Luis Cernuda La Realidad y El Deseo Poesia Casi Completa

193
LA REALIDAD Y EL DESEO Poesías Completas de LUIS CERNUDA

Transcript of Luis Cernuda La Realidad y El Deseo Poesia Casi Completa

  • LA REALIDAD Y EL DESEO

    Poesas Completasde

    LUIS CERNUDA

  • PRIMERAS POESAS

    (1924 1927)

  • IVa la brisa recientePor el espacio esbelta,Y en las hojas cantandoAbre una primavera.

    Sobre el lmpido abismoDel cielo se divisan,Como dichas primeras,Primeras golondrinas.

    Tan solo un rbol turbaLa distancia que duerme,Tal el fervor alertaLa indolencia presente.

    Verdes estn las hojas,El crepsculo huye,Anegndose en sombraLas fugitivas luces.En su paz la ventanaRestituye a diarioLas estrellas, el aireY el que estaba soando.

  • II

    Urbano y dulce revueloSuscitando fresca brisaPara sazn de sonrisaQue agosta el ardor del suelo;Pues si aqul mudo seueloEs caa y papel, pasivoAl curvo desmayo estivo,An queda, brusca delicia,La que abre tu caricia,Oh ventilador cautivo.

  • III

    Desengao indolenteY una calma vaca,Como flor en la sombra,El sueo fiel nos brinda.

    Los sentidos tan jvenesFrente a un mundo se abrenSin goces ni sonrisas,Que no amanece nadie.

    El afn, entre murosDebatindose aislado,Sin ayer ni maanaYace en un limbo exttico.

    La almohada no abreLos espacios risueos;Dice slo, voz triste,Que alientan all lejos.

    El tiempo en las estrellas.Desterrada la historia.El cuerpo se adormeceAguardando su aurora.

  • IV

    Morir cotidiano, undosoEntre sbanas de espuma;Almohada, alas de plumaDe los hombros en reposo.Un abismo deleitosoCede; lo incierto presenteA quien con el cuerpo ausenteEn contraluces pasea.Al blando lecho rodeabano en sombra luciente.

  • VNinguna nube intil,Ni la fuga de un pjaro,Estremece tu ardiente Resplandor azulado.

    As sobre la tierraCantas y res, cielo,Como un impetuosoY sagrado aleteo.

    Desbordando en el aireTantas luces altivasAclaras felizmenteNuestra nada divina.

    Y el acorde totalDa al universo calma.rboles a la orillaSoolienta del agua...

    Sobre la tierra estoy;Djame estar. SonroA todo el orbe; extraoNo le soy porque vivo.

  • VI

    Dnde huir? Tibio vaco,Ingrvida somnolenciaRetiene aqu mi presencia,Toda moroso albedro,En este saln tan fro,Reino del tiempo tirano.

    De qu nos sirvi el verano,Oh ruiseor en la nieve,Si slo un orbe tan breveCie al soador en vano?

  • VII

    Existo, bien lo s,Porque le transparentaEl mundo a mis sentidosSu amorosa presencia.

    Mas no quiero estos muros,Aire infiel a s mismo,Ni esas ramas que cantanEn el aire dormido.

    Quiero como horizontePara mi muda gloriaTus brazos, que ciendoMi vida la deshojan.

    Vivo un solo deseo,Un afn claro, unnime;Afn de amor y olvido.Yo no s si alguien cae.

    Soy memoria de hombre;Luego nada. DivinasLa sombra y la luz siguenCon la tierra que gira.

  • VIII

    Vidrio de agua en mano del hasto;Ya retornan las nubes en bandadasPor el cielo, con luces embozadasHuyendo al asfaltado en desvaro.

    Y la fuga hacia dentro. Cie el fro,Lento reptil, sus furias congeladas;La soledad tras las puertas cerradasAbre la luz sobre el papel vaco.

    Las palabras que velan el secretoPlacer, y el labio virgen no lo sabe;De sueo embelesado e indolente

    Entre sus propias nieblas va sujeto,Negndose a morir. Y slo cabeLa belleza fugaz bajo la frente.

  • IX

    El fresco verano llenaAndaluzas soledades;No acercarn amistadesLa tierna imagen ajena.Visos y dejos de penaEl agua me robara;Que la desdicha sonraHasta que el viento la lleve...Y en un molino de nieveLevanto una nevera.

  • XEl amor mueve al mundo,Que descansa perdidoA la mirada. Y estTernura sin servicio...

    Ya las luces emprendenEl cotidiano xodoPor las calles, dejandoSu espacio solo y quieto.

    Y el ngel aparece;En un portal se oculta.Un soneto buscabaPerdido entre sus plumas.

    La palabra esperadaIlumina los mbitos;Un nuevo amor resurgeAl sentido postrado.

    Olvidados los sueosLos aires se los llevan.Reposo. ConvertidaLa ternura se deja.

  • XI

    Es la atmsfera ceida;Solo centellea un astroVertiendo luz de alabastro

    Con pantalla adormecida.La msica, que ateridaEn el papel hizo nido,Alisando su sonido,Tiende el vuelo del atrilA la rama de marfilPor la cmara en olvido.

  • XII

    Eras, instante, tan claro...Perdidamente te alejas,Dejando erguido el deseoCon sus vagas ansias tercas.

    Siento huir bajo el otooPlidas aguas sin fuerza,Mientras se olvidan los rbolesDe las hojas que desertan.

    La llama tuerce su hasto,Sola su viva presencia,Y la lmpara ya duermeSobre mis ojos en vela.

    Cun lejano todo. MuertasLas rosas que ayer abrieran,Aunque aliente su secretoPor las verdes alamedas.

    Bajo tormentas la playaSer soledad de arenaDonde el amor yazca en sueos.La tierra y el mar lo esperan,

  • XIII

    Se goza en sueo encantado,Tras espacio infranqueable,Su belleza irreparableEl Narciso enamorado.Ya diamante azogadoO agua helada, se desataY humanas rosas dilataEn inmvil paroxismo,Dejando slo en su abismoFugaz memoria de plata.

  • XIV

    Ingrvido presente.Las ramas abren trmulas.Cndidamente escapanEstas horas sin fuerza.

    En la playa remotaEl mar no visto canta;Sobre su verde espumaHuye el aire en volandas.

    Van sus vrgenes fuerzasDeponiendo la tarde.La esperanza se duermeEntre el verdor unnime.

    Olvidarn mis dasSu abanico de humoY un ngel lo abrirUna noche ya mustio.

    Una noche que finjaLo distante inmediato.Y bajar la lunaA posarse en qu mano?

  • VLa luz dudosa despierta,Pero la noche no est;Hacia las estrellas va,Sobre el horizonte alerta.El aire tierno conciertaCon esta cndida hora.Qu labio forma sonoraDio a esa risa? La ventanaTraza su verde persianaEn la enramada a la aurora.

  • XVI

    La noche a la ventana.Ya la luz se ha dormido.Guardada est la dichaEn el aire vaco,

    Levanta entre las hojas,T, mi aurora futura;No dejes que me anegueEl sueo entre sus plumas.

    Pero escapa el deseoPor la noche entreabierta,Y en lmpido reposoEl cuerpo se contempla.

    Acreciente la nocheSus sombras y su calma,Que a su rosal la rosaVolver la maana.

    Y una vaga promesaAcunando va el cuerpo.En vano dichas buscaPor el aire el deseo.

  • XVII

    No es el aire puntualEl que tiende esa sonrisa,En donde la luz se irisaTornasol, sino el cristal;Que de tan puro, imparcial,Su materia transparente

    Hurta a los ojos, ausenteCon imposible confn,Porque su presencia en finTan solo el labio la siente.

  • XVIII

    Los muros nada ms.Yace la vida inerte,Sin vida, sin ruido,Sin palabras crueles.

    La luz lvida escapaY el cristal ya se afirmaContra la noche incierta,De arrebatadas lluvias.

    Alzada resucitaTal otra vez la casa;Los tiempos son idnticos,Distintas las miradas.

    He cerrado la puerta?El olvido me abreSus desnudas estanciasGrises, blancas, sin aire.

    Pero nadie suspira.Un llanto entre las manosSlo. Silencio; nada.La oscuridad temblando.

  • XIX

    La desierta belleza sin orienteA la prisin nocturna cie un cielo;De su seno mortal levanta el sueloEl puro hasto que la llama siente.

    Un dolo corona negra frenteSobre voraz sonrisa. Cul anheloAl bano del vientre tendi el vueloY en su nido se duerme blandamente?

    Soledad sin amor ni claro da,La indolencia del nimo se aduea,Postrada y fiel huye la edad mudable.

    Hurta el primer placer su meloda,Y el tiempo mira un cuerpo que se sueaEn el cristal fingido irreparable.

  • XX

    Los rboles al ponienteDan sombra a mi corazn.Las hojas son verdes? SonDe oro fresco y transparente.Buscando se ir el presente,De rosas hechos y de penas.Y yo me ir. Las arenasHan de cubrirme algn hoy.Cancin ma, que te doy,Si alma y vida son ajena?

  • XXI

    Va la sombra invasoraDespojando el espacioY la luz fugitivaHuye a un mundo lejano.

    Surge viva la lmparaEn la noche desierta,Defendiendo el recintoCon sus fuerzas ligeras.

    Slo el azul relmpago,Que vierte la ventanaHacia fuera, en el tiempoMisterioso resbala.

    Cun vanamente atnitaResucita de nuevoLa soledad. Soar?Soaremos que sueo.

    Es la paz necesaria.No se sabe; se olvida.Otra noche acunandoEsta dicha vaca.

  • XXII

    En soledad. No se sienteEl mundo, que un muro sella;La lmpara abre su huellaSobre el divn indolente.Acogida est la frenteAl regazo del hasto.Qu ausencia, qu desvaroA la belleza hizo ajena?Tu juventud nula, en penaDe un blanco papel vaco.

  • XXIII

    Escondido en los murosEste jardn me brindaSus ramas y sus aguasDe secreta delicia.

    Qu silencio. Es asEl mundo? Cruza el cieloDesfilando paisajes,Risueo hacia lo lejos.

    Tierra indolente. En vanoResplandece el destino.Junto a las aguas quietasSueo y pienso que vivo.

    Mas el tiempo ya tasaEl poder de esta hora;Madura su medidaEscapa entre sus rosas.

    Y el aire fresco vuelveCon la noche cercana,Su tersura olvidandoLas ramas y las aguas.

  • GLOGA, ELEGA, ODA

    1927 - 1928

  • HOMENAJE

    Ni mirto ni laurel. Fatal extiendeSu frontera insaciable el vasto muroPor la tiniebla fnebre. En lo oscuroTodo vibrante un claro son asciende.

    Clida voz extinta, sin la plumaQue opacamente blanca la vesta,Rfagas de su antigua melodaLevanta arrebatada entre la bruma.

    Es un rumor celndose suave;Tras una gloria triste, quiere, anhela.Con su acento armonioso se desvelaEse silencio slido tan grave.

    El tiempo, duramente acumulandoOlvido hacia el cantor, no lo aniquila;Su voz ms joven vive, late, oscilaCon un dejo inmortal que va cantando.

    Mas el vuelo mortal tan dulce, adndePerdidamente huy? Deshecho bro,El mrmol absoluto en un sombroReposo melanclico lo esconde.

    Qu paz estril, solitaria, llenaAquel vivir pasado, en lontananza,Aunque trabajo bello, con pujanzaSurta una celestial, sonora vena.

    Toda ntida, s, vivaz perdura,Azulada en su grito transparente.Pero un eco es tan solo; ya no sienteQuien le infundi tan lcida hermosura.

  • GLOGA

    Tal alta, s, tan altaEn revuelo sin bro,La rama el cielo prometido anhela,Que ni la luz asaltaEste espacio sombroNi su divina soledad desvela.Hasta el pjaro celaAl absorto reposoSu delgada armona.Qu trino colmara,En irisado rizo prodigiosoAguzndose lento,Como el silencio solo y sin acento?

    Slo la rosa asumeUna presencia puraIrguindose en la rama tan altiva,O equvoca se sumeEntre la fronda oscura,Adolescente, esbelta, fugitiva.Y la rama no esquivaLa gloria que la visteAunque el peso la enoja;Ninguna flor deshoja,Sino ligera, lnguida resiste,Con airoso desmayo,Los dones que la brinda el nuevo mayo.

