La representación caótica

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La representación caótica (análisis del sistema eledoral ecuatoriano) Simón Pachano

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La representación caótica

(análisis del sistema eledoral ecuatoriano)

Simón Pachano

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REG.

CUT.

B13UOTECA • Fl..ACSO

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Indice general

Presentación 9

Prólogo por Dierer Nohlen 11

Introducción 21

l. Características del sistema 22 1.1. Definición por negación: lo que no es 22 1.2. Lo que es el sistema y cómo funciona 25

2. La aplicación del sistema 31 2.1. Empadronados, ausentismo, votos nulos y blancos 31 2.2. Nota metodológica

(el problema del cien por ciento) 40 2.:>. Candidatos, listas, provincias y regiones 43

3. Los resultados del sistema 58 .3.1. Problemas de representación 59 3.2. Impacro sobre el sistema de partidos 68

Anexos 75

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lndice de cuadros Cuadro N" l: Asamblea Nacional: Número de represenrantes

según provincias (tamaño de los disrriros). 28 Cuadro N" 2: Asamblea Nacional: empadronados, voranres

y ausenrismo, por provincias y regiones naru rales, ;13 Cuadro N" 3: Ausentismo en elecdones de diputados provinciaJes

0979-1996) y de Asamblea Nacional (1997), 3 5 Cuadro N') 4: Votos nulos y blancos en elecciones de diputados

provinciales ( 1979-1996) y de Asamblea Nacional l7 Cuadro N" 5: Asamblea Nacional: voros válidos, nulos y

blancos por provincias. 39 Cuadro :N" 6: Asamblea Nacjonal: candidatos y lisws,

seglÍn provincias y regiones. 47 Cuadro N' 7: Asamblea Nacional: listas según número

de províncias de presemactón. 49 Cuadro ~· 8: Asamblea Nacional: votación por listas con

representación según proporción de voros obtenidos. 52 Cuadro N'' 9: Asamblea Nacional: canJidaros elecros

según proporción de votos obrenidos 54 Cuadro N" 10: Asamblea Nacional: distancia enrre la voradón

por primero y segundo escaños de cada lisra. 56 Cuadro N' 1 l: Asamblea Nacional: distancia enrre la votación

por primero y último escaños de cada J ista. 57

Anexo K" 1: Asamblea ~acional: votos obtenidos por list<L.'i según regiones 75

Anexo N' 2: Asamble-1 Nacional: listas según regiones y provincias de presentación 7H

Anexo N" 3: Asamblea Nacional: voms obtenidos por los canidaros electos(% sobre toral de vommes). H 3 Asamblea Nacional: índice Je votación de los candidatos electos, según provincias (primer escaño 1 00). B8

Anexo N" 5: Asambiell Nacional: orden de llegada, orden de presentación y varia<:i6n de listas con representación. 92

Anexo N"6: Asambi¡;>a Nacional: proporción de voros y escaños por listas, según provincias. 99

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Presentación Es re libro rewge d priml·r pruduno de una mvesrigati6n que se vítnt: Jesarroli.m­Jo en la E:( ulrad Lmirwamcnuna dt· C!enllas Sotiale~, fLACSO. Sede Ecuador, sobre e1 :>!~tema ckrtnr::d ccwnon;wo. EsK e~fuerzo invesrigativ•> se t·nmun:a eH un proyecto compnr;nivn ;¡_ nivel mumlmJ (Comp,tracivt: Srutiy uf Ele(toral Sysrerrt'i, CSES), tuyo S<:Lrer::H'i'J-do lo q<:rce el Centcr für Polit1tal Stuclies, Iostirurc for So­t.i<tl Research de lu t_;n_¡ver<.:H..laJ de M1thí~an en Ann Arbor, de Es[<K.Ios Unldos y tuem,l. um d ar·oyo del Wis-.em.chalúzt·mrum Hedm für Sol:lalt()rs.;-huog, dt Ak­manttl

Lt mvesuganón hu::.c.J conon:r varios de· los m(driples itspet.ros que ut·nen rtlanón con u o clcnwnro básKo de b democmua repn.'senrariva, como son bs eleüiones. Dcmrn de e~;ws '>l' induyen rcm<t\ :an diversos corno la tonducra de los eltxTort;.

fruw: .tlos parridos y .1 las msl:JtKu~ de repn:sl:nt;.~oún, d FuoC~onami~;nro J~: ias Jnstttuuoncs entJrgadas de b condutuón y tcalización de los ~:vr.:ntos dccrowles, la cttpar.. ídad de logr,l runa Jdt< uad.J. y satlsiactoria rqJresemat:Jón por mt:d1o Je los rr:ecwismos y procc:dtma·uros ~Jtdizados, <lSÍ tomo la IOLidend.t que rodos ellos tienen :.obn..: el Sl~fcma polftiu),

Por um;;iguÍ<:'nte, estt estuJlo n:ba;;;¡, los límites dt lo gue en térmmns estritms se engloba bAjo¡;[ conct'pto Je St".tern,t dcnoml y sr: adentra en rcrrenos corno ia cui­cum políuu y el J¡seño im.rirucion;lL AJem,is. bas<indos<: en su wserción demro de un esfuerzo dz' carú_ru tnmpamrivo a :livd mundwl, s<: plantea urii1zar la in­formacJrín de orras exptTÍt'n'-!as {c~;1ecüdmenrc hltinoarnernan;>s) para esc:blt:rer un balan( e del :;;srema dectütal ecuatoriano en .tspccros como la L'áp<Kidad de r~:~ pieSL'ntactón y la legtttm!dltd de las instirucione.s políucas. Con esu.- fin se ba pro­

u:chdo a !a tonformanón de una b<tSt de d.uos dtt rora les, tonsr¡tuida ranw por las senes ht~túnca~ qde se consrruytn con los resultados deuomle;., zomo por b in­finm,rdón d:n:ct<l que se obtiene ,t travts de enluesws dJstfiada.s t'S["X'cífiwmenrc

en LJfK i1~n ~lt los ob!eíÍVo.s de la 1 nvnri.ga( JÓn.

En el present<· fexw '>t' aborda lmicameme el desempeño del nuevo SJ"rem,\ deuo­ral tn \U pnmer ep::n H 10 Je aplitanón, en la:-:. ckccione~ para Lt conformat ión dt: ht Asaml)k<t Nacwnal Constímyrnte, t:n nm:u::mi::ne de )')97. l!src Ú.':lt<:ma, apro­bado por refercndum tn mJyo dd mi"rno ai'io, constituyó un tamh:o ~adic.ü um respetro al que:: regia hasrJ ('Se momento y qul' se asentaba en dos elememos u_'fl~ tntlc\: la voca\ !ón por lisra,., cerrad,t:> y bioque;.<das, por un L1do, y una modahdad dt asign¡~_ricín de pue.sws hasaJa en b apli\au<Ío de doble UJtJtnte que hada pos;-

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hlc la teptesenracióo proporcional con presencia de hL\ minorías. E 1 n~J(~Vo sistema, por el tonnatio, se asienta en la voración por personas (denrro de lista.•> ab.if'rras), con represenraóóo de mayorías y en consecuencia sin presencia de las minorías. El esrudw da. cuenra de los etecros y las consecuemias de esras caracrerfsrkas sobre diversos aspecros, en espedai sobre la t.:alidad y la eficiencia de la represenracl_ón po1írjca"

Los sucesivos cambios que han sido introducidos en d sistema electoral dtsdt> el re­romo a la vigenCJa del orden constirucional, en especial el úlrimo. han modificado las formas de represenración de la sodedad ecuatoriana en t>l sisrema poLítico. De nn predomjnio de los parridos, que prácricamenre oscenrahan el monopolio de la represemación, se pasó primero a una modaJidad de compecencia abierra y práni­cameme ilimirada y luego, con la person:tllzación deJa votación, a un esquema en el que ellos quedan relegados a un segundo planu e incluso se encuentran en infe­rioridad de condiciones frente a las as.ociat.iones elecrorales de independientes, Ade­más, problemas como la pers.onalización, el caudillismo, el cacigmsmo y lu. vi,gen-

, cia de las relaciones clientelares, han rendido a agudizarse a partir de esras reformas. En rérminos generales, como se analiza en el presente libro, la relación t:·mrt.· la so­ciedad y el sisrema político -que es lo que se resume en el cuncepro de reprt:·sema­ción- ha sufrido serios golpes en los últimos años en el Ecuador.

El prólogo del libro ha sido tscriw por Dierer Noblen. protl;"m de la Universidad de Heidelherg. en Alemania, uno de los ex:perros mundiales en el esxudio y rrara­mienro del rema de sistemas electorales. En un notable esfut:rzo de síntesis, eJ pro­fesor Nohlen establece el marco conceptual y analírico en que se inserra el rexro sobre el Ecuador.

A lo largo Je dlversas fases del esrudio, así como en la edJCíón y publicación del presenre libro, FLACSO ha conrado con d apoyo de la Fundación Konrad A de~ nuaer. Ambas insrirucones han unidu sns esfuerzos en el desarrollo de- actividades ligadas a la investigación, debare y difusión de aspecros rrlac10nados con l;~ demo~

cracia, de maner¡¡ que esre volumen cunstiruyt: uno de los resulrados de un largo y fructífero t~ahljo que rontinuará proyectándos<' en d fmuro,

Fernando Carrión Direnor de FLACSO Sede Ecuador

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Manfred Rabeneick Representante Fundación Konrad Adenuaer

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Prólogo Dieter Noblenl

Los sistemas electorales desempeñan indudablemente un pa­pel fundamental en el proceso político. Tienen repercusiones so­bre el comportamiento electoral y, de este modo, sobre la vota­ción. Además, convierten los votos en escaños, influyendo así so­bre la distribución del poder. Pero su mayor influencia radica en la conformación de la estructura del sistema de partidos, tenien­do importantes efectos sobre los modos de interacción entre los partidos y entre estos y la sociedad, así como sobre la capacidad del sistema de partidos de comribuir a un desempeño del gobier­no que satisfaga las demandas de la sociedad.

