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& & & & & T OPOS ROPOS T 1 Revista Córdoba/ Nº4 Bajtin y el acto ético: una lectura al reverso Por Iris M. Zavala Universidad de Utrecht La filosofía del acto ético (1.924) nos obliga a repensar retrospectivamen-te lo que representa la ética en la obra teórica de Bajtin y se manifiesta en su manera de abordar la literatura. Pero, antes conviene plantearnos lo novedoso del texto y en relación a qué otra explicación se sitúa. Traducido al inglés (1.993) y al italiano (1.995), esta breve reflexión que se conoce en ruso desde 1986, introduce dimensiones especulativas que es preciso conservar si se quiere entender el contenido de las aportaciones bajtinianas a la filosofía y a la estética. Y esto no es arbitrario; no se trata de tomar cuanto dice aquí al pie de la letra, sino de tomar sus analogías y traducirlas en los términos precisos que va elaborando. Cabe decir que desde su primer trabajo conocido procuró los conceptos originales necesarios para ordenar el campo nuevo que descubría. Introduce cada uno de sus conceptos con un mundo de preguntas, de tal forma que cada uno de ellos es un texto problemático, lo que implica que leer a Bajtin es volver a abrir las preguntas. Es necesario, en este punto, hacer vivir este texto con lo que le sigue y con lo que le precede; comprenderlo con lo que le sigue. Para entender debidamente La filosofía del acto ético, es necesario considerarlo como producética, sin las cuales estos permanecerían enigmáticos. Vuelve a formular la pregunta de lo que voy a llamar la palabra y la alteridad, y las relacio-nes entre la palabra y el discurso. El lenguaje irá aportando la noción misma de estructura, de división entre el yo y el otro; este problema de heterogeneidad radical lo conducirá también al estudio del lenguaje y a la semiótica. Tomadas en este registro, muchas cosas se aclaran, por ejemplo, la entrada al estudio del lenguaje y la palabra, intentando trazar las distinciones. De tal forma que, hacia esta fecha (1925-1929), confronta tanto al subjeti-vismo indivi-dua-lista (Wilhelm von Humboldt, Karl Vossler, Benedetto Croce, A. A. Potebnja) cuanto al objeti-vismo abstracto (Jan Baudoin de Courtenay, L.B. Scerba, Ferdinand de Saussure, Charles Bally). En el mismo punto, no menos incisiva es la gran polémica contra el formalismo (la firma de Medvedev identifica este dominio), y por idénticos motivos, contra el sociolo-gismo estrecho. Esta polémica multidirigida es el sustrato de sus primeros artículos entre 1.919-1.924, y de los libros y artículos firmados por Pavel Medvedev o Valentin Voloshinov entre 1.926-1.929, fecha a su vez de la primera redacción de su estudio sobre Dostoievski. Lo que se va esbozando en estos años es el desarrollo de una metalin-güística (así denominada en 1.963, en la segunda redacción de su libro sobre Dostoievski) o una translingüística que diera cuenta de la estructura misma del lenguaje y de los géneros de enuncia-do, y por otro lado, la especificidad de la literatura, oponién-dose a la conocida dicotomía lenguaje literario/lenguaje no literario. Algunos trabajos sobre el arte verbal y el signo aparecen firmados por Voloshinov, al mismo tiempo que va elaborando problemas estéticos centrales: la exotopía, concepto que confronta directamente la relación autor/héroe en función de la

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Bajtin y el acto ético: una lectura al reverso

Por Iris M. Zavala

Universidad de Utrecht

La filosofía del acto ético (1.924)nos ob l iga a repensarret rospect ivamen-te lo querepresenta la ética en la obra teóricade Bajtin y se manif iesta en sumanera de abordar la literatura.Pero, antes conviene plantearnos lonovedoso del texto y en relación aqué ot ra exp l i cac ión se s i túa.Traducido al inglés (1.993) y alitaliano (1.995), esta breve reflexiónque se conoce en ruso desde 1986,introduce dimensiones especulativasque es preciso conservar si se quiereentender e l conten ido de lasaportaciones bajtinianas a la filosofíay a la estét i ca . Y esto no esarbitrario; no se trata de tomarcuanto dice aquí al pie de la letra,s ino de tomar sus ana log ías ytraducirlas en los términos precisosque va elaborando. Cabe decir quedesde su primer trabajo conocidoprocuró los conceptos originalesnecesarios para ordenar el camponuevo que descubría. Introduce cadauno de sus conceptos con un mundode preguntas, de tal forma que cadauno de e l los es un textoproblemático, lo que implica que leera Baj t in es vo lver a abr i r laspreguntas. Es necesario, en estepunto, hacer vivir este texto con loque le sigue y con lo que le precede;comprenderlo con lo que le sigue.Para entender deb idamente Lafilosofía del acto ético, es necesarioconsiderarlo como producética, sinlas cuales estos permanecer íanenigmáticos. Vuelve a formular lapregunta de lo que voy a llamar lapa labra y la a l ter idad, y lasrelacio-nes entre la palabra y eldiscurso. El lenguaje irá aportandola noción misma de estructura, dedivisión entre el yo y el otro; esteproblema de heterogeneidad radical

lo conducirá también al estudio dellenguaje y a la semiótica.Tomadas en este registro, muchascosas se aclaran, por ejemplo, laentrada al estudio del lenguaje y lapa labra, in tentando t razar lasdistinciones. De tal forma que, haciaesta fecha (1925-1929), confrontatanto al subjeti-vismo indivi-dua-lista(Wilhelm von Humboldt, Karl Vossler,Benedetto Croce, A. A. Potebnja)cuanto al objeti-vismo abstracto(Jan Baudoin de Courtenay, L.B.Scerba, Ferdinand de Saussure,Charles Bally). En el mismo punto,no menos inc is iva es la granpolémica contra el formalismo (lafirma de Medvedev identifica estedominio), y por idénticos motivos,contra el sociolo-gismo estrecho.Esta polémica multidirigida es elsustrato de sus primeros artículosentre 1.919-1.924, y de los libros yar t í cu los f i rmados por Pave lMedvedev o Valentin Voloshinoventre 1.926-1.929, fecha a su vezde la primera redacción de su estudiosobre Dostoievski.Lo que se va esbozando en estosaños es e l desarro l lo de unametalin-güística (así denominada en1.963, en la segunda redacción desu libro sobre Dostoievski) o unatranslingüística que diera cuenta dela estructura misma del lenguaje yde los géneros de enuncia-do, y porotro lado, la especif icidad de lal i teratura, opon ién-dose a laconoc ida d icotomía lenguajel i terar io/ lenguaje no l i terar io .Algunos trabajos sobre el arte verbaly el signo aparecen firmados porVoloshinov, al mismo tiempo que vaelaborando problemas estét icoscentrales: la exotopía, concepto queconfronta directamente la relaciónautor/héroe en func ión de la

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determina-c ión entre forma ycontenido, arte y responsabilidad, elmovimiento hacia el otro.1 Es decir,todo un programa de poética socialy de ética responsable firmementeapoyada en la alteridad, la exotopíay el discurso, que finalmente locoducirán a desarrollar el conceptode dialogía.Todo este entramado se anuncia ensu breve artículo de 1919, "Arte yresponsabi l idad" (en 1985); supregunta fundamen-tal desde elinicio es el modo en que la verdadentra en la v ida humana. Ladimensión de la verdad es unainterrogac ión renovada; Baj t inintenta responder por qué vía ladimensión de la verdad entra en lav ida, en la economía de l serhumano. Y aquí entra la dimensióndel lenguaje: si somos lenguaje, yconcierto de voces, la l iteraturaofrece una dramatización esencial,un alineamiento del significante através de lo discursivo. Además, laeficacia de lo literario es justamentedecir algo diciendo siempre otracosa (el juego metafórico). Algunostextos l i te rar ios espec í f i cos(Rabela is, Dosto ievski , Tolsto i)introducen dimensiones nuevas, y elproblema del género de enunciadole permi ten formular la granpregunta esencial de las cienciashumanas: el lenguaje. Aborda ellenguaje en el nivel más concreto,más cotidiano, el de la experienciacultural. Es este lugar privile-giado(podr ía dec i rse) , cuyo centrofundamental es la recepción del yoen e l o t ro . S i s i tuamos estaintersubjet iv idad en la l ínealacan iana, para qu ien toda " lareferencia imaginaria del ser humanoestá centrada en la imagen delsemejante" (1983:183), podríamosdecir que el acto ético -ligado a laescr i tura- obt iene un carácterextraordinariamente especulativo detodo su desarro l lo , de suinterrogac ión en redondo. Losfenómenos de lenguaje que tienenpara el sujeto un sentido en elregistro de la interpelación, del

desafío, de la alusión, y el espaciov ibrante de la in t rospecc ión lepermitirán a Bajtin afinar ese otro,el reconocimiento del otro -desde elotro con minúscula (y aquí me parecedecisiva la distinción que estableceLacan 1992 en su estudio de lapsicosis) y el Otro con mayúscula-.Retomaré este punto que me parecefundamental para dist inguir lasaportac iones baj t in ianas de lexistencialismo y del esencialismo(en particu-lar, la famosa dicotomíabuberiana yo/otro).Cuando a los lectores actuales nosllega La filosofía del acto ético yaBajtin se identifica con un legadodonde los diferentes campos se hanido articulan-do. Podríamos decir queel nombre de Bajtin es un campo enpugna, y objeto de var iadasinterpretacio-nes. Lo que sobresalede su herencia es el concierto devoces, la pluralidad de agentes deldiscurso, las formas de palabrare fer ida, además una ser ie demetáforas teór icas (d ia log ía ,c ronotopo, heterog los ia ,arqu i tectón ica) que des ignancompromisos específicos en torno ala naturaleza del sentido y los límitesde la interpretación. Pero todos esoslibros y artículos -siempre conocidoscon retraso, en desorden- nos ponenal descubierto cómo vuelve sin cesarsobre sus bases iniciales, traza denuevo un c í rcu lo , y retoma suaventura. El texto que comento nosconducirá a lo que buscamos: laoriginalidad de lo que aporta Bajtinen relación a la ética, al saber, aldiscurso, y a la realidad, mostrandoque todo ello es una cadena, y quela realidad del ser humano está en elser del otro. Un texto representa laorganización de la categoría de otro( la a l ter idad) como separado,mediante la representación estética,y las categorías de ser y de acto. Ydesde el primer momento (aun sicomparte un cierto evolucionismonatural en la época), el discursoconcluido (que también acosaba aHegel) implica el si lencio, la no

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necesidad de hablar, encarnación delpoder absoluto. Aquí daré un alto.He subrayado que casi todos losejemplos de análisis bajtinianosprovienen de textos literarios, ysab ido es que una de susformula-ciones más elaboradas es lapalabra no concluida, una formaestructurada de dialogismo que sesostiene a través de lo ético, y laresponsabi-lidad y la responsividad(dicho sea al pasar, también Freud yLacan se basan a menudo en escritosliterarios, en remisiones a autorescanónicos o memorias). En esteaspecto, y precisamente en estepunto, la perspec-tiva hegeliana deldiscurso concluido que reelaboraLacan toma relieve: no equivale soloal silencio, a la no necesidad dehablar, sino que este discurso esencarnación del saber absoluto, elinstrumento del poder, "el cetro y lapropiedad de quienes lo saben"(Lacan 1983:114).

Pues bien. El valor del carácter móvildel pensamiento bajtiniano se captamejor en las ac larac iones yprecisiones en torno a la oposiciónentre monologismo y dialogis-mo,que abordará de diversas formas,hasta rechazar f ina lmente e lmonologismo en "El problema deltexto en la lingüística, la filología yotras ciencias humanas. Ensayo deanál is is f i losóf ico" (apuntes de1.959-1.961 en 1.985) . Lasdif icultades y los atol laderos semodi f i can y, f ina lmente, lasdistinciones binarias entre ambostérminos desapare-cen. Esto fue loque le impuso la nueva elaboraciónde Dostoievs-ki y de los géneros deenunciado, para constituir el términodonde se encuentra el eje verdaderode la realización del ser humano: elencuentro con el otro y la realidad.Y, e fect ivamente, lo queencontramos en el fondo de suenseñanza son la comprensión y larespuesta: e l pensamientoparticipativo. El relieve esencial meparece ser las interroga-ciones a laspropiedades del significante, y lo que

esto supone, además el sistema devalores en que se inscribe el lenguajehumano, esa ampl ia red derelaciones, arquitectura de formascargada de sentido, que llevan en símismas su propia significa-ción.Tratándose de la persona del sujetoy su funcionamiento, la experienciade la dupl ic idad del otro no loabandonará jamás (y hemos derecordar que para la semiótica de lacua l par te , e l lenguaje ha "dedefinirse en términos dobles", quehay una "dua l idad opos i t iva"Benveniste 1.971a:115). Bajt inparte del signo como unidad bilateral(no como arb i t rar io) , y de larelatividad de los valores.