    Si la brisa estremeceEn una misma onda El abandono de los tallos finos,gil tropel pareceTanta rosa en la frondaDe cuerpos fabulosos y divinos;Rosados torbellinosDe ninfas verdaderasEn fuga hacia el boscaje...An trmulo el ramaje,Entre sus vueltas luce, prisionerasDe resistente trama,Las que impidi volar con tanta rama.

    Entre las rosas yaceEl agua tan serena,Gozndose a s misma su hermosura;Ningn reflejo naceTras de la onda plena,Fra, cruel, inmvil de tersura.Jams esta clausura

  • Su elemento desata;Slo copia del cieloAlgn rumbo, algn vueloQue vibrando no burla tan ingrataPlenitud sin porfa.Nula felicidad: monotona.

    Se sostiene el presente,Olvidado en su sueo,Con un gil escorzo distendido.Delicia. Dulcemente,Sin deseo ni empeo,El instante indeciso est dormido.Y ese son atrevidoQue desdobla lejanoAlguna flauta impura?Con su lluvia tan durasperamente riega y torna canoAl aire de esta umbraEsa indecisa, vana meloda.

    Pero no. De algn ecoEs riqueza mentidaEse vapor sonoro; fra venaQue en un confuso huecoSus hielos liquidaY a la fronda tan muda as la llena.Esta msica ajenaEn su masa no yace;El eco, con su ala,Del labio que la exhala,Adonde clara, puramente nace,Hurtndola la cedeAl aire que tan vano le sucede.

    Idlico parajeDe dulzor tan primero,Nativamente digno de los dioses.Mas, qu fro celajeSe levanta ligero,En cenicientas rfagas veloces?Unas secretas vocesEste jbilo ofendenDesde gris lontananza;Con estril pujanzaOtras pasadas primaveras tienden,Hasta la que hoy respira,Una tierna fragancia que suspira.

    Y la dicha se esconde;Su presencia rehuyeLa plenitud total ya prometida.

  • Infiel de nuevo, adndeTurbadamente huye,Impaciente, entrevista, no rendida?Est otra vez dormida,En promesa probableDe inminente futuro.Y deja yerto, oscuro,Este florido mbito mudable,A quien la luz asisteCon un dejo pretrito tan triste.

    Sobre el agua benigna,Melanclico espejoDe congeladas, plidas espumas,El crepsculo asignaUn sombro reflejoEn donde anega sus inertes plumas.Cunto acercan las brumasEl infecundo hasto;Tanta dulce presenciaAn prxima, es ausenciaEn este instante plcido y vaco,Cuando, elevado monte,La sombra va negando el horizonte.

    Silencio. Ya decrecenLas luces que lucan.Ni la brisa ni el viento al aire oscuroVanamente estremecenCon los giros que abranOndas tan indolentes de azul puro.Y qu invisible muroSu frontera ms tristeGravemente levanta?El cielo ya no canta,Ni su celeste eternidad asisteA la luz y a las rosas,Sino el horror nocturno de las cosas.

  • ELEGIA

    Este lugar, hostil a los oscurosAvances de la noche vencedora,Ignorado respira ante la aurora,Sordamente feliz entre sus muros.

    Pereza, noche, amor, la estancia quietaBajo una dbil claridad ofrece.El esplendor sus llamas adormeceEn la lnguida atmsfera secreta.

    Y la plida lmpara vislumbraRosas, venas de azul, grito ligeroDe un contorno desnudo, prisioneroTenuemente abolido en la penumbra.

    Rosas tiernas, amables a la manoQue un dulce afn impulsa estremecida,Venas de ardiente azul; toda una vidaAl insensible sueo vuelta en vano.

    Vive o es una sombra, mrmol froEn reposo inmortal, pura presenciaOfreciendo su estril indolenciaCon un claro, cruel escalofro?Al indeciso soplo lento oscilaEl bulto langoroso; se estremeceY del seno la onda oculta creceAl labio donde nace y se aniquila.

    Equvoca delicia. Esa hermosuraNo rinde su abandono a ningn dueo;Camina desdeosa por su sueo,Pisando una falaz ribera oscura.

    Del obstinado amante fugitiva,Rompe los delicados, blandos lazos.A la mortal caricia, entre los brazos,Qu pureza tan sbita la esquiva?

    Soledad amorosa. Ocioso yaceEl cuerpo juvenil perfecto y leve.Melanclica pausa. En triste nieveEl ardor soberano se deshace.

    Y que esperar, amor? Slo un hasto,El amargor profundo, los despojos.Llorando vanamente ven los ojosEse entreabierto lecho torpe y fro.

  • Tibio blancor, jardn fugaz, ardiente,Donde el eterno fruto se tendaY el labio alegre, dcil lo mordaEn un vasto sopor indiferente.

    De aquel sueo orgulloso en su fecundo,Esplendido poder, una lejanaForma dormida queda, ausente y vanaEntre la sorda soledad del mundo.

    Esta insaciable, vida amargura,Flecha contra la gloria del amante,Enturbia ese sereno diamanteDe la anglica noche inmvil, pura?

    Mas no. De un nuevo albor el rumbo lentoTransparenta tan leve luz dudosa.El pjaro en su rama melodiosaAlisando est el ala, el dulce acento.

    Ya con rumor suave la bellezaEsperada del mundo otra vez nace,Y su onda montona deshaceEste remoto dejo de tristeza.

  • ODA

    La tristeza sucumbe, nube impuraAlejando su vuelo con sombroResplandor indolente, languidecePerdindose a lo lejos, leve, oscura.El furor implacable del estoToda la vida esplndida estremeceY profunda la ofreceCon sus felices horas,Sus soles, sus auroras,Delirante, azulado torbellino.Desde la luz, el ms puro camino,Con el fulgor que pisa compitiendoVivo, bello y divino,Un joven dios avanza sonriendo.

    A qu cielo natal, ajeno ausenteLe niega esa inmortal presencia esquiva,Ese contorno tibiamente pleno?De mrmol animado quiere ,y siente;Inmvil pero trmulo se avivaAl soplo de un purpreo anhelar lleno.El dibujo serenoDel desnudo tan puroEn un reflejo duroCopia la luz que mira su reposo.Y levantando el bulto prodigiosoDesde el sueo remoto donde yace,Destino poderoso,A la fuerza suprema firme nace.

    Pero es un dios? El ademn pareceRomper de su actitud la pura calmaCon un gesto de muda melodaQue luego suspendido no perece;Silencioso ms vvido, con alma,Mantiene sucesiva su armonaEl dios que traslucaAhora olvidado yace;Eco suyo renaceEl hombre que ninguna nube cela.La hermosura difana no velaYa la atraccin humana ante el sentido;Y su forma revelaUn mundo eternamente presentido.

    Qu prodigiosa forma palpitante,Cuerpo perfecto en el vigor primero,En su plena belleza tan humano.Alzando su contorno triunfanteSlido s, mas gil y ligero,

  • Abre la vida inmensa ante su mano.Todo el horror en vanoA esa firmeza enteraCon sus sombras quisieraDerribar de tan flgida armona.Pero acero obstinado, slo faEn s mismo ese orgullo tan altivo;Claramente se guaCon potencia admirable, libre y vivo.

    Cuando la fuerza bella, la destrezaDespliega en la amorosa empresa ingrataEl cuerpo; cuando trmulo suspira;Cuando en la sangre, oculta fortaleza,El amor desbocado se desata,El labio con afn vido aspiraLa gracia que respiraUna forma indolente;Bajo su brazo sienteOtro cuerpo de lnguida blancuraDistendido, ofreciendo su ternura,Como cisne mortal entre el sombroVerdor de la espesura,Que ama, canta y sucumbe en desvaro.Mas los tristes cuidados amorososQue tercamente la pasin reclamaDe quien la vida entre sus manos deja,El tierno lamentar, los enojososHastos escondidos del que amaY tantas lentas lgrimas de queja,El azar firme alejaDe este cuerpo sereno;A su vigor tan plenoLa libertad conviene solamente,No el cuidado vehementeDe las terribles y fugaces gloriasQue el amor ms ardienteHalla en fin tras sus dbiles victorias.

    As en su labio enamorada naceUn ala luminosa dilatandoPor el viril semblante la alegra.Y la antigua tristeza ya deshace,Desde el candor primero gravitando,La amargura secreta que nutra.El cuerpo slo faEn su bella destreza,En su divina fuerzaQue por los tensos msculos remueve.Y a la orilla cercana, al agua leve,La forma tras la extraa imagen salta;

  • Relmpago de nieveBajo la luz difusa de tan alta.Sonriente, dormida bajo el cielo,Soaba el agua mientras fluye lenta,Idntica a s misma y fugitiva.Mas en tumulto alzndose, en revueloDe rota espuma, al nadador ostentaIngrvido en su fuga a la deriva.Y la forma se avivaCon reflejos de plata;Ata el ro y desata,En transparente lazo mal seguro,Aquel rumbo veloz entre su oscuroAnhelar ya resuelto en diamante.La luz, esplendor puro,Clida envuelve al cuerpo como amante,

    Un frescor sosegado se levantaHacia las hojas desde el verde roY en invisible vuelo se diluye.La sombra misteriosa ya suplantaEntre el boscaje vido y sombroA la luz tan difana que huye.Y la corriente fluyeCon un rumor sereno;Todo el cielo est llenoDel trinar que algn pjaro desvela.El bello cuerpo en pie, desnudo cela,Bajo la rama espesa, entretejidaComo difcil tela,Su cegadora nieve estremecida.

    Oh nuevo dios. Su deslumbrante broEl crepsculo vuelve vagorosoEn perezosa gracia seductora.Todo el flgido encanto del estoEl fatigado bosque rumorosoCon reposo vaco lo evapora.Vana y feliz la horaAl sopor indolenteSe abandona; no sienteLa silenciosa y lnguida hermosura.Por la centelleante trama oscuraHuye el cuerpo feliz casi en un vuelo,Dejando la espesuraPor la delicia prpura del cielo.

  • UN RIO, UN AMOR

    1929

  • REMORDIMIENTO EN TRAJE DE NOCHE

    Un hombre gris avanza por la calle de niebla;No lo sospecha nadie. Es un cuerpo vaco;Vaco como pampa, como mar, como vientoDesiertos tan amargos bajo un cielo implacable.

    Es el tiempo pasado, y sus alas ahoraEntre la sombra encuentran una plida fuerza;Es el remordimiento, que de noche, dudando,En secreto aproxima su sombra descuidada.

    No estrechis esa mano. La yedra altivamenteAscender cubriendo los troncos del invierno.Invisible en la calma el hombre gris camina.No sents a los muertos? Mas la tierra est sorda.

  • QUISIERA ESTAR SOLO EN EL SUR

    Quiz mis lentos ojos no vern ms el surDe ligeros paisajes dormidos en el aire,Con cuerpos a la sombra de ramas como floresO huyendo en un galope de caballos furiosos.

    El sur es un desierto que llora mientras canta,Y esa voz no se extingue como pjaro muerto;Hacia el mar encamina sus deseos amargosAbriendo un eco dbil que vive lentamente.

    En el sur tan distante quiero estar confundido.La lluvia all no es ms que una rosa entreabierta;Su niebla misma re, risa blanca en el viento.Su oscuridad, su luz son bellezas iguales.

  • SOMBRAS BLANCAS

    Sombras frgiles, blancas, dormidas en la playa,Dormidas en su amor, en su flor de universo,El ardiente color de la vida ignorandoSobre un lecho de arena y azar abolido.

    Libremente los besos desde sus labios caenEn el mar indomable como perlas intiles;Perlas grises o acaso cenicientas estrellasAscendiendo hacia el cielo con luz desvanecida.Bajo la noche el mundo silencioso naufraga;Bajo la noche rostros fijos, muertos, se pierden.Slo esas sombras blancas, oh blancas, s, tan blancas.La luz tambin da sombras, pero sombras azules.

  • CUERPO EN PENA

    Lentamente el ahogado recorre sus dominiosDonde el silencio quita su apariencia a la vida.Transparentes llanuras inmviles le ofrecenrboles sin colores y pjaros callados.

    Las sombras indecisas alargndose tiemblan,Mas el viento no mueve sus alas irisadas;Si el ahogado sacude sus lvidos recuerdosHalla un golpe de luz, la memoria del aire.

