pediatria nutricion

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Nombre del estudiante: Libia Zulema Heras Méndez Nombre del trabajo: - Cálculo de los requerimientos energético-proteicos para el soporte nutricional en la práctica clínica. - Composición e inmunología de la leche humana - Breastfeeding and the Use of Human Milk Fecha de entrega: 13/03/15

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Page 1: pediatria nutricion

Nombre del estudiante:

Libia Zulema Heras Méndez

Nombre del trabajo:

- Cálculo de los requerimientos energético-proteicos para el soporte nutricional en la práctica clínica.

- Composición e inmunología de la leche humana- Breastfeeding and the Use of Human Milk

Fecha de entrega:

13/03/15

Semestre/Cuatrimestre:

Octavo

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Breastfeeding and the Use of Human Milk

Seis años han transcurrido desde la publicación de la última declaración de política de la Academia Americana de Pediatría (AAP) con respecto de que la lactancia materna y la leche humana son la referencia estándares normativos para la alimentación infantil y nutrición. La AAP reafirma su recomendación de la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses y la continuada la lactancia materna y se introducen los alimentos complementarios.

La lactancia materna contribuye a la defensa contra las infecciones, a prevenir alergias y a

proteger contra diversas afecciones crónicas.

La AAP afirma que las madres deberían alimentar a sus bebés exclusivamente con leche materna

durante los primeros seis meses. A partir de ese momento, la AAP anima a las madres a continuar

con la lactancia materna por lo menos hasta los 12 meses y durante más tiempo si tanto la madre

como el bebé así lo desean.

Aunque los expertos consideran que la leche materna es la mejor opción nutricional para los

bebés, la lactancia materna no siempre es posible. En muchos casos, la decisión de dar el pecho

o el biberón al bebé se basa en criterios de comodidad y estilo de vida y en consideraciones

médicas específicas.

Lactancia materna: las ventajas

Amamantar a un bebé puede ser una experiencia maravillosa tanto para la madre como para el

bebé. Proporciona una nutrición ideal y una experiencia de vinculación muy especial de la que

muchas madres disfrutan enormemente.

He aquí algunos de los efectos beneficiosos de la lactancia materna.

Protección contra las infecciones. Los anticuerpos que la madre trasmite al bebé a través de la

leche materna pueden ayudar a disminuir la incidencia de muchos trastornos, incluyendo:

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Hay otros factores que contribuyen a proteger a los bebés amantados contra las infecciones, al

favorecer este tipo de lactancia el buen funcionamiento del sistema inmunitario, aumentando las

defensas contra las infecciones y disminuyendo la proliferación de microorganismos nocivos como

las bacterias y los virus.

La lactancia materna es especialmente beneficiosa para los bebés prematuros y también puede

proteger a los pequeños contra:

las alergias

el asma

la diabetes

la obesidad

el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL)

Nutrición y facilitación de la digestión. Los componentes de la leche materna -lactosa, proteína

(suero y caseína) y grasa- a menudo denominados la "comida perfecta" para los bebés humanos,

son fácilmente digeribles por el sistema digestivo, todavía inmaduro, del recién nacido.

La AAP recomienda administrar suplementos de vitamina D a todos los bebés amamantados

durante los dos primeros meses de vida y hasta que ingieran suficiente cantidad de leche

enriquecida con vitamina D (a partir del año).

Gratuidad. La leche materna no cuesta ni un céntimo. Y, debido a sus propiedades inmunitarias y

a los anticuerpos que contiene, los bebés amamantados enferman menos que los alimentados

con leche artificial.

Sabores diferentes. Por lo general, una madre lactante necesita 500 calorías adicionales cada

día para producir leche materna, lo que significa que deberá ingerir una amplia variedad de

alimentos equilibrados.

Disponibilidad. Sin tener que hacer carreras de última hora al supermercado, la leche materna

siempre está disponible y lista para tomar.

Prevención de la obesidad. Algunos estudios han constatado que la lactancia matera ayuda a

prevenir la obesidad.