Las precisiones de Benveniste eneste punto me parecen centrales:La relatividad de los valores es lamejor prueba de que unos dependeníntimamente de los otros dentro dela sincronía de un sistema siempreamenazado, siempre restaura-do.Ocurre que todos los valores son deoposición y solo se definen por sudiferen-cia. Opuestos como son, semantienen en mutua relación denecesidad. (1.971b:145)

Así, el sistema lingüístico encierra unsignificante y un significado cuyonexo debe ser reconocido comonecesario. Esta división del signoimplica que "el tú está ya en el senode l d iscurso"; s i b ien estaaseverac ión es lacan iana(1.992:392), me parece que permiteproponer un punto de par t idadistinto sobre la dialogía, comoacontecimiento de encuentro entreel yo y el Otro, y el momento enque se constituye la palabra. Dichode otra manera: hay una duplicidaden el otro (como en todo signo) yuna mutua correspondencia -está elo t ro imag inar io y e l Otro conmayúscula-. Insisto que parto de unadistinción fundamental estable-cidacon gran precisión por Lacan (porcierto, apoyado en Benveniste). EnBajtin hay un Otro más allá de tododiálogo concreto, de todo juego

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interpsicológico -y he ahí todo eldesarrollo del concepto de dialogía ydel Tercero-. Para Lacan, ese Otroes "el lugar donde se constituye elque hab la con e l que escucha"(1.992:389). Así pues, el tú, el quepuede responder, no debe pensarsecomo una simetría, el de la completacorresponden-cia, el alter ego, elhermano. Y continúo mi lectura deBaj t in a t ravés de Lacan. Laintersubjetividad que aquel elaborano es recíproca (como la de MartinBuber, aunque soy consciente de quemuchas interpretaciones de Bajtinsostienen esta analo-gía). El otro noes un rostro humano, animado porun yo re f le jo de l yo prop io; laconcepción simétrica y recíproca deun semejante no entra en esteesquema. Y el tercero se refiere aldiscurso mismo (la tercera personano ex is te , nos ha mostradoBenveniste). Volveremos sobre esteOtro, lugar donde se constituye lapalabra, y su relación con los valores.Retomemos antes el hilo.

En 1.924, año en que redacta Lafilosofía del acto ético, intentaba unafilosofía moral encaminada a dar piea una ontología fundamental quepermitiera desarrollar las bases paralas restantes discipli-nas filosóficas.La ot redad es e l e lementoconst ruct ivo bás ico; este n ive lintersubjetivo implica siempre al yoen el aconteci-miento del ser en surelación con el otro y se resume enla máx ima "en e l ser no haycoar tada" . As í conceb i -da, laresponsabilidad tiene un carácterontológico, y el acto proviene del yocomo centro arquitectónico, siempreorientado hacia el otro. En este textofragmentado y fragmenta-rio, cuyoprincipio se desconoce (comienza inmedia res), que ha sido trascri-tocon d i f icu l tad encontramos unacoherencia entre el mundo de lacultura y el mundo de la acciónhumana; e l mundo de lacontecimiento, del acto se rige porla responsabilidad. La vida humanaes ese acto único de autocreación.

La literatura, el hecho literario, seinserta en la práctica social, y laalter idad es s iempre mater ia l einestable. El de Bajtin es siempre elmismo pensamiento que continúa;podría decirse que va completan-dosu esquema haciendo entrar en élcosas muy diferen-tes. El texto de1.924, le ído e in terpretado enyuxtapos ic ión con "Ar te yresponsa-bilidad" (1.919) y "Autor ypersonaje en la actividad estética"(1.920-1.921), y "El problema delcontenido, material y forma en lacreación artística verbal" (1.924 en1.989), nos permiten aplicar a suobra los mismos principios que ellada a su construcción, las reglas decomprensión y entendimiento queella explicita. Para Bajtin se trata enreal idad de aprehen-der el actooriginal de comunica-ción que es elhecho literario, y las significacionesque entran en juego, estudiando suspu lsac iones paradój i cas , dondes iempre pers is ten las mismasant inomias bajo formastransforma-das.

Metáforas teóricasSi para Lacan la originalidad de Freudes abordar y procurar formalizar elorden simbólico (veáse II 1.983) -después de todo, el médico vienéses un gran semiótico-, en Bajtin loque va a esca lonarse son lasre lac iones con e l lenguaje ,abordándo lo tanto en e l n ive lconcreto, más cotidiano, cuanto enel de la experien-cia litera-ria. Vaperfi lando así toda la referenciaimaginaria del ser humano comocentrada en la imagen del semejante.La arquitectónica y el acto ético sonasí metáforas teóricas para el ordens imból i co , en sus est ructu-raspropias, en su dinamismo, en elmodo particular con que interviene.Es este el punto exterior, excéntricoel que impone su coherencia y suautonomía al ser humano y lo queeste v ive. Estas metáforas nosconducen además a uno de losimportan-tes cuest iona-mientosbajtinianos: el lenguaje a través del

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cual construimos nuestra identidad yla del otro, que es eminentementepúblico (la lucha por el signo, queocupa buena parte de las reflexionessobre el lenguaje y el marxismo y elfreudismo).Pero, comencemos por reinsertar aBajtin en el campo de reflexiones quele permiten cuestionar todo un ordensimbólico. En este punto el neo-kantismo, y la escuela de Marburgo,en especial Hermann Cohen (1.842-1.918, el gran comentarista y editorde las obras de Kant), le permitencuestionar con audacia la relaciónentre e l mundo exper imentadomediante la acc ión y e l mundorepresentado mediante el discurso.La filosofía del acto no es un textotranquilo; lo escribió en el momentoen que la sociedad europea y la rusaen particular, daban un viraje: laRevo luc ión Rusa y la I GuerraMundial. La palabra que para Bajtinpolariza, organiza toda su existencia,es la ética, y la relación entre laestét i ca y la ét i ca . La estét i capermite alcanzar la función simbólicaen juego: es una parte de la actividadde l su jeto , mientras que lapreocupación ética se despliega envarios terrenos. Este vasto discursoque aparece en saltos y fragmentosen La filosofía del acto indica lo quela obra de Bajtin constituirá después.El surgimiento histórico se muestraaqu í en su p lena d imens ión, yconsiste en que el alcance del sentidodesborda los signos. Propone que elser humano es metaético, crea lamorali-dad, la eticidad; propone quela acción del ser humano es creativa.

La I Guerra Mundial corresponde aun avance particular en el desarrollofilosófico y la relación del ser humanocon el lenguaje. No solo Cohen yWalter Benjamin -y naturalmenteS igmund Freud- por menc ionaralgunos nombres evidentes, sino queotro filósofo alemán y teólogo judío,Franz Rosenzweig (1.886-1.929) enel texto La estrella de la redeción(1.921) . Este f i lóso fo- teó logo,maestro de Emmanuel Lév inas,

entabla lazos lingüísti-cos entre lostopoi del judaísmo y f iguras delenguaje -el relato, el diálogo y elcoro-. De tal forma que el relato, quesignifica finitud y remisión al origense liga a la redeción (ser humano conel mundo); el diálogo, la subjetividaddel uno y la del otro, se liga a larevelación (Dios en el ser humano),y el coro, la realiza-ción del hombreviene al proyectarse sobre los demásy el mundo ( la creación). Estoslenguajes exigen a su vez tiempospart i cu lares: pasado ( re la to) ,presente (diálogo), futuro (coro). Loimportante es el desarrollo que vatomando la estructura del lenguajepara el pensamiento, que tendrá unode sus grandes exponentes enFerdinand de Saussure, padre de lalingüística estructural, cuyo famosocurso se publicará en póstumementeen 1916. El núcleo central es lasociabilidad del lenguaje, que serápunto de arranque desde diversasópticas. Esta revolución copernicanaestá en el centro de los avancesbajtinia-nos por el terreno particulardel discurso y la dialogía.El hilo conductor que une las distintasmiras es la relación entre discurso,poder y verdad (lo que Lacan llamanudo borromeo, que da la idea de quelas dimensiones simbólica, imaginariay real no se ligan necesariamente).Pero, conviene retomar la aportaciónde Bajtin situándolo ahora en elespíritu de la ética kantiana y el papelde protagonis-ta moral (y dejo delado aspectos centra les de lkantismo, tal el raciona-lismo y elcientificismo), al mismo tiempo quela concepción de la historia comoesfuerzo incesante hacia un ideal deperfección moral, que es infinito. Ysobre todo, a la dimensión de futuroimpl í c i ta en e l kant ismo, queretomaron los teóricos marxistas dela utopía tal Marc Bloch (Muguerza1.994:128) . Este proceso de"esperanza de futuro" (Hoffnung derZukunf t) es e l corazón de ldialogismo, en cuanto sentido, comototalidad de sentido: es decir en sucarácter de respuesta (Baj t in

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1.985:-368). Esta totalidad tieneque ver con valores y exige unacomprensión como respuesta queincluya la valoración. Si entendemosel dialogismo como un problema designificado, sentido y comprensión,y ésta se ent iende como unaconfrontación con otros textos ycomo una comprens ión en uncontexto nuevo, e l contextoanticipado del futuro, habríamos deconstatar que la comprensión esmovimiento, y que representasiempre confrontación. La dualidaddel signo a la que hemos aludido: yese tú que está siempre en el senodel discurso.Esta actividad participativa dialógicatiene tres movimien-tos: el punto depart ida de l texto dado; e lmov imiento hac ia at rás- loscontextos pasados-; el movimientohacia delante -la anticipación (ycomienzo de un contexto futuro)-.S i b ien estas puntua l izac io-nesprov ienen de un texto tard ío -realmente el último trabajo de Bajtin-"Hac ia una metodo log ía de lasciencias humanas", esbozado entre1.930 y 1.940, y reescr i to aprincipios de 1.974 -lo que aparececomo importante son las preguntasc laves con las que d i r ige suinvest igac ión- . Una es lacomprensión; y la segunda que lacomprensión cambia con la historia,y que la h is tor ia hace lacomprensión. No deja de lado loscambios históricos, pero afirma quees s iempre una act iv idadparticipati-va y responsable.

¿De qué tipo de ética nos habla Bajtinen el acto ético? Debemos distinguirentre una ética deontológica (o deldeber), o una te leológica (o defines); el campo de Bajtin pareceidentificarse con el desarrollo de unateleología, y las precisiones de unamoral de acción ("moral de batalla"l lamó Unamuno a su vocación yresponsab i l idad ét i cas) . Pero,además, cons idero que la ét icabajtiniana se puede identificar en suconjunto con una ética comunica-tiva

(o discursi-va) que pone de relieveque no hay otra vía que la del diálogo(cercana también a la propuesta deJürgen Habermas, s i b ien hayprofundas diferencias). Dejándomel levar por la lec tura de Jav ierMuguerza (1.994), la ética kantianaes formal, lo cual quiere decir que suscontenidos materiales han de venirlesociohistóri-camente dados, y no sedesent iende de l imperat ivocategór ico que es la d ign idadhumana. Y la libertad -postulado dela razón práct i ca- ser ía as í laauténtica razón de la moral idad(149); de tal forma que el kantismo,lejos de un optimismo metafísi-co,parte más bien de una visión realistaque incorpora el conflicto.Aún otros aspectos nos salen al pasopara situar el texto bajtiniano. Enparticular, la relación entre ética yestética que, naturalmente, no selimita a Kant (sin más, recordemosa Aristóteles), sino que el filósofoestablece conexiones particu-laresentre ambas. Dejaremos de ladocuanto pertenece al "buen gusto", yla teoría kantiana de la respuestaestética, para concentrarnos en elsignificado metafísico y moral de laexperiencia estética. Esta nos haceconscientes de nuestra conexión conel mundo, y con la alteridad; laapreciación de la belleza es análogaa la conciencia de la obligación moral.S i b ien estas re lac iones estánpresentes en Bajtin, es de observarque sus reflexiones sobre el arteestán ligadas al "creador" (autor,héroe), lo cual nos obliga a acercara Bajtin desde fecha temprana a unateor ía semiót i ca de l ar te ( tancontemporánea): a l ar te comosistema simbólico. Las principalesfuentes de esta teoría serían elrepudio de lo psicológico, subjetivoo experien-cial, como conceptos noautónomos. Este rechazo, a su vez,favorece una comprensión del artecomo lenguaje y significación (remitoa Goodman 1.976; en lo que sigueme apoyo en Gardner 1.995).