    Un vidrio denso tiembla delante de las cosas,Un vidrio que despierta formas color de olvido;Olvidos de tristeza, de un amor, de la vida,Ahogados como un cuerpo sin luz, sin aire, muerto.

    Delicados, con prisa, se insinan apenasVagos revuelos grises, encendiendo en el aguaReflejos de metal o aceros relucientes,Y su rumbo acuchilla las simtricas olas.

    Flores de luz tranquila despiertan a lo lejos,Flores de luz quiz, o miradas tan bellasComo pudo el ahogado soarlas una noche,Sin amor ni dolor, en su tumba infinita.

    A su fulgor el agua reducida se aquieta,Azulada sonrisa asomando en sus ondas.Sonrisas, oh miradas alegres de los labios;Miradas, oh sonrisas de la luz triunfante.

    Desdobla sus espejos la prisin delicada;Claridad sinuosa, errantes perspectivas.Perspectivas que rompe con su dolor ya muerto.Ese plido rostro que solemne aparece.

    Su insomnio maquinal el ahogado pasea.El silencio impasible sonre en sus odos.Inestable vaco sin alba ni crepsculo,Montona tristeza, emocin en ruinas.

    En plena mar al fin, sin rumbo a toda vela;Hacia lo lejos, ms, hacia la flor sin nombre.Atravesar ligero como pjaro heridoEse cristal confuso, esas luces extraas.

    Plido entre las ondas cada vez ms opacasEl ahogado ligero se pierde ciegamenteEn el fondo nocturno como un astro apagado.Hacia lo lejos, s, hacia el aire sin nombre.

  • DESTIERRO Ante las puertas bien cerradas,Sobre un ro de olvido, va la cancin antigua.

    Una luz lejos piensaComo a travs de un cielo.Todos acaso duermenMientras l lleva su destino a solas.

    Fatiga de estar vivo, de estar muerto,Con fro en vez de sangre,Con fro que sonre insinuandoPor las aceras apagadas.

    Le abandona la noche y la aurora lo encuentra,Tras sus huellas la sombra tenazmente.

  • NEVADA

    En el Estado de NevadaLos caminos de hierro tienen nombres de pjaro,Son de nieve los camposY de nieve las horas.

    Las noches transparentesAbren luces soadasSobre las aguas o tejados purosConstelados de fiesta.

    Las lgrimas sonren,La tristeza es de alas,Y las alas, sabemos,Dan amor inconstante.Los rboles abrazan rboles,Una cancin besa otra cancin;Por los caminos de hierroPasa el dolor y la alegra.

    Siempre hay nieve dormidaSobre otra nieve, all en Nevada.

  • COMO EL VIENTO

    Como el viento a lo largo de la noche,Amor en pena o cuerpo solitario,Toca en vano a los vidrios,Sollozando abandona las esquinas;

    O como a veces marcha en la tormenta,Gritando locamenteCon angustia de insomnio,Mientras gira la lluvia delicada;

    S, como el viento a que una alba le revelaSu tristeza errabunda por la tierra,Su tristeza sin llanto,Su fuga sin objeto;

    Como l mismo extranjero,Como el viento huyo lejos.Y sin embargo viene como luz.

  • DECIDME ANOCHE

    La presencia del fro junto al miedo invisibleHiela a gotas oscuras la sangre entre la niebla,Entre la niebla viva, hacia la niebla vagaPor un espacio ciego de rgidas espinas.

    Con vida misteriosa quiz los hombres duermenMientras desiertos blancos representan el mundo;Espacios tan pequeos como tmida mano,Silenciosos, vacos bajos una luz sin vida.

    S, la tierra est sola, bien sola con sus muertos,Al acecho quiz de inerte transenteQue sin gestos arrostre su ltigo nocturno;Mas ningn cuerpo viene ciegamente soando.

    El dolor tambin busca errante entre la noche,Tras la sombra fugaz de algn gozo indefenso;Y sus plidos pasos callados se entrelazan,Incesante fantasma con mirada de hasto. Fantasma que desfila prisionero de nadie,Falto de voz, de manos, apariencia, sin vida,Como llanto impotente por las ramas ahogadoO repentina fuga estrellada en un muro.

    S, la tierra est sola; a solas canta, hablaCon una voz tan dbil que no la alcanza el cielo;Canta risas o plumas atravesando espacio Bajo un sol calcinante reflejado en la arena.

    Es ntima esa voz, slo para ella misma;Al exterior la sombra presta asilo inseguro.Un grito acaso pasa disfrazado con luces,Luchando vanamente contra el miedo y el fro.

    Dnde palpita el hielo? Dentro, aqu, entre la vida,En un centro perdido de apagados recuerdos,De huesos ateridos en donde silba el aireCon un rumor de hojas que se van una a una.

    Sus plumas moribundas van extendiendo la nieblaPara dormir en tierra un ensueo harapiento,Ensueo de amenazas erizado de nieve.Olvidado en el suelo, amor menospreciado.

    Se detiene la sangre por los miembros de piedraComo al coral sombro fija el mar enemigo,Como coral helado en el cuerpo deshecho,En la noche sin luz, en el ciclo sin nadie.

  • OSCURIDAD COMPLETA

    No s por qu, si la luz entra,Los hombres andan bien dormidos,

    Recogiendo la vida su aparienciaJoven de nuevo, bella entre sonrisas,No s por qu he de cantarO verter de mis labios vagamente palabras;Palabras de mis ojos,Palabras de mis sueos perdidos en la nieve.

    De mis sueos copiando los colores de nubes,De mis sueos copiando nubes sobre la pampa.

  • HABITACIN DE AL LADO

    A travs de una noche en pleno daVagamente he conocido a la muerte.No la acompaa ningn lebrel;Vive entre los estanques disecados,Fantasmas grises de piedra nebulosa.

    Por qu soando al deslizarse con miedo,Ese miedo imprevisto estremece al durmiente?Mirad vencido olvido y miedo a tantas sombras blancasPor las plidas dunas de la vida,No redonda ni azul, sino luntica,Con sus blancas lagunas, con sus bosquesEn donde el cazador si quiere da caza al terciopelo.Pero ningn lebrel acompaa a la muerte.Ella con gran amor slo ama los pjaros,Pjaros siempre mudos, como lo es el secreto,Con sus grandes colores formando un torbellinoEn torno a la mirada fijamente metlica.

    Y los durmientes desfilan como nubesPor un cielo engaoso donde chocan las manos,Las manos aburridas que cazan terciopelos o nubes descuidadas.

    Sin vida est viviendo solo profundamente.

  • ESTOY CANSADO

    Estar cansado tiene plumas,Tiene plumas graciosas como un loro,Plumas que desde luego nunca vuelan,Mas balbucean igual que loro.

    Estoy cansado de las casasProntamente en ruinas sin un gesto,Estoy cansado de las cosasCon un latir de seda vueltas luego de espaldas.

    Estoy cansado de estar vivo,Aunque ms cansado sera el estar muerto;Estoy cansado del estar cansadoEntre plumas ligeras sagazmente,Plumas del loro aquel tan familiar o triste,El loro aquel del siempre estar cansado.

  • EL CASO DEL PAJARO ASESINADO

    Nunca sabremos, nunca,Por qu razn un daEsas luces temblaron levemente;Fue una llorosa espuma,Una brisa ms grande, nada acaso.Slo las olas saben.

    Por eso hoy muestran desdeosasSu color de miradas,Su color ignorante todava, aunque un recuerdoLe cante algo, algo levemente.

    Fue un pjaro quiz asesinado;Nadie sabe. Por nadieO por alguien quiz triste en las piedras,En los muros del cielo.

    Mas de ello hoy nada se sabe.Slo un temblor de luces levemente,Un color de miradas en las olas o en la brisa;Tambin, acaso, un miedo.Todo, es verdad, inseguro.

  • DURANGO

    Las palabras quisieran expresar los guerrerosBellos guerreros impasibles,Con el maana gris abrazado, tal un amante,Sin dejarles partir hacia las olas.

    Por la ventana abiertaMuestra el destino su silencio;

    Slo nubes con nubes, siempre nubesMs all de otras nubes semejantes,Sin palabras, sin voces,Sin decir, sin saber;Ultimas soledades que no aguardan maana.

    Durango est vaco.Al pie de tanto miedo infranqueable;Llora consigo a solas la juventud sangrientaDe los guerreros bellos como luz, como espuma.

    Por sorpresa los murosAlguna mano dejan revolando a veces;Sus dedos, entreabiertosDicen adis a nadie,Saben algo quiz ignorado en Durango.

    En Durango postrado,Con hambre, miedo, fro,Pues sus bellos guerreros slo dieron,Raza estril en flor, tristeza, lgrimas.

  • DAYTONA

    Hubo un da en que el da no engaaba,En que sus manos tristes no sostenan un cuervoIndiferente como los labios de la lluvia,Como el rojizo hasto.

    Mas hoy es imposibleBuscar la luz entre barcas nocturnas;Alguien cort la piedra en flor,Sin que pudiera el mundo,Incendiar la tristeza.

    Slo un lugar existe, cuyos dasNada saben de aquello,Aunque todo all sea mortal, el miedo, hastalas plumas;Mas las olas abrazanA tanta luz an viva.

    A tanta luz desbordando en la arena,Desbordando en las nubes, desbordando en el tiempo,Que dormita sin voz entre las ramas,Olvidado fantasma con su collar de fro.Mirad, como sonre hacia el amor Daytona.

  • DESDICHA

    Un da comprendi como sus brazos eranSolamente de nubes;Imposible con nubes estrechar hasta el fondoUn cuerpo, una fortuna.

    La fortuna es redonda y cuenta lentamenteEstrellas del esto;Hacen falta unos brazos seguros como el viento,Y como el mar un beso.

    Pero l con sus labios,Con sus labios no sabe sino decir palabras;Palabras hacia el techo,Palabras hacia el suelo.Y sus brazos son nubes que transforman la vidaEn aire navegable.

  • NO INTENTEMOS EL AMOR NUNCA

    Aquella noche el mar no tuvo sueo.Cansado de contar, siempre contar a tantas olas,Quiso vivir hacia lo lejos,Donde supiera alguien de su color amargo.

    Con una voz insomne deca cosas vagas,Barcos entrelazados dulcementeEn un fondo de noche,O cuerpos siempre plidos, con su traje de olvidoViajando hacia nada.

    Cantaba tempestades, estruendos desbocadosBajo cielos con sombra,Como la sombra misma,Como la sombra siempreRencorosa de pjaros estrellas.

    Su voz atravesando luces, lluvia, fro,Alcanzaba ciudades elevadas a nubes,Cielo Sereno, Colorado, Glaciar del Infierno,Todas puras de nieve o de astros cadosEn sus manos de tierra.

    Mas el mar se cansaba de esperar las ciudades.All su amor tan slo era un pretexto vagoCon sonrisa de antao,Ignorado de todos.

    Y con sueo de nuevo se volvi lentamenteAdonde nadieSabe nada de nadie.Adonde acaba el mundo.

  • LINTERNA ROJA

    Albergue oscuro con mendigos de nocheAbrazando jirones de fro,Mientras por los grupos inertes, igual que flor de lluvia,Contemplan cmo pasa una sonrisa.

    Poseen estos cuerpos miserablesFormas de ojos sin luz o de arena cada;Vivir all, canta una voz, si las manos no fallan,Es alegre como un amor aprisionado.

    Esos mendigos son los reyes sin coronaQue buscaron la dicha ms all de la vidaQue buscaron la flor Jams abiertaQue buscaron deseos terminados en nubes.

    Los cuerpos palidecen como olas,La luz es un pretexto de la sombra,La risa va muriendo lentamente,Y mi vida tambin se va con ella.

    Mas las sombras no son mendigos o coronas,Son los anos de hasto esta noche con vida;Y mi vida es ahora un hombre melanclicoSin saber otra cosa que su llanto.

  • MARES ESCARLATA

    Un gemido moluscoParece nada de importancia;Mas la noche un gemido son las olasDe mrmol encendido,Corolas fatigadasO lascivas columnas.

    Un gemido no es nada; son los maresCoronados de otooAnte la puerta seca, como cauceOlvidado de todos,Su dolor contra un muro,

    Un grito acaso pueda ofrecer ms encantosCon el manto escarlata,Con el pecho escarlata.

    Son los mares, los mares desbordadosQue atraviesan ciudades humeantes.