La importancia de los sistemas electorales sugiere por lo tantO un gran cuidado de parte del legislador a la hora de decidir sobre la reforma del sistema elecmraL Es cierto gue el s·istema electoral casi en ningún país está ltbre de críticas. Además, el tema electo­ral ocupa un lugar prominente en las preocupaciones políticas, da­do que lo institucional siempre afecta intereses. Sin embargo,

~~~~~·····~-

Amor Jc Jm libros Stsremas ~lecwr¡.~Jt-s y ~t::.rerna:!. dt' p<trttdo~ polithJl~, fonJo Jc Cul~ ttlT:l EcomJm¡, ¡¡_, Má1co, 1 Sl9:4 (:; ~'' 1 ) y Ekn-Jorw~ y ;.¡srema'i ck·uorJ.It·~. ~uevas Soue~ JaJ. c..~ rucas, 1 t)9)

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existen criterios y experiencÍits que el legislador interesado en una reforma tiene que tener presentes. Su consideración es indispensa­ble para poder evaluar la idoneidad y oportunidad de las propues­tas técnicas de reforma que acompañan a las críticas del sistema electoral vigente.

En América Latina priman los sistemas electorales de repre­sentación proporcional con circunscripciones de tamaño variable y la candidatura por listas cerradas y, casi siempre, bloqueadas. Es por eso comprensible que el tema de la personalización del voto haya estado, desde el retorno de la democracia, constantemente presente en los debates elenorales de la región. Sin embargo, no hay que olvidar que la sociedad espera que los sistemas electora­les cumplan al mismo tiempo con distintas funciones. Estas no pueden optimizarse simultáneamente, por lo cual es indispensa­ble pensar en compromisos.

¿Cuales son las demandas funcionales que se le plantean gene­ralmente a los sistemas electorales? Si dejamos de lado expectati­vas itrealistas así como puras consideraciones de poder, cenemos esencialmente cinco demandas funcionales que juegan un papel importante en los debates sobre sistemas electorales en el nivel in­ternacional:

l. Rcpre.rentaáifn: este criterio se entiende en un doble sentido: por un lado, representación para rodas en términos de que se vean representados los distintos grupos de personas, funda­mentalmenre las minorías y las mujeres: por otro lado, repre­sentación justa, es decir, una representación más o menos pro­porcional de las fuerzas sociales y políticas, equivalente a una

,_ relación equilibrada entre votos y escaños. El parámetro de medición empírica de una representación adecuada es el grado de proporcionalidad entre votos y escaños. Desviaciones dema-

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siado pronunciadas de la proporcionalidad suelen considerarse problemáticas.

2. C(¡mmtraádn y e(ertividad: e u el proceso electoral se tram de la agregación de imereses sociales y opiniones políticas de tal manera que de ellas resulten decisiones políticas y que la co­lectividad adquiera capacidad de acción política. Las eleccio­nes son comprendidas como un acto de formación de la volun­rad política - y no solo como una forma de copiar o de medir las opiniones presentes en la población. Los parámetros de la adecuada capacidad de concentración de un sistema electoral son: a) el número o. mejor dicho, la reducción del número de los partidos que obtienen mandatos en el parlamento; bl la formación de una mayoría partidaria o de una coalición que tengan carácter estable en el parlamento, base de un gobierno esrable. Los sistemas multipartidistas que a menudo coinciden con gobiernos inestables, son visms normalmeme como pro­blemáticos. Por consiguiente, este criterio abarca asimismo el de la efectividad del sistema electoraL El parámetro de la efec­tividad de un sistema electoral es si éste contribuye a generar estabilidad en el funcionamiento del sistema político. A me­nudo se teme que una reforma del sistema electoral en direc­CJÓn de la representación proporcional conlleve inestabilidad política. Esto no sucede necesariamente. La introducción de elementos proporcionales en el sistema electoral existente puede instrumentarse de tal forma que no sólo no se reduzca la estabilidad gubernamental, sino que se incremente a través suyo la legitimichcd de la representación política y así la esta­bilidad política del sistema democrático. En todo caso, la es­tabilidad gubernarnemal es un valor en sí. Por supuesto. no todo gobierno estable es un buen gobierno, pero es altamente improbable que la inescabilídad política genere un buen go­bierno.

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3. Partiáparirín: aquí no se rrata de la participación en el senti­do común del término - pues las elecciones son en sí un ac­to de participación política-, sino de un más o un menos en la posibilidad de expresar la voluntad política por parte del elecror y, por cierro, en el marco de la alternativa voro per­sonalizado - voto de partido o de lista. Esra alternativa se asocia con un más o un rnenos en relación, en conocimiento, en responsabilidad y en identificación entre elecrores y ele­gidos. El parámetro para medir una adecuada participación (en el semido restringido) permirída por un sistema decro­ral, es la forma de votación personalizada. Si ésta se halla ro­talmente descartada, como por ejemplo bajo la forma de la lista cerrada y bloqueada, ello es interpretado corno proble­mático a la luz de la críttGl que se ha expandido por Améri­ca Latina y otros lugares del mundo.

4. Simp!iádad: Esta demanda constituye más bien un requisito orientativo, ya que todo intento de cumplir simultáneamen­te con los criterios de represen ración, efectividad y participa­ción, conduce inevitablemente a un sistema electoral más complicado que el del tipo que resultaría si uno tratara de sa­tisfacer sólo uno de los criterios. Sin embargo, es válido el criterio de que el electorado pueda comprender cómo opera el sistema el electoral y pueda hasta cierro punto prever cuá­les serán los efectos de su vmo. Por otra parte, es muy difícil señalar un parámetro de medición preciso, dado que la eva­luación depende de contingencias históricas. Por ejemplo, a un extranjero le parecía muy complicado el sistema de doble voto stmulráneo de Uruguay, pero no tanto a los propios uru­guayos que convivieron durante más de cincuenta años con este sistema electoral. Otra valoración debe hacerse en el ca­so de que -en democracias aún no consolidadas -el propio sistema electoral retarde el escrutinio y el cómpnro de los vo-

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tos, con el inconveniente de suscitar dudas o suspicacias res­pecto a la limpieza de las elecciones.

5. Legitimidad: Este último criterio engloba a todos los demás, en el sentido de que se refiere a la aceptación de los resultados de las elecciones, del sistema político como un todo- en otras pa­labras, democracia - y del sistema electoral - o reglas de juego de la democracia. U o parámetto para juzgar el sistema electo­ral de acuerdo con este criterio, puede ser el de observar si el sistema electoral sirve para unir o, por el contrario, para desu­nir al país. Los medios de comunicación y algunos miembros de la comunidad académica suelen emplear el grado de absten­cionismo como un parámetro para medir la legitimidad de un sistema político. No obstante, el abstencionismo no es tan buen indicador como se supone, ya que: en primer término, el fenómeno de la legitímidad depende de múltiples variables diferentes; en segundo término, no hay una correlación signi­ficativa entre el grado de la participación de los votantes en las elecciones y la legitimidad del sistema democrático y, en ter­cer término, los sistemas electorales pueden tener un efecto muy limitado sobre el abstencionismo. Otro indicador de la legitimidad puede ser la extensión y la profundidad de la crí­tica que recibe el sistema electoral por parte de la opinión pú­blica. Aquí puede abrirse un verdadero abismo entre la calidad técnica del sistema, por un lado, y la intensidad de la crítica, por el otro. En Venezuela, p.ej., en los años ochenta, casi to­

dos los especialistas en la materia estaban de acuerdo respecto a las virtudes del sistema electoral vigente, pero la opinión pú­blica clamaba por una reforma. Al final, los candidatos a la presidencia se hicieron eco de esta solicitud en sus promesas electorales, y los partidos acordaron la reforma del sistema electoraL Pero cuando el sistema está exento de crítica, o cuan­do su grado es menor, se puede suponer cit,rta satisfacción con

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el funcionamiento del sistema y un alto gmdo de legitimidad, Por último, se puede averiguar el grado de legitimidad de! sis­tema electoral a través de encuest¡JS. Este indicador puede te­ner el inconveniente de que el encuestado esté mal informado sobre el sistema electoral en cuestión, lo que por otra parte no constiruye el mejor momenro para juzgarlo, ya que entonces la apreciación del sistema electoral se vincula n1ás con las pro­pias opciones políticas del elector, lo que lleva a percibir al sis­tema electora[ en términos de si es o no favorable para su par­tido polírlco. Asin1ismo, se presenta la disyuntiva entre un sis­tema electoral c¡ue funciona objetivamente bien y una mala apreciación sub¡etiva, Un buen ejemplo de esre caso es el sis­tema electoral boliviano que, pese a haber contribuido efecti­vamente a la gobernabilidad del pa[s, fue decididamente re­chazado por los encuestados, Asl", aunque es obvio el requisiro de la legitimidad del sisrema eleccoral, es difícil indagar los parán1euos de su presencia o ausencia.

La personalizac ión del voco es una reforma de esencial impor­tancia, Dentro de la representación proporcional, ésta puede resol­verse técnicamente de dos n1aneras básicas. Por un lado, existe la posibilidad de reformar la f()rma de la lista, introduciendo listas semi-abiertas o abiertas, Por orro lado, puede modificarse la dis­tribución de las circunscripciones, introduciendo una tierra can­tidad de circunscripciones uní nominales, El voranre elige en am­büs casos candidcttos, el voto es personaL Sin embargo, las funcio­nes y los efecros de esras formas de personalizacíón del voto son muy distint<K La diferencia deCisiva es que, en el caso de la lista semi-abierta, que generalmente se considera como más viable que la abierta, el elector enfrenta una selección de los candidatos de un mismo partido, mieutras que en el caso de la circunscripción uní­nominaL la comperencia se resrringe a una lucha entre candidatos que miliran en partidos Jifcrenres, L~ competencia es en el primer

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caso ínter e intrapartido, en el segundo caso sólo interpartido. La competencia inrrapanido de los candidatos, lenómeno recurrente en los partidos políticos, no la deciden los órganos del partido (en muchos países la decisión la torna, en los hechos, la cúpula mayor del partido), sino que la decide el votante. La nominación por par­re del partido pierde importancia; por el contrario, en el caso de la circunscripción uninominal, el papel del partido no se ve cues­tionado. Dado que con la lista abierta y semi-abierta, el electOr in­fluye decisivamente en la selección del personal político, la forma abierta o semi-abierra de la lista aparece como el mecanismo que incrementa de manera fundamental y de forma cualitativa la par­ticipación del electorado.

Quien evalúe la política desde este punto de vista, optará por la lista abterra o semi-abierta, ante el hecho de que el voro perso­nal en circunscripciones uní nominales no cambia tanto la relación votante-elegido en favor del elector. Sin embargo, la evaluación tiene que basarse en varios criterios y no sólo en el de la mayor o menor capacidad de selección del votante. Tiene que tomar en cuenta también las experiencias concretas con las listas abiertas y semi-abiertas en varios países. Estas experiencias, en la práctica, no sólo no son tan positivas respecto a los objetivos atribuidos a estas listas, sino incluso muy negativos en otros aspectos.

Primero, la lista cerrada y no bloqueada puede debili rar a los partidos y hacerles difícil cumplir con sus funciones. EstO puede resultar especialmente grave en situaciones en que los partidos políticos se hallan muy poco estructurados y donde existe alta vo­larilidad del voto. Puede ser grave también en circunstancias en que los parrídos tienen que velar por una representación polí rica socialmente balanceada, integrando representantes de determina­dos sectores de la sociedad, especialmente minorías (étnicas, lin­güísticas, religiosas) y mujeres. Y es asimismo grave porque los

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partidos pierden buena parte de su capacidad de planificar la com­posición de su fracción parlamentaria, en términos de integrar en ella líderes, especialistas en materias políticas como la política agraria, social o ambiental, quienes a menudo no tienen fácil ac­ceso al voto del electorado. Por el contrario, se imponen fácilmen­te personas que atraen el voto por su grado de conocimiento en la población, conseguido frecuentemente a través de la fama en el deporte o en el mundo del espectáculo, lo que aumenta el popu­lismo dentro de los partidos políticos.

Segundo, respecto a la lista cerrada y no bloqueada, ella nor­malmente aumenta no sólo los niveles de competencia, sino tam­bién los gastos de campaña, buena parte de ésros dirigidos a deci­dir quien va a representar al partido en el parlamento, cuando el escaño para el partido ya se encuentra asegurado. Vale considerar que la competencia intraparcído en general no contribuye a mejo­rar las perspectivas de un partido de ganar más escaños. Y vale añadir además que dicha competencia sustrae fondos que pueden ser dedicados a la lucha interpartidos.

Tercero, para poder competir entre ellos, los candidatos de una lisra abierta o semi-abierta tienen que erigir y mantener un net­

trork de apoyo dentro del partido, cuya razón y función no se en­cuentra en el campo político-ideológico, sino en el económico-fi­nanciero. El dientelismo se desarrolla y establece como modelo de relación entre candidato-diputado y miembros del grupo de apo­yo. El clientelismo es un fenómeno bien recurrente en muchos países, como también el clientelismo de partido. Sus causas son múltiples. Sin embargo. lo que se afirma aquí, es que el diente­lísmo, sin considerar su grado, crece debido a la dinámica políti­ca impulsada por las listas abiertas y semi-abiertas. Por otra par­te, en los procesos de reforma del sistema electoral, los actores so­ciales y políticos favorecidos por el dJentelismo político, pueden

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estar interesados en la bsra semi-abierta o abierta como mecanis­mo de personalización del voto con el fin de maximizar su in­t1uencia en la polírica. De este modo, la alianza invisible de los que apoyan a la lista abierta o semí-abíerra puede resultar no tan santa: es una alianza entre los amantes de la democracia que quie­ren más democracia (participativa) y los económicamente podero­sos y socialmente influyentes (p.ej.: medíos de comunicación) que quieren más - y más efectivos - canales de influencia.

Cuarro, con la inversión de tantos fonJos en las campañas elec­torales a tí rulo individual, crece la depenJencia Je los políticos co­mo inJividuos. sean Jiputados o integrantes del gobierno, ante aquellos que les han apoyado y les siguen apoyando económica­mente. Y dado que hay que saldar las deudas contraídas, crece pa­ralelamente la tendencia a la corrupción. entendida aquí como malversación de f(mdos públicos a favor de intereses privados - Je­tlnición suave y generalmente aceptada del problema. que nos evi­ta entrar aquí en d controvertido campo de la corrupción política.

En resumen: la lista abierta y semi-abierta debilita a los parti­dos, aumenta los gastos de campaña, favorece el clientelismo y es­timula la corrupción. Así se puede afirmar que el precio por au­mentar la intluencia del votante en la selección del personal polí­tico a través de la lista abierta o semi-abierta puede ser muy alto, y que la dependencia del elegido frente al partido político (como efecto de la lista cerrada y bloqueada, y en menor medida, de la circunscripción unínominal) puede ser sustituida por rma depen­dencia peor ante sectores económicamente dominantes! caciques tradicionales o modernos. La conclusión es unívoca: el camino ha­cia hr personalización del voto en el nivel de las elecciones nacio­nales es la introducción Je la circunscripción uninominal, conw se lo hizo recientemente en Venezuela, Bolivia y México, para mencionar sólo los casos latinoamericanos.

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Las contribuciones que se presentan a continuación analizan exhaustivamente los mecanismos y efectos del nuevo sistema elec­toral ecuatoriano, llegando a conclusiones muy similares a las que se desprenden de las experiencias internacionales. Es cierto, los efectOs del nuevo sistema elecroral no prometen mejorar la viabi­lidad de la democtacia en Ecuador, porque van en contra del for­talecimiento de su institucíonalidad y de los partidos políticos, elementos insustituibles para el buen funcionamiento de la demo­cracia representativa. Ante esta perspectiva, cabe esperar que el estudio siguiente sea tomados en cuenta por los políticos, los ana­listas y los medios de comunicación para elaborar las rectificacio­nes necesarias y que, mientras tanto, los efectos negativos del nue­vo sistema electoral no repercutan tan dramáticamenre sobre el proceso político ecuatoriano como hacen esperar las experiencias internacionales y la teoría de los procesos eleCtorales.

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INTRODUCCION

El 30 de noviembre de 1997 los electores ecuatorianos estre­naron el sistema electoral que ellos mismos habían aprobado en la Consulta Popular (plebiscito) del 25 de mayo de ese año. Desde 1979 hasta ese momento había regido un sistema basado en una fórmula o principio de decisión proporcional, que utilizaba listas cerradas y bloqueadas, con transferencia de votos dentro de ellas y que, por medio de la aplicación de un mecanismo de doble cocien­te, aseguraba la presencia de las minorías. El sistema aprobado, por el contrarío, está basado en una fórmula o principio de deci­sión mayoritario, que utiliza listas abiertas, de votación persona­lizada, sin transferencia de votos dentro de las listas, con asigna­ctón de puestos por simple orden del número de voros obtenidos por cada uno de los candidaros (por mayoría simple) y, por tanto, sin presencia de minorías. 1

Por consiguiente, fue un cambio radical que, en caso de man­tenerse, inevitablemente alterará las condiciones de la representa­ción política e introducirá nuevas características en la conforma­ción del panorama electoral y partidista del país. El objetivo del presente artículo es precisamente analizar esos efectos, para lo cual es necesario previamente describir el sistema, luego evaluar su de­sempeño en una elección concreta (la de asambleístas) y, finalmen­te, señalar sus aspectos positivos y negativos. En rérminos genera­les, este análisis se guiará por cuatro parámetros: los problemas

J El princrp!O dt dedwír;, mayoritariO o propordooa!, ts la fórmulil de JcuerJo a la (Ual \e det~rmiouo los gaoadore~ y la dJswbuclón de t:~utñvs o pue~ws en tJ¡sp,na E! prinopin de represenradón, j1flr mayorú:t o propmnonal. es ei re-sultado de la apl tcación dr !J.S fór­mulas de decis:tin r expre~a la mtemió:1 o d conn:mJo que St' le a\1gna :1la rt•¡mc~ema~ nón (como formad/in de una mayor(J n wmo expresión tle la correlanón Je fuerzas po~ lítJC:l<>) Véase Kohkn, Dltftr: Etecciones y siste:tna..s electorales, ~ueva S<Xu.:­dad~FunJaudn F Eberc, Caram~. 1 995 {3"'}. p:lg, -~ 7 y !iíi.

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prácticos que se deben enfrentar en su aplicación; las condiciones de la representación que resultan de él; el impacto que tendría so­bre d sistema de partidos; y su incidencia sobre la cnnform;Kión de las instituciones políticas (Congreso, consejos provinciales, municipios y, en el caso actual, la Asamblea Nacional).

l. CARACfERÍSTICAS DEL SISTEMA

1.1. Definición por negación: lo que no es

La aprobación de este sistema de votación sorprendió a políti­cos. analistas y medios de comunicación, ya que en el país no ha­bía antecedentes de una modalidad de es m naturaleza, e inclusive es casi desconocida a nivel mundial2 Por ello posiblemente resul­ta m;Ís fácil definirlo por negación, por lo que no es, que por lo que es. Así, en primer lugar, a pesar de la reiterada calificación por pune de la prensa y de algunos sectores políticos como 1/IJÚ!oi!Ú­

nal, el sistema aplicado difiere significar ivamente de éste. En efec­roj la característica centra) del sist("ma uninominal es la dección de una persona por cada circunscripción -o, desde el punto de vis­ta del elector, la posibilidad de otorgar un solo voto a una perso­na-, mientras que el sistema ecuatoriano se aplica a circunscríp­noncs plurinominales y, además, el elector cuenta siempre con más de una opción de voto o fracciones de voto .. i

Al pcreu:r. u~ !.1 Con'>elr<t <k nuyo w pn·tendió JJHrodulÍr el ~¡qem,r de \'oto prdl:rt:n~

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rr-.Hiudo .tlpJ muy Jd~re;ltt- ~e.L:Ún l,r i:J,'(>:ma: 1ÚI1 qr;e IK ;~ndH.!u r~·cah.lr, un,J mmbl1~

dad sune¡;HJ:te (dt-nununad,; j;JI!JJ .. hf,<d v: uttl:t.t t' :1H_'Jmtnte en Suua y Finl,ulllm. V<:;t~ st· Ntohlen, f)¡,·rcr: Elcccione~ y ... Op. Cit. SJrtun, Cf1o\';HJni Jngcnierla. (oous~ titucional comparada, Fondo d(· Cu]rm<~ Eww\nma, .\1t:,;¡w, l 'Nú í2''},

Ln torrettn, en una _..,iruauún de e\Ll n.~tur.lll'Lü, \t'fÍ,; hahbr de trau,I(HH,',\ Lit' vntn, y.¡ que r·l vor.tnk tueHt;t (Omo un solo \oUo .JUDtjlW t:xt:; '{ ,l!vJtla t n LlflL.I\ ímtt!llnt_-_, LliMl·

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Page 19: La representación caótica

En segundo lugar, no es un sistema de voto preferencial, con el que guarda similitud en la presentación de los candidatos en lis­tas y en el voto personalizado, pero del cual ditlere en las opCio­nes con que cuenta el elector. En aquel puede asignar su voto a una lista completa o, alrernarivameme, a una persona dentro de una lista. En el sistema ecuatoriano, por el contrario, aunque la presentación de los candidatos se hace por listas, en estricto sen­tido el elector solamente puede votar por personas, siempre por más de una, sean de una misma lista o de varias listas. Por consi­guiente, en el sistema de voto preferencial el elector tiene un so­lo voto que lo puede asignar a una lista completa o a una persona, mientras que en el sistema ecuatoriano tiene más de una fracción de voro, c¡ue las debe asignar siempre a personas (aunque rodas ellas sean de la misma lis m). De esto se desprende que en el siste­ma preferencial las listas son cerradas pero no bloquedas, ya que el votame puede seleccionar una persona de m ro de ellas (lo que de hecho puede cambtar el orden de presemación de aquella lista), miemms que en el sistema aplicado en el Ecuador las listas no son cerradas ni bloquedas, ya que el elector puede escoger diversas personas entre varias de ellas (con lo que termina por conformar su propia lista).

En tecer lugar, este sistema difiere en muchos aspectos del que se venía aplicando el el EcuadoL Cabe desracar ínicialmenre que, si bien en ambos se preseman las candidaturas por listas, en el ac­tual la votación se la hace exclusivamente por personas, mientras que en el anrerior era únicamente por lista completa. Además, el nuevo sistema permite seleccionar a esas personas entre varias lis­ras, lo que quiere decir c¡ue se ha roto con el sistema de listas ce­rradas y biDquedas que regía antes (donde el elector solamente de­bía votar por una lista sin alterar el orden interno de ésta). En con­secuencia, hay dos diferencias básicas entre ambos: a) el vom por lista completa, en el uno, y pot personas, en el otro y b) una sola fracción de voto en el primero y varias fracciones en el segundo.

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Otra diferencia con aquel sistema -quizás la más importante­se encuentra en la forma de asignación de puestos que permite ca­da uno de ellos (es decir, en el principio de decisión). Bajo lamo­dalidad anterior existía la posibilidad de aplicar mecanismos de distribución proporcional de los puestOs en disputa, lo que efecri-\ vamenre se hacía por medio de la aplicación de un doble cocien­te, de manem que la proporción de votos obrenida por cada lista se refleja en la proporción de puestos alcanzados por ella. Bajo el sistema actual esto resulta imposible, ya que los votos se asignan estríctamenre a personas y no se pueden contabilizar como votos de una lisra. Como he señalado anres, las listas abiertas permiten· que el elector marque su preferencia por candidatos de más de una lista, lo que hace irrealizable la posibilidad de que la suma de vo­tos de una lista pueda servir como ínsrrumento para la asignación

de puestos 1. Ésta se la hace por simple orden de votación obteni­da por cada candidato (por un principio o una fórmula de decisión de mayorÚJ simple). Thdo es m quiere decir que el sistema anterior era de representación proporcional, mlentras: que el actual es dt representación por mayoría.

De esta última se desprenden dos diferencias adicionales. En primer lugar, en el sistema anterior existía la transferencia de vo­tos dentro de la lista, lo que evitaba su desperdicio, en el sentido de que la acumulación de un gran número de voros por parte de una lista le permitían la obtención de un mayor número de pues­tos. Por el contrario, en el sistema acrual no <'S posible transferir votos, ya que estos son asignados a una persona, lo que puede lle­var a situaciones de desperdicio cuando un candidato obriene una

1 !)(; ¡gu.d mdm·rJ. . .,e cm:siJ(aye en m: Jmpt"Junenro para b m\"<JKitín del re'ipaldo logra· do por m:.1 lt,ta, }..:: ><:\1 con fu:e~ e:-.uJí'intns o ton fmo po1ÍOLtJ\, t· mL lu:-.ive tu,mdo se mua Jc ,L<::¡..:nat los. ret ur~o' de repo~JuÚn dd ¡..;a.'to ek·t rora] o .:pl ita: la e Líusl!Ll ~Id por~ n·nr¡¡w mí:umo de voLICIÓn nt:Tt:sJr!O JY.tra m:mt:nt:r d rt'ftlstru t:icttoral.

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Page 21: La representación caótica

cantidad de sufragios que excede con mucho a los necesarios para asegurar su elección, mientras que otros de su misma lista no al­canzan a llegar a ese mínimo necesario5•

En segundo lugar, con la votación por personas y sin transfe­rencia de voros dentro de la lista queda eliminada de plano la re­presentación de las minorías (consideradas en términos estrícra­n'lente elt'Ctorales, no nect'sariatnente en términos sociales, étnicos o culturales), ya que la asignación de puestos se la hace por orden de votación (principio de decisión mayoritario), lo que por defini­ción significa que triunfan quienes logran la mayor cantidad de votos. Con el sistema anterior, como se ha visco, se aplicaba un principio de decisión proporcional que reflejaba, en la asignación de puestos, de manera mucho más fiel la distribución de los votos emre el electorado.

1.2. Lo que es el sistema y cómo funciona

A partir de las caracrerísricas que establecen principalmente lo que no es la nneva modalidad de vocación y de asignación de pues­tos, se puede llegar a la definición señalada al inicio: el sistema aprobado plebiscitariamente puede ser denominado per.rrma!izado de listas abierta.r y sin tramfi:rcncid de voto, ya que si bien la presen­tación de los candidatos se la hace por listas, el elecror debe votar por personas, ya sea de una lista o de varias listas, lo que cierra la posibilidad de transferir votos al siguiente o a los siguientes inte­grantes de la lísta. A la vez, es un sistema de elección por mayo­ría simple (según el orden de vocación), con exclusión de represen­tación proporcional y gue no ofrece cabida a las minorías dentro

__ ,, __ En cilSO dt· aust<nci.t áefiomva de !a p~:rsona elt,tpda y dt' m supleme, 5e puedt'n produ­cir vnc{os lffiJXlStblt's Je llt<nar, ya qw: al no ex1srir rransferenna devoro::. hana d resto dt' lm imtcgr,lntes Je la k;ra uu seria pnsihle apln:¡¡r otro mentnl'>mo de rer:mplazo qut< no S{':l la eltcci6n anticipada.

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Page 22: La representación caótica

de cada circunscripción (aunque pueden ser minorías a nivel na­cional, como se verá más adelame). Una definición de esre ripo agrupa los rasgos generales del nuevo sistema; otros más específi­cos aparecen cuando se analiza los mecanismos de fun<:ionamien­to, como se puede ver de inmediato.

La base del sistema es la lista presentada por partidos o por agrupaciones de ciudadanos que hayan cumplido con determina­das condiciones establecidas en la Ley de Elecóones. La lisra debe contener ramos candidatos (cada uno con su suplente) cuantos puesros se encuentran en disputa en la respectiva jurisdicción. Da­do c1ue en el Ecuador rodas las circunscripciones cuentan con más de un puesro, se puede decir que rodas ellas son disrriros plurino­minales, de manera que en cualquier caso el elector cíene más de una fracción de voro.

Siendo un sistema de voto personalizado y sin orra limitación que el número de voros (o fracciones) disponibles por cada elector, las listas constituyen casi exclusivamente una forma de presema­ción de las candidaturas. Dicho de otra manera, ya que el votante puede marcar su preferencia por un número de personas igual o menor que el de los pues ros que se encuentran en disputa, sea que los escoja de una sola lista o de varias listas, se reduce la impor­tancia de la presentación bajo la forma de listas e inclusive el lu­gar que cada candidato ocupa dentro de ellas. La lista pasa a ser una referencia general de la ubicación Ideológica del candidato y el puesto dentro de ella puede tener can solo un efecto simbólico, pero en términos de valor de las fl'acciones de voto de cada elecror no hay diferencia entre la que asigna a guíen ocupa el primer lu­gar de una lisra y la que le otorga al último de esa misma lista o de otra. Por consiguiente, se reduce al mínimo el concepto de lis­ta como expresión polírica ya que se mantiene sola me me como un insrrumento de presentación de los candidaros.

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Para la implantaci6n del nuevo sistema no se introdujeron cam­bios en la delinici6n de los distritos electorales, que son coincidentes con las circunscripoones adminisrmtivas (en este caso provincias), así como en el número de representantes que se eli¡e en cada uno de ellos. Esto determinó que en la elección de los miembros de la Asam­blea Nacional (al igual qLie en la última elección del Congreso Na­cional) se contara con una gama de distritos que iba desde dos a diez representantes por cada uno, con una distribución de un conjunto de nueve provincias que elegían a dos representantes, siete provincias con tres representantes, dos provincias con cuatro, una con cinco, una con ocho y una con diez (de la manera que se observa en el cuadro número 1). Esta distribución de la representación provincial obedece a una combinación de criterios administrativos (dos representantes por provincia) y poblacionales (un representante por cada tresciemos mil habitantes o fracción que supere los doscientos mil). Con ella se privilegia a las provincias pequeñas y se castiga a las grandes, lo que se refleja en la brecha que se produce entre los promedios de votos necesarios para elegtr a un representante en cada una de ellas.

Por tanto, al conh¡rmarse las listas con el número de candida­tos que se elije en esa circunscricpión se produce una diferencia en las fracciones de votO con que cuentan los electores de diversas provincias. A manera de ejemplo, tomando los casos polaxes se es­tablece que las lis ras de la provincia ele Guayas debían conformar­se por 1 O candidatos, mientras que las de Galápagos lo debían na­cer con dos candidatos. Dado que se vota por personas, el elecror tiene diez fracciones de voto en la primera provincia y dos en la última; dicho de otra manera, el elector de Guayas puede seleccio­nar a diez personas, mientras que el de Galápagos puede seleccio­nar a dos. A la vez, esto significa que el votante de Guayas puede nacer su selección dentro de una lista o dentro de hasta un máxi­mo de die~ lisras diferentes, mientras que el de Gahípagos puede hacerla dentro de una o hasta dentro de un máximo ele dos lisras.

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CUADRO N" 1 ASAMBLEA NACIONAL: NÚMERO DE REPRESENTANTF.S SEG(;N PR0\'1NCIAS

(TAMAÑO DE LOS DISTRITOS)

N'! DE PROVINCIA EMPADRONADOS : REPRESii.""'TMIITES VOTOS POR

ORDEN ~ REPRESENTMIE.:

N' % N' % 1 GUAYAS ! _HfJ7 .991 25,':)2 11> ;-;_l;f 180 79\},)()

2 PICHINCHA 1 )48;'){¡)

'

:;~, ~iÍ 8 1 ;,4\ 161-i 620,61

' ' MA:\ABÍ 770~W !

11,05 j 7,14 l'd 096,2{! !

4 ws Rfos ;f,-L660 'i,2, ,j 5.7; 9L16S,OO

5 I!ZUAY ~~.J.754 ),09 ,, 5,7: 88 !:HH,)O

6 EL ORO 107 66.; : 4/11 l i,2Y j l02:55·'i,67

7 TUNGURAHUA 2H4 9)fj 1,09 1 -1,29 94.1J7l)J) ~ : 3" 12' (,"' ri (HJMBORAZO 2f.L671 ,,7) 5 4,29 '- ">,Ji

9 LO)A 2)7JB4 ~,70 1 4,29 '!J.9H,6.,.

JO ESMERALDAS 20iL?il7 ~.99 \ -4,29 694fl2,B

,, IMBABURA 206 913 : vn 1 4,29 68.972.67

l1 COTOPAXI 2o6.ns 2,% 1 1 4,29 Ul '46,00

1i : CA~AR ])t]l,() 1

!.9: 2 2,Hó 66 ()J 5.00 -····

14 llOLfVAR 11(>.199 1,67 2 2BG SS 1!9'/.SíJ

" tARCHI %780 l. i9 ' 2,86 : q,q ~90,00

16 ~APO (ií 222 il,91 2 2,H6 ~2 6!1,00

p MOROKA 56 000 ü,80 2 .?,86 28 000.00

SCCUMBÍOS .~-,

19 : j) O% íl,71) ' 2.H6 26.)21!,0() ···-

19 ZAMORA 16.li42 O,'i ~ ' 2,HG lliA21,üü

20 PASTAZA 29Jl4G o,,í2 i 2 2.li6 J\')n,oo -- ····-

2l GALÁPAGOS 7 92'5 : OJ J : 2 2,86 't962.5D ····-

TOTAL 6.97'-623 ¡100,00 70 i 100,00 99.637,47

Fut'mt:: Tribunal Supremn Electoml. Elahor·aCtón: S. Pachann

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Page 25: La representación caótica

Bajo el sistema anterior se elegía el mismo número de repre­sentantes por ptovincia, pero cada elector contaba con un solo vo­to para elegir a todo el conjunto, sean dos, tres o diez, Esto daba como resultado tres posibilidades de utilización de su voto -único e indivisible-: a) otorgarselo a una lista; b) dejarlo en blanco; e) anularlo. Bajo el sistema actual cuenta con seis opciones: a) votar por todas las personas de una lista; b) hacerlo por algunos de los integrantes de una lista; e) votar por el número toral de represen­tantes de su circunscripción, seleccionándolos de diversas listas; d) destinarlo a un número de candidatos menor que el que se elige su circunscripción, escogiendo a algunos integrantes de varias lis­tas; e) dejarlo en blanco en su rotal idad y f) anularlo totalmente,

Dadas las restricciones que presentaba el sistema anterior, prácticamente no se producía desperdicio de voto, en el sentido de que el elector dejara sin utilizar alguna de sus opciones, con ex­cepción del voto en blanco y, hasta cierto punto -cuando no es in­tencional- el voto nulo. Por el contrarío, con el sistema actual se incrementa el desperdicio, ya que además de la nulidad y del vo­ro en blanco se añade lo que se podría considerar como el voro par­cial en blanco, que se produce en las alternativas b) y d), es decir, cuando vota por menos candidatos que el número de representan­tes que se eligen en su circunscripción. En estos casos se contabi­lizan como válidas las fracciones asignadas a candidatos y todo el resro como un solo voto en blanco. A manera de ejemplo, si el elector podía votar por cinco candidatos y solamente lo hizo por dos, se asigna el voro correspondiente a cada uno de los dos esco­gidos y las tres fracciones restan res se cuentan como un voto en blancé.