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Esta cond ic ión, en tanto estávalorizada dentro de la oposición allenguaje abstracto, sería rechazadapor cualquiera que se apoyara en unacercamiento kantiano o de Hume alarte. Cabe recordar que para Kant elarte no se puede entender al margende ciertas formas de experienciaestét ica, que son imposibles dereduc i rse a categor ías lóg ico-lingüísti-cas. No me parece necesarioinsistir en que lo que para Kant seanestas categorías debe distinguirse dela f i losof ía del lenguaje que iráformulando Baj t in , donde lasrelac iones con Lev Vigotski sonevidentes (tampoco podemos dejarde lado a L. Hjelmslev, que tantaresonancia tuvo por estos años). Noquiero extremar las analogías, puescarecemos de un buen análisis sobreel ambiente inte lectual ruso deaquellos años, y el desarrollo quehabía tomado la filosofía del lenguaje(no obstante, véase Bubnova1.982) . S in embargo, s íencontra-remos esa relación ética-estética que distingue lo kantiano, yque retomarán Schi l ler (con sunoción central de que mediante laeducac ión estét ica será pos ib lealcanzar una humanidad plena ya quepermite armonizar lascontradicciones metafísicas de lanaturaleza humana entre libertad ynecesidad), Hegel, Schopen-hauer yNietzsche desde distintas vías paraafirmar el problema de valor que serealiza a través del arte (central enel idealismo alemán).

Me ha parec ido oportuno, parasituarnos, esta apretadísima síntesisde problemas que han merecidomúltiples estudios a lo largo de lahistoria de la filosofía y resituar asíel neokantis-mo bajt iniano, quefigura en primera línea en La filosofíadel acto ét ico. No obstante, meparece imprescindible subrayar queel neokantismo de nuestro entoncesjoven ruso proviene de la mediaciónde H. Cohen, cuya presencia enOrtega ha puesto de relieve GarcíaBaró (1.996) . Pero no es

precisamente eso lo que quierodestacar, s ino una ser ie deaportac iones que l igan lain terpretac ión cohen iana de lneokantismo con los tres textosbaj t in ianos pr imeros: "Ar te yresponsabilidad" (1.919), "Autor ypersonaje" (1.920-1.921), y Lafilosofía del acto ético.Cohen, por su parte, desarrolló laética kantiana enlazándo-la a unaética democrática social ista y aljuda ísmo (véase en par t i cu larRel ig ion der Vernunf t aus denQuellen de Judentumus 1.919). Esdecir, enlaza el ideal ético y el idealpolítico, una especie de socialismocultural que supone hacer sociales losva lores ar i s tocrát i cos . Estesocialismo ético es aspiración (elmundo del "ought" o "deber ser"), yestá fuera de los partidos políticospues n inguno puede a lcanzarfinalmente este ideal (¿utópico?).Finalmente, es preciso señalar que lanovela se convierte en el género vitalpara Cohen. De tal manera, que llegaa establecer estrechos lazos entre elgénero l iterario y las formas deorganización y comprensión cultural-es decir, el género es la formamediante la cual una cultura seentiende a sí misma- y privile-gia lanovela.

Volvamos a Bajt in. Con lo dichoanteriormente, no se hace necesariaexces iva ingen ios i -dad parareconocer muchos de estosconceptos centrales en Bajtin (y enOrtega, dicho sea al pasar, y aludo aMedi tac io-nes sobre E l Qu i jo te1.914). Lo que se va perfilando enestos textos escritos entre 1.919-1.925 es su atención al texto mismo,por una parte, y el desarrollo de susemiótica (Bubnova 1.994 explicacon claridad los rasgos principa-lesde su s i s tema). E l caráctermeta l ingü ís t i co que i rándesarro-llando en sus últimas obras,y las complejidades que añadirá a suconcepto de " texto" , a l mismotiempo que su interés por la actitudvalorativa del autor se perfilan con

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claridad en estas primeras obras. Sisu ax io log ía der iva de laintersubjetivi-dad (punto en el cualexiste una especie de consenso entrelos baj t in ianos) , no menosimportante es el lenguaje comoformador de la subjetivi-dad, y laresponsabilidad (y responsividad) enla relación con el otro. Estética, ética,epistemología (que es todo ello a lavez), redefinida como acto éticoresponsable, al mismo tiempo quediálogo, comunicación y acto dirigidoa un " tú" , en presenc ia de un"tercero" que remite a un sentidoinfinito —el que comprender en elfuturo, la "fiesta de resurrección" ala que alude en sus Apuntes finales.Otro y tercero que son el lugar dondese constituye la palabra.

Es esta una semiótica -y ya lo hepropuesto en múltiples ocasiones-que se distingue por la estrecharelación que establece desde elcomienzo entre el lenguaje comoproducto de intersubjetividad y ladirección hacia una filosofía ética.Conviene distinguir en este puntoentre ética y moral: la ética -delgr iego ethos - es concepto másamplio e incluye la preocupa-ción porlas d is t in tas formas de v ida yactividades, mientras la moral -dellatín mores o costumbres- conciernea las reglas y obligaciones. Si bienBajtin mismo alude en La filosofía delacto a una "f i losof ía moral", yasabemos que las fronteras entreambas son muy tenues, y lo eranmucho más en la década de 1.920.En todo caso, esta ética no excluyelos conf l i c tos , las luchas y laspolémicas en torno a lo que hoyllamaría-mos "el capital simbóli-co".A Bajtin parece preocupa-do por laforma en que la persona l i -dadcreadora aborda el sentido, la verdad,el signo, la compren-sión, los valores.Y a lo largo de sus reflexiones irádesarro-llando los niveles, no solo dela percepción estét ica, s ino dellenguaje y la comunica-c ión. E lsonido, el r itmo, la signif icaciónconcreta, la entonación (fundamental

en el texto de Voloshi-nov/ Bajtin"¿Qué es el lenguaje?" (1.930), "Laconst rucc ión de laenunciación"(1.930), y "El discursoen la vida y discurso en la poesía"(1.926) -que ahora se incluye en sutraducc ión a l caste l la-no) , laideolo-gía, el discurso interior. Lapresencia de Lev Vigotski (Silves-triy Blanck 1993) es central.

Pero, retomemos la elaboración dealgunos de estos conceptos a lo largode los años y de los d iversosnombres. Es decir, lo que distinguelas reflexiones bajtinianas sobre laestética, es la relación estrecha queestablece con la ética, al mismotiempo que se vale de categoríasestéticas para llevarnos hacia unaduplicidad de relaciones. Por unaparte , la c reac ión y suresponsab i l idad, que se ed i f i camediante la atención al texto, porotra, que un texto es un mensaje,un mensaje cifrado, que obedece arelaciones discursi-vas, a cambios desujetos hab lantes . E l aná l i s i sdiscursivo, el elemento semántico, lapa labra ar t i cu lada, e l d iscursointerrum-pido, el discurso referidoi rán cobrando re l ieve paraproblemati-zar la transmisión delsentido.

El discurso referidoLa impronta de la palabra ajena (eldiscurso ajeno), que transformanuestra propia palabra en bivocal,ambiva-lente y polisémica, conviertea su vez el lenguaje en zona deencuentro de va lorac iones, seconv ier te en centra l desde susprimeros textos. Desde La filosofíadel acto ético se perfila ya que ellenguaje es fundamen-ta lmenteheteróge-neo, un medio compartidoy conflictivo, se podría incluso decirque antagónico. De todo el lo sedibuja la imagen del discurso ajenocomo una especie de caja china omuñeca rusa: discurso en el discurso,enunciado dentro del enunciado, peroal mismo tiempo, discurso sobre otrodiscurso, enunciado acerca de otro

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enunciado (Bajtin/ Voloshinov 1.929en 1.992:155).El ejemplo que evoca el discursoreferido es una arquitectó-ni-ca, ynos indica que "la palabra roza lapalabra" (159) y se introduce en ella,y se construye sobre ella el propiodiscur-so1. Bajo una única palabra,se combinan eva luac ionescontra-dic-torias, de manera que sepuede pensar que la palabra (ellenguaje) es quien abre la puerta atodos los parisit ismos, todos lossimulacros y es el elemento quepermite trazar la responsabi-lidad. Lapa labra re fer ida const i tuye unesfuerzo por llamar la atención hacialos e fectos de confus ión, deequivocidad, de indecibilidad queproduce el lenguaje.Todo este deslizamiento nos conducea la época de 1.925, a un ejemploconcreto de refracción de la palabraajena, cuando Mijail Bajtin emplea losnombres autoriales del biólogo ehistoriador de la ciencia y autor dedos libros sobre Goethe en la décadade 1.960, Ivan I. Kanaev, del críticoPavel N. Medvedev (1.892-1.938?)y de Valentin N. Voloshinov (1.894-1.936), en una serie de 9 artículos ytres libros que se vienen llamando lostextos deutero-canónicos (ver ahoraen Zavala, coord. 1.996). Epocaesta, como hemos visto, en queBajtin está interesado en problemasestét i cos y f i losó f i -cos , deorientación neokantiana. Si ya en1.922 ha finalizado su libro sobreDos-toievski, este no verá la luzhasta 1.929 (segunda edición 1.963,ampliada en 1.979, y en español en1.986), dando remate as í a uncomple jo estud io sobre e lpensamien-to dialógico, el discursoreferido, la polifonía y la ética deresponsabilidad, puntos centrales desus meditaciones. Después de unlargo s i lenc io , en 1.963 se le"descu-bre" en Rusia, y en adelantese publican textos que hacía añoshabía finalizado (el Dostoievs-ki, suRabelais), así como una serie deartículos póstumos sobre la novelay sobre la estética. En ambos se

recogen sus meditacio-nes desde1.919 (1.979 en 1.985).El fenómeno de ventrilocuismo odiscurso referido al que aludo hacenpalpable que los nombres de losautores (reales, pero que actúancomo f icción) hacen evidente elnombre que falta en el campo de loque se descr ibe (Zavala coord.1.996). Se trata de un inter iorexc lu ido, que para retomar lostérminos mismos de l d iscursobajtiniano, este adolece de un centroo valor arquimédi-co. Diríamos queBaj t in pone en suspens ión laautoridad para reforzar la ficción enuna práctica de lenguaje orientada ala producc ión de pseudón imos,heterón imos, máscaras -s i seprefiere- que le permiten explorar losaspectos centrales de sus reflexionesético-estéticas. No quiero repetirme.En estos textos, Bajtin aparece máscomo lector de su propia escritura,y en la misma posición de autoridadque cualquier lector de estas obras,más que como su autor, privile-gioque esconde, os-curece o niega.Podríamos decir -si siguiéra-mos aKierkegaard- que son formas decomunicac ión ind i recta quedeconstruyen la autoridad absolutadel autor. Pero en Bajtin adquierenotras vertientes.El reconocimiento de lo social, deldiscurso como voces que se influyenmutuamente, connota estaperspectiva bajtiniana acéntrica, quedetermina e l ac to ét i co decomprensión. Denota, en últ imainstancia, la arquitectónica (conceptoempleado desde 1.920), es decir, laforma en que se construyen lascosas; las relaciones entre el yo y elotro y, no menos importante, laforma en que los autores construyenesa un idad prov isor ia que sedenomina texto literario. La estéticaforma parte de la arquitec-tónica: sila arquitectónica atañe al estudio delas relaciones entre cosas, la estéticacomprende el problema de creación,cómo las partes se constituyen entotal ida-des. E l problema es deraigambre kantiana; se recordará

