Psicología Social 2010

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PREGUNTA INTRODUCTORIA Acaba de llegar a un país extranjero y se da cuenta de que se está irritando por la manera aparentemente distante y brusca en que la gente responde a sus preguntas sobre indicaciones para llegar al hotel. ¿Es deliberada esta antipatía? ¿Podría ser una práctica cultural? ¿Es usted una persona intolerante para haberse ofendido tan rápido, o su conducta sólo confirma sus expectativas acerca de la gente de ese país? ¿En realidad le importa? De ser así, ¿qué factores tomaría en cuenta para explicar la conducta de ellos y sus propias reacciones? ¿Cuáles podrían ser las consecuencias de la explicación a la que llegue? EN ESTE CAPÍTULO SE ANALIZAN cómo explica la gente su propia conducta y la de otros las principales teorías de atribución causal los sesgos de atribución las atribuciones intergrupales el conocimiento social, las representaciones sociales y las atribuciones a la sociedad Psicología Social ©2010. Editorial Médica Panamericana

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PREGUNTA INTRODUCTORIA

• Acaba de llegar a un país extranjero y se da cuenta de que se está irritando por la maneraaparentemente distante y brusca en que la gente responde a sus preguntas sobreindicaciones para llegar al hotel. ¿Es deliberada esta antipatía? ¿Podría ser una prácticacultural? ¿Es usted una persona intolerante para haberse ofendido tan rápido, o suconducta sólo confirma sus expectativas acerca de la gente de ese país? ¿En realidad leimporta? De ser así, ¿qué factores tomaría en cuenta para explicar la conducta de ellos ysus propias reacciones? ¿Cuáles podrían ser las consecuencias de la explicación a la quellegue?

EN ESTE CAPÍTULO SE ANALIZAN

• cómo explica la gente su propia conducta y la de otros

• las principales teorías de atribución causal

• los sesgos de atribución

• las atribuciones intergrupales

• el conocimiento social, las representaciones sociales y las atribuciones a la sociedad

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Términos clave

AtribuciónAtribución externa (o situacional)Atribución interna (o disposicional)Atribuciones intergrupalesAutoanticipación de mal desempeño

(self-handicapping)Creencia en un mundo justoDescarteEfecto actor-observadorEfecto del falso consensoEfectos no comunesError extremo de atribuciónError fundamental de atribuciónEsencialismoEsquema de causalidadEstereotipoEstilo atributivoEtnocentrismoIlusión de controlInferencia de correspondenciaInformación de coherenciaInformación de consensoInformación de distintividadMezquindad cognitivaModelo de covariaciónNivel de análisis (o explicación)PersonalismoPsicólogo (o científico) ingenuoRelevancia hedónicaRepresentaciones socialesSesgo de correspondenciaSesgo de resultadosSesgos de autoservicio o por interés

personalTáctico motivadoTeoría de la autopercepciónTeoría de la identidad socialTeorías conspirativas o del complot

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Atribución y conocimiento social

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AtribuciónProceso de asignar unacausa a nuestra propiaconducta y a la deotros.

Psicólogo (ocientífico) ingenuoModelo de cogniciónsocial que caracteriza ala gente por el uso deanálisis racionales, detipo científico, causa-efecto, para comprendersu mundo.

80 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

Explicación social

El pensamiento humano intenta buscar, construir y dar explicaciones a nuestras experien-cias. Intentamos comprender nuestro mundo para hacerlo suficientemente ordenado ysignificativo para la acción adaptativa, y tendemos a sentirnos incómodos si no contamoscon este conocimiento. En particular, necesitamos comprender a la gente. A lo largo de lavida, la mayoría de nosotros construimos de manera gradual explicaciones adecuadas (esdecir, teorías) sobre por qué la gente se comporta de ciertas maneras; en este aspecto, todossomos psicólogos “ingenuos” o legos. Esto es de enorme utilidad, porque nos permitepredecir (con variable exactitud) cuándo alguien se comportará de una determinadamanera; también nos permite influir en que alguien se comporte o no de ese modo. Así,logramos cierto control sobre nuestro destino.

La gente construye explicaciones acerca de fenómenos físicos (p. ej., terremotos, esta-ciones) y de la conducta humana (p. ej., ira, determinadas actitudes), y en general estasexplicaciones son causales, pues atribuyen a condiciones específicas un papel causal. Lasexplicaciones causales son bases particularmente poderosas de la predicción y el control(Forsterling y Rudolph, 1988).

En este capítulo, analizamos cómo la gente infiere las causas de su propia conducta ylas de la conducta de los demás, y los antecedentes y las consecuencias de tales inferencias.Las teorías psicológicas sociales de inferencia causal se llaman teorías de la atribución(Harvey y Weary, 1981; Hewstone, 1989, Kelley y Michela, 1980; Ross y Fletcher, 1985).Hay siete marcos teóricos principales que componen el cuerpo general de la teoría de laatribución:

1 Teoría de la psicología ingenua de Heider (1958).

2 Teoría de la inferencia de correspondencia de Jones y Davis (1965).

3 Modelo de covariación de Kelley (1967).

4 Teoría de la labilidad emocional de Schachter (1964).

5 Teoría de la autopercepción de Bem (1967, 1972).

6 Teoría de la atribución de Weiner (1979, 1985).

7 Perspectiva intergrupal de Deschamps (1983), Hewstone (1989) y Jaspars (Hewstoney Jaspars, 1982, 1984).

A continuación, analizamos las primeras seis de ellas y luego consideramos la atribu-ción intergrupal por sí misma.

Procesos básicos de atribución

Teoría de Heider de la psicología ingenuaFritz Heider (1958) hizo que los psicólogos sociales prestaran más atención a la importan-cia de la psicología ingenua o lega que usa la gente, o sea al “sentido común”. Considerabaque estas formas de teorías son importantes por sí mismas porque influyen en la conducta.Por ejemplo, es probable que la gente que cree en la astrología actúe de manera diferente ala que no cree. Heider opinaba que las personas son psicólogos intuitivos que construyenteorías causales sobre la conducta humana, y como estas teorías tienen la misma forma quelas teorías científicas de psicología social, son realmente psicólogos ingenuos o intuitivos.

Heider basó sus ideas en tres principios:

1 Como sentimos que nuestra propia conducta es motivada más que aleatoria, tende-mos a investigar las causas y las razones de la conducta de otra gente a fin de descu-

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Atribución interna (o disposicional)Proceso de asignar lacausa de nuestrapropia conducta o la dela conducta de otros afactores internos o dedisposición.

Atribución externa (o situacional)Asignación de la causade nuestra propiaconducta o la de laconducta de otros afactores externos oambientales.

PROCESOS BÁSICOS DE ATRIBUCIÓN

brir sus motivos. De hecho, la búsqueda de las causas parece impregnar el pensa-miento humano, y por cierto a veces es difícil explicar o analizar algo sin utilizar unlenguaje causal. Heider y Simmel (1944) demostraron esto en un ingenioso experi-mento en el que se pidió a los participantes que analizaran los movimientos de cier-tas figuras geométricas abstractas que les fueron descritas como si fueran sereshumanos con intenciones de actuar de determinadas maneras. En la actualidad pode-mos ver el mismo fenómeno en la atribución, a menudo muy emocional, de motivoshumanos a figuras inanimadas de juegos de video u ordenador. La necesidad omni-presente que tiene la gente de hallar explicaciones causales se revela con máximaintensidad en la manera en la que la mayoría de las sociedades construyen un mito deorigen, una explicación causal elaborada del origen y el significado de la vida quesuele ser el centro de una religión.

2 Como construimos teorías causales a fin de poder predecir y controlar el medio,tendemos a buscar propiedades estables y duraderas del mundo que nos rodea.Intentamos descubrir rasgos de personalidad y aptitudes persistentes de la gente opropiedades estables de situaciones que causan conductas.

3 Al atribuir causalidad a la conducta, distinguimos entre factores personales (p. ej.,personalidad, aptitud) y factores ambientales (p. ej., situaciones, presión social). Losprimeros son ejemplos de una atribución interna (o disposicional) y los últimos deuna atribución externa (o situacional). Así, por ejemplo podría ser útil saber sialguien a quien conoce en una fiesta y que parece una persona fría y retraída es dehecho una persona fría y retraída o está actuando de esa manera porque no está disfru-tando de esa fiesta en particular. Heider consideraba que, como las causas internas ointenciones están ocultas para nosotros, sólo podemos inferir su presencia si no haycausas externas evidentes. Sin embargo, como explicamos más adelante, la gente tiendea preferir las atribuciones internas a las externas, aun teniendo pruebas de causalidadexterna. Parece que nos resulta fácil atribuir la conducta a las propiedades estables delas personas. Scherer (1978), por ejemplo, observó que la gente presume rasgos depersonalidad estables en completos extraños sólo por escuchar su voz en el teléfono.

En busca del significado de la vidaLas religiones son una expresión denuestra necesidad más básica decomprender el mundo en el que vivimos.

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Efectos no comunesEfectos de la conductaque son relativamenteexclusivos de estaconducta más que deotras.

Sesgo de resultadosCreencia de que losresultados de unaconducta fueronbuscados por la personaque eligió esa conducta.

Inferencia decorrespondenciaAtribución causal de laconducta adisposiciones de base.

82 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

Heider identificó los temas principales y aportó la comprensión básica que forma el caminopara todas las teorías de la atribución ulteriores más formales.

Teoría de Jones y Davis de la inferencia de correspondencia La teoría de la inferencia de correspondencia de Jones y Davis (1965; Jones y McGillis,1976) explica cómo la gente infiere que la conducta de una persona corresponde a unadisposición o rasgo de personalidad de base (por ejemplo, inferimos que una acción amis-tosa se debe a una disposición de base a ser cordial). A la gente le gusta hacer inferenciasde correspondencia (atribuir la conducta a una disposición de base), porque una causadisposicional es una causa estable que hace predecible la conducta de la persona, y asíaumenta nuestra propia sensación de control sobre nuestro mundo.

Para realizar una inferencia de correspondencia, nos basamos en 5 fuentes de informa-ción o señales (véase figura 3.1):

1 La conducta libremente elegida es más indicativa de una disposición que la conductaque está claramente bajo el control de amenazas, limitaciones o incentivos externos.

2 La conducta con efectos relativamente excluyentes para esa conducta y no comunesa varias otras conductas (es decir, una conducta con efectos no comunes) nos dicemás acerca de la disposición. La gente asume que los otros están conscientes de losefectos no comunes, y que la conducta específica se realizó en forma intencional paragenerar un efecto no común: esta tendencia se ha denominado sesgo de resultados(Allison, Mackie y Messick, 1996). Por ejemplo, si una persona debe elegir entre laconducta A y la conducta B, y ambas generan más o menos los mismos efectos (esdecir, efectos no comunes) o un número muy grande de efectos diferentes (es decir,numerosos efectos no comunes), la elección nos dice poco sobre la disposición de lapersona. En cambio, si las conductas provocan una pequeña cantidad de efectos dife-

El acto fue libremente elegido

El acto pareció ser deliberadopara afectarnos (personalismo)

El acto ejerció una repercusióndirecta sobre nosotros(relevancia hedónica)

El acto no fue consideradosocialmente conveniente

El acto provocó un efecto nocomún, inesperado

El acto refleja algunacaracterística “verdadera”de la persona (rasgo,motivo, intención, actitud,etcétera)

Señales

Inferencia decorrespondencia

Figura 3.1¿Cómo hacemos unainferencia decorrespondencia?

Para inferir que la conducta deuna persona se corresponde conuna disposición subyacente, nosbasamos en cinco fuentes deinformación.

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¿Conductalibremente elegida?La informaciónconseguida por unaconfesión obtenidabajo gravesviolaciones de laTercera Convenciónde Ginebra de 1949para el tratamientode prisioneros no esfiable.

Relevancia hedónicaHace referencia a laconducta que tieneimportantesconsecuencias directaspara uno mismo.

PersonalismoConducta que parecedirigida directamente abeneficiar o a dañar auno mismo en lugar dea otros.

PROCESOS BÁSICOS DE ATRIBUCIÓN

rentes (es decir, pocos efectos no comunes: p. ej, la conducta A causa sólo terror y laconducta B sólo alegría), la elección nos indica algo acerca de la disposición de esapersona.

3 La conducta socialmente conveniente nos dice poco sobre la disposición de unapersona, porque es probable que esté controlada por normas de la sociedad. Encambio, la conducta socialmente inconveniente suele ir en contra de las normas y, porende, es una mejor base para efectuar una inferencia de correspondencia.

4 Realizamos inferencias de correspondencia más fiables sobre las conductas de otrosque tienen consecuencias importantes para nosotros, o sea las conductas que tienenrelevancia hedónica.

5 Efectuamos inferencias de correspondencia más fiables sobre las conductas de otrosque parecen estar destinadas a beneficiarnos o perjudicarnos directamente, o sea lasconductas que tienen personalismo.

Los experimentos diseñados para investigar la teoría de la inferencia de corresponden-cia aportan cierto aval. Jones y Harris (1967) observaron que los estudiantes estadouniden-ses que hacían atribuciones sobre los discursos de otros estudiantes tendían a efectuar másinferencias de correspondencia sobre posiciones socialmente impopulares elegidas libre-mente, como elegir hablar en apoyo de Fidel Castro.

