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 RESUMEN El artículo analiza la conservación del patrimonio arquitectónico en el Ecuador. Propone recuperar la noción de patrimonio ligada a la noción de ciudadanía. El ensayo plantea el es tado de la cuestión en Ecuador , revisa los casos de Quito y Guayaquil y se concentra en la problemática en Cuenca, ciudad Patrimonio de la Humanidad desde 1999. Formula la necesidad de que la investigación y la di- fusión de la historia de estas ciudades sean adoptadas como parte de una polí- tica pública permanente. P  ALABRAS CLA VE: Patri monio cultu ral, patri monio arquit ectóni co, histor ia urbana, políticas culturales, Quito, Guayaquil, Cuenca.  ABSTRACT The article analyzes the conservation of the architectural patrimony of Ecuador. It proposes the retrieval of the notion of patrimony related to the idea of citizens- hip. The essay establis hes the state of the art on the field in Ecuador , reviews the cases of Quito and Guayaquil and centers the problem in Cuenca, a city Patri- mony of Humanity since 1999. It formulates the need that the research and dif- fusion of history in these cities should be adopted as part of a per manent public political policy. KEY WORDS: Cultu ral patrimo ny, archite ctural patr imony, urban hist ory, cultur al policies, Quito, Guayaquil, Cuenca.  A PROPIACIÓN Y RESIMBOLIZACIÓN DEL PATRIMONIO EN EL   ECUADOR . HISTORIA ,  ARQUITECTURA  Y COMUNIDAD. EL CASO DE  C  UENCA *  Alexandra Kennedy T . Universidad de Cuenca * Agradezco a los informantes que me ayudaron a perfeccionar y ampliar este ensayo. Des- taco la colaboración de los ex ministros de Educación y Cultura, Dr. Juan Cordero I.; de Vivien- da, Arq. Teodoro Peña; el ex director del movimiento ciudadano Acción Cívica y del INPC del  Austro, Eduardo V ega; de l os historiador es de la arquitectura de Guayaquil y Quito, Pablo Lee  y Alfonso Ortiz, respectivamente; al arquitecto y restaurador Fausto Cardoso, de Cuenca; a la historiadora Debbie Truhan y a la geógrafa Ana Luz Borrero.

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  • RESUMEN

    El artculo analiza la conservacin del patrimonio arquitectnico en el Ecuador.Propone recuperar la nocin de patrimonio ligada a la nocin de ciudadana. Elensayo plantea el estado de la cuestin en Ecuador, revisa los casos de Quito yGuayaquil y se concentra en la problemtica en Cuenca, ciudad Patrimonio dela Humanidad desde 1999. Formula la necesidad de que la investigacin y la di-fusin de la historia de estas ciudades sean adoptadas como parte de una pol-tica pblica permanente.PALABRAS CLAVE: Patrimonio cultural, patrimonio arquitectnico, historia urbana,polticas culturales, Quito, Guayaquil, Cuenca.

    ABSTRACT

    The article analyzes the conservation of the architectural patrimony of Ecuador.It proposes the retrieval of the notion of patrimony related to the idea of citizens-hip. The essay establishes the state of the art on the field in Ecuador, reviews thecases of Quito and Guayaquil and centers the problem in Cuenca, a city Patri-mony of Humanity since 1999. It formulates the need that the research and dif-fusion of history in these cities should be adopted as part of a permanent publicpolitical policy. KEY WORDS: Cultural patrimony, architectural patrimony, urban history, culturalpolicies, Quito, Guayaquil, Cuenca.

    APROPIACIN Y RESIMBOLIZACIN DEL PATRIMONIOEN EL ECUADOR. HISTORIA, ARQUITECTURA

    Y COMUNIDAD. EL CASO DE CUENCA*

    Alexandra Kennedy T.Universidad de Cuenca

    * Agradezco a los informantes que me ayudaron a perfeccionar y ampliar este ensayo. Des-taco la colaboracin de los ex ministros de Educacin y Cultura, Dr. Juan Cordero I.; de Vivien-da, Arq. Teodoro Pea; el ex director del movimiento ciudadano Accin Cvica y del INPC delAustro, Eduardo Vega; de los historiadores de la arquitectura de Guayaquil y Quito, Pablo Leey Alfonso Ortiz, respectivamente; al arquitecto y restaurador Fausto Cardoso, de Cuenca; a lahistoriadora Debbie Truhan y a la gegrafa Ana Luz Borrero.

  • UNA DECLARACIN DE PRINCIPIOS

    Partamos del hecho de que todo individuo debe conocer su historia, re-conocerse en ella y proyectar su existencia a partir de ella. Si es as, es obli-gacin de todo pueblo el viabilizar la recuperacin histrica, su relecturacontinua a travs del ejercicio de la investigacin y la activa y sostenida de-volucin de la misma a la comunidad. En este contexto, la arquitectura y susescenarios naturales y culturales (las ciudades), deben ser conservados nosolamente como patrimonio material de tal o cual pueblo sino, sobre todo,como una serie de hitos que ayudan a conocer de mejor modo el devenirhistrico del mismo. Conservar el patrimonio, investigar sobre l tantoaquel en pie como el desaparecido y comunicar su historia deberan ser ta-reas interdependientes. Son, sin lugar a dudas, un deber de las entidades delEstado, gubernamentales o municipales, y tambin de las universidades,aunque no lo sean privativas. La colaboracin de estas tareas desde los or-ganismos no gubernamentales ha sido significativa si valoramos, sobre todo,la independencia de posiciones ideolgicas.

    El conocimiento histrico es y debe ser patrimonio de la humanidad.No existe un conocimiento histrico universal en abstracto, este se constru-ye en colaboracin, pieza a pieza, a partir de historias locales provenientesde las diversas regiones del mundo. Nos convertiremos en humanidad com-partida en tanto y cuanto el individuo de las pampas argentinas, aquel delsuburbio de Belfast o del desierto del Sahara, hayan conocido sus historiasregionales y puedan, a partir de ellas, aprehender e incorporar respetuosa-mente las de sus vecinos. Todas ellas, aprehendidas y respetadas, constitu-yen la historia de esta Tierra. Plantearlo de esta manera es ciertamente unautopa pero creo que es imprescindible intentarlo aun nadando contra lapeor corriente, la del capitalismo monoplico que tilda a estos procesos co-mo intiles y sin sentido.

    Sin embargo, no me siento sola en esta utopa; existe una preocupacincada vez ms evidenciada a nivel internacional, sobre la necesidad de pro-teger y promocionar la diversidad de expresiones culturales (y dentro de elloes central la historia de los pueblos), en donde se pretende reducir la actualcorriente de homogeneizacin y estandarizacin que destruye el equilibrioentre las culturas. As se expresaron representantes de entre 72 pases quese reunieron en Madrid en junio del 2005, en la Cumbre Mundial de Cultu-ra y que, unnimemente, aceptaron apoyar el borrador del Tratado de Pro-teccin de la Diversidad Cultural, promovido por UNESCO, que ser sancio-nado en Pars el prximo octubre.

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  • Entonces, a modo de recuentos, diagnsticos y recomendaciones, acvan algunas notas sobre el estado de la cuestin en Ecuador, su patrimonioarquitectnico y los procesos de recuperacin y devolucin histrica a suspropios habitantes, una etapa que parece haber arrancado a fines de losaos setenta, en pleno boom petrolero. He utilizado a modo de ejemplos in-troductorios con el fin de armar una historia coherente del proceso a lasdos ciudades paradigmticas del pas y las que mayor inters han recibidoen este sentido: Quito, su capital donde, por razones econmicas y polticasse han superado con creces las acciones en el mbito patrimonial, y el puer-to principal; Guayaquil, la urbe ms populosa y rica del pas, que en la l-tima dcada ha tenido alcaldes cuya gestin ha redundado en el mejora-miento de una ciudad que se encontraba sumida literalmente en la basura yexcluida de los recorridos tursticos internacionales.

    Sin embargo, trato con ms profundidad el caso de Cuenca, una ciudadintermedia (350.000 habitantes aproximadamente), situada al sur del pas enla zona montaosa y que a pesar de su nominacin como Patrimonio Cul-tural de la Humanidad, ttulo otorgado por UNESCO en 1999, ha contadocon pocos recursos para enfrentar, como deseara, no solo la investigaciny restauracin monumental del asentamiento precolombino caari-inca(Guapondleg/Tomebamba), un centro histrico de traza colonial y pocosmonumentos de esta poca, una riqusima arquitectura republicana, sino, ysobre todo, el mejoramiento general de la ciudad en su infraestructura y elenfrentar realmente y con decisin la ampliacin de fuentes de trabajo parasus habitantes y los de las regiones circundantes (provincias de Azuay y Ca-ar) con el fin de impedir que contine la masiva emigracin.1 Es indudableque el caso Cuenca puede servir de referente a la gran mayora de las ciu-dades intermedias de Amrica Latina cuyos problemas parecen ser similares.