~~~~ .. ~-··-6 Pm mm parte, no hay voto :KtJmulativo pm un mL<>mo u:tnJtdaw, t>\to e!>, nn se puede

Jst,gn,tr rr:;Íl> de U!lá frac::·¡{¡n de vom a una pt-rsona.

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Page 26: La representación caótica

La asignación de puesros se realiza atendiendo simplemente al número de voros obtenidos por cada candidato. Esto arroja rres consecuencia de importancia. En prímer lugar, la ya señala­da eliminación de las minorías, ya que los candidatos que pue­den resultar electos son solamente los que obtienen, individual­mente, la votación necesaria para situarse dentro del número de pn<:stos qué Sé encuentran en disputa o que constituyen el total de representantes de la circunscripción, lo que automáticamen­te signifim ubrcarse dentro del conjunto que obtiene votación mayoritaria. En segundo lugar, produce otra forma de desperdi­cio del voro, ya que una lista pueJe obtener en conjunto una vo­tación relativamenre significativa -incluso mayor que algunas de las que obtienen represenración-, pero puede quedar excluida si ninguno de sus candidatos ha alcanzado, de manera individual, la votación necesaria para integrar el grupo triunfaJor, lo que significa que todos los votos asignados a esos candidatos resul­tan ímítiles. En tercer lugar, elimrna la proporcionaliJaJ, ya que la asignación de puestos no rdleja la fuerza de cada una de las listas, smo exclusivamente de caJa uno de los individuos que las integran.

Finalmente, el sistema vigente genera algunos problemas prácticos, tanto en la votación como en d escrutinio, que inevíra­blememe inciden sobre los resultados finales. Fundamentalmen­te, la disponibiliJad Je varias fracciones devoro, combinada con la posibilidad de asignarlas a más Je una lista pueden producir confus1ón en los votanres y pueden convertir al conteo Je votos en un proceso extremadamente complejo. Si a esto se añade la poten­na! oferta de un gran número de candidatos (alimentada por la posibilíJad de alcanzar un puesto con una voraci<ín estrictamente individual), es posible prever la magnitud que pueden alcanzar lns problemas que deben enfrentar los denotes y los encargados del conteo y del procesamiento de los datos.

lO

Page 27: La representación caótica

2. lA APIJCACIÓN DEL SISTEMA

En este caso, romo en cualquier análisis de resultados electO· raJes conviene comenzar por la base, esto es, por la conformación del padrón, los electores inscriros, los puestos que se encuentran en dispma, el número de Jiscas participantes y de candidatos pre­sentados por ellas. Con este primer acercamiento se puede llegar a una visión de conjunro del contexm en que debe operar el nue­vo sistema electoral.

2.1. Empadronados, auscntismo, votos nulos y blancos

La población electoral ecuaroriana está conformada por rodas las personas que cumplen con los requisitas que les otorgan los derechos de ciudadanía y que para este efecto son dos: mayoría de edad (dieciocho años en adelanre) y nacionalidad ecuatoriana (por nacimiento o por naturalización). Debido al carácter obligatorio del voto, se ha considerado que es prácticamente innecesario cons­truir un registro por medio de la inscripción de los electores, lo que ha determinado que el padrón electoral se conforme automá­ticamente por la información proporcionada por el Registro Civil. Esto ha llevado, de manera casi inevitable hasta el momento, a la sobreestimación del número de voranres, ya que allí se incluye la mayoría de los residentes en el extranjero, todos los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional (que no tienen dere­cho al voto), los presos y orras personas cuyos derechos de ciuda­danía se encuentran suspendidos y algunos muertos (porque su defunción no ha sido aún inscrita al momento de conformar la nó­mina de ciudadanos o por tardía actualización de ésta).

A pesar de la evidencia de esta situación, no existe una cuan­tit1cación exacta o por lo menos confiable de esa sobreestimacíón,

Page 28: La representación caótica

pero cualquiera que ella fuera se convierte en un impedimento pa­ra calcular adecuadamente la proporción del ausenrismo. En otras conuicíones se la obtendría directamente al establecer a Jiferencia entre el rotal de la población inscrita y el coral de votantes t'feni­vos en una elección, pero en el caso ecuatoriano esa cifm constitu­ye solamente una aproximación.

Sin embargo, a partir Je ella se pueJen esrablecer comparacio­nes, ya gue el problema ha estado presente a lo largo Je roJo el período democrático; dicho de orra manera, se los puede tomar como una constante, bajo el supuesto de gue en todos los proce­sos electorales ha habido una proporción similar de sobreJimen­sión Jel paJrón, ya que no han ocurrido hechos que alteren signi­ficativamente su conformación. De esta manera, desde 1979 se puede identificar una tendencia creciente del ausenrismo en las elecciones de diputados provinciales, ya que pasa del 19.6% en ese año al 29,6% en 1996 (cuadro número 3) 7. Pero, den rro Je esa tendencia se observa que el ausentismo se reduce levemente en las elecciones que acompañan a las presidenciales ( 1 988, 1992 y

1996), en tanto que se incrementa en las elecciones intermeJias (con excepción de 1986). Entre esras últimas se poJría incluir la elección Je asambleístas, ya que no se efectuó conjuntamente a las presidenciales, lo que llevaría a concluir que el incremento del au­sentismo confirma en buena medida la tendencia vigente.

Las dt:~uont\ dt· d!pumdc;5 p:ovlt:l;;;.k:.. son ]¡lS qut' ut'rrltn mejore; tlt:menrtJS Jc com­p;mit_ ión, ya qur titm~n h'> m ism•l5 LJ.racrr:rÍ!HK<I~ Jt b tlt:(U6n de a;;:tmhkíst<ts <:n e uan­

to ron plur:ptrsnnalcs y ~iem:o como urcunsuipr Wn ,¡la provincia.

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Page 29: La representación caótica

CUADRO N" 2

ASAMBLEA !\IACIOI'óAL: EMPADRONADOS, VOTA.'iTES Y A15SE"'TISMO,

POR PROVL'<CIAS Y REGIONES NATURALES

PRO\'l~ClA

' EMPADRONADOS VOíA.'ITES Al!SE:vl1SMO

1

1

;::,-;,f~ 1 };~,11 N' %_~_L N" % 1

~· ·---~- ----~~· f-----'~··: CARUll (,7_1)<)\ ú'),'d 2)16S7 iO.f17 ..

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:. ·'' Total Amaz-Gal. 2 ,x c•;J ! lOO,(!:; 1 1 ! j 17) "·" ]C'\ 916 ! ..Jl)'N i

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TOTAL 6.974,623 100,00 4.168.0')9 59,76 2.806.524- 40,24

F~tentc. Tnbun:d Supremo Eltdor;JL Ebbor<H fón: S. PM h;tno

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Page 30: La representación caótica

Pot otra parte, se puede suponer que la elección de miembros de la Asamblea provocaba menor interés que una elección de di­putados, ya que para gran parte de la ciudadanía eran desconocí­dos los objetivos que se perseguían con la conformación de ésta. En este sentido puede ser orientador compararla con el compor­ramiento de los elecrores en las consultas populares, que han si­do poco atractivas a causa del desconocimiento de sus objetivos y

comen idos. Así, en la de 1986, que se realizó conjuntamente a la elección de diputados provinciales, se registró un ausentísmo del 26.5%, mientras que en la.s de 1994, 1995 y 1997, que no estu­vieron acompañadas por una elección, la proporción de ausentis­mo alcanzó niveles sustancialmente más altos: 36%, 41.5% y 40.8%. respectivamente. Además, la convocatoria a elecciones para la Asamblea estuvo precedida por un conjunro de informa­ciones contradictorias acerca de la fecha en que debía instalarse, de la manera en que se conformaría e incluso de su realización. Sin embargo, no se puede dejar de considerar que se trataba de una elección de representanres, que por su propia naturaleza de­bería convocar a una mayor participación de la población, lo que puede llevar a afirmar que el alto índice de ausemismo se deriva también -y quizás principalmente- de otros aspectos de la políti­ca nacional8 .

h Una rt-vtsiún dd au<>entlt>mo por pwvinna.~ llevaría d i__!l!l< lmiom:s imeresnnn·s. t'Sp!:Clsl~ meme si se lo vmcul.1. <~ ho:.·ho~ n·tienre" dt' Lt polfw:a ll<10miaÍ {<.omo b def<·m·stracJón de Abdalá Buc.tmrn) y ul m:smo rt:sulraJu de las dezuom·s Je .<S;Imbldstas, ya qut st e_qab:t-n: unll rebu6n t·ntre bd.~nom:s l:mc:Jramisr:~s y aleo ínJú.-t' de ;msem:smo. Aunqu¡; esm rt:basa el ámbito dt• .rnál1~is dd S!Stt'mil tlt'croral, será a.."xudado más ,tJdanu· en la revisión d<· :os resultados obn:n1do:,.

