Vauchez. Cap. II

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-,J La edad monastka y feudal (Fines del siglo x-siglo XI) 'J ; -~ - . .~n el p!anopolitico, losdecenios;qu~eiicriadranetafi9~IJliIestan " l:aTa~,t.erizadospor la disolucion;'mas,o meQ.os"pipidq.,segua" Ias,te:;: giones, del sistema poHticocarolingi9f asi como, por la, aparici6n de las nuevas instituciones feudovasalUlticas: Estas correspond en apro- ximadamenie a Jo que M~rcBloch ha denominado «la primer.a edad feudal", En el ambito religioso, esia ep:)Ca puede ser caracte'j-lzada por Ia influencia crecie:!1te,que)a espiritualidad moniistica eje;ce en' el conjunto del pueblo cristiano, Estas dos clases de acot:Jtecimientos no son independientes entre ell os: la Iglesia de la epoca caroIingia era. ante todo, una Iglesia secular, dirigida por el soberano y ]()S obis- ~ pos que'tenian autoridad sobre Josmonjes ,dentro de su respectivas , di6cesis, Come consecuencia de las grandes transforrriaciones que tu- vieron l.ugar en Occidente entre finales del siglo lX y mitad del si- ,glo x, d orden sacerdotal cay6 enuna profunda decadencia; El pro': ceso 'de secularizaci6n, ya iniciadoen el siglo IX, experiment6una aceleraci6nprcporcional aJaseenso del feud alismb~ Los patrimonic~ e~lesiasticos [ueron con frecuencia diJapidados porprelados indig- nos 0 acaparados por laicos envidiosos, razon por la cual el tipo de vida de 105 cJeriggs se aproximo' cada vez mas al de los' fieles.' La mayor parte de 10s obispos, provenientes de los medias aris- tocraticos y lIegados a sus cargos par rawnes ante todo politicas y econ6micas,vivian como grandes se'i'ioi-es y se comportaban mas " - como potentes que <:omo. hombresdelglesia,lncJu50 cuando 'con- ser.i"aban una c:erta dignidad moral -como sucedi6 can frecuencia en tiempo de Jos Ot6nidas-, los obis'pos estaban absorbidos par las tareas de gesti6n de su dominio temporal y par las respons~bjJida- des politicas que les 'confiaban con gustc los so beranos y 10s gran- ,..J dt's"P.i' de-mFural, c()nSlltuido ert gran parteporsier;'os liberadof para serministros del cultoen Jas iglesias construidas por sussenb- res,. no hriLaba ni por sus consiumbres ni por su instruccion;'M'u~ eh QS 5acerdoteSl;Sl abancasad as o.,yi.-Ian, ma rit almen te';-La maYor _..parle ejcrciasusproplOs'-P-ficios: enelcampo, trabajaban laStiei',ras qllccllnstituian!a do~aci6n patrimonial de l~ Iglesia parroquialT,\'i~: \'ian mezclado~conloscampesmos,En lascludades j como seobser": \'a [lor ejerr.plo e,n MiIanamitad del sigJo Xl,se dedicaban)toda' cla~c_de..aqjyidades. PI.Qranas, como eJtrafico de dinero •.el jue:go,la c'a7;\". etc, EI programa cje,..ida en eomun impuesto al clero lIrbano pl'flos reform adores carolingios no fue completamente abandQna- do. pao en muchos casas 13 disciplina comunjlaria sufri6 llna,rela- 1<J0i{:m cons.iderable., " , - - l.os monasterios se •.ieron igualmente afeclados- por eSlaevolu" l'i011. Fuew1 numerosos Jos que, conrad os a abadcs laicoso adrni- niSi rados pcr procuradores sin escrupulos,.!10 pudieron evitatla de- c3dencia, Sin embargo, el monacato [lie fa Tnsti-tuci6n que mejor re- ~isti6 esta grave crisis que puso en peJigro ]a existencia mismaAe,:,la I)!ksia. amenaz.ada de disoluci6n tante por Ja secularizacion del de- TV ('bmo po~ la difusion del sistema. de igl~sias privil,das_ En el c.en- [ro de "esta darkages, abadias como Saint-Gall, Montecassino 0 Saint-Riquier Jograron mantener, bien 0 mal, una obser,ancia de la regia y unadigna celebrpci6n del cu1to divino. En cualquier caso, Ins monies fueron los primeros en recuperarse: en Borgona Con Cluny, fundada en elanD 909; en Lorena donde Gorze (a partir del 933) Y Brogne (alrededor de 950) fueron centros acti'vos de reo no\'aci6n; en lnglaterra, por ultimo, donde 105 esfuerzos de SanEt- hclwold condujeron, hacia el ano 970, a Ja promulgaci6n de Ja Re- gularis concordia, carta del monacato insular unificado y reformado, Despues del ano mil, el movimiento se extendi6 a 1a Europa meri- dional: Saint-Victor de Marsella se convirti6 en el centro de una ~m- rortante federaci6n monastica que se extendi6 hasta Italia, en taJto quelas corrientes reformadoras, bajola infh.iencia de la abadiade Fruttuaria, cerca de Turin, penetraronen los paises gennanicos par mediacion de Saint-Blaise y de Siegburg. Lo que IJama 1a atenc:6n es el hecho de que estos movimientos no tuvieron su origen en Ja ';'0- lunlad de un poder central, como habia sucedido, en cambio,er: la rdorma religiosa de la epoca carolingia. EI retorno al fervor primi- tivo no es la consecuencia de un prog,ama de reorden£imiento ad- rilinislrativo,sinoJa expresi6n de laspro~undas :aspiraciones de Ja;'~,"- SClciedad mOJastiCa a una reoo\'aci6n espiritual. Y es significativo que, en numerosos casas, estos monasterios ha- yan sido fundados b reformados por iniciativa de obispos 0 de gran- des senores laicos, En realidad, todos lcs cristianos de esta epoca es-