    Segn observamos a lo largo de estas pginas, la conservacin y restau-racin del patrimonio de estas ciudades intermedias, y en particular Cuen-ca, deja mucho que desear y algunas de sus edificaciones civiles y privadasvan perdiendo su carcter original por falta de control municipal y por laespeculacin del suelo cada vez ms fuerte en un centro histrico conver-

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    1. La migracin desde el sur del pas empieza a fines de los aos 60 y se intensifica des-de 1992 con la agudizacin de la crisis econmica. Segn la experta en migracin regional AnaLuz Borrero, en esta etapa aumenta sustancialmente la migracin de mujeres y la emigracinneta asciende en aos como el 2002 a cifras tan altas como 160.000 habitantes. Ver Ana Luz Bo-rrero, et al., Mujer y migracin: alcances de un fenmeno nacional y regional, Quito, Abya-Ya-la, 1997; Migracin, en Alejandro Guilln, edit., Censo, familia, mujer y migracin. cantonesnororientales de la provincia del Azuay, Cuenca, Universidad de Cuenca, FNUAP, PYDLOS,CREA, 1998, y La migracin: estudio sobre las remesas de divisas que ingresan en el Ecuador,en Revista de la Universidad Politcnica Salesiana del Ecuador, No. 1, ao I, 2002.

  • tido hoy por hoy en un gran mall. El conocimiento de sus valores simbli-cos, qu fue, qu cambios tuvo, qu signific un barrio, una calle o unpuente destruido por las corrientes de uno de los cuatro ros que la cruzan,es todava ms deficiente. Si bien englobado en una problemtica mayor dela cual he de tocar solo ciertos aspectos sobresalientes y pertinentes, el co-nocimiento y apropiacin del patrimonio cuencano es an un sueo porcumplir. Como veremos ms adelante, los esfuerzos por investigar la histo-ria patrimonial de Cuenca y alrededores, y difundirla, ha sido fragmentaria,dbil y desigual cualitativamente hablando. Sin embargo, es hora de ponerun alto al problema e ir planificando desde las actuales entidades rectorasdel patrimonio (Instituto Nacional de Patrimonio Cultural/Municipali-dad/Consejo Provincial, sobre todo) y ejecutoras, en trminos de investiga-cin y difusin, como las universidades, organismos no gubernamentales,una serie de proyectos a corto y largo plazo que le permitan a la poblacinentrar en un decidido proceso de contacto, apropiacin y fortalecimientode sus identidades. Nada es ms cierto que aquel dicho popular de que secuida y ama lo que se conoce.

    UN POCO DE HISTORIA. LA DCADA DORADADE LA CONSERVACIN PATRIMONIAL MONUMENTAL: 1977-1987

    El ente regulador del patrimonio cultural ecuatoriano es el Instituto Na-cional de Patrimonio Cultural (INPC) creado en Quito en 1978, pocos mesesantes de la declaratoria de esta ciudad y las Islas Galpagos como Patri-monio Cultural y Natural de la Humanidad (UNESCO). Recordaremos queeste fue el ao en que se instaur este tipo de reconocimientos a nivel mun-dial y que, adems de los citados lugares, se admiti en la lista de premia-dos a la ciudad polaca de Cracovia.

    Con este reconocimiento en mano el impulso dado a la conservacin,iniciado por el Banco Central del Ecuador (BCE), fue an ms notorio. Tan-to el BCE como en menor grado el INPC, continuaron con la cruzada porrecuperar monumentos histricos individuales, hacer excavaciones arqueo-lgicas, montar museos, o documentar el patrimonio archivstico de Quito.Fue lo que podemos llamar la dcada dorada de la conservacin patrimonialmonumental (1977-1987), ya que, si bien empez por esta ciudad, fue pen-sada y ejecutada desde ambas entidades con una visin nacional, pluralistay diversa. Un personaje clave en este proceso fue el director del Museo, elarquitecto Hernn Crespo Toral. As, se recuper la pequea iglesia de SanJacinto de El Morro al sur de la Costa, la recoleta franciscana de San Diegoen Quito, se estableci un programa permanente de excavacin arqueolgi-

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  • ca para descubrir los asentamientos caari-inca en Cuenca, o se desmonta-ron extraordinarias casas republicanas guayaquileas para ser debidamenteconsolidadas y trasladadas a un lugar ms seguro, en donde se pudiesen ex-hibir y vivir la experiencia de un peculiar patrimonio arquitectnico de ma-dera de la poca cacaotera (actualmente en el Parque Histrico).

    En estos casos, seleccionados al azar, y en muchos otros, los proyectosde prospeccin y conservacin/restauracin demandaron no solo el confor-mar equipos de investigadores que realizasen las labores de recuperacinhistrica de respaldo, contando con riqusimas e inexploradas fuentes prima-rias, sino que dicha informacin fue socializada constantemente entre losotros miembros del equipo y las comunidades. Al trmino de los proyectos,casi todos contaron con cartillas o publicaciones de mayor envergadura, endonde se expona la historia del monumento, las historias sociales que ro-deaban a sus habitantes y el recuento de las intervenciones realizadas en losbienes muebles e inmuebles.2

    El financiamiento provino en buena parte de las asignaciones que elBanco Central haca a travs de sus dependencias culturales, en particular elMuseo, y la tarea de construir la historia del patrimonio y difundirla recayen sus manos. Sin embargo, este propsito an frgil dur una dcada. Amediados de los aos 80 los mandatarios de entonces determinaron que elInstituto emisor no deba estar involucrado en tareas culturales a pesar deque esta entidad conserva an los fondos ms cuantiosos y valiosos del pasa nivel artstico, etnogrfico, arqueolgico, etc. sino que su tarea era emi-nentemente monetaria y financiera.

    Con esta decisin empez el desmantelamiento departamental y huma-no del rea cultural del Banco. Lentamente se fue quedando sin personalprofesional, salvo en casos aislados; sus cercenados ingresos deban ser des-tinados exclusivamente a aquello relacionado con sus propios fondos patri-moniales. El resto, declararon sus directivos, era competencia del INPC, unaentidad que haba nacido maltrecha, sin respaldo financiero, sin el sello quele permitiese regir los destinos de la poltica cultural del pas, siendo siem-pre un ente parasitario del Banco Central y, posteriormente, de los gobier-nos seccionales que, bien o mal, tomaron el destino de sus ciudades y supatrimonio bajo su proteccin. El INPC tena autoridad a medias, muchos desus funcionarios, siempre mal remunerados, eran profesionales poco riguro-sos, los mejores abandonaron prontamente sus puestos en pos de conseguir

    2. A modo de ejemplo, ver Alexandra Kennedy T. y Alfonso Ortiz C., Convento de San Die-go de Quito. Historia y restauracin, Quito, Banco Central del Ecuador (BCE), 1982; la cartillaescrita por Pablo Lee, Historia de la iglesia de San Jacinto del Morro, Guayaquil, BCE, 1985, yel informe arqueolgico final, publicado aos ms tarde, de Jaime Idrovo Uriguen, Tomebam-ba, arqueologa e historia de una ciudad imperial, Cuenca, BCE, 2000.

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  • trabajos ms estimulantes, unos pocos se enquistaron en sus cargos. No esde extraar que su sede nacional, la ejemplar casa neoclsica denominadaLa Circasiana (antigua mansin de la familia Jijn, actualmente de propiedaddel Municipio), diseada por el famoso arquitecto Francisco Schmidt en1904, est en lamentable estado y que ni los propios funcionarios conozcanla historia de la misma.3

    Una irona adicional ms gruesa se evidencia al leer su propio reglamen-to, segn el cual al INPC se le adjudican las tareas de investigar, conservar,preservar, exhibir y promover el patrimonio cultural del Ecuador. La ley depatrimonio del Ecuador es muy rigurosa, sin embargo la entidad que debevelar por su cumplimiento, como vemos, es dbil, su capacidad poltica yejecutiva estn prcticamente ausentes.

    En realidad, la investigacin histrica y su difusin, razn de este ensa-yo, fue, como dijimos antes, en buena parte asumida en este primer momen-to por el Banco Central del Ecuador.

    LA MUNICIPALIZACIN DE LA CULTURA.VISIONES Y PROGRAMAS FRAGMENTADOS Y REGIONALESSOBRE EL PATRIMONIO (1987 HASTA EL PRESENTE)

    La citada poca de esplendor parece llegar a su fin, al menos este primermomento de recuperacin de hitos emblemticos nacionales que suponanlos directivos de las entidades culturales rectoras, eran los ms representati-vos en algunas ciudades, pueblos o en el campo. La situacin cambi noto-riamente a raz del sismo de marzo de 1987 que afect a Quito y puso al des-cubierto los daos acumulados durante siglos, no reparados tcnicamente,sobre todo en los templos coloniales. En San Francisco, La Merced, la Cate-dral Metropolitana y en iglesias menores como Santa Brbara, las fisuras oca-sionadas por el sismo comprometieron gravemente sus bvedas y cpulas.