En otro experimento, Jones, Davis y Gergen (1961) observaron que los participantesrealizaron más inferencias de correspondencia sobre conductas no correspondientes al rol,como una conducta afable y extrovertida en alguien que se postula para astronauta, en elque se requieren atributos de una persona tranquila, reservada, introvertida.

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Modelo decovariaciónTeoría de Kelley de laatribución causal: lagente asigna la causade la conducta al factorque covaría másestrechamente con laconducta.

Información decoherenciaInformación acerca dela medida en que uncomportamiento Ysiempre se produceconcomitantemente conun estímulo X.

Información dedistintividadInformación acerca desi una reacción de unapersona sobrevienesólo con un estímulo oes una reacción comúna muchos estímulos.

Información deconsensoInformación acerca dela medida en que otragente reacciona de lamisma manera alestímulo X.

DescarteSi no hay una relaciónconsistente entre unacausa específica y uncomportamientoespecífico, la causa sedescarta a favor de otra.

84 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

La teoría de la inferencia de correspondencia tiene algunas limitaciones y ha declinadoen importancia como teoría de la atribución (Hewstone, 1989; Howard, 1985). Por ejem-plo, sostiene que las inferencias de correspondencia dependen, en gran medida, de la atri-bución de intencionalidad; sin embargo, la conducta no deliberada (p. ej., conductanegligente) puede ser una base firme para una inferencia de correspondencia (p. ej., que lapersona es descuidada).

Asimismo, hay un problema con el concepto de efectos no comunes. Si bien la teoríade la inferencia de correspondencia postula que la gente evalúa el carácter común de losefectos comparando acciones elegidas y no elegidas, otras investigaciones indican que lagente simplemente no presta atención a las conductas que no vienen al caso y no seríacapaz de calcular con exactitud el carácter común de los efectos (Nisbett y Ross, 1980;Ross, 1977). En términos más generales, aunque podemos corregir las atribuciones dispo-sicionales a la luz de factores situacionales, éste es un proceso bastante deliberado, mien-tras que las inferencias de correspondencia son, en sí mismas, bastante automáticas(Gilbert, 1995).

Modelo de covariación de KelleyLa teoría de la atribución mejor conocida es el modelo de covariación de Kelley (1967,1973). Kelly creía que al tratar de descubrir las causas de la conducta la gente actúa de unamanera muy similar a la de los científicos. Las personas tratan de identificar qué factorescovarían con la conducta y luego asignan a ese factor un papel causal. El procedimiento essimilar al de la técnica estadística de análisis de la varianza (ANOVA), y por esta razón elmodelo de Kelley se suele denominar un modelo de ANOVA. La gente emplea este princi-pio de covariación para atribuir una conducta a disposiciones internas (p. ej., personalidad)o a factores ambientales externos (p. ej., presión social).

Para tomar esta decisión, la gente evalúa 3 clases de información asociada con la coocu-rrencia de una determinada acción (p. ej., risa) de una persona específica (p. ej., Tom) conuna posible causa (p. ej., un comediante):

1 Información de coherencia: si Tom siempre se ríe con este comediante (alta cohe-rencia) o sólo lo hace a veces (baja coherencia).

2 Información de distintividad: si Tom se ríe de cualquier cosa (baja distintividad) osólo con el comediante (alta distintividad).

3 Información de consenso: si todos se ríen con el comediante (alto consenso) o sóloTom lo hace.

Cuando la consistencia es baja la gente descarta la causa potencial y busca una alter-nativa (véase figura 3.2). Si Tom a veces se ríe con el comediante y a veces no, presumi-blemente la causa de la risa no es el comediante ni Tom, sino algún otro factor decovariación: por ejemplo, si Tom inhaló o no gas hilarante antes de escuchar al comedianteo si el comediante hizo un chiste divertido o no (para una revisión de las condiciones quedeterminan la máxima probabilidad de descartar véase McClure, 1998). Cuando la consis-tencia es alta y la distintividad y el consenso también lo son se puede atribuir la risa alcomediante, o sea el factor externo (la causa de la risa de Tom fue el comediante), perocuando la distintividad y el consenso son bajos se puede atribuir la risa a un factor internode la personalidad de Tom (Tom se rió con el comediante, porque simplemente es la clasede persona que tiende a reírse mucho).

McArthur (1972) evaluó la teoría de Kelley haciendo que los participantes efectuaranatribuciones internas o externas de una serie de conductas, cada una acompañada de 1 de8 configuraciones posibles de alta o baja información de coherencia, distintividad yconsenso. Si bien había un apoyo general a la teoría (véase revisión de Kassin, 1979), seobservó una tendencia de la gente a subutilizar la información de consenso. También hayalgunos problemas generales que vale la pena considerar:

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Esquemas decausalidadCreencias basadas en laexperiencia acerca decómo ciertos tipos decausas interactúan paraprovocar un efecto.

PROCESOS BÁSICOS DE ATRIBUCIÓN

• Sólo porque la gente puede utilizar información de coherencia, distintividad y consensopreempaquetada para atribuir causalidad (el caso de las pruebas experimentales delmodelo de Kelley), esto no significa que lo haga en el curso normal de los eventos.

• Hay evidencia de que la gente, en realidad, es mala para evaluar la covariación dediferentes eventos (Alloy y Tabachnik, 1984).

• No hay ninguna garantía de que la gente utilice el principio de covariación; puedeatribuir causalidad a la característica más prominente o a cualquier agente causal queparezca similar al efecto (Nisbett y Ross, 1980).

• Si las personas de hecho atribuyen causalidad sobre la base de covariancia o de corre-lación, sin duda, son científicos ingenuos (Hilton, 1988): la covariación no es causa-lidad (véase capítulo 1).

Otra desventaja del modelo de covariación es que la información de coherencia, distin-tividad y consenso requiere muchas observaciones. A veces contamos con esta informa-ción: podemos saber que, por cierto, Tom se suele reír casi por cualquier cosa (bajadistintividad), y que otros no encuentran particularmente divertido al comediante (bajoconsenso). Otras veces podemos tener, en el mejor de los casos, información incompleta ohasta ninguna información de observaciones. ¿Cómo atribuimos causalidad en estascircunstancias? Para considerar esto, Kelley (1972a) introdujo el concepto de esquemas decausalidad: creencias, opiniones o preconceptos, construidos a partir de la experiencia,acerca de cómo ciertas clases de causas interactúan para provocar efectos específicos. Unode estos esquemas es que un efecto particular requiere, por lo menos, dos causas (denomi-nado esquema de “múltiples causas necesarias”): por ejemplo, si nos dicen que alguien tuvoproblemas por conducir ebrio decidimos que debe haber consumido cierta cantidad de alco-hol y haber estado al mando de un vehículo. Aunque el concepto de esquemas de causali-dad sí tiene cierto aval empírico (Kun y Weiner, 1973) y sí ayuda a resolver los problemasatributivos planteados en el caso de una sola observación, no es aceptado en absoluto demanera acrítica (Fiedler, 1982).

Alta

Alta

+ Alta + Alta

+ Baja + Baja

Baja

ConsensoDistintividadConsistencia Atribución

Descartar

(buscar una causadiferente)

Externa

atribuciónal estímulo

Interna

atribucióna la persona

Figura 3.2 Teoría de la atribución de Kelley

El modelo de covariación de Kelley establece que la gente decide qué atribuciones efectuar después de considerar laconsistencia, la distintividad y el consenso de la conducta de una persona.

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86 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

Extensiones de la teoría de la atribución

Labilidad emocionalSchachter (1964, 1971; Schachter y Singer, 1962) ha sugerido la interesante idea de que lasemociones tienen dos componentes distintos: un estado de activación psicológica, que nodiferencia entre las emociones, y cogniciones, que rotulan la activación y determinan quéemoción se experimenta. A veces las cogniciones pueden preceder a la activación (p. ej.,identificar a un perro como un rottweiler puede provocar una emoción que se experimentacomo temor), pero otras veces puede haber un estado de activación que hace que se debaninvestigar posibles causas en el ambiente inmediato (véase más sobre afecto y emoción enel capítulo 2).

Para investigar esta idea de que las emociones pueden de hecho ser lábiles, Schachtery Singer (1962) llevaron a cabo un experimento, ahora clásico. Se administró a unos estu-diantes una inyección de adrenalina o un placebo (solución salina) usado como control.A continuación se separó el grupo de estudiantes que habían recibido la adrenalina en 3 subgrupos: 1) al que se le informó correctamente que esto causaría síntomas de excita-ción (p. ej., taquipnea, taquicardia), 2) al que no se les dio ninguna explicación, o 3) alque se les informó mal que podrían presentar una ligera cefalea y cierto mareo. Después,todos los participantes aguardaron en una habitación con un compañero y se les hizocompletar cierto papeleo. Para la mitad de los participantes el compañero se comportóeufóricamente (haciendo payasadas y avioncitos de papel) y para la otra mitad mostró ira(rompiendo papeles y zapateando).

Schachter y Singer predijeron que los participantes “mal informados” presentarían unaexcitación inesperada y buscarían una causa en su ambiente inmediato. La conducta delcompañero actuaría como señal prominente, haciendo que los participantes en el grupo enque el compañero manifestaba “euforia” se sintieran eufóricos y los que estaban en el grupoque el compañero estaba “enojado” se sintieran enojados. Las emociones de los otros dosgrupos que habían recibido la adrenalina y las del grupo control no serían afectadas por laconducta del compañero: los participantes del grupo control no habrían presentado ningunaexcitación y los del grupo “informado” ya tendrían una explicación para su excitación. Losresultados del experimento avalaron, en gran medida, las predicciones.

Quizá, la implicación más significativa del trabajo de Schachter sea su aplicación tera-péutica (Valins y Nisbett, 1972). Si las emociones dependen de qué etiqueta cognitiva seles asigna, desde la atribución causal a la activación indiferenciada, entonces podría serposible, por ejemplo, transformar la depresión en goce mediante una reatribución de la acti-vación. Se ha diseñado un paradigma para investigar esta idea, llamado paradigma de atri-bución (Valins, 1966). Se alienta a las personas que se sienten ansiosas y mal sobre símismas por problemas internos a atribuir dicha a activación psicológica a factores externos.Por ejemplo, alguien que es tímido puede ser alentado a atribuir la activación psicológicaasociada con conocer gente nueva a causas ambientales comunes en lugar de atribuirse adeficiencias de personalidad, y así ya no sentirá timidez. Una serie de experimentos hanempleado este tipo de intervención con cierto éxito (p. ej., Olsen, 1988; Storms y Nisbett,1970; véanse revisiones críticas de las aplicaciones clínicas de la teoría de la atribución enBuchanan y Seligman, 1995; Forsterling, 1988).

Sin embargo, el entusiasmo inicial por la labilidad emocional y la aplicación clínica dela atribución errónea desapareció ante las críticas ulteriores (Reisenzein, 1983):

• Las emociones pueden ser significativamente menos lábiles que lo que se pensó alprincipio (Maslach, 1979). Las señales ambientales no son aceptadas tan fácilmentecomo bases para inferir emociones por una excitación inexplicable, y como la exci-tación inexplicable es intrínsecamente desagradable la gente tiene cierta propensióna asignarle una etiqueta negativa.

• El efecto de la mala atribución parece ser limitado (Parkinson, 1985). Se restringe engran medida a las investigaciones de laboratorio, es poco fiable y de corta duración. Noestá esclarecido que el efecto sea mediado por un proceso de atribución, y, en cualquiercaso, se restringe a una variedad limitada de estímulos que inducen emociones.

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Teoría de laautopercepciónIdea de Bem de queobtenemos conocimientossobre nosotros mismossólo efectuandoautoatribuciones: porejemplo, inferimosnuestras propias actitudesde nuestra propiaconducta.

EXTENSIONES DE LA TEORÍA DE LA ATRIBUCIÓN

Teoría de la autopercepciónUna implicación de largo alcance de tratar las emociones como una excitación o activaciónetiquetada cognitivamente es que la gente puede realizar atribuciones más generales sobresu propia conducta. Esta idea ha sido elaborada por Bem (1967, 1972) en su teoría de laautopercepción, que es una explicación sobre cómo construye la gente su autoconcepto.Por lo tanto, la tratamos en el capítulo 4, que explora la naturaleza del yo y la identidad.

Teoría de Weiner de la atribución Las dimensiones atributivas del logro de la tarea son el centro de otra extensión de la teoría dela atribución, formulada por Weiner (1979, 1985, 1986). Weiner estaba interesado en las causasy las consecuencias de las clases de atribución efectuadas respecto del éxito o del fracaso enuna tarea: por ejemplo, el éxito o el fracaso en un examen de psicología social. Considerabaque al realizar una atribución respecto del logro consideramos 3 dimensiones del desempeño:

1 Locus: ¿el desempeño es causado por el actor (interno) o por la situación (externo)? 2 Estabilidad: ¿la causa interna o externa es estable o inestable?3 Controlabilidad: ¿en qué medida el desempeño futuro en la tarea está bajo el control

del actor?