Bebés más listos. Algunos estudios sugieren que los niños alimentados exclusivamente con

leche materna tienen CI ligeramente más altos que los alimentados con leche artificial.

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Contacto "piel a piel”. Muchas madres disfrutan enormemente de la íntima conexión que

establecen con sus bebés cuando los amamantan. Y el contacto piel a piel puede contribuir a

afianzar el vínculo emocional que se establece entre madre e hijo.

Beneficiosa también para la madre. La capacidad de alimentar al bebé sin necesidad de

administrarle ningún otro nutriente puede ayudar a una madre a ganar seguridad en sí misma

sobre su capacidad para cuidar del pequeño. La lactancia también ayuda a quemar calorías y a

que el útero se encoja tras el parto, de modo que las madres que amamantan a sus hijos

recuperan la figura y pierden peso más deprisa. Así mismo, los estudios muestran que la lactancia

materna ayuda a reducir el riesgo de cáncer de mama y también es posible que ayude a reducir el

riesgo de cáncer de útero y de ovarios.

Composición e inmunología de la leche humana:

La leche materna sufre modificaciones de los elementos que la integran en diferentes etapas.

1. Precalostro: es un exudado del plasma que se produce en la gestación mamaria a partir de la semana 16 de embarazo. Cuando el nacimiento ocurre antes de la semana 16 de gestación, la leche producida es rica en proteínas, nitrógeno total, inmunoglobulinas, ácidos grasos, magnesio, hierro, sodio y cloro. Tiene bajas concentraciones de la lactosa, ya que un recién nacido prematuro tiene poca actividad de lactasa.

2. Calostro: se secreta cinco a siete dias después del parto, aunque en las mujeres multíparas puede presentarse al momento del nacimiento del bebe. Tiene una consistencia pegajosa y es de color amarillento por la presencia de B-carotenos. Su volumen puede variar de 2 a 20 Ml/día en los tres primeros días; a medida que el bebé succiona, aumenta hasta 580 mL/día hacia el sexto día. Tiene mayor cantidad de proteínas (97% en forma de inmunoglobulina A–IgA-), vitaminas liposolubles, lactoferrina, factor de crecimiento, lactobacilos Bifidus, sodio y zinc. En concentraciones menores se encuentran las grasas, la lactosa y las vitaminas hidrosolubles. El calostro protege contra infecciones y alergias ya que transfiere inmunidad pasiva al recién nacido por absorción intestinal de inmunoglobulinas; además, contiene 2000 a 4000 linfocitos/mm3 y altas concentraciones de lisozima. Por su contenido de motilina, tiene efectos laxantes que ayudan a la expulsión del meconio.

3. Leche de transición. Su producción se inicia después del calostro y dura entre cinco y diez días. Progresivamente se elevan sus concentraciones de lactosa, grasas, por aumento de colesterol y fosfolipidos y vitaminas hidrosolubles; disminuyen las proteínas, las inmunoglobulinas y las vitaminas liposolubles debido a que se diluyen por el incremento en el volumen de producción,

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que puede alcanzar 660 mL/día hacia el día 15 postparto. Su color blanco se debe a la emulsificación de grasas y a la presencia de caseinato de calcio.

4. Leche madura. Comienza su producción a partir del día 15 postparto y puede continuar por más de 15 meses. Su volumen promedio es de 750 mL/día, pero puede llegar hasta 1,200 mL/día en madres con embarazo múltiple. Tiene un perfil estable de sus diferentes componentes:

Agua. Representa el 87% del total de sus componentes. Osmolaridad. La carga renal de solutos en la leche humana es de 287 a 293 mOsm. Energía. Aporta 670 a 700 kcal/L en su mayoría a través de los hidratos de carbono y

las grasas. Hidratos de Carbono. Aportan energía al sistema nervioso central. La lactosa es el

principal hidrato de carbono que contiene; favorece el desarrollo de la flora intestinal por las Bifidobacterias e impide el crecimiento de microorganismos patógenos por ser acidificante; mejora la absorción de calcio y mantiene estable la osmolaridad de la leche porque conserva bajas concentraciones de sodio y potasio.