    Este desastre natural provoc en aquel ao la creacin del Fondo de Sal-vamento del Patrimonio Cultural de Quito (FONSAL), un fondo-entidad crea-do y presidido por el Alcalde de Quito y cuyo financiamiento provena prio-ritariamente del 6% del impuesto a la renta recaudado por el Estado y trans-ferido al FONSAL.4 El destino de los fondos era y es muy amplio; se los usa

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    3. Para un anlisis reciente sobre la entidad en crisis, ver el suplemento cultural Blanco yNegro, Ochenta y cuatro empleados deciden sobre el patrimonio cultural, en Hoy, Quito, 4de junio del 2005.

    4. Para un resumen sobre este proceso consltese el prefacio de la obra: Alexandra Ken-nedy T., edit., Arte de la Real Audiencia de Quito, siglos XVII al XIX. Patronos, corporaciones y

  • para la realizacin de investigacin sobre el patrimonio o el mejoramientodel alumbrado pblico.

    En vista de ello y de manera legal, el INPC entreg al Municipio la ad-ministracin de la salvaguarda del centro histrico de la ciudad. Y si bien alinicio el Fondo destin sus esfuerzos a proyectos emblemticos, tal y comose haba actuado en la dcada anterior, restauracin de los templos afecta-dos o la Plaza Grande (1990), se empez a pensar en la ciudad en su con-junto, en el ciudadano y su bienestar, y por ende la necesidad de interveniren la infraestructura que afectaba al habitante y transente, usuario de aque-llos espacios pblicos. El radio de accin se ampli a barrios pobres perif-ricos. En consecuencia, el Fondo intervino en el transporte pblico, mobilia-rio urbano, sealizacin, semipeatonizacin del centro histrico, reubicacinde vendedores ambulantes. Tambin se ocup de las parroquias vecinas, alconsiderar la calidad de su patrimonio y su directa incidencia en los pobla-dores quiteos, muchos de los cuales vivan en estas y trabajaban en Quito.

    Se trataba, qu duda cabe, de una nueva fase en la conservacin del pa-trimonio, un nuevo escenario en donde se intentaba ligar al bien patrimo-nial con el bienestar del ciudadano-usuario. En medio de estos nuevos pro-psitos, el tema histrico y sus estudios continuaron dndose, y se difundie-ron en estos aos mejor y ms sistemticamente.5 Adems, alimentaron demodo ms efectivo los guiones museolgico y museogrfico de obras quese abrieron a la visita, plegables tursticos, entrenamiento de guas, etc. Dosejemplos de ello son el Museo de la Ciudad, localizado en el antiguo Hos-pital San Juan de Dios y el Centro Cultural Metropolitano situado en la An-tigua Universidad de los jesuitas y Cuartel Real de Lima. Ambas entidades,sobre todo la primera, estn dedicadas a desentraar el alma histrica y so-cial de la ciudad. Tambin las universidades colaboraron desde sus progra-mas de postgrado la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLAC-SO) y la Universidad Andina Simn Bolvar principalmente en donde se en-trenaban y discutan aspectos histricos, culturales o antropolgicos que da-ban una visin ms incluyente a la problemtica urbana e integraban en ellala nocin de patrimonio vivido. Las historias dejaban de ser contadas por h-biles cronistas que favorecan los ensayos genealgicos y de grandes pr-ceres.

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    comunidades, Hondarribia, Editorial Nerea, 2002, y la introduccin de la obra de Alfonso OrtizBilbao y Alfonso Ortiz Crespo, Quito, piedra y oro, Quito, BCE, 2004.

    5. Destaco la compilacin realizada de diversos artculos sobre la historia de Quito de Lu-ciano Andrade Marn, en La lagartija que abri la calle Meja, Quito, FONSAL, 2003 y los librosde recuperacin de imgenes: Un siglo de imgenes, Quito, FONSAL/Academia Nacional de His-toria, 2004 y Ximena Escudero Albornoz, Plpitos quiteos, la magnificencia de un arte anni-mo, Quito, FONSAL, 2004.

  • Sin duda la municipalizacin de la cultura tom giros diversos. En Gua-yaquil, por ejemplo, a mediados de los aos noventa, se incursion ms bienen lo que se denomin el Proyecto de Renovacin Urbana, en el que eltema patrimonial no fue precisamente relevante porque haba que enfrentarprioritariamente otros aspectos que se definieron como emergentes: el me-joramiento de la imagen de una ciudad por largas dcadas descuidada, insa-lubre y desordenada. Entonces se reforzaron, remozaron o reinventaron loshitos urbanos que la identificaban tales como el Malecn y el ro Guayas oel Barrio de las Peas. A estas actividades se sumaron muy oportunamentelas del Banco Central del Ecuador que a travs de su Museo intervino direc-tamente sobre ciertos hitos patrimoniales que estaban bajo su jurisdiccinpor pertenecerle a la entidad, como la ejecucin del Parque Histrico en pre-dios que eran de su propiedad, rearmando las casas de madera anteriormen-te desarmadas y creando una combinacin entre un museo de sitio, un zoo-lgico-jardn botnico y un parque de diversiones.

    Dos hechos fueron muy importantes en la recuperacin histrica y la di-fusin de la historia de la urbe: la primera especialmente ligada a la crea-cin del Museo Municipal de Guayaquil y la segunda, la reapertura del Mu-seo de Antropologa y Arte Contemporneo (MAAC), bajo el patrocinio delBanco Central del Ecuador. Este ltimo pretendi hbilmente exhibir una vi-sin ms incluyente del fenmeno del arte contemporneo del pas, a travsde su muestra inicial de gran aliento denominada Umbrales. Era la prime-ra vez que desde ciudad alguna se intentaba una lectura nacional del arte,se dejaban las visiones-parcela (regionalistas y aldeanas) que han sido unaconstante en la historia ecuatoriana, y se daban nuevas alternativas en laapreciacin de fenmenos ligados a movimientos europeos y americanosms amplios.6

    Un fenmeno adicional que se evidenci durante esta nueva etapa y par-ticularmente en Quito, fue la del inicio de proyectos bilaterales de conser-vacin y restauracin de monumentos puntuales, como el caso de la Coo-peracin Espaola que arranc sus labores por 1988 e intervino en el con-junto monumental de San Francisco, el monasterio de Santa Clara y el san-tuario de Gupulo, todos regentados por la comunidad franciscana.7 Otros

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    6. El Museo Municipal de Guayaquil publica un boletn (9 hasta la fecha) en donde se do-cumentan y relatan las historias de la ciudad en relacin con las 8 salas en las que se ha divi-dido el mismo. Para el Museo de Antropologa y Arte Contemporneo (MAAC), ver Lupe lva-rez, ngel Emilio Hidalgo y Mara Elena Bedoya, Umbrales del arte en el Ecuador. Una miradaa los procesos de nuestra modernidad esttica, Guayaquil, MAAC, 2004.

    7. Lamentablemente, poco o nada se public sobre esta intervencin. Para un resumen verRamn Gutirrez, coord., Quito: el gran convento de San Francisco. Ecuador, Madrid, Progra-ma de Patrimonio Cultural de la Cooperacin Espaola, AECI/Fundacin Carolina, 2003.

  • como la cooperacin belga (ECUABEL), adems de intervenir en el conven-to mayor dominicano, trabaj sobre el barrio circundante de la Loma Gran-de e hizo exploraciones arqueolgicas en la hoya del Guayllabamba.8 Tam-bin la Junta de Andaluca (Sevilla) tom a su cargo el copatrocinio de re-novar la vivienda popular en el centro histrico y no descuid el renglnhistrico al haber realizado la gua arquitectnica de la ciudad.9 En ocasio-nes excepcionales se dio alguno que otro esfuerzo privado local como el delCentro de Estudios Felipe Guamn Poma.10

    Los centros histricos revitalizados y funcionales podan reactivar lastareas administrativas, comerciales y tursticas. Entonces, por el ao de 1995,el BID aprob un crdito reembolsable de 50 millones de dlares a favor delMunicipio. El proyecto que arranc al ao siguiente deba integrar capitalesmixtos. Se cre la Empresa del Centro Histrico con la intencin de que serealizasen inversiones rentables. Algunas como los estacionamientos pbli-cos (Cadisn, San Blas, Montfar) o los centros comerciales como La Man-zana, efectivamente lo fueron. La rehabilitacin residencial en lugares comola calle Caldas o el barrio de San Blas tambin reactivaron, en buena medi-da, la vida y el bienestar de la poblacin de bajos y medios recursos. La ar-ticulacin orgnica y sostenida de estas inversiones y reinversiones, al haberretornado la administracin de inversiones empresariales al Municipio, al pa-recer, resulta an poco eficiente.