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    La edad monastka y feudal(Fines del siglo x-siglo XI)

    'J; -~- ..~n el p!anopolitico, losdecenios;qu~eiicriadranetafi9~IJliIestan "

    l:aTa~,t.erizadospor la disolucion;'mas,o meQ.os"pipidq.,segua" Ias,te:;:giones, del sistema poHticocarolingi9f asi como, por la, aparici6n delas nuevas instituciones feudovasalUlticas: Estas correspond en apro-ximadamenie a Jo que M~rcBloch ha denominado la primer.a edadfeudal", En el ambito religioso, esia ep:)Ca puede ser caracte'j-lzadapor Ia influencia crecie:!1te,que)a espiritualidad moniistica eje;ce en'el conjunto del pueblo cristiano, Estas dos clases de acot:Jtecimientosno son independientes entre ellos: la Iglesia de la epoca caroIingiaera. ante todo, una Iglesia secular, dirigida por el soberano y ]()S obis- ~pos que'tenian autoridad sobre Josmonjes ,dentro de su respectivas

    , di6cesis, Come consecuencia de las grandes transforrriaciones que tu-vieron l.ugar en Occidente entre finales del siglo lX y mitad del si-

    ,glo x, d orden sacerdotal cay6 enuna profunda decadencia; El pro':ceso 'de secularizaci6n, ya iniciadoen el siglo IX, experiment6unaaceleraci6nprcporcional aJaseenso del feud alismb~ Los patrimonic~e~lesiasticos [ueron con frecuencia diJapidados porprelados indig-nos 0 acaparados por laicos envidiosos, razon por la cual el tipo devida de 105 cJeriggs se aproximo' cada vez mas al de los' fieles.'

