Lucila Frend y Solange Grabenheimer: las otras tres muertes

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Un repaso por las hipótesis que el fiscal descartó --y por qué podría haber ahí algo de verdad. Publicada en la edición de El Guardián del 16 de junio de 2011.

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[ Sociedad ]

112 16 de junio de 2011

El esperado juicio oral por el crimen de las amigas

Las otras tres muertes de Sol G.Lucila Frend está acusada de matar, en 2007, a Solange Grabenheimer. Para la familia de la víctima, ella fue la asesina. Cuáles son las pistas que no siguió el fiscal: un albañil sospechoso, un sicario y una empleada rencorosa.

La juventud, la belleza, la amistad y un horrible crimen a puñaladas parecen repro-ducir en Italia el caso de Lu-cila Frend. Allí la acusada es Amanda Knox, conocida como “Foxy Knoxy”: una americana que tenía 20 años cuando su roommate inglesa,Meredith Kercher, fue asesinada en Perugia, donde realizaba un intercambio estudiantil junto a Knox. La recolección de las

pruebas –sumamente polé-mica– incriminó también al novio italiano de la americana y a un joven africano, y el año pasado los tres fueron con-denados por el homicidio. El caso inspiró una película cuyo estreno logró ser frenado por los abogados de la acusada. Sus amigos hacen una cam-paña por Facebook para que Amanda sea trasladada a una cárcel yanqui.

Un caso similar en Italia

>> Pasado. Lucila y Solange eran amigas y vivían juntas en un PH del barrio Florida, en Vicente López.

Hipótesis 1: albañil violador

Hace cuatro meses meses que el hombre trabaja en la obra en cons-trucción que se alza al lado del edi-

ficio de cuatro PH reciclados de Güemes 2280, en el soleado barrio de Florida, en Vicente López. A la obra todavía le falta bastante trabajo y los albañiles van de lu-nes a viernes de 8 a 12 y de 13 a 17. El esque-leto de cemento también es propiedad de la dueña de los PH donde habitan Solange Grabenheimer y Lucila Frend, Sol y Luli, las chicas del timbre 3. Y es una de ellas la que arregla para que él haga unas refaccio-nes en su casa. El primer trabajo es sobre una escalera que lleva a un entrepiso. El segundo, sobre el portero eléctrico. El ter-cero, sobre un cable del televisor. Entre Sol y el hombre de la obra hay cierta confianza y un día él le pide permiso para ingresar una escalera a la casa a través del peque-ño balcón que se comunica, mediante un puente, con el techo de la obra. Otro día es ella la que hace el camino inverso: se ha olvidado las llaves y es la única opción que tiene para salir. En algún momento, mien-tras repara la escalera, el albañil aprovecha una oportunidad a solas con la doméstica de Sol y le pregunta si la chica tiene novio. Ella le contesta que sí, pero el albañil no se achica y le pide el celular. La doméstica le dice que no lo tiene. Cuando finalmente lo consigue por otra vía, el hombre la invita a salir y, aunque Sol se le niega, ya no podrá olvidarla. Es miércoles, 10 de enero de 2007, cuando toma la decisión. Está obsesionado y es muy temprano en el momento en que se dirige al techo, de donde pasa al puente, y luego empuja suavemente la puerta del bal-cón, sabiendo que la cerradura está rota. Ahí duerme Sol, en remera y culotte, cuan-do el tipo se le echa encima y la aprisiona sus brazos. Quizás intenta abusar de ella –un perito forense, el doctor Luis Kvitko, señaló en el juicio, el martes 14 de junio de 2011, algo que nadie había dicho antes: cree haber advertido una pequeña lesión anal en el cuerpo sin vida de Sol– o quizás

Escribe Javier Sinay

se pone nervioso y decide terminar todo cuanto antes de la manera más rápida… Como sea, sobreviene el horror del crimen a puñaladas.El fiscal Alejandro Guevara descarta la hipótesis: el crimen sexual está lejos de

comprobarse y tampoco hay huellas en la casa, a pesar de que ese día llovió. Tampo-co faltan objetos de valor ni dinero.