    El proceso de municipalizacin de la cultura segua su curso sin unapoltica cultural nacional que la amparase, salvo ciertos altos que haca depoca en poca el Ministerio de Educacin a travs de la Subsecretara deCultura de turno reformulando, una vez ms, los puntos sobresalientes deuna poltica que nunca se concretaba, aunque era discutida en foros diver-sos por diferentes intelectuales del pas.11 Esta falta de visin cultural nacio-

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    8. Esta fue la Cooperacin que se destac por difundir sistemticamente sus actuacionesde diversas maneras a travs de charlas, foros, encuentros y, sobre todo, con su serie Estudiosy metodologas de preservacin del patrimonio cultural. Centro histrico. Inventario. Arqueolo-ga. Investigacin histrica. Arquitectura. Bienes muebles. Museo, 7 vols., Quito, Ecuabel, 1994.

    9. Alfonso Ortiz Crespo, Gua de arquitectura de la ciudad de Quito/An Architectural Gui-de, Quito, Sevilla, Municipio del Distrito Metropolitano de Quito/Junta de Andaluca/Embajadade Espaa-AECI, 2004.

    10. Ver la publicacin de este centro titulada Quito segn los extranjeros, Quito, 1996.11. El ltimo intento se realiz bajo el ministerio del Dr. Juan Cordero I. Entonces se pu-

    blic, Ministerio de Educacin, Cultura, Deporte y Recreacin, Subsecretara de Cultura, Conse-jo Nacional de la Cultura, Polticas culturales del Estado. 2002-2012. Construir la nacin desdela diversidad cultural, Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), 2002. En el acpite III, Po-lticas y programas de conservacin del patrimonio cultural no se menciona el tema de la re-cuperacin, puesta al da y difusin de la memoria histrica ms all de las amplias declaracio-nes de principios, sin un programa ni unas fuentes financieras que lo respaldara (pp. 46-48). Sehicieron varios encuentros alrededor de este documento, pero el gobierno no lleg a estable-

  • nal provoc que cada municipio actuase segn su parecer, abundando mu-chas veces en actos sin calidad ni visin alguna. Muchos municipios nuncaestuvieron preparados para el manejo de su propio patrimonio y tampocorecibieron las directrices bsicas que les permitiesen operar correctamente.Desafortunadamente, en muchos casos, la cultura ha servido para fortalecerlos cacicazgos locales.

    Por otra parte, centros histricos de ciudades declarados como patrimo-nio nacional, Ibarra, Cuenca o Riobamba, en las cuales tambin se habacreado la figura del Fondo de Salvamento, lograron tardamente la autono-ma financiera, ya que la transferencia de fondos desde el gobierno centralse volvi inicialmente una encrucijada. Cuenca en la actualidad recibe dosmillones de dlares al ao; sin embargo, al no contar con una direccin odepartamento de centro histrico, ni un plan maestro de la ciudad que per-mitan planificar estratgicamente el gasto de estos fondos, los mismos se hanido repartiendo casi siempre clientelarmente y sin impacto alguno para elconjunto de la ciudad, aunque en un par de casos se haya podido levantarimportante informacin histrica amparada, ms bien, bajo la seriedad de losarquitectos a cargo de tal o cual proyecto de restauracin puntual.12

    Entonces, el paso de la nacionalizacin de la cultura, cuya cabeza na-tural haba sido el Banco Central, al de la municipalizacin de la cultura,a fines de los ochenta y que contina hasta el da de hoy, ha tenido efectosdismiles en las distintas ciudades del pas, de acuerdo a su capacidad degestin poltica y financiera y los cuadros de profesionales a los cuales hantenido acceso. Guayaquil y Quito pudieron subsistir y potenciarse en algu-nos casos con gran xito, Cuenca, con una modesta capacidad de autoges-tin y un fondo mdico, logr ciertos avances en el mejoramiento de la ciu-dad y sus servicios pblicos, tales como el alumbrado sin cables vistos en elcentro de la ciudad, la creacin de lagunas de oxigenacin a donde llega-ban por va separada las aguas residuales anteriormente vertidas a los ros,el ensanchamiento de veredas, renovacin de la plaza principal; entre otras.

    De todas formas, en el resto del pas incluida Cuenca se dio una r-mora en las actividades conservacionistas afectndose de manera directa el

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    cer las pautas para la implementacin por parte del Estado de unos lineamientos mnimos pa-ra el ejercicio activo de la poltica cultural. Este documento, como otros similares, duerme elsueo de los justos.

    12. Tal el caso de Monserrath Tello y Mara Tommerbakk, dos monografas de respaldo pa-ra la restauracin de dos casas municipales, Quinta Bolvar (proyecto de la arquitecta LourdesAbad) y la Casa de las Posadas (proyecto a cargo de los arquitectos Max Cabrera y Gustavo Llo-ret), realizadas en el 2003 y que reposan inditas junto a los proyectos de restauracin de am-bos inmuebles. Abierta la Quinta Bolvar como un centro de estudios bolivarianos, tampoco enesta ocasin se us la informacin recogida para difundir su historia.

  • levantamiento sistemtico y sostenido de la historia de su patrimonio, as co-mo la difusin y apropiacin de la misma. Era la frmula idnea para quelos habitantes ms jvenes a travs de sus programas educativos se apropia-ran de sus lugares de vida, identificndose con las urbes en las que habita-ban. Mas la crisis bancaria evidenciada en 1999 y el paulatino empobreci-miento de los ecuatorianos afect la economa de las clases ms desprovis-tas, de tal manera que se calcula que un 10% de la poblacin del pas ha mi-grado al extranjero en la ltima dcada. Grandes masas campesinas y jve-nes urbanos en busca de mejores remuneraciones, perdan sus referentes fa-miliares y llevaban en su maleta solo una fragmentaria o casi desconocidahistoria de sus propias patrias chicas. El caso de Cuenca en este contexto essintomtico, debido a que es la capital de una de las dos provincias de don-de mayor cantidad de gente ha emigrado, Azuay. Creemos que a travs deeste caso se puede diagnosticar no solo sobre los dbiles procesos de apro-piacin simblica del patrimonio, sino el de exhortar a tomar cartas en elasunto al sugerir que las entidades pertinentes recojan, en sus agendas po-lticas, este tema como prioritario. La meta final debe ser el fortalecimientode las identidades locales como una forma para combatir la prdida de lamemoria histrica, de por s grave, y la apropiacin de sus historias pasadasy presentes como una forma de enfrentar la planificacin inteligente y res-ponsable del desarrollo y bienestar de su propio entorno.

    EL CASO DE CUENCA, NOTAS PRELIMINARES

    Los procesos de valoracin del patrimonio en Cuenca son peculiares yhan tenido y tienen an como motto la intervencin de grupos de ciudada-nos independientes que de manera individual o colectiva fueron organizan-do grupos de presin, para que se reconociera en primera instancia la im-portancia del patrimonio intangible y posteriormente se diese valor a la ciu-dad en particular y a la regin austral del Ecuador en sentido ms amplio.No fueron movimientos surgidos del seno de la institucionalidad como loscasos de Quito o Guayaquil.

    As, en los aos sesenta surgi un grupo de personas interesadas en laactividad cultural y el rescate de las tradiciones locales, el folklore, hizo unprimer levantamiento, al inicio de forma gratuita y personal, de las manifes-taciones de cultura material popular, as como otros aspectos de carcter an-tropolgico. Estas experiencias dieron lugar a la creacin entre 1966 y1967 del Instituto Azuayo del Folklore: sigui el plan de proteccin de bie-nes culturales generado por una divisin de la Casa de la Cultura Ecuatoria-na (1969-1970), en un intento por efectivizar la ley de 1945. Por estos aos

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  • tambin entr en vigencia el plan de revalorizacin arquitectnica gestadopor el Municipio de Cuenca; se ampliaron los descubrimientos caari-incaen el barrio de Todos Santos, aledao al sector de Pumapungo, antiguo ba-rrio administrativo y religioso de Tomebamba. Se realiz la primera restau-racin considerada como cientfica en trminos modernos, en la Casa de losTratados de Girn, a cargo de Patricio Muoz, arquitecto restaurador que ha-ba integrado dinmicamente los grupos sealados lneas atrs. Entonces, es-tos primeros agentes de conservacin se reunieron y formaron el movi-miento ciudadano Accin Cvica (1979-1980) que dara pie a la creacin delbrazo austral del INPC entre 1981 y 1982, ambas asociaciones lideradas ini-cialmente por el diseador y muralista Eduardo Vega.13

    Se preparaba un terreno que dio frutos al inicio de la dcada del ochen-ta en la concrecin de ordenanzas, leyes y normas municipales y la creacinde la Comisin del Centro Histrico en la Municipalidad de Cuenca. As fuecomo esta institucin, junto al INPC y el Banco Central, participaron de losltimos aos de lo que denominamos la dcada dorada, realizando una se-rie de estudios y trabajos de restauracin, como la del Museo de Arte Mo-derno, antigua Casa de la Temperancia, o parte del Monasterio de la Con-cepcin que se convirti en el primer museo de monjas del pas, el Hospi-tal San Vicente de Pal con la intencin de transformarlo en el Museo de laMedicina, la casa de la familia Crdova (actual Intendencia de Bancos delAzuay).14

    Como vimos, se trataba bsicamente de un momento destacado enla conservacin y restauracin de bienes patrimoniales individuales. La cos-tumbre de levantar la historia de estas propiedades se cumpli debidamen-te, aunque sin contar en muchos casos con especialistas que las realizasen,ni un programa de transferencia de conocimientos y procesos de interven-cin realizados ms all de acciones puntuales ms o menos efectivas.