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Page 31: La representación caótica

CUADRO N" 1

AUSENTISMO EN ELECCIONES DE DIPUTADOS PROVINCIALES (1979-1996)

Y DE ASAMBLEA NACIONAL (1997)

Fu:.'nu:: Tnbunal $:_;pn:mo Electoral F.Iaboraziún: S. Padmno

Los votos nulos guardan alguna relación con la implantación del nuevo sistema electoral, a pesar de que en rérminos generales en la elección de asambleístas se ha mantenido la tendencia ascen­dente que se ha venido configurando desde 1979 y que los ha lle­vado desde el 8.54% en aquel año hasta el 10,16% en 1996 (cua­dro número 4). Por otro lado, si se parte del mismo supuesto que se planteó para el a use mismo, en c:l semi do de considerar a la elec­ción de asambleístas como de medio período, se podría reforzar la afirmación de continuación de la tendencia, ya que en este caso también se produce el comporcamiemo observado en cuanto al ausenrisn1o, esto es, que se incren1enta en mayor medída t:n las elecciones de medí o período ( 1986, 1990, 1994) y tiene leves des­censos en las que acompañan a las elecciones presidenciales.

Sin embargo, hay otros aspectos que permiten suponer que sí existe alguna influencia del sistema electoral en la alta proporción

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de votos nulos, y son los que se desprenden de la comparación de su magnitud por provincias (cuadro número 5). Como se puede ver con cierra claridad, la proporción de nulos no está en rebcíón direcra -como se podría suponer- con el número de puesros que se debe elegir, de manera que los índices más al ros no se encuenrran en las provincias más grandes. Frenre a esro cabe suponer que la incidencia de la aplicación de este sistema electoral está mediada por elementos de diversa naturaleza, enrre los cuales cabe destacar tres: analfabetismo, proporción de población rural e indígena y tradición de participación electoral de la población provincial.

Los dos primeros aspectos (analfabetismo y población rural-in­dígena) tenderían a expresarse en los altos porcentajes de nulidad que se observan en algunas provincias de la Sierra (Cocopaxi, Tun­gurahua, Chimboraxo, Imbabura); pero se verían negados por los niveles relativamente bajos que se observan en las provincias ama­zónicas (Sucumbíos, la que tiene índice más alto apenas ocupa el oc­tavo lugar a nivel nacional y la siguiente, Pastaza, se encuentra en el décimocuarto lugar). Sin embargo, es posible que la respuesta a esta contradicción se encuentre en la conducta electoral asumida por las organizaciones indígenas en cada una de las provincias, que en términos generales fue más activa en las amazónicas que en las serranas. En efecto, en es ras últimas casi no se presentaron candida­turas propias de esas organizaciones, mientras gue en las primeras su presencia fue significativa, lo que explicaría un mayor imerés de la población indígena amazónica (mayoritariamente asentada en áreas rurales) por utilizar positivamente su voto.

El otro aspecto (tradición de participación eleetoral) se mani­fiesta en los índices relativamente bajos de votos nulos en las pro­vincias grandes, que a lo largo de las diversas elecciones se han ido conviruendo en bastiones de algunos partidos (PSC y PRE en Gua­yas y los Ríos, ID y DP en Pichincha) o que han mantenido soste­nidamenre una conducta de fuerre participación electoral de supo-

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blaóón (Azuay, Manabí). Esro significaría gue uno de los posibles efecros de la aplicación del nuevo sistema -como es la mayor pro­porción de votos nulos en las circunscripciones en gue se elige ma­yor número de puestos- se moderaría por causas relacionadas con la cultura política y con la orientación electoral de la población9

CUADRONC'Í

VOTOS NULOS Y BLANCOS EN ELECCIONES DE DIPUTADOS PR0\1NCIALES

( 1979-1996) Y DE ASAJ\l.BLEA NACIONAl. ( 1997)

AÑO VOTANTES Nl' % N' %

6.os

199U

j 994

1128

Asambltil

l'ul'l1n:: Tnbunal Supremo EleuomL El.abora<-ión: S, Pachano

Con respecto a los votos en blanco no parece posible sostener la hipótesis de incidencia del sisrema electoral, ya gue los resultados de la elección de asambleístas solamente han signiticado la conti­nuación de la tendencia gue se ha delineado desde 1984 y que lle­va a la reducción de su peso sobre el total de sufragios emitidos (cuadro número 4). A más de esta tendencia -contraria a la que se observa en el ausemismo y en los votos nulos, así como son contra-

'1 Al unltnmn de lo z¡m· ;;ucnle con t'! au;¡enw;mn. no hay mayur reLt( iUn con lo que ha

ocurnJo en las {onsu;ws fXlpuLtrt:~, ya que en (:'llas el voto nulo -;.e ha mamenJ<~o en ni­vde;, relatJV;1mtnrt' ha¡o~ (ron on rn,medm dt' ll . 7'-'i:::f)

17

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rios también los altibajos que se producen enrre las elecciones de medio período y las que acompañan a las presidenciales-, no exis­te ningún elemento adicional que pueda sugerir que la aplicación del sistema electoral ha incidido sobre el resultado final. Su pro­porción por provincias no tiene relación con el volumen poblacio­nal ni con su condición de bastiones electorales de algún partido ni con la alta incidencia de población indígena (cuadro número 5 ). Por consiguiente. parecería que el sistema de listas abiertas y vota­ción personalizada no contribuye a elevar o a reducir el voto en blanco, al contrario de lo que ocurre con d voto nulo.

Finalmente, cabe señalar que. de acuerdo a la legislación electo­ral vigente, se consideran voros válidos a los quehan sido postdva­menre asignados por el elector a una de las listas (o en este orso de las personas), lo que excluye a los nulos y a los votos eo blanco. En consecuencia, dentro de cualquier análisis del sistema electoral se ha­ce necesario diferenciar emre tres niveles de agregación de electores: el padrón electoral, el total de votantes y el rotal de los votos consi­derados como válidos. Como he señalado ames, el primero se refiere a la totalidad de personas mayores de dieciocho años inscritas en el Registro CivJl con1o ciudadanos ecuatorianos y, por la forma como está construido, es impreciso. El segundo es un dato cerrero o real, ya que es el número de personas que sufragaron en una elección, es decir, quienes concurrieron a vorar y firmaron d acta correspondien­te. El tercero es rambtén un dato cerrero. pero a la vez es convencio­nal, ya que resulta de la eliminación de los votos nulos y e u blanco para el conteo fínal, lo <¡u e proviene de un« decisión estrictameme política. En efecto, se trata de un mecanismo encaminado a reducir cualquier tendencia del elector a expresarse a través del voro nulo o del voto en blanco y forzarla a lo que se podría considerar como un l'Oto po.íitivo (que, como se ha visto, no ha tenido mayor éxlro) y, en C1ltima instancia a evirar el desperdicio del voro 10

;p E '>fas l!llf-fK:onr~ '\V ,q)ft"l JJ.~l ( !.1ranwm(· ('fl la Ln. tk Elc( (ion('\ que, en .~u anÍLuln 1 (J..Í, pmh{bl' ('Xf'fb;tn~en:-e 1.-. prm~m JÓn Jcl '\·oro nulo.

3H

Page 35: La representación caótica

.PROVJ:"'OCIA

CUADRO N" j ASAMBLEA NACION,U, VOTOS VÁLIDOS,

NULOS Y BIA'ICOS POR PROVINCIAS

BlANCOS

Fuemt:: Tnbum>l Supremo Eleuoru.L El:tbnrau6n: S, PadlJ.no

)9

VÁUDOS

Page 36: La representación caótica

2.2. Nota metodológica (el problema del cien por ciento)

La implama<:ión del nuevo sist<;ma electoral ha rraído un pro­blema que antes no es.ruvo presente o yue no ruvo la magnitud que ha alcanzado ahora. En efecto, con el sisrema personalizado de ltsras abiertas se presenta lo que se podría denominar el problema del rim por ciento, esto es, el toral de referencia con el cual se deben compa­rar lns votos obtenidos por cada candidato para conocer su porcen­taje. Previamente es preciso señalar que ba1o el sistema de listas ce­rradas no cabe duda acerca de cwíl es el rotal con ti que se debe es­tablecer la rt.ferencia de los votos obtenidos por cada lisra: es, sim­plemente, la sttm<L de los votos válidos, esto es, la suma de los voros obtenidos por rodas las lisras. Además, dentro de éste existe la pro­babilidad de que una lista obtenga la totalidad de los votos válidos o, dicho de otra manera, cada lísra puede moverse entre d cero y el cíen por ciento de los voros.

Por el contrario, en el sistema personalizado ele listas abiertas la suma de los vmos asignados por los electores a todos los candi­datos no constituye el cien por ciento o, si se quiere, el total de re" ferencia para extraer el porcenta¡e alcanzado por cada uno, ya que no equivale al rotal de votos válidos. Esto es así por dos razones: primera, si cada elector cuenta sJempre con más de una fraccíón de voto, el rotal de votos recibidos por codos los candidatos equi­valdrá, potenáalmentt, a! producto de la mulriplícación del núme­ro de voranres por las fracciones de voto que tiene a su disposición cada elector de esa jurisdicción; segunda, ya que cada elector no puede asignar más de una fracción de voto a una persona, ningún candidato puede akunzar el rotal de votos compurados. Por tan­to, su máxin1a votación equívale, potená,.t!mentt, al número total de votantes y no de fracciones de voto, de modo que mda candidato no puede obrener el cíen por ciento del total de voros (o, más bien,

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de fracciones de voto) asignados a todos los candidatos, sino de los electores (menos los votos en blanco y nulos)11 .

De esta manera, el total de votos válidos no equivale a la su­ma de los votos asrgnádos a rodos los candidatos, ya que ese resul­tado siempre será una x;mla uudtiplícada, en el sentido de que es efectivamente el total de los votantes pero multiplicado por el nú­mero de ft<ltcioncs de voto con que cuenta cada elector. De ahí que, dentro del sistema personalizado de listas abiertas. es necesa­rio diferenciar entre el total de votos obtenidos por los candidatos -que corresponde al total de fracciones de voto asignadas efectiva­mente- y el total de votos válidos, que equivale al total de electo­res menos los votos en blanco y nulos. As!, el cálculo del porcen­taje obtenido por cada candidato se debe referir al total que pue­de obtener potencialmente, esto es, al número total de electores y

no al total de votos obtenidos por los candidatos.

Pero, la suma de fracciones de voto obrenidas por los candi­datos sí consriruye el rotal de referencia sobre el cual se debe es­tablecer el porcentaje de una lista, ya que potenáalmente ese es el total que podría alcanzar (por medio de la suma de los votos ob­tenidos por cada uno de sus candidatos). Esto quiere decir que, al contrario de lo que sucede en el caso del sistema de lis ras cerra­das, donde el total es uno solo (ya que no se pueden contabilizar los votos individuales), en el sistema personalizado de 1 istas abiertas se debe operar con dos totales: uno para los individuos (el número de los electores, menos los votos nulos y en blanco) y otro para los partidos (la suma total de las fracciones de voto o votos válidos).

-- .. -~ .. -1' E! énfm,1~ en poteoualr.-tentt: ,dude J !a po.'>thd¡J,¡d Je in<:x1stcmía Je votm nulo~ y ;;n

blanul

41

Page 38: La representación caótica

Por consiguiente, las fórmulas para calcular el procencaje ob­tenido por cada candidato y por cada lisra pueden expresarse de la s1gutentt manera:

Votos obrenH.los por el cand1daw x l 00 Sf dt' un candJtL,uo"'

Númt:m de decwres • (Vows nulo~ ,. Votos en hlunco)

Votos obu:n:dos por toJos los candiJams J<: rodas 1;1:} ;,~•a:s

Es verdad que, en términos estrictos, solamente se debería considerar la votación asignada a cada uno de los candidaros, ya que se trata de un sistema personalizado en el que no solamente se produce la votación por individuos, sino que además no existe transferencia dentro de la lista y por tanto no debería tener cabi­da la agregación. Pero, además de los fines estrictamenre estadís­ticos, la concepción de los parridos como ele memos básicos del or­denamiento democrático obliga a encontrar una manera de cuan­tificar el apoyo electoral que ellos han logrado y, si bien es cierro que este sistema electoral conspira en contra de ese principio, no por ello se debe dejar de lado la importancia de esa valoración.

Por orra parte, como he señalado antes, el total de votos váli­dos no equivale (corno ocurre en el sistema de listas cerradas) al total de votos obtenidos por codos los candidatos, ya que este úl­timo es lo que be denominado una suma multiplicada en tanto constituye la suma de las fracciones de voto. Por consíguieme, el total de votos válidos se puede obtener únicameme por la diferen­cia entre el total de votantes y la suma de votos nulos y blancos, de la siguiente manera:

Númew de elt"X:Wres ~ (Voros nulos t Vow~ t·n b!J.nn>)

A partir de estas consideraciones, se puede asegumr que cuando se com¡yaran las cifras de electores, votos nulos y votos en blanco (co-

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Page 39: La representación caótica

mo se lo hace en el cuadro número 5 ), se debe tener mucho cuidado con el tratamiento de las proporciones de los dos últimos. Es nece­sario recordar, al respecto, que la nulidad afecta a toda la papeleta de votación, es decir, no puede haber un voto parcialmente nulo o, lo que es lo mismo, no puede haber una o más fracciones de voto nu­las, mientras que el voto en blanco no afecta a roda la papeleta, de manera que es posible encontrar una o varias fracciones de voto en blanco. En consecuencia, la proporción de votos nulos tenderá a ser más aira, mientras que la proporción de voros en blanco se puede ver disminuida por efecto de la posibilidad de fraccionamiento del voto. Pero, esto no debe llevar a cuestionar algunas de las conclusiones se­ñaladas antes sobre este aspecto, ya que en términos estrictos su ro­tal de referencia sigue siendo el mismo que en el caso de las listas ce­rradas y, por mnto, la comparación tiene plena validez.

2.3. Candidatos, listas, provincias y regiones

La introducción del nuevo sistema, acompañada de la flexibi­lización de los requisiros para la presentación de candidatura,, provocó un notable incremento del número de candidatos y de sus respectivas listas. Así, para disputar los setenta escaños de la Asamblea Nacional, en las veintiún provincias del país se presen­taron 90ll candidatos principales (cada uno con un suplente) agru­pados en 76 listas diferentes. Esto arroja un promedio de 12,97 candidatos principales y 3,29 listas por por escaño, con rangos que van de 6 a 22 y de 2,2 a 6,0, candidatos y listas por escaño, respectivamente (cuadro número 6 y anexo número 1 ). De es ro se derivan, entre otros, eres resultados de importancia: en primer lu­gar, el incremento de probabilidades para el desperdicio de votos; en segundo lugar, se presentan condiciones favorables para que haya alta presencia de listas circunscritas a una provincia y, en ter­cer lugar, ofrece mayores oportunidades para que se mantenga e incluso crezca la fragmentación de la representación.

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El incremento de posibilidades de desperdicio del voto casi no requiere de explicación, ya que se trata simplemente de una real i­dad aritmética: a mayor número de listas y de candidatos habrá un número más alto de votos desperdiciados. Concretamente, en el total naoonal solamente uno de casi trece candidatos (7 ,7%) po­día obtener un escaño, lo que significa una pérdida o desperdicio de doce de cada trece candidaturas (92,3%). Esto se agudiza en las provincias con mayor índice de candidatos por escaño, como Gua­yas, en que uno de cada 22 candidatos (4,5%) puede triunfar y Pi­chincha, en que uno de cada 18 (5,6%) puede hacerlo; esto quie­re decir que todos los votos asignados al 95.5% y al 94.4% de los candidatos, respectivamente, se desperdician en esas provincias. Además, el problema se agudiza por la inexistencia de distribu­ción proporcional, ya que se incrementan las probabilidades de que el desperdicio afecte a listas completas especialmente cuando se produce el denominado voto en p/amha (por rodos los integran­tes de una sola lista). Por el contrario, en un sistema de listas ce­rradas y con representación proporcional son más airas las proba­bilidades de que varias listas obtengan puestos.