  • RAZN DE LAS LGRIMAS

    La noche por ser triste carece de fronteras.Su sombra, en rebelin como la espuma,Rompe los muros dbilesAvergonzados de blancura;Noche que no puede ser otra cosa sino noche.Acaso los amantes acuchillan estrellas,Acaso la aventura apague una tristeza.Mas t, noche, impulsada por deseosHasta la palidez del agua,Aguardas siempre en pie quin sabe a cules ruiseores.

    Ms all se estremecen los abismosPoblados de serpientes entre pluma,Cabecera de enfermosNo mirando otra cosa que la nocheMientras cierran el aire entre los labios.

    La noche, la noche deslumbranteQue junto a las esquinas retuerce sus caderas,Aguardando quin sabe,Como yo, como todos.

  • TODO ESTO POR AMOR

    Derriban gigantes de los bosques para hacer un durmiente,Derriban los instintos como flores,Deseos como estrellasPara hacer slo un hombre, con su estigma, de hombre.

    Que derriben tambin imperios de una noche,Monarquas de un beso,No significa nada;Que derriben los ojos, que derriben las manos como estatuas vacas,Acaso dice menos.

    Ms este amor cerrado por ver slo su forma,Su forma entre las brumas escarlata,Quiere imponer la vida, como otoo ascendiendo tantas hojasHacia el ltimo cielo,Donde estrellasSus labios dan a otras estrellas,Donde mis ojos, estos ojos,Se despiertan en otros.

  • NO SE QUE NOMBRE DARLE EN MIS SUEOS

    Ante mi forma encontr aquella formaEn tiempo de crepsculo,Cuando las desaparicionesConfunden los colores a los ojos,Cuando el ltimo amorBusca el cuerpo postrero.

    Una angustia sin fondo aullaba entre las piedras;Hacia el aire, hombres sordos,La cabeza olvidada,Pasaban a lo lejos como libres o muertos.Vergonzoso cortejo de fantasmasCon las cadenas rotas colgando de las manos.

    La vida puso entonces una lmparaSobre muros sangrientos;El da ya cansado secaba tristementeLas futuras auroras, remendadasComo harapos de rey.

    La lmpara eras t,Mis labios, mi sonrisa,Forma que hallan mis manos en todo lo que alcanzan.

    Si mis ojos se cierran es para hallarte en sueosDetrs de la cabeza,Detrs del mundo esclavizado,En ese pas perdidoQue un da abandonamos sin saberlo.

  • DUERME, MUCHACHO

    La rabia de la muerte, los cuerpos torturados,La revolucin, abanico en la mano,Impotencia del poderoso, hambre del sediento,Duda con manos de duda y pies de duda;

    La tristeza, agitando sus collaresPara alegrar un poco tantos viejos;Todo unido entre tumbas como estrellas,Entre lujurias como lunas;

    La muerte, la pasin en los cabellos,Dormitan tan minsculas como un rbol,Dormitan tan pequeas o tan grandesCorno un rbol crecido hasta llegar al suelo.

    Hoy sin embargo est tambin cansado.

  • DRAMA O PUERTA CERRADA

    La juventud sin escolta de nubes,Los muros, voluntad de tempestades,La lmpara como abanico fuera o dentro,Dicen con elocuencia aquello no ignorado,

    Aquello que algn da dbilmenteAnte la muerte misma se abandona.Hueso aplastado por la piedra de sueos,Qu hacer desprovistos de salida,Si no es sobre puente tendido por el rayoPara unir dos mentiras,Mentira de vivir o mentira de carne?

    Slo sabemos esculpir biografasEn msicas hostiles,Slo sabemos contar afirmacionesO negaciones, cabellera de noche,Slo sabemos invocar como nios el froPor miedo de irnos solos a la sombra del tiempo.

  • DEJADME SOLO

    Una verdad es color de ceniza,Otra verdad es color de planeta;Mas todas las verdades, desde el suelo hasta el suelo,No valen la verdad sin color de verdades,La verdad ignorante de cmo el hombre suele encarnarse en la nieve.

    En cuanto a la mentira, basta decirle quieroPara que brote entre las piedrasSu flor, que en vez de hojas luce besos,Espinas en lugar de espinas.

    La verdad, la mentira,Como labios azules,Una dice, otra dice;Pero nunca pronuncian verdades o mentiras su secreto torcido,Verdades o mentirasSon pjaros que emigran cuando los ojos mueren.

  • CARNE DE MAR

    Dentro de breves das ser otoo en Virginia,Cuando los cazadores, la mirada de lluvia,Vuelven, a su tierra nativa, el rbol que no olvida,Corderos de apariencia terrible;Dentro de breves das ser otoo en Virginia.

    S, los cuerpos estrechamente enlazados,Los labios en la llave ms ntima,Qu dir l, hecho piel de naufragioO dolor con la puerta cerrada,Dolor frente a dolor,Sin esperar amor tampoco?

    El amor viene y va, mira;El amor viene y va,Sin dar limosna a nubes mutiladas,Por vestidos harapos de tierra,Y l no sabe, nunca sabr ms nada.Ahora intil pasar la mano sobre otoo.

  • VIEJA RIBERA

    Tanto ha llovido desde entonces,Entonces, cuando los dientes no eran carne, sino dasPequeos como un ro ignoranteA sus padres llamando porque siente sueo,Tanto ha llovido desde entonces,Que ya el paso se olvida en la cabeza.

    Unos dicen que s, otros dicen que no;Mas s y no son dos alas pequeas,Equilibrio de un cielo dentro de otro cielo,Como un amor est dentro de otro,Como el olvido est dentro del olvido.

    Si el suplicio con ira pide fiestasEntre las noches ms viriles,No haremos otra cosa que apualar la vida,Sonrer ciegamente a la derrota,Mientras los anos, muertos como un muerto,Abren su tumba de estrellas apagadas.

  • LA CANCIN DEL OESTE

    Jinete sin cabeza,Jinete como un nio buscando entre rastrojosLlaves recin cortadas,Vboras seductoras, desastres suntuosos,

    Navos para tierra lentamente de carne,De carne hasta morir igual que muere un hombre.

    A lo lejosUna hoguera transforma en ceniza recuerdos,Noches como una sola estrella,Sangre extraviada por las venas un da,Furia color de amor,Amor color de olvido,Aptos ya Solamente para triste buhardilla.

    Lejos canta el oeste,Aquel oeste que las manos antaoCreyeron apresar como el aire a la luna;Mas la luna es madera, las manos se liquidanGota a gota, idnticas a lgrimas.

    Olvidemos pues todo, incluso el mismo oeste;Olvidemos que un da las miradas de ahoraLucirn a la noche, como tantos amantes,Sobre el lejano oeste,Sobre amor ms lejano.

  • SON TODOS FELICES?

    El honor de vivir con honor gloriosamente,El patriotismo hacia la patria sin nombre,

    El sacrificio, el deber de labios amarillos,No valen un hierro devorandoPoco a poco algn cuerpo triste a causa de ellos mismos.

    Abajo pues la virtud, el orden, la miseria;Abajo todo, todo, excepto la derrota,Derrota hasta los dientes, hasta ese espacio heladoDe una cabeza abierta en dos a travs de soledades,Sabiendo nada ms que vivir es estar a solas con la muerte.

    Ni siquiera esperar ese pjaro con brazos de mujer,Con voz de hombre oscurecida deliciosamente,Porque un pjaro, aunque sea enamorado,No merece aguardarle como cualquier monarcaAguarda que las torres maduren hasta frutos podridos.

    Gritemos slo,Gritemos a un ala enteramentePara hundir cantos cielos,Tocando entonces soledades con mano disecada.

  • NOCTURNO ENTRE LAS MUSARAAS

    Cuerpo de piedra, cuerpo tristeEntre lanas con muros de universo,Idntico a las razas cuando cumplen aos,A los ms inocentes edificios,A las ms pudorosas cataratas,Blancas como la noche, en tanto la montaaDespedaza formas enloquecidas,Despedaza dolores como dedos,Alegras como uas.

    No saber donde ir, donde volver,Buscando los vientos piadososQue destruyen las arrugas del mundo,Que bendicen los deseos cortados a razAntes de dar su flor,Su flor grande como un nio,Los labios quieren esa flor,Cuyo puo, besado por la noche,Abre las puertas del olvido labio a labio.

  • COMO LA PIEL

    Ventana hurfana con cabellos habituales,Gritos del viento,Atroz paisaje entre cristal de rocaProstituyendo los espejos vivos,Flores clamando a gritosSu inocencia anterior a obesidades.Esas cuevas de luces venenosasDestrozan los deseos, los durmientes;Luces como lenguas hendidasPenetrando en los huesos hasta hallar la carne,Sin saber que en el fondo no hay fondo,No hay nada, sino un grito,Un grito, otro deseoSobre una trampa de adormideras crueles.

    En un mundo de alambreDonde el olvido vuela por debajo del suelo,En un mundo de angustia,Alcohol amarillento,Plumas de fiebre,Ir subiendo a un cielo de vergenza,Algn da nuevamente resurgir la flechaQue abandona el azarCuando una estrella muere como otoo para olvidar su sombra.

  • LOS PLACERES PROHIBIDOS

    1931

  • DIRE COMO NACISTEIS

    Dir cmo nacisteis, placeres prohibidos,Como nace un deseo sobre torres de espanto,Amenazadores barrotes, hiel descolorida,Noche petrificada a fuerza de puosAnte todos, incluso el ms rebelde,Apto solamente en la vida sin muros.

    Corazas infranqueables, lanzas o puales,Todo es bueno si deforma un cuerpo;Tu deseo es beber esas hojas lascivasO dormir en esa agua acariciadora.No importa;Ya declaran tu espritu impuro.

    No importa la pureza, los dones que un destinoLevant hacia las aves con manos imperecederas;No importa la juventud, sueo ms que hombre, La sonrisa tan noble, playa de seda bajo la tempestadDe un rgimen cado.Placeres prohibidos, planetas terrenales,Miembros de mrmol con sabor de esto,Jugo de esponjas abandonadas por el mar,Flores de hierro resonantes como el pecho de un hombre.

    Soledades altivas, coronas derribadas,Libertades memorables, manto de juventudes;Quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua;Es vil como un rey, como sombra de reyArrastrndose a los pies de la tierraPara conseguir un trozo de vida.

    No saba los lmites impuestos,Lmites de metal o papel,Ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan altaAdonde no llegan realidades vacas,Leyes hediondas, cdigos, ratas de paisajes derruidos.

    Extender entonces la manoEs hallar una montaa que prohbe,Un bosque impenetrable que niega,Un mar que traga adolescentes rebeldes.

    Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte,vidos dientes sin carne todava,Amenazan abriendo sus torrentes,De otro lado vosotros, placeres prohibidos,Bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita,Tendis en una mano el misterio,Sabor que ninguna amargura corrompe,

  • Cielos, cielos relampagueantes que aniquilan.

    Abajo, estatuas annimas,Sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla;Una chispa de aquellos placeresBrilla en la hora vengativa.Su fulgor puede destruir vuestro mundo.

  • TELARAAS CUELGAN DE LA RAZN

    Telaraas cuelgan de la raznEn un paisaje de ceniza absorta;Ha pasado el huracn de amor,Ya ningn pjaro queda.Tampoco ninguna hoja;Todas van lejos, como gotas de aguaDe un mar cuando se seca,Cuando no hay va lgrimas bastantes,Porque alguien, cruel como un da de sol en primavera,Con slo su presencia ha dividido en dos un cuerpo.Ahora hace falta recoger los trozos de prudencia,Aunque siempre nos falte alguno;Recoger la vida vacaY caminar esperando que lentamente se llene,Si es posible otra vez, como antes,De sueos desconocidos y deseos invisibles.

    T nada sabes de ello,T ests all, cruel como el da;El da, esa luz que abraza estrechamente un triste muro,Un muro, no comprendes?Un muro frente al cual estoy solo.

  • ADONDE FUERON DESPEADAS

    Adonde fueron despeadas aquellas cataratas,Tantos besos de amantes, que la plida historiaCon signos venenosos presenta luego al peregrinoSobre el desierto, como un guanteQue olvidado pregunta por su mano?

    T lo sabes, Corsario;Corsario que se goza en tibios arrecifes,Cuerpos gritando bajo el cuerpo que les visitaY slo piensan en la caricia,Slo piensan en el deseo,Como bloque de vidaDerretido lentamente por el fro de la muerte.