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que en la rigurosa arquitectóni-cakantiana, la objetividad se articulasegún las coordenadas de espacio,de tiempo, y de nombre, y ella mismaes t r ibutar ia de ese momentodeterminante de progreso de cienciasde la naturaleza que representó lamecánica newtoniana. En Bajtin laarquitectóni-ca se desprende delmecanicismo, y la estética formaparte integral de la subjetividad. Laét ica conl leva no solo la propiaperfección, sino la felicidad ajena, yla historia se concibe como esfuerzoincesante hacia ese ideal de éticadiscursiva, que es por definición unatarea infinita -el Gran Tiempo.El discurso de la responsabilidad noapunta a una instancia ético-jurídicapura, o a la razón práctica o alpensamiento puro. Descansa en unanoción de sujeto, que se aleja delideal de la comunidad intersubjetivauniversal y transparente que proponeHabermas. La de Bajtin no es unaét ica un iversa l i s ta , n i la este(1.992:104-5). Allí afirma que lapalabra es un signo, en la medida enque nos avisa de la presencia del algocon el mundo exterior y le señala ala conciencia que se enfrenta con esemundo. D igamos que estainterdiscursividad le permite al sujetoor ientarse en la relación con elmundo rea l . E l carácter desimultaneidad que le adscribe a ladialogía y a la comprensión dialógica(de raigambre kantiana, pues ya enLa crítica de la razón pura, 1.781,aparece el carácter objetivo de las imul tane i -dad) , s ign i f i cainterdepen-den-cia entre los objetosque existen, no causalidad. Kant laremite a la ley newtoniana de lagrav i ta-c ión: todo miembro de lcosmos aparece expl icado comofunción de los demás, del mismomodo que estos se explican, a suvez, como función de aquel.S i Baj t in reacentúa estasimultaneidad de la percepción,también la categor ía deacontecimiento es central: el diálogoes un acontecimiento decisivo, y lad ia log ía un acontec i -miento de

interacc ión de conc ienc iasequitativas. El acontecimiento no esnecesariamente un nada o un vacíoa l cua l debemos enf rentarnos;equivale a la vida diaria, a la realidadde lo cotidiano que nos obliga aescuchar bajo el silencio o el ruidolas pequeñas d i ferenc ias suparticularidad en el tiempo y le abrecamino a lo que Lyotard llama eldifférend, que modifica la lógicamisma y hasta los géneros dediscurso. Los géneros discursivosdesempeña-rán un papel crucialcomo tentat iva de asegurar lasnormas de la comunicación; losgéneros han de entenderse (deacuerdo a su desarrollo posterior)como subordinación del enunciado at ipos re lat ivamente estables deintercambio en la actividad humana-desde la selección del tema, al estilode construcción de cada enunciado.

En este un iverso d iscurs ivo lacomprensión no es algo pasivo yexacto, de una duplica-ción de lavivencia del otro, es un traslado dela vivencia a un plano absolutamentedistinto de valores, a una categoríanueva de valoración y figuración,ac lara en un texto escr i to porentonces: "Autor y personaje en laactividad estética" (Bajtin 1.920-1.924 en 1.985:94). Aquí la estéticade la creación verbal se orienta haciala estét ica f i losóf ica y hac ia laresponsabilidad, el acto responsable,sin coartada o escapatoria.Es imposible demostrr su coartadaen el aconteci-miento del ser. Allídonde esta coartada llega a ser lapremisa de la c reac ión y de lenunciado, no puede existir nadaresponsable, serio ni impor-tante.(1985:180)El acto responsable, sin coartada, esel tema musical arquitectó-nico de Lafilosofía del acto ético, pero tambiénes centra l en e l l ib ro sobreDostoievski, cuya primera redacciónes de 1929. Precisa, afina, distingue,separa y elabora la palabra inversa,la pa labra con escapator ia . La"escapatoria o subterfugio de la

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conciencia y de la palabra" significa:el tener la posibilidad de cambiar elúltimo y definitivo sentido de supropio discurso. Si el discurso ofreceuna escapatoria así, este hecho debereflejarse inevitablemente en suestructura, Este otro sentido posiblees el subterfugio reservado queacompaña cual sombra a la palabra.Por su sentido, la palabra escapatoriaha de ser la última y pretende pasarpor ella, pero en realidad es tan solola penúltima que después pone unpunto f ina l , convenc iona l , nodefinitivo. (1.988:327-328).La autodefinición con escapatoria esas í la forma más d i fund ida enDostoievski, representa la últimapalabra, pero "en real idad estediscurso cuenta internamente conuna evaluación contraria de unomismo por el otro" (328). El análisiscorrespon-de a la secc ión "Lapalabra en Dostoievski" , y muyespecíficamen-te a Memorias delsubsuelo o Notas de un hombresubterráneo (1 .864) . E lprotagon is ta , e l hombre de lsubsuelo, es un ser repugnante queexhibe con impudor sus flaquezas,cobardías, sus lacras. El lector recibela pa labra de una natura lezadegradada, corrompida. Pero -y ahíla dia logía dostoievskiana- estabasura humana no es solo digna decompasión, sino de admiración. Estapalabra ("deformada") del hombredel subsuelo crea un tipo específicode la última palabra ficticia acerca deuno mismo y en un torno abierto,con la intención de molestar al otroy de exigirle una refutación sincera.Es también palabra "evasiva", ycaracteriza (con excepciones, dice)todos los enunciados confesionalesde los héroes. Podría continuar poresta v ía: la presenc ia de laescapatoria vuelve difusas todas lasautodefini-ciones de los personajes;en todo momento el personaje estálisto, cual camaleón, para cambiar sutono y su sentido último. El héroe sevuelve así ambiguo e imperceptibletambién para sí mismo; distorsionasu actitud frente a sí mismo.

Esta "retracción y subterfugio" nosolo se revelan en su palabra, sinoen su rostro; la interferencia y laa l ternanc ia de voces pareceimpregnar su cuerpo, restándole eldominio de sí mismo y volviéndoloambiguo.El hombre del subsuelo odia su caraporque también en ella percibe elpoder del otro sobre su persona, elpoder de sus va lorac iones yop in iones. Ve su cara con o josajenos, con ojos del otro. Y estamirada a jena se fundealternativamen-te con su propiamirada, generando un odio peculiarhacia su cara" (331).Pero, "para el ser no hay coartadaposi-ble", es su leit motif en Laf i losof ía de l ac to ét i co . ¿Cómocombinarlas? Si en este último la no-coar tada ind ica toda act i tudresponsable, en su análisis de loshéroes novelescos la escapatoria setraza a través del c in ismo y laexcentricidad. Volveremos sobre ello,sin dejar de lado que justamentepara Ju l ia Kr is teva e l escr i tormoderno es ambiguo; se trata sinduda, de la palabra con escapatoria.Y si recordamos (aunque llueva sobremojado) que Bajt in identi f ica lanovela polifónica con el capitalismo,no podemos dejar de lado (si bienahora lo referimos) los lazos quetiene esta palabra con escapatoriacon el nudo borromeo a que aludíantes.Pues b ien. E l acento sobre lovalorativo persistirá como centro desus reflexiones posteriores.

Hemos de dar un paso y distinguir elrasgo que separa y distingue a Bajtinde varias ideas contempo-ráneassobre la comunica-c ión: JürgenHabermas y su idea del Diskurs comounanimidad razonable, la de Karl-Ot to Ape l para qu ien laargumenta-c ión in tersubje- t ivaproporciona los cimientos últimos dela razón o transformación semióticade la lógica, y la noción pluralista deRichard Rorty de que la ún ica

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rac iona l idad pos ib le ha deencontrarse en e l acuerdo s incoacciones, alcanzado por medio deconversaciones libres. Nada de estascomunidades subyace en lapropuesta axiológica bajtinia-na, queno exime el diálogo de la polémica nide las disputas interminables, quepermiten evaluar, no solo en elterreno de la ética, sino en aquelloque Marx llamó la "práctica crítica"de desafío del engaño. Esta polémicano se le pasó desaperc ib ida aGertrude Stein, que la describe desdeotros supuestos: "No one is aheadof h is t ime, i t i s on ly that theparticular variety of creating his timeis the one that his contemporarieswho are also creating their own timerefuse to accept" (1.972:514).Estas perspect ivas de po lémicadiscursiva subyacen en el ensayotemprano "Autor y personaje en laact iv idad estét i -ca"(1.920-24) ,donde propone una ser ie deconceptos claves para el desarro-llode su pensa-miento: extraposi-ción,excedente de v is ión, hor izonte,entorno. El primero ha sido traducidopor Todorov (1.981) de manera pocoafor tuna-da como hetero log ía ,difuminando así la fuerza que elpre f i jo ex t iene en Baj t in . E lexcedente de v is ión y deconocimiento para la percepción delhorizonte o campo de visión del otroy su entorno, son c laves y nosinvitan a escapar las fantasías decontrol (su magistral Rabelais es lap len i tud de este excedente devisión). Se trata, en definitiva, de laextraposición del yo y del otro en elacontecimiento de la comunicacióndialógica. Todos estos conceptos queaparecen en este texto inicial, seelaboran desde diversos puntos yperspec- t ivas en los textosdeuterocánoni-cos, que l legan arodearlos y precisarlos, haciendosurgir nuevas distinciones éticas.Como punto de apoyo de estepecul iar modo de comprens ión,Bajtin se remonta en el conjunto deproblemas éticos y estéticos, a unateoría de los valores, de la axiología.

El "Autor y personaje en la actividadestét i ca" nos invo lucra en unaaventura sobre el yo y el otro quedebemos perseguir, si bien con ciertareserva. S i redescubr imos susentido, y recorremos con la miradalo que nos aporta la meditaciónbajtiniana, vemos claramente quedesde e l pr inc ip io se res is te aencerrar el yo en una única posturaemoc iona l , vo l i t iva y ét i co-cognoscitiva en el mundo (1985:38).El sentido ético se explora aquí en elinterior de una experien-cia fundadaen la confianza otorgada a la texturadel discurso en tanto que cadenaintersubjetiva e interdiscursiva:

Mi apariencia no puedeser vivida dentro de la

categoría del yo comoun valor que me abarque y

concluya, porque sevive de este modo tan solo

dentro de la categoríadel otro, y es necesario

que uno se incluya enesta última categoría para

poder verse como unode los momentos del mundo

exterior plásticamenteexpresado. (p.39)

La necesidad del otro es estética: lanecesidad de una partici-pa-ción queve, que recuerda, que acumula y queune al otro, es continua. Estética,desde luego, si entendemos por eltérmino lo inagotable, inconcluso,abierto, y el carácter creativo de lacomprens ión; la ext rapos ic iónsupone comprensión y valoración, yno pérdida del propio lugar (1.920-24 en 1.985:364). Se podría decir que el objeto aquí -el otro- se introduce como forma deaccesibili-dad a lo real, y que adquiereuna función simbólica y cumple elpapel de frontera y de límite. No esextraño que en este importante textode la década de 1920 hable de lainiquidad de principio que existe entreel yo y el otro desde el punto de vistade la moral cristiana (aquello de

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"Llevad la carga del otro"). Pero, estamáxima (que también perturba aUnamuno) se puede traducir como"llevad la carga de la palabra"; puntode acolchamiento o punto nodal,entre el significante y el significado.La noción de "palabra", muy cercanaa la de Dios, le ofrece un elementosens ib le de la exper ienc ia . Lanecesidad del otro es estética y ética,y la estética solo está allí donde nosmuestra una de las fases de la funciónética. Así, toda filosofía o moral quereduzca al yo cae en un solipsismoético. Lo que merece destacar-seentonces es que este re levo deresponsabilidad y reemplazo de lafirma nominal equivale a la praxis desu propia teoría, si entendemos porpraxis aquella certera definiciónlacaniana: "acción concerta-da por elhombre, sea cual fuere, que le da laposibilidad de tratar lo real mediantelo simbólico" (1.964 en 1.992a:14).