La aira incidencia de listas circunscritas a una sola provincia se expresa en la proporción que ellas ocupan dentro del rotal nacio­nal: casi las tres cuartas partes (71 ,05%) de ellas se encontraban en esa condición, mientras que solamente la décima parte (10,53%) participó en más de la mitad del toral de provincias, y ninguna lo hizo en rodas (cuadro número 7 y anexo número 2). Es cierto que es ro último tiene que ver en gran medida con la inexis­tencia de partidos y agrupaciones nacionales (y a que algunos de ellos se presentaron en varias provincias dentro de alianzas) y que no puede ser imputado en su totalidad al sistema electoral utili­zado en esta ocasión. Pero la presencia dominante de listas unipro­vinciales sí se desprende direcmmente de éste, ya que su inrroduc­ción propició la presentación de un alto número de candidaturas

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Page 41: La representación caótica

por las Jos razones señaladas ames: la flexibilízación de los requi­siros y la inmxlucción del sistema personalizado.

Respecto a lo primero cabe señalar que desde las elecciones de 1996 se rompieron tres barreras que limitaban el número de can­didaros: se eliminó el monopolio partidista al permitir que los in­dependíemes pudieran presemarse como candidatos: se abrió pa­so <1 las expresiones políticas locales al eliminar (para el caso de los no afiliados) la disposición que exigía presenCia nacional de las lis­ras; y se abrió paso a nuevos entendimientos al permitir las alían­zas (ya sea nivel nacional, provincial o camonal). Pero, dado que aquella era una elección general, en la que se encontraban en jue­go puestos eminentemente políticos (presidencí<t de la República, diputaciones), estos recursos no fueron utilizados en roda su po­rencíalidad, ya que se impuso la conducta de vincular las candida­turas nacionales a las provinciales, de manera que éstas no se ma­nejaron de manera autónoma. Así, la participación de los inde­pendientes fue resrringida. y las alianzas se estructuraron funda­mentalmente a nivel nacional y sólo en mínima escala en los otros nivdes. Por el contrario, en la elección de asambleístas, que no es­taba acompañada de la elección de dignidades a nivel nacional, los partidos y otms agrupaciones políticas tuvieron mayores wcenti­vos para presentar sus ofertas electorales de acuerdo a la realidad de cada provincia. Además, se redujo el número de firmas de res­paldo para una candidatura, lo que ororgó más facilidades para que los no afiliados (o independientes) pudieran p<trtícípar como candidatos.

Pero no se puede dejar de considerar la incidencia que puede haber re nido el sistema personalizado en este aspecto, ya que en la práctica el desempeño electoral depende casi exclusivamente de cada candidato. Denrro de esta modalidad se vuelve hasta cierto punto innecesario que él forme parte de una organización de al-

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canee nacional o provincial e incluso ni siguiera tiene mayor im­portancia el coníumo de su lista (aunque sí, como se verá más ade­lante, su ubicación en uno de los primeros lugares). Es innegable, además, que la ausencia de fórmulas proporcionales en el reparto de los escaños en disputa constituye un atractivo muy fuerte para la participación de no afiliados como camlidatos, aon cuando pa­ra la mayor parte de ellos esto constituya una ilusión.

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Page 43: La representación caótica

CUADRO N" 6

ASAMBLEA NAOONAL: CA'IiDIDAl'OS Y USl'A5, SEGÚN PROVINCIAS Y REGIONES

PRO\'I:-KJA 1 E~A~~ i U'ITAS CA."'1>IDATOS

1

IISTM 1 CANOJDATOS 1 '-~>NOS, . (\)

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TOTAL' 70 1 230 j 908 3.29 12,97 7,71

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hwme Tr:hun:tl ~upre!nt' l:lntO!\tl E!:ti:-.-:ratHín: ." P,Rb,\IHJ

47

Page 44: La representación caótica

De todo ello se desprende el tecer efecm, esto es, d potencial in­cremento de la fragmentación de la representación, que también se deduce de un simple cálculo aritmético ya que con mayor cantithtd de listas y de candidams hay más probabilidades de dispersión de la votación. Es lo que ha ocurrido en esta primera ocasi6n de aplicación de es re sistema, cuando l !l lisras diferentes han obtenido representa­ción en la Asamblea Nacional. Sí bien es cieno que una pane de esas listas estaban conformadas por alianzas de ¡yartidos y organizaciones que también habían obtenido representaci6n -y por ranto quienes fueron elegidos de esa manera se han integrado en aquellos bloques, lo que reduce el número a 12 bloques o bancadas dentro de la Asam­blea-, no deja de ser demostrativo de lo señalado (cuadros !l y 9í. En realidad nada puede asegurar que siempre suceda de esta manera, es decir, que las personas y las lisras elegidas concurran a la lc>rmación de bloques o sean parte de alianzas más amplias. Por el contrario, hay muchos elementos que llevan a pensar que lo más probable es que en futuras elecíones se maorenga la dispersión en la presentación de can­didaturas, se incremente la fragmentación de la voración y aumeme también la atomización de la representanón. En efec-ro, es posible que la experiencia de la elección de asambleístas ·especialmente a ¡yartir del triunfo de candidatos de lisms uniprovíuciales- sea tomada como una demostraCIÓn de las posibilidades que tiene cada undíclato para

' acceder a un escaño legislativo o a un puesto dentro d~ una instancia local o proviocial.

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CUADRO N"'

ASAMlll.EA NAOONAL: USTAS SEGÚ'l NÚMERO DE PROVINUAS DE PRESENTACIÓN

NÜMERO OE PROVINCIAS U STAS DE PRESENIAC.JÓN N"

l '' ' l 1

1 ' 5 A H1 j

1' A l' \

ln A 1•1 ' 10 A :1 1 l

TOTAL 7(¡

f'uenrt': Tnk111.1l Suprt"mn EkunraL Elahoracón_ S Paduno

..... ~ %

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'·"' "'" l8 --{ji{ ·-

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U.? 1110_{)()

Dentro del análisis de la fragmentación de la representación es importante señalar que, por efecto del sistema elecroral, se incre­mentan las probabilidades de obtener un escaño con un porcenta­je minúsculo de votación. Efectivamente, este sistema tiende aba­jar la relación votantes/escaño con respecto al m ve! que alcanza en un sistema de votación por listas, ya gue en esre último caso -ba­jo cualquier modalidad-, siempre habrá agregación de votos. Esto se agava en casos como el de Ecuador, donde hay alta presencia de distritos pequeños en los que esa relación es muy baja (como que­dó establecido en el cuadro número l) y gue se reduce aún más ya gue solamente cuentan los votos indvíduales.

A la vez, este problema se agudiza cuando el comportamiento electoral arroja como resultado un gran desperdicio de votos, lo gue se puede producir por cuarro causas. En primer lugar, cuando den­tro de un distrito (provincia) hay alto número de candidatos gue tiende a elevar la relación candidatos/escaño, lo gue ocurrió en las provincias de Azuay, Pastaza, Manabí, Esmeraldas, Pichincha y

Guayas, donde los votos efectivos apenas podían llegar a represen-

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Page 46: La representación caótica

tar entre e18J3% al4,55% de los electores (como se vio en el cua­dro número 6). En segundo lugar, cuando existe fuerte dispersión de la votación entre los diversos cmdidatos, de manera que los triuntadores pueden obtener sus escaños con porcentajes que estén muy por debajo de la mayoría absoluta o que en general sean esca­samente significativos, corno ocurrió en las provincias de Carchi, Cotopaxi, Chimborazo, Loja y Manabí, en las que los candidatos triunfadores obtuvieron menos de la cuarta parte de los votos pro­vinciales, lo que en términos nacionales es poco significativo (ane­xo número 3). En tercer lugar, cuando el ausentismo, los votos nu­los y en blanco alcanzan niveles relativamente altos, como sucedió en las provincias de Cotopaxi, Tungurabua y Chirnborazo, donde los votos válidos representan alrededor de la tercera parte de la po­blación empadronada (cuadros números 2 y 5). Finalmente, cuando un candidato acumula gran número de votos, de manera que los otros escaños deben ser ocupados por quienes han obtenido votacio­nes relativamente bajas, como ocurrió en la provincia de Cañar (ane­xo número .1}.

De este modo pueden resultar elecros algunos candidaros cu­ya proporción de votación sea bastante menor a la que señala aquella relación vomntes/escaño. Además, a pesar de que un can­didatO puede triunfar con una votación que sea relativamente sig­nificativa dentro de su provincia, su proporción a nivel nacional puede ser mínima. Esro último se puede ver con claridad en el cuadro número 8, donde a pesar de que se presentan las cifras agregadas por listas es posible apreciar que 12 de ellas (es decir, los dos tercios) han obtenido representación con una votación in­ferior al 5% del toral nacional y ocho (44,4%) no llegan siquiera al 1% de ese toral. Pero, con mayor claridad se puede apreciar en el anexo número 3, donde se consigna las fracciones de varo obte­nidas por cada candidato y la proporción que ésta significa a ni ve 1 provincial y nacional.

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Page 47: La representación caótica

Dado gue, una vez que los candidatos han sido inscritos, no hay restricciones para la obtención de puestos -como podría ser la definición de un umbral mínimo a nivel nacional-, un escaño puede ser alcanzado con niveles insignificantes de votación. Así, la cuarta parte (25,7%) de quienes obtuvieron un puesto en la Asamblea fueron electos con menos de del 0,50% de la votación nacíonal; algo menos de la mitad (42,9S>O accedió a ésta con me­nos del 1 ,009( del total de votos y más de las dos terceras par­res (67, 1 %) lo hizo con menos del 2,00% de los voros (cuadro número 9).

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Page 48: La representación caótica

CUADRO N' H

ASAMBLEA NACIONAL: VOTACIÓN POR USTAS CON REPRESEJ'.TACIÓN, SEGÜN PROPORCIÓN SOBRE REPRESENTADAS Y SOBRE VÁIJOOS .

PUESTO ! USTAS

1

VOTACJÓN % SORJtE TOTAl %SOBRE TOTAL

DE ELEcrOS DE vrrros VÁUOOS

l f PSC 4,2{,199) )0,40 14.82

2 •

JO PRE .~177741 17,67 14.41

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Nuta: Tuda<. la:. tif::as ¡_urn·spond~:n H fnK"-'mlitS Je vnto

fuemt·· Tnbvnul Supremo ElectoraL Elahomuón: S. Pax:.h;mo

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Como es evidente, en la base de este problema de fragmenta­ción se encuentra la dispersión de la votación, inducida en gran medida por el sistema votación personalizado, En efecto, al dispo­ner de más de una tracción de voto que debe asignarlas siempre a más de un candidato, el elector se ve forzado a escoger entre todos los candidatos de rodas las listas para otorgárselas. Por el contario, en cualquier sistema de listas cerradas o incluso en el sistema de voto preferencial, al existir sólo una fracción de voto, se limita la dispersión. Esto se puede expresar señalando que en el sistema personalizado el menú que está a disposición del elector son codos los candidatos de todas las listas, de los cuales debe escoger siem­pre más de uno; en otros sistemas, por el contrarío, el memí lo con­forman las listas, de las cuales debe escoger sólo una. Por consi­guiente, en la base del sistema personalizado se encuentran las condiciones que llevan a la dispersión, de manera que es práctica­mente imposible evitarla, Esro se agudiza cuando a esta caracte­rística del sistema se añade la conducta del elector en un medio escasamente permeado por las ideologías o débilmente orientada por adscripciones político-doctrinarias, como es el ecuaroriano. En estas condiciones, el mismo elector se convierte en un elemen­to activo -probablemente el de mayor peso- en la dispersión de la votación. En consecuencia, el sistema electoral le convierte al vo­tante en un factor de debilitamiento del sistema político, con los efectos que se analizarán en la siguiente sección.

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CUAORO N'~ ASAMBLEA NACIONAL: CA,'IDIDATOS ELECTOS SEGÜN

PROPORCIÓ:\1 DE VOTOS OBTENIDOS

: PROPORCIÓ~ DE VOtos~ CA"l\ffiiDATOS ELECTOS

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2 '·"' IH,flllymi~ L 1 '''"·"" TOTAL 70 100,00

Además de las cifras entregadas antes (cuadros números 8 y 9, anexo número 3), una evidencia de la dispersión se puede encon­trar en la ba¡a proporción de vocación por lista completa (m plan­tha, según la denominación usual). Aunque esto varía entre las tres regiones naturales del país -ya que en la Costa hay una leve tendencia al voto por lista-, se puede asegurar que con la intro­ducción de este sistema de votación se han creado incentivos pam la pérdida de impurtancia de la lista en tanto ele memo de adscrip­ción del elector. Como señalé antes, dentro de este sistema ella tenderá convercirse cada vez más en una forma de presentación de las candidaturas y expresará en menor medida las orientaciones ideológicas o las adscripciones de los partidos y agrupacwnes po­líricas, así como de los electores.

Esto se manifiesta fundamentalmente a través de dos indica­dores: la alta proporción de listas triunfadoras con respecto al nú­mero de escaños yue se elegía en cada provincia y la distancia yue se produjo entre los votos obtenidos por el candidato más votado de una lista y los otros integrantes de ésta. Así, respecto a lo pri-

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mero, en 12 provincias (Carchi, Cotopaxi, Tungurahua, Bolívar, Chimborazo, Cañar, Loja, El Oro, Sucumbíos, Pastaza, Zamora y Gahípagos) el número de listas triunfadoras fue igual al de esca­ños que se encontraban en disputa en cada una de ellas; en 6 pro­vincias (Imbabura, Pichincha, Azua y, Manabí, Los Ríos, Guayas), se eligió a un número de lisms menor a los escaños que se encon­traban en disputa; solamente en .3 provincias (Esmeraldas, con tres escaños, Napo y Morona, con dos cada una) fueron elegidos los candidatos de una misma lista (anexo número 4).

En cuamo a lo segundo, en ninguna provincia todos los inte­grantes de una misma Usta obtuvieron una vocación relativamen­te similar y, más bien, entre dios se establecieron brechas relari­vameme amplias (anexo número 4). A manera de indicador se puc·de romar la distancia existente enrre los dos candidatos más votados de cada una de las listas que obruvieron escaños, y se ve que solamente en un caso la diferencia entre e! primero y el segun­do fue menor al 5% de la voración del primero y sólo en 4 casos fue menor al 10%. En el otro extremo, en dos listas aquella dis­tancia supero al 70% y en cuarto listas se situó entre el 61 y el 70%. En la mayor parte de las listas que obtuvieron puestos en la Asamblea la distancia entre el primero y el segundo se movió en un rango de 20% a 60% (cuadro nCtmero lO y anexo número 4).

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1

CUADRO N''lO

ASA.\!BLEA NAOONA.L: DISH.NCL4. E!lolRE lA VOTAOÓN POR PRIMERO Y SEGUNDO ESCAÑOS DE CADA USTA

DISTANCIA(%) U STAS

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* Lquiv;.~k al¡¡ ~um,t b~uw dt IJ.\ ~JMJS que obnwvu:roo e~<:.uiío.;. :,in ror::,idt·ntr que· un m1s~ mo parudo o lisra pucdt: haherlos obn;:OJJo en m.l, Je un,¡ f'hlVJnua (V~T anexo número 4). J<ul:'r:tL": Tnbu~al Supn:m<l Ekc~1lral. Elaboraz :ún· S P:u h.mo

Un indicador adicional de esto puede ser la diferencia entre la votacíón obtenida por el primero y el último de los candidatos de cada lista, ya que se puede sostener como supuesto aceptable que la votación obtenida por el candidato menos votado de una lista expresa la adhesión a ésta, independientemente de las caracterís­ticas de cada candidato. Por consiguientejuna distancia pegueña entre ei primero y d último expresaría indirectarnente la adhesión del votante al parttdo o grupo político independientemente de las características particulares de los candidatos, nüentras que una distancia grande sería la expresión de ht votación personalizada/ Precisamente esto últirno es lo que ocurrió ('n la elección de asam­bleístas, ya que solamente en una de las listas que obrovieron es­taños aquel la distancia fue menor al 1 o~:¡, de la votnci6n del can­didato con mayor votación e lnduso sólo en una se snuó entre el 11% y el 20'!{ de ague! niveL En casi las dos teceras partes de las

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listas (61 ,70%) aquella distancía fue mayor al 41% y en más de la tercera parte (36, 179f) la distancia entre el primero y el últtmo sobrepasó el 60% (cuadro número 11 ).

CUADRO'<' 11

ASAMBLEA NACIONAl., DISTANCIA ENTRE LA VOTACIÓN POR PRIMERO Y Ll.TIMO ESCA.ii!OS DE CADA liSTA

DISTANCM. {11/ll) USTAS 1

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Fut'ote: Tnbun,d Suprem¡¡ ElectoraL Elaborad6n: S. P¡Khanu

Resulta evidente, por tamo, que el sistema electoral propició el vmo por individuos y restringió el voto por lista. Por consi­guienre, la condona de los electores -que tiende a privilegiar las adscripciones personales por sobre las de carácter ideológico- se vio alimentada por el sistema electoral, ya que éste induce a la vocación estrictamente individualizada. Así, a pesar de que du­rante la campaña electoral algunos partidos basaron su propa­ganda en el voto por lisra completa e incluso el Tribunal Supre· mo Electoral destacó esa posibilidad en su divulgación de la nueva modalidad, los resultados demuestran que ello no ocurrió. Únicamente en las provincias de la Cosra (con excepción de El Oro) se advierte una débil tendencia al voto en pf,mcha, tanto en las listas que obtuvieron escaños como en las que no los obtuvie­ron. Por el contrario, en las provincias de la Sierra y de la Ama-

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zonía se impuso la tendencia al voto por individuos de diversas listas, lo que desembocó en alta dispersión (tanto por el núme­ro de listas que obtuvieron escaños en esas regiones, como por la baía votación proporcional de los candidatos elegidos)_ Esto quiere decir que el voro por lisra completa solamente ha tenido alguna vigencia en las provincias que se han constituido en bas­t1ones electorales de determinados partidos (que es lo que ha ocurrido en la Costa con el Partido Social Cristiano y el Partido Roldosisra Ecuatoriano), pero aún en ese caso su incidencia es bastante baja. Más bien, como se verá en la siguiente sección, parece que los electores asignaron sus fracciones de voto a los primeros integrantes de cada una de las listas, con lo que se con­formó algo parecido a una listtl horizontal, en reemplazo de la lis­ta verticalmente presentada.