    Otros cuerpos, Cosario, nada saben;Djalos pues.Vierte, virtete sobre mis deseos,Ahrcame en tus brazos tan jvenes,Que con la vista ahogada,Con la voz ltima que an brotan mis labios,Dir amargamente cmo te amo.

  • QUE RUIDO TAN TRISTE

    Qu ruido tan triste el que hacen dos cuerpos cuando se aman,Parece como el viento que se mece en otooSobre adolescentes mutilados,Mientras las manos llueven,Manos ligeras, manos egostas, manos obscenas,Cataratas de manos que fueron un daFlores en el jardn de un diminuto bolsillo.

    Las flores son arena y los nios son hojas,Y su leve ruido es amable al odoCuando ren, cuando aman, cuando besan,Cuando besan el fondoDe un hombre joven y cansadoPorque antao so mucho da y noche.

    Mas los nios no saben,Ni tampoco las manos llueven como dicen;As el hombre, cansado de estar solo con sus sueos,Invoca los bolsillos que abandonan arena,Arena de las flores,Para que un da decoren su semblante de muerto.

  • NO DECA PALABRAS

    No deca palabras,Acercaba tan slo un cuerpo interrogante,Porque ignoraba que el deseo es una preguntaCuya respuesta no existe,Una hoja cuya rama no existe,Un mundo cuyo cielo no existe.

    La angustia se abre paso entre los huesos,Remonta por las venasHasta abrirse en la piel,Surtidores de sueoHechos carne en interrogacin vuelta a las nubes.

    Un roce al paso, Una mirada fugaz entre las sombras,Bastan para que el cuerpo se abra en dos,vido de recibir en s mismoOtro cuerpo que suee;Mitad y mitad, sueo y sueo, carne y carne;Iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.Aunque slo sea una esperanza,Porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.

  • SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR

    Si el hombre pudiera decir lo que ama,Si el hombre pudiera levantar su amor por el cieloComo una nube en la luz;Si como muros que se derrumban,Para saludar la verdad erguida en medio,Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando slo la verdad de su amor,La verdad de s mismo,Que no se llama gloria, fortuna o ambicin,

    Sino amor deseo,Yo sera al fin aquel que imaginaba;Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manosProclama ante los hombres la verdad ignorada.La verdad de su amor verdadero.

    Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguienCuyo nombre no puedo or sin escalofro;Alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,Por quien el da y la noche son para m lo que quiera,Y mi cuerpo y espritu flotan en su cuerpo y espritu,Como leos perdidos que el mar anega o levanta,Libremente, con la libertad del amor,La nica libertad que me exalta,La nica libertad porque muero.T justificas mi existencia.Si no te conozco, no he vivido;Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

  • UNOS CUERPOS SON COMO FLORES

    Unos cuerpos son como flores,Otros como puales,Otros como cintas de agua;Pero todos, temprano o tarde,Sern quemaduras que en otro cuerpo se agranden,Convirtiendo por virtud del fuego a una piedraen un hombre.

    Pero el hombre se agita en todas direcciones,Suea con libertades, compite con el viento,Hasta que un da la quemadura se borra,Volviendo a ser piedra en el camino de nadie.

    Yo, que no soy piedra, sino caminoQue cruzan al pasar los pies desnudos,Muero de amor por todos ellos;Les doy mi cuerpo para que lo pisen,Aunque les lleve a una ambicin o a una nube,Sin que ninguno comprendaQue ambiciones o nubesNo valen un amor que se entrega.

  • LOS MARINEROS SON LAS ALAS DEL AMOR

    Los marineros son las alas del amor,Son los espejos del amor,El mar les acompaa,Y sus ojos son rubios lo mismo que el amorRubio es tambin, igual que son sus ojos.

    La alegra vivaz que vierten en las venasRubia es tambin,Idntica a la piel que asoman;No les dejis marchar porque sonrenComo la libertad sonre,Luz cegadora erguida sobre el mar.

    Si un marinero es mar,Rubio mar amoroso cuya presencia es cntico,No quiero la cuidad hecha de sueos grises;Quiero slo ir al mar donde me anegue,Barca sin norte,Cuerpo sin norte hundirme en su luz rubia.

  • QUISIERA SABER POR QUE ESTA MUERTE

    Quisiera saber por qu esta muerteAl verte, adolescente rumoroso,Mar dormido bajo los astros negros,An constelado por escamas, de sirenas,O seda que despliegan,Cambiante de fuegos nocturnosY acordes palpitantes,Rubio igual que la lluvia,Sombro igual que la vida es a veces.

    Aunque sin verme destiles a mi lado,Huracn ignorante,Estrella que roza mi mano abandonada su eternidad,Sabes bien, recuerdo de siglos,Cmo el amor es luchaDonde se muerden dos cuerpos iguales.

    Yo no te haba visto;Miraba los animalillos gozando bajo el sol verdeante,Despreocupado de los rboles iracundos,Cuando sent una herida que abri la luz en m;El dolor enseabaQue una forma, aunque opaca, puede ser luminosa.

  • Tan luminosa,Que mis horas perdidas, yo mismo,Quedamos diluidos en la sombra,Annimo destino que rozan gritos hostilesEn noches de placer,Para no ser ya msQue memoria de luz;De luz que vi morir,Seda, agua o rbol, un momento.

  • DJAME ESTA VOZ

    Djame esta voz que tengo,Lo mismo que a la pampa le dejanSus matorrales de deseo,Sus ros secos colgando de las piedras.

    Djame vivir como acero mohosoSin puo, tirado en las nubes;No quiero saber de la gloria envidiosaCon rabo y cuernos de ceniza.

    Un anillo tuve de lunaTendida en la noche a comienzos de otoo;Lo di a un mendigo tan jovenQu sus ojos parecan dos lagos.

    Me ahogu en fin, amigos;Ahora duermo donde nunca despierte.No saber ms de m mismo es algo triste;Dame la guitarra para guardar las lgrimas.

  • DE QUE PAS

    De qu pas eres t,Dormido entre realidades como bocas sedientas,Vida de sueos azuzados,Y ese duelo que exhibes por la avenida de los monumentosDonde dioses y diosas olvidadosLevantan brazos inexistentes o miradas marmreas.

    La vieja hilaba en su jardn ceniciento;Tapias, pantanos, aullidos de crepsculo,Yedra, batistas, all se endurecan,Mirando aquellas ruedas fugitivasHacia las cuales levantaba la arcilla un puo amenazante.

    El pas es un nombre;Es igual que t, recin nacido, vengasAl norte, al sur, a la niebla, a las luces;Tu destino ser escuchar lo que diganLas sombras inclinadas sobre la cuna.

    Una mano dar el poder de sonrisa,Otra dar las rencorosas lgrimas,Otra el pual experimentado,Otra el deseo que se corrompe, formando bajo la vidaLa charca de cosas plidas,Donde surgen serpientes, nenfares, insectos, maldades,Corrompiendo los labios, lo ms puro.

    No podrs pues besar con inocencia,Ni vivir aquellas realidades que te gritan con lengua inagotable.Deja, deja, harapiento de estrellas;Murete bien a tiempo.

  • TU PEQUEA FIGURA

    Tu pequea figura, sola en algn camino,Cae lentamente desde la luz,Semejante a la arena desde un brazo,Cuando la mano, poema perdido,Abre diez estrellas sobre el otoo de rojiza resonancia.

    No sabes, no sabes;Buscas por la tierra un estremecimiento blanquecino,Mientras los muros con su yedra antiguaCrecen lentamente ante el ocaso.

    Tristeza sin guarida y sin pantano,Sales de un fro para entrar en otro;Abandonas la hierba tan cariosaPara pedir que el amor no te olvide.

    Palabras de demente o palabras de muerto,Es igual.Escucha el agua, escucha la lluvia, escucha la tormenta;Esa es tu vida:Lquido lamento fluyendo entre sombras iguales.

  • QUE MAS DA

    Qu ms da el sol que se pone o el sol que se levanta,La luna que nace o la luna que muere.

    Mucho tiempo, toda mi vida, esper verte surgir entre las nieblas montonas,Luz inextinguible, prodigio rubio como la llama;

    Ahora que te he visto sufro, porque igual que ellosNo has sido para m menos brillante,Menos efmero o menos inaccesible que el sol y la luna alternados.

    Mas yo s lo que digo si a ellos te comparo,Porque aun siendo brillante, efmero, inaccesible,Tu recuerdo, como el de ambos astros,Basta para iluminar ausente toda esta sombra que me envuelve.

  • EL MIRLO, LA GAVIOTA

    El mirlo, la gaviota,El tulipn, las tuberosas,La pampa dormida en Argentina,El Mar Negro como despus de una muerte,Las niitas, los tiernos nios,Las jvenes, el adolescente,La mujer adulta, el hombre,Los ancianos, las pompas fnebres,Van girando lentamente con el mundo;Como si una ciruela verde,Picoteada por el tiempo,Fuese inconmovible en la rama.

    Tiernos niitos, yo os amo;Os amo tanto, que vuestra madreCreera que intentaba haceros dao.

    Dame las glicinas azules sobre la tapia inocente,Las magnolias embriagadoras sobre la falda blanca y vaca,El libro melanclico entreabierto,Las piernas entreabiertas,Los bucles rubios del adolescente;Con todo ello har el filtro sempiterno.Bebe unas gotas y vers la vida como a travs de un vidrio coloreado.Djame, ya es hora de que duerma,De dormir este sueo inacabable.

    Quiero despertar algn da,Saber que tu pelo, nio,Tu dulce vientre y tus espaldas,No son nada, nada, nada.

    Recoger conchas delicadas;Mira qu suave matiz rosa.

    Las escamas de los sbitos peces,Los msculos dorados del marino,Sus labios salados y frescosMe retienen preso en la red de espejismo.

    Creo en el mundo,Creo en ti que no conozco an,Creo en m mismo,Porque algn da yo ser todas las cosas que amo:El aire, el agua, las plantas, el adolescente.

  • COMO LEVE SONIDO

    Como leve sonido,Hoja que roza un vidrio,Agua que acaricia unas guijas,Lluvia que besa una frente juvenil;

    Como rpida caricia,Pie desnudo sobre el camino,Dedos que ensayan el primer amor,Sbanas tibias sobre el cuerpo solitario;

    Como fugaz deseo,Seda brillante en la luz,Esbelto adolescente entrevisto,Lgrimas por ser ms que un hombre;

    Como esta vida que no es maY sin embargo es la ma;Como este afn sin nombreQue no me pertenece y sin embargo Soy yo;

    Como todo aquello que de cerca o de lejosMe roza, me besa, me hiere,Tu presencia est conmigo fuera y dentro,Es mi vida misma y no es mi vida,As como una hoja y otra hojaSon la apariencia del viento que las lleva.

  • TE QUIERO

    Te quiero.

    Te lo he dicho con el viento,Jugueteando tal un animalillo en la arenaO iracundo como rgano tempestuoso;

    Te lo he dicho con el sol,Que dora desnudos cuerpos juvenilesY sonre en todas las cosas inocentes;

    Te lo he dicho con las nubes,Frentes melanclicas que sostienen el cielo,Tristezas fugitivas;

    Te lo he dicho con las plantas,Leves caricias transparentesQue se cubren de rubor repentino;

    Te lo he dicho con el agua,Vida luminosa que vela un fondo de sombra;

    Te lo he dicho con el miedo,Te lo he dicho con la alegra,Con el hasto, con las terribles palabras.

    Pero as no me basta;Ms all de la vidaQuiero decrtelo con la muerte,Ms all del amorQuiero decrtelo con el olvido.

    VEIA SENTADO

    Vea sentado junto al aguaCon vago ademn de olvido,Vea las hojas, los das, los semblantes,El fondo siempre plido del cielo,Conversando indiferentes entre ellos mismos.

    Vea la luz agitarse eficazmente,Un pequeo lagarto de visita,Las piedrecillas vanidosasDisputando el lugar a las tristes hierbas.

    Vea reinos perdidos o quiz ganados,

  • Vea mi juventud ni ganada ni perdida,Vea mi cuerpo distante, tan extraoComo yo mismo, all en extraa hora.

    Vea los canosos muros disgustadosMurmurando entre dientes sus vagas blasfemias,Vea. Ms all de los murosEl mundo como can satisfecho,Vea al inclinarme sobre la verdadUn cuerpo que no era el cuerpo mo.