De seguir esta serie de enuncia-dosque remiten siempre a valoracio-nesy formas de ventr i locuismo, losheterón i -mos ser ían grados oenunciados genéricos adscritos a lapolifonía y a la lucha de opiniones eideologías. Son situaciones concretasde desdobla-miento del sujeto en yoautónomos, que recurren al discursobivocal, que sirve simultáneamentea dos locutores y expresaintenciones diferentes. No se trata detomar distancia, de situarse fuera,s ino de produc i r aber turas ytraspasar fronteras; no se puedeeludir la sensación que establece queel proceso de la enunciación siempresubvierte el enunciado, y que todotexto nos at rapa en una reddescentrada de procesos plurales, devoces referidas. No podemos pormenos que reconocer que en lostextos disputados pone en prácticaesa ambivalencia fundamental deltexto , inundado por re lac ionesdialógicas entre los enunciados,relaciones éticas, relaciones entreconciencias, verdades, influenciasmutuas, aprendizaje, amor, odio,mentira, amistad, respeto, piedad,

confianza ("De los apuntes de 1.970-71", en 1.985:360).Podemos perc ib i r e l pre lud ioorquesta l no so lo en todos lostérminos bajtinianos, sino en suparticular uso del apócrifo y de losheterónimos, que lo ligan al ímpetumodernista de la década de 1920:los apócrifos de Antonio Machado,loa heterónimos de Fernando Pessoa,el mundo de pseudónimos de Azorín,entre los más conocidos, y antes loshomónimos de K ierkegaard. Entodos ellos se revela la relación entreheteronimia y homonimia con eldialogismo. Esta experien-cia deintercambio y conflicto (¿por qué nodecir también, juego?), establecerelacio-nes dialógicas que impiden lapetrificación de los interlocutores ensu respectiva posición. La dialogíaimplica el intercambio de roles (comoen el juego erótico), que cada cualsea el otro de sí mismo, el distintode sí mismo. El discurso ajeno y nosdice que toda situación concretacomporta una ét i ca deresponsa-b i l idad. Prec isamenteporque la palabra no concierne tansolo a los contenidos de sentido, laét i ca baj t in iana no puede serescindida de un nuevo planteamientosobre la responsa-bilidad, que noconf ía ya necesar iamente en loheredado. La ética en sí no es fuentede valores, sino que provee la formaindividual y colectiva de relacionersecon estos, como nos recuerda SergeiBocharov.

Todo este entramado se arma desdela década de 1920 en sus trabajossobre el arte y la responsabilidad(1.919 en 1.985), autor y personajeen la actividad estética (1.920-1.924en 1.985), el problema del contenido,el material y la forma en la creaciónliteraria (1.924, en 1.989:13-76), yla filosofía del acto ético (1.924).Aquí dibuja con precisión la armadurade una arqu i tec- tó-n ica deresponsa-bilidad que vincula al serhumano al mundo, a sí mismo y alo t ro . Lo que en ruso se l lamapostupok, o sea, el acto responsable.

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Pensando en la relación oculta entretodos estos textos y los firmadospor ot ros , en "Ar te yresponsabili-dad" (1.919 en 1.985)Bajtin evoca la estrecha relaciónentre el arte y la vida, y propone queel divorcio entre ambas actividadespuede superarse si las pensamoscomo responsivas y responsablesmutuamente. La responsabilidad seactualiza como unidad en la personaindivi-dual:

Yo deboresponder con mi vida por aquelloque he vivido

y comprendido enel arte, para que todo lo vivido y

comprendido noparezca s in acc ión en la v ida"(1985:11).

Toda la cadena que hace conectareste brevísimo texto con "El discursoen la vida y en discurso en la poesía"firmado por Voloshinov en 1.926,nos reconduce a ter renosbajtinianos. Lo que hay de común esese valorar lo ético y lo estético, ysubrayar la responsabi-lidad del actoético y del sujeto sin coartada oescapatoria: la unidad se transformaas í en arqu i tectón ica . Esta nocoartada es el principio esencial deuna responsabilidad ante "la vastamorada de signos" (como defineMartí al mundo social) que siemprese renueva, o se re-acentúa y quenunca muere del todo. El resto es el movimien-to de lasuplemen-ta-riedad, aunque ni comoventr í locuo de Medvedev o deVoloshinov, Bajtin recurra a esteconcepto, como yo lo hago aquí. Sinembargo, desde el momento en quehab la de resurrec-c ión, deinconclusi-vidad, queda claro que elmovimien-to de la signifi-ca-ciónañade algo, para que siempre hayamás, y se opone a la reducciónmetafísica del significado.No es posible dejar de lado suscolaboraciones con Medvedev, dondese permite introducir y precisar losimportantes conceptos de

ideologe-ma, ideología, ideologíacotidiana, y varios artículos sobre eld iscurso, la pa labra, e l s ignoideo lóg ico, un l ib ro sobre e lmarxismo y el lenguaje y otro críticosobre Freud y el freudismo, dondedescalifica al vienés por individualista,entre otros reparos graves contra elconcepto freudiano del inconscien-te(reparos que debemos, en probidadinte lectua l ca l i f i car de pre-psiconalítico). Estos últimos estánf i rmados por Vo losh inov (cuyonombre rubrica seis de los artículosen d isputa) . Los textos deVoloshinov, por otra parte, son losmás decididamente "marxis-tas";digamos que Marx aquí es el nombreque alternativa-mente se muestra yse esconde, pero que decididamentequeda como "fantas-ma" de lostextos.Resumiendo. Si el ventrilo-cuismo esfrecuente entre 1.925-1.929, añosen que a su vez está redactando eles tud io sobre Dosto ievs-k i , ymomento que marca a su vez elinterés creciente por la novela, losgéneros de enunciado, la palabra enla novela (¿legado de Cohen?). Suinterés por este género rebasa losmarcos de los estudios l iterariostradicionales, al entroncarlo a unprob lema f i losó f i co y ét i co . Suestudio sobre Dosto ievski es e lcentro de sus meditaciones, sobre loque supone el pensamiento dialógicoen la cultura, desde Sócrates alpresente.

Al hacer dialogar los textos de ladécada de 1.920 nos permi teentrever lo que signif icó en susmeditacio-nes la voz ajena comoformas de composición heterogéneade la propia imagen. La extraposiciónse convierte en punto nodal, especiede concepto teórico central que sebasa en el reconoci-miento de unnúcleo imposible que resiste a lasimboliza-ción, a la totalización, a laintegración simbólica. El modelo másconsistente de este reconocimientoes la d ia log ía , que denota unaposición subjetiva que acepta la

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divergencia, la contradic-ción, lapolémica, e l antagonismo comocondición interna de toda identidady toda ideología. Dialogía que en susprimeros textos relaciona con lacultura de los límites, la difuminaciónde fronteras.Su repulsa de lo arquimédico y de unavisión de punto central común parare fer i r todos los conten idos(herencia kantiana), lo inducen en1.920-1.924 a repensar al autorcomo "conjunto de pr inc ip ioscreativos que deben ser realizados".Y continúa:

Su individuación entanto que hombre es un acto

creativo secundario dellector [...], independiente

del autor en tanto queprincipio activo de la

visión, que es acto quelo vuelve pasivo a él

mismo. ("Autor ypersonaje" 1985:181)

Si con esta frase termina el texto queconocemos en español, en inglés seincluye un suplemento (1990) dondecomienza a elaborar lo que llamaarquitectónica (también de origenkantia-no). Lo que quiero subrayares que desde sus criterios, el autores co-partícipe del acontecimiento delser, y es necesario un tipo particularde responsividad, donde no existeninguna coartada posible, ya que nose vive en un vacío valorativo oideológico. El acto ético no tienecoar tada -evas ión- pos ib le; laresponsab i l idad aqu í adqu iereproporc iones ind iv idua les ycolectivas.

Nos queda tocar brevemente esevacío de la persona (digamos, re-acentuando sus propias palabras) querepresenta el autor, que debe sercomprend ido a par t i r de lacontecimiento de la obra como suparticipante, como el director dellector. Creo que estos objet ivosestán profundamente relacionados:cuanto no vive en las fronteras,

muere, pierde significa-ción; pero, yes lo más grave, donde no hayresponsabi-lidad no hay acto ético niestético. De esta manera, el autorcomo co-par t í c ipe en e lacontecimiento del ser afirma sucarácter social y su sentido éticoprofesional, podr íamos decir. E lnúc leo que hemos de tomar encuenta es que no existe coartadaalguna en este acontec imien-toresponsable y responsivo. Un textose convierte así en un nuevo modelode mundo, que se logra mediante laextraposición, el excedente o excesode visión, y el horizonte ideológico ysu entorno. Podemos resumir así suprograma ético estético, elaboradobajo diversos apócrifos y distintosángulos.

Si sacamos todas las consecuenciasde este intercambio de nombres yestas meditaciones en torno al actoético, podríamos concluir que Bajtinestá lejos de la idea de un sujetotrascen-dental, soporte de la red decategorías; el sujeto es el punto departida del problema, pero no elsujeto de la certeza, sino el sujetoen relación con el otro. El acto deescuchar hace intervenir su funciónen la dimensión de la existencia delos otros. El otro así sorprende ycambia todas las perspectivas; laresponsividad pone al descubierto losefectos de la palabra sobre el sujeto.Tal vez tengamos que correr unriesgo y leer retroac-tivamente, apartir de elaboraciones posteriores aBajtin ¿Me atreveré a formular sileemos a Bajtin con la mirada deLacan, el sujeto es el sujeto de unafalta, o cuanto menos -y no es poco-el sujeto del deseo? Este plus queañade Lacan quizá esté latente en alproyecto bajtiniano, donde al menossí se articula que el sujeto es unafalta en una cadena significante queaporta el otro.Ahora queda claro, confío, que lanoción de palabra ajena, de discursoreferido y de otro son contrapartidaal concepto mismo de dialogía, comolucha y antagonismo que elaboró en

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dist intas épocas y con diversosnombres. Lo social es siempre unterreno incongruente, atravesa-dopor e l antagon ismo centra l —conv icc ión que d icen y rep i tenMedvedev, Voloshinov y el propioBajtin, desde diversos ángulos yaf inamientos y re f inamientosposteriores. Sugerencia que implicaque todo proceso de identifi-caciónque nos otorgue una identidad socio-s imból ica f i ja está dest inado alfracaso. Porque en el terreno de losocial (dialógi-co), todo significadono es so lo inestab le , s inoambiva lente: e l concepto decarnavalización nos hace tropezarcon esta inciden-cia. El carnaval (yla carnavalización) son el medio deencarnar la imposibilidad última detodo proyecto tota l i tar io-esaambivalen-cia y antagonismo son sul ími te inmanente a l in tentarestablecer una sociedad transparentey homogénea. El carácter antagónicoinmanente de l s is tema s iemprei r rumpe, esta es una de lasresponsabilidades éticas que suponeel carnaval.Podemos diferenciar las diversasetapas en referencia a los modos deart i cu lac ión de la d ia log ía y e ldiscurso. Desde el primer periodo -textos prop ios y textosdeuteroca-nónicos- las nociones defrontera, de excedente de visión, dehorizonte la insistencia está en lapa labra, como medio de lreconoc imiento in tersubjet ivo,cuando se integra y se reconoce enla palabra ajena: "El peso social delhablante es enorme", y continúa: "Sepuede decir, abiertamente que, en lavida diaria, la gente habla más acercade lo que hablan los demás" ("Lapalabra en la novela" 1.934-35 en1.989:154).Esta asimilación en el mundo interior(signo interior) se marca por mediode la entona-ción, indicat iva devalores y coloraciones ideológicas. Elanálisis del mundo interno lo induceal estudio del signo, de la ideología,de la ideología cotidiana, del signocomo ideológico, de la psique, de la

lucha de acentos, la re-valoracióncomo el cambio de significación. Peroademás a las noc iones deideologema, el autor como ideólogo,las f ronte-ras , los géneros deenunc iado. E l concepto deideologe-ma (retomado por JuliaKristeva, quien además adoptó deBajtin el término de intertextualidad)es central: en cuento elemento deintersección entre la heteroglosia detodo texto y sus coordena-dashistóricas, opera a manera de enlaceentre e l texto l i te rar io y ot rasprácticas culturales significantes. Seinser ta en los textos a n ive lsemio lóg ico y cond ic iona loideo lóg ico, centra l en la teor íadiscursiva y filosófica de Bajtin.

