostituta Rajab y a su familia (6,1-23). Luego tiene lugar la destrucción total de Jericó. Siguen el caso ejemplar de Acán (c. 7) —para demostrar cómo hay que respetar la ley del exterminio (o entredicho)— y la conquista de la ciudad de Ay, ya plenamente enclavada en tierras de Canaán (8,1-27).

4. DESDE EL ALTAR EN EL MONTE EBAL HASTA LA CONQUISTA DE TODA LA TIERRA: 8,30-12,24. Queda así abierta la puerta hacia el centro de Palestina para ejecutar lo que había ordenado Moisés: "Cuando hayáis pasado el Jordán, levantaréis estas piedras sobre el monte Ebal... Alzarás allí al Señor, tu Dios, un altar de piedras que no hayan sido labradas..." (Dt 27,4ss). Israel fue conducido al valle de Siquén, subió al monte Ebal y aquí Josué escribió la ley ("Sobre las piedras escribirás con caracteres bien claros todas las palabras de esta ley": Dt 27,8). Después de ofrecer sacrificios sobre el monte, bajaron al valle entre los dos montes, Garizín por una parte y Ebal por otra: Josué leyó la ley y el pueblo se comprometió a observarla [/ Ley/ Derecho II, 2], consciente de las bendiciones y de las maldiciones que suponía la observancia o la no observancia de la misma (Jos 8,30-35). Como no está claro que la región de Siquén hubiera sido ya ocupada por los israelitas, independientemente de las diversas hipótesis que se han formulado, es muy oportuno recordar lo que dijimos antes [/ supra II] sobre el modo de escribir la historia de la conquista.

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Los conquistadores establecen una alianza con los gabaonitas: "Desde aquel día Josué los destinó a cortar leña y a llevar el agua, hasta el día de hoy, para toda la comunidad y para el altar del Señor en el lugar que el Señor eligiera" (9,26); más tarde tiene lugar la célebre batalla de Gabaón, localidad en la que se habían llegado a reunir cinco reyes "amorreos", es decir, cananeos. Fue en aquella ocasión, ciertamente memorable, cuando se habría acuñado la célebre expresión de Josué: "Sol, detente sobre Gabaón, y tú, luna, sobre el valle de Ayalón..." (10,12-13). Para la explicación de este suceso se han ofrecido varias soluciones, pero cada una suscita más problemas de los que resuelve. La postura más razonable es aceptar esta narración en su presentación milagrosa. Tras esta victoriosa batalla los israelitas se ponen a perseguir a los derrotados y conquistan todo el sector meridional de Palestina: "Josué se apoderó de todos estos reyes y de sus territorios en una sola expedición... Después Josué y todos los israelitas volvieron al campamento de Guilgal" (10,42-43).

Respondiendo a una coalición de reyes del norte, Israel, bajo la dirección de Josué, conquista en la batalla de Merón todo el sector septentrional de Palestina (11,1-20); "Josué conquistó toda la tierra, como el Señor le había dicho a Moisés, y la repartió eI: heredad entre las tribus de Israel. Y el país gozó de paz" (11,23). Viene a continuación la lista de los reyes vencidos (12,1-24). El material que contienen los anteriores capítulos ofrece tema abundante de discusión, tanto a los historiadores como a los aficionados a la topografía y a la onomástica de Palestina, pero también a las críticas textual y literaria.

5. DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA: CAPÍTULOS 13-21. Josué se ha hecho viejo, "la tierra que queda por conquistar es mucha... Ahora reparte por suerte esta tierra a los israelitas, como yo te he ordenado" (13,1.6). La primera distribución tiene lugar en Guilgal. En primer lugar se recuerda la distribución de la Trasjordania, realizada ya por Moisés: la región había quedado subdividida entre las tribus de Rubén, de Gad y la mitad de la numerosa tribu de Manasés (13,8-14). Luego Josué, el sumo sacerdote Eleazar y los jefes de tribu proceden a la asignación de las diversas regiones a las restantes tribus sobre la base de dos principios: sacar a suertes, pero, al hacer el sorteo, tener también en cuenta la entidad de la tribu que habría de ocupar una región determinada. Puesto que era bastante difícil que coincidieran los dos principios, es probable que la comisión eligiera un distrito sin delimitar bien sus fronteras y que luego, tras la elección de la tribu, se asignasen en conformidad con ella los límites del territorio (cc. 14-19). La única tribu excluida del reparto del territorio conquistado fue la de Leví: "Moisés no dio heredad alguna a la tribu de Leví, porque el Señor, Dios de Israel, es su heredad, según él les había dicho" (13,33; 13,14).

Las últimas distribuciones se refieren a dos instituciones singulares en todo el antiguo Oriente. En primer lugar, las ciudades levíticas para los miembros de la tribu de Leví.