    Subiendo hasta m mismoAqu vive desde entonces,Mientras aguardo que tu propia presenciaHaga intil ese triste trabajoDe ser yo solo el amor y su imagen.

  • HE VENIDO PARA VER

    He venido para ver semblantesAmables como viejas escobas,He venido para ver las sombrasQue desde lejos me sonren.

    He venido para ver los murosEn el suelo o en pe indistintamente,He venido para ver las cosas,Las cosas soolientas por aqu.

    He venido para ver los maresDormidos en cestillo italiano,He venido para ver las puertas,El trabajo, los tejados, las virtudesDe color amarillo ya caduco.

    He venido para ver la muerteY su graciosa red de cazar mariposas,He venido para esperarteCon los brazos un tanto en el aire,He venido no s por qu;Un da abr los ojos, he venido.

    Por ello quiero saludar sin insistenciaA tantas cosas ms que amables,Los amigos de color celeste,Los das de color variable,La libertad del color de mis ojos.

    Los niitos de seda tan clara,Los entierros aburridos como piedras,La seguridad, ese insectoQue anida en los volantes de la luz.

    Adis, dulces amantes invisibles,Siento no haber dormido en vuestros brazos.Vine por esos besos solamente;Guardar los labios por si vuelvo.

  • DONDE HABITE EL OLVIDO

    1932-1933

  • Como los erizos, ya sabis, los hombresun da sintieron fro. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabis, como en los erizos.

    Qu queda de las alegras y penas delamor cuando ste desaparece? Nada, o peorque nada; queda el recuerdo de un olvido. Ymenos mal cuando no lo punza la sombra deaquellas espinas; de aquellas es finas, ya sabis.

    Las siguientes pginas son el recuerdo de un olvido. }

  • IDonde habite el olvido,En los vastos jardines sin aurora;Donde yo slo seaMemoria de una piedra sepultada entre ortigasSobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

    Donde mi nombre dejeAl cuerpo que designa en brazos de los siglos,Donde el deseo no exista.

    En esa gran regin donde el amor, ngel terrible,No esconda como aceroEn m pech su ala,Sonriendo lleno de gracia area mientras crece el tormento.

    All donde termine este afn que exige un dueo a imagen suya,Sometiendo a otra vida su vida,Sin ms horizonte que otros ojos frente afrente.

    Donde penas y dichas no sean ms que nombres,Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,Disuelto en niebla, ausencia,Ausencia leve como carne de nio.All, all lejos;Donde habite el olvido.

  • II

    Como una vela sobre el marResume ese azulado afn que se levantaHasta las estrellas futuras,Vida de nufragos insaciablesHecha escala de olas,Por donde pies divinos descienden al abismoEsperado a lo largo de las noches,Tambin tu forma frrea,ngel, demonio, sueo de un amor sonado,Resume en m un afn que en otro tiempo levantabaHasta las nubes sus olas melanclicas,Cadenas de tristeza aprisionandoUn mpetu celeste,

    Sintiendo todava los pulsos de ese afn,Yo, el ms enamorado,En las orillas del amor,Sin que una luz me veaDefinitivamente muerto o vivo,Contemplo sus olas y quisiera anegarme;Deseando perdidamenteDescender, como los ngeles aquellos por la escala de espuma,Hasta el fondo del mismo amor que ningn hombre ha visto

  • II

    Esper un dios en mis dasPara crear mi vida a su imagen,Mas el amor, como un agua,Arrastra afanes al paso.

    Me he olvidado a m mismo en sus ondas,Vaco el cuerpo, doy contra las luces;Vivo y no vivo, muerto y no muerto;Ni tierra ni cielo, ni cuerpo ni espritu.

    Soy eco de algo;Lo estrechan mis brazos siendo aire,Lo miran mis ojos siendo sombra,Lo besan mis labios siendo sueo.He amado, ya no amo ms;He redo, tampoco ro.

  • IV

    Yo fui.

    Columna ardiente, luna de primavera.Mar dorado, ojos grandes.

    Busqu lo que pensaba;Pens, como al amanecer en sueo lnguido,Lo que pinta el deseo en das adolescentes.

    Cant, sub,Fui luz un daArrastrado en la llama.

    Como un golpe de vientoQue deshace la sombra,Ca en lo negro,En el mundo insaciable.

    He sido.

  • VQuiero, con afn sooliento,Gozar de la muerte ms leveEntre bosques y mares de escarcha,Hecho aire que pasa y no sabe.

    Quiero la muerte entre mis manos,Fruto tan ceniciento y rpido,Igual al cuerno leveDe la luz cuando nace en el invierno.

    Quiero beber al fin su lejana amargura;Quiero escuchar su sueo con rumor de arpaMientras siento las venas que se enfran,Porque la frialdad tan slo me consuela.

    Voy a morir de un deseo,Si un deseo sutil vale la muerte;A vivir sin m mismo de un deseo,Sin despertar, sin acordarme,All en la luna perdido entre su fro.

  • VI

    El mar es un olvido,Una cancin, un labio;El mar es un amante,Fiel respuesta al deseo.

    Es como un ruiseor,Y sus aguas son plumas;Impulsos que levantanA las fras estrellas.Sus caricias son sueo,Entreabren la muerte,Son lunas accesibles,Son la vida ms alta.

    Sobre espaldas oscurasLas olas van gozando.

  • VII

    Adolescente fui en das idnticos a nubes,Cosa grcil, visible por penumbra y reflejo,Y extrao es, si ese recuerdo busco,Que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy.

    Perder placer es tristeComo la dulce lmpara sobre el lento nocturno;Aquel fui, aquel fui, aquel he sido;Era la ignorancia mi sombra.

    Ni gozo ni pena; fui nioPrisionero entre muros cambiantes;Historias como cuerpos, cristales como cielos,Sueo luego, un sueo ms alto que la vida.

    Cuando la muerte quieraUna verdad quitar de entre mis manos,Las hallar vacas, como en la adolescencia,Ardientes de deseo, tendidas hacia el aire.

  • VIII

    Nocturno, esgrimes horasSordamente profundas;En esas horas fulgenLuces de ojos absortos.

    Bajo el cielo de hierroDa hojas la amargura,Lenta entre las cadenasQue sostienen la vida.

    Hechos vibrante fuegoO filo inextinguibleLos condenados tuercenSus cuerpos en la sombra.

    Ya no es vida ni muerteEl tormento sin nombre,Es un mundo cadoDonde silba la ira.

    Es un mar delirante,Clamor de todo espacio,Voz que de s levantaLas alas de un dios pstumo.

  • IX

    Era un sueo, aireTranquilo en la nada;Al abrir los ojosLas ramas perdan.

    Exhalaba el tiempoLuces vegetales,Amores cados,Tristeza sin donde.

    Volva la sombra;Agua eran sus labios.Cristal, soledades,La frente, la lmpara.

    Pasin sin figura,Pena sin historia;Como herida al pecho,Un beso, el deseo.No sabes, no sabes.

  • XBajo el anochecer inmenso,Bajo la lluvia desatada, ibaComo un ngel que arrojanDe aquel edn nativo.

    Absorto el cuerpo an desnudo,Todo fro ante la brusca tristeza,Lo que en la luz fue impulso, las alas,Antes candor erguido,A la espalda pesaban sordamente.

    Se buscaba a s mismo,Pretenda olvidarse a s mismo;Nios en brazos del aire,En lo ms poderoso descansando,Mano en la mano, frente en la frente.

    Entre precipitadas formas vagas,Vasta estela de luto sin retorno,Arrastraba dos lentas soledades,Su soledad de nuevo, la del amor cado.

    Ellas fueron sus alas en tiempos de alegra,Esas que por el fango derribadasBurla y respuesta dan al afn que interroga,Al deseo de unos labios.

    Quisiste siempre, al fin sabesCmo ha muerto la luz, tu luz un da,Mientras vas, errabundo mendigo, recordando, deseando;Recordando, deseando.Pesa, pesa el deseo recordado;Fuerza joven quisieras para alzar nuevamente,Con fango, lgrimas, odio, injusticia,La imagen del amor hasta el cielo,La imagen del amor en la luz pura.

  • XI

    No quiero, triste espritu, volverPor los lugares que cruz mi llanto,Latir secreto entre los cuerpos vivosComo yo tambin fui.

    No quiero recordarUn instante feliz entre tormentos;Goce o pena, es igual,Todo es triste al volver.

    An va conmigo como una luz lejanaAquel destino nio,Aquellos dulces ojos juveniles,Aquella antigua herida.

    No, no quisiera volver,Sino morir an ms,Arrancar una sombra,Olvidar un olvido.

  • XII

    No es el amor quien muere,Somos nosotros mismos.Inocencia prstinaAbolida en deseo,Olvido de s mismo en otro olvido,Ramas entrelazadasPor qu vivir si desaparecis un da?

    Slo vive quien miraSiempre ante s los ojos de su aurora,Slo vive quien besaAquel cuerpo de ngel que el amor levantara.

    Fantasmas de la pena,A lo lejos, los otros,Los que ese amor perdieron,Como un recuerdo en su sueos,Recorriendo las tumbasOtro vaco estrechan.

    Por all van y gimen,Muertos en pie, vidas tras de la piedra,Golpeando impotencia,Araando la sombraCon intil ternura.No, no es el amor quien muere

  • XIII

    MI ARCANGEL

    No solicito ya ese favor celeste, tu presencia;Como incesante filo contra el pecho,Como el recuerdo, como el llanto,Como la vida misma vas conmigo.

    T fluyes en mis venas, respiras en mis labios,Te siento en mi dolor;Bien vivo ests en m, vives en mi amor mismo,Aunque a vecesPesa la luz, la soledad.

    Vuelto en el lecho, como nio sin nadie frente al muro.Contra mi cuerpo creo,Radiante enigma, el tuyo;No res as ni hieres,No marchas ni te dejas, pero ests conmigo.

    Ests conmigo como estn mis ojos en el mundo,Dueos de todo por cualquier instante,Mas igual que ellos, al hacer la sombra, luego vuelvo,Mendigo a quien despojan de su misma pobreza,Al yerto infierno de donde he surgido.

  • XIV

    Eras tierno deseo, nube insinuante,Vivas con el aire entre cuerpos amigos,Alentabas sin forma, sonreas sin voz,Dejo inspirado de invisible espritu.

    Nuestra importancia, lenta espina,Quiz en ti hubiera sido fuerza adolescente;No dolor irrisorio ni placer egosta,No sueo de una vida ni maldad triunfante.Como nube feliz que pasa sin la lluvia,Como un ave olvidada de la rama nativa,A un tiempo poseste muerte y vidaSin haber muerto, sin haber vivido.

    Entre el humo tan triste, entre las flacas callesDe una tierra medida por los odios antiguos,No has descubierto as, vueltos contra tu dicha,El poder con sus manos de fango,Un dios abyecto disponiendo destinos,La mentira y su cola redonda erguida sobre el mundoEl inerme amor llorando entre las tumbas,

    Tu leve ausencia, eco sin nota, tiempo sin historia,Pasando igual que un ala,Deja una verdad transparente;Verdad que supo y no sinti,Verdad que vio y no quiso.

  • XV

    El invisible muroEntre los brazos todos,Entre los cuerpos todos,Islas de maldad irrisoria.

    No hay besos, sino losas;No hay amor, sino losasTantas veces medidas por el pasoFebril del prisionero.

    Quiz el aire afueraSuene cantando al mundoEl himno de la fiel alegra;Quiz, glorias enajenadas,Alas radiantes pasan.

    Un deseo inmenso,Afn de una verdad,Bate contra los muros,Bate contra la carneComo un mar entre hierros.

    vidos un momentoUnos ojos se alzanHacia el rayo del da,Relmpago cobrizo victoriosoCon su espada tan alta.

    Entre piedras de sombra,De ira, llanto, olvido,Alienta la verdad.

    La prisin,La prisin viva.

  • XVI

    No hace al muerto la herida,Hace tan slo un cuerpo inerte;Como el hachazo un troncoDespojado de sones y caricias,Todo triste abandono al pie de cualquier senda.

    Bien tangible es la muerte;Mentira, amor, placer no son la muerte.La mentira no mata,Aunque su filo clave como pual alguno;El amor no envenena,Aunque como un escorpin deje los besos;El placer no es naufragio,Aunque vuelto fantasma ahuyente todo olvido.