Estas dimensiones producen 8 tipos diferentes de explicación para el rendimiento en latarea (véase figura 3.3). Por ejemplo, el fracaso en un examen podría atribuirse a “el entor-pecimiento inusual de los demás” (el recuadro superior derecho de la figura 3.3) si el estu-diante era inteligente (por lo tanto, el fracaso es externo) y fue perturbado por un estudiantecercano que estornudaba porque tenía rinitis alérgica (inestable e incontrolable, porque enfuturos exámenes este estudiante podría no estar presente, o uno podría optar por sentarselejos del estudiante que estornuda).

El modelo de Weiner es dinámico, pues la gente primero evalúa si alguien ha tenidoéxito o ha fracasado y experimenta, en consecuencia, emociones positivas o negativas.Después, efectúan una atribución causal sobre el rendimiento, lo que genera emocionesmás específicas (p. ej., orgullo por desempeñarse bien debido a la capacidad) y expectati-vas que influyen en el desempeño futuro.

Estable

Ayuda uobstaculizaciónconsistente de

otros

Estable

Esfuerzoinusual

Estadode ánimo

Inestable

Esfuerzohabitual

Capacidad

Ayuda uobstaculizacióninusual de otros

Dificultad dela tarea Suerte

Inestable

Controlable

Incontrolable

Interna Externa

Figura 3.3 Atribuciones de logros en función del locus, la estabilidad y la controlabilidad

Las atribuciones sobre el logro en la tarea de alguien son influenciadas por percepciones del locus, la estabilidad y lacontrolabilidad del desempeño.

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Estilo atributivoPredisposición de unindividuo (personalidad)a efectuar cierto tipo deatribución causal a laconducta.

88 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

El modelo de Weiner está bastante bien avalado por experimentos que aportan a losparticipantes los resultados del desempeño e información sobre locus, estabilidad y contro-labilidad, a menudo en condiciones de un juego de roles (p. ej., de Jong, Koomen yMellenbergh, 1988; Frieze y Weiner, 1971). Sin embargo, los críticos han sugerido que ladimensión controlabilidad puede ser menos importante de lo que se pensó al principio.También se han preguntado en qué medida la gente, fuera de condiciones controladas delaboratorio, analiza, en realidad, de esta manera los logros. Más recientemente Weiner(1995) ha ampliado su modelo para poner énfasis en los juicios de responsabilidad. Sobrela base de las atribuciones causales, la gente realiza juicios de responsabilidad, y son estosjuicios, no las atribuciones causales en sí mismas, los que influyen en la experiencia afec-tiva y las reacciones conductuales.

Aplicaciones de la teoría de la atribución

La idea de que la gente necesita hallar la causa de su propia conducta y la causa de la conductade los demás a fin de planificar sus propias acciones ha tenido una repercusión significativasobre la psicología social. Ya hemos observado algunas maneras en las que se ha aplicado estaidea: por ejemplo, atribuciones de logros y la reatribución de la activación psicológica comotécnica terapéutica. En esta sección, analizaremos otras dos áreas en las que se han empleadolas ideas de atribución: los estilos atributivos y las relaciones interpersonales.

Diferencias individuales y estilos atributivosLa investigación de las diferencias individuales duraderas en los tipos de atribución quehacen las personas, o su estilo atributivo, ha sido defendida por Rotter (1966), quien consi-dera que las personas difieren respecto del grado de control que sienten que tienen sobrelas recompensas y los castigos que reciben. Los internalistas consideran que tienen unenorme control personal sobre su destino: las cosas suceden porque ellos hacen que suce-dan. Los externalistas son más fatalistas: consideran que tienen escaso control sobre lo queles sucede; las cosas simplemente ocurren por casualidad, por suerte o por las acciones deagentes externos poderosos.

Atribución de logros¿No es encantadora? ¿AtribuiráMiss Mundo su nueva corona a sutrabajo duro, su belleza física,juicios sesgados o quizás a lasuerte?

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89APLICACIONES DE LA TEORÍA DE LA ATRIBUCIÓN

Rotter diseñó una escala de locus de control de 29 ítems, que se ha empleado para rela-cionar el locus de control con una serie de conductas, como las opiniones políticas, la formade manejar los logros, las reacciones ante la enfermedad, etcétera. Un problema de la escalaes que quizás no mida realmente un solo constructo (es decir, una sola dimensión de lapersonalidad), sino más bien una serie de creencias relativamente independientes relacio-nadas con el control (Collins, 1974).

Se han desarrollado otros cuestionarios para medir los estilos atributivos: una tendenciade los individuos a efectuar determinadas clases de inferencias causales en lugar de otrasen diferentes situaciones y a lo largo del tiempo (Metalsky y Abramson, 1981). De éstos,el cuestionario de estilos atributivos o ASQ (attributional style questionnaire, Peterson ycols., 1982; Seligman, Abramson, Semmel y von Baeyer, 1979) es quizás el más conocido.Mide las clases de explicación que la gente da sobre eventos que causan aversión (es decir,desagradables) en tres dimensiones: interna/externa, estable/inestable, global/específica. Ladimensión global/específica hace referencia al grado en que una causa tiene una variedadamplia o reducida de efectos: la “economía” es una explicación global que para algunospuede ser redundante, mientras que el cierre de una determinada compañía es una explica-ción específica. Las personas que tienden a considerar los eventos que provocan aversióncomo causados por factores internos, estables y globales tienen un “estilo atributivo depre-sivo”, que puede llevar a la impotencia y la depresión y tener consecuencias adversas parala salud (Abramson, Seligman y Teasdale, 1978; Crocker, Alloy y Kayne, 1988).

Fletcher y cols. (1986) han elaborado otra escala ligeramente diferente, denominadaescala de complejidad atributiva (ACS, attributional complexity scale), para medir lasdiferencias individuales en la complejidad de atribuciones que las personas hacen de loseventos.

El concepto de estilo atributivo como un rasgo de la personalidad no está exento deproblemas: por ejemplo, el ASQ y el ACS proporcionan sólo evidencia limitada de laconsistencia individual en la atribución causal más allá de la situación (p. ej., Cutrona,Russell y Jones, 1985). También plantea problemas el importante vínculo entre el estiloatributivo, la indefensión adquirida y la depresión clínica. Aunque más de 100 estudiosque reclutaron alrededor de 15.000 participantes confirman una correlación promedio de0,30 entre el estilo atributivo y la depresión (Sweeney, Anderson y Bailey, 1986), esto noprueba causalidad: es una correlación en la que un factor explica el 9% de la variacióndel otro.

Resultan más útiles los estudios diacrónicos que muestran que el estilo atributivomedido en un momento predice síntomas depresivos en una fecha ulterior (Nolen-Hoeksma, Girgus y Seligman, 1992), pero tampoco en este caso se establece la causalidad.La causalidad es difícil de probar, porque no es ético inducir una depresión clínica encontextos experimentales. Sólo nos queda la evidencia experimental de los estudios delestado de ánimo transitorio, que es un análogo bastante pálido de la depresión. ¿Es correctogeneralizar lo que se siente al desempeñarse bien o mal en una tarea trivial de laboratorioy extenderlo a una auténtica depresión clínica?

Relaciones interpersonalesLas atribuciones adquieren gran importancia en las relaciones interpersonales (véase capí-tulo 13), especialmente en las relaciones interpersonales íntimas (p. ej., amistad y matrimo-nio), en las que las atribuciones son comunicadas para cumplir diversas funciones: porejemplo, explicar, justificar o excusar conductas, así como atribuir culpa e infundir culpa(Hilton, 1990).

Harvey (1987) sugiere que las relaciones interpersonales atraviesan tres fases básicas:formación, mantenimiento y disolución (véase también modelo de socialización grupal deMoreland y Levine [1982, 1984] en el capítulo 8). Fincham (1985) explica que durante laetapa de formación las atribuciones reducen la ambigüedad y facilitan la comunicación yun entendimiento de la relación. En la fase de mantenimiento, disminuye la necesidad deefectuar atribuciones, porque se han construido personalidades y relaciones estables. Lafase de disolución se caracteriza por un aumento de las atribuciones a fin de recuperar unacomprensión de la relación.

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Atribución de la culpaEn ocasiones, lasparejas no puedencoincidir en cuál es lacausa y cuál elefecto. Por ejemplo,¿los reprochescausan retraimientoo es al revés?

90 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

Una característica notable de muchas relaciones interpersonales es el conflicto atribu-tivo (Horai, 1977), en el que las parejas ofrecen interpretaciones causales divergentes de laconducta y disienten respecto de qué atribuciones adoptar. A menudo las parejas ni siquierase ponen de acuerdo en una secuencia causa-efecto; uno dice “me retraigo porque me fasti-dias”, el otro “te fastidio porque te retraes”. A partir de investigaciones sobre todo de pare-jas heterosexuales se ha observado que el conflicto atributivo tiene una correlación fuertecon la insatisfacción respecto de la relación (Kelley, 1979; Orvis, Kelley y Butler, 1979;Sillars, 1981).

Pero el principal impulso de la investigación se ha concentrado en el rol de las atribu-ciones en la satisfacción conyugal (p. ej., Finchman y Bradbury, 1991; Fletcher y Thomas,2000; Noller y Ruzzene, 1991). Un objetivo importante ha sido distinguir entre los cónyu-ges angustiados y los no angustiados a fin de brindar terapia para las relaciones conyuga-les disfuncionales. Los estudios de correlación (p. ej., Fincham y O’Leary, 1983;Holtzworth-Munroe y Jacobson, 1985) revelaron que los cónyuges felizmente casados (ono angustiados) tienden a darle crédito a sus parejas por un comportamiento positivo y citanfactores internos, estables, globales y controlables para explicarlo. El comportamientonegativo se explica atribuyéndolo a causas consideradas externas, inestables, específicas eincontrolables. Las parejas angustiadas se comportan exactamente del modo contrario.

Además parece que, mientras que las mujeres tienden a presentar en forma bastantecontinua pensamientos atributivos acerca de la relación, los hombres sólo lo hacen cuandola relación se vuelve disfuncional. En este aspecto, y a diferencia de la opinión popular, loshombres pueden ser barómetros más diagnósticos de la disfunción conyugal.

¿La dinámica atributiva provoca relaciones conyugales disfuncionales, o las relacionesdisfuncionales distorsionan la dinámica atributiva? Esta importante pregunta causal ha sidoencarada por Finchman y Bradbury (1987; véase revisión de Hewstone, 1989), quienesobtuvieron parámetros de atribuciones de responsabilidad, atribuciones causales y de satis-facción conyugal de 39 parejas casadas en dos ocasiones con 10-12 meses de intervalo. Lasatribuciones efectuadas en la primera ocasión predijeron de manera fiable la satisfacciónconyugal a los 10-12 meses, pero sólo para las esposas.

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Mezquindad cognitivaModelo de cogniciónsocial que sostiene quela gente utiliza lascogniciones menoscomplejas y exigentescapaces de producirconductas generalmenteadaptativas.

Táctico motivadoModelo de cogniciónsocial que postula quelas personas tienenmúltiples estrategiascognitivas, entre las queeligen en función deobjetivos, motivos ynecesidades personales.

Sesgo decorrespondenciaSesgo general deatribución en el que lagente tiene una mayortendencia a considerarque la conducta refleja(corresponde a)atributos depersonalidad de base,estables.

Error fundamental deatribuciónSesgo de atribuir laconducta de otro acausas internas más quea causas situacionales.

SESGOS DE ATRIBUCIÓN

Otro estudio longitudinal (aunque sólo de dos meses) confirmó que las atribucionestienen, de hecho, una repercusión causal sobre la satisfacción ulterior respecto de la rela-ción (Fletcher, Finchman, Cramer y Heron, 1987). Estudios longitudinales ulteriores, másextensos y mejor controlados, han replicado estos hallazgos tanto en maridos como enesposas (Finchman y Bradbury, 1993; Senchak y Leonard, 1993).

Sesgos de atribución

Es evidente que el proceso de atribución está sujeto a sesgos: por ejemplo, puede estarsesgado por la personalidad, por la dinámica interpersonal o para satisfacer las necesidadesde comunicación. No enfocamos la tarea de atribuir causas para la conducta de una maneratotalmente desapasionada, desinteresada y objetiva, y los propios mecanismos cognitivosresponsables de la atribución pueden estar sujetos a imperfecciones que los vuelven subóp-timos.

La evidencia acumulada sobre sesgos y “errores” atributivos ha ocasionado uncambio de perspectiva. En lugar de considerar a la gente como científicos o hasta espe-cialistas en estadística ingenuos (en cuyo caso los sesgos deberían considerarse, en granmedida, un fastidio teórico), ahora pensamos en la gente como mezquinos cognitivos otácticos motivados (Taylor, 1981, 1988; véase también capítulo 2). Los individuosemplean atajos cognitivos (estrategias heurísticas) para efectuar atribuciones que, aunqueno siempre son objetivamente correctas, son bastante satisfactorias y adaptativas. A vecesla elección del atajo y la elección de la atribución también pueden ser influenciadas pormotivos personales.

Los sesgos son características totalmente adaptativas de la percepción social común ycotidiana (Fiske y Taylor, 1991; Nisbett y Ross, 1980; Ross, 1977). En esta sección anali-zamos algunos de los sesgos atributivos más importantes.