    La mayor parte de 10s obispos, provenientes de los medias aris-tocraticos y lIegados a sus cargos par rawnes ante todo politicas yecon6micas,vivian como grandes se'i'ioi-esy se comportaban mas "

    - como potentes que

  • tab~ri. eor..'er-cidos de la err.inentedignidad del mOGaCaLC y de su su-pUiOr:d"d respecto _a [os otros estados de vida_ En un momenta enqJe Ia _construccion de UIJ3 ig.!.esi-aera consideraco e! acto rnasme-riLOrio, pat-ecia particularmer1teoportuno establecer illi una co~u--nid:J.d religiosa cuy::ls p!egari3s serian del :J.grado d.:: Dios. En el Oc~ci~en,te postcar~!ingio. a estas motivaciones de orden e~piritual sea.n.adlan at_fas, !tgad:ls._a !as particulares condicio~~s deb vida po-tltlca y :>oclal. En [tempos Le Carlumagno y de sus inrnediatos sue':-seres. la posesion }' la fundacion de monasterios eran atributos de105 sobaanos. EnIas .1badias regias " imperiales, como Saint-Denis.~arfa 0 fuI?a, ~e rezaba aDios por ellos. Los senor~s de 105 prin-cl~ados terntonales que se formaron, a partir dd siglo X, sotHe lasrUlnas d,el Imperio ~arolingiot lomaron par su cuenO esta y todasLas demas prerrogatlvas rcales: en \'ormandia, en Flandes 10 mismoque en Cataluiia 0 en d d\.cado de Benevento se construyerbn -en-lO:lC7S importentes monasteriosque atestiguaban~-ari)s 01.05 de 105demas. el poder de [as duques y de los condes .1horaya aut6nomos., ~or olra pa~te, la nuev,a sociedad que iba estructLrandose en dambito feudal hLlO sura la ideo!ogiitddas tres funciones: cuyas pri-mera menciones, en la Edad \-kdia. 5e rernontan prect.samcnte a[ ',i-glo x. Segun el obispo Ada:beron de Laon que, a prilCipios dd si-glo XI, dio una formul:!cion particular~ente danae esta vision dec.onjuntO d~ las relacion~s entre ILlSgrupos sDcla!cs, d pllel">!':; ,-,i;-tlano .. en virtU~ de! bautlsmo recibido par todos. ':':s uno a [os ojosde DlOS; peru SI nos referimosa la organizacion de la ciudad lCrre,-tre, comprende en realidad tres {Iordenes: los orator':!s que rezan,los hellalOres que combaten y Ios laboratores que trabajnn. Cadauno de eslOS grupos cumple Lna funci6n especifica en cuanto que nin-guno de ellos podria subsistr sin los demas. En est a socieaIvaclon del mundo. Si bicn es cierto que estasformulaciones iniciales se eneuentran en lextos redactados par obis-pas, eI esquema tripartito debia favorecer sobre todo a Ios monjesgU,e,a los.ojos de 10s hombres de esta epoca, eran quienesorabanmas y meJor. Esta tax.onomia, en la medida' en que constituye enordo a 10s especialistas de la oraci6n, refleja una de las tendenciascaracteristicas de la mentalidad de su tiempo que consiste ~n hacerdel religioso una categoria aparte, si.tuada fu~ra de 1.1 \ida profana.Los verdaderos viri religiosi son Ios cristianos que vi\t:n fuera de!mundo y que se santifican dando gracias y alabando a Dios. En la

    boca feudal, 10s principab centro.:; "spiritua~es de Occldente fue-ron a!auna:> comullidade, d~ h0mbres y de mujeres que juntos prac-tic;lba~ e[ cristianismo ~. III rti\-d de perfeccio'1 inaccesible a la ge-netalidad de los fides. E-n 10 st:cesivo. y hasta el sigloXHCtO(JOS '\osolovimientos espiriwales deb Ig.lesia tendr;1n~9Hlu punto de varti-lIa

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    rellgiosa, ~scri!:le un cronista monastico del siglo XI I. Todos estospuntas de contacto ilustran Ja consistenciq de los vlncuJosexistentesentre e! medio sefiarlaJ yeJ mundo delas claustros. D'eest3 unionha nacidounaespiritualidadaJa velffionasticaYfeudal guena ca.

