Modelado y TDAH. La importancia de la implicación familiar.

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La importancia de la implicación familiar.

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La importancia de la implicación familiar.

Desde que nacen los niños aprenden del ambiente que los rodea. Pero los niños no sólo aprenden a cómo actuar de sus padres, sino que las personas cercanas al niño participan de este proceso de aprendizaje (hermanos, abuelos, profesores, compañeros del colegio) es a ellos a quienes los niños observan y también son ellos los que muestran al niño diferentes formas de comportarse.

Los niños imitan o copian a sus padres mediante la observación directa diaria: la forma que hablan, los gestos y la forma en la que se relacionan con otras personas y afrontan las situaciones. Esta fase de aprendizaje crítico, conocido como Modelado o aprendizaje por observación como describe Bandura (1983) ocurre constantemente y juega un papel importante en el comportamiento de los niños.

En el caso de los niños con Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) este aprendizaje se da de forma más acusada, al actuar de forma impulsiva y en usencia de reflexibilidad.

Los padres son el ejemplo continuo de la conducta del niño y como tal, deben reflejar en todo momento con su comportamiento el ejemplo que quieren que su hijo adopte. Si tenemos un hijo con hiperactividad e impulsividad, debemos procurar a la hora de actuar, tomar conciencia de que debemos actuar de forma reflexiva, prever las consecuencias atendiendo a los posibles efectos de nuestros actos y empleando y enseñando estrategias de autocontrol (respiración, pausa, valorar el riesgo, etc.)

Muchos padres ven a sus hijos como pequeñas versiones de sí mismos y en cierta forma esto es cierto. En ocasiones los padres se sienten orgullosos cuando ven que sus mejores cualidades se reflejan en el proceder de sus hijos, pero por otro lado les cuesta mucho aceptar que los niños también copian de ellos conductas no tan agradables, ya que los padres a veces no se dan cuenta de que están actuando de forma contraproducente a la enseñanza y educación de sus hijos. Cuando tenemos un hijo/a con TDAH debemos siempre atender a nuestra conducta y actitud, manteniendo siempre una conducta de autoevaluación de nuestro comportamiento y formas de relacionarnos con los demás acorde con lo que deseamos que nuestros hijos desarrollen.

Los padres suelen ser modelos a los que el niño/a imita y admira, por lo que es recomendable dar una imagen adecuada. Los niños aprenden más sobre lo que observan en nuestros propios actos que sobre aquellas cosas que les decimos deben hacer. En este sentido, la coherencia es un pilar esencial en la educación de los hijos, y especialmente en los niños/as con TDAH.

El modelar un buen ejemplo para los niños no se va a reflejar en un cambio inmediato en su comportamiento. Para que el niño adopte el modelo al que se le expone necesita observar, asimilar y luego aplicar la conducta que ve y esto es un proceso que lleva tiempo. Esta es la razón por la cual, paciencia y constancia son herramientas esenciales para los padres que quieren ayudar a sus hijos a modificar su comportamiento. Un niño que crece en un entorno con consistencia en sus rutinas, en las reglas que se usan en la familia, y en la forma en que se le habla, desarrolla seguridad y confianza en sí mismo y en los demás.

Los niños que crecen en un entorno con consistencia en la forma que son tratados, son más relajados y se sienten cómodos con el ritmo cotidiano para comer, dormir y jugar. Teniendo esto en cuenta, la consistencia en la rutina es una importante herramienta para los padres que quieren modificar un específico comportamiento de sus hijos.

Apreciar la importancia del trabajo y el establecimiento de metas son algunos de los valores, que sin proponérselo, pueden inculcar en sus hijos a través de su propia actitud ante la vida, sin necesidad de darle una conferencia de la importancia del trabajo en la vida de una persona. Aquí es donde los niños adquieren valores como la valentía, la integridad, la autenticidad, pero también, actitudes como la condescendencia, arrogancia, la soberbia.

Una forma sencilla de modelar el comportamiento social de los niños con TDAH es cuando los padres enseñan a sus hijos a saludar a los demás y los integran en su círculo social.

A menudo, cuando visitamos a amigos o familiares, sin importar la edad, los niños son sometidos a un curso acelerado en la etiqueta de saludo, en el momento antes de tocar el timbre, de presentarse, hablar en público, etc. Por otra parte cuando llega el momento de despedirse, muchas veces son físicamente obligados a abrazar alguien o que uno de los adultos levante el brazo del niño haciéndoles hacer el gesto de adiós. A pesar de todo esto nada garantiza que el niño va a recordar estos rituales y mucho menos que colabore en cumplirlos la siguiente vez que esté en esa situación.