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Siguiendo las disposiciones de Núm 35,1-87, había que asignarles algunas ciudades en las que pudiesen vivir, dentro del territorio de varias tribus; aquí (Jos 21) se señalan estas ciudades, distribuidas según las tres gran-des ramas de la tribu de Leví (cf Ex 6,16-18 y Núm 3,1-39). Todavía es más original socialmente la institución de las ciudades refugio, que protegían a los homicidas preterintencionales del vengador de la sangre, es decir, de aquel que según la ley del talión tenía la obligación de hacer justicia sumaria vengando al muerto [/ Ley/ Derecho VI]. El libro tiene un final triunfante, en consonancia con todo lo anterior: "El Señor dio a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres. Se posesionaron de ella y vivieron en ella... Ninguna de las promesas que el Señor había hecho a la casa de Israel cayó en el vacío; todas se cumplieron" (21,43-45).

6. ULTIMAS DISPOSICIONES DE JOSUÉ: CAPÍTULOS 22-24. Con menos propiedad, estos últimos capítulos son llamados también "apéndices". En efecto, tanto la narración como el estilo y la finalidad que pretenden demuestran que se trata de una parte integrante de la obra.

Josué despide a las tribus de Trasjordania después de haber elogiado su comportamiento en la tierra conquistada; ellas, al partir de Cisjordania, erigen un altar a orillas del Jordán; las otras tribus interpretan este hecho como una amenaza a la unidad (c. 22).

Josué da al pueblo sus últimas recomendaciones (c. 23) y, en una gran asamblea, reunión ideal de todas las tribus, se le repiten todos los puntos importantes de la historia anterior —desde Abrahán hasta toda la conquista— y se renueva la alianza en el valle de Siquén (c. 24): el pueblo reconoce la realización de las promesas por parte de Dios y promete fidelidad a la ley: "Aquel día Josué hizo un pacto con el pueblo, le impuso leyes y preceptos en Siquén" (24,25).

IV. ASPECTO RELIGIOSO DEL LIBRO DE JOSUÉ. El mensaje de esperanza que la escuela deuteronomista supo recoger de las antiguas tradiciones y exponer a los desterrados está en la raíz de esta epopeya de la conquista, de forma que es posible trazar una reconstrucción de la nación en el pequeño fragmento que es el territorio de la tribu de Judá. Pero como el punto de apoyo de esta esperanza era, por una parte, el retorno a la propia conciencia de deportados por motivos eminentemente religiosos y, por otra, la profunda fe de los padres en el Dios de la alianza, el carácter religioso es el que domina todo el libro. Las etapas principales están marcadas por intervenciones divinas: todo está organizado en torno a los cuatro grandes acontecimientos religiosos: la primera pascua en Palestina, la circuncisión (sello de la alianza), la relectura de la ley en el monte Ebal y la explícita renovación de la alianza en la asamblea de Siquén.

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El libro nos presenta unos sucesos dotados de un significado que llega profundamente al ánimo del lector atento, como el paso del Jordán, la función del arca (emblema de Israel), la caída de Jericó. La tierra y su conquista se consideran bajo una perspectiva que podemos calificar de "mesiánica" (cf Sal 105-106). El paso del Jordán se pone en paralelo con el tránsito del mar Rojo; también el maná cesa cuando se saborean los frutos de la tierra (5,12). Orígenes observaba que el apóstol (lCor 10,1) habría podido escribir también así: "Nuestros padres pasaron todos el Jordán y todos fueron bautizados en Josué en el espíritu y en el río" (PG 12,847).

De forma viva y casi dramática se vislumbra en Jos el régimen de la alianza entre Dios e Israel. El que da el país a Israel es su Dios; es él el que combate a su lado y el que le guía en todos sus pasos; el pueblo tiene que responder observando las leyes de la alianza (1,8). Por eso el período de la conquista será considerado como un tiempo de religiosa fidelidad (Os 2,14-17; Jer 2,2). La solidaridad del pueblo, la responsabilidad del jefe y su obligación de estar en contacto continuo con Dios son objeto de especial insistencia.

El nombre de Jesús, que en hebreo es idéntico al de Josué, no es el único motivo de paralelismo entre los dos; baste recordar el paso del Jordán, la circuncisión del corazón, la nueva pascua, la verdadera tierra prometida, la lucha espiritual por cada conquista, la nueva alianza.

BIBL.: ABEL F.M., Josué, París 19582; ALONSO SCHOKEL L., Josué y Jueces, Ed. Cristiandad, Madrid 1973; Auzou G., El don de una conquista. Estudio del libro de Josué, Fax, Madrid 1967; BALDI D., Giosué, Marietti, Turín 1952; GARSTANG, Joshua-Judges, Oxford 1930; NOTH M., Das Buch Josua, Tubinga 1953; PÉREZ RODRIGUEZ G., Josué en la historia de la salvación, Ed. Casa de la Biblia, Madrid 1972; SOGGIN J. A., Le livre de Josué, Neuchátel 1970; STELLINI A., Giosué, Ed. Paoline, Roma 19813.

L. Moraldi