    --'-'racteriladola vida religiosa deJasociedad occidental demaneraex-clusiva.hasta principios del siglo XIJ y cuyos efectas seharan.sentirhasta finales de la Edad Media.

    En IOSsiglos X-y XI',Y en la medida en que es posible hablar demonacato como de una entidad, todos Ios monjes de Occidente si-guen la regia de San Benito. En la prictica, estono exduia una tier-ta flexibilidade inc1uso una relativa diferencia entre una abadia y?tra, ~aque la adaptaci6n de la regIe:a'las exigencias locales ya lasmtencI{~n~s de los fundadores estaba asegurada por las costurnbresque dlTlgla_l en el plano concreto la existencia cotidiana. Pero Iosgrandes princ!pi?s 'j Ias formas. de vida reJigiosa "'enian fijados porla regIa benedlctl.n,a, vener.ad~ e mtocable. Este monolitismo, impues-t? por la leglslaclOD carohngla, seadaptaba perfeciamente a una $0-cledad todavia simple yestatica.

    Las fascinaci6n que ejercfan la vida y la espiril ualidad monasti-cas es c,01?prensible perfec.lamente en una civilizaci6n en la que elaclo rehglOW por excelencla era el culto ofrecido a Dios. Como ha~scri:o Marc .Bloch, en esta sociedad cristi~na, ninguna funci6n detnt~r~s colectlVo paraci~ mas indispeillable que la de los organis:nose:ptntua.les:.!'-; 0 nos eq UJ'ioquemos: en tanto que espirituales, La fun-cIOn. ~arl!atI\'a, cultural y economica de las grandes cabildos cate-drallclos y de Ios monaslerios ha pod:doser en realidad considera-ble. ~er~ a Jos,ojqs de,los contemporfmeos, no era mas que alga ac-

    . cesono-. AurentJca clUdadela de la plegaria, eJ monasterio es e1lu-gar por excelencia donde Dios es adorado.

    , Sin embargo, nosiempre habia ocurrido as! vel mismo San Be-n~to ~o habfa ~signado a la vida Jiturgica un Jug'ar privilegiado. Se,gun el, el monJe era sabre todo un penitente aue enlraba en la vidareJigiosa para expiar sus pecados :it pOlerse b~jo la direccion espiri-

    -----~I Annab (t..ledlinburgenses, MGH, 55, III, pag, 54,1 Marc B10th, La 50ciele jeodale, I. I, 1939, pag. 139.

    lual del abad. En [a epoca carolin&ia, en particular can Benito de ,Aniano, el papel de la oracion en el monacato lIego a serpredomi-;nanH:. Pero seriq funci6nde la prir;1era edad feudal,;>' enpa:1icular i'dc. Cluny, estimuiatesta tendenciahast;l;;~1;IsultimaS9QnSecuencias'-.DHte monasteriode Borgona; funda,j0eneI aiia91 0 por elabadBer-.: .'. -... ,non con el apoyodelduqueGuiIlcr,rn0 de Aquitania,extendi6 wuYpronto.suinfluencia a una buena pane deOccide~te, desde.lnglate-rra ha$ta halia. Vinculado directal1icnte a Ja IgleSia ramana; repre-~(I1l6desde fi,nales del sigla X has~a prin.cipi as del .X'U lacongrega-Ci{H1 religiosa m6.$irnportante de la:::~istiandad y, gracias auna seriede iibadcs famosos; su radio de accion fue considerable en todoslosf1l('dios de la sociedad. Pero el mOnacatode la epoca feudal no seJimita exdusivamente a la experientia de Cluny, ya que atras tradi-~'innes espirituales, particularmenteen Alemania y en ltaIia,petma-Il