Pero los elementos más significativosde su filosofía del signo aparecenbajo la la firma de Voloshi-nov en laserie de artículos disputados y losdos l ib ros . Este heterón imodiscursivo plantea la importantenoc ión de l d iscurso a jeno y e ldiscurso referido en El marxismo yel lenguaje, tema que retomará elpropio Bajtin con su propia firma enel artículo "La palabra en la novela"o "El discurso en la novela" (1.934-35), que se ha integrado a la seriede trabajos sobre la teoría de lanove la (en 1.989) . E l mismoesfuerzo por pensar el discurso connudo de voces refractadas adquierediversas soluciones o planteamientosdesde la década de 1.920. Lo quequeda c laro -postu lado desdediversos puntos de vista y variosnombres— es que su universo es lapalabra, en tanto que portadora deva lores y ax io log ías , decomunicación y desencuen-tro, detransparencia y opacidad. El suyo esun mundo heteroglósico, que planteael status de la ficción y la identidaden el mundo moderno.Conviene vincular su heteroglosia, lapalabra referida y la dialogía a otrasformulaciones bajtinianas sobre lare-acentua-c ión de l s igno, querelaciona a su vez con los filosofemasde la palabra ajena (en 1992:106).

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La historia literaria se concibe comolas réplicas de un diálogo, en el quelos enunciados (textos) se relacionanentre sí según la secuencia valorativa(emoc iona l ) de una secuenc iad ia lóg ica . De esta manera, laliteratura es un fenómeno plurilingüe,y la historia literaria como la relaciónmutua de dos procesos —el decanon iza-c ión y e l de re-acentua-ción del signo. El primerproceso silencia el discurso ajeno,mientras e l segundo renueva ygenera las obras del pasado en cadapresente; la escritura se concibecomo una lectura de aceptación yrechazo del discurso anterior, y node repetic ión de las estructurasanteriores. Cada texto reformula elsentido profundo de la modernidad,que consiste en desplazar y asumirla autoridad del pasado. De tal formaque la lógica de la historia literariano es la repet i c ión de formasidénticas, sino la de la renovaciónmediante enunc iac ionesest i l íst icamente irrepetibles. (Elcuento de Borges "Pierre Menard,autor de l Qui jote" es de por s íelocuente).La re-acentuación supone retomar lapalabra en su coloquio anterior, ydevolverle su responsabilidad. No setrata de evolución, ni de evoluciónhistórico, ni un principio teleológi-co,ni un gran Otro que ocupe el cieloplatónico. Tampoco de un canoninamovib le , n i de unasinterpretac iones inmutables. Lahistoria literaria se transforma así enla doble historia individual y colectivade algo inacabado. Este retomar elriesgo de la palabra ajena, aleja lare-acentuación (o re-valorización)bajtiniana del concepto más difundidode recepción. La palabra conservatoda su responsabi-lidad, y se fundaen la existencia de una naturalezasocial, sin descanso, sin detenerse,sin final ni conclusión aislada, en elorden del discurso pensado segúnuna finalidad persuasiva, desde re-acentuac iones, d i fer imientos ,significantes flotantes, donde lossujetos se pasan de unos a otros.

En este sentido la re-acentuación esestrictamente un acto creacionista:una especie de tachadura del textoreinante, creación de un nuevo textomediante le lectura.

Lo simbólico: el nudo borromeoEl análisis del discurso -la poética- leimpone a Bajtin una reorganizacióndel sujeto humano, puesto que lapalabra puede ser descentrada (conescapatoria), que lo envía a unaposición problemática. El carácterinasequ ib le , i r reduct ib le de laconciencia en relación con el mundodel lenguaje es algo tan importantede comprender en la obra de Bajtincomo lo que nos aportó acerca delenunciado y los géneros de discurso.Comenzaré por sugerir que todaesta elaboración sobre el discursonos conduce —sin explicitarse—a lanoción tan freudiana del sujetoexcéntrico. La palabra referida, lapalabra con escapatoria y la palabras in coar tada nos permi tencerciorar-nos de que el sujeto habladesde otra parte, con interesespreconcebidos, ya que las accionesnunca son desinteresadas. ParaLacan (1983:19) esta es una de lasgrandes innovaciones freudia-nas;equivale a una metáfora tópica, queel sujeto está descen-trado conrespecto al individuo. En breve: quela organiza-ción muestra que el yoes distinto del yo, que el sujeto nose confunde con el individuo. Si todolo que Freud escribió perseguía el finde reinstaurar la exacta perspectivade la excentricidad del sujeto conrespecto a l yo (74) , mediantetorsiones barrocas, Lacan relacionatodo esto con las "ilusiones de laconciencia" -la ideología. El yo es asíla suma de prejuicios que implicatodo saber.No creo necesario por el momentoseguir puntualizando lo que significael yo en la técnica analítica, sino entanto todo ello está relacionado conel universo simbólico, que, como hesugerido, enmarca las reflexio-nesbaj t in ianas. Este un iverso estápresente en la obra de Bajtin, si bien

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no incorporado , ya que susreflexiones son pre-freudianas: Bajtinronda, rodea, enmarca, a lude,implica al incons-ciente, pero nuncalo formula. Lo importante es que ladirección de la metalingüística le haimpuesto un cambio de valor: laalteridad sígnica, buscar el valorl ingü ís t i co en las re lac ionesdialógicas, géneros de discurso, laintersubjetividad. Encontramos ensus elaboraciones, los juegos, elinterés por la cuestión de valor, porlas trampas de la palabra. Lo quedestaca de un extremo a otro desdeel principio es la función simbólica,entendida como totalidad del ordenhumano, universo en el interior delcual todo lo humano debe ordenarse.Esta red impone pre ferenc ias ,inh ib ic iones, ind icac iones,mandamientos, faci l i taciones. Elorden simbólico es precisamente unorden formal que complementa y/oaltera la relación dual de la realidadfáct ica externa y la experienciainterna subjetiva (Zizek 1.992:44).Bajtin llega a este universo simbólico,no como Lévi-Strauss (que le sirvede ejemplo a Lacan) mediante elanál isis de las sociedades y susestructuras de parentesco, sino através de la poética, de la palabraliteraria, de los textos y del discurso,por un lado, y de su rechazo albehav ior i smo saussur iano y suinterés por e l enunc iado. Esteuniverso simbólico está cifrado en lanovela, en los jerogl í f icos de lacarnavalización; como género deenunciado privilegiado, la novela espara Bajtin (y en esto coincide conCohen) un depósito de los cambiosy transforma-ciones culturales. Y, sime dejo llevar por Lacan cuandoanaliza la ortodoxia valiéndose deSócrates, Temísto-cles y Pericles,ellos encontraron en su registro loque la opinión verdadera quiere decir.Y cito:"Resp-o-n-der lo deb ido a unacontecimiento signifi-cati-vo, entanto que es función de intercambiosimbólico entre los seres humanos

[ . . . ] es hacer la buenain-terpreta-ción" (1.983:38).

No otro es el recorrido de Bajtindesde 1.919; camino que lo condujoa la creación de una metalingüísticay de una semiótica centrada en elva lor ( lo ax io lóg ico) y laresponsabilidad. Parte siempre deuna definición de la palabra, de lafunción creadora, fundadora, de lapalabra plena. Lo que Bajtin intentarodear es, por una parte, la palabraen cuanto estrépito, la palabra encuanto rumor universal, la palabravacía, la palabra plena. En la armazóndel edificio bajtiniano el objeto de labúsqueda humana se expresasiempre a través del lenguaje; peroel factor de la palabra, tal como esasumida por el sujeto, la búsquedade la palabra son la naturalezamisma de lo simbóli-co.En este punto, conviene retornar aLacan y sus precisiones sobre lapalabra: "Desde el momento en quela pa labra verdadera emerge,mediadora, genera dos sujetos muydiferentes de lo que era antes de lapalabra" (l.983:243). Es decir, quenos consitu-tuimos como sujeto apartir del momento en que tomamosla palabra. ¿No es esta la semióticaintersubjetiva bajtiniana? Pero algomás (en Bajtin aparece siempre elsuplemento, y la excenden-cia devisión): de la crítica de las cienciashumanas (freudismo y formalismo ymarxismo), va elaborando su teoríadel valor dialógico, de una exotopíaorientada hacia la alteridad, a unateoría del sujeto del discurso. Y entrelos elementos estructura-les -sinmenc io-narse- están esos t resórdenes que después de la lectura deLacan (1992a, 1992b) se conocencomo S.I.R. (Simbóli-co, Imaginario,Real). Intentemos, en la medida delo pos ib le , e laborar lasconcordancias.Naturalmente que al formalismo rusole corresponde el haber privilegiadola literalidad frente al contenido; siLacan reividica en la l ínea de laautonomía de la lengua y la

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autonomía de la l i tera l idad, laautonomía del habla en la prácticaana l í t i ca (ver Frutos Sa lvador1.994), al retomar a Freud y afirmarque el inconsciente está estructuradocomo un lenguaje, propicia todo elentramado lingüístico centrado en laoposición signif icante/signif icado(oposic ión que está en el s ignomismo). Reelabora entonces todo elentramado del lenguaje a partir deestos tres órdenes -S.I.R.- registrode sus estructuraciones.En Bajtin el camino hacia lo simbólicoes muy distinto. La autonomía delarte se garantiza por su participaciónen la autonomía de la cultura. La"estét i ca mater ia l " (conceptopresente ya desde 1.928 y 1.929,bajo la rúbr ica de Medvedev yVoloshinov, pero también en susartículos mencionados) es a manerade h ipótes is de t rabajo de lasdirecciones de la teoría del arte. Loque irá adquiriendo relieve es elsent ido, la comunicac ión; y noexisten ni el uno ni la otra sin procesode significación. Si el signo no esunidad abstracta, y siempre existeuna situación comunicativa concretaque lo motiva, en el intercambio, enel "terreno compartido" entre elhablante y el oyente. Si el valorl ingüíst ico coincide con el valordialógico, moverse en esta direcciónsupone una orientación hacia laalteridad y la exotopía. El lenguaje,el sujeto, los valores, las ideologíasson construcc iones d ia lógicas ysociales en la frontera del contactode alteridades externas e internas.Todo ello está relacionado con els ign i f i cante y s ign i f i cado, laspropiedades del s ignif icante, sufunción. Para Bajtin todo análisisconcreto del discurso debe ejercersecon e l s ign i f i cante y sus redesdialógicas, y connotaciones trans-significativas. A este análisis Lacan lodenomina punto de acolchado, puntode almohadillado, punto nodal, puntode edredón o punto de cadarzo (enfrancés point de capiton); es decir,el significante alrededor de cual todose organiza, "cual si fuesen pequeñas

l íneas de fuerza formadas en lasuperficie de una trama". Este puntoes un nudo, "punto de convergen-ciaque permite situar retroacti-vamentey prospect ivamente todo lo quesucede en ese d iscurso"(1.992b:38-3) . E l esquema esesencial en la experien-cia humana yen las relaciones sociales. Zizek(1.992) sugiere que fuciona como un"des ignante r íg ido" , como e ls ign i f i cante que mant iene suident idad a través de todas lasvariaciones de su significado; unasuerte de de totalización en el campoideo lóg ico dado mediante laoperación de acolchado, que fija susignificado (141). De lo que se trataes del proceso de interpelación deindividuos; el punto a través del cualel sujeto es "cosido" al significante,y al mismo tiempo, el punto queinterpela al individuo a transformarseen sujeto dirigiéndole el llamado deun c ier to s ign i f i cante amo. Esdefinitiva, "el punto de subjeti-vaciónde la cadena del significante" (Zizek1992:143) . En e l aco lchadoideológico flotan significantes y lacadena de estos se complementa cona lgún s ign i f i cante amo queret roact ivamente determina e lsignificado.Lo simbólico es así esa palabra queestá en el sujeto sin ser la palabradel sujeto (Lacan 1.992b:259). Pero,además su organizac ión va poroposiciones. Todo ello genera esasformas de hablar a otros, la nociónde mensaje, el hecho de que el sujetoreciba la palabra del otro en formainvertida, la palabra engañosa. Lapalabra con escapatoria bajtinianasería justamente lo que para Lacanes la palabra engañosa; es decir, quelo que el sujeto dice está siempre "enuna relación fundamental de unengaño posible" (III 1.992b:57). Silo que distingue una palabra de unregistro de lenguaje es hablar a otros(mensaje), la palabra p lena, lapalabra comprometida está fundadaen la est ructura de la pa labrainvertida. Para Lacan hay dos formasde estructura: la fides, la que se da,

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la fundante de la posición de ambossujetos , y por ot ra par te , e lfingimiento o revés de la fides. Estaes, en Lacan, la noc ión decomunicación: hacer hablar al otroen cuanto tal. Pero la incógnita en laa l ter idad de l Otro caracter i zaesencialmente la relación de palabra.Así pues, en la comunica-ción, el otrosiempre trata de engañar. ¿No es esala palabra con escapatoria que Bajtinanaliza magistralmente en los textosliterarios?