Sesgo de correspondencia y error fundamental de atribuciónUno de los sesgos de atribución mejor conocido es el sesgo de correspondencia: unatendencia general de la gente a atribuir indebidamente la conducta a disposiciones de lapersonalidad estables subyacentes (Gilbert y Malone, 1995). Este sesgo se denominó origi-nalmente error fundamental de atribución, y las expresiones se suelen emplear comosinónimos: el cambio de denominación refleja la evidencia acumulada de que este sesgo oerror puede no ser tan “fundamental” como se pensó en primera instancia (véase másadelante).

El error fundamental de atribución, identificado por primera vez por Ross (1977), hacereferencia a una tendencia de la gente a efectuar atribuciones disposicionales respecto de laconducta de otros, aun cuando haya causas externas/ambientales claras. Por ejemplo, en elestudio de Jones y Harris (1967) mencionado antes, los participantes leyeron discursossobre Fidel Castro escritos por compañeros suyos. Los discursos eran pro-Castro o anti-Castro, y los autores o bien habían elegido libremente escribir el discurso o bien se leshabía ordenado que lo hicieran. Cuando mediaba una elección, no era sorprendente que losparticipantes pensaran que los que habían escrito un discurso pro-Castro estaban a favor deCastro, y viceversa: así fue que se produjo una atribución interna disposicional (véasefigura 3.4).

Pero también se efectuó una atribución disposicional cuando los escritores del discursohabían recibido órdenes de redactarlo. Aunque había evidencia abrumadora de una causaexclusivamente externa, los participantes parecieron ignorar, en gran medida, esta informa-ción y preferir una explicación disposicional: un error fundamental de atribución.

Otros estudios aportan evidencia empírica adicional sobre el error fundamental de atri-bución (Jones, 1979; Nisbett y Ross, 1980). Por cierto, el error fundamental de atribución,o sesgo de correspondencia, se ha demostrado reiteradamente tanto dentro como fuera dellaboratorio de psicología social (Gilbert, 1998; Jones, 1990). El sesgo de correspondencia

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EsencialismoTendencia dominante aconsiderar que laconducta reflejapropiedades básicas einmutables, a menudoinnatas, de laspersonas o de losgrupos en los queaparece tal conducta.

92 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

también puede ser responsable de una serie de tendencias explicativas más generales: porejemplo, la tendencia a atribuir indebidamente los accidentes en la carretera al conductormás que al vehículo o a las condiciones del camino (Barjonet, 1980); y la tendencia dealguna gente a atribuir la pobreza y el desempleo a la persona más que a las condicionessociales (véase más adelante).

Pettigrew (1979) ha sugerido que el error fundamental de atribución puede surgir de unaforma algo diferente en contextos intergrupales, en los que los grupos efectúan atribucio-nes sobre la conducta endogrupo (dentro del grupo) y exogrupo (fuera del grupo); es lo quedenomina error extremo de atribución (véase más adelante). El sesgo de correspondenciay el error fundamental de atribución están estrechamente relacionados con otros dos sesgos:el sesgo de resultados (p. ej., Allison, Mackie y Messick, 1996), en el que la gente asumeque una persona que se comporta de una manera determinada buscaba todos las consecuen-cias de esa conducta, y el esencialismo (Haslam, Rothschild y Ernst, 1998; Medin yOrtony, 1989), que considera que la conducta refleja propiedades subyacentes e inmutables,a menudo innatas, de la gente o de los grupos a los que pertenecen.

El esencialismo puede ser particularmente problemático porque hace que la gente atri-buya características estereotípicas negativas a atributos de personalidad esenciales e inmu-tables de los miembros de ese grupo (p. ej., Bain, Kashima y Haslam, 2006; Haslam,Bastian, Bian y Kashima, 2006). Por ejemplo, el estereotipo exogrupo de ser despreocu-pado, liberal y escasamente educado se vuelve más pernicioso si estos atributos se consi-deran propiedades inmutables, quizás inducidas genéticamente, de los miembros del grupo:se considera que las personas en sí mismas tienen personalidades que son inmutablementeholgazanas, inmorales y estúpidas.

Se han propuesto una serie de explicaciones para el error fundamental de atribución:

Foco de atención La conducta del actor atrae más atención que el telón de fondo: su promi-nencia en la cognición es desproporcionada, sobresale como la figura contra el fondo situa-cional y, por lo tanto, está causalmente sobrerrepresentada (Taylor y Fiske, 1978). Así, el actory la conducta del actor forman lo que Heider (1958) denominó una “unidad causal”. Estaexplicación tiene mucho sentido. Los procedimientos destinados a desviar el foco de atencióndel actor y dirigirlo a la situación han mostrado que aumentan la tendencia a efectuar atribu-ciones situacionales en lugar de disposicionales (p. ej., Rholes y Pryor, 1982). Cuando lagente en realidad desea averiguar sobre una situación a partir de la conducta de una persona,se concentra en la situación y es menos probable que salte a una atribución disposicional: elerror fundamental de atribución se anula o se invierte (p. ej., Krull, 1993).

Pro-Castro

Anti-Castro

Act

itud

de lo

s es

crito

res

Grado de elección

25

50

75

Elección Sin elección

Discurso pro-Castro

Discurso anti-Castro

0

Figura 3.4Error fundamental de atribución:atribuir actitudes a los escritores deldiscurso sobre la base de su libertadde elección al escribir el discurso

Se atribuyó una actitud pro- o anti-Castroa los estudiantes que eligieron librementeescribir un discurso pro-Castro o anti-Castro. Aunque menos intensa, estamisma tendencia a atribuir el discurso auna disposición subyacente (errorfundamental de atribución) prevaleciócuando los escritores no tenían ningunaelección y sólo se les había ordenado queescribieran el discurso.

Fuente: basado en datos de Jones y Harris (1967)

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Efecto actor-observadorTendencia a atribuirnuestras propiasconductas a factoresexternos y lasconductas de otros afactores internos.

SESGOS DE ATRIBUCIÓN

Olvido diferencial La atribución requiere la representación de la información causal enla memoria. Hay cierta evidencia de que la gente tiende a olvidar más rápidamente lascausas situacionales que las causas disposicionales, lo que, con el tiempo, produce undesplazamiento disposicional (p. ej., Moore, Sherrod, Liu y Underwood, 1979; Peterson,1980). Otros estudios muestran el efecto opuesto (p. ej., Miller y Porter, 1980), y Funder(1982) ha argumentado que la dirección del desplazamiento depende del foco de procesa-miento de la información y se produce inmediatamente después de que se ha atribuido laconducta.

Factores culturales y de desarrollo Se ha intentado caracterizar el error fundamen-tal de atribución como un resultado automático y universal de la experiencia perceptivay de la actividad cognitiva (p. ej., McArthur y Baron, 1983). Sin embargo, este tipo deenfoque no toma en cuenta factores culturales y de desarrollo significativos (Higgins yBargh, 1987; Markus, Kitayama y Heiman, 1996; véase también más adelante y capítulo16). Por ejemplo, en las culturas occidentales, los niños pequeños explican la acción entérminos situacionales concretos y aprenden a hacer atribuciones disposicionales sólo enetapas tardías de la infancia (Kassin y Pryor, 1985; White, 1988). Este proceso en símismo puede no ser universal. Miller (1984; véase figura 3.7) informó que los niñoshindúes no pasan a dar explicaciones disposicionales sino a dar explicaciones cada vezmás situacionales. Quizás estos procesos reflejen distintas normas culturales para laexplicación social o diferencias más básicas entre las concepciones occidental y no occi-dental del yo: el yo occidental autónomo e independiente y el yo no occidental interde-pendiente (Markus, Kitayama y Heiman, 1996; véanse también capítulos 4 y 16). El errorfundamental de atribución es una característica bastante ubicua y socialmente valoradade las culturas occidentales (Beauvois y Dubois, 1988; Jellison y Green, 1981), pero esmenos dominante en las culturas no occidentales, aunque está presente (Fletcher y Ward,1988; Morris y Peng, 1994). El error fundamental de atribución puede no ser tan funda-mental como se pensó al principio. En alguna medida, puede ser una manera normativade pensar (véase análisis de normas en los capítulos 7 y 8). Ésta es una razón por la queGilbert y cols. (p. ej., Gilbert, 1995; Gilbert y Malone, 1995) recomiendan reemplazar laexpresión “error fundamental de atribución” por la expresión, más exacta, “sesgo decorrespondencia”.

Factores lingüísticos Una última observación, bastante interesante, de Nisbett y Ross(1980) es que el idioma inglés está construido de tal manera que suele ser relativamentefácil describir una acción y al actor en los mismos términos, pero mucho más difícil descri-bir la situación del mismo modo. Por ejemplo, podemos hablar acerca de una personaamable u honesta y de una acción amable u honesta, pero no de una situación amable uhonesta. El idioma inglés puede favorecer las explicaciones disposicionales (Brown y Fish,1983; Semin y Fiedler, 1991).

Efecto actor-observadorImagine la última vez que un empleado de un negocio fue grosero con usted. Es probableque usted haya pensado: “¡Qué persona grosera!”. En otras palabras, hizo una atribucióninterna a la personalidad perdurable del empleado. En cambio, ¿qué explicación dio laúltima vez que usted le contestó bruscamente alguien? Probablemente no en términos de supersonalidad sino por factores externos, como la presión por la falta de tiempo o el estrés.El efecto actor-observador (o efecto yo-otro) es, en realidad, una extensión del errorfundamental de atribución. Hace referencia a la tendencia de la gente a atribuir a factoresdiposicionales internos la conducta de los otros y a factores ambientales externos la propia(Jones y Nisbett, 1972). Veinte años de investigación han aportado evidencia sustancial deeste efecto (Watson, 1982) y algunas extensiones y calificaciones. Por ejemplo, no sólotendemos a atribuir de manera más disposicional la conducta de los otros que nuestra propiaconducta, sino que también tendemos a considerar que su conducta es más estable y prede-cible que la propia (Baxter y Goldberg, 1988).

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Efecto del falsoconsensoConsideración de quenuestra conducta esmás típica de lo que enrealidad es.

94 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

Una serie de factores pueden influir en el efecto actor-observador. La gente tiende ahacer más atribuciones disposicionales para la conducta socialmente conveniente quepara la inconveniente, sin importar quién sea el actor (p. ej., Taylor y Koivumaki, 1976),y los actores tienden a ser más disposicionales al atribuir conductas positivas y más situa-cionales al atribuir conductas negativas que los observadores (p. ej., Chen, Yates yMcGinnies, 1988).

El efecto actor-observador se puede invertir si el actor sabe que su conducta es causadapor una disposición. Por ejemplo, usted puede “adoptar” un puercoespín herido completa-mente conciente de que tiene cierta debilidad por los animales heridos y que ha hecho estaclase de cosas en el pasado (Monson y Hesley, 1982). Por último, el efecto actor-observa-dor puede ser abolido o revertido si se insta al actor a tomar el rol del observador respectode la conducta que va a ser atribuida y al observador el rol de actor. En estas circunstan-cias, el actor se vuelve más disposicional y el observador más situacional (p. ej., Frank yGilovich, 1989).

Hay 2 explicaciones principales del efecto actor-observador:

1 Foco perceptivo. Esta explicación es casi idéntica a la del “foco de atención” para elerror fundamental de atribución (véase antes). Para el observador, el actor y laconducta del actor son llamativos contra el telón de fondo de la situación. En cambio,el actor no se puede “ver” a sí mismo comportándose, de manera que la situación defondo asume el rol de una figura contra el telón de fondo del yo. El actor y el obser-vador tienen perspectivas diferentes (bastante literalmente) sobre la conducta y por lotanto la explican de distintas maneras (Storms, 1973). De hecho, la prominenciaperceptiva sí parece desempeñar un papel importante en la explicación causal. Porejemplo, McArthur y Post (1977) informaron que los observadores tendían a haceratribuciones más disposicionales para la conducta de un actor cuando éste estabaintensamente iluminado que cuando la iluminación era tenue.

2 Diferencias de información. Otra razón por la que los actores tienden a efectuar atri-buciones externas y los observadores internas es que los actores tienen mucha infor-mación sobre la que basar su manera de comportarse en otras circunstancias. Enrealidad pueden saber que se comportan de modos muy diferentes en distintoscontextos y, por ende, tienden a considerar, con bastante exactitud, que su conductase encuentra bajo control situacional. Los observadores no tienen acceso a esta infor-mación autobiográfica. Simplemente tienden a ver que el actor se comporta de ciertamanera en un contexto o en un número limitado de contextos y no tienen informa-ción acerca de cómo lo hace en otros contextos. Por lo tanto, no es una presunciónirrazonable efectuar una atribución disposicional. Esta explicación, sugerida porprimera vez por Jones y Nisbett (1972), sí tiene cierto aval empírico (Eisen, 1979;White y Younger, 1988).

Efecto del falso consensoKelley (1972b) identificó la información de consenso como uno de los 3 tipos de informa-ción que la gente empleaba para hacer atribuciones acerca de la conducta de los otros(véase antes). Una de las primeras grietas del modelo de atribución del científico ingenuofue el descubrimiento de McArthur (1972) de que los que efectuaban atribuciones, dehecho, subutilizaban, o incluso ignoraban, la información de consenso (Kassin, 1979).