Hipótesis 2: crimen mafiosoSantiago Abramovich –el novio de Sol–, Valeria Kohan –la prima– y Luli llegan a la casa de Güemes 2280 cerca de la mediano-che. Durante todo el día Sol no ha apareci-do ni respondido las llamadas. A la noche tampoco va a un cumpleaños adonde la esperan y por eso sus amigas deciden ir a buscarla al lugar donde Luli dice haberla

El fiscal Guevara descarta el crimen sexual: está lejos de comprobarse y tampoco hay huellas en la casa, a pesar de que ese día llovió.

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>> Dos caras. La acusada, en el juicio junto a su abogado, Sergio Pizarro Posse (izq.); la madre de la víctima, Patricia Lamblot, cree que Lucila mató a Sol por celos (der.).

dejado: en su propia casa. Apenas entran en la casa escuchan el despertador, que todavía suena, clavado en el horario 10:30. La escena es tétrica y presagia lo peor. Luli ya viene asustada, tanto que le ha pedido a Santiago que también las acompañe. Le dijo que tenía una mala sensación. Ahora él sube por la escalera que lleva a la habi-tación de ella y descubre lo peor: la escena es horrible. “Sabemos de dónde viene esto: del lado de Robbi”, es lo que dice el mucha-cho en algún momento, según contará Luli en el juicio. Pero él impugna durante la ins-trucción la presencia de Luli a su lado. Robbi es Roberto Grabenheimer, padre de la víctima y dueño de un negocio de auto-partes en la calle Warnes. “Yo no sé quién mató a Sol pero sí sé algunas cosas que me dijo que la ponían nerviosa y pensé que podía haber una amenaza. Estaba preocu-pada por cosas en las que la metía Robbi”, indicará Luli en el debate, refiriéndose a algunas propiedades que aquél estaba po-niendo a nombre de su hija. “Esa es otra de las hipótesis de Lucila”, desmentirá en la puerta de los tribunales la madre de Sol, Patricia Lamblot, divorciada del padre. “No había ningún negocio raro. Mi ex ma-rido tiene un local de polarizados en War-

nes desde hace 30 años. Había fallecido el abuelo de Sol, por eso estaban poniendo algunas propiedades a nombre de ella, y eso la ponía muy nerviosa porque era muy jovencita y no sabía lidiar con abogados.”El interrogante, a fin de cuentas, es por la posibilidad de que el crimen se deba a una venganza contra el padre de Sol. ¿Fue un sicario? Durante el juicio, los abogados defensores y los padres de Luli denuncia-rán amenazas de parte del hombre, en un ascensor de los tribunales. “No es cierto lo que dice el señor”, responderá Grabenhei-

mer, al borde de un escándalo que termina con su expulsión de la sala. “Si no tengo de-recho a ver el juicio de mi hija…”, alcanza a quejarse. Como sea, para el fiscal Guevara se exagera la dimensión de los negocios del hombre. Luego de investigar sus deudas, sus antecedentes y sus posibles enemigos, descarta la pista.

Hipótesis 3: empleada domésticaBerta, que trabaja en la casa de la familia de Santiago Abramovich, siente que Sol –la novia de aquél– la molesta cada vez que va a visitarlo, que la provoca y que la roza a propósito cuando pasa a su lado. Pero en la noche del 9 de enero de 2007 llega a un límite y le da un sacudón a Sol, en la cocina: “¡No jueguen conmigo, me están perjudicando!”, le grita. Sol tampoco la quiere: cree que Berta seduce a su novio. Santiago interviene para separarlas. La pareja se retira y las bandejas de milanesa con puré que la doméstica les había prepa-rado para cenar quedan intactas hasta el día siguiente. En su última noche, Sol vuelve a su casa y –según declara Luli– encuentra a su compañera hablando por teléfono. En ese momento le cuenta sobre la pelea. A las cuatro de la madrugada del 11, una vez descubierto el cuerpo de Sol, la policía, enterada de la discusión en la cocina, llega a la casa de la familia Abramovich: busca a Berta. ¿Fue ella? Parece improbable: días después queda desvinculada de la causa. �

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El interrogante, a fin de cuentas, es por la posibilidad de que el crimen se deba a una venganza contra el padre de Sol. ¿Fue un sicario?