3. LOS RESULTADOS DEL SISTEMA

Hasta aquí he revisado algunos aspectos relacionados con lo que se podría denominar la mecánica del sistema sin entrar en de­talle en remas que hacen referencia a las consecuencias políticas de su aplicación/Dado que es ampliamente conocido el impac!o que tienen los s;_¡¡temas electorales sobre la coD.l.!.ucta política de los electores, sobre la renovación de la dirigencia política y sobre la conformación de las insritucione/ es importante desarrollar ese análisis. Es verdad, no obstante, que éste no puede dejar de ser restringido ya que se refiere solamente a la primer-a ocasión en que se ha utilizado esta modalidad en el Ecuador. Con esta limitación por delante, es importante indagar en remas como el tipo de re­presentación que se desprende de la aplicación de este sistema, los resultados que puede tener sobre el sistema de partidos y la inci­ciencia sobre la conformación final de las instituciones para las cuales se lo utiliza.

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3.1. Problemas de representación

Uno de los argumentos que se esgrimieron en conrra del siste­ma de listas cerradas y bloquedas era que con su aplicación se pro­ducía una imposición sobre el elector. Se sostenía que la estructu­ra o conformación de las Jisras expresaba una voluntad omnímoda de los partidos (o en general de las agrupaciones políticas) que el elector debfa respetar rigurosamente, ya que no contaba con me­canismos para alterar su orden o escoger a uno o más candidatos dentro de ellas. Esta observación se inscribía dentro de la corrien­te de crítica a los dirigentes políticos, inmersa a la vez en el des­prestigio y desgaste de todo lo concerniente a la actividad políti­ca (que por cierto no se circunscribe al Ecuador).

Por otra parte, se argumentaba también que con el sistema de listas cerradas se disponía de muy escasa capacidad para conformar una representación adecuada a los intereses de los electores. Se sos­tenía que no hacía posible la estructuración de un vínculo enrre el elector y el elegido, de manera que los intereses del primero no se encarnaban en la actuación de este último y se perdían así los ele­mentos centrales de la representación. Esta observación se inscri­bía dentro de la corriente de crítica a las condiciones concreras en que se desarrolla la democracia represenrativa y que, en su versión más trabajada -que no es precisamente la que ha predominado en el Ecuador-, ha aludido no solamente a Jos lazos <;nrre elector y elegido, sino a la relación que se debe establecer entre mandante y mandatario fimdamenralmenre en aspectos como el rendimien­to de cuentas y la revocatoria del mandato.

Así, la demanda de cambios en el sistema de elección expresaba al mismo tiempo un ideal hasta cierto punto abstracto y un objeti­vo bastante concreto: el mejoramiento de .la calidad de la democra­cia y la introducción de mecanismos que permitan establecer lazos

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presentación en la lista fue de 43, equivalente al 25.6% dd total de los integrantes de las listas triunfadoras. En la mayor parte ele los casos esa alteración fue de un puesto hacía arriba o hacia aba­jo. con excpeción de 5 candidatos (3.0%) que ascendieron o des­cendieron un máximo de dos lugares con respecto a su presenta­ción en la lista (anexo número 5 ).

En segundo lugar, se puede asegurar que el orden de presenra­ción de las candidaturas dentro de la lism inl1uyó significativa­mente sobre el elector, ya que predominó la tendencia a mantener aquel orden en la votación, espeCJa!menre en lo que se refiere a los extremos superior e inferior. Los escasos cambios que se produje­ron afectaron principalmente a los candidatos que ocupaban los lugares intermedios en la presentación, ya que los electores con­centraron sus fracciones de voto en los candidatos que ocupaban los primeros lugares, en tanto que prácticamente no se manifíes­taron preferencias por quienes se presentaron en los últimos luga­res, Así, solamente en 2 listas (4.3%) el candidato que ocupaba el primer lugar en la presentación no ocupó el primer lugar de lavo­tación de todos los candidatos de su lista y, en el extremo opues­to, solamente en 6 listas (12.8%) el último de la lista no ocupó ese mismo lugar dentro de la votación de todos los miembros de su propia lista. Esto determinó que casi la totalidad de los seten­ta elegidos estuviera conformada por quienes ocupaban los prime­ros lugares de sus respectivas listas, y que quienes se encontraban en los últimos lugares en la presentación de la lista solamente m­vieran oportunidad de acceder a un escaño cuando se hubiera pro­ducido votación en pla11cha por esa lista (con la sola excepción de la lista número 6 en la provincia de los Ríos). 12

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rro ntmhdarrr;

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contaba con diez puestos, fueron elegidos nueve de una misma lista -con cambios que no alteraron el resultado final- y el prime­ro de otra lista.

Sí a esto se añade lo que he señalado antes acerca de la distan­cia que se ha producido entre la votación obtenida por el candida­to más votado dento de cada lista y los demás integrantes de ésta, se confirma que el lugar de presentación ha sido determinante. En etecro, como se pudo observar, la tendencia al voro por los candi­datos que ocupaban los primeros lugares de cada lista se manifés­tó en términos cuantitativamente significativos (cuadros números 10 y 11 y anexo número 4). Esto quiere decir que no se trató de un fenómeno pasajero y restringido, sino que más bien se confi­guró como una tendencia dominan re dentro de la conducra de los electores que orientaron sus preferencias hacia quienes encabeza­ban las listas. Ciertamente, dado que se trató de la primera oca­sión en que fue aplicado, se lo podría atribuir al desconocimiento del sistema, pero no existen mayores elementos que lleven a supo­ner que en próximas ocasiones se modifique es re comportamien­to, ya que;: todo parece indicar c1ue la causa cemral se encontraría en la extrema personalización de la política y en especial de la con­tienda electoral.

En tercer lugar, de los setenta asambleístas elegidos con el nuevo sistema, solamente 11 (J 5%) eran personas que no habían tenido antecedentes políticos, en el sentido más restringido del término, esto es, que no habían desempenado funciones dentro de la administración pública, ya sea por elección popular o por desig­nación. Por tanto, se puede asegurar que la aplicación del nuevo sistema ha tenido efectos mLty pobres en la renovación de la diri­gencta, especialmente si se supone que uno de los mecanismos pa­ra lograrlo se encontraría en la elección de personas ajenas a la tra­dicional élite política. Por el contrario, parece que el sistema ha

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desproporción que se produjo entre los voros y los escaños obrem­dos por cada una de las listas (anexo número 6). Las diferencias son muy significativas y rebasan largamente las disrorsiones que se pueden producir en los sisremas de representación proporcional e incluso en los de representación mayoritaria. A manera de ejem­plos, en las tres provincias en que todos los escaños fueron asigna­dos a una sola lisra (Esmeraldas, Napo y Morona) ésta obtuvo una votación de entre un cuarto y un tercio del electorado; en Guayas el Partido Social Cristiano obtuvo el 90.0% de los escaños con al­go más de un rercio de los voros (36,17%); en Pichincha la lista de Democracia Popular logró casi los dos tercios de los puestos (62,50%) algo más de un cuarto (28,82%) de los votos; en Mana­bí, el Partido Social Cristiano ganó el 60,0% de los escaños con el 29,8491' de los voros, mientras que el Partido Roldosita Ecuato­riano con el 22,16% de los votos obtuvo el 40,0% de los puestos; en Azuay la Jisca de l\"uevo País obcuvo la mitad de los escaños con algo menos de la cuarta parte (24 ,69%) de los voms, mientras que Izquierda Democrática y Democracia Popular obtuvieron la cuarta parte de la representación cada una, con la sexta parte ( 16,61%) y con poco más de la décima parte ( 11 ,04%) de los vo­tos, respectivamente.

Es m distorsión se expresa también cuando se analiza la estruc­tura global de la votación dentro de cada provincia. A manera de ejemplos, en la provincia de Pichincha la lista de Nuevo País lo­gró el tercer lugar en la votación pero no obcuvo ningún escaño, mientras que las listas de Izquierda Democrática y de Pachakutk con menos votación obtuvieron un escaño cada una; en Coropaxi sucedió lo mismo con las listas del Partido Social Cristiano y de la alianza Izquierda Democrática-Nuevo país, que no lograron es­caños, en tanto que sus inmediatos seguidores (Movimiento Po­pular Democrático y Movimientos Sociales Independientes, res­pectivamente) sí los consiguieron; en Chimborazo la lista que ob-

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ro, si bien la votación se efectúa por personas, la represenracwn debe materializarse en listas ya que inevitablemente debe consti­tuir bloques parlamentarios (o de asambleístas, como fue en esta ocasión), Ciertamente, no se puede eliminar la posibilidad de que exista un congreso o una asamblea conformados por representan­tes elegidos indvidualmenre y sin una adscripción que los integre en grandes conjuntos, pero eso no quiere decir que aquel órgano pueda funcionar. Por el contrario. lo más probable es que aquella conformación -que sería la expresión exrrema de la dispersión­impediría cualquier acuerdo, aún el más dementa! de permirir la construcción de una mayoría para elegir las autoridades. Es ver­dad que este primer experimento no ha llegado a ese extremo, pe­

ro sí ha elevado en un tt"rcio el núm<-ro de listas representadas con respecto a lo que venía siendo ya una constante en el Congreso NacionaJ.

Por otra parre, en el segundo nivel (el de los resultados agre­gados) es necesario recordar que este sistema electoral hace posi­ble obtener un escaño con una votación que resulra insignificante a nivel nacional (cuadros números íl y 9 y anexo número _)), Co­mo se pudo observar, solamente 6 listas de las lí:l que obtuvieron escaños superaron el cinco por ciento de la votación nacional, que es el límite estableCido para mantener el registro elecrora! 11. Es verdad que esto se debe en gran medida a causas relacionadas con la magnitud de los distritos electorales, en el sentido de que al existir un alto número de distritos pequeños inevitablemente gran parte de los escaños son obtenidos con votaciones poco sig­nificativas a nivel nacional. Dicho de otra manera, es muy difícil evitar que esto se produzca en el marco de una estructura de lapo-

1 '¡ C.!lx- arl;1r:.1r 4U<' d nmo por utm:-o -4uz <"'> umhral dt· ft',l.(!Srro y no de rt:prt-sent:K 1Ón y

que por tamo no nende .1 <nrrq::r los aspntm de t{mdo- tlt'ne tfeLto ~oLlmenle despu6 de Jo, de..T!Ont-s scgmd:J.., en ¡_¡u e una lt~Ll no :n haya surx:rado . .i\fíentr.ll> dio no m u~ rr,L, <:-~<~ lí<.:;¡ ¡-odrá obn·ner lo-, t'SL,lfl{l\ ,orn:\rnndJcnte\

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tidos reconocidos legalmente y, en segundo lugar, la presencia de once o doce partidos (no siempre los mismos) que han obtenido representación parlamentaría en cada una de las ocho elecciones realizadas desde 197916 A esto se debe añadir la gran cantidad de listas que se presentan en cada ocasión, como se ha visto en el ca­so aquí analizado de la elección de asambleístas. Sin embargo, es poco o nada lo que se ha hecho por superar este problema y, por el contrario, las medidas que se han tomado han tendido y tende­rán, con toda seguridad, a agudizado. Un ejemplo concreto de es­ro es la reforma propuesta y aprobada en el plebiscito de mayo de 1997 que dio origen al sistema personalizado de listas abiertas y que, como se verá de inmediato, ha contribuido a profundizarlo.

Es ampliamente conocido que el sisrema electoral es uno de los elementos que configuran las características de la estructura del sistema de partidos. En gran medida, de él depende el núme­ro de partidos, así como la dispersión o la concentración, pero también las orientaciones hacia las alianzas e incluso el mayor o menor peso de los extremos y la posibilidad de que los pan idos se fortalezcan por efecto del denominado 11oto estratégico17 Por consi­guiente, se puede suponer que la introducción de la votación per­sonalizada y con listas abiertas habrá tenido alguna incidencia en estos asp<·cros, ya que constituye un sistema absolutameme dife­rente al que se venía utilizando y que incide directa e indirecta­mente sobre la conducta de los electores.

16 V&.1s~- Proyt:(to Cordes-gnht>rnabdidad· Temas para b. refOrma tonstitunonal Pt.:uarorta·

na, Cordt·s. Qutro, 1998, es pe<. ia!rnentt::· págs" 1 ~-'1.~. Arias, Natalia: '·Parridos políncos; ;héroe~ o vill,mos:'", en Enw.Jnr Df.bare N" .)6. Quno, dicenón: de 199').

17 Desde 19) 1, con la formu!utión origmal dt' Du .. ·cTger -n:ntra.da en la búsqot·da de leyes t;t'uerales-. !a relaoón entre s1stema e!ecmral y sJ:.tema de parndos ha ;,tdo uno de los rt· mas más tnnados por la t it'nna polúica apl!ntda. Véast: Duvt>rge;, Mauna·: Lo!> parudo:; ?olirizm. Fondo dt' Cultura Econ6nHGI, Mtix:co, 1988 O 1"). Dd mismo auwr; SoriokJ, ~ía políttcJ. And, Barct'lona, 1970 C!"}, póÍ_gs. 1,24 y ss.

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En tercer lugar, aunque se ha incrementado la constitución de alianzas, éstas no funcionan en la práctica como rafes, ya que la misma votación por personas lo impide. En realidad es un contra­sentido que se realicen alianzas dentro de un sistema de votación personalizado, ya que la representación la obrienen los individuos y no la lism (que sería la expresión de la alianza), de manera que el acuerdo concluye prácticamente en el momento de la elección. Se puede suponer c¡ue la única posibilidad para que esto no ocurra y que se mamenga la alianza en el nivel de la represemación -en es­re caso en la Asamblea Nacional- sería su conformación a nivel na­cionaL como ocurrió solamente en un caso en esta elección (el de la lista 2-!4, de la coalición Partido liberal-Frente Radical Alfa­risca). Pero, por lo señalado, cuando ella solamente rige en el nivel provincial no riene mayores alicientes para mantenerse, aún en el caso en que triunfaran varios candidams de una alianza (lo que no ocurrió en esra ocasión). En este semido, el sistema puede inducir a las alianzas en térn'Jinos estrictamenre instrumentales (como me­canismo de presenración de candidatos), pero no como una medi­da intencwnalmente tomada para agregar imereses, mejorar la re­presentación y evirar la dispersión, Por el conrrario, los resultados demuestran que las alianzas provinciales no han producido frutos en estos aspecws.

En cuano lugar, al permitir el voro por personas y entre varias lisras (es decir, al fraccionar el voto), el sistema tiende a debilirar la adscripción ideológica o partidisra de los electores, lo que ten­drá efectos negativos sobre el sistema de partidos en el mediano plazo. Cabe desramr gue una de las funciones de los sistemas elec­torales es recoger y expresar las preferencias de los votantes, para lo cual implícitamente los ob/ígan a expresarse en uno o en otro sentido. Es conocido además que cada elector cuenta con una pri­mera preferencia y con otra u otras secundarias, que las adminis­tra de acuerdo a las condiciones en que se produce la vocación.

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lares del apoyo logrado por cada partido o lista. Por el contrario, con la utilización de la votación personalizada en listas abiertas puede tenderse un vdo sobre la volatilidad, ya que es posible que en elecciones sucesivas no aparezcan variaciones significativas de la votación de una agrupación, pero ello ocultaría la adscripción múlriple del elector en cada una de las elecciones, lo que equiva­le a -y tiene los mismos efectos que- la volatilidad.

Finalmente, no es posible extraer conclusiones ceneras y defi­nitivas del impacto del nuevo sistema electoral sobre el sistema de partidos a parrir de esta primera experiencia. Sin embargo, lo se­ñalado en los párrafos anteriores así como el material estadístico entregado en las secciones precedentes permiten suponer que aquel se verá dura y negarivamenre afectado, en especial en aspec­ws tan importantes como la dispersión, la atomización, la volati­lidad, la personalización y las diftculrades de lograr su instírucio· nalización. En síntesis, es casi inevitable que el resultado de este nuevo sistema sea lo que he calificado como repre.rentaáóll caótica, que se constituirá en el mayor impedimento para la consolidación del sistema de partidos.

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Anexos

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TDl'AL 11111,011 'JH21.oM ](10,1111 lll• ~'!ll 100.00 1' IHO \'i2 lilll,ll(l

77

Page 66: La representación caótica

A]'.;EXO N" 2 ASAMBLEA NACIO~AL:

USTAS SEGÚ~ REGIONES Y PROIIINCJAS DE PRESENTACIÓN

USTAS

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Page 67: La representación caótica

USTA.'i

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79

Page 68: La representación caótica

USTAS

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80

Page 69: La representación caótica

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1 '*mc•~l.:~, ! 1

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" 2; .\fl~!;'l;i) FIO-.> 1 1

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~·) 2\ MI"< O p,,.~.,,

1 1 1

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81

Page 70: La representación caótica

USTAS Candldatm.

!o: 2'. MI PI :

~:~' ML'A

i ---

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¡ (:5 2~ AMFTD ~ FIOm i l l

j{] lll

---+---'--' ¡;¡ i )[)!

~~ '\0 CONM!D}. ((\ !