Grasas. El volumen de lípidos difiere entre mujeres (de 1 a 7 g/dL). Proteínas. En la leche materna hay entre 8.2 y 9 g de proteína por litro. El tipo de

proteínas que contiene la leche humana, la hacen única para la especie humana, ya que son de mejor biodisponibilidad gracias a la presencia de enzimas digestivas como la amilasa. 4,25 Las proteínas de la leche humana se dividen en dos grupos: 26 Las proteínas del suero, de las cuales la α-lactoalbúmina es la más abundante (37%). Su importancia estriba en que actúa como cofactor en la biosíntesis de lactosa. La lactoferrina representa el 27% de total de seroproteínas.

o Vitaminas. En la leche madura las vitaminas hidrosolubles tienen una

concentración óptima; la niacina y la vitamina C son las más abundantes. La vitamina K nunca es óptima en leche materna (2 mcg/L) si se compara con los

requerimientos diarios de 12 mcg/día, por lo que debe aplicarse a todo recién nacido 1 mg intramuscular en dosis única.

Minerales. Destaca el hierro, cuyas concentraciones se reducen a lo largo de la lactancia hasta mantenerse estable a los seis meses.

o Oligoelementos. El zinc es parte de los sistemas activadores de las enzimas; su

concentración en la leche humana es de 2 a 4 mcg/mL y tiene biodisponibilidad elevada: 45 a 58% de la fracción sérica de las proteínas. El flúor, a pesar de su baja cantidad en leche materna, es útil para evitar las caries, lo cual es evidente si se compara a los niños alimentados al pecho materno con los alimentados con biberón. Finalmente, el magnesio se mantiene en equilibrio muy estable con el calcio en la leche humana para prevenir hipocalcemia en el recién nacido.

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Inmunología de la leche humana: El sistema inmunitario del recién nacido es menor al del adulto en el 1%. La leche materna debe ser considerada como “la primera vacuna” que recibe el niño, ya que lo protege contra numerosas infecciones a las que está expuesto durante el primer año de vida. Durante la lactancia se desarrolla y se activa el tejido linfoide relacionado con las mucosas (MALT) del bebé, en el intestino, los pulmones, las glándulas mamarias, las glándulas salivales y lagrimales, y las vías genitales. Este proceso se realiza a través del eje entero-mamario, donde tienen lugar una serie de mecanismos: en el intestino, tejido linfoide y glándula mamaria de una madre lactante con objeto de producir una gran cantidad de IgA de secreción.

Enfermedades alérgicas e inmunes y lactancia materna: Las evidencias sugieren que la lactancia exclusivamente materna, al menos durante los primeros seis meses de vida, retarda la aparición del asma, la rinitis alérgica, la dermatitis atópica y la alergia alimentaria. La leche materna disminuye el riesgo de desarrollar enfermedad celiaca, tiene efectos preventivos para la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, la esclerosis múltiple y la artritis reumatoide.

En particular, el calostro interfiere con las actividades metabólicas del oxígeno y enzimáticas de los polimorfonucleares, que son importantes en la inflamación aguda a través del ácido En particular, el calostro interfiere con las actividades metabólicas del oxígeno y enzimáticas de los polimorfonucleares, que son importantes en la inflamación aguda a través del ácido.

Cálculo de los requerimientos energético-proteicos para el soporte nutricional en la práctica clínica.

En el niño grave o crónicamente enfermo resulta fundamental individualizar el cálculo de sus necesidades, ya que una adecuada cobertura contribuirá a una mejor recuperación y evitará complicaciones derivadas de un posible exceso o defecto de aportes4-6. Lo mismo sucede con el cálculo de los requerimientos proteicos. Al tratarse de un organismo en crecimiento, condición única y distintiva del paciente pediátrico con respecto al adulto, el niño precisa en todo momento una cobertura óptima de sus necesidades de proteínas.

Valoración del gasto energético: La energía necesaria para el funcionamiento adecuado del organismo procede de la oxidación de los nutrientes, proceso en el que se consume oxígeno y se produce CO2 y agua.