    Pero tronco y hachazo,Placer, amor, mentira,Beso, pual, naufragio,A la luz del recuerdo son heridasDe labios siempre vidos;Un deseo que no cesa,Un grito que se pierdeY clama al mundo sordo su verdad implacable.

    Voces al fin ahogadas con la voz de la vida,Por las heridas mismas,Igual que un ro, escapando;Un triste ro cuya espalda aun reflejaLas antiguas caricias,El antiguo candor, la fe puesta en un cuerpo.

    No creas nunca, no creas sino en la muerte de todo;Contempla bien ese tronco que muereHecho el muerto ms muerto,Como tus ojos, como tus deseos, como tu amor;Ruina y miseria que un da se anegan en inmenso olvido,Dejando, burla suprema, una fecha vaca,Huella intil que la luz deserta.

  • LOS FANTASMAS DEL DESEO

    Yo no te conoca, tierra;Con los ojos inertes, la mano aleteante,Llor todo ciego bajo tu verde sonrisa,Aunque, alentar juvenil, sintiera a vecesUn tumulto sediento de postrarseComo huracn henchido aqu en el pecho;Ignorndote, tierra maIgnorando tu alentar, huracn o tumulto,Idnticos en esta melanclica burbuja que yo soyA quien tu voz de acero inspirara un menudo vivir.

    Bien s ahora que t eresQuien me dicta esta forma y este ansia;S al fin que el mar esbelto,La enamorada luz, los nios sonrientes,No son sino t misma;Que los vivos, los muertos,El placer y la pena,La soledad, la amistad,La miseria, el poderoso estpido,El hombre enamorado, el canalla,Son tan dignos de m como de ellos yo lo soy;Mis brazos, tierra, son ya ms anchos, giles,Para llevar tu afn que nada satisface.

    El amor no tiene esta o aquella forma,No puede detenerse en criatura alguna;Todas son por igual viles y soadoras,Placer que nunca muere,Beso que nunca muere,Slo en ti misma encuentro, tierra ma.

    Nimbos de Juventud, cabellos rubios o sombros,Rizosos o lnguidos como una primavera,Sobre cuerpos cobrizos, sobre radiantes cuerposQue tanto he amado intilmente,No es en vosotros donde la vida est, sino en la tierra,En la tierra que aguarda, aguarda siempreCon sus labios tendidos, con sus brazos abiertos.

    Dejadme, dejadme abarcar, ver unos instantesEste mundo divino que ahora es mo,Mo como lo soy yo mismo,Como lo fueron otros cuerpos que estrecharon mis brazos,Como la arena, que al besarla los labiosFinge otros labios, dctiles al deseoHasta que el viento lleva sus mentirosos tomos.

    Como la arena, tierra,

  • Como la arena misma,La caricia es mentira, el amor es mentira, la amistad es mentira.T sola quedas con el deseo,Con este deseo que aparenta ser mo y ni siquiera es mo,Sino el deseo de todos,Malvados, inocentes,Enamorados o canallas.

    Tierra, tierra y deseo.Una forma perdida.

  • INVOCACIONES A LAS GRACIAS DEL MUNDO

    1934-1935

  • A UN MUCHACHO ANDALUZ

    Te hubiera dado el mundo,Muchacho que surgisteAl caer de la luz por tu Conquero,Tras la colina ocre,Entre pinos antiguos de perenne alegra.

    Eras emanacin del mar cercano?Eras el mar an msQue las aguas henchidas con su aliento,Encauzadas en ro sobre tu tierra abierta,Bajo el inmenso cielo con nubes que se orlabande rotos resplandores.

    Eras el mar an msTras de las pobres telas que ocultaban tu cuerpo;Eras forma primera,Eras fuerza inconsciente de su propia hermosura.

    Y tus labios, de fulmneo bisel,Eran la vida misma,Como una ardiente florNutrida con la saviaDe aquella piel oscuraQue infiltraba nocturno escalofro.

    Si el amor fuera un ala...

    La incierta hora con nubes desgarradas,El ro oscuro y ciego bajo la extraa brisa,La rojiza colina con sus pinos cargados de secretos,Te enviaban a m, a mi afn ya cado,Como verdad tangible.

    Expresin armoniosa de aquel mismo paraje,Entre los ateridos fantasmas que habitan nuestro mundo,Eras t una verdad,Sola verdad que busco,Ms que verdad de amor verdad de vida;Y olvidando que sombra y pena acechan de continuoEsa cspide virgen de la luz y la dicha,Quise por un momento fijar tu curso ineluctable.

    Cre en ti, muchachillo.

    Cuando el mar evidente,Con el irrefutable sol de medioda,Suspenda mi cuerpoEn esa abdicacin del hombre ante su dios,

  • Un resto de memoriaLevantaba tu imagen como recuerdo nico.

    Y entonces,Con sus luces el violento Atlntico,Tantas dunas profusas, tu Conquero nativo,Estaban en m mismo dichos en tu figura,Divina ya para mi afn con ellos,Porque nunca he querido dioses crucificados,Tristes dioses que insultanEsa tierra ardorosa que te hizo y deshace.

  • SOLILOQUIO DEL FARERO

    Corno llenarte, soledad,Sino contigo misma. . .

    De nio, entre las pobres guaridas de la tierra,Quieto en ngulo oscuro, Buscaba en ti, encendida guirnalda,Mis auroras futuras y furtivos nocturnos,Y en ti los vislumbraba,Naturales y exactos, tambin libres y fielesA semejanza ma,A semejanza tuya, eterna soledad.

    Me perd luego por la tierra injustaComo quien busca amigos o ignorados amantes;Diverso con el mundo,Fui luz serena y anhelo desbocado,Y en la lluvia sombra o en el sol evidenteQuera una verdad que a ti te traicionase,Olvidando en mi afnCmo las alas fugitivas su propia nube crean.

    Y al velarse a mis ojosCon nubes sobre nubes de otoo desbordadoLa luz de aquellos das en ti misma entrevistos,Te negu por bien poco;Por menudos amores ni ciertos ni fingidos,Por quietas amistades de silln y de gesto,Por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma, Por los viejos placeres prohibidosComo los permitidos nauseabundos,tiles solamente para el elegante saln susurrado,En bocas de mentira y palabras de hielo.

    Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua personaQue yo fui,Que yo mismo manch con aquellas juveniles traiciones;Por ti me encuentro ahora, constelados hallazgosLimpios de otro deseo,El sol, mi dios, la noche rumorosa,La lluvia, intimidad de siempre,El bosque y su alentar pagano,El mar, el mar como su nombre hermoso;Y sobre todos ellos,Cuerpo oscuro y esbelto,Te encuentro a t, t, soledad tan ma,Y t me das fuerza y debilidadComo al ave cansada los brazos de la piedra.

    Acodado al balcn miro insaciable el oleaje,

  • Oigo sus oscuras imprecaciones,Contemplo sus blancas caricias;Y erguido desde cuna vigilanteSoy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,Por quienes vivo, aun cuando no los vea;Y as, lejos de ellos,Ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,Roncas y violentas como el mar, mi morada,Puras ante la espera de una revolucin ardienteO rendidas y dciles, como el mar sabe serloCuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.

    T, verdad solitaria,Transparente pasin, mi soledad de siempre,Eres inmenso abrazo;El sol, el mar,La oscuridad, la estepa,El hombre y su deseo,La airada muchedumbre,Qu son sino t misma?

    Por ti, mi soledad, los busqu un da;En ti, mi soledad, los amo ahora.

  • EL VIENTO DE SEPTIEMBRE ENTRE LOS CHOPOS

    Por este clima lcido,Furor estival muerto,Mi vano afn persigueUn algo entre los bosques.

    Un no s qu, una sombra,Cuerpo de mi deseo,Arbrea dicha acasoJunto a un ro tranquilo.

    Pero escucho; resuenaPor el aire delgado,Estelar meloda,Un eco entre los chopos.Oigo caricias leves,Oigo besos ms leves;Por all baten alas,Por all van secretos.

    No, vosotros no sois,Arroyos taciturnos,Frgiles amorosComo de sombra humana.

    No, clara. juventud,No juguis mi destino;No busco vuestra graciaNi esa breve sonrisa.

    Corre all, entre las caas,Delirante armona;Canta una voz, cantandoComo yo mismo, lejos.Hundo mi cabellera,Busco labios, miradas,Tras las inquietas hojasDe estos cuerpos esbeltos.

    vido aspiro sombra;Oigo un afn tan mo...Canta, deseo, cantaLa caneln de mi dicha.

    Altas sombras mortales:Vida, afn, canto, cedo.Quiero anegar mi esprituHecho gloria amarilla.

  • NO ES NADA, ES UN SUSPIRO

    No es nada, es un suspiro,Pero nunca saci nadie esa nadaNi nadie supo nunca de qu alta roca nace.

    Ni puedes t saberlo, t que eresNuestro afn, nuestro amor,Nuestra angustia de hombres;Palabra que creamosEn horas de dolor solitario.

    Un suspiro no es nada,Como tampoco es nadaEl viento entre los chopos,La bruma sobre el marO ese impulso que guaUn cuerpo hacia otro cuerpo.Nada mi fe, mi llama,Ni este vivir oscuro que la lleva;Su latido o su ardorNo son sino un suspiro,Aire triste o risueoCon el viento que escapa.

    Sombra, si t lo sabes, dime;Deja el hondo fluirLibre sobre su margen invisible,Acurdate del hombre que suspiraAntes de que la luz vele su muerte,Vuelto l tambin latir de aire,Suspiro entre tus manos poderosas.

  • POR UNOS TULIPANES AMARILLOS

    Tragando sueo tras un vidrio impalpable,Entre las dobles fauces,Tuyas, pereza, de ti tambin, costumbre,Viva en un pas del claro surCuando a m vino, alegre mensaje de algn dios,No s qu aroma joven,Hlito henchido de tibieza prematura.

    No se adverta el eco de un remoto clima celesteEn la figura del etreo visitante,Veamos tan sloUna luz virgen, ptalo voluptuoso toda ella,Que ondulaba en sus manos bajo la sonrisa inseguraComo si temiera a la tierra.

    Con gesto enamoradoMe adelant los tiernos fulgores vegetales,Sosteniendo su goteante claridad,Forma llena de seduccin terrestre,En unos densos tulipanes amarillosErguidos como dichas entre verdes espadas.

    Por un aletear de labio a labioSell el pacto, unidos el cielo con la tierra,Y entonces la vida abri los ojos sin malicia,Con absorta delicadeza, como nio reciente.

    Tendido en la yacija del mortal ms sombroTuve tus alas, rubio mensajero,En transporte de ternura y rencor entremezclado;Y mord duramente la verdad del amor para que no pasaraY palpitara fijaEn la memoria de alguien,Amante, dios o la muerte en su da.

    Arrastrado en la rfaga,Al cobrar pie entre los mirtos misteriososQue sustentan la tierra con su terco alimento de sombras,El claro visitante ya no estaba,Slo una ligera embriaguez por la casa vaca.An all, sobre el cristal acuoso,Con esos bajos rayos que vierte un sol aterido,Los tulipanes de bordes requemadosDejaban escapar el terso espritu.

    Dura melancola,No en vano nos has criado con venenosa leche,Siempre tu ncleo secoTropiezan nuestros dientes en la elstica carne de la dicha,

  • Como semilla en la pulpa coloreada de algn fruto.

    Dnde ocultar mi vida como un remordimiento?

    T, lluvia que entierras este da primero de la ausencia,Como si nada ni nadie hubiera de amar ms,Dame tierra, una llama, que traguen puramenteEsas flores borrosas,Y con ellas El peso de una dicha hurtada al rgido destino.

  • LA GLORIA DEL POETA

    Demonio hermano mo, mi semejante,Te vi palidecer colgado como la luna matinal,Oculto en una nube por el cielo,Entre las horribles montaas,Con una llama a guisa de flor taras la menuda oreja tentadora,Blasfemando lleno de dicha ignorante,Igual que un nio cuando entona su plegaria,Y burlndote cruelmente al contemplar mi cansancio de la tierra.

    Mas no eres t,Amor mo hecho eternidad,Quien deba rer de este sueo, de esta impotencia, de esta cada,Porque somos chispas de un mismo fuegoY un mismo soplo nos lanz sobre las ondas tenebrosasDe una extraa creacin, donde los hombresSe acaban como un fsforo al trepar los fatigosos aos de sus vidas.