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    13. Ver Alexandra Kennedy T., La dcada de los ochenta en Cuenca: institucionalizacinde los espacios culturales, en Andrs Abad, edit., De la inocencia a la libertad. Arte cuencanodel siglo XX, Cuenca, BCE, 1998, pp. 145-169.

    14. Las historias de la Casa de los Crdova y la de Remigio Crespo Toral, actual Museo Mu-nicipal, fueron realizadas por Alexandra Kennedy, contratada como historiadora por el arqui-tecto responsable de ambos proyectos de restauracin, Simn Estrella. A pesar de que casoexcepcional los resultados histricos fueran publicados en su debido momento y aunque am-bas pertenecen a entidades pblicas, sus directivos no han expresado su deseo de realizar unguin museogrfico bsico que permita al usuario recorrer sus oficinas y conocerlas histrica-mente hablando. Por lo tanto siguen siendo un par de casonas ms en silencio. Ver AlexandraKennedy T., Arquitectura residencial: continuismo y discontinuismo colonial en el siglo XIX. Elcaso de Cuenca, en Trama 45, diciembre de 1987, pp. 37-44, y de la misma autora, Continuis-mo y discontinuismo colonial en el siglo XIX y principios del siglo XX, en Trama 48, noviem-bre de 1988, pp. 40-46.

  • Lo que s es cierto es que durante estos aos Cuenca entr en una fasede valorizacin de su patrimonio que desemboc, en diciembre de 1999,con la declaratoria por parte de la UNESCO del centro histrico de la ciudadcomo Patrimonio Cultural de la Humanidad. Nuevamente, cabe sealar quela poblacin sigui con sumo entusiasmo el proceso hasta el da en el quese efectiviz la declaratoria y los festejos en el Parque Caldern fueron detal magnitud que sorprendieron a propios y ajenos. El cielo se cubri de glo-bos y vtores. Desde entonces, el transente comn menciona con orgulloque Cuenca ya no solo pertenece a los cuencanos sino al mundo y por ellodebemos cuidarla (). Seguramente, estos acontecimientos lograron el in-ters de agencias internacionales que suelen trabajar prioritariamente en lasciudades polticamente visibles y se dio inicio al primer proyecto bilateralcon la cooperacin espaola que en aquel mismo ao firm un conveniocon la Municipalidad y la Curia para intervenir globalmente en la CatedralVieja de la ciudad.

    Sin embargo, cabe sealar que durante los aos de gestin del alcaldeque haba impulsado este reconocimiento mundial el planificador urbano,arquitecto Fernando Cordero (1996-2004), el tema de la recuperacin his-trica y su difusin parece no haber concitado mayor inters. Ms bien seprivilegiaron la remodelacin no la restauracin en sentido estricto deunos pocos escenarios arquitectnicos y espacios abiertos, con el fin de do-tar a la ciudad de lugares en donde se pudieran desarrollar convenciones yeventos de una actividad cultural permanente.15 Salvo en el caso de la Ca-tedral Vieja de Cuenca, lugares como el Teatro Sucre, un estupendo ejemplode arquitectura art deco, el Saln de la Ciudad (aos 1950) y las plazas dela Cultura, San Sebastin y San Blas (emblemticos espacios prehispnicos ycoloniales), fueron ms bien intervenidos con el criterio de embellecimien-to y mejoramiento de su infraestructura.

    A pesar de que en el informe final de actividades realizadas durante es-ta alcalda se habla de gestin integral del patrimonio arquitectnico, lapreocupacin mayor parece haberse centrado en la actualizacin del inven-tario de las 2.044 edificaciones consideradas como patrimoniales, y dentrode ello el elevamiento de 36 de las 38 reconocidas como monumentales, alparecer un trabajo an no concluido por falta de fondos.16 Aunque en el

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    15. Para un resumen sobre la gestin municipal de estos aos ver Municipalidad de Cuen-ca, Gobierno local 1996-2004. Arq. Fernando Cordero Cueva, alcalde de Cuenca, Cuenca, Mon-salve Moreno, 2004, p. 90.

    16. Se trat de un trabajo a cargo del Departamento de Avalos y Catastros y de la Comi-sin del Centro Histrico que se complet en un 40% aproximadamente y se dej inconclusopor falta de fondos. Desde la nueva administracin que se inici en el mismo ao del 2004 nose ha dado continuidad al trabajo.

  • mismo documento no se menciona lo ms directamente relacionado con ladifusin del patrimonio, al parecer sera la realizacin de la Gua de arqui-tectura de Cuenca, a cargo de la arquitecta Mara Isabel Calle que el Muni-cipio contrat y cuya publicacin ser realizada por la Junta de Andaluca enSevilla.17

    En el documento-informe del alcalde se insiste en que el centro hist-rico

    () est constituido no solamente por su estructura fsica () y su entornonatural, sino por la poblacin () y que su naturaleza es un fenmeno dinmi-co, histricamente determinado y aun cambiante () y se aade, que nuestropatrimonio existe solo si la comunidad cuencana y sus instituciones responsa-bles son capaces de evaluar y elegir los signos tangibles o intangibles del pasa-do que desean recordar, proteger y dejar como legado.18

    Es evidente que resulta imposible evaluar, elegir o desear recordar si laan dbil recuperacin de la memoria histrica no ha sido ni ampliada, niactualizada localmente, ni se ha ido incorporando sistemticamente una ri-qusima y an dispersa informacin publicada mayoritariamente fuera de loslmites regionales y, por ende, an desconocida para las mismas comunida-des intelectuales del lugar. Lo ms grave parece ser que ni siquiera se ha asi-milado como parte de una recuperacin histrica, la difusin y consolida-cin de las identidades locales, el uso-aplicacin ordenado de los textos cl-sicos de historia cuencana19 o de colaboraciones posteriores, tesis de histo-ria y arquitectura promovidas en buena parte por la Universidad de Cuencaa travs de las facultades de arquitectura y filosofa y letras, o publicacionesde tesis doctorales extranjeras, incluso publicadas en castellano y asequiblesen el propio pas.20

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    17. Segn informacin de la arquitecta Mara Isabel Calle, el inventario original cuenta con280 fichas de arquitectura y urbanismo. Para la publicacin, la Junta de Andaluca solicit unrecorte a 162 fichas con 5 itinerarios. Cada ficha consta de planos, textos e imgenes, fotogra-fas que estuvieron a cargo de Gustavo Corral. Los textos se hallan al momento en preprensa ysegn personeros de la Junta la publicacin podra estar lista para diciembre del 2005.

    18. dem, pp. 104 y 107.19. Vctor Manuel Albornoz, Monografa histrica de Cuenca, Cuenca, Ed. Austral, s.f.; Oc-

    tavio Cordero Palacios, Crnicas documentadas para la historia de Cuenca, Cuenca, Centro deEstudios Histricos y Geogrficos del Azuay, 1920; Ricardo Mrquez Tapia, Cuenca, ciudad co-lonial, Cuenca, 1965; y Carlos Tern Centeno, ndice histrico de la dicesis de Cuenca 1919-1944, Cuenca, Ed. J. M. Astudillo Regalado, 1947 por citar unos pocos.