'6 \1 Mili

82

Page 71: La representación caótica

ANEXO N' 3 VOTOS OBTENIDOS POR LOS CANDIDATOS ELECTOS

(%SOBRE TOTAL DE VOTANTES)

CARC:HI

VOTOS ')i PROVINCIAL '/ NACJONAL

IMBABllllA

ES\ AÑO VOTOS i ."., PROVJNUAL '/ NACJONAL

1' ~7 MI i OII.IY i ,2..' f-------

,, .'!'! :·· \~59'! ¡ 1,1)

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TOTAL ')i (>')() 1 '""·"" ).(;)

PICHINCHA

ESCAÑO VOTOS ·;; PROVT\;ClAL '

"d 1\ACIO:-¡AL

1 1~7 -;.¡¡ 1

1'.1') : J(J,X9

,, ll!i C)",', ' )(),(,2 c,ni f-:~-

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)!14.4 i7 )K,(¡() (i,(l()

' 14\ ciil<) 1\l,)H >,70

(¡" l IÍI.IIX\1 ){!,.' 1/>)

T 1 ,, y¡¡ 1'1,99 '"'' ' 1 12) ; \9 17,l l IJ)j

TOTAl 'll ')){, "'"·"" "'" COTOPA..XI

L~CANO 1

VOTO~ 1 ·;¡ PROV!NC !Al '; :-..;.A.UONAL

1' ! ¡.., H' t .!ü,-h n.SH

···-.. ·-· -·-··--· ..

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1 '~:e~ ---~:~----.L-... _:U'J --TOTAl_ lí7 Po lt;O,:Iil : 2J-10:

1

1

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Page 72: La representación caótica

'n INGURiliUA

ESCAÑO VOTOS ~~ PROVINCIAl r-4 :SN !0;-,lAL

' L~ '>6'J ~l).'i'} t,r: , ...... 2'" Hl Hf>iJ D,'T jj.{¡

,. :,;: 4'i 7 ny; l,ü'i

TOTAl ; \H 9SC !On,no Í,í)

BOÚVAR

L\CAÑO VOTOS 1

¡;¡ PROVINCIAL ., NACIONAl

, .. 12 8~2 27,7: OAl

2" ll !HI 2~,7l) ¡¡y;

TOTAL ·t6.)7) j(J(;,tl(j l,)ü

CIIL'IBORAZO

tSCA~O VOTO.) ~ PROVINCIAL '.:r ~.\CIONAL

, .. 25.487 2:,w 0,82

2" 2~.74lo l9,H.~ n.r _ ..... ,. :>1 o<r-' i 7,56 0,6H. _ ....

TOTAL ll')r-::'í JJü,::O::O ;,Bó

\.AÑAR

ESCANO ;

VOTOS 'X PROVINCIAL 0f NACJONAI.

,. '~.!!(; 1 ~tWO 051

2" ~() 2"'2 19,.H O,H

TOTAL 1

)2J-\71 \OO,Oll ¡,:¡

AZt:AY

ESCAÑO VOTtl:-; ,-1 PROVINCIAL •t ~AClON:\L

1 ~i!7lH )4,5~ l,9ü . 1 W.4l2 21)6 1,n . ,. :;~,¡; j7 20,5R l,l;

-r 12.188 18,92 J.:n ~ ....

TOTAL 1 ?0. ¡ ') 1 100,()() ),'Í'!

84

Page 73: La representación caótica

LOJA '.

ESCA~O VOTOS ·;< PROVIN<:JAL ~-1 NACIONAl.

1' ,:u-:: 2;, :;: {1 7)

: ,. 1'; "'' 20.00 01>1

i "(•W! J'),H<i o{¡~ -------

TOTAL 1 l)lrj~; 100,00 l. 20

ESMERALDAS

ESCA;\;0 VOTO) ';! PIHJVl~ClAL ~ NACJO~Al

1' J:) 7ü7 cíü,7J : O,!Jfí

2" 2CHI 2h,OO 1 0/iG

\' 19{)1¡,¡: 26,06 ! 0,61 .... _ IDTAL 72 ')67 1\lG,Oü 2.~6

ESCAÑO VOTOS '* PROVJNClAL y;. NAClONAl

1' SR~YH 2--{.ük 2 ,B7 -- ··---·

' SL 4-ih 22,2:; 2.(é ¡ \"

70 "" I~.IY 2,2';1 !

c--.... _ .. 6'175 :H,lH ! -i'' :,:s

)•' l'M<•'• "·" 2,W --------------

TO'fAL J{1{)&H Joo,nn 11,94

UlS RÍOS

F3CAÑO VOTOS 1

';{ PROVINCIAL : ·z NACIONAL

l' 52 (;\\ 1\.<Xl ¡ l ,70

,, j() é4" "·"' 1 i.6í

, .. \() 601 il,(h ¡ ¡_r;;

l" 41 &09 2'7J)4 : : ',, TOTAl. i 50 )(}9 lOO,CO 1 U-:0

85

Page 74: La representación caótica

GUAYAS

FSCA.ÑO VOTOS ,, PROVINCIAL ·:; NACIONAL

: ~ 74 112 i!JJ\1 12,!JH

{()7 2}'; ~ < ,-: ·; <,U

\ 27H ó~2 ){),(:!) '!,0{•

r------···· ..... ~ 269 p~ 29, ~6 H,fi':!

..... !61 IY! 29.-1~ H,ú'

,, ,!)') ))2 2S,: J S,'IK

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e-10' 2~~ lO' .?5,:)) 7,",

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F.l ORO

ESCAÑO VOTOS ') PROVlM.lAl. r;; NAUONAJ.

1 11 ;\)') lO,"Íl-l il -···· ················-

~K OS í ~H,04 ,, ...

;2 ()~') 2L:'~ 1,00

TOT?,l : il SO~> !tltl,l)() 1, ~y

><APO

F"Y: AÑ{l VOTOS . ·; PR(lVJ;\\ 1,\; . NACIONAl

,. •;:¡¡¡ ; 1 ,')) ¡¡p ................ ~

p ¡.¡ :··¡.; .?6.69 0.2"'

TOTAL q íl!H j{)!JJIO :.no

PASIAZA

F~t:\NO V(}T{".l'> > PROVlN< lAL '! 1\AUDNAL

'!11(• 2>,!'i 0,:2

);" 2 F2 ¡: .l '! P.OS

TnTAl 1 ¡ Pd liiiJ.:n 0,,(1

H6

Page 75: La representación caótica

MORO NA

ESCA::';O 1

\'tiTOS ji PROVJNC!AL <'{NAnO~ AL

1" 1 ' ? Ti ~251 0.2'i

2" : ') l)H';) 21 .41 O.l:Í

TOT.>.L 2~ ;(j(j 10000 0_77

ZAMORA

ESC.\~0 1

V\1TOS- ',·¡ PROVlNCJAl ·y NA{JONAJ.

1' : 4 ') 7 0 .ti9'i {1,1)

2' ¡ 4.óó' 24,' 1 O,i'l

TO'l~'\L 1 :7 61l 100.00 057

ESCASO ! VOTOS '% PROVlNGAt 'ft NACIONAL

l' :.6 1 1 .J5.5) 1 O,O'i

2 1 l.5l7 "·"" 1 U,())

TOTAl "1 GJ!i IOG,flü fl,l'l

87

Page 76: La representación caótica

ANEXON"4 ASAMBLEA NACION.'lli ÍNDICE DE VOTACIÓN DE LOS CANDIDATOS ELECTOS,

SEGÚN PROVL ... CIAS (PRIMER ESCAÑO• lOO)

CARCHI

lOO

lOO

l!I!BABURA

IJSL\S ESCAÑOS

,. :oo 'iO

!OU 50

COTOPAla

U STAS ESCAÑOS

1 2" i"

IH lOO --:'() (,ij

,., too );í " 22 J!)() lj

' 26

TUNGURAHUA

IJSTAS f.S<AÑOS

!OC

B()ÚVAR

USTAS F.SCAÑOS

,. 2'

lH )i)IJ " ú tO\J -;'{)

88

Page 77: La representación caótica

CHIMSORAZO

~ l"fA.S ESCAo~OS

~-- ·±··· 1 ___ •.. 1--~ : ;: ]O{) )] 1 .-~--~-- ... . . .. j H !(!O _j ;;-~ j

·---~~ . ~~- ~~----~~--~

!-l '¡ lOO

USTAS 1

ESCA~OS

: ·- 2''

" "''' ~1

2 1 !00 n

AZVAY

USTAS ESCAÑOS

¡·· r ' 1 í''

····----21 lOO '¡') " 1

H :

12 li!O ;o io :

::~ 1 ;no íl 2i 1

LOJA

USTAS ESCAÑOS 1

!" r ~"

¡y) ;oo \(, 12 ! ---~----···--

22 ]()() H 14 --

(>·0 lOO )7 12

ESMER-\IDAS

U STAS ESCAÑOS

t" 1

2' 1

l'

lO 1 lOO •

M 1

Ó'l

R9

Page 78: La representación caótica

MANABÍ

IJSl&s ESC~ÑOS

¡:----+ ' ~" '( ,. .......... , .. -~

lOO i ')) 7ó (Íí)

10 lOO ')1 'H 7H ":'()

LOS Rios

IJSTAS ESCAÑOS

¡·

(, lOO

lOO 7G

EL ORO

IlSTAS

2"

100

Wü 58

lOO

SUCtJMDfOS

USiAS ESCk'<OS

1' r ···--···

IR 100 (¡')

2~14-'l J()(J 9\

NAPO

~-~STAS 1

F.SCAÑOS

···~ ,., ,,

jO{¡ ;,

PASTAZA

IJSTAS ESCAÑOS ,,

l' ' ¡,;_17 10{) M

1' lüD ,:'5

90

Page 79: La representación caótica

MORONA

USTAS ESCA.~OS

l'' 1:' --··

'" 100 ! (,(¡

ZAMORA

USTAS 1

ESCAÑOS

1 '" --' L ;ou

----"~-1 12-17-JH- .!1 i ICü 'j'J

GAlÁPAGOS

U STAS ES<A~OS

PlCHLl'iCHA

I.ISfAS f ESC~OS

" 2" 1

\ ! y• 6' "

,. ! H '

,. .J. '----·

' 1 I:J\l "' 1

úi 1 ül i2 ll

'

\1 1

n ¡. : lCU (,(1

1 '" 1 '" :S ;\ 1

,_, 1 \(;

" 1 !{}{) "' 1

(¡') l 2(, 2(1 26- 2il 1

1 J

" : líJU il2 1

2'-) 1 25 " 1: 1

11 1 "

GlJAYAS

USTA. ESCAÑOS

; !(_¡ 10: <_JI

91

Page 80: La representación caótica

CARCH!

USTA

l\

~··

12-\"L!~

L\tBABURA

USTA

2-14

:2-17~13

COTOPAXI

USTA

ANEXO N' 5 ASAMBLEA NACIONAL:

ORDEN DE u.EGADA, SEGÚN ORDEN DE PRESEl\iTACIÓN Y VARIACIÓN DE USTAS CON REPRESENTA CIÓ!'!

1

!

1

!

1

!

¡

1

ORDB.~

PRES.

1

' 1

¿

ORDEN

PRES.

1

2

l

1

2

l

ORDEN

PRES.

'

1

¡

OltD:EN

LLEG.

1

1

1

2

ORDEN

lllG.

1

2

;

1

2

1

ORDEN

UEG.

!

¡

1

1

¡

VAR.IACJON ElECTOS

X

-------·-·------X

VARUCION ELECTOS

X

X

1 X

1

!

VARIAOON ELECTOS

1

X

·l** -~-!-----+---····-,

X '

2

1

92

Page 81: La representación caótica

PICHINt.:HA

U StA ORDEN ! ORDEN '

\'ARIACION ELELJOS

PRES. ! UEG.

' 1 j X

' ' 2 X

' 2 '1 X

; \ d X

' 5 1 j

X

(, :

1 ·1 .

1 (; ·1 !

H 8 !

1

(, 1 ! -:l X ···-

' \ .¡

4 '1

' 6 : ·1

(, ' d

• ! 7

! ' 8

12

l 1 T l .,. 2 1 '1 X*"*

\ ¿ ·1

4 ' 1

1 (; ·1

(; ' .2

7 7

' i 8

" 1 1 X

2 2

\ 4 .,

4 ' " ' 5

6 (, 1 . 7

8 S

1

93

Page 82: La representación caótica

BOLÍVAR

l.ISTA ORDI~ ORD&'i VARIACION ELECfOS

PRES. JUC..

1 H

!

1 1 X

2

(, 1 1 X

2 ' ~

CHIMBOkAZO

UST.>\ ORDf~N ORDEN VA.RIACIO,~ Fl.ECI'OS

PRES. llEG.

12 1 1 X

2

i '

" 1 1 X

2

; \

; ; ' X

2 2

' !

;

94

Page 83: La representación caótica

CAÑAR

USTA O liD EN 1

ORDEN i

'\"'ARIACION 1

FHLTOS

P.RES. ll.EG. 1

' i 1

1 X

1 2 -~-,, ..

1 • ] ¡ i X

] 1 ! 1

AZ\,AY

LISTA 1

ORDEN 1

ORDEN •

VARIACION ! ELECTOS

!'RES. UEG. 1

21 1

¡ ' •

X

] ] X i i i

1 ~··- r --' T-~· ¡: 1 1 X

2 '

i i ; _l 1

i '!-1'* 1 1 ·-· .... _ .. _ ·~.~···-~·¡-· ·-~· .. -~.

) i 1 X

2 1

; 1

i i • 1

,-¡

LOJA

USTA

1

ORDEN ORDEN VARIACION i ELECTOS

PRES. ; UF.G. i

12-'i

1

1 i

1 X

2 1

i ·1 !

'· 1 'J ,.,.

22 1

l 1

·. X i

2 2 i

! \ \

il-1 l :

1

X

1 \ l i i

95

Page 84: La representación caótica

f$MEil.u.DAS

1 ll!'o.IA ORDE"'t ORDEN 1 VARIACIO~ ¡ ELECTOS

IJRI~S. U.EG.

li' 1 1 ¡

X ¡

1

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1

X

' i X .

MANABÍ

1 USTA ORDEN O liD EN V..UIIACION 1 ELECTOS

PRF.S. ll.F.G.

(• 1 1 X

2 ! ' X .

i ; X

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2 X

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1 (

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LOS Rios

IJSTA ORDEN ORDEN VARIACION

1

El.ECTOS

PRES. ILEG.

6 : 2 . :' !

X ¡

1 • 1 X

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111 1 X

2 2

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96

Page 85: La representación caótica

GUAYAS

USTA ORDB."'i ORDEN i VAlliAOON 1 ElECTOS

PRF.S. LLEG. i

f, 1 i X

2 ! X

i ; X

' <, ·1 X

1 6 .¡ X

,; " <2 X .

" ·1 X

" '! .1 X

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1

7 '2 i X i 1 i 10 !()

.-L·-·-·--·----~-~---~~-

19 1 ; X

2 2

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1

J iO o t l ** i

EL ORO

US'L\ ; ORDEN ORDEN 1 VAIUAOOS

1

EfECTOS i

PRES. UEG.

12-'í 1 1 i X i

2 2 1

i i 1

(, ¡ i X

2 ¿

l i i

;o 1

1 1 X

2 2

1 i 1 l 1

; 1

97

Page 86: La representación caótica

SliClJMBÍOS

IlSTA 1 ORO EN PRES.

IR J

2 ·······- ·~·

2~1 Vi 1

2

NAPO

U!ITA

! ORDEN PRES.

j

1

1

2

PASTAZA USTA ORDEI'i

1 PRES. J"i-P 1

1 2 2} 1 l

1 2

MORONA

llS!A ORDL'I PRES.

18 1

2

llSTA ORDEN PRES.

j

1

1

2

!i"l'·l'k:'l 1

2

GAlÁPAGOS ' IlSTA ! ORDEN

PRES. 6 l

' 1

¡,

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l

2

"' \' .!! !;Kli::t JL J'flt:1U'O de ,;¡_ ll\:".1

"'* V¡¡;¡¡:c:íu th:1 Ult,nln dt !J lm·,,

ORDEN llEG.

l

2

1

2

ORDEN l.LEG.

1

2 .....

O RilEN llEG.

l

2

1

2

ORDEN l.LEG.

1

• .

ORDEN llEG.

1

1

1

' ORDEN llEG.

1

1

1

***Vanau;)n ,!etert'ílillJ!lte ¡:>an1 ob:w¡u d n(Jií"

98

VARIACJON 1 ELE<.TOS

X

X

1 VAIUAaON 1 ELECTOS

1

X X

VARIAOON ELE <.TOS

X

:;-1 X

1

VARIACION ELECTOS

X

X

VARl-'CION 1 EI.ECI'OS

i

X

! X

VARIAOON ELE(.'TOS

X

X

Page 87: La representación caótica

Al\EXO N" 6 ASAMBLEA NACIONAl.: l'ROPOROÓN DE VOTOS Y ESCAÑOS POR

LISTAS, SEGÜN l'ROHNCIAS

CARCHI

U STAS VOTOS ESCA1~0S

1 'L MPD 2!_1 )7) 2-1,01 ; IO,Oll

JJ.Ji,JH ID-PSI ~PKT J:! ~2"' 22 )6 • "'·"" 1-1• PCt-P". ;(,K" !9.(.\ ()JI!)