Si el arte (y en este punto remitodirectamente a la La filosofía del actoét i co y su red de asoc iac ionesculturales y simbólicas) es la creaciónde un sujeto que asume un nuevoorden de relación simbólica con elmundo, se hace necesario ligarlo ala repartición triple de lo simbólico,lo imag inar io y lo rea l .Indudablemente, Lacan articula lasd i ferenc ias e imbr icac iones conesmero. El discurso concreto es ellenguaje real; los registros de los imból i co y lo imag inar io seencuentran en los términos dels ign i f i cante y e l s ign i f i cado. E lmaterial signifi-cante es lo simbólico,y la significación, del orden de loimaginar io , y por tanto,evanescente, porque está l igadaestr ictamente a lo que interesa(Lacan 1.992b:83). Cuando el sujetohabla, t iene a su disposic ión elconjunto del material de la lengua, ya partir de allí se forma el discursoconcreto. El discurso común, encambio, son las pa labras queadquirieron peso particular para elsujeto ( lo que Bajt in/Medvedevdenominan ideología cotidiana). Estesería el discurso de lo dado en lacultura, todo lo que el sujeto nocrea; solo con el Otro existe los imbó l i co . Esta d i recc ión nosconduce a perseguir las tres esferasde la pa labra: lo s imbó l i co ,representado por el significante, loimaginario por la significación, y loreal que es el discurso realmentepronunc iado en su d imens ióndiacrónica (Lacan 1.992b:95). El

sujeto dispone de todo un materialsignifi-cante y lo utiliza para hacerque las significaciones pasen a lo real.Podríamos concluir que, en definitiva,para ambos (y, naturalmen-te no sonlos únicos), la ideología es unapráctica material. Sin embargo (yaquí entra el gran Pero), para Lacanla materializa-ción de la ideología esun engaño, una mentira; la ideologíaencubre intereses personales.

En este punto se impone un corte.Parece evidente que después de loque se ha dado en llamar el "girol ingü ís t i co" de l pensamientocontemporáneo, este funciona comodiscurso. El modo en que la serie designificantes flotantes se totaliza, setransforma en un campo unificadomediante la intervención de ciertos"puntos noda les" o puntos deacolchado. En definitiva, el modo enque los mecanismos discurs ivosconstituyen el campo del significadoideológico, el modo en que una redde significan-tes nos sostiene (Zizek1.992:171). Para Bajtin, la ideologíaes también discurso materializado;aún más, todo producto ideológicoes accesible "en la palabra, en elson ido, en e l gesto , en lacombinación de volúmenes, líneas,colores, cuerpos vivientes, etc.". Yprecisa: "La comunicación es aquelmedio en e l que un fenómenoideológico cobra por primera vez suser específico, su carácter sígnico"(1.928 en 1.994:14-15). En 1929,ahora bajo la palabra referida deVoloshinov (en 1.992) subraya en sucrítica a Saussure que existe unainterdependencia entre las ideas, lossignos y los objetos; el dominio delos signos es ideológico. La ideologíahab i ta e l mundo de larepresentación; es una especie desup lemento subjet ivo, que leproporciona el observador al mundomaterial. Este acto de otorgarlesignif icación simból ica al objetomaterial es lo que Georg Simmeldescribe como formación de valores.De tal manera que la representaciónno es ni objetiva ni subjetiva; es un

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tercer término donde ambos polosde la dicotomía se encuentran (eneste punto le doy la razón a Hawkes1.996:152) Se debe concluir que elsignifi-cado que se le otorga a laspa labras es ideo lóg ico , comorespuesta a un signo, ya que todoes objeto de intercambio social. Larealidad, la realidad material concretay la compren-sión de un productoideo lóg ico presuponen v íncu lossociales. La cultura es así medioideológi-co. Hasta aquí Bajtin.

Se observará que lo ideológico esfundamental para Bajtin ya estaépoca. Si el signo es ideológico, y larepresentación equivale a este tercertérmino, es cada vez más visible supapel fundamental en la cr í t icatextua l . Lo ideo lóg ico en tantocu l tura está presente en susmagistrales análisis lite-rarios, queplantean en principio y en primerlugar, una crítica radical, que estáabierta a su propia transformación,a su re-evaluación. El lazo entre elmaterialismo y la ontología apareceen la postura cuestionadora y laa f i rmac ión emanc ipator ia (cas imesiánica) de su análisis de Rabelais.Este texto "moderno", que l igaind iso lu-b lemente a lacarnavali-zación en general, con sucapacidad de ambivalen-cia y deantagonismo, nos revela que lasociedad siempre está atravesa-dapor una escisión antagónica que nose puede integrar al orden simbólico(d i r ía e l lacan ismo). Lacarnavaliza-ción es un espíritu y unestilo, una cierta experien-cia de lapromesa que se puede intentarliberar de toda dogmática e, incluso,de determinac iones metaf í s i co-religiosas (aunque esté anclado enellas). En el carnaval se producenacontecimientos, nuevas formas deacción, de práctica, de organización;es una teleología y un mesianismo,pero in f in i ta , per tenece a unaexperiencia abierta al porvenir.En este acontecimiento desapare-ceen luchas y antagonis-mos la nociónpaulina de la sociedad como todo

orgánico, como cuerpo social del cuallas diferentes clases funcionan comomiembros, cada uno de los cualescontribuye al todo de acuerdo consu func ión (metáfora cara a lpensamiento político humanista).Podríamos decir que la noción defantas ía soc ia l es necesar iacontrapar t ida a l concepto deantagonismo, como lo monológicoes necesar ia contrapart ida a lod ia lóg ico, y lo d ia lóg ico mismoentraña lucha, po lémica. Comometáfora teórica, el carnaval (y lacarnavalización), y la heteroglosianos dibujan que lo social es siempreincongruente, estructurado en tornoa una imposibili-dad constitutiva,atravesa-do por un antagonismocentral. De tal manera que todoproceso de identificación que nosconf iera una ident idad soc io-simból ica f i ja está en def init ivaabocado al fracaso.

Esta parece ser la crítica bajtinianafecunda, si sabemos adaptarla acond ic iones nuevas, y norenunc iamos y reduc imos susmetáforas teór i cas a h ipótes isidealistas. En efecto que existe unautopía en el pensamiento bajtiniano,pero se trata de volver a poner encuestión el concepto mismo de dichoideal. Su determinado concepto delo democrát i co , y de la é t i caresponsable que se perfila desde1919, nos debiera implicar en eldesarro l lo de una est rateg iacompleja que habría que re-evaluarcontinua-mente.No es necesario forzar las relacionespara establecer lazos con "lo dado"y " lo c reado" (conceptos tanresbaladizos) de Bajtin, ni las formasde discurso y de representación queanaliza en la novela, ni establecernexos entre la pa labra p lenalacaniana y la palabra sin coartada niescapator ia que pers igue Bajt indesde 1.919. Eso "indecible" -laética- que convierte su proyecto enuna modalidad futura del presentevivo. Dicho de otra manera, todosestos enunciados permiten construir

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ret roact ivamen-te e l marcosignificante que confiere el lugar ysignificado simbólicos. La palabraplena es, en Lacan, la que "atañe ene l su jeto a l s ign i f i cante y a ls ign i f i cado" (1.992b:1-16); espalabra no distorsionada.Dentro de este registro, Lacan afirmaque no hay propiedad simbólica, detal forma que el plagiarismo (porejemplo), no existe (1.992b:117).Justamente, en este marco querríare-situar el problema de la palabrareferida, y el de los nombres enBajtin, que nos conduce a los textosapócrifos que ya he mencionado. Elproblema se puede formular de otraforma, en término de mensaje y delsujeto que habla. Cuando Lacan aludea ese Otro que hab la desde e lincons-ciente (y evidente-mente almencionar aquí el inconsciente dejode lado todo la in terpreta-c iónlacaniana referente a la clínica), unade las formas de palabra verdadera,y la estructura del ser que habla enel sujeto, alude muy directamente alsujeto que hace que su mensaje lolleve otro (1.992b:65). Este planodel otro como minúscula (forma dealienación en que el ego habla porintermedio del alter ego) permitesituar formas de la palabra referida.

La estructura que aquí nos importaes que, por distintas vías y distintasconceptualiza-ciones, tanto Lacancuanto Bajtin están preocupados porel otro y el Otro -aquello ante lo cualel sujeto se hace reconocer, al quese apunta "más allá de lo conocido",en palabras de Lacan (1992b:79)-.Ese absoluto irreductible de "cuyaexistencia como sujeto depende elvalor mismo de la palabra en la quese hacen reconocer". Ningún lectorde Bajtin dejará de reconocer a eseOtro irreductible en "el tercero" (y,por cierto, la semiótica lacaniana estambién triádica): el que comprendeen e l fu turo. Esa pa labra dereconocimiento es siempre un másallá del lenguaje -dice Lacan-, ycondiciona todo discurso que va aseguir. Porque el discurso incluye

actos, gestiones, contorsiones (delas marionetas presas del juego, paraLacan). Toda palabra, incluso si esmentira, se sostiene por un discurso,que l leva a negar la , re futar la ,recusarla o confirmarla. Cuando unamarioneta habla, habla alguien queestá detrás, y lo importante es sabercuál es la función de ese personaje.El Otro en juego, está más allá delsujeto mismo—es la estructura de laa lus ión; e l punto de aco lchadorepresenta, detenta el lugar del granOtro (Zizek 1992:145).Sin extenderme más en la paráfrasisy síntesis de la relación entre palabra,sujeto y discurso en Lacan, meparece evidente que las formas depalabra en la novela o discurso en lanovela que Bajtin desarrolla paraanalizar la polifonía y la dialogía enDosto ievsk i par ten deconceptua l izac iones af ines, conobjetivos distintos. De hecho, ambosimbrican al discurso consciente; esdecir, todo lo que hay de retórica ennuestra conducta, l l evados portareas distintas. Lo indirecto (palabraind i recta) reve la la verdad—noolvidemos que para Freud la verdadse dice en la equivocación, o en lamentira.Pero algo más. Comencé por decirque el trabajo teórico de Bajtin es elsistema simbólico, si bien rechaza elsaussurismo ni emplea la oposiciónen torno al significante y al significado(centrales para definir lo simbólico).Pero conv iene antes a lgunasprecis iones. Pr imero, que en suinterés por la formaliza-ción y laestructura del lenguaje, la concepcióndel signo que propuso Saussure esfundamental. Al partir del signo comoelemento primordial del sistemalingüístico, el nexo entre significantey significado es necesario (remito aBenven is te 1971b:145) , comocomponentes mutuamenteconsustanciales; como necesidaddialéctica de los valores en constanteopos ic ión. Bajt in parte de esaspautas, pero se centra en el lenguaje(lo que llamó en La palabra en lanovela "lenguajes sociales", sobre

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este punto, Bubnova 1979); es decir,la ex istenc ia concreta, soc ia l ydiscursiva de la lengua, y cómo estosdeben analizarse en el proceso deproducción de sentido. No pareceapoyarse en la opos ic ión entresignificante/-significa-do, que Lacandesarro l la y t raduce, pero ladialéctica de los valores en oposiciónes punto noda l para s i tuarret roact ivamente yprospect ivamente todo lo quesucede en e l d iscurso. Pareceindiscutible que Lacan amplía estosconceptos saussu-r ia-nos: e lsignificado es lo que el sujeto quieredecir, mientras lo que dice, tal vezsin querer, es el significante.