Con posterioridad, se hizo evidente que las personas no ignoran la información deconsenso, sino que más bien aportan la suya propia. La gente ve su propia conducta comotípica y asume que, en circunstancias similares, otros se comportarían de la mismamanera. Ross, Greene y House (1977) demostraron por primera vez este efecto del falsoconsenso. Les preguntaron a estudiantes si aceptarían caminar por el campo de la univer-sidad durante 30 minutos utilizando un cartelón que llevara la publicidad “Coma en lo deJoe”. Los que aceptaron estimaron que el 62% de sus compañeros también lo habríanhecho, mientras que los que se negaron estimaron que el 67% de sus compañerostampoco habrían aceptado.

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Efecto del falsoconsensoEsta bañista delÁrtico a mediados deinvierno descubre unsesgo de atribuciónimportante. ¿Quiénmás nadaría aquíantes del desayuno?

SESGOS DE ATRIBUCIÓN

Hay más de 100 estudios que atestiguan la solidez del efecto del falso consenso (Marksy Miller, 1987; Mullen y cols., 1985; Wetzel y Walton, 1985). Éste puede tener muchascausas. Como las personas tienden a buscar la compañía de otras similares, quizás simple-mente encuentran más individuos similares a ellas mismas que distintos, por lo que suconsenso es mayor. Otra posibilidad es que nuestras propias opiniones tiendan a ser tanprominentes que desplazan la consideración de alternativas y, por ende, cualquier compa-ración que aporte una estimación más exacta del consenso. Una tercera posibilidad es quejustifiquemos subjetivamente la corrección de nuestras opiniones y acciones basándolas enun consenso exagerado. Esto indica la importante posibilidad de que el falso consenso seaun mecanismo para mantener una percepción estable de la realidad: realidad basada en elconsenso.

La investigación de los factores que influyen en el efecto del falso consenso señala queel efecto es mayor para las creencias más importantes y que nos interesan mucho (p. ej.,Granberg, 1987) y para las creencias sobre las que estamos muy seguros (p. ej., Marks yMiller, 1985). La amenaza externa, las cualidades positivas, la similitud percibida con otrosy la condición de grupo minoritario también aumentan las percepciones de consenso (p. ej.,Sanders y Mullen, 1983; Sherman, Presson y Chassin, 1984; van der Pligt, 1984).

Sesgos de autoservicio o por interés personal Hay una serie de sesgos que son bastante claramente de autoservicio o por interés perso-nal, porque parecen proteger o aumentar la autoevaluación (véase capítulo 4). La gentetiende a atribuir a razones internas y a asumir el crédito por sus éxitos (o sesgo de autome-joramiento), o a atribuir a razones externas y a negar la responsabilidad por sus fracasos(sesgo de autoprotección). Éste es un efecto fuerte que se ha observado en muchas culturasdiferentes (Fletcher y Ward, 1988). Aunque las explicaciones iniciales sobre el éxito y elfracaso pueden ser relativamente humildes, las atribuciones disposicionales respecto deléxito y las situacionales respecto del fracaso se tornan más pronunciadas con el tiempo(Burger, 1986). En general los sesgos de automejoramiento son más comunes que los deautoprotección (Miller y Ross, 1975), pero esto se puede deber, en parte, a que la gente conbaja autoesima no tiende a protegerse atribuyendo a razones externas sus fracasos; másbien, los atribuyen a razones internas (Campbell y Fairey, 1985).

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Autoanticipación demal desempeño(self-handicapping)Hacer públicamenteatribuciones externaspor adelantado sobrenuestro previstofracaso o maldesempeño en unevento venidero.

Ilusión de controlCreencia de quetenemos más controlsobre nuestro mundodel que en realidadtenemos.

Sesgos deautoservicio o porinterés personalDistorsiones deatribución que protegeno mejoran la autoestimao el concepto de unomismo.

96 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

Los sesgos de autoservicio o por interés personal sirven sin duda al yo (Snyder,Stephan y Rosenfield, 1978). Sin embargo, Miller y Ross (1975) sugieren que tambiénpuede haber un componente cognitivo, especialmente para el aspecto del automejora-miento. En general las personas esperan triunfar y, por ende, aceptan la responsabilidad porel éxito. Si se esfuerzan mucho por triunfar, correlacionan el éxito con su propio esfuerzoy suelen exagerar el grado de control que tienen sobre desempeños exitosos. En conjunto,estos factores cognitivos podrían alentar la atribución interna del éxito. De todos modos,parece probable que, en general, intervengan factores tanto cognitivos como motivadores(Anderson y Slusher, 1986; Tetlock y Levi, 1982), difíciles de separar entre sí (Tetlock yManstead, 1985; Zuckerman, 1979).

Los sesgos de autoservicio tienen una serie de otras ramificaciones. Los esfuerzos deautopresentación puede influir en el grado en que la gente asume públicamente el créditopor el éxito (a menudo, la modestia puede impedir el automejoramiento) o niega la respon-sabilidad del fracaso (los hechos pueden hacer que los intentos de autoprotección seanembarazosamente transparentes) (p. ej., Schlenker, Weingold y Hallam, 1990). Riess,Rosenfield, Melburg y Tedeschi (1981) investigaron esta idea y observaron que los esfuer-zos de autopresentación debilitaban, pero no abolían, los sesgos de autoservicio o por inte-rés personal.

También hay evidencia de un sesgo de autoservicio anticipatorio, en el que la gente queprevé el fracaso hace deliberada y públicamente atribuciones externas antes del evento.Berglas (1987) ha denominado a esto autoanticipación de mal desempeño (self-handi-capping) (véase recuadro 3.1 y figura 3.5).

Otro fenómeno de atribución por interés personal o de autoservicio es la atribución dela responsabilidad (Weiner, 1995), que se ve influenciada por un sesgo de resultados(Allison, Mackie y Messick, 1996). La gente tiende a atribuir mayor responsabilidad aalguien que participa en un accidente con consecuencias importantes que con consecuen-cias menores (Burger, 1981; Walster, 1966). Por ejemplo, atribuiríamos mayor responsabi-lidad al capitán de un buque cisterna que derrama millones de litros de petróleo que alcapitán de un pequeño barco que derrama sólo unos pocos litros, aunque el grado deresponsabilidad puede, en realidad, ser el mismo.

Este efecto puede formar parte de una tendencia general a aferrarse a una ilusión decontrol (Langer, 1975) al creer en un mundo justo (Furnham, 2003; Lerner, 1977). A lagente le agrada pensar que las cosas malas le suceden a la “gente mala” y las cosas buenasa la “gente buena” (es decir, las personas obtienen lo que merecen), y que la gente tienecontrol sobre los resultados. Este patrón de atribuciones hace que el mundo parezca unlugar controlable y seguro, en el que podemos determinar nuestro propio destino.

Nuevas investigaciones 3.1Autoanticipación de mal desempeño(self-handicapping): explicación de sufracaso

Imagine que está aguardando para rendir un examen deun tema que le resulta difícil y que prevé que no apro-bará. Usted bien podría asegurarse de que tanta gentecomo sea posible sepa que no ha repasado, que en reali-dad no le interesa el tema y que, por si fuera poco, tieneuna terrible resaca. Así, su fracaso ulterior será atribuidoa razones externas sin que parezca que usted busca ex-cusas para explicarlo. Berglas (1987) llamó a esto auto-anticipación de mal desempeño (self-handicapping).

Para investigar el fenómeno, Berglas y Jones (1978)les pidieron a los participantes que intentaran resol-

ver algunos problemas que eran solubles o insolu-bles. Se les dijo que lo habían hecho muy bien y,antes de continuar con una segunda tarea de resolu-ción de problemas, se les permitió que eligieran to-mar un fármaco llamado Actavil, que mejoraríaostensiblemente su funcionamiento y rendimientointelectual, o Pandocrin, que ejercería el efectoopuesto. Como se predijo, los participantes quehabían tenido éxito con los problemas solublesconfiaron en su capacidad y, por ende, eligieronActavil para mejorar aún más (véase figura 3.5). Losque habían tenido éxito con los problemas insolublesatribuyeron su rendimiento a la suerte y eligieronPandocrin para poder explicar con mayor facilidad elfracaso previsto en la segunda tarea.

Fuente: basado en datos de Berglas y Jones (1978)

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Creencia en unmundo justoCreencia de que elmundo es un lugar justoy predecible donde lesuceden cosas buenasa la “gente buena” ycosas malas a la “gentemala”.

AtribucionesintergrupalesAsignaciones de lacausa de nuestrapropia conducta o la dela conducta de otros ala pertenencia al grupo.

ATRIBUCIÓN INTERGRUPAL

La creencia en un mundo justo puede generar un patrón general de atribución en elque las víctimas son consideradas responsables de sus desgracias: pobreza, opresión, trage-dia e injusticia suceden porque las víctimas las merecen. Los ejemplos de la hipótesis deun mundo justo en acción son conceptos tales como que los desempleados son responsa-bles de no tener trabajo y que las víctimas de violación son responsables de la violenciaejercida contra ellas. Otro ejemplo es la creencia, sostenida por cierta gente, de que los seismillones de víctimas judías del Holocausto fueron responsables de su propio destino: quese lo merecían (Davidowicz, 1975).

La creencia en un mundo justo también puede ser responsable de la autoculpa. Lasvíctimas de eventos traumáticos, como el incesto, las enfermedades debilitantes, las viola-ciones y otras formas de violencia, pueden experimentar una sensación intensa de que elmundo ya no es estable, lleno de significado, controlable ni justo. Una manera de reinsta-lar una ilusión de control es, irónicamente, asumir cierta responsabilidad por el evento(Miller y Porter, 1983).

Atribución intergrupal

Las teorías de la atribución se ocupan, sobre todo, de cómo la gente realiza atribucionesdisposicionales o situacionales respecto de su propia conducta y de la de los demás, y delas clases de sesgos que aparecen en este proceso. La perspectiva está muy atada a las rela-ciones interpersonales: las personas, como individuos únicos, hacen atribuciones sobre supropia conducta o sobre la conducta de otros individuos únicos. Sin embargo, hay otrocontexto atributivo –las relaciones intergrupales– donde los individuos como miembros deun grupo hacen atribuciones respecto de la conducta de ellos mismos como miembros delgrupo y de otros como miembros del grupo o fuera del grupo (Deschamps, 1983;Hewstone, 1989; Hewstone y Jaspars, 1982, 1984).

Abundan los ejemplos de atribuciones intergrupales. Uno es la atribución de losproblemas económicos a grupos minoritarios (p. ej., inmigrantes de Europa oriental enGran Bretaña, Gastarbeiter [trabajadores invitados] en Alemania). Otro es la explicaciónde la conducta en términos de propiedades estereotípicas del grupo de pertenencia: por

Por

cent

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ron

cada

fárm

aco

Soluble Insoluble

Tipo de problema con el que se trabajó

Actavil: mejora el rendimiento

Pandocrin: diminuye el rendimiento

100

75

50

25

0

Figura 3.5Autoanticipación de mal desempeño (self-handicapping): elección del fármaco enfunción de la resolución del problema

Los participantes que se habían desempeñado bien enun problema soluble podrían atribuir su desempeño acuestiones internas (p. ej., a su capacidad);anticipando un desempeño igual de bueno en unasegunda tarea similar, eligen un fármaco que mejorael rendimiento, Actavil, en lugar de uno quedisminuye el rendimiento, Pandocrin. Los participantesque se habían desempeñado bien en un problemainsoluble podrían atribuir su desempeño a cuestionesexternas (p. ej., a la suerte); escasaza que tienenpocas esperanzas de un desempeño equivalente en lasegunda tarea, eligieron el fármaco que disminuye eldesempeño, como opción de autoanticipación de maldesempeño.

Fuente: basado en datos de Bergas y Jones (1978)

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EtnocentrismoPreferencia evaluativapara todos los aspectosde nuestro propio grupoen relación con otrosgrupos.

Error extremo deatribuciónTendencia a atribuir elmal comportamiento dellos que no son miembrosdel grupo (exogrupo) ybuen comportamientodel grupo (endogrupo) afactores internos, y elbuen comportamientodel exogrupo y malcomportamiento delendogrupo a factoresexternos.

98 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

ejemplo, atribuciones sobre el desempeño compatibles con estereotipos sexuales (Deaux,1984) o estereotipos raciales (Steele, Spencer y Aronson, 2002).

La primera afirmación que se puede hacer acerca de las atribuciones intergrupales esuna extensión del sesgo de autoservicio o por interés personal mencionado antes. Las atri-buciones intergrupales se caracterizan por el etnocentrismo o un sesgo en interés delgrupo, según el cual las conductas socialmente convenientes (positivas) de los miembrosdel grupo y las socialmente inconvenientes (negativas) de los que no son miembros delgrupo (exogrupo) se deben a disposiciones de origen interno, y que las conductas negativasdel grupo y las positivas del exogrupo se deben a factores situacionales externos (Hewstoney Jaspars, 1982; Hewstone, 1989, 1990). Este efecto prevalece más en las culturas occiden-tales que en las no occidentales (Fletcher y Ward, 1988). Es común en contextos de de-portes de equipo, donde el éxito del propio equipo se atribuye a aptitudes internas establesmás que al esfuerzo, la suerte o la dificultad de la tarea; este sesgo de mejoramiento delgrupo es más fuerte y más consistente que el sesgo correspondiente de protección del grupo(Mullen y Riordan, 1988; Miller y Ross, 1975).