    Tu carne como la maDesea tras el agua y el sol el roce de la seda;Nuestra palabra anhelaEl muchacho semejante a una rama floridaQue pliega la gracia de su aroma y color en el aire clido de mayo;Nuestros ojos el mar montono y diverso,Poblado por el grito de las aves grises en la tormenta,Nuestra mano hermosos versos que arrojar al desdn de los hombres.

    Los hombres t los conoces, hermano mo;Mrales cmo enderezan su invisible coronaMientras se borran en la sombra con sus mujeres al brazo,Carga de suficiencia inconsciente,Llevando a comedida distancia del pecho,Como sacerdotes catlicos la forma de su triste dios,Los hijos conseguidos en unos minutos que se hurtaron al sueoPara dedicarlos a la cohabitacin, en la densa tiniebla conyugalDe su cubiles, escalonados los unos sobre los otros.Mrales perdidos en la naturaleza,Cmo enferman entre los graciosos castaos a los taciturnos pltanos,Cmo levantan con avaricia el mentn,Sintiendo un miedo oscuro morderle los talones;Mira cmo desertan de su trabajo el sptimo da autorizado,Mientras la caja, el mostrador, la clnica, el bufete, el despacho oficialDejan pasar el aire con callado rumor por su mbito solitario.

    Escchales brotar interminables palabrasAromatizadas de facilidad violenta,Reclamando un abrigo para el niito encadenado bajo el sol divinoO una bebida tibia, que resguarde aterciopeladamenteEl clima de su fauces,A quienes daara la excesiva frialdad del agua natural.

  • Oye sus marmreos preceptosSobre lo til, lo normal y lo hermoso;yeles dictar la ley al mundo, acotar el amor,dar canon a la belleza inexpresable,Mientras deleitan sus sentidos con altavoces delirantes;Contempla sus extraos cerebrosIntentando levantar, hijo, a hijo, un complicado edificio de arenaQue negase con torva frente lvida la refulgente paz de las estrellas.

    Esos son, hermano mo,Los seres con quienes muero a solas,Fantasmas que harn brotar un daEl solemne erudito, orculo de estas palabras mas ante alumnos extraos,Obteniendo por ello renombre,Ms una pequea casa de campo en la angustiosa sierra inmediata a la capital;En tanto t, tras irisada niebla,Acaricias los rizos de tu cabelleraY contemplas con gesto distrado desde la alturaEsta sucia tierra donde el poeta se ahoga.

    Sabes sin embargo que mi voz es la tuya,Que mi amor es el tuyo;Deja, oh, deja por una larga nocheResbalar tu clido cuerpo oscuro,Ligero como un ltigo,Bajo el mo, momia de hasto sepulta en annima yacija,Y que tus besos, ese venero inagotable, Viertan en m la fiebre de una pasin a muerte entre los dos; Porque me cansa la vana tarea de las palabras, Como al nio las dulces piedrecillas Que arroja a un lago, para ver estremecerse su calma Con el reflejo de una gran ala misteriosa.

    Es hora ya, es ms que tiempoDe que tus manos cedan a mi gloriaEl flamgero pual codiciado del poeta,De que lo hundas, con slo un golpe limpio,En este pecho sonoro y vibrante, idntico a un lad, Donde la muerte nicamente, La muerte nicamente, Puede hacer resonar la meloda prometida.

  • DANS MA PENICHE

    Quiero vivir cuando el amor muere; Muere, muere pronto, amor mo. Abre como una cola la victoria purprea del deseo,Aunque el amante se crea sepultado en un sbito otoo, Aunque grite: Vivir as es cosa de muerte.

    Pobres amantes,Clamis a fuerza de ser jvenes;Sea propicia la muerte al hombre a quien mordi la vida,Caiga su frente cansadamente entre las manosJunto al fulgor redondo de una mesa con cualquier triste libro;Pero en vosotros an va fresco y fraganteEl leve perejil que adorna un da al vencedor adolescente.Dejad por demasiado cierta la perspectiva de alguna nueva tumba solitaria,An hay dichas, terribles dichas a conquistar bajo la luz terrestre.

    Ante vuestros ojos, amantes,Cuando el amor muere,La vida de la tierra y la vida del mar palidecen juntamente;El amor, cuna adorable para los deseos exaltados,Los ha vuelto tan lnguidos como pasajeramente suele hacerlo El rasguear de una guitarra en el ocio marinoY la luz del alcohol, aleonado como una cabellera;Vuestra guarida melanclica se cubre de sombras crepusculares;Todo queda afanoso y callado.As suele quedar el pecho de los hombresCuando cesa el tierno borboteo de la meloda confiada,Y tras su delicia interrumpidaUn afn insistente puebla el nuevo silencio.

    Pobres amantes,De qu os sirvieron las infantiles arras que cruzasteis,Cartas, rizos de luz recin cortada, seda cobriza o negra ala?Los atardeceres de manos furtivas,El trmulo palpitar, los labios que suspiran,La adoracin rendida a un leve sexo vanidoso,Los ay mi vida y los ay muerte ma,Todo, todo,Amarillea y cae y huye con el aire que no vuelve.

    Oh amantes,Encadenados entre los manzanos del edn, Cuando el amor muere,Vuestra crueldad, vuestra piedad pierde su presa,Y vuestros brazos caen como cataratas macilentas,Vuestro pecho queda como roca sin ave,Y en tanto despreciis todo lo que no lleve un velo funerario,Fertilizis con lgrimas la tumba de los sueos,

  • Dejando all caer, ignorantes como nios, La libertad, la perla de los das.

    Pero t y yo sabemos,Ro que bajo mi casa fugitiva deslizas tu vida experta,Que cuando el hombre no tiene ligados sus miembros por las encantadoras mallas del amor,Cuando el deseo es como una clida azucenaQue se ofrece a todo cuerpo hermoso que fulja a nuestro lado,Cunto vale una noche como sta, indecisa entrela primavera ltima y el esto primero,Este instante en que oigo los leves chasquidos del bosque nocturno,Conforme conmigo mismo y con la indiferencia de los otros,Solo yo con mi vida,Con mi parte en el mundo.

    Jvenes stirosQue vivs en la selva, labios risueos ante el exange dios cristiano,A quien el comerciante adora para mejor cobrar su mercanca,Pies de jvenes stiros,Danzad ms presto cuando el amante llora,Mientras lanza su tierna endechaDe: Ah, cuando el amor muere.Porque oscura y cruel la libertad entonces ha nacido;Vuestra descuidada alegra sabr fortalecerla,Y el deseo girar locamente en pos de los hermosos cuerposQue vivifican el mundo un slo instante.

  • EL JOVEN MARINO

    El mar, y nada ms.

    Insaciable, insaciable.Con pie desnudo ibas sobre la olvidadiza arena,Dulcemente trastornado, tal el hombre cuando un placer espera, Tu cabello segua la invocacin frentica del viento, Todo t vuelto apasionado albatros: A quien su trgico desear brotaba en alas, Al nico maestro respondas: El mar, nica criatura Que pudiera asumir tu vida poseyndote.

    Tuyo slo en los ojos no te bastaba,Ni en el ligero abrazo del nadador indiferente;Lo queras an ms:Sus infalibles labios transparentes contra los tuyos vidos,Tu quebrada cintura contra el argnteo escudo de su vientre,Y la vida escapando,Como sangre sin crcel,Desde el fatal olvido en que caas.

    Ah ests ya.No puedes recordar,Porque ahora t mismo eres quieto recuerdo;Y aquella remota belleza,En tu cuerpo cifrada como feliz columna;Hoy slo alienta en m,En m que la revivo bajo esta oscura forma,Que cuando t vivasSobre un ara invisible te adivinaba erguido.No te bastabaEl sol de lengua ardiente sobre el negro diamante de tu piel,A lo largo de tantas lentas maanas, ganadas en ocio celeste,Llenas de un ureo polen, igual que la corola de alguna flor feliz,De reposo divino, divina indiferencia;Cado el cuerpo flexible y seguro, tal un arma mortal,Ante la gran criatura enigmtica, el mar inexpresable,Sin deseo ni pena, como un dios,Que sin embargo hubiera conocido, a semejanza del hombre,Nuestros deseos estriles, nuestras penas perdidas.

    Mira tambin hacia lo lejosAquellas oscuras tardes, cundo severas nubes,Denso enjambre de negras alas,Silencio y zozobra vertan sobre el mar;Y en tanto las gaviotas encarnaban la angustia del aire invadido por la tormenta,Recurdale agitado, sacudiendo su entraa,Como un demente que quisiera arrancar en la luz

  • El ncleo secreto de su mal,Torciendo en olas su plido cuerpoSu inagotable cuerpo dolido,Trastornado ante tu amor, tambin, inagotable,Sin que pudieras llevar sobre su frente atormentada/La concha protectora de una mano.

    Las gracias vagabundas de abrilAbrieron sus menudas hojas sobre la arena perezosa;Una juventud nueva corra por las venas de los hombres invernales.Escapaban timideces, escalofros, pudoresAnte el pual radiante del deseo,Palabra ensordecedora para la criatura dolida en cuerpo y esprituPor las terribles mordeduras del amor, Porque el deseo se yergue sobre los despojos de la tormenta Cuando arde el sol en las playas del mundo.

    Mas qu importan a mi vida las playas del mundo?Es esta solamente quien clava mi memoria,Porque en ella te vi cruzar, sombro como una negra aurora,Arrastrando las alas de tu bellezaSobre su dilatada curva, semejante a una pomposa ramaAbierta bajo la luz,Con su armadura de altas rocasCada hacia las dunas de adelfas y de palmas,En un lnguido pas del perezoso sur.

    An ven mis ojos las salinas de sonrosadas aguas, Los leves molinos de viento Y aquellos menudos cuerpos oscuros, Parsimoniosamente movibles, Junto a los luminosos bueyes fulvos, Transportando los lunticos bloques de sal Sobre las vagonetas, tristes como todo lo que pertenece a los trabajos de la tierra,Hasta las anchas barcas resbaladizas sobre el pecho del mar.

    Quin podra vivir en la tierra Si no fuera por el mar. . .Cuntas veces te vi,Acariciados los ligeros tobillos por el ancho crculo de tu pantaln marino,El pecho y los hombros dilatados sobre la armoniosa cintura,Cubierto voluptuosamente de lana azul como de yedra,El desdn esculpido sobre los duros labios,Anegarte frente al mar en una contemplacinMs honda que la del hombre frente al cuerpo que ama.

    Cambiantes sentimientos nos enlazan con esto aquel cuerpo, Y todos ellos no son sino sombras que velan La forma suprema del amor, que por s mismo late, Ciego ante las mudanzas de los cuerpos.

  • Iluminado por el ardor de su propia llama invencible.

    Yo te adoraba como cifra de todo cuerpo bello, Sin velos que mudaran la recndita imagen del amor; Ms que al mismo amor, ms, me oyes? Insaciable como t mismo, Inagotable como t mismo; Aun sabiendo que el mar era el nico ser de la creacin digno de tiY tu cuerpo el nico digno de su inhumana soberbia.

    Era el atardecer. Las aves del daHuyeron ante el furtivo pensamiento de la sombra. Los hombres descansaban en sus cabaas, Entre la mujer y los hijos, Desnudos los pies bajo la luz funeral del acetileno; Acechando el sueo de sus yacijas junto al mar; Como si no pudieran dormir lejos de lo que les hace vivirY de lo que les hace morir.

    Un gran silencio, una gran calmaDaba con su presencia el mar;Pero tambin lata por el aire adormecido y fresco del letal anochecerUn miedo oscuroDe no sabemos qu plidos gigantes,Dueos de grisceas serpientes y negros hipocampos,Abriendo las sombras aguas,En lucha sus miembros retorcidos con rebeldes potencias animales del abismo.

    Las barcas, como leves espectros, Surgan lentamente desde la arena soolienta Sus voluptuosos cuerpos tibios, Con la gracia animal que sabe volver los ojos implorantes Hacia las manos de su dueo, dispensadoras de proteccin y de caricias, Pensando tristemente que se alejan sin poder retenerlas.

    No a estas horas,No a estas horas de tregua, cobarde, Al amanecer es cuando debas ir hacia el m