Por otro lado, un niño que siempre ve a sus padres saludar a amigos, extraños y compañeros de trabajo recibe el mensaje que saludar es parte de la vida entre seres humanos y si a eso se suma una explicación paciente de la importancia del saludo, el niño adoptará el saludo como parte de interacción con otras personas. Obviamente estos comportamientos no son asimilados de un día para otro, los niños buscan patrones y consistencia incluso en las interacciones de los padres para encontrar el modelo de comportamiento y el entrenamiento y enseñanza de las habilidades sociales y las habilidades de comunicación es un proceso de aprendizaje paulatino, que requiere de explicaciones, ejemplos y observación directa de actuaciones reales.

Cuando nuestro hijo está especialmente activo es conveniente intentar mantener un aire calmado ante sus ojos y utilizar un tono de voz adecuado (pausado, sereno y sin crispación cuando le pedimos que cumpla alguna norma). Esta actitud favorece la imitación y no excluye el ser firme ante la petición de una conducta adecuada (López Villalobos y cols., 2008).

Del mismo modo, las sutilezas en algunas de las interacciones también pueden influir al niño/a. Los niños perciben matices en el comportamiento de sus padres, como ironías, expresiones faciales de enfado, frustración, rechazo, o formas de interacción agresivas y/o pasivas hacia los demás mediante el tono de voz, el lenguaje empleado, etc.

En el caso de los niños con TDAH donde tienen más dificultades estas formas sutiles de comportamiento social y comunicación como la interpretación de actos de habla indirectos y frases hechas, metáforas, dobles sentidos, ironía, etc., (Crespo et al., 2007) estas formas de comunicación pueden dar lugar a malentendidos y falta de comprensión de las escenas llevando al niño al equívoco y el aprendizaje erróneo.

Los padres a menudo consideran que para ser un buen modelo, tienen que convertirse en una persona completamente diferente cuando el niño está presente. Sin embargo, es imposible ser dos personas completamente diferentes.

Desde edad temprana los niños pueden percibir esta dualidad. Algunos estudios han encontrado que los niños empiezan a comunicarse mediante la lectura de las expresiones faciales y pueden notar la diferencia entre una sonrisa sincera y una que esconde el dolor. Por esta razón, es importante que los padres sean auténticos en sus interacciones con los hijos, y especialmente si tienen Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

En un esfuerzo por proteger a sus hijos de malestar o tristeza, hay padres que prefieren mantener las conversaciones adultas lejos de los oídos del niño y en privado. Lógicamente que es saludable para a un niño no presenciar cierto tipo de conversaciones que no pueda entender o no sea adecuado para su edad, pero cuando se produce una discusión en el hogar a pesar de no producirse delante del hijo/a, es inevitable que luego el ambiente esté más tenso y el niño ante ese clima de tensión. Además considerando la frustración de los padres de no poder esconder sus sentimientos reales, modelan ante el niño una conducta dual y falsa. Todo esto puede conducir a que el niño desarrolle un mecanismo de autodefensa ante situaciones serias. En estos casos, si no se le da una explicación al hijo el niño puede no entender que está ocurriendo y puede hacer interpretaciones erróneas, lo mejor es decirle al niño que hay una situación especial y explicarle en forma breve y simple, y considerando la edad del niño, que a veces hay situaciones complicadas y no agradables, pero que los adultos van a tratar de solucionar el problema y asegurarle al niño que él va a estar bien.

Las discusiones son parte del funcionamiento normal de una familia, pero los padres deben hacer un esfuerzo por intentar solucionar las discrepancias empleando herramientas como la asertividad y la empatía.

Dando lugar a espacios de discusión o diferencia de ideas, donde cada miembro tenga en consideración al otro, hable desde sus propios sentimientos teniendo en cuanta los sentimiento de la otra persona, intenten acercar postura desde la reflexión, eviten la acusación y la culpabilización, planteen los asuntos con perspectivas y controlen las formas y las expresiones verbales y físicas, enseñarán a sus hijos a que existen formas positivas de resolver conflictos interpersonales con los compañeros, los amigos, los familiares, etc.

A veces los niños son testigos de situaciones muy intensas, de peligro o una tragedia. Especialmente en estos casos, es importante hacer frente a lo que está sucediendo y tranquilizar a los niños asegurándoles que todo está bajo control y que finalmente todo pasará. Este tipo de conducta le está enseñando al niño cómo mantener el control durante situaciones difíciles, evitando actuar de forma impulsiva y reflexionar sobre la difícil situación difícil.

A menudo, los niños con TDAH experimentan las emociones de forma más intensa, debido a que presentan dificultades en la autorregulación emocional (Albert et al., 2008), por lo que responden con ira o enfado intenso, ante una situación de perdida, frustración o de conflicto, desilusión o desánimo cuando no alcanzan sus objetivos o cometen un error, o incluso la felicidad extrema cuando se avecina un acontecimiento que les interesa Estas vivencias de emociones extremas provocan respuestas impulsivas y precipitadas y situación de riesgo o problemáticas.