Pettigrew (1979) ha descrito un sesgo relacionado llamado error extremo de atribución:una extensión del error fundamental de atribución de Ross (1977) en el dominio de las atri-buciones sobre la conducta del exogrupo. Pettigrew sostuvo que la conducta negativa delexogrupo tiene una atribución disposicional y la conducta positiva del exogrupo tienen razo-nes externas o se justifica de otras maneras que preservan nuestra imagen desfavorable delexogrupo. El error extremo de atribución hace referencia a atribuciones efectuadas sólo paralas conductas del exogrupo, mientras que las perspectivas intergrupales más amplias conside-ran también las atribuciones sobre el grupo propio.

Taylor y Jaggi (1974) llevaron a cabo uno de los primeros estudios de atribucionesintergrupales en el sur de la India, con un fondo de conflicto intergrupal entre hindúesy musulmanes. Los participantes hindúes leían viñetas que describían acciones social-mente convenientes de hindúes o musulmanes (p. ej., ofrecer refugio en caso de lluvia)o socialmente inconvenientes (p. ej., negar refugio) hacia ellos, y después elegían unade una serie de explicaciones sobre la conducta. Los resultados fueron los previstos. Los

Conductacontraestereotípica¡Vamos, Boris! Enocasiones, la conductadel ex presidente ibaen contra de lo que elpueblo ruso esperaba

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EstereotipoImagen de evaluaciónampliamente compartiday simplificada de ungrupo social y susmiembros.

ATRIBUCIÓN INTERGRUPAL

participantes hindúes efectuaron más atribuciones internas para los actos socialmenteconvenientes que para los socialmente inconvenientes de los hindúes (endogrupo). Estadiferencia desapareció cuando los hindúes efectuaron atribuciones respecto de losmusulmanes (exogrupo).

Hewstone y Ward (1985) efectuaron un seguimiento más completo y sistemático, conmalayos y chinos en Malasia y Singapur. Los participantes realizaron atribuciones resumi-das internas o externas para conductas convenientes o inconvenientes de malayos o dechinos. En Malasia, los malayos mostraron un claro sesgo de atribución etnocéntrica: atri-buyeron más a factores internos un acto positivo de un malayo que un acto similar de unchino y atribuyeron menos a factores internos un acto negativo de un malayo que un actosimilar de un chino (véase figura 3.6). El efecto de mejoramiento del endogrupo fue muchomás intenso que el efecto de menoscabo del exogrupo. Los participantes chinos no mostra-ron sesgo etnocéntrico; en cambio, presentaron una tendencia a hacer atribuciones simila-res a las efectuadas por los malayos. En Singapur, el único efecto significativo fue que losmalayos hicieron atribuciones internas para actos positivos de malayos.

Hewstone y Ward explican estos resultados en términos del carácter de las relacionesintergrupales en Malasia y Singapur. En Malasia, los malayos son claramente el grupomayoritario y los chinos una minoría étnica. Más aún, las relaciones entre los dos gruposeran tensas y relativamente conflictivas en esa época, y Malasia impulsaba una política deasimilación étnica. En general tanto los malayos como los chinos compartían un estereo-tipo desfavorable de los chinos y un estereotipo favorable de los malayos. En cambio,

Acto positivoActo negativo

Pro

porc

ión

de a

trib

ucio

nes

inte

rnas

Objetivo: chino malayo chino malayo chino malayo chino malayo

Etnia de los objetivos y los participantes

CHINO MALAYO CHINO MALAYOParticipante:

En Malasia En Singapur

1,00

0,80

0,60

0,40

0,20

0

Figura 3.6 Atribución interna de actos positivos y negativos por malayos o chinos en función de laetnia de quien atribuye

Los malayos mostraron un sesgo atributivo etnocéntrico en el que un acto positivo por razones internas era atribuidomás a un malayo que a un chino, y un acto negativo por razones externas era atribuido menos a un malayo que a unchino: el efecto fue más pronunciado en Malasia, donde los malayos son el grupo dominante y los chinos la minoríaétnica, que en Singapur. Los chinos no mostraron un sesgo atributivo etnocéntrico.

Fuente: basado en datos de Hewstone y Ward (1985)

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Teoría de laidentidad socialTeoría sobre lapertenencia a grupos ylas relacionesintergrupales basadaen laautocategorización, lacomparación social y laconstrucción de unaautodefinicióncompartida en términosde propiedades quedefinen al endogrupo.

Nivel de análisis (o explicación)Tipos de concepto,mecanismos y lenguajeutilizados para explicarun fenómeno.

100 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

Singapur es más tolerante desde el punto de vista étnico. Los chinos son mayoría, y losestereotipos étnicos son notoriamente menos pronunciados.

La implicación importante de este análisis es que la atribución etnocéntrica no es unatendencia universal que refleja cognición asocial; más bien, depende de la dinámica inter-grupal en un contexto sociohistórico. Las clases de atribución que los miembros del grupohacen acerca de la conducta del endogrupo y del exogrupo son influenciadas por el carác-ter de la relación entre los grupos.

Esto es compatible con el argumento de Hewstone (1989) de que un análisis correctode la atribución, descrita más exactamente como explicación social, requiere una articula-ción cuidadosa (es decir, integración o conexión teórica) de diferentes niveles de análisis(o explicación) (véase Doise, 1986; véase también capítulo 1). En otras palabras, necesita-mos saber cómo los procesos cognitivos individuales, las interacciones interpersonales, ladinámica del grupo de pertenencia y las relaciones intergrupales influyen, son influencia-das y se interrelacionan entre sí.

Hay más evidencia sobre las atribuciones intergrupales etnocéntricas que viene de estu-dios de actitudes interraciales en contextos educativos de los Estados Unidos (Duncan,1976; Stepahn, 1977), de estudios de relaciones interétnicas entre israelíes y árabes(Rosenberg y Wolfsfeld, 1977) y entre hindúes y musulmanes en Bangladesh (Islam yHewstone, 1993), y de estudios de atribuciones de éxito y de fracaso basadas en raza,género y clase social (Deaux y Emswiller, 1974; Feather y Simon, 1975; Greenberg yRosenfield, 1979; Hewstone, Jaspars y Lalljee, 1982).

Más recientemente Mackie y Ahn (1998) observaron que el sesgo de resultados, lapresunción de que los resultados de la conducta fueron buscados por la persona que eligióla conducta, es afectado por la condición de miembro del grupo o no del actor y por laconveniencia o no del resultado. Mackie y Ahn observaron que había un sesgo de resulta-dos en el caso de un miembro endogrupo y un resultado conveniente, pero no cuando elresultado era inconveniente.

Hay por lo menos dos procesos que pueden explicar las atribuciones intergrupales etno-céntricas. El primero es de tipo cognitivo. La categorización social genera expectativascongruentes con la categoría en forma de previsiones (Deaux, 1976), esquemas (p. ej.,Fiske y Taylor, 1991) o prototipos o estereotipos grupales (p. ej., Hogg y Abrams, 1988;Turner y cols., 1987; véase capítulo 11).

La investigación indica que la conducta compatible con el estereotipo o con la expecta-tiva es atribuida a factores internos estables, mientras que la conducta incompatible con laexpectativa es atribuida a factores inestables o situacionales (p. ej., Bell, Wicklund, Mankoy Larkin, 1976; Rosenfield y Stephan, 1977). Cuando la gente explica la conducta queconfirma la expectativa, puede simplemente fiarse de disposiciones implícitas de un estereo-tipo, sin molestarse en hacer un esfuerzo cognitivo por considerar otros factores (Kulik,1983; Pyszczynski y Greenberg, 1981).

El segundo proceso involucrado en las atribuciones intergrupales es la necesidad de lagente de obtener autoestima basada en el grupo de pertenencia a partir de comparacionesintergrupales. La teoría de la identidad social describe este proceso (p. ej., Tajfel y Turner,1979; también Hogg y Abrams, 1988; véase capítulo 11). Como la gente deriva su identi-dad social de los grupos a los que pertenece (una descripción y evaluación de sí misma enfunción de las características que definen al grupo), tiene un gran interés en mantener uobtener un perfil intergrupal que sea más positivo que el de otros grupos relevantes. Elsesgo de atribución etnocéntrico satisface con bastante claridad este objetivo: atribuye amotivos las cosas buenas acerca del grupo y las cosas malas acerca de los que no pertene-cen al grupo (exogrupo), y atribuye a motivos externos las cosas malas acerca del grupo ylas cosas buenas acerca del exogrupo.

Atribución y estereotipaciónLos procesos de atribución que operan en la sociedad en un contexto intergrupal bienpueden desempeñar un papel importante en modelar el perfil y la dominancia de determi-nados estereotipos. La estereotipación no sólo es una actividad cognitiva individual (véasecapítulo 2); también puede cumplir funciones de defensa del yo (hacer que uno se sienta

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Esquemas decausalidadCreencias basadas enla experiencia acercade cómo ciertos tiposde causa interactúanpara provocar unefecto.

CONOCIMIENTO SOCIAL Y ATRIBUCIONES A LA SOCIEDAD

bien en contraste con los otros) y funciones sociales (permitir que uno se adapte a losconceptos del mundo de otra gente) (Snyder y Miene, 1994).

Según Tajfel (1981a), los grupos sociales pueden activar o acentuar estereotipos exis-tentes para atribuir eventos angustiantes de gran escala a las acciones de exogrupos especí-ficos, es decir, chivos expiatorios. Por ejemplo, durante la década de los treinta enAlemania, los judíos fueron culpados por la crisis económica de la época. Fue convenienteactivar el estereotipo de “judío mezquino” para explicar en términos simplistas la falta dedinero: no hay dinero porque los judíos lo están acaparando. Asimismo, se pueden elabo-rar estereotipos para justificar acciones cometidas o planificadas contra un exogrupo. Porejemplo, un grupo podría desarrollar un estereotipo de un exogrupo y caracterizarlo comomentalmente lento, simple, holgazán e incompetente para explicar o justificar la explota-ción económica y social de ese grupo.

Conocimiento social y atribuciones a la sociedad

La gente no se despierta cada mañana y reconstruye causalmente su mundo de nuevo. Engeneral nos basamos en guiones causales bien aprendidos (Abelson, 1981) y en esquemasde causalidad generales unidos a etiquetas situacionales, de personalidad y del grupo alque pertenecemos. Nos detenemos, pensamos y efectuamos atribuciones causales sólocuando los eventos son inesperados o incompatibles con las expectativas (p. ej., Hastie,1984; Langer, 1978; Pyszczynski y Greenberg, 1981), cuando estamos de mal humor(Bohner, Bless, Schwartz y Strack, 1988), cuando sentimos falta de control (Liu y Steele,1986) o cuando las atribuciones son ocasionadas por objetivos coloquiales: por ejemplo,cuando deseamos ofrecer una explicación o justificación particular de una conducta aalguien con quien estamos conversando (Hewstone y Antaki, 1988; Lalljee, 1981; Tetlock,1983). En general nos basamos en un caudal de conocimientos culturales adquiridos y rica-mente refinados que explican automáticamente lo que está sucediendo alrededor de noso-tros. Este conocimiento reside en creencias u opiniones culturales, estereotipos sociales,ideologías colectivas y representaciones sociales (véase recuadro 3.2).

La vida real 3.2Una costumbre muy extraña: el contexto cultural en la atribución causal

Gün Semin cuenta una historia ficticia acerca de unaborigen brasileño que visita Río de Janeiro y luegoregresa a su tribu de la selva amazónica (Semin, 1980,p. 292).

En determinados días más personas de las queustedes han visto en toda su vida llegan a esteenorme sitio de adoración, una choza abierta de laque nunca se imaginarían el tamaño. Llegan gri-tando, cantando, con símbolos de sus dioses, y,una vez que todos están reunidos, los gritos alejana todos los espíritus extraños. Después, a la horaestablecida, llegan los sacerdotes con vestimentascoloridas, y los cánticos se elevan a gritos de guerrahasta que llegan tres sumos sacerdotes, vestidos de

negro. Todos los sacerdotes que estaban corriendoalrededor con objetos sagrados redondos los aban-donan, y, a la orden de los sumos sacerdotes, co-mienza la ceremonia religiosa. Después, cuando elsumo sacerdote jefe emite un sonido agudo, todoscorren detrás del único objeto sagrado que queda,sólo para patearlo lejos cuando lo alcanzan.Siempre que el objeto sagrado atraviesa una de lasdos puertas y golpea la red sagrada, los seguidoresreligiosos comienzan a gritar, clamando a los cielos,y la mitad de los sacerdotes se embarcan en unfestejo frenético hasta que el sumo sacerdote prin-cipal sopla el silbato.

Por supuesto, ésta es una descripción de un partidode fútbol de alguien que no conoce el propósito ni lasreglas del juego. Ilustra un punto importante. Para quelas explicaciones causales sean significativas, debenformar parte de un marco interpretativo general muycomplejo, que representa nuestro conocimiento cultu-ral socialmente adquirido.

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RepresentacionessocialesExplicaciones elaboradascolectivamente defenómenos no familiaresy complejos, que lostransforman en unaforma familiar y simple.