De este modo, los requerimientos energéticos se definen como la cantidad de energía alimentaria necesaria para compensar el gasto energético destinado a los siguientes procesos:

• Mantenimiento de una adecuada composición corporal.

• Correcto crecimiento y desarrollo.

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• Realización de la actividad física necesaria y deseable que sea compatible con un óptimo estado de salud a largo plazo.

Componentes del gasto energético gasto energético basal, termogénesis inducida por la alimentación, gasto energético por actividad física, gasto energético por crecimiento.

Gasto energético basal: El gasto energético basal (GEB) representa el 60-70% del GET diario y comprende los requerimientos para el mantenimiento de las funciones vitales. Se trata del gasto que presenta el organismo en situación de ayunas, reposo muscular, isotermia y vigilia sin estrés. Los principales determinantes del GEB son la edad, el sexo, y el tamaño y la composición corporal.

Si no se dispone de la posibilidad de realizar calorimetría indirecta, el GEB puede estimarse mediante ecuaciones predictivas. Las más utilizadas en la población pediátrica son las de Schofield y las de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Termogénesis: inducida por la alimentación Representa las calorías consumidas en los procesos de digestión, absorción, transporte y metabolismo de los nutrientes. Incrementa el gasto diario en una cantidad aproximadamente equivalente al 10% del GEB.

Requerimientos energéticos del crecimiento: Los requerimientos nutricionales para el crecimiento comprenden, por un lado, la energía necesaria para la síntesis de los tejidos en crecimiento; esta energía procede de la oxidación de nutrientes y, por tanto, forma parte del GET.

Gasto por actividad física: El gasto por actividad física (AF) depende de su intensidad y duración. Es el componente del GET que más varía entre sujetos e incluso en el mismo niño de un día a otro. Incluye tanto el gasto empleado en las actividades habituales (pasear, desplazarse, asistir a clase, ver la televisión, jugar, etc.) como el ejercicio físico estructurado, que comprende las actividades planeadas para mantener una buena condición física.

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Gasto energético total (El GET) se puede estimar de manera práctica, en el ámbito clinico, mediante las siguientes fórmulas ideadas a partir del GEB multiplicado por un factor que incluya la actividad, el crecimiento y la termogénesis inducida por la alimentación:

• Lactantes de 1-3 meses: GET= GEB 2.

• Lactantes de 3-12 meses: GET= GEB 1,7.

• Niños a partir de 12 meses: GET= GEB PAL.

Energía para la recuperación nutricional El paciente desnutrido precisa, además de la cobertura de sus requerimientos actuales de energía, un aporte adicional para recuperar paulatinamente el déficit acumulado. El peso que hay que recuperar puede estimarse mediante la diferencia entre el peso actual y el peso ideal para la talla. Dado que se estima en 8 kcal, la energía requerida para incorporar 1 g al peso corporal puede deducirse:

Valoración de las pérdidas energéticas: La posibilidad de que existan pérdidas extraordinarias de macronutrientes y/o micronutrientes debido a alguna patología debe considerarse al estimar los requerimientos del paciente, ya que el soporte nutricional debe compensarlas para que el balance sea adecuado.

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Pérdidas por vía digestiva Incluyen la malabsorción relacionada con diferentes procesos: hepatopatías, insuficiencia pancreática, resección intestinal, sobrecrecimiento bacteriano, estados hipersecretores, trastornos inmunitarios, enfermedades de la mucosa, consumo de fármacos etc.

Las pérdidas pueden valorarse analizando el contenido fecal de grasa y nitrógeno y calculando los índices de absorción (IA). El IA de grasa normal se sitúa por encima del 94%.

Pérdidas extraordinarias de nitrógeno: por sudor y otras secreciones En los pacientes con fibrosis quística, las pérdidas de nitrógeno por sudor pueden ser significativas y aumentan cuanto mayor es el niño.

Requerimientos proteicos: Los requerimientos proteicos de la población pediátrica se definen como la ingesta mínima necesaria para compensar las pérdidas orgánicas de nitrógeno, mantener una composición corporal correcta y asegurar un adecuado crecimiento tisular