  • gios (una antifona, un 'o'er$o, una oraci6n), Jas letanias, etc. Por ul-timo, Ja liturgia se enriqucei6 Con gestos yconacto5que tendfan aacentuar e! asp~cto arama1ico: una parte de 105 sarmos la reci~abanechad05 en el sueJo i cuando el Viernes Santo se1eia el evangeliodela Pasion, dosmonjes to:naban trozos de pane dq:ositados sabree! alrar y los rasgaban cuando se leian las palabras: Divisenm! sibi'.Jestim~lIla Sua. EIoficio experiment6 tam bien una extension espa-cial yo la liturgia se hizo peegrinante; ya en el siglo IX en Saint-Ri"quiet. can ocasi6nde las grandes festividades, Ids monjes se trasla ..daban en procesi6n desde Ia iglesi:l abacial a otra, En Cluny,;.Uila:

    ~r\)cesionsoJ~r;nne les condu:ia_d,ouecesaldiadeSd:la basilica has:;ul:'!a;iglcs ia deS antaMilrl.;r;:::'U 0 i1de_se ,cantabaii:~l~~;vfsper~.?

    La mismo que el ofieio salmodiado en coro, Ta"'m~Qcttp.ab;rfut:'ptI~sto'ret~:Yirnte:-ernn'ida~'Fn=ta~eS'p{?ltllalidaddeofbS"'hr(YrrJeS. EnCluny se celebraban dos;misas,conr;:,ltt:laks-aI dia:' ia de la manana,celtbrada en Santa Maria, y la rnisa solemne cantacia end altar prin-cipal de la basilica despu~s de la hora sexta Tambien aqui era po ..sibl:: que se realizaron can ftecuencia amplificaciones iilurgicas: can-to del [nrroiro repetioo tres \'tces, desarrollo del KIric:. :' sobre todo,

    anadidos a! r4l!/d/lija que cOlls stian en una prosa y en una secllenda,te:crlr'las entre 10) dl\'ersos monastc'r:os, que se co-r'- lIS cacn ~ .... ""'.=-'. .. ' ,_ " ' " ,'~t .. " b u Ob'lt'IJ"j'"s dopJc: r:1,-i

  • L]

    b) Vida evol/gdica )' d,'sprecio del lIIundo

    Seria crronca, sin .embargo, reducir la espiritualidad monasticadelos sigioSXv)Ga Iqplegaria yalaluchacontraJas[uerzasdelmal: 5iJi vida:teI claU~Il";epre$enI6 para loshqlTIbresde la.epoca'alga superior :acuant~qbLtierrap[red~ ?e~rande y de bt:e,~o,eratambien porque Cons II[lJla un estado pnvtleglado que permItla eLn:-tornode lascriatl.lras au Creador mediante un .servicio fiel aesteultimo.~Ciertamenle, eSlac()muni6n~on ios habitames del cicio de.berfarealizarsepknamente soloal final de 105 tiempos,pero podi;;Comenzar yaen este mundo. Como ha demostrado Jean Lec1erc~,el monje medieval cSJa:animado por 01deseode Dias y de la palnacelestial 4. Mediante la pJegaria lil;"rgica, trata de unir su V07.al corade 10s angeles; medi"anleJapnktica de ascesis y de !a mOrlificacion,trata dellevar una vida angelical, lejos de los pJaceres y delas ten-taciuones de este mundo.El monasterio donde se praclica 1a obser-\'ancia de la regia se convierte en la antecamara del paraiso, un re-ducto de cieio en Iatierra.

    ESla dimensionescatologica del monacato permite comprendereJ lugar que ocupm 1a lecturay la meditacion de la Biblia e~ su es-oirilualidad. EJ Antiguo Teslamento juega en clIo un papellmpor-(ante en 1a medida enque es visto como una prefiguracion de Ja ul-tima rase de la historia de Ja sal\'aci6n. inaJgurada porIa Encarna-cion: can reJacion a Ia Parusia, es decir, el retorno glorioso de Cris-to al final de los tiempos, eI pueblo de Dios se encuenlra en la mis-ma siluacion del antiguo Israel respecco a 1allegada de Cristo segunla carne, Sin embargo, en la hisloria del pueblo judio se buscan maslas aCliludes espirituales, acordes can cl clima de tension de los ul-timos tiempos y \ue caracterizan tambien la vida reIigio.sa de l~smonjes de esta epac'a, que Ios modelos monks, como habla sucedJ-do en cambio en Ia epoca carolingia. Para estos monjes, en realidad,no se trataba en ningun modo de un lema jiterario; y la busquedade Dios se inscribia en su programacotidiao'o: la leclio divina i.notenia como objelo c:onducir al espiritu ala meditacion para que pu-diera ascender, desde aqui abajo, a la cont~mplaci6n del misteriodivino?