    20. Cito unos pocos ejemplos en donde el tema histrico arquitectnico-urbano es rele-vante: Julio Carpio, La evolucin urbana de Cuenca en el siglo XIX, Cuenca, IDIS, 1983; JuanChacn Z., Historia del corregimiento de Cuenca (1557-1777), Quito, BCE, 1990; Historia de lagobernacin de Cuenca, Cuenca, Universidad de Cuenca, 1994, del mismo autor; Ross Jamie-

  • Esta incapacidad de reconocer e incorporar una historia del patrimonioya realizada e ir asimilando nuevos conocimientos histricos conforme se losva descubriendo, se hace patente en la misma Propuesta de inscripcin delcentro histrico de Cuenca Ecuador en la lista de patrimonio mundial pre-parada en 1998.21 En este documento se habla de Cuenca como

    () ciudad de carcter clsico (?) y de marcadas races coloniales que sematerializa sin desprenderse de un fuerte espritu andino,22 donde no se ha su-frido traumas en su tejido urbano colonial original y conserva dentro del rea delcentro histrico, un parque arqueolgico en donde se conservan los vestigios dela organizacin espacial prehispnica ()23 creada para vidas, pensamientos,usos y significados sencillos ()24

    Por estas sencillas, generales y a veces poco precisas lneas, se mueveel texto preparado sin la debida antelacin, ni el equipo multidisciplinariorequerido. Resulta en ocasiones repetitivo y abunda en temas clich usadosdesde hace aos para la promocin turstica: Cuenca, reducto colonial sen-cillo, de ruinas incas y gente amable que an mantiene su rica tradicin ar-tesanal.

    Si bien es cierto que en los ltimos 20 aos se ha intervenido puntual-mente en unos pocos monumentos civiles y religiosos, privados y pblicos,se lo ha hecho de modo errtico, sin un plan maestro como dijimos inexis-tente an ni directrices tcnicas que rijan integralmente el proceso y por lotanto de forma desigual, tcnica y simblicamente hablando.25 En este dbil

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    son W., De Tomebamba a Cuenca, Quito y Cuenca, Abya-Yala, Universidad de Cuenca, BCE,2004; Alexandra Kennedy T. y Marcia Sigenza, Monasterio de las conceptas de Cuenca, cat-logo del archivo histrico, Cuenca, Fundacin Paul Rivet, 1990; Wilson Pacurucu, Estudio delos patios del centro histrico de Cuenca, tesis de licenciatura, Facultad de Arquitectura y Ur-banismo, Universidad de Cuenca, Cuenca, 1995 (indito). Merece un comentario la serie de te-sis promovida entre 1999 y el 2004, por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la univer-sidad, en mencin dirigida y promovida por el arquitecto Carlos Jaramillo, denominada La Se-rie de Cuenca y a travs de la cual se han realizado hasta el momento 13 tesis de licenciatura,una de ellas publicada, La cit cuencana. Si bien an requiere ajustar la metodologa usada, elabordaje de los temas con un conocimiento ms profundo de la historia y la edicin de textos,entre otros, esta serie sigue siendo nica en el medio y convendra continuarla y fortalecerla.

    21. Documento preparado por la Municipalidad de Cuenca y que permanece indito.22. dem, p. 14.23. dem, p. 13.24. dem, p. 25.25. Con el fin de ajustarse a los requerimientos de la UNESCO, la alcalda de entonces man-

    d elaborar un Plan de conservacin y gestin de las reas histricas de Cuenca. Guido DazNavarrete y Dora Arzaga, Plan de conservacin. Reconocimiento general, objetivos, programasy proyectos, Cuenca, I. Municipio de Cuenca, junio, 1999 (indito). Tal parece que se convirtien una formalidad ms.

  • escenario, en donde apenas se cuenta con una Comisin de Centro Histri-co como nico ente rector de las operaciones municipales, la recuperacinhistrica de la ciudad y su difusin prcticamente no han merecido atencinalguna. Por ello, y ms bien a modo de requisitos instituidos en todos y ca-da uno de los proyectos de restauracin efectuados por diversos organismospblicos, el tema histrico ha sido uno que se ha cumplido de forma desi-gual, unas veces encargando dicha tarea a los mismos arquitectos, en otrasa historiadores que no conocen sobre la historia del arte y la arquitectura.Entonces, buena parte de estos ensayos se reducen, ms bien, a la historiade propietarios, incorporan uno que otro dato sobre sus usos y restauracio-nes anteriores. Adems, debido a los cortos plazos propuestos y al exiguomonto destinado a estos ensayos histricos, usualmente el levantamiento haquedado trunco, no ha podido continuarse y su destino ha sido el de engro-sar los informes escritos, entregados al trmino de obra por el o los arqui-tectos responsables de la restauracin. Tal el caso de tantos bienes ya inter-venidos en la ciudad y los pocos barrios reactivados casi naturalmente: Ca-sa de la Temperancia (actual Museo de Arte Moderno) y el barrio de San Se-bastin, Iglesia del Hospital San Vicente de Pal, la Catedral Vieja, la Quin-ta Bolvar,26 por mencionar algunos. En otros casos, la remodelacin de bie-nes pblicos contratada por el mismo Municipio de Cuenca, como el citadoTeatro Sucre, entregado a la ciudadana en el 2004, no sirvi como pretextopara levantar la rica historia de este lugar de diversiones.

    Quiz debamos ms bien recoger ejemplos de historia difundida y co-nocida pero durante las primeras pocas. Un caso especial fue la restaura-cin parcial del Convento de las Carmelitas de la Asuncin, que con la in-tervencin del Banco Central del Ecuador, logr tambin compilar una pu-blicacin importante. Tambin el Centro Interamericano de Artes Populares,con sede en Cuenca (CIDAP), intervino en el apoyo a otro trabajo que so-bre pintura mural de este singular convento, realiz el historiador Juan Mar-tnez.27 Ms adelante, se public tambin la historia de la Casa Quinta deChaguarchimbana, casa municipal, enclavada en el Barrio de las Herreras yen manos de la Fundacin Paul Rivet que logr asignaciones importantes pa-

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    26. Es interesante resaltar que si bien todos estos bienes cuentan con sus informes hist-ricos inditos en todos los casos, poco o nada han servido para enriquecer los guiones museo-lgicos y museogrficos, realizados salvo en el caso de la Catedral Vieja, cuyo ensayo histricofue realizado por Juan Chacn Z. Aunque en los guiones se pretendi realizar un recorrido his-trico, los responsables no pudieron llevar a cabo la tarea de hacerlo de manera rigurosa y con-vocante. Las cdulas reproducen datos puntuales y sin un hilo conductor coherente. En losotros lugares citados ni siquiera se ha hecho el intento por contar algo sobre el monumento

    27. Juan Martnez B., La pintura popular del Carmen. Identidad y cultura en el siglo XVIII,Cuenca, CIDAP, 1983; VV.AA., El monasterio del Carmen de la Asuncin, Cuenca, BCE, 1986.

  • ra su restauracin desde el mismo Congreso Nacional, la Presidencia de laRepblica, el Getty Grant Program (Fundacin Paul Getty), la CorporacinAndina de Fomento, entre otros; fue una iniciativa privada.28 Esta Fundacin,durante la dcada entre 1987 y 1997, realiz una serie de actividades paralevantar la historia de barrios y artesanos de Cuenca y alrededores, comple-mentando dicha labor con exhibiciones y programas educativos sugerentes.La falta de fuentes financieras estables oblig a que se terminase con el bra-zo cultural de dicha fundacin.29

    Al empezar con esta rica tarea de recuperacin y comunicacin histri-ca se debe considerar el levantamiento, ya realizado hasta la fecha, de estemodesto corpus histrico inicial. Como vimos, la gran mayora de trabajoshan quedado archivados como simples requisitos formales, pocos han sidopublicados y lo que es ms grave, estas historias no se integran en el reco-rrido de los mismos monumentos a pesar de haberse convertido en oficinaspblicas, museos o entidades culturales que funcionan como tales en la ac-tualidad. El caso ms emblemtico es el del Museo de Arte Moderno en elque no se conoce su historia, ni en formato in situ, ni por medios audiovi-suales, ni a travs de publicacin alguna, salvo material de promocin turs-tica.

    En este punto cabe recalcar que la nocin de patrimonio debe estar in-disolublemente ligada a la nocin de ciudadana y que existen medios tanidneos y efectivos como la creacin de programas radiales, como los queensay entre 1999 y el 2003 la emisora local Ondas Azuayas, bajo la conduc-cin del arquitecto restaurador Fausto Cardoso.30

    Entonces, con el objeto de realizar un diagnstico ms preciso de la si-tuacin y de sugerir prioridades en el acto de contar o comunicar, veinte ycinco estudiantes de la flamante maestra en Estudios para la Conservacinde Monumentos y Sitios (Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad

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    28. Pablo Estrella, Cuenca en el siglo XIX. La casa-quinta de Chaguarchimbana, Arquitec-tura y Urbanismo 1, Cuenca, Fundacin Paul Rivet, Abya-Yala, 1992.

    29. Alexandra Kennedy T., Pompilio y su pueblo. Exposicin de cermica de Chordeleg,Cuenca, Fundacin Paul Rivet, 1988; Ivn Gonzlez, Cuenca: barrios de tierra y fuego. Desinte-gracin de los barrios artesanales, Cuenca, Fundacin Paul Rivet, 1990, y VV.AA., Cermica co-lonial y vida cotidiana, Cuenca, Fundacin Paul Rivet, 1990.