Los niños también prestan atención cómo sus padres actúan cuando están frustrados, enojados o abrumados por la emoción. En resumen, un padre que golpea una puerta con ira inevitablemente tendrá en algún momento también un par de manos pequeñas golpeando una puerta. Por esta razón, es importante reconocer la existencia de situaciones que despiertan emociones negativas cuando es el momento apropiado, en lugar de tratar de esconderlas y plantear la situación de que existe una situación conflictiva o tensa y es el momento de resolverla de forma asertiva.

Considerando la influencia del comportamiento de los padres en los niños, es importante que las personas que pasan tiempo con ellos, cuando los padres no están, tengan los valores y normas de conductas que los padres quieren que sus hijos tengan como ejemplo. Esta quizás es una de las condiciones más importantes para los padres cuando van a contratar a un profesional para hacerse cargo del niño en su ausencia. No sólo debe ser un profesional de confianza, además debe exhibir hábitos y valores que están en consonancia con los de la familia, lo cual es de suma importancia. Debemos instruir a las personas con las que dejamos a cargo a nuestros hijos con TDAH, en cómo es el Sistema de Normas y Límites de nuestra casa, cuáles son las conductas que consideramos aceptables y cuáles no, qué organización del espacio y tiempo existe en el hogar y que expectativas deben tener de cara al funcionamiento del mismo, con el fin de no romper con la dinámica de educación y modelado frente a los niños.

Hay que tener en cuenta que un niño nunca deja de buscar a sus padres para obtener ejemplos sobre cómo modelar su propio comportamiento. Esto puede hacer a reflexionar a los padres sobre cómo un observador externo podría percibir su interacción con otras personas.

Actuar armónica y coordinadamente en la educación de su hijo evitando contradicciones entre ellos, así como desacreditarse o culpabilizarse mutuamente.

Actuar con responsabilidad y apoyarse, recordando que la educación de un hijo/a con TDAH es una tarea compartida y en ocasiones suficientemente complicada como para estar continuamente valorando quién es el responsable de su educación o las cosas que hace mal el otro miembro de la pareja.

Hacer que las cosas sean predecibles y establecer momentos y lugares, con horarios determinados donde el niño/a pueda moverse más libremente, e incluso ruidosamente.

Resolver los desacuerdos que atañen a aspectos relacionados con el hijo/a de forma privada

Resolver los pequeños desacuerdos de forma abierta en familia de manera asertiva y con una comunicación positiva enseñando y sirviendo de ejemplo positivo a su hijo a resolver los problemas de forma óptima y respetuosa.

Albert, J., López-Martína, S., Fernández-Jaénb, A. y Carretié, L. (2008). Alteraciones emocionales en el trastorno por déficit de atención/hiperactividad: datos existentes y cuestiones abiertas. Revista de Neurología, 47(1), 39-45.

Bandura A. (1983). Principios de modificación de conducta. Salamanca: Ediciones Sígueme.

Crespo, N, Manghi, D., García, C. y Cáceres, P. 82007). Déficit de atención y comprensión de significados no literales: interpretación de actos de habla indirectos y frases hechas. Revista de Neurología; 44(2), 75-80.

López Villalobos J.A, y cols. (2008). Trastorno por déficit de atención con hiperactividad: orientaciones psicoeducativas para los padres. Revista Pediatría de Atención Primaria, 10(39).

http://extension.missouri.edu/explorepdf/hesguide/humanrel/gh6115.pdf

http://www.marshfieldnewsherald.com/article/20120706/MNH04/207060367/Column-Caregivers-aid-early-childhood-brain-development

Evitar verbalizar delante del resto de los miembros sentimientos de fracaso, culpa o victimización ante las situaciones desafortunadas. Plantear alternativas ante situaciones difíciles o problemas con expectativas realistas y optimistas.

Repartir las tareas de casa entre todos los miembros (incluidos los hijos) de forma equitativa y coordinada, dando a cada uno de ellos tareas que puedan realizar, ayudando a construir de manera conjunta en la organización del hogar.

Disculparse públicamente ante la pareja, los hijos, familiares cuando no se ha hecho lo debido dando ejemplo de cómo se actúa cuando uno comete un fallo ante los demás.

Asumir públicamente los errores, afrontar las consecuencias y resolver la situación de forma óptima enseñando al hijo/a cómo proceder de manera correcta en estos casos.

Escuchar a todas las partes antes de tomar decisiones y dejando espacio para el entendimiento y la comprensión de las situaciones personales antes de actuar y de tomar medidas.

Estructurar la planificación ambiental, anticipándose a situaciones de riesgo para el mal comportamiento, y planteando alternativas de comportamiento positivo.