102 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

Representaciones socialesLa teoría de Moscovici de las representaciones sociales describe una manera en la que elconocimiento cultural sobre las causas de las cosas se puede construir y transmitir (p. ej.,Farr y Moscovici, 1984; Lorenzi-Cioldi y Clémence, 2001; Moscovici, 1961, 1981, 1988;Purkhardt, 1995). (Véase análisis de la relación entre representaciones sociales y actitudesen el capítulo 5.) Las representaciones sociales son comprensiones consensuales comparti-das por los miembros de un grupo. Emergen a través de la comunicación cotidiana infor-mal. Transforman lo poco familiar y complejo en familiar y simple, y así brindan un marcode trabajo para interpretar nuestras experiencias.

Un individuo o un grupo de interés especializado proporciona una explicación técnicasofisticada, no obvia, de un fenómeno común (p. ej., explicar la enfermedad mental entérminos de factores biológicos o sociales en lugar de fuerzas espirituales). Esto atrae laatención pública y se torna ampliamente compartido y generalizado (es decir, simplificado,distorsionado y ritualizado) a través de la discusión informal entre legos. Ahora, es unarepresentación social: una explicación de sentido común aceptada, incuestionable, quetiende a hacer caer alternativas y se convierte en ortodoxia.

La formulación original de Moscovici se enfocó en el desarrollo de la teoría del psico-análisis, pero es igual de aplicable a otras teorías formales y fenómenos que han sido trans-formados para convertirse en parte de la conciencia popular: por ejemplo, la teoría de laevolución, la teoría de la relatividad, teorías dietéticas y de la salud, la economía marxistay el sida. La teoría de las representaciones sociales ha recibido algunas críticas, a menudopor la manera bastante imprecisa en la que está formulada (p. ej., Augoustinos e Innes,1990). No obstante, sí sugiere una manera en la que la interacción social común en la socie-dad construye las teorías causales de sentido común o “ingenuas” (legas) que son amplia-mente usadas para explicar eventos (Heider, 1958).

Una fuente de crítica es que siempre ha sido difícil analizar cuantitativamente las repre-sentaciones sociales. Sin embargo, se han dado algunos pasos hacia el desarrollo de técni-cas cuantitativas apropiadas (Doise, Clémence y Lorenzi-Cioldi, 1993). Además,Breakwell y Canter (1993) han reunido una colección de capítulos que describen en térmi-nos concretos las diversas maneras en que diferentes investigadores han enfocado la medi-ción de las representaciones sociales. Estos métodos incluyen análisis cualitativos ycuantitativos de entrevistas, cuestionarios, datos observacionales y material de archivo. Unbuen ejemplo de este pluralismo metodológico es la descripción clásica de Jodelet (1991)de las representaciones sociales de la enfermedad mental en la pequeña comunidad fran-cesa de Ainay-le-Chateau, en la que se emplearon cuestionarios, entrevistas y observaciónetnográfica.

Las representaciones sociales, como las normas (véanse capítulos 7 y 8), tienden a estarbasadas en grupos y difieren entre los distintos grupos, de manera tal que la conducta inter-grupal a menudo puede girar alrededor de un conflicto de representaciones sociales(Lorenzi-Cioldi y Clémence, 2001). Por ejemplo, en los países occidentales, las actitudes ylas conductas que promueven modos de vida saludables se asocian positivamente con elestatus social, y los mensajes de promoción de la salud tienden a emanar de grupos deprofesionales de clase media (Salovey, Rothman y Rodin, 1998). Un análisis de represen-taciones sociales indica que estos mensajes son relativamente ineficaces para promovermodos de vida saludables en personas que no pertenecen a la clase media, porque sonincompatibles con el marco de representación más amplio de una buena vida para estagente.

El desarrollo de la Unión Europea (UE) ha aportado un terreno fértil para la investiga-ción de la representación social (p. ej., Chryssochoou, 2000), que se vincula con el estudiode la dinámica de identidad europea (p. ej., Cinnirella, 1997; Huici y cols., 1997). Enmuchos aspectos, la UE puede ser considerada una representación social prototípica: unaidea nueva y bastante técnica que tiene sus raíces en cuestiones económicas complejas rela-cionadas con el libre comercio, los subsidios, etcétera. Pero la UE es ahora una parte acep-tada y un lugar común del discurso europeo que a menudo suele poner énfasis más enaspectos emotivos de la identidad nacional y europea que en asuntos económicos y comer-ciales.

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Teoría conspirativa o del complotExplicación de eventosgeneralizados,complejos ypreocupantes entérminos de accionespremeditadas depequeños grupos deconspiradores muyorganizados.

CONOCIMIENTO SOCIAL Y ATRIBUCIONES A LA SOCIEDAD

Rumor

El proceso mediante el cual se construyen las representaciones sociales tiene más que unsimple parecido pasajero con la manera en que se desarrollan y comunican los rumores.Uno de los primeros estudios del rumor fue llevado a cabo por Allport y Postman (1945),quienes hallaron que si los participantes del experimento describían una fotografía aalguien que no la había visto y después esta persona se la describía a otra y así sucesiva-mente, sólo persistía el 30% del detalle original después de 5 re-descripciones. Allport yPostman identificaron 3 procesos asociados con la transmisión de rumores:

1 Nivelación: el rumor se vuelve rápidamente más corto, menos detallado y menoscomplejo.

2 Agudización: se enfatizan y se exageran selectivamente ciertas características delrumor.

3 Asimilación: el rumor es distorsionado de acuerdo con los prejuicios, las parcialida-des, los intereses y las agendas preexistentes de la gente.

Estudios más naturalistas han hallado bastante menos distorsión en la transmisión derumores (p. ej., Caplow, 1947; Schachter y Burdeck, 1955).

Que los rumores sean distorsionados o no, e incluso que se transmitan, parece depen-der del nivel de ansiedad de aquellos que escuchan el rumor (Buckner, 1965; Rosnow,1980). La incertidumbre y la ambigüedad aumentan la ansiedad y el estrés, lo que lleva ala gente a buscar información con la que racionalizar la ansiedad, lo que aumenta, a su vez,la difusión del rumor. Que el consiguiente rumor se distorsione o se vuelva más precisodepende de si la gente considera el rumor con una orientación crítica o acrítica (Buckner,1965). En el primer caso, el rumor se refina, mientras que en el último (que suele acompa-ñar a una crisis), se distorsiona.

Los rumores siempre tienen una fuente, y a menudo esta fuente elabora deliberada-mente el rumor por un motivo específico. El mercado de valores es un contexto perfectopara la elaboración de rumores. Al final de la década de los noventa el rumor desempeñóun papel evidente en el aumento del valor de las compañías dot com, que después colapsa-ron en la fusión NASDAQ a principios del año 2000: un ejemplo concreto fue la rápidapromoción y después la caída de boo.com. Otro motivo para elaborar intencionalmenterumores es desacreditar a individuos o a grupos. Una organización puede difundir un rumoracerca de un competidor para debilitar su participación en el mercado (Shibutani, 1955), oun grupo social puede propagar un rumor para culpar a otro grupo de una crisis generali-zada. Un buen ejemplo de esto es la invención y la divulgación de teorías conspirativas odel complot (Graumann y Moscovici, 1987).

Teorías conspirativas o del complot

Las teorías conspirativas o del complot son teorías causales elementales y exhaustivasque atribuyen calamidades naturales y sociales generalizadas a las actividades intenciona-les y organizadas de ciertos grupos sociales que se considera que forman cuerpos conspi-rativos para arruinar y luego dominar al resto de la humanidad. La teoría conspirativa mejorconocida es el mito de la conspiración mundial judía (Cohn, 1966), que emerge periódica-mente y a menudo provoca persecución sistemática masiva. Otras teorías conspirativas sonla creencia de que los inmigrantes planifican deliberadamente debilitar la economía, que loshomosexuales diseminan intencionalmente el HIV, y que las brujas (en la Edad Media), laCIA (más recientemente) y Al-Qaeda (más actual) están detrás de casi todos los desastresmundiales que usted conoce (p. ej., Cohn, 1975).

La popularidad de las teorías conspirativas aumenta y disminuye. Fueron particular-mente populares desde mediados del siglo XVII hasta mediados del XVIII:

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104 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

En todas partes, la gente percibía propósitos dentro de propósitos, conspiraciones dentro deconspiraciones, había conspiraciones en la corte, conspiraciones secretas, conspiracionesministeriales, conspiraciones de facciones, conspiraciones aristocráticas y, en la última mitaddel siglo XVIII incluso conspiraciones de sociedades secretas gigantes que atravesaban lasfronteras nacionales y se extendían sobre el Atlántico. (Wood, 1982, p. 407)

El teórico del complot talentoso puede, con consumada habilidad y sorprendente versa-tilidad, explicar aun los eventos más crípticos y desconcertantes en términos de esquemastortuosos y maquinaciones inescrutables de conspiradores ocultos. Billig (1978) consideraque es precisamente esto lo que vuelve tan interesantes a las teorías conspirativas: sonincreíblemente efectivas para reducir la incertidumbre (Hogg, 2007b). Suministran unaexplicación causal en términos de disposiciones duraderas que pueden explicar una ampliavariedad de eventos, en lugar de factores situacionales complejos que no se pueden aplicarde manera tan amplia. Además, los eventos preocupantes se vuelven controlables y fáci-les de remediar, porque son causados por pequeños grupos de gente muy visible, en lugarde deberse a circunstancias sociohistóricas complejas (Bains, 1983).

No es sorprendente que las teorías conspirativas sean casi inmunes a la evidencia dedesconfirmación. Por ejemplo, en diciembre de 2006, publicó el resultado de una investi-gación de tres años y 3,5 millones de libras sobre la muerte de la Princesa Diana en 1997:aunque no hubo ninguna evidencia de que la familia real británica conspirara con elgobierno británico para asesinarla e impedir su matrimonio con un egipcio musulmán, estateoría conspirativa aún persiste. Otra teoría conspirativa aun mayor prevalece en gran partedel mundo musulmán: que los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en losEstados Unidos fueron perpetrados por Israel o quizás incluso por el propio gobierno delos EE. UU. (Lewis, 2004).

Atribuciones a la sociedadEl énfasis en las atribuciones como conocimiento social se expresa en la investigaciónsobre las explicaciones que da la gente acerca de fenómenos sociales a gran escala. Engeneral esta investigación avala el concepto de que las atribuciones causales respecto defenómenos específicos están localizadas dentro de (y son moldeadas por) sistemas decreencias más amplios, socialmente construidos.

Por ejemplo, la investigación de explicaciones sobre la pobreza revela que tanto losricos como los pobres tienden a explicarla en términos de gente pobre y no de la situaciónen la que se encuentra esa gente (p. ej., Feagin, 1972; Feather, 1974). Esta tendencia indi-vidualista no es tan intensa en las personas con ideología más de izquierda o socialista, oen las que viven en países en vías de desarrollo, donde la pobreza es generalizada (Pandey,Sinha, Prakash y Tripathi, 1982).

Las explicaciones de la riqueza tienden a depender de la afiliación política. En GranBretaña, los conservadores la atribuyen a cualidades individuales positivas de ahorro ytrabajo duro, mientras que los laboristas la atribuyen a una determinación implacable, unacualidad negativa individual (Furnham, 1983). No es sorprendente que también haya dife-rencias transculturales: por ejemplo las explicaciones individualistas tan comunes en HongKong (Forgas, Morris y Furnham, 1982; Furnham y Bond, 1986).

De modo similar, las explicaciones sobre el desempleo son influenciadas por las creen-cias u opiniones y los sistemas de valores más amplios de las personas (capítulo 5). Feather(1985) hizo que estudiantes australianos explicaran el desempleo en una serie de dimensio-nes. Ellos prefirieron explicaciones referidas a la sociedad más que individualistas: porejemplo, un gobierno deficiente, el cambio social y la recesión económica fueron conside-radas como causas más válidas de desempleo que la falta de motivación y las desventajaspersonales (véase también Feather y Barber, 1983; Feather y Davenport, 1981). Sinembargo, los estudiantes políticamente más conservadores tendieron a poner menos énfa-sis en las explicaciones referidas a la sociedad. Estudios llevados a cabo en Gran Bretañamuestran que allí las explicaciones referidas a la sociedad son más prominentes que lasexplicaciones individualistas, y que hay un grado bastante importante de coincidencia entrelos empleados y los desempleados que respondieron (Furnham, 1982; Gaskell y Smith,1985; Lewis, Snell y Furnham, 1987).

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105CONOCIMIENTO SOCIAL Y ATRIBUCIONES A LA SOCIEDAD

Otras investigaciones han considerado las clases de explicación que la gente da sobrelos disturbios (el capítulo 11 analiza en detalle la inquietud social, el comportamientocolectivo y los disturbios). Los disturbios son fenómenos sociales muy complicados, puesreconocen causas próximas y alejadas: un determinado evento o acción podría desencade-nar el disturbio, pero sólo debido a la conjunción compleja de condiciones más amplias.Por ejemplo, la causa próxima de los disturbios de Los Ángeles de 1992 puede haber sidola absolución de oficiales de policía blancos acusados de golpear a un motociclista negro,Rodney King (véase recuadro 11.1), pero es improbable que esto solo hubiese promovidoel disturbio de no mediar la inquietud racial y los problemas económicos que atravesabaEstados Unidos en esa época.