    . La espera escate>logica se concreto tam bien, para Jos monjes, enun proposito de purificacion personal y colectiva que fue eJ origende la mayor parte de los moYimientos reformadores de la epoca':A ba-.des famosos, como GuiJJermo de Yo!piano.o San Pedro Damtano,se preocuparon con ardienles deseos por,hacer dela vida del claus-

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    Panicularrnenle en su excelente Jibro L 'Amour des leures eI Ie desir d" Dieu.Paris, J957~

    1m :110 similar U LIlia sociedad p~rtecla, verdlldcra alllicipad6n en~'Slemundo del reino de Dios. En el siglo XI, esta tc:ndencia se ma-nifesto con particular claridad en Cluny. Sin exageracion, la espiri-lualidad cluniacensc. puede ,~er caliiica.d]pueblo deDins que habia a1canzado 1as puenas jel Reina, Ios monjes tuvieronIcndencia, a veces, a despreciar 10s Olros estados de vida en e/ ap1-hilo de la Iglesia Corwencidos de oSleolar Jasgarantias de la 5a1\"a-ci6n, los m-onjes im'JUHon a Ios mejores cristianos a reunirse cancllos en 1a paz de los cJaustros para abrazar la vida monastica. Det:sla manera. en Ias ab3dias se constituyo una nueva aristocracia es-riri1ual, poco diferente en su reclutamiento de Ja que, en la misma{'poca, impo:Jia su autoridad a 10shumi!des en Ia sociedad laica.

    Dc esta oanera se comprende que :Jumerosos textos espirituaJesde' la Edad !\{edia presenten la entrada enel claustra Como un acon-Iccimiento tan importante. si no mas. 'que e1 bautismo. 1 monaste-rio, inc1uso en algunos eJemt>ntG-sdesuarquitecrura, j,no es al mismotiempo el monumento conmemoralivo de la Jerusal{:n historica y 1arrefiguracion de Ja Jerusalen celesle? En cualquier caso, aqueJlosque 10 habitaban. panicipaban de ,la dignidad de 10s hjj~s de Sion yse bendiciabcn de 105 dones ProplOS de Ios lugares sanllficados porla vida del Senor. La conversion queimplica Ia profesiol1 religiasacs emendida como una superaci6nde lacondici6n terrenal. Hacersemonjesignifica, al mismo tiempo,retomar al estada origina.iio de

    perfecci6riycanticipar la \'ida futura; pero significa tambien despre-ciar eJ mundo para edificar E! hombre nuevo llamado a ocupar unpuesto junto;a Dios. . ~

    La contrapartida de esta aspiracion a las casas celestiales es fatcndencia, bi?-stante acentuada en Ja ma;'or parte de Jos autores e;-