10. PRE k KúS i0.''5 (),()()

2-H PL-FRA ¡.; 2SJ7 9.6!< 0,011

' !W 7 ~l2<_l '!,21 0,00

22. M. LIB. :: tf)(, ti O o.un

TOTAL H'Uíll"l ](¡(lJ;(l ' !00.(1\i

IMBAB\JRA

USTA5 VOTOS ESCAI~OS

~-! 1 PL-l"RA w ,~, ~)_.'\'\ - (¡{;/l7

1 J.~ 17 -lH lD-PSE-PKT (\:' 7 2"" r.HJ 1 ~ '· '~ ~>- PSC " "' 7,20 !),(){)

lO PRE 1\'106 l.71 (L\10

¡) .MP)) l ~X~~ \,ÚH "·"" 2\ A.JAMRJ l ).~.?'\ )/)) (),()()

S llP Jl?d"" '·"' (),00

;y GTD NVA 2 i ') '!'/~ 2,!(, O,t\0

2.! c.n NVA ' 1 ~ ;; ) 2,20 l lUlO

l l. M!RA-AN ~.(¡')() 1 ,)() l íJ,(Il)

1 PCíi 1

; 2Sk J,-'·1 GJiO ..

TOTAL .2-B)/(¡ liJü,Oíl 1 1 ¡:}\1.()0

99

1

1

i

1

Page 88: La representación caótica

PICIIJNCHA

USTAS VOTOS E.SCA.c~OS

1 DP 1 IOH (¡(¡} !H,H2 ;,).";ll

,, PSC {Í 1-1 2')~ 1.!,)1 12,'}1!

2L NV ?AL~ /:;{)7 O'í 5 12,12 0,00

____.!_:~: lll 51 Hl~5 1 (), il 12,50

lB. PKT. ~?lo os"; : .7H !250

l).MPD 276íJ)¡j \,f,i lJ,UU

2· Ji1 PL-FRA 22l 7}() ,-í,i4 ......... ~Po ·o_ PRE 110 li7Y i,IF 0,0()

;;, ~URJ\ :-19.'1-10 ),06 ll,OO

25. MVJS. "9 106 2,·14 0,00

l'J. GTE. NV 97Ailli 1,9') 0.00 ·············--

2LML ¡---.. 92.9)-'Í 1,90 O,Oü

KCTS 57 591 1,18: 0.00

1 PCE )2 144 1,08 U,OO

1 J. APRE 40 (,j':;l o.R~ 0,00

4 CFP ~k 1 ¡,;:¡ 0.78 0,00 _,,

!(; UPLA 55 2l9 G,12 0,00

2~ MI UN ,, ) )2 \l,M O,ü()

TOTAl 48H1JH WC,illl S 100,00

COTOPAXI

USTAS 1 VOTOS ESCAÑOS

lB. PKT. 42.257 :R.69 ~1Ji

1i PSC )1,.7(,7 ~ ;,!)4 0,00

:~- t:!P.J?. ... 29.1 :q 12.~.2 .... ____ 3~,_H

12-21. ID- NP 25Jri7 11 l\ 0,00

22. MOV_ SOLS I;'\D 24.2D'i i0,7J ~ ),_})

_____________ ).-14 Pl-FRA :;; :21 -------------------- R.55 0,00

\ DP ;g 41fl k. l.?.... 0,00

10 PRE 15 7H 6.':>6 0,00

11 Ml}tA-AN ------------~--482 4,2(~- O.üO .... , .... _ 17 PSE K!J'.R ; )(1 !1,00

...

TOTAl 22'í 9H'í IOO,OU J!JOJlO

100

Page 89: La representación caótica

n ''IGURAHUA

USTAS VOTOS ESCAÑOS 1

BOlÍVAR

USTAS 1 VOTOS ESCAJ';OS

18. PK~ : 21 !f?O 26,69 50,00 .~~·---

(, PSC '

190;0 2 ;,,.:; 1 '5:JJIO··-

J.-1-1 PL-FRA

' 12.781 :~/1.} ü,OO

22. M.BS XXl i H ')T' 10,;;, 0,00

12 lD i -t\')'í '· ,, 0,00

-1 (fP 1 ~~'N ).l(, 0,00

15 MPD ; J (-,')) '<,11 "·"' ' DP 1 ~ 4,10 0,(<)

10. PRE i 2.ó-i2 \,22 1

0,(){)

ll MIRA-A~ 1 76& O .Y< u,üü ·-~---~----- ------------

~O TAl 1 ¡;;: 9~2 wn,oo 1 ¿ !\Hl,()()

101

Page 90: La representación caótica

US'fAS VOTOS ESCA..~OS

lk PKT. j~ ~5(, :u>N 1 ' '· ~ \ 22 A JATARl

iH '"' l!,!S O.tlr_l

l!lrl ,, ú" 1 ',11' 1 :u;

: um "' \&ú\' ':" (1,{:{!

)-f,_ DP-PSC. ~:-,_ i .'0 : ],70 !lJJ\1

15 MPD ~ ¡ H ~ 'J lü,2: 0,00

2-l ¡ Pl.FRA H ')'l l (i.J ~ 1 lU:¡

Z1 NUEVO PAÍS : 21 4l\'J (,)•l') 0,00

IIJ, PRE 12.'!X\ LF 11,1111

!i ALT.S. XXI : 11 !O!> ; '" !),011

"" o.; O:h '-" <1,1111

TOTAL Hl'\l IOí',Pll i 100,00

1 IJSTAS VOTOS ESCAÑOS

i 13 MPD ]l(dl 2'J,U' 1 ~0,1!0

1 (; PSC JSlil ¡ ,,2) e,:m ------------- ------~ ..

¡ l-1 1 Pl.-FRA l S'll'J ¡¡,_(,(, 1 ')O,Oü -----

12-¡, ID-PKTt ¡ !"ÚíJ""' lh.)) O.OG

~-2:. DP-N p,\:S i]Uú2 L'."'') 11,00

tn PRE --_J)(i S.-1 i OJ){l

;: MrRA-AN 11 H i I,S· 0,0\J

TOTAL ') "'' ""'"" ' 1 n:uln

102

Page 91: La representación caótica

IlSTAS voros ESCAÑOS

2J NVO PAfS 1 ;(,¡ ' 1l.69 1 '5\l.OO

---·---·--------t--·---------·---t----·--------·-·--1 '"' PSE [''){¡\ 1,:'-) 0,00

-~·-·--·-·--·-·-+------·-·-----+-----·--e ___ -~ l ~l- PRE uc 0,\lU

1 PCE 12 _.;s;; 2.11 o,ou

1 1 M!RA-AN >PJ(,2 0,00 !--------+----------------,---------·--·--1

1 1 APRE -_¡ ;¡;.:; o::-__¡ o.no !------------1------------~------------1

TOTAl. )'JI 7f;': !OO,UO ' -l. IUO,\~i

lOJA

LL5cAS 1

VOTOS F.SCA.~OS

4-(J. CFP-PSC 1 'l')·ífll :y,4; l B-5\

1-!2 DP-ID 1 "098 ''·"" 1 ~lJ'>

l2 A PROV. 1 ;; "' i l ~.7~-1

1 ~13~

2-Lí PiA;RA 1 ~ i J)')'j IJ.24 lUlO

10 PRE 1 12 vn .'i,H') 0,00

1 I'CE 1 22 ; ;: K,N 0,00

lb FKT ! :rí.4\H 6.-16 1 O,OU

:' M!RA-AN ! ; 2.1-. ~H \!!) 1 t:,nn

1 < MPll 1 L.~- J !':! 1,'77 1 ;!.(¡{¡

l '·1'. APRE-P~E i (¡ ','j 2,11 0,00

'JOTAL 1 25-í OHi1 1 00,~)() l li:OJ)O

103

Page 92: La representación caótica

ESMERAIJ)A:S

USTAS VOTOS ESCAÑOS L !() PRE {') 1% 'i'í,12 ! HJUJ»J ' ··-~-·~·-·~-· ·-·----·~·-·-: ---·--·~-·~-1 u PSC •e ¡{,~ !),1') : c,¡¡;¡

2-11 PL-FR.'\

LlD 1 J ~lo ~ ,">'3 c.:m

1\ MPD

11 MIRA-Af\ ') 7<, -í ).(1] 1 t).[)()

'J_ DP K -j·J:, U6 '

O,íJ()

.:¡ CFP 7 (:¡{} 1,'1\ ¡ "·''' :K PK1'. ' ~-;.! '·"' L O,illl

:2 M íND Pl!E&. L. (,) ¡ 1 ), )¡i 03JC

2L ~CEVO PAJ~ ),'l] ' \.Oí 0,110

25 M. T. P i 1 K'J2 0.9"" op;

· MtlM 0.')• OJJO

1~ M. A. PE. 1 )"i(l "·" ()_{1\J

;Jl; J <))2 1!,00

TOTAL i )t)Í '.'()) iO!lJI\) ; 100,0()

MANABÍ

ll~TAS VOTOS ESCAÑOS

f. PSC ~(i¿ FJ '"·"" ; 6ü,<Xl

lU PRE 269.11211 2é,\ú 2 ·lll,OO

ll MJRA-AN

' 1 ~,¡ f¡){¡ :i,(h ii,{Xl

2-14 f't-FRA i lC7 72' S,S' 11,1!11

h APRF 6-:'Jt(>) l,:l O,{Xi

¡ \)p 6 ~ ~ 11 l,2: O,Oil

¡ 2:. N PAÍS )7 l2ü Í,'; 0,<)(]

12!D H )29 \.6) (),(X)

H~ PKT iO.e'l '·'" ' 0,00

l\ MPI) ¡¡, "' '·'" "·"' 1" PSI IKI'.I'J 1,511 l),ilil

"' UPC., JO ;•,,; <I,Bh ll,OO

'l P NCEVA ' "' 0,(•0 "·0"

22. Fl'l'CM ú l'X: 0,51 0,00

TOTAL , 2l421lK :oo,l>.i j líiti,O()

104

Page 93: La representación caótica

WSRios

USTAS VOTOS ESCAÑOS

:, PSC ;H) S~; ;(1,;(1 ; 7'j,(J(l

10. PRE J(i7 t)~') i2,6K J ll,l<J .~.~.-.. ~·~·

?< .¡ PL,liRA 1) OIH S,J' i "·'" i l'i-!7. MPD-P~E i')~}Í';.l '·" '

0,00 1

5·12-2!. DP-ID·NP i lH )1{, "t.55 i u.oo

!2 MIU i')..l'il) i,79 0,!10

11 MIRA-A N 1 :9.10) l.Jl "·""

1 CFP :- !-i sso 2.Rí 0.()0 ¡ 1\ AI'RE 1 5 521 1,1!'' ""'" : TOTAL

5' "''" 100,00 4 liX>,OO 1

EL ORO

USTAS i VOTOS 1 FSCAÑOS 1

(; PSC 1 ¡r-:_;p 2>, -,o l n,.,, JO PRE 1 ¡.¡ ;_-nx 21,'2 i )~.!:'\

:-L? DP·ID 72 -:cp l "·) 1 1 H,l\

2-1 ~ PL-FRA ; J 99'5 '·'' O,llU

i 7 -lH PSE·PKT 25 ')j) 6,91 ''·"" 2:. NCEVO PJ\ ÍS 2U .;¡¡{¡ ),4Í O,llü

i5 MPll 1"' 2W ~.:•1 0,0()

2L MOV PARA EL PUJ:R ¡ J .o'!) 1,21 0,!10

2). M A.J~ L ; J)l)() l.>') 0,00

ll M1RA-AN -un l.ll 0,00

:'1. AM liT D \k.jj '·"' "·"" i 2' 1: :-..r LLORO '"'' "·" "·"" TOTAL rn.t;,2 l01)Jl(l J wc,on 1

105

Page 94: La representación caótica

GUAYAS

' USTAS VOTOS i ESCA.,;;jos

c6PSC 2.?! 2. ~ 12 . ~(>,17

1

C) IJO,Oil

lO f!RE_ 1 l.SlE005 n,l!l lJ,Otl

!~J. GTE ~.LJEVA ____ j __ 9_(1 714 12,69 ' 1:!~~----

1

1~12.;7. DP--ll!_:PSE ---y-~ (¡-:t( .. 'J_5_2 -----~¿:~ --------~ll,O!l_ .. __

!'5 MPD ~12lJ~{! 4,1'? O,L!!l ··-

2Í. ! 1H2.H% '·" .. ------~·~----2i NUEVO PAÍS 2l2lló ;,10 0,00

1¡ CFP 1 <9.9"' un 0,\Xl

" MIRA-A:-;' ; !'.2 H ~o 1 'lfl ()J)(l

l~ PKT. 1 77 918 1,0--i ü,OU - -

¡ 2). AF 77.)8 1 ],(H (),00

___ _2:14 PLFRA ¡ 59 0')9 {' tP ,,.,.~ 0,:)1)

26. MIEPA 1 42 41) 0,'57 n.ot:

!l1.UPlA 1 5F.ú98 O, 'JI (),(\() --.. - ----- -----..

l :¡ APRE il 16' o,H 0,00 , __ H MIU q 1\9 nA6 n.oo 21. FNCMl ii.21S 0,42 0})0

l-3 \INAMOS 29 "" "·'" 1

ü,OO

i 2' MICA '"'""' IJ,\5 0,00

\0. ¡ 22 "' 0,\0 1 lUJO

2\ MIR' 21 7 J ¡ 0,2l) ü,OO

29 CNI l9ííHS o 2( 1

0,011 _, ------ ,_ TOTAl

1 7.499 02~ lO!WO ]{) IOH,Oü

SUCUMBÍOS

1 IJSTAS 1 VOTOS K'iCAÑOS

¡ 1 i!J.6lll 2\,Hl ' 1 )(J,{){) Hl. PKT

2-1-í-5 "'-" '-''" Wi17 24,\2 1 50,00

1\ MPil ' 512 "·" 11,1111

6. PSC '-""' 14.'' ().()()

10-l 1. PRE-APRE ) {!7 ¡ il,l6 "-"' __ ... IJ M!RA-AN ! 121 5,1> U,Oil _, ___ , ___ ,_

TOTAL iL1?S !()(UJ!J 2 10\l,OO

106

Page 95: La representación caótica

NAPO

llSTAS VOTOS ES< .AÑOS

' DP lHHN '1 ,YO 1 iüU,Oil

l~. PKT llb1S 19.<1 !J.(l(l

2-! l Pl..-FRA l)7; 4 17,()H il,OU

(, PSC ·!))~ H,Oi 0,00

11-12 MlRA-lD -HSR 7,61, 1 0,0\J

15 MPD 411! 7 ,,; \ 1 (l,OO

1\. APRE '12i ),Hl 1 0,00

w PRE 1 ~(-..;:; 2, -\') 1 0,00 ---~---------~----

TOTAL y;¡p(¡ !f)(),(J!_l 2 10\l,OU

IlSTAS j VOTOS ~~os

Jií-17. FRA-PSE i ~ni 21.9' 1 SO,üü

l'í MPD 1

tH(, l\,11 0.00 i i/JD

1 L2)! i2,0ú 1 ü,OO

2'\. MfKD 1 ~.USH :!Aó 'Sú,CO

iíl. PKT 1

2 i\21'1 ;0,4'1 (lJ/0

)_ DP 1 LW2 ?,Bü n,no

6 PSC 1

2Jt5') '-"' (),00

2 PL 1 l 62:¡ G,o; "·"" 1

;:>L MING i

: 'i6S '-" ll,O!)

;;¡_ PRE 1

).21) 1 yr, G,OO 1

2? FAIP i ;¡.¡¡,

1 ·"" !l,l)()

·íGJ:l 1 ]{,(! IJ,\'1 i ü,\Jü

TOTAL. ~ 2(Í 9í;J dJOJHJ 2 !fl<l,OO

107

Page 96: La representación caótica

GAlAPAGOS 1 IJSTAS 1 VOTOS L K'iCAÑOS

¡ 5 DP 2 íS') 2<.2\ i 1 '"·"" 6 PS( ; jjl) FA"i 1 1 ')()Jj()

1 1·1 t PIARA ¡_;,¡¿ !.·UO ¡ 0,0(1

1 12 ID 1 ') 1) PJIJ i 0.\J:)

22 MAES "" '"" 1

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1 >21 """-" p {:'S. i "") 0,00 --mrAt H Kll

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¡ !OO.Oü

MORO NA

LISTAS VOTOS ESCAÑOS

1< PKT :.?.Hh 1'), ,, 1 lDO,OO

6 PSC (, ''" 1.:'1 "·"' n MUPí f1 2RJ 1-l,d "·"'

?·14 PL.fRA ) 10~ ll ·' i """ 12m );)01 !Us; ¡)_()()

\ OP tO!>:) -:,ü1 0,()()

« MPD } t:;n (1,\!6 \J,Oi!

1 "' PRE ~92 2.0) 0/)0

1L ~HSN ()¡7 Li! 1 (UJü

11 APRL Hi'l "·'' i (},Oli

·--·--·--·--· TOJAl. 4Vdl ;uo,(hl

i 2 IJi;l,OP

ZA..\IORA

IJSfAS VOTOS ESCAÑOS

---·-"-·1 '_·1~_-'_l _ID:~_'St_P_K~~ PA::~i--····-''-' _'IJ?.·c¡· 1 __ ,, __ _:20 ¡¡• '-'-f-Í ____ _¡_ ___ _:\11 ;¡·0--0 _____ -J ) DP "·"" '"·"' 22 MOV PROC.iR!:S '¡ ) l')

"'·" 1 "·'"' l-í. fRA J )(¡() O,!iil

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ll M!RA-AN i 1 ;.¡¡.¡._: ),ii 1

1 .;,7 ¡ r-----·,..,-- --- -t-----------------,-- t- -----------------

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1---T'<'J'rA',-. _,. ______ r--·-~-, ;-,,-·--!1;-n.:-,-· r---_-, ·--~:X0m-·---·-~-------------~------------- ~------------'

108