    30. En el programa an vigente Voces de la ciudad, se han realizado algunos debates im-portantes sobre el tema del patrimonio; asimismo, tras la declaratoria de Cuenca como Patrimo-nio de la Humanidad se hizo un programa, en 1999, denominado Cunto sabes de Cuenca, de-dicado a la poblacin en general. Un programa coloquial, simptico y divertido fue el de lospersonajes Don Guillermo y Don Remigio, realizado entre el 2001 y 2002, en el que ambos dia-logaban sobre asuntos de la ciudad. De corte ms serio, cuyo abordaje era el tema de los va-lores fue Vamos a cambiar. Tolerancia y respeto, 170 sketches cortos, elaborados con voces denios que tocaban asuntos sencillos, como el tema de la basura, o ms serios como el de laviolencia domstica.

  • de Cuenca), en el curso que dictara denominado Tcnicas de InvestigacinHistrica, escogieron varios bienes inmuebles pblicos con el fin de valo-rar el qu y cmo se contaba su historia, quin la consuma y eventualmen-te si la misma lograba el cometido de crear, en el usuario, una nocin ini-cial del espacio fsico y social del mismo. Adems, se tom en cuenta si eldiscurso era divertido, atractivo y dejaba de reproducir los mismos patronesde poder de una sociedad en esencia desigual.31

    Los resultados fueron desalentadores, salvo en tres monumentos: losrestos arqueolgicos caari-inca de Pumpapungo (Banco Central del Ecua-dor), y Todos Santos (Municipalidad de Cuenca), abiertos al pblico desde1981; el convento de las concepcionistas a travs de su Museo abierto en1986 (Fundacin del Museo de las Conceptas); y la Catedral Vieja construi-da y remodelada desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta la primeradel siglo XX, recientemente reabierta tras una larga y compleja restauracin,como espacio de conciertos (Curia/Municipalidad de Cuenca y Agencia Es-paola de Cooperacin Internacional), en ningn lugar se hace referenciani se intenta siquiera contar la historia del monumento y peor an hacermencin a la rica historia de la ciudad de Cuenca y su regin cruzada co-mo dijimos por un legado prehispnico con la llegada de cazadores reco-lectores hace aproximadamente 10.000 aos y que se prolonga hasta el si-glo XV con las culturas caari (an por investigar a fondo) e inca; una eta-pa colonial modesta cuya economa se bas en buena parte en el comercioy en su estratgica posicin en la carrera de Lima, entre Quito y Lima, y ha-cia el puerto de Guayaquil, adems de haber sido un espacio minero de se-gundo orden.

    Tampoco se destaca un momento republicano, en cuyas ltimas dcadasdel siglo XIX somos testigos del florecimiento de una economa organizada

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    31. Por medio de la presente lista de autores y trabajos, la autora desea agradecer la con-tribucin de estos estudiantes en los procesos de indagacin y exposicin de las memorias his-tricas de los monumentos. Informacin que ha sido utilizada parcialmente en este ensayo. Es-tas monografas reposan en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y son: Carlos Cabrera Es-quivel, Claudia Cadmilema Prez y Pedro Moscoso Garca, Propuesta tentativa para restablecerla memoria histrica del Santuario de la Virgen del Roco en Biblin; Arq. Remigio PalomequeCantos y Arq. Rafael Arzaga Cordero, Casona Pedro Carbo Universidad de Guayaquil; Arq.Edmundo Iturralde, Casa de Las Palomas, Cuenca; Jenny Albuja y Ana Lucia Verdugo, TodosSantos: su memoria histrica, Cuenca; Xavier Estvez Abad y Wilson Pacurucu Urdiales, La Ca-sa de las Posadas, Cuenca; Arq. Xavier Aguirre y Arq. Mnica Beltrn, Monasterio de la Inma-culada Concepcin de Cuenca; Marco Vinicio Velecela Serrano y Mnica Pesantez Rivera, LaPicota y la Plaza, Cuenca; Arq. Fabin Orellana Serrano, La Curia Arquidiocesana de Cuenca;Arq. Esteban Orellana Alvear y Arq. Bolvar Torres, La Plazoleta del Vado, Cuenca; FernandoDelgado y Jos Criollo, La Catedral Vieja de Cuenca; Mara Cecilia Achig y Mnica Lpez Avi-ls, La Catedral Vieja de Cuenca; Arq. Nancy Quesada y Arq. Tania Pelez, Casa Episcopalde Cuenca, y Arq. Diana Piedra, Arq. Cesar Piedra, Complejo arquitectnico Susudel, Azuay.

  • alrededor del circuito mundial de la economa, debido sobre todo a la ex-portacin de los mal llamados panama hats o sombreros de paja toquilla yla cascarilla o quinina, planta curativa de altas fiebres tercianas. Son aos enlos cuales la lite de la ciudad modifica sustancialmente la arquitectura, a ve-ces remozando las viejas fachadas coloniales por unas neoclsicas o neoba-rrocas, elegantes, llenas de color y decoracin de estuco, en otras, tumban-do antiguas casas o templos coloniales para instalar grandes iglesias neog-ticas como San Alfonso o el Santo Cenculo. Este ltimo fenmeno tiene lu-gar entre 1860 y 1940 y cambia, literalmente, la percepcin y manejo de laciudad.

    La urbe entra en la modernidad a medias y a tientas por los aos de1970, una ciudad vinculada ntimamente a la poesa mariana y a un perio-dismo intensamente dinmico y de grandes logros desde las facciones con-servadoras y liberales, da paso a una incipiente industria del caucho y de lacermica. Sin embargo, hay muchos aspectos adicionales de una ciudad queguarda sus personajes y sus fiestas tradicionales, la chola cuencana, los ar-tesanos y sus barrios toquilleros, ceramistas, ebanistas o herreros, las fiestasdel Corpus Cristi y las navideas del Pase del Nio, sus dulces dulcsimos; yabre nuevas ventanas al deporte, al arte contemporneo a travs de sus Bie-nales Internacionales de Pintura, a la nueva medicina y los grandes centrosmdicos, a regionalizar sus varias universidades.

    S, precisamente eso, una ciudad que guarda, pero no comunica sinooralmente al seno de una que otra familia, que vive pero que no conoce loque vive, que no se piensa visible al otro. En este contexto, la recuperacinhistrica y la comunicacin de la misma a travs de sus monumentos y ba-rrios parece no ser an prioritario. Entonces, se van perdiendo las formas dehacer la tradicional sopa de maz el mote pillo y se han olvidado las leyen-das, la del Espadachn Zabala, por citar tan solo una, o el nombre antiguode las calles y las plazas, las locuras de la bohemia en las ocultas cantinas.En fin, debido a ello, el ltimo libro de varios autores que se publica hacedos aos sobre esta ciudad y su regin Cuenca. Santa Ana de las Aguas,32

    es de un valor extraordinario porque hace conocer de forma seria pero muyasequible y amena, las diversas dimensiones de la urbe. Los textos y las evo-cadoras fotografas tanto antiguas como actuales, pueden servir como apo-yo en proyectos para la difusin de la historia regional. Hace pocos mesesse lanz una obra del francs Jacques Poloni-Simard, traducida al castellano:El mosaico indgena. Movilidad, estratificacin social y mestizaje en el corre-gimiento de Cuenca (Ecuador) del siglo XVI al XVIII, obra que aporta con

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    32. Ernesto Salazar, Diego Jaramillo, Juan Martnez, Ana Abad y Felipe Aguilar, Cuenca.Santa Ana de las Aguas, Quito, Librimundi/Enrique Grosse-Luemern, 2004.

  • una novsima informacin sobre el perodo y que resulta texto de consultamuy relevante para el conocimiento sobre la historia social y econmica, enapoyo a lo poco que queda en pie del patrimonio edificado de estos mo-mentos.33

    Las historias contadas a travs de folletos de retricos y obsoletos textosy fotos (mal ubicadas), o placas conmemorativas en honor de algn pro-hombre de la ciudad, son las formas ms usuales de trasladar el conoci-miento sobre estos bienes. Ni atractivas, ni divertidas, el usuario pasa por sulado sin siquiera percatarse de ellas. Se repiten los estereotipos: una iglesiabienaventurada y salvadora de almas, los hombres blanco-mestizos comonicos individuos que aportan en la construccin de la sociedad cuencana,el silenciamiento expreso de las poblaciones minoritarias tales como los in-dgenas, los negros esclavos o las mujeres comerciantes, el peso de impor-tancia otorgado a las pocas incaica o colonial, entre otros. Tambin se ob-serv que ninguna de las entidades estudiadas tena como propsito de cor-to o mediano plazo buscar formas ms modernas de difundir la historia atravs de medios digitales creando una pgina web, un CD informativo e in-teractivo, o un kiosco de informacin mltiple.