Al igual que las explicaciones sobre la pobreza, la riqueza y el desempleo, las clases deexplicación que la gente da sobre un determinado disturbio parecen estar influenciadas porla perspectiva sociopolítica de la persona (p. ej., Litton y Potter, 1985; Reicher, 1984, 2001;Reicher y Potter, 1985; Schmidt, 1972). Los miembros más conservadores de la clase diri-gente tienden a identificar desviaciones o patologías personales o sociales, mientras que losque tienen actitudes sociales más liberales tienden a identificar circunstancias sociales.

Por ejemplo, Schmidt (1972) analizó las explicaciones de los medios de comunicacióngráficos sobre la avalancha de disturbios en ciudades estadounidenses durante 1967. Lasexplicaciones se podían clasificar con respecto a tres dimensiones:

1 legitimidad-ilegitimidad,

2 causa interna-externa,

3 causa institucional-ambiental.

Las dos primeras dimensiones estaban intensamente correlacionadas, y había causasexternas legítimas (p. ej., errores de renovación urbana, condiciones de barrios marginales)combinadas y causas internas ilegítimas (p. ej., propósitos delictivos, creencia en que laviolencia da resultado) combinadas. Las fuentes de los medios de la derecha política tendie-ron a identificar causas internas ilegítimas, mientras que las clasificadas como de “centro-izquierda” (es decir, liberales) pusieron el énfasis en causas externas justificadas.

Por último, Sniderman, Hagen, Tetlock y Brady (1986) investigaron la manera en la quela gente da explicaciones sobre la desigualdad racial y tiene preferencias por diferentespolíticas gubernamentales. Utilizaron una muestra nacional de sujetos de raza blanca de losEstados Unidos (en 1972) y estuvieron interesados en investigar la influencia del nivel deeducación. Observaron que los blancos con menos nivel de educación empleaban unproceso de razonamiento “impulsado por el afecto”. Comenzaban con sus sentimientos(principalmente negativos) hacia los negros, y luego procedían directamente a culpar a lapoca asistencia del gobierno. Una vez hecho esto, “volvían sobre sus pasos” para cerrar elcírculo y así justificar su recomendación: a saber, que los negros eran personalmenteresponsables de su propia situación desventajosa. En cambio, los blancos mejor educadosadoptaron un proceso de razonamiento “impulsado por la cognición”, y razonaron haciaadelante y hacia atrás. Sus recomendaciones de política se basaron en atribuciones causa-les para la desigualdad y a su vez sus atribuciones causales fueron influenciadas por supreferencia política.

Contribución de la culturaCada vez es más evidente que las atribuciones específicas o explicaciones causales puedenser comprendidas por completo sólo si se tienen en cuenta las creencias y los sistemas devalores más amplios de los individuos. Ya hemos visto, por ejemplo, la influencia de valo-res sociopolíticos, nivel educacional, grupo de membresía y etnicidad; y han aflorado facto-res culturales por todas partes.

La gente de diferentes culturas suele hacer atribuciones muy distintas, hace atribucio-nes de diferentes maneras o enfoca toda la tarea de explicación social de distintos modos(R. Bond y Smith, 1996; Markus, Kitayama y Heiman, 1996; Smith, Bond y Kagitçibas,i,2006; Triandis, 1976; Triandis y cols., 1972). En consecuencia, la posibilidad de malenten-

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Cultura y atribución¿Es la marionetaresponsable de suspropias acciones? Laprobabilidad deefectuar atribucionesdisposicionales sobrela gente es menor enlos orientales que enlos occidentales,¡dejen en paz a lasmarionetas!

106 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

didos interpersonales transculturales es enorme. Por ejemplo, el pueblo zande de Áfricaoccidental tiene una doble teoría de la causalidad, en la que las causas próximas de sentidocomún operan dentro de un contexto de hechicería como causa alejada (Evans-Pritchard,1937; véase también Jahoda, 1979). Para los zandes, una distinción interna-externa tendríapoco sentido.

Otro ejemplo: Lévy-Bruhl (1925) informó que los nativos de Motumotu de NuevaGuinea atribuyeron una epidemia de pleuresía a la presencia de un determinado misionero,de sus ovejas, de dos cabras y, por último, a un retrato de la reina Victoria. Aunque inicial-mente parezcan bastante extrañas, estas clases de atribuciones son fáciles de explicar comorepresentaciones sociales: ¿cuánto más extrañas son que, por ejemplo, las “teorías de lascuerdas” que se hicieron populares en la física a mediados de los ochenta para construir unateoría unificada del universo (véase Hawking, 1988)? Considere la pregunta introductoriabajo la luz de lo que acaba de leer.

Un área de investigación sobre las atribuciones transculturales es el error fundamentalde atribución (véase antes). Hemos dicho que en las culturas occidentales la gente tiende aefectuar atribuciones disposicionales sobre la conducta de los otros (Ross, 1977). Tambiénhay evidencias de que estas atribuciones disposicionales se vuelven más evidentes en laontogenia (p. ej., Pevers y Secord, 1973). En cambio, en las culturas no occidentales la gen-te se inclina menos a hacer atribuciones disposicionales (Carrithers, Collins y Lukes, 1986;Morris y Peng, 1994). Es probable que esto refleje la influencia más profunda y abarcadorade los roles sociales en las culturas no occidentales más colectivistas (Fletcher y Ward,1988; Jahoda, 1982), y en parte una visión más holística del mundo, que promueve elpensamiento dependiente del contexto, unido a la ocasión (Shweder y Bourne, 1982).

Para investigar mejor el papel de la cultura en las atribuciones disposicionales, Miller(1984) comparó la clase media norteamericana con los hindúes de cuatro grupos etarios(adultos, y 15, 11 y 8 años de edad). Los participantes describieron comportamientos proso-ciales y antisociales, y dieron sus propias explicaciones espontáneas sobre las causas deestas conductas. Miller pudo codificar las respuestas para identificar la proporción de atri-buciones disposicionales y contextuales efectuadas por los participantes. Entre los niñosmás pequeños hubo muy poca diferencias transculturales (véase figura 3.7). Pero a medidaque aumentaba la edad los dos grupos divergieron, sobre todo porque los estadounidensesadoptaron, cada vez más, atribuciones disposicionales. Para las atribuciones contextuales,los resultados fueron los contrarios.

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107RESUMEN

La lección importante que enseña este estudio es que los factores culturales tienenun impacto significativo sobre las atribuciones y las explicaciones sociales. En el capí-tulo 16 volvemos a tratar el papel de la cultura y el funcionamiento social de los sereshumanos.

Edad

0,1

8 años Adulto

Norteamericanos

Hindúes

15 años11 años

0,2

0,3

0,4

0,5

0

Pro

porc

ión

de a

trib

ucio

nes

disp

osic

iona

les

Figura 3.7Atribuciones disposicionales en función de laedad y los antecedentes culturales

Los norteamericanos y los hindúes no difiereninicialmente en la proporción de atribucionesdisposicionales efectuadas respecto de la conducta. Sinembargo, a los 15 años hay una clara diferencia quese acentúa en la edad adulta; los estadounidenseshacen una cantidad significativamente mayor deatribuciones disposicionales que los hindúes.

Fuente: basado en datos Miller (1984)

RESUMEN

• Las personas son psicólogos ingenuos quebuscan conocer las causas de sus propiasconductas y las de las conductas de losdemás.

• De forma muy similar a la de los científicos,la gente considera la información de con-senso, la consistencia y la distintividad aldecidir si atribuye la conducta a rasgos depersonalidad y disposiciones internas, o afactores situacionales externos.

• Las atribuciones que realizamos pueden e-jercer una profunda repercusión en nuestrasemociones, autoconcepto y relaciones conlos demás. Puede que haya diferencias indi-viduales en la propensión a efectuar atribu-ciones internas o externas.

• En realidad, las personas son malos científi-cos cuando hacen atribuciones. Tienen mu-chos sesgos diferentes, de los cuales losmás importantes son una tendencia a atri-buir las conductas de los demás a razonesdisposicionales y a razones externas las pro-

pias, y una tendencia a proteger el auto-concepto atribuyendo sus propios fracasosa razones externas y sus éxitos a razonesinternas.

• Las atribuciones sobre la conducta de lagente como miembros del grupo (endogru-po) o no (exogrupo) son etnocéntricas yestán basadas en estereotipos. Sin embargo,este sesgo es afectado por el carácter real opercibido de las relaciones intergrupales.

• Los estereotipos se pueden originar en unanecesidad de los grupos de atribuir la causade los eventos angustiantes a gran escala aexogrupos que tienen propiedades (estereo-típicas) vinculadas de manera causal con loseventos.

• La gente recurre a atribuciones causales sólocuando no hay conocimiento social fácil-mente accesible (p. ej., guiones, esquemascausales, representaciones sociales, creen-cias culturales) para explicar las cosas demanera automática.

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108 CAPÍTULO 3 ATRIBUCIÓN Y CONOCIMIENTO SOCIAL

LECTURAS RECOMENDADAS

Fiske, S. T. y Taylor, S. E. (1991). Social cognition (2ª ed.). Nueva York: McGraw-Hill. Este libro, quetodavía es la cobertura más autorizada y completa de cognición social, también trata de maneraexcelente la teoría clásica y la investigación de la atribución. Esto no es sorprendente, dado que losprocesos de atribución son procesos cognitivos sociales, y que la teoría de la atribución fue precursorade la cognición social contemporánea.

Fletcher, G. y Finchman, F. D. (eds.) (1991). Cognition in close relationships. Hillsdale, NJ: Erlbaum.Una recopilación de los principales académicos aporta capítulos detallados sobre atribución y otrosenfoques sociocognitivos de las relaciones estrechas.

Hewstone, M. (1989). Causal attribution: From cognitive processes to collective beliefs. Oxford:Blackwell. Una cobertura completa y detallada de la teoría y la investigación de la atribución, quetambién trata las perspectivas europeas que ubican los procesos de atribución en el contexto de lasociedad y las relaciones intergrupales.

McClure, J. (1991). Explanations, accounts, and illusions: A critical analysis. Cambridge, UK:Cambridge University Press. Una discusión crítica, de amplio alcance y ecléctica de la atribucióncomo explicación social.

Moskowitz, G. B. (2005). Social cognition: Understanding self and others. Nueva York: Guilford. Untexto de cognición social, totalmente actualizado y completo, escrito con un estilo relativamenteaccesible como introducción al tema. También considera la atribución.

Smith, E. R. (1994). Social cognition contribution to attribution theory and research. En: P. G. Devine, D.L. Hamilton y T. M. Ostrom (eds.). Social cognition: Impact on social psychology (pp. 77-108). San

LITERATURA, CINE Y TV

The Third Policeman (El tercer policía)

Libro de Flann O’Brien de 1967. Un libro descabellado y mágico acerca del absurdo. Tiene una sección muy diver-tida que es pertinente a las representaciones sociales. Hay un relato hilarante de cómo se pueden formar y mante-ner representaciones sociales extrañas (en este caso, acerca de la teoría atómica).

JFK

La película de Oliver Stone de 1991. Kevin Costner es un fiscal del distrito de Nueva Orleans que reabre el casopara investigar quién asesinó en realidad al presidente John Fitzgerald Kennedy el 22 de noviembre de 1963 enDallas, y cuál fue el complot detrás del hecho. Éste es un maravilloso encuentro con las teorías conspirativas y lanecesidad de la gente de elaborar una explicación causal, por extraña que sea, sobre un evento perturbador. Enla película, también actúan Tommy Lee Jones y Sissy Spacek.

The Devils (Los demonios)

El clásico de culto de Ken Russell de 1971, muy desgarrador, acerca de la inquisición y la intriga política en laiglesia y el estado. Las escenas son grotescas y recuerdan las pinturas de Hieronymus Bosch. La película estábasada en una novela de Aldous Huxley, y actúan Vanessa Redgrave y Oliver Reed. Muestra hasta qué horri-bles extremos puede llegar un grupo para proteger su explicación causal final: toda divergencia se consideraherejía o blasfemia y es duramente castigada para garantizar que nadie crea en esta explicación de la natura-leza de las cosas.

Macbeth

La tragedia de Shakespeare de 1606/07 en la que tres brujas profetizan una cadena de hechos maléficos come-tidos por Macbeth durante su sangriento ascenso al poder, incluido el asesinato del rey escocés Duncan. Lapregunta causal es si la profecía causó los eventos o si hubo algún otro complejo de causas.

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109LECTURAS RECOMENDADAS

Diego, CA: Academic Press. Una cobertura dirigida a las dimensiones cognitivas sociales de losprocesos de atribución.

Trope, Y. y Gaunt, R. (2003). Attribution and person perception. En M. A. Hogg y J. Cooper (eds.), TheSage handbook of social psychology (pp. 190-208). Londres: Sage. Una revisión reciente, completa ymuy amena de la investigación sobre atribución.

Weary, G., Stanley, M. A. y Harvey, J. H. (1989). Attribution. Nueva York: Springer-Verlag. Unadiscusión sobre las aplicaciones de la teoría de la atribución y la operación de los procesos deatribución en contextos clínicos y la vida cotidiana fuera del laboratorio.

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