He procurado no excederme a linterpretar, formulando al mismotiempo una hipótesis leyendo a Bajtina través de Lacan y a Lacan a travésde Bajtin. Y como resultado hemosreleído de otra manera, llegandoahora a establecer las relacionesentre ética y estética que abordanambos. Dicho de otra manera (yretomando e l comienzo): laformulación concreta que en Lacrítica del juicio kantiana (fijación desus l ími tes) se t raduce en unaobligación ética determinada con laestructura de un juicio estético. Ese"sub l ime" (para Kant) y"sublimación" para Lacan mediante elcual elevamos un objeto a la dignidadde la Cosa (das Ding), es en Bajtin"responsividad" y la imposibilidad dela coartada. La mediación entreambos discursos viene a través delimperativo ético kantiano, pues laética del psicoanálisis -según Lacan-es "no ceder al propio deseo"; esdecir, al deseo del Otro más allá dela fantas ía . Y d icho con ot raspa labras: "ceder en su deseo"acompaña siempre el destino delsujeto, y franqueado este límite, nohay retorno (Lacan 1991:382). Éticaque se hace evidente mediante elrodeo singular de la poesía cortesanamedieval, y que conduce a Kant: "ellímite topológico que distingue elfenómeno moral", "el juicio moral

como tal" (375). Kant -añade- haarticulado este límite purificándolo detodo in terés pato lóg ico . En loimposible se reconoce la topología denuestro deseo. Et ica y estét ica,naturalmente, ligadas a la ideología(el mundo de los intereses).La insistencia está en los mecanismosfundamentales de la ideología en unoy en el otro, aunque por distintosmotivos. En ambos, además, se tratade un problema de interpretación: lainterpretación y la elaboración la hacelector para Bajtin, el analizante paraLacan, y al creador (analista), lequeda la responsabilidad del acto.Recorriendo la diagonal del campo,la tarea ha sido perseguir las redesde la pa labra, y en susconfiguraciones. El problema enambos es la no transparencia dellenguaje, y el análisis de las ideologíasque sostienen el orden social y lofundan. Si en el dominio metafóri-co-semánt ico la ideo log ía es unconjunto de marcas, y en e lmeton ímico-s intáct i co es unconjunto de operacio-nes, en el ladodel efecto de sociedad se concretanen comportamientos y del lado delefecto de lenguaje se concretan endiscursos (Ibáñez 1.985:121). Setrata, en términos bajtinia-nos, de lasmanipulacio-nes de la conciencia, yrecordemos sus pa labras , " laconc ienc ia es ideo lóg ica" .Finalmen-te, tanto Lacan cuantoBajtin re-acentúan a Kant en el puntode la ética; pero, si bien ambos seseparan del imperativo kantiano, lohacen por motivos diferentes. ParaLacan una de las consecuen-cias dela revolución kantiana en el terrenode la razón práctica es que el maladquirió un estatuto propiamenteét ico Kant. La idea de un "maloriginal" inscrito en en el carácteratemporal del sujeto, de su actividadpráctica -de la ética- y se completacon Sade (Lacan "Kant con Sade"1966), pues el imperati-vo moralkant iano encubre e l obscenomandato superyoico del goce. La leymora l es obscena porque nosimpulsa a obedecer su mandato;es

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un mandato imposible que no tomaen cuenta los límites que nos imponela realidad. Esta renuncia produce unc ier to p lus-de-goce (e l "Goza"sadeano) . Muy ot ra es lainterpretación bajtiniana (quizá máscercana a la idea de materialismocreacio-nista de Benjamin). Si en Laética del psicoanálisis Lacan nosind ica que la ideo log ía de levolucionismo implica la creencia enun bien supremo, en una meta finalque guía su curso desde el comienzomismo -es decir, una te leologíaoculta- para Bajt in s iempre haymovimiento retroact ivo, pues lameta final no está inscrita en elcomienzo. Para Bajtin las cosas (laspalabras) reciben su signif icadodespués; la pa labra, ese s ignocompartido, no finaliza, pues no haynada muerto de una maneraabsoluta: "cada sentido tendrá sufiesta de resurrec-ción" (1985:393).No podemos resistir estable-cer unhilo entre esta resurrección de lomuertos bajtiniana, con aquella otraperspec-tiva sobre el "Juicio Final"como ajuste final de cuentas de lacual nos habla Lacan en su seminarioLa ética del psicoaná-lisis (1960 en1991:351). Según Lacan, no haypuro gasto o pura pérdida; todo seregistra en alguna parte, como unahuella, que en el momento del ajustefinal, recibirá su propio lugar desentido. No otra es la verdadera fibradel edificio bajtiniano y el resplan-dorde la palabra en su forma nueva: locontingente y la ética responsa-ble.O, d icho de ot ra manera: laconcepción filosófica y poética deBajtin conduce a la convicción de quesolo a través de lo social (la sociedad,la co lect iv idad) puede l legar areal izarse la mis ión ideal de laautoconciencia ética del ser humano.

He aquí su herencia y subversiónkant iana. Pero esta ét i ca deresponsabilidad, este acto ético ypalabra sin coartada, no se da sinantagonismo, antago-nismo que essiempre una especie de apertura, elvacío de una pregunta no respondida

o i r resue l ta . Cada pa labra s incoartada es una torsión, en que cadapregunta comienza a funcionar comosu propia respuesta. ¿Será entoncesque para Bajtin, el sujeto es el sujetode una pregunta? La posición másclara está en su concepción ética: elsujeto es una respuesta responsablea la pregunta del Otro.Podríamos entonces, y después detan prolija descrip-ción, sostener queBajtin nos invita a "no ceder ante eldeseo" , empleando d iscursolacaniano. Es decir, no ceder esetesoro, objeto indefinible y preciosoque desencadena el deseo. No cederante la seducción de las palabras yde la interpretación; y aprender a sercomo Tiresias, mujer y hombre/hombre y mujer para escuchar esecanto de la l iteratura que puedeemanar ta l encantamiento querivalice con la palabra divina. Porquelos textos tienen múltiples lecturas -esta idea es característica de la EdadMedia, Dante sin ir más lejos- queserán enr iquec idos por cadageneración de lectores. Convienerecordar aquí a Duns Scoto queescribió que la Escritura es un textoque encierra infinitos sentidos quepuede ser comparado con el plumajetornasolado del pavo real.Leer dialógicamente -si seguimos lasindicaciones que están implícitas ensu propio acto- se relaciona con lainterrogación dirigida al texto sobrelo que puede darnos, lo que tienepara respondernos. La lec turadialógica se sitúa en esta demanda,en tanto el otro del texto puederespon-dernos. Todo el problemaradica en percatarnos de la relaciónque l iga a ese objeto; re lac iónprivilegiada que nos conduce una vezmás sobre ese manejo de verdad (yde mentiras) en el que nosotros nosvemos y que se inscr ibe en lostextos. Pero sabemos que lo propiode las verdades es no mostrarsenunca completas -son unos sólidosde una opacidad pérfida-. Hay quedarles la vuelta, y aun la vuelta delprest id ig i tador.¿Qué s ign i f i caentonces interpretar, si seguimos a

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Bajtin también con instrumentoslacanianos? Ante todo relacionar elac to de la escr i tura con laresponsabilidad ética. El secreto delimpacto estético no solo está encaptar la perfección de la forma, nitampoco en la satisfacción que talperfección propor-ciona, sino en elencuentro con una palabra que nospermite captar la contin-gencia.Leemos entonces cosas muysingulares: que la obra de arte poneen obra la verdad, que nos induce atomar seriamente el mal y afrontarsu en igma. Para e l lo hemos deobservar fascinación por la opacidaddel lenguaje poético, y esa nociónfundamenta l - ta l vez la mayoraportación de Bajtin a la crítica yteoría literarias y a la filosofía dellenguaje- de que el ser humano seconstituye como dialéctica del cuerpoy de la palabra.La interpretación que nos dibujaBajtin en el acto ético (y no menosen los Borradores) ha de sumergirnosen la tarea del pensar en todo sudespliegue, con la conciencia de queno es posible, que no se puede agotarla realidad ni el conjunto de losproblemas. Tampoco he de repetirque la lectura responsable ha deimplícita-mente poner en tela dejuicio el fondo de creencia -ideologíacotidiana- que constituye el orden delo comúnmente aceptado, o, comodice Lacan " los i t inera-r iosestableci-dos". Tampoco repetirécómo intencionadamente hemos deestablecer siempre conexiones queinduzcan al lector a percibir al mismotiempo todos los elementos del planogenera l , de forma que no nosquedemos encerrados y nosahoguemos "en la pr i s ión decomprensio-nes estereotipadas",como escribe Bajtin en Estética dela creación verbal.Creo que las siguientes palabras deBorges nos permiten distinguir el actode lectura que en vano intentoprecisar, y ese automatis-mo derepetición que seguimos llamandointerpretación. Borges nos dice:"estamos hechos para e l ar te ,

estamos hechos para la memoria,estamos hechos para la poesía oposiblemente estamos hechos parael olvido". Es ir lejos. Señalemos dequé se trata: la interpretación no esun proceso espontáneo, asaz. Muypronto es ligado con lo más esencialde la presencia del pasado, que elanálisis describe. Se descubre que eltexto y el tiempo son permeables ala acción de la palabra. Lo queintroduce entonces e l problemaabierto para nosotros: si la palabrasost iene ¿por qué v ías podráescuchársela? La interpretación esalgo en acto, hay algo creador.Fuente de ficciones, fascinacio-nes yfabr icac iones, nos ob l iga apreguntarnos: ¿cuál es la naturalezade esa ficción, cuál es su materia, suobjeto, qué se define y para quién?Si no se responde a esto es porqueestamos muy le jos de lain terpretac ión. Suger ía que lainterpretación que persigo—en esaexcentr ic idad ante el saber quecorresponde a la mujer—nos hacepercatarnos que los textos sedesenvuelven para ser oídos porotros; es decir, para ese otro queestá ahí, aun si uno no sabe que estáahí. En otros términos, es imposibleeliminar en la relación lectora elalguien a quien el creador habla. Nodejemos nunca de lado el "oído" -elescuchar-.Este acercamiento que describo nosinduce a rechazar la ética de sentidocomún y, sobre todo, a las funcionesproféticas, no por la pretensión dedecir lo que va a suceder, sino quenos impide la función de legisladores.Bajtin, y el acto ético, en conjuncióncon los textos más conocidos, y leídoa la luz de los Borradores, nos invitaa destruir lo que es evidente y lo quees un iversa l , a ponernos enmovimien-to, sin saber bien dóndeestaremos, nos inv i ta a quecontr ibuya-mos a p lantear laspreguntas sobre los puntos débiles,las cuarteaduras que forman grietas,las líneas de fuerza. Nos induce aentender que solo los que estén

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preparados para correr el riesgo,podrán responder.2!

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NOTAS:

Aquí me guío por García Baró yLaureano Luna y sus aportaciones alSeminario citado.1 No quiero repetir en estas páginaslo que ya he expuesto en Zavala 1.991, y mi prólogo a Voloshinov 1.992. Sí quiero subrayar que en estostrabajos propuse e l término de"texto único" al intentar establecerla relación entre los textos en disputay los firmados por el propio Bajtin,en lo que se refiere a una línea depensamiento cr í t i co , s i b ien,naturalmente, en el transcurso delt iempo Baj t in va a f inando supensamiento teórico y filosófi-co.1 E l ar t í cu lo-entrev is ta lo haproporcionado Tatiana Buvnova, que

lo ha traducido. El texto aclara demanera ob l i cua muchos de losproblemas en torno a los textos endiscusión. Véase Zavala coord. 1.996.1 Una versión ligeramente distinta deesta sección apareció en El Bajtinapócrifo y en Escuchar a Bajtin.1 Rodríguez Monroy 1.995a, 1.995b, 1996 ha realizado importan-tes y agudas aportaciones en estesentido. 1 Sobre este punto Zizek 1.992:192.

1 Respecto a esta interpretación delJu ic io F ina l en Lacan, remito ,apár tandome de e l las , a lassugerentes pág inas de Z izek1992:189-190.