    Si la recuperacin y difusin del patrimonio histrico a travs de sus bie-nes muebles e inmuebles es an un proyecto en ciernes, el reconocimientoy develamiento de una Cuenca ms all de sus fronteras, parece una verda-dera utopa. Me explico: si pensamos en que un alto porcentaje de pobla-dores de las dos provincias serranas del sur del pas han emigrado a ciuda-des como Nueva York, Madrid, Murcia, Miln o Gnova, la transformacincultural desde y hacia los lugares de imigracin y emigracin debera sercontada. Los ocultamientos debilitan las identidades y causan el doble casti-go al migrante pobre que se siente excluido dentro y fuera. Es decir, parahacer una historia incluyente deben considerarse el sinnmero de littleCuencas que en la actualidad existen en varias ciudades y pueblos estadou-nidenses y europeos, as como el impacto en el comportamiento social dequienes se quedan en la ciudad o su entorno recibiendo las remesas y crean-do nuevos lenguajes arquitectnicos, por citar un rea donde se visibiliza demanera real este fenmeno.

    Me haba puesto al otro lado de la valla de la historia, ya no para desen-traarla y contarla sino, y sobre todo, para vivirla, consumirla, y constat unavez ms que el aprehenderla era un ejercicio aburrido de paciencia: comodije, lectura de placas conmemorativas (Casa Episcopal o Curia de Cuenca,

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    33. Jacques Poloni-Simard, El mosaico indgena. Movilidad, estratificacin social y mesti-zaje en el corregimiento de Cuenca (Ecuador) del siglo XVI al XVIII, traduccin de Edgardo Ri-vera Martnez, Quito, Abya-Yala/Instituto Francs de Estudios Andinos (IFEA), 2006.

  • por citar un ejemplo), uno que otro panel explicativo mal elaborado, un ple-gable de letra pequea escondido tras algn mostrador o simplemente c-dulas que no me decan ms que fechas, eventos, que no apelaban ni anuestros intereses, ni a nuestra curiosidad. Quiz ms grave an fue consta-tar que definitivamente no exista, ni haba existido en los ltimos 30 aos,ninguna entidad que se pusiese como tarea la investigacin, publicacin ydifusin sistemticas de la historia de Cuenca y su regin a travs de sus bie-nes patrimoniales y mucho de lo que se sigue publicando corresponde a ci-tas extensas de trabajos elaborados con anterioridad. Es un crculo vicioso,no se demanda, no se produce, no se educa y forma buenos historiadoresdel patrimonio.

    Se han dado situaciones inslitas de las cuales destaco a modo de ejem-plo tres. El INPC tiene su sede en la Casa de las Palomas en el centro hist-rico, residencia construida a principios del siglo XX y un hito por estar nte-gramente decorada por bellsima pintura popular cuencana, amn de espa-cios que combinan la tradicional arquitectura colonial y las nuevas modas eu-ropeas a fines del XIX. Sin embargo, a pesar de haber sido restaurada par-cialmente y de que su ingreso sea pblico, nada se dice sobre la misma. Igualcosa sucede con el antiguo edificio del Banco del Azuay de mrmol rosadoy ejemplo del ms interesante neoclasicismo de la ciudad, actualmente ocu-pado por las oficinas del alcalde de la ciudad, entre ellas el departamento deeducacin y cultura, y tampoco se cuenta su historia. La Universidad deCuenca adquiri hace poco tiempo una emblemtica casa en la zona de ElBarranco, la denominada Casa de los Arcos, destinando un monto para surestauracin para convertirla en sede de posgrados y programas internacio-nales y an no se proyecta una buena investigacin histrica que pueda serdifundida entre sus ocupantes mediante la circulacin hablada, escrita, tele-visada o digitalizada con el fin de que, a travs de la misma, se brinde al vi-sitante una visin panormica sobre los sucesos alrededor del ro principal dela ciudad y todo este barrio que caracteriza la zona baja del centro histricoEl Barranco, las emblemticas lavanderas del ro que an acuden con sushijos y grandes cargamentos de ropa, la misma historia de la gran casona, lasinnumerables historias del ro Julin Matadero o Tomebamba.

    CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS

    Es emergente la tarea de definir una poltica sostenida de investigaciny difusin de la historia del patrimonio edilicio cuencano y de la regin. Unacampaa que puede denominarse Contar Cuenca. Para ello cabe insistir enque se fortalezcan desde su municipalidad y el consejo provincial los depar-

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  • tamentos pertinentes y que se destinen los fondos necesarios para hacer rea-lidad este cometido. Es imprescindible que en convenio y coordinacin conlas universidades y centros de investigacin privados se coordinen dichas ac-ciones con resultados serios y a mediano plazo. Se trata de integrar a la re-cuperacin material de un edificio la memoria histrico-simblica del mismoy devolver a la comunidad la posibilidad de conocerse y fortalecer las ml-tiples identidades de la misma. Para ello propongo que se considere lo si-guiente:

    La participacin activa y reconocimiento de los ms diversos actoressociales en donde se recojan y den voz a las clases, las etnias, queconforman el abanico multicultural de estas sociedades. La historiaen buena parte y ms an lo difundido hasta el momento, ha consi-derado ms bien a la clase pudiente masculina, blanco-mestiza, co-mo modeladora de la historia regional.

    El develar y revelar el comportamiento de las mujeres, no solo en elmbito de lo privado y en grupos annimos, sino en sus funcionespblicas. En la regin se destaca por citar un solo ejemplo el pa-pel de las comunidades de religiosas que durante la colonia literal-mente intervinieron en los ms destacados aspectos financieros, alser las entidades o individuos prestamistas ms importantes.

    Reconstituir los mitos fundacionales ampliando los espectros de laparticipacin poltica de los diversos sectores sociales, intentandodejar atrs la linealidad y univocidad de unas historias formuladasdesde los tradicionales sectores del poder. Buena parte de la histo-ria cuencana ha estado muy ligada con el poder de los sectores ecle-siales, sera interesante indagar de mejor manera en el sinnmero deorganizaciones gremiales progresistas que aparecieron a fines del si-glo XIX y jugaron un importante papel en la transformacin del in-consciente colectivo de la regin. La arquitectura es un medio id-neo para ello, pues muchas de las edificaciones fueron realizadasprecisamente para estas nuevas organizaciones.

    Integrar la construccin del hbitat arquitectnico con el paisajedonde se asienta, es decir, relevar las nuevas constituciones y usosde un paisaje incorporado sin crear la dicotoma campo-ciudad, den-tro-fuera. Las actuales casas-quinta, actualmente integradas al per-metro urbano Chaguarchimbana o Bolvar, pueden ser un buenespacio para ello.

    Inventar nuevas redes discursivas no retricas-estticas en donde setiende a crear grandes silencios en torno a lo que la sociedad de po-der juzga o juzg marginal, con el fin de promover una comunica-cin ms democrtica con la poblacin. Es importante incluir el te-

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  • ma de la migracin por citar uno de los temas y grupos silenciadoso marginados de la historia- en los discursos histrico-culturalesconstruidos alrededor del patrimonio.

    El centro somos los seres humanos que ocupamos estos espaciospatrimoniales. Retomar el valor de un monumento no como un ob-jeto o ente patrimonial sino como la cultura material de una socie-dad que sigue haciendo historia. No sirven las fachadas retocadas ylas placas congeladas en el tiempo. No se trata de promover la lec-tura o vista de fechas y nombres, sino de acciones positivas que losazuayos han realizado en torno a su propio devenir y a travs desus mltiples acciones y sentires: deportivas, religiosas, productivas,creativas.

    Si los individuos somos el centro de nuestro patrimonio y estos que-ramos o no, seamos o no globalizadores, nos debemos a una condi-cin ligada al terruo, la recuperacin de esta memoria debe enfati-zar las peculiaridades que hacen que contar el cuento-historia seatrasladado, receptado y reconocido por los usuarios, ms an si setrata de sociedades que al presente requieren con urgencia del for-talecimiento de sus identidades. Dejar de lado las generalidades yambigedades, enfatizando un imaginario que se origina en la vidacotidiana y se construye a partir de esta. Valorizar la construccin entierra, la tecnologa sismo-resistente, los descubrimientos tcnicos yestticos de la cermica regional, los sabores del maz o el baile deTucumn o cintas.

    Estos aspectos y otros deben ser considerados como una prioridad ins-titucional, no como chispazos espordicos de algn funcionario culto, cosamuy comn en nuestro medio, caso contrario, nuestro patrimonio servirsimple y llanamente como un atractivo visual maquillado para el turista-tran-sente y no como la mejor y ms efectiva forma de luchar contra la globa-lizacin unificadora y el silenciamiento de sociedades ricas de tradicin ypotencialidades.

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