  • piriwC!ks de estaepoca. a despreciar!as cosas de e:ste mundo. Tra~hajo; recientes, particularr:>.ente los d-= R. Bultot, han pJt'sto de relieve con illsistencia esta depre:clacion s-istematicJ de la$ realidadestCffij:oraies y camales, que va:mucho m~salJidctln3.)ili1p:e: aJvcr-tcncia contra 105 abusos que result.1n del usa inrw)derado de 10s oie-nes de este mundo . San An5~lm,), Juan de FecJmp, Bernardo deMorlaasy tantos Otros han [rec!:cado' w sus tratu-'.1o$ d desflrec:odel rnunuo (i:OlIlo!(npws nlL/lldi) Y han juzgado de manera funJamen-talmente pesimistabs realidades te:npora!es, las act:v:daJes turena-les y el amor humano, esto es, la vida profana en su cOlljunto. Losmismos aUrore'5. par el contrario. han exaltado ta ',-ida monast:ca,presentad" comola forma aut&ntic:l de la experi~n..::ia eristiana y taunica via d\: salvilei6n. A sus ojos,
  • temporal. En este case, e! conremprus m",ndi lraducia frecuencemen-te eI rechazo de compromiso Con una sDciedad polftica menos cris-tiana,quiui,que el mas lako denuestros Estados actualesl16.Asi,porejempl0, en un tralado~tribl.lidoladayiolendade lacaba-Herta. En este casoespecifico,el desprecio deimundo>J esante lodola expresi6n deun rechazo de untipode sociedad y no tantola de-preciaci6n siste:naticadelas realidadesprofanas, .

    Por otra pme, cem"iene preguntar.se que podia representar elmundo parael hombre de Ia primera edad feud31, independiente.mente de cilalquier inf1uencia ideol6gica :ransmitida por la cultura.Desde cualquier punta de vista, elhombre no veia a su alrededCrmas que violencia e injuslieia y Ie era muy diffeil percibir valores po-sitivos en el seno de la sociedad profana: muy pocos matrimoniosfupdados en el arnor, ninguna cultllra laica todaYia digna de estenombre, eseaso progreso tecnieo 0 cientifieo. Inc1uso el Estado re-presentaba mas un orden sacral que culminaba en Ja persona deJ em-peradar 0 del rey, ungido sel Senor y su representante en la tierra,que la estructura poJitica de la ciudad temporal.

    La famosa lL.:ha de las Investiduras, que enfrent6 a finales delsiglo XI :r principios del XII a Ios papas contra los emperadores ger-manicos no es, como se ha dicho frecuentemente, un confiicto entreel poder espirituaJ y la autoridad laiea, SiilO una lucha a ul(ranza en-tre dos sacraJidades rivales. En un mundo en eJ oue eI orden estabafijado por la Pro\'idencia y en el que la organiza:ci6n politica y so-cial estaba regida por mode/os trascendentes, Ja nocion misma de po-der temporal no tenia significado alguno. No se puede reprocnar al?s m?njes, por tmto: el haber sido incapaces de elaborar una espi-ntualldad para los JaICOScuando no exist"a en realidad laicado, ytampoco un munoo que perrnitiera captar su especificidad 7.

    En la practica. en fin, ni 10s monjes ni los eremitas, que p-arecenser 105unicos que hayan practicado al pie de Ja letra eJ desprecio delmundo, fueron completamentc hostiles 0 ajenos a Jas realidades hu-manas. En la espiritu.a]idadmonastica,la incontestable depreciacion~e Jas realidades terrestres fue moderada, con frecuencia, pOl' un sen-tldo profundo de Jas COsas y de 10s hombres, Las abadias de Ia epo-ea feudal no estan al margen de la vida social: en los gran des mo-

    .' Cfr.-J. Batany. nL'EgJi;< et Je mepris au mondeJ>,Annales E 5. C. XX (1955),pags. 218-228, y la respu."sta de R. Bu1tot. ,.Mepri, duo ~onde et Xle siede, AnnalesL S. C. XXll (1967), pags. 219.228.

    1 L J. Bataillon y.'. P. Jossila, "Le mi'pris du mond

  • hayari ejercido una [uncian,arb,itraI en" los, "","'';'''0- ~"I":~O- d < .. '.. . -.: _ _ -.. - .,'- -' ....vH.l ...\ ,3-tJ' ...1 .lL ~, e sutle8po. tanto en el piano lo:al como en el de roda la cristiandad':lEn cU,_~n:toa tas eremirasq'u" se refuiaban ~n '0 Cd d ! .b . . .,'" ~H I pro, Ull 0 e ososques para. hUlr. del mundo, nlngun? i?nor